EL ZAPATISMO EN ELDF De la manifestació del 10 de dI a " la huelga pe hambre " f Lorena Paz Paredes/Juan Manuel Aurrecoeche / Mig . .,: . ~ I . "EL CONTRABAJO" el' .PATRICK •• SUSKIND un adelanto de su nueva novela la cultura en MEXICO en la cultura Su e re! Núm. 1309 México, D.f., 7 de mayo de 1987 Crónicas Urbanas:. Reflexiooo. . ..La mujer juega en la música un papel secundario. Me refiero a la creación musical, a la composición. La mujer juega un papel secund~o. ¿O conoce usted 1100 compositora de renombre? ¿Una sola? ¿Lo ve? ¿Había pensado en ello antes? Debería reflexionar sobre esta cuestión. Sobre la mujer en relación con la música, tal vez. En cuanto al contrabajo, es un instrumento femenino. Pese a su género gramatical, es un instrumento femenino ... Jalapa un cuento de MIGUEL BONASSO: "Ese argumento" Ovidio Gondi: Eldridge Cleaver, una historia norteamericana Primera de tres partes. Marco Tulio Aguilera Garramuño 35 El zapatismo en el DF De la manifestación del 10 de abril a la huelga de hambre Miguel Meza, Lorena paz Paredes, Juan Manuel Aurrecoechea 1 CCQueremos la tierra y el Plan de Ayala es nuestra bandera ~~. LongtnoH~ uente del Vergel. Viernes 3 de abril. 11:30 horas. Sobre la calzada México-Tulyehualco hay un puente que ya sin propósito útil. se levanta sobre una isla de asfalto. Alguna vez sirvió para cruzar un arroyo. Hoy se forman ahí las colas de peseros y camiones, yen él se instalan los vendedores ambulantes y un puesto de periódicos y revistas. El puente cercado por el tráfico pesado de Tulyehualco aún se llama, irónicamente, Puente del Vergel. En ese lugar, cerca de un centenar de personas, entre hombres. mujeres y niños. espera algo desde hace horas, custodian celosamente sacos abultados donde guardan tortas y naranjas. Se adivina que forman gruPO. constrastan con los transeúntes apresurados. Al filo del mediodía, a un costado del puente se detiene un camión. Descienden hombres y mujeres de evidente origen campesino, cargan con cobijas, costales, mantas, morrales repletos de papeles, mudas de ropa. Los recién llegados vienen de la Central Camionera del Sur donde se han ido reuniendo desde el amanecer. Proceden de distintos lugares: de Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí, de la sierra y la costa de Ouaca, de comunidades de Puebla. de Chiapas, de Zacatecas, Sinaloa. Morelos y de otros estados de la República. Algunos iniciaron el viaje hace varios días para llegar puntualmente a la cita en el Puente del Vergel. Los que esperaban. los reciben con un grito jubiloso: "¡CNPA escucha CONAMUP-está-en-tulucha'''. Las manos se estrechan, los costales se abren y las naranjas y torta., se reparten. Los que esperaban y los que llegaron forman columna. El rostro gigantesco de Rubén Jaramillo se despliega en una manta y la manifestación avanza sobre una avenida asombrada de que poco más de 200 personas hagan una muchedumbre ruidosa y gritona que se atreve a interrumpir el ritmo de la vida del barrio: "¡De la costa a la sierra se lucha por la tierra'" P 36 I Este viernes, a siete días de cumplirse el sexagésimo octavo anivenario del asesinato de Emiliano Zapata, se iniciará el tercer congreso ordinario de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA). La marcha del Puente del Vergel. la colonia Cananea. donde se realizarán los trabajos de la reunión campesina. es el primer acto del congreso. • • • EL ORIGEN. La historia que reúne este día a los miembros de la CNPA en la colonia Cananea. empezó hace años. Su lucha, afirman. es la continuaciÓn del movimiento iniciado por el general Zapata. Sus principios, los mismos. En un folleto de la Coordinadora Campesina se asienta: "Hoy nos sigue uniendo la lucha por la tierra... queremos la tierra yel Plan de Ayala es nuestra handera". Los orígenes organizativos de la Coordinadora se remontan a los días 6.7 y 8 de agosto de 1979, cuanQo. para conmemorar el centenario del natalicio de Emiliano Zapata, más de 30 organizaciones campesinas de todo el país se reunieron en Cuautla. convocadas por Mateo Zapata. hijo del general y dirigente del Movimiento Nacional Plan de Ayala. Aquella reunión se convirtió en una manifestación de repudio a la política del regimen de López Portillo, que oficialmente daba por concluido el reparto agrario. "izando banderas blancas" en lós estados de la República, donde el gobierno afirmaba: "no quedan tierras por repartir. ni solicitudes que atender". Entonces. más de dos millares de campesinos recibieron con una prolongada rechifla al Presidente que acudió a clausurar el acto. y Antonio. Toledo Corro. entonces secretario de Ja Reforma Agraria, no pudo hacer uso de la palabra ante un auditorio que le gritaba insistentemente: "¡tierra. demagogo'" "¡Reparte tus tierras. latifundista'''. . Unos meses después de la reunión que abucheó al Presidente. en octubre del mismo año, se celebra el Primer Encuentro de Organizaciones Campesinas Indepenientes -en Milpa Alta, DF- y nace la Coordinadora Nacional Plan de Ayala. "Ahí repudiamos la política que pretendía dar por terminado el reparto de tierras, cuando habismos más de dos millones de solicitantes que veníamos esperando la solución a nuestros expedientes de dotación. ampliación, nuevos centros de población, restitución, confirmación y titulación de bienes comunales". El primer triunfo de la organización es impedir que ·los restos de Zapata se trasladen de Cuautla al Monumento a la Revolución en la ciudad de México. "Zapata se queda en Morelos -afirma entonces Longino Rojas, veterano zapatista- ni ahora ni nunca se llevarán los restos del General a la Ciudad de México. No permitiremos que. además de quitarnos nuestra riqueza. nos roben al simbolo del campo." Desde entonces han pasado ocho años. quizá los más difíciles en la historia reciente del movimiento campesino. A pesar de ello la CNPA se ha mantenido viva. Desde 1979, ha realizado numerosas reuniones y encuentros regionales y nacionales así como dos congresos donde se ha debatido el carácter y las demandas de la lucha campesina. La existencia de la CNPA ha demostrado que la lucha por la tierra continúa vigente. a pesar de los reiterados intentos gubernamentales de dar por conluido el reparto agrario. Durante los ocho años de vida de la Coordinadora no se han conseguido triunfos espectaculares. Las demandas de casi todas las organizaciones regionales se han estrellado contra la cerrazón gubernamental. Los trámites agrarios se han estancado y cuando los funcionarios remueven los expedientes es sólo para formular fallos negativos. En 1981, la CNPA realiza su primera man.ifestación en la ciudad de México. En ella participan 5.000 campesinos de 315 comunidades de 18 estados de la República. Este día la coronela zapatista María Espinaza, de 104 años de edad. exclamó emocionada: "Desde los tiempos del general Zapata, no había vuelto a ver tanta genta junta". Quizá su comentario parezca desmesurado, sin embargo, desde entonces la SRA tiene que reconacer a la CNPA como interlocutor y le concede una audiencia mensual. La más espectacular movilización de la CNPA, ha sido la del 10 de abril de 1984, cuando concentra mú de 100.000 personas en eLZócalo de la ciudad de México. Desde el 26 de marzo. las organizaciones de la CNPA comenzaron a marchar hacia la ciudad por rutas que se extendieron a 18 estados de la República. Durante dos semanas fueron confluyeJldo tres grandes columnas; a su paso realizaron más de 40 mitines; en siete ciudades las movilizaciones rebuaron el millar de asístentes. En Morelia se congregaron más de 10,000 personas. Sin embargo, la historia de la CNPA no ha estado exceota de divisiones y escisiones. Durante su primer año de vida, organfnciones formalmente independientes -pero en los hechos 08cialistas como el Consejo Nacional Carden1sta y el Movimiento Nacional Plan de Ayata al no poder atenuar los planteamientos políticos de la ~ ordioadora, la abandonan. Más doloroso para la CNPA ha sido la salida de organizaciones regionales independientes como la Unión de Comuneros Emlliano Zapata de Michoacán (UCEZ) que se separo en 1984, al cuestionar las alianzas cayunturales con la Central Independiente de Obreros Agrioo1as y Campesinos. En 1986, la Coordinadora Campesina Revolucionaria Independiente (CCRI) y la Organización de Pueblos del Altiplano (OPA) dejan la CN- la cultura en MEXICO en la culfura 1<;. • cfp ;;., re! IIt"':IIILU IIIL Director Geneml: José Pagés Llergo Director: Paco Ignacio Taibo II Jefe de reJacciIm: Gerardo de la Torre Diamo: Beatriz Mira &dacctón: Francisco Pérez Arce, Mauricio Ciechanower, Rogelio Vizcaiao, Erniliano Pérez Cruz, Luis Hemánclez, Cosme Omelas, Jorge Belarmino Femández Tomú, Jesús ADaya Bosique, Andrés Ruiz, Orlando Ortiz, Víctor Bonquillo, Juan Manuel Payán, Héctor R. de la Vega, Carlos Puig, Angel Valtierra, PUar Váquez, Armando Castellanos. InoeatigtJctónGrájiaJ: Paloma Saiz. PA para impulsar un nuevo proyecto de central campesina: la Unión General Obrero Campesina Popular. En el fondo de esta escisión se encuentra una vez más la discusión en tomo a la relación entre los partidos políticos y las organizaciones sociales del movimiento campesino. En el momento de la última división, la CNPA vive la mayor crisis de su historia. Aunque regionalmente algunas organizaciones miembro se han fortalecido y crecido como la OCEZ en Chiapas y la UPM en Morelos, otras han sido golpeadas y la represión las ha obligado a-mantenerse aisladas dando, sordas luchas de resistencia en sus estados. Cuando la heterogeneidad y la diversidad del movimiento campesino, combinadas con el desaliento por la falta de resultados inmediatos, amenazan el proyecto unitario, la CNPA decide realizar su Tercer Congreso Nacional los días 3, 4, 5 Y 6 de abril en la Colonia Cananea dé la ciudad de México, apoyada por la Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano Popular (CONAMUP). Es esta la historia (en realidad cientos de historias) que reúne a los que al filo del mediodía del viernes 3 de abril, marchan del Puente del Vergel a Cananea. La pequeña caravana llega al punto donde termina el asfalto del viejo camino a TIáhuac y se inician las calles terrosas de la colonia popular en construcción. Las mujeres y los niños abandonan labores y juegos, corean las consignas de la columna esperada y la. acompafnm hasta el viejo casco de la hacienda, donde se realizarán los trabajos del Congreso. Para el primer día sólo han llegado cerca de un centenar de representantes, pero al final del Congreso los delegados suman más de cuatrocientos, provenientes de 23 organizaciones de 14 estados de la República. (.) Durante el congreso, la solidaridad de la CONAMUP con los campesinos es ejemplar. Las mujeres de Cananea, pero también las que llegan desde Neza, San Miguel Teotongo, El Molinito y otras colonias, preparan las comidas y se encargan de servirlas.- Cananea no sólo presta el local; por las noches los campesinos se hospedan en las casas de los vecinos, ahí se les invita el desayuno y la cena. Como en alguna casa apenas caben huéspedes y anfitriones, la mesa se instala en plena calle, y muy pronto el ejemplo cunde por toda la colonia, que vive memorables días de verbena callejera, donde los hombres del campo y la ciudad intercambian historias. Dia y noche una comisión rotativa de 30 colonos se encarga de la vigilancia y seguridad yexiKe a todo el mundo que porte los gafetes de acredita- ción. También el consultorio médico de la colonia se pone al servicio de los yisítantes. Después de todo, afirma un vecino de Cananea, "los colonos somos campesinos que por necesidad veoímos a la ciudad; también luchamos por la tierra y nuestros enemigos son los mismos". Durante tres días se instalan 20 mesas de trabajo y cuatro plenarias en las que se discuten temas generales como la situación actual del movimiento campesino, tenencia de la tierra, represión, cultura indígena, problemática de la mujer, producción, comercialización y abasto, etcétera, para concluir con un balance del curso seguido por la Coordinadora y un Plan de Acción. Asombra la paciencia campesina para tratar sus problemas. Se discute sin prisa, como si el tiempo no importara; nadie apresura a los oradores. Los menos experimentados reseñan detalladamente la historia de su grupo, los vericuetos del trámite legal en que están enfrascados, mientras los demás escuchan respetuosamente. En la mesa sobre cultura indígena, cada interpues ahí están dos vención se traduce al oáhu miembros de esa étnia que no entienden el español. En la mesa sobre tenencia de la tierra y represión se repiten una y otra vez historias de desalojos, emboscadas, quemas de pueblos, robos, cárceles clandestinas, secuestros, desaparecidos y asesinatos. Un campesino de la Huasteca, cuenta que tan sólo en la sierra oriental de Veracruz, en 1986, los caciques asesinaron a 20 campesinos y que miembros de su organización están desaparecidos. El representante de Pajapán narra la quema de las casas de su pueblo, la violación de las mujeres y cómo los caciques han desalojado violentamente a los comuneros que se les oponen. Un campesino de Santa María Sanisa, Oaxaca, denuncia a los terratenientes de Santiago Metepec, que en los últimos días de marzo ultimaron a 28 comuneros. Luego de escuchar estas historias de pesadilla, el observador se pregunta cómo es posible que los que se enfrentan a diario con el rostro más cruel del país estén reunidos aqm, discutiendo pacientemente cómo avanzar, buscando las salidas legales, intentando el camino de una lucha política que parece cada día más cerrada. Un miembro de la Unión Campesina Independiente de Puebla, la organización más golpeada por Antorcha Campesina, explica tranquilamente: "Esta es una vida de mucha muerte." Una y otra vez, durante el congreso se escl,lCharán denuncias de expedientes bloqueados en la SRA o resueltos a favor de latifundistas; historias de tierras solicitadas, poseídas por campesinos '7 que han luchado por ellas durante años, finalmente dotadas a grupos de la CNC por gobiernos como el de Absal6n Castellanos; trámites de años reducidos a la nada por amparos o certificados de inafectabilidad agraria comprados por