leer épale 188 julio 24 de 2016

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contenido
02 — 23 DE ENERO
Consejo Editorial
Luis Salgar
Jorge Rodríguez Gómez
Felipe Saldivia
Gustavo Borges Revilla
03 — altagracia
Elías El Hage
Directora
04 — antímano
Freddy Hurtado
Mercedes Chacín
Editor Jefe
05 — Candelaria
Jimi Morales
Carlos Cova
DirecTORa de Arte
06 — Caricuao
Milagros Salinas
Edarlys Rodríguez
COORDINADOR DE FOTOGRAFÍA
07 — catedral
Guillermo Durand
Jesús Castillo
Asesor Editorial
08 — coche
Sergio Cipriani
Reinaldo González
Coordinadora 2.0
Yanira Albornoz
09 — el junquito
José Javier Meneses
Web y redeS
Kay Yam Hung
Bárbara Baralt
10 — el paraíso
Carlos Trejo Tovar
Redacción
11 — el recreo
Antonio Manrique
Nathali Gómez Moscoso
Gustavo Mérida
Ander de Tejada
Marlon Zambrano
12 — el valle
Irma Godoy
Diseño
13 — caracas cenital
14 — mapa
Lisbeth Montell
Óscar Hernández
Ilustrador
“centro HISTÓRICO
de caracas”
Fotógrafo
17 — la pastora
José Javier Sánchez
CORRECTOR
18 — la vega
Gabriel de Jesús Ramírez
LOGÍSTICA
19 — macarao
Andrés Eloy Crespo
Alfredo Rajoy
Michael Mata
Rodolfo Castillo
Idania Bracamonte
Daniela Fernández
Edi Cordero
20 — san agustín
Reinaldo Mijares
Colaboran en esta edición
Jessica Dos Santos, Malú Rengifo, Enrique Hernández,
Carlos Hernández, Jimweruska Centeno, Franklin Alviárez.
Archivo Ciudad CCS.
Ilustración de portada: Óscar Hernández.
Impresión
Comercialización y Ventas:
0212-8080323/0426-5112114
Distribución: 0212-8085843
Depósito Legal: pp201202dc4166
Una publicación de la
@epaleccs
Hugo Ramos
@epaleccs
La vocería. Las voces. Los voceros.
Las voceras. No es fácil ser la voz de
alguien —digamos que es imposible—
pero se puede ser la voz de una o de
uno. Caracas tiene millones de voces.
Ojalá nos escucháramos más. Nos
comunicáramos más.
Hablar de Caracas o sobre Caracas
pudiera resultar una farsa, un fraude,
una estafa, si no se asume con vivencias,
con realidades, con amor. Pero si
Caracas se asume como una voz propia,
como un sentir, y se escriben o se
comunican historias, el resultado es
interesante y conmovedor. Esta edición
conmueve por la diversidad de voces
e interesa por la misma razón. Son las
voces las que importan, son las historias
las que importan. Veintidós voces que
cuentan, que narran. La Caracas que
somos y la que queremos ser.
Los protagonistas hoy son los cronistas
de Caracas. Son veintidós formas de
escribir, de pensar, de vivir y de sentir.
Mujeres y hombres que nos transmiten
su forma de ver a Caracas. Hay crónicas
amorosas, nostálgicas, históricas,
literarias y periodísticas. Pedimos que
en 3.000 caracteres (con espacios, que
hacen unas 500 palabras) habitantes
o exhabitantes de las parroquias
caraqueñas del Municipio Bolivariano
Libertador, escritores o no, periodistas
o no, cronistas o no, escribieran lo que
quisieran. Y el resultado, ya lo dijimos,
es interesante y conmovedor. Interesante
porque nos adentra en un cosmos, como
escribió una cronista, que presenta a una
ciudad viva llena de matices, llena de
gente, llena de amores y de pasiones. En
esta Caracas no hay espacio para el dolor
porque así es como la queremos, porque
así es como la soñamos. Es nuestra
Caracas posible, como ese otro mundo
en el que queremos vivir.
22 — san josé
Iván Mejía Reyes
23 — san juan
Complejo Editorial Alfredo Maneiro
Editorial Metropolis, C.A.
www.epaleccs.info
[email protected]
21 — san bernardino
Martín J. Padrón
veintidós
Mercedes Chacín
24 — san pedro
Teresa Ovalles
25 — santa rosalía
Ignacio “Totoño” Ponce
26 — santa teresa
Sergio Requena
27 — sucre
Pedro Delgado
28 — homenaje
Nancy Yaneth Torres
FE DE ERRATA
En la edición Nro. 187 del día 17-07-16, las
fotografías que acompañan el texto dedicado
al músico Domingo en Llamas (página
12) pertenecen a otro trabajo y fueron
erróneamente asignadas. Ofrecemos excusas
a nuestras lectoras y lectores.
Revista Gratuita Circula los domingos
con el Diario Ciudad CCS
búscala de lunes a viernes en nuestra
sede: esq. san jacinto,
edif. gradillas “c”, piso 1, al lado de la
taquilla única de servicios municipales
y en la librería-Bar el techo de la ballena, edif. Gradillas “A”, planta Baja,
Bulevar del Eterno Retorno
02 PARROQUIA 23 DE ENERO
emblemática
y querida
POR luis salgar @luissalgar / FOTOGRAFÍAs ENRIQUE HERNÁNDEZ
Llegué al 23 de Enero, urbanización La Libertad, en febrero de 1967, cuando a la casa donde vivíamos, en el barrio La Silsa, se la llevó el
aguacero del mes de noviembre del año anterior. La parroquia recibió a los integrantes de mi
familia, y a otras más, con los brazos abiertos.
sin razón alguna nos llevaban presos y nos
golpeaban.
Una vez bajé con mi guitarra. No sabía tocar
pero quería aprender, aunque nunca lo logré.
Me senté en un banco en la entrada de la urbanización con un vecino que sí sabía. Estábamos en esos menesteres cuando vino un
guardia, me llevó al Bloque 7 y, sin más, sacó la
peinilla y me iba a golpear, cuando mi vecino
vino con la guitarra al hombro y le preguntó
por qué lo hacía:
El evento más resaltante que viví en El 23 fue
el terremoto de julio del 1967, cuando Caracas
cumplía 400 años. El movimiento telúrico nos
puso a correr a todos.
Fueron días de angustia. Dormíamos en la
planta baja de los edificios, sentíamos temor
de subir a los apartamentos, más aún nosotros,
que vivíamos en el último piso (piso 4).
Era la época de los grupos musicales foráneos,
como Los Beatles y otros que llenaron con su
música nuestro país. Éramos jóvenes y nos
contagiamos con su estilo, nos dejamos crecer
el pelo, otros se hacían su afro. Tratábamos de
imitar hasta su forma de vestir.
—Porque estaba tirando piedras.
—No, señor, estábamos sentados tocando guitarra.
El guardia dijo: “Vete”.
Una vez, cuando venía del trabajo, los muchachos de La Libertad jugaban con una escalera,
dos la sujetaban y los otros se subían en ella
haciendo payasadas. Ni corto ni perezoso, me
subí. Cuando estaba en los últimos peldaños,
fallé uno y me vine abajo. Mis manos pudie—¿Por qué se lo llevan?
ron amortiguar un poco el golpe; sin embargo,
—Porque tiene el cabello largo.
quedé aturdido y se me salió uno de los moca—¡Que excusa más boba! —delante de los sines que cargaba puestos. Los muchachos se
policías.
reían de lo lindo y me preguntaban:
Había dos policías que vigilaban la zona, se les
conocía como policías de punto o “de rolito”.
A uno le decíamos Cisco Kid. Un día fui a la
bodega del finado Ventura a hacerle un mandado a mi mamá y los policías me detuvieron,
me quitaron la cédula y llamaron una patrulla
para llevarme preso a la jefatura del Bloque 45. Mi mamá me dio dos bolívares y dijo: “Vaya
y aféitese”.
Alguien le avisó a mi mamá. Ella bajó corriendo del apartamento, se identificó como funcio- Esos quizá fueron motivos por los que jóvenaria del Ministerio de Justicia, los policías le nes como los de entonces sintiéramos cierto
odio por los policías y la Guardia Nacional:
dieron mi cédula y mi mamá preguntó:
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
Caracas, 24 de julio de 2016.
—¿Estás bien?
Yo solo atinaba a decir: “el zapato, el zapato”.
El 23 de Enero siempre ha sido una de las parroquias más queridas de Caracas.
PARROQUIA ALTAGRACIA
03
Demoliendo el muro
POR elías el hage • [email protected]/ FOTOGRAFÍAs michael mata
Para un caraqueño de la parroquia Altagracia
es casi un insulto cuando otro caraqueño pregunta: “¿Eres de Altagracia de Orituco?”. Y no
es por presumir, pero quienes nacimos en esta
parroquia sentimos el regocijo de estar geográficamente vinculados a un lugar privilegiado y
tranquilo en pleno centro de Caracas. Rodeada
de edificios patrimoniales, Altagracia siempre
estuvo a la vanguardia de las construcciones.
Aunque la tranquilidad destaca en este silencioso oasis urbano, en cada fachada retumban
las consignas de aquellos maestros que protestaban frente al Ministerio de Educación por
mejoras laborales y armonizan con el réquiem
del Viernes Santo.
Por ser vecinos del Presidente, fuimos testigos de El Caracazo, de golpes de Estado y de
manifestaciones. Además, Altagracia logró albergar a un número importante de personas
aquel 13 de abril, cuando los alrededores de
Miraflores no daban para más.
acceso. Solo aquellos que teníamos un balcón con vista al sitio podíamos verlos. Con
el paso de los años, esta laguna comenzó a
secarse y los patos desaparecieron. El espacio pasó a ser asiento de vegetación, basura
y escombros. Además, por más de dos décadas un águila arpía anidaba durante los úlEn el corazón de la parroquia, un espacio de timos meses del año y solo algunos éramos
14.000 metros cuadrados ubicado frente a la testigos de ese espectáculo natural.
fachada lateral de la iglesia Altagracia, el quinto templo católico más antiguo del país, exis- Nadie a ciencia cierta sabía qué le deparaba,
tía el Hospital Central de Emergencias de la para la ciudad, a aquel espacio considerado
esquina de Salas. No conozco las razones por una joya urbana. A finales de la década de
las que fue removida esa edificación, pero ese los 90 aparecieron maquinarias de consespacio fue convirtiéndose en un terreno iner- trucción. Varios sótanos de profundidad
me donde una laguna comenzó a formarse por confirmaban que no se trataba de cualquier
las nacientes de aguas subterráneas y el agua de construcción, hasta que al fin llegaron a la
lluvia. Aprovechando este fenómeno, un veci- superficie y fue ahí donde, por primera vez
no soltó unos patos que vivieron durante años en décadas, aquel muro de bloques lleno de
ignorados por la mayoría, amparados por un grafitis, que servía para limitar la visibilidad
muro perimetral que limitaba la visibilidad y el y el acceso, fue destruido. Para los que na-
Caracas, 24 de julio de 2016.
cimos en Altagracia fue la experiencia más
parecida a la demolición del Muro de Berlín. Por fin, una manzana que dábamos por
abandonada ya pertenecía al entorno donde
habitábamos. Así, lo que fuera un pantano comenzaba a convertirse en un espacio público
para el disfrute de la ciudad.
