Número de registro: 18757 Novena Época Instancia: Tribunales

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AMPARO EN REVISIÓN 38/2005.
Número de registro: 18757
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXI, Abril de 2005
Página: 1114
AMPARO EN REVISIÓN 38/2005. SALVADOR PEREA MUÑOZ.
CONSIDERANDO:
CUARTO. Son infundados en una parte e inoperantes en otra los agravios propuestos por el
recurrente.
En principio, debe decirse que la aseveración relativa a que por ser tercero perjudicado en el
juicio de amparo, le causa agravio la sentencia emitida en el mismo, invocando las tesis
intituladas: "ARRESTO COMO MEDIDA DE APREMIO, LA CONTRAPARTE DEL
QUEJOSO TIENE INTERÉS EN QUE SUBSISTA, AL TENER CARÁCTER DE
TERCERO PERJUDICADO EN EL AMPARO PEDIDO CONTRA LA ORDEN DE." y
"ARRESTO COMO MEDIDA DE APREMIO. EN EL JUICIO DE AMPARO
PROMOVIDO EN SU CONTRA, TIENE EL CARÁCTER DE TERCERA
PERJUDICADA, LA CONTRAPARTE DEL AGRAVIADO EN EL JUICIO NATURAL
QUE NO SEA DEL ORDEN PENAL.", a pesar de que se encuentra incluida dentro del
capítulo de agravios en el recurso de revisión que se resuelve, en realidad no constituye un
verdadero agravio, habida cuenta que por tal debe entenderse la lesión de un derecho
cometida en una resolución judicial por haberse aplicado indebidamente la ley o por haberse
dejado de aplicar la que rige el caso, por tanto, al expresar el motivo de inconformidad debe
precisarse cuál es la parte de la sentencia o auto que lo causa, citar el precepto legal violado y
explicar el concepto por el cual fue infringido, por ende, si el recurrente de ninguna manera
pone de manifiesto la lesión a un derecho, ni esgrime razonamientos lógico-jurídicos
tendentes a demostrar que el Juez de Amparo efectivamente transgredió en su perjuicio
determinado precepto legal, entonces su manifestación no resulta apta para ser tomada en
consideración.
Es aplicable en el caso particular la jurisprudencia VI.2o. J/84, integrada por el entonces
Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, mismo que ya especializado en Materia
Civil, ahora resuelve, consultable en la página 317, Tomo VI, Segunda Parte-1, de julio a
diciembre de mil novecientos noventa, Octava Época del Semanario Judicial de la
Federación, que es del siguiente tenor: "AGRAVIOS EN LA REVISIÓN. Se entiende por
agravio la lesión de un derecho cometida en una resolución judicial por haberse aplicado
indebidamente la ley, o por haberse dejado de aplicar la que rige el caso; por consiguiente, al
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expresarse cada agravio, debe el recurrente precisar cuál es la parte de la sentencia que lo
causa, citar el precepto legal violado y explicar el concepto por el cual fue infringido, no
siendo apto para ser tomado en consideración, en consecuencia, el agravio que carezca de
esos requisitos."
Ahora bien, la inconformidad del recurrente la hace descansar, en principio, en que el Juez de
Distrito violó lo dispuesto por los artículos 77, fracciones I y II, y 78 de la Ley de Amparo,
porque el quejoso reclamó de la Juez de lo Civil de Huejotzingo, Puebla, una orden de arresto
dictada en su contra, por tanto, es el arresto y no otro el acto reclamado; que si bien es verdad
que cuando se reclama un acto de autoridad que atenta contra la libertad personal, la
suplencia de la queja debe efectuarse por la autoridad de amparo, la misma no puede llevarse
al extremo de analizar la constitucionalidad de actos no reclamados, y el auto mediante el
cual ordena requerirse al quejoso y a otro, para que cumplan con la determinación de entregar
al depositario señalado en autos, los bienes embargados, dentro del término de tres días, con
el apercibimiento que de no hacerlo se les impondría un arresto de treinta y seis horas y su
notificación, no fueron reclamados por el agraviado.
