del 10 de f dI a "

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EL ZAPATISMO EN
ELDF
De la
manifestació
del 10 de dI a "
la huelga pe hambre
"
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Lorena Paz Paredes/Juan Manuel Aurrecoeche / Mig
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"EL CONTRABAJO"
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SUSKIND
un adelanto de
su nueva novela
la cultura en
MEXICO
en la cultura
Su e
re!
Núm. 1309 México, D.f.,
7 de mayo de 1987
Crónicas Urbanas:.
Reflexiooo.
. ..La mujer juega en la música un papel secundario. Me refiero a la creación
musical, a la composición. La mujer
juega un papel secund~o. ¿O conoce usted 1100 compositora de renombre? ¿Una
sola? ¿Lo ve? ¿Había pensado en ello antes? Debería reflexionar sobre esta cuestión. Sobre la mujer en relación con la
música, tal vez. En cuanto al contrabajo,
es un instrumento femenino. Pese a su género gramatical, es un instrumento femenino ...
Jalapa
un cuento de
MIGUEL
BONASSO:
"Ese argumento"
Ovidio Gondi:
Eldridge Cleaver,
una historia
norteamericana
Primera de tres
partes.
Marco Tulio Aguilera Garramuño
35
El zapatismo
en el DF
De la manifestación del 10 de
abril a la huelga de hambre
Miguel Meza,
Lorena paz Paredes,
Juan Manuel Aurrecoechea
1
CCQueremos la tierra y
el Plan de Ayala es
nuestra bandera ~~.
LongtnoH~
uente del Vergel. Viernes 3 de abril. 11:30
horas. Sobre la calzada México-Tulyehualco hay un puente que ya sin propósito útil.
se levanta sobre una isla de asfalto. Alguna vez
sirvió para cruzar un arroyo. Hoy se forman ahí
las colas de peseros y camiones, yen él se instalan
los vendedores ambulantes y un puesto de periódicos y revistas. El puente cercado por el tráfico pesado de Tulyehualco aún se llama, irónicamente, Puente del Vergel. En ese lugar, cerca de
un centenar de personas, entre hombres. mujeres
y niños. espera algo desde hace horas, custodian
celosamente sacos abultados donde guardan tortas y naranjas. Se adivina que forman gruPO.
constrastan con los transeúntes apresurados.
Al filo del mediodía, a un costado del puente se
detiene un camión. Descienden hombres y mujeres de evidente origen campesino, cargan con cobijas, costales, mantas, morrales repletos de papeles, mudas de ropa.
Los recién llegados vienen de la Central Camionera del Sur donde se han ido reuniendo desde el amanecer. Proceden de distintos lugares: de
Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí, de la sierra y
la costa de Ouaca, de comunidades de Puebla.
de Chiapas, de Zacatecas, Sinaloa. Morelos y de
otros estados de la República. Algunos iniciaron
el viaje hace varios días para llegar puntualmente a la cita en el Puente del Vergel.
Los que esperaban. los reciben con un grito jubiloso: "¡CNPA escucha CONAMUP-está-en-tulucha'''. Las manos se estrechan, los costales se
abren y las naranjas y torta., se reparten. Los que
esperaban y los que llegaron forman columna.
El rostro gigantesco de Rubén Jaramillo se
despliega en una manta y la manifestación avanza sobre una avenida asombrada de que poco
más de 200 personas hagan una muchedumbre
ruidosa y gritona que se atreve a interrumpir el
ritmo de la vida del barrio: "¡De la costa a la
sierra se lucha por la tierra'"
P
36
I
Este viernes, a siete días de cumplirse el sexagésimo octavo anivenario del asesinato de Emiliano Zapata, se iniciará el tercer congreso ordinario de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala
(CNPA). La marcha del Puente del Vergel. la
colonia Cananea. donde se realizarán los trabajos de la reunión campesina. es el primer acto del
congreso.
• • •
EL ORIGEN. La historia que reúne este día a
los miembros de la CNPA en la colonia Cananea.
empezó hace años. Su lucha, afirman. es la continuaciÓn del movimiento iniciado por el general
Zapata. Sus principios, los mismos. En un folleto
de la Coordinadora Campesina se asienta: "Hoy
nos sigue uniendo la lucha por la tierra... queremos la tierra yel Plan de Ayala es nuestra handera".
