Madrid 24 d§. Marzo de 1895. Año II. PKECIOS DE SUSCRIPCIÓN I'AÜO AUKI.ANTADO F.ii Madi-id, >in m e s , 0,75 [icíietas.—Pi-<jviiiciaB, u n Ir¡ m o s t r é , 3.—Antillas e s p a ñolas y naciones firmantes del t r a t a d o i ) o s t a l , u n t r i m e s t r e , 12,50.—Kn los d e más paises,20.—Mano d e 2 5 e j e m p l a r e s , 1,50.—Número a t r a s a d o , 0,20.—Número cor r i e n t e , 0,10. DIRECTOR: D. Núm. 74. EL RESERVISTA ANTONIO P E R I Ó D I C O INt>EÍÍ?ENDl E N T E D E F E N S O R DE L A S E S C A L A S D E R E S E R V A , R E T I R A D O S V ¡GRATUITOS, É I N T E R E S E S G E N E R A L E S D E L E J É R C I T O Y A R M A D A RODRÍGUEZ El. NUEVO Í¡UI]IERN0 A las seis de la tarde de ayer se presentó el Sr. Cáuovafl del Castillo e^ laOámara do S. M. la Reina Regento, para entregar la lista del nuevo Gabinete; permaneció en dicha Cámara cerca de hora y media, y al salir de Palacio, dio á los periodistas la siguiente nota del nuevo Ministerio: Presidencia.—Cánovas. Guerra.—Azcárraga. Mari na.—Beránger. Gobernación.—('os Gayón. Estado. —Te tu áu. Gracia y .Justicia.—Romero Robledo. Ultramar.—(Jaatellanos. Fomento.—Bosch. Hacienda.—Navarro Reverter. Hoy. á las diez de la inaüaaa, ;ae presentará el nuevo Ministerio para jurar ante la Reina Regente. SEA BIEN VENIDO! Este e.s nuestro más ardiente deseo, al s6r llamado el partido liberal conser-rador á ocupar el puesto de la gobernación del Estado. Del caído i)artido i'usionista no qnerenios ocuparnos, j » r razón <lel respeto debido á los muertos. Empieza una'utaeva era,! y es pi-eciso consagrarse á aquello que con-; tribuye á la dicha y íelicidad do todos los' osjuiñoles. :, , -,.'-' Muchas son las dificultades, escollos y dejidichas que el partido liberal conserva-: doi- ónéiientra al Imqprse cargo del Gobiw'-i no; j)ero la poí-soualidad del ilustre j^fe,' ,'%'. Cánoyas del Castillo, os una garantía, l>or su talento,. jx)r su energía y por la, voluntad firmo de su carácter, para tener la , "Seguridad de qiie todos cuíil^tos tropiezos existan ha,ii de desaparecer nmy pronto,' entrando aaí él país en el estado do calma, y bienestar que tanto ansia y necesita. Sobre los asuntos de Guerfáj,, ¿qué diremos? ¿No es una poderosa garantía para^ los intereses generíil'es del Ejército, su bue-j na. organiz^ciíin, y bienestar de las clasoaj niilitares, la subida al ministerio de laj Guerra der ilustre'General Azcárrágaí'' , I Ciertamente, su venicla Q,l depiartaméutoj de Guerra es acogida con entusiasmo por todo el Ejérciío, pues éste iio olvidará jamás lo mucho que por él h a hecho, y hoyj confía en lo mucho que ha de hacer en sd beneficio, obedeciendo siempre al principia do que el Ejército es el sostén del orden yj garantía de la sociedad, como el de la honra é integridad de la patria. IJES Escalas de Reserva están de enhorabuena con el nuevo ministro, Sr. Azcárraga, porque él, que h a concedido derechos dq pensión á las viudas y huérfanos de los Subalternos, sin duda alguna dará solución á las Escalas de Reserva, porque no puede pasar desapercibido á su ojo previsor la situación desgraciada en que éstas se en-t cuentran. I i Qué sonrojo-ha de ser para el Sr. Lópeá Domínguez el día que vea que otro se ocupa y hace en favor de las Escalas de Reserva lo que él no hizo, estando táu obligado á ello! Pefo n