Panel Grupo 9: Seguridad en África Subsahariana Coordinador: Teniente Coronel Víctor Mario Bados Nieto “Desafíos para la seguridad española respecto a la inestabilidad en el Sahel” Autora: Ana Belén Perianes Bermúdez Doctoranda en Seguridad Internacional Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado [email protected] Palabras clave: Sahel, seguridad española, seguridad europea, Al Qaeda en el Magreb Islámico, crimen organizado transnacional. Resumen: La inestabilidad en la franja del Sahel se configura como uno de los riesgos y amenazas estructurales más graves que soportan los Estados europeos, ya que se ha instalado como una fuente endémica de conflictos a las puertas de Europa y, sobre todo, de España debido a su proximidad geográfica. La dificultad de los Estados sahelianos de controlar y ejecutar el monopolio de la violencia en el Sahel ha permitido a Al Qaeda en el Magreb Islámico su establecimiento en la región en connivencia con el crimen organizado transnacional. El Sahel se ha convertido así en la zona de retaguardia, de adiestramiento y campo de batalla de Al Qaeda en el Magreb Islámico y su amenaza vulnera sus porosas fronteras nacionales. La retórica antioccidental de AQMI se confirma como particular foco de alarma para los ciudadanos e intereses españoles, ya que desde la óptica yihadista España se describe como un enemigo y la existencia de las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla se estima como una ofensa contra la integridad de las tierras del Islam. 1 Nota biográfica de la autora: Licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración por la Universidad del País Vasco y Diploma de Estudios Avanzados en Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales por la misma Universidad. Especialista Universitaria en Seguridad en el Mediterráneo, Próximo Oriente y Oriente Medio y Doctoranda en Seguridad Internacional por el Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado. Cuenta con diversos cursos, comunicaciones y publicaciones en materia de seguridad internacional; política exterior estadounidense; seguridad en el Mediterráneo, Próximo Oriente y Oriente Medio; seguridad global e inteligencia; terrorismo yihadista; ciberseguridad y ciberdefensa. 2 1. INTRODUCCIÓN La región del Sahel se dibuja como una amplísima área semidesértica muy escasamente poblada, cuya extensión se extiende al sur del Sáhara desde Mauritania hasta Sudán (Laborie, 2010, 1), con cerca de 4 millones de kilómetros cuadrados entre los que se encuentran Mauritania, Senegal, Mali, Argelia, Guinea, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Camerún, Chad, Sudán, Eritrea y Somalia. Se conforma así como una zona en transición entre el África mediterránea y el África negra (Morales, 2010,1), formada por parte de los Estados más pobres y subdesarrollados del mundo. Además, está integrada por naciones mayoritariamente islámicas, que cuentan con Gobiernos débiles, una notable desafección política y una destacable porosidad de las fronteras que dificulta enormemente a las escasas fuerzas de seguridad de que disponen sus Estados la tarea del control de la totalidad su territorio. La inestabilidad en la franja se constituye como uno de los riesgos y amenazas estructurales más graves que soportan los Estados europeos, ya que se ha instalado como una fuente endémica de conflictos a las puertas de Europa y, sobre todo, de España debido a su proximidad. La cercanía geográfica del Sahel respecto a las regiones euro-mediterráneas confiere un potencial proceso de regionalización a los retos y amenazas a la seguridad que soporta. La insegura situación del Sahel revierte así directamente en la estabilidad y seguridad de los países del norte de África y la de éstos en la de España y el resto de Europa debido a la cantidad de problemas e intereses que confluyen en la zona. Entre los elementos principales de inestabilidad y tensión en la región, confluyen las redes del tráfico de drogas, de armas, de personas, secuestros de occidentales, vehículos, de mercancías pirateadas y recursos naturales, que han establecido vínculos con grupos extremistas, principalmente Al Qaeda en el Magreb Islámico. La dificultad de los Estados sahelianos de controlar y ejecutar el monopolio de la violencia en la región ha permitido a Al Qaeda en el Magreb Islámico su establecimiento en la región en connivencia con el crimen organizado transnacional. El Sahel se ha convertido así en la zona de retaguardia, de adiestramiento y campo de batalla de AQMI y su amenaza vulnera las porosas fronteras nacionales. 3 La retórica antioccidental de AQMI se confirma como particular foco de alarma para los ciudadanos e intereses españoles, ya que desde la óptica yihadista España se describe como un enemigo y la existencia de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla se estima como una ofensa contra la integridad de las tierras del Islam. Además, el retorno al Sahel de yihadistas desde conflictos abiertos como los de Siria e Irak y una posible e hipotética proclamación de la región como tierra del yihad por parte de los Emires establecería un auténtico agujero negro de inseguridad, riesgo y amenaza en una muy próxima vecindad geográfica a España. 