Delicias de la intimidad: de la extimidad al sinthome

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#28 Julio - 2014
SALA DE LECTURA
Delicias de la intimidad: de la extimidad al sinthome
De Ana Ruth Najles | Por Ivana Bristiel
”Delicias de la intimidad: de la extimidad al sinthome” es un título que
atrapa. Como lo aclara su autora Ana Ruth Najles en su Nota al lector,
el mismo surge de una expresión que “pescó” en el curso Extimidad. El
lector se lanza en busca de las “delicias” éxtimas, pero estas resultan no
ser tan deliciosas pues conllevan en sí un sufrimiento. Entonces, ¿qué
hacer con ello? Su posible tratamiento es vía el sinthome.
El sendero que va de la extimidad como sufrimiento al sinthome como saber
hacer con no es fácil de hallar, les propongo entonces que tomemos este
libro como guía.
En el primer capítulo, La insoportable levedad del ser, la autora nos
dice:”Para el psicoanálisis, la vía de tratamiento de ese sufrimiento que,
con Lacan, denominamos goce, consiste en situar su causa y el modo de
arreglárselas con eso.”[1] Entonces lo primero es ¿cómo situar la causa?
Aquí ubicará diversos conceptos trabajados por Lacan a lo largo de su
obra en relación al concepto de extimidad: La cosa, el objeto a, el sujeto,
el Otro, la alienación y la separación, los discursos, el nudo, el parlêtre y
el sinthome, entre otros.
En el segundo capítulo, Yo es otro, Ana Ruth Najles plantea “dos vertientes
de lo éxtimo. Una es la del significante que es éxtimo al sujeto porque se
ubica en el lugar del Otro, (…) y la otra es la del objeto” [2]. El sujeto
se presenta como pura falta, mientras que el objeto es la libra de carne
sacrificada al Otro para no entregarlo todo. Dirá que “el sujeto equivale
al objeto que él cede [al Otro] de sí mismo. Su ser es lo que ha cedido (…) para constituirse como falta en ser” [3]. Así
ubicará al objeto a entre el sujeto y el Otro como éxtimo a ambos.
El tercer capítulo, Sentido y goce, haciendo hincapié en las consecuencias del encuentro entre el sujeto de la palabra y
el goce del cuerpo, retoma las consecuencias de la extimidad del objeto a. Situado “en el espacio vacío entre el sujeto
y el Otro. El objeto a es lo que descompleta, está fuera del sujeto y fuera del Otro pero no sin la articulación entre
el sujeto y el Otro” [4]. El objeto a al igual que los envoltorios de la extimidad, son tapones, aquellos que “pretenden
engañarnos sobre el verdadero sentido de lo éxtimo: el de ser una hiancia insalvable, es decir un agujero.”[5]. Tapones
que velan y a la vez denotan el agujero y por ello son nuestra guía para una práctica orientada a lo real.
En el cuarto capítulo, El ser no es el sujeto, se reafirma el lugar éxtimo delsujeto que no está ni en el yo, ni en el superyó,
ni en el ello. “En la hiancia misma de la extimidad Lacan escribe al sujeto barrado ($) como homologándolo a esa
hiancia. Esto es así, porque falta un significante para decir la identidad del que habla: S (Ⱥ).” [6]. Frente a esta falta
de identidad el sujeto se identifica a un significante que toma del Otro el S1. “El S1 no representa al sujeto, sino
que es aquello que de alguna manera ha llenado con su mandato de goce la falta en ser del sujeto, ha colmado con
su mandato de goce, articulado con un objeto tapón, la falta en ser de este sujeto.” [7]. El S1 por indicar el agujero
y estar relacionado al objeto, es una herramienta para que el psicoanalista logre “conducir al que habla a situar
esa extimidad para llegar a saber arreglárselas con ella” [8].
El quinto capítulo, El retorno de lo éxtimo, nos presenta a la segregación y a la violencia como el rechazo del propio
goce que ha sido puesto en el exterior. “Si bien el goce es lo más oculto y oscuro, lo que no se puede decir, retorna de
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todas maneras como el goce de quedarse con eso de lo que el otro gozaría” [9]. De allí la pretensión de la ciencia de
buscar un universal del goce que elimine el goce del otro en su singularidad, ese goce que perturba por que allí donde
el otro goza hay un goce que me es sustraído. Acompaña a este capítulo el artículo ¿Qué se entiende por Auschwitz? de
Laura Arias que encontramos al final del libro.
En el sexto capítulo, Deseo, amor y goce, Ana Ruth plantea la importancia a nivel de la clínica de la diferencia entre
deseo, amor y goce en relación a la falta en el Otro. “Mientras que el deseo remite a la falta, al vacío, a lo que no hay,
el amor y el goce nos conducen hacia lo que hay en el lugar de lo que falta.”[10]. Esto es el objeto causa que apunta
a lo real del amor y que pone en juego la dimensión real de la transferencia, aquella que el cuerpo del analista debe
soportar para que el analizante pueda dejar colgado el objeto en el perchero. “Solo se deja colgado ese objeto cuando
se ha llegado a separar el objeto luego del atravesamiento del fantasma y se ha llegado a poder arreglárselas con el
goce del sinthome.”[11]
En el séptimo capítulo, La causa del amor, la autora nos aclara que de lo que se trata en un análisis es de “cómo
se articulan imaginario, simbólico y real para que lo simbólico no vele al analista el objeto, es decir lo real de la
transferencia.” [12]. El objeto es el índice de ese real en el semblante y por ello, nos dice la autora, es por allí por donde
hay que orientarse para ubicar el sinthomeque pone en juego al cuerpo vivificado por el significante. El Otro, por ser
un medio de goce del cuerpo para el parlêtre, se convierte en su partenaire.”El gocese produce en el cuerpo del Uno por
medio del cuerpo del Otro (…) incluye al Otro en tanto el cuerpo propio del parlêtre es otrificado por el significante,
convirtiéndose en Otro para él. He aquí un nuevo nombre de lo éxtimo: el partenaire-sinthome” [13]
Y Para concluir...ficciones. Ana Ruth se pregunta “¿cómo lidiar con la extimidad, con lo insoportable del goce
del sinthome?”[14] La vía regia nos la ofrece el discurso psicoanalítico pero “las ficciones en general son el material
que nos permite a cada uno - por fuera del psicoanálisis - construirnos una vida digna de ser vivida.”[15] Ficciones
siempre fallidas pero que abogan al lazo y por ello son necesarias.
Por último, una recomendación tomada del prólogo de Elvira Dianno: “preparen cuaderno de notas y lápiz para
anotar y subrayar, ah! Y, por supuesto, redes y anzuelos.” [16], pues hay mucho más para pescar en él.
NOTAS
1. Najles, A.R, Delicias de la intimidad. De la extimidad al sinthome, Grama, Buenos Aires, 2014, p. 15.
2. Ibíd., p. 34.
3. Ibíd., p. 45.
4. Ibíd., p. 58.
5. Ibíd., p. 65.
6. Ibíd., p. 72.
7. Ibíd., p. 70.
8. Ibíd., p. 84.
9. Ibíd., p. 86.
10. Ibíd., p. 97.
11. Ibíd., p. 102
12. Ibíd., p. 111.
13. Ibíd., p. 120.
14. Ibíd., p. 121.
15. Ibíd., p. 121.
16. Ibíd., p. 12.
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