Que además de que no fueron reclamados el apercibimiento de arresto y la notificación de
este proveído, se trata de actos consentidos, por lo que el juicio de amparo es improcedente al
actualizarse las causas de improcedencia previstas en el artículo 73, fracciones XI, XII y XIII,
de la Ley de Amparo, por lo que debe sobreseerse en él, conforme al diverso numeral 74,
fracción III, del indicado ordenamiento legal, ya que el apercibimiento de arresto y su
notificación no fueron impugnados a través de los recursos ordinarios previstos en la ley,
pues en materia mercantil, el artículo 1334 del Código de Comercio establece el recurso de
revocación en contra del apercibimiento de arresto y de cualquier otra medida de apremio, y
al efecto citó la tesis intitulada: "ARRESTO. APERCIBIMIENTO DE. PROCEDE LA
REVOCACIÓN Y NO EL AMPARO. (LEGISLACIÓN MERCANTIL)."; que por tanto,
debe tenérseles por consentidos y, como consecuencia, el auto que impuso el arresto, contra
el cual sí se pidió amparo, es un acto derivado de otros consentidos.
Y aun considerando que no debiera agotarse recurso ordinario en contra del apercibimiento
de arresto y su notificación, de todas maneras debieron señalarse como actos reclamados en
el juicio de amparo y, si no se hizo así, entonces se consintieron, y la imposición del arresto
es un acto derivado de otros consentidos, por lo que el juicio de amparo es improcedente, en
términos de lo dispuesto por el artículo 73, fracción XI, de la Ley de Amparo, por lo que debe
decretarse el sobreseimiento en el mismo, conforme al diverso 74, fracción III, del
ordenamiento jurídico en cita; y al efecto invocó como aplicables las tesis de rubros:
"ARRESTO. CUANDO ES ACTO DERIVADO DE OTRO CONSENTIDO.", "ARRESTO,
AMPARO IMPROCEDENTE CUANDO SE RECLAMA EL.", "ACTOS DERIVADOS DE
ACTOS CONSENTIDOS, IMPROCEDENCIA.", "IMPROCEDENCIA DEL AMPARO
CONTRA UNA ORDEN DE ARRESTO COMO MEDIDA DE APREMIO, CUANDO NO
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SE AGOTÓ EL RECURSO ORDINARIO.", "ARRESTO. IMPROCEDENCIA DEL
AMPARO POR NO AGOTAR LOS RECURSOS ORDINARIOS EN CONTRA DEL
AUTO QUE APERCIBE CON IMPONER TAL MEDIDA DE APREMIO. (CÓDIGO DE
COMERCIO).", y "ARRESTO COMO MEDIDA DE APREMIO. SI NO SE IMPUGNA EL
AUTO QUE HIZO EL APERCIBIMIENTO RESPECTIVO. EL JUICIO DE AMPARO ES
IMPROCEDENTE."
Se dará respuesta a los anteriores argumentos en forma conjunta, habida cuenta que de la
alegación que vierte el inconforme acerca de que el Juez de Distrito analizó actos no
reclamados en el juicio de amparo, hace depender una de las causas de improcedencia de la
acción constitucional.
Tales argumentos son infundados, ello es así, en virtud de que el Juez de Distrito estuvo en lo
correcto, al examinar en el particular no sólo el auto de veintiocho de junio de dos mil cuatro,
en el que se hizo efectivo el arresto impuesto como medida de apremio al quejoso, sino
también el diverso proveído de catorce de mayo de la misma anualidad, en el que se le
apercibió con imponerlo, siendo procedente, incluso, el análisis de la notificación del
apercibimiento de arresto, aun cuando en este caso ya no fue necesario hacerlo al haber
encontrado el Juez Federal a quo que el auto de apercibimiento de arresto era violatorio de
garantías, pues resultaba ocioso el estudio de un acto (notificación) que por virtud de la
sentencia concesoria del amparo debía quedar sin efectos y, lo anterior se afirma, toda vez
que si bien es verdad que el apercibimiento de arresto y su notificación no fueron señalados
de manera destacada como actos reclamados en la demanda de garantías, de una lectura
integral de la misma se advierte que el agraviado alegó la violación de las garantías
individuales consagradas en los artículos 14, 16 y 17 de la Constitución Federal, ya que el
juicio ejecutivo mercantil en que se dictó la orden de arresto se ha seguido a sus espaldas, que
nunca fue notificado del mismo, que no tenía conocimiento de que se hubieran embargado
bienes de su propiedad y menos que tuviera que hacer entrega de algún bien a un depositario
judicial.
