Oportunidades y retos con el manejo responsable de los

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Oportunidades y retos con el manejo responsable
de los organismos genéticamente modificados*
Dr. Francisco Gonzalo Bolívar Zapata
Investigador Emérito
Instituto de Biotecnología
Universidad Nacional Autónoma de México
Miembro de El Colegio Nacional
Coordinador del Comité de Biotecnología de la AMC
Viernes 20 de enero de 2012
Reunión General de la AMC
“Ciencia y Humanismo”
Auditorio “Galileo Galilei”, AMC
I) Biotecnología y organismos genéticamente modificados.
La biotecnología es una multidisciplina, sustentada en disciplinas
tradicionales como la bioquímica, la genética y la ingeniería bioquímica,
que permite estudiar, modificar y utilizar
los sistemas biológicos
(microbios, plantas y animales).
Con la aplicación de la biotecnología se busca hacer un uso responsable y
sustentable de la biodiversidad, mediante el desarrollo de tecnología eficaz,
limpia y competitiva, para facilitar la solución de problemas importantes
en los sectores de la salud, el agropecuario, el industrial y medio ambiente.
Recordemos que el ADN es el material genético de los organismos vivos. Es
una macromolécula formada por millones de nucleótidos. La estructura de
doble hélice complementaria es la misma en todos los seres vivos y en los
virus. Esta característica es lo que permite la transferencia horizontal y la
recombinación genética del material genético de distintos organismos.
Con el desarrollo de las técnicas de ingeniería genética, la biotecnología
alcanza una nueva dimensión. Con estas metodologías es posible aislar
genes específicos de un organismo y transferirlo a otro, generándose así
los organismos genéticamente modificados (OGM) o transgénicos.
Los transgénicos se diseñan y construyen para generar una nueva
capacidad en el organismo receptor, la cual reside en el material genético
transferido.
El objetivo de la construcción de OGM es el de ayudar a resolver
problemas en los diferentes sectores, con la certeza de que estos
organismos son seres vivos de bajo riesgo y por ello, tienen un menor
impacto que otras tecnologías en el medio ambiente, biodiversidad y en la
salud humana y animal.
*Este documento se basa en el libro “Por un uso responsable de los Organismos
Genéticamente Modificados”, elaborado por el Comité de Biotecnología de la AMC.
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Los transgénicos han sido utilizados comercialmente desde hace casi 30
años con el propósito de construir organismos que producen proteínas
idénticas a las humanas.
Existen en las farmacias, incluyendo las de México, medicamentos de
origen transgénico o recombinante como la insulina, interferones y
anticoagulantes de la sangre, que se utilizan para contender con varias
problemáticas de la salud humana y que se producen comercialmente con
microorganismos transgénicos.
Sin estos transgénicos no sería posible producir las cantidades requeridas
por el mercado, ya que a partir de tejidos y fluidos humanos como la
sangre, no se obtienen más que cantidades muy pequeñas. Así, los
transgénicos que producen estas proteínas idénticas a las humanas, no
pueden ser sustituidos por ninguna otra tecnología.
Desde 1982, la utilización de las proteínas recombinantes transgénicas ha
contribuido significativamente a mantener y mejorar la salud humana
El uso desde hace muchos años de proteínas recombinantes también ha
tenido gran impacto en la elaboración de alimentos, como las enzimas
quimosina, en la producción de quesos; pectinasas, para la elaboración de
jugos; glucosa oxidasas y catalasas para la deshidratación de huevo;
lipasas para fabricación de aceites de pescado; glucosa isomerasas, para la
producción de jarabes glucosados; glucanasas en la producción de
cerveza; entre las más importantes
Las plantas transgénicas se cultivan desde 1996, y 15 años después se
siguen usando sin que hasta la fecha se hayan reportado efectos nocivos a
la salud humana ni a la biodiversidad. Por el contrario, han permitido
reducir el uso de pesticidas de origen químico lo que se ha traducido en un
menor impacto en el ambiente, a diferencia de lo que ha sucedido con la
aplicación de productos químicos, algunos de los cuales tienen efectos
carcinógenos.
II) Evidencias que sustentan el bajo riesgo de los organismos
transgénicos y sus productos.