terratenientes y caciques; cientos de órdenes de apr~ hensión dictadas contra solicitantes de tierras. "¡No habría suficiente papel si quisiéramos escribir todas las denuncias de los grupos presentes'", nos dice un campesino de la Unión de Pueblos de Morelos. En el congreso destaca la preocupación de la CNPA por enfrentar los problemas de producción, créditos, comercialización y abasto, pues en sus ocho años de vida, la organización ha atendido poco las demandas en este sentido, ya que sus esfuerzos se han centrado en el combate por la tierra y contra la represión. El domingo 5 de abril, último día de trabajos del congreso, se destina al balance interno. Es el día más intenso, las criticas se hacen sin tapujos, cada organización defiende acaloradamente sus posiciones. Se cuestiona la labor de las comisiones, se atienden las solicitudes de ingreso de nuevas organizaciones campesinas. La plenaria final termina a las cinco de la mañana del lunes. En tres días, los campesinos han discutido cerca de 40 horas. Los intensos, pacientes debates constituyen la clave del proceso organizativo de la CNPA Y contrastan radicalmente con las tradicionales, aburridas piezas de oratoria que caracterizan los congresos de las organizaciones oficiales. El lunes 6 ae-realiza el aeto de-clausura en ell~ cal del Sindicato Mexicano de Electricistas. Ahí se leen numerosos mensajes de solidaridad de sindicatos, estudiantes, colonos yorga trl7.aclones populares latinoamericanas. Las costureras del sindicato 19 de septiembre acuden personalmente a saludar y reciben el más caluroso aplauso: la faina de su lucha ejemplar ha llegado hasta las ~ munidades más apartadas de la sierra. La alegría estalla cuando Los Leones de la Sierra del Xichú tocan sones y huapangos y la concurrencia festeja a los que suben a bailar al foro. Las señoras de la CONAMUP, tan infatigables como los propios campesinos, reparten una vez más, tortas, leche y galletas. Al atardecer, los congresistas hacen una marcha del local del SME a la Secretaría de Gobernaci6n para exigir solución a la huelga de hambre de 8 comuneros de la OCEZ. En la noche, los que se quedan en México se van a la Catedral para acompañar a los campesinos chiapanecos que están en huelga de hambre. Desde mañana, día 7 de abril, las comisiones tocarán las puertas de las dependencias federales exigiendo audiencias con los encargados de atender las cuestiones rurales. Además, hay que pr~ parar la manifestación del viernes 10 de abril. En el aniversario de la muerte de Zapata, se demostrará que el zapatismo está, todavía, terca, obstinada, afortunadamente vivo. (.) Participan: Uni6n de Pueblo8 de Morew.; Organi- %6dón Campesina Emiliona Zopata de ChúJpa&; Uni6n de Trabajadores del Campo; Unión Popular MixtecG; Organ~n PueblO& Unid08 de la HUD8Ieco; Frente Popular de ZtJcatectU; Coordinadora Campesina del Norte de Guerrero; Unión Campesina Independiente de Puebla; Organizaci6n Revolucionaria del Pueblo de Yucatán y Veracruz; Organi%6dón Campesina Independiente de la Sierra ZongolÍCG; Comité Coordinador de ComunidGdes de Chiapas; Coordinadora Obrero Campesina &tudiantU del Inmo de Oaxaca; Unión de Lucha Campesina; Organ~n Populor pora la Liberación de OO%QCO; Unión de E;idoI Independiente3 de Slnaloo; CampesinO& Unid08 de lo Sierra OrlentDl; CNPA Regional de Gtulnajtulto; Frente Cívico IndependIente de Pajapdn, VertJCrUZ; Organ~n Zopatúta de Hultzilán, Pueblo; Unión de ComunidGdes Indígenas de la Zona Norte del I8tmo de Oaxaca; Frente de CampeMnO& Independientes de Tuxtepec, OOXQCQ; ademá.t fÚ invitados de la UGOCEM-Roja, la CNTE, rolonias.dela CONAMUPdel DFycolonO&elnquilin08de Jolopo, Veracruz. 38 II CCEmiliano Zapata vive. Corruptos". (Lema de una manta campesina) 1 10 de abril el centro de la ciudad de Ménco volvi6 a cubrirse de sombreros, huaraches y rostros morenos. Miles de campesinos desfilaron del Monumento a la Revolución al Zócalo, coreando consignas de tierra, libertad y justicia por el Paseo de la Reforma, av~ nida Juárez y Madero. Por cuarto año consecutivo, las organizaciones campesinas independientes conmemoraban el asesinato del general Zapata, haciéndose presentes en el corazón político del país. La marcha sin embargo, no fue tan espectacular como la de 1984, cuando decenas de caravanas campesinas, encabezadas por la Coordinado- E ra Nacional Plan de Ayala (CNPA) tomaron la ciudad después de días de caminatas desde las regiones más distantes del país. Esta vez DO hubo una sino tres manifestaciones y fueron menos numerosas que en el 84. Por la mañana marcharon los contingentes del Consejo Nacional de Pueblos Indfgenas (CNPI) y los comuneros de la UCEZ de Michoacán; por la tarde las columnas de la CNPA, la UGOCEM Roja y la CONAMUP, mientras a unos metros de distancia y por la misma ruta desfilaban los campesinos de la Unión General Obrero Campesina Popular (UGOCEP). A los mirones que los vieron pasar, les pareció que se trataba de una sola manifestación. Ante el asombro de los observadores, en el Zócalo los contingentes se dividieron y cada grupo realizó su mitin por separado. "Ocho años de contrarreforma agraria y represión, nos .han dividido a los independientes -dice un campesino de la CNPA-. Aunque hoy v~ Dimos menos, estas marchas siempre han servido... En esta fecha las organizaciones venimos a hacerle planteamientos al gobierno... a hacernos oír. Si no se resuelven los problemas como quisiéramos, cuando menos les decimos lo que se merecen a las autoridades." En ocho años de vida de la CNP I miento campesino ha mostrado vitalidad: diversos encuentros regionales, tres congresos resolutivos, múltiples movilizaciones conjuntas y negociaciones colectivas con la Secretaría de la Reforma Agraria; todo esto sugiere intentos de colaboración solidaria, pero la unidad no es fácil. En este proceso, que ya le pisa los talones a la década, las organizaciones han tenido diferencias y han llegado incluso a la ruptura. Algunos de los que esta vez marcharon separados, hace apenas unos meses formaban parte de la CNPA y hoy han optado por tácticas de lucha y de alianzas distintas, pero manteniendo su autonomía con respecto a las centrales campesinas oficialistas. La política represiva del gobierno y los terratenientes, el desgaste al que han sido sometidos los grupos campesinos por el burocratismo de las dependencias oficiales e incluso la desconfianza de muchas organizaciones campesinas hacia los partidos políticos de izquierda, han hecho mella en el movimiento rural independiente. Y hoy no puede ocultarse que existen divisiones. No obstante, con todo y sus diferencias, los campesinos vinieron a la capital a exigir justicia; una vez más "a contradecir". En la Catedral, la OCEZ de Chiapas por un lado, y la CNPI y la UCEZ de Michoacán por otro, emprendieron huelgas de hambre por la liberación de sus presos políticos, y en protesta por los cientos de órdenes de aprehensión contra los agraristas. Siete días antes de las marchas, la CNPA realizó su tercer congreso en la colonia Cananea de la CONAMUP, con la asistencia de 23 ganizaciones campesinas de varios estados de la República. "Todo esto es para que el gobierno se de cuenta, queremos que nos escuche y lleve a cabo un verdadero reparto agrario, porque a los campesinos nos están explotando; nos están matando por las tierras" explica un viejo zapatista de Morelos. Las jornadas campesinas de abril no se limitaron a.la ciudad. En varias regiones del pais los trabajadores del campo, recordaron el asesinato del general Zapata: en Veracruz, al pie de la sierra Zongolica, en el poblado de El Naranjal, campesinos náhuas de la organización TINAM (Unión de Todos los Pueblos Pobres) llegaron de 10 municipios y haciendo suya esta fecha desfilaron por las polvorientas calles de la localidad hasta el palacio municipal para terminar en un baile al filo del anochecer. Frente al palacio de gobierno de Chilpancingo se concentraron 5,000 campesinos guerrerenses de seis regiones del estado. También en Guadalajara distintas organizaciones rurales hicieron un plantón en la plaza de armas exigiendo reparto agrario, créditos y precios justos para los productos del campo. En Tuxtla Gutiérrez, los campesinos de la OCEZ montaron un campamento permanente demandando la libertad de sus presos políticos y en apoyo a la huelga de hambre de sus compañeros en México. En Hidalgo, la Organización Independiente de Pueblos Unidos de las Huastecas (OIPUH) se unió á las jornadas anunciando tomas de tierra. Los campesinos que hicieron el esfuerzo de venir al DF se toparon frecuentemente con el mutismo y la indiferencia de las autoridades. El grupo maya de la organización Chac-Lol (F1or Roja) viajó más de 30 horas; "tuvimos que juntar cerca de 600,000 pesos para traer una comisión de 25 personas, pero a la hora de las negociaciones, la Reforma Agraria nos dijo que aquí no, que aqui no, que nuestro problema sólo en Mérida se resolvía, cuando de ahí venimos porque no nos hacen caso." En Gobernación los campesinos se estrellaron con la misma actitud. "De nada sirvieron los años de lucha -dice Pantaleón, veterano zapatistaestamos igual que cuando gobernaba Don Porfirio y nos levantaban a chicotazos." A unas cuantas cuadras del lugar donde se desarrollaban las marchas campesinas, en el local de la CNC, se celebraba un acto conmemorando la misma fecha: "Emiliano Zapata murió por la caUSK agraria, en un sacrificio que no fue estéril" declaró el secretario de la Reforma Agraria, Rodríguez Barrera, ante la concurrencia cenecista, el presidente de la república, varios gobernadores;.diputados y senadores. "Hay que luchar al lado del gobierno, porque ninguna entrega de tierras, ninguna acción regularizadora de la tenencia... nada escapa a la decisión permanente y personal del presidente de la república" afirmó el titular de la SRA, cuando en el Zócalo, los manifestantes coreaban: "¡Cuidado Presidente, Zapata está presente'" "Sin demagogias, sin engaños ni manipulación, la regularización del campo avanza consoli-· dando la paz social" dijo el líder de la CNC; Héctor Hugo Olivares, en el local de la central, mientras muy cerca gritaban los marchistas: "¡Los que luchan por la tierra... por eso los encierran'" En el acto oficial, el presidente De la Madrid hizo entrega de resoluciones y se firmaron varios acuerdos entre algunas dependencias gubernamentales y la CNC. "A nosotros no nos queda más que damos la mano, organizarnos mejor para ver si el gobierno resuelve, y si no, pues que sepa que estamos en pie de lucha, que no es tan fácil machacamos la cabeza" comentó un campesino de la UCI al finalizar la marcha-mitin en el Zócalo. Al caer la noche algunos manifestantes subieron a los camiones que los llevarían de regreso a sus regiones, otros se sumaron al campamento de los huelgistas enla.Catedral. Y una gran comisión se quedó en la ciudad a negociar con las autoridades federales los cientos de expe- dientes agrarios detenidos y la cancelación de injustas órdenes de aprehensión. Días después un campesino de la comisión romentó: "Puras promesas y evasivas... las autori· dades se han cerrado, no resuelven nada. Así va a ser imposible controlar tanto descontento campesino". Para los campesinos que asistieron al Tercer Congreso de la CNPA, que desfilaron por las calles del centro, para los que estuvÍeron en el campamento de Catedral, la ciudad no .fue solamente el escenano indiferente y hostil de otros tiempos. Ahí estaba la otra ciudad. Con la CNPA desfilaron los colonos de Cananea, de San Miguel Teotongo, de Felipe Angeles, de Palmitos, de Santo Domingo, de Lomas de Santa Cruz y otras colonias de la CONAMUP; marcharOll también las costureras del 19 de septiembre, los sindicalistas de Tepepan, un combativo contingente de maestros de la CNTE y los alegres ceceacheros del CEU. La presencia de alrededor de veinte mil campesinos ellO de abril en la ciudad de México, pasó inadvertida para la gran mayoría de la población urbana. Salvo La Jomada que le dedicó amplios espacios, los periódicos le dedicaron pequeñas notas en sus páginas interiores. La televisión ni siquiera mencionó las marchas. Sin embargo los campesinos que llegaron al Zócalo, son la expresión de una fuerza social mucho mayor. En ellos, cientos de ejidos, comunidades y pueblos delegaron la responsabilidad de hacer presentes sus luchas ancestrales, la responsabilidad de reiterar sus reclamos. EllO de abril, la ciudad sólo vio la punta de un iceberl!.. 39 y otros grupos que solicitan dotación:' "En Venustiano Carranza -explica Sebastián- faltan de entregar 3,184 hectáreas que ya cuentan con resolución presidencial, y además la Comisión Federal de Electricidad se niega a indemnizar a los campesinos por 2,500 hectáreas que invadió el vaso de la presa La Angostura. En esta comunidad un grupo de los llamados "coras" de la CNC asesinó a nueve comuneros e hirió a siete más. Y cuando se pidió justicia, el gobierno del estado, en vez de castigarlos, premió a los agresores, pues les fueron entregadas tierras en el distrito de riego de San Gregario, en el municipio de Frontera, Comalapa y además les condonaron deudas con la banca oficial por más de 20 millones de ~ S<>5•., III , E 130 de marzo, ocho miembros de la Orga- nización Campesina Emiliano Zapata (OCEZ), formada por alrededor de 60 grupos de ejidatarios, comuneros y solicitantes de tierra de Chiapas iniciaron una huelga de hambre en el atrio de la Catedral Metropolitana. Un día después se instaló un plantón campesino frente a la catedral de San Marcos en Tuxtla Gutiérrez. Estas medidas se tomaron para tratar de frenar la represión y exigir la solución de los problemas de tenencia de la tierra en Chiapas. Las movilizaciones demandan el desistimiento de 300 órdenes de aprehensión dictadas contra miembros de OCEZ, y fundamentalmente la liberación de Victorico Hernández Martinez, Agustín de la Torre, Gerardo Barrios, Félix Maldonado Chamé y Pedro Martínez Ruiz, recluidos desde hace más de seis años en la Penitenciería de Cerro Hueco. "Con ésta ya son cuatro huelgas de hambre que hacemos y todas las veces sólo hemos recibido promesas" -afirma Sebastián de la Torre, portavoz de la OCEZ. "Se ha seguido todo el proceso jurídico y las pruebas que se han presentado d~ muestran la inocencia de los compañeros. Las autoridades los sentenciaron a 12 años de prisión y se les niegan todos los derechos. Legalmente nuestros compañeros no deberían estar en la cárcel, pues a pesar de que las autoridades les han hecho acusaciones falsas por homicidio, daño en propiedad ajena y privación ilegal de la libertad, no se les ha podido comprobar nada... Hasta Amnistía Internacional reconoce que se trata de presos políticos...