Número de registro: 17471 Novena Época Instancia: Primera Sala

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
Número de registro: 17471
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XVII, Marzo de 2003
Página: 56
CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS
TRIBUNALES COLEGIADOS TERCERO Y QUINTO, AMBOS EN MATERIA CIVIL
DEL TERCER CIRCUITO.
CONSIDERANDO:
CUARTO. Ahora bien, a fin de precisar y determinar si en el caso existe o no la
contradicción de tesis denunciada, es conveniente transcribir para su posterior análisis las
consideraciones en que sustentaron sus resoluciones los Tribunales Colegiados contendientes.
Así se tiene que el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, al emitir
su pronunciamiento definitivo el veinte de marzo de dos mil dos, en el recurso de revisión
19/2002, promovido por María Elena de la O Robles Martínez Cuesta, en la parte que aquí
interesa sostuvo, sustancialmente, lo siguiente:
"TERCERO. Los agravios son inoperantes en parte y fundados en lo demás. ... En cambio,
son sustancialmente fundados el resto de los agravios expresados. En efecto, el decreto
publicado en el Diario Oficial de la Federación de fecha veintidós de junio de mil
novecientos noventa y dos, el cual, en lo que interesa, ofrece la siguiente redacción: 'Decreto
por el que se crea una nueva unidad del Sistema Monetario de los Estados Unidos
Mexicanos. Al margen un sello con el Escudo Nacional, que dice: Estados Unidos
Mexicanos. Presidencia de la República. Carlos Salinas de Gortari, Presidente Constitucional
de los Estados Unidos Mexicanos, a sus habitantes, sabed: Que el H. Congreso de la Unión se
ha servido dirigirme el siguiente: Decreto. El Congreso de los Estados Unidos Mexicanos,
decreta: Se crea una nueva unidad del Sistema Monetario de los Estados Unidos Mexicanos.
Art. 1o. Se crea una nueva unidad del Sistema Monetario de los Estados Unidos Mexicanos
equivalente a mil pesos actuales. La nueva unidad conservará el nombre de «peso» y se
dividirá en cien «centavos». La unidad continuará representándose con el símbolo «$» y los
«centavos» se representarán con el símbolo «c». Art. 2o. Las obligaciones en moneda
nacional deberán contraerse en la nueva unidad monetaria, en sus múltiplos y, en su caso,
submúltiplos. Art. 3o. Las obligaciones de pago en moneda nacional se solventarán mediante
la entrega, por su valor nominal, de los signos monetarios que representen a la nueva unidad.
Esta prevención es aplicable al pago en moneda nacional de obligaciones contraídas en
moneda extranjera. Transitorios. Primero. El presente decreto entrará en vigor el 1o. de enero
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de 1993, con la excepción del décimo transitorio, el cual entrará en vigor el día siguiente al
de la publicación del decreto en el Diario Oficial de la Federación. ... Noveno. Las
expresiones en moneda nacional contenidas en leyes, reglamentos, circulares u otras
disposiciones, que hayan entrado en vigor con anterioridad al 1o. de enero de 1993, se
entenderán referidas a la unidad monetaria que se sustituye. Al computar, expresar o pagar
dichas cantidades en la nueva unidad monetaria, se aplicará la equivalencia establecida en el
artículo 1o.'. De lo anterior se infiere que la cantidad en dinero que establezca determinado
ordenamiento legal antes de la vigencia del aludido decreto, se entiende que son en viejos
pesos y debe efectuarse el cálculo con la equivalencia a los pesos actuales. Así, verbigracia,
el artículo 5o. del Arancel para Abogados que rige en el Estado, reformado mediante Decreto
11224, publicado en el Periódico Oficial El Estado de Jalisco, el veintidós de enero de mil
novecientos ochenta y tres, textualmente dispone: 'En los juicios civiles, penales, laborales,
administrativos, de amparo u otros semejantes que no tengan valor pecuniario o que no se
pueda determinar, se regularán los honorarios con la estimación de $1,000.00 a $100,000.00
según la importancia del derecho y el asunto que se ventile, los trabajos que se presenten, el
éxito que se obtenga, las circunstancias personales del cliente y todo aquello que sirva para
hacer una justa regulación de los honorarios.'. Así, la cantidad de mil y cien mil pesos que
dicho precepto refiere, atento los artículos primero y noveno, anteriormente transitorios,
equivaldrían, de acuerdo a esta nueva unidad monetaria, a uno y cien pesos, respectivamente.
Esto es así, porque el decreto presidencial publicado en el Diario Oficial de la Federación del
día veintidós de junio de mil novecientos noventa y dos, creó una nueva unidad del Sistema
Monetario del país, equivalente a mil viejos pesos, en vigor a partir del primero de enero de
mil novecientos noventa y tres, unidad monetaria que conservó el nombre de 'peso', divisible
en cien 'centavos', que dio lugar, primero, a los nuevos pesos y, luego, a los pesos actuales,
para lo cual se efectuó la supresión de tres ceros en la moneda, conversión que no sólo resultó
aplicable para las obligaciones pecuniarias previamente contraídas y en el mercado cambiario
en general, sino que también se hizo extensiva a las alusiones en dinero nacional contenidas
en leyes, reglamentos, circulares y otras disposiciones que hayan entrado en vigor con
anterioridad al primero de enero de mil novecientos noventa y tres, según lo expresamente
dispuesto en el artículo noveno transitorio del citado decreto. En consecuencia, las cantidades
de dinero de que trata el aludido arancel, se entienden referidas a la unidad monetaria que se
sustituyó, esto es, a los viejos pesos, y debe efectuarse el cálculo con la equivalencia a los
pesos actuales. No obsta para arribar a la anterior conclusión, las consideraciones que tuvo en
cuenta el Juez de Distrito para negar el amparo impetrado, esto es, que el Arancel para
Abogados de que se trata es anacrónico por versar del año de mil novecientos cincuenta y
cinco, ni los principios de justicia y equidad a que refiere en la sentencia impugnada. En
principio, debe puntualizarse que si bien la citada normatividad tuvo vigencia a partir del día
dos de enero de mil novecientos cincuenta y cinco, no menos cierto es que mediante Decreto
11224 publicado en el Periódico Oficial El Estado de Jalisco, de veintidós de enero de mil
novecientos ochenta y tres, se reformaron los artículos 3o., 5o., 11, 14, 15 y 18, que refiere a
la actualización de cobros. Luego, contrario a lo apreciado por el Juez Federal, tales
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disposiciones no datan de hace más de cuarenta años. Ahora bien, atento los principios de
equidad y justicia que aduce el juzgador, debe decirse que la citada normatividad por sí sola
no infringe tales principios, pues en su artículo primero textualmente dispone: 'Los
honorarios de los abogados serán fijados por convenios que celebren con sus clientes y a falta
de convenio, se regularán por este arancel.'. Es evidente que las cantidades que maneja el
citado arancel no son únicas, sino que éstas se aplicarán en el caso que no exista convenio,
por tanto, si el profesionista del derecho, a quien se aplica dicha normalidad (sic) no formula
convenio respecto de sus honorarios, éstos estarán sujetos a las disposiciones de ese arancel.
Es cierto que las cifras que prevé dicha normatividad no se ajustan a la realidad social y
económica que hoy se vive, empero, como bien lo alega la recurrente, es al órgano legislativo
a quien concierne adecuar las leyes a la realidad social, mediante las reforma (sic) y adiciones
que estime necesarias, y a los tribunales de legalidad su interpretación, pudiendo constituir
jurisprudencia en términos del artículo 193 de la Ley de Amparo, que en ningún caso va a
tener el carácter de una ley que nació a través de todo un proceso legislativo. En este orden de
ideas, debe precisarse que la labor de interpretación de una norma debe realizarse atendiendo
a la letra del precepto (método gramatical) o significado estrictamente técnico calificado de la
expresión, salvo cuando el legislador emplea términos o palabras con el mismo sentido,
alcance o significado, por los cuales éstas se emplean en otras disposiciones legales atinentes
a la misma materia o a otras materias pero del mismo ordenamiento jurídico, o cuando el
texto de la norma resulta confuso, caso en el cual es deber del tribunal servirse de todos los
métodos gramatical, lógico, sistemático o histórico reconocidos por nuestro sistema jurídico,
en cuanto le puedan servir en su tarea. En el presente caso, del artículo noveno transitorio del
'Decreto por el que se crea una nueva unidad del Sistema Monetario de los Estados Unidos
Mexicanos', se advierte que el texto del mismo no merece mayor interpretación que la
gramatical, pues para su aplicación no es necesario desentrañar el alcance o significado de las
expresiones que componen su texto, por el contrario, éste es acorde con la intención del
legislador que, acogiendo la iniciativa del Ejecutivo Federal, expidió el decreto, según
establece textualmente la iniciativa respectiva 'para crear una nueva unidad del Sistema
Monetario de los Estados Unidos Mexicanos que conservaría el nombre de «peso» y
equivaldría a mil pesos actuales', señalándose que 'esta importante modificación a nuestro
Sistema Monetario trae aparejada, necesariamente, la creación del signo monetario
denominado en la nueva unidad', precisándose que al 'determinar las denominaciones y
demás características de los signos monetarios, deben tenerse en cuenta los diversos
requisitos que éstos precisan cumplir para servir eficientemente como medios generales de
cambio'. Debe precisarse que, en primer término, el cambio de moneda no nace únicamente
de un decreto del Poder Ejecutivo, con la naturaleza de norma general, sino que se trata de un
decreto en el que se crea una nueva unidad monetaria, y otro por el que se reforma la Ley
Monetaria, expedidos ambos por el Congreso de la Unión, además de que el decreto que
modificó la unidad monetaria no únicamente establece la supresión de tres ceros a la moneda,
sino que se creó una nueva moneda, que aunque conservó el nombre de 'peso' era diversa a la
que circulaba hasta antes de la entrada en vigor del decreto y era equivalente a mil pesos de
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los que circulaban antes de la reforma a la Ley Monetaria, incluso, en tanto el Banco de
México retiraba de circulación la moneda anterior, transitoriamente coexistieron los llamados
'viejos pesos' y los 'nuevos pesos' para, posteriormente, poner en circulación los 'pesos'
actuales, es decir, que la moneda denominada 'peso' que circulaba hasta antes del pluricitado
decreto modificatorio, dejó de existir y perdió su poder liberatorio, por lo que la no aplicación
del artículo noveno transitorio del Decreto por el que se crea una nueva unidad del Sistema
Monetario de los Estados Unidos Mexicanos, no sólo trae como consecuencia que la
referencia a dinero continúe con tres ceros, sino que se esté haciendo referencia a moneda
que ya no se encuentra en circulación. Esto es así, porque si bien la denominación de la
moneda anterior y de la actual es idéntica, esto no quiere decir que se trate de la misma, pues
de considerar lo contrario, se debería concluir que ningún efecto tienen ni las modificaciones
a la ley ni las normas de carácter general decretadas por el Congreso de la Unión. Así
tenemos que, contrario a lo sostenido por el Juez Federal y la autoridad responsable al emitir
el acto reclamado, resulta evidente que la intención del legislador al redactar el artículo
noveno transitorio fue el dar seguridad jurídica a las operaciones que, encuadradas en el
marco legal, se efectuaran a partir de la entrada en vigor de la nueva unidad monetaria. Lo
que resulta por demás entendible, dada la naturaleza trascendental de la reforma, que al
afectar la moneda incide de manera directa en prácticamente toda actividad que se realice
dentro de nuestro país o fuera de él, en las cuales se haga referencia a la unidad monetaria o
tenga relación alguna ley, reglamento, circular u otra disposición que contenga expresiones
en moneda nacional. Por tanto, se estima que si el legislador no previó ninguna excepción a
la aplicación del decreto, el intérprete (es decir el Poder Judicial) tampoco puede preverla.