La teoría de evolución de Darwin señala que todos los seres vivos
derivamos de un mismo precursor común. Todos los organismos vivos
compartimos muchos genes. De hecho, el genoma humano es similar en
98% al del chimpancé, 40% al de la mosca, 30% al de las plantas. También
compartimos genes bacterianos incluyendo los localizados en las
mitocondrias de nuestras células.
La transferencia horizontal de material genético es un fenómeno que
ocurre diariamente en todas las especies, y los virus y las bacterias son
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los principales responsables de este fenómeno. Este tipo de transferencia
permite que ADN de una especie pueda ser transferido a otra. Cada día se
acumula más evidencia que indica que este tipo de fenómeno ha jugado un
papel importante, conjuntamente con otros mecanismos, en la evolución
de las especies y en la estructuración y reorganización de los genomas.
El fenómeno de la transferencia horizontal de material genético ocurre
cotidianamente en las bacterias que reciben e incorporan material genético
gracias al llamado “fenómeno de transformación”. Este material genético
puede provenir de cualquier origen de los diferentes organismos que
habitan el suelo, incluyendo los que mueren.
También se ha demostrado que hay bacterias que son capaces de
transferir de manera horizontal material genético a plantas como el caso
de la bacteria Agrobacterium tumefaciens que transfiere ADN propio al
tabaco.
El genoma de organismos superiores ha evolucionado incrementando parte
de su material genético a través de infecciones virales, y de material
genético proveniente de microorganismos que hayan infectado a nuestros
antepasados; incorporándose así parte del material genético del organismo
que infecta en el genoma de las células receptoras. Los humanos tenemos
37 genes de origen bacteriano en nuestras mitocondrias.
Se ha dado, mediante el fenómeno de endosimbiosis, la incorporación de
material genético en etapas tempranas de la evolución de las células
precursoras de los animales y plantas, a través de la infección o asociación
con precursores de los actuales organelos celulares, que son similares a
las bacterias, como es el caso de la mitocondria.
Además, en las plantas, los cromosomas vegetales contienen un gran
número de genes provenientes de las bacterias fotosintéticas que dieron
origen a los cloroplastos que es otro tipo de organelo en las células
vegetales. Por ejemplo, el maíz tiene 104 genes en sus cloroplastos y al
menos 90 en sus mitocondrias.
En nuestro genoma y en el de todos los organismos vivos hay material
genético repetido, probablemente de origen bacteriano o viral, llamado
“transposones” que representa al menos 30% del genoma humano. En el
maíz los transposones constituyen 85% de su genoma. Los transposones
son secuencias de DNA que pueden translocar su posición en el genoma,
es decir pueden “brincar” de un lugar a otro, inclusive entre cromosomas,
por lo que han jugado y siguen jugando un papel importante en la
reorganización y evolución del genoma. En el maíz, los granos de colores
diferentes en una mazorca son resultado de este tipo de fenómeno que
indica la gran plasticidad del genoma y que ocurre en un mismo individuo.
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Otro tipo de material repetido en nuestro genoma, es el “retroviral” (el
retrovirus es un tipo de virus que tiene su genoma de ARN). Este tipo de
material repetido probablemente se estabilizó en nuestro genoma y/o en el
de nuestros precursores biológicos, mediante mecanismos de infección y
posterior incorporación de la copia en ADN del genoma viral al nuestro o
al de nuestros predecesores. Este es otro tipo de transferencia horizontal
que influye diariamente en la dinámica y reorganización del genoma.
Cuando se construye un organismo genéticamente modificado o
transgénico,
independientemente
de
los
métodos
utilizados
(transformación, biobalística o electroporación que per se no afectan el
genoma de la célula receptora) se introduce, a través del fenómeno de
transferencia horizontal del ADN, material genético específico (transgene) a
una célula. Posteriormente mediante el fenómeno de recombinación
genética, el transgene es incorporado como un segmento del material
genético de la célula receptora en alguno de sus cromosomas. Si en este
evento -que es, de facto, una reorganización del genoma- se afectara una
función codificada en el cromosoma que resultara vital para la célula, ese
organismo transgénico en particular no sobreviviría. El mismo tipo de
evento podría suceder en el caso de una reoganización natural del genoma
cuando es infectado por un retrovirus -el VIH causante del SIDA por
ejemplo- o afectado por un transposón que cambia su posición, ya que
debido a estos fenómenos pudiera ocurrir la inserción de su material
genético en un locus esencial y que por ello, la célula receptora en la que
ocurriera el arreglo, no sobreviviría. Luego, la incorporación y
reorganización de material genético en un genoma es un proceso natural
que ocurre diariamente en la naturaleza, independientemente de los
transgénicos.