o ; no queremos entristecer nues; tro ánimo con el recuerdo de lo pasado; hoy es día de fógbeijo, y precisamos disfau-r , tar de él con la d,ülée eápet-anza del háia-j güefíó porvenir que atité nosotros' se presenta. _ Saludamos cariñosamente á todos, y particularmente á su ilustre jefe, Sr. Cánoyas <lel Castillo; al infatigáhlé amigo nuestro^ Sr. Romero Robledo, y al digtlísirho General Azcárraga, diciendo á cada uño y a todos en conjuntó: i^EA BIEN VENIIX)! Al Sr. Mmistro de la Querrá, EXPOSICIÓN Mártires dePsonrojo, víctiijdas dé' sü fei ^ g i e s dé la injusticia, los Oficiales de las Escalas de Reserva saludan y felicitan á V. E. Y al hacer uso de ese derecho, con tanto gusto y honor ejercido hoy en este momento, está muy lejos de ellos jireparai- el ániino del miiñistro para mendigar su protección en el pleito qué sostienen, ni inclinaíla voluntad del General con recuerdos dé CRUZADO » S B PUBÍ/ICA fX>8 V E C E S E N LA S E M A N A fraternales campañas que iñoldearon su historia con la nuestra y esmaltaron más la envidiable historia de la patria. Si esos Oficiales aguardaron nueve años con resignación mal interpretada la venida del Mesías que el creador de esa infeliz Escala prometiera, las tinieblas del error y del apapiouamiónto que subsistían enturl)iaroñ su conciencia, y no fueron suficientes luces á despejarla los diáfanos derechos que les anipáraban cuando ese redentor vino, porqué ku mesiánidad era falsa y ficticia su virtud. Lo que esos Oficiales tomaron por-creación no fué más que un atentado colectivo con premeditación, alevosía y abti.so de autoridad. lo que tanto apetecía; lo demás me tiene sin cuidado. Pero com,o inientras hay vida hay esperanza, y el remedio de la vida que quitar-^ seles quería¡,existe en la farmacia de, justicia sin lab^^ptorio de favor, todo depepde de la bueu^ voluntad y energía deldop^r^ de Buenay^W, y poco ó nada tenemos que' adicionar para- robustecer nuestro derechp,! que está plpj;órico de argumentos. Si el Geeecal que el ^^hex de la epnsficuencia^í^forzaba al que le imponía el,4e; ministro (ip la Guerra, q\ip cofl, rneugUi* de la sí>riedad,y marcándose á sí migrnoxon; la responmhiUdad jurídica, como aii¡tor .^e¡ la citada Escala, creyó debilitar ese dere-| cho excluyendo á esos Oficiales de los be-i neficios que á los de la Activa idtoifgá lal novísima ley apodada del tapón, de igual | suerte que sus antecesores los habían ex-: cluído de'idériticás y análc^tis vfentajas, esoí Geu,9ral patentizó una vez rná^ ,q,ue,/^|^-di-í visg, es l%,piisma que la de eus; ^oeiiftigosi políticps^^ .mp aspiran,iáigo^)|einpAr; ¡<í^..\a.\ ívier^a 4®1,4erecho, y sus prácticas de go-' bierno son el derecho de la fuerza., ,,,, ! -, .Eiífla^ado, siin^uda,,,e}j(eeQ «1 atttop de| taja desdicliada Escala,.,par*«x«i.tar4a mmiración y merecer segunda voz el hcai®r; 4e sflr consejero de laiCarona, anatematizó' como militar y como tegislador en el Ctaigreso á sus enemigos políticos, porque reudían ciílto á laiuerza del niieda, hollando el altar del derecho que.á loe R^geryisfcas! ampara, sin escrúpulo de m*quinar al propio tiempo ese defensor un incensario para' cuando ocupaba el Poder perinmanla mis-! m a estatua, .ímorifiQWído Jos der«<iiQ9 qüíiej aift^sha^jíafomeníiad*y defendido ejn ,ho-i loq^Uí4to á Ift ambición y al miedotr,.'