Fallo completo

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SENTENCIA NUMERO: CIENTO NOVENTA Y CINCO
En la Ciudad de Córdoba, a los quince días del mes de agosto de dos mil once,
siendo las doce horas, se constituyó en audiencia pública la Sala Penal del
Tribunal Superior de Justicia, presidida por la señora Vocal doctora María Esther
Cafure de Battistelli, con asistencia de las señoras Vocales doctora Aída Tarditti
y María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, a los fines de dictar sentencia en los
autos “Soriano, Maria Eugenia p.s.a. homicidio calificado –Recurso de
Casación-” (Expte. “S”, 21/2009), con motivo del recurso de casación
interpuesto por los Dres. Carlos Hairabedián y Sebastián Becerra Ferrer, en favor
de la imputada María Eugenia Soriano, en contra de la sentencia número ocho,
del veintitrés de abril de dos mil nueve, dictada por la Cámara en lo Criminal de
Primera Nominación de la ciudad de Córdoba.
Abierto el acto por la Sra. Presidente se informa que las cuestiones a
resolver son las siguientes:
I. ¿Es nula la sentencia por haber vulnerado el principio de razón
suficiente al sostener la imputabilidad de la acusada?
II. ¿Es nula la sentencia por haber incurrido en indebida fundamentación
al fijar la pena?
III. ¿Qué resolución corresponde dictar?
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Las señoras Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Dras. María
Esthre Cafure de Battistelli, Aída Tarditti y María de las Mercedes Blanc G. de
Arabel.
A LA PRIMERA CUESTION
La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo:
I. Por sentencia n° 8, del 23 de abril de 2009, la Cámara en lo Criminal de
Primera Nominación, resolvió: “...Declarar a María Eugenia Soriano, ..., autora
material y penalmente responsable del delito de Homicidio Calificado por el
vínculo con circunstancias extraordinarias de atenuación (art. 80 -último párrafodel CP), que le atribuye la requisitoria fiscal de fs. 362/369, e imponerle para su
tratamiento penitenciario la pena de catorce años de prisión, accesorias de la ley
y costas, en los términos de los artículos 5, 9, 12, 29 inc. 3°, 40 y 41 del Código
Penal y arts. 412, 550 y 551 del CPP..." (fs. 495 a 534).
II. Contra la decisión aludida deducen recurso de casación los Dres.
Carlos Hairabedián y Sebastián Becerra Ferrer a favor de la acusada María
Eugenia Soriano, invocando el motivo formal de la referida vía impugnativa
(CPP, 468 inc. 2°) (fs. 537 a 546).
Alegan que no ha sido respetado el principio in dubio pro reo, pese a que
las soluciones lógicas se bifurcan en sus corolarios, la opción de hierro debe
saldarse a favor del acusado, sea cual sea la convicción íntima generalizada.
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Luego de transcribir el hecho de la causa, sostienen que si la mayoría
hubiera razonado del modo que se pretende, habría llegado a una conclusión
distinta a la adoptada, toda vez que Soriano, al momento del hecho no ha podido
comprender la criminalidad del acto, ni dirigir sus acciones, por lo que resulta
inimputable en los términos del artículo 34 inc. 1° del CP.
Destacan que el médico psiquiatra oficial, ya desde un comienzo, aunque
descartando un impedimento en la comprensión y dirección de sus acciones,
refirió un "acto de cortocircuito", por un cierto grado de compromiso en su área
afectiva emocional, solicitando pericia psicológica.
De manera fundada -agregan-, la Licenciada Gabriela Cuenca, junto a la
perito de parte, concluyeron luego de varias entrevistas que María Eugenia
Soriano, al momento de los hechos que se investigan, atravesó un estado de
conmoción que le anuló la capacidad para comprender y dirigir sus acciones. Esa
conclusión fue reafirmada al deponer en el debate.
Critican, no obstante, que la sentencia se funda en manifestaciones
posteriores al hecho que habría efectuado Soriano ante sus familiares,
descartando el estado de conmoción de la conciencia. Lo que no se advierte, y le
resta razón suficiente, es que tales dichos habrían sido efectuados, dos días
después de sucedido el hecho, circunstancia temporal trascendente para analizar
en el caso concreto. Es que, como fue explicado en el debate por la perito
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médica, Dra. Lucattelli, con posterioridad al actuar, aún no habiendo podido
dirigir sus acciones, se puede reconstruir parcialmente lo que se hizo. Y ello es lo
que expresó Soriano a sus familiares, días después, no pudiendo razonablemente
de allí concluir necesariamente que sabía lo que hacía, y que dirigió su acción a
esos fines.
Su recuerdo -dicen-, es que "la tocó y estaba fría". Inmediatamente pensó
la maté, la asfixié. Es que el "comprender" no es lo mismo que "conocer". Saber
que se mata, no es lo mismo que saber por qué se mata y en el por qué de los
hechos está la razón, por la cual penalmente se condena o absuelve. El
comprender está asociado al sentido de algo. Si lo que se hace no tiene sentido,
no se ha comprendido. Por ser inimputable no es necesario otra cosa que la
verificación de una alteración morbosa en la mente, entendida ampliamente como
enfermedad que afecta al ser humano en su totalidad psíquica y física, sin que se
requiera ser siempre un enfermo mental. Estaba tan conmocionada su conciencia,
que le impidió dominar su voluntad.
Postulan que Soriano no pudo dirigir sus actos. Tuvo un cortocircuito, una
profunda perturbación y conmoción en el espíritu, y llevada por una fuerza
irresistible de la mente, que la sumió en la inconsciencia, cometió un terrible
hecho. Pero no era ella, porque no tuvo libertad de voluntad.
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Las peritos ponen de relieve la falta de comunicación, el hermetismo, la
falta de diálogo y quizás el desamor que existía entre los vínculos de la acusada,
la que debió atravesar por una vida amorosa caracterizada por sus frustraciones
afectivas. Determinan que presenta sintomatología de un estado crepuscular.
Reseñan lo expuesto por las profesionales.
El testimonio brindado por la perito sicóloga oficial en el debate da cuenta
que la acusada al momento del hecho tuvo una disociación profunda, llevándola a
un estado crepuscular de la conciencia en la cual la misma se encuentra alterada,
al extremo que ese estado de conmoción la entiende como un estado de
inconciencia.