•, "La verdad -señala el repr~ sentante campesino- es que están presos por participar en la solución de los problemas de la comunidad. Nos han ofrecido a cambio de su libertad que desistamos de la lucha por la tierra." Recalca Sebastián: "El gobierno del estado los . mantiene como rehénes para presionar a las romunidades y que no sigan reclamando la tierra." "El verdadero problema que está detrás de todo esto es la tenencia de la tierra en Chiapas. Hay muchos ejidos ya dotados que están sin seguridad 40 El vocero de la OCEZ continúa: '''En el ejido de Flores Magón, en donde un grupo de compañeros tomaron tierras que estaban en manos de . latifundistas, el gobierno ha seguido la táctica de aventar a unos campesinos contra otros. En este caso, como en muchos más, los campesinos de la OCEZ fueron desalojados por supuestos solicitantes de tierra de la CNC. En la acción violaron mujeres, se robaron maquinaria y semilla y se llevaron secuestrados como a cincuenta de nosotros. Cuando recurrimos a la justicia. el gobierno del estado, en lugar de castigarlos les dio co~ siones." En la actualidad (señala un boletín de OCEZ): "El gobierno de Absalón Castellanos promueve la división entre campesinos pues entrega las mismas tierras a distintas comunidades." ¿No será éste el reparto del que se vanagloria Víctor Manuel Parra Pérez, titular de Reforma Agraria de Chiapas, cuando ellO de abril afirma: "En ningún otro periodo de gobierno se han entregado tantas tierras a los campesinos como en el del p~ sidente Miguel de la Madrid y el gobernador Ahsalón Castellanos?" . En el citado boletín de la OCEZ se denuncia que: ""El gobierno favorece la creación de guardias blancas como la encabezada por los finqueros Andrés Mijangos y Beta PenagOs, qui~ nes en 1976 asesinaron al ~¡ppañero Manuel Hernández del poblado BuenaviSta y persiguen a otros dirigentes campesinos con el objeto de matarlos." A la semana de iniciado el ayuno. los campesinos no habían tenido respuesta !1 sus demandas, de modo que el 7 de abril dos miembros del Frente Popular de Zacatecas y dos más de la Organización Revolucionaria del Pueblo de Yucatán, integrantes de la CNPA, se solidarizaron con sus compañeros chiapanecos, uniéndose a la huelga de hambre. ParM el día 10, y dado que las negociaciones con la Secretaría de Gobernación seguían empantanadas, cinco miembros más de la OCEZ y un colono de la CONAMUP se sumaron a sus compañeros. • . Tras díez días de ayuno, la salud de los huelguistas comienza a deteriorarse sin que sus d~ man~as tengan respuesta. En la práctica, la actitud del gobierno de Chiapas y de la Secretaría de Goberpación parece hacerse eco de las declaraciones del Uder de la CNC de Hidalgo, quien, al ser interrogado sobre el destino de los huelguistas, espetó: "Que se mueran". Sin embargo, 18 personas en huelga de hambre, apoyadas por la marcha del 10 de abril en el DF y por las movilizaciones de Chiapas que incluyen el plantón de Tuxtla Gutiérrez y la toma del palacio municipal de Venustiano Carranza, obligan a la apertura de las negociaciones. El 14 de abril, después de conseguir la promesa de preliberación en un lapso de 30 días para Victorico Hernández, el inicio de los trámites para la preliberación de Agustín de la Torre y el acuerdo para reaJjzar una reunión el 21 de abril entre representantes de la OCEZ y el Tribunal Su~ rior de Justicia para estudíar los casos de Gerardo Barrios, Félix Maldonado y Pedro Martínez; así como el compromiso del gobierno chiapaneco para tratar los casoS de órdenes de aprehensión y estudíar las diferentes demandas de tierra, la OCEZ decidíó levantar la huelga de hambre en el DF Y el plantón que mantenía en Tuxtla, así como abandonar el palacio municipal de Venustiano Carranza. Los magros resultados de las negociaciones, en las que sólo se reconocieron los derechos legales mínimos de los campesinos presos o acusados, contrastan dramáticamente con la amplitud de las movilizaciones y la energía desplegada por la OCEZ y la CNPA. La lección es clara. Todo parece indicar que, en los tiempos que corren, los campesinos están siendo obligados a apelar a m~ dídas extremas para reivindicar derechos mínimos. La lección es clara, si, pero también alarmante. Reflexiona. ... La mujer juega en la música un papel secundario. Me refiero a la creación musical, a la composición. La mujer juega un papel secundario. ¿O conoce usted una compositora de renombre? ¿Una sola? ¿Lo ve? ¿Había pensado en ello antes? Debería reflexionar sobre esta cuestión. Sobre la mujer en relación con la música, tal vez. En cuanto al contrabajo, es un instrumento femenino. Pese a su género gramatical, es un instrumento femenino... pero inflexible como la muerte. Del mismo modo que la muerte -ahora asocio ideas- es femenina en su tremenda crueldad o -si se quiere- en su ineludible función acogedora; y complementaria también del principio de . la vida, de la fertilidad, la madre tierra y todo lo demás( ¿acaso no tengo razón? Y en esta función -para volver a la música- el contrabajo lucha como símbolo de la muerte contra la Nada en la que amenazan con sUmergirse al mismo tiempo la música y la vida. Así visto, nosotros, los contrabajos, somos considerados los Cerberos de la Nada, o también el Sísifo que escala la montaña con la carga sensorial de toda la música sobre los hombros -¡le ruego que lo vea en su imaginaciónl-, despreciado, escupido, con el hígado hecho pedazos... no, ése fue Prometeo... A propósito, el verano pasado fuimos con la ópera nacional a Orange, en el sur de Francia, a los festivales. Representación especial de Sígfrido, imagíneselo: en el anfiteatro de Orange, de casi dos mil años de antigüedad, una estructura clásica de una de las épocas más civilizadas de la humanidad, bajo los ojos del emperador Augusto, braman todos los dioses germanos, resopla el dragón, corretea Sigfrido por el escenario, vulgar, grueso, boche, como dicen los franceses... Cobramos mil doscientos marcos por cabeza, pero toda la representación me resultó tan penosa, que toqué como máximo la quinta parte de las más. Cuando tocaban juntos, ena le superaba en gran medida. Le humillaba con rotundidad; ésta es la otra cara de la luna del amor. Sin embargo, él era como violoncelista mejor virtuoso que ella como mezzosoprano, mucho mejor, sin comparación. Pero tenía que acompañarla sin falta, quería tocar siempre con ella. Y para cello y soprano no hay muchas obras. Muy pocas. Casi tan pocas como para soprano y contrabajo... Me siento solo muy a menudo, ¿sabe? Estoy casi siempre solo en casa, cuando no hay representación; pongo un par de discos y ensayo de vez en cuando, pero sin ilusión, siempre es lo mismo. Esta noche iníciamos el festival con 'El oro del Rln,con Carlo Maria Giulini como director invitado y el primer ministro en la primera fila; el público más elegante, las entradas cuestan hasta trescientos cincuenta marcos, una locura. Pero a mí me importa un bledo. No estudio. En El oro del Rln somos ocho, así que la interpretacién de uno solo no tiene la menor importancia. El maestro concertador da el tono y el resto le sigue... Sarah también canta. Wengunde. Ya al principio. Un gran papel para ella, que podría significar su revelación. Sólo es lástima que tenga que debérsela a Wagner, pero no se puede escoger, ni en esto ni en nada. Normalmente ensayamos de diez a una y trabajamos de siete a diez. El resto del tiempo lo paso en casa, en mi habitación acústica. Bebo varias cervezas para compensar la pérdida de líquido. Y muchas veces lo coloco en el sillón de mimbre que tengo delante, lo apoyo, dejo el arco a su lado, me siento en la butaca y lo contemplo. Y entonces pienso: ¡Qué horrible instrumentol ¡Se lo ruego, mirelol Mírelo bien. Pa· rece una mujer vieja y gorda. Tiene las caderas demasiado anchas y la cintura desastrosa, excesivamente alta y poco estrecha, y luego la parte de los hombros, caída y raquitica... es para volverse loco. Esto se debe a que la historia de su evolu- Con El Pedume se mantuvo durante meses en las listas de los libros más vendidos, de hecho aún aparece en ellas intermitentemente. El Contrabajo, su obra más reciente aparecerá en unos días en el mercado de libros en español publicada por la editorial Seix Barral. El siguiente es un adelanto que publicamos gracias a la casa editora. Un adelanto de la nueva novela de PATRICK SOSKIND: notas. Y después... ¿sabe qué hicimos después todos los de la orquesta? Nos emborrachamos, nos comportamos como la más vulgar de las plebes, gritando hasta las tres de la madrugada, como boches; tuvo que intervenir la policía y todo porque estábamos desesperados. Por desgracia, los cantantes fueron a emborracharse a otra parte, nunca se sientan con nosotros, los de la orquesta. Sarah -ya sabe, esa joven cantante- también cenó con ellos. Interpretó el canto de un pajarillo del bosque. Los cantantes también se alojaron en otro hotel; de no ser así, quizá nos habríamos encontrado entonces... Un conocido mio tuvo una vez relaciones con una cantante durante un año y medio, pero era violoncelista. El cello no es tan voluminoso como el bajo. No se interpone de forma tan contundente entre dos personas que se aman. O desean amarse. Hay además gran cantidad de solos para el cello -prestigio, ahora-: el Concierto para Piano de Tchaikovsky, la Cuarta Sinfonía de Schumann, el Don Carlo&, etcétera. Ya pesar de ello, debo decirle que este conocido mío quedó muy desmoralizado tras sus relaciones con la cantante. Tuvo que aprender a tocar el piano para poder acompaiiarla. Ena se lo exigió y, por amor... En cualquier caso, el hombre se convirtió al poco tiempo en el acompañante de la mujer que amaba, y un acompañante mediocre, ade- ción ha convertido al contrabajo en un híbrido. La parte inferior parece la de un violín grande y la superior, la de una viola grande. El contrabajo es e~ instrumento más monstruoso y rechoncho y menos elegante que se ha inventado jamás. Un sátiro de instrumento. Muchas veces siento deseos de romperlo en mil pedazos. Aserrarlo. Cortarlo a hachazos. Desmenuzarlo, molerlo, pulverizarlo, meterlo en el carburador de un coche a leña y... ¡listosl No, no puedo decir honradamente que lo amo. Además, también es odioso para tocar. Para tres semitonos se necesita todo el ancho de la mano. ¡Para tres semitonos I Esto, por ejemplo... Toca tres semltonoa. ...y cuando pulso una cuerda de arriba abajo... Lo hocé. ... tengo que cambiar once veces de posición. Es un puro deporte de atleta. Hay que pulsar cada cuerda como un loco, observe bien mis dedos. ¡Ffjesel Callos en las yemas, mírelos, y estrías muy duras. En estos dedos ya no tengo tacto. Hace pocos dias me quemé uno y no sentí nada, no me enteré hasta que percibí el hedor del callo quemado. Automutilación. Ningún herrero tiene estas yemas. Y para colmo, mis manos son más bien delicadas, nada apropiadas para este iostro- mento. En casa tocaba también el trombón. Al principio no tenía mucha fuerza en el brazo derecho y se requiere mucha para el arco, pues de lo contrario no se saca nin~n tono a esta mierda de caja, o, por lo menos, ninguno que sea beno. Mejor dicho, un tono bello no se le puede sacar nunca, sencillamente porque no lo contiene. Esto... esto no son tonos, son... no querría ser ordinario, pero podría decirle qué son... ¡lo más feo que hay en el ámbito de los ruidosl Nadie puede tocar algo bello con un contrabajo, en el sentido estricto de la palabra. Nadie, ni siquiera los grandes solistas; esto depende de la física, no de la habilidad, porque un contrabajo no encierra estas armonías, carece de ellas, simplemente, y por esto suena siempre tan mal, siempre, y por esto es un gran disparate tocar un solo con el contrabajo y aunque desde hace ciento cincuenta años la técnica sea cada vez más refinada y aunque aparezcan conciertos para contrabajo y sonatas y suites para solos y aunque dentro de poco surja tal vez un prodigio que toque la Chacona de Bach con el contrabajo o ~ Capricclo de Paganiní, es y será espantoso porque el tono es y seguirá siendo espantoso. Bien, y ahora le tocaré lo obra estándar, lo mejor que existe para contrabajo, en cierto modo el concierto cumbre para contrabajo, de Karl Ditters von Dittersdorf; preste mucha atención... 