E n 1953, James Watson y Francis Crick publicaron un artículo de un par de páginas en la revista Nature titulado "Estructura molecular de los ácidos nucleicos: Una estructura para el ácido nucleico de la desoxirribosa". Empezaba de la siguiente manera: "Queremos sugerir una estructura para la sal del ácido nucleico de la desoxirribosa (D.N.A.). Esta estructura tiene características nuevas que son de un considerable interés biológico". Este artículo, en el que por primera vez se establecía el modelo correcto del DNA, se ha convertido en un hito en la era moderna de la genética molecular, comparado por algunos con los trabajos de Mendel y de Darwin. (Watson, Crick y el cristalógrafo de rayos X Maurice Wilkins ganaron el premio Nobel por este trabajo; Rosalind Franklin, también cristalógrafa de rayos X, fue reconocida, a título postumo, por haber desempeñado un papel fundamental en el descubrimiento de la estructura del DNA.) Una vez determinada la estructura del material genético, casi inmediatamente se logró comprender su funcionamiento y su modo de replicación. EN BUSCA DEL MATERIAL GENÉTICO Propiedades que requiere un material genético Empezaremos dando un vistazo a las propiedades que debe tener un material genético y repasando la evidencia de que los ácidos nucleicos constituyen el material genético. Para constituir los genes, el DNA debe contener información para controlar la síntesis de los enzimas y proteínas de una célula u organismo, autocopiarse con una gran fidelidad aunque con u nivel bajo de mutación y estar localizado en los cromosomas. Control de los enzimas El crecimiento, el desarrollo y el funcionamiento de una célula están controlados por sus proteínas, principalmente por los enzimas. De esta manera, la naturaleza del fenotipo de una célula está controlada por la síntesis de proteínas en el interior de la célula. El material genético debe determinar la presencia y las cantidades eficaces de enzimas en la célula. Por ejemplo, proporcionándole sales inorgánicas y glucosa, una célula de E. coli puede sintetizar, mediante sus rutas bioquímicas controladas por enzimas, todos los componentes que necesita para el crecimiento, la supervivencia y la reproducción. En este punto necesitamos repasar alguna información básica referente a los enzimas. Un enzima es una proteína que actúa como catalizador de un proceso metabólico específico sin que él mismo quede notablemente alterado por la reacción. La mayoría de las reacciones catalizadas por enzimas pueden producirse también sin su mediación, pero sólo en condiciones demasiado extremas como para que tengan lugar dentro de los sistemas vivientes. Por ejemplo, muchas oxidaciones ocurren naturalmente a altas temperaturas. Los enzimas consiguen que estas reacciones tengan lugar dentro de la célula disminuyendo lo que se llama la energía de activación (∆G) de una reacción en particular. En otras palabras, un enzima permite que tenga lugar una reacción sin el suplemento de energía proporcionado generalmente por el calor (fig. 9.1). Replicación La mayoría de los procesos metabólicos, tales como la biosintesis o la degradación de moléculas, ocurren en rutas metabólicas en las que un enzima facilita cada una de las etapas véase capítulo 2). En la figura 9,2 se muestra la ruta metabólica para la conversión de la treonina en isoleucina (dos aminoácidos). Cada producto de reacción de la ruta es alterado por una enzima que lo convierte en el producto siguiente. Por ejemplo, el enzima treonina deshidratasa convierte la treonina en ácido α-cetobutírico. Los enzimas están compuestos por polímeros de aminoácidos plegados; la secuencia de aminoácidos determina la estructura final de un enzima. El material genético determina la secuencia de aminoácidos (véase capítulo 11). La estructura tridimensional de los enzimas les permite llevar a cabo su función. Un enzima se combina con su substrato o sus substratos (las moléculas sobre las que actúa) en una parte del enzima denominado centro activo (fig. 9.3). El substrato "encaja" dentro del centro activo, el cual tiene una forma que sólo permite entrar los substratos específicos. Esta manera de encajar un enzima con su substrato se llama modelo de funcionamiento enzimátíco de la llave y la cerradura. Cuando los substratos están en posición correcta en el centro activo del enzima, se da la reacción particular que cataliza el enzima. Los productos de la reacción se separan entonces del enzima y lo dejan listo para repetir el proceso. Los enzimas pueden trabajar a velocidades fenomenales. Algunos pueden catalizar hasta un millón de reacciones por minuto. No todas las proteínas de la célula funcionan como catalizadores. Algunas son proteínas estructurales, como la queratina, el componente principal del cabello. Otras proteínas son reguladoras, esto es, controlan el ritmo de producción de otros enzimas. Y aún otras están implicadas en otras funciones diferentes; las albúminas, por ejemplo, ayudan a regular la presión osmótica de la sangre. El material genético debe hacer réplicas de sí mismo con precisión para que cada célula hija reciba una copia exacta. También se necesita una cierta mutabilidad, o capacidad de cambiar, porque sabemos que el material genético ha cambiado, o evolucionado, a lo largo de la historia de la vida en la Tierra. En su artículo de 1953, Watson y Crick establecieron ya el proceso de replicación basado en la estructura del DNA. Tal como veremos, la mutabilidad es también una consecuencia natural de este proceso. Localización Se sabe desde principios de siglo que los genes, las unidades funcionales discretas del material genético, se encuentran en los cromosomas dentro del núcleo de las células eucarióticas: el comportamiento de los cromosomas durante las etapas de división celular de la mitosis y de la meiosis imita el comportamiento de los genes. Por lo tanto, el material genético en eucariotas debe ser una parte de los cromosomas. Durante mucho tiempo, las proteínas se consideraron como los componentes celulares con mayor probabilidad de ser el material genético porque tienen la complejidad molecular necesaria. Los aminoácidos se pueden combinar de una manera casi ilimitada, creando millares y millares de proteínas diferentes. La primera prueba de que el material genético es el ácido desoxirribonucleico (DNA) fue proporcionada en 1944 por Oswald Avery y sus colaboradores. El modelo de Watson y Crick de 1953 puso fin a un período durante el cual se pensó en el DNA como material genético pero sin que se conociera su estructura. Evidencia de que el DNA es el material genético Transformación En 1928, F. Griffith informó que un determinado tipo de bacterias muertas por tratamiento térmico (calor) podían "transformar" bacterias vivas de otro tipo. Griffith demostró esta trans- RECUADRO 9.1 ESTRUCTURA MOLECULAR DE LOS ÁCIDOS NUCLEICOS: UNA ESTRUCTURA PARA EL ÁCIDO NUCLEICO DE LA DESOXIRRIBOSA Queremos sugerir una estructura para la sal del ácido nucleico de la desoxirribosa (D.N.A.). Esta estructura presenta características nuevas que tienen un considerable interés biológico. Una estructura para el ácido nucleico ya ha sido propuesta por Pauling y Corey'. Ellos nos proporcionaron amablemente su manuscrito antes de su publicación. Su modelo consta de tres cadenas entrelazadas, con les fosfatos cerca del eje de la fibra y las bases en el exterior. En nuestra opinión, esta estructura es insatisfactoria por dos razones: (1) Creemos que el material que da los diagramas de rayos X es la sal, no el ácido libre. Sin los átomos de hidrógeno ácidos no está claro qué fuerzas podrían mantener unida la estructura, especialmente porque los fosfatos cargados negativamente cerca del eje se repelerían entre sí. (2) Algunas de las distancias de van der Waals parecen ser demasiado pequeñas. También ha sido sugerida otra estructura de tres cadenas por Fraser (en prensa). En su modelo los fosfatos están en el exterior y las bases en el interior, enlazadas entre sí mediante puentes de hidrógeno. Tal como se describe esta estructura está bastante mal definida y por esta razón ya no volveremos a comentarla. Deseamos proponer una estructura de la sal del ácido nucleico de la desoxirribosa radicalmente diferente. Esta estructura tiene dos cadenas helicoidales enroscadas alrededor del mismo eje (véase el esquema). Hemos hecho los supuestos químicas habituales, a saber, que cada cadena consta de grupos diéster fosfato que unen residuos