Síndrome del túnel carpiano Puesta al día de una patología frecuente de apariencia simple Dr. Carlos Carriquiry Introducción Desde su mejor definición en la década de 1940, el Síndrome del Túnel Carpiano (STC) ha recibido creciente atención, tanto en la práctica clínica como en la literatura científica. Esto es congruente con que se trata de la neuropatía compresiva más frecuente, que tiene incidencia y prevalencia considerables. No es raro que se presente en la consulta general, neurológica, reumatológica, fisiátrica, traumatológica, o de otras especialidades. Aunque puede ser percibido como una patología de fácil diagnóstico y tratamiento, no siempre es así. Tampoco debe considerarse un tema cerrado en cuanto a su fisiopatología, histopatología, estudios complementarios y tratamiento. A continuación enumeramos y discutimos puntos de relevancia referentes al STC apuntando a una puesta al día de interés médico general, que también permita al especialista una breve referencia a conceptos actuales en otras áreas. Se ha puesto cuidado en consultar experiencias y bibliografía de diferentes especialidades, desde la medicina familiar hasta la cirugía plástica y ortopédica, procurando evitar un punto de vista predominantemente quirúrgico al que podría inclinarse el autor. Fisio e histopatología del STC Una comprensión adecuada de las expresiones clínicas, el diagnóstico por estudios complementarios, el tratamiento y el pronóstico del STC no son posibles sin tener presentes sus bases patológicas. A la vez, para entender la patología, se precisa un recuerdo conciso de la estructura y función normal del nervio periférico (ver Figura 1) y la patología de las neuropatías compresivas. Patología: la neuropatía compresiva(1,2) El STC es una típica neuropatía compresiva cuyas alteraciones patológicas dependen de la magnitud de la fuerza aplicada, del tiempo durante el que se aplica y de la continuidad o intervalos en la compresión. También la tracción axial, especialmente presente cuando el nervio pierde capacidad de deslizamiento por adherencias periféricas y/o fibrosis interna, agrega disfunción y lesión en un nervio comprimido. Una compresión de 30 mm de Hg detiene el flujo axoplásmico; con 80 mm de Hg cesa toda circulación de sangre neural. Una presión de 45 mm de Hg por debajo de la presión arterial media mantenida por pocas horas anula funcionalmente a un nervio, aunque esto será reversible si el plazo no excede de 2 a 4 horas. Mayo 2009 • en Medicina Ex Profesor de Cirugía Plástica Ex Profesor Adjunto de Anatomía Facultad de Medicina UDELAR Montevideo - Uruguay Integrante del Grupo Interdiciplinario de Dolor Neuropático En modelos animales, compresiones de esta magnitud o tan baja como 30 mm de Hg, mantenidas más allá de 8 horas, han generado edema y aumento de la presión del fluido endoneural y depósitos de fibrina; mantenidas unos pocos días se advierte fibrosis constituida; mantenidas algunas semanas aparecen infiltrados plasmocitarios y de macrófagos. En cuanto a la vaina de mielina, pueden verse zonas de fragmentación puntual antes de 24 horas; en pocas semanas hay desmielinización mucho más difusa y aparecen signos de daño axonal. Se acepta que en las horas iniciales hay una disfunción de la barrera hematoneural con pasaje de agua y proteínas hacia la matriz endoneural y el propio axoplasma. El edema acumulado incrementa la presión dentro de los límites del endo y perineuro y genera mayor compresión sobre le red vascular allí contenida. Se establece así un círculo vicioso comparable a un síndrome compartimental intraneural.(1) En resumen aunque no se trata de una sucesión estricta de eventos, es útil tener presente este esquema: falla de la barrera hematoneural > edema endoneural > engrosamiento del tejido conectivo > desmielinización localizada de fibras > desmielinización difusa de fibras > degeneración axonal.(2,3) Veremos luego la correspondencia de esta cascada con la clínica (ver Figura 2). 