! .¡i i Esa es la historia, señor excelentísimo,' que a n o estar orlada con tanta lágrima,! movería á risa el proceder do u n Genpral; diputado de la nación y ministro de la>CoH roma;' historia con íidición d e atropellos, y? resetvas de mala fe que, á la vez q«e aikoálmente merma el número de protagonistas,: confirma en sus propósitos á los que sobreviven y vigoriza sus derechos^ que nunCa prescriben, y uadiey sin notoria injusticia, se atreverá á negar, á no ser que aspire á la peligrosa celebridad de apóstata de la verdad y de la razón. Y ahora, señor ministro, suplicamos nos tolere que en ocasión tan impropia como ©s la de felicitarle por su acceso á tan elevado puesto, le hayamos molestado con el relato de tan peregrina historia, molestia que atenúa el designio que abrigamos dé referir siempre esa historia, hasta que tropecemos en ese palacio con un hombre de conciencia y de eneígia que tome en cousideraciión nuestros ra¿onamientos y nos haga culiaplida'j'usticia, aunque nos caigamos de viejos y quedemos reducidos á seis. DESCARGAS Un recorte de í^í jr?'e>M;>o.- ' <Kl Cofreo cerraba anoche su Bnlanre con la siguien: te noticia; iLoB fondo» púWioos, firmes.'' V el Gobierno... en su lugar descanso.» Felizmente, élfusionista en su lugar está descansando. El de los muertos. ¡Hi no tolviei-a á levant*.rse! ¡Qué dicha para la patria! D. José ya ha mudado los ti-astos del palacio de Buenavista. También él ha cambiado su domicilio; Habrá' dicho para su coleto: ' ¡Ahí queda Oso! Ahora que otro sé ene'arguo de arróglaí lo que yo hp desarreglado. Con niÍ8 trastos y, mis canario» me Ueyó —¿Se han enterado ustedes qu#;«l amigo Ijópez ya no es ministro de la Guerra? '•'—¡Anda, leñe, pues ya lo creo!'^ poquito que nos alegramos nosotros los Reservistas. - - t e r o ¿por fin no hizo ijada eiiÍ()enefício de nptiedes, después de tanto tiei¿po como ha «st«do siwídQ ministro? ti - ^ P u e s no, *ifi!or; porque aqutt D. José que fué ministro taittp tiempo, le faltó éste para dar solución. —¡Ah!, vaflaos, y8,¡^omprend«iÍjlQ habrá dejado para eatiidiarlo^u la «^sición y poder hacerlo cu'aado de nueT»! vuelva al ministerio de la (luerra. ' -« ¿.Será posible que estemos condenados á íiroiver á ver á D, Pepe e n a q u ^ depattaiñtentoí" •' ••"•' • '-'i' ' ; ¡Lí'branos^ Señor, de semej[áá|B calami- * ,* ••••i. Otro recorte de nuestro apr«ciable colega El Tiempn: :,, . íCoii íúolivó de los áéüñtoa de adtnaíidad, llevan y traen los periódicos civiles á la prensil' i}ue se llama « l l i t a í > -^ ' ' ' Cotnosi'ilo. La prensa, militar no es, una arista que' ^s? rnúe,y^.á pnalquier viento. . Dice Jül NañonaJT i producidos enjladriaautea.yer a las puertas d e r P a l a i ció Real, justifican el estado de desasosiego en que el país vive y. 4pi!puiil afortuhftdamente Imlirá de «aliii p^breve, si?P ccinfivrnan lo» ruinóles Xav.orajDlee á un; cambÍQ totíil de política.» • Plor fin, ya vino el caanhio. . ., ¡Querrá Wos que el sosiego y la calmai Yuél'^h'^^rOfltb'á éste désV-éntürado país!; » •'•' >•''•••• TeneíHOsi e » el Poder ai ¡partido Mlyetal Amamantado'ettr'lás conjeturas y nutriconservador.