La plaza Juan Pedro López —debe su nombre
al artista de la época colonial— fue inaugurada el 29 de noviembre de 1998 por el presidente Rafael Caldera, quien decidió culminar
esta obra aceleradamente pues, según cuentan, era un proyecto de su primer gobierno y
quiso terminarlo en su segundo período.
Para la gente de Altagracia esta plaza todavía nos parece nueva, aun cuando está por
cumplir 20 años. Sin embargo, rápidamente
nos acostumbrarnos a su agradable y conveniente presencia.
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
04 PARROQUIA ANTÍMANO
En las praderas
del guaire
POR Freddy Hurtado / FOTOGRAFÍAs nathalie sayago
Antímano fue conocido bajo el nombre de
Cortijo de Arrayago, un pueblo cercano
a Caracas encomendado al español Juan
Arrayago de la Rivera para el cultivo de
trigo, aunque con el tiempo también se
cultivó caña de azúcar, café, aguacate y
duraznos, para lo cual se trajo a indígenas
guaiqueríes desde la isla de Margarita.
Para la historiografía oficial, Antímano
nació el 8 de mayo de 1621, pues ese día la
corona española notificó a sus encomenderos que debían conformar ahí un nuevo
poblado. De hecho, el primer denominado
“Centro Doctrinario para Indios y Esclavos” se crea en 1668 en la actual parroquia
Antímano y contaba con 521 casas y 513
pobladores. Como parroquia eclesiástica
debemos acotar que el 12 de septiembre de
1807 los indígenas, los vecinos y los blancos del lugar solicitaron a las autoridades
que hicieran de Antímano una parroquia
independiente de La Vega, pues la población ya era numerosa y las crecientes del
río Guaire impedían, a veces, la visita del
cura de La Vega.
zona en el primer lugar en la obtención de
frutos menores y el tercero en plantaciones de caña y café.
Además, este sector poseía una belleza
geográfica innata, razón por la cual Antonio Guzmán Blanco, durante su período
presidencial (1899-1908), construyó una
Con el paso del tiempo las familias adine- casa que usaba como sitio de descanso y
radas construyeron sus hogares en el lugar. que en la actualidad se conserva.
Las mejores casas estaban en los alrededores de la Gruta de Lourdes, ubicada en el Muchas otras personalidades también tuhoy conocido barrio Altos de la Iglesia. vieron sus casas de campo en Antímano,
Justamente, a finales del siglo XIX existían entre ellos los ex presidentes Raimundo
cuatro grandes haciendas, lo que ubicó a la Andueza Palacios, Juan Pablo Rojas Paúl,
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
Caracas, 24 de julio de 2016.
Joaquín Crespo, entre otros que muchos
desconocen.
Por ejemplo, el conocido arquitecto de la
época Luis Malaussena tuvo su casa en esta
parroquia, donde actualmente funciona la
escuela Andrés Bello: una bonita casona
de estilo colonial con grandes patios, fuentes, caballerizas y lindas cerámicas.
Hasta que llegó la industria y en los 40 se
estableció en Antímano la primera planta
de la cervecería Polar, seguida por la Pepsi Cola, hasta la instalación de Procter &
Gamble.
PARROQUIA CANDELARIA
05
la sabana de anauco
POR jimi morales • [email protected] / FOTOGRAFÍAs enrique hernández
En Candelaria se celebran 82 manifestaciones tradicionales populares venezolanas,
entre ellas la Virgen de la Candelaria (el 2
de febrero), La Bendición de las Candelas y
Los Vasallos de la Candelaria, El Nazareno
de Candelaria, la quema de Judas de Mirador y Sarría, Velorio de Cruz de Mayo en la
esquina La Cruz, La Parranda de San Pedro
de Sarría.
En sus orígenes, que datan de 1693, se ubicó
en un paraje denominado Sabana de Anauco, que estaba en las afueras de Caracas,
entre los ríos Catuche y Anauco, yendo por
el Camino Real de Caracas hacia Petare. En
1708 se termina la construcción de la iglesia
y el padre Gabriel Matías de Ibarra, vicario
capitular de Caracas, la bendijo como la Santísima Cruz y de Nuestra Señora de la Candelaria, en honor a la Virgen. El 25 de agosto
de 1750, por la Real Cédula de Fernando VI,
se erige como parroquia.
Entre los patrimonios culturales figuran
César Rengifo (el teatrero), Arturo Uslar
Pietri (el escritor), Olga Anato (la bodeguera), Luis Alberto Rodríguez (el artesano del reciclaje) y Medarda León Uzcátegui, mejor conocida como la Maestra
Chucha. Isidoro Cabrera, el último cochero de Caracas, nació entre las esquinas de
Teñidero y Chimborazo.
Para 1796 se construye el puente Anauco,
que permitió el paso por la Calle Real de la
Candelaria hacia el Este.
Candelaria es una de las parroquias más antiguas de Caracas. Con la Independencia la
Calle Real de la Candelaria recibió el nombre de calle Los Bravos, porque por allí pasó
el Libertador el 14 de enero de 1827, en su
última estadía en Caracas, vía a la recepción
que le dio el Marqués del Toro en la Quinta
Anauco.
Cuenta su historia con próceres luchadores
de la Independencia como el capitán Juan
Francisco de León, quien alza su voz de lucha
contra el Imperio español para combatir los
abusos y el monopolio de la Real Compañía
Guipuzcoana, y Joaquina Sánchez de España,
quien fue condenada a ocho años de prisión
en la Casa de Misericordia, lo que es hoy Parque Carabobo. Este alzamiento, liderado por
Gual y España, fue en 1797.
Francisco Narváez materializó por primera vez su estatuaria en La Candelaria,
donde inició una serie de intervenciones
artísticas-urbanas: la fuente Indígena en
Parque Carabobo (1934); dos esculturas
en madera de caoba, La Fruta y El Café,
Para 1875 la Plaza de la Democracia, como para el Liceo Andrés Bello (1939); el mose conocía la plaza Candelaria, poseía una numento ecuestre de Rafael Urdaneta
estatua pedestre de José Gregorio Mona- (1953); y los relieves de la Galería de Arte
Nacional y el Museo de Ciencias, ambos
gas, quien abolió la esclavitud en 1854.
ejecutados entre 1937 y 1939.
En la iglesia de La Candelaria se encuentran los restos del Dr. José Gregorio Un importante patrimonio arquitectóniHernández (El Santo de los Pobres), que co de Candelaria es el Cine Rex, art déco
fueron trasladados desde el Cementerio construido en 1936. Ubicado de Teñidero a
General del Sur el 23 de octubre de 1975. Chimborazo, contaba con 1.900 butacas.
Caracas, 24 de julio de 2016.
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
06 PARROQUIA CARICUAO
¿Sabes
dónde queda?
POR milagros salinas / FOTOGRAFÍAs ENRIQUE HERNÁNDEZ
La primera vez que fui a mi parroquia adoptiva, dormí varias veces en el camino. En
este momento debo decirles que nací en La
Pastora y nunca imaginé que llegar a esta
parroquia sería la aventura en la que se ha
convertido mi vida, así como la de muchos
que llegamos a ella tan solo por momentos y
la convertimos en el amor, en el compartir y
en un para siempre. En agosto de 1987 percibí que estos espacios, fundados en abril de
1975, donde no hace falta el aire acondicionado, iban a ser mi casa. Amo mi parroquia.
En ella convergen todo tipo de personas y,
además, ostenta el reconocimiento de Parroquia Ecológica: en ella el verde nace donde
quiera. Adicionalmente, Caricuao está llena
de músicos y deportistas famosos, en nuestras fronteras y más allá de ellas. Es conocida
también como la “República Independiente
de Caricuao”.
La belleza de Caricuao no solo está en sus
personas, que en su gran mayoría forman
un tejido social donde se comparte el orgullo de pisar este suelo, sino también en lo
aguerrido de sus pobladores, como el cacique Caricuao, por quien lleva ese nombre,
quien les da la bienvenida a quienes nos visitan a través de la Línea 2 del Metro o por
la única entrada y salida hacia la autopista;
única entrada que, hasta ahora, ha permitido mantener a raya a quienes vienen a nuestra localidad con malas intenciones. Los que
nos visitan pueden disfrutar del skate park y
el parkour, así como de sus parques Leonar-
do Ruiz Pineda, Vicente Emilio Sojo, Universal de la Paz y —el más conocido, por el
cual Caricuao se llena sábados y domingos
de niños— Zoológico Caricuao (aunque a
muchos no nos gusta el tema de las jaulas).
Hay comercios de comida rápida, donde
podemos encontrar desde un tímido perro
caliente normal hasta una hamburguesa con
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
Caracas, 24 de julio de 2016.
todo tipo de carnes que alcanza para ocho
personas. Quizá lo que más se disfruta es
su extenso bulevar, que va desde la entrada en la Guardia Nacional hasta la Unidad
de Desarrollo 3 (seguro no sabían que UD
era Unidad de Desarrollo). Cuando hablamos de UD, quizás la más pintoresca sea
la UD-4, que en algún momento debió ser
conocida como urbanización José Antonio
Páez y esta es la razón de los nombres de sus
complejos habitacionales: Bravos de Apure,
Canagua, Mucurita, Curpa, Payara, Mata de
la Miel, Carabobo, Vuelvan Caras, Queseras del Medio, Guasdualito y El Yagual. En
este momento especial, donde se fomenta
la siembra urbana, Caricuao debería volver
a ser lo que era: una hacienda y estar sembrada por doquier. Tenemos dentro de Caracas el mayor espacio verde per cápita de
toda la ciudad. Si bien entiendo el progreso,
creo que, en el caso muy particular de este
parque ecológico donde vivimos, Dios debe
bendecir a nuestros gobernantes para que
le den a Caricuao un trato especial, su justo
valor para la vida futura de la ciudad, donde no todo puede ser una jaula de concreto.
