Barrio Quinto CentenarioTemuco

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Nuestro Barrio,
Nuestra Historia
La casa, la calle, el vecino, la vecina, los niños, los jóvenes,
el negocio de la esquina, la escuela, la sede vecinal… todos
son protagonistas de la Historia de su Barrio.
Así como Alonso de Ercilla narró las andanzas de los
españoles en la América recién descubierta o Sergio
Villalobos plasmó con lujo de detalles la Historia de Chile,
hoy son nuestros propios vecinos quienes construyen
esta historia de hechos pasados que nos trasladan hasta
el presente, para valorarnos e identificarnos con nuestro
barrio, y así poder proyectarnos positivamente hacia un
futuro que podemos modificar de acuerdo al bien común.
Historia Barrio Quinto Centenario
Aquí nos encontramos con narraciones directas de quienes
vivieron estos hechos. La esperanza de la nueva casa,
el primer hogar, el miedo frente a los temporales, las
dificultades de las calles sin pavimentar, el comercio, los
vecinos que venían de los más diversos lugares, la lucha
diaria por mejorar nuestra calidad de vida.
Tal vez nuestro barrio no es el más grande ni el más bonito,
pero es nuestro y lo construimos y lo seguimos construyendo
entre todos, es el que nos determina como personas y
como grupo, y es el que recordaremos como hoy lo hacen
los miembros de la tercera edad, esos viejitos que dejaban
de dormir y de comer para conseguir sus terrenos y sus
casas, porque ellos nos repiten una y otra vez que después
de toda una vida de sacrificios: “el esfuerzo valió la pena”.
Esperamos que disfruten la lectura de las siguientes páginas,
aprendan de las penas y de las alegrías, disfruten de las
fotos y de las anécdotas, y que mantengamos siempre esa
preocupación por preservar lo que ocurre en nuestro barrio,
con recortes, con grabaciones, en las conversaciones…
para que el día de mañana nuevas generaciones valoren lo
que ocurre aquí, en mi casa, a la vuelta de la esquina y así
seamos más unidos, más humanos.
Quiero Mi Barrio
Quiero mi Barrio
El Programa de Recuperación de Barrios del Ministerio
de Vivienda y Urbanismo – “Quiero mi Barrio” - tiene por
objeto contribuir al mejoramiento de la calidad de vida
de los habitantes de barrios que presentan problemas de
deterioro urbano, segregación y vulnerabilidad social, a
través de un proceso participativo de recuperación de los
espacios públicos, recuperación social y de los entornos
urbanos de las familias.
Historia Barrio Quinto Centenario
Plano de Ubicación
Quiero Mi Barrio
Nuestra Historia
El Barrio Quinto Centenario, entregado oficialmente el
año 1993, pertenece al sector llamado “Los Riscos”, el
cual como señala su nombre posee fuertes pendientes y
quebradas, las que colaboran en su delimitación territorial y
organizacional. Sus límites son, al norte con Barrio Plazas
de Chivilcán, al poniente con quebrada que separa de sector
Los Riscos y con línea imaginaria correspondiente al límite
de la JJVV Quinto Centenario, al sur con línea de fondos
de sitio ubicados en pasaje Puerto Cisnes, correspondiente
a límite de la JJVV Quinto Centenario y al oriente con calle
Los Riscos, hasta empalmar con línea de fondos de sitios
ubicados en Calle Fernando de Aragón correspondiente a
límite de JJVV La Española.
Las familias accedieron a la vivienda, por medio de un
proceso de postulación formal con SERVIU, a través de
comités provenientes de distintos sectores de la comuna,
por lo cual fue dicha institución quien designó las viviendas
así como la ubicación de las familias, entre otros aspectos,
concretándose el proceso en 1993, con la entrega de
viviendas, dando origen a la “Villa Quinto Centenario”, no
existiendo procesos de toma de terreno, u otro tipo de
acción informal que diera origen al Barrio.
Historia Barrio Quinto Centenario
Junto a la entrega de las viviendas, se creó la Junta De
Vecinos Villa Quinto Centenario de Pedro de Valdivia, la
cual fue fundada el 25 de Mayo de 1993, con la personalidad
jurídica 180 y funcionando hasta la fecha en la sede social
de calle 12 de Octubre, la que en un periodo de tres años
funcionó como Jardín Familiar de la JUNJI, debido a la
demanda que surgía a partir de la inserción laboral de las
mujeres del sector.
Por su parte, el 13 de noviembre de 1996, se conformó
la segunda Junta de Vecinos, “La Española”, la cual se
constituyó como tal, en reunión de asamblea realizada
en Fernando de Aragón 0881. La Constitución de
dicha organización territorial, se justifica en razón de
las problemáticas y demandas urgentes de una parte
importante del barrio.
Unidos desde el campamento
La mayor parte de los vecinos del Barrio Quinto Centenario
proviene de los campamentos que se encontraban en
este mismo emplazamiento, el que formaba parte de un
conocido sector del Campamento Lanín: “El Hoyón”.
Otro importante grupo proviene de campamentos ubicados
a orillas del río Cautín, tales como Santa Laura, Santa Lucía,
Santa Elena, El Progreso, Las Cataratas y Los Boldos (al
final de calle Bello), cuyos habitantes fueron erradicados
Quiero Mi Barrio
durante la administración del alcalde Camilo Salvo, en
preparación a la construcción de la Avenida Los Poetas.
Es así que los pobladores de dichos campamentos se
organizaron en comités de vivienda y en 1991 empezaron
a postular, lo que para muchos significó realizar diversos
beneficios y actividades para alcanzar la cifra de inscripción
que bordeaba entre los 25 y los 30 mil pesos.