En efecto, el quejoso adujo en su demanda de amparo lo siguiente: "... Todo lo anterior es
derivado de un juicio ejecutivo mercantil número 2101/03 seguido a mis espaldas, ya que
nunca he sido embargado y mucho menos se me han señalado bienes para embargar, por lo
cual los bienes que se encuentran descritos son inexistentes y que nunca me fue requerido
ninguna entrega de éstos y que quizá esos bienes, de existir, no son míos y quizá sean de
Ricardo Díaz Labastida, que dicho juicio se encuentra promovido en el Juzgado de lo Civil
de Huejotzingo, por la cantidad de diez mil pesos, cero centavos; y que al ahora quejoso
nunca se le ha requerido con medida de apremio alguna, ni para hacer entrega de bienes que
obviamente no existen en mi domicilio. Estimo que el acto que reclamo viola mis garantías
individuales de audiencia y legalidad, así como de seguridad jurídica consagradas en los
artículos 14, 16 y 17 constitucionales ... se viola en mi perjuicio esta garantía de audiencia, en
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virtud de que no he sido llamado a juicio y mucho menos he sido emplazado o requerido para
efectuar la entrega de bienes que son ficticios, de acuerdo al acta de embargo que consta en el
expediente original y a los supuestos requerimientos que nunca se me han hecho, con lo cual
se viola la garantía de audiencia, ya que no se me puede privar de mi libertad por un supuesto
procedimiento, en el cual no he sido llamado a juicio. No se me puede privar de mi libertad,
porque según el Juez de origen no cumplí con los medios de apremio, cuando la verdad de los
hechos es que nunca me fue notificado medio de apremio alguno y mucho menos pude haber
entregado bienes a un depositario que el actor principal del juicio de origen alega existen,
cuando en realidad nunca he visto bien mueble que indica en dicha acta de embargo y que
dichos bienes muebles embargados son ficticios; por lo cual, al privárseme de mi libertad no
sólo se me priva de ella, sino que se vulnera lo más elemental de todo individuo que son sus
derechos, a que se le siga un juicio justo, digno, en el cual se den todas las oportunidades a
ser oído, a que se le den todos los medios naturales para sus defensas y en este caso especial
se me pretende privar de mi libertad por un supuesto acto de desobediencia a un mandato de
autoridad judicial, cuando la verdad de los hechos es que se siguió un juicio a mis espaldas,
sin dar oportunidad de ofrecer mis excepciones y defensas, sin haberme oído ni vencido en
juicio, por tanto, no se me puede privar de mi libertad por no haber entregado bienes que sólo
existen en la fantasía del actor principal y al haberse prestado el diligenciario a efectuar el
embargo de bienes reales y omitir el emplazamiento de demanda, de medio de apremio y de
requerimiento, vulnerando la ley y mis derechos, lo máximo que tiene el individuo sus
derechos ... y como puede apreciarse al no habérseme notificado requerimiento y
apercibimiento alguno respecto a la medida de apremio, en el cual se me pretendía privar de
mi libertad, es por demás obvio que se conculcan mis más primordiales derechos y garantías,
se omiten esos mandamientos legales que establece este precepto constitucional, ya que cómo
puede entregarse lo inexistente, violando flagrantemente mis conceptos en garantías
individuales ... al no habérseme notificado medida de apremio, requerimiento o medio alguno
que me hiciera saber dicha medida, se viola mi garantía de legalidad, ya que se me está
privando de mi libertad de una manera a que sí alude el artículo mencionado, porque al no
habérseme seguido el juicio con las formalidades esenciales del procedimiento, se está dando
lo mencionado en este concepto legal invocado, porque se me está privando de la libertad por
una deuda civil, y no se me siguió juicio alguno, razón por la cual solicito el amparo y
protección de la Justicia de la Unión, contra el arresto dictado en mi contra ..."
De lo anterior se desprende, primero, que el quejoso adujo no haber sido llamado al juicio
ejecutivo mercantil de origen, sin embargo, el emplazamiento no fue materia de análisis
constitucional, toda vez que fue requerido para que manifestara si señalaba ese acto como
reclamado y, en su caso, designara al diligenciario adscrito al juzgado natural como autoridad
responsable, y no lo hizo, sin embargo, tratándose de la imposición del medio de apremio
consistente en un arresto por treinta y seis horas, de la lectura del escrito de demanda de
amparo se observa que el quejoso hace valer la violación de sus garantías individuales al
imponerle esa medida de apremio como desobediencia a un mandato de autoridad judicial, no
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obstante que nunca tuvo conocimiento de la determinación u orden judicial consistente en la
entrega de bienes embargados al depositario nombrado en autos, ya que ni siquiera estaba
enterado de que se siguiera un juicio ejecutivo mercantil en su contra, ni que se le hubieran
embargado bienes para garantizar el adeudo, esto es, si se impuso esa medida de apremio, fue
porque el quejoso incurrió en una desobediencia a un mandato de autoridad, pero el
gobernado alega que nunca se enteró de ese mandato ni sabía que estaba demandado en un
juicio y que se le habían embargado bienes, entonces la materia de examen constitucional
debía incluir no sólo la orden de imposición del arresto sino el auto que lo apercibió con
imponerlo y su notificación.
