Número de registro: 3747 Novena Época Instancia: Tribunales

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AMPARO EN REVISION 196/96.
Número de registro: 3747
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo IV, Agosto de 1996
Página: 383
AMPARO EN REVISION 196/96. SEGUNDA SALA DEL SUPREMO TRIBUNAL DE
JUSTICIA DEL ESTADO DE AGUASCALIENTES.
CONSIDERANDO:
QUINTO.- Son fundados los agravios transcritos.
Previamente a su estudio, es preciso referir los antecedentes del asunto que se advierten de
las constancias que integran el expediente del juicio de garantías de donde emana el presente
recurso de apelación, y son:
Con fecha veintinueve de junio de mil novecientos noventa y cinco, el Juez Primero de lo
Penal del Estado de Aguascalientes, emitió el auto de radicación o de incoación del proceso
penal 322/995, instruido en contra de Saúl González Briseño por la comisión de los delitos de
injurias y amenazas previstos y sancionados por los artículos 141 y 204 del Código Penal
para el Estado de Aguascalientes.
Que substanciado el trámite de dicho proceso penal, el Juez instructor con fecha siete de
diciembre de mil novecientos noventa y cinco, dictó sentencia definitiva que concluyó con
los siguientes puntos resolutivos: "PRIMERO.- Quedó probada en autos la existencia legal de
los delitos de INJURIAS Y AMENAZAS, cometidos en agravio de JOEL RAUL
GONZALEZ ANAYA Y VANNESA MARCELA GONZALEZ RAMIREZ.- SEGUNDO.Quedó probada en autos la responsabilidad penal de SAUL GONZALEZ BRISEÑO, en la
comisión de los delitos de INJURIAS Y AMENAZAS, cometidos en agravio de JOEL
RAUL GONZALEZ ANAYA Y VANNESA MARCELA GONZALEZ RAMIREZ.TERCERO.- Es de condenarse y se condena a SAUL GONZALEZ BRISEÑO, a sufrir una
pena privativa de libertad de SEIS MESES DE PRISION, la que se aumenta en DOS MESES
MAS, por tratarse de concurso ideal de delitos, y conforme a las reglas de aplicación de las
penas en caso de concurso ideal que establece el artículo 62 del Código Penal en vigor,
debiendo de compurgar un total de OCHO MESES DE PRISION, y deberá de hacerlo en el
lugar que designe el Ejecutivo del Estado, y la que se entenderá impuesta con reducción de
UN DIA por cada DOS DE TRABAJO, siempre y cuando observe buena conducta y
participe regularmente en las actividades que organice el Centro o por otros datos efectivos
que hagan probable su readaptación social.- Se le impone una sanción pecuniaria consistente
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en QUINCE DIAS DE SALARIO MULTA, que se traducen en la cantidad de
DOSCIENTOS VEINTICINCO NUEVOS PESOS, que deberá de entregar al Fondo para la
Administración de Justicia a que se refiere el inciso E, del artículo 82, de la Ley Orgánica del
Poder Judicial en el Estado.- Se absuelve del pago de la reparación del daño porque en autos
no existen elementos de prueba que nos permitan cuantificarlo.- CUARTO..."
En contra de esta sentencia, Saúl González Briseño mediante escrito de fecha dos de enero de
mil novecientos noventa y seis, interpuso en su contra el recurso de apelación, a cuya
promoción recayó el proveído del siguiente tenor literal:
"Aguascalientes, Ags., a cinco de enero de mil novecientos noventa y seis, por recibido el
escrito que suscribe el sentenciado Saúl González Briseño por medio del cual interpone el
recurso de apelación en contra de la sentencia de fecha veintiuno de diciembre de mil
novecientos noventa y cinco, dígasele que no ha lugar acordar de conformidad la admisión
del recurso de apelación, toda vez que el delito por el cual fue dictada sentencia no está
considerado como grave por el artículo 22 del Código Penal en vigor, habiendo sido absuelto
del pago de la reparación del daño, por lo que conforme con lo establecido por el artículo 342
del Código de Procedimientos Penales en vigor, no es apelable la sentencia que impugna el
recurrente, y por lo cual no se le admite el recurso de apelación. Notifíquese. Lo decretó y
firma el Lic. Fernando González de Luna, Juez Primero Penal en el Estado.- Doy fe."