Según los testimonios relatados, en esa época se notaba la
importancia de estar organizados: todos los integrantes del
comité ayudaban en los beneficios con el objeto de reunir el
dinero para que todos los vecinos pudieran postular y nadie
se quedara sin casa.
Los dirigentes de los comités seguían de cerca el proceso
de las postulaciones y fueron los encargados de avisar
la adjudicación de las viviendas, aunque también hubo
algunos que se enteraron por la publicación aparecida en
el diario.
Los vecinos del Barrio Quinto Centenario recibieron las
llaves de sus casas a las 16 horas del martes 4 de febrero
de 1992, en una ceremonia realizada en la multicancha de
la población. A la mayoría le llamaba la atención lo bien
implementado del lugar: calles pavimentadas, electricidad,
agua potable y alcantarillado, un sueño en comparación a
la vida en los campamentos.
Historia Barrio Quinto Centenario
“Para mí era un sueño
tener una casa”
Fue la primera vecina en llegar a la población con su esposo
y sus dos hijos, luego de pasar diez años anhelando la casa
propia.
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Quiero Mi Barrio
Antes de llegar aquí vivíamos en Campos Deportivos, calle
Tromén, le arrendábamos una piececita a mi suegro. No
llevábamos una vida digna porque era una pieza chica,
con piso de tierra, cuando llovía entraba agua y se formaba
barro. Mi hijo mayor sufrió harto con eso porque yo lo tenía
encima de la cama no más, no lo podía dejar caminar en
el piso porque estaba húmedo; vivimos diez años en esas
condiciones, hasta que nos cambiamos a esta casa.
Postulamos a casa los dos con mi marido, pero nos dijeron
que sólo uno debía postular, así es que lo hice yo. Después
yo creo que obtuve la casa porque iba casi todos los días
a SERVIU, a veces me iba y volvía de a pie; también me
ayudó harto un asistente social, don Fernando. Así es que
catetié harto, porque para mí era un sueño obtener una
casa. Después de vivir 10 años como allegados… esperé
un año más para saber que me iban a dar la casa.
Para conseguir la casa pagamos unos 150 mil pesos. Eso
lo juntamos con el trabajo de mi marido. De lo que ganaba
en el día dejábamos la mitad para la comida y los gastos
diarios, y la otra mitad la íbamos a dejar al banco.
La noticia
Me enteré de la noticia justo un día que fui al SERVIU, me
dijeron: “sabe que a ustedes les va a tocar casa en tal parte
y ya se las van a empezar a construir”… y me vine al tiro a
mirar, para saber si era verdad… todavía estaba rodeado
de zarzales y en algunas partes habían botado basura,
pero igual me gustó, por el hecho de que iba a tener una
casa que iba a ser mía. Le conté a mis hijos, a mi esposo
y vinimos a mirar. Después ya empezaron a limpiar y a
construir y ahí quedó más bonito.
Historia Barrio Quinto Centenario
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Yo venía casi todos los días a ver la población. Estaba
cerrado alrededor pero yo igual veía y desde que estaban
construyendo decía “ésta va a ser mi casa”. Y cuando me
llamaron del SERVIU para elegir mi casa justo quedaba
ésta y la elegí. Yo de aquí no me muevo. Ese año se estaba
celebrando el quinto centenario del descubrimiento de
América, por eso la población se llama así.
Entonces, así como antes iba casi día por medio al
SERVIU, después me venía casi todas las tardes a ver
como construían la población. Incluso le pedíamos permiso
al sereno para que nos deje pasar a mirar y a veces nos
dejaba pasar un ratito.
La llegada
Nos entregaron las llaves, vine a conocer la casa y de ahí
me fui a arreglar mis cositas y a arrendar un camión para
trasladarnos al día siguiente. Cuando llegamos estaba
lista la población, las casas tenían electricidad, agua y
alcantarillado. Todos veníamos de diferentes partes y nos
conocimos cuando llegamos acá. Nuestros hijos crecieron
aquí y se hicieron amigos.
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Quiero Mi Barrio
Fui la primera en llegar a ocupar mi casa, a las 6 de la
mañana del día siguiente. Como a las 10 de la mañana
llegó mi vecina, Lorena Aedo, actual presidenta de la
Junta de Vecinas. Claro que la casa era tan chiquitita que
armábamos la cama aquí para los cuatro y cuando nos
levantábamos la guardábamos, pero estábamos felices
por estar en “nuestra casa”. Mi hijo menor tuvo más suerte
de criarse acá, porque ya podía caminar en el suelo; no
como el mayor que tuvo que estar casi siempre arriba de
la cama.
La casa original sólo tenía dos piezas. Después nosotros le
agregamos dos más y un muro para no tener problemas con
los vecinos. Después empezamos a construir hacia atrás con
unas tablas del taller de mi marido que arreglaba zapatos.
Los primeros días hacíamos planes, conversábamos que
no importaba que la casa fuera chiquitita, pero ya teníamos
donde estar tranquilos.
Casas nuevas
El primer invierno que pasamos aquí, cuando se estaban
construyendo estos edificios que están al lado de la
población, se vino un derrumbe en mi patio de agua y
barro… después pusieron una especie de defensa con
piedra y ahí ya no ha vuelto a caer nada. Estas casas están
muy cerca del cerro y la tierra es muy blanda, entonces hay
mucha humedad.
Ese reclamo lo hicimos a través de la presidenta de la
Junta de Vecinos, Lorena Aedo, y vinieron del SERVIU a
ver la casa. Ellos dijeron lo que ocurría y que además hay
un problema de termitas. Recientemente, una persona del
SERVIU me dijo que ya no construya nada más, porque
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mi casa (y las de mis tres vecinos) está en una zona de
riesgo de derrumbes. Así es que me van a entregar una
nueva. Entonces nos van a hacer las casas nuevas, con
piso de cemento, y nosotros vamos a tener que pagar 200
mil pesos.