Lo anterior, porque aunque se haya reclamado de manera destacada sólo la orden de arresto
dictada como medida de apremio, el examen constitucional debe versar, de acuerdo con los
conceptos de violación que relativamente se expongan, en el estudio de los fundamentos y
motivos que directamente tomó en cuenta la Juez natural para emitir ese acto, es decir, para
apreciar la contumacia del amparista y la procedencia de ese medio de apremio para vencerla,
lo que implica el examen del auto en el que se le apercibió con imponerla, que es en el que la
Juez de origen tenía que establecer cuál era la orden a acatar, la manera en que debía darse el
cumplimiento, el término para hacerlo, así como razonar por qué procedería aplicar ese
concreto medio de apremio en caso de contumacia.
Sirve de apoyo a lo anterior, en lo conducente, la tesis emitida por el entonces Segundo
Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, mismo que ya especializado en materia civil, ahora
resuelve, publicada en la página 457, Tomo XIV, julio de mil novecientos noventa y cuatro,
Octava Época del Semanario Judicial de la Federación, que establece: "ARRESTO,
MATERIA DEL EXAMEN CONSTITUCIONAL DEL. Si lo reclamado en el juicio de
amparo es sólo la orden de arresto al quejoso, dictada como medida de apremio en un juicio
de carácter civil, el examen constitucional debe versar, de acuerdo con los conceptos de
violación que relativamente se expongan, en el estudio de los fundamentos y motivos que
directamente se tomaron en cuenta para emitir ese acto, es decir, es para apreciar la
contumacia del amparista y la procedencia de los medios empleados para vencerla, pero no
deben analizarse cuestiones relativas al fondo o a la procedencia del juicio del que emana el
mandamiento reclamado, esto es, no puede examinarse la procedencia o improcedencia de la
acción ejercitada en ese juicio, la personalidad de las partes o cualquier otra cuestión que por
más relación que tenga con el arresto no lo haya sustentado directamente, pues eso no fue lo
reclamado en la vía de amparo y en todo caso es materia de los recursos y medios de
impugnación que las leyes comunes otorguen al respecto."
Así las cosas, no puede estimarse que el acto consistente en la imposición del arresto sea
derivado de otros consentidos, que según el recurrente serían el auto que apercibió con
decretarlo y su notificación, en principio, porque no obstante que se trata de un codemandado
en el juicio de origen, no estuvo en posibilidad de impugnar el auto de apercibimiento de
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catorce de mayo de dos mil cuatro y su notificación, ya que alegó que ni siquiera tenía
conocimiento de que se siguiera un juicio en su contra; pero además, ha sido criterio
sostenido por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y por este órgano
jurisdiccional, previo a su especialización en materia civil, que el hecho de que el quejoso no
haya impugnado el acuerdo por el cual se le apercibió de que en caso de que no acatara una
determinación judicial, se le impondría como medida de apremio un arresto, no permite
estimar que el auto que ordenó hacer efectivo tal apercibimiento, sea un acto derivado de otro
consentido, en virtud de que dicho auto no es una consecuencia legal necesaria de aquel
acuerdo, dado que el quejoso tuvo la posibilidad de acatar el mandato judicial ordenado en el
acuerdo de referencia, pudiendo evitar así, que se decretara el arresto con el que se le
apercibió; de manera que jurídicamente no es correcto sostener que el arresto sea
consecuencia lógica y natural del acuerdo con el que se previno al demandado con imponerle
esa medida de apremio, si se tiene en cuenta que el auto de apercibimiento es autónomo,
consecuentemente, distinto de aquel que decreta el arresto, puesto que la aludida prevención
queda sujeta a la potestad del Juez común para hacerla efectiva o no, habida cuenta que el
quejoso tuvo la posibilidad de obedecer la orden judicial pudiendo evitar así que se le
decretara el arresto con el que se le conminó.