Caricuao es un espacio de paz y reunión,
donde siempre hay música en cada esquina.
Caricuao, en esencia, es paz, unión, respeto
y tolerancia, salsa, rock y reggae, donde nos
reconocemos como hermanos que formamos parte de algo en un nivel superior y
donde cuidamos de nosotros mismos y de
nuestra parroquia que, en resumidas cuentas, es puro amor y bendiciones.
PARROQUIA CATEDRAL
07
Una historia
de Leyenda
POR guillermo durand • [email protected]/ FOTOGRAFÍAs Michael Mata
Inicialmente la iglesia que hizo erigir el fundador de la ciudad, Diego de Losada, llevó el
nombre de Santiago, tratando de cumplir con
la promesa que el conquistador había empeñado al apóstol Santiago, patrón de las Españas, si intercedía para librarlo del miedo en las
luchas que hubo de sostener con los temibles e
irreductibles indios que dominaban el valle de
los Caracas. A partir de 1637 los caraqueños
exhibieron con orgullo el timbre de poseer
una iglesia catedral como sinónimo de prestigio, y con tales intenciones le asignaron esa
distinción a su primera iglesia parroquial.
que después se convertiría en el Panteón Nacional. En la parroquia Catedral existen también afamados espantos y aparecidos, como
lo son el enano de la Catedral; el narciso de la
esquina de El Conde; el fuego fatuo de El Tirano Aguirre por los lados del cerro El Calvario;
los espectros del estudiante universitario Eutimio Ribas, ultimado por esbirros de la policía
gomecista en la universidad, así como la del
propio y temido Eustaquio Gómez, que murió
baleado en la planta alta del Palacio Municipal
durante los sucesos de febrero 1936, cuando
reclamaba su sucesión en el poder.
Ha de suponerse que los principales hechos y
sucesos históricos de la ciudad se concretaron
en los ámbitos de una parroquia que fue reducida a unas 32 manzanas desde 1751, puesto
que ese mismo año fueron erigidas, simultáneamente, las parroquias de Altagracia, San
Pablo y Candelaria. Allí se fraguó parte de
nuestra historia como, por ejemplo, el surgimiento de leyendas como la de Alonso Andrea
de Ledesma cuando confrontó al pirata Amias
Preston, quien saqueó e incendió la ciudad en
1595; la aparición del pintoresco loco llamado Saturnino, que predijo el primer terremoto de Caracas de 1642; la incursión libertaria
que lideró Juan Francisco de León en contra
del monopolio de la Compañía Guipuzcoana,
tomando la ciudad en 1749; la edición del primer libro de Historia sobre la ciudad, escrito
por su regidor don Joseph de Oviedo y Baños
bajo el título Historia de la Conquista y Pobla-
miento de la Provincia de Caracas; los paseos
matutinos del Maestro Ejecutor de la Real
Justicia, es decir, el verdugo de la ciudad que
escoba en mano aseaba la Plaza Mayor cuando no tenía que ajusticiar algún reo de Estado;
la iniciativa del humilde albañil Domingo de
Sacramento Infantes de levantar la ermita de
la Santísima Trinidad a fines del siglo XVIII,
Hoy la parroquia Catedral en nada ha cambiado con respecto a la ciudad moderna,
puesto que es esencialmente una entidad
para el comercio. Sin embargo, la parroquia
concentra entre sus ámbitos fronterizos el
mayor número de vestigios o monumentos
de su pasado lejano. En sus primigenias 25
manzanas comenzó la tradición de convertirse en la “ciudad de las esquinas”, como la
denominó su cronista Guillermo Meneses
por la ancestral costumbre de colocarles
nombres para identificarlas, es decir, una
suerte de catastro popular que se impuso sobre los oficiales para guiar los pasos por estas
calles otrora estrechas, neblinosas y oscuras
de Santiago de León de Caracas. La parroquia de Catedral es la ciudad toda, como
también lo es la Plaza Bolívar el corazón de
Caracas, como solía afirmar cariñosamente
el recordado Carlos Eduardo Misle.
Caracas, 24 de julio de 2016.
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
08 PARROQUIA COCHE
una comunidad
para la paz
POR sergio cipriani • [email protected] / FOTOGRAFÍA Michael Mata
El Proyecto Coche, organización de junta de
vecinos, referencia válida que representaba
a todos, lo conformamos Carmen Graterol,
Maya Delgado, Isabel Bonilla, Ángel Pinto,
Juan José Rivero, Omar Berti, Iván García,
el secretario general Jofre Iztúriz y yo como
presidente. Empezó a funcionar en la comunidad Festival 67 hasta que se constituyó la
Junta Parroquial.
vertida en zona militar, y La Rinconada para
construir El Hipódromo. El pueblo de El Valle
fue decretado parroquia por el mariscal Juan
Crisóstomo Falcón el 8 de marzo de 1864.
Coche fue decretado parroquia el 16 de agosto de 1992, aunque sus promotores habían
escogido el 16 de julio como Día de Coche.
Cochis, en lengua de los indios tomusa, quiere decir venado. Estos animales proliferaban
en la zona. De allí derivó el nombre de Coche. Maya, árbol frutal parecido al jobo, verde y amarillo al madurar, se chupa como el
mamón. Había en abundancia en los cerros,
pero los tumbaron para construir viviendas.
La hacienda Coche, propiedad del señor Carlos Madriz, fue escenario importante para la
Historia de Venezuela. El 24 de abril de 1863
Antonio Guzmán Blanco, en nombre del general Falcón, de Pedro José Rojas y de José
Antonio Páez, firmó el Tratado de Paz que
puso fin a la Guerra Federal. Fue considerada
una de las mejores plantaciones de caña de cas agrícolas Coche, Santo Domingo y Sosa.
azúcar del país y fue allí donde Páez abdicó a Las tenían hipotecadas al Banco Caracas y
las traspasaron al general José María García.
favor de Falcón.
El dueño de las haciendas Tazón y La RincoEn los años 30 del siglo XX los señores Pedro nada, Manuel Vicente Lander Gallegos, tuvo
y Carlos Mancera habían comprado las fin- que vender Tazón a la nación para ser conEdición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
Caracas, 24 de julio de 2016.
La urbanización Coronel Carlos Delgado
Chalbaud fue construida en los terrenos de
la antigua e histórica hacienda Coche por el
Banco Obrero, bajo la dirección del arquitecto Carlos Raúl Villanueva, con fecha 15 de junio de 1949, construcción de unidad vecinal
más importante que hasta el momento se había acometido: 1.525 viviendas en su primera
etapa (la cual se inaugura el 24 de noviembre
de 1950), distribuidas así: 250 casas obreras,
307 casas intermedias, 552 casas para clase
media y 416 departamentos. Para la segunda
etapa serán construidas 500 viviendas que,
sumadas, harán un total de 2.025, con capacidad para 12.000 personas aproximadamente.
La inversión total fue de Bs. 52.375.342,64 y
fue realizada en 18 meses.
Las Residencias Hipódromo fueron habitadas por los damnificados del terremoto de
1967. La urbanización La Floresta fue inaugurada el 29 de julio de 1967. Está el Conjunto AF; cada edificio tiene 80 apartamentos y
nombres de árboles. Uno de los fundadores,
José Gregorio Pino, vivió en el edificio La
Ceiba. En 1963 se construyen las Residencias
Venezuela, con nombres de los estados del
país. Coche tiene todas las instalaciones que
conforman una comunidad perfecta.
09
PARROQUIA EL JUNQUITO
todo empezó
en la laguna
POR josé javier meneses • [email protected] / FOTOGRAFÍAs enrique hernández
sobre todo estudiantes y sus familiares, junto
a la laguna y frente a la casa del señor Emilio
Castillo, quien tuvo la idea de sacar un gran
caldero y freír trozos de carne de cochino
para venderlos en platos de peltre. Le comenzó a ir bien y pronto tuvo competencia,
hasta el punto que hoy en día esa manera de
preparar esta carne se conoce con el nombre
de cochino frito tipo Junquito.
En el lugar donde está la Plaza Bolívar del
pueblo se hallaba una laguna. Esta laguna
era el abrevadero de las recuas de arrieros
que desde principios del siglo XX transportaban vegetales desde la hacienda El Tibrón
hasta los mercados, llamados rancherías,
de Mantecón en Catia, de Párate Bueno en
Antímano y de Palo Grande, que estaba en
un sitio aledaño a la hoy avenida San Martín. Hubo otras haciendas en nuestra región,
como Sabaneta y Sagüina, pero El Tibrón
fue la más importante.
Mientras las bestias tomaban agua, los arrieros ajustaban los amarres. Por esta razón
la laguna también era conocida como un
apretadero. Estaba llena en sus entornos de
una planta pequeña, de tallo verde intenso,
recto y puntiagudo y en apariencia muy rígido. Alguien comentó que esa mata se llamaba junco, pero como las mulas y burritos
la comían y la dejaban muy corta la gente
comenzó a llamarla junquito, y el sitio comenzó a ser llamado Laguna de Junquitos.
Ese nombre le quedó a una región declarada
parroquia el 8 de junio de 1987. El nombre
científico de esta mata es Juncus effusus y es
posible hallarla aquí en parajes húmedos.
familia procedente de Barlovento, o de alguna región más oriental, residenciarse en un
sitio tan frío que el agua amanecía cuajada
en los aleros de las casas y, a veces, para sacarla de los pipotes había que romper la esA mediados de los años 30 llegó don Emilio carcha de la superficie.
Castillo con su familia. Era un negro alto y
serio que fabricó su casa cerca de la laguna. En 1938 se fundó la Escuela de Policías. Así
Era un verdadero alarde de valor para una que comenzaron a pasar muchas personas,
Caracas, 24 de julio de 2016.
Hay muchos personajes relacionados con
El Junquito; por ejemplo, el general Isaías
Medina Angarita. En 1942, siendo Presidente de Venezuela, mandó a construir
su casa de campo en el Kilómetro 22. Era
un hombre amable que gustaba de salir a
caminar por los alrededores con una cobija sobre los hombros, que obsequiaba a
familias humildes. También regalaba algo
sumamente difícil de conseguir en aquellos años en estas tierras: pescado fresco.
