El Rol Social del Geólogo Marco Ramírez Q. Ensayo del curso El Rol Social del Geólogo, 2015. Muchas veces nos cuestionamos nuestra posición en la sociedad. Muchas veces cuestionamos cuales son nuestros derechos y deberes para con la sociedad, cuáles son nuestras limitaciones o qué alcance o efectos pueden tener nuestras acciones en ella. Para todas estas interrogantes las respuestas dependen desde que punto estemos contestándolas, desde que mirada y en qué contexto queramos trabajarlas. Una de esas miradas es desde el ámbito profesional, en este caso la geología. La geología es una carrera profesional extensa y muy variada, donde confluyen muchas ramas relacionadas a las llamadas Ciencias de la Tierra. Incluso al ser tan variada se hace difícil definir de buena forma qué es o qué hace un geólogo. Si el fin de un médico, sea cual sea su especialidad que puede ser muy variable, es preservar la salud de la población y el fin del abogado, que también puede ser especialista en distintas ramas, es la justicia, entonces, ¿Cuál es el fin del geólogo? Una posible respuesta a esta pregunta difícil de contestar es que el fin del geólogo es aterrizar la información disponible en las “geociencias” a quienes las necesiten para diversos fines. Aquellos o aquellas que se dediquen a la planificación territorial, por ejemplo, en base a mapas de riesgo geológico probablemente deban entregar la información que puedan recabar a autoridades políticas correspondientes. Asimismo, quienes se dediquen a la investigación de fallas activas en el país probablemente deban aportar con su conocimiento a organismos como el SHOA o la ONEMI. Aceptado esto a grandes rasgos, se presentan inquietudes como ¿Hasta qué punto somos responsables de dicha información? ¿Debemos limitarnos a entregar esa información y olvidarnos? ¿Debemos simplemente enfocarnos en lo que nos piden y cumplir con el pedido? ¿Debemos conformarnos con ese tipo de participación limitada? La respuesta, a mi parecer, a estas últimas interrogantes es que no. No deberíamos, como geólogos, limitarnos solo a cumplir con los mandatos o peticiones de aquellos que nos necesitan, porque tenemos mucho más que aportar, y es nuestro deber hacerlo. ¿Por qué es nuestro deber hacer más de lo estrictamente necesario? Esta es la gran pregunta y que motiva verdaderamente a reflexionar sobre qué es ser geólogo y cuál es nuestra real misión en la sociedad. Existen, a mi parecer, varias características, circunstancias, eventos y coincidencias que nos hacen heredar un deber para con la sociedad. En primer lugar, y creo más importante, existe poco conocimiento en las Ciencias de la Tierra en general y la Geología es por excelencia la ciencia que estudia estos fenómenos. Por ende, los geólogos son los profesionales más cercanos y conocedores de todos estos ámbitos de la ciencia, y no existen otros profesionales con el mismo grado de conocimiento, manejo y experiencia en temas que son de gran relevancia para el desarrollo, progreso y sustento de la humanidad. Podría decirse que existe un “monopolio” de la información y en caso de que eligiésemos no compartir este conocimiento esto llevaría, naturalmente, a la desinformación y a, por ejemplo, una toma de decisiones totalmente errada o poco efectiva de parte de quienes tienen la palabra final en muchos temas. También, en algunos casos, la desinformación en este tipo de materias puede causar daños y perjuicios en la población, como el derrumbe de casas, la muerte de personas, pérdidas materiales, etc., o en otros casos un mal enfoque en políticas de investigación en direcciones totalmente equívocas. En segundo lugar, creo que los geólogos del país somos inmensamente privilegiados en una sociedad que no fomenta la educación de la población, que no incentiva el desarrollo profesional, que no promueve el desarrollo científico, que no contempla políticas de desarrollo sustentable, etc. A mi parecer, somos parte de una extrema minoría de personas que tuvieron la suerte de surgir en base a un proceso exitoso de educación que no es común en nuestro país, y es por esto que como individuos exitosos en éste ámbito es nuestro deber traspasar esa experiencia, promover que otros, así como nosotros, tengan acceso a la educación, a la información, a la posibilidad de educarse y a comprender y valorar la naturaleza y los procesos naturales en la Tierra. Tampoco hay que dejar de lado la enorme responsabilidad que debiera surgir en nosotros al ser parte de la Universidad de Chile, la por muchos considerada la mejor universidad de nuestro país. Cargada con una historia de muchos años, es parte central del quehacer nacional, guía de nuestra sociedad y cuna de grandes personajes de nuestra historia. Es fundamental que, como estudiantes y profesionales de