Es aplicable al respecto, la tesis emitida por el Pleno del más Alto Tribunal de la Nación,
consultable en la página 7, Tomo IX, marzo de mil novecientos noventa y dos, Octava Época
del Semanario Judicial de la Federación, del siguiente tenor: "ARRESTO, AUTO QUE LO
HACE EFECTIVO. NO ES ACTO DERIVADO DE OTRO CONSENTIDO, POR NO
HABERSE IMPUGNADO EL CORRESPONDIENTE APERCIBIMIENTO. La
circunstancia de que el quejoso no haya impugnado el acuerdo por el cual se le apercibió de
que en caso de que no acatara determinada disposición judicial, se le impondría, como
medida de apremio, un arresto, no permite estimar que el auto que ordenó hacer efectivo tal
apercibimiento, sea un acto derivado de otro consentido, habida cuenta de que dicho auto no
es una consecuencia legal necesaria de aquel acuerdo, dado que el quejoso tuvo la posibilidad
de acatar la determinación judicial ordenada en el acuerdo de referencia, pudiendo evitar, así,
que se decretara el arresto con el que se le apercibió."
Igualmente, sirve de apoyo el criterio sustentado por el entonces Segundo Tribunal Colegiado
del Sexto Circuito, mismo que ya especializado en materia civil, ahora resuelve, consultable
en la página 356, Tomo XII, agosto de mil novecientos noventa y tres, Octava Época del
Semanario Judicial de la Federación, que establece: "ARRESTO, AUTO QUE LO HACE
EFECTIVO. NO ES ACTO DERIVADO DE OTRO CONSENTIDO, POR NO HABERSE
IMPUGNADO EL CORRESPONDIENTE APERCIBIMIENTO. La circunstancia de que el
quejoso no haya impugnado el acuerdo por el cual se le apercibió de que en caso de que no
acatara determinada disposición judicial, se le impondría, como medida de apremio, un
arresto, no permite estimar que el auto que ordenó hacer efectivo tal apercibimiento, sea un
acto derivado de otro consentido, habida cuenta de que dicho auto no es una consecuencia
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legal necesaria de aquel acuerdo, dado que el quejoso tuvo la posibilidad de acatar la
determinación judicial ordenada en el acuerdo de referencia, pudiendo evitar, así, que se
decretara el arresto con el que se le apercibió. En efecto, jurídicamente no es correcto
sostener que el arresto sea consecuencia lógica y natural del acuerdo con el que se previno al
demandado con imponerle esa medida de apremio; si se tiene en cuenta que, como ya se dijo,
el auto de apercibimiento es autónomo, consecuentemente distinto de aquel que decreta el
arresto, puesto que el susodicho apercibimiento queda sujeto a la potestad del Juez común
para hacerlo efectivo o no, basta considerar que el quejoso tuvo la posibilidad de acatar la
orden judicial contenida en el auto de referencia, pudiendo evitar así que se le decretara el
arresto con el que se le conminó. Por consiguiente, esa medida de apremio no puede
estimarse jurídicamente como una consecuencia legal necesaria del proveído que lo apercibió
en tal sentido y por ende no se trata de un acto derivado de otro consentido."
Con apoyo en lo anterior, debe afirmarse que no se actualiza la causal de improcedencia que
hizo valer el recurrente, acerca de que el acto reclamado consistente en la orden de arresto es
un acto derivado de otros consentidos la cual, por cierto, no se funda en el artículo 73,
fracción XI, y menos aún en su fracción XII, de la Ley de Amparo, como incorrectamente lo
indica el inconforme, sino que es de carácter jurisprudencial, por tanto, en todo caso se
fundaría en el artículo 73, último párrafo, en relación con el diverso numeral 192 del
ordenamiento legal comentado.
Por otro lado, tampoco se actualiza la causal de improcedencia prevista en el artículo 73,
fracción XIII, de la Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 Constitucionales, que se
relaciona con el principio de definitividad que rige en el juicio de garantías, consistente en
que el gobernado debe agotar los recursos ordinarios o medios de defensa ordinarios
previstos en la ley, previo a acudir a la vía constitucional, ello es así, porque si en contra del
apercibimiento de arresto y su notificación procede el juicio de amparo, sin necesidad de
agotar los medios ordinarios de defensa, al hallarse el agraviado en riesgo inminente de
privación de su libertad personal operando, por ende, una excepción al principio de
definitividad que rige en el juicio de garantías, con mayor razón se actualiza la aludida
excepción al principio de definitividad en tratándose del auto que impone dicha medida de
apremio, pues es todavía más inminente la privación de la libertad del gobernado.
