Diego Simpértigue Limare Diego Simpértigue es egresado de la Universidad de Valparaíso, abogado, Ministro y Presidente de la I. Corte de Apelaciones de Concepción. Ha sido profesor en las Universidades de La Serena, Católica del Norte, sede Coquimbo, la República y de la Escuela de Formación Policial de Carabineros, Talcahuano. También, fue miembro del Tribunal Evaluador de Trabajos de Investigación de Master de Especialización en Derecho Penal de la Universidad de Sevilla para alumnos chilenos y formó parte del Consejo de la Academia Judicial de Chile. Actualmente es profesor de Derecho Procesal en la Universidad de las Américas y en programas de la Academia Judicial de Chile; y, además, es Director del Instituto de Estudios Judiciales y Director para Chile de la International Judicial Academy, con sede en Washington, EEUU. Ha realizado cursos de capacitación en Madrid y Barcelona, España, Washington y Seattle, EE.UU., Munich, Alemania y Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Armando Cartes Montory Armando Cartes es abogado, egresado de la Universidad de Concepción. Master of Laws por la Universidad de Houston; Especialista en Derecho Ambiental por la Universidad de Castilla-La Mancha; Magister en Historia por la Universidad de Concepción y doctor © en Historia por la Universidad Católica de Valparaíso. Es o ha sido profesor en las Universidades de Concepción, del Desarrollo, Católica de la Santísima Concepción y San Sebastián, en la cual fue Decano de la Facultad de Derecho. Actualmente, es profesor del Departamento de Administración Pública y Ciencia Política de la Universidad de Concepción y Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad San Sebastián. Es presidente de la Sociedad de Historia de Concepción y miembro titular del Tribunal Electoral de Concepción. Obtuvo en 2010 el Premio Ciencias Sociales de la Municipalidad de Concepción. Ps. 4 y 5: Plaza de Armas de Concepción, marzo de 1879. 6 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory 7 Los autores agradecen por sus contribuciones a este libro a Carmen Quintana B., Indra Yáñez F. y Dalila Ramirez S., encargadas de la Unidad de Asistencia Documental de la Corte de Apelaciones de Concepción; Alejandro Mihovilovic G., Director de la Biblioteca Municipal de Concepción; y Eduardo Brown Toledo, Administrador Concepción de la Corporación Administrativa del Poder Judicial. Corte de Apelaciones de Concepción. Memoria y Patrimonio © Diego Simpértigue L. Armando Cartes M. Diagramación Siegfried Obrist C. Impresión Trama Impresores S.A. Concepción, agosto de 2012. El presente libro se publicó con el auspicio de la Corporación Administrativa del Poder Judicial. Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Indice Acta de Instalación PRESENTACIÓN M e complace, en mi condición de Presidente de la Excma. Corte Suprema, presentar el libro Corte de Apelaciones de Concepción. Memoria y Patrimonio del distinguido magistrado Diego Simpértigue Limare y del destacado abogado e historiador Armando Cartes Montory. Esta publicación hace suyo el deseo del Poder Judicial de investigar su historia y darla a conocer a la sociedad. En este sentido, sigue la senda trazada por los Anales de la Judicatura, obra Bicentenario que el Tribunal que presido encargó a Bernardino Bravo Lira, Premio Nacional de Historia, 2010. En estas breves líneas quiero destacar los siguientes rasgos del libro en comento. En primer lugar, se trata de una historia del tribunal de alzada penquista, inserta en la historia de la ciudad de Concepción. No es sólo la historia de una Corte, sino la de ésta en relación con la comunidad local, lo que me parece loable. La capital de la Región del Biobío ha sido una ciudad fundamental en nuestra historia política y jurídica, y en ella han surgido insignes historiadores, como Fernando Campos Harriet, autor de una Historia de Concepción y de la célebre Historia Constitucional de Chile. Un segundo aspecto que merece ser realzado, es la continuidad con que se estudia la judicatura en Concepción, desde la instalación de la Real Audiencia, en el siglo XVI, hasta la creación de la Corte de Apelaciones en 1845, y su funcionamiento efectivo, a partir de 1849. En 1992 la Academia Chilena de la Historia, en conmemoración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, publicó los documentos para el estudio de dicha Real Audiencia, por lo que este libro viene a completar la historia judicial en tan importante ciudad. En tercer lugar, la obra de los señores Simpértigue y Cartes presenta los principales logros de la Corte de Apelaciones de Concepción en sus 163 años de existencia, a saber: el rol que desempeñó en la consolidación del dominio sobre la propiedad raíz en el sur del país; su vinculación con el mundo académico, primero a través de la Universidad de Concepción y luego, también, mediante otras casas de estudios superiores; la calidad de su jurisprudencia y de los ministros que han servido en ella, muchos de los cuales han integrado posteriormente el máximo tribunal de la República e incluso lo han presidido, como don Enrique Tapia Witting; y la labor desplegada para recobrar el normal funcionamiento de los tribunales de su jurisdicción, tras el terremoto del 27 de febrero de 2010. Tampoco puedo dejar de mencionar la variada iconografía de la obra, lo que aumenta su valor y estimula su lectura. Muchos otros elogios podrían hacerse de este libro, los que quedarán, sin duda, a juicio del lector. Sólo me resta felicitar a sus autores por tan relevante aporte a la historia jurídica de nuestro país, esperando que sirva de estímulo para que también se escriba la historia de otras Cortes de Apelaciones. Por último, felicito a la Iltma. Corte de Apelaciones de Concepción por su fecunda labor, esperando que siga contribuyendo, como lo ha hecho hasta ahora, al enriquecimiento de nuestra cultura jurídica. Rubén Ballesteros Cárcamo Presidente Excma. Corte Suprema E ste libro, escrito con mucho cariño y respeto por el Poder Judicial chileno y, especialmente, por la ciudad de Concepción, nos permite traer a la memoria colectiva los hechos judiciales trascendentes que se han vivido por las calles, plazas e inmuebles de esta ciudad. Concepción fue testigo del nacimiento de instituciones jurídicas importantes en la nación, tanto que ellas han trascendido y, aún hoy día es posible rescatar sus frutos. En efecto, la historia judicial en esta parte del mundo se comenzó a escribir en la colonia temprana, y los actuales juristas, jueces y abogados, continuadores de tradiciones de excelencia, son el mejor ejemplo de la madurez jurídica, que sólo puede otorgar el paso del tiempo e instituciones tan sólidas como la lltma. Corte de Apelaciones de Concepción, el Colegio de Abogados y la Universidad de Concepción. Lo anterior es preciso decirlo, porque es necesario reconocer la calidad profesional de los colegas abogados de la Región. A través de estas líneas, quiero invitarlos a recorrer la ciudad de Concepción antigua y la actual, a través de momentos que marcaron la historia regional y nacional. Cómo no rendirse ante una ciudad tan atractiva, por su belleza y por su historia. “La ciudad de Concepción, la gallarda, siempre ha sido y por siempre será la ciudad más importante del sur de Chile. Es la mas gallarda, ya que puesta de rodillas por guerras y destrucciones naturales se vuelve a levantar, aún más victoriosa y hermosa.” Es momento, también, de reconocer a la Corporación Administrativa del Poder Judicial, en especial a su Pdte., el Ministro y Pdte. de la Excma. Corte Suprema, don Rubén Ballesteros, por depositar su confianza en la realización de este proyecto. Diego Simpértigue Limare Presidente Iltma. Corte de Apelaciones de Concepción Plaza de Armas de Concepción, c. 1910. La Corte y la Justicia en Concepción C omo reflejo de la importancia histórica de la antigua provincia en que se asienta, la Corte de Apelaciones de Concepción ha sido cabeza, durante ya más de un siglo y medio, de un extenso territorio jurisdiccional. Su autoridad, ejercida con prudencia y buen criterio jurídico, ha permitido dar solución –normalmente- definitiva a miles de disputas. Ha contribuido, de esta forma, a la paz social y al progreso de la Región. Sus orígenes se remontan mucho más atrás en el tiempo; a los días en que Chile surgía como reino, bajo el influjo de la Corona española. La primera Real Audiencia, que concentraba el gobierno político, militar y judicial del reino, instalada en Penco en 1565, es su antecedente remoto. También lo es de la Corte Suprema de Justicia. A pesar de su corta vida, el común antepasado que representa dignifica la magistratura penquista. La ciudad de Concepción, como capital de la provincia, sede de la Intendencia y hoy del Gobierno Regional, ha acogido la actividad de la Corte y se ha beneficiado de ella. Cuando la ciudad se recomponía de los estragos de la Guerra a Muerte y del gran terremoto de 1835, llamado “La Ruina” e iniciaba un nuevo ciclo de desarrollo, surge la necesidad de instalar un tribunal superior. Así se resuelve en 1845, para La Serena y para esta ciudad, las capitales de las provincias del Norte y del Sur y que, en base a la riqueza minera la primera y al trigo la segunda, experimentaban un creciente progreso. La Corte se instala, efectivamente, en 1849, en circunstancias políticas bastante críticas, las que, sin embargo, no impidieron su regular funcionamiento. Al amparo e impulsados por el alto tribunal, se desarrollan los estudios jurídicos en la ciudad. Por muchos años, la judicatura y la enseñanza del Derecho, potenciadas recíprocamente, han sido dimensiones señeras de la profesión jurídica, que han prestigiado a Concepción. Durante los años venideros, ministros, fiscales, relatores y funcionarios han cumplido una labor abnegada, en aras de la misión de impartir justicia que impulsa a la Corte. Muchos de ellos han traido al tribunal la experiencia y la sabiduría acumulada en años de trabajo, en ésta o en otras jurisdicciones. Un número apreciable de ministros ha ocupado luego un sitial en la Corte Suprema, llegando incluso a presidirla. Actualmente, un ministro en ejercicio del primer tribunal de la República lo ha sido antes de la Corte de Concepción, circunstancia que enorgullece a esta Corte. A medida que la Corte de Apelaciones avanza hacia su bicentenario, se ha ido reuniendo un patrimonio intangible, compuesto de prácticas y tradiciones, de rigor jurídico, éticas y de laboriosidad. También se han acumulado objetos, muebles y, en especial, libros, que por décadas apoyaron la labor jurisdiccional y hoy, cuando ya no tienen un uso práctico, merecen ser reconocidos en su valor patrimonial. El mismo edificio que alberga la Corte, por su calidad arquitéctonica y su función simbólica, es en sí un espacio solemne. Ha acogido por muchas décadas la labor de jueces y abogados. Es tiempo de valorar su arquitectura y diseño, en la época en que, afortunadamente, ofrece finalmente las comodidades que requiere su digno empleo. mentos que acreditan la continuidad histórica, la noble tarea y el legado inmaterial que representan, para la judicatura y la Región, la memoria y el patrimonio de la Corte de Apelaciones de Concepción. La primera Real Audiencia El asentamiento hispano en el territorio del actual Chile, provocó de inmediato la necesidad de proveer a las necesidades judiciales de los vecinos. La autoridad recaía en el justicia mayor, de cuyas resoluciones podía apelarse para ante la Real Audiencia de Lima. Pedro de Valdivia y Francisco de Villagra, primeros gobernadores del reino, nombraron a oficiales de su confianza para encargarse de los negocios de la justicia. Pronto resultó evidente que hacía falta una autoridad mayor, para atender a tan delicada materia. Se levantaron voces para solicitar al monarca la creación de una audiencia en el Reino de Chile. Al principio se pensó en extender la jurisdicción de aquella establecida en Arequipa; otros propusieron que dependiera de la audiencia que funciona en Charcas. Las reiteradas quejas sobre el mal gobierno de Chile, no obstante, llevaron a resolver su instalación en su propio territorio. De esta forma, a principios de 1656, Felipe II decidió la creación de una audiencia en Chile, con asiento Traigamos a la vista, pues, los ele- en Concepción. Aunque no se conoce 18 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory el texto de la real cédula de erección, de los nombramientos de sus primeros oidores pueden desprenderse los motivos que justificaron su instalación. Señala, en efecto, la real provisión que contenía el nombramiento del oidor Egar Venegas: “Por cuanto Nos, deseando el bien y pro común de las nuestras Indias, y porque nuestros súbditos y naturales alcancen justicia, y los naturales de las dichas Indias sean instruidos y bien tratados como vasallos nuestros libres como lo son, habemos acordado de mandar proveer una nuestra audiencia y cancillería real en la ciudad de la Concepción de las provincias de Chile, en la cual haya tres oidores y un presidente…”1 nuestra, sino que todo lo que anduviera fuera della se meta dentro y haga cargo al dicho tesorero”2. Como se aprecia, se procuraba poner atajo a los abusos de los gobernadores, que amenazaban con perder a Chile, cuidar la real hacienda y proteger a los súbditos, en especial a los indígenas. Los nombramientos de oidores recayeron en los licenciados Egon Venegas, en calidad de decano; Juan Torres de Vera y Aragón y Gabriel Serra y Ronquillo. Presidente de la audiencia fue designado el doctor Melchor Bravo de Saravia, oidor de la audiencia de Lima. La fiscalía debía servirla el licenciado Álvaro García de Navia y Estrada. También integraban el alto tribunal un alguacil mayor, un relator y un portero. Otra providencia ordenaba a un oidor, que “llegado que seais a la dicha provincia de Chile, tomeis a los nuestros oficiales de dicha provincia …para dar cuenta de nuestra hacienda… y hareis que se tenga mucho cuidado de que no ande fuera de la Real Caja ningún, oro ni plata, ni hacienda 1 Academia Chilena de la Historia, Real Audiencia de Concepción 1565-1573, Talleres Gráficos de la Editorial Universitaria, Santiago, 1992, ps. 201-202. Volumen que contiene la transcripción de las actas. Los oidores se embarcaron a fines de 1565 hacia sus nuevos destinos. En la ruta falleció el oidor Gabriel Serra. Pasaron por Lima y recién en junio de 1567 llegaban a La Serena y al mes siguiente a Valparaíso. Allí fueron visitados por todos los nobles de Santiago, según cuenta el cronista Góngora y Marmolejo, “dándoles el parabien de 2 Idem, p. 84. Penco visto desde el mar, en 1712. Dibujo del ingeniero francés Amadeo Frezier. 