“Hacia una Nueva Cultura de los Derechos Humanos” Boletín No. 84 Enero 2013 “REQUISAS” __________________________________________________________________ El presente Boletín, tienen como propósito dar un saludo a nuestros lectores en este nuevo año, deseando que el 2013 este colmado de éxitos a nivel profesional, laboral, personal, y familiar. Por otro lado, a través del presente queremos recordar los pronunciamientos que ha hecho la Corte Constitucional respecto del desarrollo de las requisas de internos y visitantes en los Establecimientos de Reclusión del Orden Nacional, los cuales revisten especial importancia frente a los procedimientos aplicados por los funcionarios penitenciarios y que necesariamente deben atender los preceptos de promoción, protección, defensa y respeto de los Derechos Humanos y de las garantías constitucionales: v Sentencia T-848 de 2005 Las requisas degradantes a los reclusos o a los internos constituyen una violación a la Calle 26 No. 27-­‐48, PBX 2347474 www.inpec.gov.co dignidad humana y al derecho a no ser sometido a tratos crueles, inhumanos o degradantes. v Sentencia T-702 de 2001 Se decidió que las requisas degradantes tales como “desnudar al recluso, obligarlo a agacharse o hacer flexiones de piernas y mostrar sus partes íntimas a la guardia”, (…) constituían una violación al derecho fundamental a no ser sometido a tratos crueles, inhumanos o degradantes. Con base en esta decisión, la Corte indicó en la sentencia T-269 de 2002, M. P. Marco Gerardo Monroy Cabra, que el respeto al derecho a la dignidad humana en los establecimientos carcelarios se debe tanto a los reclusos como a los visitantes, por lo que decidió que “no es razonable una requisa que se realice transgrediendo el derecho a la dignidad humana de la persona al manipular sus partes íntimas, existiendo otros mecanismos para 1 Página 1 de 4 “Hacia una Nueva Cultura de los Derechos Humanos” garantizar la seguridad”. Para la Corte, “[…] [l]as personas que acuden a visitarlos, bien sea periódicamente, bien esporádicamente, también son merecedoras de un trato digno, más aún cuando éstas no tienen restringidos sus derechos en virtud de una pena privativa de la libertad. […]”. La prohibición de practicar requisas degradantes no implica limitación alguna a la legítima facultad estatal para practicar requisas razonables y proporcionadas, que de hecho, se encuentran legalmente contempladas. La jurisprudencia ha indicado que éstas pueden llevarse a cabo, aun cuando limiten la intimidad corporal, la libertad personal y el derecho al silencio (CP, art. 33,), “[…] a condición de que no comporten tratos vejatorios o degradantes; es el caso de las pruebas dactiloscópicas, fotográficas y antropométricas, como también los registros o cacheos de la ropa que portan los individuos”. En el caso de los visitantes, por gozar éstos de la plenitud de sus derechos, sólo pueden ser razonables las limitaciones que sean necesarias. Así, por ejemplo, en contraste con las requisas rigurosas que se deben practicar a los internos, el legislador ha precisado en el Código Penitenciario y Carcelario que “toda Calle 26 No. 27-­‐48, PBX 2347474 www.inpec.gov.co persona que ingrese a un centro de reclusión o salga de él, por cualquier motivo, deberá ser razonablemente requisada y sometida a los procedimientos de ingreso y egreso” (art. 55, Ley 65 de 1993; énfasis agregado). En la sentencia T-690 de 2004, M. P. Álvaro Tafur Galvis, se señaló al respecto que: […] si bien algunos de los derechos fundamentales de las personas sometidas a penas privativas de la libertad se restringen en razón de su situación, las personas que desean ingresar a los establecimientos carcelarios y aquellos que tienen derecho a hacerlo, gozan de la plenitud de sus derechos y garantías constitucionales, salvo respecto de las medidas absolutamente indispensables para mantener el orden y la disciplina de los establecimientos carcelarios (énfasis agregado). En la sentencia T-690 de 2004, M. P. Álvaro Tafur Galvis, la Corte Constitucional consideró que son razonables y proporcionadas “las requisas visuales o cacheos superficiales, sobre las personas recluidas en los centros penitenciarios y quienes ingresan a los mismos, como también sobre los elementos que unas y otras poseen o pretenden ingresar a los reclusorios están permitidas, y pueden ser practicadas por el personal de guardia, atendiendo los 2 Página 2 de 4 “Hacia una Nueva Cultura de los Derechos Humanos” requerimientos de orden y seguridad del penal”. Pero “[N]O así las injerencias visuales o por contacto sobre los cuerpos desnudos de internos y visitantes [por parte de la guardia], como tampoco las intervenciones, comprobaciones y registros corporales, en cuanto, como medidas restrictivas de la intimidad corporal, de la libertad personal, de la integridad física, moral y jurídica del afectado, su realización impone la directa y razonable intervención judicial, atendiendo las pautas y lineamientos constitucionales y legales sobre el punto, en aras de garantizar el respeto de los derechos fundamentales que tales procedimientos comprometen”. Tampoco consideró razonable y proporcionado que las autoridades ordenen‘“[…] intervenciones corporales masivas e indeterminadas, a fin de confirmar sospechas o amedrentar a posibles implicados, así fuere con el propósito de mantener el orden y la seguridad, cualquiera fuere el lugar […]”. También consideró que “[…] las requisas que se practican en los centros de reclusión no comportan registros corporales sobre los cuerpos desnudos de los internos y de sus visitantes, ni sujeción de éstos a procedimientos vejatorios, así fuere con el objeto de detectar armas o elementos Calle 26 No. 27-­‐48, PBX 2347474 www.inpec.gov.co prohibidos en el uso carcelario”. […] La Corte Constitucional ha resaltado que el trato digno emanado de la Constitución está expresamente desarrollado en la Circular 035 de 1997 del INPEC, la cual establece que “las requisas genitales o de tacto vaginal” no están permitidas, como tampoco “desnudar al visitante”, porque i) “se cuenta con otros mecanismos para detectar armas o sustancias estupefacientes”; ii) “son conductas que atentan contra la dignidad personal”; y iii) han demostrado su “ineficacia”. CONCLUSIÓN: La anterior información indica que: 1. Nuestra Constitución Política nos impone el deber como Estado de proteger especialmente los derechos de las personas privadas de la libertad, debido a la situación de especial vulnerabilidad en la que se encuentran y en virtud de la relación especial de sujeción que existe entre las personas recluidas y el Estado. 2. Dentro de los deberes especiales que surgen, se resalta el respeto por la dignidad humana, una norma fundamental de aplicación universal que constituye el pilar central de la relación entre el Estado y la persona privada de la libertad. La 3 Página 3 de 4 “Hacia una Nueva Cultura de los Derechos Humanos” prohibición de someter a las personas a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, es una regla que a su vez constituye un contenido concreto del derecho a la dignidad humana, situación que se hace extensiva a los familiares y personas que ingresan a los Establecimientos de Reclusión. 3. La jurisprudencia avala el desarrollo de requisas siempre y cuando estas se realicen de manera proporcional y razonable y sin afectar la dignidad humana, ni que estas representen un trato cruel, inhumano o degradante para los internos como para visitantes. DIRECCION GENERAL GRUPO DERECHOS HUMANOS INPEC Calle 26 No. 27-­‐48, PBX 2347474 www.inpec.gov.co 4 Página 4 de 4