Máxime que el propio legislador utilizó el 'término' u 'otras disposiciones' a fin de abarcar
cualquier acto de autoridad que se refiere a la moneda nacional, consecuentemente, no le es
dable al órgano de control constitucional excluir una norma en aras de aplicar la justicia y la
equidad con base en la tesis que sostuvo el Tercer Tribunal Colegiado del Tercer Circuito,
bajo el rubro: 'COSTAS. SU CUANTIFICACIÓN APOYADA EN EL DECRETO QUE
CREÓ UNA NUEVA UNIDAD DEL SISTEMA MONETARIO (LEGISLACIÓN DEL
ESTADO DE JALISCO).', invocada tanto por la Sala responsable como por el Juez Federal,
que no comparte este tribunal y, por ello, deberá hacerse la contradicción de tesis como
corresponda, pues por lo que se debe velar es, en todo caso, por la seguridad jurídica que
debe prevalecer en todo Estado de derecho y cuya vigilancia ha sido encomendada por
nuestra Carta Magna a los órganos del Poder Judicial Federal. En vista de lo considerado, lo
que procede es revocar la sentencia sujeta a revisión y conceder al quejoso, hoy recurrente, el
amparo y protección de la Justicia Federal, para el efecto de que la Sala responsable deje
insubsistente la resolución reclamada y pronuncie una nueva, en la que aplique las
disposiciones relativas del decreto mencionado a lo largo de esta ejecutoria y resuelva con
plenitud de jurisdicción lo que en derecho corresponda. Dicha concesión deberá hacerse
extensiva a los actos de ejecución reclamados al Juez natural, con base en la jurisprudencia
número 102, sustentada por la extinta Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, Quinta Época, visible en la página 66 del Tomo VI, del Apéndice 1917-1995 al
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Semanario Judicial de la Federación, cuyos rubro y texto son los siguientes:
'AUTORIDADES EJECUTORAS, ACTOS DE, NO RECLAMADOS POR VICIOS
PROPIOS.' (la transcribe). Por lo expuesto y fundado, y con apoyo además en el artículo 90
de la Ley de Amparo, se resuelve: PRIMERO. Se revoca el fallo sujeto a revisión.
SEGUNDO. Para los efectos precisados en el último considerando de esta ejecutoria, la
Justicia de la Unión ampara y protege a María Elena de la O Robles Martínez Cuesta, contra
los actos reclamados de la Sala Auxiliar Civil del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de
Jalisco y Juez Décimo Primero de lo Civil de esta ciudad, mismos que quedaron precisados
en el resultando primero de esta ejecutoria."
Por su parte, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, al resolver,
en fecha seis de abril del año dos mil, el amparo en revisión número 2273/99, interpuesto por
los terceros perjudicados J. Jesús Morales Zepeda y José Sotero Morales Buenrostro, se
apoyó en las consideraciones que a continuación se transcriben:
"III. De los agravios transcritos, los que se analizarán son fundados y suficientes para revocar
la resolución recurrida, lo que hace innecesario el estudio de los restantes, atento las razones
que sustentan la jurisprudencia 575, Tomo VI del último Apéndice al Semanario Judicial de
la Federación, que reza: 'AGRAVIOS EN LA REVISIÓN. CUANDO SU ESTUDIO ES
INNECESARIO.' (se transcribe). En efecto, tiene razón el peticionario cuando afirma que
una interpretación literal del contenido del artículo noveno transitorio del decreto que
reforma la Ley Monetaria, publicado en el Diario Oficial de la Federación de veintidós de
junio de mil novecientos noventa y dos, que conlleve a su aplicación por cuanto a la
reducción de los tres ceros en las cantidades que por concepto de honorarios en los juicios de
cuantía indeterminada alude el artículo 5o. del Arancel para Abogados del Estado de Jalisco,
resulta injusta e inequitativa. Aunque debe aclararse que es respetable el principio aplicado
por el Juez Federal en la resolución recurrida, por cuanto se ajusta en rigor a la técnica
filológica de la hermenéutica jurídica, acorde con lo que en tal sentido establecen los criterios
sustentados por los colegiados en que se apoyó el Juez para resolver como lo hizo, se estima,
sin embargo, que tal interpretación parte de un argumento que en principio resulta lógico,
pero que dentro del contexto económico imperante desde hace algunos años en el país y
debido a la falta de actualización del Arancel de Abogados del Estado de Jalisco, es
incorrecto. Para entender el porqué no se comparte esa interpretación, se estima necesario
precisar los alcances del término inflación, para lo cual se alude, en lo que importa, a la
definición que como tal se puede obtener de la Enciclopedia Encarta, CD-1, que es del tenor
literal siguiente: 'Inflación y deflación, en economía, término utilizado para describir un
aumento o una disminución del valor del dinero, en relación a la cantidad de bienes y
servicios que se pueden comprar con ese dinero. La inflación es la continua y persistente
subida del nivel general de precios y se mide mediante un índice del costo de diversos bienes
y servicios. Los aumentos reiterados de los precios erosionan el poder adquisitivo del dinero
y de los demás activos financieros que tienen valores fijos, creando así serias distorsiones
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económicas e incertidumbre. La inflación es un fenómeno que se produce cuando las
presiones económicas actuales y la anticipación de los acontecimientos futuros hacen que la
demanda de bienes y servicios sea superior a la oferta disponible de dichos bienes y servicios
a los precios actuales, o cuando la oferta disponible está limitada por una escasa
productividad o por restricciones del mercado. Estos aumentos persistentes de los precios
estaban, históricamente, vinculados a las guerras, hambrunas, inestabilidades políticas y a
otros hechos concretos. Más preocupante resulta el crecimiento de la inflación que implica
mayores subidas de precios, con medias anuales entre el 10 y el 30% en algunos países
industrializados, e incluso del cien por cien en algunos países en vías de desarrollo. La
inflación crónica tiende a perpetuarse, aumentando aún más a medida que las distorsiones
económicas y las expectativas pesimistas se van acumulando ... bajo su forma más extrema,
los aumentos persistentes de los precios pueden convertirse en lo que se denomina
hiperinflación, provocando la crisis de todo el sistema económico ... esta situación fue
particularmente intensa en algunos países de América Latina, como México, Argentina o
Brasil, a partir de la década de 1960. Cuando se produce una hiperinflación, el crecimiento
del dinero y de los créditos aumenta de forma explosiva, destruyendo los vínculos con los
activos reales ... México en el año 1982 llegó a tener una inflación del 58.9% ... Efectos. Los
efectos de la inflación y la deflación son varios y cambian a lo largo del tiempo.
Normalmente, la deflación es debida a una caída en la producción y a un aumento del
desempleo. Los menores precios debidos a la deflación pueden llegar a aumentar el consumo,
la inversión y el comercio exterior, pero sólo si se corrigen las causas fundamentales que
provocaron el inicio de la deflación ... La inflación distorsiona la actividad económica
normal; cuanto menos regular sea la tasa de inflación, mayor serán estas distorsiones.
Normalmente, los tipos de interés reflejan la tasa de inflación esperada; cuanto mayor sea
ésta, más altos serán los tipos de interés y más aumentarán los costos de las empresas,
además de disminuir los gastos de consumo y el valor real de los bonos y las acciones. Los
mayores tipos de interés en las hipotecas y el aumento del precio de los alquileres disminuye
la tasa de construcción de viviendas. La inflación disminuye el poder adquisitivo de los
ingresos y de los activos financieros, por lo que reduce el consumo, sobre todo si los
consumidores no pueden, o no quieren, acudir a sus ahorros o aumentar el volumen de sus
deudas ... la inversión de las empresas también disminuye a medida que la actividad
económica se reduce, y los beneficios son menores porque los trabajadores demandan un
aumento de sus salarios mediante cláusulas que obligan a los empresarios a defender a los
trabajadores de la inflación crónica mediante subidas salariales automáticas en función del
aumento del costo de la vida. Los precios de casi todas las materias primas responden
rápidamente ante señales inflacionistas. Los mayores precios de los bienes que se exportan
pueden disminuir las ventas en el exterior, creando déficit comerciales y problemas en los
tipos de cambio. La inflación es uno de los principales determinantes de los ciclos
económicos que provocan distorsiones en el nivel de precios y de empleo, así como una
incertidumbre económica a nivel mundial ... los efectos de la inflación sobre el bienestar
individual dependen de muchas variables. Aquellas personas que tienen ingresos
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relativamente fijos, sobre todo cuando pertenecen a los grupos de menores ingresos, están
muy afectadas por la creciente inflación, mientras que aquellas que tienen ingresos flexibles
pueden mantener su nivel de bienestar e incluso mejorarlo. Aquellas personas cuyos ingresos
provienen de activos con valores nominales fijos, como las cuentas de ahorro, las pensiones,
las pólizas de seguros y los instrumentos financieros a largo plazo padecen una pérdida de
riqueza real; sin embargo, aquellos activos cuyo valor es variable, como la propiedad
inmobiliaria, las obras de arte, las materias primas y los bienes duraderos pueden
experimentar subidas de precios iguales o superiores al alza del nivel general de precios. Los
trabajadores del sector privado exigirán que sus contratos laborales lleven cláusulas de ajuste
que permitan que sus salarios no padezcan la subida del costo de la vida. Los prestatarios
suelen beneficiarse de los efectos de la inflación, mientras que los prestamistas pierden
dinero, ya que los préstamos hipotecarios, personales, comerciales y públicos se pagarán con
un dinero que tendrá menor poder adquisitivo y los tipos de interés aumentarán después de
que los precios se hayan incrementado. La toma de decisiones económicas, tanto pública
como privada, puede depender de un factor psicológico inflacionista.'. Por otra parte, para
determinar los parámetros comparativos que se utilizarán en la presente resolución, se estima
prudente hacerlo con base en los salarios mínimos diarios, ya que el punto toral a dilucidar es
el relativo al pago de honorarios de los abogados, porque aparte de que constituyen
constitucionalmente el punto de referencia de la cantidad que se estima en principio
alcanzaría para satisfacer las necesidades diarias básicas, los incrementos a dichos salarios se
han venido registrando con regularidad desde mil novecientos treinta y cuatro a la fecha,
haciendo mención que en esta primera fecha el estimado era de $1.25 un peso con veinticinco
centavos, en mil novecientos cincuenta y cinco de $8.50 ocho pesos con cincuenta centavos,
en mil novecientos ochenta y tres de $478.00 cuatrocientos setenta y ocho pesos, y en mil
novecientos noventa y dos de $12,320.00 doce mil trescientos veinte pesos (la referencia es
en su antigua equivalencia). Precisado lo anterior, se está en posibilidad de decir que de
acuerdo con las diversas razones que destaca el peticionario en sus agravios, efectivamente la
interpretación literal de los artículos primero y noveno transitorios de la Ley Monetaria
resulta contraria a los principios de justicia y equidad, así como al espíritu de la referida
legislación arancelaria y los motivos que dieron origen a la creación de la nueva unidad
monetaria de nuestro país, motivo por el que este tribunal no la comparte, estimando que el
análisis relativo debe abordarse desde una directiva de interpretación que conduzca a un
resultado congruente, justo y equitativo, y sin que por ello se contravenga la esencia de la
disposición transitoria del decreto en cuestión. Al efecto se estima de gran utilidad el método
de interpretación progresiva consistente, según la cita que en la página 157 de su libro
'Técnica para la Elaboración de una Sentencia de Amparo Directo', Editorial Porrúa, hace el
Magistrado Jaime Manuel Marroquín Zaleta, en lo siguiente: '3.5. Otras posiciones
doctrinales sobre la interpretación de las normas legales. 3.5.1. La interpretación progresiva o
histórica-evolutiva Latorre la explica así: «... las leyes y sobre todo las de más importancia y
rango, suelen estar vigentes durante muchos años, a veces siglos, y se transmiten de
generación en generación, ‹como una eterna enfermedad›, según el conocido verso de
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Goethe. Se produce así un inevitable arcaísmo de partes más o menos extensas del derecho
que los Jueces han de aplicar. Y los tribunales ni pueden ni deben sustraerse al espíritu de su