Todas estas consideraciones han sido ignoradas en la sentencia, que
mediante un escueto informe psiquiátrico, pretende encasillar la conducta de
Soriano como la de un trastorno mental transitorio incompleto, invocando la
conformidad de la perito siquiatra de parte, Dra. Lucatelli, que no suscribió el
informe final.
La profesional pone de manifiesto en su informe por separado que María
Eugenia Soriano presentaba al momento del hecho un estado alterado de la
conciencia, y que existen distintos criterios valorativos de los fenómenos
observados. Transcribe el informe de la perito de control.
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La sentencia pretende desconocer como acto automático la circunstancia
de que la acusada colocó la placenta en el freezer de su casa, argumentando que
al ser detenida la Soriano manifestó que allí la había dejado y que la misma se la
había mostrado al médico que revisó la bebé. Enfáticamente sostienen que, más
allá del dicho policial, nunca el médico que revisó la bebé refirió haber visto una
placenta, como así también que ni su ex pareja, ni su cuñada, y menos aún el
grupo familiar, refirió tal circunstancia.
Señalan que en los casos en que la facultad de selección y valoración de la
prueba con que cuenta el Tribunal de mérito, en tanto y en cuanto no sean
ejercidas legal y racionalmente, pueden devenir en una arbitraria interpretación
de la fuente de conocimiento que lleva a una falsa motivación de la sentencia.
Por ello, si bien los actos del debate deben ser valorados por los jueces conforme
a la libre convicción, lo que constituye libertad de convencimiento, el mismo no
es absoluto ya que se excluye el convencimiento arbitrario. Y eso es lo que ha
sucedido en esta sentencia para fundar la imputabilidad.
Se ha olvidado en la sentencia que las circunstancias dudosas en materia
de imputabilidad deben resolverse a favor del imputado, y que el principio de que
debe probarse la imputabilidad debe preservar la no inversión de la carga de la
prueba. Reseña doctrina científica para sustentar su posición.
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Manifiestan que la acusada no es una enferma mental, no es una psicótica
ni una perversa, pero si tiene una personalidad "borderlaine", es decir está en el
límite. En el límite de la normalidad o de la psicosis. Depende de las
circunstancias que le toque vivir, que caiga para un lado o para el otro.
Recalcan que el siquiatra oficial estaba seguro –donde se asienta
fundamentalmente la Mayoría- que la iudicante tenía una disminución de la
capacidad mental, un estrechamiento de la mente, y que sin poder afirmar con
certeza creía, conjeturaba o suponía que sí había podido comprender y dirigir sus
acciones. En sentido opuesto, la siquiatra Dra. Lucatelli, concluyó que Soriano
actuó en un grave estado alterado de la conciencia, que tenía una amnesia parcial
y que sumado a su personalidad "borderlaine", tenía la firme convicción que no
pudo dirigir sus acciones.
Donde la psiquiatría duda, la psicología decide. Y la siquiatría ha dudado,
pues ha conjeturado, ha aceptado que no puede señalar con certeza, que es una
posibilidad pero no la verdad. Una conjetura es una opinión. La opinión es un
juicio débil, una especulación, que deja lugar precisamente a la duda. Si hay
opinión, existe una duda, y si hay duda, no hay verdad; por lo que será imposible
superar la duda actual en cuanto a la imputabilidad de la acusada.
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III. En lo que específicamente atañe al análisis de la imputabilidad de
María Eugenia Soriano, la mayoría del Tribunal ponderó los siguientes elementos
de convicción:
El Tribunal a quo, a fin de sostener la imputabilidad de la acusada tuvo en
cuenta los siguientes argumentos y probanzas, a saber:
* Las pericias psiquiátricas practicadas en la persona de María Eugenia
Soriano:
a) Dictamen del perito social Dr. Antonio Aválos de fs. 113/114, quien
concluyó que "...3) No se determinó en la pericia a prima facie ningún
impedimento en la comprensión y dirección de sus acciones. 4) Teniendo en
cuenta las características del delito, y el estado de la imputada que no nos
permitió continuar adecuadamente con el interrogatorio, considera menester
continuar la pericia.
b) Dictamen del perito oficial Dr. Antonio Avalos de fs. 236/237, el
que es suscripto por la perito de control Ángela Graciela Lucatelli, el cual da
cuenta que del examen psiquiátrico actual y las constancias obrantes en autos no
surge un impedimento en la comprensión y dirección de sus acciones. 2)
Destacamos cierto grado de compromiso en su área afectiva emocional y se
infiere como un intento de efectuar una comprensión fenomenológica de la
motivación delictiva se observa que los hechos son coincidentes con lo descripto
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por algunos autores como "actos en cortocircuito". Solicita una pericia
psicológica a los fines de profundizar sobre las características de su personalidad,
defensas psíquicas, etc., y cuyos resultados serán evaluados oportunamente.
c) El dictamen del perito oficial Dr. Antonio Ávalos de fs. 351/352, el
que informa "...con relación a los hechos que se le imputan, se conmociona, se
angustia manifestándolo a través de expresiones de llanto y presentando
sintomatología típica de estados crepusculares que serán descriptos más adelante.
Al respecto consideramos que aquí se puede afirmar y determinar, es la
conmoción afectiva, el llanto, la angustia, etc., pero no hacerlo estrechamente
vinculante al estado mental en el momento del hecho, ya que la sintomatología
típica de estados crepusculares que serán descriptos más la conmoción afectiva,
el llanto, la angustia, etc, pero no hacerlo estrechamente vinculante al estado
mental en el momento del hecho, ya que la sintomatología mencionada es un
estado emocional posterior que se puede corresponder con los que describen en
una publicación científica cuando se afirman que se podría argumentar que la
ejecución del delito fue altamente perturbadora y condujo a un alargamiento del
período disociativo post crimen. Es decir, encontrar signos y síntomas
emocionales o afectivos en un examen practicado pasado mucho tiempo después
de un hecho delictivo no permite efectuar un diagnóstico del estado mental de la
imputada al momento del hecho; 2) Se diagnostica una estructura de personalidad
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tipo bordelaine; 3) Se hace mención a la disociación y el estado de inconsciencia
al momento de los hechos, en este sentido es menester aclarar que para evaluar el
estado de inconciencia es menester tener en cuenta la amnesia y perplejidad que
las personas refieren en estos estados. Desde el punto de vista pericial es
importante determinar primero si la amnesia y perplejidad que las personas
refieren en estos estados. Desde el punto de vista pericial es importante
determinar primero si la amnesia invocada es real o simulada. En este sentido la
imputada en ningún momento simuló amnesia, además surge de las constancias
en autos que tuvo conciencia de los hechos fs. n° 12 "... no la di...", "la maté", fs.
n° 17 "...que la había asfixiado, que no dijera nada, porque la criatura no figuraba
en ningún lado, que si denunciaba irían preso los dos y que todo quedaba acá".
