Sociedad Argent ina de Terapia Familiar www.geocities.com/terapia_familiar/ Las nuevas constelaciones familiares Familias Ensambladas (Lic. Irene Loyácono *. 1994) Introducción Los albores del siglo XXI nos enfrent an con grandes cambios sociales. Uno de ellos es el cambio que t ant o t erapeut as como ot ros pensadores, venimos observando en las formas familiares. Se dan en la sociedad, y acuden a la consult a nuevas const elaciones familiares que nos exigen revisar nuest ra ideología acerca de la familia, a fin de est ar preparados para poder ayudarlas en sus dificult ades evit ando const it uirnos en j ueces morales o en agent es de cont rol social. Definir hoy a la familia no es fácil. Aut ores de diferent es disciplinas se t opan una y ot ra vez con realidades ambiguas que escapan de una cat egorización sencilla. La clásica definición: "parej a het erosexual unida por un vínculo legal, que convive con sus hij os; con lazos de sangre, afect ivos y económicos", ya no alcanza. Hoy el t érmino "familia" es usado para designar a muy diversas agrupaciones de adult os y niños que carecen de uno o varios de los crit erios de la definición clásica. Así, por ej emplo, llamamos familia a: las parej as unidas de hecho, con hij os, que carecen del vínculo legal. las familias uniparent ales que carecen de la parej a het erosexual. los grupos con hij os adopt ivos que carecen de vínculos de sangre. los hij os del esposo/ a del progenit or que muchas veces son vividos subj et ivament e como hermanos y funcionan como t ales. También surge la pregunt a: un padre que no convive con sus hij os ¿no t iene familia? Si buscamos en la legislación argent ina, encont ramos que el Código Civil omit e una definición formal. Dicho Código menciona a la familia en un art ículo referido al derecho de uso y habit ación de una propiedad y dice: "...la familia comprende la muj er, hij os legít imos y nat urales(...), los sirvient es necesarios, las personas que al moment o de la const it ución del uso vivían con el usuario, y las personas a los que ést os deban aliment os". Art .2953 En ot ro lugar, en los art .367 368 y 369, el Código Civil det ermina que la obligación de aliment os, que es recíproca, se debe ent re: o los parient es por consanguinidad: el padre, la madre y los hij os. En falt a de padres: los abuelos y abuelas y demás ascendient es. Los hermanos ent re sí. o los parient es legít imos por afinidad: el suegro, la suegra, el yerno y la nuera. o los parient es ilegít imos: el padre, la madre y sus descendient es, o cuando aquellos falt en, el abuelo, la abuela y sus niet os y niet as. En la Ley 14.394 del año 1954 se est ablece: "... se ent iende por familia la const it uida por el propiet ario y su cónyuge, sus descendient es o ascendient es o hij os adopt ivos o, en defect o de ellos, sus parient es colat erales hast a el t ercer grado inclusive de consanguinidad que convivieren con el const it uyent e" Est a definición de familia excede en mucho lo que ent endemos en la act ualidad por t al. Convendría ent onces, int ent ar una definición desde el punt o de vist a funcional. Consideraremos "familia" a t oda asociación duradera por vínculos afect ivos y económicos que incluya una parej a o adult o en función parent al y menores a su cargo, y donde rij a el t abú del incest o (es decir que est én reguladas, con mandat os y prohibiciones, las relaciones sexuales) Función de la familia La familia como inst it ución cult ural cumple una función en t res niveles: • para los individuos adult os: sat isfacer sus necesidades de vínculos personales de int imidad, y sus necesidades de t rascendencia en los hij os. • para los niños: sat isfacer sus necesidades de afect o y de cuidados mat eriales hast a que puedan valerse por sí mismos. • para la sociedad: la producción y crianza de nuevos miembros de la sociedad. La familia, un conjunto con reglas La familia es un sist ema: un conj unt o de personas organizado, regido por reglas de funcionamient o, diferent es de las que orient an las conduct as de cada miembro t omado aisladament e. Es un t odo dinámico en el que el comport amient o de cada uno depende de las relaciones que lo unen a los demás miembros de la