65 CARRIQUIRY C Síndrome del túnel carpiano Estructura y función normal del nervio periférico(1, 2) Un nervio periférico está formado por múltiples fibras sensitivas, motoras y simpáticas agrupadas en fascículos y rodeadas por sucesivas capas conjuntivas. Estas fibras pueden ser mielínicas o amielínicas; la proporción es de 1 a 4. La velocidad de conducción de un impulso nervioso a lo largo de las primeras es mucho mayor, entre 3 y más de 100 m/s comparado con 2 a 3,5 m/s para las amielínicas. Las fibras mielínicas de mayor diámetro conducen impulsos para músculos esqueléticos e información sensitiva de vibración y tacto leve; en el otro extremo, las fibras amielínicas del menor diámetro conducen información de dolor “lento” y visceromotora. Entre estos extremos, hay fibras de diámetros intermedios que llevan otros tipos de información. Los estudios eléctricos de neuroconducción identifican y cuantifican cambios en fibras mielínicas, no así en las amielínicas, como discutiremos más adelante. Todas las fibras mencionadas están agrupadas en fascículos rodeados por una capa fina pero bien diferenciada de tejido conjuntivo: el perineuro. Dentro del fascículo, las fibras están inmersas en una matriz conectiva (endoneuro); el conjunto de fascículos que constituye un nervio está rodeado por una capa conjuntiva periférica: el epineuro. Esta estructura conectiva es relevante al menos porque: • contiene las finas ramas arteriales, venosas y redes capilares que irrigan las fibras nerviosas, • permite un grado de deslizamiento longitudinal del nervio, • las capas más profundas del perineuro son muy selectivamente permeables; junto con el endotelio Correlación esquemática temporal y etiopatogénica entre patología, síntomas y signos. Modificado de Mackinnon SE, Novak CB.(3) Figura 2 66 Diagrama de la estructura de un nervio periférico. Se señalan las capas de envoltorio conjuntivo: epineuro periférico e interno, perineuro y endoneuro. Se destaca un fascículo que incluye fibras mielínicas y amielínicas y la relación diferente de la célula de Schwann con respecto a los axones en cada tipo. Se señalan vasos en la estructura conjuntiva. Modificado de Smith KL, y Millesi H, Terzis JK.(1) Figura 1 de la red capilar nerviosa conforman una “barrera hematoneural” o hematonerviosa similar a la hematoencefálica. Diversos tipos de trauma sobre un nervio pueden alterar esta barrera y generar edema intra fascicular e intra axonal. Retomaremos esto en párrafos próximos. Dentro de los axones existe un transporte de moléculas estructurales y mediadores químicos tanto en sentido distal como proximal, hacia los cuerpos neuronales. Este flujo axoplásmico es alterado por la compresión prolongada. Etiología del STC Se ha encontrado que en los STC hay presiones mayores a 30 mm de Hg, muy por encima de la encontrada en sujetos asintomáticos.(4) La pregunta de qué causa específica tiene esta presión tunelar aumentada no es fácil de responder en general. Hay afecciones o condiciones patológicas en las que el STC tiene mayor incidencia como la diabetes, alcoholismo (las retomaremos más adelante), hipotiroidismo, insuficiencia renal tratada con diálisis crónica y en situaciones fisiológicas como el embarazo. La flexión y extensión extremas de la muñeca aumentan la presión tunelar (se estima que como durante el sueño predomina la flexión de las muñecas esto contribuye a explicar el predominio de síntomas nocturnos). La presencia de diversas tumoraciones como lipomas y gangliones, de músculos supernumerarios, prominencias de las paredes óseas como callos de fractura, sinovitis exuberantes de diversa etiología, son factores localizados de compresión tunelar. Mayo 2009 • en Medicina Sin embargo, este tipo de patologías o condiciones fisiológicas se observan en una minoría de STC. La mayoría de los STC se califican como idiopáticos. Se propone que una configuración anatómica más estrecha (es decir, con menor capacidad volumétrica) estaría en la base de muchos de estos casos; otra hipótesis que puede sumarse a la anterior es que exista una sinovitis inespecífica de baja intensidad o intermitente, desencadenada por actividades manuales varias, ya sea profesionales/ laborales, domésticas o deportivas. Se ha encontrado en estudios histológicos e histoquímicos post mortem del conjuntivo subsinovial del túnel carpiano en pacientes portadores de un STC, un aumento de la densidad de fibroblastos, tamaño de las fibras de colágeno y proliferación vascular, similares a los que resultan de trauma a ligamentos y tendones.