Vecinos
Al principio no hubo mucha comunicación entre los vecinos,
todos eran muy individualistas. Pero últimamente se están
empezando a unir más gracias a la labor de la señora Teresa,
la presidenta del comité de adelanto. Ella ha organizado
fiestas de navidad, juegos… es buena organizadora de
eventos… El comité de adelanto está ayudándonos a
mejorar las casas.
Siempre nos reunimos en la sede y a veces vamos a
pasear a la multicancha. Con el Programa “Quiero mi
Barrio” esperamos que podamos arreglar la sede y lograr
otros avances.
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Quiero Mi Barrio
Historia Barrio Quinto Centenario
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“Para nosotros era
una casa enorme”
Llegó desde la orilla del río y hasta que le entregaron la
llave no sabía cuál era su casa, la que consiguió con la
ayuda de su hermana y que arregló con la colaboración de
sus vecinos.
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Quiero Mi Barrio
Antes de llegar aquí vivíamos en una pieza, a la orilla del río
Cautín, en la población Santa Laura. Allá también fuimos
fundadores, había unos eucaliptos, los echamos abajo y
vendimos la madera a un aserradero. Con el dinero pusimos
luz, hasta que obtuvimos los sitios que nos entregó José
García Ruminot.
Vivíamos con mi hija, en una piececita bien fea, teníamos
llave afuera y nuestro sueño era tener una casa. En la noche
con mi hija pensaba en cómo iba a ser mi casa cuando
tuviera la oportunidad de postular… me la imaginaba de
mil maneras.
Lo pasamos muy mal, con baño de pozo, ahí vivimos unos
dos o tres años en muy malas condiciones. En Santa Laura
se armó un comité y nos dijeron que por ahí iba a pasar la
carretera, así es que teníamos que postular “sí o sí” a una
casa. Así es que ahí me puse las pilas, lavaba ropa ajena
y mi hermana me ayudó mucho a postular. Teníamos que
juntar 25 mil pesos, pero para mi era muy difícil conseguir
esa plata y ella me ayudó.
Cuando nos inscribimos yo tenía la esperanza de que
el SERVIU me iba a entregar una casa. Fui una de las
últimas en llegar a elegir la casa al SERVIU porque estaba
embarazada y no tenía plata para la micro, así es que el
grupo se fue adelante, yo me fui atrás, y no sabía entender
los planos, por eso elegí al azar y me tocó aquí.
Abríamos las ventanas…
El día de la entrega hicieron un acto en la multicancha , nos
entregaron las llaves... no hallaba la hora de saber cuál era
mi casa. Cuando nos entregaron las llaves estaba con mis
Historia Barrio Quinto Centenario
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Los tiempos a
la orilla del río.
dos sobrinos y nos pusimos a llorar los tres abrazados. La
casa era chiquitita, pero para nosotros era algo inmenso;
abríamos las ventanas, salimos al patio, estábamos
contentos, encontramos el sitio enorme.
La casa tenía un baño y una cocina del mismo porte y
había una pieza. No cabían todas mis cosas, así es que
lo que no cabía lo dejábamos afuera tapado con nylon y
el resto en cajas adentro de la ducha, y cuando queríamos
ducharnos sacábamos las cajas y las dejábamos encima
de la cama. Estábamos contentos, medios incómodos,
pero igual sabíamos que más adelante íbamos a poder
hacer arreglos.
De la orilla del río trajimos una pieza, un vecino me ayudó a
desarmarla y aquí varios vecinos me ayudaron a armarla de
nuevo, entre todos martillando, midiendo el nivel… aprendí
varias cosas de hombres… me demoré varios años en
armar mi casa. El primer arreglo fue como a los dos años:
una nueva pieza.
Aquí entregaron viviendas progresivas. Cuando llegamos
estaban las casas, todo pavimentado, con agua,
electricidad, con todo listo y si había algún desperfecto
había unos caballeros revisando y ayudando a arreglar los
problemas… en ese sentido ningún problema.
Después de los 25 mil pesos que pagamos para que nos
entregaran las casas, seguimos pagando unos dividendos
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Quiero Mi Barrio
de 5 mil y algo y después fue bajando hasta los últimos que
fueron de 3 mil y tanto. Pagamos durante unos tres o cuatro
años y después fuimos favorecidos quienes no teníamos
atrasos en los pagos con una cuota final que en mi caso fue
como de 33 mil pesos.
El comité ha conseguido cosas
Aquí se armó un comité y ahí se consiguieron varias cosas:
una cancha, el jardín infantil y un área verde al lado del
jardín infantil. Ahí hay que reconocer que las que trabajaron
mucho fueron las dirigentas de la población. El jardín infantil
se llamaba “Conejín”, yo tuve a mi hijo allí. Ahora no existe
y a las mamás les hace mucha falta.
Algo que sirvió mucho fue la construcción de la cancha,
para que los niños se recreen y no estén parados en
las esquinas… ahí también se hacen campeonatos,
celebraciones para Navidad y el 18 de septiembre. Lo que
era el jardín infantil ahora es una sede y se está luchando
para que esa sede se demuela y se construya una nueva,
algo más grande.
Lo más positivo del barrio es que somos unidos con los
vecinos, nos entendemos bien.
Historia Barrio Quinto Centenario
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“Esta casa significó
un cambio muy grande”
Con 20 años de matrimonio, Inés Ancán y Luis Acuña
han pasado la mayor parte de su vida en este barrio.