En una ocasión, pasaba frente a su casa un
hombre con varios caballos y el General le
propuso que se los alquilara. El jinete, que
se llamaba Jesús “Chuchú” Meneses, se extrañó mucho de que alguien quisiera alquilar caballos, pero accedió y así el General
pudo pasear a sus hijos. “Chuchú” Meneses
no sabía cuánto cobrar, entonces el General le dio 5 reales (2 bolívares con 50 céntimos), que era un dineral. Desde entonces,
el General y otras familias volverían para
alquilar caballos.
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
10 PARROQUIA EL PARAÍSO
fue allí cuando
empecé a correr
POR carlos trejo tovar • [email protected] / FOTOGRAFÍAs jesús castillo
“Shhh… cárgalo y llévatelo... yo voy mañana
para allá”. Así fue mi partida de la vieja casa
rumbo a la que sería mi nueva residencia por
casi 25 años. Al día siguiente me desperté en el
edificio Tropical, piso 8, apartamento 30, Urb.
Las Fuentes, El Paraíso. Sí, me imagino que
despertarse en El Paraíso siempre debe ser bueno o, por lo menos, eso es lo que dicen. Y allí
estaba. No entendía muy bien lo que pasaba, así
que pregunté por mamá, que esa sí era verdad
que todo lo sabía. Mi hermana, no muy atenta, me respondió: “Viene ahora”. Decidí dar un
pequeño recorrido por el “apto” hasta llegar al
balcón. Nunca una vista me ha impresionado
más ni influenciado más mi vida: nos habíamos mudado justo al frente del Estadio Nacional Brígido Iriarte. Estuve toda la mañana
sentado en el balcón mirando el estadio. Para
cuando llegó mamá estaba nuevamente dormido, pero esta vez acostado en el balcón.
Mi infancia y adolescencia transcurrió en El
Paraíso, una parroquia que lo ofrecía todo para
los que allí habitábamos. El zoológico El Pinar,
con un león que por las madrugadas decembrinas se oía en casi toda la parroquia, paseo obligado de los fines de semana. La iglesia Nuestra
Señora de Coromoto, con su multitud de colores justo frente a Crema Paraíso, la original, que
en época de Semana Santa era el sitio preferido
para reunirse a comer un helado o un perro caliente. El cine Pinar, justo frente al zoológico, tenía la particularidad de poseer balcón, lo cual,
para la época, era realmente atractivo porque
podías sentarte allá arriba y arruinarle la película a los que se encontraban en el patio. Estu-
dié primaria en el Grupo Escolar República del
Ecuador (en la avenida San Martín, cruce con
la avenida Santander), la escuela más grande
que había conocido: tenía dos patios, auditorio
y cuatro canchas de usos múltiples. De allí fui
zonificado para ir al Liceo Aplicación, ubicado para ese entonces en la avenida Páez, justo
frente al Instituto Pedagógico de Caracas. Recuerdo que estaba en primer año y se formó un
zaperoco a la hora de la salida. En esa época la
Policía Metropolitana no se estaba con rodeos.
Pusieron un piquete de un lado de la avenida
y otro del lado opuesto, es decir, no había por
donde salir y nos iban apretando poco a poco.
Así que tocó correr hacia el Pedagógico y subir
por el barrio Las Brisas, ubicado justo detrás,
hasta llegar a la Cota 905. En el trayecto los vecinos del barrio nos iban cambiando las camisas del liceo por sus camisas para que no nos
“jodieran” al llegar a la Cota… finales de los 70.
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
Caracas, 24 de julio de 2016.
Recuerdo que a mí me dieron una camisa de
rayas como las de Gualberto.
Siempre estuve obsesionado con el estadio y
fue en la época del liceo cuando pude acceder
a él, por las remodelaciones antes de los Juegos
Panamericanos (1983). Recuerdo que en el liceo había un grupo de chamos que nos tenían
apilateados, así que decidimos ir al estadio a
aprender a boxear para defendernos. Allí estaba el gimnasio de “Cochocho” Rengifo, entrenador de “Pantoño” Oronó. Hablamos con él e
inmediatamente nos dijo: “Denle dos vueltas al
estadio para que calienten y vengan para que
peleen con estos muchachos, que también están empezando”. Jajaja, a mí me tocó un carajo
que, seguro, me iba a dar mi primer KO antes
de aprender a boxear. Así que miré mis opciones y decidí cambiar de deporte automáticamente. Fue allí cuando empecé a correr…
PARROQUIA EL RECREO
11
nació en el pueblo
sabana grande
POR antonio manrique • [email protected] / FOTOGRAFÍAs jesús castillo
Nace El Recreo como parroquia con el
nombre de La Inmaculada Concepción y
San José del Recreo y es al presbítero José
Bolet Peraza a quien se le debe la iniciativa. Por sus predios transitó el tren que se
desplazaba por la llamada calle La Línea, la
cual, a finales de los años 50, dio paso a la
avenida Libertador, que va desde sus inicios, donde está situada la edificación de la
telefónica Cantv, hasta Chacaíto. Debemos
acotar que esta avenida, que hace honor a
la memoria del Padre de la Patria, estaba
proyectada para llegar hasta Petare, lugar
donde se enlazaría con otras vías hacia los
Valles del Tuy; pero como el proyecto venía
de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez,
fue acortada por el primer presidente de la
llamada etapa del Pacto de Punto Fijo, Rómulo Betancourt. En el Colegio de Ingenieros, que se encuentra precisamente en los
predios de El Recreo, se pudo ver la maqueta que así lo determinaba.
Desde los tiempos de las 24 manzanas habían transcurrido más de 300 años, exactamente 303, si partimos de la fundación
por Diego de Losada el 25 de julio de 1567.
Siguiendo la secuencia de lo que para ese
tiempo era la ciudad de Santiago de León de
Caracas, diremos que se limitaba a un cuadrado que unía los ángulos de las esquinas
de Cuartel Viejo, Abanico, Doctor Díaz y La
Gorda; cuadrado que, a su vez, estaba dividido por cuatro calles que se orientaban de
Norte a Sur, partiendo de Altagracia, Mijares, Jesuitas y Maturín; mientras que de Este
a Oeste teníamos otras cuatro calles que ubicamos en las esquinas de La Pelota, La Marrón, Doctor Paúl y El Chorro.
En la medida que Caracas fue estabilizándose como ciudad, urbanística y poblacionalmente, comenzaron a surgir las ordenanzas
y, de hecho, las parroquias, enmarcadas con
nombres al igual que las esquinas. Así tenemos que vino a ser la parroquia Candelaria
la primera en estabilizarse con su identidad,
poblada por los primeros isleños canarios,
una vez pasada la conquista y comenzada
la colonización, pues los peninsulares no se
aventuraban mucho hacia estos predios. El
25 de agosto de 1750 queda establecida.
Es en la primera etapa del mandato de Guzmán Blanco cuando se funda la parroquia El
Recreo, nombre que sustituye al municipio
Aranda, y que pasa a ser hasta el sol de hoy
una de las 22 parroquias de Santiago de León
de Caracas y de las 32 que engranan la Caracas Metropolitana. Vio su luz en 1873 con
el nombre de municipio Aranda, como ya
mencionamos, establecida el 4 de noviembre
de ese año. Tiene como asiento lo que actualmente se conoce como Sabana Grande, que
no era más que un pueblo algo alejado de la
parte céntrica de Caracas y que con el tiempo
“ha explotado”. Actualmente constituye uno
de los espacios con mayor movimiento dentro de la Gran Caracas.
En las tres décadas finales del siglo antepasado, el mismo de las guerras independentista y federal y el crecimiento del caudillismo,
Caracas, como si despertara de un letargo
prolongado de haciendas y fundos, comienza
a proyectarse hacia el Este a través de Sabana Grande, base importante de la parroquia
El Recreo, que nace formalmente el 13 de
octubre de 1950. En esa proyección surge la
avenida Solano en honor a Francisco Solano
López, mandatario paraguayo que en 1865
enfrentó la guerra de la Triple Alianza.
Caracas, 24 de julio de 2016.
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12 PARROQUIA EL VALLE
de besos y tesoros
POR irma godoy • [email protected] / FOTOGRAFÍAs michael mata
Diego de Losada, temeroso de una emboscada, se dirige por el abra de Caricuao y llega a
estas tierras un Día de Pascua de Resurrección,
en los primeros de abril de 1667, para fundar
Valle de La Pascua. El pueblo de El Valle fue
decretado parroquia foránea en 1864 por Juan
Crisóstomo Falcón. En ese momento los límites eran: desde El Rincón de El Valle, en Prado
de María, Santa Mónica y Los Chaguaramos
hasta Tazón y La Rinconada. Separaciones: El
Rincón de El Valle se anexa a Santa Rosalía el
12 de octubre de 1875. Coche asciende a parroquia el 16 de agosto de 1992 y San Pedro el
13 de octubre de 1994.
Cuando los diablitos de Valle de La Pascua bailan “La Llora” al obispo de Caracas, Antonio
González Acuña, este responde: “¡Pues vamos
a llorar al Valle!”.
En la Calle 4 de Los Jardines de El Valle funciona la Escuela Padre Mendoza. El Presbítero Antonio Luis Mendoza se graduó de
abogado en la Universidad Central de Venezuela antes de ser sacerdote. Encaró la tiranía y protestó por la inmoralidad reinante de
Juan Vicente Gómez, desde el púlpito de la
iglesia La Encarnación de El Valle. El domingo 17 de mayo de 1913, después de la misa,
fue apresado. El dictador alardeaba de tener
72 hijos en 33 mujeres diferentes. No solo se
mata con fusil sino también con la lengua: “A
ese cura me lo meten preso para que se pudra
en La Rotunda”.
casa con chivos, conejos, ¡gallinas en cantidad!
y árboles frutales, donde actualmente está la
Alcabala I de Fuerte Tiuna. Las familias Yelamo, Soto, González y su tío Diego tuvieron
que desocupar para la construcción del Círculo Militar. Después de la caída de Pérez Jiménez se formaron los barrios en los altos de
El Valle. En los años 60 empieza la renovación
urbana, la demolición de El Valle Viejo y la
construcción de viviendas multifamiliares.
rida, señora que las ayudaba a planchar en
la calle Maitín, les dijo: “¡Qué bueno¡ ¡Están
sacando oro de tu casa!”. Cuando fueron, les
dijeron que no les tocaba nada porque habían vendido la casa.