(5) Esto puede incrementar el volumen del contenido del túnel, y generar un circulo vicioso inflamatorio crónico de poca expresión clínica. Es experiencia del autor, compartida con muchos otros cirujanos, que al operar un STC idiopático no se encuentran alteraciones macroscópicas de la sinovial de los tendones flexores en la gran mayoría de los casos. Con respecto al género, la incidencia del STC es mayor en mujeres en relación 3 a 1. El pico de incidencia estaría en la década de los 40 o 50 años. Se estima una prevalencia mínima de 2,7% en la población general de STC confirmados por la clínica más estudio eléctrico. La relación etiológica del STC con micro trauma repetitivo o actividades manuales de ciclo breve y alta frecuencia, repetidas durante lapsos de varias horas, es una hipótesis atractiva para muchos autores pero que sigue en discusión y es objeto de abundante bibliografía con resultados total o parcialmente discordantes.(6,7,8) Esta discusión tiene connotaciones amplificadas en lo referente a actividades laborales. Un tratamiento en profundidad de este punto escapa a los objetivos de este trabajo; ha sido criterio aceptado por el autor que actividades laborales con patrón cíclico corto que exigen mover o sostener pesos de varios kilos y/o manipular instrumentos de corte que requieren prensión fuerte y flexión repetida de la muñeca, como se ve por ejemplo en las industrias de procesamiento de carnes (avícolas, frigoríficos de bovinos, ovinos o pescado) sean así causa de aparición o agravamiento de un STC.(6) Presentación clínica del STC Síntomas La mayoría de los pacientes relatan una sintomatología típica, que incluye comienzo gradual; acroparestesias en dedos (excluido habitualmente el 5°, no es absoluto) que predominan en la noche Mayo 2009 • en Medicina Diagrama de Katz. Se pide al paciente que marque sobre los diagramas de mano y miembro superior los síntomas recogidos en un cuestionario. La figura muestra el patrón “típico”, el más sensible para diagnosticar un STC. Los síntomas se perciben por lo menos en 2 de los 3 primeros dedos. Se acepta que se perciban también en el 4º y 5º dedos aunque este último está fuera del territorio del NM. (En la práctica clínica, es bastante frecuente que el meñique también se sienta subjetivamente afectado aunque no se objetiven signos físicos en este dedo, como hipoestesia). También pueden incluirse dolor en la muñeca, cara palmar, e irradiación proximal. No se aceptan en este patrón síntomas en la palma ni en el dorso de la mano. Figura 3 (pueden interrumpir el sueño) o al despertar de mañana y se alivian sacudiendo la mano; durante el día se agravan con la prensión mantenida (como asir un volante de automóvil o un pasamanos en un ómnibus) o repetida (escurrir un trapo húmedo). La sensación de dedos “dormidos” es frecuente. Las irradiaciones proximales no son raras. A estos síntomas típicos pueden agregarse con el tiempo pérdida de habilidad para sostener o manipular objetos pequeños o finos (una aguja de coser, recoger monedas, hojear un libro o un diario) sea por disminución de sensibilidad discriminativa y/o fuerza y control de músculos intrínsecos así como llegar a la hipostesia franca en territorio del mediano y sentir parestesias francamente dolorosas. Con evolución más prolongada aún, estas últimas pueden aliviarse al progresar la disminución funcional nerviosa.(2,9,10) Se han señalado como síntomas de mayor importancia, especialmente en cuanto a ser predictores de un estudio eléctrico indicativo de un STC: 1. sacudir la mano para aliviarse (“shaking” o “flicking”)(9,11) 2. exacerbación nocturna(9,10) 3. síntomas agregados acorde con el patrón N° 1 “típico” de Katz(9,10,12) (ver Figura 3). No es raro que se agreguen síntomas menos típicos o atípicos, imprecisamente definidos por el paciente en localización y calidad, variables en el tiempo, sin correlación clara con determinada actitud o actividad del miembro superior. Puede haber dolor de tipo urente o “profundo”, vagamente localizado 67 CARRIQUIRY C Síndrome del túnel carpiano carpo o radio distal, patología del raquis cervical, sobrepeso, artritis, diabetes, alcoholismo. De nuevo, esto nos remite a los diagnósticos