Dadas todas estas evidencias en favor de la plasticidad y capacidad de
reorganización del genoma y de la transferencia horizontal de ADN como
un fenómeno natural, resulta difícil entender la preocupación de que un
gene de una bacteria del suelo que codifica para la proteína “Bt” que es
tóxica únicamente para ciertos insectos que haya sido incorporado por
técnicas de ingeniería genética a una planta, tenga la posibilidad de
generar una “catástrofe ecológica”. Lo anterior se sustenta en el hecho de
que los seres vivos han evolucionado y lo siguen haciendo, a través de
adquirir material genético por transferencia horizontal, mutando y
reordenando sus genes y cromosomas, sin provocar catástrofes ecológicas.
Los escenarios que preocupan por la presencia de un transgene en un
organismo podrían darse diariamente por la transferencia horizontal y la
reorganización del genoma al infectarse las plantas y/o animales por virus
o bacterias.
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Así, la preocupación de que los OGM vayan a ser responsables de
transformar y degradar las especies que se utilizan en la agricultura y las
demás que conforman la biosfera, se minimiza porque hay evidencias cada
vez más importantes de esta plasticidad del genoma y de que estos
fenómenos de reorganización genética ocurren todos los días en la
biosfera, independientemente de los transgénicos. Muchos de estos
procesos de cambio en los genomas son generados, se insiste, mediante la
transferencia horizontal de ADN el cual no es un fenómeno antinatural. De
lo anterior, se concluye que los transgénicos generados también por
transferencia horizontal son organismos de bajo riesgo.
Hemos modificado genéticamente, a lo largo de cientos de años, las
especies que utilizamos para alimentación, y hasta hace poco sin conocer
la estructura del ADN, utilizando mutágenos que se sabe generan
múltiples cambios en los genomas de los organismos. Sin embargo, estas
técnicas de mutagénesis y los organismos generados, no se cuestionan
como los transgénicos, cuando en el fondo hoy sabemos que los métodos
usados previamente generan cambios mucho más amplios en el genoma de
estos organismos. La razón de la falta de cuestionamiento es,
probablemente, la ausencia de daño reportado por estos organismos
altamente modificados, desde el punto de vista genético.
III.1 Acuerdos internacionales y regulación en México para el uso de
los OGM.
La utilización y liberación al ambiente de los OGMs, ha despertado
cuestionamientos y el establecimiento de acuerdos internacionales y de
legislaciones a nivel nacional, como:
i) Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), en vigor a partir de
1993, que entre otros estipula el compromiso de establecer un acuerdo
sobre la Seguridad de la Biotecnología.
ii) Protocolo de Cartagena sobre la Seguridad de la Biotecnología del
CDB, ratificado por México, entrando en vigor el 11 de septiembre de
2003. El Protocolo establece el compromiso de definir regulaciones y
medidas necesarias para evaluar los movimientos transfronterizos de los
OGM.
Mediante el Protocolo de Cartagena, los países firmantes se
comprometieron a establecer las regulaciones y medidas necesarias para
evaluar los movimientos transfronterizos de los transgénicos que pudieran
tener efectos adversos sobre la conservación y utilización sostenible de la
diversidad biológica o sobre la salud humana.
Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM)
En México, el Congreso de la Unión con el apoyo del Comité de
Biotecnología de la Academia Mexicana de Ciencias, en cumplimiento con
los compromisos internacionales adquiridos, después de un proceso de
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consulta, discusión y revisión que tuvo una duración de tres años, emitió
la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados
(LBOGM), que incluye, entre muchos, los siguientes puntos:
- Objetivo: garantizar la protección de la salud humana, del medio
ambiente, la diversidad biológica y de la sanidad animal, vegetal y
acuícola, de actividades con OGM. Entre los elementos que contiene
se encuentran:
- Definición de los principios y política de bioseguridad -como la
evaluación caso por caso y paso por paso, con base en conocimiento
científico;
- Determinación de competencias de diferentes dependencias
gubernamentales;
- Establecimiento de las bases para el funcionamiento de la Comisión
Intersecretarial de Bioseguridad de Organismos Genéticamente
Modificados (CIBIOGEM);
- Establecimiento de regímenes para el manejo de OGM (permisos,
avisos y autorizaciones);
- Bases para el establecimiento del Sistema Nacional de Información
sobre OGM.