Inconforme con tal proveído, Saúl González Briseño interpuso en su contra el recurso de
denegada apelación, y substanciado éste, con fecha veintinueve de enero de mil novecientos
noventa y seis, la Segunda Sala del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de
Aguascalientes, dictó la resolución que constituyó el acto reclamado en el juicio de amparo
de donde emana el presente recurso de revisión, bajo el siguiente considerando:
"UNICO.- Que atendiendo a las certificaciones de lo actuado dentro de la causa penal 322/95,
que se instruyó ante el Juez Primero Penal, en contra de Saúl González Briseño, por los
delitos de injurias y amenazas, en agravio de Joel Raúl González Anaya, se considera que el
recurso de denegada apelación es improcedente, por lo siguiente: Efectivamente, tal y como
lo consideró el inferior en el auto de cinco de enero de mil novecientos noventa y seis, la
sentencia que le fue dictada al recurrente el siete de diciembre de mil novecientos noventa y
cinco, no es apelable, toda vez que las sanciones que en ella se imponen son por los delitos de
injurias y amenazas, los cuales no son de los considerados como graves por el artículo 22 del
Código Penal en vigor, ni se aplicó al inconforme ninguna pena pecuniaria que permitiera
establecer si ésta excedió de los ochocientos días de salario mínimo, por lo que no estando
reunidos los requisitos exigidos por los artículos 342 y 343 del Código de Procedimientos
Penales; es improcedente la denegada apelación, deberá archivarse el presente toca como
asunto concluido."
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En la sentencia recurrida el Juez de Distrito estimó que en términos del artículo 342 del
Código de Procedimientos Penales para el Estado de Aguascalientes, sí procede el recurso de
apelación en contra de la sentencia definitiva de primera instancia que consideró a Saúl
González Briseño penalmente responsable del delito de amenazas e injurias, y en la que se le
impuso la pena corporal de ocho meses de prisión y multa de quince días de salario mínimo,
bajo la consideración consistente en que de no ser así, se llegaría a los absurdos de que las
sentencias definitivas que no fueren apelables serían revocables por el propio Juez que la
dictó; que no serían atacables ni susceptibles de revisarse por el Supremo Tribunal de Justicia
del Estado de Aguascalientes, quien como órgano superior del Juez de primer grado, dejaría
de serlo al no poder revisar los actos del de menor jerarquía; y que la Sala responsable
confundió la pena pecuniaria con la corporal, otorgando mayor amplitud de
condicionamiento al monto de la valuación de los daños y perjuicios ocasionados que a la
pena corporal impuesta en los casos de condena desprovista de contenido pecuniario, por lo
que se debe atender a la sanción privativa de libertad con independencia de la valoración de
los daños y perjuicios ocasionados.
Ahora bien, este Tribunal Colegiado estima que son fundados los agravios propuestos por la
Sala responsable, hoy recurrente, toda vez que la interpretación sistemática del reformado
artículo 342, primero y segundo párrafos, del Código de Procedimientos Penales para el
Estado de Aguascalientes, en relación con lo previsto en el artículo 22 del Código Penal de
dicho Estado, conduce a la conclusión de que no procede el recurso de apelación en contra de
la sentencia definitiva dictada en un procedimiento penal relativo a la comisión de un delito
no considerado como grave, si la valorización de los daños y perjuicios ocasionados es menor
de ochocientas cuotas de salario mínimo general vigente en el Estado de Aguascalientes, y
sin tomar en cuenta la cuantía de la pena privativa de libertad o medida de seguridad
impuesta al acusado.
En efecto, el artículo 342 del Código de Procedimientos Penales del Estado de
Aguascalientes, antes de su reforma establecía: "Son apelables en ambos efectos solamente
las sentencias definitivas en que se impugna alguna sanción."
