FACULTAD DE HUMANIDES DEPARTAMENTO DE LINGÜÍSTICA Y LITERATURA Trabajo de diploma Glosario etimológico de las plantas medicinales con uso antiasmático registradas en Cuba Diplomante: Yadira Rojas Fragela. Tutor: Dra. C. Susana de Jesús Carreras Gómez Consultante: M. Sc. Amed Pupo Rodríguez 2012-2013 «Dios creó las plantas, hierbas y flores y les proporcionó una clave, en su apariencia y morfología, para saber cuál era su virtud en cuanto a las curas de determinadas dolencias» Paracelso (c.1493-1541) AGRADECIMIENTOS A MI FAMILIA, por ser mi apoyo y sustento siempre, por hacerme lo que soy hoy y darme ánimos y fuerzas para llegar hasta donde estoy. A MI MADRE, por ser mi amiga, mi hermana, y sobre todo mi hogar. A LA PROFE SUSANA, por su dedicación y paciencia, y por estar cada vez que la necesité. A AMED, por su ayuda, su capacidad para no desfallecer y su apoyo incondicional. A MILAGROS, LOS ENIOS y LAS ABUELAS, mi segunda familia, por su preocupación y cariño. A MIS PROFES, por ayudarme a crecerme ante las adversidades de la vida y dar lo mejor de mí. A MIS AMIGAS DEL ALMA, por todos los momentos buenos y malos que pasamos juntas, por los consejos, por escucharme y darme ánimos, siempre formarán parte de mi vida. A ENiO, por no desistir en su empeño de convertirme en una mejor persona, por hacerme reír, ayudarme y estar dispuesto a compartir su vida conmigo. A ALAY (TUTE), por su ayuda, preocupación por mí y consejos muy valiosos. A TODOS los que de una manera u otra han estado ahí para brindarme su apoyo. Resumen La presente investigación persiguió como objetivo la descripción de las etimologías griegas y latinas presentes en la nomenclatura de las plantas medicinales que tienen efecto contra el asma. Ha tenido como demanda social la petición de un especialista del Centro de Estudios Jardín Botánico de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, que estudia el mencionado grupo de plantas desde una perspectiva biológica. El tema del trabajo forma parte de una línea de investigación del colectivo interdisciplinario de Lingüística y Letras Clásicas de la carrera de Letras, que en la última década ha venido trabajando en la caracterización del sistema lingüístico latino empleado en las Ciencias Biológicas. La investigación da continuidad a un segmento del tema general, que se ocupa de las etimologías griegas y latinas en diferentes grupos taxonómicos, con lo cual se enriquecen los resultados de investigaciones llevadas a cabo por profesionales de la Botánica. Asimismo, la interdisciplinariedad necesaria en este tipo de estudios arroja resultados más fiables e integrales y desarrolla hábitos colaborativos en los investigadores. Como aporte práctico se ofrece un glosario que analiza los términos y ofrece sus etimologías, acompañado de comentarios con observaciones morfológicas, léxico-semánticas y culturales acerca del origen y la formación de esos términos. Además, se brinda una imagen de cada una de las especies analizadas, con lo que el glosario se convierte en un interesante, aportador y atractivo medio de consulta para investigadores y estudiantes. ÍNDICE Introducción........................................................................................................................................ 1 Capítulo I: FUNDAMENTOS TEÓRICOS ................................................................................................ 6 1.1 Vigencia de las lenguas clásicas ................................................................................................ 6 1.1.1 Las lenguas clásicas en la Botánica .................................................................................... 8 1.2. El latín en la comunicación científica ..................................................................................... 10 1.3 Taxonomía, nomenclatura y descripción en la Botánica ........................................................ 12 1.3.1 Taxonomía Botánica......................................................................................................... 12 1.3.1 Nomenclatura y descripción en la Botánica..................................................................... 14 1.4 Elementos generales de la Lexicografía .................................................................................. 19 1.4.1 Lexicografía y Terminología ............................................................................................. 20 1.4.2 Principales herramientas lexicográficas........................................................................... 21 1.4.3 Importancia de los diccionarios especializados para las ciencias .................................... 23 1.5 Elementos generales de las plantas medicinales.................................................................... 24 1.5.1 Aspectos botánicos de las plantas medicinales ............................................................... 24 1.5.2 La flora medicinal de Cuba............................................................................................... 27 1.5.3 La medicina tradicional herbolaria en Cuba..................................................................... 27 1.6 Características fundamentales del asma ................................................................................ 29 1.6.1 Definición ......................................................................................................................... 29 Capítulo II: PROCEDIMIENTOS PARA LA ELABORACIÓN DEL GLOSARIO........................................... 31 2.1. Origen y pertinencia de la investigación ................................................................................ 31 2.2. Descripción del glosario y sus características ........................................................................ 33 2.3 ANÁLISIS DE LA MUESTRA Y RESULTADOS.............................................................................. 36 2.3.1 Categorías gramaticales empleadas en la nomenclatura ................................................ 36 2.3.2 Valor semántico de los segmentos etimológicos............................................................. 37 2.3.3 Formación de las palabras ............................................................................................... 37 2.4 Glosario ................................................................................................................................... 38 Conclusiones ..................................................................................................................................... 49 Recomendaciones ............................................................................................................................. 50 Bibliografía ........................................................................................................................................ 51 Anexos Introducción La presencia de las lenguas clásicas es evidente tanto en el empleo cotidiano de la lengua como en las más diversas ciencias. Hoy día, el más amplio campo de aplicación de las lenguas latina y griega lo constituye la Biología, la ciencia piloto decimonónica, en la cual están presentes todos los niveles de la lengua latina y la griega latinizada. Si bien este es un sistema que sirve exclusivamente a la comunicación científica, constituye un contenido importantísimo en las Ciencias Biológicas. En Cuba, el estudio de las lenguas clásicas griega y latina solo se ofrecía hasta el curso 2009-2010 en la enseñanza superior, en la carrera de Letras. A partir del curso 2010-2011 se abrió en la carrera de Licenciatura en Ciencias Biológicas de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas la asignatura electiva Latín para Biólogos, puesto que tanto la nomenclatura de las diferentes categorías taxonómicas de la Botánica y de la Zoología, como las descripciones de las especies en la Botánica, deben ser publicadas en lengua latina. La práctica taxonómica de los Biólogos, que incluye nomenclatura y descripción de las especies, demanda un estudio interdisciplinario en que participen tanto lingüistas como biólogos, tratando siempre de que cada parte analice el comportamiento de su ciencia frente a la otra y logrando así un sistema coordinado. La unión de algunos estudiantes de Licenciatura en Biología al grupo científico estudiantil de Lenguas Clásicas permitió el trabajo interdisciplinario y la inserción de proyectos científicos del grupo dentro de proyectos concretos de aspirantes a 1 maestrías y doctorados, así como a trabajos de diploma de miembros del área de las Ciencias Biológicas. La presente investigación espera dar solución en parte a la mencionada carencia, puesto que permitirá a los botánicos que se ocupan del estudio de las plantas medicinales conocer las etimologías de un grupo de las mismas, en este caso las que tienen efectos antiasmáticos. Los principales antecedentes se encuentran en la Tesis doctoral de la profesora Susana Carreras, que lleva por título: Sistema de Superación en Lengua Latina con Fines Específicos para Profesionales de la Botánica. El trabajo de la investigadora revela la importancia del análisis de las características morfosintácticas del latín, empleadas en la descripción positiva de las especies botánicas. La autora elaboró un material de apoyo dirigido a la superación profesional de los investigadores del campo biológico en relación con la lengua latina, el texto Eslatín I y el software Eslatín II. Ambos materiales se tuvieron en cuenta en el proceso de enseñanza-aprendizaje del curso Latín Básico para Profesionales de la Botánica. La nomenclatura de los grupos taxonómicos de la Biología tiene un origen mayoritariamente griego o latino. Aparecen estas lenguas en raíces y afijos de los nombres. El conocimiento de los significados de esos segmentos puede contribuir a un mejor dominio por parte de especialistas de esa ciencia acerca de las características de su objeto de estudio: el mundo vegetal. El origen del nombre de las diferentes categorías taxonómicas tiene varias razones, entre las que se puede mencionar: el nombre del autor, el nombre de una persona a quien se desea honrar, el lugar de origen, las características formales o funcionales y las condiciones ambientales más favorables, entre otros menos frecuentes. Cuando la nomenclatura está dada por nombres propios o comunes, 2 estos deben ser acomodados al sistema de la lengua latina, aunque pertenezcan a otras lenguas. Si se trata de características formales o funcionales, se apela a vocablos propiamente latinos o griegos latinizados; es esta la forma más común en la nomenclatura en esta ciencia. El presente trabajo se propone dar solución al siguiente problema científico: ¿Cuáles son las etimologías griegas y latinas presentes en la nomenclatura de las plantas medicinales con fines antiasmáticos registradas en Cuba? Dentro del campo de la Lingüística aplicada a la Sistemática Botánica, se aborda en este trabajo como objeto de estudio: las etimologías griegas y latinas presentes en la nomenclatura de las plantas medicinales con fines antiasmáticos registradas en Cuba. El objetivo general de la investigación es describir las etimologías griegas y latinas presentes en la nomenclatura de las plantas medicinales con fines antiasmáticos registradas en Cuba. Para arribar al objetivo general se cumplen los siguientes objetivos específicos: 1) Determinar las etimologías griegas y latinas presentes en la nomenclatura de las plantas medicinales con fines antiasmáticos. 2) Discernir el origen de las etimologías griegas y latinas presentes en la nomenclatura de las plantas medicinales con fines antiasmáticos. 3) Reconocer el origen de las etimologías griegas y latinas presentes en la nomenclatura. Para alcanzar los objetivos específicos, se desarrollaran las siguientes tareas científicas: 1) Diagnosticar el nivel de información que existe acerca del objeto de estudio a partir de la consulta de diversas fuentes. 2) Seleccionar la muestra con la orientación de un profesional de la Botánica. 3) Realizar el análisis morfológico de los términos que componen la muestra. 4) Determinar el origen de la etimología de los segmentos morfológicos. 5) Elaborar un glosario etimológico de dichos términos. 3 Sobre la base del método científico, se realiza un estudio descriptivo de carácter cualitativo. Métodos de nivel teórico Histórico-lógico: para conocer los antecedentes de estudios relacionados con la presente investigación, para narrar el proceso de desarrollo de la misma y para conocer la interrelaciones que se producen. Sistémico-estructural: para permitir una visión integral del proceso y sus resultados, los componentes que forman parte del mismo, las interacciones internas y externas y la presentación de los resultados. Analítico-sintético: para tener presentes los elementos individuales que interviernen en el proceso, y al mismo tiempo la integración de los mismos; las especificidades y las generalidades; los pasos y la integración de los resultados. Para tener una visión de los segmentos morfológicos que componen cada palabra y de su frecuencia de uso en diferentes palabras. Inductivo-deductivo: para conocer y explicar las incidencias lógicas que van de lo particular a lo general y viceversa. Métodos de nivel empírico Análisis de documentos: para conocer las prescripciones generales acerca de la práctica taxonómica, para conocer el valor semántico de los segmentos morfológicos en el caso de la consulta sistemática a los diccionarios de las lenguas griega y latina, para tomar ejemplo de glosarios similares anteriormente elaborados. Triangulación: para confrontar sistemáticamente la información obtenida y los métodos de desarrollo del trabajo, de manera que se puedan realizar ajustes en el proceso. El corpus lingüístico está conformado por una muestra intencional de 48 especies que incluye las plantas medicinales que, según el ilustre botánico Juan Tomás Roig y Mesa, son registradas en Cuba con fines antiasmáticos. Aporte científico 4 Los resultados de la presente investigación aportan información acerca de las especies de uso antiasmático que se conocen en Cuba, la cual amplía el espectro de los biólogos para reconocer características de dichas especies y propicia el desarrollo de estudios más confiables al añadírseles una nueva perspectiva. 