^ , t• • : do en los i^bimnfeiamieíWtofe'y revolucio' "(jíahdes ^on la^ cuestiones de gotli^rno ne», descubrió un filón más ricO y menos costoso, cu la explotítéióii de la Inania reque. j^e. le presentan. formista; en éstfl, guerra incruenta, las víc; Esperemos á ver cómo procede, paraides- timas sufren y viven; pero como el derecho pué» jttzgar. i está vifíente y cuando lo» amantes de su l\)r lo pironto; manifestamos que riiliéS-l -iMtis soliciten privilegio pOF- la intención trá Confianza é n ^ l es grande, y por lótan-j de nuevos artefactos de su ilegal ambición y de nuevos cebos para incautos, con transto, esperamos que con el tacto, sabiduría yi gresiones jurídicas, se les contostará gráfi-i energía que adornan al ilustre Sr. Cánovas camente como el artífice do las Escalas y del ¡Caatillo, veremos i r resolviendo todo los tapones: ¡arre allá! en bien de los intereses de la patria. ES MUY JUSTO Dice El Ejércrto Español: «De un diario conservador: «Nuestro ilustre amigo el Sr. Komero Boblcdo está recibiendo muchos telegramas de felicitación de la isla de Cuba por su patriótica campaña efi favor de los ii^ereses de la graií Antilú.» Para campaña patriótica la que hizo el inismo señor para que se redujera el Ejército en Cuba durante el tiempo que fué ministro de Ultramar.» ; Si lo hepho entonceis no fj?é cqnyeni^nte, ¿por qué no se buscó el corregirle^ i ¿O es que los amigos del colega estuvie-; ron en el poder para no hacer nádá? ' ' ' \ Nada, eso no; mucho, sí; .pero muy nialoJ í^hElIdml: ' «Se dÍQe q\j(B AguUw» fvUelve éteiiti^reliiiel fcrobierao, que pfesidjp^ Sagasta,, , ¡ PoT<;^\^e es ^hombre deceso. Y hace muclio bulto, ' Tanto, qñp estorba en todas partes.» Y no solamente estorba él y el otro, sino q u e perjudican y dañan. Por eso, ni él ha e n t r a d o e n e l Gobierno ni éste se ha quedado eh'él poder. ' ARRE ALLÁ! El fervoroso culto del porvenir nos te^-^áj)ai}i|i^^ Ioyi%P/ff IfcitoSJ-^ejf realif zaoas ías concepciones que popularizaron una celebridad latente en una vulgaridad incógnita elabomda con antelación en el comité privado, en la camarilla de líi in»- ArARTAiJO nr, cofinKos N.'MÍ Los anuncios, reclaiuus y coiimnicados, á precios convencitmales. Toda la correspondencia al Administrador. No se publicarán artículos ni documento alguno que no vengan firmados por los interesados. No se devuelven los originales.' ADMINISTRADOR: D. J O S É RODRÍGUEZ D E ALBA triga, los proyectos de engi'andecimionto y progreso, encarnando aspiraciones del afecto á las personas, en la nobleza de los principios, en la comunidad de intereses, en todos los individuos y Cuerpos del Ejército. Ese culto idólatra nos tenía fascinados, y al célebre sobrino de SH tío se le colocó la aureola del saber, ya que carecía de las virtudes del ojuorrcro en el público concepto de todos los militares. ¡Cuánta sublimidad en el prólogo! ¡Cuánto escombro y cuánto ripio en la obra! No podía ser otra cosa; mal puede organizar un ejército él que con él no se identifique y experiniente sus necesidades desdo niño en la milicia. I^a baso del ongrandeciniiento militar y j)olítica do ose hipotético héroe de la guerra (jue finaliza sus días, como enano efectivo ile la ])olítica, fueron el favor y la intriga; su historia ostii tejida do am))as cosas, y por epílogo do ella quería con los mismos medios bordar los tres entorchados, pembraudo el odio y el antagonismo en el Ejército; miserables egoísmos que separaron y aislaron de las Armas generales millares de beneméritos