Las bienaventuranzas Un mensaje a revolucionar la cultura Objetivo: Concientizar al participante sobre las distintas actitudes cristianas que debemos presentar frente a las realidades sociales desde la experiencia de Cristo y reconocer este mensaje como la buena nueva a los pobres. El mensaje de las Bienaventuranzas Es el espíritu de todo el Evangelio Las Bienaventuranzas expresan sencillamente la experiencia de Jesús. Las Bienaventuranzas son una experiencia vivida y de búsqueda de toda persona: el ser feliz, la plenitud, la realización personal. Cada Bienaventuranza viene a tocar un problema que afecta a toda persona y nadie puede evadirse de él. El mensaje de las Bienaventuranzas Las Bienaventuranzas nos descubren el rostro de Dios mostrado por Jesús. Es el Dios pobre porque está dispuesto a vaciarse de sí mismo para llenar a los que ama. Es el Dios manso porque su omnipotencia la traduce en servicio a la realización de las personas. Es el Dios infinitamente libre, de ahí que pueda liberar. Siendo el Justo suscita hambre y sed de justicia en el corazón de muchos. Es el Dios misericordioso, que compadecido por el dolor del corazón, crea y recrea ofreciendo nuevas oportunidades. Es el Dios de la oportunidad y de la gracia. Dichosos los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los cielos (Mt. 5,3) Problema: Relación con los bienes, con la riqueza. Tentación: La codicia ¿CÓMO VIVIÓ JESÚS LA POBREZA?: Lc. 2,1-7 Nacimiento de Jesús -Condición “vergonzosa” (“Acaso puede salir algo bueno de Nazaret”) -Jesús no optó por los pobres, sino que fue pobre. -Optó por el ser humano, por todo ser humano. -Pero lo hizo desde los pobres, siendo uno de ellos. Porque no se puede optar por el ser humano desde arriba. (Desde abajo) Dichosos los mansos porque heredaran la tierra (Mt. 5,4) Problema: El poder. Tentación: La venganza, violencia y agresividad. Esta Bienaventuranza viene sencillamente a “sujetarnos”, a que no eliminemos al otro con nuestro poder convertido en pura agresividad. Y hay muchas maneras de eliminar, recluir, desprestigiar al otro. ¿CÓMO VIVIÓ JESÚS LA MANSEDUMBRE?: Mt. 11,29 “Tomen mi yugo que es suave y llevadero y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón” Aquí la mansedumbre la plantea como un seguimiento, una manera de vivir. Tranquilo y pasivo Jn. 2,14-16 expulsión de mercaderes del templo No ataca, defiende. No se puede pactar con la mentira, la injusticia o el cinismo. La inhibición no tiene nada que ver con la mansedumbre. Mc. 3,1-5 cura en sábado La clave está en la opción por la recuperación. La verdad Es algo que libremente se acoge y se acepta. La falta de verdad no puede ser un pretexto para eliminar, para descalificar, sino que es un reto a recuperar. Jn. 18,3-9 prendimiento de Jesús en el huerto Es una expresión de renuncia a sus propios derechos humanos, para salvar los derechos humanos de sus discípulos. Dichosos los que lloran porque serán consolados. (Mt. 5,5) Problema: El dolor. Tentación: No afrontar, huir. El problema estrella de la humanidad es el dolor. Los medios de comunicación no nos ahorran tragedia alguna (amarillismo). Sin embargo, paradójicamente, quizá nunca se ha querido maquillar tanto el que tenemos cerca, ni hemos estado tan inmunizados al lejano. ¿CÓMO VIVIÓ JESÚS EL DOLOR?: Ambigüedad. El dolor es algo tremendo, pero no siempre provoca los mismos efectos en el ser humano. Unos los superan y otros se hunden. Unos se encierran en sí mismos y otros acogen las penas de los otros. Job “Yo te conocía sólo de oídas, mas ahora te han visto mis ojos” (Job 42, 5). En efecto, Job se topa con el Dios vivo y “lo ve” cuando pierde pie, cuando no tiene las cosas claras, “colocaditas” y “peinaditas”, sino que todo está descolocado, cuando no hay posibilidad de proyecciones ni seguridades, en medio del desconcierto. Dios es sorpresa y salvación, cuando el ser humano ha tocado fondo. Jn.11, 32-35 muerte de Lázaro. Jesús reacciona como nosotros, como uno de tantos Mt.26,36ss Oración del huerto Es la vivencia de una crisis profunda, todo se viene abajo y empezó a sentir tristeza y angustia. El paralelismo con Job es total. Primero no rompe con el Padre, al que llama “mío”. Jesús en el huerto no entiende su situación, pero no le reniega a su Padre, no desea huir y salir corriendo, sino que lo afronta. Nos topamos con Dios en la debilidad y la perplejidad (pero ahora te han visto mis ojos). Ejemplo de María en la cruz. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia porque serán saciados. (Mt. 5,6) Problema: El deseo. Tentación: Creer que el ser humano es solo un ser de necesidades. El tema o problema que toca esta bienaventuranza parece obvio, el hambre y la sed, con tantos millones de personas que padecen hambre en el mundo no tendría sentido describirla. El tema que aborda es más amplio: es el problema de los deseos humanos. Somos un “manojo de deseos”, nos guste o no, y siempre lo seremos. Razón antropológica según Freud Afirma que el primer y único deseo que tuvimos al nacer fue hambre – sed, desde ese momento nos programamos para saciar nuestro instinto del deseo. De ahí va a surgir todo el dinamismo del ser humano. ¿CÓMO VIVIÓ JESÚS EL DESEO?: Mt 4,1-4 tentaciones en el desierto No dice que el hombre no viva de pan, sino ‘no sólo de pan...’ la tentación que el diablo le insinúa es hacerle creer que solo de pan vive el hombre. Es lo que no ofrece nuestra sociedad de consumo nos vende la idea de que necesitamos algo y cuando lo compramos surge otro deseo, y nos volvemos insatisfechos. No solo de consumo vive el hombre. Jesús pasó hambre porque era, como nosotros, un ser de necesidades y, sobre todo, no soportó el hambre ajena (multiplicación de los panes), y más aún se nos va a juzgar desde esta necesidad irrenunciable “Tuve hambre y sed y diste de comer y de beber”. Tener hambre es una necesidad material, que mi hermano tenga hambre es una necesidad espiritual, se me va a juzgar desde el hambre de mi hermano. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. (Mt. 5,7) Problema: La propia imagen. Tentación: No mostrar mi debilidad, evitar escándalo por sospechas de sociedad. Desde dónde sirvió Jesús y desde dónde servimos nosotros. La palabra misericordia tiene connotaciones negativas en nuestra experiencia, no goza de mucha aceptación. Es decir, relaciona miseria y corazón, o dicho de otra forma, el que “tengan misericordia de mí” supone que tengo “miserias”. Aparece desde el principio en los judíos esta preocupación por el forastero que vive dentro del pueblo elegido, y la razón es que el propio Israel fue forastero en el país de Egipto. (Ex 23, 9) Es decir, puedo compadecerme, puedo tener misericordia, en la medida en que he experimentado la miseria, o dicho al revés, no puedo tener misericordia si no he experimentado la miseria. “Si no hubieras sido forastero no entenderías qué sentido lo que te pido”. Pues bien, el problema de ésta va a ser la propia imagen. En efecto, todos tenemos una imagen de nosotros mismos. ¿CÓMO VIVIÓ JESÚS LA PROPIA IMAGEN?: Fil. 2,6-11 himno Cristológico El despojarse de su condición: el despojarse es clave para poder plantearnos esta bienaventuranza en Jesús. Sólo desde este despojo hasta llegar a ser “uno de tantos”, “un hombre cualquiera” podemos plantearnos cómo vivió Jesús la miseria para poder ser misericordioso. ¿Experimentó Jesús la miseria humana? ¿Pudo “hacer suya” nuestra situación? Nosotros ‘optamos por los pobres’ y los ‘últimos’, pero desde lejos, a distancia’. Jesús anda y convive con ellos, sin preocuparse del ‘escándalo’ o mala fama que las ‘malas compañías’ le puedan dar. Actúa como un hombre libre, sin mascaras. Lc. 7,36-50 Mujer pecadora lava sus pies Claro que ÉL te recibe, aun en lugares inoportunos (casa de fariseo). Aquella mujer estaba segura que no la rechazaría. Jesús va por la vida siendo accesible a TODOS y en TODO momento. Jn. 8, 3-11 Mujer adultera Jesús no restriega el pecado (escribe en el suelo). Así posibilita la recuperación. Jesús posibilita el sentirse hermanos de aquella mujer, para que juntos se ayuden a recuperarse. No somos capaces de reconocer nuestras miserias frente a los demás. Frente a Dios lo que sea, pero no con los demás. Experimentar la misericordia de la que nos habla esta Bienaventuranza, será en la medida en que tengamos el valor de acceder a nuestra miseria real, y no de cuidar nuestra imagen. Dichosos los limpios de corazón que ellos verán a Dios. (Mt. 5,8) Problema: Nuestra identidad, coherencia y autenticidad. Tentación: Justificarse a sí mismo. Mi vida debe coincidir con todo lo que digo que soy y el justificarse refleja que no es verdad