familia. Las relaciones est án reguladas por los valores y las normas que const it uyen una especie de modelo de familia. Modelo familiar: es un modelo cult ural, en el sent ido que cada cult ura (y dent ro de ella cada grupo social) propone una ciert a concepción de la familia, de los roles de los diferent es miembros, de sus funciones, y del t ipo de relaciones afect ivas y operat ivas que t ienen los unos con los ot ros. Por ej .: el modelo pat riarcal propone est rict a diferenciación de roles por sexo, poder dominant e del padre, valores de aut oridad, respet o, sent ido del honor. A part ir de ese modelo cult ural cada familia puede elaborar su propia variant e personal. Con est o queremos enfat izar que nada hay de nat ural en la forma familiar. Como product o cult ural va cambiando a t ravés del t iempo. En la sociedad occident al t enemos, por ej emplo, el paso de la familia ext ensa a la familia nuclear, ocurrido en el siglo XX. También, el cambio en el lugar ocupado por los abuelos, ant es personaj es cent rales venerados y hoy personaj es devaluados dest inados a pasar sus últ imos años en residencias geriát ricas. Si los modelos y las formas familiares han ido evolucionando podemos esperar que seguirán haciéndolo. Desde hace unas décadas venimos asist iendo a las t ransformaciones familiares producidas por el divorcio y los ult eriores mat rimonios. Formalment e, la familia comienza con la parej a que es una est ruct ura vincular que se const it uye para durar pero est á en permanent e cambio. Sabemos que el logro de una dependencia adult a y madura, condición de la vida familiar sat isfact oria, t iene un equilibrio frágil. Es el result ado de un proceso permanent ement e en acción y no un bien adquirido desde el comienzo y para siempre. Por ello exist e la posibilidad de fract ura o divorcio. En la familia se dan diferentes vínculos: · alianza: afinidad ent re los cónyuges. · filiación: ent re padres e hij os · consanguinidad: ent re hermanos (frat ría) El vínculo de alianza incluye dos parej as: la parej a conyugal y la parej a parent al. La pareja conyugal: se const it uye por elección mut ua, su función es la sat isfacción mut ua. Su est ruct ura est á influida por t res modelos: individuales, diádicos y sociocult urales. Implica mut ua dependencia afect iva, económica y sexual. Se disuelve con el divorcio. La pareja parental: se const it uye con la llegada de los hij os. Su función es la crianza de los hij os. No se disuelve con el divorcio pues ambos padres siguen siendo responsables de la crianza. Los hijos después del divorcio El hij o ha sido llamado el "sujeto que sujeta" pues más allá de su int encionalidad, su mera presencia mant iene suj et os a sus padres en un vínculo de pat ernidad compart ida. El hij o ocupa un lugar act ivo, de int ermediario, suj et ando sin necesariament e unir. El hij o es mediador art iculando el conflict o ent re sus padres si ést e exist e. También es mediador a t ravés de sus genes y del afect o que el hij o sient e por el "ot ro" progenit or. Se configura de est a manera una peculiar forma de poder, inst it ucional y psicológico que los hij os inst rument an concient e o inconcient ement e en est rat egias t ípicas. Est e poder pone a prueba a los padres: ¿será el ot ro el elegido? Est e poder se acrecient a en la medida del desacuerdo ent re los padres. Y, sin excepciones, est e poder es fuent e de angust ia para el hij o. Nuevas formas familiares En la sociedad y en el consult orio es cada vez más frecuent e encont rarnos, a consecuencia del divorcio, con familias que no responden a la t radicional const it ución: padre, madre e hij os comunes. Las nuevas formas familiares más frecuent es son las familias uniparent ales y las familias result ant es de segundos mat rimonios. Familias uniparentales, sobre t odo a cargo de muj eres. En est as familias frecuent ement e adquieren import ancia en la dinámica familiar ot ros parient es como los abuelos y t íos. Y la empl eada domést ica, una figura cuyo papel aún no ha sido suficient ement e est udiado aunque muchas veces adquiere un prot agonismo cent ral en la dinámica de la familia. Familias ensambladas o familias reconstituidas (no se ha encont