Como lo señalan, uno de sus hijos aprendió a caminar
aquí y constantemente se han preocupado de mejorar su
vivienda.
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Quiero Mi Barrio
Inés relata que cuando tenía unos tres años vivía en la
población Santa Elena, en la bajada de Portales, en el
pasaje “Estrella”: Mis papás llegaron a fundar ese sector
hace como 50 años, en una toma, yo viví con ellos hasta los
19 años, cuando me casé. De ahí estuvimos arrendando
como un año, hasta que supimos que iban a hacer una toma
cerca de unos eucaliptos y unos boldos, la gente le decía
“Los Boldos” a ese sector, al final de San Antonio, al final
de calle Bello. Nosotros fuimos a la toma de los eucaliptos
y formamos un campamento, estaba todo lleno de piedras,
teníamos que ir a buscar agua con baldes donde unos
vecinos de San Antonio.
Nuestra casa era una ranchita hecha con papelillo, las
ventanas eran una especie de tarimas que se abrían y
cerraban. Por eso ahora nos sentimos como ricos. Eso fue
provisorio. Después que echaron abajo los eucaliptos nos
empezaron a repartir los sitios por número y a nosotros nos
tocó a la orilla del río, no donde estábamos. Ahí estuvimos
viviendo como un año y tanto, en una calle que se llamaba
las cataratas. Ahí tenía a mi hija chiquitita, Paulina tenía
como dos años.
La oportunidad
Por su parte, Luis indica que trabajó en tapicería y después
en construcción: No había locomoción así que salíamos a
trabajar en bicicleta o a pie. Esa parte donde nos tocó tenía
un problema: no se podía colocar alcantarillado porque
estaba muy cerca del río. Entonces ahí nos dijeron que
teníamos la oportunidad de postular a sitios con casa en
el sistema de vivienda progresiva en el sector Pedro de
Valdivia. Entonces postulamos.
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En esa época estaba de alcalde Camilo Salvo, y él dijo
que nos iban a sacar de ahí rápidamente porque por los
terrenos que ocupábamos iba a pasar la costanera. Él nos
incentivó a formar una directiva para apoyar la postulación
a las viviendas progresivas. Después construyeron esta
población y salimos favorecidos.
Claro que para postular había que tener una cierta
cantidad de plata, entonces empezamos a hacer humitas,
empanadas… Cada uno debía juntar como 20 mil pesos,
entonces hicimos actividades comunitarias para que a
nadie le faltara el dinero para postular a su casa. Éramos
como veinte familias las que nos organizamos, vivíamos en
una calle larga a la orilla del río.
Nos inscribimos el año 91 y nos enteramos por el diario
cuando salimos favorecidos. Nuestra directiva iba siempre
al SERVIU para informarse de cómo avanzaban los trámites,
entonces nos avisaron el día que iba a salir publicada en el
diario el listado de beneficiados: ahí nos encontramos con
el listado de personas del sector Las Cataratas que había
salido favorecido con viviendas progresivas en el sector
Pedro de Valdivia.
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Quiero Mi Barrio
Nos volvimos locos
Cuando vimos el resultado nos volvimos locos y vinimos
enseguida a ver las casas, pero no nos dejaron entrar,
así es que nos juntamos un grupito el fin de semana y ahí
pudimos pasar a verlas. Significó un cambio muy grande
de cómo vivíamos a la orilla del río, con los niños chicos,
ya tenía una guagua de nueve meses: allá no había baño,
teníamos pozos negros. En cambio aquí estaba todo
pavimentado, había agua, electricidad y alcantarillado.
Para trasladarnos desarmamos la casa que teníamos a la
orilla del río y la trajimos arriba de un camión y después
vinieron mis hermanos y la armamos detrás de la casa que
nos entregó el SERVIU. Nos alegrábamos de pensar que
aquí las guaguas ya no se nos iban a enfermar, porque allá,
a la orilla del río, vivían con bronconeumonía.
Los vecinos estaban todos contentos, incluso salieron
botellas de champaña para celebrar. Aquí nos encontramos
con unos 10 vecinos que venían del mismo sector de donde
estábamos antes, pero nosotros fuimos de los primeros en
llegar.
Aquí se entregaron dos tipos de casas: progresivas y
básicas, las básicas ya venían con dormitorios y living comedor. Mis hermanos también trabajan en la construcción,
así es que ellos nos ayudaron a arreglar la casa en un fin de
semana. Y ahora hace poco, más o menos en julio, otra vez
nos ayudaron a mejorarla aún más. Inés tenía un sueldo,
así es que todo los meses iba dejando plata para comprar
palos y tablas: ahora ya tenemos todo cerrado, pero nos
falta hacer algunas terminaciones en el 2º piso.
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Ahora estamos bien gracias a Dios. Como vecinos tratamos
de mantener limpio y en general nuestra población es
tranquila. Aquí a la vuelta, en la sede, se hacen las
reuniones de la junta de vecinos.
Recuerdos de Inés
Teníamos una vecina que se preocupaba de reunir a los
niños para hacer actividades. Por ejemplo, para la Navidad
se hacía un pesebre “vivo” con los mismos niños actuando,
pero eso se perdió, ya no se hace. Nosotras mismas nos
preocupábamos de arreglar a los niños, disfrazarlos de
angelitos.
Tenemos bonitos recuerdos en esta población. Por ejemplo
mi hijo menor aprendió a caminar aquí; también recordamos
una vez en que se puso a nevar y todos los vecinos salimos
a jugar a la calle como cabros chicos tirándonos nieve.