β-D-desoxirribofuranosa mediante enlaces 3' → 5'. Las dos cadenas (pero no sus bases) están relacionadas mediante un eje de simetría perpendicular al eje de la fibra. Ambas cadenas siguen hélices dextrógiras, pero debido al eje de simetría las secuencias de átomos en las dos cadenas discurren en direcciones opuestas. Cada cadena se parece un poco al modelo de Furberg2 N°l; esto es, las bases están en el interior de la hélice y los fosfatos en el exterior. La configuración del azúcar y de los átomos próximos es como en la "configuración estándar" de Furberg, estando el azúcar casi perpendicular a la base que lleva unida. En las dos cadenas hay un residuo cada 3,4 Å en la dirección z. Hemos supuesto un ángulo de 36° entre los residuos adyacentes de la misma cadena, por lo que la estructura se repite cada 10 residuos en la misma cadena, esto es, cada 34 Å. La distancia entre un átomo de fósforo y el eje de la fibra es de 10 Å. Como los fosfatos están en el exterior, los cationes tienen un acceso fácil a ellos. La estructura es abierta y su contenido en agua bastante alto. A contenidos de agua menores podemos esperar que las bases se inclinen de manera que la estructura podría volverse más compacta. La característica novedosa de la estructura es la manera en que las dos cadenas se mantienen unidas por las bases púricas y pirimidínicas. Los planos de las bases son perpendiculares al eje de la fibra. Las bases se mantienen unidas por pares: una sola base de una cadena está unida por puentes de hidrógeno a una sola base de la otra cadena, de manera que las dos están juntas con idénticas coordenadas z. Una de las bases de cada par debe ser una purina y la otra una pirimidina para que se dé el enlace. Los enlaces de hidrógeno se forman como sigue: posición 1 de la purina con posición 1 de la pirimidina; posición 6 de la purina con posición 6 de la pirimidina. Si se supone que las bases sólo aparecen en la estructura en la forma tautomérica más plausible (esto es, con la configuración ceto en vez de la enol) se encuentra que solamente pueden enlazarse unos pares de bases específicos. Estos pares son: adenina (purina) con timina (pirimidina) y guanina (purina) con citosina (pirimidina). En otras palabras, si en cualquiera de las cadenas uno de los miembros de un par es una adenina, entonces según estas suposiciones el otro miembro debe ser una timina; lo mismo para la guanina y la citosina. La secuencia de bases de una sola cadena no parece que este restringida de ninguna manera. Sin embargo, si solo se pueden formar unos pares específicos, la consecuencia es que dada la secuencia de bases de una cadena, entonces la secuencia de la otra cadena queda determinada automáticamente. Se ha encontrado experimentalmente3,4 que la razón de las cantidades de adenina y timina y la razón de guanina y citosina, son siempre muy próximas a la unidad para el ácido nucleico de la desoxirribosa. Probablemente sea imposible construir esta estructura con el azúcar ribosa en vez de la desoxirribosa, dado que el átomo de oxígeno extra podría hacer un contacto de van der Waals demasiado cercano. (Continúa en la página siguiente) por completo, en datos experimentales publicados y argumentos estereoquímicos. No ha escapado a nuestra atención que el emparejamiento específico que hemos postulado sugiere inmediatamente un posible mecanismo de copia para el material genético. Los detalles completos de la estructura, incluyendo las condiciones que se han supuesto en su construcción, así como con un conjunto de coordenadas de los átomos, se publicarán en otro lugar. Estarnos muy agradecidos al Dr. Jerry Donohue por sus consejos y críticas constantes, especialmente sobre distancias interatómicas. También hemos sido estimulados por un conocimiento general de la naturaleza de los resultados experimentales no publicados y de las ideas del Dr. M. H. F. Wilkins, de la Dra. R. E. Franklin y de sus colegas del King's College, Londres. Uno de nosotros (J. D. W.) ha recibido la ayuda de una beca de la National Foundation for Infantile Paralysis. ./. D. Watson F. H. C. Cria Medical Research Council Unit for the Study ofthe Molecular Structure of Biological Systems, Cavendish Laboratory, Cambridge. 2 de Abril 1 Pauling, L. y Corey, R. B., Nature, 171,346 (1953); Proc. U.S. Nat. Acad. Sci, 39, 84 (1953). 2 Furberg, S., Acta. Chem, Scand., 6, 634 (1952). Chargaff, E., para referencias véase Zamenhof, S., Brawerman, G. y Chargaff, E., Biochim. et Biophys. Acta. 9, 402 (1952). 4 Wyatt, G. R., J. Gen Physiol., 36, 201 (1952) 3 Los datos de rayos X publicados previamente5,6 sobre el ácido nucleico de la desoxirribosa son insuficientes para una prueba rigurosa de nuestra estructura. Hasta donde podemos determinar, es aproximadamente compatible con los datos experimentales, pero debe considerarse como no demostrada hasta que se haya contrastado con resultados más exactos. Algunos de ellos se ofrecen en las comunicaciones siguientes. No éramos conscientes de los detalles de los resultados presentados en ellas cuando ideamos nuestra estructura, la cual esta basada fundamentalmente, aunque no formación usando dos cepas de la bacteria Streptococcus pneumoniae. Una cepa (S) producía colonias lisas porque las células producían una cápsula de polisacáridos. Esto provocaba una bacteriemia (infección bacteriana) fatal en los ratones. Otra cepa (R), que no poseía cápsula de polisacáridos, producía colonias rugosas en las placas de Petri (fig. 9.4); esta cepa no producía efectos patológicos en los ratones. Las bacterias de la cepa rugosa son fagocitadas por los glóbulos blancos de la san- 5 Astbury, W. T., Symp. Soc. Exp. Biol. 1, Nucleic Acid 66 (Camb. Univ. Press. 1947). 6 Wilkins, M. H. F., y Randall, J. T., Biochim. et Biophys. Acta. 10, 192 (1953). Reproducido con autorización de Nature, Vol. 171: 737-738, Copyrigth © 1953 Macmillan Magazines Ltd. gre de los ratones; las bacterias de la cepa lisa virulenta sobreviven porque están protegidas por su cubierta de polisacáridos. Griffith encontró que ni las células del tipo S muertas ni las células vivas del tipo R causaban bacteriemia por sí mismas en los ratones. Sin embargo, cuando a los ratones se les inyectaba una mezcla de células del tipo R vivas con células del tipo S muertas, aquéllos desarrollaban una bacteriemia idéntica a la causada por la inyección de células del tipo S vivas (fig. 9.5). Placa de Petri con colonias lisas y rugosas de Streptococcus pneumoniae. Las colonias de la cepa R (rugosas) están a la izquierda y las colonias S (lisas) a la derecha en el mismo agar 3,5 aumentos. O. T. Avery, C. M. Macleod, and M. McCarly. "Studies on the Chemical Nature of the Substunce Inducing Transformation of Pneumococcal Types". Reproducido del Journal of Experimental Medicine 79 (1944):137-158, fig. 1 por permiso de los derechos de autor de Rockefeller University Press. Reproducido con autorización. Fotografía tomada por el Sr. Joseph B. Haulenbeek. dimiento de extracción, por el análisis químico del material transformador y mediante la demostración de que los únicos enzimas que destruían la capacidad transformadora eran enzimas que destruían el DNA. Este estudio proporcionó la primera evidencia experimental de que el DNA era el material genético: el DNA transformaba las bacterias de tipo R en bacterias de tipo S. Marcaje de fagos Por lo tanto, había algo en las células S muertas que transformaba las bacterias del tipo R en células del tipo S. En 1944, Oswald Avery y dos de sus colaboradores, C. MacLeod y M. McCarty, describieron la naturaleza de la substancia transformadora. Avery y sus colaboradores hicieron su trabajo in vitro (literalmente, en vidrio), usando la morfología de las colonias en el medio de cultivo en vez de la bacteriemia en el ratón como evidencia de la transformación. Descartaron las proteínas, los hidratos de carbono y los lípidos por su proce- A partir de los virus también se ha obtenido información valiosa sobre la naturaleza del material genético. De particular interés son los estudios realizados con virus bacterianos, los bacteriófagos o fagos. Como los fagos sólo constan de ácido nucleico rodeado de proteína, se prestan muy bien para el problema de determinar si el material genético es la proteína o el ácido nucleico. En 1952, A. D. Hershey y M. Chase publicaron los resultados de la investigación que dio lugar al concepto de que el Cuando se mezclaron fagos marcados con 32P con células ni marcadas de