2. LA FRANJA DEL SAHEL El Sahel se estructura como una vasta y volátil región natural en términos de seguridad, que conecta África Occidental con el cuerno de África, dos de las regiones más inestables políticamente del continente. El Sahel también enlaza el Magreb con el África Subsahariana y buena parte de sus problemas y retos se encuentran estrechamente conectados con países como Libia, Argelia, Mauritania y Marruecos (Echeverría, 2011, 213-214). En este sentido, la franja y la región del Mediterráneo se conexionan por aspectos políticos, económicos, sociales, de seguridad y medioambientales que afectan tanto al Sahel como a los países del norte de África. Además, muchos de los denominados nuevos riesgos (como inmigración ilegal, tráfico de drogas y armas, blanqueo de dinero) causan controversias entre las autoridades argelinas, marroquíes y libias. Así mismo, varios de los principales socios árabes de los países europeos en el Proceso de Barcelona han incrementado progresivamente su dependencia de la evolución tanto política, económica como estratégica de la volátil región del Sahel. Además de por la criminalidad, el terrorismo y la aridez de sus territorios, el Sahel se caracteriza por la primacía de las estructuras tribales sobre la de los propios Estados. La dificultad de éstos últimos de controlar y ejecutar el monopolio de la violencia en el Sahel ha permitido a Al Qaeda su establecimiento en la región, También otros factores, como la política de alianzas familiares entre los Emires de AQMI y los jefes de las tribus Tuareg, con uniones matrimoniales entre los islamistas y las hijas de las autoridades beduinas. Esta diplomacia matrimonial, que también se ha expandido a 4 los jefes de las mafias presentes en la región, ha favorecido la libre circulación de AQMI por el Sahel, su protección y participación en las actividades ilícitas de la zona, con los beneficios que ello conlleva (Alvarado, 2010, 51-74). El Sahel multiplica su grado de inseguridad estructural al haberse constatado como redespliegue y campo de batalla de los yihadistas salafistas. Así, cabría mencionar que en Mali sitúan sus bases elementos de AQMI que actúan letalmente en Argelia o Mauritania, se negocian rescates de secuestros, se trafica con armas y drogas, etc. La zona del Sahel cuenta con unas circunstancias singulares que favorecen la actividad terrorista en la misma (Ruiz, 2011, 2): -La pobreza endémica de su población, que cuenta un los índices de desarrollo humano más bajos del planeta. -El descontento de las poblaciones de zonas remotas con la escasez o ausencia de servicios ofrecidos por los Gobiernos estatales. -La extensión de una interpretación radical del Islam. La llegada de combatientes extranjeros procedentes de Irak o Pakistán, así como nuevos predicadores financiados desde Arabia Saudí, está extendiendo la corriente wahabí y multiplicando el número de nuevos templos. -La presencia de enormes fronteras, que fueron artificialmente trazadas durante la época colonial y que los Estados no son capaces de controlar. -El impacto de conflictos externos a la región, como el israelo-palestino y la invasión estadounidense a Iraq en 2003. -La inexistencia de una democracia real, la corrupción generalizada y la opresión a la población. -El vínculo esencial entre terrorismo y crimen organizado en actividades como el contrabando, el blanqueo de dinero y los secuestros. -La lucha por el control de los recursos naturales estratégicos, como el petróleo o el uranio, que ha desenterrado viejos conflictos latentes (Conde, 2011, 3-4). 5 -La expansión regional de los conflictos, motivado en muchos casos por la injerencia de otros Estados en los asuntos internos de los países fronterizos. -La fragilidad de los Estados, debilitados por las luchas internas por el control del poder. -La limitada capacidad de las fuerzas armadas de los Estados sahelianos para dar seguridad y controlar todo el territorio, especialmente difícil en una zona de escasa tradición en el poder centralizado, donde habitualmente, los gobiernos tienen que apoyarse en milicias locales o fuerzas internacionales para garantizar el control de una zona. -Las fuerzas gubernamentales de estos países sahelianos se caracterizan por su falta de profesionalidad, indisciplina, mala equipación, por sus estructuras de mando muy personalizadas, por su marcado carácter étnico, desmotivación y un alto nivel de deserciones. Con frecuencia, llevan a cabo actividades ilícitas paralelas fomentadas en buena medida por el impago de los salarios. -La militarización de la población y el surgimiento de multitud de grupos rebeldes. Los Estados sahelianos carecen de unos adecuados programas de desarme, desmovilización y reintegración, por lo que la pertenencia a una milicia es la mejor forma de subsistencia para muchos antiguos combatientes. -El fácil acceso de la población a las armas pequeñas y ligeras y su proliferación facilita la permanencia de los conflictos en la zona. -Las economías de guerra y la aparición de los señores de la guerra, que alimentan las situaciones de conflicto en beneficio propio, motivando además un incremento de actividades ilegales desarrolladas por grupos militares y bandas organizadas. 