tiempo, a las nuevas exigencias sociales y económicas, a los nuevos criterios de valoración,
ni lo hacen en la práctica. Aunque el jurista ha sido acusado con frecuencia de espíritu
rutinario y conservador, lo cierto es que esa sensibilidad para las necesidades de su propio
tiempo no puede faltar en él, y mucho menos cuando tiene la misión esencial de aplicar el
derecho. Un Juez no vive a solas con la ley. En él pesa su educación jurídica y su formación
humana en general, la doctrina de los autores que critican o defienden los preceptos legales y
la influencia general de la sociedad en que vive. Incluso puede afirmarse que esa elasticidad
es una condición indispensable de la supervivencia de las leyes, pues de otro modo sería
necesario cambiarlas continuamente para adaptarlas, a veces sin la debida reflexión y calma,
a las necesidades del tiempo. Así, en unas ocasiones en forma deliberada, en otras de manera
paulatina y casi inconsciente, la interpretación de las leyes va cambiando al compás de las
exigencias sociales.».'. Esta es la 'interpretación progresiva'. Pues bien, atendiendo a que la
premisa fundamental de ese método de interpretación la constituye la narración de los
antecedentes históricos evolutivos de las normas a desentrañar, a continuación se hace su
relación: En septiembre de mil ochocientos noventa y cinco, por Decreto 702, se aprobó y
promulgó el primer Arancel de Abogados para el Estado de Jalisco, mismo que se mantuvo
sin alteración por casi sesenta años, ya que fue hasta el veintisiete de diciembre de mil
novecientos cincuenta y cuatro, en que por Decreto Número 6010, que entró en vigor el uno
de enero de mil novecientos cincuenta y cinco, se reformó atendiendo a la iniciativa de ley,
que a continuación se transcribe: 'Desde el mes de septiembre del año de 1895, en que se
aprobó y promulgó el Arancel de Abogados vigente en el Estado de Jalisco, se ha dejado de
legislar sobre esta materia, no obstante la imperiosa necesidad social y económica de
armonizar a la época actual la legislación arancelaria. La situación económica que priva a la
fecha no es comparable a la de hace sesenta años, las crisis económicas del país, los
problemas de producción, las guerras que han asolado al mundo, han hecho más complejas
las relaciones humanas; la constante lucha entre el capital y trabajo, tienen un claro reflejo en
los problemas del abogado postulante, el cual ha sido hasta ahora olvidado de nuestros
legisladores; la falta de atención a este problema ha ocasionado que el abogado que postula,
al ver reducidos sus ingresos, espoleado por la necesidad, se vea obligado a cometer abusos
en perjuicio de sus patrocinados, con el objeto de resolver decorosamente sus necesidades de
tipo económico. Por otro concepto: La falta de una digna compensación económica da lugar
en ocasiones a los abusos de individuos sin escrúpulos que pretenden más de lo que
justamente les corresponde. Siendo el arancel de abogados la ley que señala el pago que el
licenciado en derecho debe percibir al patrocinar o asesorar al litigante, se comprende la
enorme trascendencia económica y social de la misma y los trastornos que en la estructura
social causa la carencia de una legislación que a la vez que premia el trabajo del abogado,
impide los excesos del mismo. Es el propósito del exponente que al modificarse la arcaica
legislación arancelaria obtenga el abogado la justa retribución de su trabajo, y a la vez
impedir y contener la inmoralidad del profesionista que, tomando como pretexto la
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antigüedad del arancel, hace presa de su voracidad en quienes se ven precisados de sus
servicios. De lograr lo anterior, se habrá resuelto un problema importante, de naturaleza
social y económica. De estas razones se desprende la necesidad de promulgar un nuevo
arancel de abogados que adaptándose a la actual situación coloque al profesionista en una
postura decorosa, decente y que a la vez precise lo que por su trabajo el profesionista debe
percibir. Atendiendo pues a estas razones propongo a ustedes señores diputados el siguiente
proyecto de ley.'. Así, el artículo 5o. del referido decreto, textualmente decía: 'Artículo V.
(sic) En los juicios civiles, criminales, de trabajo, de amparo, u otros semejantes que no
tengan valor pecuniario, o que no se pueda determinar, se regularán los honorarios con la
estimación de $100.00 a $100,000.00 según la importancia del derecho que se ventile, los
trabajos que se presenten, el éxito que se obtenga, las circunstancias personales del cliente y
todas aquellas que puedan tener presentes para hacer una justa regulación.'. Debe destacarse
que en esa época la situación económica del país era incipiente y no muy desahogada, se veía
marcada por un lento pero constante desarrollo que mantenía cierta estabilidad en el valor de
la moneda, entre otras cosas, porque en aquel entonces éste dependía fundamentalmente de su
valor intrínseco o 'metálico', que a su vez determinaba cierta constante en el valor cambiario
del dinero nacional, según lo explica Miguel A. Quintana en las páginas 414 y 415 del libro
intitulado 'Economía Social' (edición de la Secretaría de la Economía Nacional. México),
editada por los Talleres Gráficos de la Nación, en el año de mil novecientos treinta y siete, en
los siguientes términos: '7. Concepto, determinación e importancia del valor de la moneda.
«1) La expresión valor de la moneda contiene conceptos muy diversos. Comprende la
relación entre el valor de la moneda metálica y el del metal noble de que consta, y la relación
entre el valor de la moneda y el de todos los demás bienes, relación que constituye,
propiamente hablando ‹el valor de cambio› de la moneda. ... De mayor importancia, desde el
punto de vista económico social, es el valor en cambio de la moneda, o sea su poder
adquisitivo respecto a todos los demás bienes. En resumen, por valor de ‹la moneda› sin más
debe entenderse únicamente su ‹valor en cambio›. ... 3) Las variaciones que ocurren en el
valor en cambio de la moneda ejercen una profunda acción sobre toda la economía social.
Los daños que son su consecuencia adquieren tanta gravedad, cuanto menos previstas sean
sus causas, constituyendo para los unos una fortuna y para los otros una desgracia que
exceden del cálculo de previsión. Esta influencia del elemento aleatorio en la economía social
no puede menos que favorecer en el hombre la tendencia a atribuir el éxito económico al
hado, a la suerte, antes que al trabajo y al ahorro, debilitándose de este modo el impulso de la
producción y el prestigio de las victorias alcanzadas en la lucha.».'. Asimismo, es necesario
aclarar que el arancel de abogados aludido, concretamente el artículo 5o., fue reformado por
Decreto 11224 de fecha veintidós de enero de mil novecientos ochenta y tres, conforme la
siguiente exposición de motivos: '... En el año de 1955 se estableció en el Estado de Jalisco el
arancel para los abogados que fue sancionado por este Congreso según Decreto 6010 y
mediante el cual se fijó el monto de los honorarios y cobros que por servicios profesionales
deberían hacer los abogados en el Estado. Muchos años han pasado ya de la aprobación de
dicho decreto y su operatividad en los tiempos actuales es punto menos que obsoleta
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considerando la situación económica actual del país y la época inflacionaria que vivimos. En
lo referente a los aranceles, se han actualizado los de otras profesiones adecuándolos a las
condiciones de vida y situación económica actual y sólo ha permanecido rezagada la
actualización del correspondiente a la profesión de los abogados. Es por eso que con la
finalidad de adecuar el monto que por honorarios por servicios profesionales deban cobrar los
abogados proponemos a esta Asamblea Legislativa el siguiente dictamen de decreto que
reforma, modifica o adiciona los artículos 3o., 5o., 11, 14, 15, 18, del Decreto 6010 que fija
el arancel de los abogados en el Estado de Jalisco ...'. De manera que el aludido artículo 5o.
ahora establece: 'Artículo 5o. En los juicios civiles, penales, laborales, administrativos, de
amparo u otros semejantes que no tengan valor pecuniario o que no se pueda determinar, se
regularán los honorarios con la estimación de $1,000.00 a $100,000.00 según la importancia
del derecho y el asunto que se ventile, los trabajos que se presenten, el éxito que se obtenga,
las circunstancias personales del cliente y todo aquello que sirva para hacer una justa
regulación de los honorarios.'-Ahora bien, atendiendo al valor de cambio o adquisitivo de la
moneda, se tiene que en el año de mil novecientos cincuenta y cinco podía vivirse
decorosamente con un ingreso mensual de cien pesos, puesto que en esa época la percepción
mínima diaria general vigente era de ocho pesos con cincuenta centavos, de manera que el
legislador consideró que lo que debía pagarse en ese tiempo a un abogado como justa
retribución de su trabajo, de acuerdo con los diversos factores a estimar, era de casi doce
veces el estipendio menor, y como límite máximo el de cien mil pesos, que correspondía a
cerca de once mil setecientos sesenta y cuatro veces ese salario. Sin embargo, sucede que
efectivamente en términos generales, como lo narra el recurrente y es del dominio público, a
partir de mil novecientos setenta y cinco se desató un proceso inflacionario que provocó una
caída en el poder adquisitivo del 'peso' al grado de que el costo de las cosas llegó a elevarse
en ocasiones hasta más de un cien por ciento anual, correlativamente, aunque en menor
porcentaje que los precios, el monto del salario mínimo también se incrementaba
constantemente, y el peso se devaluó frente al dólar de los Estados Unidos de América, en la
medida que de valer esta última moneda doce pesos cincuenta centavos, pasó a más de dos
mil pesos por dólar para el año de mil novecientos noventa y dos, siendo que en esta última
anualidad el salario mínimo general era de doce mil trescientos doce pesos diarios, por tanto,
era muy común hablar de ingresos y de valores millonarios. Esta situación económica tan
desorbitada provocó que se estableciera una política tendiente a lograr el control del aludido
proceso inflacionario, de suerte que en ese marco se propuso al Congreso de la Unión una
reforma a la Ley Monetaria, cuyo fin fue el de que se suprimieran tres ceros a la moneda, de
modo que la suma que en ese tiempo era de $1,000.00 un mil antiguos pesos se transformó en
$1.00 un nuevo peso. La iniciativa en comento se apoyó en los siguientes argumentos de
eminente carácter económico: '... Las estrategias adoptadas en materia económica durante los
últimos años han tenido como objetivo crecer con estabilidad de precios, dando lugar a una
economía más sana y más capaz de ofrecer oportunidades a todos los mexicanos. Este
objetivo ha requerido, desde el inicio de la presente administración, dar prioridad a la
disciplina fiscal, resolver la carga del excesivo endeudamiento externo, abatir el
-10-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
endeudamiento interno y disminuir decididamente la inflación. Al mismo tiempo buscamos
insertarnos en los procesos económicos mundiales con mejores condiciones de
competitividad. Abrimos nuestra economía a la competencia externa e interna, desregulamos
ámbitos económicos, desincorporamos empresas públicas, alentamos la inversión y las
exportaciones. Hoy, gracias a este esfuerzo de toda la población, tenemos más estabilidad y
menos inflación, desendeudamos al país, elevamos su competitividad y crecemos a ritmos
que duplican el crecimiento de la población. Esto nos da la base para llevar a cabo medidas
adicionales que, sin modificar las estrategias económicas fundamentales, simplifiquen los
procedimientos y faciliten el desarrollo de la economía cotidiana. El elevado valor nominal
que han alcanzado en muchos casos las sumas en moneda nacional, entre las cuales tienen
especial significación las denominaciones de los billetes y las monedas metálicas en
circulación, presentan problemas que deben ser atendidos para hacer más práctico y funcional
su manejo. Por lo anterior, resulta conveniente crear una nueva unidad del Sistema Monetario
mexicano que equivalga a un múltiplo de la unidad actual, la cual tendría como efecto reducir
el monto nominal de las sumas correspondientes a moneda nacional y, particularmente, las
denominaciones de los signos monetarios. Con ello, se facilitaría la comprensión de dichas
sumas, se simplificarían las transacciones en dinero y se lograría un uso más eficiente de los
sistemas de cómputo y de registro contable. En esta iniciativa propongo, por tanto, la
creación de una nueva unidad monetaria que equivalga a mil pesos actuales. Propongo