4. CLEAVER: Ovidio Gondi futbol en la preparatoria Belmont. Compró un par de zapatos que durante muchos años estuvieron en un cajón de la casa de Thelma Cleaver, sin estrenar. Eldridge seguía vendiendo mariguana e iba de reformatorio en reformatorio. Después de salir de la escuela industrial de Preston quedó libre, pero por muy poco tiempo, pues volvieron a arrestarlo por el mismo delito. El 18 de julio de 1954, ya no "juvenil", inició su primer periodo carcelario en una prisión de adultos. Aquí terminó los estudios de preparatoria y empezó a leer ávidamente libros serios. Le gustaba escribir Y -tal como lo describe en Alma encadenada (Siglo XXI, 1969)- comenzó a desarrollar el devastador misticismo del hombre Degro Y la mujer blanca, que fácilmente le hubiera conducido a la cámara de gas. Be5pués de Preston fue enviado a la prisión de Soledad. También conoció otras cárceles famosas, como la de San Quintín y la de Folsom. En realidad su recorrido de prisiones serias comenzó en San Quintín, donde '10 hizo muy bien"los primeros 18 meses. Su calificación escolar era de B Minus (alrededor de 9) en la preparatoria, distinguiéndose en los "grupos de terapia". Los maestros de la prisión lo describían como "estudiante superior", aunque los funcionarios lo consideraban mala influencia para los demás reclusos, mala influencia "ideológica", y por ello fue transferido a Folsom en 1963. Aquí pareció "sentar cabeza". En diciembre del mismo año lo transfirieron a la llamada Colonia de Hombres, cerca de San Luis Obispo, y un mes después a Soledad. La sentencia más larga que recibió Cleaver fue denueve años, y obtuvo la libertadcondicionalen 1966. Los estudios le sirvieron para graduarse en filosofía, teolofPa, ciencias políticas, economía y cultura contemporánea. "La prisión -dijo después- le ofrece a uno perversa tranquilidad de espíritu. Se dispone de horas y horas sabiendo que nada va a pasar. Durante años no se tienen preocupaciones sobre bailes, vida social, muchachas. Ni siquiera es necesario preocuparse de la ropa sucia. Todo esto contribuye a afinar la agudeza. Se estudia y se aprende. Se examina uno a sí mismo." I ldridge Cleaver atrajo la atención pública, la notoriedad, a comienzos de 1968, cuando los acontecimientos en torno suyo se sucedieron con inusitada rapidez. Aquel joven delincuente negro había escrito un libro en prisión, Alma encadenada (S.XXI) que publicó en febrero de aquel año y que a los pocos días se convirtió en best8eller, alabado por la más exigente crítica literaria. Ya en libertad condicional, el 6 de abril, en la ciudad de Oakland fue víctima del ataque brutal de la policía contra un grupo de Panteras Negras -partido al que pertenecía-, herido en una pierna y "gaseado". Uno de sus amigos y camarada, el joven Bobby Hutton, murió en el tiroteo. Veinte años antes (1948) Thomas Merton, poeta y monje trapense norteamericano, nacido en Prades, cerca de los Pirineos españoles, y fallecido en Bangkok, Taílandia, precisamente aquel año de 1968, publicó su obra maestra La montaña de los siete pisos, donde describe el Harlem negro que Cleaver tardó en conocer, pero que era la herida por la que. sangraba el joven activista: "Aquí en este barrio gigantesco, oscuro, vaporoso, cientos de miles de negros se apretujan como ganado, la mayoría sin nada que comer y nada que hacer. Todos los sentidos y la imaginación y la sensibilidad, las emociones, penas y deseos, esperanzas e ideas de una raza con sentimientos vívidos y profundas reacciones emocionales, les son impuestas por un férreo cerco de frustraciones, el prejuicio que los rodea, dentro de cuatro inescalables muros. En esta gigantesca caldera se sumergen dotes naturales, sabiduría, amor, música, ciencia, poesía, que se hunden en las heces de una naturaleza naturalmente corrompida, y miles de almas destrozadas por el vicio y la miseria y la degradación, destruidas, eliminadas del registro de los seres vivientes, destruidas y deshumanizadas." E De Little Rock a San Quintín La madre y el padre de Eldridge, cuando éste nació, en Wabbseka, Arkansas, cerca de Little Rock, eran una pareja de la clase media negra del sur al borde del rompimiento. Leroy Cleaver, buen pianista, tocaba y servía las mesas de un club nocturno de Little Rock. Thelma Cleaver enseñaba en la escuela elemental que Eldridge recordaba vagamente como "separada pero igual". El padre pasó a ser camarero del vagóncomedor del Super Chef, tren que iba de Chícago a Los Angeles, trabajo que se consideraba un peldaño hacia arriba entre la pequeña burguesía negra. La familia se mudó a Phoenix, uno de los puntos clave del recorrido del tren, y allí siguieron juntos. Eldridge se hizo limpiabotas. Los Cleaver vivieron en Phoenix casi dos años y después se trasladaron a CaliforlÚa, donde por fin los padres se separaron. Thelma consiguió trabajo en el Departamento de Educación, como administradora de la preparatoria Abraham Lincoln. Se trataba de una escuela integrada, de mayoría negra. Los estudiantes provenían principalmente de Rose Hills, cerca de Pasadena Sur, vecindad mixta conocida como "la capital de la mariguana de California". Para entonces Cleaver ya habia pasado algún tiempo, por robo, en el reformatorio Fred C. Nelles, donde aprendió, entre otras cosas, cómo traficar más efectivamente con la yerba. Cuando salió puso en práctica estos conocimientos, al mismo tiempo que, pensando en salir de la pobreza, intentó otra ruta: jugar f2 Del lado de Malcolm X Una -Historia Norteamericana (Primera de 3 partes) Durante los últimos años de cárcel, Cleaver comeDZÓ a analizarse a sí mismo, lo mismo que el papel de los negros en la sociedad norteamericana. Leía ávidamente. Empezó a practicar la oratoria en "público" y atendía a casi todos los cursos que se daban en prisión. A veces, debido a sus prédicas, lo enviaban al confinamiento solitario. Se había convertido en seguidor de los musulmanes negros, ya que idolatraba a Malcolm X. Los periodos de confinamiento duraban 29 días y él los llamaba "retiros religiosos", pues sólo le dejaban leer la Biblia. Cuando Malcolm X rompió con el líder racista Elijah Mohamed, Cleaver considero que la política del segundo no conducía a ninguna parte y sólo ahondaba las diferencias con los blancos. La comulÚdad negra se dividió tajantemente y Cleaver se colocó alIado de Malcolm X. Después del asesinato de Malco1ñl. Cleaver se convenció que había escogido el bando apropiado. Y pensaba que Huey P. Newton, "con la carabina en la mano derecha, el cañón apuntando al suelo" sería el sucesor de Malcolm X. En el ensayo "Introducción a la biografía de Huey P. Newton", incluido en una recopilación Please note: An unrelated section of four colored pages was not scanned. Although there is a break in pagination, no text is missing. Atención: Una sección adicional de cuatro páginas de publicidad en colores no ha sido escaneada. Aunque hay un lapso en la paginación, no falta ningún texto. de ensayos y discursos de Cleaver, libro publicado en 1969, dijo que "no se puede evitar sentirse asombrado y fascinado por su seriedad, por la avidez y presteza a entregar la vida en defensa de los derechos de su gente". Y concluyó: "Comparto con Bobby Seale la misma actitud hacia Huey, la misma idea de poner mi vida en sus manos..... Al hablar de sus compañeros presos dice en Alma encadenada: "Creo que en la experiencia de estos hombres se encuentra el conocimiento y la sabiduría que deben utilizarse para ayudar a otros jóvenes que llevan la misma dirección. Creo que todos nosotros, toda la nación, estariamos mejor si lo echamos todo por delante. Muchos sentimientos se sentirán heridos, pero tal es el precio que debe pagarse. Es posible que yo mismo resulte perjudicado por hablar franca y directamente, peto me importa un comino. Claro que quiero salir de la prisión, a toda costa, y algún día saldré. Sé que siguiendo el curso que me he trazado encontraré mi salvación. Si hubiera seguido el que me indicaban los funcionarios de la prisión, indudablemente hubiera salido de la cárcel hace tiempo, pero me sentirla menos hombre. Me sentiría más débil y menos seguro adonde quiero ir, qué es lo que quiero hacer, y qué hacer al respecto. El precio de odiar a otros seres humanos es amarse menos a uno mismo." La mujer blanca y culta bien valió la pena." Mientras tanto, Beverly iniciaba una campaña de 18 meses para lograr la libertad de Cleaver, que obtuvo en noviembre de 1966. Para entonces ya había escrito la mayoría de sus ensayos, comentarios sociales, cartas, polémicas, que iban a convertirse en Alma encadenada. En este libro las reflexiones de su autor sobre la suerte de la sociedad norteamericana chisporrotean como las del hombre inteligente que describe un árbol sin haber visto ninguno. Leyendo aquellos ensayos de la prisión, no obstante, se intuía que el autor había leído y digerido todos los "manuales" sobre el tema. El resultado fue brillante y revelador. Sin embargo en Alma encadenada se esconden algunas abstracciones vacías aunque elocuentes, claramente incorrectas en las asunciones, juicios y conclusiones. Dramático y tenaz, Cleaver asevera: "Debemos mantener nuestra hombría. Debemos mantenerla o la tierra quedará arrasada en nuestros intentos por ganarla." "A un negro que crece en América se le adoctrina con las ideas de la belleza de la raza blanca... Aumenta mis ; Cleaver no cesaba de escribir, y tenía buen cuidado de ocultar sus cuartillas de la vigilancia de los guardias, disfrazando su esfuerzo literario entre papeles legales, que por ley quedaban fuera del alCance carcelario. Tenía una lista de abogados, a los que escribía con frecuencia, entre ellos Beverly Axelrod, bonita rubia divorciada que ha· bía ganado sólida reputación con casos de liber· tades civiles en San Francisco. Eldridge siempre dejaba de lado este nombre, pero en vista de que nada concreto obtenía de los demás escribió a "aquella mujer". Beverly respondió rápidamente y lo visitó en la prisión de Folsom. Discutieron el plan para presentar una apelación. Cleaver le pasó a Beverly lo que parecía ser un voluminoso documento legal. Pero se trataba de sus ensayos, reflexiones y críticas literarias. Beverly quedó sorprendida de la fuerza y belleza de aquellos escritos, su profundidad y ternura. Eldridge redactó la primera carta a la señora Axelrod y dio comienzo, a mediados de 1965, una de las "historias de amor" más improbable de estos tiempos, que condujo a una correspondencia lírica que alguien comparó con las cartas de Eli· zabeth y Robert Browning. Ambos, la mujer blanca y culta y el prisionero negro, de todos modos trataron de "no fantasear el uno sobre el otro, inventándose a sí mismos", y cayeror. en ~n extra· ño amor desesperado e incierto. Escribió CJeaver a Beverly: "No se trata de un fraude originado por la desesperación. Vivimos dentro de una estructura social desorientada, sin orden, y nosotros, a nuestro modo, hemos traspasado esa barrera. Hemos salido psicológicamente de su locura y represiones. Aquí hay mucha soledad. Nosotros nos co~ocemos el uno al otro, y habiéndolo hecho, no es difícil que nuestras almas se tomen de las manos aunque nuestras mentes se equivoquen, vacilen, se precipiten y tiemblen." Beverly Axelrod llevó los escritos de Cleaver a Edward M. Keating, abogado ricp, director y propietario entonces de la revista izquierdista Rampam. Keating envió copias del material a cierto número de escritores y críticos conocidos, incluyendo á Norman Mailer, Norman Podhoretz, Paul Jacobs, Maxwell Geisman, John Howard Griffin y Leslie Fiedler. Todos respondieron con alabanzas y sorpresa. Se supone que Keatin~rdió800,000 dólares en la aventura de Ramparta antes de que un grupo de redactores jóvenes le obligaran a abandonar la administración. No le importó: "Si todo lo que logró Ramparta fue sacar a Cleaver de la cárcel, la aventura Edward Keating, católico y liberal, fue a Folsom a conocerlo. "Consideré que era un escritor de fuerza y sentí curiosidad de saber cómo era fíSicamente. Mi primera impresión sobre este negro alto y lleno de dignidad no pudo ser mejor. Hablamos de cosas intrascendentes. Le había llevado algunos libros y dio muestras de excitación cuando alabé sus escritos". El primer artículo que escribió Cleaver. en Rampans fue una severísima crítica atacando al novelista negro James Baldwin, acusándolo de retorcer en su obra el difícil tema de la homosexualidad. Se público en junio de 1966, cuado Cleaver se encontraba todavía tras las rejas. Siguieron otras piezas, como la titulada "Cartas de la prisión:' Cuando en diciembre del mismo año se le conct:dió la libertad condicional se convirtió en redactor y colabo· rador permanente de la revista. Todavía en prisión firmó un contrato con MacGraw-Hill por un libro titulado Hombre negro, mujer b~ que apareció después de Alma encadenada. Cuando Eldridge añadió el fermento de la psicosexualidad como esencial para comprender fenómenos tan Variados como los "rituales paganos nacionales y comunales", los deportes, la lucha del negro por su identidad, el rock'& rol', los beatni1ca, fue inevitable que él mismo se convirtiera en héroe cultural, listo para tomar el lugar de Ralph Ellison y James Baldwin. Era "el novelista" que todavía no habia escrito una novela, el espíritu libre que pasó largos años encerrado liberándose de sí mismo. La "presa" blanca Dejado en libertad condicional después de dos años y medio en la prisión de Soledad adonde -antes de 1964- fue a parar por diversos deli· tos, entre ellos negociar con mariguana, Cleaver no parecía arrepentirse. Había satisfecho las necesidades económicas, pero "el Otro" de su alma encadenada necesitaba más purgas. Cleaver escribió: "La violación era un acto insurreccional (...) Me divertía, me agradaba porque trataba de plantear la ley del hombre blanco, su sistema de valores y por ello profanaba a sus mujeres... Sentía que me estaba vengando." frustraciones saber que fui adoctrinado para ver a la mujer blanca más hermosa y deseable que mi propia mujer negra, y que la historia había colocado en mi pecho esa ansiedad de la lujuria y el deseo. " Un "novelista" sin novela Alma encadenada fue probablemente la expre· sión definitiva de la ira negra, implacable relato de los estupros que cometió el autor, las prisiones que padeció y los ghettos donde aprendió el abecedario de la violencia. Sin la presencia de las ideologias y la necesidad de defenderlas, Cleaver pudo haber sido un magnífico escritor. En el libro hay viñetas tan intensas y luminosas como las de los primeros cuentos de Hemingway. Se encuentran particularmente en los recuerdos de la niñez: el olor y la textura de la arcilla roja de Arkansas; las dificultades familiares y la habilidad para entender el comportamiento y controlarlo; el traslado, después de la guerra, a Phoenix, con su brutal calor y cordial camaradería entre Cleaver y sus amigos, así como la descripción del atormentado padre cuando golpea a la madre o ataca a un sacerdote con un martillo. Trabajaba con ahínco en el negocio de la mariguana y dedicaba los fines de semana a violar mujeres blancas. A los once meses de estar en libertad fue arrestado de nuevo y se le encontró culpable de asalto con el propósito de asesinar y sentenciado de dos a catorce años. "Sé que había encontrado una llave importante, y que si conquistaba al 'Ogro' y rompía el poder que ejercía sobre mi sería libre. Pero también sabía que se trataba de una lucha cerrada contra el tiempo y que si no triunfaba quedaria quebrado y destruido. Yo, un negro, hizo frente al 'Ogro', la mujer blanca." "Me convertí