6 Un elemento muy relevante a considerar en este estudio es que la región del Sahel se configura como una zona pobremente explorada y en la misma se considera que puede existir cantidades considerablemente estratégicas de petróleo y gas, por lo que una gran diversidad de empresas occidentales han aumentado su presencia en la región con empleados occidentales, que se convierten en blancos de secuestros por parte tanto de yihadistas, crimen organizado o simplemente individuos en busca de una recompensa económica (Morales, 2010, 2). Además, se prevé que en 2015 comience a funcionar el gaseoducto más grande del mundo, que enlazará Nigeria con Argelia, cruzando Níger y buena parte del Sahel (Morales, 2010, 3), por lo que los intereses estratégicos relacionados con la misma hará incrementar las necesidades de seguridad en la zona y los riesgos de desestabilización en la misma. 3. AL QAEDA EN EL MAGREB ISLÁMICO Al Qaeda en el Magreb Islámico deriva de la insurgencia islamista que atentó contra Argelia durante los años noventa (Escobar, 2010). Su antecedente directo es el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, que fue creado en 1998 por Hasan Hattab con apoyo de Osama bin Laden. AQMI se constituyó en el año 2007 cuando el GSPC argelino juró obediencia a bin Laden y comenzó a operar con dicha denominación. Los principales objetivos de AQMI son los siguientes (Ruiz, 2011, 2): -Reemplazar al Estado en las zonas en las que éste último no está presente. -Desencadenar la caída de los Gobiernos locales. -Hacer peligrar los intereses occidentales. -Crear un emirato en el norte de África, que actúe como Estado y transformar el mensaje espiritual del Islam en la región. También pretende extender el radicalismo islámico a las poblaciones musulmanas de Europa. 7 Cabría destacar que la visión radical del Islam en la región es reciente, ya que en esta zona se practica el sufismo. En este sentido, en los últimos tiempos se ha extendido la propagación del wahabismo a través de una red de imanes financiada por países del Golfo Pérsico y Pakistán, implantando el caldo de cultivo que fomenta la actividad terrorista. Así mismo, se destaca que el rasgo fundamental que distingue a AQMI en relación a otras “franquicias” de Al Qaeda lo constituye su amplia interacción con la delincuencia organizada (en ámbitos como el tráfico de drogas, de armas ligeras, etc.) Una de las principales fuentes de ingresos de AQMI es el tráfico de drogas, que financia en gran medida las actividades terroristas de la organización en el Sahel y el reclutamiento de nuevos mercenarios entre las redes mafiosas que intervienen en la región (Alvarado, 2010, 51-74). El norte de Mali suscita una de las principales preocupaciones al respecto. El Director de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y la Criminalidad, apuntaba en 2009 ante el Consejo de Seguridad, que el tráfico de heroína procedente de Afganistán y el de cocaína, que entra por el oeste del continente proveniente de América Latina, se unen en el Sáhara. Chad, Níger y Mali son clave en estos nuevos recorridos de la droga y suponen graves desafíos para los países de la zona y del Magreb. El Director de ONUDC destaca que este tráfico de droga no enriquece únicamente al crimen organizado, ya que los grandes beneficiarios son los terroristas y fuerzas paramilitares que actúan en el Sahel, que financian sus operaciones con los ingresos procedentes de la droga, adquieren nuevos equipos y armamento y pagan los sueldos a sus soldados. Además, se ha constatado que desde 2005 los cárteles de la droga latinoamericanos utilizan la plataforma del continente africano para introducir la cocaína hacia Europa. De este modo, los puntos de entrada a África de la droga son diversos gracias al uso de aviones, destacando la región saheliana debido a que sus características le hacen inmune al control gubernamental y geográficamente es cercana a los principales mercados continentales ubicados en el Magreb y en Europa. Además, también existen laboratorios en África Occidental para la fabricación de drogas sintéticas, que también son dirigidas hacia el Sáhara, región que se ha 8 convertido en un punto referencial de paso de la droga gracias a la ayuda de los terroristas islamistas. En definitiva, la inestabilidad política, la delicada situación socioeconómica y la endémica corrupción han convertido a la región en una zona franca para todo tipo de tráficos y actividades ilícitas, no únicamente el de la droga, sino también de emigrantes, trata de seres humanos, recursos naturales y desechos tóxicos. La ineficiencia respecto al control y la