Jefes y Oficiales por el crimen de creer sinceramente en ese redentor de invencible poder, de irresistible virtud para armonizar, todos los intoi-eses, todas las aspiraciones. A su desmedido amor al poder por el poder le era precisa la austerísima túnica de la justicia, y tomsttido por bandera de su ambición y escudo do su hipocresía el amparo del derecho de los Oficiales de la Escala de Reserva, que él dejó huérfana, obtuvo segunda vez la cartera de Guerríi. Al sentirse ho}' osos Oficiales víctimas du su propia confianza, éii la k\\\Q se apoyaron intenciones malsanas y se han realizado maléíi'sin cuento, andando el tiempo, oso Genérfil y sus'inspiradores serán los responsahlos de 'consecuencias' (¿ÚC pudieran ser má.«< dolorosas t|vró la^'c[üe hoy toéali, y lo quo el caduceo Genei-aP imaginó' ser gloIrioso epílogo dé su historia militar y'política, será la piquetíi de su fantástica i'opú^ tacióü, secuestradora M ' dei^chO' pOr íetóTiéa<3 de justicia, q^© eií'ltt'prácticA de ésta 'debiera pedirle cuenta, adémiás de la que le exigirá! ^el'inéxcirablo tlibuiíAl' de la his•toria.: Bedacción j Administración: ESCALINATA, 23 Un querido auscriptor á nuestro periódico nos escribe de lo justo que sería el qué también se concediese á los Primeros Tenientes de la Escala de Reserva el pase á activo en el Ejército de Cuba con el empleo inmediato, en las mismas condiciouea que diapone la Real orden circular del 14 del actual para los Segundos Tenientes. H e aquí lo que sobre el particular nos dice: - «Como quiera que al puMicarse la circular última, en la que se concede el pasé á Ultramar á los Segundos Tenientes que reúnan las circunstancias que k mÍMná exige,entendiendo que se lesionan lo» inte* : reses.de los Primeros Tenientes, puesto que de éstos habrá muchos q u e hubiesen aceptado en diehas condiciones, me permito llamar su atención sobre esto punto, con el fin de que trabaje lo posible á fin de quQ dicha disposición se haga extensiva á loé Primeros Tenientes, entre lOs que habría muchos que, conocedores de aquella clase de guerra y viendo en esta medida un4 compensación, aunque en ¡mrte de la postergación que vienen sufriendo, aceptairíaii gustosos el destino, sin embargo de ir á exponer su vida sin ventaja alguna, puesto que al darleá sil empleo no se les daba más que lo que legítimamente les corres, pondía.» Llamamos la atención del señOE ministro de la Guerra para que tome en consideración lo que anteriormente ae propone, nó ya solamente por la parte de compensación que pudieran tener los Primeros Teniente^ de la Escala de Reserva después de tantd degradación como han sufrido y están sufriendo, sino también por la necesidad que hay de Oficialidad que haya prestado servicios en Cuba, por las grandes ventajas que se experimentarían siendo conocedores del terreno y clase de guerra que allí se hace, los que mandasen las fuerzas destinadas á la gran Antilla. Por lo demás, no cabe duda que algunos de los Primeros Tenientes de la Escala de Reserva serían perjudicados con el pase á ('uba en el empleo inmediato de los Segundos Tenientes, pero todo perjuicio desaparecería en el momento que se diese solución á las Escalas de Reserva, por cuanto de esta manera cada uno tendría la compensación justa dándoles el empleo inmediato con la antigüedad que les ha