A partir de la reforma a dicha disposición procesal, publicada en el Diario Oficial del Estado
de Aguascalientes con fecha dos de abril de mil novecientos noventa y cinco, establece:
"Artículo 342.- Son apelables en el efecto suspensivo solamente las sentencias definitivas en
las que se impongan alguna pena o medida de seguridad."
Tratándose de procedimientos relativos a delitos no considerados como graves por el Código
Penal vigente en el Estado, será necesario que la valorización de los daños y perjuicios
ocasionados sea mayor de ochocientos días de salario mínimo vigente en el Estado. Lo
dispuesto en este párrafo también será aplicable en los casos de procedencia de la apelación
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en el efecto devolutivo.
El artículo 22 del Código Penal del Estado en cita, establece:
"Artículo 22.- Para los efectos legales previstos en las normas constitucionales y
procedimentales relativas, se consideran delitos graves los siguientes: I.- Homicidio doloso,
previsto en el artículo 96; II.- Homicidio calificado, previsto en el artículo 98; III.- Homicidio
culposo, previsto en el artículo 119; IV.- Violación, prevista en el artículo 124; V.- Violación
equiparada, prevista en el artículo 125; VI.- Abuso sexual, previsto en el artículo 126; VII.Sustracción de menores e incapaces, previsto en los dos primeros párrafos del artículo 134;
VIII.- Secuestro, previsto en el artículo 138; IX.- Robo calificado, previsto en el artículo 149,
cuando el valor de lo robado exceda de trescientas veces el salario mínimo general vigente en
la región, con excepción de lo dispuesto en su fracción III cualquiera que sea el monto de lo
robado; X.- Abigeato, previsto en el artículo 150, cuando el valor de los semovientes objeto
del apoderamiento exceda de trescientas veces el salario mínimo vigente en la región; XI.Extorsión prevista en el artículo 156, cuando el lucro obtenido sea mayor de trescientas veces
el salario mínimo general vigente en la región; XII.- Atentados a la estética urbana previstos
en el artículo 164, cuando el monto de los daños causados exceda de trescientas veces el
salario mínimo en la región; XIII.- Corrupción de menores, prevista en el artículo 191; XIV.Lenocinio, previsto en el último párrafo del artículo 193; XV.- Rebelión, prevista en el
artículo 206; y XVI.- Encubrimiento, previsto en el artículo 222, cuando el mismo se realice
sobre un hecho delictivo calificado como grave en el presente artículo. Para los mismos
efectos, se considera como delincuencia organizada la asociación permanente de un grupo de
tres o más personas, organizadas bajo las reglas de disciplina y jerarquía, para cometer de
modo violento, reiterado o con fines predominantes lucrativos algunos de los hechos
delictivos aquí calificados como graves."
Como se desprende del texto del artículo 342 del código procesal penal de Aguascalientes,
antes de su reforma, para la procedencia del recurso de apelación en contra de las sentencias
definitivas en el procedimiento penal, no distinguía la naturaleza de la sanción para que el
sentenciado estuviera facultado a interponer el citado medio de impugnación.
Actualmente, de acuerdo con el nuevo texto de dicha disposición, reformada y adicionada
mediante el Decreto número 163 del Congreso del Estado de Aguascalientes, publicada en el
Diario Oficial correspondiente al día dos de abril de 1995, contempla en su párrafo primero la
regla general de que son apelables en el efecto suspensivo solamente las sentencias
definitivas en las que se imponga alguna pena o medida de seguridad.
Sin embargo, en el párrafo segundo de la misma disposición que se interpreta, efectivamente
contiene una regla específica que condiciona y limita el alcance de aquélla, en el sentido de
que tratándose de procedimientos relativos a delitos no considerados como graves por el
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Código Penal vigente en el Estado, será necesario que la valoración de los daños y perjuicios
ocasionados sea mayor de ochocientos días de salario mínimo vigente en el Estado.