Ahora no es que estemos peleados, pero ya no existe esa
unión que existía antes, ahora cada uno vive su propia
vida, estamos más individualistas. Da la impresión de que
antes, cuando estábamos más complicados, la gente era
más unida, y ahora que estamos mejor se han puesto más
orgullosos. Nosotros siempre hemos sido iguales y damos
gracias a Dios por todo lo que hemos logrado, porque
gracias a él hemos tenido trabajo y oportunidades.
Actualmente se está aplicando un programa de
mantenimiento de vivienda, en que uno coloca una Unidad
de Fomento y las otras cincuenta las coloca el Gobierno,
así es que aprovechamos eso para hacer el cortafuegos y
empezar el 2º piso de la casa.
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Quiero Mi Barrio
Preocupación por la limpieza
A futuro, como familia, en primer lugar esperamos seguir
unidos y terminar la ampliación de nuestra casa. Hace como
ocho años mi esposo se operó de la columna y tiene una
enfermedad crónica, por lo que no puede salir y trabajar
fuera de la casa, pero de todas maneras hemos podido salir
adelante.
Como barrio, nos gustaría que la gente se preocupe más
de la limpieza, porque a veces nuestros mismos vecinos
botan basura aquí en la población y el camión de la basura
pasa todo los días así es que es pura dejación botarla en
otros lugares.
Historia Barrio Quinto Centenario
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“Dormimos seis meses
debajo de una mesa”
Rosa Sáez nació en Padre Las Casas, en la población
Thiers. Cuando tenía 14 años se vino con sus papás
a Temuco, a la Población Dreves. Luego vivieron en
la Población Lavanderos (años 80) y finalmente en el
Campamento Lanín, sector Laraquete B (1985). Como ella
misma cuenta, allí aprendió a luchar.
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Quiero Mi Barrio
La vida en el campamento era triste, nosotros jamás
habíamos estado en un campamento, y las circunstancias
de la vida nos hicieron llegar ahí. Nos pasaron el dato de
que en el sector Lanín se podían tomar terrenos, así es que
de la noche a la mañana junté a mi familia – mis tres hijos y
mi esposo - y me tomé un terreno.
Ahí había drama todos los días, se escuchaban disparos,
había que pelear para lavar, para buscar agua, para entrar
a un negocio, era malo para los niños estar ahí, incluso los
vehículos no entraban por miedo, pero era la única opción
que teníamos porque no nos alcanzaba para arrendar.
Nuestra mediagua era de papelillo que nos habían regalado
y el techo de fonolitas, la cocina tenía piso de tierra y cuando
llovía entraba agua. Los inviernos significaban barro y
teníamos que ponernos botas para ir a buscar agua a la
cocina y no ensuciar el resto de la casa. Ahí aguantamos
dos años y cuatro meses. La vida era horrible, vivíamos en
el barro, teníamos una mediagua con tres dormitorios que
se goteaba entera, teníamos unas ventanas de palo que mi
marido había hecho.
“Quienes más sufrían en el
campamento eran los niños,
los hijos”.
Historia Barrio Quinto Centenario
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A la casa llevábamos agua en baldes y después mi marido
instaló mangueras para llevar el agua dentro de la casa,
pero eso nos costó la salida del campamento porque a un
vecino no le gustó lo que hicimos, decía que habíamos sido
los últimos en llegar a ese sector y ya teníamos agua dentro
de la casa. Hasta que un día persiguió a mi papá con un
hacha, mi marido le pegó y estuvo detenido un día. Así fue
que preferimos salir de ahí.
Debajo de una mesa
Vendí mi mediagua y nos fuimos de allegados donde mi
hermano, también dentro del campamento, donde los cinco
dormimos debajo de una mesa durante seis meses. No
es que fuera mala voluntad de él, lo que pasa es que mi
hermano no tenía espacio para tenernos. Así es que en la
noche armábamos nuestra cama debajo de la mesa y al día
siguiente teníamos que levantarnos temprano, desarmarla
y ordenar todo. Era una situación totalmente indigna, mi
sueño era salir de ahí y no molestar, porque yo sé que una
persona allegada siempre molesta, aunque sea la casa de
un familiar, sobre todo cuando hay niños.
Esto sucedió hasta que un día fui a la intendencia a
hablar con el seremi de Vivienda. Yo me lo pasaba en la
intendencia molestando al seremi, iba con mis niños, y él
me decía que tenga paciencia que ya se iba solucionar
nuestra situación. Hasta que me dijo “tráeme una grabación
para que demuestres como vives”. Así es que le pedí a
mi hermano que sacara fotos cuando nos acostábamos,
cuando nos levantábamos y con eso parece que me creyó,
porque me dijo que fuera a la inauguración de la población,
de ahí me envió a hacer unos trámites con su secretaria,
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Quiero Mi Barrio
a la notaría, sacar la plata del banco, pagué la casa y me
entregaron las llaves.
Cuando me entregaron las llaves no lo podía creer, incluso
nos habíamos encalillado en préstamos para conseguir
el dinero necesario… Era un sueño que se nos estaba
cumpliendo.
En la tarde llegó mi marido y preguntó “¿y dónde está mi
gente?”, “en la casa”, le dijeron; “¿y en cuál casa?”, “en la de
ustedes, pues”; y ahí lo trajeron: fue una felicidad inmensa.
Teníamos la sala de estar, la cocina y el baño, así es que
ahí pusimos literas y quedaba un espacio para el brasero
y una mesita. Para nosotros era más que un castillo, era
MI casa, era lo mío donde ya no iba a mirar más caras a
nadie. Ese ha sido uno de los momentos más importantes
en mi vida, porque andar de allegado es lo peor, no se lo
doy a nadie.