E. coli, Hershey y Chase encontraron que la marca de 32P había entrado en las células bacterianas y que la generación siguiente de fagos que surgieron de las células infectadas llevaban una cantidad significativa de marca de 32 P. Cuando se mezclaron fagos marcados con 35S con células de E. coli no marcadas, los investigadores encontraron que la marca de 35S permanecía en su mayor parte en el exterior de las bacterias. Hershey y Chase demostraron de esta manera que la cubierta proteica externa de un fago no entra en la bacteria que infecta, mientras que el material interior del fago, que consiste en DNA, entra en la célula bacteriana (fig. 9.6). Puesto que el DNA es responsable de la producción de los fago nuevos durante el proceso de infección, el DNA y no la proteina debe ser el material genético. El RNA como material genético DNA es el material genético y ayudó a explicar la naturaleza del proceso de infección vírica. Como todos los ácidos nucleicos contienen fósforo mientras que las proteínas no, y ya que la mayoría de la proteínas contienen azufre (en los aminoácidos cisteína y metionina) mientras que los ácidos nucleicos no, Hershey y Chase diseñaron un experimento con el uso de isótopos radiactivos del azufre y del fósforo para seguir el rastro separadamente a las proteínas víricas y a los ácidos nucleicos durante el proceso de infección. Emplearon el bacteriófago llamado T2 y la bacteria Escherichia coli. Los fagos fueron marcados por crecimiento en bacterias cultivadas en un medio de cultivo que contenía los isótopos radiactivos 35S o 32P. Entonces procedieron a identificar el material inyectado en las células por fagos adheridos a la pared bacteriana. En algunos virus, el material genético es el RNA (ácido ribonucleico) (véase recuadro 9.2). El virus del mosaico del tabaco (TMV) que infecta las plantas del tabaco consiste sólo en RNA (ácido ribonucleico) y proteína. La única y larga molécula RNA está empaquetada en una estructura cilíndrica formada por cerca de dos mil copias de una sola proteína (fig. 9.7). No se encuentra DNA en los viriones (partículas víricas). En 1955, H. Fraenkel-Conrat y R. Williams mostraron que un virus se puede descomponer in vitro en sus partes componentes y reconstruir después en forma de virus viable. Este hallazgo condujo a los experimentos de Fraenkel-Conrat y B. Singer, que reconstruyeron TMV con componentes procedentes de cepas diferentes (fig. 9.7). Por ejemplo, combinaron el RNA del TMV común con la proteína de la cepa enmascarada (M) del TMV. También hicieron la combinación recíproca de proteína del tipo común y RNA de tipo M. En ambos casos el TMV producido durante el proceso de infección fue el del tipo asociado al RNA, no a la proteína. Así se demostró que era el ácido nucleico (RNA en este caso) el material genético. Esto se confirmó en experimentos subsiguientes en los que se restregaron hojas de la planta con RNA puro de TMV. El resultado fue una infección normal con una nueva generación de virus típicos cubiertos de proteína. QUÍMICA DE LOS ÁCIDOS NUCLEICOS Una vez identificado el DNA (o el RNA) como material genético, necesitamos examinar la estructura química de estas moléculas. Su estructura nos proporcionará una buena información de cómo funciona. Los ácidos nucleicos están formados por la unión de nucleótidos de una manera repetitiva en largos polímeros a modo de cadenas. Los nucleótidos están constituidos por tres componentes: fosfato, azúcar y una base nitrogenada (tabla 9.1 fig 9.8). Una vez incorporado en un ácido nucleico, un núcleo- RECUADRO 9.2 PRIONES: EL EQUIVALENTE BIOLÓGICO DEL HIELO NUEVE El material genético es, sin excepción, DNA o bien RNA, es RNA sólo en unos pocos virus. Dado que prácticamente todas las enfermedades contagiosas son de origen bacteriano o vírico, esto significa que todas las enfermedades infecciosas también están causadas por organismos con DNA o RNA como material genético. Sin embargo, hay una situación muy interesante en la que una enfermedad infecciosa parece ser causada por un agente sin material genético. Tres enfermedades nerviosas de los seres humanos y cuatro de los animales son causadas, según se cree, por proteínas sin DNA o RNA. Las enfermedades humanas son el kuru, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob y la enfermedad de Gerstmann-Sträussler-Scheinker. Las enfermedades de animales son el prurigo lumbar (ovejas y cabras), la encefalopatía espongiforme bovina, la encefalopatía contagiosa del visón y la diarrea crónica (ciervo y alce). Todas estas enfermedades son extremadamente lentas en su desarrollo, todas son fatales y se cree que todas están causadas por la ingestión de una proteína de un individuo infectado; no hay curación y se desconoce el mecanismo de acción. Las enfermedades parecen ser causadas por una proteína similar a la producida normalmente en el cerebro de los individuos sanos. El término prion (abreviación de partícula infecciosa proteica) ha sido dado a estos agentes por Stanley Prusiner de la Universidad de California en San Francisco. Junto con sus colegas aisló la proteína prion (PrP) y más recientemente localizó el gen que codifica la proteína. Además de la forma infecciosa, hay una forma familiar de estas enfermedades (heredada) resultante de la mutación del gen que codifica la proteína prion activa en individuos normales (probablemente al menos en todos los mamíferos). Aunque no hay curación para estas enfermedades, por lo menos el kuru parece que casi se haya erradicado. Se encon- el fosfato de un nucleótido y el grupo hidroxilo (OH) del carbono 3' de una molécula adyacente. Mediante estos enlaces fosfodiéster pueden polimerizarse cadenas de nucleótidos muy largas (fig. 9.11). Estructura biológicamente activa Aunque se conocía la identidad de los nucleótidos polimerizados para formar una cadena de DNA o de RNA, la estructura real de estos ácidos nucleicos que funcionaban como material tró solamente entre los habitantes de una parte de Nueva Guinea que practicaban el canibalismo. En cuanto abandonaron esta práctica, se detuvo la expansión de esta enfermedad; el kuru no parece generarse de un modo importante por mutación en los habitantes del área. Mediante el control de las prácticas alimentarias se cree que la encefalopatía espongiforme bovina también desaparecerá. En el pasado se alimentaba a las terneras con suplementos proteínicos hechos con animales infectados. La pregunta obvia que se plantea es: ¿cómo puede una proteína que parece que no contiene material genético dar lugar a una enfermedad infecciosa cuando se ingiere? Desafortunadamente, por el momento no hay respuesta. Sin embargo, Prusiner ha sugerido diversos mecanismos mediante los que una proteína infecciosa puede inducir que se vuelvan infecciosas las copias de una proteína normal. Uno de estos mecanismos implica una cascada en la que una PrP infecciosa se une a una PrP normal dando lugar a dos PrP infecciosas. Según esto, una produce dos, dos producen cuatro, cuatro producen ocho y así sucesivamente. Como Nancy Touchetle advirtió, en un escrito en The Journal of NIH Research, esta es la manera en que Kurt Vonnegut describió el comportamiento del mítico hielo nueve en su libro de 1963, La cuna del gato. Tal como puede recordar quien haya leído este libro, una sola semilla provocó que toda el agua de la tierra, por una reacción en cadena como la descrita, se convirtiera en un nuevo tipo de hielo. No es que hayamos recurrido a la ciencia ficción para que explique el misterio del funcionamiento de los priones; sin embargo, parece razonable suponer que la comprensión del mecanismo de funcionamiento del prion nos proporcionará una novedad biológica. genético permaneció desconocida hasta 1953. La impresión general era que la estructura biológicamente activa del DNA era más compleja que una simple sucesión de nucleótidos unidos mediante enlaces fosfodiéster y que estaban implicadas varias cadenas interaccionantes. En 1953, Linus Pauling, un premio Nobel que descubrió la estructura α-hélice de las proteínas, estaba investigando una estructura de tres cadenas para el material genético, mientras que Watson y Crick decidieron que una estructura con dos cadenas era más consistente con las RECUADRO 9.3 ¿POR QUÉ FOSFATOS? En el DNA los nucleótidos están conectados mediante fosfatos. Recientemente (1987, Science 235:1173-78), F. H. Westheimer formuló la pregunta: "¿Por qué la Naturaleza eligió los fosfatos?" La respuesta parece