rado aún un t érmino que result e t ot alment e sat isfact orio para designar a est as familias) son las familias result ant es del ult erior mat rimonio de personas con hij os de mat rimonios ant eriores. ¿Qué part icularidades t ienen est as nuevas familias result ant es de segundos o ult eriores mat rimonios? Para facilit ar la exposición, vamos a llamar mat rimonios a t odas las parej as que conviven en forma est able independient ement e de que est én unidas legalment e. Y vamos a llamar solt ero a t odo adult o sin hij os previos a la unión. Hay diferent es const elaciones familiares en familias ensambladas. Los casos se mult iplican al t ener en cuent a el género de los progenit ores (ya que no es exact ament e lo mismo que, por ej emplo para el primer caso, sea el hombre o sea la muj er quien t iene hij os del primer mat rimonio); si los hij os conviven o no; y si exist e o no un hij o en común. CASOS: solt ero -- divorciada con hij os convivient es solt era -- divorciado con hij os convivient es solt ero -- divorciada con hij os no convivient es solt era -- divorciado con hij os no convivient es ambos divorciados con hij os convivient es de los dos ambos divorciados con hij os convivient es de la muj er ambos divorciados con hij os convivient es del varón ambos divorciados con hij os no convivient es de los dos La variable hij o en común mult iplica por dos est a list a. Sumamos ent onces 16 const elaciones familiares que present an caract eríst icas diferenciales Características de las Nuevas familias Las familias result ant es de segundos mat rimonios t ienen un origen remot o en un int ent o fallido: el divorcio. Y un origen cercano en la persist encia t ant o de la necesidad de relaciones de int imidad como en la persist encia de la esperanza y el coraj e para un nuevo int ent o. El divorcio implica el dolor por la pérdida de la ilusión de la primera familia y grados diversos de culpa frent e a los hij os y frent e a las familias de origen. El divorcio de los padres es sin dudas una pérdida para t odos, los cónyuges y los hij os. Pero no necesariament e debe ser un suceso t raumát ico. Const it uye sí una crisis vit al. Pero no t oda crisis vit al es un suceso t raumát ico. Hombre y divorcio. Quiero mencionar un hecho cuyo peso aún no ha sido evaluado en sus consecuencias y es el de que, en nuest ra cult ura, después del divorcio, son los hombres los que circulan. El hombre que no convive con sus hij os es un visit ant e en el hogar de sus hij os. Si ést e es el que fue el hogar de la parej a divorciada suele producirle (al varón) una sensación de ext rañamient o, de no realidad, que deberá elaborar. Si el hombre, en su segundo mat rimonio, va a vivir a casa de su nueva esposa y los hij os de ést a, t iende a ser t ambién un visit ant e en est e hogar, mient ras mant iene un vínculo de pat ernidad con la parej a ant erior, y con sus propios hij os en el ot ro hogar. En la mayoría de los casos el hombre, al divorciarse, se queda sin casa, sin infraest ruct ura domést ica, "sin familia". Tal vez por ello t iende a ser el primero que forma nueva parej a. La nueva pareja. La familia instantánea. Frent e al nuevo mat rimonio surgen fant asías que van desde la novela rosa de Doris Day al t error de Las pesadillas de Freddy. Con el nuevo casamient o se produce una “ familia inst ant ánea” . No se dispone de los 9 meses de espera. La unidad "progenit or - hij o" precede a la "unidad marit al". El nuevo compañero/ a debe "adopt ar" en ciert o modo a los hij os de su cónyuge. Est amos en la const elación: "Nosot ros" y "los ot ros" (en relación a los agrupamient os por vínculos de sangre) pot encialment e conflict iva. En general, podemos decir que en est as familias hay dos familias. Coexist en dos cult uras familiares que se present an a t ravés de los niños. La mirada del ot ro cuest iona lo correct o o adecuado de lo propio. Es inquiet ant e. Est a nueva parej a, para t ener éxit o, exigirá ent onces const it uirse de ot ro modo, con menos idealización y una evaluación más realíst ica de la sit uación. En la const it ución de est a parej a j uegan, además de las aspiraciones comunes a t oda parej a, algunas ot ras expect at ivas, fant