falta de cooperación entre los Estados sahelianos han favorecido la actuación de AQMI como una red mafiosa y criminal más que participa en una diversidad de tráficos y actividades ilícitas, en las que ha hallado un gran origen para la financiación de sus actividades desestabilizadoras y terroristas. El negocio de los secuestros, especialmente de ciudadanos occidentales, se ha convertido para AQMI en otra de las vías para obtener ingresos económicos que financien sus actividades criminales y para promocionar su mensaje. Se calcula que hasta el momento se ha beneficiado de unos 50 millones de euros a través de los secuestros (Ruiz, 2011, 3). El secuestro de turistas occidentales ha sido utilizado por AQMI para amedrentar a Occidente, amenazando con actuar de la misma forma con todos los “infieles” que se atrevan a pisar tierras del Islam. La degradación de la situación económica y social en la región es total y el secuestro de un occidental para los habitantes del Sahel se ha convertido en un beneficio económico muy sustancial. Así, se han producido casos en los que individuos aislados actúan por su propia cuenta secuestrando a personas occidentales y vendiéndoselas posteriormente al mando de AQMI, que recompensa económicamente estas acciones. En este sentido, la tardanza en la reivindicación de los secuestros por parte de AQMI tiene que ver en gran medida con esta gestión descentralizada de los secuestros, ya que pueden transcurrir unos días entre que se produce el secuestro, los rehenes son trasladados a una base de AQMI y se negocia la entrega de los mismos con el Emir de turno. La política de secuestros de AQMI deriva en buena medida de su necesidad de recaudar dinero, ya que ahogado financieramente en Argelia y con problemas para reclutar a nuevos combatientes, el ex GSPC ha logrado con su expansión hacia el sur y 9 participando en todo tipo de actividades y tráficos criminales, los ingresos que necesita para ejecutar su estrategia terrorista. En este sentido, el presidente de Argelia, Abdelasis Buteflika, solicitó en septiembre de 2009 ante la Asamblea General de Naciones Unidas la prohibición del pago de rescates a los secuestradores: “El producto de estos pagos se ha confirmado como la principal fuente de financiación del terrorismo” (Alvarado, 2010, 51-74). El 16 de enero de 2013 se produjo el secuestro probablemente de mayor envergadura en la historia de Argelia cuando terroristas pertenecientes a la katiba fundada en diciembre de 2012 por el argelino Mojtar Belmojtar secuestraron a cerca de 800 personas en el complejo gasístico de Tiguentourine en In Amenas. Tal como señaló el primer ministro argelino, Abdelmalek Sellal, el referido ataque terrorista no pretendía en un inicio tomar la planta gasística, sino secuestrar a los empleados extranjeros que cada miércoles recorrían en autobús el trayecto de 50 kilómetros que existe entre Tiguentourine y el aeropuerto de la ciudad de Amenas para tomar sus aviones rumbo a Europa. Sin embargo, al ser repelidos por la escolta que custodiaba el autobús, los terroristas optaron por otro blanco: la planta gasística Tiguentourine. Tras la intervención de las fuerzas especiales del ejército argelino, el secuestro del complejo finalizó con un resultado de 38 civiles de 8 nacionalidades y 29 terroristas fallecidos. En otro orden de ideas, cabría destacar que AQMI se organiza en varias células o “katibas” en el Sahel, entre las que destacan (Laborie, 2010, 2): -La katiba del Oeste. Esta célula comete sus actos delictivos básicamente en Mauritania y Mali y fue acusada del secuestro de los cooperantes españoles de la ONG Barcelona Acció Solidària a finales de 2009 y que fueron liberados en agosto de 2010. -La katiba del Este, responsable de los asesinatos del británico Edwyn Dyer y del francés Michel Germaneau. Esta red opera en el sur de Túnez y norte de Níger. Respecto al ideario de AQMI, Francia y España se encuentran entre sus principales enemigos extranjeros (Laborie, 2010, 2). Así, Francia se ha constituido tradicionalmente objetivo de la red terrorista debido a su colaboración con los Gobiernos de la zona, con los que mantiene importantes nexos económicos, por su 10 participación en las operaciones de la OTAN en Afganistán y por su reciente ley que prohíbe la utilización del burka en los espacios públicos. En cuanto a España, tal como veremos con mayor detalle en el penúltimo punto de este estudio, AQMI se ha referido recurrentemente a su disposición a luchar contra la “ocupación de Ceuta y Melilla por los cruzados” y a la “obligación de recuperar Al-Ándalus” para el Islam. Los efectos de la guerra de Libia y de las revueltas árabes produjeron una expansión de AQMI por el norte desértico de Mali, Mauritania y Níger. Además, en marzo de 2012 se produjo la fractura total de Mali cuando grupos rebeldes tuareg declararon su independencia bajo la denominación del Estado de Azawad. Poco más tarde, en enero de 2013, se hizo precisa la operación militar francesa Serval para detener el avance y despliegue de los yihadistas desde el norte de Mali hasta la capital, Bamako. 