bastante simple. La molécula de fosfato tiene varias propiedades que la hacen ideal para unir subunidades en polímeros en el mundo bioquímico (fig. 9.8, arriba). En primer lugar, el grupo fosfato puede formar enlaces y puede por tanto conectar dos compuestos (fig, 9.11). Los enlaces que se han formado a partir de los fosfatos (enlaces fosfodíéster) tienen la propiedad adicional de ser estables, aunque se pueden romper fácilmente por hidrólisis enzimática. En otras palabras, los enlaces son estables, pero los residuos de nucleótidos pueden ser Í eliminados para conservarlos durante, por ejemplo, diversos procesos de replicación y reparación que comentaremos más tarde. Cuando se separa un nucleótido, no es destruido durante el proceso. Una vez que se ha formado el enlace fosfodiéster, un átomo de oxígeno del grupo fosfato todavía está ionizado negativamente. Esta propiedad es extremadamente importante porque hace que sea menos probable el hecho de que el enlace fosfodiéster se rompa espontáneamente (una carga negativa protege frente a un ataque nucleofílico) y la ionización negativa mantiene a los nucleótidos y al DNA dentro de membranas, específicamente la membrana nuclear de los eucariotas y la membrana celular de los procariotas. Como los compuestos cargados negativamente son muy insolubles en lípidos, los fosfatos se mantienen dentro de membranas por su ionización. Westheimer concluye: "Todas estas condiciones las cumple el ácido fosfórico y no hay ninguna alternativa obvia". DNA no estaban en una relación de 1:1:1:1. Sus resultados fueron extremadamente importantes para Watson y Crick en el desarrollo de su modelo. cies (tabla 9.3). Encontró que aunque la cantidad relativa de un nucleótido dado difiere entre las especies, la cantidad de adenina era siempre igual a la de timina y la cantidad de guanina siempre igual a la de citosina. Esto es, en el DNA de todos los organismos estudiados, hay una correspondencia de 1:1 entre las bases púricas y pirimidínicas. Esto se conoce como regla de Chargaff. Las observaciones de Chargaff refutaron la hipótesis del tetranucleótido; las cuatro bases del El modelo de Watson-Críck Con la información disponible, Watson y Crick empezaron a construir modelos moleculares. Encontraron que una estructura posible era una en la que dos hélices se enroscaran entre sí (una doble hélice) con los esqueletos de azúcar-fosfato hacia afuera y las bases en el interior. Esta estructura encajaría con las dimensiones establecidas para el DNA mediante cristalografía de rayos X si cada una de las bases de las dos cadenas estuviera enfrentada con otra formando los peldaños de una escalera de caracol (fig. 9.13). El diámetro de la hélice sólo se podría mantener constante (cerca de 20 Å, unidades angstrom) si hubiera una base púrica y otra pirimidínica en cada peldaño. Dos purinas por peldaño sería demasiado grande y dos pirimidinas sería demasiado pequeño. Después de experimentos adicionales con modelos de las bases, Watson y Crick encontraron que los enlaces de hidrógeno necesarios para formar los peldaños de su escalera helicoidal podrían darse fácilmente entre ciertos pares de bases, los pares que Chargaff encontró en frecuencias iguales. (Los enlaces de hidrógeno son enlaces muy débiles que implican la compartición de un hidrógeno entre dos átomos electronegativos, tales como O y N). Enlaces de hidrógeno termodinámicamente estables se forman entre timina y adenina, y entre citosina y guanina (fig. 9.14). La relación se denomina complementariedad. Hay dos puentes de hidrógeno entre adenina y timina (A=T) y tres entre citosina y guanina (C≡G). Otro punto acerca de la estructura del DNA está relacionado con el hecho de que cada cadena presenta polaridad. Esto es, un extremo de una cadena del DNA tendrá un fosfato 5' y el otro extremo tendrá un grupo hidroxilo 3'. Watson y Crick encontraron que sólo se podían formar enlaces de hidrógeno si la polaridad de las dos cadenas iba en direcciones opuestas; esto es, si las dos cadenas eran antiparalelas (fig. 9.15). Desnaturalización del DNA Los estudios de desnaturalización indicaron que los enlaces de hidrógeno en el DNA se dan de la manera sugerida por Watson y Crick. Los enlaces de hidrógeno, a pesar de ser débiles individualmente, confieren estabilidad estructural a una molécula que tenga un gran número de ellos. Sin embargo, los en las de hidrógeno se pueden romper y las cadenas del DNA separarse, mediante calentamiento de la molécula de DNA. Se alcanza un punto en el cual la agitación térmica supera a los enlaces de hidrógeno y la molécula se desnaturaliza (se "funde"). Es lógico que cuantos más enlaces de hidrógeno contengan un DNA, mayor será la temperatura necesaria parada naturalizarlo. En consecuencia, como un par de bases G-C (guanina-citosina) tiene tres enlaces de hidrógeno mientras que un par de bases A-T (adenina-timina) sólo tiene dos, cuanto mayor sea el contenido de G-C de una molécula dada de DNA, mayor será la temperatura requerida para desnaturalizar este DNA. Se ha encontrado que esta relación existe realmente (fig. 9.16). Requisitos del material genético Volvamos brevemente a los requisitos que hemos dicho que debe cumplir un material genético: (1) regulación de la síntesis de proteínas, (2) autorreplicación y (3) localización en el núcleo (en los organismos con núcleo). ¿Cumple el DNA (O en su ausencia el RNA) estos requisitos? Regulación de los enzimas En los próximos capítulos examinaremos los detalles de la tesis de proteínas. En este momento sólo es necesario observa que el DNA posee la complejidad necesaria para dirigir la síntesis de proteínas. A pesar de que en la hélice doble la complementariedad restringe la base que se opone a otra, no hay restricción en la secuencia de bases de una cadena dada. Más tarde demostraremos que una secuencia de tres bases en el DNA especifica un aminoácido determinado durante la síntesis de proteínas. El código genético determina la relación entre las bases del DNA y los aminoácidos de las proteínas. Replicación En su artículo de 1953, Watson y Crick sugirieron cómo podría replicarse el DNA. Su observación partía de la propiedad de complementariedad. Como la secuencia de bases en una cadena complementaria a la secuencia de bases de la cadena opuesta, cada cadena podría actuar como molde para una nueva hélice doble. Esto podría darse si simplemente se abriera la “cremallera" de la molécula, dejando que cada cadena especificara por complementariedad la secuencia de bases en una cadena nueva (fig. 9.17). La mutabilidad podría ser debida al mal emparejamiento o a otros errores durante la replicación. Localización El requisito de la localización es que el DNA debe residir en e1 núcleo de los eucariotas, donde los genes están en cromosomas, o en los cromosomas de procariotas y virus. Tanto en procariotas como en eucariotas la mayor parte del DNA de la célula está en los cromosomas. Y todos los virus contienen DNA o RNA. Por lo tanto, el DNA satisface potencialmente todos los requisitos para ser el material genético. El RNA puede cumplir con los mismos requisitos en los virus de RNA y en los viroides. Formas alternativas del DNA La forma del DNA que hemos descrito hasta ahora se denomina DNA B. Es una hélice dextrógira: gira en el sentido de las agujas del reloj cuando su eje se recorre en dirección descendente. Las bases están apiladas casi perpendicularmente al eje principal con cerca de diez pares de bases por vuelta (34 Å; véase fig. 9.13). Sin embargo, el DNA puede adoptar otras formas. Si el contenido en agua aumenta hasta cerca del 75%, se da la forma A del DNA (DNA A). En esta forma las bases están inclinadas con respecto al eje y hay más pares de bases por vuelta. Sin embargo, éstas y otras formas conocidas del DNA son variaciones relativamente menores de la forma dextrógira B. En 1979, Alexander Rich y sus colaboradores del MIT descubrieron una hélice levógira que llamaron DNA Z porque su esqueleto formaba una estructura en zigzag (fig. 9.18). El DNA Z se encontró por análisis cristalográfico de rayos X de moléculas de DNA muy pequeñas compuestas por secuencias repetidas G-C en una cadena y las consecuencias complementarias C-G en la otra (alternancia de purinas y pirimidinas). El DNA Z se parece a un DNA B en el cual cada base ha girado 180 grados, resultando una estructura en zigzag levógira (fig. 9.19). (Nos referimos a la configuración original de las bases como configuración anti; la