19 Edificio del Cabildo de Concepción, frente a la plaza de Penco. su venida y festejándoles cuanto me- llegando que sea el dicho sello a la dicha provincia de Chile antes que entre en la dicha ciudad de la Concepción de salir vosotros y la justicia y regimiento de la dicha ciudad un buen trecho fuera de ella a recibir el dicho sello, y desde donde estuviera hasta la dicha ciudad vaya encima de una mula o de un caballo bien aderezado, y vos el presidente lo llevad en las mano con toda la veneración que se requiere, según y como se acostumbra hacer en las audiencias reales de estos reinos...”4 jor pudieron”. Les rogaron que fueran a aquella ciudad, pero los oidores no lo quisieron hacer, “diciendo no traían orden para pasar en pueblo alguno, si no era la Concepción, donde el rey les mandaba asentar su Audiencia”3. Se embarcaron, pues, rumbo a Talcahuano, para finalmente entrar a la Concepción de Penco el primero de agosto de 1567. A la semana siguiente, recibieron las varas de la real justicia e hicieron el juramento de estilo, con toda la solemnidad requerida. Especial gala y fausto se observó en la recepción del real sello, pues representaba a la persona del Monarca. Una real cédula señalaba el ceremonial a seguir: “Yo vos mando que tengais cuidado 3 Góngora Marmolejo, Alonso de, Historia de todas las cosas que han acaecido en el Reino de Chile y de los que lo han gobernado (1536-1575), Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago, 1990, p. 155. 20 Recién en julio de 1568 llegaron el presidente y los demás funcionarios, completándose el tribunal. Se instaló en Penco, en la Casa de Audiencia, en que habitaban también los oidores y el sello real. A su costado, debía situarse la cárcel con su alcaide, lo que no se cumplió, generando un capítulo en el juicio de residencia de los oidores. La sala de audiencia se componía de 4 Academia, op. cit., p. 87. Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory sin embargo, asilándose en una frase de una real cédula, que les encomendaba el gobierno y la justicia del distrito, se opusieron al gobernador y a sus resoluciones. El alboroto que se produjo, sumado a las peleas con el fiscal y entre los propios oidores, fue causa de la posterior supresión del tribunal5. un estrado sobre el cual se sentaban los oidores, separado por una reja de los asientos de abogados y demás oficiales. Estaba ricamente adornado con doseles de terciopelo carmesí y almohadas. Contaba con una sala lateral para capilla, con sus adornos y ornamentos comprados en Lima. El terremoto que asoló la ciudad en febrero de 1570 dañó gravemente las casas de la Audiencia, obligando a su traslado. En el primer tiempo, la Audiencia era también gobernadora, adoptando decisiones propias del gobierno político y la guerra, tales como la designación de generales para la guerra de Arauco, como el mismo Martín Ruiz de Gamboa. En 1568, su presidente Melchor Bravo de Saravia fue designado gobernador y capitán general del reino, pasando a ejercer privativamente estas funciones. Los demás oidores, 21 La misión de la Audiencia era mantener al pueblo, en nombre del monarca, en justicia y en paz. La primera, en todo caso, debe entenderse en sentido amplio, no restringido a los conflictos entre partes, sino a la manera medioeval, esto es, que consistía en obrar de manera preventiva y represiva, para dar a cada uno lo suyo: la concepción judicial del gobierno, representada por la imagen del rey justiciero. Significaba hacer justicia a los intereses del monarca y de los vasallos, en especial de los más débiles, los indígenas; defender el Real Patronato y cuidar la Hacienda Real6. La incapacidad de la audiencia para poner término a la guerra y los conflictos entre los oidores, sumados a las quejas de los vecinos, determinaron su temprana supresión. En un país no pacificado era inoficioso un gobierno colegiado, entregado a oficiales letrados. En carta al rey, Lorenzo Bernal del Mercado lo planteó así: “quitar la 5 Barrientos, Javier, “La Real Audiencia de Concepción (15651575)”, Revista de Estudios Histórico-Jurídicos XV, Valparaíso, Chile, 1992-1993, p. 145. 6 Idem, p. 147. Melchor Bravo de Saravia, Gobernador de Chile y Presidente de la Real Audiencia de Concepción. Real Audiencia de este reino porque en tierra de guerra no hace fruto”. Finalmente, el rey oyó estos clamores y razones y, por real cédula de 26 de agosto de 1573, ordenó eliminar el tribunal. Comunicaba, al mismo tiempo, la designación del capitán Rodrigo de Quiroga como gobernador y capitán general del reino7. La audiencia siguió funcionando hasta junio de 1575, luego de lo cual el presidente y oidores fueron residenciados, es decir, examinada su conducta, como era costumbre con los altos oficiales. Tal fue la corta vida de la Real Audiencia establecida en Concepción. Debía cumplir el papel de pacificadora de una vasta región de la colonia y poner término, de una vez por todas, a la larga guerra de Arauco. No pudo lograrlo, aun cuando, en su defensa, 7 Cfr., Campos Harriet, Fernando, “La Real Audiencia en Concepción”, Atenea N° 465-466, 1992. pp. 151-156; Mazzei, Leonardo, “La Primera Audiencia de Chile: Concepción (1567-1575)”, en Instituciones y funcionarios en Chile Colonial, Juan Guillermo Muñoz Correa (editor), Serie Nuevo Mundo: Cinco siglos, nº 7, Santiago, 1992. Ruinas de Concepción, tras el terremoto de 20 de febrero de 1835. Grabado de Wickham. 22 digamos que nadie podría hacerlo por un siglo. Ya en la República, en cambio, cuando la frontera ya estaba pacificada y dictadas las primeras leyes colonizadoras destinadas a atraer inmigrantes a las provincias australes, se hacía necesaria la creación de una autoridad judicial superior, que facilitara los procedimientos judiciales, dando mayor seguridad al comercio y a las transacciones sobre tierras. Así nació la Corte de Apelaciones de Concepción, motivada por el mismo anhelo de seguridad y de progreso. Mientras la primera fracasó lamentablemente, sin embargo, víctima de las circunstancias, “la segunda, escribió Alfonso Urrejola en 1946, entregada a su verdadero rol de administrar justicia, lo ha hecho por un siglo con elevación, rectitud y competencia”8. 8 Urrejola Arrau, Alfonso, “Concepción, sede de la primera Real Audiencia”, Revista de Derecho, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción y del H. Consejo Provincial del Colegio de Abogados de Chile, año XIV, enero-marzo de 1946, N° 55, p. 43. Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Concepción a mediados del siglo XIX La ciudad de Concepción, epicentro de las guerras de Independencia y de la cruel “Guerra a Muerte” que le siguiera, sufrió una gran destrucción. Cuando ya resurgía, una nueva calamidad, impuesta esta vez por la naturaleza, la ponía otra vez a prueba: el terremoto y maremoto del 20 de febrero de 1835, llamado La Ruina. La destrucción de la ciudad fue total. Talcahuano, por su parte, embestido, además, por tres olas gigantescas, no tuvo mejor suerte. Para 1845, cuando Ignacio Domeyko la visitara, Concepción todavía presentaba una mal aspecto. “Muchas casas sin tejados, las murallas agrietadas. La plaza mayor desierta, poblada a trechos de maleza, los montones de piedra y ladrillos señalan donde estaban los palacios y los comercios de lujo. Donde estuvo la Catedral, losas dispersas de piedra labrada, fragmentos de viejas murallas, restos de torres y de anchos zócalos...”9 En los años siguientes, impulsado por la actividad molinera y el comercio del trigo y la harina, que se exportara abundantemente, comenzó a levantarse una ciudad de edificios majestuosos, pero que no perdía, sin embargo, sus aires pueblerinos. El avance hacia el sur de la frontera agrícola favoreció la incorporación de nuevos terrenos a la agricultura y a la ganadería; la minería 9 Domeyko, Ignacio, Mis viajes, Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago, 1978, tomo II, ps. 631 y 632. 23 vivía un fuerte auge con las explotaciones carboníferas de Talcahuano y Lirquén y, luego, de Coronel y Lota. Si bien, en el plano económico, la provincia experimentó un acelerado desarrollo, paralelamente vio desvanecerse su secular preeminencia políticomilitar, proceso que tiene a la Revolución de 1851 como punto culminante. Por otra parte, el relativo aislamiento físico de la ciudad, la carencia de caminos adecuados y de información oportuna la habían desconectado parcialmente de la política nacional. “Derrotada en Loncomilla –dice Campos Harriet – acaba su preponderancia política rectora en el gobierno de la República. Perdida ya su magna trayectoria histórica, Concepción inicia una etapa de aislado recogimiento y de formación local y regional”10. Al abatimiento de aquella hora lo sigue un proceso de emigración de familias penquistas hacia Santiago, como ya ocurriera durante la independencia y luego del gran terremoto de 1835. A la luz de tales eventos, la ciudad se concentra sobre sí misma, iniciando un período de sostenido crecimiento, estimulado por el auge de la actividad productiva. A mediados del siglo, la población de la provincia era predominantemente rural. La ciudad de Concepción, tenía unos 10 mil habitantes. Debido a la baja densidad poblacional y a su clima 10 Campos Harriet, Fernando, Historia de Concepción 1550-1970, Editorial Universitaria, Santiago, 1982, tercera edición, ps. 210 y 215. Antiguo edificio de la Intendencia de Concepción, situado en calle Aníbal Pinto, esquina de O’Higgins. saludable, aunque húmedo y lluvioso, no sufría aún los graves problemas sanitarios que, a fines de siglo, harían estragos en su población. En 1856 don Rafael Sotomayor y Baeza, Intendente de la Provincia, en memoria presentada a la Municipalidad, nos describía así la ciudad: “La población estaba dividida en 146 manzanas de ciento treinta y cuatro varas por cada costado y sus calles que las cortan en ángulo recto tienen 16 varas de ancho…. El cerro Caracol, el Bío-Bío, el cerro pajonales de Chepe, la Laguna de los Negros y de las Tres Pascualas, los cerros de la Toma (actual Barrio Universitario) circundan su área, que no baja de doscientos ochenta cuadras cuadradas. Sólo había nueve casas de dos pisos y la mayor parte de las habitaciones son de ladrillos construidas con gusto y decencia”11. Los edificios públicos comenzaban ya a levantarse. Promediando el siglo 11 Sotomayor y Baeza, Rafael, Memoria de Intendencia, Concepción, 1856. 24 XIX, Concepción viviría un intenso proceso de renovación urbana. Bajo la dirección de don Pascual Binimelis, el gran director de Obras Municipales penquista, se levantaron los edificios de la Intendencia (1853) y de los Tribunales, que cobijó a la Corte de Apelaciones. En 1856 se instala el Hospital de Hombres, en su antiguo edificio de la calle Cochrane, el Liceo de Hombres se reconstruye en 1852 y en 1858 el Liceo de Concepción sucede al antiguo Instituto Literario; la Cárcel se reconstruye en 1865. En 1855, merced a las gestiones del Obispo don José Hipólito Salas, se reabre el viejo Seminario de Concepción. Durante su largo gobierno de la diócesis, que se prolongó desde 1854 a 1883, es consagrada la Catedral (1867), y son reedificados los templos de San José (1855) y San Agustín (1863). Estos edificios serían arrasados, nuevamente, por el terremoto de 1939. La vida de la ciudad giraba en torno a la Plaza de Armas, que ya desde 1856 contaba con su hermosa columna Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory y pileta. Un escritor anónimo describe A mediados de siglo, el catolicismo así aquel tiempo: dominaba aún sin contrapesos; en la educación y en las costumbres los pen“El movimiento comercial de aquequistas se mantenían fieles a la fe de lla época era algo reducido y sin bulla. sus antepasados. No obstante, las nueA las nueve de la noche, y a más tardar vas ideas, estimuladas por la cercanía a las diez en verano, las tiendas comendel puerto y su comercio directo con zaban a cerrar sus puertas y a las diez Europa, comenzaban a abrirse paso. u once de la noche reinaba un silencio Domeyko alcanzaría a percibirlo: “Los sepulcral. La ciudad, iluminada con famás jóvenes ya alardean de ateos, y roles de pésima parafina, presentaba un otros de indiferencia en materia reliaspecto triste, y el silencio de la noche giosa. Sólo el pueblo, la pequeña burera interrumpido sólo por el pito de unos guesía y la clase artesanal conservan la 12 pocos serenos…” . fe gracias a la influencia del clero. 