Su papá le contó que los padrinos de bautizo
de él fueron Faustino Longaray y Manuela
Aragana de Longaray. Todavía guarda la tarjeta con un mediecito de plata. Compraron
las haciendas de caña y construyeron casas
Cecilia de Oropeza, que vivía en la calle Ba- de dos plantas que fueron demolidas para
ruta, número 28, escuchaba en las noches ca- hacer apartamentos.
denas y pasos de chancletas de palo. A su tía
le salía un muerto que la siseaba “ssss, ssss...”. Hay un sector de los Altos de El Valle que lo
Ya la tenía cansada. Le dijo que para espan- llaman La Vuelta del Beso. El nombre románEl Laguito fue lo que quedó de la inmensa la- tarlo había que decir groserías. Cuando esta- tico se debe a que hay una curva muy cerrada
guna donde se bañaban Olga Margarita Gon- ban tumbando su casa, un tractor del Metro donde los yips chocan y los vecinos repiten:
zález Soto y su familia, quienes vivían en una de El Valle sacó una botija con oro. Ligia Flo- “¡Se besaron dos carros en la curva!”
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
Caracas, 24 de julio de 2016.
Perspectiva Norte.
Perspectiva Sur. fotos michael mata
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Caracas, 24 de julio de 2016
REVISTA GRATUITA
PARROQUIA LA PASTORA
17
ADN de cultura
y luchas
POR José Javier Sánchez • [email protected] / FOTOGRAFÍAs enrique hernández
Preserva el ícono de la Caracas de techos rojos:
casas coloniales con patio central y corredores.
Aunque afectada por la llegada del petróleo, le
tocó crecer, también, como barriada en la segunda mitad del siglo XX. Entrada a Caracas y
delta donde se bifurcan los ríos Catuche y Tajamar. Nace en las faldas de El Ávila, por donde
baja Pacheco para abrigar a la ciudad con su
memoria. Por Puerta de Caracas entraba el comercio a la ciudad. En la época de Independencia, José Félix Ribas fue degollado y su cabeza
expuesta como escarmiento.
bién albergó una sala de cine. Los cineclubes
Manicomio y Waraira Repano proyectaron filmes en los sectores deprimidos. En Carnaval
caravanas disfrutan en la plaza de la Dimensión Latina, Tabaco y Cheo Valenzuela. Citas
obligadas: Club de los Carteros, Casa Sindical,
bar Las Flores, bar El Polvorín, entre otros.
En los años 70 y 80 se resistió a su desaparición
cuando quisieron demolerla e imponer un desarrollo urbanístico. El Comité de Lucha contra
los Desalojos y la Junta Pro Defensa organizaron a las comunidades para la defensa del patrimonio. La consigna “Si no hay vivienda, no
hay Cota Mil” hizo desistir al gobierno de turno.
En Amadores se cegó la vida de José Gregorio
Hernández. Las misas de aguinaldos convocan
a parroquianos a la plaza a patinar y compartir.
En Semana Santa el Cristo es trasladado a la ca- barriadas en las canchas Tajamar, Diego de
lle. El velorio de Cruz de Mayo se hace sentir y Losada e Hijos de Dios.
San Juan en junio baila culo ’e puya.
Cuna de músicos y artistas plásticos. El conJacinto Convit legó su genio al dar con la cura servatorio Nuestra Señora de Guadalupe y,
de la lepra. La Sra. Sabina curó por años el mal en Urapal, el Museo Arturo Michelena son
de ojo con hierbas y hoy la farmacia La Pasto- espacios de formación y de actividades culra ofrece tratamiento eficaz contra el asma. Los turales. En Natividad la Casa Patrimonial
deportes tienen el puño de “Morocho” Hernán- muestra el trabajo de pintores como Sabina
dez, la escuela de fútbol de la Universidad Ca- Flores. El cine Plaza abrió sus puertas entre
tólica Santa Rosa y el baloncesto nutrido de las 1941 y 1979. La iglesia San Judas Tadeo tam-
Caracas, 24 de julio de 2016.
Desde los liceos Lino Gallardo y Agustín Aveledo se luchó por la defensa del pasaje estudiantil: pequeños héroes de educación media
hicieron sentir su voz. Héctor Seijas retrata en
El Spleen de Caracas pasajes históricos, personajes punibles y brinda una lectura no oficial.
Kathe Castrillo le da el primer Stefania Mosca
y el grupo Letras Urbanas impulsa propuestas
editoriales. En Sabana del Blanco funciona
Radio Norte y en Manicomio La Casa Cultural Simón Rodríguez. Catia Tv transmitió,
en sus inicios, desde el Hospital de Lídice. Un
galpón fue transformado en Casa de Cultura
Robert Serra, espacio para el debate y la promoción cultural.
Resistir el paso del tiempo con dignidad y sentido histórico, asumir los cambios sin perder la
identidad han sido parte de la crónica que La
Pastora reescribe desde el Mercado, el puente
Carlos III, el puente El Guanábano, Torrero,
El Fortín, La Toma y la quebrada de Catuche,
dignos de una cuartilla. Su historia de lucha,
resistencia y su espíritu inagotable la hacen
irreductible, y brindan a nuestra ciudad la
eterna posibilidad de reinventarse.
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
18 PARROQUIA LA VEGA
el día que ya no
fuimos invisibles
POR gabriel de jesús ramírez • [email protected] / FOTOGRAFÍAs jesús castillo
Durante mi niñez siempre me pareció incomprensible e injusto que el Metrobús, aquel autobús tan bonito y distinto al resto, no pasara
por mi casa; llegaba hasta la entrada del barrio,
la redoma de La India, y seguía con dirección
a Montalbán. Ahí, en esa popular redoma de
Caracas, me bajaba de ese carruaje hermoso
para hacer trasbordo a la tristemente célebre
camionetica. Entraba a otro mundo, caótico y
a veces hostil, pero que, a su vez, mostraba una
cara cándida y alegre, rara combinación.
Luego en mi adolescencia lo entendí todo. Entendí el porqué de esa frontera, de ese límite
entre viajar en Metrobús hasta una rayita. Las
vías de acceso y los medios de transporte fueron planificados y concebidos sin pensar en las
periferias, en las clases bajas, en las mayorías
invisibles. Había Metrobús para Montalbán
pero no había para La Vega, que la superaba
por mucho en densidad poblacional. Así como
faltaba el Metrobús en La Vega, faltan los semáforos y los cajeros automáticos. Me parecía
inconcebible que en un barrio tan grande y
transitado no hubiese un solo semáforo. A la
fecha de este escrito sigue sin haberlo.
Bueno, pasaron los años y crecí con esa espinita de la falta de Metrobús en mi barrio.
Teniendo una estación de Metro tan cerca
(La Paz), sentía que el Estado, en su rol de
protector y procurador del vivir bien, tenía
esa deuda con todos nosotros, los vegueños. No me hablen de que Montalbán es
La Vega, porque más allá de la circunstancia político-territorial, no somos el mismo
espacio. Para la mayoría de los habitantes
de Montalbán, pertenecer a la parroquia
La Vega es una raya. A mí no me pueden
venir con cuentos porque, quizá, parte de
ese amor profundo que siento por mi barrio
pasa por haber estudiado primaria y secundaria en un colegio privado en Montalbán
y, por ende, haber conocido ese monstruo
desde cerca. Que me perdonen mis amigos
de esa zona, mis buenos, pocos y eternos
amigos que difícilmente leerán esto. Para
los de La Vega, ser de La Vega es bello, es
motivo de mucho orgullo, es sabernos nacidos en una parroquia combativa, cuna del
San Juan más viejo de la ciudad, espacio de
lucha del padre belga Francisco Wuytack,
lugar predilecto del eterno Carlos “Tabaco”
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
Caracas, 24 de julio de 2016.
Quintana, barrio pionero de las Mesas Técnicas de Agua.
Ya no uso Metro ni Metrobús ni camionetica.
Desde hace cinco años ando en el otro vehículo de los pobres: la moto. Un día, subiendo por
la calle San José, mejor conocida como “Perro
Seco”, rumbo al bulevar de La Vega, un gran
monstruo color vinotinto estaba en medio del
tráfico, no podía ser una equivocación, mis
ojos no me estaban engañando: ¡era el Metrobús que había llegado a La Vega!
Fue una victoria popular, fue Chávez, fue
nuestra paciencia, nuestra sabiduría. Ese pequeño gesto es saber que ya no somos tan invisibles. Ahora vamos por los semáforos.
19
PARROQUIA MACARAO
un claroscuro
en las afueras
POR andrés eloy crespo / andreseloycrespocabeza@gamail/ fOTOGRAFÍAs Jesús castillo
Macarao, un lugar con casas que se quedaron
congeladas en el tiempo colonial, habitantes
que demuestran la calidez y generosidad que
muchas veces se pierde en el ajetreo de la ciudad y el clima agradable que hace que más de
uno se levante con una taza de café y un buen
abrigo para salir a realizar su faena diaria; esto,
sin contar el clima de confraternidad que se
respira en la Plaza Bolívar de Macarao, un es-
pacio donde las personas mayores se disponen
a rememorar su vida y disfrutar de una buena
partida de dominó con amigos o alimentar a
las aves que, ocasionalmente, detienen su vuelo en esta plaza rodeada de casas que evocan
los tiempos primigenios de nuestra ciudad.
Un recorrido más profundo nos daría paisajes tan interesantes como desconocidos. En lo
alto de Kennedy tenemos un sector conocido
como El Plan de Pérez Jiménez: un enorme
engramado que fue pensado para construir
un aeropuerto que nunca vio la luz, pero que
cada habitante lo recuerda como lo que pudo
ser y, por la premura de la salida del dictador,
no fue. Si avanzamos por las montañas, llegamos a Los Pozos de Macarao, fuentes de agua
que se pierden en los bosques escarpados que
limitan entre El Junquito y la parroquia y que
hay que ser muy avispado para encontrarlas
y no quedar hechizado por la tranquilidad
que en aquellos parajes se respira. Macarao
nunca deja de sorprender a propios y extraños pero, si nos aventuramos a ir mas allá
de la primera impresión, podríamos caer en
la tentación de enamorarnos de parajes escondidos, pueblos perdidos en el tiempo y
paisajes hermosos que con la suficiente promoción y dedicación serían lugares dignos
de turismo. Así es Macarao, una suerte de
claroscuro donde luces y sombras se abrazan y entrecruzan como dos enamorados,
con lazos tan enredados que sería difícil
definir quién resplandece más que el otro.