configuración girada se denomina configuración sin). Originalmente se pensó que el DNA Z era una estructura que podría no tener interés para los biólogos porque requiere concentraciones de sal muy altas para mantenerse estable. Sin embargo, se ha encontrado recientemente que el DNA Z puede estabilizarse en condiciones fisiológicas normales si se añaden grupos metilos a las citosinas. El DNA Z puede estar implicado en la regulación de la expresión génica en eucariotas. Volveremos sobre este problema en el capítulo 15. REPLICACIÓN DEL DNA En su artículo de 1953, Watson y Crick sugirieron que la replicación de la hélice doble podría tener lugar por desenrollamiento del DNA, con lo que cada cadena podría formar una nueva hélice doble al actuar como molde para la síntesis de una nueva cadena (véase fig. 9.17). Por ejemplo, cuando una hélice doble es desenrollada en un par de bases adenina-timina (A-T), una de las cadenas separadas debe llevar A y la otro debe llevar T. Durante la replicación, la A en el DNA molde deberá emparejarse con T en la cadena de DNA recién replicada, dando lugar a un par de bases AT. La T en la otra cada molde deberá emparejarse con A en la otra cadena recién implicada, dando lugar a otro par de bases A-T. Así, un par de bases A-T en una hélice doble dará lugar a dos pares den bases A-T en dos hélices dobles. Este proceso debe repetirse en cada par de bases de la hélice doble de una molécula de DNA. Este mecanismo se llama replicación semiconservativa porque, si bien no se conserva la hélice doble en la replican sí lo hace cada una de las dos cadenas. Cada molécula de DNA hija tiene una cadena molde intacta y una cadena recién replicada intacta. Ésta no es la única manera en que podría darse replicación. Dos formas de replicación alternativas son la conservativa y la dispersiva. En la replicación conservativa, en la cual la hélice doble original completa actúa como molde de una nueva, una molécula hija consistiría en el DNA paterno original y la otra molécula hija debería ser DNA totalmente nuevo En la replicación dispersiva, algunas partes de la hélice doble original se conservan y otras no. Las moléculas hijas consistirían en parte de molde y en parte de DNA recién sintetizado. En realidad, la categoría dispersiva es una categoría "cajón de sastre" que lo abarca todo, incluyendo cualquier otra posibilidad además de la replicación conservativa y la semiconservativa. RECUADRO 9.4 DNA DE CADENA TRIPLE En condiciones naturales, el RNA de cadena sencilla y el DNA de cadena doble son la norma. Sin embargo, se ha encontrado que en condiciones de laboratorio es posible conseguir que una tercera cadena de DNA se intercale en el surco mayor de una hélice doble de DNA normal de una manera específica de secuencia. Esto es, la tercera cadena de DNA no se intercalará en cualquier lugar, sino que formará una hélice triple estable en una secuencia específica (Fig. 1 del recuadro). Las reglas de unión son menos precisas que lo normal en cuanto que no todas las secuencias son reconocidas y que el reconocimiento puede depender de las secuencias cercanas. Teniendo esto en cuenta, una timina en la tercera cadena reconocerá una adenina en un par de bases adenina-timina (T-A-T) y una citosina en la tercera cadena reconocerá una guanina en un par de bases guanina-citosina (C-G-C). Las cadenas triples de nucleótidos fueron creadas por primera vez por tres científicos del National Institutes of Health en 1957, Alexander Rich, David Davies y Gary Felsenfeld, mientras estaban produciendo ácidos nucleicos artificiales. En aquel momento el DNA de cadena triple parecía ser solamente una curiosidad de laboratorio. Actualmente parece ser de interés porque puede tener utilidad tanto experimental como clínica. (Rich tuvo aparentemente la misma experiencia en su codescubrimiento del DNA Z, el cual pareció primero una rareza pero actualmente es un gran foco de atención; véase capítulo 15.) Recientemente, sin embargo, dos grupos de investigación, uno en California y otro en París, han sido capaces de formar hélices triples en DNA natural. Actualmente se están persiguiendo dos aplicaciones de esta tecnología. Ambas aplicaciones surgen porque una cadena sencilla de DNA es capaz de reconocer una secuencia relativamente larga de DNA de cadena doble en un cromosoma. Por lo tanto es posible localizar selectivamente un secuencia génica específica. Una vez que se ha localizado una determinada secuencia en un cromosoma mediante la tercera cadena, se pueden llevar a cabo dos cosas. Primero, debido a la formación del DNA triple, se puede impedir la expresión de un gen en particular. Este hecho está siendo investigado para combatir el SIDA (véase capítulo 15). Mediante la misma técnica, el DNA triple puede ser abortivo, un método seguro para evitar la implantación de un feto a base de evitar la expresión de los genes afectados por la hormona progesterona. El segundo uso del DNA triple es cortar el DNA por un lugar específico mediante la adición de un compuesto cortante en ambos extremos de la tercera cadena del DNA. Una vez que se haya intercalado la tercera cadena, el compuesto puede romper la hélice doble original. Por ejemplo, Strobel y Dervan del California Institute of Technology usaron un compuesto químico que contiene hierro unido a los dos extremos 3' y 5' de la tercera cadena del DNA. La reacción de corte se inicia entonces mediante la adición de un tercer compuesto químico. El corte de la doble hélice original puede ser de gran valor en la moderna tecnología del DNA recombinante, como la que se utiliza en el proyecto genoma humano (véase capítulo 12). No sabemos aún si el DNA de cadena triple será o no de gran valor en el futuro. Sin embargo, hay muchas posibilidades de que resulte de utilidad terapéutica y en el estudio y cartografía del genoma humano. (Continúa en la página siguiente) Demostración autorradiográfica de la replicador) del DNA El modo semiconservativo de replicación fue verificado fotográficamente por J. Cairns en 1963 utilizando la técnica de la autorradiografía. Esta técnica aprovecha el hecho de que los átomos radiactivos impresionan las películas fotográficas. Los granos de plata visibles en la película se pueden contar para obtener una estima de la cantidad de material radiactivo presente. Cairns cultivó la bacteria E. coli en un medio que contenía timina radiactiva, un componente de uno de los nucleótidos del DNA. La radiactividad estaba en el tritio (3H). Entonces extrajo el DNA bacteriano cuidadosamente e hizo una autorradiografía. La figura 9.21 muestra un ejemplo. La interpretación de esta autorradiografía revela varios puntos. Primero, el DNA de E. coli es circular, algo que ya se sabia en aquel momento. Segundo, el DNA se replica manteniendo la integridad del círculo. Esto es, el círculo no parece que se rompa durante el proceso de la replicación del DNA; se forma una estructura theta intermediaria (parecida en su forma a la letra griega theta, θ). Tercero, la replicación del DNA parece que tenga lugar en una o dos uniones Y que se desplazan a lo largo del círculo, lo cual además corrobora el modo semiconservativo de replicación. El DNA se desenrolla en un punto y la replicación tiene lugar en la unión Y, de manera semiconservativa, en una o ambas direcciones (véase fig. 9.17). La manera en que las dos uniones Y se mueven a lo largo del círculo hasta la etapa final en la que se forman dos círculos nuevos se esquematiza en la figura 9.22. Los pasos en sí mismos no apoyan un modo de replicación unidireccional ni uno bidireccional. Esto es, se formaría una estructura theta tanto si en la replicación están activas una o las dos uniones Y. Sin embargo, con la autorradiografía es posible determinar si el crecimiento nuevo ocurre en sólo una o en ambas direcciones. En algunos casos, la radiactividad no se aplicó a la célula hasta que la replicación del DNA ya había empezado. En estos casos, la marca radiactiva apareció después de que la estruc- tura theta ya había empezado a formarse. La figura 9.23 ilustra los resultados hipotéticos para la replicación tanto unidireccional como bidireccional. Mediante el recuento de los granos de plata en las autorradiografías, Cairns encontró que el crecimiento era bidireccional. Este hallazgo fue verificado posteriormente mediante análisis tanto genéticos como autora gráficos. En eucariotas las moléculas de DNA (cromosomas) más largas que en procariotas y no son circulares; hay