Sirve de soporte a lo anterior, la jurisprudencia P./J. 17/98, emitida por el Pleno de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en la página 6, Tomo VII, febrero de mil
novecientos noventa y ocho, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, que sostiene: "ARRESTO COMO MEDIDA DE APREMIO. PROCEDE EL
AMPARO EN CONTRA DEL AUTO QUE APERCIBE CON SU IMPOSICIÓN, SIN
NECESIDAD DE AGOTAR LOS MEDIOS ORDINARIOS DE DEFENSA.-No obsta para
la procedencia del amparo el hecho de que no se agote el medio de defensa ordinario previsto
en el ordenamiento respectivo, en contra del auto en el que se manda apercibir al quejoso con
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la imposición de un arresto específico como medida de apremio, porque siendo el auto que se
reclama de carácter concreto e individualizado, el agraviado se halla en riesgo inminente de
privación de su libertad personal, respecto de la cual opera una excepción al principio de
definitividad que rige en el juicio de amparo; máxime que en ningún medio ordinario de
defensa pueden plantearse cuestiones de constitucionalidad."
Asimismo, se cita por ser aplicable, en lo conducente, la tesis sostenida por este órgano
jurisdiccional, consultable en la página 1523, Tomo XIX, marzo de dos mil cuatro, Novena
Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, del contenido siguiente:
"ARRESTO COMO MEDIDA DE APREMIO. PROCEDE EL AMPARO INDIRECTO EN
CONTRA DE LA NOTIFICACIÓN DEL AUTO QUE APERCIBE CON SU IMPOSICIÓN,
SIN NECESIDAD DE AGOTAR EL INCIDENTE DE NULIDAD DE ACTUACIONES.-El
Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la jurisprudencia 17/98
estableció el criterio de que el juicio de amparo en la vía indirecta resulta procedente en
contra de la resolución que apercibe con la imposición del arresto como medida de apremio,
sin necesidad de agotar los medios ordinarios de defensa, precisamente porque el agraviado
se halla en riesgo inminente de privación de su libertad personal y, en ese caso, opera una
excepción al principio de definitividad que rige en el juicio de amparo; por ello, cuando se
señala como acto reclamado la notificación del auto que apercibe con la imposición del
arresto, el juicio de amparo es procedente sin necesidad de agotar, en forma previa, el
incidente de nulidad de actuaciones, toda vez que en este supuesto también subsiste el riesgo
inminente de que el quejoso sea privado de su libertad personal."
En un último motivo de inconformidad, el recurrente aduce que con independencia de que el
arresto reclamado es un acto derivado de otro consentido, por sí solo no es inconstitucional,
ya que se encuentra fundado y motivado, y emana de una autoridad competente.
El anterior argumento deviene inoperante, ya que lo así expresado de ninguna manera
combate y menos aún desvirtúa las consideraciones y fundamentos legales esgrimidos por el
Juez de Distrito que lo condujeron a conceder la protección constitucional solicitada
consistentes, en esencia, en que de las constancias remitidas por la Juez responsable se
advertían los siguientes antecedentes: a) Demanda ejecutiva mercantil, promovida por José
Juan Nava Morales, en su carácter de endosatario en procuración de Salvador Perea Muñoz
en contra de Ricardo Díaz Labastida y del quejoso Serafín Pinto Labastida (fojas 25 a 28); b)
Diligencia de requerimiento de pago, embargo y emplazamiento, realizado al quejoso el
veintidós de septiembre de dos mil tres, en la que le fueron embargados una bicicleta marca
Magistroni (tipo turismo) roja, despintada, y portabultos y televisor Sony a color con control
remoto, con pantalla plana (fojas 35 y 36); c) Que por auto de dieciséis de octubre de dos mil
tres, se tuvo a la parte demandada por perdido el derecho de oponer excepciones, en virtud de
no haber contestado la demanda instaurada en su contra (foja 43); d) Que en proveído de
catorce de mayo de dos mil cuatro, se había requerido al quejoso y a otro para entregar al
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depositario judicial los bienes que le fueron embargados, con el apercibimiento que de no
hacerlo se les impondría un arresto de "treinta y seis" horas (foja 68); e) Diligencia de catorce
de junio de dos mil cuatro, mediante la cual el diligenciario adscrito al juzgado responsable
requirió al quejoso en términos del auto de catorce de mayo del año en curso y le apercibió
con imponerle un arresto de "treinta y seis" horas (foja 72); y, f) Proveído de veintiocho de
junio de dos mil cuatro, mediante el cual se hizo efectivo el apercibimiento de catorce de
mayo del mismo año y se decretó el aludido arresto (foja 76).
