CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACION

Anuncio
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACION CIVIL
Magistrado Ponente
CARLOS IGNACIO JARAMILLO JARAMILLO
Bogotá D.C., nueve (09) de febrero de dos mil cuatro (2004)
Referencia: Expediente No. 7577
Decídese el recurso extraordinario de casación interpuesto por CONSTRUCCIONES C.M. LIMITADA, respecto de la
sentencia de 19 de noviembre de 1998, proferida por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Popayán, en el proceso
ordinario por ella promovido contra ESPERANZA CASTRILLON DE FRANKY.
I. ANTECEDENTES
1. Solicitó la sociedad demandante la “Resiliación por mutuo disenso tácito” del contrato de promesa de compraventa
celebrado el 12 de septiembre de 1994 con la referida demandada y, consecuencialmente, que se ordenara a aquella,
restituirle a ésta la suma de $63’131.000,oo, sin intereses, ni corrección monetaria, previa deducción de $12’294.000,oo,
correspondiente a las arras pactadas en el referido contrato (fls. 53 y 54, cdno. 4).
2. Los hechos aducidos como causa petendi, se sintetizan así:
A. La sociedad Construcciones C.M. Ltda. prometió vender a la señora Esperanza Castrillón de Franky, y ésta por su
parte comprar a aquella, según consta en contrato de promesa celebrado el 12 de septiembre de 1994, un apartamento y
dos garajes del Edificio Santo Domingo, ubicado en la calle 4 No. 4-40 de la ciudad de Popayán, habiendo acordado
como precio de los referidos inmuebles la suma de $82’636.000,oo, de cuya última cuota por $24’505.000,oo, pagadera
el 25 de enero de 1995 -día del otorgamiento de la correspondiente escritura-, solamente se cancelaron $5’000.000,oo.
B. Las partes acordaron que del primer pago hecho por la suma de $40’980.000,oo, el 30%, es decir, $12’294.000,oo,
tenía el carácter de arras para el caso de que alguna de las partes no cumpliere con las obligaciones emanadas del
contrato. Como la prometiente compradora “se ha abstenido de cumplir”, pues no compareció a la Notaría, ni canceló el
saldo adeudado, ni se excusó por su inasistencia, ello expresa “su deseo inequívoco de dar por terminado este contrato,
en consecuencia se ha retractado y se le deben deducir el valor de las arras” (fl. 58, cdno. 4).
1
C. En la fecha pactada para solemnizar la compraventa, el representante legal de la sociedad demandante concurrió a la
Notaría Segunda de Popayán, “pero su desconocimiento de las normas de derecho, en virtud de su profesión de
Ingeniero Civil y la falta de asesoría jurídica oportuna, lograron que no solicitara la escritura de comparecencia, que le
hubiera permitido iniciar la correspondiente acción de resolución con indemnización de perjuicios, fundamentada en el
artículo 1546 del Código Civil” (fl. 58, cdno 4). De allí que éste “es el único incumplimiento en que la prometiente
vendedora ha incurrido y que se quiso sanear…, fijando de común acuerdo una nueva fecha, de la cual sí se acredita su
comparecencia pero que no hay un documento que permita demostrar que la prometiente compradora fue la que fijó y
aceptó la nueva oportunidad”. Por tanto, “la acción pertinente es la Resiliación por mutuo disenso tácito” (fl. 59, cdno. 4).
D. La prometiente compradora no puede alegar como motivo para abstenerse de cancelar el saldo, el hecho de que “la
sociedad no había construido totalmente el apartamento a la fecha del otorgamiento de la escritura pública, porque una
cosa es la entrega material del inmueble y otra muy distinta es el acto por el cual se solemniza la promesa” (fls. 58 y 59,
cdno. 4).
E. La señora Castrillón se obligó a pagar el saldo el 25 de enero de 1995 “con recursos propios o provenientes de un
crédito que tramitaría en cualquier corporación”, pero éste fue negado por Las Villas, “al no poder allegar el estudio de
seguridad exigido por las entidades financieras para la aprobación…en virtud de encontrarse bloqueada por mora en la
asociación bancaria”. Ante el reiterado incumplimiento, la prometiente vendedora resolvió darle otra oportunidad a
aquélla, por lo que se acordó verbalmente un nuevo plazo para el otorgamiento de la escritura y la entrega material del
inmueble, que se concretó por escrito para el día 9 de noviembre de 1995, a través de dos cartas enviadas por correo
certificado y vía fax, los días 25 de octubre y 7 de noviembre de ese año, fecha que fue tácitamente aceptada por la
demandada, a través de su esposo el señor Hely Franky.