Los orígenes organizativos de la Coordinadora
se remontan a los días 6.7 y 8 de agosto de 1979,
cuanQo. para conmemorar el centenario del natalicio de Emiliano Zapata, más de 30 organizaciones campesinas de todo el país se reunieron en
Cuautla. convocadas por Mateo Zapata. hijo del
general y dirigente del Movimiento Nacional
Plan de Ayala. Aquella reunión se convirtió en
una manifestación de repudio a la política del regimen de López Portillo, que oficialmente daba
por concluido el reparto agrario. "izando banderas blancas" en lós estados de la República, donde el gobierno afirmaba: "no quedan tierras por
repartir. ni solicitudes que atender". Entonces.
más de dos millares de campesinos recibieron con
una prolongada rechifla al Presidente que acudió
a clausurar el acto. y Antonio. Toledo Corro.
entonces secretario de Ja Reforma Agraria, no
pudo hacer uso de la palabra ante un auditorio
que le gritaba insistentemente: "¡tierra. demagogo'" "¡Reparte tus tierras. latifundista'''.
.
Unos meses después de la reunión que abucheó
al Presidente. en octubre del mismo año, se celebra el Primer Encuentro de Organizaciones
Campesinas Indepenientes -en Milpa Alta,
DF- y nace la Coordinadora Nacional Plan de
Ayala. "Ahí repudiamos la política que pretendía
dar por terminado el reparto de tierras, cuando
habismos más de dos millones de solicitantes que
veníamos esperando la solución a nuestros expedientes de dotación. ampliación, nuevos centros
de población, restitución, confirmación y titulación de bienes comunales".
El primer triunfo de la organización es impedir que ·los restos de Zapata se trasladen de
Cuautla al Monumento a la Revolución en la
ciudad de México. "Zapata se queda en Morelos
-afirma entonces Longino Rojas, veterano
zapatista- ni ahora ni nunca se llevarán los restos del General a la Ciudad de México. No permitiremos que. además de quitarnos nuestra riqueza. nos roben al simbolo del campo."
Desde entonces han pasado ocho años. quizá
los más difíciles en la historia reciente del movimiento campesino. A pesar de ello la CNPA se ha
mantenido viva. Desde 1979, ha realizado numerosas reuniones y encuentros regionales y nacionales así como dos congresos donde se ha debatido el carácter y las demandas de la lucha
campesina. La existencia de la CNPA ha demostrado que la lucha por la tierra continúa vigente. a pesar de los reiterados intentos gubernamentales de dar por conluido el reparto agrario.
Durante los ocho años de vida de la Coordinadora no se han conseguido triunfos espectaculares. Las demandas de casi todas las organizaciones regionales se han estrellado contra la
cerrazón gubernamental. Los trámites agrarios
se han estancado y cuando los funcionarios remueven los expedientes es sólo para formular
fallos negativos.
En 1981, la CNPA realiza su primera man.ifestación en la ciudad de México. En ella participan
5.000 campesinos de 315 comunidades de 18 estados de la República. Este día la coronela zapatista María Espinaza, de 104 años de edad. exclamó
emocionada: "Desde los tiempos del general Zapata, no había vuelto a ver tanta genta junta".
Quizá su comentario parezca desmesurado, sin
embargo, desde entonces la SRA tiene que reconacer a la CNPA como interlocutor y le concede
una audiencia mensual.
La más espectacular movilización de la CNPA,
ha sido la del 10 de abril de 1984, cuando concentra mú de 100.000 personas en eLZócalo de la
ciudad de México. Desde el 26 de marzo. las organizaciones de la CNPA comenzaron a marchar
hacia la ciudad por rutas que se extendieron a 18
estados de la República. Durante dos semanas
fueron confluyeJldo tres grandes columnas; a su
paso realizaron más de 40 mitines; en siete ciudades las movilizaciones rebuaron el millar de asístentes. En Morelia se congregaron más de 10,000
personas.
Sin embargo, la historia de la CNPA no ha estado exceota de divisiones y escisiones. Durante
su primer año de vida, organfnciones formalmente independientes -pero en los hechos 08cialistas como el Consejo Nacional Carden1sta y
el Movimiento Nacional Plan de Ayata al no poder atenuar los planteamientos políticos de la ~
ordioadora, la abandonan. Más doloroso para la
CNPA ha sido la salida de organizaciones regionales independientes como la Unión de Comuneros Emlliano Zapata de Michoacán (UCEZ) que
se separo en 1984, al cuestionar las alianzas cayunturales con la Central Independiente de
Obreros Agrioo1as y Campesinos.
En 1986, la Coordinadora Campesina Revolucionaria Independiente (CCRI) y la Organización de Pueblos del Altiplano (OPA) dejan la CN-
la cultura en
MEXICO
en la culfura
1<;. •
cfp ;;.,
re!