Que para aplicar las medidas de apremio, debían darse las siguientes condiciones: a) La
existencia de una determinación justa y fundada en derecho que deba ser cumplida por alguna
de las partes o por alguna de las personas involucradas en el juicio; por lo que cuando se trate
de la entrega de una cosa embargada, era claro que la determinación debía precisar el lugar en
que se tuviera que hacer la entrega, señalándose la forma en que debía quedar acreditada la
entrega para justificarla; b) La comunicación oportuna mediante notificación personal al
obligado con el apercibimiento de que, de no obedecerla, se le aplicará una medida de
apremio precisa y concreta; c) Que conste o se desprenda de autos la oposición o negativa
injustificada del obligado a obedecer el mandamiento judicial, es decir, que el cumplimiento
sea realmente un acto u omisión ilícito; y, d) Una razón grave a juicio del juzgador para
decretar el medio de apremio y, al efecto, invocó como aplicable la jurisprudencia intitulada:
"MEDIOS DE APREMIO. EL APERCIBIMIENTO DE SU IMPOSICIÓN Y LA
OBLIGACIÓN A CUMPLIMENTAR DEBEN NOTIFICARSE PERSONALMENTE."
Que en el particular, del acuerdo de catorce de mayo de dos mil cuatro, mediante el cual se
ordenó requerir al quejoso y a otro para que cumplieran con una determinación judicial, no
satisfizo el primero de los requisitos señalados, porque si bien sostuvo la existencia de una
determinación, ésta aun cuando estaba fundada en derecho (artículos 79, fracción III, del
Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Puebla y, 2o. y 1054 del Código de
Comercio), tal determinación que ordenaba la entrega de una cosa, no había precisado el
lugar y la hora en que la cosa debería entregarse al depositario judicial nombrado en autos
pues, en todo caso, en el auto de requerimiento debió hacerse del conocimiento del quejoso,
el nombre del depositario, lugar y hora en que debería hacer la entrega de los bienes
embargados, para el efecto de que el peticionario de garantías estuviera en aptitud de cumplir
o no con la determinación judicial y que, en el caso, no se había cumplido con esos
requisitos; que además la autoridad responsable no había dejado establecido el mecanismo
jurídicamente válido para satisfacer dicho mandamiento, es decir, la forma o manera en que
el obligado acreditaría haber dado cumplimiento al mismo, de manera que el acuerdo en los
términos en que se dictó, imposibilitaba a su destinatario por sí solo, para cumplir con lo
mandado; que lo anterior tenía mayor relevancia si se consideraba que en el requerimiento se
contenía un mandamiento de hacer y, únicamente a través de los medios formales que la
propia norma procesal reconocía como eficaces para generar convicción dentro del juicio de
un acto de tal naturaleza, era posible demostrar el cumplimiento, y esta circunstancia no
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podía dejarse al arbitrio del destinatario, pues era claro que a quien se obligaba a efectuar
determinada conducta, dada su naturaleza, tenía el correlativo derecho de conocer y exigir la
forma en que haría constar el cumplimiento de esa obligación de hacer, para estar en aptitud
de defenderse de cualquier eventualidad derivada de la entrega de la cosa exigida, es decir, la
justificación de cómo, cuándo y dónde se había cumplido con lo requerido;
consecuentemente, era evidente que en forma alguna podía actualizarse el tercer supuesto
destacado, que se hizo consistir en el hecho de que constara o se desprendiera de autos la
oposición o negativa injustificada del obligado a obedecer el mandamiento judicial, pues no
debía soslayarse que el acto u omisión debía reputarse ilícito lo que, en la especie, no
acontecía en la medida que los términos en los que fue emitido el requerimiento eran
imprecisos, como se había dicho y que, en ese sentido, era incuestionable que no existía una
razón grave que justificara el proceder de la Juez responsable para decretar, en contra del
quejoso, la imposición de la medida de arresto, en tanto que la determinación no podía ser
cumplida ante las imprecisiones destacadas anteriormente; que así, la orden de arresto
reclamada resultaba violatoria de garantías individuales y, por ende, procedía conceder al
quejoso Serafín Pinto Labastida el amparo solicitado para el efecto de que la Juez
responsable dejara insubsistente el apercibimiento de arresto y su imposición decretados por
autos de catorce de mayo y veintiocho de junio de dos mil cuatro, respectivamente, sin
perjuicio que de insistir en el requerimiento y apercibimiento referidos debería sujetarse a los
lineamientos descritos en esa resolución y, finalmente, el Juez de Distrito hizo extensiva la
concesión del amparo a los actos de ejecución atribuidos a los comandantes de la Policía
Judicial comisionados en Huejotzingo y San Martín Texmelucan, Puebla, por ser
consecuencia directa e inmediata del acto impugnado, y por no haberse reclamado por vicios
propios citando, al respecto, la jurisprudencia de rubro: "AUTORIDADES EJECUTORAS,
ACTOS INCONSTITUCIONALES DE LAS."