también a esa soberanía que la nueva unidad conserve su nominación de «peso»,
manteniendo así una larga y arraigada tradición. La unidad se dividiría en cien centavos y
continuaría representándose por el símbolo «$», en tanto que los centavos se representarían
por el símbolo «c». Sin embargo, para distinguir fácilmente a la nueva unidad de la actual,
durante una etapa de transición, se antepondría el adjetivo «nuevo» a la denominación «peso»
y la letra «N» al símbolo «$». La equivalencia de mil por uno entre los pesos actuales y la
nueva unidad parecería ser la más conveniente. Una equivalencia menor, por ejemplo, de diez
por uno o de cien por uno, no permitiría lograr una reducción tan importante de los importes,
en tanto que una equivalencia mayor, por ejemplo de diez mil a uno, conduciría a un uso
excesivo de las fracciones de la unidad. Pero quizá la consideración más importante es que la
equivalencia propuesta es la que de manera espontánea ha venido adoptando la población al
hacer referencia a los precios de bienes y servicios. La costumbre que se ha venido
implantando en el intercambio mercantil, entre amplios sectores de la población, como
resultado de la muy humana tendencia a tratar de simplificar lo que ha llegado a ser
complicado, se vería reflejada en el nuevo valor nominal de la moneda, lo que facilitaría su
uso. Importa destacar que a diferencia de otros países que han implantado programas de
ajuste económico, en los cuales la unidad monetaria se ha sustituido al inicio de dichos
programas, la presente propuesta se somete tras varios años de llevar a cabo estrategias
económicas que han logrado avances significativos en el control de la inflación. Esta
circunstancia permite prever que la nueva unidad monetaria sería duradera. En este contexto,
la adopción de medidas de simplificación como ésta, que permiten un mejor manejo
operativo de las transacciones monetarias, son de gran utilidad práctica. El cambio de nuestra
-11-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
unidad monetaria requeriría hacerse en un proceso de tres etapas. La primera etapa
comenzaría con la publicación en el Diario Oficial de la Federación del decreto materia de la
presente iniciativa y concluiría el 31 de diciembre de 1992. Durante esta etapa se llevaría a
cabo la fabricación de los nuevos billetes y monedas metálicas, se expedirían las
disposiciones preparatorias conducentes a la adecuada implantación del nuevo régimen y se
informaría ampliamente al público el cambio y sus efectos. Las dependencias y entidades de
la administración pública federal tomarían, desde ese primer momento, las medidas
necesarias para preparar y asegurar la adecuada y oportuna operación del nuevo Sistema
Monetario en sus ámbitos de competencia. En este sentido, y para asegurar la coordinación y
congruencia de todas las disposiciones y medidas, se establece que las referidas dependencias
y entidades deben contar previamente con la opinión del Banco de México. Con ello se
tendría tiempo para que, antes de que se inicie la utilización de la nueva unidad, y mientras se
avanza en la fabricación de billetes y monedas, las autoridades competentes difundan entre el
público un amplio conocimiento del cambio de unidad monetaria, y preparen los ajustes que
éste implica en materias de significativa importancia como son salarios, precios, registros
contables o formulación de estados financieros, vigilando que los intereses del público,
especialmente del menos informado en cuestiones económicas, queden debidamente
salvaguardados. Considerando lo anterior, en el referido decreto se propone que las normas
contenidas en él tengan vigencia a partir del 1o. de enero de 1993, salvo aquellas
disposiciones relativas a la preparación del nuevo régimen, ya que éstas, como se indicó,
deben iniciar su vigencia al expedirse el citado decreto. La segunda etapa se iniciaría el 1o.
de enero de 1993. En ella se pondrían en circulación, gradualmente, los signos monetarios,
billetes y monedas metálicas, que representan a la nueva unidad. Durante esta etapa, que
concluiría en la fecha en que los signos actuales sean desmonetizados, ambos signos
coexistirían en la circulación. La referida desmonetización se efectuaría una vez que el
público se hubiere familiarizado con la nueva unidad. Para evitar confusiones, se propone que
los billetes y monedas metálicas representativos de la nueva unidad contengan, durante la
segunda etapa, la expresión «nuevos pesos» o el símbolo «N$». Con similar propósito, se
considera conveniente que inicialmente los billetes que representen a la nueva unidad tengan,
salvo su denominación, las mismas características de las actuales piezas expresadas en
«pesos» que les sean equivalentes. Así se facilitaría al público el conocimiento de que el
empleo de ambos signos es indistinto en las transacciones en dinero, en tanto se familiariza
con las nuevas denominaciones. Una vez que el público se haya habituado al uso de la nueva
unidad se emitiría una nueva familia de billetes, con características distintas a los actuales,
que conservaría transitoriamente la expresión «nuevos pesos». Por lo que toca a las monedas
metálicas correspondientes a la nueva unidad monetaria, se estima pertinente modificar desde
un principio las características de las piezas hoy en circulación. Ello en virtud de que nuestro
actual sistema de moneda metálica tiene un costo de fabricación muy elevado. A tal efecto
presentaré ante ese Congreso, una iniciativa de decreto en el que se determinen las
características de las citadas monedas metálicas. Debe resaltarse que, como se menciona más
adelante, tanto la nueva familia de billetes como el nuevo sistema de moneda metálica
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
referido en el párrafo anterior, únicamente contendrán la expresión «nuevos pesos» durante la
segunda etapa, pues en la tercera etapa se restablecerá la actual denominación «peso». Cabe
aclarar que a las monedas representativas de las fracciones de la nueva unidad no sería
necesario agregarles, durante la segunda etapa, el calificativo «nuevos». Ello en razón de que
los centavos actuales han dejado de existir en la circulación. No obstante, y para dar mayor
seguridad al público, en la iniciativa para fijar las características de la moneda metálica a que
se hizo referencia, se propone desmonetizar las actuales piezas denominadas en centavos sin
perjuicio de que su canje se siguiera realizando por el Banco de México a través del sistema
bancario nacional. De acuerdo con la presente iniciativa, durante la segunda etapa todas las
sumas en moneda nacional deberán expresarse, según sea el caso, en nuevos «pesos» y/o
«centavos», pudiendo expresarse incluso en fracciones de estos últimos. Tratándose de
precios, con el objeto de evitar confusiones en tanto el público se familiariza con la nueva
unidad, las autoridades competentes tomarían las medidas necesarias para que durante algún
lapso los precios se expresen tanto en pesos actuales como en su equivalente a la nueva
unidad. Respecto de las obligaciones de pago en moneda nacional se establece que a partir de
la fecha de iniciación de vigencia del decreto respectivo, tales obligaciones deberán
contraerse en la nueva unidad monetaria, en sus múltiplos y, en su caso, submúltiplos. Tal
prevención es consecuente con la reforma al Sistema Monetario mexicano contenida en la
presente iniciativa. Se propone también que durante la segunda etapa se indique que las
obligaciones de referencia se denominan en la nueva unidad mediante la expresión «nuevos
pesos» o «centavos». Asimismo, se propone prever en el decreto correspondiente que, aun a
falta de la mencionada indicación, las obligaciones se entenderán contraídas en la nueva
unidad. Así se impide la creación de obligaciones en pesos actuales, lo cual no sería
consistente con el cambio de unidad monetaria. No obstante, para evitar situaciones injustas,
se establece de manera explícita que, en el caso a que se refiere el párrafo anterior, las
obligaciones respectivas se considerarán contraídas en pesos actuales cuando el afectado
demuestre que la intención de las partes fue pactar en dicha unidad. La gran diferencia de
valor entre una unidad y otra contribuirá a determinar cuál fue tal intención. Los cheques, así
como los documentos que suscriben los usuarios de tarjetas de crédito con base en los
correspondientes contratos de apertura de crédito, merecen un tratamiento especial. Ello en
virtud del amplio y generalizado uso de los referidos instrumentos como medios de pago y de
otras razones que se explican más adelante. Así, en la presente iniciativa se propone que las
instituciones de crédito y el Banco de México se abstengan de pagar los cheques que se
expidan durante la segunda etapa, en los que la suma escrita en palabras no vaya seguida de
la expresión «nuevos pesos». De igual manera, se establece que las citadas instituciones de
crédito y demás sociedades que expidan tarjetas de crédito deberán abstenerse de reembolsar
a sus proveedores afiliados, los documentos expedidos durante la segunda etapa, en los que
no aparezca el símbolo «N$» o, de contener la suma a pagar escrita en palabras, ésta no
estuviera seguida de la expresión «nuevos pesos». El otorgamiento de esta especial
protección resulta lógico. Considérese, que en la mayoría de las obligaciones de dinero el
cobro se hace directamente al deudor, quien está en posibilidad de demostrar el monto
-13-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
auténtico de la obligación, previamente a su pago. Sin embargo, en el caso de los cheques y
de los documentos suscritos por los usuarios de tarjetas de crédito, el pago lo efectúa un
tercero con cargo a una cuenta del deudor, quedando dicho pago fuera del control del propio
deudor. Además en el caso de las tarjetas de crédito se estima que los establecimientos están
en mejor posibilidad que el público usuario de tomar las medidas necesarias para asegurarse
de que los documentos correspondientes estén denominados en «nuevos pesos». En cuanto a
la forma de solventar obligaciones pecuniarias, se prevé que a partir del 1o. de enero de 1993
los correspondientes pagos habrán de efectuarse en los signos monetarios que representen a la
nueva unidad, aun tratándose de obligaciones contraídas en pesos actuales, en cuyo caso se
aplicará la equivalencia de mil a uno. Sin embargo, se señala que durante la segunda etapa, en
la que coexistirán los signos representativos de la nueva unidad y los actuales, el pago se
podrá efectuar entregando indistintamente cualesquiera de tales signos monetarios, aplicando,
al efecto, la equivalencia antes mencionada. De conformidad con el artículo 8o. de nuestra
Ley Monetaria, el deudor de una obligación en moneda extranjera, pagadera en territorio
nacional, está facultado para cumplir dicha obligación mediante la entrega del equivalente en
moneda nacional. Por consiguiente, se prevé que durante la segunda etapa el pago en moneda
nacional de tales obligaciones pueda efectuarse mediante la entrega de los billetes y monedas
representativos de la nueva unidad o los actuales. La tercera etapa, que sería de carácter
permanente comenzaría una vez que los billetes y monedas metálicas actuales hubieren sido
desmonetizados. A partir de esta fecha, se comenzarán a poner en circulación los billetes de
la nueva familia y monedas metálicas del nuevo sistema, en los que ya no figurará la palabra
«nuevos» ni su abreviatura «N» volviendo así a la denominación «pesos» y al símbolo «$».
En esta etapa ya no circularían los signos monetarios actuales y gradualmente se retirarían de
la circulación las piezas con la expresión «nuevos pesos» a fin de que únicamente subsistan
las nuevas piezas denominadas en «pesos». Desde el inicio de esta etapa, las sumas en
moneda nacional y las obligaciones en dicha moneda se expresarían simplemente en «pesos»
y «centavos». Un aspecto de particular relevancia es el tratamiento que habrán de tener las
expresiones en moneda nacional contenidas en leyes, reglamentos, circulares u otras
disposiciones. En la iniciativa que presento a esta soberanía se opta por una fórmula, de
acuerdo con la cual, no se alterará el valor de las cifras en moneda nacional que se encuentren
en normas que estén en vigor con anterioridad a la iniciación de la vigencia del decreto
respectivo. Por consiguiente, dichas cifras se entenderán referidas a pesos actuales. Por
último, es conveniente destacar que mediante el procedimiento de sustitución de signos
monetarios propuesto, en el cual coexistirían los billetes actuales con los nuevos, ambos
signos se podrán utilizar durante toda su vida útil. Por otra parte, el ahorro que se lograría con
el nuevo sistema de moneda metálica tendría un impacto favorable en las finanzas públicas.