III.2) Recomendaciones y consideraciones adicionales para el uso y
aplicación responsable de los transgénicos.
- Existe un consenso internacional sobre la necesidad de evaluar y
dar seguimiento, caso por caso, con base en el conocimiento
científico.
- Monitorear a corto y a largo plazo la presencia de los OGM.
- Se debe considerar la comparación de los beneficios y posibles
riesgos derivados del uso de un determinado OGM, así como los
riesgos de no emplearlos, manteniendo los esquemas actuales de
producción y de degradación que se presentan por ejemplo, por el
uso de pesticidas químicos.
- Es importante desarrollar en México las variedades adecuadas para
los diferentes suelos y regiones, buscando utilizar y recuperar suelos
desérticos o contaminados. Las variedades actuales de muchos
transgénicos no están diseñadas para México y no necesariamente
incrementan la productividad en México ya que son variedades de
primera generación diseñados contra las plagas de los países
productores.
- Hay un consenso sobre la importancia de realizar investigación
interdisciplinaria sobre los transgénicos, a través de la aplicación de
las ciencias “ómicas” (genómica. proteómica; etc.), ecología,
bioinformática, entre otras. Lo anterior es importante ya que hay
académicos que consideran que los transgenes pudieran generar
respuestas no evidentes en el organismo receptor; aunque algunos
otros pensamos que éste no sería el caso, ya que como se señaló, la
transferencia horizontal del material genético y la reorganización del
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genoma son fenómenos que ocurren cotidianamente en la
naturaleza, y los transgénicos son creados por transferencia
horizontal y reorganización del genoma y por ello son organismos de
bajo riesgo. Estos estudios generarán conocimientos más completos
sobre los OGM, que ayudarán a responder algunas preguntas.
Además, es importante incorporar también estudios sociales y
económicos del uso de esta tecnología (es decir, impacto del uso de
OGM patentados en los países pobres, aspectos bioéticos y sociales,
relacionados con la derrama de los beneficios a los agricultores,
etc.).
Por lo anterior, es indispensable la formación de recursos humanos
de manera interdisciplinaria y el fortalecimiento de la
infraestructura en biotecnología y la bioseguridad.
Los transgénicos representan una herramienta importante en el
desarrollo de la agricultura nacional, y está claro que debe
mantenerse un riguroso control sobre la evaluación de posibles
riesgos que pudieran ocasionar las nuevas construcciones en la
salud humana y a la biodiversidad. Además, existen diferencias de
opinión sobre la pertinencia de liberar de inmediato las variedades
de cultivares transgénicos en los que México es centro de origen
como el maíz. Así, mientras que algunos académicos desearían que
ningún maíz modificado llegara a suelo agrícola nacional, otros
opinan que los permisos podrían otorgarse para siembra en
determinadas regiones, una vez determinado en estudios de campo
experimental, el nivel de riesgo y los controles necesarios para
limitar el flujo de genes. De hecho, las consecuencias de un eventual
flujo génico es también un tema polémico. La liberación de maíz
transgénico en México debe también tomar en cuenta, aspectos
sociales, económicos y culturales de las regiones donde se pretenda
liberar, los problemas a resolver y las alternativas.
Se requiere que los legisladores y responsables de las áreas
administrativas cuenten con información actualizada sobre el tema y
con la asesoría de personal técnico. Es indispensable que las
entidades gubernamentales responsables de la definición de las
políticas para la liberación de transgénicos dispongan de los
elementos adecuados para implementar el Reglamento de la
LBOGM.
Consideraciones finales.
El tema de la biotecnología moderna aplicada a la agricultura tiene
muchos elementos de discusión y de polémica. Sin embargo, en el sector
de la salud, en lo referente a la producción de nuevos biomedicamentos,
las aplicaciones avanzan de manera clara y contundente contendiendo con
muchos problemas clínicos, proporcionando herramientas poderosas,
novedosas y respetuosas del medio ambiente para resolver muchos de
estos problemas.