Ahora bien, relacionando entre sí ambos párrafos del precepto cuya interpretación se analiza,
resulta que el segundo párrafo condiciona la procedencia del recurso de apelación contra las
sentencias definitivas en general, a que las dictadas en el juicio respectivo por un delito no
considerado como grave, es decir, por uno diverso de los enunciados en el artículo 22 del
Código Penal del Estado de Aguascalientes, sean apelables por razón de la cuantía de los
daños y perjuicios ocasionados a raíz de la comisión del delito; esto es, que la sentencia
definitiva que se dicte en el juicio por delito no grave, sólo será apelable si la valoración de
los daños y perjuicios ocasionados es mayor de ochocientos días de salario mínimo vigente
en la ciudad de Aguascalientes, el día en que se emita la propia resolución. Por consiguiente,
se llega a la conclusión de que, como al principio se puntualizó, tal como fue concebido el
segundo párrafo del artículo 342 del citado Código Procesal Penal, al señalar específicamente
que tratándose de procedimientos relativos a delitos no considerados como graves por el
Código Penal vigente en el Estado, será necesario que la valorización de los daños y
perjuicios ocasionados sea mayor de ochocientos días de salario mínimo vigente en el Estado,
necesariamente implica, en principio, que el legislador dispuso una limitación o restricción a
la procedencia del recurso de apelación en contra de esa clase de resoluciones, teniendo en
consideración que en la exposición de motivos de la iniciativa de reformas y adiciones a
diversos ordenamientos legales, entre los cuales se encuentra el Código de Procedimientos
Penales, enviada por el gobernador constitucional del Estado de Aguascalientes para su
discusión y aprobación al Congreso de dicho Estado, se puntualizó con respecto al avance de
la impartición de la justicia, que "las medidas tomadas no han sido suficientes para abatir de
forma total el rezago de los asuntos jurídicos, ...en atención a lo cual se propone en la reforma
...juicios sumarísimos penales; ...igualmente se reforma lo relativo a la apelación, buscando
que sea utilizada únicamente cuando se tenga fundamento para ello, y no para alargar el
procedimiento, en una palabra, se pretende que la impartición de justicia sea pronta y
expedita."
Luego, acorde con tales propósitos, lo lógico, natural y armónico es que también en la última
parte del artículo 342 reformado del Código de Procedimientos Penales en comentario, se
condicionó la procedencia del mismo recurso en el efecto devolutivo contra las resoluciones
y autos que se mencionan en el artículo 343 del mismo ordenamiento legal, a que la
valorización de los daños y perjuicios ocasionados en los procedimientos penales por delitos
de los no considerados como graves, sea mayor de ochocientos días de salario mínimo
vigente en el Estado, y por lo tanto, es claro que el propósito del legislador simplemente fue
que al igual que las sentencias definitivas de los procedimientos penales por delitos no
graves, restringir la procedencia del recurso de apelación en contra de las sentencias
absolutorias y demás autos de la naturaleza precisada en el artículo 343, y los que se dictaran
en la misma clase de procesos, se sujetarán también a la regla de la cuantía del valor de los
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daños y perjuicios ocasionados por la comisión del delito imputado.
La postura adoptada por el Juez de Distrito, en el sentido de que para la procedencia del
recurso de apelación en contra de las sentencias definitivas dictadas en procesos relacionados
con delitos no considerados como graves, debe atenderse prioritariamente a la sanción
corporal con independencia de la evaluación de los daños y perjuicios, pugna con el sentido
lógico con que deben interpretarse las normas jurídicas, pues si el propósito del legislador
hubiera sido que, procediera el recurso de apelación en contra de toda sentencia que imponga
una pena corporal, sin atender ni tomar en cuenta la naturaleza de la gravedad del delito por
el cual se dicta y la cuantía de los daños y perjuicios ocasionados por la comisión del ilícito,
carecería de sentido la reforma y adición al artículo 342 del código adjetivo que se analiza,
puesto que tal hipótesis ya se encontraba prevista en los términos de la disposición anterior.