múltiples lugares de iniciación de la replicación. Así, cada cromosoma eucariótico está compuesto por muchas unidades replicación, o replicones (segmentos de DNA con un solo origen de replicación). En comparación, el cromosoma de está compuesto por un solo replicón. En los eucariota unidades de replicación forman "burbujas" (u "ojos") en el DNA durante la replicación (fig. 9.24). ción de la secuencia de nucleótídos de muchas de estas regiones clave en el DNA y en el RNA. En E. coli sólo hay tres enzimas conocidos que puedan polimenzar nucleótidos en una cadena de DNA en crecimiento. Estos enzimas son las DNA polimerasas I, II y III. La DNA polimerasa I, descubierta por Arthur Kornberg, que posteriormente fue galardonado con el premio Nobel por este trabajo, se utiliza principalmente en el relleno de pequeños segmentos de DNA durante los procesos de reparación y de replicación. Por el momento, el papel exacto de la DNA polimeras II no está completamente claro, aunque se sabe que puede servir como una polimerasa de reparación alternativa si la DNA polimerasa I ha resultado dañada por una mutación. La DNA polimerasa III es la principal polimerasa activa duna replicación normal del DNA. En el modelo más simple de la replicación del DNA nucleótidos nuevos se añadirían, de acuerdo con las reglas de complementariedad, simultáneamente a ambas cadenas del lelas nuevas con las dos cadenas sencillas como molde, una de las cadenas nuevas debería sintetizarse en dirección 5' → 3' y la otra en dirección 3'→ 5'. Sin embargo, todas las polimerasas conocidas añaden nucleótidos solamente en dirección 5' → 3'. Esto es, la polimerasa catalizará un enlace entre el primer grupo 5' -PO4 de un nuevo nucleótido y el carbono 3'-OH del último nucleótido de la cadena recién sintetizada (fig. 9.25). Las polimerasas no pueden crear el mismo enlace entre el fosfato 5' de un nucleótido que ya esté en el DNA y el extremo 3' de un nucleótido nuevo. Por lo tanto, el modelo simple necesita alguna revisión, a menos que exista un enzima todavía no descubierto que pueda sintetizar DNA añadiendo nucleótidos al extremo 5 '-PO4. Como la mayoría de los biólogos moleculares creen que no se podrá encontrar una polimerasa con esta especificidad, la conclusión es que necesitamos un modelo mejor de la replicación del DNA. Replicación continua y discontinua del DNA DNA recién sintetizado en la horquilla de replicación conforme el DNA se va abriendo. Pero hay un problema debido a la naturaleza antiparalela del DNA: las dos cadenas de un DNA de hélice doble discurren en direcciones opuestas. Recorriendo la hélice doble, por ejemplo, una cadena será la 5' —> 3', mientras que la otra será la cadena 3' —> 5'. Estas direcciones se refieren a la numeración a través de los azúcares cuando se sigue una dirección específica. En la figura 9.25, si se va desde el pie de la figura hacia arriba, la cadena de la izquierda es 3'→ 5' y la de la derecha es 5' → 3'. Como la replicación del DNA implica la formación de dos hélices dobles antipara- La evidencia autorradiográfica nos lleva a creer que la replicación se da simultáneamente en ambas cadenas. La replicación continua es posible, naturalmente, en la cadena molde 3'→ 5', que empieza con el cebador 3'-OH necesario. (El cebador es un DNA de cadena doble, o bien como veremos un híbrido DNA-RNA, que continúa como DNA de cadena sencilla molde. La cadena que se está sintetizando tiene un 3'-OH disponible; véase fig. 9.25). En la cadena complementaria tiene lugar una forma de replicación discontinua, mediante la cual se van replicando pequeños segmentos desde la unión Y hacia atrás (fig. 9.26). Estos segmentos cortos, llamados fragmentos de Okazaki en honor de R. Okazaki que fue quien los descubrió, tienen por término medio 1500 nucleótidos en procariotas y 150 en eucariotas. La cadena sintetizada continuamente se denomina cadena adelantada y la cadena sintetizada discontinuamente se llama cadena retrasada. Una vez que ha comenzado, la replicación continua del DNA puede proseguir indefinidamente. En el molde de la cadena adelantada la DNA polimerasa III tiene lo que se llama una gran procesividad: en cuanto se une, no abandona el molde hasta que se ha replicado la cadena completa. La replicación discontinua, sin embargo, requiere la repetición de cuatro pasos: síntesis del cebador, elongación, eliminación del cebador con relleno del hueco y ligación. Síntesis del cebador y elongación Con el fin de sintetizar cada fragmento de Okazaki, se debe generar de novo (del latín, de nuevo) un cebador. Ninguna de las DNA polimerasas puede hacerlo. El cebador es sintetizado por uno de los dos enzimas siguientes: la RNA polimerasa, el enzima de la transcripción (véase capítulo 10) o, más frecuentemente, la primasa, una RNA polimerasa cifrada por el gen dnaG. El cebador tiene de dos a sesenta nucleótidos, según la especie, y se encuentra al inicio del fragmento de Okazaki (fig. 9.27). El resultado es un cebador corto de RNA que proporciona el grupo 3'-OH libre que la DNA polimerasa III necesita para sintetizar el fragmento de Okazaki, La DNA polimerasa III continúa hasta que alcanza el RNA cebador del fragmento de Okazaki sintetizado previamente. En este punto se para y abandona el DNA (fig. 9.27). Las tres polimerasas procarióticas no sólo pueden añadir nucleótidos nuevos a una cadena en crecimiento en el sentido 5' → 3' sino que también pueden quitar nucleótidos en el sentido opuesto 3' —> 5'. Nos referimos a esta propiedad como actividad exonucleásica 3'—> 5'. Los enzimas que pueden degradar los ácidos nucleicos se clasifican como exonudeasas si eliminan nucleótidos a partir de un extremo de una cadena de nucleótidos o como endonucleasas si pueden romper el esqueleto azúcar-fosfato en medio de una cadena de nucleótidos. A primera vista, la actividad exonucleásica parece una propiedad extremadamente curiosa para tenerla una polimerasa I menos que tengamos en cuenta su capacidad de corr complementariedad de las bases). Si la complementa es la adecuada, es decir, si se ha insertado un núcleo rrecto, la polimerasa puede quitar el nucleótido incor ner el adecuado y continuar su camino. Esto se con actividad de corrección de pruebas de la DNA pe Además, los cebadores de RNA de los fragmentos d pueden eliminarse merced a la actividad exonucleás: Eliminación del cebador y rellenado del huet La DNA polimerasa I es una polimerasa cuando añai tidos de uno en uno y una exonucleasa cuando quití dos de uno en uno. Para completar un fragmento dí la DNA polimerasa I usa sus dos capacidades. (Lo; de la DNA polimerasa I no pueden conectar correcti fragmentos de Okazaki.) La DNA polimerasa I completa el I fragmento de Okazaki mediante la eliminación del RNA cebador anterior y su substitución con nucleótidos de DNA (fig. 9.28). Cuando la DNA polimerasa I ha completado sus actividades nucleásica y polimerásica, los dos fragmentos de Okazaki previos ya están casi completos. Lo único que queda por hacer es un solo enlace fosfodiéster. Ligación La DNA polimerasa no puede hacer el enlace final para unir los fragmentos de Okazaki al DNA sintetizado previamente. En la figura 9.29 se muestra la configuración que debe rematarse. Un enzima, la DNA ligasa, completa la tarea haciendo el enlace fosfodiéster final en una reacción que consume energía. Una cuestión de interés evolutivo es por qué se emplea RNA para el cebado de la síntesis del DNA. ¿Por qué no se emplea DNA directamente y se evita la actividad exonucleásica y de resíntesis que se muestran en la figura 9.28? Una posible respuesta es que como el cebado es inherentemente más proclive al error que la síntesis normal del DNA, es mejor para la célula tener que eliminar los nucleótidos cebadores y reemplazarlos por DNA sintetizado de una manera que tiende menos al error antes de completar la síntesis del DNA. Si los nucleótidos cebadores son RNA, entonces la DNA polimerasa I puede reconocerlos y eliminarlos en el paso final de la sínte- sis del fragmento de Okazaki, momento en que los reemplaza con nucleótidos de DNA insertados con una menor probabilidad de error (fig. 9.28). Otra cuestión de interés evolutivo es por qué la síntesis del DNA no puede tener lugar en dirección 3' → 5'. Quizás la respuesta tenga que ver con la corrección de pruebas y la eliminación de nucleótidos incorrectos. Cuando un nucleótido incorrecto es encontrado y eliminado, el nucleótido que vaya a colocarse a continuación, en sentido 