diferenciales y asociados. Signos Se obtienen por: inspección, maniobras provocadoras, exploración sensitiva y exploración motora. La inspección es normal en los STC incipientes o que no han generado daño severo al nervio mediano (NM). Como la mayoría de los casos son de este tipo, la inspección aporta poco en general. Aún así, buscar hipotrofia de la eminencia tenar (ver Figura 4). Atrofia tenar izquierda. La paciente era portadora de un STC por el que fue operada con un abordaje inusualmente extenso, como muestra la cicatriz a ambos lado del pliegue de flexión de la muñeca. La atrofia que vemos era previa a su operación. De no haber sido así, tendríamos que pensar en una lesión quirúrgica de la rama motora tenar. Figura 4 en antebrazo o brazo, sensación de entumecimiento o hinchazón de manos y dedos no objetivable, sensación de pérdida de fuerzas en toda la mano. También pueden relatarse síntomas que orientan a un origen músculo esquelético, ya sea con patrones difusos sugerentes de una fibromialgia, o más localizados y asociados a la acción de una unidad músculo tendinosa sugerentes de tendinopatía. Esto nos anticipa los diagnósticos diferenciales y asociados, capítulo no menor en el STC. El interrogatorio debe explorar si hay otras situaciones fisiológicas o patológicas que desencadenen o agraven un STC: posiciones en el puesto de trabajo y otros elementos ergonómicos, actividades manuales intensas y repetidas en ciclos cortos, gravidez, anticonceptivos hormonales, fracturas de Buscando el signo de Tinel: se percute sin fuerza excesiva, sobre la proyección del NM, justo por el lado cubital del palmar menor y apenas proximal al túnel carpiano. Se emplea un lápiz o similar, con un área de impacto reducida y roma. Figura 5 68 Los signos de Tinel y Phalen Son las 2 maniobras más habituales para provocar parestesias. El 1º fue descrito por Jules Tinel en 1915(13,14) quien afirmó que la percusión sobre el trayecto de un nervio en el cual hay fibras inmaduras, en proceso de regeneración (p.e. luego de lesión traumática), produce parestesia en el territorrio del nervio afectado. Esto se aplicó también a una zona sufriendo daño por compresión nerviosa. Paul Hoffman, en Alemania, describió el mismo signo el mismo año.(14) Recordemos en la práctica que la percusión debe ser en un área pequeña y sin fuerza excesiva; se dice que la goma del cabo de un lápiz sería el instrumento ideal (ver Figura 5). Este signo no fue asociado por Tinel al STC. Fue Phalen, un cirujano norteamericano, quien en 1957(14) reconoció la utilidad del signo de Tinel para diagnosticar el STC. Además, hizo notar que manteniendo ambas muñecas flexionadas (ver figura 6) por 1 minuto, aparecerán acroparestesias en territorio del NM en muchos pacientes con STC.(14) Aunque muy usados en la práctica clínica como criterios diagnósticos de STC, ambos signos tienen limitaciones: Borelli et al.(11) hallaron que el signo de Tinel tiene una sensibilidad de solo 24%; el de Phalen 70%. La especificidad del primero fue de 65% y la del segundo, 39%. Otros autores hallaron sensibilidad de 67% y 70% y especificidad de 77% y 59% respectivamente.(15) De la revisión de numerosos artículos al respecto(14) se concluye que ambos signos son útiles por su simple ejecución, pero no son los más sensibles ni específicos. La exploración sensitiva realizada con diferentes instrumentos y técnicas ayuda a cuantificar la afectación del NM aunque no hay consenso sobre una prueba de referencia. El tacto estático se explora midiendo umbrales de presión cutánea; el tacto de movimiento (captado por receptores de adaptación rápida) midiendo umbrales de vibración. Para aplicar estímulos de este tipo pueden ser usados diapasones u otros estimuladores de diferentes frecuencias. Para aplicar estímulos Mayo 2009 • en Medicina cuantificables de tacto estático, captados por receptores de adaptación lenta, se usa una batería de monofilamentos de nailon flexibles de diámetros sucesivos (Semmes-Weinstein). La determinación de umbrales de sensibilidad táctil de ambos tipos es útil para el diagnóstico del STC aún en etapas no avanzadas.