5 Capítulo I: FUNDAMENTOS TEÓRICOS 1.1 Vigencia de las lenguas clásicas El latín es una lengua de la rama itálica de la familia lingüística del indoeuropeo. Fue lengua hablada en el Imperio Romano, lengua oficial en la Edad Media y está presente hoy día en el tecnolecto de diversas ciencias como la Medicina, el Derecho y especialmente la Biología. El latín dio origen a un gran número de lenguas europeas, denominadas lenguas romances. Hoy día se cuentan como las más conocidas el español, el francés, el italiano, el rumano, el portugués y el catalán. También ha influido en el léxico de otras lenguas modernas que son importantes vehículos de las ciencias, como son el inglés, el alemán y el ruso. Actualmente el latín es idioma oficial en la Ciudad del Vaticano. La Iglesia Católica lo usa como lengua litúrgica oficial, aunque desde el Concilio Vaticano II se permiten además las lenguas vernáculas. El estudio del latín, junto con el del griego clásico, es parte de los llamados estudios clásicos, y aproximadamente hasta los años sesenta fue contenido casi imprescindible en las Humanidades. El alfabeto latino, derivado del alfabeto griego, todavía es el alfabeto más usado del mundo con diversas variantes de una lengua a otra. No obstante la extraordinaria importancia que reviste el estudio de las lenguas clásicas, muchos profesionales ignoran el papel que juegan en una formación cultural básica, y su utilidad para profundizar en el estudio de diversas ciencias. Afirma Napoleón Méndez de Almeida en su Gramática latina: «Cuando el alumno comprende cuánta atención exige el latín, de qué manera le absorben el 6 intelecto y le deleitan el espíritu las varias formas de flexión latinas, la diversidad en el orden de los términos, la variedad de construcciones de un período, habrá comprendido de sobra la excelente cooperación, la real e insustituible utilidad del latín en la formación de su espíritu y la razón de ser del latín como estudio obligatorio en los países civilizados»(Méndez, 2000) Es indudable que, como lenguaje científico universal, el latín ha sido paulatinamente sustituido por el inglés en el campo científico. Sin embargo, todavía conserva su vigencia en considerable medida. En modo particular, lo dicho se verifica en las Ciencias Biológicas. A pesar de que en el último Congreso Internacional de Botánica, celebrado en Melbourne en 2011, se aprobó que las descripciones botánicas, que anteriormente debían efectuarse exclusivamente en latín, podían también ser elaboradas en lengua inglesa, queda al botánico la ingente tarea de traducir del latín al español toda la obra que le ha precedido en la descripción y nomenclatura de cada objeto de su interés, además de la opción de continuar empleando la lengua latina en su labor taxonómica. La presencia de las lenguas clásicas en campos especializados, la mayoría de los veces se materializa únicamente mediante la creación de vocablos que ayudan a nombrar los nuevos descubrimientos, pues como señala Susana Carreras, «su empleo en la mayoría de los campos no pasa del aporte de significados prístinos y la construcción de términos a partir de radicales y afijos grecolatinos» (Carreras, 2005). Esto se supera un tanto en el Derecho Romano, donde el latín se ha conservado en el léxico, a través de vocablos especializados, así como en frases y locuciones latinas que se insertan dentro del sistema lingüístico del español. El terreno de las ciencias es uno de los más beneficiados con el estudio de las letras clásicas. El conocimiento de las raíces etimológicas del idioma ayuda en 7 modo a veces incalculable a la redacción de un texto científico, a la comprensión de determinada materia, a la más amplia y profunda observación del objeto de estudio. Si se repasa la historia de los grandes hombres y mujeres de ciencia que han transitado por Cuba, se encontrará en su formación básica el componente de las letras clásicas. Susana Carreras comenta sobre algunos de estos personajes un su tesis doctoral a propósito de resaltar la importancia del estudio de las letras latinas y griegas en el terreno de las ciencias. Ella comenta: «No faltan ejemplos más cercanos en el tiempo, de ilustres pensadores cubanos estrechamente ligados al estudio y la enseñanza de las lenguas clásicas. Se puede mencionar al erudito Juan Miguel Dihigo y Mestre, quien consagró su vida al desarrollo de la universidad cubana, y constituye un notable gestor en la revolución de la enseñanza de la lengua griega. Asimismo, la Universidad Central de Las Villas se honra por haber contado en su claustro, en calidad de profesor de lengua y literatura griegas, al eminente filósofo, maestro y hombre de acción Gaspar Jorge García Galló, quien llenó su discurso liberador con una consecuente acción humanista» (Carreras, 2003). 1.1.1 Las lenguas clásicas en la Botánica La Biología es la ciencia que cuenta con la mayor presencia de las lenguas griega y latina. Actualmente, es aquí donde único se utiliza la lengua latina de forma integral, pues hay un uso activo de su sistema lingüístico. Se emplean no sólo palabras y frases, sino que también se realizan combinaciones gramaticales. El peculiar empleo de la lengua latina en esta ciencia viene dado porque los botánicos necesitan redactar la descripción de las nuevas especies en latín y utilizan las herramientas que ofrece su corpus para crear hechos lingüísticos actuales o reales. Por tanto, los profesionales de esta rama de la Biología necesitan conocer el latín técnico que se utiliza en la descripción y diagnosis de las nuevas especies, el cual presenta características que lo diferencian del latín clásico. Sin embargo, es un problema a nivel internacional el que la mayoría de los botánicos, entre los cuales se encuentran los cubanos, desconocen esta lengua. Lo anterior se confirmó durante las investigaciones llevadas a cabo por Carreras 8 (2009), la cual demostró que, aunque este saber les resulta muy necesario, no está en manos de los botánicos de la Isla, los cuales suplen la carencia recurriendo a la ayuda de profesionales del exterior para realizar las traducciones de las nuevas especies. En torno al uso del latín como una lengua especial para el uso de la Botánica o de la Zoología se han abierto interesantes debates por parte de los estudiosos del tema de las lenguas clásicas. Para unos el latín usado por estas ciencias no es más que una modalidad del latín clásico, para otros puede ser considerado, por su grado de especificidad terminológica como una lengua independiente. En su tesis de grado Lilián M. Quesada cita algunas perspectivas al respecto. El primero de los investigadores citados por ella es Bruno Manara, el cual en su libro Latín y griego básicos para botánicos expresa que si bien el latín especializado cubre per se una buena parte del área terminológica necesaria a las ciencias solo haciendo uso de las palabras usadas por él hace más de veinte siglos, se nutrió de todo un nuevo vocabulario procedente de las tierras conquistadas en el Nuevo Mundo. Una avalancha de terminología novedosa desprendida de ese afán por nombrar las realidades recién descubiertas hizo que, sobre todo para las ciencias estudiosas de la flora y la fauna encontradas, la Botánica y la Zoología se enriquecieran con un bagaje no contenido en el latín clásico, pero que en resumidas cuentas le era deudor, por cuanto hacía uso de la misma lengua para describir y nombrar. Bruno Manara afirma entonces que: El latín científico o neolatín, como también se le llama, en esencia no difiere del latín clásico, sino que es una modalidad suya. El neolatín, como lo entendemos hoy, se usa en el campo de la Botánica, y las características que lo diferencian del latín clásico diríamos que se revelan en dos direcciones: tanto léxicas como sintácticas. En relación con la primera, posee un rico vocabulario especializado, que en su mayoría corresponde a los términos usados en el latín hablado hace veinte siglos, mientras otros son de acuñación reciente, motivada por los grandes descubrimientos geográficos y científicos que tuvieron lugar a partir del Renacimiento, y la consiguiente necesidad de expresar conceptos y descubrir estructuras y funciones que no se poseían o no se conocían anteriormente (Manara, 1992) 9 Sin embargo, otros investigadores aún, y dadas las razones anteriores, confirman que el latín científico es una lengua independiente, dotada ya de la suficiente autonomía lingüística y léxica como para valerse por sí sola. William T. Stearn, autor del Botanical Latin, es uno de los autores citados que sostiene una opinión diferente al respecto. Él afirma que: El latín técnico utilizado en el campo de la Botánica es un caudal de comunicación tan diferente del latín clásico en espíritu y estructura, que puede considerarse como una lengua autónoma de este; de hecho, algunos autores lo tratan como una lengua romance o románica (es decir, una lengua moderna directamente descendiente del latín clásico), con la misma categoría que el italiano, castellano, portugués o francés (Stearn, 1992) Visto desde un ángulo amplio, ambos especialistas están en lo cierto, solo que ven desde diferentes perspectivas el mismo fenómeno: el primero comprendiendo el vínculo histórico y la herencia que el latín científico posee respecto del clásico, al tiempo que el segundo apunta el hecho cierto de que el primero ya, por haberse nutrido y desarrollado lo suficiente por medio de la asimilación del vocabulario extraído casi en su mayoría de los viajes de conquista, constituye un idioma con total autonomía. Asimismo fueron citados otros criterios conciliadores que permiten demostrar que tanto los conceptos de Manara como los de Stearn pueden convivir en unidad dialéctica. Uno de ellos es el de Otto Huber quien reconoce que es allí en el campo de la Taxonomía donde pervive la mayor riqueza terminológica de ambas lenguas, pero no es por eso privativo de los taxonomistas el estudio de ellas. Los estudiantes e investigadores de la carrera de Letras tienen la posibilidad de desarrollar una favorable labor en beneficio de la divulgación de este tipo de saber, casi desaparecido de la cotidianidad, a fin de prestar un servicio lingüístico que revindique el otrora prestigio del latín y el griego como troncos fundamentales de una gran familia de lenguas. 1.2. El latín en la comunicación científica Acerca de las variedades lingüísticas que se utilizan en situaciones específicas, existe una rica diversidad de términos utilizados para denominarlas. Según el 10 autor que se escoja, las mismas pueden recibir el nombre de lenguas especiales, lenguajes especializados, lenguas de especialidad, lenguas con (para) fines específicos o tecnolectos. María Teresa Cabré (2010) expone que sobre las lenguas de especialidad se dan tres posiciones: los que las ven como códigos completamente distintos de la lengua general; los que ven que sus diferencias solo se reducen al léxico, y una posición intermedia que considera los lenguajes de especialidad como subconjuntos del lenguaje concebido como un código global, que se actualiza en determinadas circunstancias de comunicación. Incluidos en la primera posición se encuentran criterios como el ya señalado de W. Stearn (1992) al hacer referencia al latín empleado en la Botánica. Otros como Richards y Platt emplean el término de lenguas con fines específicos y señalan que se utilizan en ciertos tipos de comunicación particulares y restringidos, y que contienen rasgos léxicos, gramaticales y de otras índoles diferentes de los de la lengua común (Moreno, 1999). Esta posición llega a ser extremista, si se quiere definir el latín técnico, pues aunque este presenta sus particularidades, su sistema lingüístico parte del latín clásico. Investigadores como Gaetano Berruto, definen como subcódigos a las llamadas lenguas especiales, y las lenguas técnicas y científicas, las lenguas de los “oficios” (lenguaje de la medicina, del deporte, de las finanzas), y presenta como su principal característica el léxico, pues señala que la fonología y la morfosintaxis son generalmente idénticas a las del código (Berruto, 1979). Coincidente con la posición intermedia está Castillo Alpízar, quien define tecnolecto como: «el conjunto de todos los recursos que la lengua pone a disposición del discurso científico o técnico» (Alpízar, 1994) Pierre Lerat, utilizando la categoría de lengua especializada, afirma que la especificidad de los textos especializados radica en gran medida en la terminología, en la expresión de los conocimientos. Sin embargo, señala que también deben destacarse los medios lingüísticos que intervienen en la transmisión de conocimientos: la escritura de los enunciados, una morfología híbrida, una sintaxis marcada y una enunciación estilizada. De esta concepción se 11 colige que una lengua especializada es «la lengua natural considerada como instrumento de transmisión de conocimientos especializados» (Lerat, 1997). En fin, son muchos los autores que en su afán por acotar contenidos en la enseñanza de lenguas especializadas y simplificar su entendimiento, se han ocupado en el tema. Finalmente, de acuerdo con Susana Carreras:« el latín utilizado en la botánica es un tecnolecto o lengua especializada, entendido esto como una lengua en situación de uso profesional, utilizada para la comunicación de información específica de un área del saber, en este caso la Botánica. Presenta como característica fundamental su terminología, pero también peculiaridades morfosintácticas que la distinguen del latín clásico» (Carreras, 2009) 1.3 Taxonomía, nomenclatura y descripción en la Botánica 1.3.1 Taxonomía Botánica En Biología, un taxon (del griego ταξις, transliterado como taxis, «ordenamiento») es un grupo de organismos emparentados, que en una clasificación dada han sido agrupados, y se le ha asignado al grupo un nombre en latín, una descripción, y un «tipo», es decir, un ejemplar del taxon en cuestión preservado y conservado en una colección o herbario, de forma que el taxon de una especie es un espécimen o ejemplar concreto. Cada descripción formal de un taxon es asociada al nombre del autor o autores que la realizan, los cuales se hacen figurar detrás del nombre. La finalidad de clasificar los organismos en táxones formalmente definidos en lugar de grupos informales, es la de proveer grupos cuya circunscripción (esto es, de qué organismos están compuestos) sea estricta y cuya denominación tenga valor universal, independientemente de la lengua utilizada para la comunicación. Los táxones existen dentro de una clasificación dada, sujeta a cambios y sobre la que pueden presentarse discrepancias; lo que obliga, respecto a ciertas denominaciones problemáticas, a especificar en el sentido de qué autor se está usando el nombre. Así pues la ciencia que define a los táxones se llama Taxonomía. 