5' → 3', tendrá un extremo trifosfato disponible para proporcionar la energía para su propia incorporación (fig. 9.25). Consideremos lo que po- guiente nucleótido que vaya a incorporarse. La polimerización continuada requeriría por lo tanto de pasos enzimáticos adicionales a fin de proporcionar la energía para que el proceso continúe. Esto podría hacer el proceso considerablemente más lento. Tal como es, el proceso trabaja a una velocidad de aproximadamente cuatrocientos nucleótidos incorporados por segundo con una tasa de error de aproximadamente un emparejamiento incorrecto por cada cien mil bases, mejorado por la corrección de pruebas hasta una tasa de sólo un error cada diez millones. (Otros sistemas de reparación pueden mejorar esta tasa de error otro millar de veces, hasta cerca de un error cada 1010 veces que es replicada una base; véase capítulo 16.) El origen de replicación del DNA Cada replicón (p. ej., el cromosoma de E. coli o un segmento de un cromosoma eucariótico) debe tener una región en la que se inicie la replicación del DNA. En E. coli esta región es conocida como el locus genético oriC. Para que empiece la replicación deben darse varios pasos. Primero, el lugar específico de origen debe ser reconocido por las proteínas apropiadas. Entonces el sitio debe ser abierto y estabilizado. Finalmente, debe iniciarse una horquilla de replicación en ambos sentidos, que implica la replicación continua y discontinua del DNA. A pesar de que se conocen muchas de las proteínas implicadas, no se conocen todos los pasos a nivel enzimático; de aquí que nuestra comprensión sea un poco incompleta. Sigue una descripción de la que se conocen la mayoría de los pasos. OriC, el origen de replicación de E. coli, tiene una longitud de cerca de 245 pares de bases y es reconocido por proteínas llamadas proteínas iniciadoras que abren la hélice doble. Las proteínas iniciadoras participan después en la unión de primosomas, un complejo de dos proteínas: una primasa, que crea los cebadores de RNA, y una DNA helicasa, que desenrolla el DNA en la unión Y (fig. 9.30). A medida que los primosomas se desplazan a lo largo del DNA, crean cebadores de RNA que la DNA polimerasa III utiliza para iniciar los fragmentos de Okazaki. En cierto momento, empieza la síntesis de la cadena adelantada y entonces la actividad de la unión Y procede como se ha indicado anteriormente (figs. 9.27, 9.28 y 9.29). En algunos fagos y plásmidos, la iniciación de la replicación no se lleva a cabo con un cebador de RNA sino con una proteína. Esta proteína proporciona la configuración cebadora con el grupo OH de un aminoácido (véase capítulo 11). No se ha establecido bien el principio general de este cebado. Otra interacción proteica interesante en el origen de replicación implica lo contrario a la iniciación de la síntesis de DNA, es decir, la inhibición de la iniciación de la síntesis del DNA. Esto se consigue mediante una proteína descubierta recientemente llamada desconectora. Esto es, esta proteína se une al DNA en oriC y aparentemente evita que comience la replicación del DNA. Esto lo consigue mediante su actividad de unión que impide que las proteínas iniciadoras abran el DNA. Por lo tan- to esta proteína puede ser un componente muy importante en el control del ciclo celular al detenerlo desde el comienzo. Presumiblemente, cuando llega el momento adecuado para que empiece el ciclo celular, esta proteína es eliminada. Procesos en la unión Y Tenemos ahora una imagen de la replicación del DNA en la que un primosoma se mueve a lo largo del molde de la cadena retrasada, abriendo el DNA (actividad helicasa) y creando cebadores de RNA (actividad primasa). Una DNA polimerasa III se desplaza a lo largo del molde de la cadena adelantada generando la cadena adelantada mediante replicación continua del DNA mientras que una segunda DNA polimerasa III se desplaza hacia atrás desde la unión Y, creando fragmentos de Okazaki. Las proteínas de unión a cadena sencilla (proteínas ssb) mantienen estabilizada la cadena sencilla de DNA (abierta) durante este proceso y la DNA polimerasa I y la ligasa van conectando los fragmentos de Okazaki (fig. 9.31). Esta imagen simple se complica ligeramente por el hecho de que, al parecer, una sola DNA polimerasa hace la cadena retrasada completa en vez de desprenderse del DNA al terminar un fragmento de Okazaki y ser reemplazada por otra nueva en el cebador más reciente cerca de la unión Y. Además hay evidencias de que las síntesis de las cadenas retrasada y adelantada están coordinadas. Ha surgido el modelo del replisoma, en el que las dos copias de la DNA polimerasa III están unidas entre sí y trabajan concertadamente con el primosoma en la unión Y (fig. 9.32). De acuerdo con este modelo, un solo replisoma, que consta de dos copias del holoenzima de la DNA polimerasa III (cada una constituida de hecho por siete subunidades), una helicasa y una primasa, se desplaza a lo largo del DNA. El molde de la cadena adelantada alimenta inmediatamente una polimerasa, mientras que el molde de la cadena retrasada no es usado por la polimerasa hasta que se ha colocado un RNA cebador en la cadena, lo que significa que se ha abierto una cadena sencilla larga (mil quinientas bases) (fig. 9.32a). Conforme el replisoma se va desplazando, se forma otro segmento de cadena simple a partir del molde de la cadena retrasada. Más o menos en el momento en que se completa el fragmento de Okazaki, se ha creado un nuevo RNA cebador (fig. 932b). El fragmento de Okazaki es liberado (fig. 9.32c) y se inicia un nuevo fragmento de Okazaki, empezando con el último cebador (fig. 9.32d), volviendo el replisoma a la misma configuración que en la figura 9.32o, pero un fragmento de Okazaki más adelante. Superenrollamiento La simplicidad y la elegancia de la molécula de DNA esconde un problema inevitable de enrollamiento. Como la molécula de DNA está constituida por dos cadenas que se enroscan una en la otra, ciertas operaciones, como la replicación del DNA y su finalización, tropiezan con dificultades topológicas. Hasta este momento, hemos visto el cromosoma circular de E. coli en su estado "relajado" (por ej., figs. 9.21 y 9.22). Sin embargo, en la célula hay enzimas que provocan que el DNA quede enrollado más de la cuenta (superenrollado positivamente) o menos enrollado que lo normal (superenrollado negativamente). El superenrollamiento positivo proviene de demasiadas vueltas de DNA en una longitud dada o de que la molécula se enrosque en sí misma (fig, 9.33). El superenrollamiento positivo aparece al hacer que la hélice doble circular se enrolle sobre sí misma en la misma dirección en que gira la hélice (hacia la derecha), mientras que el superenrollamiento negativo se obtiene haciendo que la doble hélice se enrolle alrededor de sí misma en dirección opuesta al giro de la hélice (hacia la izquierda). El primer estado aumenta el número de vueltas de una hélice alrededor de la otra (el número de enlace, L), mientras que el último lo disminuye. Las tres formas del DNA de la figura 9.33 tienen todas la misma FIGURA 9.34 - La topoisomerasa I puede reducir el enrollamiento del DNA mediante el paso de una cadena de la hélice doble a través de la otra. secuencia aunque difieren en su número de enlace. Nos referimos a ellas como a isómeros topológicos (topoisómeros). Los enzimas que provocan o alivian estos estados se denominan topoisomerasas. Las topoisomerasas afectan el superenrollamiento mediante uno de los dos procedimientos posibles. Las topoisomerasas del tipo I rompen una cadena de la hélice doble y, mientras aguantan los extremos rotos, pasan la otra cadena a través de la rotura. A continuación la rotura es sellada (fig. 9.34). Las topoisomerasas del tipo II (p.ej., la DNA girasa en E. coli) hacen algo parecido pero, en vez de romper una cadena de la hélice doble, rompen las dos y pasan otra hélice doble a través de la rotura temporal. Conforme la replicación del DNA avanza, se produce superenrollamiento positivo por delante de la unión Y. Este superenrrollamiento es eliminado por la acción de topoisomerasas que o bien crean superenrollamiento negativo por delante de la unión Y en preparación para la replicación o bien relajan el supereiirollamienlo positivo después de que se haya generado. Los componentes principales de la replicación del DNA de E. coli se resumen en la tabla 9.4. Terminación de la replicación La terminación de la replicación de un cromosoma circular no