asías y t areas: · compensar el fracaso de la parej a ant erior en est a parej a: a veces se corrigen los errores de la parej a ant erior, sin darse cuent a de que ést a es ot ra parej a, al modo como muchas veces se corrigen con los hij os los errores de la propia crianza sin darse cuent a que est e hij o es ot ra persona y sus padres son ot ros padres. · lidiar con el t emor a un nuevo fracaso en un moment o de fusión narcisist a como es el del enamoramient o. · caer en una excesiva idealización "est a vez no me equivoco" que puede provocar una menor t olerancia a las dificult ades inevit ables de la convivencia. · por el cont rario, si no hay excesiva idealización, la experiencia fallida ant erior puede aument ar la t olerancia a las dificult ades de la convivencia. "Los mot ivos por los que me separé la primera vez ahora me parecen t ont erías". · enfrent ar y elaborar las vicisit udes de la relación con los hij os del compañero: - es frecuent e la fant asía de que el amor al cónyuge va a producir el amor de los hij os propios hacia la nueva parej a o de los hij os del cónyuge hacia uno. - t ambién encont ramos la fant asía de que se va a querer a los hij os del ot ro como a la parej a - la fant asía del cónyuge sin hij os de lograr una buena relación con los hij os del ot ro a veces es función de su propio desamparo: "yo voy a proveer a est os niños sin madre o sin padre" Sin advert ir que est os niños sí t ienen padre o madre aunque no conviva. Ello lleva a una especie de int ent o de robo de hij os, con la fant asía de ser el padre o la madre ideal. - a veces el progenit or, sobre t odo el hombre, cede la pat ernidad a su nueva parej a que, sobre t odo si es una muj er sin hij os, puede verse agobiada por la crianza mient ras el padre se "borra" - ot ro ext remo es la dificult ad para acept ar los hij os del ot ro. Los hij os son vividos como rivales que roban el amor del cónyuge. Se ve sobre t odo en adult os que han sido hij os únicos. - el hij o inflige una ciert a herida narcisíst ica al cónyuge del progenit or que deberá ser elaborada. - el "choque de número": la logíst ica sobre t odo de los fines de semana (camas, comida, limpieza hogareña) puede ser complicada y result ar est resant e por el simple aument o del número de convivient es cuando arriban los hij os visit ant es. El hecho de que el único paradigma exist ent e para la relación ent re el cónyuge del progenit or y el hij o es el de madrast ra o padrast ro, que es un rol negat ivo, asociado a falt a de amor y malt rat o, hará necesario una negociación para acordar los lugares, el cónyuge no t iene que compet ir ni reemplazar al progenit or no convivient e. Será necesario encont rar un rol para el cónyuge del progenit or. Será un rol inventado que dependerá de las caract eríst icas de cada familia. Pero, al mismo t iempo, deberá est ablecerse una j erarquía congruent e: con front eras generacionales ent re adult os e hij os. Es imprescindible preservar el lugar y el st at us de los adult os en relación a los niños convivient es y visit ant es, del mismo modo en que se preservaría en caso de familia primera, a la vez que preservar el lugar de los niños en lo referent e a horarios, ropa, cama, et c. El cónyuge del progenit or deberá lidiar con una ciert a sensación de invasión frent e a los hij os visit ant es: - invasión "cultural": los niños compart en con su progenit or una hist oria ant erior con su cult ura peculiar, y, además, vienen de ot ro hogar que t iene unas ot ras paut as cult urales específicas. - invasión de demandas: los niños, con su presencia, plant ean demandas t ant o económicas (por ej . : salir a comer afuera 2 o 4 personas) como afect ivas (no se puede conversar t ranquilo, absorbe al cónyuge, niños manipuladores, et c.) Por part e del progenit or t ambién hay una sensación de invasión frente a la nueva figura parental represent ada por su nuevo cónyuge, que requerirá un esfuerzo de adapt ación: deberá hacerle un lugar frent e a los hij os, evit ando: la desaut orización, las coaliciones con los hij os propios, el t emor al robo de los hij os, la sospecha infundada de malt rat o. Es inevit able que en un comienzo se present en t ensiones. Tensiones