y solo busca tranquilizar la conciencia... Lc 18, 9-14 Parábola del Fariseo y el Publicano La verdad no necesita justificarse, es ella misma. Cuando tenemos que acudir a las “justificaciones” es porque necesitamos “autoengañarnos” para quedarnos tranquilos. La problemática de esta Bienaventuranza es la propia identidad. Habría que decirse que la autenticidad es siempre una tarea pendiente, no la satisfacción de un logro, o una constatación de creer que se ha llegado a ser lo que se pretende. La preocupación y la angustia surgen cuando lo que debía ser tarea permanente, lo convierto en la exigencia de un logro ¿CÓMO VIVIÓ JESÚS SU IDENTIDAD?: Mt 4, 5-7 segunda tentación del desierto (tirarse de lo más alto del templo) Jesús, nunca va a negar su identidad, pero va a cuidar cómo la interpretan los que le rodean. Su identidad no va a necesitar ni del prestigio, ni del poder, ni siquiera, del reconocimiento ajeno. La vivencia que tiene Jesús de su identidad, empezó por vaciarse de su divinidad, renunciar a todos los ayudas que le ofrecían y así poder ir ‘como un hombre cualquiera’, con un corazón humilde Dichosos los que trabajaban la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mt. 5,9) Problema: La paz está por hacer. Tentación: Imponer la paz y que me dejen en paz (tolerancia). Todas las Bvs apuntan a esta. La 7ª Bv viene a plantear la tarea por excelencia del ser humano: hacer la paz. Es importante caer en la cuenta que no dice los “pacíficos”, que sería lo mismo que “los que no se quieren meter en líos”, sino que es algo activo, que hay que hacer porque falta. ¿CÓMO VIVIÓ E HIZÓ JESÚS LA PAZ?: Jn. 14, 27: “La paz, les dejo mi paz, les doy; no se las doy como la da el mundo. No se inquiete su corazón no tengan miedo” Por lo pronto, la paz aparece como el gran don que Jesús nos deja. No la impone, es un Don. ¿Cómo la da el mundo? Imponiéndola. Es decir, parece que este concepto de paz del mundo es una paz de “co- existencia” (existir uno al lado del otro), llegar a poder estar uno junto a otro sin molestarnos, y no tanto por la valida razón de no molestar al otro, sino sencillamente para que ‘me deje en paz’. Lo que Jesús plantea en esta bienaventuranza es la tarea de posibilitar el encuentro desde el conflicto. Nos trae una paz de convivencia. No quiero estar rodeado de personas que me toleran, sino de personas que me preocupan y a las que les preocupo! Dichosos los perseguidos por la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos (Mt. 5,10) Problema: Postura ante la injusticia humana Tentación: Hacerme la víctima o el héroe, paralizarte por miedo. Jesús nunca buscó la persecución, o dicho de otra forma, Jesús nunca se sintió víctima. Y hay gente que le encanta ser víctima es una forma de sentir que está vivo. ¿CÓMO VIVIÓ JESÚS LA PERSECUCIÓN?: Mt 12, 14-15: “Pero los fariseos salieron y tomaron en consejo la resolución de perderlo. Sabiéndolo, Jesús se alejó de allí...”. Jesús al enterarse de la amenaza se quita sencillamente de en medio. El que le pega al “héroe” no hubiera tenido esta reacción. Pero tampoco aparece el “lloriqueo”, pues el Evangelio comenta en renglón siguiente: “Le siguieron muchos y los curó a todos. Y les mandó enérgicamente que no le dijeran a nadie...” Jesús es perseguido por violar la ley (milagros en sábado) y por blasfemia (llamar a Dios “Padre”). Es decir, Jesús pone al ser humano por encima del sábado, por encima de la Ley de Dios, y eso es blasfemo para los fariseos. Para Dios la persona humana está en el centro, no la Ley. Y el otro, el peligro aproximar demasiado Dios al hombre. Dios debe siempre quedarse en su lugar, en el cielo, y, a lo más en el templo, pero que no se mezcle en nuestras cosas de aquí abajo. Eso de decir que cuando yo hago algo a otro, a Dios se lo hago, es demasiado peligroso, ‘me quita la paz’... he aquí las dos causas por las que Jesús fue perseguido: por poner al ser humano como clave de toda ley, incluso la Ley divina, y por aproximar a Dios excesivamente a nuestra realidad. La última de todas las “persecuciones” que Jesús sufrió, la decisiva va a girar en torno a algo vergonzoso, que nadie se atreve a confesar: el miedo. Para obviar (evitar) el “peligro” permanente de los romanos, va a ser utilizado como “chivo expiatorio”: que pague uno, para que los demás salven el pellejo.