Una galería de pintura rupestre en la Sierra de San Carlos Arqueólogos del INAH documentaron las obras realizadas, al menos, por cinco grupos de cazadores-recolectores nómadas Por Jorge Luis Berdeja Fotos: Martha García Sánchez y Gustavo Ramírez REPORTAJE ESPECIAL Martha García Sánchez y Gustavo Ramírez documentaron las obras realizadas, por lo menos, por cinco grupos de cazadores-recolectores nómadas L a existencia de cerca de 5 mil pinturas rupestres localizadas en cuevas y abrigos rocosos en la Sierra de San Carlos, municipio de Burgos, Tamaulipas, fue dada a conocer recientemente por los arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Martha García Sánchez y Gustavo Ramírez. A través del proyecto Las pinturas rupestres del municipio de Burgos, Tamaulipas, comenzado en 2011, se hizo un registro sistemático de esta invaluable manifestación pictórica, que arrojó la existencia de 4,926 imágenes, realizadas, al menos, por cinco grupos de cazadores-recolectores. Para comprobar la identidad de los posibles autores de las pinturas de la Sierra de San Carlos, el INAH dio comienzo a una investigación en archivos y fuentes bibliográficas. La existencia de las pinturas se conocía desde 2006, recordó Gustavo Ramírez, cuando “la cronista de Burgos, Cecilia Casas, nos pidió que acudiéramos a la Sierra de San Carlos para mostrárnoslas. ¡Cuál sería nuestra sorpresa al encontrar en tres abrigos rocosos de las cañadas, cientos y cientos de dibujos!, lo que probaba la presencia de grupos de cazadores recolectores nómadas en la zona”. REPORTAJE ESPECIAL A la fecha, los arqueólogos han registrado once sitios, como Santa Olaya (1, 2, 3, y 4) y la Cueva de los Caballos, dentro del Cañón de Bronce; La Noria 1 y 2 y Las Colmenas, dentro del Cañón La Noria; y El Carrizo 1 y 3, en la Cañada de Las Pozas, entre otros. Sólo en la Cueva de los Caballos localizaron más de 1,550 imágenes, entre las cuales se halla la representación de un mitote. En la Cueva del Indio documentaron representaciones de atlátl (arma prehispánica, usada para cazar), nunca antes identificadas en la pintura rupestre de Tamaulipas. Lo que sigue ahora, apuntó Ramírez, es concluir el registro con una base metodológica muy rigurosa y, en una segunda fase, comenzar a hacer la interpretación, es decir, el estudio de los símbolos y su significado, procurando la concurrencia de especialistas. Representaciones de atlátl (arma prehispánica, usada para cazar), fueron halladas en la Cueva del Indio. Atlátl IMPORTANCIA DE LAS PINTURAS DE BURGOS La importancia del hallazgo de pinturas rupestres en Burgos radica en que las obras documentan “la presencia de grupos prehispánicos donde antes se decía que no había nada, cuando en realidad estuvo habitado por una o varias culturas”, explicó García Sánchez. También porque dichas obras tienen un estilo muy bien diferenciado de otras pinturas rupestres encontradas dentro de la Sierra Madre Oriental, tanto en Tamaulipas como en Nuevo León y Coahuila, agregó Ramírez. DATACIÓN DE ARTE RUPESTRE Hasta el momento no ha sido posible fechar las pinturas de la Sierra de San Carlos porque no se ha encontrado ningún artefacto que permita establecer una relación de cronología, detallaron los arqueólogos. La datación de pinturas rupestres se hace a través del material arqueológico asociado, como lítica, cestería, restos óseos o carbón, el cual muchas veces es escaso o ha sido alterado por visitantes casuales, lo que vuelve el proceso complicado. “Tenemos que hacer excavaciones de prospección para encontrar los lugares donde vivieron los autores de las obras, lo que nos permitiría descubrir posibles artefactos, como puntas de flecha y cerámica; porque los espacios donde están las pinturas fueron usados con motivos rituales”, abundó el arqueólogo. También existe la posibilidad de tomar muestras de la pintura negra, hecha con carbón, “lo que posibilitaría hacer fechamientos aproximados por medio de análisis químico o de radiocarbono”. Clasificación de materiales hallados cerca de las pinturas rupestres REPORTAJE ESPECIAL TRES ESTILOS PICTÓRICOS Las pinturas rupestres, a pesar tener una gran variedad de temas de carácter antropomorfo, zoomorfo, astronómico y abstracto, presentan tres estilos definidos, uno naturalista, otro esquemático donde sobresale lo antropomorfo, y uno más abstracto, dijo la investigadora egresada de la Universidad de Zacatecas. Las imágenes dejan entrever que las actividades de los nómadas se enfocaban a la caza, pesca y recolección; además de la creación de figuras antropomorfas, religiosas, astronómicas, de lugares temporales de vivienda, con presencia de probables tipis, así como representaciones de flora y fauna de la región, como venados, lagartijas y ciempiés, entre otros. Sobre los colores (amarillo, rojo, blanco y negro) los indígenas nómadas prepararon sus pinturas con tintes orgánicos y minerales, “pero haría falta tomar muestras para elaborar un estudio químico de los componentes de los pigmentos”. REPORTAJE ESPECIAL Representación de probables tipis Cañada de la Sierra de San Carlos, Burgos, Tamapulipas IDENTIDAD DE LOS AUTORES Una de las líneas de la investigación iniciada en Burgos pretende identificar a los posibles autores de las pinturas rupestres, mediante búsqueda en archivos coloniales, en antiguas crónicas e informes de evangelizadores, en los archivos General de la Nación (AGN), Histórico de Nuevo León, Histórico de Tamaulipas, municipal y parroquial de Burgos. Probablemente se trató de grupos nómadas de cazadores recolectores, llamados genéricamente por los conquistadores “bandas”, “tropillas” o “rancherías de indios”, que pudieron “escapar al dominio español por casi 200 años”, estimó la arqueóloga Martha García. Agregó que la evangelización de Burgos comenzó a mediados del siglo XVIII (1750), porque los indígenas eran indomables y “huían a la Sierra de San Carlos, donde tenían agua, plantas y animales para alimentarse”. Los nómadas que habitaron las sierras de Tamaulipas fueron exterminados, por lo que hoy en día no hay descendientes directos de estos grupos. Sólo se les conoce por los motes que les pusieron los conquistadores, religiosos y otros indígenas (principalmente del estado de Zacatecas) que los acompañaban. REPORTAJE ESPECIAL Los autores de las pinturas podrían ser los llamados, canaynenes, guajolotes, iconoplos y pintos, aunque se tiene evidencia de que también se movían por la región y áreas aledañas los canaimes, cadimas, mediquillos, mezquites, cometunas y queniaquiapemes, entre otros, de acuerdo a la información recabada en fuentes por la arqueóloga. No olvides visitar la versión con contenido interactivo de este artículo en: www.inah.gob.mx