PRESENTACIÓN El Barrio “La Coma” ha constituido desde su nacimiento una especie de barriocontenedor, previsto en sus primeros momentos para la descongestión de la ciudad de Valencia, receptora en aquellos instantes de un aluvión migratorio y sujeto a un crecimiento demográfico importante (García Roca, Ximo; 2006). Históricamente, “La Coma” ha sido catalogada como un barrio lleno de zonas oscuras, en el cual la incertidumbre y lo inesperado se dan de la mano con meridiana facilidad. Es un espacio-tiempo donde los polos opuestos de la contradicción se entrecruzan, se multimatizan, se interpenetran, pues prevalece en su seno simultáneamente la amistad y la hostilidad, la cooperación y la competitividad, la carencia y las posibilidades de elevarse sobre sí mismos, la desconfianza y las ansias de justicia, el individualismo y la necesidad de comunicación, el reconocimiento al otro y su aplastamiento por intereses de poder, a diferentes escalas. En su cotidiano de vida se visualizan múltiples tensiones y conflictos en los planos políticos, ideológicos, sociopsicológicos, económicos, culturales y de supervivencia, los que a la vez posibilitan que la creatividad, el ingenio y el talento de la diversidad se disparen a niveles insospechados. Donde existe la carencia, se acrecientan las posibilidades y las necesidades de revertir la situación; mientras habite una persona disconforme, existirá la posibilidad de apostar por el cambio dignificador. Son múltiples los estilos y modos de vida de las personas que habitan el mismo, produciéndose en su interior una peculiar, extraña y compleja combinación de orden y caos, de encuentros y desencuentros, de limitaciones y posibilitaciones, de tiras y aflojas. El hecho de que confluyan en su interior la sintética expresión de culturas, pueblos, cosmovisiones del mundo y religiones, le atribuye espíritu y energía singular, a la vez que permite la reemergencia constante y reciclada de los prejuicios, la actualización de los mitos, los estereotipos xenófobos, culturales, étnicos y raciales. Los contrastes son cada vez más crecientes y con ello se ahondan sus complejidades, siendo un lugar donde la vida muestra muchas de sus facetas y aristas, de sus rostros y contradicciones, de sus bondades y miserias. De forma tal que por esta y otras muchas circunstancias presentadas a lo largo de los años, el barrio ha sido abocado desde su propio planteamiento a convertirse en un espacio marginal, oscuro, plagado de incertidumbres, donde sus dinamismos internos van a jugar contra él mismo y que contiene o ha contenido muchos elementos para provocar y agudizar a lo largo de su historia, el conflicto social, si bien es justo reconocer que en los últimos años la situación ha dejado de ser tan tensa como en sus primeros momentos. No obstante a los innegables avances que se han logrado alcanzar en los planos (socio) culturales, infraestructurales, educacionales y de fomento de asociacionismo -por solo mencionar algunos ejemplos-, aun queda mucho por hacer, por aportar, por transformar y por resignificar. 9