Caracas, 24 de julio de 2016.
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
Definir a Macarao como un lugar tranquilo o
convulso, únicamente, es pecar por omisión,
y como buen cristiano no pienso cometer ese
pecado. Eso no quita que su lejanía de la ciudad y su vista hacia Caricuao, El Junquito o,
incluso, nuestro cerro madre, el Waraira Repano, lo hagan un paisaje agradable al levantarse para tomar el primer fresco de la mañana. Al cruzar el puente de guerra, que separa
la parroquia del resto de la ciudad, el paisaje
es ajetreado: personas corriendo de un lado al
otro, entre tiendas y pequeños bulevares; bajando de carros particulares o transporte masivo en la estación del Metro Las Adjuntas, ya
sea para ir a su rutina diaria o regresar después
de un duro día de trabajo, siendo recibidas por
múltiples comerciantes informales que ofrecen chucherías, dulces y comidas a precios
razonables, además de ser acompañado de
jocosas frases para llamar compradores, tales
como “el dinero no se come” o “el camino es
largo y las uñas cortas”, entre otras dignas de la
idiosincrasia del caraqueño.
De aquí bajamos al pueblo de Macarao, no
sin antes cruzar los nuevos urbanismos de la
GMVV, que han dado un nuevo frescor a la
entrada del pueblo por la calidez de su gente
y la ornamentación que rodea estos titánicos
edificios, centinelas inmóviles de este lugar
escondido que se protege del pasar del tiempo y la voracidad de la urbe. Cruzando estos
monolitos habitables llegamos al pueblo de
20 PARROQUIA SAN AGUSTÍN
plazoleta de colores
POR reinaldo mijares / FOTOGRAFÍAs enrique hernández
Era un soleado sábado compartiendo entre
elevar “picúas” con mi primo Carlito y corretear con la pandillita de carajitos que vivíamos en la 2da calle del cerro de La Ceiba,
uno de los barrios de San Agustín del Sur,
comunidad conformada en la década de
los años 20 al fragor de las luchas de cientos
de inmigrantes que soñaron con una mejor
vida para sus hijos e hijas, gente venida del
oriente del país, de los Andes y, sobre todo,
de Barlovento, para trabajar construyendo
la urbanización El Conde y San Agustín del
Norte, y al término de dichas jornadas construir, del lado sur del río Guaire, sus casas
y, así, nuestro barrio. Vivíamos en una casa
de vecindad compartida con otras muchas
familias. Ese sábado de junio del año 1975
mis padres, Reinaldo Miguel y Carmen Luisa, venidos muy jóvenes desde Barlovento,
habían conseguido mudarse de aquella casa.
Ese sábado de cervecita compartida y salsa
a todo volumen mi familia, tíos incluidos,
recogían y juntaban los corotos para mudarnos a un apartamento en el edificio Vulcano,
ubicado en la entrada de Marín.
Ya en Marín conocimos un espacio que
ha marcado para bien la vida de muchos
en nuestro barrio: una calle interna entre
la avenida Leonardo Ruiz Pineda y las tres
calles que dan subida al barrio y que todos
llamamos La Plazoleta. Tomado a mediados
de los 70 por un grupo de jóvenes que antes
habían conformado experiencias musicales muy diversas como Los Súper Cremas,
Los Gaitétricos y el grupo Pan, entre otras.
Ahora, liderados por Jesús “Chu” Quintero,
se organizaban alrededor de la música afro
para ofrecer opciones de vida, alejadas de la
violencia, a cientos de niños, niñas y jóvenes
del sector. Allí, en La Plazoleta, comenzamos a
disfrutar de la “música organizativa” del barrio.
Tocaban para organizarse y se organizaban
para sembrar las tradiciones en nuestro imaginario. Allí, ya juntado con mis compinchitos de
vida, Oswaldo y Félix, vimos por primera vez
a Carlos Orta y Coreoarte bailando esa extraña danza que luego nos enamoró. Este grupo
de jóvenes, en la necesidad de profundizar la
experiencia musical y organizativa del barrio,
crearon en el año 1977 el Grupo Folclórico y
Experimental Madera y, con ello, los conciertos
callejeros en La Plazoleta de El Afinque de Marín, nombre que surge cuando uno de nuestros
grandes cultores, Jesús “El Pure” Blanco, explicaba “sobre cómo afinca el barrio” para ejemplificar la disciplina, constancia e ímpetu que
debía tener quien quisiera ser buen músico y
formarse también como buena persona. De ahí
el nombre del documental de Jacobo Penzo El
Afinque de Marín.
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
Caracas, 24 de julio de 2016.
Esta plazoleta fue testigo, el 15 de agosto de
1980, del dolor de todo un pueblo ante la
tragedia del Grupo Madera. Se levantó un
mural como homenaje a los compañeros
de cantos y labores que ahora se está rehaciendo, junto a la realización de muchos
otros, desde mayo de 2016, en el marco de
una nueva experiencia organizativa llamada “Marín, Guaguancó de Colores”, ejercida
por el Gabinete Cultural de San Agustín, con
el apoyo de diversos colectivos muralistas y
el Gobierno Bolivariano de Caracas. Esta
experiencia de revitalización de espacios
culturales cuenta lo que somos y con qué
historias venimos. Nos sigue recordando el
orgullo de ser del barrio, reafirmando que
en los logros y conquistas obtenidas, pero
también en los traspiés y derrotas que hemos sufrido, están las sales y sabores que seguirán impulsando las luchas de este barrio
por seguir “afincando” su sonoro y colorido
porvenir.
PARROQUIA SAN BERNARDINO
21
la primavera violeta
POR martín j. padrón • [email protected] / FOTOGRAFÍAs michael mata
El primer recuerdo está vinculado al asombro de contemplar una ciudad moderna en
construcción. En esa imagen me encuentro al
borde de un inmenso hueco, asomado al mismísimo centro de la Tierra, solo sostenido por
los brazos de mi madre. Años más tarde descubriría que aquel inmenso hueco era un estacionamiento subterráneo, debajo de la plaza
Candelaria, donde transcurrió mi infancia.
A la pequeña pandilla juvenil de la plaza Candelaria nos encantaba los paseos a la cercana
urbanización San Bernardino; disfrutábamos
de un paisaje semirrural donde aparecían casas entre parcelas todavía vacías y podíamos
acceder a quebradas llenas de bambúes y
mangos, desde donde retornábamos a nuestros hogares con un preciado tesoro frutal. Al
hacerme arquitecto, quizá por la herencia de
tintas y papeles de la tipografía de mi padre,
me vinculé a la actividad editorial de difusión
profesional. En ese medio conozco a Heriberto
González Méndez, cofundador de la Sociedad
Venezolana de Arquitectos, quien me concede una entrevista para el Boletín del Colegio de
Arquitectos. Heriberto me hace entonces una
desconocida, y aún no valorada, revelación: a
él le tocó realizar el primer diseño de la urbanización San Bernardino.
Me devela Heriberto González Méndez que al
llegar a Venezuela, después de estudiar arquitectura en Europa a inicios de la década de los
años 30, le gustaba acompañar a su hermano,
el pintor Pedro Ángel González, a la hacienda San Bernardino. Gracias a la amistad que
granjearon con la familia Vollmer, la convence
de la necesidad del desarrollo urbano de su
hacienda. Así, realiza el esbozo del particular
trazado que hoy caracteriza a la parroquia.
Ese singular diseño orgánico respondía a la
accidentada topografía del sector, cruzado
por quebradas, y la necesidad de mantener la
presencia de tres casas de hacienda conservadas desde la colonia: la Quinta Anauco, hoy
Museo de Arte Colonial; la casona El Palmar,
frente a la hoy heladería Crema Paraíso; y la
Casona Anauco Arriba, la estancia colonial
más antigua de la ciudad.
venidos en inversores inmobiliarios, le entregaron a Rotival sus ideas para desarrollar sus
haciendas y el urbanista francés incorpora
en sus planes para Caracas aquel plano elaborado por Heriberto. Finalmente, el trazado
definitivo de San Bernardino y el diseño de
sus plazas y alamedas es encargado en 1938
al ingeniero Gustavo Marturet, responsable
de incluir su variada arborización, sumando
las flores de la reina que inundan las calles de
color violeta cada primavera.
En los años que Heriberto realiza aquel orgánico trazado tuvo que partir de Venezuela
por razones vinculadas a su activismo antigomecista. Al regresar al país, a mediados de
los años 40, se percata de que sus trazos de
la urbanización San Bernardino aparecen incluidos en el Plan Monumental de Caracas,
mejor conocido como Plan Rotival, dado a
conocer en 1939. Al parecer, los Vollmer, al
igual que otros terratenientes caraqueños de-
Hoy San Bernardino conserva ese magnífico diálogo con la naturaleza que expresa su
trazado originario. Quizá solo merece que la
cuidemos y, por ello, espera por una acción
permanente de mantenimiento y seguridad
por parte de la Alcaldía de Caracas. Los parroquianos reclaman atención al espacio público,
a sus bulevares, alamedas, plazas y redomas
tan magistralmente concebidas en aquel plano
de Heriberto González Méndez.
Caracas, 24 de julio de 2016.
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
22 PARROQUIA SAN JOSÉ
en las faldas
del Ávila
POR Iván Mejía Reyes / FOTOGRAFÍAs Enrique Hernández
No nací en Caracas. Nací en la ciudad de Maracay, capital del estado Aragua, pero solo viví
un año allí. Por razones laborales mi madre
decidió volver a Caracas, ciudad donde nació
ella, su hermana, mi abuela y casi toda mi familia materna.
res del beisbol norteamericano. De hecho, uno
de los anhelos de “Chico” fue morir en su parroquia, deseo que se cumplió el 26 de mayo
de 2005, cuando se apagó su luz.
En las canchas de baloncesto de la plaza se
curtió deportivamente el astro venezolano
Carl Allen Herrera, quien nació en Trinidad
y Tobago pero creció en Venezuela hasta convertirse en el primer criollo en jugar en el baloncesto de la NBA.