6. Como la prometiente compradora no se hizo presente, la demandante, previendo que se volviera a alegar que el
apartamento no se encontraba terminado, solicitó la práctica de una inspección al inmueble, constatándose que
éste se encontraba en un 98% acabado. El 2% faltante, correspondía a algunas obras adicionales que estaban a
cargo de la prometiente compradora, por no estar pactadas en el contrato.
3. Admitida la demanda y enterada de ella la parte demandada, le dio respuesta con oposición a las pretensiones.
También presentó demanda de reconvención, en la que solicitó ordenar el cumplimiento del contrato de promesa en
cuestión y, en forma consecuencial, la entrega del inmueble con la respectiva indemnización de perjuicios a cargo de la
prometiente vendedora, así como la deducción, a favor de la reconviniente, de la suma de $12’294.000,oo, como arras
fijadas en la cláusula cuarta del contrato.
Para soportar sus pedimentos, adujo que había adelantado todas las diligencias necesarias, en orden a cumplir el
contrato, pero que la sociedad Construcciones C.M. Ltda. no había terminado de construir el inmueble, incumpliendo así
lo pactado. Agregó que “se vio en la necesidad de presentar demanda de pago por consignación” contra la prometiente
vendedora, con lo que demuestra su intención de que esta cumpliera con sus obligaciones (fl. 100, cdno. 4).
4. Admitida la demanda de mutua petición, de ella se dio traslado a la sociedad reconvenida, quien la contestó con
oposición a sus pretensiones.
2
5. Tramitado el proceso, el Juzgado Tercero Civil del Circuito de Popayán le puso fin a la primera instancia mediante
sentencia proferida el 10 de junio de 1998, en la que acogió las súplicas de la demanda principal; negó las pretensiones
de la demanda de reconvención y condenó a la señora Castrillón a pagar las costas del proceso.
6. Apelado el fallo anterior por la parte vencida, el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Popayán, en Sala Civil
Laboral, lo revocó mediante sentencia proferida el 19 de noviembre de 1998 y, en su lugar, negó la pretensión de
cumplimiento propuesta en la demanda de reconvención, lo mismo que la de resolución por mutuo disenso tácito
formulada por la sociedad Construcciones C.M. Ltda, condenando en costas en un 50% a cada una de las partes del
proceso.
LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL
En lo tocante con la pretensión formulada en la demanda principal, el ad quem, luego de hacer un recuento del litigio,
comenzó por precisar el significado de la expresión “resiliación”, para señalar, con fundamento en la doctrina nacional,
que por tal fenómeno se entiende “la resolución del contrato sin efecto retroactivo”, por lo que “hubiera sido más
adecuado hablar de resolución del contrato por mutuo disenso” (fls. 219 y 220, cdno. 4).
Seguidamente, se refirió al entendimiento que debe darse a los artículos 1609 y 1546 del Código Civil para lo cual se
apoyó en la sentencia proferida por la Corte el 7 de diciembre de 1982 y después de afirmar la validez del contrato de
promesa que celebraron las partes, acotó el Tribunal “que en el presente litigio no ha existido el mutuo disenso que el
señor juez dio por establecido, pues en todas las pruebas aparece, además de la demanda, de su contestación y de la
demanda de reconvención, que en las partes no ha estado ese querer o voluntad de resolver por mutuo acuerdo. Por el
contrario, todo indica que tanto el inicial demandante como la reconviniente han querido celebrar la venta prometida,
hasta el punto de haber prorrogado la fecha para la celebración del contrato o, mejor dicho el otorgamiento de la escritura
pública. Así lo está diciendo claramente la comunicación que el gerente de la empresa prometiente vendedora le dirige a
la señora Esperanza Castrillón de Franky (cdno. de pruebas No. 3, fl. 36). Esto en cuanto a la empresa prometiente
vendedora, porque por el lado de la prometiente compradora lo que se observa es que ella ha pagado la mayor parte del
precio y, a pesar de su rechazo, estuvo lista a pagar el saldo del precio puesto que propuso demanda de oferta de pago
por consignación (cdno. No. 3, fls. 13 a 16)” (fls. 222 y 223, cdno. 4).