12 Ossa, Ferrato y Contardo, Concepción en el Centenario Nacional, Litografía e Imprenta Soulodre, Concepción, 1910, p..55. Plaza de Armas de Concepción, en 1888, por Charles Wiener. 25 Las mujeres –puede decirse-montan la guardia de conventos e iglesias. Muchas costumbres y ritos religiosos se conservan puertas adentro”13. El liberalismo político, asimismo, a partir de la revolución de 1851, había ido adquiriendo gran fuerza, que se extendía a otros ámbitos de la vida social. Así Concepción, señala Campos Harriet, “perdida ya para siempre su trascendencia en el gobierno de la República, abraza el estandarte centellante del más puro liberalismo opositor”14. El liberalismo modificó también las costumbres, lo que se manifiesta en la organización de la vida social en clubes y en el incremento que experimentan las actividades sociales. 13 14 Domeyko, Ignacio, op. cit., p. 636. Don Lisandro Martínez recuerda que, cuando él era hombre de salón, “los jóvenes penquistas no tenían para pasar una noche agradable sino elegir a dónde ir a tomar el té…. En los salones se hacía tertulia, se tocaba el piano y se bailaba… después vinieron los clubes a arrebatarles a las familias las horas que los hombres les dedicaban”15. Entre éstos, el Club Concepción, fundado en 1867, hasta el día de hoy ocupa un destacado lugar. El periodismo, acicateado por los acontecimientos políticos, experimentó un gran auge, dando lugar a numerosas publicaciones, generalmente de vida efímera. Entre ellas ocupan un lugar importante “El Faro del Bíobío”, el 15 Recuerdos del Pasado” (entrevista a don Lisandro Martínez R.), en Concepción en el Centenario Nacional, op. cit., ps. 152 y 153. Campos H., Fernando, op. cit., p. 211. Plano de Concepción confeccionado por Pascual Binimelis, en 1865. 26 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Miguel Zañartu Santa María (1786-1851), Primer Regente de la Corte de Apelaciones de Concepción. primer órgano de prensa local (1833); “El Telégrafo”, (1842); “La Patria”, (1845); “La Reforma”; “La Unión” y el “Boletín del Sur”, publicados con ocasión de la revolución crucista. En esta ciudad, que lentamente abandona su carácter rural para entrar de lleno en la modernidad, el primero de septiembre de 1849 inaugura efectivamente su actividad la Corte de Apelaciones de Concepción. La instalación de la Corte de Apelaciones La Real Audiencia, suprimida en Concepción en 1575, fue repuesta en Santiago a partir de 1609, con cuatro Oidores, un Fiscal, un Protector de Indígenas y su Presidente, el gobernador Alonso de Ribera. Funcionó por casi dos siglos exactos, hasta que la Primera Junta Nacional de Gobierno la suprimiera, en abril de 1811, luego del llamado “Motín de Figueroa”, acusándola de conspirar junto al grupo realista. Fue sustituida por el Supremo Tribunal Judiciario, de breve existencia, que es el precedente inmediato de la actual Corte Suprema16. Esta se establece a partir de 1823, sin perjuicio de cambios de denominación y ampliaciones sucesivas de sus atribuciones. patriota y jurisconsulto Manuel Vásquez de Novoa, como primer magistrado con ese título en la ciudad17. A partir de la organización de la República, bajo la Carta de 1833, el país comienza un ciclo de desarrollo político y económico relativamente estable. La administración de justicia no satisfacía los requerimientos del pujante sur ni del norte, en razón de la alta carga de trabajo de la Corte de Apelaciones de Santiago y la dispersión geográfica del país. La falta de medios de comunicación y el lamentable estado de los caminos, hacía materialmente imposible otorgar un buen servicio a En Concepción, sólo a partir de los lugares apartados, en lo referente a 1824 puede estimarse constituido el la segunda instancia. Poder Judicial, con la designación, el En atención a estas consideracio28 de junio de ese año, del destacado 17 Oliver Schneider, Carlos y Zapatta Silva, Francisco, El libro de Oro de Concepción, Litografía e Imprenta “Concepción”, Concepción, 1950, p. 246. 16 Corte Suprema de Justicia. Conmemoración 180 años, 18232003, Santiago, 2003, ps. 2-7. 27 José María de la Cruz (1799-1875), Intendente de Concepción en 1849, quien presidió la ceremonia de instalación de la Corte de Apelaciones. 28 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory nes, por ley de 26 de Noviembre de 1845, fueron creadas dos nuevas Cortes de Apelaciones, en La Serena y en Concepción, ciudades situadas en esa época en los confines norte y sur, del “Chile histórico o tradicional”, ya que el país llegaba sólo hasta el desierto de Atacama por el norte, y por el lado sur, si bien había poblamiento en Valdivia y Chiloé y soberanía sobre Magallanes, la Araucanía representaba una discontinuidad geográfica y administrativa. No existían allí, todavía, jueces, gobernadores o policías, es decir, la administración estatal era prácticamente inexistente. La llamada “Frontera”, sin embargo, comenzaba a requerir, en virtud de los procesos de inmigración europea y la expansión posterior de los terrenos agrícolas, de mayor presencia jursidiccional. Según las normas de la época, las Cortes de Apelaciones se componían de varios miembros o ministros y eran presididas por uno de ellos, con el título de Regente y que desempeñaba sus funciones mientras perteneciera al tribunal. Debieron pasar cuatro años antes que la Corte penquista finalmente se instalara. Por decreto de siete de julio de 1849, el Gobierno ordenó la instalación del tribunal, con las solemnidades del caso. Los primeros ministros de la Corte fueron Miguel José de Zañartu, como Regente; José Miguel Barriga, Domingo Ocampo y Ambrosio Andonaegui, como ministros. Cumpliendo lo dispuesto en el de29 creto de instalación, las autoridades de la ciudad se reunieron en la casa particular del Regente señor Zañartu, el 1° de septiembre de 1849, presididas por el Intendente de la Provincia General José María de la Cruz y procedieron a la instalación solemne de la Corte de Apelaciones. La jurisdicción fijada a la Corte de Concepción, por la ley que la estableció, comprendía el territorio limitado por el río Maule al norte, hasta la provincia de Chiloé, inclusive; pero la misma ley disponía que esta última provincia quedaría sujeta a la jurisdicción de la Corte de Apelaciones de Santiago, mientras el Presidente de la República lo estimase conveniente18. Continuas leyes posteriores a 1845, fueron disminuyendo el territorio jurisdiccional de la Corte. Así, la de fecha 28 de julio de 1888, que creó la Corte de Apelaciones de Talca, entregó a este tribunal las provincias de Talca, Linares, Maule y Ñuble. La ley de 14 de julio de 1891, creó la Corte de Apelaciones de Valdivia, pero no tuvo aplicación, pues fue promulgada por el Gobierno del Presidente Balmaceda, en los días de la guerra civil. Debieron pasar 15 años hasta su establecimiento definitivo, con el territorio jurisdiccional de las Provincias de Cautín, Valdivia, Llanquihue y Chiloé, reduciéndose nuevamente la jurisdic18 Bianchi V., Humberto y Bianchi H., Juan, “Centenario de la Corte de Apelaciones de Concepción”, Revista de Derecho, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción y del H. Consejo Provincial del Colegio de Abogados de Chile, año XIV, enero-marzo de 1946, N° 55, p. 34. Domingo Ocampo Herrera, Tercer Ministro de la Corte de Apelaciones. José Miguel Barriga, Segundo Ministro de la Corte de Apelaciones. ción del tribunal de Apelaciones de Concepción19. El decreto-ley 555, de setiembre de 1925, creó la Corte de Apelaciones de Temuco, fijándole como territorio jurisdiccional las provincias de Malleco y Cautín. El mismo cuerpo legal devolvió a la Corte penquista la provincia de Ñuble, pero fue sólo por una década. La creación de la Corte de Apelaciones de Chillán significó asignarle jurisdicción sobre la provincia de Ñuble20. Federico Novoa S., Ministro desde 1885 a 1891. En la actualidad, por las leyes 5.145, 5.203 y 5.867, la Corte de Apelaciones de Concepción, ejerce jurisdicción sobre tres provincias: Concepción, Bío-Bío y Arauco, dependiendo de ella 44 Tribunales, los que se encuentran en las ciudades de Concepción, Talcahuano, Los Ángeles, Cañete, Cabrero, Santa Bárbara, Mulchén, Nacimiento, Laja, Florida, Tomé, Santa Juana, Lota, Coronel, Lebu, Arauco, Curanilahue, Yumbel, San Pedro de la Paz y Chiguayante, y conocen de materias civiles, criminales, laborales y de familia. Cabe destacar que es la jurisdicción que más juzgados mixtos tiene en el país. Señalamos que la Corte se inició con cuatro ministros. Posteriormente, la Ley Orgánica de Tribunales de 1875, aumentó el número en una plaza más, la que sólo fue llenada en 1881, desig- Carlos Alfredo Novoa, Ministro desde 1917 a 1921. 19 20 Ley N°1.851, de 14 de Febrero de 1906. Ley Nº 5.867, de 18 de Agosto de 1936. 30 nándose para ocuparla al señor Pedro Matus. El continuo incremento de los asuntos sometidos al conocimiento del tribunal, obligó a aumentar el número de sus componentes a 8, en 1892, permitiendo la división del tribunal en dos salas. Las nuevas plazas se designaron a los señores Exequiel Figueroa Lagos, Emiliano Fuentes del Río y Juan Arístides Ojeda. La ley 3.067, de 3 de Marzo de 1916, redujo el número de ministros a siete, disponiendo que la supresión se hiciera efectiva en la primera vacante que se produjese, lo que ocurrió al año siguiente. Por largos años, la Corte funcionó con este reducido número de ministros. Éste fue aumentando progresivamente hasta llegar al actual de 19, con la creación de la sexta sala, con tres nuevos ministros, cuyos nombramientos se hicieron a principio de 2012, la que debe conocer en forma exclusiva los asuntos tributarios. Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory El sistema de regentes se prolonga hasta la dictación de la Ley Orgánica de Tribunales, de octubre de 1875, que estableció la presidencia rotativa de todos sus miembros. El primer regente, según señalamos, fue don Miguel José Zañartu, destacado penquista, primer Ministro del Interior y de Relaciones Exteriores de Chile. Estudió en el Seminario de Concepción y se graduó de abogado en Lima. Cercano al Libertador O’Higgins, fue uno de los redactores de la Declaración de Independencia de Chile. Fue diputado por Los Ángeles y luego por Chillán y San Carlos en 1846, integrando las Comisiones permanentes de Constitución y Legislación. Perteneció a la Facultad de Leyes de la Universidad de Chile. Fue condecorado con la Legión al Mérito por el gobierno de Manuel Bulnes. Sirvió el cargo de Regente hasta su fallecimiento, ocurrido el 5 de octubre de 185121. 21 Sobre su vida, cfr., Amunátegui Solar, Domingo, Don Miguel José de Zañartu y Santa María, Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago, 1944. Lo reemplazó don José Miguel Barriga, quien lo desempeñó muy poco tiempo, algo más de un año, por haber pasado a la Corte de Apelaciones de Santiago. Fue designado regente, entonces, don Waldo Silva, quien sirvió efectivamente este cargo hasta el 18 de septiembre de 1856, pero lo retuvo hasta el 19 de Agosto de 1859, fecha en que presentó su renuncia. Lo siguió don Carlos Risopatrón, quien lo desempeñó hasta su muerte, ocurrida en septiembre de 1890, pues la Ley Orgánica de Tribunales mantuvo a los regentes que existían a la fecha de su promulgación, hasta que dejaran sus cargos. El lugar de funcionamiento del Tribunal La Corte inaugura sus actividades un 6 de septiembre de 1849, en la casa habitación de su primer regente, don Miguel José de Zañartu y allí funcionará durante algún tiempo. Ocupó luego otros locales provisorios, hasta Edificio de los Tribunales de Concepción, c. 1870. 31 La Corte en 1957. De pie, de izquierda a derecha, Enrique Paillás (Relator), Pedro Parra Nova (Ministro), Isidoro Vásquez Hernández (Ministro), Raúl de Goyeneche Petit (Ministro), Raúl Fuentealba Ortiz (Fiscal) y Horacio Iturra Pacheco (Relator). Sentados, de izquierda a derecha, Rolando Peña López (Ministro), José Matas Climent (Ministro), René López Vargas (Ministro), Francisco Espejo Cortés (Ministro) y Julio Salas Quezada (Ministro). ción para que continuara prestando los mismos servicios anteriores”, de manera que no se justificaba la resolución que adoptó el Gobierno de demolerlo, para edificar otro nuevo22. El Archivo, añade, no había sufrido deterioros. que, a mediados de la década siguiente, se instalara en un edificio definitivo, de elegantes líneas neoclásicas, construido especialmente para los tribunales y ubicado en la calle de Aníbal Pinto frente a la Plaza de Armas. En él funcionaron con comodidad y con la dignidad necesaria a su tarea, el alto tribunal y los Juzgados de primera instancia. Contaba el Palacio con un espléndido local para Archivo Judicial, de fierro y concreto, que custodiaba los expedientes y registros notariales, sin temor a terremotos ni incendios. En los años treinta, se había ampliado hacia la izquierda, en el sector colindante con el antiguo edificio consistorial, para albergar el funcionamiento del Segundo Juzgado. Por desgracia, el edificio resultó muy dañado con el terremoto de enero de 1939, lo que determinó finalmente su demolición. Como ha ocurrido en otras ocasiones, para muchos no resultaba necesaria su destrucción, pues podía repararse. “Con poco dinero -escribían Juan y Humberto Bianchi, en 1946- podría haberse reparado lo destruido y haber habilitado la construc- Es probable que la autoridad hubiese tenido en mente trasladar la Intendencia al solar que hasta entonces ocupaba la Corte. Ya se contemplaba la construcción de la Plaza de los Tribunales, en su actual ubicación. Esta permitiría levantar un edificio amplio, de líneas modernistas, que conectara, a través de sus altos arcos, la futura Diagonal con el centro de la ciudad, a través de la calle Barros Arana, la principal arteria comercial del centro penquista. La expropiación de los inmuebles necesarios para concretar el proyecto, que abarcaba una manzana completa, sin embargo, las dificultades financieras, constructivas y de todo orden, retrasaron bastante la obra. La Corte fue llevada a una casa construida para escuela primaria, “con muy escasa o ninguna comodidad para una Corte de Justicia”; los juzgados quedaron aún peor instalados23. Durante casi una década, después del trágico terremoto del 24 de enero de 1939, ni la Corte ni los Juzgados tuvieron un local adecuado donde funcionar. 