...'. En este orden de ideas, es inconcuso que si la inflación se refleja en el incremento
generalizado y constante de los bienes y servicios y, por ende, en una pérdida en el valor del
dinero o la moneda (devaluación), es un hecho que existe y afecta de manera real y no sólo
ficticia al patrimonio de los causantes, pues no puede negarse que el valor de un bien
aumenta de un mes a otro, ni que lo que podía adquirirse con cierta suma de dinero en un
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
determinado momento ya no puede adquirirse con igual suma al paso del tiempo; por tanto, si
la inflación produce efectos reales en el patrimonio de los causantes, afectándolo en forma
positiva o negativa, es necesario que ello sea considerado al determinarse la aplicación del
noveno transitorio de esa ley a otras legislaciones. Así, ese apartado indudablemente que rige
para todas aquellas legislaciones que se hayan actualizado haciéndose congruentes con las
condiciones económicas imperantes en el país en el momento en que se reformó la Ley
Monetaria, no así con aquellas otras que no sufrieron modificación alguna en ese periodo,
como sucede precisamente tratándose del Arancel para Abogados del Estado de Jalisco, en la
medida en que la determinación de eliminar tres ceros a la moneda y con ello a todas las
operaciones pasivas activas y de cualquier otra índole, tanto como a los salarios, leyes,
reglamentos y demás, encuentra su razón de ser en el hecho de que hayan sido arrastradas y
reflejarán en sí mismas el proceso inflacionario de que se habla, esto es, si al salario,
impuestos, multas, valor de los bienes de consumo, operaciones comerciales y demás
actividades económicas representadas en un valor nominal, se vieron incrementados
invariablemente hasta alcanzar su denominación en las cifras de miles de pesos a que alude la
iniciativa de reforma, entonces se hacía necesario adecuarlos a la nueva, lo que no sucede en
el caso del aludido arancel, si se considera que el mismo no se modificó en cuanto a las cifras
en él manejadas desde el año de mil novecientos ochenta y tres, en que el proceso
inflacionario aún no alcanzaba sus más altos índices, sino que se quedó estancada en un
límite inferior de mil pesos y uno superior de cien mil, que en ese entonces equivalían a
cuatro punto setenta y ocho salarios mínimos en el primer extremo y de doscientos nueve en
el segundo. De manera que la inflación provocó que en la práctica los abogados fueran
viendo reducida la capacidad adquisitiva de los emolumentos que de acuerdo con los límites
del referido artículo 5o. del referido arancel de abogados, podrían percibir por la prestación
de sus servicios en cualquier tipo de juicios de cuantía indeterminada, a grado tal que para
mil novecientos noventa y tres, en que entró en vigor la nueva equivalencia monetaria, esas
mismas cifras representaban, en el inferior, aproximadamente ocho milésimas de un salario
mínimo diario, y en el superior ocho punto once estipendios. Si en este momento a la ley
arancelaria se le eliminan los tres ceros conforme lo establece el decreto que modifica la Ley
Monetaria, en el sentido de actualizar las cifras a la realidad económica de manera que no
creara inequidad, se produciría el efecto contrario, dado que el margen de ganancias lícitas
que por su trabajo tendría derecho el abogado, sería absurdo y ajeno a toda lógica, así como
contrario a la intención que el legislador tuvo al promulgar el arancel relativo, consistente en
que estos profesionistas reciban una retribución justa por su trabajo que les permita vivir con
dignidad, habida cuenta que se tendrían como márgenes para la cuantificación de los
honorarios las cifras de uno a cien pesos, lo que equivaldría a que en el rango inferior se
hablara de menos de una trigésima parte del salario mínimo diario y en el máximo a cuando
mucho tres veces, siendo que por su naturaleza el trámite de un juicio en ocasiones requiere
hasta de varios años, sin embargo, a final de cuentas sólo aspiraría a obtener como pago
máximo por sus servicios el equivalente a lo que un obrero recibe en tres días de trabajo, no
obstante que, como se vio, el legislador pretendió que el postulante del derecho obtuviera una
-15-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
remuneración que le permitiera resolver decorosamente sus necesidades de tipo económico, a
la vez que impidiera un trato deshonesto para con el litigante. De ahí que resulte
incontrovertible que tratándose del Arancel de Abogados para el Estado de Jalisco, no debe
aplicarse el contenido de los artículos primero y noveno transitorio de las reformas de la Ley
Monetaria del país de veintidós de junio de mil novecientos noventa y dos, que entraron en
vigor a partir del primero de enero de mil novecientos noventa y tres, porque respetándose las
cifras en los términos como se encuentran redactadas, para el doce de noviembre de mil
novecientos noventa y ocho en que el Juez de instancia estimó procedente establecer la
condena de honorarios en términos del artículo 5o. del arancel de abogados (folio 22 del
cuaderno de amparo), atendiendo a que en ese entonces el emolumento mínimo era de
veintiocho pesos, se tendría que los límites de mil y cien mil pesos representados en salarios
serían para el menor la cantidad de treinta y cinco, mientras que para el superior de tres mil
quinientos setenta y un veces ese salario, lo cual se asemeja a los parámetros existentes en
mil novecientos cincuenta y cuatro. Consiguientemente, es procedente revocar la resolución
que se revisa para negar el amparo y protección de la Justicia Federal; se ordena hacer la
correspondiente denuncia de contradicción. Por lo expuesto y con apoyo en el artículo 90 de
la Ley de Amparo, se resuelve: PRIMERO. Se revoca la sentencia recurrida. SEGUNDO. La
Justicia de la Unión no ampara ni protege a Rosalina Magaña Zepeda, contra la autoridad y
por el acto que se precisa en el resultando primero de este fallo."
De las consideraciones anteriores, surgió la tesis cuyos rubro, texto y demás datos de
localización, son los siguientes:
"Novena Época
"Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XII, octubre de 2000
"Tesis: III.3o.C.114 C
"Página: 1282
"COSTAS. SU CUANTIFICACIÓN APOYADA EN EL DECRETO QUE CREÓ UNA
NUEVA UNIDAD DEL SISTEMA MONETARIO (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE
JALISCO). Son contrarias a los principios de justicia y equidad, la interpretación y aplicación
literal de los artículos primero y noveno transitorios del decreto que reformó la Ley
Monetaria, publicado el veintidós de junio de mil novecientos noventa y dos, que redujo tres
ceros a las sumas en pesos mexicanos, en relación, entre otras, a las precisadas como
honorarios en los juicios de cuantía indeterminada previstas en el precepto 5o. del Arancel
para Abogados del Estado de Jalisco, por no estar actualizado este último ordenamiento, ya
que acorde al método de interpretación progresiva, que conduce a un resultado congruente sin
alterar aquella disposición legal, consistente en que debieron ir cambiando las cantidades
señaladas en el arancel mencionado al compás de los antecedentes históricos evolutivos de
-16-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
las leyes a estudio, así como de las exigencias sociales y económicas imperantes en el país,
incluida la inflación monetaria, al no modificarse el referido ordenamiento legal en la medida
en que se hizo en el diverso último decreto que fijó el salario mínimo general, ello propiciaría
que se redujera la capacidad adquisitiva de los emolumentos de los abogados, de donde se
sigue que no es jurídico interpretar tal cuerpo legal para fijar esas retribuciones sin atender a
los efectos económicos reales.
"TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL TERCER CIRCUITO.
"Amparo en revisión 2273/99. Rosalina Magaña Zepeda. 6 de abril de 2000. Unanimidad de
votos. Ponente: María de los Ángeles E. Chavira Martínez. Secretario: Eugenio Isidro
Gerardo Partida Sánchez."
QUINTO. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha establecido que en tratándose de la
figura de contradicción de tesis, para que exista materia a dilucidar respecto de cuál criterio
debe prevalecer, requiere de la existencia de oposición de criterios jurídicos que controviertan
la misma cuestión y se adopten posiciones diferentes; así como también, que dicha
discrepancia recaiga fundamentalmente en las consideraciones, razonamientos o
interpretaciones jurídicas vertidas dentro de la parte considerativa de los pronunciamientos
respectivos y, finalmente, que las diversas conclusiones a que se arribe provengan del
examen de elementos similares.
En otras palabras, para que se determine que en un asunto se actualiza una contradicción de
criterios, es necesaria la configuración de los requisitos siguientes:
o Que al resolver los asuntos de los que provienen se examinen cuestiones jurídicas
esencialmente iguales y se adopten posiciones o criterios jurídicos discrepantes;
o Que esa diferencia de criterios radique precisamente en las consideraciones, razonamientos
o interpretaciones jurídicas en las que se sustentan las sentencias respectivas, y
o Que la diferencia de criterios provenga del examen de los mismos elementos.
De ahí que para poderse afirmar válidamente la configuración de una controversia de esta
índole, sea preciso que uno de los tribunales contendientes niegue lo que el otro afirme en
relación con la misma problemática o institución jurídica.
Es aplicable a esta consideración, el criterio de la anterior Cuarta Sala de este Supremo
Tribunal, y que esta Sala colegiada comparte, en la tesis de jurisprudencia cuyos rubro, texto
y demás datos de identificación, son del tenor literal siguiente:
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
"Octava Época
"Instancia: Cuarta Sala
"Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
"Tomo: 58, octubre de 1992
"Tesis: 4a./J. 22/92
"Página: 22
"CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA. De conformidad con lo que establecen los artículos
107, fracción XIII, primer párrafo de la Constitución Federal y 197-A de la Ley de Amparo,
cuando los Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en los juicios de
amparo de su competencia, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia, o de la Sala que
corresponda deben decidir cuál tesis ha de prevalecer. Ahora bien, se entiende que existen
tesis contradictorias cuando concurren los siguientes supuestos: a) Que al resolver los
negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten
posiciones o criterios jurídicos discrepantes; b) Que la diferencia de criterios se presente en
las consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas;
y c) Que los distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos.
"Contradicción de tesis 76/90. Entre los Tribunales Colegiados Primero del Cuarto Circuito y
Primero del Décimo Noveno Circuito. 12 de agosto de 1991. Cinco votos. Ponente: Ignacio
Magaña Cárdenas. Secretario: Néstor Gerardo Domínguez.
"Contradicción de tesis 30/91. Entre los Tribunales Colegiados Tercero y Cuarto, ambos del
Primer Circuito en Materia de Trabajo. 2 de marzo de 1992. Cinco votos. Ponente: Ignacio
Magaña Cárdenas. Secretario: Pablo Jesús Hernández Moreno.
"Contradicción de tesis 33/91. Sustentadas por los Tribunales Colegiados Sexto en Materia
de Trabajo del Primer Circuito y el Tribunal Colegiado del Décimo Tercer Circuito,
actualmente Primer Tribunal Colegiado del Décimo Tercer Circuito. 16 de marzo de 1992.
Cinco votos. Ponente: Juan Díaz Romero. Secretario: Ramón Gopar Aragón.
"Contradicción de tesis 71/90. Entre el Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del
Primer Circuito y el Tribunal Colegiado del Décimo Tercer Circuito. 30 de marzo de 1992.
Cinco votos. Ponente: Carlos García Vázquez. Secretario: Elías Álvarez Torres.
"Contradicción de tesis 15/91. Sustentadas por el Segundo Tribunal Colegiado del Décimo
Noveno Circuito, el Segundo Tribunal Colegiado del Séptimo Circuito y el Cuarto Tribunal
Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito. 17 de agosto de 1992. Unanimidad de
cuatro votos. Ponente: Carlos García Vázquez. Secretario: Elías Álvarez Torres."