que irán cediendo en la medida en que, gradualment e, los dist int os miembros van encont rando o negociando sus respect ivos lugares en la nueva est ruct ura. En las familias primeras los desacuerdos ent re los padres suelen t raducirse en desacuerdos en la forma de crianza. Sabemos que el "NO" del adult o que produce enoj o en el hij o, puede ser límit e saludable o puede ser rechazo. Est o se da t ambién en las nuevas const elaciones pero aquí la sit uación se complica por la sospecha de "falt a de amor" asociada a la inexist encia de vínculos de sangre ent re los hij os y el cónyuge. Est a sospecha agrava, así mismo, las t ensiones normales ent re figuras parent ales e hij os. El/ la ex Dij imos que el divorcio separa la parej a conyugal pero no disuelve la parej a parent al. Los divorciados no siempre pueden mant ener separadas las dos ident idades: ex cónyuge mant eniendo un ciert o cont act o con la persona que le causó infelicidad padre/ madre de mi hijo de los niños t rat ando de cooperar con la misma persona en la crianza En el mej or de los casos, los ex cónyuges mant ienen una relación relat ivament e dist ant e pero cooperat iva en relación a la crianza de los hij os. Pero, dado que son ex porque no pueden convivir j unt os, son de esperar diferencias de crit erios, de prioridades, de modos de vivir que son pot enciales fuent es de conflict o. Las relaciones de la nueva parej a con el/ la ex de uno de ellos o con los ex de ambos implica ciert os component es afect ivos que podemos considerar normales, así, por ej emplo, es de esperar ciert a dosis de: - celos (qué quiere ese/ a que t e llama t ant o?) rivalidad/ competencia (ese paseo a que invit ó a los chicos ¿lo pone en mej or sit uación que nosot ros? ¿Cambió el aut o? ¿Se llevan mej or que nosot ros?) sospecha paranoide (¿pide cambio de día de visit a para perj udicarnos?) Con ciert a frecuencia lament ablement e t enemos que asist ir a sit uaciones donde el/ la ex adopt a comport amient os sumament e host iles, con act uaciones severas: agresiones, secuest ro de los hij os, irrupciones int empest ivas, cambios unilat erales y arbit rarios de los acuerdos. Es cuando el/ la ex se t ransforma en la "loca" o el "loco". Una especie de pesadilla o de hipot eca sobre la nueva familia. En est os casos t enemos que dist inguir las sit uaciones que incluyen malt rat o direct o a los hij os, asociados frecuent ement e a severa pat ología psicót ica o psicopát ica, e indican la necesidad de medidas de prot ección que pueden llegar a impedirles el acceso a los hij os. Ot ro es el caso en que no hay malt rat o direct o a los hij os. Cuando el conflict o es un conflict o ent re adult os est á indicando la necesidad de revisar honest ament e las post uras de cada part e. Muchas veces se da una polarización ent re los ex que, sin dudas, provoca sufrimient o pero que, a la vez, permit e la at ribución proyect iva de t odo "lo malo" en el ot ro. Es convenient e t rat ar de ser obj et ivo en la evaluación de los comport amient os que se consideran poco cooperat ivos, evit ando las "guerras" o escaladas que perj udican a t odos por igual. Es import ant e t ener en cuent a que en las cuest iones familiares las "vict orias" que hacen "morder el polvo" a la ot ra part e no se sost ienen por mucho t iempo, y a poco andar se t ransforman en penosa derrot a para t odos los involucrados. Por eso es de fundament al import ancia poner los mej ores esfuerzos para lograr acuerdos relat ivament e j ust os que puedan sost enerse en el t iempo. Veamos algunos de los comport amient os poco cooperat ivos más frecuent es: Borrado: A veces el padre se alej a, no visit a cuando le t oca, devuelve alos niños ant es de t iempo. Reacciona de modo irresponsable o insensible. Generalment e est a conduct a se debe a una fuert e sensación de ser inút il como padre, o indeseable o innecesario. En est os casos puede ser út il el conversar acerca del t ema ofreciendo apoyo y confianza, señalando el sufrimient o de los niños y lo import ant e de él como padre, evit ando las acusaciones. Si no se puede revert ir est a act it ud, no es convenient e encubrirla. Hay que permit ir que los niños expresen su pérdida. Seductor: A