22 23 Bianchi, op. cit., p. 41. Sin autor, El Libro de la provincia de Concepción, Talleres Gráficos de El Imparcial, Santiago, 1944, p. 135. 32 Antiguos Ministros y Oficiales de la Corte Emilio Martínez Rioseco Alberto Seguel López Víctor Manuel Rioseco Cruzat Nació en Concepción el 8 de abril de 1854. Hizo sus estudios en el liceo de Concepción y los continuó en la Universidad, recibiéndose de abogado el 14 de julio de 1881. Fue el primer Secretario de la Corte de Apelaciones de Iquique en 1881 y después, en 1891, fue nombrado Archivero General del departamento de Tarapacá. En 1909 fue nombrado Fiscal de la Corte de Apelaciones de Concepción. Jubiló en 1922 con 40 años de servicio. Nació en Valparaíso en 1864. Fue hijo del ilustre Comandante del Regimiento Concepción en las batallas de Chorrillo y Miraflores, don José Seguel, y de doña Balbina López. Hizo sus estudios en Valparaíso y Concepción, recibiéndose de Abogado en 1884. En febrero de 1892 fue nombrado Juez de Collipulli. En 1925 se le nombró Ministro de la Corte de Concepción, de la cual fue Presidente en 1930. Nació en Concepción en 1866. Hizo sus estudios en Concepción y se recibió de Abogado en octubre de 1891. Ejerció su profesión en Concepción. Fue profesor de Derecho en la sección Universitaria de Concepción. Ocupó los cargos de Secretario de la Intendencia de Concepción, Intendente en carácter interino y Municipal del departamento de Concepción. Desde 1926 y hasta 1930 fue abogado integrante de la Corte de Concepción, puesto que desempeñara anteriormente. Esteban Iturra del Pino Oscar Rioseco Cruzat Abraham Melo Peña Nació en el departamento de Puchacay, en 1866. Es hijo de don José María Iturra y de doña Benita del Pino. Hizo sus estudios en el Seminario de Concepción, para continuar estudiando leyes, y se recibió en 1889. Su memoria versó sobre el “Juicio Ejecutivo”. Ejerció su profesión en Concepción. Fue, en 1892, relator de la Corte de Concepción y en 1906 promotor fiscal, hasta 1923. Hacia 1930 es elegido Presidente del Colegio de Abogados. Fue profesor de Derecho Civil durante 15 años del Liceo de Concepción. Nació en Concepción en 1867. Hizo sus estudios en el Liceo de Concepción. Se recibió de abogado en 1891. Fue Secretario del Primer Juzgado de Concepción, puesto al que renunció para ejercer su profesión. Fue también Ministro integrante de la Corte de Concepción en varios períodos. Nació en Yumbel en 1872. Hizo sus estudios en el Liceo de Concepción. Se recibió de abogado en 1896. Fue profesor de Castellano, Filosofía y de Derecho Internacional en los cursos de Humanidades y Leyes del Liceo de Concepción. Fue Intendente suplente de Concepción y promotor Fiscal. Hacia 1930 es nombrado Fiscal de la Corte de Apelaciones. 33 La Corte en 1969. Ministros Héctor Roncagliolo Dosque, Pedro Parra Nova, Raúl de Goyeneche Petit, Guillermo Novoa Justrow, José Canovas Robles, Enrique Broghamer Albornoz y Tomas Chávez Chávez. La situación comenzaría a resol- laciones, Emilio Poblete. Todo esto suverse en octubre del año 1948. El día cedía, según reza la elegante acta que 6 de aquel mes, exactamente al medio- cuelga en un muro de las oficinas de día, en una acción muy acorde a los la Presidencia de la Corte, en la “Muy tiempos de reconstrucción que todavía noble, tradicional y progresista ciudad se vivían, “se echó la primera palada de de Concepción”. concreto” a la obra del nuevo edificio. Le correspondió hacerlo al abogado Ernesto Merino Segura, Ministro de Obras Públicas del Presidente Gabriel González Videla, siendo seguido por el Intendente Subrogante de la Provincia Víctor Bahamonde Hope, quien, coincidentemente, era también Presidente del Colegio de Abogados de la ciudad y por el Presidente de la Corte de Ape- Edificio del Liceo de Hombres de Concepción, levantado en 1915. 34 La construcción, que fue proyectada por el arquitecto Orlando Torrealba Duque, de la Dirección General de Obras Públicas, y ejecutada por el contratista Raúl Varela y Cía., tardó muchos años en completarse. Con los años, fue sufriendo deterioros, que dificultaban la provisión de la funcionalidad y las comodidades necesarias. Requería ser modernizado y adaptado Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Edificio de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción, terminado en 1938. a las nuevas tecnologías y a las reformas procesales, a fin de cumplir mejor su función. La situación se hizo más grave con ocasión del terremoto de febrero de 2010, que causó bastantes daños en los inmuebles de la jurisdicción. La misma Corte, de manera temporal, debió, primero, funcionar en las instalaciones de la Asociación de Empleados del Poder Judicial, ubicada en la esquina de calles Angol con O’Higgins y después en el Tribunal Electoral de Concepción, en Castellón 341, mientras se realizaban las reparaciones más urgentes. Actualmente, ha sido renovado en términos funcionales, estéticos y tecnológicos, en términos que dignifican su noble misión y le permiten ofrecer un mejor servicio. El Palacio de Tribunales, convenientemente modernizado, es hoy un edificio solemne y majestuoso, un hito urbano dentro de la ciudad, razón por la cual ha sido reconocido como un inmueble patrimonial en el plan regulador comunal. 35 La Corte y los estudios jurídicos en Concepción La fuerte tradición jurídica de Concepción se ampara en tres sólidos pilares: la enseñanza del Derecho, el foro penquista, que ha tenido señeros exponentes y la administración de Justicia, presidida por la Corte de Apelaciones. Su establecimiento efectivo, en 1849, según veremos, potencia las dos primeras dimensiones. Conviene, previamente, decir algo sobre los estudios jurídicos en Concepción, anteriores a la instalación del alto tribunal. Muy tempranamente, pues fue en 1563, se instala un Obispado en La Imperial, el que luego de la destrucción de esa ciudad es trasladado a Concepción y es la base de la actual diócesis. Ya en los tiempos de La Imperial, su primer Obispo, Antonio de San Miguel, había solicitado al Rey Felipe II la instalación de una Universidad, lo que no fuera concedido. Hallándose la ciudad todavía en Penco, en 1724, el Papa Gregorio XV y el Rey Felipe V conceden la solicitud, estableciéndose la Universitas Pencopolitana Regia et Pontificia. Esta funcionó algunas décadas y otorgó títulos y grados, hasta que fuera destruida por el maremoto de 1751. En sus aulas se enseñaba Filosofía, Derecho Canónico y Teología. Comenzando el Chile republicano, en 1823, a instancias del Intendente Juan de Dios Rivera, se créo en Concepción el Instituto Literario, que funcionaría hasta 1835, en las dependencias del Convento de la Merced. A apenas una cuadra y media del Palacio de los Tribunales, en la actual calle Castellón, abrió sus puertas el Instituto. A su amparo, operó la primera biblioteca pública de Concepción, el primer periódico, “El Faro del Bio-Bio”, y el primer Curso de Derecho Civil, entre 1831 y 1834. Estaba a cargo del jurista Pedro Fernández Garfias, quien fuera luego Secretario de la Corte Suprema y Auditor de Guerra. Mantuvo una matrícula de veinte alumnos. Un muro en ruinas y una modesta placa recuerdan todavía estos hechos. El terremoto de 1835 destruyó el Instituto Literario. Se le restablece La Corte en 1972. Ministros Luis Rodríguez Salvo, Enrique Tapia Witting, Héctor Roncagliolo Dosque, Carlos Cerda, Víctor Hernández Rioseco, Eleodoro Ortiz Sepúlveda y Ana Espinosa Daroch, (Secretaria). 36 tres años más tarde, con el nombre de Colegio Provincial de Concepción. Su plan de estudios, aprobado en 1845, se centró en las Matemáticas superiores, pero contempló también cursos de Humanidades. Del Curso de Matemáticas egresaron agrimensores y otros técnicos, preparados para medir, demarcar y parcelar los grandes predios, cartas y mapas catastrales de la Región. A medida que la frontera agrícola se expandía hacia el sur, se veía como imprescindible establecer un tribunal, para resolver los muchos pleitos que ocasionaba la disputa por tierras y deslindes24. En este misma época, se desarrolla el comercio y una incipiente actividad industrial; se comienza a explotar la madera y se instalan firmas comerciales extranjeras; lo que hace necesario la intervención de juristas en las transacciones comerciales y de tierras. De esta forma, la necesidad de formar abogados y fortalecer la administración de justicia, surgía de la mano de la expansión de la economía regional. 24 Villavicencio G., Víctor, “La Escuela de Leyes de la Universidad de Concepción”, Revista de Derecho, Universidad de Concepción, abril de 1944. Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Por estas razones, el Colegio Provincial incluyó en sus programas, a partir de 1845, conocimientos elementales de Derecho Natural, Ciencias Económicas y Derecho Constitucional. Junto con ello, los mismos profesores dictaron otras materias jurídicas, dando origen a una especie de Academia particular de estudios legales. Los egresados podían obtener puestos en notarías o tribunales, mas no así ejercer la profesión de abogados, a menos que rindieran los exámenes correspondientes en la Universidad de Chile. Lo anterior motivó al municipio a iniciar una campaña a favor de su reconocimiento oficial. En 1864, la municipalidad, encabezada por Victor Lamas Miranda, con fuerte apoyo de la prensa, representada por “El Correo del Sur” y “La Tarántula”, pidió al Supremo Gobierno la creación de un curso de derecho en el Liceo y una subvención para mantenerlo. Aunque se estimó plausible la solicitud, se negaron los fondos. Entonces el mismo municipio acordó costear la iniciativa, en sesión de 1º de febrero de 1865, el mismo día en que se decretaba la creación del Curso de Derecho25. También, don Aníbal Pinto Garmendia impulsó la creación en el Liceo de Hombres de Concepción del Curso de Leyes, el que en definitiva fue inaugurado el 21 de mayo de 1865.26 25 Fuenzalida Pereira, Jorge, Un siglo de estudios jurídicos en Concepción, Universidad de Concepción, 1986, ps. 20 y 21. 26 Condeza Vaccaro, Jorge (coautor), Concepción, Vivir su Historia, Sociedad de Historia de Concepción, 2000, p. 113. 37 Víctor Lamas Miranda (1826-1892), Alcalde e Intendente de Concepción, diputado y senador por Concepción. La Corte, por su mera existencia, pero también en forma activa, propició la actividad formativa en Concepción. El Gobierno autorizó varias veces a la Corte de Apelaciones para tomar exámenes a los jóvenes alumnos de la Academia, que encontraban dificultad para trasladarse a la capital a rendirlos. En los libros del Tribunal consta que, en una ocasión, “se tomó examen al estudiante don Manuel Antonio Zañartu, durante una hora y cuarto en Derecho Romano y durante una hora en Derecho Civil, siendo aprobados en ambos por unanimidad en vista de sus respuestas satisfactorias”27. Durante los ciento cincuenta años que lleva de vida la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción, heredera del Curso Fiscal de Leyes, ha tenido siempre entre sus profesores a miembros de la Corte de Apelaciones que, con su especial preparación jurídica, han 27 Bianchi, op. cit., p. 38. José Manuel Balmaceda; Presidente de Chile, 18861891. Lisandro Martínez R., Ministro de la Corte de Apelaciones, desde 1882 a 1893. La Revolución de 1891 prestado grandes servicios a la enseñanza del derecho. Entre los antiguos, mencionemos a Alfredo Larenas, Juan José Veloso y Lucas Sanhueza. Muy recordado, también es Eleodoro Ortiz, fallecido hace unos años. De la misma forma, otras Universidades de la zona, como la Universidad Católica de la Santísima Concepción, la Universidad San Sebastián o la Universidad de las Américas, entre otras, se han beneficiado en sus tareas formativas del ingente cúmulo de conocimientos jurídicos y experiencias, de ministros como Enrique Silva Segura, Guillermo Silva Gundelach, Enrique Tapia, Diego Simpértigue Limare, Carlos Aldana o César Panes, entre varios otros. La Revolución de aquel año, a pesar de haberse peleado especialmente en el centro del país y de haberse instalado en Iquique la Junta “constitucional”, perturbó hondamente a Chile entero. Fue un conflicto violento que acabó con la vida de 10 mil compatriotas. En Concepción, la mayoría de la opinión era contraria al presidente José Manuel Balmaceda, con escasas excepciones, como la del filántropo penquista Pedro del Río Zañartu y otros connotados vecinos28. El intendente gobiernista Salvador Sanfuentes fue muy odiado, terminando asesinado en su exilio en Mendoza29. Debieron pasar años antes que se recobrará la normal convivencia cívica. Fueron alejados de sus funciones los Ministros Ramón Escobar, Federico Novoa y Pedro Roberto Vega. En este período, la Corte vio suspendida su actividad por vez primera. Concluido el feriado de vacaciones, el Presidente de la República, devenido en dictador, ordenó por decreto de 28 de febrero de 1891, la suspensión hasta nueva resolución de las funciones de la Corte Suprema y de las Cortes de Apelaciones. En julio siguiente decretó la disolución de los tribunales y nombró nuevo personal para ser- 28 Cartes Montory, Armando, Pedro del Río Zañartu. Patriota, filántropo y viajero universal, 2° edición, Editorial Aníbal Pinto, Concepción, 1997, ps. 199-215. 