en estuprador. Para refinar mi técnica y modus operandí comencé practicando con muchachas negras del ghetto, el ghetto negro donde los hechos oscuros y viciosos aparecen, no como aberraciones o desviaciones, sino como parte de la eficiencia del Demonio de un dia. Y cuando consideré que podía hacer las cosas con suavidad, crucé el camino y busqué la presa blanca. Lo hice conscientemente, deliberadamente, con deseo y método, aunque pensándolo ahora me doy cuenta que estaba en estado mental salvaje, completamente desesperado. Después de' regresar a la prisión me estudié con profundidad y por primera vez en mi vida sentí que estaba equivocado, que me había separado, no tanto de la ley del hombre blanco como de la del ser humano civilizado, porque no aprobaba el acto del estupro. Incluso aunque haya tenido razón dentro de mis propias motivaciones, no podía justificarme. Perdi el respeto por mi mismo. Pareció derrumbarse mi orgullo como hombre y toda mi frágil estructura moral. Y por eso comencé a escribir. Para salvarme.... (Continuará) A.'7 1 rá para conformar una antología poética. con presentación de Elena Poniatowska, y que posiblemente sea editada por la SEP. Parte de la obra poética de Alaíde Foppa ha sido recogida por su madre, Julia Falla de Foppa. en un libro dado a conocer en Guatemala en diciembre de 1982. • • • Hermosa corona navideñ4 adorna numrOl tierras. Ro;os robados a los 0CQ80$ del trópico, a las ardientes laOOl a la sangre sacrificado. Hay fiesta de 4ncendiadas estrellas en los campos; Aquí no traen 01'0 los Reyes Magos, n4 4ncienso ni mirra, pero brilla más que ninguna ma auntuosa Ep4fanÚJ. Hay lu;o de púrpura y grana en los e3CUÓ1k:ltD viviendas. La estación se engalana de tu fuego, flor tk PQM;U(J, flor de sangre Jlordekwa flor de $01, . herid4 Jlorecida. • • • (Extraúlo del libro citado) • • • Una fundación cultural llamada "Alaíde Foppa Mauricio Ciechanower asaron tres, cuatro, cinco años. Algo más también. Nunca hubo aclaraciones o modificaciones del hecho original: el secuestro-desaparición de Alaíde Foppa junto al de Leocadio Actún Shiroy. P . En Guatemala fue el hecho. En Guatemala, el silencio. • • • olio Solórzano Foppa se halla empeñado en la tarea de rescatar y reflotar los materiales creativos de su madre. Por varios senderos habrá de ir concretando esta labor. Una ruta: la recopilación de los textos que Alaíde ofreciera ante los micrófonos de Radio UNAM por espacio de una docena de años en el programa titulado "Foro de le. mujer". Probablemente. con la colaboración misma de la máxima casa de estudios. ,Otra: la recopilación. también, de sus críticas de arte sobre pintores mexicanos contemporáneos aparecidas en diversas J'ublicaciones. Entre ellas, en este mismo suplemento cultural de Siempre! La última: una exhaustiva selección que servÍ- J 48 En Tepoztlán, en el estado de Morelos, habrá de arrancar en septiembre próximo el proyecto que, al amparo de la Fundación Cultural A. F., servÍrá para constituir el Centro Cultural Alaíde Foppa, destinado a los niños con problemas de aprendizaje que radican en la citada localidad. En segundo término, y en ese mismo ámbito morelense, se pondrá en funcionamiento un centro de formación de artistas de diversas disciplinas, con el propósito de especializados en la aplicación pedagógíca especial dirigida a los niños con problemática en el aprendizaje. En época de crisis como la que se atraviesa actualmente, el interrogante principal está concebido en términos relacionados con el financiamiento de estos planes y proyectos. Julio Solórzano ha recurrido a los aldabazos con algunas reparticiones oficiales, en aquello del requerimiento de solidaridad pero, hasta el momento en que tomábamos estos apuntes para la nota, no había resultados prácticos a tales solicitudes. AU!lque lo normal sería que se los apoye, argumenta que habrá de seguir adelante contra viento y marea. Por ejemplo, abonando el alquiler del Auditorio Nacional para la función del domingo 3 de mayo; si llega a venir contraorden y se ahorran ese egreso, bienvenido. No obstante el vínculo que" une aJolio Solórzano Foppa con su desaparecida madre. apunta que el de ella no ~ sino uno más entre los casos que. por miles. se han verificado en Guatemala en" el marco de su sistema represivo. Margaret Randall. a propósito de ello, y en un texto fechado en Managua en febrero de 1981, señala que -desde la intervención norteamericana de 1954:- suman ochenta mil los desaparecidos y asesinados en tierra guatemalteca. Pareciera salir sobrando la siguiente acotación: nunca hubo un solo juicio a militares y torturadores implicados en esos crímenes y desapariciones. Y otra del mismo tenor: las cifras proporcionadas por la Randall hace más de seis años se han abultado enormemente. La gente agrupada en el GAM -versión guatemalteca de las Madres de Plaza de Mayo, de Argentina- aún no han logrado resultados convincentes en su ardua labor denunciatoria y de movilización. • • • El arranque oficial del proyecto Fundación Cultural A1aíde Foppa, tendrá lugar el domingo 3 de mayo en el Auditorio Nacional. en dos funciones (17 y 20 horas) y contará con la intervención desinteresada del cantante estadounidense Kris Kristofferson, la intérprete mexicana Amparo Ochoa y el propio Jolio Solórzano. A manera de anticipo de futuras actividades, se anuncian recitales a cargo de Pablo Milanés, Tania Libertad y Guadalupe Pineda. • •• Mujer ... Un ser que aún no acaba de ser no la remota rosa angelical que 108 poetas cantaron no la maldita bruja que los inquiftdores quemaron no la temid4 Y deseoda prosfftuta no la madre bendita no la marchita y "burlada $Olterona no la obligad6 a ser bella no la obligada a ser mala no la que vive porque la de;an vivir no la que debe siempre ckcir que IÍ un ser que trata de saber quién es y que empieza a existir (Poema de AIaíde Foppa quefir,utu en la por1tJdtJ dellJl.. bum "Mujer", de Ampro 0cIwa, DUcot Puebla) " • • • "Tenía interés en hacer un trabajo solidario asociado con el nombre y la obra de mi madre. y encontré en Tepoztlán -que fue lugar donde ella vivió y donde yo vivo ahora parte de mi tiempo- la oportunidad de concretarlo." • • • "Creo que si mi madre hubiera muerto de muerte natural, y no como parte de un fenómeno represivo generalizado en Guatemala, quizá yo me hubiera concretado a publicar su obra; pero al formar una Fundación Cultural -que inicia con este proyecto pero que tiene otros-, también se quiere significar, en el caso del secuestro y desaparición de Alaíde Foppa. el vinculo y la responsabilidad que debemos asumir todos los trabajadores del arte y la cultura frente a los problemas de nuestra sociedad." • • • Alaide I (con el ro;o clavel en la mano) te recordamas (como a la poesía, la revolución, Neruda, abril) Y te esperamos. José Luis Avendaño C. (Tomado de la revista Fem, No. 18, Abril-Mayo 1981, de cuya dirección colectiva formó parte Alaíde Foppa) • • • Pasaron tres, cuatro, cinco años. Algo más también . Con precisión, la cuenta regresiva arranca un diecinueve de diciembre de 1980, en Guatemala. No obstante el permanente esfuerzo llevado a cabo por el Comité Internacional por la Vida de Alaide Foppa (CIV AF), y de otras instituciones, sindicatos, organizaciones culturales y artísticas, religiosas y políticas, el silencio prosigue reinando en el caso de la creadora y de Leocadio Actún Shiroy. Sin novedad en el frente, diría Remarque, en este episodio de secuestro y desaparición. La formal iniciAtiva de arranque de la Fundación Cultural Alaíde Foppa sirve al menos para mantener viva la figura de esta personalidad, al conjuro de una obra solidaria que llevará su " nombre y. a través de su simbología, la de todos los detenidos -desaparecidos de la nación guatemalteca_ Libros CRlSTOBAL Jorge Castañeda México: el futuro en juego. México, Joaquín MortiziPlaneta, 1987 lVONATO CARLOS FUENTES El regreso a la región más transparente ara los que aprendimos a leer la sociedad mexicana, antes de vivirla en el 68, en los libros de Carlos Fuentes (La región más transparente, La muerte de Artemio .Cnaz),abrir una nueva novela del más reconocido narrador mexicano es un acto que tiene que ganar a pulso la barrera del miedo: ¿Volveremos a la región más transparente o nos intoxicaremos en el mar de palabras de n08t1'a ttm'a? Las primeras páginas de Cristóbal Nonato (FCE, 1987), por tanto, se leen con miedo. Fuentes no es culpable esta vez. Son historias que se cruzan entre el autor y el lector. El libro no tiene la culpa de que se avance sobre él con una enorme carga de prejuicios (esta vez positivos y negativos, entrecruzados, racionales e irracionales, amores y odios de un solo golpe). Y bien, se empieza con miedo, pero el miedo va dejando su lugar a la sorpresa.. ¿Qué está sucediendo? ¿Estamos frente a una región que alguna vez fue transparente y a la que se ha añadido 20 años de artificio literario? ¿Quién es este Carlos Fuentes que resulta tan sorprendentemente juvenil, desenfadado, abusivo en el juego de palabras, irreverente y genial de nuevo? Cristóbal Nonato, es el libro de un personaje fetálico en un México donde la alucinación y la catástrofe tomó el país, es el libro de un Carlos Fuentes crítico, violentamente crítico ante el poder; burlón, jugador de palabras. Un extraño Fuentes que parece pariente de José Agustín y los juegos verbales de la generación de la onda al que se sumaría un corrector de estilo gringo (por eso de que sólo haya signos de interrogación cerrando las preguntas). Un Fuentes brillante y ácido cuando cuenta cómo son los pies de los niños, con una suela natural producto de la contaminación, o las historias de coyotes arrojados por los funcionarios a los supervivientes de las colonias marginales de Acapulco. Un Fuentes juguetón cuando rebautiza las calles en spanglish (Mel.O'Field por Melchor Ocampo o Frank Wood por Francisco l. Madero) hablando de una sociedad en la que no sólo el idioma ha sido invadido, sino enormes pedazos del territorio han sido rentados a compañías turísticas trasnacionales o tomados por el rifle de los marines. y del desconcierto se pasa al placer de descubrir la vitalidad de Carlos Fuentes, su solidez narradora, su apocalíptica visión del México de los 90. Y uno soporta los abusos de la palabra que de vez en cuando invaden el libro, la vocación enciclopédica del autor que introduce 20 referencias culturales en una página, su volutad de meter en una novela todo: magia y locura en abundancia. ¿Qué está uno leyendo?, se pregunta el prejuiciado lector cada SO páginas. ¿Qué es este libro brillante que tanto tiene que ver con la literatura de ciencia ficción anglo-norteamericana de los 70, con los textos apocalípticos de Phillip K. Dick, Norman Spinrad, BaUard, John Brunner, Frederick Pohl, Harlan Ellison? y los prejuicios se van a la basura para quedarnos con el libro de un autor autorrenovado, juvenil (viejo-joven, joven-viejo) que nos propone el regreso a la región más transparente transmutada en el hoyo del fin del mundo. Hay que leer1<'. El único defecto, el precio. (PIT II) P Roger Simon El pato de • Pekín. México, Planeta, 1987. Biblioteca policiaca. Roger Simon, escritor policiaco que estuvo recientemente en México, logra conjuntar en El Pato de Pekín algunas de sus obsesiones: la generación sesentaiochera norteamericana, su situación al paso de los años y la reflexión sobre las condiciones de vi- da en los países socialistas. En este caso el detective Moses Wine viaja a China junto con una serie de ex activistas estadunidenses que en su afán por descubrir los misterios del país oriental se autodescubren en sus incongruencias, sus pasiones y su alejamiento de las luchas estudiantiles. Si bien es cierto que El pato de Pekín no es la mejor novela de Simon, es verdad que es una buena muestra de lo que están haciendo los jóvenes escritores policiacos en el país que fue cuna del género. (CP) La actual situación y el futuro de México interpretados vía el ensayo periodístico. Nuestras relaciones con los Estados Unidos de Norteamérica; Centroamérica y Contadora; las posibilidades de una democracia mexicana. Jorge G. Castañeda utiliza distintos recursos para lograr su análisis: la entrevista informal para obtener información de primera mano; el rigor en el manejo de los elementos de investigación y la flexibilidad en los juícios. La aproximación que con todo ello se obtiene es sumamente honeSta y útil para los tiempos que corren. (VR) José Revueltas Las evocaciones requeridas. México, ERA, 1987 Inicio de unas memorias inconclusas, notas de cuadernos, cartas personales, escritos de prisión, notas de viaje, escritos políticosL ordenados cronológicamente, excelentemente anotados por Andrea Revueltas y Philippe Cherón y estupendamente prologados por José Emilio Pacheco. Material de fondo en la biografía del escritor, clo8et de intimidades, contexto a las novelas y a las biografías políticas aún por escribir. Un libro notable porque abre la posibilidad de una lectura paralela de la obra dI' ltevueltas, tan interesante como la- ¡jOra misma. Lástima del precio que condena su lectura a ser de minoría chica, 10 mü pesos los dos volúmenes. (CC) María Izquierdo. Introducción de Carlos Monsiváis. México, Casa de Bolsa Cremi, 1986. La obra pictórica de María izquierdo fue en su tiempo admirada y reconocida por gente como Antonin Artaud, Carlos Pellicer, Luis Cardoza y Aragón, Pablo Neruda. Hoy, sin embargo, su obra abundante y misteriosa, en al~os casos perdida, prácticamente se desconoce. Este libro, sin duda el mejor estudio que sobre María Izquierdo se ha realizado, ofrece reproducciones de su obra y testimonios de sus contemporáneos. La nota introductoria de Carlos Monsiváis es excelente. No se halla a la venta, es edición privada. (GT) Libro: ¡Qué cosas pasan! HISTORIA DE UNA EXTRAÑA INJUSTICIA . n~ .Ia"df"n terling Hayden era un rrsonaje personaje en e Hollyw~ de postguerra: héroe durante la segunda guerra mundial (fue enlace de los partisanos yugoeslavos), actor duro, futuro compañero de Bogart y Garfield, protagonista de una gran película policiaca realizada por Kubrick (Tbe Killing). En 1946 se había afiliado al Partido Comunista y seis meses después lo abaIÍdonó. Cuando se inició la cacería de brujas en Hollywood, Hayden se desplomó y denunció a varios compañeros, entre ellos Abraham Polonsky. No le sirvió de nada. Su carrera se fue haciendo humo. Repudiado por los liberales del cine, sus viejos compañeros, fue quedándose sólo. La promesa del gran actor duró para los años SO, desapareció. Treinta años después Sterling Hayden reapareció en los titulares de las revistas culturales norteamericanas, pero no por sus dotes actormes, sino por la publicación (1976) de una sorprendente novelar Voyage, que curiosamente no era el libro de un amargado reaccionario, sino un libro lleno de vida, fuerza y calidad narrativa. Voyage, que permaneció justificadísimamente meses en la lista de los 10 más vendidos del New York Times y Publishiers Weekly, narra la historia de dos barcos, un carguero y un yate de lujo, y el mundo de los marineros a fines de siglo en los Estados Unidos. Hayden debió haber dedicado años a la investigación, porque el libro está lleno de detalles que le dan carne y hueso a las anécdotas, que rodean unos secos e insuperables diálogos. Un libro áspero, del que brotan los conflictos sociales como de una fuente envenenada, sólido, bellamente escrito. En 1979, la editorial mexicana Láser Press publicó La travesía, título en español de Voyage, con una enorme edición de 10,200 ejemplares. El libro pasó sin pena ni gloria. Sus ventas no deben haber alcanzado los 200 ejemplares. Los lectores de bestseller lo rechazaron y los lectores de buenas DOvelas a secas no se enteraron de la existencia del libro. No aparecieron reseñas en la prensa. Sin embargo aún puede repararse esta extraña injusticia. Hay pilas del libro en las librerías Hamburgo del DF (y relativamente baratos). S er' PIT 11. 