Así, es claro que en la nueva norma existe una regla específica sobre la procedencia del
recurso de apelación en contra de una sentencia definitiva pronunciada en los juicios penales
relativos a delitos no considerados graves por el código sustantivo aplicable, y para decidir
sobre tal procedencia del recurso en esa clase de juicios, resulta jurídicamente incorrecto
atender exclusivamente al párrafo primero del precepto en comentario, ya que no se refiere
específicamente a tal clase de procedimientos y sentencias, sino a las que deciden sobre la
existencia de un delito clasificado como grave en la legislación respectiva, en donde es
procedente el recurso de apelación, indistintamente de la naturaleza de la sanción y cuantía de
los daños y perjuicios causados por su comisión, y por ello, se considera infundada la
interpretación hecha del precepto en cuestión en la sentencia recurrida de acuerdo con el
principio general de derecho en el sentido de que la regla específica debe prevalecer sobre la
general.
No obsta a lo anterior la consideración del Juez Federal consistente en que de no admitir al
quejoso el recurso de apelación interpuesto en contra de la sentencia que lo consideró
penalmente responsable de la comisión de los delitos de injurias y amenazas, se llegaría al
absurdo de admitir que las sentencias definitivas que no fueran apelables, serían revocables
por el propio Juez que las dictó, pues dicha apreciación se considera inadecuada en razón de
que tal hipótesis no está prevista en la ley procesal respectiva; es decir, en el Capítulo I,
Título Décimo del Código de Procedimientos Penales del Estado de Aguascalientes, pues ahí
no se contempla que las sentencias definitivas en contra de las cuales no proceda el recurso
de apelación, puedan ser revocadas por el Juez de primera instancia que las dictó, ya que en
términos de lo dispuesto por el artículo 337 del mismo ordenamiento legal, solamente los
autos contra los cuales no se conceda el recurso de apelación o de reclamación serán
revocables por el tribunal que los dictó. También lo serán las resoluciones que se dicten en
segunda instancia antes de la sentencia, excepto los relativos al recurso de reclamación.
Asimismo, por lo que respecta a la apreciación en el sentido de que de no admitirse al
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quejoso el recurso de apelación, se llegaría al absurdo más grave de convertir en inatacables
las sentencias de primera instancia que no admitan dicho medio de impugnación, y el
Supremo Tribunal de Justicia en el Estado como órgano superior del Juez de primer grado,
dejaría de serlo por el solo hecho de no poder revisar sus actos, cabe estimar que es
infundado que las sentencias de primer grado se conviertan en inatacables por el acusado, si
se toma en cuenta que éste, de estimar que el fallo respectivo lesiona en su perjuicio algún
derecho sustantivo, tiene expedito el derecho para promover en su contra el juicio de amparo
directo cuando no exista recurso o medio de defensa ordinario por virtud del cual pueda ser
modificado o revocado el acto reclamado de la autoridad; en el caso, del Juez del
conocimiento del proceso penal en primera instancia.
También carece de sustento la consideración concerniente a que por el hecho de no ser
recurribles en apelación algunas sentencias dictadas en primera instancia por el Juez del
proceso, el órgano superior jerárquico dejaría de serlo al no poder revisar tal clase de
sentencias, pues al respecto cabe destacar que si el legislador quiso restringir la procedencia
del recurso de apelación en contra de la sentencia definitiva de primera instancia, atendiendo
a la gravedad del ilícito y a la cuantía de los daños y perjuicios ocasionados por la comisión
del mismo, ello no implica ni puede tener por alcance concomitante que el órgano superior
del Juez del proceso deje de serlo por esa sola circunstancia, pues la interpretación de la ley
que se hace en los términos antes puntualizados, es con la tendencia exclusiva de fijar el
sentido lógico de los términos de la norma en sí, en armonía con las demás disposiciones y
principios fundamentales del derecho, sin perder de vista el propósito en su redacción y sin
olvidar como regla de interpretación, que no se debe analizar aisladamente el precepto sino
como parte integrante de un conjunto de normas legales. De esa manera, la interpretación
legal que se hace de la norma procesal en cuestión, no contiene implícito el alcance de variar
la substancia de preceptos diversos, como podría ser la Ley Orgánica del Poder Judicial del
Estado de Aguascalientes, cuya función propia y auténtica sólo es obra del legislador, por lo
cual deviene inconsistente la consideración de que la limitación a la procedencia del recurso
de apelación hace que el órgano superior del Juez de primer grado pierda su calidad
jerárquica debido a la innovación plasmada en la norma procesal de que se trata.