29 Cfr., Zúñiga Medina, M., Antecedentes relativos al asesinato de Salvador Sanfuentes, ex-intendente de Concepción, Imprenta y Encuadernación de Los Andes, Mendoza, 1892. 38 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Antiguos Tribunales de Justicia e Intendencia, en calle Aníbal Pinto, frente a la Plaza; que fueron reemplazados luego por la Intendencia y el edificio de los servicios públicos, que incluye una placa comercial. virlos30. Los nombrados alcanzaron a estar un mes en funciones, pues luego fue derrotado el Presidente y, por un decreto de 4 de septiembre de la Junta, fueron destituidos y repuestos en sus funciones aquellos que habían sido separados. Con dos ministros, Lisandro Martínez R. y Miguel Luis Valdés, la Corte retoma sus funciones el 9 de septiembre, 10 días antes del suicidio del Presidente y el fin de su Gobierno, que pondrían término a la revolución. Durante la crisis política de 1932, la labor judicial estuvo a punto de interrumpirse otra vez. Depuesto el Presidente Juan Esteban Montero, por una asonada que tuvo lugar el 6 30 de junio, la Corte Suprema acordó por unanimidad suspender sus funciones judiciales. La Corte de Concepción, por su parte, resolvió que no le correspondía pronunciarse respecto de hechos de carácter político ocurridos en la República y decidió continuar en funciones. El Gobierno, entonces, ofreció a uno de los ministros de la Corte penquista la presidencia de la Corte Suprema, con facultades para reorganizar el Poder Judicial31. El Ministro aludido, en una resolución que honra a la magistratura penquista, declinó, porque no podía aceptar un ofrecimiento hecho fuera de la ley. Su actitud evitó al país un colapso en la administración de justicia, al margen del orden constitucional. 31 El libro de la provincia de Concepción, op. cit., ps. 135 y 136. 39 Idem, p. 136. La Corte en su Centenario Un hito importante en la historia de la Corte de Apelaciones de Concepción, fue la celebración del Centenario de su institución. Tuvo lugar en sesión solemne, realizada el 26 de noviembre de 1945, a cien años exactos de la dictación de la ley que la creara32. La sesión tuvo por objeto recibir el homenaje del Consejo Provincial del Colegio de Abogados, representado por su Presidente Quintiliano Monsalve Jara. Fue seguida por una manifestación, en que hicieron uso de la palabra el Arzobispo de Concepción, Alfredo Silva Santiago; el Vicepresidente del Consejo Provincial de Abogados, Esteban Iturra Pacheco; el Ministro de la Corte, Alfredo Larenas Larenas y el miembro de la Orden de Abogados, Abraham Romero Garrido. liano Monsalve J., Esteban Iturra P., Víctor Bahamonde H., Juan Bianchi V., Rolando Merino R., Luis Herrera R., Fernando Bello B., Misael Inostroza C., Mario Cerda M., y Eduardo Urrejola L., respectivamente y casi la totalidad de sus miembros. Asistieron también los abogados integrantes, el Alcalde de la ciudad Antonio Burgos Guerra; regidores, jueces, notarios y otros funcionarios judiciales y autoridades de la época33. Revisemos las alocuciones de los oradores, como una forma de revivir, en su estilo y argumento, la visión y los valores de la comunidad jurídica de la ciudad en aquella época. En la ocasión, el Presidente de la Orden, Quintiliano Monsalve Jara, expresó que la ley que dio nacimiento a la Corte venía a confirmar la real cédula de Felipe II que estableciera, en 1565, una Audiencia y Chancillería Real, para estas provincias con asiento en la “ciudad de la Concepción de Chile”. Se vinculaba, así, a esta ciudad, con el principio de nuestra nacionalidad, en razón de contar con el foro más antiguo de Chile. A la sesión referida asistieron el Presidente de la Corte Juan José Veloso Rivera y los Ministros en propiedad, señores Gonzalo Brañas Mac-Grath, José Arancibia Arancibia, Alfredo Larenas Larenas, Lucas Sanhueza Ruiz, Emilio Poblete Poblete y Ricardo Kast Miranda, y el suplente, Rolando Peña Al crearse la Corte, se le dio jurisLópez, para recibir el saludo y adhe- dicción sobre un territorio equivalente a sión del Consejo Provincial de Abo- 33 Por su interés histórico, transcribimos una somera nómina de las asistentes: el abogado integrante de la Corte, Manuel gados. Por el Colegio concurrieron el autoridades González F.; los Regidores Municipales, miembros del Colegio de Alfonso Urrejola A. y Carlos Larenas M.; el Ministro de la Presidente, su Vicepresidente, Con- Abogados Corte del Trabajo, Agustín Spotkes; el Secretario de esa Corte, René A.; los Jueces del Primero y Segundo Juzgados, Daniel Cersejeros y Secretario del Colegio Pro- Martínez da A. y Roberto Larraín T.; Relator Raúl Fuente-Alba O.; Relatores Julio Salas Q., Ricardo Martín D. y Emilio Ulloa M.; Sevincial de Abogados, señores Quinti- Suplentes, cretario del Primer Juzgado, Enrique Broghamer A.; Procuradores del 32 El “Acta de la Sesión Extraordinaria celebrada por la Iltma. Corte de Apelaciones de Concepción”, se encuentra publicada en la Revista de Derecho, de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción, año XIV, enero-marzo de 1946, N° 55. Número, Clodomiro Acuña M., Osvaldo Cruzat C., Alejandro González A. y Luis A. Meneses; y los Notarios de Concepción, José Mateo Silva y Manuel Antonio Vittini A. Asistieron también el General y Jefe de la III División de Ejército; el Contraalmirante y Comandante en Jefe de la II Zona Naval; el General de Carabineros; y el Rector de la Universidad, Enrique Molina Garmendia. 40 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Edificio de los Tribunales de Justicia, en los años setenta. algo más de la mitad del de la República. La fiebre del progreso y de la cultura que en aquellos años se advertía, se pregunta Monsalve, “¿no hacía indispensable que un alto Tribunal de Justicia controlara y en cierto modo pacificara, con mano imparcial pero enérgica, los desmanes y querellas que como obligada escuela acompañan a toda colonización en tierras vírgenes?” Hay que tener presente que la primera gran Ley de colonización con extranjeros, que sirvió de base al florecimiento de Valdivia y Llanquihue, se dictó escasamente ocho días antes que la de la creación de la Corte. Todo ello indicaba, para el orador, que ésta debería jugar, un poco más adelante, un rol principal como uno de los más eficaces instrumentos para la consolidación de la obra colonizadora que recién iniciaba. Por cerca de cuarenta años fue el único Tribunal Superior de Justicia al Sur de la capital, lapso en que se incorporó a la vida activa de la nación la mayor parte del sur de Chile. Ello determinó que el Tribunal adquiriera una 41 especializada competencia sobre tierras, lo que influyó positivamente en la estabilización del dominio de gran parte de los predios ubicados al sur del Bío-Bío. El Presidente del Tribunal Juan José Veloso Rivera, contestó a la alocución en efusivos términos, cerrándose con ello la sesión solemne. En la manifestación que siguió a la sesión referida, el Ministro de la Corte Alfredo Larenas L., sin desconocer la labor de los abogados, expresó el sentimiento, compartido por sus pares, acerca de la nobleza de la función de administrar justicia. “Sin dejar de admirar a los grandes abogados y destacados juristas que ejercen su noble magisterio, cerca de los Tribunales, de mí sé decir que en el modesto ambiente en que uno ha nacido y desarrollado, su vida judicial, yo no cambiaría la faena de administrar justicia, por muy ingrata que se la quiera suponer, por un próspero escritorio”. Destacó, asimismo, la labor social que desarrollaba el Colegio, a través de su Consultorio Jurídico para pobres. “Los jóvenes estudiantes y La Corte, c. 1983. De pie, de izquierda a derecha, los Ministros Arpelices Morales Sánchez, Eleodoro Ortiz Sepúlveda, Luis Rodríguez Salvo, Enrique Tapia Witting, Carlos Luengo Contreras (Fiscal), José Martínez Gaensly y Enrique Silva Segura. Sentados, de izquierda a derecha, Víctor Hernández Rioseco, Ana Espinosa Daroch, Carlos Cerda Medina, Cristina Aqueveque Castro y Augusta Espinoza Maureira (Secretaria). los egresados de nuestra Universidad, señaló, bajo la dirección de abogados ya muy bien connotados, han tenido y tiene así oportunidad de formarse en una magnífica escuela poniendo la justicia hoy generalmente tan cara, al servicio de muchos desamparados”. El Arzobispo de Concepción Alfredo Silva S., por su parte, también presente en la ocasión, formuló fervientes votos por la ventura personal de los magistrados del alto Tribunal y por los miembros del Colegio de Abogados de Concepción. A continuación, como anticipando las dificultades que vendrían en las décadas siguientes, poniendo a prueba el temple de los magistrados, expresó lo siguiente: “…pido al Divino Maestro, el Maestro por antonomasia, cuyo reino es reino de justicia, de paz y de amor, que la Iltma. Corte de Apelaciones de Concepción, en la nueva etapa de vida que hoy comienza, continúe siendo, en el presente y en el futu- 42 ro, tal como en su existencia pretérita, por sendas siempre luminosas y fecundas, expresión de nuestra democracia social y política, y su más fuerte e invencible sostén. Que la Democracia, como lo expresan las raíces griegas del pueblo, “demos” y “krateo” que significan gobierno del pueblo, necesita, como ninguna otra forma posible de gobierno, el imperio de la Justicia en todos los órdenes de las actividades humanas”. Alfonso Urrejola Arrau, regidor de Concepción y miembro del Consejo de la Orden, cerró las arengas manifestando la manera en que la instalación de la Corte y luego de la Escuela de Derecho, fueron importantes para la ciudad. Los magistrados y abogados, llegados de distintos lugares, en los años siguientes, elevaron el nivel intelectual de la capital provincial. Los jóvenes, venidos de todo el sur, “al beber aquí, junto a las tradiciones penquistas, sus conocimientos del derecho, crearon entre sus tierras y la nuestra, una corriente de simpatía y de Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory afectos, que ha contribuído a hacer de Concepción, junto con la capital industrial y de los negocios del sur, el centro de su vida intelectual”. Casi setenta años más tarde, estas ideas conservan su actualidad. “Es posible que cuando se escriba la historia de la ciudad, concluye, se considere como uno de los factores de su progreso y su importancia futura el haber sido, desde época temprana en nuestro desarrollo institucional, asiento de un Tribunal Superior de Justicia y como consecuencia de una Escuela de Derecho que habría de ser como el embrión de nuestra Universidad”. ante el Notario Público de Concepción, Francisco Molina Valdés. Su existencia se selló mediante el Decreto Supremo N° 887, de 5 de mayo de 1969, del Ministerio de Justicia, que aprobó sus estatutos y le confirió personalidad jurídica. En la reunión fundadora de dicho ente gremial participaron connotados jueces de la Región del Bío-Bío, quienes tuvieron una destacada participación. Presidió la Convención el Magistrado Luis Rodríguez Salvo, Juez del Segundo Juzgado de Letras de Concepción, quien después llegaría a integrar la Corte de Apelaciones en calidad de Ministro. Actuó como Secretario en aquella oporLa Creación de la Asociación Natunidad el destacado Ministro Hernán cional de Magistrados Correa de la Cerda, quien se desempeDesde hacía algunos años, se ges- ñaba en aquel entonces como Relator de taba, entre los jueces del país, la creación la Corte de Apelaciones de Santiago. de una Asociación Gremial que sirviera La Asociación tiene como finalidad, de instrumento a sus propósitos de mejosegún dispone el artículo tercero de sus rar el Poder Judicial. Interesaba avanzar Estatutos, “el perfeccionamiento profetanto respecto del servicio que se prestasional, el fomento y práctica de la amisba, como en el mejoramiento de las contad, el conocimiento recíproco, el desadiciones de trabajo, particularmente de rrollo cultural, deportivo y artístico y el las remuneraciones. mejoramiento socio-económico de sus Fue en Concepción, ciudad pionera asociados”. En general, añade la norma, en tantos afanes, como la lejana instaura- la Asociación persigue realizar todo tipo ción de la Real Audiencia o la propia pro- de actividades tendientes a obtener el clamación de la Independencia de Chile, constante mejoramiento de la adminisdonde tuvo lugar el hito fundacional de tración de justicia y el bienestar y dignila nueva organización. En la ciudad, dad de sus asociados”. Termina declaranen efecto, se desarrolló la Convención do que no persigue ni se propone fines Nacional, en la que se aprobó crear la sindicales o de lucro; ni desarrollará acAsociación Nacional de Magistrados del tividades de carácter político partidario o Poder Judicial de Chile. La escritura res- de propagación de ideologías políticas de pectiva se firmó el 13 de octubre de 1968, ninguna clase. Estas definiciones, junto 43 con su actividad constante, explican que la Asociación haya logrado aglutinar a la gran mayoría de los magistrados, desincentivando la creación de otras organizaciones similares al interior del Poder Judicial de Chile. Destacados dirigentes de la Región del Bío-Bío han ocupado cargos en el directorio nacional, entre ellos el Ministro Fidel Henríquez, la Jueza Berta Pool y el Ministro Diego Simpértigue, quien ha sido el único juez penquista en ocupar la presidencia, y por dos periodos consecutivos. 