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
Puntualizado lo anterior, esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
estima que en este asunto se encuentran actualizados los requisitos antes enunciados y, por
ende, debe concluirse que se acreditan los extremos de la contradicción de criterios
denunciada.
Esto es así, en razón de lo siguiente:
Tanto el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil, como el Tercer Tribunal Colegiado en
Materia Civil, ambos del Tercer Circuito, se pronunciaron sobre una misma problemática
jurídica, esto es, el determinar la base sobre la cual deberán ser cuantificados los honorarios
que conforme a los aranceles vigentes en el Estado de Jalisco, devengaron los abogados
postulantes, patrocinadores en juicios de diversa índole y sin que, previamente, hubiesen
convenido sobre su cuantía con sus patrocinados.
Cabe advertir que la discrepancia entre uno y otro órgano colegiado radica, esencialmente, en
que aplican diversos métodos de interpretación jurídica sobre un mismo ordenamiento legal,
lo que hace que arriben a distintas conclusiones sobre una misma temática jurídica, mismas
que resultan ser contradictorias entre sí, no obstante se traten de asuntos similares, esto es así,
pues la problemática a dilucidar se limita a precisar si debe o no aplicarse al arancel que rige
los honorarios de los abogados postulantes en el Estado de Jalisco, el Decreto que creó a la
nueva unidad del Sistema Monetario Nacional, publicado en el Diario Oficial de la
Federación de fecha veintidós de junio de mil novecientos noventa y dos, siempre y cuando
no hubiese mediado al respecto convenio entre los clientes y el abogado litigante.
De ahí que se corrobore nuestra primigenia conclusión en el sentido de que en este asunto sí
se configura la contradicción de criterios denunciada.
SEXTO. Una vez precisado lo anterior y, correlativamente a las consideraciones de fondo,
conviene para mejor comprensión del tópico que nos ocupa iniciar nuestro análisis haciendo
referencia a los distintos métodos de interpretación jurídica que admite nuestro sistema
jurídico nacional, y así determinar cuál debe prevalecer y ser el aplicable para dirimir la
controversia central que nos ocupa.
Este Supremo Tribunal y la doctrina mexicana han admitido en su devenir histórico a
diversos sistemas de interpretación jurídica, partiendo de la base de que interpretar una ley es
desentrañar el sentido de lo que su normatividad encierra o subyace en su contenido.
Luego, si bien puede válidamente afirmarse que existen tantos sistemas de interpretación de
la ley como autores o estudiosos del derecho hay, también es de estimarse como factible el
que se puedan resumir como métodos de interpretación legal más comunes y aceptados mismos que responden generalmente a la necesidad de regir la realidad jurídica en que se
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
encuentra inmerso un pueblo determinado y, por ello, su fuente de inspiración procede
rigurosamente de fenómenos sociales, económicos y políticos preexistentes en una época y
lugar también determinados, o bien, para que dicha normatividad se ajuste a las exigencias
impuestas por la sociedad a que se encuentra dirigida para poder alcanzar su conveniente y
efectiva aplicación-, a los sistemas de interpretación gramatical, comparativo, deductivo,
lógico, teleológico, histórico o sistemático, entre otros.
Por lo que, en esta ocasión y por obvias razones, limitaremos nuestro análisis tanto al método
gramatical como al sistema histórico de interpretación jurídica, por haber sido éstos los
utilizados por los tribunales contendientes y constituir -como se dijo- la razón fundamental
para que hubiesen arribado a conclusiones diferentes y contradictorias sobre el tópico que nos
ocupa.
Así, se tiene que el método o sistema de interpretación histórico progresivo se encuentra
basado, como su nombre lo indica, en el análisis histórico de las leyes e instituciones
adecuadas a la manera de ser que cada pueblo tiene o debe tener en determinada época de su
vida, esto es, este sistema pretende reflejar o desentrañar el espíritu del pueblo que rige, el
cual basa sus leyes en los usos, costumbres y tradiciones inherentes a la idiosincrasia que
aquel representa.
En cambio, el método gramatical o filológico considera las palabras y a las frases contenidas
en las normas, aisladamente, esto es, analiza las palabras o frases desconectadas del resto del
ordenamiento jurídico que interpreta para así establecer cuál debe ser su significado, sea que
se esté en el caso de simples palabras o la redacción o la puntuación si se trata de frases.
Es verdad que este Supremo Tribunal al respecto ha sustentado el criterio de que cuando se
trate de fijar el alcance de una disposición contenida en un ordenamiento legal, ante la
insuficiencia de elementos que deriven de un análisis literal, sistemático, causal o teleológico,
debe acudirse tanto a una interpretación histórica tradicional como a la histórica progresiva;
sin embargo, también ha sostenido que cuando de la literalidad de dichos preceptos se
desprenda cuál es la intención del legislador al plasmar un principio que regule una
disposición vigente, es incuestionable que dicha interpretación deberá basarse en lo que en
forma expresa y con meridiana claridad se desprende de los términos, frases o palabras
utilizadas, desde luego, sin que ello signifique que este método deba siempre aplicarse y en
forma absoluta.
Esto es así, pues si la redacción de los preceptos permiten la adecuación de su sentido a las
circunstancias que pretenden regir, sean éstas jurídicas o de cualquier otra índole, y fijan su
alcance sin que ese hecho les imprima un cambio sustancial, es inconcuso que en tal supuesto
el intérprete debe atender en exclusiva al sentido de las palabras o términos utilizados, pues
lo que se busca es evitar desconocer o desnaturalizar los propósitos perseguidos con la
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
promulgación de la normatividad aludida.
Es por ello que, para poder determinar legalmente los fines perseguidos por el legislador
ordinario en la controversia que nos ocupa, nace la necesidad ineludible del intérprete de
recordar lo que al respecto establece el artículo 14 constitucional, directamente, en lo
concerniente a los sistemas admitidos por el Constituyente para resolver una controversia
judicial de carácter civil, al ser ésta la materia de los debates litigiosos de los cuales
provienen las ejecutorias de amparo que dieron origen a los criterios encontrados que
conforman la contradicción de tesis aquí denunciada.
Así, se tiene que el artículo 14 de la Constitución General de la República expresamente
establece:
"Artículo 14. A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna.
"...
"En los juicios del orden civil, la sentencia definitiva deberá ser conforme a la letra o a la
interpretación jurídica de la ley, y a falta de ésta se fundará en los principios generales del
derecho."
Lo que significa que el Constituyente de Querétaro, otorgando especial preponderancia a los
principios de legalidad y seguridad jurídica, establece textualmente como sistema de
interpretación a seguir en las controversias de orden civil o para todas aquellas relaciones o
actos jurídicos de esa índole celebrados por particulares como producto de sus actividades
cotidianas, al método de interpretación literal o gramatical.
Ello, al establecer con meridiana claridad como lineamiento ineludible el que todo intérprete
o encargado de decir el derecho en controversias judiciales civiles debe ceñirse con primacía
a la expresión gramatical que contengan las leyes, y sólo a falta de ésta o de que resulte
confusa u oscura, sólo entonces, podrán estar autorizados para acudir y, de ser el caso, aplicar
cualesquiera otros métodos de interpretación jurídica o, en su defecto, los principios
generales de derecho.
De esta forma, a la interpretación literal de la ley que implica el extraer su sentido atendiendo
a los términos gramaticales que en su texto se encuentren concebidos, se le debe otorgar total
validez legal cuando su expresión literal sea clara y precisa, sin que sea dable eludirla bajo el
pretexto de penetrar al espíritu de la ley, puesto que la actividad del intérprete en tales casos
debe ceñirse a otorgarle el alcance que conforma su contenido al no presumirse que el
legislador, para expresar su objetivo, se haya apartado de las reglas normales y usuales del
lenguaje, por lo que, a contrario sensu, cuando el texto de la ley sea equívoco o conduzca a
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
conclusiones contradictorias o confusas, es inconcuso que tal literalidad no puede ni debe ser
fuente de las decisiones jurisdiccionales sino que, en tales casos, debe acudirse a otro sistema
de interpretación jurídica que permita desentrañar su contenido en términos de lo dispuesto
por el párrafo cuarto del artículo 14 constitucional.
Tal apreciación se robustece con los criterios establecidos por este Supremo Tribunal, en las
tesis cuyos rubros, texto y demás datos de identificación son del tenor literal siguiente:
"Quinta Época
"Instancia: Pleno
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Tomo: XVIII
"Página: 894
"INTERPRETACIÓN DE LA LEY. La interpretación literal de la ley, es la primera forma de
interpretación jurídica, siendo las de otro orden, de carácter secundario, inclusive las que
pudieran llamarse de orden moral o filosófico.
"Amparo civil en revisión 1351/24. Huller de Sánchez María Teresa y coagraviado. 27 de
abril de 1926. Unanimidad de nueve votos. La publicación no menciona el nombre del
ponente."
"Quinta Época
"Instancia: Primera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Tomo: CXI
"Página: 2244
"LEY INTERPRETACIÓN DE LA. De acuerdo con Baudry Lacantinerie, la primera de las
reglas de la interpretación de la ley crea la exigencia de que aquélla está regida, en primer
lugar, por la interpretación gramatical del texto, ya que sólo cuando la redacción del precepto
que el operador del derecho se ve constreñido a verificar, es oscuro o dudoso, atenderá para
su interpretación a los principios de la lógica y en último extremo, a los principios generales
del derecho. De ahí que el mejor medio es el de atenerse a la idea que el texto expresa
claramente; pues sólo por excepción, el intérprete tiene el derecho y el deber de apartarse del
sentido literal de la ley; y es cuando se demuestra claramente que el legislador ha dicho una
cosa distinta de la que quiere decir, ya que como consecuencia del carácter imperativo de la
ley debe interpretarse según la voluntad que ha precedido a su origen.
"Amparo penal directo 4973/51. Pulgarín Domingo y coag. 31 de marzo de 1952.
Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Fernando de la Fuente. La publicación no menciona el
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
nombre del ponente."
"Quinta Época
"Instancia: Tercera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Tomo: XC
"Página: 2090
"CONTRATOS, INTERPRETACIÓN DE LOS (LEGISLACIÓN DE JALISCO). El artículo
1768 del Código Civil de Jalisco, prescribe que si la expresión del contrato es clara y no deja
duda sobre la intención de los contratantes, se estará al sentido literal de sus cláusulas y que
si las palabras parecieran contrarias a la intención de las partes, prevalecerá ésta sobre aquél y
el artículo 1775 del mismo código dice que las cláusulas de los contratos deben interpretarse
las unas por las otras, atribuyendo a las dudosas el sentido que resulte del conjunto de todas.
"Amparo civil en revisión 1446/45. García María Guadalupe y coagraviado. 25 de noviembre
de 1946. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Emilio Pardo Aspe. La publicación no
menciona el nombre del ponente."
No se omite hacer mención a la recomendación que sobre estos aspectos realiza este Supremo
Tribunal, cuando refiere que en toda interpretación literal de un precepto legal no debe
desvincularse, en términos generales, del análisis sistemático del ordenamiento legal del que
forma parte integrante, a fin de que sea congruente con el propósito u objetivo lato sensu
perseguido por este último con su expedición.
Lo que significa que el intérprete de la ley no debe sólo atender en puridad al significado de
la letra, vocablos o frases utilizados por el legislador en el precepto, sino que -como quedó
anunciado-, también debe observar y respetar a ese fin último perseguido por el legislador
que subyace en la legislación de que se trate, es decir, deberá tener presente la finalidad o
propósito latente y genérico que se encuentra inmerso en el corpus iuris del que es parte
integrante.