12 La Taxonomía es, en su sentido más general, la ciencia para el estudio de la clasificación de los organismos. Habitualmente se emplea el término para designar a la taxonomía biológica, la ciencia de ordenar a los organismos en un sistema de clasificación compuesto por una jerarquía de táxones en la que un grupo abarca a otros menores y está, a su vez, subordinado a uno mayor. A los grupos se les asigna un rango taxonómico o categoría taxonómica que acompaña al nombre propio del grupo. Rangos o categorías taxonómicas Para clasificar los organismos, la taxonomía utiliza desde Carlos Linneo un sistema jerárquico. En este esquema organizativo, cada grupo de organismos en particular es un taxon, y el nivel jerárquico en el que se lo sitúa es su categoría. Del mismo modo: familia, género y especie son categorías taxonómicas, mientras que SOLANACEAE, Datura y Datura fastuosa son ejemplos de táxones de esas categorías. La unidad fundamental de la que parte toda la clasificación es la especie. En taxonomía se denomina especie (del latín species), o más exactamente especie biológica, a cada uno de los grupos en que se dividen los géneros. Una especie es la unidad básica de la clasificación biológica.Según Carlos Linneo: «Contamos tantas especies cuantas formas distintas fueron creadas en el principio» (Linneo, 1751). De acuerdo con Isidoro Castellanos, hoy parece más completa y aceptable la siguiente definición de especie: «una especie es un grupo de individuos que se asemejan estrechamente unos a otros, por descender de antecesores comunes, que se han ido separando más o menos marcadamente de todas las otras especies coexistentes por la desaparición de las formas intermedias»(Castellanos,1947) Otras categorías taxonómicas Las especies semejantes, las más próximas desde el punto de vista biológico, se reúnen para constituir un género. Con los géneros afines se forman las tribus y con las tribus se obtienen las familias, categoría de mucha importancia en Botánica, puesto que representa conjuntos bien definidos. Las familias se incluyen en los 13 órdenes y con los órdenes se forman las clases. Un conjunto de clases da una división o rama, y las divisiones dan el reino.La necesidad de pormenorizar la clasificación obligó a establecer categorías intermedias que se forman, sobre todo, añadiendo prefijos a las existentes. Los prefijos en uso son super-, sub- e infra. 1.3.1 Nomenclatura y descripción en la Botánica 1.3.1.1 Nomenclatura La nomenclatura es la parte de la Botánica Sistemática que se dedica a dar nombre a las plantas y grupos de plantas (táxones). Una vez que la planta ha sido identificada, es necesario que tenga un nombre científico para ser designada. La nomenclatura determina el nombre correcto, de acuerdo con el sistema nomenclatural; este está regulado por el Código Internacional de Nomenclatura Botánica. Las disposiciones del Código se aplican a todos los grupos del reino vegetal, actuales y fósiles. La palabra «planta» abarca a todos los organismos tradicionalmente estudiados por lo botánicos. Los primeros nombres que tuvieron las plantas fueron los nombres vernáculos o nombres comunes, pero estos tienen los siguientes inconvenientes: 1. no son universales, sólo son aplicables a una lengua; 2. sólo algunas plantas tienen nombre vernáculo; 3. a menudo dos o más plantas no relacionadas tienen el mismo nombre, o una misma planta tiene diferentes nombres comunes; 4. se aplican indistintamente a géneros, especies o variedades. (Greuter, Werner, 2002) En la Antigüedad (época prelinneana), cada planta era conocida en círculos erudidos por una larga frase descriptiva en latín, el sistema polinomial o polinominal, que crecía a medida que se encontraban nuevas especies semejantes. Así, por ejemplo, la «carlina sin tallo» (Carlina acaulis L.) se mencionaba como: Carlina acule unifloro florae breviore (Greuter, Werner, 2002) 14 La nomenclatura biológica trata de evitar estos problemas y establece una serie de reglas llamadas Códigos de Nomenclatura. Las principales reglas de nomenclatura son: 1. El nombre tiene que aparecer en latín o ser una palabra latinizada. 2. Los nombres de los táxones, hasta el género, tienen su propia terminación. 3. El género es lo que se conoce como nombre genérico; debe ser una palabra latinizada, comenzar por mayúscula, y debe ir en cursiva o subrayado. Ej: Allium 4. Para nombrar la especie se utiliza la nomenclatura binomial creada por Linneo, que consta de: o Nombre genérico + epíteto específico o Así, al hablar de la especie se sabe a qué género pertenece. 5. El epíteto específico debe ir en minúscula, y concordar en género y número con el nombre genérico. 6. Otras reglas son: Cuando se produce una reclasificación, se cambia el nombre o genérico, pero no el epíteto específico. Cuando se describe una nueva especie, u otra ya existente se o describe de nuevo, existe un ejemplar tipo que debe ser depositado en un herbario. El nombre científico o nombre específico de un organismo vivo es una combinación de dos palabras en latín: el nombre genérico o género el epíteto específico Así, por ejemplo, cocotero es Cocos nucifera L., ayúa amarilla es Zanthoxylum martinicense Lam. El nombre científico siempre se acompaña del apellido abreviado del autor que lo describió por primera vez de forma efectiva o válida. L. es abreviación de Linneo y Lam. es la abreviación de Lamarck. Ningún nombre científico está completo si no se acompaña del nombre del autor o la forma abreviada de este. 15 Todas las normas que controlan la creación de nombres científicos para las plantas están contenidas en el ICBN (International Code of Botanical Nomenclature) o CINB (Código Internacional de Nomenclatura Botánica Valor y uso de la nomenclatura En el contexto científico, la utilidad de la fórmula binaria consiste no sólo en salvar la ambigüedad que se puede presentar ante los diferentes nombres vulgares para un organismo, sino también para dar nombre a aquellos especímenes que ni siquiera tienen un nombre común. También permite superar las dificultades comunicacionales en diferentes lenguas a partir del reconocimiento universal y convenido de un sistema de nomenclatura estándar. El valor del sistema de nomenclatura binominal deriva primariamente: 1. de su economía: pues bastan sólo dos palabras para identificar inequívocamente a una especie; 2. su difundido y generalizado uso: fomentado y regulado por la comunidad científica para uso universal. 3. y la estabilidad relativa de los nombres usados, pues se intenta conservarlos a pesar de modificaciones taxonómicas y sistemáticas. 4. Sin embargo, a pesar de las reglas que dictan el carácter único del nombre binario para una especie, en la práctica es común que existan sinónimos, es decir, que haya varios nombres científicos en circulación para una misma especie (en general dependientes del punto de vista del sistema taxonómico particular en uso, y en última instancia, del autor). La estabilidad de los nombres peligra a veces por la resurrección de algunos nombres olvidados en el tiempo, los cuales podrían reclamar su prioridad por ser los primeros publicados. En estos casos, sin embargo, es posible conservar estos nombres (nomina conservanda o nom. cons.) de acuerdo con los códigos de nomenclatura en uso. Para la nomenclatura botánica, se aceptan como válidos sólo aquellos nombres que a partir de 1753 aparezcan en una publicación oficial; tomándose 1753 como fecha de partida por la primera publicación linneana (Species Plantarum). Convenciones sobre la nomenclatura 16 Existen algunos aspectos universalmente adoptados para la formulación de la nomenclatura binaria. La persona que describe por primera vez una especie (su "autor") es la que tiene el privilegio de darle nombre. Cuando el autor elige asignar un nombre o epíteto específico derivado de un nombre propio, es a título de homenaje o reconocimiento, dedicándosela a un colega, amigo o familiar, en forma latinizada; se considera de mal gusto y signo de egocentrismo que el autor se dedique la especie a sí mismo. En otros casos, los nombres se eligen en referencia a caracteres o propiedades del ser vivo que se nombra, p. ej. en Cistus albidus, el término albidus (en latín, blanco), hace referencia al color blanquecino de las hojas de esa planta, en Lavandula officinalis, el término officinalis (en latín, usado en la officina o botica) recuerda que la planta tiene propiedades medicinales. Generalmente, al lado del nombre binominal consta el apellido del autor (abreviado en botánica) que primero publicó oficialmente ese nombre. Si la especie en cuestión actualmente pertenece a un género diferente del original descrito, se hace constar el nombre del autor original entre paréntesis anexado al nombre actual de la especie. A veces también se adjunta la fecha en la que se realizó la descripción de la especie. Por ejemplo: Passer domesticus (Linnaeus, 1758) originalmente descrito como miembro del género Fringilla. (Gola et al.1969) El nombre del género (nombre genérico) siempre debe tener la inicial mayúscula, mientras que el epíteto específico no la lleva nunca. El nombre científico de una especie generalmente debe escribirse completo cuando se lo usa por primera vez en un texto. Pero en las referencias posteriores a especies del mismo género, el nombre del género puede abreviarse utilizando la inicial en mayúscula seguida de un punto. Debe evitarse la abreviatura si puede inducir a confusión entre nombres. Para hacer referencia a las especies pertenecientes a un género (y a veces a un taxon genérico particular), la fórmula binominal cambia a: nombre del género + spp., por ejemplo: Pinus spp. se lee como las especies del género «Pinus». Además, si se hace referencia a una especie concreta pero cuyo epíteto 17 específico es desconocido, o carece de importancia, se permite el uso de la partícula «sp.»; por ejemplo, Pinus sp. se refiere a una especie concreta de pino. Al tratarse de nombres propios, y aunque se trata de un error muy común, no deben estar acompañados por ningún artículo. Siendo correcto decir «las características de Panthera tigris son...», pero no es correcto, por ejemplo, decir «las características de la Panthera tigris son...» (Duarte, P., 1984) 1.3.1.2 Descripción La descripción de una planta o grupo de plantas (táxones) consiste en una serie de frases que expresan sus características, de manera que constituyan una definición de un taxon. Los caracteres que contribuyen a una descripción taxonómica son conocidos como los caracteres taxonómicos o sistemáticos. Desde el punto de vista lingüístico, existen dos clases de descripción: aquella que no emplea estructuras de comparación y aquella que sí las emplea. De acuerdo con Susana Carreras: La descripción de las especies botánicas exhibe un sistema lingüístico muy especial y altamente complejo, en el que están representados todos los niveles de la lengua (fonético, lexical, semántico, morfológico y sintáctico). En la sintaxis, se encuentran diversas y específicas funciones para las diferentes categorías gramaticales, y su grado de protagonismo oscila entre los más usados hasta los no tan usados. Así, aunque en la botánica aparecen todos los niveles lingüísticos y todas las categorías gramaticales, la oración paradigmática de esta ciencia guarda características singulares, que es preciso estudiar en su especificidad. El latín botánico no da mucho espacio a la variación estilística (Carreras, 2009) En el libro prescriptivo de William T. Stearn, el Botanical Latin, se expone y comenta algunas variantes de estilos de descripción que pueden seguirse. Hoy día, es más común el empleo de descripciones comparativas, dado el hecho de que es más raro el descubrimiento de especies totalmente nuevas, que la notificación de variaciones dentro de especies ya conocidas. Pero hay que partir de la destreza en la descripción positiva, pues permite exponer el punto de partida de las variaciones. Esto debe ser tenido en cuenta tanto desde el conocimiento lógico de la Botánica, como del dominio de la lengua latina. 18 No siendo la descripción objeto de este estudio se consideran suficientes las consideraciones anteriores acerca de la misma. 