4) Por todo lo expuesto ratificamos las conclusiones del informe pericial
anterior" (fs. 523).
* Ampliación del dictamen de la Dra. Ángela Graciela Lucatelli, perito
de control, fs. 371/374, dijo que habiendo tomado conocimiento del Informe
Pericial Psicológico producido, se dice que: 1) corresponde aclarar que el estado
mental y emocional de la procesada al momento del examen, no tiene modo de
coincidir con el estado mental al momento del hecho. Soriano es examinada
meses después de la comisión del hecho y habiendo transitado un proceso de
contención familiar e institucional. 2) Los peritos médicos psiquiatras tuvieron
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una primera entrevista que estuvo teñida por la conmoción emocional de Soriano,
que le impedía conectarse con lo situacional, por lo que tomaron la decisión de
suspender la entrevista hasta tanto estuviera en condiciones de afrontar esta
situación. 3) De las entrevistas realizadas y el minucioso análisis del material
obrante en expediente se concluyó que se está ante un caso de estado alterado de
la conciencia en el momento del hecho, caracterizado como acto en cortocircuito
de Krstcchmer o reacción vivencial anormal de Schneider o trastorno mental
transitorio por Jiménez de Asúa y Henrique; provocado por la situacional que
transitaba desde la separación de su esposo, vivenciado como destructivo y
ratificado con la experiencia del parto solo en la casa, asistiendo a un centro
médico, sino recién en últimas horas de la tarde. 4) Es cuando se habla de estado
crepuscular de la conciencia, que los autores no logran acuerdos determinantes.
Para algunos, como Bonnet, la definición del estado de inconsciencia, requiere
amnesia como característica necesaria, mientras que para Cabello una dismnensia
o recuerdos en mancha de aceite o lagunas mnésicas son suficientes. Mientras
que para Peña Guzmán en el estado de inconsciencia "nadie afirma que la
amnesia sea una circunstancia esencial a la emoción. Tanto puede olvidarse de
los hechos como recordarlos más íntimamente por la fuerza de la impresión que
siempre causan los sucesos graves...". Además no se requiere de una base
psicopatológica para que se produzca un estado alterado de la conciencia por
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causa emotiva. Según López Ibor y Jiménez de Asúa puede existir un estado
emocional tan intenso que aún en un individuo no predispuesto llegue a producir
un trastorno mental transitorio. Por otro lado, los hechos automáticos
consecuentes al estado alterado de la conciencia son actos o gestos coordinados
sin intervención de la voluntad, con comportamiento rígido, estereotipado,
incoherente, absurdo a veces y con ciega dirección, con extraordinaria brutalidad
y brevedad de ese comportamiento brutal. Señala que María Eugenia Soriano
presentaba un estado alterado de la conciencia. En tanto que, en lo que atañe al
interrogante vinculado a la magnitud o alcance del compromiso de la conciencia
de María Eugenia Soriano, en la comprensión o dirección de sus actos en el
momento del hecho, se expone que es aquí en donde los autores establecen
diferentes criterios valorativos de los fenómenos observados o determinados a
través de los elementos de prueba, mas este Perito sostiene que Soriano
presentaba comprometida su conciencia con achicamiento del foco de la misma
con conductas automáticas (fs. 523 vta./524).
* La pericia psicológica oficial realizada por la psicóloga Gabriela
Cuenca sobre la persona de la acusada María Eugenia Soriano, da cuenta que la
acusada presenta una estructura de personalidad de tipo bordelaine.
No se
observan elementos que hagan pensar en una personalidad perversa ni
psicopática (fs. 336).
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Los mecanismos adaptativos a los que frecuentemente apela son la
negación y la disociación. El primero se caracteriza por negar aspectos de la
realidad, como así también emociones, actitudes, conductas y sus consecuencias
propias y ajenas. La disociación se caracteriza por separar el afecto del evento u
objeto que lo genera. En el presente caso es dable aclarar que se manifestaron
distintos grados de profundidad en la disociación, en virtud de las circunstancias
vitales que la imputada fue atravesando (fs. 336).
A continuación se detalla la dinámica histórica y psíquica que atravesó la
imputada y culminó en los hechos que nos convocan, a saber: separación con su
marido; reactualización de abandonos afectivos; la profundización del estado
depresivo que existía previamente; baja de peso significativa (12 kg); soledad,
incomunicación, ensimismamiento, aislamiento; embarazo no deseado, falta de
apoyo de su ex pareja, negación del mismo, lo que se traduce en falta de
controles médicos, como así también en la ausencia de desarrollo de los aspectos
fenomenológicos físicos de la embarazada; la negación era tanto para si como
para terceros, disociación afectiva, aparece la idea fantaseada de que el bebé no
iba nacer nunca, aumento del estado depresivo; parto en soledad y en situación
absolutamente precaria; inicio de un estado puerperal, lo que implica importantes
cambios de orden psíquico, como efecto natural de los cambios fisiológicos; falta
de subjetivación de la niña que tuvo -no tenía nombre, no había comprado ropa,
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no la reconoce como suya, etc.-; Breve registro de malestar interno, el que al no
poder hacerse cargo de la criatura, la lleva a pedir ayuda a una cuñada; su estado
cada vez se agrava más "la vemos rara", "no está bien", etc., eran las expresiones
de sus allegados; momentos en que acontecen los hechos, no hay recuerdo
preciso de los mismos, ni secuencia, existe una distorsión de la percepción y de
la memoria "no sé por qué puse la placenta en el freezer", el haber guardado la
placenta en el freezer puede ser interpretado como un automatismo: conductas
incongruentes, típicas de estados disociativos acentuados. A partir de ese
momento comienza a agudizarse su estado de disociación y la profundización de
su depresión previa, agravado por el estado puerperal. Hay una desconexión de la
realidad, lagunas amnésicas, islotes mnémicos, falta de auto-reconocimiento en
los hechos (fs. 336/337).