veces el padre visit ant e seduce con regalos y permisos a los hij os haciendo quedar como "el malo" al progenit or convivient e. A veces lo hace la nueva parej a del progenit or convivient e y ent onces queda en mal lugar el progenit or no convivient e. Es import ant e no ent rar en una "guerra" de regalos, mant eniéndose firme en los principios propios. La seducción, t arde o t emprano, t ermina en frust ración. La función parent al es a largo plazo, en un doble sent ido: - es un esfuerzo de larga duración el "ret orno de la inversión" es a largo plazo: pasan años hast a obt ener el reconocimient o de los hij os, o por lo menos ent erarse de si la crianza fue "exit osa".(No es infrecuent e escuchar muest ras de reconocimient o ret rospect ivo hacia los padres por part e de los adult os: "¿ Cómo me aguant aban?", "La verdad, mi viej o/ a t enía razón", "Soy un hombre/ muj er "de bien" gracias a lo que mi padre/ madre me rompía la paciencia". Discrepante: Tiene opiniones y/ o valores no coincident es. "Abrigat e" - "no t e abrigues". "Los t rae a las 11 de la noche cuando t ienen que levant arse al día siguient e a las 7 para ir al colegio". "Les compra chicles cuando el dent ist a les prohibió las golosinas". Aquí es convenient e revisar honest ament e cuánt o lugar se est á dispuest o a ot orgar al derecho del ot ro padre a part icipar en la crianza. Solícito: A veces el padre ausent e durant e los primeros años de los hij os, se t ransforma en un padre solícit o luego de la separación y con hij os más crecidos. ¿Por qué ahora? En est os casos se t rat a de un cambio favorable para los hij os. Mal que le pese a un est rict o sent ido de j ust icia conviene hacerle lugar al "padre pródigo". En general en las relaciones con los/ las ex es convenient e la t olerancia y buena volunt ad sin que est o signifique abdicar la pat ernidad en casos de serio peligro para los niños (abuso sexual, malt rat o físico, descuido evident e.) Aunque algunas veces es indicado luchar (incluso j udicialment e) para preservar a los hij os y para preservar la propia función parent al, la mayoría de las veces result a esclarecedor revisar honest ament e la propia post ura explorando la acept ación de los siguient es hechos: 1. que uno/ una compart e la parent alidad 2. que un padre no es una madre, ni viceversa, por lo que serán inevit ables ciert as discrepancias en la crianza 3. que sin la part icipación del/ la ex el hij o de uno/ una no exist iría 4. que ése es el padre o la madre que le t ocó al hij o de uno/ una, con el que "hay que arreglarse" porque como progenit or/ a biológico/ a es irremplazable. Dado que no hay modelos est ablecidos para la relación ent re dos ex - cónyuges, est a relación t iene que ir creándose y revisándose sobre la marcha, hast a encont rar una fórmula que sea funcional para cada familia part icular. Tengamos en cuent a que, en la comunidad, puede causar t ant o escándalo que cónyuge y ex charlen cordialment e en una reunión escolar, como el caso opuest o en que cónyuge y ex aparent en ignorarse en una especie de alucinación negat iva. Los Abogados Un párrafo sobre los abogados: los abogados, en su gran mayoría, est án preparados para lit igar, es decir para obt ener el máximo beneficio para su client e sin preocuparse por el efect o que ello pueda causar a la ot ra part e. Est e no es en absolut o el mej or plant eo para los t emas de familia. En los asunt os de familia, las part es siguen relacionadas después del j uicio, y hay una serie de fact ores afect ivos en j uego que hacen necesario el logro de un arreglo sat isfact orio para t odos los involucrados como única garant ía de que se cumplirá lo pact ado. El marco de referencia deberá ser la negociación. Los hijos Frent e a la const it ución de una nueva familia, se plant ea una cuest ión ét ico - exist encial. La conciliación ent re el derecho a un nuevo amor por part e del adult o y la necesidad de prot ección por part e de los hij os. Será necesario encont rar alguna posición int ermedia ent re los dos ext remos de varias polaridades: En cuant o adult os: · · los adult os que buscan su felicidad sin t ener en cuent a a los hij os los adult os que, llenos de culpa, viven