49 científicos, los demógrafos y los turistas (escasísimos y almente desorientados y traídos a la por el ayuntamiento desde algún pueblo de ancianos adinerados y somnolientos de Texas o Kansas) no han logrado ponerse de acuerdo al intentar responder a unas cuantas preguntas con respecto a la ciudad de Jalapa: a) ¿Se escribe con Ux" o con Uf? Y en uno u otro caso, ¿qué consecuencias acarrea tal determinación sobre el carácter y costumbres de los (x) jalapeños (si es que en realidad existen)? b) ¿Por qué (X) Jalapa se oculta habitualmente entre brumas londinenses desde su pudibundo tobUlo que puede ser Perote hasta su alto cuello que viene a ser Las Trancas? ¿Pudor, vergüenza, pecados ocultos, esnobismo? ¿Quízás temor a ser asaltada por bárbaros incultos provenientes de las tierras bajas (Veracruz, Alvarado, TIaootalpan, Coatzacoalcos) o de las altas mesetas y las desérticas llanuras del norte y el centro (DF, Puebla, Monterrey)? c) ¿Cuál es en realidad la distancia que media entre el DF y Jalapa, si el tiempo del recorrido puede variar desde las tres horas en Mustang de junior hasta las ocho en Autobuses Unidos? d) ¿Por qué se le llama la Atenas veracruzana de forma tan impúdica e insistente? e) ¿Por qué no hay ni un solo prostfbulo decente y el único modo de incurrir en los deleites carnales es recurrir a un elusivo profesor Adán, al que sólo se llega ,gracias a exclusivísimas recomendaciones? . :.' , . . f) ¿Por qué el ~~?t~por ciento de los chilangos y demás co~os que emigran. a J(X)alapa -atriÚ~ por e! olor de la montaña, el aire del armarlo añosó' de la prima Agueda, y huyendo del tránsito o la bota militar o el esmog o los sismos- terminan por convertirse en novelistas agraciados con uno o más premios nacionales que otorga el INBA? .;. ..., .. Las respuestas a las anteriores preguntas han sido diversas, distantes y contradictOriU~' La verdad es que cuando J(X)a1apa aparece en los noticieros, una de dos, o se celebró una caminata internacional con Ernesto Canto dándole en toditita a los extranjeros en torno a los paradisiacos Lagos del Dique, o hubo un magno congreso de escritores que se pusieron la ciudad (¿pueblo culto pero sin un solo Sanboms?) de sombrilla, gorro y sombrero. En Jalapa sólo hay un sitio donde se pueden comer hamburguesas; el número de salas de cine no llega ni haciendo mucho esfuerzo a diez (tres de ¿primera? en Plaza Cristal, dos en las Salas Gemelas, los dos Variedades que tiran a segunda y casi tercera, el Pepe y el lCubrick, de segunda popular, y finalmente el Radio que es algo asi camo el palacio negro de la cortadisima pornograHa); hay pocas taquerias y no muy' buenas (la mejOt: Y más afamada es la de doña Pina, que atiende a partir de las doce de la noche a unos borrachos que insisten asnalmente en llamarse ubohemios", tal vez porque en medio de la niebla perdieron el sentido del tiempo); la mentada taqueria está (o estaba, porque según parece ya le pasó un eje vial por encima) en plena calle, cerca de la salida a la poética y llena de pájaros Coatepec de Maria Enriqueta, bajo' un árbol y es prestigiada no sólo por la calidad y virulencia chilosa de sus tacos, sino por el aderezo lingüístico que la poco pudibunda señora le pone a los productos de sus cochinos. Lo de la "Atenas veracruzana" ha sido objeto de enjundiosas disquisiciones entre los ociosos del café La Parroquia . Gracias a la tergiversación idiomática, algunos calumniadores han convertido el manido y transitado epiteto en otro: la ••Apenas veracruzan"'. Y dan razones para su insolvente irrespeto: que el ambiente intelectual de L 50 OS r::. ](X)ALAPA De mis posibles recuerdos (Ensayo de un suicidio social) MaJ;CO- Tullo Aguilera Garramuño Prada Oropeza (que aquí perdió su afición pOI los guerrilleros); César Rodríguez Chicharro y muchos, muchos otros valiosos varones del que• hacer intelectual han adoptado, aunque sea fugazmente, la ciudadanía jalapeiia. Se van unos y vienen otros. Díaz Mirón paseó su arrogancia por el Parque de Los Berros -una de cuyas avenidas lleva hoy su nombre-. Vinieron los estridentistas con Maples Arce a la cabeza y, estimulados por la locuacidad del general Heriberto Jara, hicieron sus extravagancias, cambiaron de nombre a la ciudad (que se llamó, provisionalmente y quizás sólo para ellos, uEstridentópolis") y quisieron convertir a esta neblinosa Londres veracruzana en el centro de la vanguardia artística americana. No faltó quien criticara a Maples Arce por el hecho de venir a trastornar la bucólica vida de los jalapeños (que quízás en ese entonces sí existian; un científico frenáptero preocupado por la ausencia de jalapeñas del sexo más divertido ha descubierto una forma infalible de reconocerlas: las jalapeñas -dice- se caracterizan por ,tener las pienras excesivamente peludas, el carácter esquivo y la pelvis baja con respecto al centro de equilibrio natural), trayendo aires de fronda a un sitio en el que las bugambilias, los manantiales y los burritos cargados todavía adornaban la santa paz de las iglesias. En El Universal nustrado del 10 de septiembre de 1925, un tal Ortega, bajo el título de uLos escritores que no viven de la literatura" escribe: El apóstol, el demoniaca (de) Manuel Maples Arce, es juez de no eQtiendo qué instancia, y sobre el papel de oficio deja madrigales a los jóvenes de Jalapa, renegando de Rag y Andamim InterWrea, dedicado a levantar en firme los andamios de la fortuna futura. Escribe a uno de sus discfpulos que en provincia es pesada la tarea de renovación espiritual, pero que en regresando a su ciudad de hierro comprará un automóvil y un edificio de cincuenta pisos, para instalar en él las oficinas del movimiento estridentis- tao Jalapa poco tiene que ver con las pompas ligeras y coquetas de los carnavales costeños; que Jalapa está más cerca (ffsicamente, por lo menos) de los empfreos olimpicos que del pródigo y contaminado (por Pemex) mar sabroso con todo y sus palmeras borrachas de sol. Los defensores de la alcurnia intelectual jalapeña abundan en justificaciones para comparar sin pudor a esta ciudad con la Atenas de Sócrates, Platón, Aristóteles, Praxíteles (¿ese no? Bueno): aquí no vivieron y medraron un Fidias o un findaro, pero sí Juan Vicente Melo, Sergio Galindo, Emilio Carballido, Alva de la Canal, Charlot, Díaz Mirón, Rubén Darlo, los estridentistas, Luis Arturo Ramos, e infinidad de poetas, criticos, novelistas de todas las nacionalidades. Jorge RuffineUi (que en paz descanse en su cátedra -tenure, la llaman -en la Universidad de Stanford); (otra característica: de Jalapa se sale directamente a la gloria: cátedra en universidad norteamericana, puesto ejecutivo en ellNBA, o cuando menos beca vitalicia como investigador); Demetrio Aguilera Malta -que no es tío ni pariente cercano de quien esto escribe y que a partir de ahora debe ser llamado UAguílera el malo"-; Renato Se refiere el articulista al hecho de que, gracias a una recomendación epistolar del poeta y diplomático Alfonso Cravioto, a Maples Arce se le hubiera asignado un puesto judicial (es, de paso, incomprensible que se critique a los intelectuales por aceptar a veces chambas oficiales: ¿qué? ¿No tienen derecho a una cuentita en el banco?). Hasta la actualidad, los artistas, escritores, poetas, en su mayoria viven a costillas de la Universidad Veracruzana, que generalmente los poDe a laborar en puestitos intrascendentes, en oficinas kafkianas (las más propicias para suscitar iluminaciones) . No creo que haya en México. Quízás en Latinoamérica. Bueno: en el mundo, una ciudad en la que exista mayor concentración de artistas por kilómetro urbanizado. En el edificio de la Editorial de la Universidad Veracruzana (la palabra uedificio" debe aceptarse como alegre eufemismo; en realidad lo que llamamos La Editorial es una casa ruinosa, carcomida por la lepra de la humedad -alli labora habitualmente Garramuño, nuestro escritor colombiano preferido, bajo una lluvia de cal que le ha servido de inspiración para escribir Cuento& para de8puh de hlIcer el amor, Paraisos hostiles, ÚI8 seducciones y Mu;eres «mad4& (inéditas las dos últimas)- cuyo teléfono (de la editorial, claro) está o congestionado o mudo por falta de pago) he llegado a contar (atención a las estadisticas: no llega a medir cincuenta metros cuadrados, la Editorial, obvio) a cuatro novelistas Guan Vicente Melo -tozudamente sonriente a pesar de seis o siete operaciones / y la amenaza altamente literaria tle cortarle su mejor pierna-, Luis Arturo Ramos, Raúl Hernández Viveros, el autor de esta nota}, un poeta que en lo que se refiere a productividad y volumen corporal excede a cuatro narradores normales, tres críticos literarios y seis o siete aspirantes a novelistas, poetas o críticos esenciales al estilo Alfonso Reyes. En esta editorial, con todo y el desastre material, se producen más libros, señores, que árboles sanos existan en el vapuleado Cofre de Perote. No todos merecen el Nobel, pero los del Premio Villaurrutia quién sabe por qué oculta perversión insisten en agraciar a la Veracruzana con sus suaves pesitos. Es innegable: a J (~}alapa ninguna ciudad la supera en cuanto a narradores por kilómetro urbanizado. Ni mencionar a los poetas, piñtores y músicos: son plaga y amenazan con insultar a la eternidad. Consideremos el aspecto/MUSICA. Aquí tenemos al mejor guítarrista del mundo. Alfonso Moreno (quíén lo ve tan calvito él, humildoso y con sus trajes pasados de moda). Sobran compositores. Está Armando Lavalle, que fue discípulo en más de una actividad de Silvestre Revueltas, y está Raúl Ladrón de Guevara (ahora dueño absoluto de las artes t!n la Universidad Veracruzana). Por aquí anda, con su rostro de Boris Karloff, un tal René Baruch, musicalizador de cuanta obra de teatro se produzca en Jalapa, muchacho de un talento que ojalá no se vaya a desperdiciar uno de estos días yéndose a perder al DF. Tenemos el orgullo de poseer una orquesta sinfónica que suena durísimo en la sinfonía 1812 y que le entra a cualquier composición con un director o con otro (cambian frecuentemente, pero invariablemente salen de la sinfónica de Jalapa fletados ya sea a la sinfónica nacional o a alguna institución similar de Estados Unidos). y nuestro coro no se achicopala ni con la Noveno !infonía. Los conjuntos de música afroantillana, andina, los tanguistas, los compositores de baladas, los grupos tropicales, pululan como los hongos sobre la boñiga tierna. Así como no hay (casi) mujeres jalapeñas, ~am­ poco hay ricos. Aquí todos somos intelectuales de la clase media pequeñoburguesa tirando a proletaria a causa de la crisis. O quizás sí haya ricos, pero no se dejan ver, pues viven refundidos en casas señoriales, con lagos y prados y cisnes y caballos de pura sangre, en una colonia edénica llamada Jardines de las Animas, no muy lejos de una enorme planta de gas que los pobres de mala leche han llamado Nuevo San Juanico. Lugares históricos sobran, personajes típicos haya granel. Tenemos, por ejemplo, a Juanote, un fortachón, un macizo jalapeño, cuyas virtudes son varias y muy apreciadas. Es fama que puede cargar él solito, un piano de cola y subirlo sin descansar hasta la cima de la cuesta de Bravo, sin lastimarlo, sin ocasionarle un rasguño, sin más ayuda que sus cuerdas milagrosas y su conocimiento intuitivo de las leyes de la física. Juanote, haga frío o calor, discurre por Jalapa con el pecho velludo descubierto, los pies enfundados en recios huaraches y su ropa de batalla a más de las sogas (sus instrumentos de trabajo). Es común verlo subiendo o bajando las cuestas (o las bajadas, en su caso) con enormes armarios al hombro. Muchos de los viejos habitantes de Jalapa (potque ésta es ciudad de extremos: masas incontables de jóvenes estudiantes y gran cantidad de ancianos; aparte, naturalmente, de los burócratas del gobierno, que aquí abundan y medran cofrenolitos en torno a la inmarcesible ubre) no se atreven a confiar sus muebles a los modernos y escandalosos vehículos, sino que prefieren pagar unos cuantos pesos a Juanote, quien portará sus enseres con cariño y dedicación. Juanote, a pesar de su aspecto rústico, con todo y la natural bondad que permea su rostro y su humilde actitud, es un melómano connotado que tiene acceso gratis a todos los conciertos de la Orquesta sinfónica de Jalapa. Tenemos aquí también (como en toda ciudad que se precie de cosmopolita) un cine en el que se llevan a cabo toda clase de componendas, arreglos, acercamientos, arrumacos, deleites de orden sexual. Es un magno edificio digno del realismo mágico, testimonio de épocas si no mejores más pacientes en el minucioso arte de la arquitectura. Una edificación laberíntica, con abundancia de escaleras, recovecos y meandros, baños ocultos y oscuros, dignos paraísos de los osados y pervertidos que aún medran entre la neblina (el padre Lima sostiene que los auténticos jalapeños son de virtudes cristianas acrisoladas y que todo mal proviene de regiones allende las comarcas poblanas). Al final de las escaleras sórdidas y llenas de tes.