Todos estos acontecimientos fueron generando el contexto para las
condiciones psíquicas que le llevaron a un estado de conciencia alterada,
desencadenando los hechos que nos ocupan (fs. 337).
Se trata de un estado crepuscular de la conciencia, es un estado patológico
y momentáneo de la misma, de aparición y culminación brusca, pudiendo durar
minutos o días, que se caracteriza por un estrechamiento del campo de la
conciencia, de manera tal que el sujeto llevado por emociones primarias
(angustia, miedo, ansiedad) ejecuta actos insensatos, particularmente peligrosos,
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que parecieran ser organizados porque dentro del estado crepuscular se conserva
la orientación espacial y la organización espacial y la organización del
comportamiento, pero solo de manera automatizada, lo que hace creer al
observador causal de que los actos son concientes y planificados. El estado
crepuscular se da fundamentalmente en la faz afectiva e ideativa del sujeto,
afecta la memoria y la percepción. La memoria se encuentra alterada por la
impronta del estado de conmoción emocional que perturba el registro y fijación
de los eventos que se protagonizan, quedando a consecuencia, la memoria
fragmentada con lagunas amnésicas e islotes mnémicos (Vallejos Najera, 1976)
(fs. 337/338).
Es por todo ello que considera que María Eugenia Soriano, al momento de
los hechos que se investigan, atravesó un estado de conmoción que le anuló la
capacidad para comprender y dirigir sus acciones (fs. 338).
* El testimonio de Antonio Ávalos quien en el debate señaló que la
imputabilidad es materia tanto de la psiquiatría como de la psicología. Que se
pidió dictamen psicológico para determinar rasgos de la personalidad. Sobre el
estado de inconsciencia, en el Derecho Penal hay que dar un diagnóstico, no
obstante ello, las sicólogas tiene derecho a opinar. Sobre el estado de
inconsciencia, la pericia sicológica es conjetural. Nadie puede aseverar con
certeza el estado de inconsciencia, siempre será la conclusión conjetural. En este
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caso no hubo estado de inconsciencia. Existió un "corto circuito", la persona
tenía conflictividad severa con el padre de la víctima, parto sola, falta de
protección y siguiendo autorizada opinión, en el estado crepuscular, la conciencia
está "estrechada", hay una disminución pero no hay "anulación" de la conciencia.
La peritada no refirió amnesia de lo ocurrido, sabe lo que ha hecho, la
motivación del acto (rechazo del niño), las manifestaciones a terceros conllevan a
la conciencia. Aclara que la conducta, y memoria funcionan juntas, pero en la
disociación mental ello no se da y eso es un trastorno, sus actos son automáticos,
y hay amnesia disociativa, que es pérdida de la memoria. La amenesia no
necesariamente debe ser total con respecto del hecho. El poner la placenta en el
freezer no es una conducta con ninguna explicación, está en estado de puerperio,
suelen presentarse trastornos de ánimo, depresivos, psicosis (fs. 521).
* La declaración de la perito de control, médica especialista en
psicquiatría Ángela Graciela Lucatelli, quien da cuenta que Soriano se
encontraba en un estado alterado de la conciencia además de poseer una
estructura de personalidad bordelaine. Que la persona en este estado puede o no
haber comprendido "no puedo ser determinante al respecto". Que lo exigido en el
artículo 34 del Código Penal, es un concepto jurídico y no solo psiquiátrico. A su
ver la peritada no pudo comprender, actuó automáticamente, no hay motivo (fs.
521 vta.).
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- El testimonio de la psicóloga Gabriela Cuenca, del cual surge que sus
conclusiones son tanto psiquiátricas y sicológicas. Que sus conclusiones se basan
en la lectura del expediente y de las pruebas proyectivas por ella realizadas ya
que hay que colocar todo en el contexto. Que la peritada tenía la placenta en el
freezer, eso marca un corto circuito, no saber porque esta allí. No tenía
conciencia de ello. El estado puerperal lo pasó sola, solo recuerda "que la
encontró fría", tuvo "cortocircuitos" islotes. Determinó una personalidad
Bordelaine, es decir, "límite", agrega que hubo negación del embarazo, la
disociación se agudizó. Que los controles médicos no fueron voluntarios, fue
llevada. Señaló que la Soriano presentó lagunas mnesicas, islotes. Puede luego
reconstruir lo vivido "la maté", no actuó con conciencia, la amnesia fue total. En
la investigación penal preparatoria señaló que la disociación es una de las
características de la personalidad bordelaine, agregando que hay distintos grados
de gravedad en las disociaciones que dependerá de la estructura que tenga que
sea más patológica o menos patológica. Que en cuanto a María Eugenia Soriano
estimó que, en el momento del hecho tuvo una disociación profunda, que de las
entrevistas con la periciada y la lectura del expediente, la dicente advirtió que
Soriano fue padeciendo un proceso que la llevó a distintos grados de disociación
y de negación, que como expresa en su pericia, siempre por dichos de la
periciada, no comentó con nadie su embarazo, salvo con su ex marido, se aisló,
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signos estos de una negación de su estado y reveladores de que se trataba de un
embarazo no deseado. La dinámica histórica y psíquica se determinó a través de
las entrevistas con la periciada y la posterior lectura del expediente. La
profundización del estado depresivo que existía previamente y la baja de peso
significativo, dijo que ambas cuestiones las conoce a través de la entrevista
clínica, que quiere aclarar que para que la deponente la entrevista clínica es de
máxima importancia y que posterior a ella, la declarante coteja los resultados de
las pruebas objetivas con aquellas cuestiones advertidas durante la entrevista
clínica, que la dicente durante esas entrevistas observa la actitud del entrevistado
con respecto a los motivos que lo traen a la entrevista, su estado físico, su estado
anímico, el modo de relatar, mencionado algunas cuestiones y otras no, si se
puede dar cuenta de algunos fenómenos y no puede explicarlos. Aclaró que no
entrevistó a Soriano inmediatamente después de acontecido el hecho, que las
entrevistas fueron realizada durante el transcurso del mes de septiembre, o sea
cuatro meses después de acontecido. Afirmó la deponente que al momento de la
entrevista Soriano manifestó acordarse de momentos previos en que se
encontraba viendo televisión con sus otros hijos y momentos posteriores en que
se acerca a la bebé y la nota fría, ahí deduce la periciada que ella la había matado,
pero que en la entrevista no pudo relatar como la había matado, ya que lo
expresaba como una laguna, que no podía dar cuenta de cómo lo hizo y tampoco
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pudo dar cuenta porque motivo tenía la placenta en el freezer. Agregó que se
trató de un estado crepuscular de la conciencia en la cual la misma se encuentra
alterada. Señala que en el estado crepuscular se conserva la orientación espacial y
la organización de comportamiento pero de una manera automatizada. Colocar la
placenta en el freezer fue un acto de inconsciencia profunda, que a la fecha de la
entrevista ese acto apreció como un acto automático, ya que la periciada no pudo
dar cuenta ni del motivo ni dar explicación coherente de por qué la había puesto
ahí. Que no obstante no habérsele preguntado y estar fuera de las directivas de la
Fiscalía, señaló como opinión personal que Soriano atravesó un estado de
conmoción que le anuló la capacidad de comprender y dirigir sus acciones. Por
estado de conmoción la dicente entiende un estado de inconsciencia, que por
comprender entiende que no hubo conciencia para realizar el acto, que por dirigir
entiende que tampoco hubo conciencia para dirigir las acciones, que dicha
conclusión la deriva o extrae la exponente en forma personal de las entrevistas
con la periciada y de las pruebas objetivas ya referenciadas y de las
constataciones clínicas propias de la situación (fs. 519/521).