exclusivament e en función de sus hij os En cuant o cónyuges de una parej a con hij os: · · ret icencia en ej ercer la pat ernidad con los hij os del cónyuge int rusión como padre sust it ut o, apropiación de los hij os, compet encia con progenit or no convivient e En cuant o progenit ores hacia sus hij os: · Temor de privar a los hij os comunes o convivient es cuando llega el hij o visit ant e. · Culpa por carenciar al hij o no convivient e. En cuant o progenit or hacia su nueva parej a: · · abdica la pat ernidad en la parej a no dej a ent rar, bloquea, descalifica act it udes parent ales del nuevo compañero/ a. Se plant ea un delicado equilibrio de j ust icia para los hij os involucrados. Son diferent es hij os por su origen pero son t odos hij os. La conduct a de los adult os t iene un peso y una t rascendencia especiall cuando est os adult os son figuras parent ales. Sin dudas lo que daña a los hij os es la mala relación ent re los padres, ya sea que convivan o que est én separados. Nuevo hijo La decisión de engendrar un hij o pasa, en las nuevas familias, por las vicisit udes de replant ear las lealt ades, a veces genera culpa hacia los hij os ant eriores. Será import ant e crear un espacio donde puedan expresarse y t enerse en cuent a los sent imient os y las consecuencias de la decisión. Ese hij o a su vez, va a t ener un lugar especial, dado que va a ser el punt o de unión de los vínculos de sangre de las dos familias ant eriores. Las familias ensambladas en la Consulta psicoterapéutica. El psicot erapeut a deberá ocuparse de t odos los involucrados: - de los niños que por su inmadurez necesit an prot ección - de los adult os por su derecho al bienest ar y porque un adult o sat isfecho es mej or padre que uno frust rado o culpable. El obj et ivo de la int ervención t erapéut ica será ayudar a la familia a const ruir un modelo familiar que t enga lugar para t odos, para lo cual habrá que desarrollar al máximo los pot enciales de salud de t odos los involucrados. Hay dos t ipos de consult a: · prevent iva · por crisis conyugal o sint omat ología en los hij os Prevención Tengo buenas experiencias con familias que han hecho una consult a prevent iva, a las que sigo con ent revist as periódicas. En las consult as prevent ivas ant es de la convivencia se realizan ent re una y cinco ent revist as con la parej a desplegando las fant asías sobre la relación y los conflict os que pueden aparecer. Se t rabaj a en la explicit ación de los principales parámet ros que harán viable la relación. Apunt ando a la comprensión del campo relacional y favoreciendo los acuerdos y el enriquecimient o de la gama de respuest as que pueden implement ar en relación a los conflict os event uales. Por ej emplo: desde los hijos: · si rechazan a la parej a · si la provocan ("no sos mi papá/ mamá") · si el hij o se niega a ver al progenit or no convivient e desde la pareja: · las act it udes educat ivas · las habilidades para convivir con niños · la posibilidad de compart ir el amor del cónyuge · la capacidad de t olerancia de los vínculos previos de la parej a · el diseño de un lugar de adult o benevolent e para el cónyuge · · · la t olerancia de un lugar secundario respect o del progenit or del mismo sexo frent e a los hij os del cónyuge la evit ación de act it udes de seducción hacia los hij os del compañero la evit ación de int ent os de reemplazar al progenit or no convivient e, esos chicos no son huérfanos · la elaboración del t emor al robo de los hij os por la parej a del/ la ex si hay hijos de los dos: · necesidad de ext ender a t odos los niños la prot ección adult a, con un especial cuidado de la j ust icia · revisión det allada de las caract eríst icas de edad, personalidad, madurez física y emocional, amigos, int ereses, preferencias y desagrados de t odos los hij os involucrados en la convivencia, y de la reacción de los hij os a los respect ivos divorcios. Se t rabaj a t ambién sobre las maneras de conducir la int egración de los niños a la nueva sit uación: · Permit ir que los hij os expresen sus sent imient os respect o de los cambios que implicará una nueva parej a. · Int eresarse por sus preferencias y desagrados sin abdicar de los int ereses y necesidades