1973 En el complejo año 1973 se desempeñaban como Ministros los señores Luis Rodríguez, Víctor Hernández, Eleodoro Ortiz, Héctor Roncagliolo, Enrique Broghamer, Enrique Tapia W. y Carlos Cerda, quien presidía la Corte. Actuaba como fiscal el Sr. Raúl Fuente-Alba Ortiz. Plaza de Armas de Concepción, 1974. El día 11 de septiembre de 1973 los ministros y el resto del personal judicial llegaron a trabajar normalmente, a las 08.00 horas. Las dos salas que existían fueron instaladas por el Presidente y comenzaron a verse las causas que se encontraban en las respectivas tablas y a escucharse alegatos. El entonces oficial de sala, Julio Riquelme, actual Oficial Segundo, salió a las 08.00 horas al correo de la ciudad, a buscar la correspondencia del Tribunal. En el trayecto se enteró de la dictación de los Bandos Militares y, además, del movimiento de tropas. En algunos edificios se notaba que la noche anterior habían sufrido el impacto de balas, como aquel donde funcionaba la sede del Club Deportivo Concepción, ubicado en calle Colo-Colo, frente al Correo. Recuerda que el primer toque de queda fue a las 15.00 horas y que había mucha gente en las calles. En la galería Giacaman, ubicada en calle Barros Arana, frente a la Corte de Apelaciones, había mucha gente en el piso, boca abajo, detenidos, y con fuerzas del ejército al lado. El resto de la jurisdicción también funcionó normalmente. El funcionario del Juzgado de Arauco, Oficial 2°, Eli Farías, actual Oficial Primero de la Corte de Apelaciones, señala que así ocurrió en aquel Tribunal. El juez instruyó al personal para que trabajasen hasta antes del toque de queda, y que estuvieran al tanto de los acontecimientos. Los días si- 44 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory guientes laboraron de la misma manera. por la de solución de las controversias, Afirma que en general, observaba mu- dándole incluso a las partes, cuando se cha inquietud e incertidumbre. investigan ciertos delitos, particularmente aquellos que afectan el patrimonio de En las semanas y meses siguientes, las personas, la posibilidad de negociar en la Corte penquista, como en varias una solución al conflicto. Estos cambios ciudades, se presentaron muchos recur- han tenido el propósito de mejorar el sersos de amparo. Se inauguraba, así, un vicio judicial, permitir a la población un período complejo para la administración mejor acceso a la justicia y, en especial, de justicia. mejorar la calidad de las decisiones judiciales. Las grandes reformas procesales Se venía gestando desde hace mucho tiempo la necesaria reforma a los códigos de procedimiento. El primero en modificarse fue el Código de Procedimiento Penal. El nuevo Código Procesal Penal, en su artículo 484, dispuso la aplicación gradual de la reforma, y por ello en la Región del Bío Bío solo entró a regir el 16 de diciembre de 2003, lo que efectivamente ocurrió bajo la Presidencia de la Ministra Irma Bavestrello Bontá. Se ordenó que rigiera primero en las regiones de Coquimbo y la Araucanía, a partir del día 16 de diciembre de 2000. En esa época, correspondió a Diego Simpértigue Limare, actual Presidente de la I. Corte de Apelaciones de Concepción, asumir como Juez de Garantía de La Serena. En la Corte de Apelaciones también hubo cambios significativos en el desempeño de los ministros, ya que, acostumbrados a conocer de los hechos y el derecho a través del recurso de apelación, y, en su caso, la consulta, ahora solo conocen de los recursos de nulidad. En éstos, en términos generales, deben decidir acerca de la correcta aplicación de la ley, en forma similar a lo que ocurre con los recursos de casación en la forma y en el fondo. La última gran reforma, que se comenzó a aplicar el año 2012, fue la tributaria. Implicó la creación de Tribunales Tributarios independientes de los servicios públicos y, en la Corte de Apelaciones de Concepción, la sexta sala, que fue compuesta por Ministras nombradas en En los años siguientes, se implemenfecha reciente. Son las señora María Eltaron las reformas a los procedimientos vira Verdugo, Raquel Lermanda y Made familia y laboral. La reforma procesal tilde Esquerré. penal, en especial, ha implicado un cambio de mentalidad en los operadores jurídicos. La idea de búsqueda de la verdad en un proceso judicial se ha cambiado 45 Terremoto y Maremoto de 2010 ros días llegó a la zona el Presidente de la Excma. Corte Suprema, el Ministro Milton Juica, quien dio instrucciones para que los Juzgados siguieran funcionando y la Corporación Administrativa del Poder Judicial, dirigida en la Región por Eduardo Brown, asumiera la reconstrucción de los Tribunales. Tanto Ministros, jueces, relatores y funcionarios de secretaría, como de la Corporación Administrativa del Poder Judicial, a pesar de los problemas personales que tuvieron que afrontar, estuvieron en sus puestos de trabajo. El 27 de febrero de 2010, a las 03.34 horas, un gran sismo sacudió a gran parte del país. En la ciudad de Concepción alcanzó grado 8.8 en la escala de Richter. A continuación, como ha ocurrido en otros momentos de su historia, se produjo un maremoto, que causó tanto o más daño. En muchos Tribunales, incluyendo varios recientemente construidos en razón de las reformas procesales, vieron caer sus muros y techos, así como sus equipos de aire acondicionados y computadores. De haber ocurrido de día, seguramente, se tendría que haber lamentado la muerDurante años y con gran esfuerte de muchas personas, tanto usuarios zo económico, se había trabajado para como funcionarios. mejorar la Corte de Apelaciones; ahora, debido al gran sismo, quedó con daños La Corte de Apelaciones también de consideración. En efecto, cayeron los sufrió daños, los que en un principio no muros del cuarto piso y los pasillos estafueron determinados, por lo que, por raban llenos de escombros. El interior de zones de seguridad, en los días siguienlas oficinas de los Ministros estaba en tes se instaló por unos días en las oficiel suelo. Más de uno tuvo que ingresar nas de la Asociación de Empleados del a ellas, subiendo a pie los cuatro pisos, Poder Judicial, ubicadas en el edificio mientras seguía temblando, por encima institucional que se encuentra en el lado de los libros y muebles, para rescatar exsur poniente de la esquina de Tucapel pedientes y documentos para seguir descon O’Higgins. Luego se trasladó a las empeñando su labor. Al llegar al cuarto oficinas del Tribunal Electoral, ubicadas piso, con gran esfuerzo, para sorpresa, se en calle Castellón, entre San Martín y encontraron con el Ministro Eliseo AraO’Higgins. ya, quien trabajaba “normalmente” en su En esos días se preparaba el traspaso oficina. de mando de la presidencia de la Corte, entre los Ministros Eliseo Araya y Juan Villa. En definitiva, ello no ocurrió como estaba previsto ya que el Ministro Villa tuvo que asumir sin ninguna formalidad y debió viajar por toda la región para interiorizarse de los daños provocados a los Tribunales. También, en los prime46 La estatua de don Bernardo O’Higgins, ubicada en el extremo nororiente de la plaza de los Tribunales, cayó al suelo. Así estuvo varios meses hasta que nuevamente fue puesta en su lugar. De a poco se fue conociendo el gran esfuerzo que se realizaba en la zona para El terremoto produjo daños en todos menos uno de los tribunales de la jurisdicción existentes a la época, como el de Familia de Los Ángeles, a la derecha; pero rápidamente fueron reparados y se pusieron de nuevo en servicio. 47 seguir funcionando. Algunos magistrados personalmente limpiaron y colocaron en condiciones oficinas y salas de audiencia, así como algunos atendían en los jardines de sus tribunales. de Concepción, dirigidos por su Presidente, Juan Villa, jueces, y funcionarios de secretaría, además del Director Regional de la Corporación Administrativa del Poder Judicial, Eduardo Brown, y su personal, ya para la primera quincena de octubre toDe acuerdo con lo informado por la dos los Tribunales de la Jurisdicción laboCorporación Administrativa del Poder raban con absoluta normalidad, en lo juJudicial, regional Concepción, la Ju- risdiccional y en dependencias reparadas. risdicción de la Corte de Apelaciones de Concepción a la fecha del terremoto comMirando el futuro prendía 47 juzgados (reformados y no Los cambios de los últimos tiempos, reformados), 46 de los cuales resultaron con daños materiales, con excepción del en cuanto a mejorar el sistema judicial y Juzgado de Letras y Garantía de Santa desempeñar la función en forma digna Bárbara. Graves daños materiales se pro- nos permiten visualizar un Poder Judicial dujeron en el Edificio de Tribunales de más eficiente y con un servicio de mejor caConcepción y Los Ángeles, los Juzgados lidad. A estas alturas, año 2012, es evidende Familia de Concepción, Coronel y Los te el compromiso que la inmensa mayoría Ángeles y de Garantía de Talcahuano. Da- de los miembros del Poder Judicial tienen ños medianos en los Juzgados de Familia con el servicio que prestan. Ya quedaron de Tomé y Yumbel, Garantía de Arauco atrás las épocas en que muchas sentencias y San Pedro de la Paz, Letras y Familia lograban quedar firmes o ejecutoriadas de Cañete. Y daños menores sufrieron los después de muchos años de tramitación. Juzgados de Letras de Coronel y Tomé, Hoy el acento está puesto en la calidad del Letras y Garantía de Lota, Yumbel, Le- servicio judicial, y en forma particular, en tras y Familia Arauco y Cañete. Mixtos las decisiones judiciales. En efecto, todas de Curanilahue, Lebu, Laja, Nacimiento, las reformas procedimentales que tienen Mulchén, Santa Juana, Cabrero y Flori- su base en el respeto de los intervinientes y da, Garantía de Chiguayante y Coronel, un apego estricto a las normas del debido Familia de Talcahuano, Orales de Con- proceso, tienen como objetivo mejorar el producto final, esto es, las decisiones judicepción, Cañete y Los Ángeles. ciales. Inspira a jueces y empleados la idea El plan de Reconstrucción comenzó de que “si ayer se hizo bien, hoy queremos con la visita del Presidente de la Corte hacerlo mejor”. Suprema, Milton Juica Arancibia, y del El Presidente de la Excma. Corte SuDirector de la Corporación Administrativa del Poder Judicial, don Miguel Sán- prema, Rubén Ballesteros Cárcamo, en chez Brito, quienes llegaron a la zona el su último mensaje, de marzo de 2012, ha 3 de marzo de 2010. Con posterioridad, dicho que se creará un indicador de la calise designó al Ministro de la Corte Supre- dad de la justicia, que estará a disposición ma Patricio Valdés Aldunate a cargo de la de la comunidad. Medirá, en todos los reconstrucción, disponiéndose la reubica- Tribunales del país, materias como acceso ción de tribunales y turnos de trabajo. Con a la justicia, fortalecimiento institucional, el trabajo de las autoridades mencionadas, eficiencia, eficacia y efectividad, ejecución los Ministros de la Corte de Apelaciones de las sentencias, transparencia y difusión, 48 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory procedimientos y garantías, percepción y entregándoles toda la información jurisparticipación y derechos de las personas, prudencial y doctrinal que necesiten. La idea es que, en los breves plazos que tienen entre otras materias. para dictar sentencia, el mayor tiempo se Los objetivos están planteados y, sin utilice para reflexionar en la decisión que perjuicio de las iniciativas centralizadas deben adoptar y redactar. Esta Unidad tieen la Corte Suprema, el Poder Judicial ne el propósito de extenderse a todos los penquista, a través del pleno de la Corte Tribunales de la Región, especialmente a de Apelaciones de Concepción, ha asumi- los Juzgados mixtos. do el desafío. En lo que le corresponde, El Poder Judicial chileno, admirado ha implementado medidas que tienden a mejorar el funcionamiento de los tribuna- en el extranjero, tiene su mejor reflejo en el les de la Región, tales como las facilidades trabajo que se desarrolla en la jurisdicción para que los jueces se capaciten, a través de la Corte de Apelaciones de Concepción, de la Academia Judicial de Chile, así como siempre solidario y eficiente. Los Ministambién a través de iniciativas locales que tros, jueces y funcionarios de secretaría tienen su origen en la Asociación Regional están conscientes de que la Corte de Apede Magistrados, cuyo Presidente es el Mi- laciones de Concepción custodia las tradinistro César Panés. También en la Corte ciones de excelencia del Poder Judicial. de Apelaciones se han creado comisiones Lo demuestran a través del compromiso de apoyo a las distintas reformas, como la con el país y su gente, particularmente con procesal penal, de familia, civil y la laboral. la ciudad de Concepción, que también es depositaria de antiguas tradiciones. Por Por otra parte, se ha modernizado la ello, miran el futuro con la satisfacción de secretaría de la Corte de Apelaciones, pro- la misión cumplida y con la tranquilidad de piciando mejores condiciones de trabajo quienes conocen su deber. y prestando un mejor servicio al usuario. La presidencia actual ha creado una Unidad de Asistencia Documental que tiene por fin apoyar el trabajo de los Ministros, La Corte en 2008. De pie, de izquierda a derecha, los Ministros Carlos Aldana Fuentes, Diego Simpértigue Limare, Jaime Solís Pino, Eliseo Araya Araya, Juan Villa Sanhueza, Renato Campos González, Freddy Vásquez Zavala, Claudio Gutiérrez Garrido y Juan Rubilar Rivera. Sentados, de izquierda a derecha, Irma Bavestrello Bontá, Guillermo Silva Gundelach, María Leonor Sanhueza Ojeda (presidenta), Sara Herrera Merino y Patricia Mackay Foigelman. 