- timonios gráficos en el mencionado cine, se desemboca en un gallinero muy cerca del techo: allí no hay asientos sino viles escalinatas de cemento sobre las que campea en la oscuridad una multitud de felices malvivientes (o a la inversa, todo depende...) que se dedican a los goces de sus preferencias. El gallinero del tal cine ha sido declarado Territorio Libre de Jalapa y allí no hay piedad ni censura: cada cual va a lo suyo y la felicidad está con todos. . Mencionar el nombre del cine sería riesgoso. Habría una poco deseable estampida desde el DF hacia Jalapa. (Ypara qué encarretarlos: aquí estamos completos.) Tenemos además muertos que siguen dando lata. Caso de un multimíllonario embalsamado que recibe más atenciones que una princesa egipcia. En el cementerio municipal, todos los lunes a altas horas de la noche se reúne una pequeña cofradía de sirvientes, manicuristas, peluqueros, maquillistas, que se dedican a perfumar, bañar, cortar pelo y uñas y cambiarle la ropa (siempre nueva y echa sobre medidas en Londres) al señor Severo Jiménez (digo, a su cadáver). Una vez conwletada su toilette (disposición testamentaria 'ltima voluntad del hombre que quiso pavintar con oro la carretera a Coatepec), se le vuelve a sentar en un magnifico Luis XV, tras una vitrina. Allí lo visitan los pobres que, como es natural, lo consideran milagroso. En Jalapa todos los que se consideran intelectuales (pero no lo son; los que en verdad son artistas e intelectuales no salen de sus casas pues siempre están a punto de concluir una obra de arte, un ensayo o cuando menos la lectura de un libro gordísimo) y no tienen mujer ni oficio ni fiestas pendientes, van al café "La Parroquía" y allí recopilan las mujeres, los oficios y recogen información sobre las fiestas (que en esta ciudad siempre se fraguan a escondidas, para evitar las visitas de los gorrones y los porros). En general, n~die encuentra nada en La Parroquia;- excepto el aburrimiento, la angustia existencial (tan pasada de moda y sin embargo tan vigente) y la certeza que desde hace siglos no llega ni un buen cuero nuevo a la ciudad. Las parroquianas afirman lo mismo. Sólo que hablan cambiando el sexo de sus anhelados protagonistas. En La Parroquia hay meseros extremadamente solícitos, a quienes se les ha hecho más de un reportaje en uno de los tres periódicos importantes (Diario de Jalapa, El Sol Veracruzano, El Gráfico). Uno de los meseros, Othón, es tan popular que podría llegar a alcalde. Maratonista, guasón, correoso, algo culto (como corresponde), enterado de todo, Othón tiene todos los datos sobre las movidas interesantes. A una cuadra está el único café de chinos (éstos auténticos: ni siquíera se han ocupado de aprender el castellano), en el que encallan los noctambulos: centro de reunión de los que salen del íncluto cine mencionado anteriormente, puerto de los expulsados de La Parroquia -que cierra a las once-, sanedrín de chicas y chicos d obedientes, el café de chinos hace honor a la tradición y goza de las cucarachas más robustas e insolentes de la ciudad. También en Jalapa (el inventario se antoja interminable: tantos son sus secretos atractivos) esiden los teatreros más intrépidos de la república. Antes se llamaban La Infantería Teatral y bajo tal rubro se enfrentaron (creo que en el teatro Milán del DFj a las hordas de las guerrillas guadalupanas, que porque los muchachos habían ofendido a la virgencita madre de México. Hoy, organizados en el ORTEUV, están estrenando una obra en la que participan mujeres trapecistas, magos que echan fuego por las manos, saltimbanquis y otros funámbulos. La obra se llama Madre Juana de los Angeles (y dale con las madres; algo buscan) y lleva a escena orgías fellinescas, folladoras y felladoras, gráficamente, sin apagar las luces y hasta en cámara lenta, para que la gocen los canallas. Oculta entre los castos dedos de la neblina, Jalapa guarda para el visitante (y aún para el viejo e ingenuo residente) más sorpresas de las imaginables. Aquí, amigos, en menos de cinco años un lego puede resultar novelista premiado, plástico con exposiciones a granel, licenciado en derecho y fondista (si es que no se deja chupar por la burocracia o la desidia). ¿Será porque con las noches tan densamente blancas a nadie le da por salir a la calle, o porque el aire de montaña estimula al pequeño, insoportable artista que todos soportamos dentro, o porque secretos efluvios dejados por ancestros célebres obligan a inventar argucias para matar el tedio o porque la invasión de cueros no llega a estas tierras u obedecerá a la rastrera ley de la inercia que sostiene que los cuerpos puestos en movimiento (intelectual) persisten en su actitud mientras no vengan fuerzas mayores a modificar sus regulares existencias? Como dice la conciencia crítica de Jalapa: Chi sao Jalapa, 8 de abril de 1987. 51 un cuento ESE ARGUMENTO Miguel Bonasso He imaginado el argumento de una n~ vela que por razones de ceguera y ocio no publicaré y que sería el reverso de la admirable Guerra del cerdo, de Bioy Casares. El tema de ese libro es una conjuración de los jóvenes contra los viejos; el tema del mio, cuya redacción queda a cargo de cualquiera de mis lectores, es una conjuración de los viejos contra los jóvenes... Jorge Luis Borges el día del exterminio se presentó sin excesi· vos sobresaltos. Apenas un gusto a ceniza. Un remolino de papeles en la calle. Se había obligado a levantarse temprano. Con ojos arenosos ingresó a la penumbra húmeda del ~aAo y tardó un buen rato en recuperar su cara en el espejo. Después, en la cocina percudida y ajena, se estremeció con la sigilosa carrera de un piojo que hufa pegado al zócalo. La ausencia se fue corporeizando lentamente, mientras trasegaba a desgano el café recalentado. Recordó entonces el hueco de su cabeza en la almohada, algo más hondo que de costumbre. Y algunos cabellos dispersos, abandonados en la marejada de las pesadillas inconfesadas. Era impreciso decir que se había ido. No estaba. Su desaparición era la coronación de un largo proceso que la había convertido en su compañera. Estiró la alarma lo más que pudo, como la mecha de una bomba, postergando la explosión de los síntomas y presentimientos acumulados en los días anteriores. Nadie había concurrido a las citas. Nadie había dejado caer su palabra de continuidad en los teléfonos. La ciudad entera aparecía vaciada de sus contenidos habituales.· La carencia de mensajes empobrecía los contornos, relegaba a los otros al papel. de meras sombras que se escurrían bajo un sol macilento. De fuga en fuga, de desaparición en desaparición, había llegad-:- basta ese hueco en la almoha· da, hasta esas pantuflas precipitadamente abandonadas sobre la alfombra raída, hasta ese recalentado café sin retomo. Los había unido tanto la costumbre de la pa· sión como las certidumbres de una metáfora dura y fUosa que los dos abrazaron con premeditación y espanto. Sabía que resultaría penoso vivir sin ella lo que restaba, pero un cansancio antiguo y polvoriento le adormecía las angustias y las enjaulaba. En cierto modo estaba previsto. Con paso de humo habían recorrido las sucesivas estaciones de la noche. Primero éste, luego aquél. Los años felices de la Gran Conspiración iban ya hacia el ~ no invertido del Tiempo. Arena sobre arena. Agua sobre agua. Se sentó a esperar la llamada en el destartalado sofá del living extraño, que lo recibió con resortes hostUes, haciéndole notar que lo consideraba un dudoso agregado. El teléfono también aguardaba silencioso. Había pasado días y noches recelando el llamado, mientras ella recorría las calles del miedo. lnmóvU, regustando la incomodidad del asiento 52 desvencijado, la sordidez inverosímU de la sala. Atisbando las distintas horas por los ruidos y los olores del edificio. Las mañanas, un tintineo de tazas y voces agrias de sueños quebrantados; los mediodías, un vapor de pucheros sobresaltados por caballerías infantUes de regreso; las tardes, un mismo romance celeste y televisivo ascendien· do como una enema de miel por las cañerías; las noches un crepitar de mUanesas rebozadas por las quejas simétricas y solitarias de la casa y la oficina, hasta disolverse en noticieros y toses cada vez más apagadas. Esa tarde, mientras la heroína multiplicaba sus sollozos en cien televisores, se levantó del sofá con el ánimo subvertido. La ciudad se colgaba sombría y verde, presurosa de vientos y tormen· tas, por todas las ventanas. Se abalanzó hacia el escondite y estuvo a punto de sacarla. Ya la alcanzaba con la yema de los dedos, cuando lo paralizó el timbre del teléfono. Lo dejó sonar tres veces más. Tal vez para asegurarse. Luego volvió sobre sus pasos al liclng absurdo de los paisajes pastorUes, se plantó frente a la repisa y lenvantó el auricular de un manotazo. Un silencio carnoso y oscuro se le coló en la oreja. No preguntó nada. Esperó jadeante durante varios minutos hasta que el silencio se convirtió en un inofensivo sonido mecánico. "La próxima llamada será por la noche", se di· jo mientras su cara lo espiaba desde los espejos. Colmó la espera fraguando planes y esperanzas. Ella volvería rompiendo la prohibición de las puertas. Con ella los otros. Y detrás los días de la Gran Conspiración. Cada tanto controlaba a la distancia el totem negro de la sala. Para frenar la llamada. O acelerarla. Para contestarla con un aluvión de insultos como guijarros. Y correr luego, escaleras abajo, entre novelas y milanesas, hacia el viento húmedo de la calle. Hasta llegó a disfrazarse. Sonreía en el espejo a medida que la barba se convertía en bigote y el lápiz de maquillaje (que ella había abandonado en su desaparición) le añadía comisuras despectivas, agrias patas de gallo, horas apuradas antes de tiempo. Contemplaba la cara imposible de veinte años después cuando el teléfono lo alcanzó como un escopetazo. Era inútU no responder. Esa llamada venía fabricándose ~n los remotos torrentes de su sangre mucho antes de nacer. La voz no preguntó ni ordenó. Sin embargo él supo a qué atenerse. Sonaba densa de malvones, acicateada por remotos juguetes favoritos; olía a cuadernos de escuela pródigos en borrones y raspaduras. Iba y venía, como un péndulo grave, dejando en el vaivén perdones y amenazas. Parecía disponer de toda la eternidad y sin eme bargo se la adivinaba urgida por un inalcanzable compromiso. No necesitó argumentar su conv~ catoria, ni aportar datos precisos. Le bastó una vaga evocación del negro portón de hierro y del sendero de eucaliptus. Sacó la pistola del embute y la sopesó en la palma, mientras la cabeza se le llenaba de pájaros nocturnos y la opaca certeza de la Quinta lo vaciaba de sus otros recuerdos. Bien entrada la noche abandonó la casa ajena. Al llegar a la estación adivinó que el tren lo estaba esperando. Eligió un vagón vacío y una negra butaca junto a la ventana. Arrebujado en el abrigo no quiso mirar la cata que se transparentaba sobre un universo de casas chatas y suburbios desalmados. No prestó atención a los clubes y cuarteles que volaban hacia atrás, hacia la ciudad perdida. A los andenes desiertos. A las casetas podridas de los guadabarreras. La Quinta se alzaba con sombras cada vez más definidas. Una jungla empobrecida por las heladas. Un matorral perverso dominando los parterrea, brotando infatigable en los muros descascarados. La vieja estación quería parecer indiferente y solitaria. No temblaba cuando se enfrentó con el pasado al ingresar al territorio. La negra calle de tierra se abría dura y malévola como las cachas de la pistola que iba sobando. Caminó bajo los paraísos pelados que sonaban quebradizos con el viento. Y aunque sólo se oían sus pasos presurosos y un único hombre caminaba en aquel yermo, a cada metro, a cada recon~ cimiento, iba creciendo la presencia alterna, la oscura respiración del enemigo. Ya no había perros que ladraran tras el portón negro. Ni hacían falta. El portón estaba entomado y lo terminó de abrir reconociendo de inmediato el ruido crispado de sus pies sobre la grava. Esa única luz del frente le dijo lo que le restaba saber y se preguntó si no debía volver corriendo a la estación o quedarse ahí, a mitad de camino, esperando a pie firme hasta que todo se COnsuma...ra. Como única respuesta siguió caminando. Temeroso de pecar. Dudando si ese avance no constitufa una deserción, un abandono cobarde provocado por el infinito cansancio. ... ( La casa crecta y crecta y él comenzó a sospechar que podfa haber una conjuración previa. Que la Gran Conspiración podfa estar prevista como una etapa necesaria. La sospecha lo anegó de un odio espeso; sus pasos se hicieron cada vez mú enérgicos y ruidosos. No lo esperaba en el porche, ni detrú de la puerta otra vez entreabierta. Aguardaba en su sillón de cuero, frente a su escritorio. Fingiendo indiferenci... como la estación y la calle. Sin molestarse en volver hacia él su rostro encallecido cuando preguntó: -¿Viniste? Recordó la escena. Ya la había vivido. El detenido en el marco de la puerta, entre la noche y el tiempo; el anciano calentando su copa en la mano pecosa, preguntándole: ..