propias. Los hij os no deben t ener el poder para prohibir nada. · Respet o de los sent imient os de los hij os hacia el nuevo cónyuge: no est án obligados a quererlo, ni quererlo es una deslealt ad al progenit or. El nuevo cónyuge no es un nuevo padre, es un nuevo adult o. · Diseño y uso de reuniones de familia periódicas para aj ust ar y discut ir t ensiones. · Import ancia del t iempo, la paciencia y la comunicación, evit ando precipit ación, presiones, súplicas y amenazas. · Diseño del proceso de int egración gradual de t odos los int egrant es de las nuevas familias inst ant áneas. (Descripción, fot os, present ación, salida breve, vacaciones, convivencia est able.) · Explicit ación de expect at ivas por part e de los adult os. Pedido de colaboración. Terapia La act it ud t erapéut ica, como siempre en t erapia familiar, incluye: · aproximación empát ica a cada miembro · solicit ud de una revisión compromet ida de act it udes y conduct as · firmeza para evit ar ent rar en coalición de uno cont ra ot ro · at ención a las necesidades de los hij os · cuidado por los derechos de los padres · algún cont act o con el ex · habilidades negociadoras Como en t odos los casos, la consult a precoz t iene mej or pronóst ico. Lo peculiar en est as consult as es que son configuraciones que present an una complej idad mayor que las familias primeras. Dado que además de las dos familias de origen debemos t ener en cuent a ot ra u ot ras familias que son las del primer mat rimonio. Además de la posible nueva parej a del ex. Lo que amplía la gama de desacuerdos y posibles conflict os de lealt ades. La familia t iene, en función parent al t res o hast a seis adult os que deberán concert ar paut as de crianza compat ibles, además de arreglos cot idianos como horarios de visit a, vacaciones, provisión de ropa, j uguet es, profesores, cumpleaños, act os escolares, et c. La mult iplicidad de figuras parent ales puede ser fuent e de confusión pero t ambién puede represent ar un rico acervo de modelos ident ificat orios frent e a lo que los padres biológicos no pueden o no quieren brindar. Cuando hay conflictos severos con el/ la ex se t rabaj a con t odos los adult os (no necesariament e en ent revist as conj unt as), part iendo de la hipót esis de que la persist encia de discusiones y t ironeos sobre los hij os, implica la no resolución del vínculo ent re los ex. Si el/ la ex no quiere acceder a la consult a result a út il una llamada t elefónica del t erapeut a, explicit ando la necesidad de la ent revist a en relación al bienest ar de los hij os y garant izando una act it ud empát ica. Si fuera necesario, se realizan ent revist as por separado con los ex hast a que est én preparados para una ent revist a conj unt a fruct ífera. El consult orio del t erapeut a familiar es quizás el mej or lugar para realizar ent revist as ent re ex cónyuges en conflict o. Est as ent revist as se conducen con t écnicas de negociación que permit en evit ar los agravios personales y encont rar crit erios obj et ivos para guiar las decisiones referidas a los hij os compart idos. También es el mej or lugar para t erminar de resolver el vínculo ent re los ex. Quiero enfat izar que la complej idad mayor de est as familias no necesariament e significa pat ología mayor. Si pensamos que t oda la nosografía psiquiát rica se desarrolló en base a los cuadros present ados por personas criadas en familias t radicionales, es difícil afirmar que ellas son garant ía de salud. Hay cosas que pasan en las mej ores familias... Bibliografía Levy St rauss, C. La Familia. Anagrama. Barcelona, 1976. Isaacs M, Mont alvo B, Abelsohn D. Divorcio difícil. Amorrort u. Bs. As 1988. Gibert i E, Chavanneau S, Oppenheimer R. El divorcio y la familia. Sudamericana. Bs. As. 1985 Fox R. Sist emas de parent esco y mat rimonio. Alianza. Madrid, 1985. Puget , J, Bernard, M, et al. El grupo y sus configuraciones. Ed Lugar. Bs As, 1982. Boszormenyi Nagy, Spack. Lealt ades invisibles. Amorrort u. Bs As, 1983. * Lic. Irene Loyácono. Psicóloga. Psicot erapeut a Familiar. Ent renadora de t erapeut as. President e de SATF. Juan F. Seguí 3949 (1425) Buenos Aires. Argent ina. Tel: 54 11 4803-5095. Email: [email protected]