Los primeros tiempos
Mi primer vecino fue Luis Jara, después llegó la señora
Dina Garrido y don Jeremías Flores. Ellos fueron las
primeras personas con las que tuvimos contacto. Éramos
un grupo en que si nos faltaba algo nos ayudábamos entre
todos. Una de las cosas que se hacían en esos primeros
tiempos de la población era que los hombres se turnaban
para cuidar las casas en la noche, porque había muchos
mal intencionados que querían entrar a robar.
También entre todos hacíamos celebraciones en el
pasaje: un asado, carne al disco, con bebidas, cervezas…
Compartíamos entre nosotros como una familia. Es una
Historia Barrio Quinto Centenario
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lástima que todo eso se fue perdiendo con los años, hoy
en día cada uno se preocupa de su propia familia, yo no sé
lo que le pasa al vecino y ellos tampoco saben si me pasa
algo a mí.
En este sector, hasta no hace mucho tiempo, se tapaban
las alcantarillas. Eso se arregló el año pasado. Y como yo
tenía niños chicos no podía estar con esa mugre que salía
de las alcantarillas, así es que salía con una manguera a
limpiar y sentía que unas vecinas se burlaban de mí por el
hecho de que salía a limpiar con agua y con cloro.
Dirigenta vecinal
Comencé a participar en la junta de vecinos sólo como
socia, hasta que una vecina me dio una responsabilidad
como encargada de mi pasaje, eso fue hace como tres
años atrás, y mi labor era informar a los vecinos de lo que
ocurría y lo que se acordaba en las reuniones. Lo bueno
era que me sentía considerada por la junta de vecinos, pero
lo malo era la poca participación e interés de los vecinos.
Actualmente participo como primera directora de la junta
de vecinos, cargo que asumí este año, y ha sido algo
muy importante en mi vida. Mi labor es que cuando faltan
dirigentes yo tengo que estar ahí, por ejemplo si falta la
presidenta yo puedo estar en representación de ella.
Actualmente estamos trabajando con el Programa Quiero
mi Barrio, que significa algo muy bonito para nosotros,
porque vamos a poder mejorar nuestro barrio, tener una
linda cancha, una linda sede donde podamos participar
con los vecinos, con mesas y sillas para adultos y no
con muebles de jardín infantil como lo hacemos ahora, o
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Quiero Mi Barrio
El equipo “Las Panteras”.
prestársela a los jóvenes para que hagan sus reuniones y
actividades.
Las Panteras
Hasta el año 2001 más o menos jugué fútbol en el club “Las
Panteras”, con mis dos hijas, pero me lesioné las piernas
y me tuve que retirar, ellas mismas me pidieron que me
retirara y al poco tiempo ellas también se retiraron.
Pero igual me sigue gustando el deporte, mi yerno practica
fútbol y yo lo acompaño a donde jueguen. También entrené
a niños y juego con ellos aquí en la población como
una niña chica. Antes formábamos grupos de mujeres
futbolistas en que compartíamos harto y cumplíamos con
los entrenamientos. Yo creo que me faltó jugar cuando era
niña, por eso ahora estoy recuperando el tiempo perdido.
Lo mejor para todos
Creo que la experiencia de vivir en el campamento Lanín
me sirvió para ser más luchadora. Cuando llegamos recién
a Lanín había gente que me gritaba “¡Córrete, tú no puedes
sacar agua de aquí!” y yo me iba a la casa llorando, hasta
Historia Barrio Quinto Centenario
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que una vecina me dijo que no tenía que ser así, que tenía
que pelear. Pero tampoco era motivo de orgullo que mis hijos
me vieran peleando por el agua, no era un buen ejemplo.
Incluso los mismos carabineros nos recomendaban irnos
de ahí porque sino alguien iba a terminar muerto.
Afortunadamente Dios nos escuchó y nos sacó de ahí.
Ahora lucho por mí y por mis vecinos, aunque antes se
rieran porque andaba limpiando la calle. Ahora me da lo
mismo, yo hago lo que creo que es más conveniente para
todos.
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Quiero Mi Barrio
Historia Barrio Quinto Centenario
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“Era tanta la ansiedad
por tener una casa”
Actual secretaria de la Junta de Vecinos del Barrio Quinto
Centenario, se fue de la casa a los quince años con un
hijo pequeño, para vivir en un campamento a orillas del río
Cautín.
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Quiero Mi Barrio
Viví cinco años en un campamento, lo que fue terrible
porque vivíamos entre el río y un canal, y cuando subían
los dos teníamos que salir arrancando para que no nos
llevara el agua. Vivíamos en una mediagua que tenía dos
piezas y una ranchita que usábamos de cocina; también
teníamos pozo negro y compartíamos un pilón para sacar
agua. Para la electricidad nos colgábamos a los cables, lo
que era súper peligroso pero no teníamos otra alternativa.
Una de las cosas más destacadas del campamento Santa
Lucía es que la gente era muy unida, a pesar de la pobreza
en que vivíamos. Teníamos un comité integrado por 47
familias que vivíamos en una calle larga a la orilla del río y
los 47 postulamos a casas. Unos pocos se fueron para Villa
Austral y el resto nos vinimos para acá, mitad y mitad.
Pagamos ocho años
Para postular a la casa debíamos tener 30 mil pesos en
una libreta y después pagar dividendos. La mayoría no
alcanzaba a reunir el dinero para postular a la casa, así
es que tuvimos que hacer diversas actividades para juntar
el dinero, por ejemplo vender bingos, rifas y cosas para
comer. En mi caso, tenía algo de dinero pero mi esposo
se quebró una pierna y yo estaba embarazada, así es que
también teníamos problemas para completar la cantidad
que nos pedían. Lo bueno fue que alcanzamos a pagar 8
años y después vino una condonación en que pagábamos
50 mil pesos y las casas eran totalmente nuestras.