(3) La hipostesia en territorio del NM no es de presentación precoz; es valiosa y específica si está presente. El umbral de discriminación entre 2 puntos de contacto, que se busca habitualmente desde una separación de 4 a 7 mm, tampoco es un hallazgo precoz. La exploración motora buscando debilidad en la abducción o anteposición del pulgar resistida, se evalúa según muestra la ilustración (ver Figura 7 a y b). Debe hacerse comparativa con respecto a la mano opuesta como en toda correcta semiología de mano. Se le adjudica una especificidad y sensibilidad de entre 60 y 70%, por lo que resulta de valor importante dentro de los signos físicos. (10,12,16,17) Frente a toda esta información que puede obtenerse por la clínica, podemos preguntarnos si dentro de ella hay un orden de importancia diagnóstica. La literatura consultada nos orienta así: el alivio de parestesias por sacudir la mano (“shaking” o “flicking”), así como los signos de pérdida de discriminación táctil a 7 mm de separación y la atrofia tenar, predicen de forma significativa (p < 0.05) un diagnóstico positivo de STC,(11) tomando como criterio de confirmación del STC el estudio electrofisiológico. Discutiremos este último más adelante. Entonces, todos los síntomas enumerados son moderada o altamente sensibles, pero en general poco específicos. La combinación sintomática formando un patrón de Katz “típico”, la hipoalgesia en territorio del NM y la debilidad de abducción del pulgar son síntomas o signos más compatibles con un estudio eléctrico positivo para STC(10). Lamentablemente para el diagnóstico, los dos últimos signos mencionados no aparecen en etapas iniciales. El examen clínico debe incluir, aunque sea en forma selectiva, todo el miembro superior incluido el hombro y también el raquis cervical. Esto es necesario para la búsqueda de diagnósticos asociados o diferenciales, que no son raros. Se puede afirmar entonces que la semiología clínica completa de un paciente con posible STC es una tarea bastante prolongada que comprende muchas maniobras, un interrogatorio de por lo menos mediana extensión y cierto instrumental. Aunque la exploración clínica exhaustiva de todos los elementos citados puede no ser necesaria en casos muy claros, tampoco debe caerse en el error de establecer un diagnóstico clínico positivo de STC en una consulta muy abreviada, a veces obligada en la práctica por condicionamientos Mayo 2009 • en Medicina Buscando el signo de Phalen: nótense los codos flexionados cerca de 90º, las muñecas también, hacia palma, apoyadas entre sí. Se debe esperar hasta 60 segundos. Figura 6 organizativos. Insistimos en que desde el interrogatorio, el STC no debe considerarse como banal ni carente de dificultades y “trampas” diagnósticas y terapéuticas. Diagnósticos asociados y diferenciales Aunque la presentación típica del STC es frecuente y orienta el diagnóstico clínico, siempre deben tenerse presentes diagnósticos diferenciales y asociados, que tampoco son raros como conjunto. En los casos en que las parestesias son continuas y no tienen incrementos nocturnos o con algunos esfuerzos de la mano, cuando predomina un dolor diferente al “hormigueo”, “adormecimiento” o Explorando la fuerza del abductor corto del pulgar. Este músculo tenar depende constantemente del mediano y abduce al pulgar del plano de la palma hacia adelante (hacia arriba con la palma horizontal) en la proyección del índice. En esta posición de “antepulsión” participan poco o nada el aductor del pulgar y la parte profunda del flexor corto, inervados por el cubital y que pueden disimular una disminución de fuerzas tenares si se las explora en oposición completa (como contra el meñique). A- El pulgar está abducido y antepuesto, los dedos del clínico empujan hacia la palma. Figura 7a 69 CARRIQUIRY C El pulgar hace pinza con el índice, el dedo medio o índice del clínico tratan de retroponer al pulgar. Figura 7b “electricidad” y hay poca precisión en su localización o predomina la irradiación proximal, se debe ser minucioso en la semiología, cauteloso en el diagnóstico positivo y buscar: Compresiones proximales del nervio mediano Como compresión única se estima que ocurre 1 cada 100 STC, pero también pueden coexistir con el STC como forma de “doble compresión”(18) Compresión en el brazo, por la arcada de Struthers. Puede presentar toda la sintomatología