1.4 Elementos generales de la Lexicografía En el afán por despejar el camino hacia la correcta comprensión de esta rama de la ciencia lingüística, y su vigencia en la realidad científica actual, se estima necesario declarar una de las problemáticas que actualmente forman parte de los estudios en torno a la Lexicografía: la de establecer una definición clara del concepto mismo que la nombra. [...] La Lexicografía es una rama de la Lingüística y, a su vez, una rama de la Lexicología. Es la ciencia que se ocupa de la confección de diccionarios, es decir, de la ordenación alfabetizada de los elementos léxicos de una lengua acompañados de su definición y otras informaciones adyacentes, como la etimología –rama de la Lingüística que estudia los étimos o formas supuestamente más antiguas o documentalmente originarias de la que procede una palabra–, la categoría gramatical a que pertenecen, los sinónimos y ejemplos ilustrativos sobre su uso. (Cerdá, 1986: 178-179). La Lexicografía trata la adecuación de los diccionarios en dependencia de ciertos requisitos o exigencias de los grupos a los cuales serán destinados, como son la generalidad o la especificidad. De ahí los diferentes tipos de diccionarios que existen. También se estudia en Lexicografía los recursos teóricos que se requieren para la confección de los diccionarios, de donde se desprende que las consideraciones teóricas de la Lexicología estén presentes en la Lexicografía. La palabra Lexicografía se formó a partir de dos raíces griegas: léxis, que significa ‘palabra’ y graphé, que significa ‘escritura’. En sentido amplio «la Lexicografía es la disciplina lingüística cuyo objeto consiste en la elaboración de los diccionarios de lengua». (Cerdà, 1986: 178) En el tratamiento de la Lexicografía es muy importante el trabajo con las formas –que son las entradas de los diccionarios y que incluyen las lexías y los morfemas gramaticales o palabras vacías o palabras accesorias: pronombres, preposiciones, conjunciones. (Ruano, 2013). 19 Las perspectivas en torno a la Lexicografía han variado en el tiempo, y el afanoso interés de llegar a un consenso ha favorecido el desarrollo de los estudios lexicográficos aún sin lograr una uniformidad. Pero «ya sea que se la considere ciencia, arte, técnica, disciplina o metodología, lo que interesa es que exista la posibilidad de consultar diccionarios elaborados con todo el rigor científico, que satisfagan plenamente las expectativas de todos los usuarios» (Valdés, 2009). Ya se trate de un lenguaje general o especializado, las ventajas de acceso a las definiciones de palabras o términos presentes en los diccionarios, permite un mejor manejo de la lengua, al tiempo que favorece la intercomunicación social, cultural y científica. 1.4.1 Lexicografía y Terminología Ciertamente, la Lexicografía, concebida como rama aplicada de la Lexicología que se ocupa de la elaboración de diccionarios, podría coincidir con la Terminografía, que es la rama aplicada de la Terminología que se ocupa también de la elaboración de diccionarios especializados o de glosarios terminológicos. Pero aunque el proceso de trabajo de ambas prácticas converge en la elaboración de diccionarios, otros aspectos les dan especificidad y hacen que un diccionario general sea un producto diferenciado de una terminología. (Cabré, 1995) En lo que se refiere a la orientación del proceso de trabajo, si en Lexicografía la confección de diccionarios parte de una lista de palabras para proceder a continuación a describirlas semánticamente a través de la definición, en terminología el proceso se produce en sentido completamente inverso: el terminólogo establece en primer lugar la lista de conceptos que forma parte de una estructura nocional, más o menos formalizada según las materias, para, a continuación, atribuir a cada concepto una determinada denominación, que corresponde a la forma que utilizan efectivamente los especialistas cuando se refieren a un concepto de la estructura nocional. El proceso que sigue la Lexicografía es semasiológico (estudia la relación que va desde la cosa a la palabra, el estudio del significado de las palabras), mientras que la Terminología sigue un proceso onomasiológico (estudia la relación que va desde el concepto o el significado (la idea) al significante (la palabra, la forma). 20 La Lexicografía y Terminografía se diferencian también por los aspectos lingüísticos de los diccionarios que llevan a cabo. Así, en Terminología, por ejemplo, una entrada no suele ser polisémica, mientras que esta característica es la más común en las palabras de los diccionarios generales; los artículos suelen ser mucho más simples y la presentación de los datos muchísimo más sistemática; la definición Terminográfica es más descriptiva que la Lexicográfica y la ordenación de las entradas suele ser sistemática en los diccionarios destinados a especialistas. (Cabré, 1997) No cabe duda que la noción diferencial de palabra y término, influye para que algunos autores consideren la Lexicografía y la Terminografía como dos disciplinas separadas. Muchas veces las herramientas lexicográficas intervienen en los dominios de especialidad; pueden encontrarse diversas acepciones de palabras en los diccionarios generales que refieren términos. Por cuanto no resulta fácil establecer un límite cuándo se puede calificar a un elemento léxico como término. Pragmáticamente, términos y palabras se distinguen: a) por sus usuarios; b) por las situaciones en que se utilizan; c) por la temática que vehiculan; d) por el tipo de discurso en que suelen aparecer. En efecto, los usuarios de las palabras son los hablantes de una lengua; los usuarios de los términos, los profesionales de cada especialidad; las palabras se utilizan en situaciones comunicativas muy variadas; los términos de una especialidad suelen limitarse al ámbito profesional correspondiente; los repertorios de términos se suelen utilizar para referirse a los conceptos relacionados con la materia de especialidad; los repertorios léxicos, para hablar de cualquier tema de la vida cotidiana; por último, los tipos de discurso en que se insertan los términos son mucho más restringidos que aquellos en los que se insertan las palabras. Los términos suelen aparecer en textos especializados, de carácter fundamentalmente objetivo. 1.4.2 Principales herramientas lexicográficas La elaboración de cualquier producto lexicográfico no puede hacerse de forma deliberada. El lexicógrafo debe tener conciencia previa del marco teórico al cual se 21 ciñe su trabajo, y a partir de este podrá definir qué estructura utilizar. Las estructuras se corresponden con el término planta «sistema de normas que permiten disponer y presentar plausiblemente los materiales léxicos» (RAE, 2001). El cumplimiento de estas pautas permite a los usuarios el acceso a textos mejor ordenados, coherentes y sencillos. Bergenholtz y Tarp (1995) plantean que la clasificación más común de enfoques y tipos de diccionarios parte de su macroestructura, que según Haensch «es la ordenación del conjunto de los materiales que forman el cuerpo de un diccionario» (Haensch, 1997). A partir de la macroestructura se seleccionan las palabras que se incluirán en el diccionario, el modo en que se presentarán, la información y el conjunto de relaciones que de ellas se derivan. Por otra parte, la elaboración de cualquier producto lexicográfico no pude estar exento de una microestructura. Según Haensch, «la microestructura de un diccionario es la ordenación de todos los elementos que componen un artículo» (Haensch, 1997). El artículo ofrece la información relacionada con el término de la entrada o lema, su etimología (origen del vocablo), la información sobre la categoría gramatical a la que pertenece, las diversas acepciones o significados, y finalmente su definición. Para el ordenamiento de la microestructura, el lexicógrafo en ocasiones se apoya en una mesoestructura que contiene generalmente una galería de imágenes anexas, tablas, gráficos; que permiten visualizar la información dada de los términos y sus posibles relaciones semánticas. También es fundamental para la elaboración del producto lexicográfico, la megaestructura, puesto que permite introducir la importancia de las fuentes terminológicas empleadas en la confección del producto lexicográfico y ofrece los principales aspectos a incluir en la información lexicográfica: aspecto temporal (sincronía-diacronía); aspecto geográfico (territorio que abarca); aspecto social (carácter de la estructura sistémica creada: culto, vulgar, coloquial, es decir, a quién va dirigida y los tipos de usuarios que pueden acceder a ella); así como los criterios normativos o descriptivos por los cuales se rige. Atendiendo a esta última razón, se citan las principales fuentes (autores) para su elaboración y los 22 procedimientos teórico-metodológicos para la identificación y selección de los recursos léxicos (sistema de marcas, remisiones, abreviaturas, símbolos y anexos). 1.4.3 Importancia de los diccionarios especializados para las ciencias Como glosario se entiende el vocabulario de palabras poco conocidas o desusadas, por lo general, pertenecientes a una misma disciplina. En un principio dichos vocablos iban acompañados de una explicación o glosa que facilitaba su comprensión, con el tiempo pasó a significar la explicación misma. Los diccionarios o glosarios especializados pueden ser considerados «de idioma», en el caso que contengan las equivalencias terminológicas de las palabras en ellos reunidas, en otro idioma u otros idiomas; y «etimológicos» cuando comunican la génesis etimológica de las palabras en una lengua determinada, su razón de existencia, de significación y de forma. (García, 2001). El trabajo interdisciplinario desarrollado por la profesora Susana Carreras, que vincula indistintamente a estudiantes de la carrera de Licenciatura en Biología como estudiantes de la carrera de Letras de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, ha logrado sumar fuerzas y conocimientos no solo del campo bilógico y lingüístico sino también de la rama lexicográfica, para llevar a cabo la tarea de elaborar un método que permita a los profesionales de las Ciencias Biológicas conocer los sistemas lingüísticos provenientes de las lenguas clásicas que se encuentran en la nomenclatura y descripción de especies vegetales y zoológicas. Estas ideas se ven materializadas en gran medida en los diferentes glosarios de los trabajos de diploma de miembros del área humanística, que permiten a través de una estructura ordenada conocer de forma más efectiva los significados de las etimologías de las especies. Entre estos trabajos cuenta el Glosario latinoespañol, español-latino de términos empleados en la descripción comparativa de especies botánicas, de Lilián Quesada (2010), el Glosario etimológico de las especies de anémonas registradas en Cuba, de Roberto Soler Parquer (2012). 23 Las perspectivas lingüísticas desarrolladas para la confección de glosarios especializados por Quesada (2010) y Soler (2012), fueron apreciadas para el desarrollo de la presente investigación. El estudio de estos términos representa un notable incremento de la competencia científica en el campo de la Botánica, al tiempo que favorece la docencia y la investigación, privilegia la pervivencia de las lenguas clásicas en este ámbito de las ciencias. En cualquiera de sus dimensiones, estas son obras de referencia que se consultan para solucionar dudas y obtener información acerca de las palabras y los conceptos a ellas asociados. En el universo científico, especialmente en el tecnolecto empleado en la Botánica, se han realizado varias obras lexicográficas que permiten conocer el origen y la morfología de diversos términos, así como sus significados asociados con el campo botánico. En 1767, el primer Profesor de Botánica en el Real Jardín de Madrid, Miguel Bernades y Maynader, publica sus Principios de Botánica que constituyen la primera obra lexicográfica en este ámbito de las ciencias. Fue a partir de esta que se desarrollaron materiales que permitían el reconocimiento de las características morfofisiológicas de las especies a partir del ordenamiento de términos asociados a ellas en una estructura sistémica coherente. El Diccionario de Botánica de Pío Font Quer, es una muestra contundente de los avances alcanzados en materia lexicográfica en el campo biológico referido a los vegetales. En esta obra, Font introduce además de los términos que refieren partes de las plantas y que se utilizan en las descripciones de las mismas, una referencia al origen de estos términos en otras lenguas, especialmente la griega y la latina y los define atendiendo a criterios botánicos. . 1.5 Elementos generales de las plantas medicinales 1.5.1 Aspectos botánicos de las plantas medicinales El nombre científico de las especies Como toda disciplina científica, la Botánica posee su propia nomenclatura. Ella propicia la comunicación y la hace universal en un doble sentido, porque al 24 establecer la denominación de todas las plantas, posibilita que sus nombres sean significativos para todos los usuarios. Tal como existen varios idiomas, una misma especie de planta puede tener varios nombres en cada lengua; es más aun en países pequeños como Cuba, la planta que en la región occidental es conocida con un nombre, puede ser nombrada por otro u otros en las regiones central y oriental. Pero también sucede lo inverso: en ocasiones se emplea un mismo nombre común para identificar varias especies que no están emparentadas. Otras plantas, principalmente aquellas que el hombre no utiliza, carecen de un nombre popular o común. Todo ello ha llevado a la necesidad de utilizar un sistema especial para nombrar las plantas de una forma científica y única. Este sistema se conoce como binominal o binomial, y en él cada especie de planta es nombrada por dos palabras. Al final de las mismas, se escribe el apellido de la persona que dio el nombre a esa planta. Así, cuando se habla de la especie que en lengua española se conoce como caléndula o copetuda; en francés, souci des jardins; en inglés, common marygold; en italiano, fiorrancio; y en ruso, nogotki lekarstuennye; se están refiriendo a Calendula officinalis L., que es su nombre científico. En todo nombre científico de una especie, invariablemente compuesto por dos palabras latinas o latinizadas, el primer término es el género y siempre se escribe con letra inicial mayúscula; el segundo es el epíteto específico, y salvo excepciones, se escribe con letra inicial minúscula. A continuación de este último aparece el nombre del autor, que en este caso es Carolus Linnaeus y que como es muy conocido en el campo de la Botánica, se escribe solamente con la inicial de su apellido (L.). Con frecuencia, aparece más de un autor; esto puede deberse a diversas razones relacionadas con las reglas establecidas por el Código Internacional de Nomenclatura Botánica. La presencia del nombre del autor en el nombre científico ofrece información sobre la historia taxonómica de la especie, por lo que debe incluirse como parte del mismo. En las publicaciones científicas es costumbre escribir el nombre del género y el epíteto específico (no así el autor o autores) en cursivas o en negritas. 