4. CRIMEN ORGANIZADO TRANSNACIONAL La criminalidad transnacional organizada y el tráfico ilícito de drogas se han constatado como varias de las nuevas y mayores amenazas para los Estados, las organizaciones internacionales y la sociedad civil. El crimen organizado transnacional se caracteriza por el uso de la violencia, de la intimidación y de la corrupción de las instituciones políticas para perpetuar su inmunidad al Imperio de la Ley y así alcanzar el objetivo de sus actividades ilícitas, que es el lucrativo. El crimen organizado carece, a diferencia de la amenaza terrorista, de objetivos políticos e ideológicos, se estructura jerárquicamente con una membresía y opera a través de una división específica del trabajo, cuyas normas únicamente son conocidas por la organización. Así, el crimen organizado no cuestiona, en principio, ni el sistema de valores dominantes ni el orden social establecido. La impunidad con la que proceden estos grupos en gran parte del mundo y la expansión de los mismos ha provocado el incremento de su poder de desestabilización de las instituciones políticas y de degradación del Imperio de la Ley de una gran diversidad de Estados. El poder económico y la capacidad de violencia de las organizaciones criminales les permite establecer relaciones clientelares en la comunidad, controlando o influyendo en las relaciones de la misma con la Administración y la política para buscar impunidad. 11 La seguridad española se ve directamente afectada por el crimen organizado transnacional que opera en el Sahel, ya que las mafias criminales asentadas en los Estados sahelianos dirigen a las fronteras españolas flujos crecientes de inmigrantes, drogas y todo tipo de bienes ilícitos. En este sentido, el narcotráfico penetra en Europa por diferentes vías desde Latinoamérica y Asia y España se constituye uno de los ejes geoestratégicos de este mercado por su situación entre América, África y Europa. El tráfico ilícito de drogas es la actividad que mayores beneficios ocasiona a los grupos del crimen transnacional organizado, proporcionándoles una gran capacidad para adentrarse en el sistema financiero internacional a través del lavado de los activos derivados de sus actividades ilícitas (Sánchez, 2010, 289-313). Además, el tráfico ilícito de drogas se ha configurado como una especialmente destacable fuente de financiación de organizaciones terroristas y grupos armados, por lo que su impacto y desafío contra la seguridad internacional es muy notorio. El narcotráfico destaca particularmente por su extrema capacidad de generar beneficios económicos, por lo que su potencial de extorsión, soborno, corrupción y desestabilización de los Estados es notablemente más relevante que el de otros ámbitos del crimen organizado transnacional. El nivel de las consecuencias de las actividades del narcotráfico varía en modo distinto a cada Estado. Así, mientras que para los países menos desarrollados la criminalidad organizada transnacional relacionada con el tráfico ilícito de drogas es la propia estabilidad institucional y la existencia misma del Estado lo que está en juego, para los Estados más desarrollados su principal preocupación es el consumo y la criminalidad asociada con el tráfico a pequeña y mediana escala. Los riesgos que origina el tráfico de drogas sugieren que han de adaptarse o actualizarse constantemente las estrategias existentes para combatir nuevos emergentes flujos de tráficos ilegales y desmantelar al crimen organizado transnacional responsable de esas actividades (Syler, Cook; 2010, 5). El tráfico de drogas en el Magreb y el Sahel facilita la colaboración y sinergias entre organizaciones delictivas que acometen este tipo de actividades, redes de crimen organizado trasnacional y organizaciones terroristas, como Al Qaeda en el Magreb Islámico, que se beneficia económicamente del tráfico de drogas en esa región. 12 5. DESAFÍOS EN MATERIA DE SEGURIDAD HUMANA EN EL MAGREB Y SAHEL A pesar de la proximidad tanto geográfica como histórica entre el sur de Europa y los países del Magreb y Sahel, la gran disparidad existente entre dichas regiones del Mediterráneo respecto a su nivel de vida y desarrollo suscita grandes preocupaciones, a la vez que riesgos y amenazas para la estabilidad. El Mediterráneo se constata así como una región de vital relevancia para la seguridad tanto europea como para la del norte de África, al dividir por un lado a una Unión Europea desarrollada y próspera y por el otro a los países norteafricanos y sahelianos, mayoritariamente autoritarios, subdesarrollados, con índices de desarrollo humanos muy bajos y endémicamente pobres. La crisis humanitaria sin precedentes que está afectando la región del Sahel con enormes hambrunas y niveles de desnutrición se configura como un elemento de inestabilidad para sus Estados, que precisan de la cooperación internacional para afrontarla. La sequía, los profundos niveles de pobreza agravados por la crisis