IV.1 La obligación constitucional y legal de fundar la sentencia consiste
en el deber de consignar por escrito las razones que justifican el juicio lógico que
ella contiene (T.S.J., Sala Penal, S. nº 1, "Feraud", 16/2/61; S. nº 28, 7/4/98,
“Algarbe”; S. n° 30, 25/4/05, "Scarlatta").
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Tal resguardo abriga la idea que la motivación debe ser derivada, es
decir, respetuosa del principio de razón suficiente. Ello importa que la prueba en
la que se basan las conclusiones a que se arriba en la sentencia, sólo pueda dar
fundamento a esas conclusiones y no a otras; o expresado de otro modo, que
aquéllas deriven necesariamente de los elementos probatorios invocados en su
sustento (T.S.J., Sala Penal, S. nº 13, 27/5/85, "Acevedo"; S. nº 11, 8/5/96,
"Isoardi"; S. nº 12, 9/5/96, "Jaime"; S. n° 41, 31/5/00, "Spampinatto", entre
otras).
En correlato, el principio del in dubio pro reo, que ha mutado de una regla
procesal a la de una garantía constitucional (arts. 41 Const. Pcial., 75 inc. 22°
C.N., en razón de la inclusión del principio de inocencia del cual es una
derivación; 8.2, Convención Americana sobre Derechos Humanos; 14.2, Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos; T.S.J., Sala Penal, S. n° 148,
29/12/99, "Angeloz"), impone la certeza como requisito ineludible para la
condena, grado de convicción que debe recaer sobre todos los extremos que
sustentan la imputación delictiva.
2. La materia de análisis traída por los recurrentes, esto es, el juicio
acerca de la imputabilidad de la encartada, se ha sustentado en un marco
convictivo conformado, principalmente, por una pericia psicológica que se
expide en sentido negativo y una pericia psiquiátrica -que consta de dos
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dictámenes y una ampliación- que lo hace positivamente, en función del cual la
Mayoría ha dado por acreditado dicho presupuesto.
De la atenta lectura de sendos elementos de convicción surge que ambas
cumplen satisfactoriamente con las prescripciones establecidas en el art. 242 del
C.P.P., sin que pueda achacárseles que los mismos aparezcan vacíos de
contenido, sean inverosímiles, o viciados de defectos formales o irregularidades
que los nulifiquen; comprenden la correcta identificación de la persona
examinada, su fecha de realización, una relación detallada de las operaciones
practicadas, y las conclusiones a las que se arriba se presentan debidamente
fundadas.
Como se anticipó, los impugnantes critican la conclusión sostenida por la
mayoría pues sostienen que la conclusión expuesta vulnera el principio de razón
suficiente y postula –por considerarlo mas acertado- que no se ha acreditado con
la certeza requerida que la acusada haya podido comprender la criminalidad del
acto y dirigir sus acciones.
3. A los efectos de examinar la logicidad de la motivación que sustenta la
conclusión acerca de la inimputabilidad de la acusada, considerando los pilares
en los que ésta se asienta, resulta útil destacar en primer término que:
La pericia es aquel medio de prueba en virtud del cual, "personas ajenas
a las partes y a los restantes sujetos del proceso, a raíz de un específico encargo
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judicial y fundados en los conocimientos científicos, artísticos o técnicos que
poseen, comunican al juez o tribunal las comprobaciones, opiniones o
deducciones extraídas de los hechos sometidos a su dictamen" (PALACIO, Lino
Enrique, La prueba en el proceso penal, Abeledo-Perrot, Bs.As., 2000). Está
destinada a "establecer o garantizar la existencia o el valor de una prueba que
no se puede advertir o apreciar con seguridad mediante la observación y
conocimientos comunes" (NÚÑEZ, Ricardo C., Código Procesal Penal, Lerner,
Córdoba, 1986, 2° ed. actualizada, p. 230, nota 3 al artículo 255).
Es claro que el dictamen pericial no obliga al juez (T.S.J., Sala Penal, S.
n° 8, 1°/7/58, "Cortés"; NÚÑEZ, ob. y lug. cit.; PALACIO, ob.cit., p. 151), quien
debe someter dicho elemento de juicio a su consideración, a la luz de las reglas
de la sana crítica racional. Es así que, en la medida en que funde debidamente los
motivos por los que disiente con el perito, el Tribunal se encuentra facultado a
decidir en sentido diverso (JAUCHEN, Eduardo M., Tratado de la prueba en
materia penal, Rubinzal-Culzoni, Bs.As., 2002, pp. 415/416).