Sin embargo, sin que ello signifique contradecir a dicha recomendación y, en estricto apego
al mandato constitucional aludido, se estima que cuando de la expresión literal del precepto
se advierte con claridad lo que se sigue con su promulgación, no existe ya tal obligación de
búsqueda del fin último que motivó la expedición de la legislación jurídica de la que forma
parte, dado que ese objetivo genérico de que se habla, también subyace y es coincidente con
el específico del normativo sobre el cual recae dicho análisis particularizado, pues -como se
dijo- no puede ni debe presumirse que el legislador, para expresar tal propósito, se hubiese
apartado de las reglas normales y usuales del lenguaje.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
Asimismo, cabe advertir que una interpretación en estos términos concebida, de ninguna
manera significa facultar u otorgar potestad al intérprete para que pueda rebasar los alcances
del texto normativo o ese fin último que subyace genéricamente en la ley sujeta a análisis,
pues ello no implica revestirlo de atribuciones legislativas, sino únicamente se le faculta a
desentrañar y determinar el sentido de la ley mediante el método o sistema de interpretación
jurídica autorizado.
Luego, tratándose de asuntos de carácter civil, por disposición constitucional, el intérprete se
encuentra obligado a estar -como ya se dijo en líneas anteriores-, en principio, al sentido
literal de las palabras, vocablos o frases empleadas por el legislador en el normativo a estudio
y sólo cuando la ley sea oscura o defectuosa en su redacción y no pueda mediante ese método
advertirse o desentrañarse su sentido, sólo entonces estará facultado para acudir a la
aplicación de otros métodos o sistema de interpretación legal o, en su defecto, a los principios
generales del derecho.
Por otro lado, cabe también señalar que toda interpretación que realice un juzgador debe
recaer sobre normativos vigentes que tengan aplicación al caso en concreto sometido a su
potestad jurisdiccional, pues sería ilógico pretender juzgar y aplicar cuestiones ya superadas o
que quedaron en desuso por haber sido abrogadas o derogadas por posteriores legislaciones
que rijan directa o indirectamente sobre esos mismos aspectos, y que aun sin ser constitutivos
ni formar parte esencial del objetivo o propósito perseguido por la legislación arancelaria
sometida a análisis, es inconcuso que al encontrarse estrechamente vinculados o relacionados
con dicho ordenamiento, por regir algunos aspectos en aquél contemplados, también deben
ser observados y aplicados por el juzgador y no omitir su observancia como así
indebidamente se hizo por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito,
pues es incuestionable que se trata también de un derecho positivo y vigente de observancia
obligatoria que responde a otros fines, propósitos o necesidades perseguidos por la misma
sociedad a la cual se encuentra dirigida.
Sirven de apoyo a esta consideración, en lo conducente, las tesis cuyos rubros, textos y demás
datos de identificación son del tenor siguiente:
"Sexta Época
"Instancia: Primera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volumen: XLIV, Segunda Parte
"Página: 86
"JURISPRUDENCIA, NATURALEZA. La jurisprudencia, en el fondo, consiste en la
interpretación correcta y válida de la ley que necesariamente se tiene que hacer al aplicar
ésta.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
"Amparo directo 7971/60. José G. Romo. 20 de febrero de 1961. Unanimidad de cuatro
votos. Ponente: Manuel Rivera Silva."
"Sexta Época
"Instancia: Primera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volumen: XLIX, Segunda Parte
"Página: 58
"INTERPRETACIÓN Y JURISPRUDENCIA. Interpretar la ley es desentrañar su sentido y
por ello la jurisprudencia es una forma de interpretación judicial, la de mayor importancia,
que tiene fuerza obligatoria según lo determinan los artículos 193 y 193 bis de la Ley de
Amparo reformada en vigor, según se trate de jurisprudencia establecida por la Suprema
Corte de Justicia funcionando en Pleno o a través de sus Salas. En síntesis: la jurisprudencia
es la obligatoria interpretación y determinación del sentido de la ley, debiendo acatarse, la
que se encuentra vigente en el momento de aplicar aquella a los casos concretos, resulta
absurdo pretender que en el periodo de validez de una cierta jurisprudencia se juzguen
algunos casos con interpretaciones ya superados y modificados por ella que es la única
aplicable.
"Amparo directo 2349/61. Miguel Yapor Farías. 24 de julio de 1961. Unanimidad de cuatro
votos. Ponente: Juan José González Bustamante."
En mérito de lo expuesto, es por lo que esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación coincide en este asunto, sustancialmente, con el criterio sustentado por el Quinto
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito pues, si bien es cierto, como se dice
en el estudio efectuado por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil de ese mismo
circuito, con base en un análisis histórico progresivo de los artículos primero y noveno
transitorio del decreto que reforma la Ley Monetaria, publicado en el Diario Oficial de la
Federación el veintidós de junio de mil novecientos noventa y dos, y utilizando parámetros
comparativos pretendió precisar los alcances y efectos del término "inflación" y, con apoyo
además, en la exposición de motivos de ese mismo ordenamiento, arribó a la conclusión de
que, en la especie, deben actualizarse el monto de las tarifas al tipo de cambio actual. Esto, en
razón de estimar que es contrario a los principios de justicia y equidad, así como al espíritu
de la ley arancelaria en comento, la aplicación letrista de los aranceles de honorarios ahí
establecidos y hacer su conversión automática a la moneda actual cumpliendo así, según
refiere, con los motivos perseguidos con el establecimiento de tales tarifas arancelarias.
Sin embargo, es de advertirse que tal consideración carece del debido sustento legal, en razón
de haberse inobservado el mandato constitucional consagrado en el artículo 14 de nuestra
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
Carta Magna, así como también los principios de validez que rigen a los ámbitos de
aplicación y observancia de una ley, como lo constituye el ámbito temporal de la vigencia de
los Aranceles para Abogados del Estado de Jalisco.
Esto es así, pues como se advierte de la narrativa anterior, previamente a la aplicación de
cualesquier sistema o método de interpretación de leyes o resoluciones judiciales civiles, la
norma constitucional antes citada exige que debe acudirse en principio al sistema gramatical
o literal para desentrañar el contenido de sus textos, lo que en la especie no sucedió así, sin
que se justifique dicha inobservancia, pues en el caso la literalidad de los preceptos de la Ley
Monetaria en comento no representan ninguna oscuridad o impedimento para conocer y
precisar su sentido, lo que sería la única razón aceptable para que el Tercer Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, se hubiese visto obligado a desentrañar su
significado acudiendo a cualesquiera otros métodos de interpretación jurídica, entre ellos,
desde luego, el método histórico progresivo empleado.
En efecto, los artículos 1o. y 3o., primero, tercero, quinto, séptimo y noveno transitorios del
decreto de la Ley Monetaria de los Estados Unidos Mexicanos, de fecha veintidós de junio de
mil novecientos noventa y dos, en su literalidad establecen:
"Artículo 1o. Se crea una nueva unidad del Sistema Monetario de los Estados Unidos
Mexicanos equivalente a mil pesos actuales. La nueva unidad conservará el nombre de 'peso'
y se dividirá en cien 'centavos'.
"La unidad continuará representándose con el símbolo '$' y los 'centavos' se representarán con
el símbolo 'c'."
"Artículo 3o. Las obligaciones de pago en moneda nacional se solventarán mediante la
entrega, por su valor nominal, de los signos monetarios que representen a la nueva unidad.
"Esta prevención es aplicable al pago en moneda nacional de obligaciones contraídas en
moneda extranjera."
"Primero. El presente decreto entrará en vigor el 1o. de enero de 1993, con la excepción del
décimo transitorio, el cual entrará en vigor el día siguiente al de la publicación del decreto en
el Diario Oficial de la Federación."
"Tercero. En tanto los billetes del Banco de México y las monedas metálicas referidos en el
artículo anterior no hayan sido desmonetizados, los billetes y monedas representativos de la
nueva unidad deberán contener la expresión 'nuevos pesos' o el símbolo 'N$'.
"A partir de la fecha en que los signos monetarios mencionados en primer término hayan sido
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
desmonetizados, se iniciará la circulación de signos representativos de la nueva unidad en
cuya denominación no figure la palabra 'nuevos' ni su abreviatura 'N'.
"Los signos monetarios metálicos que representen fracciones de la nueva unidad contendrán
desde un principio sólo la expresión 'centavos' o su símbolo 'c', sin anteponer la palabra
'nuevos' o su abreviatura 'N'."
"Quinto. A partir del 1o. de enero de 1993 y en tanto los billetes del Banco de México y las
monedas metálicas representativos de la unidad monetaria que se sustituye no hayan sido
desmonetizados, las obligaciones de pago en moneda nacional deberán indicar que se
denominan en la nueva unidad mediante la expresión 'nuevos pesos' o el símbolo 'N$' y, en su
caso, la expresión 'centavos' o el símbolo 'c'.
"A falta de esta indicación, las obligaciones se entenderán contraídas en la nueva unidad
monetaria, a menos que cualquiera de las partes demuestre que la intención de éstas fue
pactar en la unidad monetaria que se sustituye en virtud del presente decreto."
"Séptimo. Las obligaciones dinerarias contraídas con anterioridad a la entrada en vigor del
presente decreto se solventarán, conforme a lo dispuesto por el artículo 3o. Al efecto, se
aplicará la equivalencia establecida en el artículo 1o."
"Noveno. Las expresiones en moneda nacional contenidas en leyes, reglamentos, circulares u
otras disposiciones, que hayan entrado en vigor con anterioridad al 1o. de enero de 1993, se
entenderán referidas a la unidad monetaria que se sustituye. Al computar, expresar o pagar
dichas cantidades en la nueva unidad monetaria, se aplicará la equivalencia establecida en el
artículo 1o."
Con el texto de los anteriores artículos, sin duda, se corrobora lo antes dicho y, por ende, es
de estimarse inadmisible la propuesta realizada por los Magistrados integrantes del Tercer
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, con base en la aplicación de otro
método de interpretación distinto al literal o gramatical.
Ello es así, pues de apartarse de los lineamientos establecidos en el párrafo cuarto del artículo
14 constitucional que consagra las garantías de legalidad y seguridad jurídicas, en relación
con el tópico que nos ocupa, tal desacato arrojaría como consecuencia no deseada el revestir
indebidamente al juzgador del papel de legislador, pues ante la claridad manifiesta de la ley,
al utilizar esa clase de interpretación histórica progresiva, lo que realmente está creando es
una nueva normatividad y, por ende, indebidamente asume facultades legislativas que no le
son propias, lo que de suyo es inadmisible por las razones expuestas con saciedad.
Cobra vigencia en esta consideración, la tesis cuyos rubro, texto y demás características de
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
identificación son del tenor literal siguiente:
"Quinta Época
"Instancia: Cuarta Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Tomo: CXXVI
"Página: 73
"INTERPRETACIÓN DE LA LEY.-Las leyes deben ser interpretadas en los casos en que su
sentido es oscuro, lo que obliga al juzgador a desentrañar su significado haciendo uso de los
distintos sistemas de interpretación que la doctrina ha elaborado, pero no es procedente
pretender que deban interpretarse aquellas normas cuyo sentido es absolutamente claro, pues
a ello se opone la garantía establecida en el cuarto párrafo del artículo 14 constitucional, que
manda que las sentencias deben ser conforme a la letra de la ley, ya que lo contrario lleva al
juzgador a desempeñar el papel de legislador creando nuevas normas a pretexto de interpretar
las existentes, lo que carece de todo fundamento legal.
"Amparo directo 6230/54. Jefe del Departamento del Distrito Federal. 5 de octubre de 1955.
Unanimidad de cinco votos. Ponente: Arturo Martínez Adame."
Por otro lado, también cabe recordar que por la expresión ámbitos de validez de una norma,
debe entenderse el alcance, la dimensión o la esfera de validez de las normas jurídicas, esto
es, las normas jurídicas se manifiestan valiendo en cierto tiempo, pues una norma comienza a
tener vigencia en un momento y acaba en otro.