económica, las condiciones climáticas extremas, la ineficaz gestión de los recursos disponibles por parte de las autoridades y un gran número de refugiados y desplazados por las revueltas tuareg se constituyen como factores que agravan la inseguridad e inestabilizan a la región y, que a su vez, favorecen el campo de acción y la actividad de grupos yihadistas y del crimen organizado. Contener la inmigración ilegal se ha convertido en una de las máximas prioridades tanto a nivel nacional como a nivel de la Unión Europea, aunque a quien afecta en mayor medida este fenómeno es a los Estados miembros meridionales y que se encuentran geográficamente más próximos a los países de origen de los flujos irregulares, que han de afrontar notables entradas de inmigrantes a través de sus fronteras terrestres y marítimas. En este sentido, Italia, España y Grecia sufren en mayor medida los tránsitos irregulares a través de sus fronteras terrestres y marítimas, en comparación con otros países comunitarios relevantes en cuanto a su elección como destino migratorio, como Alemania, Reino Unido y Países Bajos y que se encuentran mucho más alejados de los países de origen y tránsito de los flujos irregulares. 13 Las redes criminales de tráfico de personas se benefician de la inseguridad y descontrol de la zona sur de Libia, que está favoreciendo un incremento muy notorio de los flujos migratorios irregulares desde las costas libias hacia Europa. En paralelo, también se está acrecentando el número de inmigrantes que intentan llegar a Ceuta y Melilla a través de Marruecos y Argelia. En efecto, durante el transcurso de los próximos años, los países de la región deberán afrontar como consecuencia de su evolución demográfica y los sucesos derivados de las revueltas árabes diversos desafíos socioeconómicos que pueden llegar a constituirse como una amenaza grave para su estabilidad y, por ende, para la europea. Será esencial la forma en que se aborde la necesidad de crear empleo para la mayor generación de jóvenes de la historia del Magreb y Sahel y evitar que caigan en la pobreza (Martín, 2005). Europa debe comprender el interés estratégico de contar con instrumentos políticos para lograr la estabilidad en el Magreb y Sahel, ya que hasta ahora sólo se había dado preferencia a los aspectos económicos para alcanzar este objetivo. 6. ESPAÑA RESPECTO A LOS DESAFÍOS PARA SU SEGURIDAD QUE DERIVAN DE LA INESTABILIDAD EN EL SAHEL Tanto la Directiva de Defensa Nacional de 2012 como la Estrategia Española de Seguridad de 2011 identifican el terrorismo transnacional, el yihadismo específicamente y el crimen organizado como varios de los riesgos y amenazas principales a los que ha de hacer frente nuestro país, sobre todo en su creciente interrelación con los grupos violentos y la delincuencia a nivel local. En este sentido, el documento de la Estrategia Española de Seguridad de 2011 expone que el impacto de la inmigración masiva e ilegal derivada de los flujos migratorios no controlados puede derivar en conflictividad social con brotes racistas y xenófobos, guetos urbanos por falta de integración social (en los que la radicalización extremista, religiosa o ideológica puede atraerse personas a su proyecto) y en la explotación económica por parte de organizaciones criminales. La referida Estrategia identifica el Magreb y el Sahel como zonas prioritarias para España debido a los desafíos tan relevantes que ha de afrontar la región y que 14 implican a nuestros intereses vitales y estratégicos: la delicada situación económica y social de la región, la regulación y control de la emigración, la lucha contra el terrorismo yihadista y los tráficos ilícitos, la estabilización de los flujos energéticos, la cuestión del Sáhara Occcidental, conflictos étnicos y la existencia de Estados fallidos y subdesarrollados. En su versión revisada de 2013 (Presidencia del Gobierno, 2013, 14), la Estrategia Española de Seguridad señala que el entorno estratégico español se está transformando como consecuencia de los procesos de transición derivados de las revueltas árabes en el Magreb. La inestabilidad política de la región y la ausencia de perspectivas económicas para gran parte de la población de estos países inciden directamente en la seguridad del Sahel, ya que favorecen la actividad y la consolidación tanto de grupos yihadistas como del crimen organizado transnacional. Respecto a la amenaza que supone el terrorismo yihadista para España, cabría mencionar que nuestro país es el segundo país europeo, por detrás de Francia, que más menciones hostiles recibe en los comunicados de Al Qaeda en el Magreb Islámico (Reinares, García; 2013). En esta línea, se destaca que el discurso sobre España de los dirigentes de Al Qaeda en el Magreb Islámico y Al Qaeda Central recurre a la violencia con el objetivo de recuperar Al Ándalus como parte de un nuevo Califato y señalan agresivamente la “ocupación por parte de los enemigos o infieles” de Ceuta y Melilla. En enero de 2007 el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) emitió