IIt"':IIILU
IIIL
Director Geneml: José Pagés Llergo
Director: Paco Ignacio Taibo II
Jefe de reJacciIm: Gerardo de la Torre
Diamo: Beatriz Mira
&dacctón: Francisco Pérez Arce,
Mauricio Ciechanower, Rogelio
Vizcaiao, Erniliano Pérez Cruz, Luis
Hemánclez, Cosme Omelas, Jorge
Belarmino Femández Tomú, Jesús
ADaya Bosique, Andrés Ruiz, Orlando
Ortiz, Víctor Bonquillo, Juan Manuel
Payán, Héctor R. de la Vega, Carlos
Puig, Angel Valtierra, PUar Váquez,
Armando Castellanos.
InoeatigtJctónGrájiaJ: Paloma Saiz.
PA para impulsar un nuevo proyecto de central
campesina: la Unión General Obrero Campesina Popular. En el fondo de esta escisión se encuentra una vez más la discusión en tomo a la relación entre los partidos políticos y las organizaciones sociales del movimiento campesino.
En el momento de la última división, la CNPA
vive la mayor crisis de su historia. Aunque regionalmente algunas organizaciones miembro se
han fortalecido y crecido como la OCEZ en
Chiapas y la UPM en Morelos, otras han sido golpeadas y la represión las ha obligado a-mantenerse aisladas dando, sordas luchas de resistencia en
sus estados.
Cuando la heterogeneidad y la diversidad del
movimiento campesino, combinadas con el desaliento por la falta de resultados inmediatos, amenazan el proyecto unitario, la CNPA decide realizar su Tercer Congreso Nacional los días 3, 4, 5 Y
6 de abril en la Colonia Cananea dé la ciudad de
México, apoyada por la Coordinadora Nacional
del Movimiento Urbano Popular (CONAMUP).
Es esta la historia (en realidad cientos de historias) que reúne a los que al filo del mediodía del
viernes 3 de abril, marchan del Puente del Vergel
a Cananea. La pequeña caravana llega al punto
donde termina el asfalto del viejo camino a TIáhuac y se inician las calles terrosas de la colonia
popular en construcción. Las mujeres y los niños
abandonan labores y juegos, corean las consignas
de la columna esperada y la. acompafnm hasta el
viejo casco de la hacienda, donde se realizarán
los trabajos del Congreso.
Para el primer día sólo han llegado cerca de un
centenar de representantes, pero al final del
Congreso los delegados suman más de cuatrocientos, provenientes de 23 organizaciones de 14
estados de la República. (.)
Durante el congreso, la solidaridad de la CONAMUP con los campesinos es ejemplar. Las mujeres de Cananea, pero también las que llegan
desde Neza, San Miguel Teotongo, El Molinito y
otras colonias, preparan las comidas y se encargan de servirlas.- Cananea no sólo presta el local;
por las noches los campesinos se hospedan en las
casas de los vecinos, ahí se les invita el desayuno y
la cena. Como en alguna casa apenas caben huéspedes y anfitriones, la mesa se instala en plena
calle, y muy pronto el ejemplo cunde por toda la
colonia, que vive memorables días de verbena
callejera, donde los hombres del campo y la ciudad intercambian historias.
Dia y noche una comisión rotativa de 30 colonos se encarga de la vigilancia y seguridad yexiKe
a todo el mundo que porte los gafetes de acredita-
ción. También el consultorio médico de la colonia se pone al servicio de los yisítantes. Después
de todo, afirma un vecino de Cananea, "los colonos somos campesinos que por necesidad veoímos
a la ciudad; también luchamos por la tierra y
nuestros enemigos son los mismos".
Durante tres días se instalan 20 mesas de trabajo y cuatro plenarias en las que se discuten temas
generales como la situación actual del movimiento campesino, tenencia de la tierra, represión,
cultura indígena, problemática de la mujer, producción, comercialización y abasto, etcétera, para concluir con un balance del curso seguido por
la Coordinadora y un Plan de Acción.
Asombra la paciencia campesina para tratar
sus problemas. Se discute sin prisa, como si el
tiempo no importara; nadie apresura a los oradores. Los menos experimentados reseñan detalladamente la historia de su grupo, los vericuetos
del trámite legal en que están enfrascados,
mientras los demás escuchan respetuosamente.
En la mesa sobre cultura indígena, cada interpues ahí están dos
vención se traduce al oáhu
miembros de esa étnia que no entienden el español.
En la mesa sobre tenencia de la tierra y represión se repiten una y otra vez historias de desalojos, emboscadas, quemas de pueblos, robos, cárceles clandestinas, secuestros, desaparecidos y
asesinatos. Un campesino de la Huasteca, cuenta
que tan sólo en la sierra oriental de Veracruz, en
1986, los caciques asesinaron a 20 campesinos y
que miembros de su organización están desaparecidos. El representante de Pajapán narra la
quema de las casas de su pueblo, la violación de
las mujeres y cómo los caciques han desalojado
violentamente a los comuneros que se les oponen.