De lo que se deduce que las normas jurídicas están referidas a procesos y tienen un carácter
espacio-temporal, por tanto, cuando se afirma que una norma legal vale, significa que vale
para un cierto espacio y para cierto tiempo, y es precisamente la relación de esa norma con el
espacio y con el tiempo, lo que constituye el ámbito de validez espacial y temporal a que
hemos hecho referencia en líneas anteriores.
Ahora bien, en relación con lo que aquí interesa, conviene hacer referencia a la temporalidad
que sigue a la vigencia de una ley y a la que precede a ese momento.
Esto, en razón de que si bien generalmente las leyes sólo regulan comportamientos futuros,
también puede darse el caso que regulen comportamientos ya ocurridos, lo que significa que
se esté en presencia de normas con efectos retroactivos, las cuales excepcionalmente pueden
ser aplicadas en nuestro país, directamente, en lo que corresponde a la materia penal y
siempre que sea en beneficio del reo, tal y como así lo consagra el primer párrafo del artículo
constitucional supracitado.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
Sin embargo, y fuera de este caso de excepción consagrado en nuestra Ley Fundamental, en
general se puede afirmar que en nuestro sistema jurídico nacional un ordenamiento legal sólo
tiene vigencia como derecho positivo durante el tiempo que se encuentren reguladas las
conductas contenidas en las normas que lo constituyen.
De ahí que salvo contadas excepciones a un ordenamiento jurídico no se le pueda ni deba
otorgar mayor vigencia temporal que la que se encuentre en él expresamente establecida, a no
ser que se trate de la que tenga una duración indefinida y la extinción de las consecuencias de
derecho que consagran dependa de la realización de ciertos supuestos, o bien, cuando dicha
legislación se vea sustituida parcial o totalmente por otra normatividad que la venga a
abrogar o derogar, lo que significa que, en tales casos, ya no se estaría ante la presencia de un
derecho positivo, vigente y de observancia obligatoria.
Por tanto, es válido arribar a la conclusión de que las normas jurídicas, en principio, rigen
todos los hechos ocurridos durante el lapso de su vigencia y siempre que éstos sean
concordantes con los supuestos normativos en ellas contenidos.
Puntualizado lo anterior, y retomando el tópico central que nos ocupa, al constituir ese
ámbito temporal de validez de una ley, el periodo durante el cual tiene vigencia, es inconcuso
que el juzgador en tales casos sólo debe aplicarla durante ese lapso de tiempo que rige como
derecho positivo y vigente.
En ese contexto, no se justifica que en este asunto y en aras de otorgar al gremio de la
abogacía honorarios justos y equitativos, se pretenda actualizar los montos de las tarifas
contenidas en un ordenamiento legal arancelario que aún continúa vigente y, por ende, se
trata de un derecho positivo de observancia obligatoria en esa entidad federativa.
Interpretación que a todas luces resulta ser contraria a los principios de legalidad y seguridad
jurídicas consagrados en el artículo 14 constitucional, pues no es dable que el intérprete
basado en un sistema de interpretación jurídica que, como ya quedó anotado en líneas
anteriores, en el caso resulta inaplicable, pretenda actualizar los montos de honorarios que
fueron establecidos conforme al valor de unidad monetaria circulante en la fecha de su
promulgación, inobservando lo que al respecto se establece en la reforma de la Ley
Monetaria de los Estados Unidos Mexicanos, cuya publicación es de fecha posterior a la de
aquélla, pues data del veintidós de junio de mil novecientos noventa y dos, y mediante la cual
fue creada la nueva unidad del Sistema Monetario del país, en comento.
Por tanto, la actualización de los montos arancelarios a que arriba el Tercer Tribunal
Colegiado, además de carecer del debido sustento legal con base en lo antes dicho, es de
verse que tal tarea compete única y exclusivamente al Poder Legislativo Local a iniciativa de
los órganos facultados para ello. Luego, la conclusión de ese órgano colegiado es
inadmisible.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
Esto es así, pues no obstante que condicionantes de índole económicas, políticas y sociales
imperantes en nuestro país, hubiesen influido significativamente en el titular del Poder
Ejecutivo Federal para que enviara al Congreso de la Unión, en fecha cuatro de junio de mil
novecientos noventa y dos, la iniciativa de ley mediante la cual fueron reformadas y
adicionadas diversas disposiciones de la Ley Monetaria de los Estados Unidos Mexicanos, lo
que originó la creación de una nueva unidad del Sistema Monetario del país, que si bien
conservaría el nombre de "peso", y su símbolo representativo $, equivaldría a mil pesos de
los que en aquel entonces oficialmente se encontraban en circulación; ello de ninguna manera
significa que, por ese simple hecho, los montos de las tarifas contenidas en la disposición
arancelaria local supracitada, automáticamente estuvieran actualizados pues, incluso, en
forma diáfana se estableció en el decreto reformatorio por el que se crea una nueva unidad
del Sistema Monetario de los Estados Unidos Mexicanos, directamente en los artículos
séptimo y noveno transitorios, lo siguiente:
"Séptimo. Las obligaciones dinerarias contraídas con anterioridad a la entrada en vigor del
presente decreto se solventarán, conforme a lo dispuesto por el artículo 3o. Al efecto, se
aplicará la equivalencia establecida en el artículo 1o."
"Noveno. Las expresiones en moneda nacional contenidas en leyes, reglamentos, circulares u
otras disposiciones, que hayan entrado en vigor con anterioridad al 1o. de enero de 1993, se
entenderán referidas a la unidad monetaria que se sustituye. Al computar, expresar o pagar
dichas cantidades en la nueva unidad monetaria, se aplicará la equivalencia establecida en el
artículo 1o."
Luego, es de concluirse que si la unidad de medida pecuniaria cambiaria vigente al momento
de la promulgación de dicho ordenamiento arancelario, no obstante haber desaparecido hoy
en día como unidad de medida de cambio al haber sido sustituida por esa nueva unidad
monetaria, los montos de tarifas ahí establecidas son los aplicables y, por ende, deben
someterse a la conversión monetaria ordenada en la reforma a la ley ordinaria aludida; esto es
así, pues si bien la nueva unidad monetaria recibe la misma denominación y símbolo
distintivo (peso $), es incuestionable que no se trata de la misma unidad de cambio que regía
al momento de haber iniciado su vigencia la disposición arancelaria controvertida.
Ello, en razón de haber sido sustituida aquella unidad de cambio por una nueva, cuya
conversión en relación con aquélla es de un peso ($1.00) por cada mil viejos pesos
($1,000.00), lo que implica que no obstante haber desaparecido como dinero circulante, en la
nueva legislación ordinaria se prevé la forma de actualizar los montos contenidos en las
leyes, reglamentos, circulares u otras disposiciones que hubiesen entrado en vigor con
anterioridad al primero de enero de mil novecientos noventa y tres; hipótesis dentro de la cual
es inobjetable que queda comprendido el Arancel para Abogados de esa entidad federativa.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
De ahí que si esta disposición arancelaria permanece hasta la fecha incólume y, por ende,
conforme a su texto se encuentran vigentes las tarifas en ella contenidas, dada la fecha de su
expedición, es inconcuso que toda relación o vínculo profesional que se actualice entre
abogado-patrono y cliente, ante la falta de un acuerdo de voluntades sobre los honorarios
devengados, debe aplicarse en sus términos y atenderse a la conversión ordenada por la nueva
Ley Monetaria.
Tal conclusión responde y es acorde al ámbito temporal de validez del ordenamiento
arancelario en comento, pues al tener hasta hoy en día vigencia, su observancia deviene
obligatoria para las autoridades jurisdiccionales competentes.
Consecuentemente, en tanto no se promulgue una nueva ley o se realice la reforma
arancelaria correspondiente, lo que -como ya se dijo- sólo compete al Congreso Local hacerlo
a iniciativa de las autoridades estatales facultadas constitucionalmente para ello, dicho
ordenamiento en la hipótesis que nos ocupa, es y debe ser aplicado en sus términos.
En las relatadas condiciones y atento lo dispuesto por el artículo 197-A de la Ley de Amparo,
es de resolverse que debe prevalecer con carácter de jurisprudencia el criterio sustentado por
esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que, en esencia, es
coincidente con el propuesto por el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer
Circuito, y que se contiene en la tesis de jurisprudencia cuyos rubro y literalidad es del tenor
siguiente:
HONORARIOS DE ABOGADOS. EN SU CUANTIFICACIÓN, CONFORME AL
ARANCEL QUE LOS RIGE Y ANTE LA FALTA DE CONVENIO ENTRE EL
ABOGADO POSTULANTE Y SU CLIENTE, DEBE APLICARSE EL DECRETO QUE
CREÓ UNA NUEVA UNIDAD DEL SISTEMA MONETARIO NACIONAL
(LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE JALISCO).-No se justifica que el juzgador realice una
interpretación histórica progresiva o utilice cualquier otro método con el fin de actualizar los
montos de las tarifas establecidas como honorarios en el Arancel para Abogados del Estado
de Jalisco y deje de aplicar el decreto que crea una nueva unidad del Sistema Monetario de
los Estados Unidos Mexicanos, publicado en el Diario Oficial de la Federación el veintidós
de junio de mil novecientos noventa y dos, que en su artículo noveno transitorio establece
que "Las expresiones en moneda nacional contenidas en leyes, reglamentos, circulares u otras
disposiciones, que hayan entrando en vigor con anterioridad al 1o. de enero de 1993, se
entenderán referidas a la unidad monetaria que se sustituye. Al computar, expresar o pagar
dichas cantidades en la nueva unidad monetaria, se aplicará la equivalencia establecida en el
artículo 1o."; pues si el texto de la ley no deja lugar a dudas al intérprete y dicha
normatividad arancelaria permanece incólume en el monto de sus tarifas por no haber sido
hasta la fecha actualizadas, y encontrarse vigentes conforme a la unidad de cambio hoy en
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 60/2002-PS.
desuso, es inconcuso que, con estricto apego a los principios de legalidad y seguridad
jurídicas establecidos en el párrafo cuarto del artículo 14 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos y a la observancia irrestricta del ámbito temporal de validez de
aquella norma, los montos de los honorarios aludidos, ante la falta de convenio entre el
abogado postulante y su cliente, deberán seguir rigiendo y someterse a la conversión
actualizada prevista en el ordenamiento federal monetario citado, pues de asumir el juzgador
una actitud contraria, ello implicaría la desobediencia del mencionado mandato constitucional
y la atribución de funciones cuya exclusiva competencia corresponde al Poder Legislativo de
dicha entidad federativa, lo que de suyo es inadmisible.
Por lo expuesto, fundado y con apoyo además en el artículo 197-A, de la Ley de Amparo, se
resuelve:
PRIMERO.-Sí existe contradicción de tesis entre las sustentadas por los Tribunales
Colegiados Quinto y Tercero en Materia Civil, ambos del Tercer Circuito, al resolver los
tocas correspondientes a los amparos en revisión 19/2002 y 2273/1999, respectivamente.
SEGUNDO.-Debe prevalecer con carácter de jurisprudencia el criterio sustentado por esta
Primera Sala en la tesis precisada en el considerando último de esta resolución.
TERCERO.-Remítase copia de la tesis jurisprudencial que se sustenta en esta resolución a la
Coordinación General de Compilación y Sistematización de Tesis para su publicación en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, así como a los órganos jurisdiccionales que
se mencionan en la fracción III del artículo 195 de la Ley de Amparo.
Notifíquese y cúmplase; con testimonio de esta resolución comuníquese a los Tribunales
Colegiados contendientes y, en su oportunidad, archívese el expediente como asunto
concluido.
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de cuatro votos de los señores Ministros: Humberto Román Palacios, José de Jesús Gudiño
Pelayo, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y presidente Juan N. Silva Meza. Ausente
el Ministro Juventino V. Castro y Castro, e hizo suyo el proyecto el Ministro José de Jesús
Gudiño Pelayo.
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