En relación con la demanda de reconvención, que pretendía se ordenara a Construcciones C.M. Limitada a entregar el
inmueble prometido en venta, expresó que el contrato de promesa de compraventa genera una “obligación de hacer y no
de entregar, ni mucho menos de dar o transmitir un derecho”, razón por la cual si la prometiente compradora quería
obtener su cumplimiento debía acudir al trámite previsto en el artículo 501 del C. de P.C.
Concluyó, entonces, que ninguna de las dos acciones estaban llamadas a prosperar y revocó la decisión del a quo.
III. LA DEMANDA DE CASACION
Un solo cargo con fundamento en la causal primera de casación consagrada en el artículo 368 del Código de
Procedimiento Civil se formuló en contra de la sentencia. En él se acusó el fallo “de violar indirectamente por falta de
aplicación el artículo 1546 del Código Civil, por indebida aplicación de los artículos 1609, 1602, 1625, inciso 1 del mismo
código, todo como consecuencia de errores evidentes de hecho en la interpretación de la demanda y de las demás
3
pruebas que adelante puntualizo” (fls. 26 y 27, cdno. 6).
En procura de demostrar su acusación, el recurrente señaló que cuando el Tribunal concluyó “que no ha existido el mutuo
disenso tácito” se apoyó en la demanda; en su contestación; en el libelo de reconvención; en la comunicación que dirigió
la sociedad demandante a la demandada; en la oferta de pago por consignación y en la ausencia de paz y salvo de la
escritura, y al hacerlo incurrió “en protuberantes errores de hecho, al cercenarlos, restringiéndose el derecho y alcance
que ostentan”, porque, a su juicio, de los hechos de la demanda aparece “el cumplimiento de la prometiente vendedora
de sus deberes contractuales, y por la otra, un alejamiento ostensible de las obligaciones por parte de la prometiente
compradora, lo que hace nacer o cobrar vida a la condición resolutoria tácita” regulada en el artículo 1546 del Código
Civil, motivo por el cual resultaba claro que lo planteado no fue “un incumplimiento bilateral de donde surja nítidamente la
voluntad negativa de cumplir el contrato” (fl. 29, cdno. 6). En este sentido, agregó el recurrente, que “…no porque el actor
haya pedido anonadar el contrato por resiliación, por mutuo disenso tácito con apoyo en los artículos 1602 y 1625 inc. 1
del C.C, debió procederse de conformidad con este pedimento, puesto que al tenor del art. 305 del C. de P.C.”, la
sentencia también deberá estar en consonancia con los hechos aducidos en la demanda”, respecto de los cuales se erró
en su interpretación, alterándose el contenido objetivo del libelo (fls. 30 y 31, cdno. 6).
A juicio del recurrente, el Tribunal “inapreció” o “cercenó” la demanda de reconvención, la de pago por consignación y los
testimonios de Esperanza Ofilia Betancourt Mellizo, Silvio Antonio Mera, Ernesto Castillo Mosquera, Julio César Guetio
Rivera, José Nestor Tovar Valencia y José Francisco Benavides Martíne, quienes son “contestes en destacar el
cumplimiento de la sociedad demandante…y…el comportamiento contumaz y negligente de la prometiente compradora”,
sin que lo mismo se pueda predicar de las declaraciones recibidas a Manuel José Castrillón López, Heli Guillermo Franky
Rojas, Luis Fernando Ulloa Hurtado y María Piedad Castrillón de Ulloa, “porque…el cumplimiento del contrato se
enderezó por una vía no ortodoxa y ninguna influencia hubieran tenido en las resultas de la controversia"”(fls. 34 y 35,
cdno. 6).
Agregó el censor “que hubo una cascada de documentos mal apreciados” (fl. 35), lo que llevó al Tribunal a concluir que la
demandada estuvo presta a pagar el precio, pues de ello daba fe la oferta de pago por consignación, sin parar mientes en
que “la sola lectura del cuaderno No. 3”, le hubiera permitido al sentenciador colegir “que el aludido pago era
contraevidente con lo que las pruebas muestran”.
Remató la impugnación solicitando que se casara la sentencia, para que, en el fallo de reemplazo, se declarara la
“resolución del contrato…por la presencia de la condición resolutoria tácita del art. 1546 del C.C.” (fl. 36, cdno. 6).