49 50 Acta de Instalación de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción, a 6 días de septiembre de 1849 51 52 53 Transcripción Acta de Instalación de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción En la ciudad de Concepción a seis días del mes de Setiembre de mil ochocientos cuarenta y nueve años, se reunieron el Señor Rejente de la Iltma. Corte de Apelaciones establecida en esta ciudad Don Miguel Zañartu y los Señores Ministros Don José Miguel Barriga y Don Domingo Ocampo en la casa de dicho Señor Rejente, donde tuvo lugar la instalación, y se leyó el acta levantada con este objeto el día 1° del corriente, la cual se encuentra entre las piezas remitidas por la Intendencia de esta Provincia y su tenor es como sigue: “En la ciudad de la Concepción el primer día del mes de Setiembre de mil ocho cientos cuarenta y nueve, reunido el Señor Intendente de la Provincia, Jeneral de División don José María de la Cruz, el Doctor Don Miguel Zañartu nombrado Rejente de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de esta ciudad, el Licenciado don José Miguel Barriga designado para segundo Ministro del citado Tribunal y el de igual clase Don Domingo Ocampo nombrado tercer Ministro. Allándose también presentes los rejidores de la Municipalidad Don Francisco Vial, Don Juan Manuel Alemparte, Don Nicolás Tirapegui, Don Manuel María Eguiguren, Don Tomás Sanders y Don Adolfo Larenas secretario del Cuerpo, los Ministros de la Tesorería, Rector y Profesores del Instituto Literario, lo mismo que los demás empleados civiles y militares a quienes se abía citado con el objeto de concurrir a la instalación del citado Tribunal en cumplimiento del Supremo decreto fecha siete de julio del corriente año; se dirijeron a la casa del referido Doctor Don Miguel Zañartu preparada para verificar el acto de la recepción, e instalada la concurrencia en el orden que abía fijado, el Señor Intendente dispuso se leyese en alta voz el Superior decreto ya citado por el cual se ordena la instalación de la Ilustrísima Corte en este día y también el de la Exelentísima Corte Suprema de Justicia en que se autoriza al Señor Intendente para recibir el juramento del Rejente y Ministros de la Corte Ilustrísima. Verificado esto el Secretario de la Intendencia Lisenciado don Fortunato Zorraindo leyó por orden de su jefe un discurso y concluida esta lectura se procedió a tomar juramento de los Ministros del Tribunal en la forma siguiente. ______________________En representación del Presidente de la Exelentísima Corte de Justicia cuyas atribuciones ejerzo, en virtud de la autorización contenida en el decreto de ocho de junio del corriente año os pregunto: ¿Juráis por Dios nuestro Señor y por los Santos Ebanjelios que obedeceréis y defenderéis la Constitución y las leyes del Estado, el veto suspensivo del Presidente de la República, las ordenes y decretos que dictase el Gobierno Supremo en uso de sus atribuciones legales, que obedeceréis y reconoceréis como verdaderos funcionarios los electos por los pueblos y Colejios electorales ejerciendo los derechos que le dan la Constitución y las leyes; que profesáis la Relijión Católica Apostólica Romana y administraréis imparcialmente justicia observando las leyes? El Señor Rejente y Ministros con la mano puesta sobre los Santos Evanjelios contestaron cada uno en alta voz. Sí juro y el Señor Intendente dijo: Si así lo isiéreis, Dios os ayude, y si no, os lo demande y además seréis responsables a la Nacion con arreglo a las leyes. __________________ Inmediatamente se dio asiento en la testera del salón a los referidos Señores Rejente y Ministros y el primero pronunció otro discurso con lo que se declaró cerrado el acto de recepción y la concurrencia se retiró a casa del Señor Intendente de donde se despidió. José María de la Cruz – Miguel Zañartu – José Miguel Barriga – Domingo Ocampo -. Ante mí José Domingo Verdugo – Escribano Público de Gobierno y Asienda. Acordóse en consecuencia que se dirijese una comunicación al Gobierno Supremo anunciándole por el órgano del Señor Ministro de Justicia aber tenido lugar la instalación del tribunal el día primero del corriente en cumplimiento de la órden Suprema de siete de Julio último y manifestándole a su Esencia, el Presidente de la República el onor que a cabido a los miembros, con que a sido instalado, para aser efectivos los beneficios que se an consultado en la creación de la Corte, y significando también al Señor Ministro de Justicia la complacencia de abrir con el departamento de su cargo esta correspondencia. Dispúsose de igual modo comunicar la instalación a las autoridades del distrito de la Corte y demás a quienes corresponda. Acordóse también que la asistencia y despacho del Tribunal tuviese lugar en la casa del señor Rejente, mientras se concluían los trabajos de la que se abía designado por la Intendencia para ese objeto. Fdo. Miguel Zañartu – José María Barriga – Domingo Ocampo – V. Mariano Bezanilla. Secretario. Libro Mayor Libro de grandes dimensiones, con tapa endurecida de cuero aterciopelado y hermosas aplicaciones de bronce en sus extremos, que da cuenta de la fineza de su fabricación, probablemente de origen francés por la referencia estampada en su contratapa (“Rolland Fréres. Fabrique de Papiers de Toutes Qualites”). Actualmente en custodia dentro de las dependencias de la Biblioteca de la I. Corte de Apelaciones de Concepción. Documentos L os viejos papeles y documentos, que se encuentran en la biblioteca y centro patrimonial de la Corte de Apelaciones de Concepción, han contenido, por muchas décadas, los procesos judiciales. En sus empastes de cuero, los antiguos volúmenes recogen la ciencia del derecho y la labor de la jurisprudencia, que ilumina, a su vez, nuevas decisiones. Hoy se conservan como un patrimonio valioso que, si bien no necesariamente contribuye a resolver las actuales controversias, da cuenta de la evolución de la justicia en la amplia jurisdicción que tuvo la Corte, que se extendía a todo el sur. Archivo del Diario “El Araucano” Imagen de una parte de la Colección de 22 tomos empastados del diario de la época “El Araucano”, periódico que sin ser el oficial, se convirtió en el portavoz de los valores políticos del Gobierno instituido tras la revolución de 1829. Vista de una foja de un expediente en un juicio sobre esclavos, que tuvo lugar hacia 1755 y que se custodia en la Corte de Apelaciones de Concepción. En sus hojas escritas con tinta y pluma, desteñidas y ajadas por el paso de los siglos, se puede seguir todavía el avance de un proceso. 58 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Página 2 de Libro Mayor Imagen de portada de las estadísticas contenidas en el Libro Mayor; estadísticas judiciales de causas civiles y criminales de la Ilustre Corte de Apelaciones y que comprende datos estadísticos desde marzo de 1855 a enero de 1857; en 103 páginas cuidadosamente escritas, y ordenadas por provincia. Página 3 de libro Mayor Anotaciones de estadísticas judiciales correspondientes a la provincia de Maule. 59 Ingreso Criminal. Portada de libro “2da. Secretaría Criminal 1890 – 1901” Tomo empastado en tapas duras que contiene el detalle de los ingresos en materia criminal de conocimiento de esta I. Corte de Apelaciones a la época, desde 1890 a 1901. Página 1 Libro Ingreso Criminal Imagen que contiene la primera página del libro antes referido y en cuyo texto se puede leer la certificación del Secretario de la época, dando cuenta de que el archivo en cuestión consta de 400 páginas, principiando por la causa N° 2 del año 1890: “Pedro N. Rodríguez con Nicolás Fernández, por cobro de derechos indebidos.” 60 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Libro de Acuerdos, página 1 Ejemplar que se destaca por sus dimensiones notoriamente más reducidas que otros textos de la época existentes en Biblioteca de esta I. Corte de Apelaciones de Concepción. En su interior se pueden ver ya hojas impresas con el detalle de la información a completar, lo que da cuenta del 61 avance tecnológico de aquellos años; en sus amarillentas páginas constan acuerdos desde el 11 de enero de 1909 al 18 de julio del mismo año, de las dos salas que conformaban el Tribunal de Alzada durante ese periodo. Notas del Gobierno, Libro N° 22 Página N° 08. Empaste de tapas gruesas, con letras doradas en su lomo, que versa “Notas del Gobierno”, y en cuyo interior, a través de sus letras cuidadosamente dibujadas por el funcionario encargado de la época, se deja constancia de las diversas instrucciones impartidas por el Ministerio de Justicia a esta I. Corte. Esta colección consta de cinco tomos, clasificados por años, desde 1882 a 1886, debidamente almacenados en la Biblioteca de la I. Corte de Apelaciones de Concepción. La providencia da cuenta de una pena de muerte conmutada, en 1884. Libro de Oficios; Hoja N° 81 de fecha 3 de abril de 1897. Del libro de la “II Secretaría de la Ilma. Corte” Oficios de Diversos Funcionarios (1897 – 1898 – 1899 y 1902), en cuya primera página versa “Comunicaciones de Diversos Funcionarios 1897”, y en cuyo interior se contiene una gran cantidad de oficios dirigidos por funcionarios de las diversas provincias de la región a la Iltma. Corte de Concepción. Libro de gran volumen, con letras doradas impresas en su lomo. La foja presentada contiene un oficio dirigido por el Juzgado de Cañete a la Corte, en 1897. 62 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Oficio al Señor Ministro, página 268 Del Libro Copiador de Oficios República de Chile. Informes Corte Apelaciones de Concepción. Documento escrito cuidadosamente con tinta color café en finas hojas de papel biblia; dirigido al “Señor Ministro”, dando cuenta del proceso de “la traslación” de funcionarios. Llega la máquina de escribir, 1919 Página 269 Del Libro Copiador de Oficios República de Chile. Informes Corte Apelaciones de Concepción. Documento escrito a máquina, con tinta color lila, ya diluida con el paso de los años, que hace muy dificultosa la lectura y entendimiento de su contenido. Corresponde al primer documento escrito, en el libro, con esta novel tecnología. 63 Estanterías de la Biblioteca de la I. Corte de Apelaciones de Concepción; colección que contiene textos de antigua data, escritos en latín y que versan sobre diversas materias desde el derecho civil, “recurso de fuerza”, hasta historia universal; todo ello custodiado en estanterías de vidrio. 64 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Biblioteca L a biblioteca, por definición, es la custodia del conocimiento de una sociedad. En la profesión jurídica, plasmada en cuerpos legales y doctrinarios, expedientes y jurisprudencia, su tarea es especialmente relevante. La Biblioteca de la Corte de Apelaciones de Concepción, como heredera de antiguas tradiciones, alberga valiosos libros, anteriores incluso al nacimiento de la República de Chile. En sus anaqueles se acumulan los testimonios del saber jurídico y del obrar judicial de diversas latitudes. Es tiempo que se reconozca el valor patrimonial de este conjunto de materiales de otra época. Junto a lo anterior, la Biblioteca de la Corte es un organismo vivo, que presta un gran servicio a jueces y abogados. Administrada profesionalmente, se mantiene actualizada y abierta a las nuevas producciones científicas en el campo del Derecho. Lleva el nombre de Fidel Henríquez Saavedra, Ministro de la Corte y quien la presidiera el año 2000, por su preocupación para habilitarla convenientemente. 65 Fotografía del Ministro señor Fidel Germán Henríquez Saavedra. Presidente de la I. C. Apelaciones de Concepción durante el año 2000; imagen que decora uno de los muros de la Biblioteca de esta Corte, y en cuya parte inferior se destaca una placa de bronce con la leyenda “El poder hay que llevarlo con humildad” “No hay que ser ni arrogante ni vanidoso”. El Ministro Henríquez falleció repentinamente, a los 67 años de edad, mientras cumplía funciones como Presidente del Tribunal de Alzada penquista; sirvió en el poder judicial desde 1964, donde comenzó como secretario del Juzgado de Letras de Talcahuano; sus restos fueron velados en el pleno de la Ilustre Corte de Apelaciones de Concepción, con asistencia de su hijo, ex líder de la conocida banda “Los Tres”, Alvaro Henríquez, quien cantó para despedir a su padre. Frente a las colecciones de la Biblioteca, figura Carmen Quintana B. y Fernando Ruminot G., funcionario de la misma repartición y de Secretaría por más de veinte años. 66 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Indra Yáñez F. y Dalila Ramirez S., encargadas de la Unidad de Asistencia Documental de la Corte de Apelaciones de Concepción. Proyecto de Constitución para el Estado de Chile 1818 Esta imagen corresponde a la primera página del libro “Constituciones de Chile”, en el que se incluye, entre otros documentos, el referido proyecto, “texto impreso en Santiago de Chile: Imprenta del Gobierno”, en cuyo mensaje preliminar (emitido por el Supremo Director de Chile con fecha agosto 10 de 1818), se presenta además un Reglamento de consulta del mismo; además, figura en este libro la Constitución Política del Estado de Chile de 1822, promulgada el 23 de octubre de ese año, así como también la Constitución de 1823, y finalmente, la de 1833. 