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Se requiere de una sociedad bien informada que pueda analizar todas y
cada una de las alternativas tecnológicas para contender con los diferentes
problemas y demandas, y de un decidido apoyo a la comunidad científica
nacional para poder evaluarlas y aprovecharlas.
La biodiversidad es una gran riqueza nacional y del planeta. Se debe
utilizar responsable y sustentablemente en busca de incorporar un mayor
valor agregado a productos de origen biológico, y la biotecnología ha
ayudado en este sentido y puede seguir ayudando en muchos aspectos. Se
requiere, para ello, contar con información científica sólidamente
sustentada y analizada de manera responsable e integral, y no con
supersticiones y prejuicios sin sustento que demonicen los organismos
transgénicos y sus productos, para realizar un análisis objetivo de las
ventajas y los riesgos de utilizar los OGM así como de no utilizarlos.
Se ha presentado un conjunto de evidencias sustentadas científicamente
que soportan las razones para considerar a los OGM como organismos con
niveles de riesgo similares a los que existen en la biota, ya que son creados
por procesos de transferencia horizontal de material genético y
reorganización del genoma, que ocurren cotidianamente en la naturaleza y
que han sido parcialmente responsables de la evolución de las especies.
En el libro elaborado por el Comité de Biotecnología de la AMC “Por un uso
responsable de los Organismos Genéticamente Modificados” (2011), se
señalan las recomendaciones para un uso responsable de los OGM que en
nuestro país está normado, como se ha señalado, por el Protocolo de
Cartagena, la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente
Modificados y su Reglamento.
El uso de cualquier tecnología tiene riesgos potenciales. En este sentido, es
importante señalar en que en el caso de ciertos fármacos en los que se
demuestra daños a la salud por su uso, normalmente las agencias
gubernamentales responsables retiran del mercado (de las farmacias) estos
medicamentos. En el caso de los productos de origen transgénico y, en
particular, de los alimentos transgénicos, existen dos ejemplos (el del maíz
Starlink en EUA y una variedad de chícharos en Australia) en los que se
encontraron posibles efectos alergénicos por su consumo y por ello el
Starlink fue retirado del mercado y no se procedió a comercializar la
producción de esos chícharos. Sin embargo, en cuanto a los cultivos
transgénicos que hoy en día se utilizan, existe evidencia científica sólida de
ausencia de daño a la salud humana sustentada en muchas publicaciones
que demuestran ausencia de daño por el consumo por animales de
diferentes cultivares transgénicos.
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Sin embargo, existen algunas publicaciones recientes en donde se reportan
posibles efectos negativos en algunos animales por el consumo de ciertos
OGM. Es importante señalar nuevamente la relevancia de que estos
experimentos se puedan repetir por otros grupos de manera independiente
para validar los resultados, ya que pudieran existir otros factores
responsables del posible daño, como la presencia de pesticidas o
herbicidas químicos en los cultivares utilizados y que éstos fueran los
verdaderos responsables de los efectos negativos detectados por ciertos
grupos. Sin embargo, de demostrarse contundentemente daño por algún
OGM habría que cancelar el uso de ese OGM en particular.
Se insiste que hasta la fecha, los datos publicados en la literatura no han
motivado la cancelación y el retiro del mercado de los cultivares
transgénicos que supuestamente los causan, por parte de las agencias
gubernamentales responsables en diferentes países de la autorización del
consumo y liberación de estos OGM. Por lo anterior, los organismos
transgénicos y sus productos hoy autorizados y presentes en el mercado,
se siguen utilizando y consumiendo en más de 50 países por cerca de 300
millones de personas. México debe desarrollar sus propias variedades
transgénicas buscando utilizar terrenos desérticos y recuperar tierras
contaminadas.
Se reitera que existe un conjunto importante de evidencias científicas
sólidas generadas por muchos grupos de manera independiente, que
sustentan el bajo riesgo que implica el utilizar transgénicos o sus
productos comerciales, por ser organismos generados por procesos de
transferencia horizontal de ADN y de reorganización del genoma que
ocurren cotidianamente en la naturaleza.
La biotecnología no es en forma innata buena o mala. Tiene un potencial
para aligerar
el impacto de la actividad agropecuaria en el medio
ambiente. El reto es desarrollar, proveer y manejar la biotecnología en
beneficio del ser humano, la biodiversidad y del ambiente.