CONSIDERACIONES
1. Es bien sabido que el recurso de casación, dado el acentuado carácter dispositivo que lo informa, es un recurso
extraordinario y estricto, toda vez que está encaminado a derruir la presunción de acierto y legalidad del fallo impugnado
por tal vía, lo que impone al recurrente cuando alega la causal primera prevista en el artículo 368 del C. de P.C. y
específicamente, la comisión de un error de hecho, la cabal demostración de la suposición, preterición o alteración del
medio probatorio señalado por el censor y que además tal yerro es manifiesto u ostensible y que conduce al
quebrantamiento de las normas sustanciales que regulan la situación controvertida en el juicio.
4
En efecto, esta Corporación ha precisado que “la prosperidad de un cargo por quebrantamiento de la ley sustancial,
derivado de error de hecho en la apreciación de una o varias pruebas, debe reunir los siguientes requisitos: “a) el yerro
ha de consistir en que el sentenciador hubiere supuesto prueba inexistente en los autos o ignorado la que sí existe en
ellos, o adulterado la objetividad de esa agregándole algo que le es extraño o cercenando su real contenido. b) La
conclusión de orden fáctico derivada del error debe ser contraevidente, vale decir, contraria a la realidad manifiestamente
establecida por las pruebas en cuestión y, c) de ocurrir esto último también es necesario que el yerro de apreciación
conduzca al quebranto de los preceptos sustanciales llamados a gobernar la verdadera situación sub lite. A falta de
cualquiera de los precitados requisitos, el fallo debe ser mantenido por la Corte” ( Se subraya; G.J. CXXX, pag. 152,
CCXXV, 37 y CCXXXIV, 200, y cas. civ. 30 de marzo de 2003, Exp. 7141 entre varias sentencias).
2. Siguiendo los criterios señalados en los fallos anteriores, en orden a resolver la acusación que se formuló contra la
sentencia del Tribunal, resulta conveniente memorar que en la demanda que le dio origen a este proceso, el demandante
solicitó que se declarara “la resiliación, por mutuo disenso tácito, con fundamento en los artículos 1602 y 1625 inciso
primero del Código Civil, del contrato de promesa de compraventa” suscrito entre las partes el 12 de septiembre de 1994,
argumentando que si bien había concurrido a la Notaría acordada a suscribir la escritura que perfeccionaría el contrato
prometido, carecía de prueba idónea para acreditar este hecho, por lo que no ejercitaba “la acción de resolución, con
indemnización de perjuicios, fundamentada en el artículo 1546” de dicha codificación, sino aquella otra, pues aceptaba
“que mi defendido pudo haber incumplido” (Se subraya; fls. 56, 58 y 59, cdno. 1).
Y al formular sus alegatos de conclusión, manifestó la demandante que “…insisto en las declaraciones solicitadas en la
demanda” y que “…el error del Gerente de Construcciones C.M. consistió en no haber solicitado la escritura de
comparecencia el 25 de enero en la Notaría que se había estipulado para el otorgamiento de la correspondiente escritura
pública. Y este error constituye el único incumplimiento de la Promitente Vendedora y como la Honorable Corte Suprema de Justicia
ha sido enfática en sostener que para adelantar la acción de cumplimiento, en este caso, se debía allegar la escritura pública de
comparecencia y mi poderdante no la solicitó nos tocó intentar la Acción de Resiliación por Mutuo Disenso Tácito” (fls. 160 y 163
cdno 1).
En consonancia con tales pedimentos y afirmaciones, el sentenciador de segundo grado consideró que, pese al
incumplimiento recíproco de las partes, “no ha existido el mutuo disenso”, ya que “en las partes no ha estado ese querer
o voluntad de disolver el contrato”; por el contrario, agregó, “todo indica que…han querido celebrar la venta prometida” (fl.
222, cdno. 1), lo que lo condujo en su fallo a “Negar la pretensión de resolución por mutuo disenso tácito formulada por la
sociedad Construcciones C.M. Ltda” (Se subraya; fl. 224)
3. Puestas de este modo las cosas, se advierte que el Tribunal no incurrió en el yerro que denuncia la censura en
relación con la apreciación de la demanda, por cuanto es palmario que la pretensión del actor –antes transcrita-,
inequívocamente, apuntaba a que se declarara la terminación del contrato por la figura del mutuo disenso tácito, y así fue
entendido por el Tribunal Superior de Popayán al desatar la litis, sin que sea posible alegar ahora que lo suplicado en el
libelo era la resolución del negocio jurídico por incumplimiento de la parte demandada.