En consecuencia, como bien lo hace valer la Sala responsable, hoy recurrente, interpretando
en su integridad el contenido del artículo 342 del Código de Procedimientos Penales del
Estado de Aguascalientes, reformado mediante el Decreto número 163, publicado en el
Diario Oficial del día dos de abril de mil novecientos noventa y cinco, para la procedencia del
recurso de apelación en el efecto suspensivo, se requiere como presupuestos que la resolución
impugnada sea una sentencia definitiva, en la que se imponga una pena o medida de
seguridad y se haya dictado en un proceso penal por un delito grave de acuerdo con lo
dispuesto por el artículo 22 del Código Penal vigente en el Estado de Aguascalientes, y que
cuando la sentencia impugnada es dictada en un procedimiento por delito no considerado
como grave, es necesario además que el valor de los daños y perjuicios ocasionados por la
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comisión del delito sea mayor de ochocientos días de salario mínimo vigente en el Estado de
Aguascalientes.
En esa virtud, como en la especie el acusado y promovente del juicio de amparo, Saúl
González Briseño, en la sentencia definitiva dictada en el proceso penal 322/995, del índice
del Juzgado Primero de lo Penal de la ciudad de Aguascalientes, fue considerado penalmente
responsable de la comisión del delito de injurias y amenazas previsto y sancionado por los
artículos 141 y 204 del Código Penal vigente en el Estado de Aguascalientes, por cuyo
motivo se le impuso una pena de ocho meses de prisión, así como una multa por el importe
de quince días de salario mínimo y se le absolvió del pago de la reparación del daño por
inexistencia de prueba para cuantificarlos, si tal clase de ilícitos penales no son de los
considerados como graves por el artículo 22 del Código Penal vigente en el Estado de
Aguascalientes, es evidente que no era procedente el recurso de apelación interpuesto en
contra de la mencionada sentencia, y por ende, la Sala responsable recurrente estuvo en lo
correcto al haber declarado infundado el recurso de denegada apelación cuya resolución
reclamó Saúl González Briseño en el juicio constitucional de donde emana el presente
recurso de revisión.
En consecuencia, por no considerarlo así el Juez del conocimiento del amparo, es obvio que
causó a la recurrente el agravio de que se duele por incumplimiento a lo dispuesto en los
artículos 77 y 78 de la Ley de Amparo, y por lo tanto, con apoyo en el artículo 91 de la
misma Ley, lo procedente es revocar la sentencia recurrida y negar a Saúl González Briseño
el amparo y Protección Constitucional que solicita en contra del auto y autoridad precisados
en el resultando primero del presente fallo.
Por lo anteriormente expuesto y fundado, y con apoyo además en los artículos 83, 85, 91 y
184 de la Ley de Amparo; 41, fracción V, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la
Federación, se resuelve:
PRIMERO.- SE REVOCA la sentencia recurrida.
SEGUNDO.- La Justicia de la Unión NO AMPARA NI PROTEGE a SAUL GONZALEZ
BRISEÑO en contra de los actos y autoridades debidamente puntualizados en el resultando
primero de la presente ejecutoria.
Notifíquese; publíquese y anótese en el Libro de Gobierno, con testimonio de esta resolución
vuelvan los autos originales al lugar de su procedencia y, en su oportunidad archívese este
asunto.
Así, lo resolvió el Tribunal Colegiado del Vigésimo Tercer Circuito, por unanimidad de votos
de los Magistrados: María del Carmen Arroyo Moreno, Herminio Huerta Díaz y Gilberto
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Pérez Herrera, siendo ponente el último de los nombrados.
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