presenta problemas topológicos importantes. La replicación en estructura theta (véase fig. 9.22) termina cuando las dos uniones Y han recorrido totalmente la molécula. La cadena adelantada en un molde cierra la cadena retrasada que empezó en el otro sentido y lo mismo ocurre con el otro molde. El proceso termina cuando faltan unas veinticinco vueltas en un punto no específico del cromosoma (no hay un locus de "terminación"). Entonces una topoisomerasa libera los dos círculos y la DNA polimerasa I y la ligasa los cierran (fig. 9.35). Se han explorado varios mecanismos diferentes para la terminación de los cromosomas lineales de algunos virus y de todos los genomas eucarióticos. Las moléculas lineales tienen el problema de completar el último fragmento de Okazaki. Un RNA cebador justo en el extremo del molde 3'→ 5' no puede ser reemplazado por la DNA polimerasa I (fig. 9.36), suponiendo incluso que se pueda colocar un último cebador justo en el extremo de la molécula. En los eucariotas un enzima, la telomerasa, añade repeticiones de una corta secuencia de nucleótidos en cada extremo del cromosoma (telómero; véase capítulo 14). ESTRUCTURAS DE REPLICACIÓN El modelo de replicación del DNA que hemos presentado aquí proviene principalmente de evidencias recogidas de E. coli, cuyo genoma se replica mediante la estructura intermedia en theta (fig. 9.22). Sin embargo, se dan otros dos modos de replicación en los cromosomas circulares: el círculo rodante y el lazo D. Modelo del círculo rodante En el modo de replicación del círculo rodante se hace una mella (una rotura en uno de los enlaces fosfodiéster) en una de las cadenas del DNA circular, lo que da lugar a una replicación de un círculo y una cola (fig. 9.37). Esta forma de replicación ocurre en el cromosoma Hfr de E. coli, o plásmido F, durante la conjugación (véase capítulo 7). La célula F+ o Hfr retiene la molécula hija circular mientras va pasando la cola lineal a la célula F-. Este método también lo usan varios fagos que llenan sus cabezas (cubiertas proteicas) con DNA lineal replicado a partir de una molécula parental circular. En el modelo de replicación del círculo rodante, la mella hecha en una cadena crea un extremo 3 '-OH libre y un extremo 5'-PO4 libre (fig. 9.37). La síntesis de una cadena circular nueva ocurre por adición de nucleótidos al extremo 3' empleando la cadena complementaria intacta como molde. No se Modelo del lazo D Los cloroplastos y las mitocondrias tienen sus propias moléculas de DNA circular (véase capítulo 17) que parecen replicarse por un mecanismo ligeramente diferente a los descritos. El origen de replicación está en un punto distinto en cada una de las dos cadenas molde parentales (fig. 9.38). La replicación empieza en una cadena, desplazando a la otra mientras se va formando un lazo de desplazamiento o estructura lazo D. La replicación continúa hasta que el proceso sobrepasa el origen de replicación de la otra cadena. Entonces se inicia la replicación en la segunda cadena, en sentido opuesto. El resultado es que se forman dos círculos. Algunas especies tienen cloroplastos y mitocondrias con DNA circulares en los que se forman múltiples lazos D. LA REPLICACIÓN DEL DNA EUCARIÓTICO necesita cebador porque la rotura original produce una configuración de cebador (3'-OH). Conforme se van añadiendo nucleótidos a un extremo de la cadena rota de manera continua, el otro extremo se va desplazando en forma de cola 5'-PO4. A medida que el molde circular se replica, la cola 5'-PO4 se va replicando de manera discontinua y la hélice doble resultante puede ser separada del círculo de hélice doble mediante una nucleasa. La DNA ligasa cierra la cadena circular replicada y puede unir los extremos de la cola replicada en un círculo en célula F-, o se puede empaquetar la molécula lineal en una cabeza de fago, dependiendo de cual sea el tipo de DNA circular replicado. Tal como hemos visto anteriormente, los cromosomas lineales eucarióticos tienen usualmente múltiples orígenes de replicación que dan lugar a figuras llamadas "burbujas" u "ojos". Los orígenes de replicación múltiples permiten a los eucariotas replicar sus grandes cantidades de DNA en un tiempo relativamente corto, incluso aunque la replicación del DNA eucariótico sea considerablemente más lenta por la presencia de las proteínas histonas asociadas al DNA para formar la cromatina (véase capítulo 14). Por ejemplo, la horquilla de replicación de E. coli se mueve a cerca de veinticinco mil pares de bases por minuto, mientras que la unión Y eucariótica se mueve a sólo cerca de dos mil pares de bases por minuto. El número de replicones en los eucariotas varía desde cerca de quinientos en la levadura hasta unos sesenta mil en una célula diploide de mamífero. como de la retrasada. La DNA polimerasa β es la polimerasa de reparación principal (como la polimerasa I en procariotas). La DNA polimerasa γ parece que está implicada principalmente en la replicación del DNA mitocondrial. RESUMEN Un material genético debe ser capaz de controlar el fenotipo de una célula u organismo (esto es, dirigir la síntesis de proteínas), debe ser capaz de replicarse y debe estar localizado en los cromosomas. Avery y sus colegas demostraron que el DNA era el material genético cuando determinaron que el agente transformante era el DNA. Griffith había descubierto originalmente el fenómeno de la transformación de la bacteria Streptococcus en el ratón. Hersey y Chase demostraron que era el DNA del bacteriófago T2 lo que entraba en la célula bacteriana y Fraenkel-Conrat que en los virus sin DNA (virus de RNA), tales como el virus del mosaico del tabaco, el RNA actuaba como material genético. Así, hacia 1953 la evidencia apoyaba fuertemente a los ácidos nucleicos (DNA o, en su ausencia, RNA) como el material genético. Chargaff observó en el DNA una relación 1:1 de adenina (A) con timina (T) y citosina (C) con guanina (G). Wilkins, Franklin y sus colegas mostraron, mediante cristalografía de rayos X, que el DNA era una hélice de dimensiones específicas. Siguiendo estas líneas de evidencia, Walson y Crick propusieron en 1953 el modelo de estructura del DNA de la hélice dublé. En su modelo el DNA está constituido por dos cadenas, dispuestas en sentidos opuestos con esqueletos azúcar-fosfato y las bases dispuestas hacia adentro. Las bases de las dos cadenas forman puentes de hidrógeno entre ellas con la única limitación de que A sólo puede emparejarse con T y G con C. Esto explica las relaciones cuantitativas que encontró Chargaff entre las bases. Las temperaturas de fusión del DNA también apoyan esta hipótesis estructural porque los DNA con mayor contenido en G-C tienen una temperatura de fusión, o desnaturalización, más elevada; los pares G-C tienen tres puentes de hidrógeno mientras que los pares A-T sólo tienen dos. El modelo de DNA presentado es el de la forma B. El DNA puede existir en otras formas, incluso en la forma Z, una hélice doble levógira que puede ser importante en el control de la expresión génica en los eucariotas. El DNA se replica mediante el desenrollamiento de la hélice doble, actuando cada cadena como molde para una hélice doble nueva. Esto funciona debido a la complementariedad: sólo los pares de bases A-T, T-A, G-C, C-G forman puentes de hidrógeno estables dadas las limitaciones estructurales del modelo. Este modelo de replicación se dice que es semiconservativo. Meselson y Stahl demostraron que era correcto en un experimento con nitrógeno pesado. Autorradiografías de DNA en replicación mostraron que la replicación procede bidireccionalmente a partir de un punto de origen. Los cromosomas procarióticos son circulares con un único punto de iniciación de la replicación. El DNA eucariótico es lineal con múltiples puntos de iniciación de la replicación. Las DNA polimerasas son enzimas que añaden nucleótidos sólo en dirección 5' → 3'. La replicación en la cadena molde 5' → 3' procede en pequeños segmentos que avanzan hacia atrás a partir de la unión Y. Presumiblemente, la restricción 5' → 3' tenga que ver con la capacidad de de las DNA polimerasas para corregir errores en la complementariedad de las bases. La polimerasa III es el enzima activo en replicación y la polimerasa I está implicada en la reparación del DNA. Otros muchos enzimas están implicados en la formación de fragmentos de Okazaki, en el desenrollamiento del DNA y en la relajación del superenrollamiento. Se conoce muy poco sobre los sistemas eucarióticos.