25 Los rangos y sus nombres Si bien la especie es la unidad básica y principal de la nomenclatura botánica, no es la única categoría existente, hay otras por encima (supra específicas) y por debajo (infra específicas) de la especie, mientras que algunas poseen sufijos que la identifican. (Véase anexo1) Es posible, dentro de cada uno, duplicar el número de rangos por la adición del prefijo sub. En las investigaciones en plantas medicinales, además de la especie, las categorías más importantes son: género, familia, subespecie, variedad y forma. Género: rango supra específico formado por un conjunto de especies con caracteres comunes. Puede comprender una o más especies. Familia: es un rango supra específico y supra genérico constituido por un grupo de géneros con caracteres afines. La familia lleva el nombre de uno de sus géneros, al que se le adiciona el sufijo –aceae a la raíz del genitivo singular, si es un nombre declinable, o al nombre completo si es indeclinable. Esto facilita la rápida identificación del nombre de una familia. Subespecie: categoría infraespecifica inmediatamente inferior a la especie. Constituida por un grupo de individuos con caracteres diferenciales de la especie tipo, pero que no alcanzan a constituir una especie diferente. Se indica por la partícula subesp. Variedad: Categoría infraespecífica inferior a la especie y a la subespecie. Las diferencias con la especie tipo son menos marcadas que en el caso de la subespecie. Se emplea solo para las plantas silvestres, nunca para plantas cultivadas y se indica mediante la partícula var. Forma: Categoría infraespecífica en la que las diferencias con la especie tipo se resumen en un solo carácter. Se indica mediante la letra f. Si bien, en el mundo, las plantas medicinales se identifican a través de un nombre científico único cuyo uso está sujeto al Código Internacional de Nomenclatura Botánica. El nombre científico expresa el de una única especie. Un nombre científico puede dejar de ser actual y pasar a la sinonimia. 26 1.5.2 La flora medicinal de Cuba A pesar de que el estudio de las plantas medicinales en Cuba fue abordada desde el siglo XIX por E. de Descourtliz (1821-1829); R. de Grosourdy (1864); R. de la Sagra (1827) y M. Gómez de la Maza (1889), y de que en el siglo xx varios autores como Juan T. Roig (1974 reedición) se han ocupado del estudio de la flora medicinal en Cuba, aún no se cuenta con una obra exhaustiva que aborde un estudio integral de este importante grupo de plantas. En los últimos años, el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) ha dado un notable impulso al conocimiento de la flora medicinal de Cuba, con la evaluación farmacológica y toxicológica de especies nativas y exóticas de amplio uso popular como medicinales. Lo cierto es que la medicina alternativa no se retoma para cubrir eventuales vacíos en la medicina moderna, sino debido a que esta última surge de la primera y lo lógico es que se complementen para preservar de manera más segura y eficiente la salud, que es, en definitiva, la que determina la vida del hombre. 1.5.3 La medicina tradicional herbolaria en Cuba Cuatro culturas constituyen las influencias principales en las características de la medicina tradicional herbolaria en Cuba: la aborigen, la europea, la africana, y la asiática. Su influjo desigual ocurrió en un proceso de transculturación, en el que de forma simultánea se emplearon plantas típicas de la medicina tradicional de cada una de ellas. Influencia aborigen: Como los aborígenes cubanos fueron exterminados por los conquistadores en los primeros cincuenta años de la conquista, las evidencias de su influencia en la medicina tradicional herbolaria son pocas, pero a través de los Cronistas de Indias, y de algunos autores posteriores, se conoce que empleaban especies como el almácigo [Bursera simaruba (L.)Sarg.], la bija [Bixa Orellana L.], y la güira [Crescentia cujete L.], y que su medicina se basaba en la ingestión de infusiones o decocciones preparadas con plantas medicinales; vomitivos, dietas, y masajes; todo acompañado de prácticas mágicas. Influencia europea: Los primeros colonizadores españoles en Cuba empleaban medicamentos que habían podido traer consigo y con posterioridad aplicaron 27 remedios a partir de productos nativos, en especial los vegetales, como resultado de la extrapolación de sus conocimientos sobre las propiedades de la flora medicinal hispánica a las especies cubanas. Junto a los productos medicinales en boga en la Europa del siglo XVI, trajeron sin duda a Cuba algunas especies medicinales como la ruda [Ruta chalepensis L.], el romero [Rosmarinus officinalis L.] y la mejorana [Origanum mejorana L.], que son de amplio uso en la medicina herbolaria cubana actual. Influencia africana: la introducción de mano de obra esclava durante más de tres siglos, determinó la presencia en Cuba de más de un millón de africanos y sus descendientes directos provenientes de más de ochenta etnias diferentes y de diversas regiones de África; de ahí la compleja y marcada influencia cultural africana en el uso popular de especies medicinales. Entre estas variadas influencias se distingue el aporte cultural yorubá (lucumí), seguido por lo que hoy puede identificarse como bantú (congo), y carabalí; y en menor proporción, por los africanos que en Cuba se denominaron ararás. Tres cultos sincréticos, de origen africano, han contribuido notablemente a la divulgación y empleo de especies vegetales con fines medicinales y mágicos: la Santería o Regla de Osha, el Palo Monte o Regla Conga, y la Sociedad Secreta Abakuá. Algunas de ellas como la ceiba [Ceiba pentandra (L.) Gaertn.], la palma real [Roystonea regia (Kunth) O.F. Cook.], y el coco [Cocos nucifera L.], alcanzan niveles totémicos. Influencia asiática: la llegada a Cuba, a partir de la primera década del siglo XIX, de millares de chinos culíes, provocó el establecimiento de una fuerte colonia asiática en Cuba, con una amplia representación en La Habana. Estos chinos trajeron su milenaria cultura en la utilización de especies con fines medicinales. La gardenia [Gardenia augusta (L.) Merill.], el paraíso [Melia azedarach L.] y el cundeamor [Momordica charantia L.subsp. abbreviata (Ser.) Grebensc], fueron probablemente incorporadas por los chinos a la herbolaria tradicional cubana, y todavía son constituyentes de numerosos medicamentos herbolarios que los descendientes de esos asiáticos siguen consumiendo. 28 Otras influencias: Menos marcadas, pero no insignificantes, son las influencias de algunos pueblos cuyos representantes arribaron a Cuba por diversas causas y en diferentes épocas. Destacan las de los inmigrantes franceses y franco-haitianos (finales del siglo XVIII-principios del XX), que se establecieron en la región oriental y occidental del país, e introdujeron gran número de especies vegetales para diversos usos. La influencia amerindia es aportada por millares de indios yucatecos traídos como semiesclavos a mediados del siglo XIX, que aportaron sus métodos de cultivo y el uso de plantas para diversos fines. Otra influencia asiática es el aporte de numerosos japoneses asentados en Cuba, fundamentalmente en la Isla de la Juventud a principios del siglo XX. 1.6 Características fundamentales del asma 1.6.1 Definición El asma es un síndrome clínico caracterizado por episodios recurrentes de obstrucción de las vías respiratorias, que se solucionan de manera espontánea o con tratamiento. Varían en severidad y frecuencia de una persona a otra. Los síntomas pueden sobrevenir varias veces al día o a la semana, y en algunas personas se agravan durante la actividad física o por la noche. (Brazen, 1995). Se reporta como una de las enfermedades crónicas que más afecta al hombre, por lo que se considera un problema de salud pública y ocupa uno de los primeros lugares como motivo de consulta en los servicios de urgencias. Durante un ataque de asma, el revestimiento de los bronquios se inflama, lo que provoca un estrechamiento de las vías respiratorias y una disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones. Los síntomas recurrentes causan con frecuencia insomnio, fatiga diurna, una disminución de la actividad y absentismo escolar y laboral. La tasa de letalidad del asma es relativamente baja en comparación con otras enfermedades crónicas. Datos La OMS calcula que en la actualidad hay 235 millones de pacientes con asma. El asma es la enfermedad crónica más frecuente en los niños. 29 El asma está presente en todos los países, independientemente de su grado de desarrollo. Más del 80% de las muertes por asma tienen lugar en países de ingresos bajos y medios-bajos. A menudo el asma no se diagnostica correctamente ni recibe el tratamiento adecuado, creando así una importante carga para los pacientes y sus familias, y pudiendo limitar la actividad del paciente durante toda su vida. El perfeccionamiento de los servicios de salud en Cuba y la puesta en práctica de múltiples y diversos programas, ha intensificado la atención a los pacientes con enfermedades crónicas no transmisibles. El asma constituye, por tanto, un gravísimo problema socioeconómico y un reto para el sistema de salud cubano. En Cuba existen actualmente todas las condiciones objetivas y materiales para desarrollar acciones sanitarias encaminadas al control efectivo de ese proceso. El médico y el enfermero de la familia, como personal de salud integrado a la comunidad, contribuyen a ofrecer su asistencia al asmático, con el fin de mejorar su calidad de vida. Es importante reconocer que la medicina natural y tradicional no se utiliza como un procedimiento adicional o alternativo de tratamiento médico en Cuba, sino que se considera como una verdadera disciplina científica que puede ser aplicada por médico o enfermeras en las 30 distintas comunidades. Capítulo II: PROCEDIMIENTOS PARA LA ELABORACIÓN DEL GLOSARIO 2.1. Origen y pertinencia de la investigación Se lleva a cabo un análisis sistémico sobre la base de elección de las plantas medicinales con uso antiasmático registradas en Cuba, siguiendo el criterio del ilustre botánico Juan Tomas Roig y Mesa. Lo representativo del estudio no es tanto la cantidad del corpus como la definición y organización de su variedad, puesto que permite delimitar los caracteres de 45 géneros, así como revisar la taxonomía de las 48 especies seleccionadas. La investigación busca actualizar el tratamiento taxonómico de las especies, la delimitación de los caracteres diagnósticos y la descripción detallada de las etimologías de los géneros y de cada una de las especies. Estas especies están sujetas a constantes acercamientos biológicos, debido a la importancia que tiene el campo de la medicina herbolaria para la economía cubana. En especial, constituyen el tema de investigación del profesor Amed Pupo Rodríguez, que radica en el Centro de Estudios del Jardín Botánico de Villa Clara de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, en conjunto con la Cátedra de Medicina Tradicional de la Universidad de Ciencias Médicas «Serafín Ruiz de Zarate Ruiz», en apoyo al trabajo investigativo, para el tratamiento de las enfermedades respiratorias de la Lic. en enfermería Jaquelin Machado Robaina. La investigación está dirigida a un grupo social muy específico, los especialistas de las Ciencias Biológicas (especialmente, de la Botánica). Puesto que se trabaja con el tecnolecto de la Botánica, el glosario tiene un carácter especializado, también puede ser empleado como estímulo en el proceso de enseñanza aprendizaje por ser un material didáctico de eminente corte ilustrativo, y etimológico porque propone un estudio descriptivo acerca de las etimologías griegas y latinas en la nomenclatura de las especies medicinales con uso antiasmático. 