No, la lectura de la demanda permite apreciar que ésta última pretensión no fue pedida por el actor en ninguno de los
cuatro numerales que conforman el petitum, en los que se solicitó la resiliación por mutuo disenso tácito del contrato, la
consecuente restitución del inmueble, la deducción de la suma de $ 12.294.000.oo y la condena en costas,
respectivamente. Y tal pretensión tampoco puede inferirse del libelo y, en consecuencia, es claro que al resolver el
conflicto sometido a su composición, el ad-quem no alteró la objetividad que fluye o aflora del mismo. Muy por el
contrario, con prescindencia de que haya o no acertado en su juicio, se ciñó a lo demandado, motivo por el cual sus
razonamientos gravitaron en torno a ello.
5
4. En cuanto tiene que ver con el yerro fáctico que según la censura, el Tribunal cometió respecto de otras pruebas, entre
las que mencionó el “pago por consignación impetrado” y los testimonios de “Esperanza Ofilia Betancourt Mellizo, Silvio
Antonio Mera, Ernesto Castillo Mosquera, Julio Cesar Guetio Rivera, José Nestor Tovar Valencia y José Francisco
Benavides Martínez”, el censor no demostró –como era menester- en que forma se había presentado el error denunciado
por parte de aquel, quedando el cargo limitado a una enunciación, huérfana de una diáfana y puntual demostración,
stricto sensu. En efecto, respecto de tales declaraciones, se limitó a afirmar la censura que “son contestes en destacar el
cumplimiento de la sociedad demandante de sus deberes contractuales, por un lado, y del otro el comportamiento
contumaz y negligente de la promitentes compradora, por lo que tanto la demanda de reconvención como el pago
infundado y todos estos testimonios también fueron inapreciados, o cercenados por parte del Tribunal” (fl. 34), sin
puntualizar, de manera precisa, que pasajes de tales pruebas fueron omitidos o cercenados por el Tribunal y que
trascendencia tuvo tal yerro en la decisión del sentenciador.
Como repetidamente lo ha precisado la Sala, la demostración de un error como el aquí alegado “…no se puede reducir a
la simple referencia de las pruebas que se estiman mal apreciadas, así se acompañe de una crítica razonada sobre la
tarea evaluativa que en torno a ellas hizo el fallador, siendo necesarios, por el contrario, “argumentos tan concluyentes
que la sola exposición del recurrente haga rodar por el piso la labor probatoria del Tribunal” (cas. civ. febrero 23 de 2000,
exp. 5371), propósito que no se alcanza contraponiendo “la interpretación que de las pruebas hace el censor con la que
hizo el Tribunal”, sino confrontando “la sentencia con el derecho objetivo y la violación patente del sentenciador”, de
suerte que para exhibir la evidencia y la trascendencia del error, se torna indispensable “cotejar lo expuesto en el fallo
con lo representado por la prueba, a fin de que de esa confrontación brote el desacierto del sentenciador, de manera
clara y evidente” (cas. civ. febrero 29 de 2000, Exp. 6184, reiterada en cas. civ. de 31 de marzo de 2001. Exp. 7141. El
subrayado no pertenece al texto original).
En consecuencia, el cargo no prospera.
DECISION
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley, NO CASA la sentencia del 19 de noviembre de 1998, proferida por la Sala Civil
Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Popayán, en el proceso ordinario adelantado por la SOCIEDAD
CONSTRUCCIONES C.M. LTDA., contra ESPERANZA CASTRILLON DE FRANKY.
Condénase en costas del recurso a la parte recurrente. Liquídense.
...
Cópiese, notifíquese y, oportunamente, devuélvase al Tribunal de origen.
PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA
6
MANUEL ISIDRO ARDILA VELÁSQUEZ
CARLOS IGNACIO JARAMILLO JARAMILLO
JOSÉ FERNANDO RAMIREZ GÓMEZ
( en comisión especial )
SILVIO FERNANDO TREJOS BUENO
CESAR JULIO VALENCIA COPETE
EDGARDO VILLAMIL PORTILLA
7
Descargar