Consideraciones y fundamentos legales que al no aparecer combatidos directa e
inmediatamente a través de los agravios expuestos, deben mantenerse firmes para seguir
rigiendo el sentido de la sentencia recurrida.
Es aplicable, por analogía, la jurisprudencia de la extinta Tercera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, publicada con el número 36, en las páginas 23 y 24 del Tomo VI,
Materia Común, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995, que
establece: "AGRAVIOS INOPERANTES. LO SON AQUELLOS QUE NO COMBATEN
LAS CONSIDERACIONES DE LA SENTENCIA RECURRIDA Y NO SE DA NINGUNO
DE LOS SUPUESTOS DE SUPLENCIA DE LA DEFICIENCIA DE LOS MISMOS.-Si en
la sentencia recurrida el Juez de Distrito expone diversas consideraciones para sobreseer en el
juicio y negar el amparo solicitado respecto de los actos reclamados de las distintas
autoridades señaladas como responsables en la demanda de garantías, y en el recurso
interpuesto lejos de combatir la totalidad de esas consideraciones el recurrente se concreta a
esgrimir una serie de razonamientos, sin impugnar directamente los argumentos expuestos
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AMPARO EN REVISIÓN 38/2005.
por el juzgador para apoyar su fallo, sus agravios resultan inoperantes; siempre y cuando no
se dé ninguno de los supuestos de suplencia de la deficiencia de los mismos, que prevé el
artículo 76 bis de la Ley de Amparo, pues de lo contrario, habría que suplir esa deficiencia,
pasando por alto la inoperancia referida."
En las condiciones anotadas, al resultar infundados en una parte e inoperantes en otra los
agravios esgrimidos por el recurrente, y no advertirse que se haya cometido en su contra
alguna violación manifiesta de la ley que lo hubiera dejado sin defensa y que este tribunal
debiera reparar de oficio, en términos del artículo 76 bis, fracción VI, de la Ley de Amparo
procede confirmar la sentencia impugnada.
Por lo expuesto y fundado; y con apoyo, además, en los artículos 83, fracción IV y 85,
fracción II, de la Ley de Amparo y, 35 y 37, fracción IV, de la Ley Orgánica del Poder
Judicial de la Federación, se resuelve:
PRIMERO.-Se tiene por no interpuesto el recurso de revisión formulado por José Juan Nava
Morales.
SEGUNDO.-Se confirma la sentencia sujeta a revisión.
TERCERO.-Para los efectos precisados en la parte final del considerando cuarto de la
sentencia recurrida, la Justicia de la Unión ampara y protege a Serafín Pinto Labastida en
contra de los actos reclamados a la Juez de lo Civil y comandante de la Policía Judicial,
ambos con residencia en Huejotzingo, Puebla y comandante de la Policía Judicial
comisionado en San Martín Texmelucan, Puebla, precisados en el resultando primero de esta
ejecutoria.
Notifíquese; con testimonio de esta resolución, devuélvanse los autos al juzgado de su origen
y, en su oportunidad, archívese el toca como asunto concluido.
Así, por unanimidad de votos, lo resolvió el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil
del Sexto Circuito, integrado por los Magistrados Ma. Elisa Tejada Hernández, Gustavo
Calvillo Rangel y Raúl Armando Pallares Valdez. Fue ponente el último de los nombrados.
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