31 La necesidad de realizar un trabajo lo más completo posible, con ventajas de acceso y soluciones inmediatas a la demanda de los profesionales de la Ciencias Biológicas, especialmente de la Botánica, precisa del apoyo de un colectivo capacitado tanto en el perfil biológico como lingüístico y lexicográfico. Para ello fue necesario la conformación de un equipo multidisciplinario. De la muestra seleccionada se extraerán los étimos griegos y latinos, las relaciones de parentesco de los segmentos delimitados y las observaciones botánicas de cada uno de los ejemplares. Su desenvolvimiento se encuentra en las sinonimias actualizadas de las especies de plantas medicinales con uso antiasmático registradas en Cuba. Para la confección de las fuentes terminológicas se traza un cronograma de trabajo que permite organizar la información y fijar los respectivos procedimientos del análisis. La selección de las especies parte de la lista expuesta en el libro Plantas medicinales, aromáticas o venenosas de Cuba, del prestigioso botánico Juan Tomas Roig y Mesa, publicado en 1974. Esta lista incluye 48 especies de plantas medicinales con uso antiasmático, 45 géneros y 31 familias. (Véase Anexo 2) Para una correcta elaboración del glosario fue necesario la búsqueda de la denominación más actual de las especies que conformarían la muestra teniendo en cuenta el uso de la literatura especializada, puesto que una especie puede tener más de un nombre válido, pero solo uno es el actualizado, los demás son simples sinonimias (nombres diferentes que se aplican a un mismo taxon). Para ello se consultó el Catalogo Digital Guía de la flora (2010) y los tomos del I-V de la Flora de Cuba (León Hno., 1946; León Hno. & Alain Hno. 1951, 1953, 1957; Alain Hno., 1964). A continuación se presentan las especies cuyos nombres científicos fueron actualizados en la investigación (los segundos nombres en aparecer son los actualizados): Camphora camphora (L.) Karst = Cinnamomum camphora (L) J. Presl Cassia occidentalis L. = Senna occidentalis (L.) Link. Chamaesyce hirta (L.) Millsp. = Euphorbia hirta L. D. metel L.= Datura fastuosa L. 32 Dysphania ambrosiodes (L.) Mosyakin & Clemants = Chenopodium ambrosioides L. Epidendrum punctatum L.= Cyrtopodium punctatum (L.) Lindl. Jasminum officinale sensu A.Stahl = Jasminum grandiflorum L. Lobelia longiflora L.= Hippobroma longiflora (L.) G. Don Phlebodium aureum J. Smith. = Polypodium aureum L. 2.2. Descripción del glosario y sus características El glosario propuesto tiene una estructura bien delimitada. El equipo de trabajo es multidiciplinario ya que incluye especialistas de la Botánica, de la Lexicografía y de Lenguas Clásicas. El glosario se encuentra organizado alfabéticamente, con el fin de facilitar la búsqueda de cualquier término. En su megaestructura se recogen las abreviaturas empleadas en la elaboración del glosario (véase Anexo 3) y un anexo (4) donde se encuentran la forma del alfabeto griego al pasar al latín, las pronunciaciones en latín que sirve como soporte a la hora de nombrar una especie, su inserción se debe al desarrollo de conocimientos del latín no solo de manera escrita sino en su uso comunicativo oral, y además garantizar que el usuario al cual va dirigido al material, cuente con una fuente que no solo muestre datos, sino que también sea capaz de facilitar la comprensión y aprendizaje de los mismos. La macroestructura refleja un orden alfabético, comienza con la etimología de los nombres del género y luego parte hacia las especies. Se tiene en cuenta para su disposición sistémica la remisión de los táxones infragenéricos (categorías especie y subespecie) a partir de la jerarquización taxonómica de familia y género. La microestructura comprende en primer lugar los nombres científicos de las plantas medicinales con uso antiasmático registradas en Cuba que han sido actualizados previamente y se hacen acompañar del apellido abreviado del autor o autores que descubrieron o dieron nombre a las especies de forma efectiva y válida, a lo que se suma, el nombre común con que son reconocidas en Cuba y la familia a la cual pertenece cada una. Estos términos que refieren específicamente el nombre de la especie constituyen las entradas o lemas principales del artículo. 33 Se cuentan en el muestreo 48 entradas que constan de 96 términos . En segundo lugar aparecen las etimologías griegas y latinas del nombre genérico y del epíteto específico de las especies analizadas. En tercer lugar se lleva a cabo una observación donde se argumentan los rasgos fundamentales que tributan a la denominación de las especies: forma, función, lugar, personaje, hecho histórico, etc. Esta microestructura va a estar apoyada por una mesoestructura que posee las imágenes de las especies para ilustrar tanto la etimología como las características propias del género que le dan ese nombre, y también para reforzar las observaciones hechas en el análisis etimológico. El glosario se presentará con las imágenes anexas como un tercer capítulo en formato digital. (Véase CD anexo) Como se enuncia; en cada caso se hace remisión a una mesoestructura anexa que contiene las imágenes de los ejemplares y permite un mejor acercamiento a las características observables en ellos; por las cuales han sido nombrados. Respecto a las especies cuyo nombre ha sido dado en memoria de alguna personalidad botánica, ya fuere su descubridor o no, se presentarán igualmente ilustraciones de los ejemplares para confrontar los términos de origen griego y latino y permitir un mejor reconocimiento de dichas especies. Los nombres de cada especie constan de dos partes: el nombre genérico, cuya letra inicial se escribe siempre con mayúscula, más el epíteto específico (generalmente un adjetivo latinizado) que siempre se escribe con minúscula. Ambos forman la «nomenclatura binomial» instaurada por Carlos Linneo en 1753 y que ha sido estandarizada por los convenios establecidos en los Congresos Internacionales de Nomenclatura Botánica. Respecto a la representación de los nombres de los descubridores de las especies, se citan atendiendo a varias razones: a) Cuando el autor atribuye el nombre a otra(s) persona(s), es permisible citarla(s), seguidas por la partícula `ex´ – u omitirlo, Ej.: Phyla fruticosa (Mill.) K.Kenn. ex Wunderlin & B.F Hansen = Orozuz b) Si los autores son dos, se cita el primero seguido de `&´ (et), Ej.: Drymaria cordata (L.) Willd. Roem. & Schult = matemaco 34 Palicourea crocea (Sw.) Roem. & Schult= tapa camino c) Cuando se trate de un basónimo (4), también se citan sus autores pero esta vez utilizando el paréntesis, Ej.: Tournefortia gnaphalodes (L.) R.Br = Salvia marina Hippobroma longiflora (L.) G. Don = revienta caballos Mucuna pruriens (L.) DC. = Picapica Pseudelephantopus spicatus (Juss.) Rohn= lengua de vaca Prunus myrtifolia (L.) Urb.= cuajaní hembra Para el análisis etimológico se tiene en cuenta la reglamentación establecida por el Código Internacional de Nomenclatura Botánica referente a la latinización de todos los nombres científicos de los grupos taxonómicos. Si se trata de un término latino entonces la etimología de este se escribe según su origen (en latín); sin embargo, los términos cuya procedencia reside en el idioma griego, aparecerán trascritos a la lengua latina (latinizados), mostrando la equivalencia de una lengua a otra (griego-latín). Ejemplo de la transcripción latina (latinización) de algunos términos procedentes del griego y que han sido empleados en el análisis: ξ………………X…………….Coix(Κόιξ)…………..`Palma de Egipto´ θ………………th……………. Lantana (λανθάνω)……. `Estar o seguir oculto. // Pasar inadvertido´ ψ………………ps……………Pseude- (ψευδής,)………… `Falso ´ υ………………y……………. Cyrto- (κυρτῶν)……... `Jorobado, encorvado´ χ ……………..ch……………. Cheno- (χήν, -χηνός)……….. ‘Oca, ganso, ánsar’ φ……………..ph……………. Phaseolus (φάσηλο, ου)……………. `Frijol. // Chalupa alargada, brote alargado´ Los segmentos etimológicos se presentan como nuevas entradas y constituyen un subsistema terminológico para la nomenclatura de cada categoría taxonómica. Los segmentos etimologicos siguen para su explicación las reglas establecidas por los diccionarios consultados. En el glosario se enuncian de la siguiente forma: Para los sustantivos latinos se ofrece el nominativo singular, morfema de genitivo singular y el género, Ej: Cecropia, ae. f.; lacrima, ae f., fastus, us, m. Para 35 los sustantivos griegos se ofrece el nominativo singular, morfema de genitivo singular y el artículo, Ej: Κόιξ, κόικος; (ὁ); πούς, ποδός (ὁ). Para los adjetivos latinos y griegos se da el nominativo singular de los tres géneros (para los de todas las declinaciones), Ej. en la latín: punctatus, a, um; arboreus, a, um; en griego: στραβόϛ, ή, όν; καλυπτός, η, οᴠ. Para los verbos latinos se ofrece el presente de indicativo activo, Ej: prurio; si es regular se informa la conjugación, Ej: sapindus, a, um. Se sañalan los verbos transitivos con la abreviatura tr. y la abreviatura intr. para los intransitivo, Ej: findo, fidi, fissum tr; si es irregular se ofrecen las diferentes conjugaciones y se señala con la abreviatura irrg., Ej: fero, tuli, latum, irreg. Para los verbos griegos solamente se ofrece la primera persona del singular del presente de indicativo activo, que contiene en su desinencia mayor cantidad de información, Ej: ἐκλείπω; λανθάνω. Los prefijos, los sufijos, los adverbios y los sustantivos indeclinables, se señalaran con sus respectivas abreviaturas, Ej.: suf. -florus, a, um: `De flores. // Cubierto de flores, florido´; suf. lat.: -oides, -is, que indica semejanza; κἄν (crasis de καἱ ἄν) adv.: ‘Igualmente, también; aun; pref. gr. ψευδής, ης, ές adj.: `Falso´; Iob indecl. m.: `Job´ (el patriarca paciente). 2.3 ANÁLISIS DE LA MUESTRA Y RESULTADOS 2.3.1 Categorías gramaticales empleadas en la nomenclatura La muestra analizada está compuesta por 48 nombres de especies, de manera que incluye 96 términos, puesto que el nombre de las especies generalmente es binomial, o sea, está compuesto por un nombre genérico y un epíteto específico, y en el caso de la muestra que se analiza siempre es así. En la formación de los 96 términos intervienen 120 segmentos etimológicos, provenientes de sustantivos (74, para un 61,66 %), adjetivos (32, para un 26,66 %), verbos (9, para un 7,5 %), adverbios (3, para un 2,5 %), conjunciones (1, para un 0,83 %) y pronombres (1, para un 0,83 %). Como puede apreciarse, la categoría más empleada ha sido el sustantivo, consecuentemente con el carácter descriptivo que tiene la nominación de las especies y con la etimología de ese sustantivo (species, `lo que se ve´). De 36 manera que, aunque el nombre genérico suele ser un sustantivo y el epíteto específico un adjetivo, es común que este último presente una estructura compleja con significados como `que produce un bálsamo ´ (balsamifera), `como las lágrimas de Job (lacryma-jobi). Le sigue en frecuencia de uso el adjetivo, que suele aparecer como tal en calidad de epíteto específico, pero con mucha frecuencia se trata en realidad de participios de presente, expresando actividad de la planta (scandens, `que escala´; pruriens, `que produce picazón´), o de participio de perfecto expresando apariencia (cordatus, `acorazonado´; peltatus, `cubierto por una pelta´). En tercer lugar aparece el verbo, formando parte de adjetivos que expresan actividad, como nucifera, `que tiene nueces´; uvifera, `que tiene uvas´. La aparición del adverbio de explica por la intención de expresar condiciones del adjetivo, como sucede en palicourea, `esquilada una y otra vez´ y en eucaliptus `muy hermoso´. 2.3.2 Valor semántico de los segmentos etimológicos El valor semántico más usual es la apariencia, por la razón ya explicada relacionada con la etimología del sustantivo species. En 124 razones etimológicas, 65 corresponden a apariencia, para un 52,42 %; 27 a funciones de la planta, para un 21,77 %; 12 hacen referencia al lugar de origen, para un 9,67 %; 4 se trata de honra a personajes célebres o famosos, para un 8,06 %;3 hacen alusión a la consistencia de una parte de la planta, para un 2,41 %; 2 se refieren al hábitat, para un 1,61 %; 2 son nombres que ya calificaban plantas en el latín clásico, para un 1,61 %, y 1 habla de filiación taxonómica, para un 0,80 %. 2.3.3 Formación de las palabras En la formación de los sustantivos predomina la composición: chenopodium (χήν, `ganso´ + πούς, `pie´), pseudoelephantopus (ψευδής, `falso´ +ἐ λέφας, `elefante´ + πούς, `pie´). Pero también se encuentra la derivación: drymaria (δρυμός, `bosque´ + -arius, `propio de´), ruellia (Rouelle, apellido + -ius, `relativo a´). 37 En la formación de adjetivos se encuentran varias categorías, como por ejemplo: -sustantivo + verbo: balsamifera (balsamum, `básamo´ + fero, `llevar´) -adjetivo + sustantivo: longiflora (longus, `largo´ + flos, `flor´) -sustantivo + sustantivo: myrtifolia (myrtum, `mirto´+ folium, `hoja´) 2.4 Glosario Allium sativum L. N.c.: Ajo común. Flia.: AMARYLLIDACEAE. El nombre genérico proviene del latin alium, ii, n.: `Ajo´. El epíteto específico proviene del adj. lat. sativus, `Que se cultiva, a distinción de lo agreste o silvestre´. Observación: Actualmente es cultivado y consumido en todo el mundo. Amyris balsamifera L. N.c.: Cuaba blanca. Flia.: RUTACEAE. El nombre genérico proviene del gr. ἂμυροϛ, ον: `No perfumado, inodoro´. El epít. espec. proviene de la unión del s. lat. balsamum, -i, n.: `Bálsamo´, y el verb. lat. fero, tuli, latum, irreg.: `Llevar, traer, portar´. Obs.: La planta destila un bálsamo inodoro. Bixa orellana L. N.c.: Bija. Flia.: BIXACEAE. El nombre genérico proviene de la latinización del portugués ‘bixa’. Bija era el nombre dado al tinte obtenido de esta planta en las comunidades Pijaos de Colombia. El epít. espec. constituye un homenaje al explorador español Francisco de Orellana (1490-1546). Obs.: La etimología se remite a una lengua aborigen de América que da nombre a la planta cultivada en Colombia y el epít. espec. hace honor a Francisco de Orellana. Boerhaavia erecta L. N.c. Tostón. Flia.: NYCTAGINACEAE. El nombre genérico está dedicado a Jan Gerard Wessels Boer) ( 1936-?) botánico y pteridólogo neerlandés. El epít. espec. proviene del lat. erectus, a, um: `Levantado, elevado, derecho. // Alto, noble, soberbio´. Obs.: La etimología hace honor al botánico y pteridólogo J. G. Wessels Boer y a la característica que posee la planta de permanecer con sus ramas bien derechas. Cecropia peltata L. N.c. Yagruma. Flia.: URTICACEAE. El nombre del género proviene del lat. Cecropia, ae. f.: `Cecropia [foratleza de Atenas, Atenas] ´. 