441 defonso en la tradición patrística, encuadrándolo en el ambiente español antijudío y señalando su actualidad y difusión, a juzgar por la abundancia de Códices y ediciones. El P. Madoz da este título «De perpetua virginitate Sanctae Mariae centra tres infideles».—E. E. LOS EZQUERRAS DE TUDELA Ocho eran, seqún dice Yanguas, en su Diccionario de Tudela (Nobleza), las casas que tenían en Tudela asiento y voto en las Cortes de Navarra: Magallón, Montesa, González de Castejón, Pérez de Veraiz, Jiménez de Cascante, Aperregui, Ezquerra y Guirior. Ezquerra y Guirior (José) se llama un capitán de navio, tudelano, que ingresa en la Orden de Sandago el año 1793. Como Caballero Guardia Marina se le había formado asiento el 1.° de Octubre de1759. Después de una brillante carrera, da su vida en la voladura del «Real Carlos». Deja una viuda: D.a Ana María del Bayo, Señora de Laboa, por, cuyo Palacio serán convocados los Ezquerra a Cortes el año 1822, pues recae en la amilia tudelana esta casa de Cabo de Armería navarra. Aunque de origen vizcaíno—«ezquerra» quiere decir zurdo, y se da el caso curioso de que todos los miembros de este linaje han sido si no zurdos ambidextros, a lo menos—se estableció en Aragón, en el lugar de Santa Gracia de Embún, esta estirpe, que de allí pasó a Tudela, donde tiene casa solar en la calle de la Merced. Sus primitivas armas son: «un quartel, y en él en encino y al pié un leon que parece quiere subir, y quatro varras con su orla». En Tudela tuvieron los Ezquerra manco: D. Joaquín, padre del marino citado, fué Regidor, y su padre D. Pedro, Alcalde, y el suyo D. José, que edificó la casa, en 1681, Oidor del Consejo Supremo de Navarra. La madre del marino era D.a Paula Ignacia Guirior, de los Señores de Villanueva de Lónguida, Marqueses de Guirior y también navarros y gente de mar; teniente de fragata fué un tío: D. Fermín de Ezquerra. Pero esta varonía de Ezquerra, que en Tudela tuvo sepulcro y altar en el convento de la Merced y en Ribaforada y Buñuel vecindad forana, propia de los hidalgos, está hoy representada por hembra. El último varen da este apellido fué el erudito académico de Bellas Artes, D. Joaquín Ezquerra del Bayo y García de Valladolid, cuya obra póstuma sugiere estas líneas. Cuidadosamente editados por su viuda, D.a Dolores de la Vega, y prologados per el culto académico Conde de Casal, se publican unos Recuerdos de un Caballero Paje de Carlos IV (Madrid, 1944), que dejó inéditos el competentísimo autor de tantos libros y catálogos en los cuales se elucida y se ordena buena porción de la mejor riqueza artística de España. Aquel benemérito amigo del arte, que conoció cerno muy pocos la época de Carlos IV —y para probarlo queda su libro La Duquesa da Alba y Goya, la iconografía de los Osuna, los estudios acerca de miniaturas, abanicos, retratos, muebles, la Alameda, el Palacete de la Moncloa, etc.—, ha recopilado, ahora, en estas páginas, las memorias que, en diversos apuntes, dejó un hijo del precitado marino: D. Joaquín Ezquerra del Bayo, Paje del Rey Carlos IV. Se encuentra llena su lectura de amenidad, por las variadas aventuras en que este Ezquerra se ve envuelto; y de enseñanza, por los datos concretos que, tanto él como su recopilador, aportan. Y si estas pocas páginas no constitu- 442 yen, hoy, quizás, una contribución reveladora a la fama, harto bien establecida, que en el mundo de la erudición y del arte, gozó su nieto D. Joaquín Ezquerra del Bayo, merecen ser particularmente señaladas en Navarra, con el muy legítimo orgullo de la que fué cuna del último varón de una ilustre casa tudelana. M. de Montesa NAVARRA Y SUS GUARDIAS MARINAS Dalmiro de la Válgoma y Díaz Varela, especializado en cuestiones leonesas, publicó su Catálogo de Guardias Marinas de la provincia de León en 1941. El primar tomo de la obra, prolongada por el académico y m a r i n o don Julio Guillen, y en colaboración con el Barón de Finestrai: Real Compañía de Guardias Marinas y Colegio Naval, Catálogo de Pruebas de Caballeros Aspirantes, aparece en 1943 (y en este mismo año las Noticias Geneológicas sobre D Cenón Somodevilla, primer Marqués de la Ensenada), y en 1944 el segundo volumen, editado por el Instituto Histórico de Marina. En el libro del riojano Ensenada, la prosa, de suyo suntuosa, de Válgoma, está dominada, como el brioso corcel, puesto al paso solemne del desfile, y nada se pierde con sacrificar la fuerza a la belleza, en aras de la reverencia. En los Catálogos el barroquismo no ha lunar: la prosa, es como deseaba algún escritor: prosa de código. Pero de código bien escrito. No tener puerto no quiere decir no tener marinos; salen muchos, al litoral desde tierra adentro: el áspero León da marinos. Y Navarra, sin mares —¿no hubo Almirante en Castilla?—da numerosos Guardias Marinas y Caballeros de San Juan de Malta. Repasando estos catálogos, ya en los dos primeros volúmenes abunda la sangre navarra: Eguías, Castejones, Argáices, Garceses, Antillones, Cruzates, Guiriores, Sesmas, Escuderos, Monreales, Mauleones, Echauris, Aráices, Arellanos, Mendinuetas, Arízcunes, Aguirres, Daoices, Ustárices, Ezpeletas, Uretas, Sedas, Gorráices, Ezquerras, Virtos, Uzquetas y tantos otros. Sitio hay cue, como Corella, el no tener ni río, ro le impide ser cuna de marinos insignes cual los Sesmas y hasta de armadores y navieros cual los Aguados. En otros tomos, pues, de esta obra importante, y que se afrece extensa, hallaremos más nombres de navarros. Y éstos no habrán de ser sino una parte de ese copioso elenco; y, por tanto, un fragmento revelador del interés total que habrá de aportar tan notable esfuerzo, hecho con infatigable tesón y continuado esmero, y que nos trae a la memoria aquellas primeras listas publicadas por la «Revista de Historia y Genealogía española». M. de M. LA FAMILIA DE FRAY DIEGO DE ESTELLA Debemos a Fray Pío de Sagüés O. F. M., un interesante y documentadísimo estudio, titulado «Fray Diego de Estella, Maestro de Sagrada Elocuencia» (1) que modifica sensiblemente la biografía de Fr. Diego, hasta hoy (1) «Verdad y Vida, revista de las Ciencias del espíritu»: Madrid, año segundo, 1944: octubre-diciembre, n.° 8, págs. 690-734.