A mis 3 años de edad nos mudamos a un
edificio alto y blanco de la avenida Panteón,
ubicado en la parroquia San José. Les hablo
del año 1996, cuando aún “gobernaba” (aunque se quedaba dormido en las cadenas presidenciales) Rafael Caldera. De hecho, en la
parroquia San José se encontraba una de las
casas del partido socialcristiano Copei, una
de las agrupaciones políticas más importantes
de la historia venezolana y a la que perteneció
Caldera hasta las elecciones presidenciales de
1994, cuando decidió romper relaciones con
ellos y fundar su famoso “chiripero” al crear el
partido que menos tiempo ha tenido que pasar para llegar a la presidencia: Convergencia.
San José está delimitada de forma extraña. Sin embargo, uno se puede ubicar por
puntos importantes. El hospital José María
Vargas queda en la parroquia San José, la
Biblioteca Nacional tiene una pequeña parte en la parroquia San José (la mayoría del
edificio está ubicada en Altagracia). Si vienes subiendo por la avenida Panteón, hacia
la Biblioteca Nacional, y cruzas a la derecha, vas para San José; pero si cruzas a la
izquierda vas para Altagracia.
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
Además del deporte, en la parroquia nacieron figuras artísticas como Morella Muñoz,
cantante mezzosoprano venezolana y destacada intérprete de la música criolla, con una
potente voz que movía las fibras de quienes la
escuchaban.
San José fue fundada en 1889 y lo primero que
tuvo fue, como solía pasar, una iglesia: la iglesia parroquial San José, acompañada de una
pequeña plaza que lleva el mismo nombre. Por
esa plaza pasaron grandes figuras venezolanas
de distinta índole.
Alfonso “Chico” Carrasquel nació en la parroquia en 1928 y es recordado por haber sido el
tercer venezolano en jugar en las Ligas MayoCaracas, 24 de julio de 2016.
En la parroquia San José he visto pasar el
tiempo y he crecido. He visto a El Ávila incendiarse una y otra vez. Con dolor he visto
cómo roban, o hasta asesinan, a una que otra
persona cerca de mi casa. En la parroquia
San José crecí, tomé chicha de la calle, comí
perros calientes con mi abuela, me desayuné
con empanadas en casi todas sus esquinas,
salí a correr, me mojé con la lluvia, me ahogué del calor y, sobre todo, me sentí parte de
la ciudad de Caracas, esa quimera gigante
que pareciera tragarse a todo aquel que no
pueda sobreponerse a malas jornadas. San
José me aceptó y yo la acepté, hoy soy más de
San José que de Maracay.
PARROQUIA SAN JUAN
23
Naiden le quita
lo bailao
POR Hugo Ramos / FOTOGRAFÍAs Enrique Hernández
A su muerte, tumbaron la estatua y colocaron una de Andrés Bello. Finalmente,
alzaron un palomar y retomó su nombre
de pila: plaza Capuchinos. La parroquia
cuenta con dos plazas más: la Italia, Francesa o de Centavos, que posee una capilla
llamada Nuestra Señora de Lourdes, réplica en pequeña escala de Notre Dame de
París; y la plaza San Martín.
Conocí San Juan por los cuentos de mi mamá
Eugenia. Ella relataba cómo eran los carnavales de antes, aquellos “de novela’’ (frase de la
época). Había reinas muy populares y bonitas, se desfilaba en carrozas, había templetes
con comida y bebidas, conjuntos de música y
orquestas con cantantes como Celia Cruz. La
gente bailaba y se divertía sanamente. A las
muchachas, los patiquines (“pavos” de la época) le lanzaban, junto a los caramelos y papelillos, perfume. Emocionadas, decían: “Pero ya
yo no estoy pa’ eso’’.
La parroquia tiene monumentos antiguos
que aún se pueden disfrutar, como el paseo
de La Independencia, el Arco de la Federación y El Calvario (hoy parque Ezequiel
Zamora).
Por casualidades de la vida, en las que no creo,
todo tiene un fin: me compré un apartamento
en San Juan situado, estratégicamente, a una
cuadra de la avenida y de la estación del Metro. Vivo enfrente de la hoy antigua sede de la
Universidad de las Artes (Unearte).
San Juan es una de las parroquias más antiguas
de Caracas. Se comunicaba gracias a una carretera de tierra y un ferrocarril cuya estación
terminal quedaba en el sector de Palo Grande, con Antímano y Macarao como estaciones aledañas, llegando hasta Los Teques, San
Mateo y La Victoria. Esa era la entrada a la capital por el sur. Por ahí, además, entraron los
restos mortales del prócer Atanasio Girardot,
recibidos por Simón Bolívar y José Félix Ribas
en lo que era el punto de encuentro del lugar,
hoy plaza Capuchinos, que también fue lugar
de encuentro y reconciliación entre Bolívar y
Páez antes de su entrada triunfal a Caracas.
Luego de ser reconocida como parroquia,
la parte posterior de la plaza le fue cedida a los monjes capuchinos para construir un hospital y un convento. La plaza
en cuestión tomó el nombre de aquellos
monjes. Luego fue llamada plaza El León
y le colocaron una fuente con el escudo
de armas de la ciudad. Después del triunfo de Guzmán Blanco fue llamada 19 de
Abril. Tras el triunfo de Zamora la llamaron Ezequiel Zamora. Derribaron la
fuente y erigieron una estatua del prócer.
Caracas, 24 de julio de 2016.
Las esquinas de San Juan son infinitas y populares. Las que finalizan en el Guaire, límite de la parroquia por el sur, todas se llaman
Río. Yo vivo de San Pedro a Río, la antigua
Radio Caracas quedaba de Bárcenas a Río,
la Inspectoría de Tránsito queda de Piedras
a Río; entre las esquinas de Cruz de la Vega
a Río existió el Palacio de los Deportes, coso
de boxeo en donde se lucieron Kid Pambelé, “Morocho” Hernández y otros; incluso
estrellas de la lucha libre como El Dragón
Chino y Cruz Diablo.
Por último, lo más hermoso que me ha sucedido en San Juan es haber encontrado a
la mujer con la que llevo felizmente casado
muchos años. Por eso repito el refrán: “A
San Juan naiden le quita lo bailao”.
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24 PARROQUIA SAN PEDRO
un cosmos
POR teresa ovalles / [email protected]/FOTOGRAFÍAs jesús castillo
Vivo en la parroquia San Pedro desde que tenía 22 años y ya llevo como 35, es decir, buena parte de mi vida ha transcurrido aquí. Ella
contiene historias grandes y pequeñas. Son
relatos que van de lo más sencillo a lo más
complicado. El hogar es un microcosmos y la
calle donde compro verduras y bastimento es
el macrocosmos de mi existencia. El que más
me gusta es el microcosmos, que es mi hogar,
desde donde se suscitan las más increíbles y
pasionales historias. El mundo macro es mi
parroquia. Aquí fundamos el periódico El
Canto de la Guacamaya. Posteriormente, Mario Ramírez y Silvana Saputelli impulsaron la
creación de la emisora con el esfuerzo de unos
cuantos vecinos y la ayuda de quien fuera la
jefa de Gobierno del Distrito Capital, Jacqueline Faria. La radio también se llama El Canto
de la Guacamaya. No dejo de oírla en las mañanas cuando voy al trabajo, pues se trata del
esfuerzo de una emisora alternativa y me encanta la música que transmiten. Lo sencillo lo
conforma mi contacto directo con las guacamayas y los loros. A ellos les he dado de comer
con mis propias manos, en mi propia ventana.
Son mil y un cuentos de macro y microcosmos, que van desde el edificio Coronet, en
Los Chaguaramos —donde me fui a vivir con
mi primer consorte, Pedro Chacín—, hasta el
San Bartolomeo, donde viví con el último —o
el más reciente— de mis maridos, quien, por
cierto, casi me mata. Pero esa es otra historia,
que pasa al plano de las historias pasionales
de San Pedro. Y así, en el macrocosmos, voy
a caminar a El Laguito, monto bicicleta prestada por la Alcaldía de Caracas y, con ella, voy
desde Los Símbolos a Las Tres Gracias. Por
cierto, una vez hasta una pálida sufrí por irme
a montar bicicleta sin desayunar. Pero me dije
que no, no podía caer desmayada allí, cuando
estaban los medios reseñando la jornada ciclista que el alcalde Jorge Rodríguez acababa
de inaugurar. No. Me restablecí rápidamente, eso sí, pegada a un árbol de la plaza Los
Símbolos y volví a casa como si nada hubiera pasado. Llegué feliz porque desde que era
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Caracas, 24 de julio de 2016.
He deambulado con mi locura por las calles La
Colina y Minerva de Las Acacias, muy cerquita de la gloriosa UCV. También mi cordura ha
deambulado, sobre todo, cuando voy al taichí
los sábados, por la plaza de El Grillo en la Facultad de Ciencias de la UCV. Desde allí me
conecto con un universo introspectivo en una
danza corporal de mente y cuerpo.
una niña no montaba bicicleta. En el hogar, el
microcosmos que adoro, se dan las historias
más bonitas. Sucedía que los viernes transcurrían las mejores fiestas de las noches de San
Pedro. Las hacía con mi marido, el que casi me
mata. Me vestía para cuando él llegara de trabajar, casi a la medianoche. Apagaba las luces,
prendía las velas y enfriaba un tinto. Una fiesta
de dos. Allí inventábamos historias. Que si
nos acabábamos de conocer. Que si yo era
una diosa de ríos y de mares. Que si él era
un ser de otra galaxia, como dice la canción
de Silvio. Que si éramos unos desconocidos
que terminaron amándose en un hotel de
noches extraviadas… Un sinfín de relatos
nos inventábamos los viernes. Hasta que la
fiesta terminó y todo acabó. Y el gran escenario era, y es, San Pedro.
PARROQUIA SANTA ROSALÍA
25
los años dorados
de “totoño”
POR Ignacio “totoño” ponce / FOTOGRAFÍAs Enrique hernández
Mi papá abrió esta tapicería hace más de sesenta, casi setenta años, y empezó a traerme
desde chiquito. Por eso, aunque nací en La
Pastora, mis recuerdos son casi todos de por
esta zona, por todo lo que es San Agustín del
Norte y toda la parroquia Santa Rosalía.
San Agustín ha cambiado mucho. Esto antes
era una zona de gente adinerada, todo esto
eran casas grandes, bonitas, vivían familias
pudientes y toditos trajeron sus muebles para
acá: esta era la tapicería de toda esa gente,
muebles caros de todo tipo. Después fue que
todas esas familias se fueron arrimando más
hacia los lados del Este y esto fue quedando
abandonado. Vendieron las casas unos, otros
se murieron y los que las heredaron las convirtieron en negocios, depósitos, pensiones,
cosas así.