38 El epít. espec. proviene del lat. pelta, ae f.: `Pelta, pequeño escudo en forma de media luna´. Peltatus, a, um: `Armado de pelta´. Obs.: Hace alusión a la fortaleza que esta planta pasee en su tronco y a la forma de escudo que sus hojas tienen. Chenopodium ambrosioides L. N.c.: Apasote. Flia.: AMARANTHACEAE. El nombre del género proviene del gr. χήν, -χηνός (ὁ,ἡ). s. ‘Oca, ganso, ánsar’, y del gr. πούς, ποδός (ὁ): ‘Pie’. Χηνόπους,-ποδός (ὁ). s. Especie de quenopodio, planta llamada vulgarmente ‟pie de ánade”. El epít. espec. proviene del lat. ambrosius o – eus, a, um: ‘Como ambrosía; perfumado con ambrosía’; unido al suf. lat.: -oides, is, que indica semejanza. Obs.: Sus hojas recuerdan la pata de los palmípedos, y la infusión de la planta es dulce y aromática. Cinnamomum camphora (L) J. Presl. N.c.: Alcanfor. Flia.: LAURACEAE. El nombre del género proviene del gr. Κιννάμων, o Κιννάμωμον, que significa `madera dulce´. Este término gr. probablemente proviene del hebreo quinamom, que en el lenguaje de Malasia e Indonesia también quiere decir ‘madera dulce’. Κιννάμωμον, -ου (τό). s.: ‘Canelo. (Parecerse al canelo)’. El epít. espec. proviene del gr. κἄν( crasis de καἱ ἄν) adv. ‘Igualmente, también; aun’, y φορά, -ᾰς (ἡ). s. ‘Acción de llevar, de traer, de transportar’. Obs.: Las especies de Cinnamomum poseen aceites aromáticos en sus hojas y en la corteza al igual que el canelo. Coccoloba uvifera L. N.c. Uva caleta. Flia.: POLYGONACEAE. El nombre del género proviene del gr. Κόκκος, -ου: `Semilla, grano (particularmente de la granada; fruto de forma globosa)´, y del latín coccus, cocci, m.: `Coco´. Y del gr. Λοβός, -οῦ, (ὁ): `Lóbulo [lat. lobus, lobi, m.: lóbulo.]´. El epít. espec. proviene de la unión del s. lat. uva, uvae, f.: `Uva, racimo´ y fero, tuli, latum 3: `Llevar, producir´. Obs.: Se refiere a las hojas redondeadas, en forma de globo, semejantes al coco, que presenta este género, y a la forma de los racimos de frutos que se asemejan a los de la uva. Coffea arabica L. N.c.: Café. Flia.: RUBIACEAE. El nombre del género procede de la palabra Kafa, el lugar donde descubrieron el café, quahwah en 39 árabe. El epít. espec. proviene del lat. arabicus, a, um: `Procedente de la Península Arábiga´. Obs.: Tanto el nombre genérico como el epít. espec. hacen alusión al lugar de origen de la especie, situado en Etiopía. Coix lacryma-jobi L. N.c. Lágrima de Job. Flia.: POACEAE. El nombre del género proviene del gr. Κοίξ, κοίκος; (ὁ): `Palma de Egipto´. El epít. espec. proviene de la unión de la palabra lat. lacrima, ae f.: `Lágrima; gota, resina de algunas plantas, y Iob indecl. m.: `Job´ (el patriarca paciente). Obs.: La etimología del nombre genérico es de origen egipcio, el epít. espec. hace referencia a la semejanza de sus semillas con las lágrimas atribuidas a Job, personaje bíblico. Cyrtopodium punctatum (L.)Lindl. N.c. Cañuela. Flia.: ORCHIDACEAE. El nombre del género proviene de la unión del gr. κυρτῶν,-ῶνοϛ (ὁ) adj. y s.: `Jorabado, encorvado´, con el s. gr.πούς, ποδός (ὁ): `Pie´. El epít. espec. proviene del lat. punctatus, a, um: `Punteado, afilado´. Obs.: El pie de la planta es encorvado y las hojas son acuminadas y plegadas en la base. Datura arbórea L. N.c. Campana. Flia.: SOLANACEAE. El nombre del género proviene de la latinización del nombre de las Indias Orientales de la Dathura o Dutra, usado por primera vez por Linneo. También deriva del nombre del veneno dhât, que se prepara a partir de especies indias y fue utilizado por los miembros de la letal secta thag. El epít. espec. proviene del lat. arboreus, a, um: `Arbóreo, de árbol, parecido a un árbol´. Obs.: El nombre genérico hace alusión al lugar de origen de la planta, y probablemente a los efectos narcotizantes de sus flores, y el epít. espec. responde al porte de la planta. Datura fastuosa L. N.c. Chamisco blanco. Flia.: SOLANACEAE. Para el nombre genérico ver entrada anterior. El epít. espec. proviene del lat. fastus, us, m.: `Orgullo, soberbia, altanería´. 40 Obs.: El nombre genérico hace alusión al lugar de origen de la planta, probablemente a los efectos narcotizantes, y el epít. espec., al porte elegante de su corola. Datura stramonium L. N.c.Chamisco. Flia. : SOLANACEAE. Para el nombre genérico ver entrada anterior. El epít. espec. proviene del gr. στραβόϛ, ή, όν: `Torcido, retorcido´ y μόνοϛ, η, ον: `Uno solo´. Obs.: El nombre genérico hace alusión al lugar de origen de la planta, probablemente a los efectos narcotizantes de sus flores, y el epít. espec. hace referencia a los rasgos de las flores, que tienen un solo pétalo, el cual es retorcido. Drymaria cordata L. N.c. Matemaco. Flia.: CARYOPHYLLACEAE. El nombre del género proviene del gr.δρυμόϛ,-οῦ (ὁ): `Bosque, selva´. El epít. espec. proviene del lat. cordatus, a, um: `Cordado, en forma de corazón´. Obs.: La etimología hace referencia a características de la planta, que por la unidad y abundancia de sus tallos de poca altura semejan la espesura de un bosque, y sus hojas tienen forma de corazón. Eclipta alba (L.) Hassk N.c. Eclipta blanca. Flia. : ASTERACEAE. El nombre del género proviene del gr. ἐκλείπω: `Dejar, descuidar, desaparecer´. El epít. espec. proviene del lat. albus, a, um: `Blanco; pálido, lívido´. Obs.: Por su tamaño la flor, que además es blanca, se oculta entre las hojas. Eucalyptus citriodora Hook N.c. Eucalipto de olor a limón. Flia.: MIRTACEAE. El nombre del género proviene de la unión del gr. εủ adv. : `Bien, como es debido; con regularidad, ajuste o perfección´. Y del griego καλυπτός, , ή, όν, adj.: `Cubierto. // Que cubre´. El epít. espec. proviene de la unión del latín citrus, i f.: `Limonero, cidro´, y odor –oris m.: `Olor, perfume, aroma´. Obs.: De manera general hace referencia a la yema de sus flores, puesto que el cáliz y la corola están unidos por una especie de tapadera que cubre los estambres y el pistilo; de esta peculiaridad procede su nombre en griego `bien cubierto´. Hace alusión al olor muy fuerte que se desprende de las hojas de esta planta, de olor a limonero, a limón. Euphorbia hirta (L.) Millsp. N.c. Lechera, malcasada. Flia.: EUPHORBIACEAE. En 1753, Carlos Linneo asignó el nombre a todo el género en 41 Species Plantarum, en honor al médico griego del rey Juba II de Mauritania (52 a 50 a. C. – 23), Euphorbus. El epít. espec. proviene del lat. hirtus, a, um: `Velloso, cerdoso, hirsuto´. Obs.: Alude a los vellos cerdosos minúsculos que presenta el pedúnculo de las inflorescencias de esta planta. Hippobroma longiflora (L.) G. Don N.c. Revienta caballos. Flia.: CAMPANULACEAE. El nombre del género proviene de la unión del gr. ἵπποϛ, ου (ὁ):`Caballo´, con βρόμιον, ου (τό): ` Alimento´. El epít. espec. proviene de la unión del lat. longus, a, um : `Largo´, con el suf. --florus, a, um: `De flores. // Cubierto de flores, florido´. Obs: Sirve de alimento a los caballos y sus flores son largas. Hymenaea torrei Leon. N.c.: Caguairán amarillo. Flia.: FABACEAE. El nombre del género proviene del gr. ὑμήν, ένος (ὁ). s. ‘Membrana; película que envuelve algún órgano del cuerpo; piel fina. // Cápsula’. El epít. espec. constituye la dedicatoria de la especie al prestigioso médico, químico, y botánico estadounidense John Torrey (15 de agosto de 1796 - 10 de marzo de 1873). Obs.: La etimología alude a la forma que adopta el cáliz en forma de cápsula, y a la honra al prestigioso médico, químico, y botánico estadounidense John Torrey. Jasminum grandiflorum L. N.c. Jazmín poético. Flia.: OLEACEAE. El nombre del género proviene del árabe hisp. yas[a]mín, a su vez del árabe clásic. jāzmīn y este del pelvi yāsaman, `regalo de Dios´. El epít. espec. proviene de la unión del lat. grandis, e : `Grande, de grandes proporciones, grandioso, elevado, sublime´, y del suf. lat. -florus, a, um: `De flores. // Cubierto de flores, florido´. Obs.: El nombre genérico hace referencia a la hermosura de las flores de este género, y el epít. espec., a las grandes proporciones de las flores de esta especie. Jatropha multifida L. N.c. Nuez vómica cubana. Flia.: EUPHORBIACEAE. El nombre del género proviene del gr. ỉατρόϛ, οῦ (ὁ): `Médico´, y de τροφόϛ, οῦ (ἡ): `Nodriza´. El epít. espec. proviene de la unión del lat. multus, a, um: `Mucho, abundante. // Asiduo, frecuente. // Numeroso´, y findo, fidi, fissum 3 tr.: `Hender, abrir, dividir, rajar´. 42 Obs.: Hace referencia a las cualidades medicinales, nutritivas y a las numerosas hendiduras de sus hojas. Justicia pectoralis Jacq. N.c. Tila Flia. : ACANTHACEAE. El nombre del género proviene del lat. iustitia, ae f.: `Justicia, equidad// Derecho// Santidad´. El epít. espec. proviene del lat. pectoralis, e : `Relativo al pecho´. Obs.: La etimología hace referencia a los efectos sedativos que provoca en el alma, que popularmente se localiza en el pecho, y probablemente también la equidad en la distribución de sus hojas. Lantana camara L. N.c. Santuario. Flia.: VERBENACEAE. El nombre del género proviene del gr. λανθάνω: `Estar o seguir oculto; permanecer oculto a alguien; ignorado de alguien. // Hacer olvidar. // Olvidarse de. // Omitir. // Pasar inadvertido´. El epít. espec. proviene del lat. camara, ae. f.: `Bóveda, techo abovedado´. Del gr. καμάρα, ας (ἡ).s. `Bóveda, arcada. // Dosel de cama. // Carro cubierto. // Góndola cubierta´. Obs.: La inflorescencia tiene forma de bóveda como si ocultara algo. Mangifera indica L. N.c. Mango. Flia.: ANACARDIACEAE. El nombre del género proviene del ingl. mango, este del port. manga, y este a su vez del tamil mānkāy. El epít. espec. proviene de la unión del lat. fero, tuli, latum, irreg.: `Llevar, traer, portar´ y del gr. Ỉνδικός, ή, όν adj.: `De la India, indio, índico´. Obs.: Árbol originario de la India que produce un fruto denominado “mango”. Mucuna pruriens (L.) DC. N.c. Pica-pica. Flia.: FABACEAE. El nombre del género proviene del lat. muccus, i m.: `Moco´. El epít. espec. del lat. prurio, ii, itum, 4 tr.: `Sentir comezón´. Obs.: Alude a la forma colgante de sus flores y frutos, y los pelos estrellados que presentan los frutos y que causan severa alergia y comezón al ponerse en contacto con la piel. Musa paradisiaca L. N.c.Plátano. Flia.: ANACARDIACEAE. El nombre del género proviene del lat. musa, ae f.: `Musa. // Canto, poema´. El epít. espec. proviene del gr. παράδεισοϛ, ου (ὁ):` Jardín´ [lat. paradisus, i m.: `Jardín. // Paraíso terrenal]´. Obs.: El nombre hace alusión al exquisito sabor de sus frutos. 43 Palicourea crocea (Sw.) Roem. &Schult. N.c. Tapa camino. Flia.: RUBIACEAE. El nombre del género proviene del gr. πάλι adv., apócope de πάλιν adv. `Hacia atrás; atrás; en sentido inverso; de nuevo; una y otra vez´. Del gr. κουρίς ίδος (ἡ): `Que esquila, que afeita.// Tijeras; navaja de afeitar// Peinador´. El epít. espec. proviene del gr. κρόκεος, α, ον.: `Azafranado´. Obs.: Hace referencia a las flores que son muy sencillas, glabras, de color azafranado. Pectis leonis Rydb. N.c. Tebenque. Flia.: ASTERACEAE. El nombre del género proviene del lat. pectus, -oris n.: `Pecho´. El epít. espec. proviene del lat. leo, -onis: m.: `León´. Obs.: Hace referencia a su uso medicinal, relacionado con las enfermedades respiratorias. La flor es hirsuta y del color de la cabellera del león. Phaseolus lunatus L. N.c.Frijol caballero. Flia.: FABACEAE. El nombre del género proviene del gr. φάσηλος, ου (ὁ): `Frijol. //Chalupa alargada, brote alargado´. El epìt. espec. proviene del lat. luna, ae .f.: `Luna´ . Obs.: Debe su nombre genérico a la forma de la vaina, que parece un bote alargado, y a las semillas blancas en forma de media luna. Phyla nodiflora (L.) Greene N.c. Orozuz. Flia.: VERBENACEAE. El nombre del género proviene del lat. phylum, a. m.: `Género, grupo de plantas cuyas flores surgen de los nodos de los tallos ´. El epìt. espec. proviene de la unión del lat. nodus, i, m.: `Nudo [de los vegetales]´, y el suf.-florus, a, um : `De flores// Cubierto de flores, florido´. Obs.: En referencia a las flores que surgen de los nodos de los tallos. Physalis pubescens L. N.c. Vejiga de perro. Flia.: SOLANACEAE. El nombre del género proviene del gr. φυσαλίϛ, -ίδοϛ (ἡ): `Burbuja, vejiga´. El epít. espec. proviene del lat. pubescens -entis: `Cubierto de bello´. Obs.: El fruto es como una burbuja peluda. Pluchea carolinensis (Jacq.) G. Don N.c. Salvia del país. Flia.: BORAGINACEAE. Proviene del gr. πλόχανον, ου (τō): `Tentáculo de pulpo´. El epít. espec. señala el lugar de origen de la especie, de Carolina. 44 Obs.: El nombre genérico hace referencia a las flores que parecen tentáculos de pulpo, y la planta es originaria de las Carolinas. Plumbago scandens L. N.c. Malacara. Flia.: PLUMBAGINACEAE. El nombre del género proviene del latín plumbum, -i, n.: `Plomo, estaño´, y el sufijo –ago, que indica remembranza o conexión. El epít. espec. proviene del lat. scando, ndi, nsum: `Subir, trepar, escalar´ . Obs.: El nombre hace referencia, de manera general, tanto al color azul plomizo de las flores de algunas especies como a que antiguamente se creía que era la cura para el envenenamiento con plomo. Esta especie no se mantiene erguida por sí misma, y necesita un soporte para encaramarse: otra planta, un muro, un peñasco, etc. Polypodium aureum L. N.c.: Calaguala. Flia.: POLIPODIACEAE. El nombre del género proviene del lat. polypodium, y este del gr. πολυπόδιον, dim. de πολύπους: `De muchos pies´. El epít. espec. proviene del lat. aureus, a, um: ` Àureo, de oro.// Hermoso como el oro, espléndido.// Dorado, de color de oro, trabajado en oro, adornado de oro´. Obs.: Alusión a las especies de este género, que son monoicas (los sexos de las plantas están separados en diferentes pies de planta), y a la coloración dorada de los soros. Prunus myrtifolia (L.) Urb. N.c. Cuajaní hembra. Flia.: ROSACEAE. El nombre del género proviene del lat. prunus, us f.: `Ciruelo, ciruela´. El epít. espec. proviene de la unión de las palabras lat. myrtum,-i.n.: `Mirto´, y folium, -ii n.: `Hoja, follaje´. Obs.: El fruto es semejante a una ciruela, y myrtifolia hace alusión a la semejanza que tienen las hojas de esta planta con las de la familia MYRTACEAE. Prunus occidentalis Sw. N.c. Cuajaní. Flia.: ROSACEAE. Para el nombre genérico ver entrada anterior. El epít. espec. proviene del lat. occidentalis, e: `Occidental´. Obs.: El fruto es semejante a una ciruela, y se cultiva en el hemisferio occidental. 