¿Viniste?,' como quien abre una cisterna. Le resultaba imposible evocar las caras sucesivas que encerraba el rostro apergaminado y ceniciento. Otro pelo que no fuera ese cepillo blanco o su bigote de estatua. Otros ojos que esos botones duros y grisáceos, entrecerrados en la interrogación. -Sabía que ibas a venir -dijo el otro Y apuró el resto del cognoc. Las palabras quedaron flotando como turbia neblina sobre la alfombra. El se sacó el abrigo Y lo arrojó sobre un sillón, con deliberada grosería. -¿Dónde están? -preguntó sin poder evitar un temblor, pero no se atrevió a mirarlo. El viejo, en cambio, lo estudiaba fríamente. El cuerpo alto y recio que ahora se derrumbaba en un sofá sin muelles a la vista; la piel fresca, levemente sonrosada, recorrida por sangre caliente; la energfa de los pómulos; la generosidad de las manos grandes y delgadas, sin pecas. Se decidió a enfrentar los botones grises. -Quiero saber qué hicieron con ellos. La mano pecosa se levantó en el aire, en una vaga señal que pretendía decir: "IY yo qué sél", pero certificaba la disolución de los ausentes. Los dos los vieron al unísono. Vivos, risueños y encolerizados. Atravesando a paso de carga las calles de la ciudad. -El mundo ya está hecho... La mano del viejo temblaba sobre la carpeta de cuero. - ... y hay que entenderlo. Uno llega a ocupar su lugar y decir su parte del libreto. Los viernes santos... El golpeó el piso con desesperación. -¿Y ella? '¿Qué hicieron con ella? El viejo bajó los ojos hacia sus papeles. Reco- ma línea a línea cópulas frutales y estruendosas. Gemidos insoportables que se multiplicaban a toda hora. Coitos que se encendían abruptamente en camas y portales, en baños y cocinas, en árboles y matorrales, en todas las oquedades propicias del mundo. El pergamino de la frente se había fruncido. -Ella nunca me gustó. Era muy... No sé cómo decirlo. Temblaba de odio Y estuvo a punto de sacar la pistola. -¿Qué vas a hacer? Ahora preguntaba el viejo. Los botontes grises se habían convertido en dos gotas titilantes. Los colgajos del cuello flameaban en la tensión. Ni rastros de la dura corteza. Era un montón de huesos y pellejos suplicantes. El se volvió a sentar derrotado por el agobio. No alzó la vista al cielorraso cuando se escucharon pasos en el piso de arriba. El viejo hurgó en los bolsillos y sacó el reloj que había heredado-de su padre. Lo consultó y lo volvió aguardar. Ansioso, imistió con su pregunta. Ya ni lo escuchaba, absorto en los tristes arabescos de la alfombra, en los fetiches sombríos de la chimenea. Las palabras mohosas del anciano no lo arrancaron del trance. -Hemos pensado que hagas un viaje. Ahora estaba hipnotizado con el amarillento mapamundi, buscando entre paralelos y meridianos la certeza de un lugar propio en el mundo. El cavernoso aliento de la cisterna. -Un viajecito... -insinuó obscenamente. Crujieron los peldaños de la escalera. -¿Cómo empezó todo? -se Ofó preguntar desde el sueño. El viejo había recuperado la pose espectral del comienzo. -Es una larga historia. Y tal vez no tiene demasiada importancia. -¿Cómo lo lograron? -repitió con la terquedad de los sonámbulos. El viejo no pudo evitar una sonrisa satisfecha. -Ya te dije. Cada año hay una representación de la Pasión. Y todos los Viernes Santos Cristo es Cristo. Judas es Judas, Maria es Maria y Pilatos se lava las manos. . Quiso contestar que no era cierto, que cada Pasión es distinta y que Judas puede hacer de Cristo al cambiar los años, los pueblos y los actores, pero se quedó rumiando antiguas impotencias. Se cerró una puerta. -Yo te digo lo que sé. A mi edad no es fácil inventar. Fue el final de la calma. Se alzó como una ola negra y alta dispuesta a devorar toda la Quinta. -Rompieron todo. Ensuciaron todo. Aturdían con sus gritos y sus tambores. Con sus amenazas pintadas en las paredes. Soliviantando aios buenos. Alterando el diseño inmutable. Pateando la resignación. Abriendo las compuertas de la cloaca mayor. Nos querían arrojar por la ventana para encender con nuestros huesos sus hogueras y sus delirios. No sabíamos de dónde habían salido. Y no creas... y no creas que reaccionamos enseguida. Nos costó trabajo entender, porque ustedes acufiaban moneda falsa: obligaciones ajenas y penas ajenas. Cuando entendimos volvimos a odiar... Ahogado en la propia cascada se sentó con un ruido de papeles sin reposo. A través del velador y la carpeta su voz, repentinamente mortecina, serpenteaba hacia la silueta joven diluida en la penumbra. -No sólo alteraron las palabras. Lo que no estamos dispuestos a perdonarles es que esgrimieran la esperanza. Lo escuchaba atentamente. Ya no parecía adormilado. -La esperanza -es sabido- enloquece los relojes. Enciende a destiempo las sirenas de las fábricas. Cambia el clima. Termina con las excusas de la humedad. Abre las puertas al tuteo. La espéranza es una provocación, un malentendido, un robo. El cepillo blanco se había hundido entre las manos pecosas. Tosía y se sacudía en un siseo quejumbroso. El se había puesto de pie y avanzaba hacia el escritorio. -Quiero saber... El viejo segía escondido entre sus pecas. - . .. si la Gran Conspiración estaba en el. libreto. El saco de papeles quebradizos se encogió de hombros. -Qué más da... -¿Estaba? Los ojos se velaron. -Al comienzo, no. Después la incorporamos. Lo escrutó con desconfianza. -Me preguntas, te contesto. Recordó las revistas, los posters, las camisetas impresas. Estuvo a un tris de escupirlo o darle una bofetada. Se volvió al diván y se aplastó contra los almohadones de plumas. El viejo extendió una'" mano torpe hacia la Imitación de Cristo. -Acé dice... -No me Jeas. Se oyeron ruidos en el cuarto de alIado. Ninguno de los dos quiso mirar hacia la puerta. El viejo, imprevistamente, ensayó una sonrisa verdosa. - También podrias quedarte acá... Cloqueó - ... trabajar conmigo. Una densa humareda revivía las horas del jardín. Se sintió mú viejo que el viejo. La memoria de los dos era un cementerio. No se dignó a contestarle. El reloj de la sala anunció la hora. Los ojos antiguos centellearon en la penumbra. -Queda poco tie¡npo -su voz se iba resecando con los minutos hasta convertirse en una pasta sin destino. La habitación vecina exhalaba suspiros de impaciencia. -Está bien -exclamó por fin uno de los dos. El viejo volvi6 a levantarse con un nuevo sobresalto de papeles cascados. El echó una mirada al abrigo sin recordar la pistola dormida en la cálida pelusa del bolsillo. Cuando -se ~rpor6 su cabeza tr!lDSitaba hacia la nada. Una voz que ya no era la suya preguntó sin curiosidad: -¿Por dónde es? -ror acá -respondió el padre amablemente, mientras le indicaba la puerta de la habitación contigua. S3 telefonistas conocen de requisas. Entre 1979 y 1987 la han sufrido en seis ocasiones. El telefonista es un sindicato nacional que desde 1976 emprendió una ardua lucha por el mejoramiento en las condiciones de trabajo de sus agremiados -33,000 actualmente-, enfrentándose a una de las empresas más agresivas y astutas en el trato con sus trabajadores. Telmex ha logrado desviar, ante la opinión pública, su responsabilidad en el deteriorado servicio telefónico. achacándose1a a los trabajadores; ha mantenido una terca voluntad de expanderse y modernizarse sin la participación de los trabajadores, a pesar de la expresa decisión de los mismos de colaborar en este proyecto; y ha orillado a los telefonistas a estallar movimientos de huelga que no traen consigo la interrupción del servicio telefónico. ya Que la empresa es requisada. La requisa está prevista en la Ley de VíáS Cenerales de Comunicación, en el artículo 112, como recurso del Ejecutivo para intervenir cualquier via o medio de comunicación, en circunstancias que pongan en riesgo la seguridad o la economía nacionales. Este recurso, que atenta contra los derechos estipulados tanto en la Constitución, como en la Ley Federal del Trabajo, ha sido utilizado contra los telefonistas, no solamente en situaciones de conflicto obrero-patronales, sino en situaciones de conflicto intersindical, como en 1982, atentando contra la autonomía de la organización sindical. . ¿Qué es la requisa para los telefonistas? ¿Cómo los afecta? Eduardo es un trabajador del departamento de Larga Distancia en mantenimiento, de la ciudad de Guadalajara. que nos narra su experiencia. -Tengo 5 años de trabajar en Teléfonos, y·me han tocado dos requisas, la de 1984 Yla de ahora. En el 84, cuando entró la requisa lucb~bamos por un aumento salarial de emergencia y decidimos seguir realizando nuestro trabajo apegándonos a lo establecido en los convenios departamentales. La Secretaría de Comunicaciones y Transportes, se comprometió a respetar este acuerdo. No lo hizo. A! día siguiente uno de los jefes me pidió que fuera a reparar un equipo de nueva tecnología. no pactado dentro de nuestro convenio, por lo que me negué a realizar ese trabajo. Después de presionarme para que lo obedeciera, el jefe se fue y volvió con más jefes, tres requisadores y un policía federal de caminos. Ese día yo estaba trabajando el turno vespertino, en el que hay pocos trabajadores. y uno siempre medio se asusta y se pone nervioso. Pero me hice fuerte, y me negué a realizar ese trabajo, a pesar de las amenazas: ""te estas metiendo en problemas" me decían. Me pidieron que los acompañara para levantarme un acta; también me Degué. A! día siguiente llegaron tempranito, y luego luego volvieron a pedirme otra labor no pactada, y pues también me negué. Se produjo la misma situación del día anterior, y me levantaron otra acta. El colmo fue que inmediatamente me pidieron otro trabajo igual, así que en menos de dos horas me levantaron otra acta. Uno se queda nervioso y enojado y siente que todo el día lo están vigilando. En esa requisa, los jefes se volvieron más arbitrarios y no perdían ocasión de amolarlo a uno. Tratan de desprestigiar a nuestros representantes sindioales minimizando la importancia de la participación de todos los telefonistas y asegurando que Hemández 54 L OS TELEFONOS: La realidad requisada Pilar Vásquez Juárez nos utiliza, y burlándose de nosotros. En el 84, me mandaron un citatorio para presentarme a investigación y me dieron una semana con goce de sueldo para preparar mi defensa. No me presenté y recibí una amonestación. La requisa de ahora h-ª sido diferente. No nos han presionado para que incumplamos los acuerdos sindicales; al contrario, los reportes de daños en la comunicación telefónica se han ido acumulando, porque como trabajamos a pie, es difícil llegar hasta donde se produjo la interrupción. ~ lamente cuando se trata de un daño grave, el sindicato autorizó qué nos traslademos en carro de sitio. Aquí. en Guadalajara, ha sido una requisa tranquila. pero los compañeros de Tepic nos han estado llamando, dicen que allá sí los están presion8ndo para que usen las camionetas y rompan el acuerdo tomado por la mayoría de los telefonistas. NO HAY DOS REQUISAS IGUALES "No hay dos requisas parecidas entre sr', aseguran los telefonistas. Rocío, operadora de Larga Distancia Nacional -02- dice cómo ha sido: -llevo ya 7 años de operadora. y me han tocado cuatro requisas: 1980, 1982, 1984 y la ~ tual. En 1980 estabamos en revisIón,contractual, y la empresa no ofreció nada sobre una demanda muy sentida: la jubilación. Decidimos estallar la huelga el 25 de abril. Ya esperábamos la requisa, pero no que entraría antes del estallamiento, como sucedió. Además, ese día del estallamiento, en San Juan, estaban trabajando operadoras que no les correspondía ese tumo y que eran muy cercanas a la empresa. Teníamos también más vigt.. lancia de ). acostumbrada. En el momento del estallamiento. las operadoras cercanas a la empresa no dejaron de trabajar, las jefas nos presionaban a las demás, y las delegadas departamentales aseguraban que había granaderos en la calle, asustando a las que d~bamQS salir. La confusión siguió hasta que Hemández J uárez entró en las instalaciones y aclaró que debíamos dejar de trabajar y salir a la calle. La requisa se quedó con las incondicionales de la empresa y con nuestras delegadas sindicales, y en el transcurso de esos días logró que unas 300 compañeras esquirolearan. En 1982, la requisa actuó de otra manera. En esa ocasión no habíamos emplazado a huelga. Simplemente requisaron argumentancJo que los conflictos internos del sindicato impedían que se garantizara el. servicio. Estos conflictos se referían principalmente al desconocimiento del Comité Ejecutivo Nacional por parte de un grupo de trabajadores; a la toma del local sindical realizada por ellos mismos; y a la propuesta de esos compañeros de realizar un paro nacional en apoyo a unos compañeros despedidos. La requisa entró el 8 de marzo y se retiró el 30 de abril de 1982. En ese tiempo la empresa trató de echar abajo dos conquistas de las operador'6: l~ checada y los permisos cortos, logrados en 1981. A! entrar la requisa invariablemente nos quedamos sin representación sindical, porque la obligan a salir de las instalaciones. Esta situación facilitaba un ambiente represivo. Entonces romenzaron los despidos y el hostigamiento por parte de los representantes de la requisa. que llegaron a amenazar, pistola en mano, a las compañeras. Ni así dimos marcha atrú. Cuando la requisa se fue quedamos 500 despedidos en todo el país: Nos tuvo fuera por un tiempo. En 1984 nos requisaron cuando emplazamos a huelga en demanda de un aumento salarial de emergencia, junto con otras organizaciones del Congreso del Trabajo. La requisa y la empresa habían aprendido que si nos golpeaban en conjunto, no nos hacían retroceder, por lo que decidieron golPNJ' solamente a determinados. Mientras las ~'I'adoras de Sinaloa, Sonora y Baja California sufrían despidos Y hostigamientos, la sección de Trifico Matriz tenía tiempo extra y no era molestada por los requisadores. F.sta situación disminuyó la intensidad de la respueSta de los telefonistas. En el 84 también tuvimos despedidos, pero encubiertos, porque a los compañeros que asistían a la Convención y a la Asamblea Nacional, les retiraron los permisos y, por lo tanto, los salarios. Por último, cuando se retiró la requisa, la empresa continuó con las mismas prácticas: exigiéndonos turno, horario y número de operadora para permitimos entrar a trabajar y manteniendo fuera a \as representantes sindicales. Esta situación se alargó hasta el " de enero de 1985, cuando agentes de la empresa golpearon a las operadoras que exigfan la presencia de sus representantes sindicales. A diferencia de las anteriores, esta requisa del 87, ha sido una requisa blanda. No se ha metido con los trabajadores. Pero anuló nuestro derecho de huelga.