El cine El Dorado era un sitio al que venía
gente importante, después montaron ahí otra
cosa y ahorita es una imprenta. Pero antes,
en ese cine se pasaban muchas películas de
Pedro Infante y Capulina, yo las vi. Y se presentó en persona María Félix. Vino para acá
porque esto era la zona de los ricos de Caracas. Por eso traían a toda esa gente famosa.
Ahí vi un bojote de películas.
Desde que yo estaba niño he venido para acá
con mi papá. Este negocio es mayor que yo y
ahorita tengo 60 años. Yo crecí viendo todo
lo que pasaba por acá y escuchando los cuentos de cómo venían a reprimir a la gente en
tiempos de la resistencia, antes de que cayera Pérez Jiménez. En uno de estos negocios, frente a la tapicería, cayó muerta una
señora por ahí por el 56. Había toque de
queda y un niñito salió a jugar al balcón.
Cuando la mamá lo vio salió corriendo a
cargarlo para meterlo y ahí le dispararon
desde un puente de la avenida Fuerzas Armadas. A la gente la estaban acribillando
por cualquier cosa, hasta por asomarse en
un balcón. Fue la Seguridad Nacional.
Más hacia allá, hacia el Este, quedaba el estadio de los Leones del Caracas, realmente
se llamaba Cervecería Caracas. Por eso, en
parte, es que por esta zona vivieron unos
Caracas, 24 de julio de 2016.
cuantos famosos peloteros de la época: Darío Celis, “Patón” Carrasquel y “El Mono”
Zuloaga fueron vecinos de San Agustín del
Norte.
Creo que fueron Carrasquel y “El Mono”
los que estuvieron en el Mundial de Beisbol
en el que le ganaron a Cuba, por allá por el
año 41. Resulta que luego llegaron aquí y no
se hablaban. Estaban peleados, no se hablaban, pero sí se querían, ellos eran así. Una
vez en aquella esquina atracaron al “Mono”
Zuloaga, eso fue bien feo, y “Patón” Carrasquel, que no le hablaba pero sí le tenía cariño, salió corriendo y gritando como un loco
para ver qué le había pasado.
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
26 PARROQUIA SANTA TERESA
de la oscuridad
a la concordia
POR sergio requena / FOTOGRAFÍAs JESÚS CASTILLO
Me llamo Sergio Requena y me paso los días
trabajando en el centro de copiado Redhispana, que queda bajando de la esquina
de Hospital a la esquina Cárcel. En todo el
frente me queda la plaza La Concordia, que
antes fue una cárcel. Aquí sacamos las copias al mejor precio de la zona, vendemos
los útiles escolares sin sobreprecio, todo
legal, pero aun así hay gente que llega con
su mal humor, hablando mal del gobierno.
A veces me guindo con ellos, pero al final
igual vuelven porque es que aquí donde
pueden comprar los útiles sin que los estafen. ¿En dónde?: donde Sergio El Chavista.
La antigua cárcel se llamaba La Rotunda.
La construyeron a mediados de 1800. El
nombre viene dado porque el edificio era
redondo, lo que se llama modelo panóptico,
que era un tipo de cárcel donde las celdas
formaban un círculo y en el centro había un
vigilante que podía estar pendiente de todos
los presos a la vez. Pero Gómez, durante su
dictadura, la utilizó no como cárcel nada
más sino como espacio de tortura. Cuando
Gómez muere, al año siguiente López Contreras manda a demoler esa cárcel como
símbolo, también, de la demolición de toda
la violencia y la crueldad del régimen gomecista. Por eso es que la plaza que se construye en el lugar donde estaba La Rotunda se
llama así: La Concordia, como para tratar
de que olvidáramos una de las épocas más
oscuras de la historia de Venezuela. Cabe
destacar que los torturados de Gómez no
estaban presos por ladrones, ni por violaEdición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
para hacer las torres y el estacionamiento.
También aquí hubo una masacre en la época de Betancourt. Lo que medio quedó de
la plaza se convirtió, entonces, con la Cuarta República, en albergue de indigentes,
niños de la calle y de cualquier malandrín
que se aprovechaba del descuido de quien
se lanzara la aventura de atravesar la plaza.
Este lugar era intransitable, tanto la plaza
como sus alrededores.
Estando vivo Chávez intervinieron la
plaza y comenzaron a realizar, de vez
en cuando, actividades culturales con la
gente de la parroquia. Aunque el aspecto
superficial de la plaza seguía descuidado,
el ambiente cambió. A los pocos años la
alcaldía cerró la parte norte de la plaza
por un largo tiempo. Había escombros y el
tránsito se vio muy afectado. Pero cuando
por fin destaparon y descubrieron la plaza
nueva, toda la comunidad quedó encantada: enseguida se comenzaron a ver niños
jugando pelota, chamos con sus patinetas,
parejitas de novios sentados en la fuente,
las madres enseñando a sus niños a manejar bicicleta… Cualquiera que venga y
vea la plaza ahorita no se imagina que ese
dores, ni por criminales, sino porque le re- lugar de encuentro, recreación y amor es
sultaban incómodos al gobierno, por cons- el mismo donde se condenó a tanta gente
piración o por, simplemente, tener ideas de a torturas y muerte.
izquierda. A esos era a quienes se torturaba.
Eso sí, todos los arreglos se hicieron en la
La plaza empezó siendo bien bonita, pero mitad de la plaza. Todavía estamos espeno duró mucho porque en el primer go- rando que se haga lo mismo con el lado sur.
bierno de Carlos Andrés Pérez la tumbaron Esa sería la verdadera concordia.
Caracas, 24 de julio de 2016.
PARROQUIA SUCRE
27
“Ojo, casa de familia”
POR pedro delgado • @trinender / FOTOGRAFÍAs michael mata
también donde vivían familias que, ante la
necesidad que le confería su estatus, instalaban los cartelitos ya mencionados. En las
proximidades de este vecindario estuvo la
Cárcel Modelo y el Cuartel Urdaneta, también demolidos por los trabajos del Metro.
Desde allí salían soldados, guardias y carceleros atraídos por las carnes de diferentes
colores, edades y nacionalidades; procurando sus favores abonaban la suma de unos 5,
10 o 15 bolívares de los de entonces.
Este singular anuncio se distinguía en algunas casas que por encontrarse cerca de
algún prostíbulo tendían a ser confundidas
y necesitaban diferenciarse de aquellas del
comercio de mujeres de la llamada “mala
vida”. Recordamos que por Catia hubo lugares tradicionales para estos encuentros,
llamados “casas de citas”. Por la calle Bolívar, Laguna de Catia, vimos estos cartelitos,
a veces con el añadido de “cuidado, perro
bravo”, dispuesto a espantar a algún sujeto
que al procurar una cama de amor se equivocase de puerta, bien sea por traer premura lasciva o por tener unos cuantos tragos
en la cabeza.
Es que estas casas del erotismo profesional
se arraigaron no solo en Catia (en los sitios de Laguna de Catia y barrio de Ciudad
Tablitas), sino también en el centro de Caracas, en el muy conocido El Silencio, que
“tenía acaso, como una especie de tradición
que podría venir de aquellas negras, mulatas, zambas desordenadas para las cuales se
pedía expulsión desde los primeros años
del siglo XVII, cuando se iniciaba la vida
en la ciudad”. Tal lo apunta Guillermo Meneses en su Libro de Caracas.
Cuenta la crónica que por El Silencio
hubo un sitio llamado el callejón de Las
Chayotas, famoso por albergar prostitutas
europeas, generalizadas como “las francesas”. Estuvieron por allí desde que gobernaba Juan Vicente Gómez hasta el mandato de López Contreras, quien clausuró
estos establecimientos por considerarlos
indeseables.
Con respecto a Catia, evocamos muchos
sitios ya desaparecidos como: La Cueva del
Humo, El Torbes, El Caricari, Villa Lourdes,
La Madama, El Tíbiri Tábara, Bella Vista,
El 20-1, El 17, Río Chico, etcétera. También
apunta la crónica que muchas de las llamadas “francesas” fueron aventadas a Catia
desde El Silencio por las circunstancias ya
expresadas. El antes nombrado rancherío
de Ciudad Tablitas fue demolido para dar
paso a las instalaciones de los talleres del
Metro de Caracas en los años 80 del siglo
XX. Se caracterizó por ser morada de trabajadoras del sexo, chulos y rufianes; pero
Los recuerdos igual nos llevan hasta la Laguna de Catia, donde proliferaban muchos
sitios de los ya mencionados. Uno de ellos,
muy frecuentado por los parroquianos,
quedaba frente al antiguo cine Esmeralda
(que servía de preámbulo erótico con las
películas de sexo que exhibía), al lado de
donde hoy está una funeraria. Era una casa
de dos pisos dividida en varios cuartos para
el alquiler de la carne. En uno de ellos, en
la parte de arriba, vivía la encargada del lugar, quien tenía fama de amable y bondadosa para con sus empleados y clientes. La
señora Basilisa, llamada así, no escatimaba
recursos ni hacía reparos a la hora de la solidaridad, cuando en momentos de apremio
alguien acudía a sus favores. Resulta que el
mal de la tiroides la agravó tanto que a la
hora de su muerte su voluminoso cuerpo
hubo que sacarlo por un boquete hecho en
el piso de su cuarto. El enorme ataúd fue llevado en un camión de barandas en medio
de la conmoción causada a una legión de
borrachitos, chulos, trabajadoras del sexo y
demás agremiados que la acompañaron al
camposanto.
Caracas, 24 de julio de 2016.
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
28 homenaje
Caracas,
armar caracoles
por dentro(*)
POR Nancy Yaneth Torres / ILUSTRACIÓN FRANKLIN ALVIáREZ
Armar caracoles por dentro en momentos
mágicos, sentir el color del tiempo rotando en las
aceras, buscar el calor de los contornos en el reflejo
de la niebla, sentir lágrimas corriendo por entre
edificios entre sueños.
Esto es el despertar de cada día, esta es la rutina
que me hace pensar en que hoy seré diferente y
parecido al hoy.
Armar caracoles por dentro en esta ciudad alma
olor a humo, de ceniza e inmortales héroes y por
un siempre sentir que somos algo más que carne y
hueso en esta ciudad llamada Caracas.
(*) Texto ganador del concurso “Caracas en 100 palabras”
Edición Número Ciento ochenta y ocho. Año 04. ÉPALE CCS
Caracas, 24 de julio de 2016.
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