un comunicado que sostenía “Abrazamos la yihad para cumplir con un precepto divino ineludible que se nos impuso desde la caída de Al Ándalus”. Poco más tarde, en abril del mismo año, AQMI declaraba “No envainaremos nuestra espada ni tendremos una vida dichosa hasta que nuestros pies purificados pisen sobre el usurpado Al Ándalus” (Reinares, García; 2013). Durante 2007, Al Qaeda Central también difundió mensajes contra España. El Emir Ayman al Zawahiri instó a su franquicia magrebí a que “recuperar Al Ándalus es una obligación para la umma en general y para vosotros (AQMI) en particular” y a que dicho fin “no se puede alcanzar sin antes expulsar del Magreb Islámico a los hijos de Francia y España” (Reinares, García; 2013). 15 Asimismo, cabría mencionar que Ansar al Din, la entidad asociada a AQMI en el condominio yihadista del norte de Mali, anunciaba en mayo de 2012 su objetivo de “restaurar Al Ándalus” y su ambición de “liberar” Granada, Sevilla, Córdoba y Valencia, “ciudades que fueron gobernadas por musulmanes”. Al Zawahiri llamó en abril de 2007 a “recuperar Ceuta y Melilla, limpiándolas de la impureza de los españoles”. Previamente, en diciembre de 2006, había comparado “la ocupación de Ceuta y Melilla por España” con la de “Chechenia y el Cáucaso musulmán por Rusia” o la del “Turquestán oriental por China”. Las alusiones de las ciudades de Ceuta y Melilla como ocupadas por España, al igual que las de Al Ándalus, se producen con mucha frecuencia en la narrativa de las organizaciones yihadistas del Magreb islámico (Reinares, García; 2013). En definitiva, tal como destaca la Estrategia Española de Seguridad de 2011, la percepción de España como blanco del terrorismo yihadista se relaciona con las siguientes circunstancias: -El incremento de la implicación española en misiones internacionales. -La reiterada alusión por parte de grupos fundamentales islamistas de España como parte del imaginario del Islam con fines proselitistas y de reclutamiento, reivindicando un Al Ándalus musulmán que desapareció hace más de 500 años. -La proximidad al Magreb afectado por el extremismo violento, una gran presión demográfica (sobre todo de población joven) y una delicada situación económica y política agravada tras las revoluciones árabes. -La presencia de Estados fallidos, que se constata como un factor muy preocupante por su relativa proximidad geográfica a las costas españolas. -El posible efecto contagio de ideologías radicales en grupos de población originaria de zonas asentadas en nuestro país, sobre todo en residentes de segunda generación. En este sentido, también destaca la preocupación por los españoles conversos al Islam que han sufrido una transformación radical en sus posturas. -La creciente interconexión de las actividades del crimen organizado con las de los grupos terroristas. 16 Respecto a la proximidad geográfica de España al Magreb y Sahel, cabría apuntar que su influencia es notoria respecto a las implicaciones para la seguridad española, ya que beneficia el tránsito de personas de una a otra orilla del Mediterráneo y, con ello, las posibilidades de que yihadistas activos en el Magreb o Sahel se introduzcan en nuestro país (Reinares, García; 2013). Asimismo, España fue testigo en su próxima vecindad de los acontecimientos que tuvieron lugar en enero de 2013 en Mali cuando yihadistas intentaron avanzar desde el norte del país hacia Bamako para alcanzar el control del país y que hicieron precisa la operación militar francesa Serval (Oficina de Información Diplomática, 2014, 3). El éxito del despliegue francés se constituyó como un gran éxito de seguridad a nivel regional, ya que el control de la capital maliense y las principales infraestructuras del país como los aeropuertos hubiesen hecho prácticamente imposible la posterior recuperación de su control por parte de su Gobierno. La no intervención militar de Francia o de la comunidad internacional hubiese supuesto posiblemente la toma del control del país por parte de los yihadistas con la instauración de un Emirato en el Sahel y una aguda inestabilización de una región que se encuentra a las puertas de Europa y, sobre todo, de España. La falta de equipación, formación y profesionalidad de las escasas fuerzas armadas y policiales tanto malienses como del resto de los Estados sahelianos, que como hemos mencionado anteriormente se configuran como vastos territorios desérticos y de fronteras estatales porosas, hace precisa que tanto la Unión Europea como el resto de organizaciones internacionales cooperen en materia tanto económica como militar con el Sahel. Una favorable situación económica de los países sahelianos y una eficaz gestión de los recursos por parte de sus autoridades (que cuentan con unos elevadísimos niveles de pobreza endémica y los índices de desarrollo humano más bajos del planeta) les permitirá contar con unas adecuadas fuerzas armadas y cuerpos de seguridad que sean capaces de velar por su seguridad y estabilidad de forma autónoma. 