La jurisprudencia, por su parte, ha puesto especial énfasis en requerir
suma cautela -so pena de arbitrariedad- al magistrado que pretende apartarse de
dicho dictamen. En esta línea, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
entendido que "la circunstancia de que sus conclusiones no sean vinculantes no
significa que los magistrados puedan apartarse arbitrariamente de las mismas,
22
concluyendo de propia autoría y conocimiento conceptos o evaluaciones médicas
que el dictamen médico no contiene, porque la desestimación de sus
conclusiones debe ser razonable y científicamente fundada" (7/12/04, "González,
Eduardo A. c. Trenes de Buenos Aires S.A."; cfr., 5/12/78, "Medina, Benito c.
Siam Di Tella, S. A."; C.N.C.P., Sala III, 23/2/99, "Cabral"; S.C.Bs.As., 3/5/94,
"Torranza, Omar A. c. Establecimiento Frigorífico Azul S. A."; 3/7/1990,
"Lemos, Edmundo R. c. Aceros Potrone"; T.S.J., Sala Penal, S. n° 12, 10/5/85,
"González"; S. n° 65, 25/12/96, "Marchetto").
El juez acude al perito para proveer a determinada constatación fáctica de
una base científica, técnica o artística que ante las partes se presente objetiva y
controlable, de modo tal de permitir a éstas ejercer el contradictorio impuesto
por la garantía de la defensa en juicio. Esta garantía, constitucionalmente
recogida en los artículos 18 y 39 de las Cartas Magnas Nacional y Provincial,
respectivamente (por vía del artículo 75 inc. 22°, C.N., también en la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre art. XXVI; Declaración
Universal de los Derechos Humanos arts. 10 y 11.1; Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos -Convención de Nueva York- art. 14. 2 y 3 b.;
Convención Americana sobre Derechos Humanos -Pacto de San José de Costa
Rica- art. 8.1.2.) cuenta entre sus máximas la regla del contradictorio,
reconocida a su vez en forma expresa en la Convención Americana sobre
23
Derechos Humanos -Pacto de San José de Costa Rica- que en su art. 8. 2.
dispone: "toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el
proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes
garantías mínimas:... f) derecho de la defensa de interrogar a los testigos
presentes en el tribunal y de obtener la comparecencia, como testigos o peritos,
de otras personas que puedan arrojar luz sobre los hechos".
Así entonces, de la prerrogativa de todo imputado de ser oído previo a que
se dicte una sentencia en su contra, deviene como efecto el reconocimiento del
derecho de ofrecer prueba a su favor y controlar la producción de aquélla que se
pretenda incorporar al proceso en su contra, en igualdad de condiciones que el
órgano del Estado habilitado para el ejercicio de la acción penal.
Obedece a este aseguramiento de la defensa en juicio, la consensuada
advertencia relativa a que "aún cuando el juez posea para el caso particular
conocimientos especiales sobre la cuestión que se presenta, no le está permitido
prescindir del auxilio del perito" (JAUCHEN, ob.cit., p. 375; PALACIO, ob.cit.,
p.130). Así lo ha sostenido la Corte Suprema de Justicia de la Nación, al dejar sin
efecto, "por no ser derivación razonada del derecho vigente, la sentencia que
tiene un fundamento sólo aparente pues niega eficacia probatoria a la pericia
médica producida y no observada por las partes, sustituyendo el criterio del
24
perito por la experiencia que manifiestan los miembros del tribunal haber
adquirido en casos análogos" (C.S.J.N., 5/12/78, "Medina c. Siam Di Tella,
S.A.").
Es que así como carece de todo sentido convocar al experto para que emita
su parecer técnico y luego prescindir de éste sin exponer las razones de tal
solución, tampoco es aceptable -en tanto no sea un ámbito alcanzado por la
experiencia común- contraponer al dictamen del profesional la opinión individual
del magistrado en un área ajena a su incumbencia específica. En esta última
alternativa se interrumpe la posibilidad de contralor externo de la decisión, en
tanto las partes no pueden verificar la procedencia, adecuación y objetividad del
conocimiento invocado por el juez y en consecuencia, tampoco pueden objetarlo
desde la esfera técnica que es propia a dicha materia.
La prudencia aludida impacta también en los requerimientos que debe
cumplimentarse al momento de intentar impugnar el valor convictivo de los datos
que surgen de un dictamen pericial toda vez que no resulta aceptable, a efectos de
controvertirlo, contraponer al dictamen del profesional la opinión individual (del
Juez, del Defensor, etc.) en un área que, en principio, resulta
ajena a su
incumbencia específica (TSJ, Sala Penal “Albenga”, S. n° 236, 21/9/2009).
4.a. Se adelantó que los recurrentes cuestionan el modo que la mayoría
relegó en su valoración los datos aportados por la Licenciada Gabriela Cuenca,
25
en orden a que el estado crepuscular de la conciencia implicó un estado de
inconciencia dando preponderancia a un escueto informe psiquiátrico, en la que
se pretende encasillar la conducta de Soriano como la de un trastorno mental
transitorio incompleto.
b. Tanto de las conclusiones vertidas por el médico psiquiatra, Dr.
Antonio Ávalos, como las expuestas por la psicóloga, Licenciada Gabriela
Córdoba, surge que ambos coinciden y confluyen en diagnosticar una estructura
de personalidad borderlaine y ambos señalan que al momento del hecho padeció
de cierto grado de compromiso en su área afectiva emocional coincidente con los
denominados actos en cortocircuito que implican un estado crepuscular, sólo que
difieren en sus conclusiones, al momento de establecer los efectos o
consecuencias derivados del mismo. Así, para el perito psiquiatra dichos estado
nunca implica un estado de inconciencia sino un trastorno mental incompleto y,
por consiguiente, la acusada poseyó capacidad para delinquir. En tanto que para
la psicóloga Cuenca el referido estado puede causar un estrechamiento del campo
de conciencia -que puede durar minutos o días- que perturba el registro y la
fijación de los eventos que se protagonizan, quedando a consecuencia, la
memoria fragmentada con lagunas amnésicas e islotes mnémicos, por lo que el
estado de conmoción le anuló la capacidad para comprender y dirigir sus
acciones.