del NM en el pliegue de codo y antebrazo: 1- Tronco del nervio; está señalado donde puede ser comprimido por la expansión aponeurótica del tendón bicipital o lacertus fibrosus 2- Tendón bicipital distal seccionado y movilizado; se insinúa en su borde el origen de la expansión antedicha 3- pasaje del NM entre los dos haces del pronador redondo 4- El NM se profundiza bajo la arcada fibrosa que une los dos haces de origen del flexor común. Ligeramente modificado de Dujarier C. Anatomie des membres. Paris: Masson; 1924 Figura 8 70 Síndrome del túnel carpiano STC más dolor y parestesias braquiales y antebraquiales, disminución de fuerzas en los flexores de los dedos y el pronador redondo e hipoestesia de la región tenar (inervada por la rama cutánea palmar del NM, que se origina y cursa por encima del túnel carpiano). Es un diagnóstico excepcional. Compresiones en el codo y antebrazo (Figura 8) por la expansión aponeurótica del bíceps o lacertus fibrosus, el pronador redondo o la arcada fibrosa entre las inserciones proximales del músculo flexor común profundo. Los síntomas son muy similares a la compresión braquial, aunque el dolor proximal al codo es menos frecuente o intenso. La aparición de dolor o parestesias intensas por la compresión sobre el borde distal del pronador redondo y/o la pronación contra resistencia con codo flexionado apuntan a una compresión por este músculo. Este es mencionado como el nivel de compresión proximal del NM más frecuente.(18) Compresión del nervio interóseo anterior: tiene una presentación diferenciada, acorde con su territorio dependiente motor. Así, no hay debilidad de la abducción del pulgar ni hipotrofia tenar; tampoco acroparestesias del territorio del NM. No es raro que se presente inicialmente con dolor antebraquial poco definido y pérdida de flexión activa de la falange distal del pulgar. En forma aislada no se confunde con un STC, pero raramente puede ser coexistente. Radiculopatía o mielopatía por espondilosis cervical: Puede ser una patología asociada o un diagnóstico diferencial del STC. Los cambios degenerativos en discos, ligamentos y vértebras pueden causar una mielopatía o compresiones radiculares. Dentro de las múltiples presentaciones clínicas de la espondilosis sintomática, hay síndromes que comprenden dolor cervical y en el miembro superior, parestesias y disminución de fuerzas especialmente en el territorio de C5 y C6. Si no hay cervicalgia en estos casos de radiculopatías,(19) la confusión inicial con STC no es rara. En casos de mielopatías altas, la presentación insidiosa, con dolor y parestesias en miembro superior y pérdida de habilidad manual en las etapas iniciales,(20) pueden llevar a un diagnóstico erróneo de STC. Las tendinopatías de antebrazo y mano Pueden confundirse con una presentación atípica del STC, o bien coexistir con este. Cabe el mismo comentario para rizartrosis, fibromialgia, y “síndromes de dolor inespecífico”, especialmente de origen laboral. Confirmación diagnóstica Por lo expresado hasta ahora, podemos afirmar que si la semiología clínica es clara y en particular si incluye los hallazgos más específicos, puede establecerse un diagnóstico presuntivo de STC altamente probable. Tanto es así, que exis- Bibliografía 1. LUNDBORG G. Nerve compression injuries. In: HUNTER JM, SCHNEIDER LH, MACKIN EJ (Eds). Tendon and nerve injuries in the hand. A third decade. St Louis: Mosby , 1997: 137-144 2. MACKINNON SE. Pathophysiology of nerve compression. Hand Clin 2002; 18: 231–241 3. 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Mayo 2009 • ten autores que deciden la indicación quirúrgica con el diagnóstico clínico sólo.(22) Sin embargo, predominan las publicaciones que consideran que un estudio electrofisiológico (EE) debe incluirse en todo paciente con diagnóstico clínico de STC y en muchas es considerado el estándar óptimo o “gold standard”, aunque no hay un consenso aceptado universalmente sobre el estándar definitivo para diagnosticar un STC(10, 23) Por lo tanto, el diagnóstico positivo de STC estará mejor definido combinando la clínica y el EE.(23) El estudio complementario y tratamiento del STC se desarollarán en el próximo volumen Nº 35 de Tendencias en Medicina Mayo 2009 • en Medicina 71