45 Pseudelephantopus spicatus (Juss.) Rohn. N.c. Lengua de vaca. Flia.: ASTERACEAE. El nombre del género proviene de la unión del. gr. ψευδής, ές adj.: `Falso´, y del gr. ἐλέφαϛ, -αντοϛ (ὁ): `Elefante, marfil´. con el s. gr.πούς, ποδός (ὁ): `Pie´. El epít. espec. proviene del lat. spica, ae f.: `Punta, espiga.// Cabeza´. Obs: Las flores se dan en espigas y el pedúnculo cubierto por hojas toma un grosor semejante a una pata de elefante. Rheedia aristata Griseb. N.c. Manajú. Flia.: CLUSIACEAE. El nombre del género se debe al naturalista holandés Hendrik van Rheede. El epít. espec. proviene del lat. aristatus, a, um: `Aristado, que tiene aristas´. Obs.: Es un homenaje al naturalista holandés Hendrik van Rheede, y señala la característica de la especie donde la venación de las hojas sobresale en forma de arista. Ruellia tuberosa L. N.c. Salta perico. Flia.: ACANTHACEAE. El nombre del género se debe al farmacéutico y químico francés Hilaire-Marie Rouelle (Mathieu, 1718 – París, 7 de abril de 1779). El epít. espec. proviene del lat. tuber-eris n.: `Joroba, excrecencia, tumor, hinchazón. // Trufa´. Obs.: En honor al farmacéutico y químico francés Hilaire-Marie Rouelle y a las características de la especie, que tiene sus raíces hinchadas. Sapindus saponaria L. N.c. Jaboncillo. Flia.: SAPINDACEAE. El nombre del género proviene del lat. sapindus, a, um: `Tener sabor. //Oler´. El epít. espec. proviene del gr. σάπων, σαπώνοϛ (ὁ): `Jabón´. Obs.: Su fruto es oloroso y su pulpa contiene gran cantidad (30%) de una sustancia llamada saponina. Al estrujar los frutos, estos hacen espuma, que antes se usaba como jabón para lavar la ropa, por lo que se le dio el nombre común de jaboncillo. También tiene uso en perfumería y farmacia (tinturas y emplastos). Senna occidentalis (L.) Link N. c. Yerba hedionda. Flia.: FABACEAE. Debe el nombre del género a su color amarillo siena, por el tipo de arcilla natural de Siena, ciudad de Umbría. El epít. espec. proviene del lat. occidentālis, e adj.: `Perteneciente o relativo al Occidente; natural de occidente´. Obs.: Alude al color de sus flores y al posible origen de esta planta, Occidente. 46 Smilax domingensis Willd. N.c. Raíz de China. Flia.: SMILACACEAE. El nombre del género proviene del gr. Σμίλαξ,-ακος (ἡ) y a veces (ὁ) s. `Especie de haba comestible. Smilax recibe su nombre del mito griego de Crocus y la ninfa Smilax. Mito que siempre gira en torno al amor frustrado y trágico de un hombre mortal que es convertido en una flor, y una ninfa del bosque que se transforma en una parra. Smilax, nombre clásico de varias plantas trepadoras volubles´. El epít. espec. proviene del lat. domingensis, -e, epíteto que significa: `De república dominicana´, en su sentido más amplio. Obs.: Hace referencia a la belleza de sus flores y a la semejanza de sus frutos con una especie de haba comestible o parra, así como a su lugar de origen. Solanum mammosum L. N.c. Pechito. Flia.: SOLANACEAE. El nombre del género proviene del lat. solaris, e: `Solar, del sol´. El epít. espec. proviene del lat. mamma, ae f.: `Mama, pecho, teta, ubre´. Obs. : El nombre genérico hace alusión a que la corola y los estambres de la flor tienen forma de sol, y el epít. espec. hace alusión a la forma del fruto, similar a una mama. Tamarindus indica L. N.c. Tamarindo. Flia.: FABACEAE. El nombre del género proviene del árabe tamrhindī, ( dátil de la India). El dátil es una fruta obtenida de la palmera datilera (Phoenix dactylifera), alimento básico para países del Magreb. El epít. espec. proviene del adj. gr. Ἰνδικός, ή, όν [lat. indicus], que significa `indio; de la India; Índico´. Obs.: Alude el posible origen de la planta, la India. Tournefortia gnaphalodes (L.) R.Br. N.c. Salvia del país. Flia.: BORAGINACEAE. Debe el nombre del género a Joseph Pitton de Tournefort (5 de junio de 1656—28 de diciembre de 1708 ) botánico francés, destacado como el primero en hacer una distinción clara de género para las plantas.. El epít. espec. proviene del gr. γναφαλώδηϛ, εϛ: `Lanudo, algodonoso´. Obs.: Hace honor al botánico Joseph Pitton de Tournefort y a una característica de las flores de la especie. Zanthoxylum martinicense (Lam.)DC N.c.: Ayúa amarilla. Flia.: RUTACEAE. El nombre del género proviene del gr. ζάνθιον, -ου (τό). s.: `Arzolla, 47 planta que servía para teñir el cabello de rubio´ y de ξύλον,-ου (τό).s.: `Madera; leña, tronco, madero. //Árbol´. El epìt. espec. proviene del lugar de origen de la planta, martinicensis, e: `De Martinica´. Obs. : Árbol de madera amarillenta originario de la isla de Martinica. 48 Conclusiones Se analizó la nomenclatura de 48 especies, que comprenden 96 términos, ya que en todos los casos se trató de nomenclatura binomial. El análisis reveló la presencia de 120 segmentos etimológicos. Las categorías gramaticales que dan lugar a los 120 segmentos etimológicos son sustantivos (61,66 %), adjetivos (26,66 %), verbos (7,5 %), adverbios (2,5 %), conjunciones (0,83 %) y pronombres (0,83 %). El origen de las etimologías de los 120 segmentos se encuentra en la apariencia (52,41 %), la función (21,77 %), el lugar de origen (9,67 %), la honra a personajes famosos y célebres (8,06 %), la consistencia (2,41 %), el hábitat (1,61 %), el nombre primitivo (1,61 %) y la filiación taxonómica (0,80%). 49 Recomendaciones 1. Emplear los resultados como documento de consulta para investigadores y estudiantes de las Ciencias Biológicas y también de Letras. 2. Extender este tipo de estudio a otros grupos taxonómicos. 50 Bibliografía ALPÍZAR CASTILLO, RODOLFO: Apuntes para la historia de la lingüística en Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1989. ALPÍZAR, R. «Obras publicadas por las Editoriales Ciencias Sociales y CientíficoTécnica»: http://www.ecured.cu/index.php/Rodolfo_Alpízar_Castillo. ____. (1997): ¿Cómo hacer un diccionario científico técnico? Buenos Aires, Memphis. Encontrado en Valdés, G. (2009): Sociolingüística y Dialectología. Selección de lecturas, PDF. 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Apasote 3 C. anthelminticum pasote, semen L. Dysphania contra(Antillas) ambrosiodes (L.) Mosyakin & Clemants Ayua 4 Fagara 57 RUTACEAE BIXACEAE FABACEAE RUBIACEAE POLIPODIACEAE SOLANACEAE ORCHIDACEAE ARECACEAE RUTACEAE ROSACEAE ayua amarilla,ayua martinicensis Lam., Z macho,ayuda(cuba) lanceolatum Poir., Z. juglandifolium Berterianum DC. Bixa orellana L. Bija 5 Achote, achiote ( cuba, México) Hymenaea torrei Caguairán amarillo 6 H. verrucosa Leon. Copal de la india Gaertn. Coffea arabica (Café en cuba 7 var.stenophyllea L. nombre vulgar) Bello = Chione cafeto venosa (Sw.) Urb. var. venosa Polypodium aureum L. Calaguala, 8 P.areolatum carraguala Humb.&Bompl., Phlebodium aureum J. Smith. Datura arborea L. Campana, 9 Brugmansia Bijaura, flor de arborea (L.) Steud. campana Cyrtopodium Cañuela 10 Epidendrum punctatum(L.)Lindl. punctatum L. Epidendrum filiforme Sw. Cocos nucifera L. Cocotero, 11 Coco Amyris balsamifera L. cuaba blanca, 12 A. sylvatica cuaba Griseb. sensu A. Rich.= Amyris balsamífera L. Prunus occidentalis Cuajaní, 13 Laurocerasus Sw. almendro occidentalis Roem. Cerasus occidentales (Sw.)Dum. Cours.= Prunus occidentalis Sw. martinicense (Lam.)DC. ROSACEAE Prunus myrtifolia (L.) cuajaní hembra Urb. SOLANACEAE Datura stramonium L. SOLANACEAE Datura fastuosa L. Chamico, Clarín chamico blanco ASTERACEAE Eclipta alba (L.) Hassk. eclipta blanca 58 14 Celastrus myrtifolius L., Laurocerasus myrtifolia (L.) Britton 15 D. tatula L. 16 D. metel L. Datura inoxia Mill. 17 Eclipta postrata (L)L. E.erecta L., Verbesina alba L. MIRTACEAE VERBENACEAE FABACEAE SOLANACEAE SAPINDACEAE Eucalyptus citriodora Eucalipto Hook Eucalipto de olor a limón Lantana camara L. Filigrana Santuario, verbena morada Phaseolus lunatus L. frijol caballero frijol de lima Solanum mammosum güirito de pasión L. pechito Sapindus saponaria L. Jaboncillo OLEACEAE Jasminum grandiflorum L. POACEAE Coix lacryma-jobi L. ASTERACEAE PLUMBAGINACEAE ANACARDIACEAE CARYOPHYLLACEAE EUPHORBIACEAE VERBENACEAE jazmín poético 18 Eucalyptus maculata Hook.var., citriodora Bailey 19 L. scarbrida Soland, L. aculeata L. 20 Phaseolus portoricensis Bertero ex Spreng. Phaseolus polystachios sensu Liogier 21 22 S. inaequalis D.C., S.marginata Willd. f.ineaqualis DC, Radalk 23 Jasminum officinale sensu A.Stahl 24 lágrima de Job Cuentas de doña Juana, lágrimas de Moisés, Santa Juana, Santa María Pseudelephantopus lengua de vaca 25 Distreptus spicatus (Juss.) Rohn. spicatus Cass, Elephantopus spicatus Juss. Plumbago scandens, Malacara, 26 Lin. dentelaria, Mangifera indica L. Mango, manga 27 Drymaria cordata (L.) matemaco 28 Holosteum Willd. Roem. & Schult. cordatum L. Drymaria ramosissima sensu Kuntze Drymaria adenophora Urb. Jatropha multifida L. nuez vómica cubana, 29 Adenoropium castaña purgante, multifidum Pohl., ceibilla americana, Curcas multifida chayo coral, Don Endl. Tomas, ipecacuana, piñón vómico Phyla nodiflora (L.) Orozuz 30 Lippia nodiflora Greene (L.) Michx. var. nodiflora Verbena 59 nodiflora L. Phyla fruticosa (Mill.) K.Kenn. ex Wunderlin & B.F Hansen 31 Dolichos pruriens L. M. prurita Wight., Ztizolobium pruritum (Wight) Piper FABACEAE Mucuna pruriens (L.) DC. MUSACEAE Musa paradisiaca L. SMILACACEAE 33 S. domingensis sagreana A. DC., S. pseudo- china A. Rich 34 Lobelia longiflora L., Isotoma longiflora (L.) C.Presl, Laurentia longiflora (L.) E.Wimm. Ruellia tuberosa L. Salta perico, 35 Cryphiacanthus dinamita, fulminante. barbadensis Nees., Ruellia clandestina L. Pluchea carolinensis salvia del país 36 Pluchea odorata (Jacq.) G. Don Tournefortia Salvia marina, 37 Heliotropium gnaphalodes (L.) R.Br. alhucema, alhucema gnaphalodes L., de costa, balsamillo, Mallotonia incienso de costa, gnaphalodes Britt. incienso de costa, incienso de playa. Tamarindus indica L. Tamarindo 38 T. occidentalis Gaertn. Palicourea crocea tapa camino, 39 Palicourea DC., (Sw.) Roem. & Schult. taburete Pal. Riparia Benth., Psychotria crocea Sw., Ps. riparia Sw. Palicourea coccinea Poit. ex DC. Pectis leonis Rydb. tebenque 40 Justicia pectoralis Tila, carpintero, te 41 Dianthera Jacq. criollo, tilo. pectoralis (Jacq.) Murray, Ecbolium pectorale (Jacq.) Kuntze, Rhytiglossa pectoralis (Jacq.) CAMPANULACEAE LOBELIACEAE ACANTHACEAE ASTERACEAE BORAGINACEAE FABACEAE RUBIACEAE ASTERACEAE ACANTHACEAE Picapica Plátano, plátano hembra, plátano macho, plátano tres cuartos. Smilax domingensis raíz de china, bejuco Willd. chino, zarzaparrilla de la tierra Hippobroma revienta caballos, longiflora (L.) G. Don Quibey 60 32 Musa sapientum L., Musa AAB, sterile triploids NYCTAGINACEAE POLYGONACEAE SOLANACEAE URTICACEAE EUPHORBIACEAE FABACEAE Nees. Tostón, mata pavo, 42 B.caribaea Jacq., pendejo de perro. B. coccinea Mill., B. hirsuta Willd., B. paniculata L.C. Richard, B.viscosa Lag et Rodr. Coccoloba uvifera L. uva caleta, uvero 43 C. leogamensis Jacq., Polygonum uvifera L. Physalis pubescens L. Vejiga de perro, 44 P.barbadensis farolito, pantomima, Jacq., P. hirsuta revienta caballo. Dunal., Physalis ramosa Mill., Physalis turbinata Medik. Cecropia peltata L. Yagruma, yagruma 45 C., obtusa Cook & hembra 46 Collins; Coilotapalus peltata Hitchcock. Euphorbia hirta L Yerba de la niña, 47Chamaesyce hirta golondrina, lechera, (L.) Millsp.E.pilulifera malcasada, yerba de aut., Euphorbia boca. ophthalmica Pers. Senna occidentalis (L.) Yerba hedionda, 48 Cassia Link, Handbuch brusca, guanina, occidentalis L. martinica, platanillo. C. foetida Pers., Ditremexa occidentalis Britt & Rose, Boerhaavia erecta L. 61 Anexo No. 3 Tabla de abreviaturas del glosario. Tabla de abreviaturas adj.………………….. Adjetivo lat…………… Latín adv. ………………… Adverbio m…………… Masculino bot…………………… Botánica n……………… Neutro clásic …………………Clásico N.c…………… Nombre común dim.……………………Diminutivo Obs…………. Observación epít. espec. …..……Epíteto específico port………….. portugués Flia………………………Familia suf…………….. Sufijo f………………………… Femenino s………………. Sustantivo gen…………………….. Genérico tr………………. Transitivo gr……………………….. Griego v………………. Ver hisp……………………. Hispánico verb…………. Verbo ingl……………………… Inglés irreg……………………... Irregular 62 Anexo No.4 Alfabeto griego. 63 El alfabeto latino y su pronunciación El alfabeto latino, procede de una variante del alfabeto griego. En la época clásica, constaba de los siguientes signos: A, B, C, D, E, F, G, H, I, K, L, M, N, O, P, Q, R, S, T, V, X, Y, Z. Su pronunciación era casi idéntica a la castellana, con las siguientes excepciones: C: era siempre oclusiva velar sorda (= K), salvo en las abreviaturas C. y Cn. de algunos nombres como Gaius y Gnaeus, donde conservó su primitivo valor de G (gamma). G: sonaba siempre como oclusiva velar sonora, incluso ante E, I. Este signo se creó en el siglo IV a. C., cuando la C sustituyó a la K, letra que sólo persistió en algunos nombres. H: (antigua aspiración) no sonaba en la época clásica, excepto en el grupo PH, que aparece en préstamos del griego y que pronunciamos como F. I: puede aparecer como vocal o como consonante. En este último caso, no constituye sílaba y suena como nuestra y en ya o mayor: (iam, monosílabo); (maior, bisílabo, con acento en la a). V: en la escritura cursiva adoptó la forma redondeada u también puede ser vocal o consonante. Z: es una consonante doble (=T + S) incorporada del alfabeto griego. Nótese que también la x es la expresión de un grupo consonántico (k + s). En el latín clásico existían diez vocales: cinco breves (ă, ĕ, ĭ, ŏ, ŭ) y cinco largas (ā, ē, ī, ō, ū), de duración teóricamente doble a la de aquellas. 64