26
c. Ahora bien, cabe señalar que encontrándonos con dos probanzas
legalmente válidas y debidamente fundadas, que concuerdan en lo esencial pero
arriban a distinta conclusión, una a favor de la imputabilidad de la mujer, la otra,
negándola, nos situamos frente a una incertidumbre, debiéndose entonces valorar
si las razones brindadas por la mayoría del Tribunal al momento de adherir a la
conclusión sostenida por el médico psiquiatra no contrapone su opinión
individual en un área ajena a su incumbencia específica.
d. La mayoría del Tribunal, además de las pericias psicológicas y
psiquiatras reseñadas supra, valoró que la acusada estaba padeciendo la
separación con su esposo y en trámite de divorcio (fs. 346), que efectivamente
ocultó a sus familiares directos su embarazo (testimonios de Bazán, Miguel
Ángel, Miriam y Soledad Soriano y su padre Miguel Ángel Soriano) no así a su
ex esposo Javier Martínez; que dio a la luz en soledad sin ayuda externa a pesar
de haberla pedido a su ex esposo; que tuvo ayuda el mismo día del
alumbramiento, el día catorce de abril de 2007, a las 23:30 horas, en que su
esposo la lleva a la clínica Romagosa junto al bebé (ya reseñado) y el día
dieciséis del mismo mes y año, su cuñada los lleva nuevamente a Control a la
misma Clínica; que ya nacido tuvo ofrecimientos de ayuda y contención, de su
cuñada María Esther Martínez, cuidándole los niños y llevándole pañales; de sus
27
hermanos y de su propia madre el mismo día veintitrés en que comete el hecho,
ofreciéndole quedarse para acompañarla; que la notaron rara (fs. 529 vta./530).
Consideró que el día de la revelación estaba presente todo el grupo
familiar, a quien contó lo que había hecho dos días antes; que ocultó la muerte
manifestando que la había dado en adopción a un médico; que era el bebé de
Mary, es decir negó su maternidad; a la oficial Oros y en presencia de toda la
familia le dijo "la asfixié con una almohada; tuvo conciencia de lo hecho; "la
maté", tuvo sentimiento de culpa "estoy muy arrepentida" (a su amiga
Santecchia); el mismo día de la revelación dijo a su ex esposo "que la había
asfixiado, que no dijera nada, porque la criatura no figuraba en ningún lado, que
si denunciaba irían presos los dos y que todo quedaba acá" (fs. 530).
Repara que el día de la aprehensión es revisada por un médico psiquiatra y
por un licenciado en psicología, conforme obra en informe de fs. 30 del Hospital
Neuropsiquiátrico Provincial, la Dra. Roxana Serafín y el Licenciado Augusto
Manuel Bau, quienes al examinarla, manifestaron: "la paciente se presenta lúcida,
angustiada, labilidad emocional, llanto incontenible, lo que dificulta realizar
evaluación psiquiátrica más exhaustiva. No se evidencian, alteraciones en sensopercepción (alucinaciones) ni ideas delirantes. Relata y reconoce los hechos que
se le imputan, acompañados del afecto acorde a la situación, ánimo, depresivo,
discurso coherente, ideas de culpa, refiere insomnio".
28
Por los fundamentos ya relacionados la Mayoría afirma que Soriano sufrió
al momento del hecho un episodio en su psiquis de los denominados "corto
circuito", con un claro estrechamiento de la conciencia sin anulación total de la
misma pudiendo comprender lo que hacía.
e. Las razones vertidas por la Mayoría del Tribunal no constituyen el
antecedente necesario para afirmar con certeza que la acusada actuó con
conciencia al cometer el hecho.
Es que, los argumentos construidos en la sentencia en crisis no permiten
superar el estado de incertidumbre que arroja las enfrentadas conclusiones
expuestas en la pericia psiquiátrica y psicológica que examinaron y valoraron los
hechos anteriores y posteriores al ilícito, las que si bien concuerdan acerca de la
personalidad bordeline de la acusada y en la existencia de un estado crepuscular,
difieren en si dicho estado sumió a Soriano en laguna o islotes amnésicos al
cometer el injusto.
Repárese que para constatar la existencia o no de conciencia de la acusada
al momento del ilícito los órganos judiciales acudieron a los peritos para proveer
a su decisión de una determinada base científica, por lo que el iudicante no pude
contraponer su propia valoración de los datos proporcionados por los hechos
anteriores, concomitantes y posteriores al hecho a los dictámenes profesionales
que, valorando idénticos hechos, concluyen -de manera contradictoria- sobre el
29
referido extremo. Tal aserto se refuerza si se considera que la corroboración de si
la acusada era consciente al cometer el homicidio lejos se encuentra de constituir
un ámbito alcanzado por la experiencia común.
En tal situación, la duda sobre la conciencia de la acusada al momento
de cometerse el hecho no puede zanjarse por el Tribunal de mérito, con la
certeza requerida para condenar, ni con la hipotética convicción que puede
derivar de la revelación hecha por la acusada a su familia de cómo le quitó la
vida a la víctima, pues la misma se desvanece a poco que uno repare en el
testimonio brindado por la psicóloga Gabriela Cuenca, quien da cuenta que las
personas inmersas en "lagunas amnésicas o islotes mnémicos pueden luego
reconstruir lo vivido "la maté", no actuó con conciencia, la ammesia fue total"
(fs. 519 vta.); ni con el intento de controvertir el argumento expuesto en la
pericia psicológica en orden a la falta de explicación de la conducta de Soriano
de haber colocado la placenta en el freezer, lo que determinaba que se trataba de
un acto automático.
Voto pues, afirmativamente, a la cuestión planteada.
La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:
Estimo correcta la solución que da la señora Vocal preopinante, por lo que
adhiero a la misma en un todo, votando en consecuencia, de igual forma.
La señora Vocal doctora María de las M. Blanc G. de Arabel, dijo:
30
La señora Vocal del Primer Voto da, a mi juicio, las razones necesarias
que deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto,
expidiéndome en igual sentido.
A LA SEGUNDA CUESTION:
La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo:
I. Bajo el motivo formal de casación los recurrentes plantean
subsidiariamente la arbitrariedad de la sentencia al fijar la pena que le
corresponde a la acusada por el delito atribuido por la acusada.