El día de la entrega nos avisaron a través del comité. Se
hizo como un acto, nos entregaron las llaves y nos vinimos
ese mismo día sin electricidad ni agua. Estaban hechas las
instalaciones pero todavía no se había hecho la conexión
Historia Barrio Quinto Centenario
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definitiva, a la espera de que llegáramos nosotros. Era tanta
la ansiedad por tener una casa con agua, con baño, con
electricidad, que ya no queríamos esperar más. Aunque
eran casas pequeñitas estábamos contentos porque eran
nuestras.
Queremos un barrio hermoso
Sin embargo, también hemos tenido problemas. Por
ejemplo la empresa constructora que hizo las casas nos
jugó chueco porque hubo muchas casas con problemas
en el piso por ejemplo y también la urbanización tenía
algunos problemas, porque hay sectores que se llenan de
barro y en que las casas se mojan hasta echarse a perder.
Por eso ha sido muy importante establecer un comité de
mejoramiento para ir arreglando las casas y los terrenos.
Para el mejoramiento de las casas, 47 familias postulamos
al programa de mantenimiento de vivienda.
Queremos que nuestro barrio sea más hermoso, que esté
mejor implementado, por eso es que uno lucha desde las
organizaciones, por eso es que acepta un cargo. De las
actividades que realizamos como junta de vecinos casi
todos participan, son muy pocos lo que no participan.
Entre las cosas buenas que tiene este barrio una es la
buena locomoción, está cerca del centro, a unos diez
minutos. En el caso de nuestra cuadra somos muy unidos
y eso también es positivo. A futuro espero que la población
sea más linda, que se les entreguen más oportunidades a
los jóvenes y a las mujeres dueñas de casa. Pero todavía
faltan muchas cosas: arreglar nuestra sede, hermosear la
cancha y arreglar el sistema de aguas lluvias.
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Quiero Mi Barrio
Historia Barrio Quinto Centenario
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“Vivir mejor...
Eso es lo que
todos queremos”
Fue una de las primeras en llegar a habitar su casa el
miércoles 5 de febrero de 1992, al día siguiente que se
entregó la población.
Ha sido presidenta de la Junta de Vecinos de Quinto
Centenario desde 2005, elegida en dos oportunidades.
Como dirigenta, su único objetivo es el bien común.
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Quiero Mi Barrio
Yo soy nacida y criada en Santiago. Mis papás se vinieron
a Temuco en 1986 por motivos de trabajo y yo llegué en
1987. Estuvimos viviendo en Santa Rosa, y después mi
papá compró un sitio en Pedro de Valdivia. Después de
realizar el proceso de postulación tradicional, obtuve mi
casa y llegué a la Población Quinto Centenario el 5 de
febrero de 1992.
Problemas de agua y humedad
Hace varios años que venimos luchando para que se
mejoren los terrenos de nuestra población, porque están
llenos de vertientes de agua, por lo que el invierno para
nosotros es muy complicado. El mayor problema de este
barrio es cuando llega el invierno y la mayoría de la gente
sufre con el agua. Yo misma, aunque mi casa no se inunda,
la parte de adelante queda como una piscina
Llevábamos casi ocho años reclamando por esa situación
a diferentes autoridades hasta que cuando salí elegida
presidenta, en pleno invierno, traje a don José Luis
Sepúlveda, director del SERVIU, para que viera cómo
estábamos viviendo y ahí empezó a creer lo que le
contábamos y empezó a ayudarnos.
Después se integró a nuestra causa el entonces intendente
Ricardo Celis, quien nos consiguió una reunión con la
subsecretaria de Vivienda. Hicimos un disco con fotos
de todos los problemas que teníamos y los trabajos que
habíamos hecho y se lo presentamos en Santiago, donde
nos acompañó el intendente Celis, el diputado Eugenio
Tuma y nos encontramos con la sorpresa de que también
había llegado don José Luis para apoyarnos en nuestras
peticiones.
Historia Barrio Quinto Centenario
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Con esa visita conseguimos dos cosas importantes: en
primer lugar, que nos integraran al Programa Quiero mi
Barrio, que en ese entonces estaba en proyecto, lo que
nos va ayudar a mejorar las condiciones del barrio y las
relaciones entre los vecinos. Además, conseguimos un
estudio del terreno que determinó que algunas casas
deberían ser erradicadas por las malas condiciones del
suelo.
Entonces, en la actualidad estamos trabajando con 15
familias que van a ser erradicadas de ahí y de acuerdo
al estudio vamos a determinar si hay otras que erradicar,
cuáles se van a reponer y a cuáles se les va a poner radier,
porque ese es el objetivo, que el agua no llegue a la madera
y la pudra, porque así como están las casas sobre poyos
no sirve.
Las familias que se van a erradicar son cuyas casas ya
no tienen solución, ellos venían hace años pidiendo que
los saquen de ahí porque sus casas estaban con agua en
invierno y verano. Esos terrenos donde las casas van a ser
erradicadas, esperamos ocuparlos rápidamente con áreas
verdes, a través del Programa Quiero mi Barrio, para que
no vayan a ser ocupadas ilegalmente.
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Quiero Mi Barrio
Labor de dirigenta
En general, los vecinos han sido muy buenos y reconocen
lo que uno hace con ellos, siempre valoran la ayuda que les
llega, me han dicho que están contentos con lo que hemos
conseguido en los últimos años.