esta universidad, se le honre transmitiendo y perpetuando estos valores, aprovechando al máximo la experiencia, vivencias y herramientas que aquí se ofrecen y utilizándolas con el único fin de fomentar el bien común en nuestra sociedad. Este es un aspecto que fundamenta de muy buena forma el rol social que, no solo como geólogo, sino como profesional de la Universidad de Chile se debe llevar. También existen otros aspectos importantes a considerar. Uno de ellos es comprender nuestra posición en la sociedad, tal como antes se comentaba. Una posición que en muchos casos conlleva una responsabilidad muy importante, ya que se trabaja generalmente aportando a proyectos o investigaciones que tienen o pueden tener eventualmente un alto impacto en la sociedad. Muchas veces la responsabilidad en la toma de decisiones recaerá en otros profesionales, como políticos o ingenieros. Sin embargo, tal como se comentaba antes, es necesario comprender que como geólogos no podemos limitarnos ni conformarnos con entregar información y luego olvidarnos, con entregar un informe y continuar el próximo, sino que es nuestro deber tener en cuenta qué se quiere hacer con dicha información, cuales son o podrían ser las repercusiones o efectos que esto podría traer, a qué decisiones se verán enfrentadas aquellas personas a quienes estoy entregando mi trabajo, etc. Debemos hacernos parte de ese camino o guiarlo dentro de lo posible, ya que tenemos conocimiento, capacidades y herramientas que otros profesionales no tienen y que, por lo tanto, sin nuestra activa participación probablemente podría llevar a errores. Errores que, por la naturaleza misma de nuestra profesión, puede repercutir negativamente en la población como ya se ha ejemplificado anteriormente. Otro aspecto fundamental es la ética y moral, especialmente en el ámbito profesional. Como geólogos, debido a la naturaleza de la profesión y a la posición natural que se tiene en la mayoría de los casos en los proyectos o investigaciones, es natural que puedan existir preguntas, problemas y decisiones que conlleven una carga ética y moral fuerte asociada, y donde la respuesta no sea tan simple como algunas interrogantes de aspecto más técnico lo serían. Para ello también hemos sido formados de manera privilegiada, y estamos bastante preparados, en parte gracias a la experiencia traspasada de otros profesionales más antiguos en el área. Justamente esto último no hubiera sido posible de no contar con ese rol o responsabilidad social en aquellos profesionales que, con el único fin de cumplir con ese deber y traspasar su experiencia para aportar a la formación de los más jóvenes, desinteresadamente aportan mostrando eventos, situaciones o interrogantes a las cuales se han visto enfrentados y a las cuales nos veremos enfrentados, posiblemente, los futuros geólogos del país. Un último aspecto que me parece importante destacar, por si aún no se ha convencido al lector de que el rol social del geólogo es inherente a éste, es el concepto del bien común. El bien común es sustancial en cualquier sociedad, y debe ser uno de los fines principales que busca toda profesión. ¿Para qué hacer algo si no va a contribuir al bien común? La respuesta lógica sería no hacerlo, a menos claro que se trate del bien individual, pero en ese caso ya no estaríamos hablando desde la perspectiva de las profesiones, cuyos fines intrínsecos son contribuir al beneficio y desarrollo de la sociedad en su conjunto, y no a individualidades dentro de ésta. Como geólogos, naturalmente, tenemos mucho que aportar al bien común desde todas las áreas de especialización. Algunas tienen su efecto en la sociedad en el corto plazo, mientras que otras en el mediano‐largo plazo, pero en cualquier caso debe estar siempre considerado el hecho de contribuir o aportar al bien común o bienestar de ésta. En vista de todo lo anteriormente planteado, entonces, como estudiante y futuro profesional del ámbito de la geología, me siento completamente impregnado de este deber para con la sociedad, aquel que hemos definido como el “rol social”. En ese sentido, es mi deber fomentar la educación e información en la población, incentivar la investigación y el desarrollo de proyectos que contribuyan al bien común de la sociedad. Asimismo es mi deber mantener, transmitir y fomentar siempre un comportamiento ético y moral acorde a los valores transmitidos por mi Universidad. Y por último, es mi deber siempre tomar un rol activo, como profesional, en los proyectos, trabajos o investigaciones que me toque realizar, pensando en que mi trabajo sea utilizado de buena forma, en que las decisiones que nazcan a partir de ello sean las mejores o las más acertadas, y que contribuyan siempre a mejorar el bienestar de la sociedad en su conjunto.