17 Tal como destaca el profesor Jordán (Jordán, 2014, 8), la amenaza yihadista estratégica en nuestro país se relaciona y depende directamente del nivel de fuerza o debilidad de las grandes organizaciones yihadistas y de la evolución de sus respectivas agendas políticas. En este sentido, en España el desarrollo de la actividad de la militancia yihadista ha dependido de las acciones de Al Qaeda Central y las organizaciones argelinas (GIA, GSPC y en la actualidad AQMI). Y con ello, a su vez, de la estabilidad política en los países de mayoría islámica, entre los que destacan Siria, Malí, Libia, Argelia, Egipto, Yemen y Pakistán. La inestabilidad del Sahel también incide en el patrón español de su interdependencia y seguridad energética. A pesar de que España cuenta con una oportuna distribución geográfica de sus suministros energéticos, el país aparece agrupado en torno a los países mediterráneos de la Unión Europea que tienden a importar más hidrocarburos del Norte de África y de Oriente Medio que el resto de Estados miembros (Escribano, 2014, 4). Sucesos como el ataque sufrido por la planta argelina de gas de In Amenas a principios de 2013 influyen notoriamente en la seguridad energética tanto española como europea y derivan directamente de la inestabilidad que sufren tanto el Magreb como el Sahel (Escribano, 2014, 8-9). En este sentido, Argelia se constituye como un país clave para la seguridad energética española, ya que suministró el 40% del gas natural importado por España en 2012 (Escribano, 2014, 11). Por ello, es fundamental para los intereses estratégicos españoles que Argelia sea capaz de mantener la seguridad dentro de sus fronteras y que sus instalaciones e infraestructuras energéticas no se vean afectadas por episodios de terrorismo o ciberataques. 18 7. REFLEXIONES La estabilidad en el Magreb y el Sahel es un objetivo clave para España, ya que la estabilidad interna de los países que conforman estas regiones se interconexiona con la seguridad tanto a nivel global como regional. El Sahel ha incrementado su grado de inseguridad estructural al haberse constatado su territorio como zona de retaguardia, de adiestramiento y campo de batalla de Al Qaeda en el Magreb Islámico, en colaboración con las redes del crimen organizado transnacional. Se plantea el riesgo que la presión salafista desestabilice los Estados del Sahel y que su consolidación en los mismos desestabilice la región del Magreb y fomenten atentados terroristas en suelo europeo. Además, cabe la posibilidad que Al Qaeda en el Magreb Islámico pueda declarar la región del Sahel como tierra de yihad por diversos motivos como la presencia prolongada de soldados occidentales en la región, si es que se diese el caso y por el desarrollo de acontecimientos geopolíticos internacionales. Los países occidentales comparten la preocupación referida a que los Estados sahelianos se conviertan en santuarios salafistas a las puertas de Europa. De ahí la relevancia estratégica para la seguridad regional de la operación militar francesa Serval para liberar Mali del asedio yihadista, que evitó que éste país fuera tomado por los terroristas. Así mismo, las amenazas que ponen en riesgo la estabilidad y seguridad en el Sahel, (terrorismo en interconexión con el crimen organizado transnacional, el subdesarrollo, la debilidad de los Estados, etc.) precisan que se actúe sobre ellas de forma transversal con soluciones integrales y multilaterales. La amenaza vulnera las fronteras nacionales, por lo que se precisa la colaboración y coordinación de todas las políticas antiterroristas de los Estados sahelianos y los occidentales. 19 La colaboración y cooperación bilateral y regional con las fuerzas de seguridad y defensa de los Estados del Magreb y Sahel con el objetivo de proteger sus fronteras y mejorar sus capacidades se configura como el modo más óptimo de proteger tanto la seguridad regional como española y europea frente al terrorismo internacional y el crimen organizado. En efecto, el apoyo no debe centrarse exclusivamente en el enfoque militar, sino desde una perspectiva integral a medio y largo plazo que mejore la economía de estos países y la calidad de vida de sus habitantes. La pobreza extrema de los ciudadanos magrebíes y sahelianos se ha constatado como un caldo de cultivo para la propagación del islamismo radical y el crimen organizado transnacional. 20 8. BIBLIOGRAFÍA Capítulos en revistas -Escobar, J. J. (2010): “Al Qaeda en el Magreb Islámico: del Sahel a España”. Política Exterior. nº 134. Marzo-Abril. Capítulos de libros -Echevarría, C. (2001): “The Sahel. A volatile Region”, en: Marquina, A.; Günter Brauch, H., The Mediterranean Space and its Borders. Geography, Politics, Economics and Environment, Madrid, UNISCI. Libros -Alvarado, D. (2010): La Yihad a nuestras puertas. La amenaza de Al Qaeda en el Magreb Islámico, Madrid: Akal. Recursos digitales y páginas web -Conde, C.R. (2011): “Expansión del yihadismo en el Sahel”. 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