Lo mejor que tiene nuestro barrio es la gente, son muy
cariñosos, para nada conflictivos. Por ejemplo, cuando
llega a vivir alguien nuevo lo reciben bien. Yo no cambio a
mi gente por nada.
Tampoco me cambiaría de barrio. Me lo propusieron, pero
estoy ahí desde el principio, es mi lugar, conozco a toda la
gente, mis hijos se criaron aquí, tienen a todos sus amigos
y me gusta trabajar por mis vecinos.
Como dirigenta, uno de mis principales objetivos es que la
gente viva mejor, y al conseguir eso yo también logro vivir
mejor. Eso es lo que todos queremos.
Lucha constante
Una de las cosas que identifica nuestro barrio es que
siempre hemos estado en una lucha constante, siempre
reclamando por nuestros derechos. A lo mejor en otras
poblaciones se han dejado estar un poco, pero yo creo que
el ser dirigente es una responsabilidad grande. El dirigente
nace, no se hace, y nace con una actitud de ayudar. Yo soy
dirigenta desde los 14 años, cuando vivía en Santiago.
Historia Barrio Quinto Centenario
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Cuando me entregaron mi casa me cambió la vida. Sabía
que ya no iba a andar de allegada, que mis hijos no molesten
a otras personas, que tengamos nuestro espacio propio.
Porque cuando uno vive de allegado, aunque sean sus
propios padres, siempre molesta. Lo que más queríamos
era tener un lugar propio, aunque fuera chiquitito, pero de
nosotros, ese era nuestro anhelo.
Momentos difíciles
Los momentos más difíciles que hemos pasado han sido
cuando nos hemos tenido que levantar a las 3 ó 4 de la
mañana para ayudar a la gente que se le inunda la casa.
Sobre todo porque uno siente una gran impotencia de no
poder hacer nada para evitar esa situación, que no tengan
que salir arrancando en la madrugada con sus niños porque
su casa se está inundando.
Una vez hicimos una campaña en la radio para conseguir
ayuda para el invierno y lo único que nos llegó fue plástico
para poner en los techos. Igual le agradecemos a la
empresa que hizo esa donación, pero las autoridades ni se
acercaron a nosotros.
Actualmente no tenemos un plan de acción para enfrentar
el invierno, pero sabemos cuáles son los sectores que
sufren más problemas así es que estamos atentos y
cuando empieza a llover vamos a visitar esas casas, ver en
qué condiciones están y qué necesitan
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Quiero Mi Barrio
Los jóvenes y el barrio
A los jóvenes de la población les gusta mucho jugar, les
gusta el deporte. Me piden que les hagamos una cancha
de tenis –actualmente tienen una dibujada en la calle- que
no importa que no tenga las medidas reglamentarias, pero
que les sirva para jugar. Es una juventud sana, a lo mejor
con pocas oportunidades, pero sanos, y queremos evitar
que se corrompan.
El barrio ha mejorado en el sentido de que cada vecino se
ha preocupado de su casa, de irla ampliando, colocando
cercos, arbolitos; cada familia se ha esforzado, y nosotros
como junta de vecinos hemos tratado de conseguir
juegos para los niños, áreas verdes y cursos para que se
perfeccionen los vecinos.
De nuestros vecinos, la mayoría de los hombres trabajan
en la construcción y las mujeres en casas particulares o
en tiendas.
El futuro
A futuro imagino que mi barrio va a ser más bonito, más
acogedor, con áreas verdes, con las casas bonitas, la gente
viviendo bien, con una buena sede, una buena multicancha,
juegos para los niños; que la gente tenga lugares bonitos
y acogedores para reunirse y, lo más importante, con
nuestros sueños cumplidos: las casas con radier, donde no
pisemos agua, donde no pensemos que si viene una lluvia
fuerte vamos a tener que arrancar con nuestras cosas para
que no se mojen.
Historia Barrio Quinto Centenario
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De la necesidad extrema
Los habitantes de Quinto Centenario provenían de
campamentos o vivían como allegados en situaciones
extremas, al punto de familias que vivían en una sola pieza
o con piso de tierra... durante varios años.
Muchos casos de ese tipo, conmovieron a las autoridades
y se gestionó la creación del Barrio Quinto Centenario para
entregar una solución definitiva.
Fue un arduo trabajo reunir los poco más de 20 mil pesos
necesarios para acceder a la casa propia, por eso, a nadie
se le olvida el 5 de febrero de 1992... día en que las familias
recibieron las llaves de su hogar, en una ceremonia en la
cancha del barrio.
A pesar de esta felicidad, que poco después incluyó la
condonación de las deudas habitacionales, los vecinos
supieron enfrentar inviernos crudos, con inundaciones
y enfermedades, hasta llegar a la actualidad, cuando
el Gobierno los ha apoyado en el mejoramiento de sus
viviendas y de su barrio.
Pese a tener algunas diferencias con el Servicio de Vivienda
y Urbanismo por algunas fallas de construcción de sus, los
pobladores del Barrio Quinto Centenario esperan concretar
las anheladas obras que les permitan continuar soñando
con un barrio mejor.
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Quiero Mi Barrio
NUESTROS RECUERDOS
Cuando aún vivía en el Campamento
Lanín, la dirigenta Rosa Sáez aparece en
El Diario Austral recibiendo ayuda de parte
del Gobierno Regional y exponiendo sus
necesidades a las autoridades.
Por estar al día en sus
dividendos, muchos de
los vecinos recibieron una
condonación de lo que les
restaba pagar.
La realización de un pesebre “vivo”
era una tradición que se ha ido
perdiendo con el paso de los años.
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Los primeros días de la calle
Isabel La Católica.
Vista aérea parcial del Barrio Quinto Centenario en la actualidad (diciembre de 2007).
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