67 Hoja del Diario “El Araucano” Correspondiente a la edición de fecha jueves 25 de abril de 1850, página 4, en donde se daba cuenta de las causas civiles sentenciadas en los departamentos de Talcahuano, Laja, Lautaro y Rere. El Diario “El Araucano” se publicaba los días martes, jueves y sábado; los valores de suscripción iban desde 10 reales por mes hasta 12 pesos por año; el ejemplar diario tenía un valor de un real. Tomo Primero, perteneciente a la colección “Recopilacion de Leyes de los Reynos de las Indias, mandadas imprimir y publicar por la Magestad Católica del Rey don Carlos II. Nuestro Señor”, que consta de tres tomos de gran volumen, impresos en Madrid en el año 1791, en hojas de papel amarillento y cubiertos con tapas endurecidas. 68 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Diversas estanterías de la Biblioteca de la I. Corte de Apelaciones de Concepción. 69 Reloj hall de ministros. Ubicado en el cuarto piso de Edificio de Tribunales, en cuyo interior se puede leer “Corte de Apelaciones de Concepción”; forma parte de un gran mueble de madera que en su parte inferior presenta una cavidad destinada a chimenea; mientras que en parte alta se distingue tallado el escudo nacional, con la figura de un caballo en vez del tradicional huemul, dado que en Inglaterra, donde se mandó a fabricar el referido mueble, no se conocía a aquel animal. 70 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Elementos patrimoniales L a acción de la justicia requiere de elementos materiales y concretos, para poder realizarse. Antes y todavía, en ocasiones, fueron agujas, tinteros y papel sellado; también muebles, relojes, cuños y, a partir de los años veinte del siglo pasado, máquinas de escribir y otros elementos mecánicos. Con los años y el uso, han sufrido el desgaste del tiempo, pero también se han ennoblecido. Así resulta de la alta misión a la que, por largas décadas, han contribuido. El mismo edificio en que la Corte funciona, por sus líneas severas y majestuosas, por la pureza modernista de su estilo y en razón de la función urbana que cumple, pero sobre todo por su misión simbólica, como cabeza en la Región de un Poder del Estado, constituye en sí un gran patrimonio. Surgido de un terremoto, ya ha sobrellevado dos más, en 1960 y en 2010; nuestro compromiso es cuidarlo para que siga prestando su noble función por muchos años más. Máquina de escribir marca Underwood. Actualmente decora una de las dependencias de esta Corte, y es de propiedad de doña María Julia Quezada Cabezas, Oficial Estadístico de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Concepción. 71 Sala de reuniones y recepción de la Presidencia de la Corte de Apelaciones de Concepción y libros patrimoniales que pueblan sus anaqueles. Cuadro donado a la Corte de Apelaciones en el sesquicentenario de su instalación, bajo la presidencia de don Guillermo Silva Gundelach, año 1999. 72 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Acta que da cuenta del inicio de los trabajos de construcción del actual Palacio de los Tribunales de Justicia, de 6 de octubre de 1948. 73 Reloj hall de ministros. Ubicado en el cuarto piso de Edificio de Tribunales, en cuyo interior se puede leer “Corte de Apelaciones de Concepción”. Forma parte de un gran mueble de madera que en su parte inferior presenta una cavidad destinada a chimenea; mientras que en la parte alta se distingue tallado el Escudo Nacional. Detalle del respaldo, finamente tallado, de la silla del Presidente de la Corte de Apelaciones, que se ubica en la Sala de Plenos de la Corte. 74 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory En la Plaza de los Tribunales se encuentran dos monumentos, que datan del Cuarto Centenario de Concepción, que se celebró el 5 de octubre de 1950: la estatua de Bernardo O’Higgins en el combate de El Roble y el homenaje de la Armada a la ciudad. Sala de Plenos (detalle). 75 76 La corte cotidiana C ada mañana, la Corte se puebla de voces y se agita con los pasos de los abogados que esperan su turno para alegar. En los pasillos se negocia, se argumenta o simplemente se conversa, para acortar la espera y relajar los nervios. En cada sala, los Ministros y, en ocasiones, un público ansioso, escuchan las relaciones y los alegatos, que abren paso luego a los acuerdos. Es la vista de las causas, el corazón de la actividad jurisdiccional que la Corte de Apelaciones desarrolla y ha venido realizando, desde hace ya 163 años. Por la tarde, se hace el silencio en el edificio. Es la hora de la reflexión y el estudio; surgen allí las resoluciones y las sentencias que harán avanzar los procesos, solucionarán las controversias y alimentarán la jurisprudencia chilena, a la que la Corte tanto ha contribuido. 77 78 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory 79 80 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Entre los tribunales de la jurisdicción se encuentra el Tribunal Oral en lo Penal, los Juzgados del Trabajo y los Juzgados de Familia. 81 82 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory 83 84 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory El entorno de la Corte late al pulso de la ciudad, por el carácter de espacio público y eje articulador de la vida urbana, que representa la Plaza de los Tribunales, en relación a la Diagonal y la calle Barros Arana, principal arteria comercial de Concepción. 85 86 Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory Corte de Apelaciones en 2012. De pie, de izquierda a derecha, Renato Campos González, Freddy Vásquez Zavala, Hadolff Ascencio Molina, Eliseo Araya Araya, Raquel Lermanda Spichiger, Carlos Aldana Fuentes, Juan Villa Sanhueza, Patricia Mackay Foigelman, Jaime Solís Pino, Claudio Gutiérrez Garrido, Juan Rubilar Rivera y César Panés Ramírez. Sentados, de izquierda a derecha, Vivian Toloza Fernández, María Elvira Verdugo Podlech, Sara Herrera Merino, Diego Simpértigue Limare (Presidente), María Leonor Sanhueza, Matilde Esquerré Pavón y Juana Godoy Herrera. 87 Regentes y Presidentes de la Corte de Apelaciones de Concepción REGENTES 1849 - 1852 1852 - 1854 1854 - 1859 1859 - 1890 don José Miguel Zañartu y Santa María don José Miguel Barriga y Castro don Waldo Silva Algüe don Carlos Risopatrón Escudero PRESIDENTES 1891 – 1892 1892 – 1893 1893 – 1898 – 1910 -1913 1894 – 1902 1895 – 1900 – 1904 – 1912 – 1916 1896 – 1897 1897 – 1907 1899 - 1905 – 1917 1901 – 1906 1903 – 1909 – 1914 1908 - 1917 – 1923 1911 - 1912 1915 – 1922 1918 – 1925 1919 1920 1921 1924 – 1931 – 1938 – 1942 1926 1927 1928 – 1934 - 1941 1929 – 1936 – 1943 1930 - 1937 – 1944 1932 1933 – 1940 – 1947 1935 1939 – 1946 – 1953 1945 1948 1949 88 don Miguel L. Valdés don Luis Martínez Rioseco don Julio Zenteno Barros don Enrique Egaña S. don Manuel Rodríguez Cisternas don Juan N. Parga Salgado don José Arístides Ojeda don Guillermo Mac Kay don Emiliano Fuentes del Río don Exequiel Figueroa Lagos don Luis David Cruz Quintanilla don Ramón Navarro Ocampo don Alberto Smith Solar don Benedicto de la Barra don Romilio Burgos Melo don Carlos Alfredo Novoa Levancini don Guillermo Hermosilla don Humberto Bianchi Valenzuela don Guillermo Marshall Henríquez don Alberto Seguel López don Alfredo Larenas Larenas don Gonzalo Brañas Mac- Granth don Álvaro Vergara Vásquez don Constantino Muñoz Henríquez don José Arancibia Arancibia don Juan Ortúzar Rojas don Lucas Sanhueza Ruiz don Juan José Veloso Rivera don Emilio Poblete Poblete don Ricardo Kast Miranda Diego Simpértigue Limare Armando Cartes Montory 1950 – 1957 1951 1952 1954 – 1959 1955 1956 1958 1958 – 1961- 1969 1960 – 1962 –1968 1962 1963 – 1969 – 1970 1964 – 1971 1965 – 1972 – 1979 – 1992 1966 1967 1973 – 1980 – 1981 – 1993 1974 – 1982 – 1983 – 1994 1975 – 1984 – 1985 1976 – 1986 – 1987 – 1995 1977 – 1988 – 1996 1978 - 1989 1990 1991 – 1997 1992 – 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 don Rolando Peña López don Francisco Espejo Cortez don Marco Velasquez Gutiérrez don Julio Salas Quezada don José Matas Climent don René López Vargas don Raúl de Goyeneche Petit don Pedro Parra Nova don José Cánovas Robles don Guillermo Novoa Justrow don Enrique Broghamer Albornoz don Héctor Roncagliolo Dosque don Víctor Hernández Rioseco don Tomas Chávez Chávez don Abraham Solís Guiñez don Carlos Cerda Medina don Enrique Tapia Witting don Eleodoro Ortiz Sepúlveda don Luis Rodríguez Salvo don José Martínez Gaensly doña Ana María Espinosa Daroch doña Cristina Aqueveque Castro don Arpelices Morales Sánchez don Enrique Silva Segura don Guillermo Silva Gundelach don Fidel Henríquez Saavedra doña Sara Herrera Merino don Freddy Vásquez Zavala doña Irma Bavestrello Bontá doña Irma Ester Meurer Montalva doña Isaura E. Quintana Guerra doña María Eugenia González Geldres don Renato Alfonso Campos González doña María Leonor Sanhueza Ojeda don Eliseo Antonio Araya Araya don Juan Clodomiro Villa Sanhueza don Enoc Claudio Gutiérrez Garrido don Diego Gonzalo Simpértigue Limare 89 Bibliografía Academia Chilena de la Historia, Real 1861-1871”, Revista de Derecho de la niAudiencia de Concepción 1565-1573, Talle- versidad Católica de la Stsma. Conres Gráficos de la Editorial Universi- cepción, Facultad de Derecho, 2003. taria Santiago, 1992. Campos Harriet, Fernando, “La Real Amunátegui Solar, Domingo, Don Audiencia en Concepción”, Atenea N° Miguel José de Zañartu y Santa María, 465-466, 1992. pp. 151-156. Ediciones de la Universidad de Chile, Campos Harriet, Fernando, Concepción Santiago, 1944. en la primera mitad del siglo XX, Editorial Arredondo Reynaldos, Claudia Anto- Orbe, Santiago, 1985. nieta, “Cortes de Apelaciones de Chile Siglo XX” (1925-1956). Universidad de Chi- Campos Harriet, Fernando, Historia de Concepción 1550-1970, 4° edición, Editole, Facultad de Derecho, 1957. rial Universitaria, Santiago, 1989. Barrientos, Javier, “La Real Audiencia de Concepción (1565-1575)”, Re- Campos Harriet, Fernando, Historia de vista de Estudios Histórico-Jurídicos XV, Concepción 1550-1970, Editorial Universitaria, Santiago, 1982, tercera edición. Valparaíso, Chile, 1992-1993. Bianchi V., Humberto y Bianchi H., Juan, “Centenario de la Corte de Apelaciones de Concepción”, Revista de Derecho, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción y del H. Consejo Provincial del Colegio de Abogados de Chile, año XIV, eneromarzo de 1946, N° 55. Carrasco Delgado, Sergio, “La justicia en Concepción”, en Boletín de la Sociedad de Historia de Concepción, Núm. 7, año 1994. Corte Suprema de Justicia, Conmemoración 180 años, 1823-2003, Santiago, 2003. Bravo Lira, Bernardino, Anales de la Domeyko, Ignacio, Mis viajes, EdicioJudicatura chilena, Corte Suprema de nes de la Universidad de Chile, SanJusticia, santiago, 2012, 2 volúmenes. tiago, 1978. Briones Valenzuela, María Andrea y Berton Cisterna, Glenda Elena, “La Administración de Justicia en Concepción, durante el gobierno de don José Joaquín Pérez Mascayano, Años Dougnac, Antonio, “Un jurista penquista: Juan de Dios Vial del Río (1774-1850)”, Revista de Derecho, Universidad Católica de la Santísima Concepción, nº 13, Concepción, 2005. Fuenzalida Pereira, Jorge, Un siglo de Quintana Benavides, Carmen, Biblioestudios jurídicos en Concepción, Universi- grafía sobre Corte Suprema, Corte de Apedad de Concepción, 1986. laciones de Concepción – Historia, extraída de la Base de datos Red de Bibliotecas Germany Navalón, Nancy y Puga Lo- del Poder Judicial, marzo de 2011. zano, Juan Antonio, “Breve reseña Histórico- Funcional de la Administración de Silva Jeria, Silvana, “Prosopografía de Justicia en Concepción”, Universidad de los Ministros y Fiscales de las Iltmas. CorConcepción, Facultad de Ciencias Ju- tes de Apelaciones y Excma. Corte Suprerídicas y Sociales, 1977. ma de Justicia. 1810-2000, Memoria de prueba, Facultad de Derecho UniverGonzález A., Tulio y Loayza M., sidad de Chile, Santiago, 2000. Dinka, “Los 150 años de la Corte de Apelaciones de Concepción”, Revista Sin autor, El Libro de la Provincia de Conde la Sociedad de Historia de Concepción, cepción, Talleres Gráficos de El ImparConcepción, Nº 9, 1996, ps. 64-67. cial, Santiago, 1944. Mazzei, Leonardo, “La Primera Audiencia de Chile: Concepción (15671575)”, en Instituciones y funcionarios en Chile Colonial, Juan Guillermo Muñoz Correa (editor), Serie Nuevo Mundo: Cinco siglos, nº 7, Santiago, 1992. Sotomayor y Baeza, Rafael, Memoria de Intendencia, Concepción, 1856. Villavicencio G., Víctor, “La Escuela de Leyes de la Universidad de Concepción”, Revista de Derecho Universidad de Concepción, abril de 1944. Oliver Schneider, Carlos y Zapatta Silva, Francisco, El libro de Oro de Con- Yáñez Flores, Waldo, “Corte de Apecepción, Litografía e Imprenta “Con- laciones de Concepción, 1845-1945”, Universidad de Chile. Facultad de cepción”, Concepción, 1950. Derecho, Tesis para optar al Grado Ossa E., Vicente, Serrato Abraham y de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Contardo, Fanor, Concepción en el Cen- Sociales, 1996. tenario Nacional, 1810-1910, Litografía e Imprenta Soulodre y Cía., Concepción, 1910. Pacheco, Arnoldo, Historia de Concepción. Siglo XIX, Cuadernos del Bio Bio, Concepción, 1996. Colofón Este libro fue diagramado con tipografía cochin e impreso en papel couché de 130 gramos, en los talleres de Trama Impresores S.A., en Hualpén, Chile, en agosto de 2012. Ejemplar Nº