correspondido. vSobre uno y otro particular llamamos ia atención de nuestros apreciables colegas en la prensa militar, para que con nosotros trabajen en el sentido de que por el ministerio de la Guerra se proceda á satisfacer las justas aspiraciones que anteriormente hemos manifestado. ¡A la orden, mi General! El periódico La Verdad, que ve la luz pública en Válladolid, en su número 30(), de 15 del CoPrientté, leemos él síguSértte artículo étín el titulo que encabezarhog ei^tas líneas: ' «¡Qué desdicha la nuestra! lista visto <[iie no gana uno para antiespBfsin odióos. Todo se vuelvo inquietudes, zozobras t disgustos de marca mayor. De un lado, pei-seCuciones y proeesaniientos; de otro, bofetadas y pies de paliza que'nos arrimail los políticos interfectos, ó los «sabaneros heridos en su amor propio porelfilode una miserable gacetilla. ' Pero todo es tortas y pan pintado, si se compara con la última desgracia llovida del Olimpo de Buenavista sobre el periódico militante. I [Ahí es nadltt lo del Ojo! El GeneralLópez Domi iiguez lia deirisnado en el CcuigiicsoqQe ni tiene periódicos ni suele leerlofei i i • Vvaju «stedá ver qué hace uno después de esta declaraciííipí del tieheral. : Mesarse los cabeitos, rabiar y patear^ victima de la mayor desesperación, i ¡Dios mío, qué malo se va poniendo el oficioGualfuiei-a trabaja con entusiasmo, sabidii! do que á. E. no ha de dignarse pasar sus;¿<¿ttirroí oy«s por los papeles públicos. i ¿Cómo había yo de suponer que el agtterrido art/!M'dn no gustaba los platos del día de Mariano de Cavia? ¿Cómo había de ereernadic que un Geneifal tan delicado y elegante no leía ni el Tiroteo de la Correspondencia Militar! Ahora me lo explico todo, como dicen en las coiuedias. S. E. no fué ni úMí^lilla ni á suca:.!a porque ignoraba las censuras do los periódicos. S. K. se concedió él tercer entorchado porque no se enteró de la opinión que le hacia la prensa. S. E., en fin, no sabe lo que piensa la opinión pública porque no lee periódicos. Pero vengamos á cuentas, mi General: esto, suponiendo que V. E. dejará á un lado el loco empeño de despreciar los consejos de Tos periódicos. Vamos á ver: si V. E. es soldado tan hisarro y taliente, COmo no puede menos, si no han desaparecido de su ánimo aquellos deseos dé pelea qvie daba á entender con la célebre frase «á Melilla 6 á mi cásaii, ¿por fjué río ha hecho algo para meter en cintura personalmente á Guillermón? ¿Es (iué á V. E. le repugna más la manigua de Cuba que el Gúrugú del Riff? De cualquiar modo que sea, nova á faltar algún malicioso que se diga: «El Getieral López Doinínguez quiso ir á Melilla por el tercer entorchado; pero como ocurrió una vacante tan á tiempo, ya no le tira la guerra fuera del ministerio.« Y puede que no lo falto razón. Pero aún le convendría á V. E. algo asi como un título que le limpie, fij^y dé esplendor en su cargo de príncipe de la milicia, y esto debiera conqiiistárlo en la manigua, oyendo silbar las balas de los mambises. PoNjue lo cierto es que no le caerla mal á V. E. el marquesado de Camagüeif, el condado del Potrero, ú otra distinción de esta especie, siempre con vistas á te, manigua. Pero sin duda V. fe., que no puede ver con malos ojos estas cosas, ya tendrá pensado algo jíara llegar cuando nienos á barón, sin a«pitiar el acre humo de la pólvora.