Para terminar, se incluye la siguiente declaración, firmada por más de
3,400 científicos, entre ellos, 25 laureados con el Premio Nobel. La
Declaración que se reproduce a continuación puede consultarse en la
página electrónica http://www.agbioworld.org/declaration
Declaration
Scientists In Support Of Agricultural Biotechnology
We, the undersigned members of the scientific community, believe that recombinant
DNA techniques constitute powerful and safe means for the modification of
organisms and can contribute substantially in enhancing quality of life by
improving agriculture, health care, and the environment. The responsible genetic
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modification of plants is neither new nor dangerous. Many characteristics, such as
pest and disease resistance, have been routinely introduced into crop plants by
traditional methods of sexual reproduction or cell culture procedures. The addition
of new or different genes into an organism by recombinant DNA techniques does
not inherently pose new or heightened risks relative to the modification of
organisms by more traditional methods, and the relative safety of marketed
products is further ensured by current regulations intended to safeguard the food
supply. The novel genetic tools offer greater flexibility and precision in the
modification of crop plants. No food products, whether produced with recombinant
DNA techniques or with more traditional methods, are totally without risk. The risks
posed by foods are a function of the biological characteristics of those foods and the
specific genes that have been used, not of the processes employed in their
development. Our goal as scientists is to ensure that any new foods produced from
recombinant DNA are as safe or safer than foods already being consumed. Current
methods of regulation and development have worked well. Recombinant DNA
techniques have already been used to develop 'environmentally-friendly' crop
plants with traits that preserve yields and allow farmers to reduce their use of
synthetic pesticides and herbicides. The next generation of products promises to
provide even greater benefits to consumers, such as enhanced nutrition, healthier
oils, enhanced vitamin content, longer shelf life and improved medicines. Through
judicious deployment, biotechnology can also address environmental degradation,
hunger, and poverty in the developing world by providing improved agricultural
productivity and greater nutritional security. Scientists at the international
agricultural centers, universities, public research institutions, and elsewhere are
already experimenting with products intended specifically for use in the developing
world. We hereby express our support for the use of recombinant DNA as a potent
tool for the achievement of a productive and sustainable agricultural system. We
also urge policy makers to use sound scientific principles in the regulation of
products produced with recombinant DNA, and to base evaluations of those
products upon the characteristics of those products, rather than on the processes
used in their development.
Norman Borlaug. Nobel Peace Prize 1970
James Watson. Nobel Prize in Phisiology or Medicine 1962
Timothy Hunt. Nobel Prize in Phisiology or Medicine 2001
Peter C. Doherty. Nobel Prize in Phisiology or Medicine 1996
Paul D. Boyer. Nobel Prize in Chemistry 1997
Oscar Arias Sanchez. Nobel Peace Prize 1987
Paul Berg. Nobel Prize in Chemistry 1980
Phillip A. Sharp. Nobel Prize in Phisiology or Medicine 1993
Douglas D. Osheroff. Nobel Prize in Physiscs 1996
Marshall Nirenberg. Nobel Prize in Phisiology or Medicine 1968
Richard E. Smalley. Nobel Prize in Chemistry 1996
Edward Lewis. Nobel Prize in Phisiology or Medicine 1995
Sydney Brenner. Nobel Prize in Phisiology or Medicine 2002
Eric Wieschaus. Nobel Prize in Phisiology or Medicine 1995
Leon N. Cooper. Nobel Prize in Physics 1972
Edmond H. Fischer. Nobel Prize in Phisiology or Medicine 1992
George A. Olah. Nobel Prize in Chemistry 1994
Christian de Duve. Nobel Prize in Phisiology or Medicine 1974
10
Mario Molina. Nobel Prize in Chemistry 1995
Arthur Kornberg. Nobel Prize in Phisiology or Medicine 1959
Donald A.Glaser. Nobel Prize in Physics 1960
Roger Guillemin. Nobel Prize in Phisiology or Medicine 1977
Sheldon Glashow. Nobel Prize in Physics 1979
Jean Marie Lehn. Nobel Prize in Chemistry 1987
Richard J. Roberts. Nobel Prize in Phisiology or Medicine 1993
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