Previa reseña de la doctrina judicial de esta Sala en orden al estándar de
revisión de fijar la pena, afirman que a los fines de la individualización de la
pena, no dudamos en sostener que la culpabilidad es su fundamento, además de
servir de base para la imposición de la misma. Es decir, que el principio de
culpabilidad juega un doble papel. Por un lado, justifica la pena y por el otro
fundamenta sus límites, en el sentido de que en el monto de la pena ha de verse
reflejado el grado de culpabilidad. Obviamente, que nos estamos refiriendo al
"dolo" y "culpa" como elementos de la misma, sino al principio constitucional según estamos convencido de ello- de que no hay pena sin culpa. Partiendo de
ese principio, podemos afirmar que la individualización de la pena es la fijación
por el Juez de las consecuencias jurídicas de un delito, según la clase, gravedad y
31
forma de ejecución de aquellas, escogiendo entre la pluralidad de posibilidades
previstas legalmente.
Exponen que el razonamiento del juzgador es arbitrario, en tanto considera
como agravantes circunstancias que ya se encuentran consideradas en el bien
jurídico protegido y en el tipo penal, esto es el homicidio calificado por el
vínculo, más allá que se lo haya encuadrado dentro de las circunstancias
extraordinarias de atenuación. Alude a doctrina científica que abona su posición.
El sentenciante ha utilizado para cuantificar la pena, circunstancias que ya
se encuentran incluidas en el tipo del homicidio calificado por el vínculo, tales
como "dar fin a una vida", "de su propia sangre", atentado contra el bien
supremo", "la vida de la persona".
También consideran que se ha omitido en la mensuración de la pena,
considerar que Soriano -en caso de no acceder al agravio principal- al momento
de cometer el hecho, se encontraba con una imputabilidad disminuida, y por
ende, no aparece razonable ni proporcionado al principio de culpabilidad que se
le imponga la misma pena que para quien tiene plena capacidad para ser
culpable.
Concluyen que, la Sentencia con una motivación omisiva, y también
haciendo una doble valoración, desarrolla argumentos que hacen arbitraria la
mensuración de la pena y genera la nulidad de la sentencia.
32
Hacen reserva del caso federal.
II. Atento a la respuesta brindada a la Primera Cuestión, el tratamiento de
los agravios deducidos en contra de la fijación de la pena se han tornado
abstracto.
Así voto.
La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:
Estimo correcta la solución que da la señora Vocal preopinante, por lo que
adhiero a la misma en un todo, votando en consecuencia, de igual forma.
La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, dijo:
La señora Vocal del Primer Voto da, a mi juicio, las razones necesarias
que deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto,
expidiéndome en igual sentido.
A LA TERCERA CUESTION:
La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo:
Atento al resultado de la votación que antecede, corresponde:
I. Hacer lugar al recurso de casación interpuesto por los Dres. Carlos
Hairabedián y Sebastián Becerra Ferrer, a favor de la imputada María Eugenia
Soriano, y en consecuencia, anular la Sentencia número ocho, del 23 de abril de
2009, dictada por la Cámara en lo Criminal de Primera Nominación de esta
ciudad que condenó a la acusada por el delito de homicidio calificado por el
33
vínculo con circunstancias extraordinarias de atenuación (art. 80 -último párrafodel CP) (art. 480 del CPP).
Las particularidades del caso, puestas en sintonía con razones de economía
procesal, tornan inconducente reenviar la causa para que el tribunal renueve la
sentencia, habida cuenta que el nuevo decisorio, por aplicación del principio de
la reformatio in peius sólo podrá obtener un contenido favorable dentro de lo
procurado por los recurrentes.
Es que, de la prueba recolectada en autos, se advierte claramente que no se
ha omitido ponderar ningún otro medio probatorio que permita corroborar con el
grado de certeza requerido un estado de conciencia que permita proclamar la
imputabilidad de la acusada.
En consecuencia, conforme a los fundamentos desarrollados, corresponde
entonces absolver a la imputada María Eugenia Soriano por el hecho que le
atribuía la requisitoria fiscal de fs. 362/369, y que fuera calificado como
homicidio calificado por el vínculo con circunstancias extraordinarias de
atenuación (art. 80 -último párrafo- del CP y art. 411 del CPP); sin costas (art.
550/551). En consecuencia, ordenar la inmediata libertad de la imputada María
Eugenia Soriano (art. 482 del C.P.P.)
II. Sin costas en la Alzada, atento al éxito obtenido (arts. 550 y 551, CPP).
Así voto.
34
La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:
La señora Vocal preopinante da, a mi juicio, las razones necesarias que
deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto,
expidiéndome en igual sentido.
La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, dijo:
Estimo correcta la solución que da la señora Vocal del primer voto, por lo
que adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia, de igual forma.
En este estado, el Tribunal Superior de Justicia, por intermedio de la Sala
Penal;
RESUELVE: I. Hacer lugar al recurso de casación interpuesto por los Dres.
Carlos Hairabedián y Sebastián Becerra Ferrer, a favor de la imputada María
Eugenia Soriano, y en consecuencia, anular la Sentencia número ocho, del 23 de
abril de 2009, dictada por la Cámara en lo Criminal de Primera Nominación de
esta ciudad que condenó a la acusada por el delito de homicidio calificado por el
vínculo con circunstancias extraordinarias de atenuación (art. 80 -último párrafodel CP) (art. 480 del CPP).
Conforme a los fundamentos desarrollados, corresponde entonces absolver
a la imputada María Eugenia Soriano por el hecho que le atribuía la requisitoria
fiscal de fs. 362/369, y que fuera calificado como homicidio calificado por el
vínculo con circunstancias extraordinarias de atenuación (art. 80 -último párrafo35
del CP y art. 411 del CPP); sin costas (art. 550/551). En consecuencia, ordenar la
inmediata libertad de la imputada María Eugenia Soriano (art. 482 del C.P.P.)
II. Sin costas en la Alzada, atento al éxito obtenido (arts. 550 y 551, CPP).
Con lo que terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se dio por
la señora Presidente en la Sala de Audiencias, firman ésta y las señoras Vocales
de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia, todo por ante mí, el Secretario,
de lo que doy fe.
Dra. María Esther CAFURE DE BATTISTELLI
Presidenta de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia
Dra. Aída TARDITTI
Vocal del Tribunal Superior de Justicia
Dra. M. de las Mercedes BLANC G. DE ARABEL
Vocal del Tribunal Superior de Justicia
Dr. Luis María SOSA LANZA CASTELLI
Secretario del Tribunal Superior de Justicia
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