Un campesino de Santa María Sanisa, Oaxaca,
denuncia a los terratenientes de Santiago Metepec, que en los últimos días de marzo ultimaron a
28 comuneros. Luego de escuchar estas historias
de pesadilla, el observador se pregunta cómo es
posible que los que se enfrentan a diario con el
rostro más cruel del país estén reunidos aqm, discutiendo pacientemente cómo avanzar, buscando las salidas legales, intentando el camino de
una lucha política que parece cada día más
cerrada. Un miembro de la Unión Campesina Independiente de Puebla, la organización más golpeada por Antorcha Campesina, explica tranquilamente: "Esta es una vida de mucha muerte."
Una y otra vez, durante el congreso se escl,lCharán denuncias de expedientes bloqueados en la
SRA o resueltos a favor de latifundistas; historias
de tierras solicitadas, poseídas por campesinos
'7
que han luchado por ellas durante años, finalmente dotadas a grupos de la CNC por gobiernos
como el de Absal6n Castellanos; trámites de años
reducidos a la nada por amparos o certificados de
inafectabilidad agraria comprados por terratenientes y caciques; cientos de órdenes de apr~
hensión dictadas contra solicitantes de tierras.
"¡No habría suficiente papel si quisiéramos escribir todas las denuncias de los grupos presentes'",
nos dice un campesino de la Unión de Pueblos de
Morelos.
En el congreso destaca la preocupación de la
CNPA por enfrentar los problemas de producción, créditos, comercialización y abasto, pues en
sus ocho años de vida, la organización ha atendido poco las demandas en este sentido, ya que sus
esfuerzos se han centrado en el combate por la
tierra y contra la represión.
El domingo 5 de abril, último día de trabajos
del congreso, se destina al balance interno. Es el
día más intenso, las criticas se hacen sin tapujos,
cada organización defiende acaloradamente sus
posiciones. Se cuestiona la labor de las comisiones, se atienden las solicitudes de ingreso de
nuevas organizaciones campesinas. La plenaria
final termina a las cinco de la mañana del lunes.
En tres días, los campesinos han discutido cerca
de 40 horas. Los intensos, pacientes debates constituyen la clave del proceso organizativo de la
CNPA Y contrastan radicalmente con las tradicionales, aburridas piezas de oratoria que caracterizan los congresos de las organizaciones oficiales.
El lunes 6 ae-realiza el aeto de-clausura en ell~
cal del Sindicato Mexicano de Electricistas. Ahí
se leen numerosos mensajes de solidaridad de sindicatos, estudiantes, colonos yorga trl7.aclones populares latinoamericanas. Las costureras del sindicato 19 de septiembre acuden personalmente
a saludar y reciben el más caluroso aplauso: la faina de su lucha ejemplar ha llegado hasta las ~
munidades más apartadas de la sierra. La alegría
estalla cuando Los Leones de la Sierra del Xichú
tocan sones y huapangos y la concurrencia festeja
a los que suben a bailar al foro. Las señoras de la
CONAMUP, tan infatigables como los propios
campesinos, reparten una vez más, tortas, leche
y galletas.
Al atardecer, los congresistas hacen una marcha del local del SME a la Secretaría de Gobernaci6n para exigir solución a la huelga de hambre
de 8 comuneros de la OCEZ. En la noche, los que
se quedan en México se van a la Catedral para
acompañar a los campesinos chiapanecos que están en huelga de hambre.
Desde mañana, día 7 de abril, las comisiones
tocarán las puertas de las dependencias federales
exigiendo audiencias con los encargados de atender las cuestiones rurales. Además, hay que pr~
parar la manifestación del viernes 10 de abril. En
el aniversario de la muerte de Zapata, se demostrará que el zapatismo está, todavía, terca, obstinada, afortunadamente vivo.
(.) Participan: Uni6n de Pueblo8 de Morew.; Organi-
%6dón Campesina Emiliona Zopata de ChúJpa&; Uni6n
de Trabajadores del Campo; Unión Popular MixtecG;
Organ~n PueblO& Unid08 de la HUD8Ieco; Frente
Popular de ZtJcatectU; Coordinadora Campesina del
Norte de Guerrero; Unión Campesina Independiente
de Puebla; Organizaci6n Revolucionaria del Pueblo de
Yucatán y Veracruz; Organi%6dón Campesina Independiente de la Sierra ZongolÍCG; Comité Coordinador
de ComunidGdes de Chiapas; Coordinadora Obrero
Campesina &tudiantU del Inmo de Oaxaca; Unión de
Lucha Campesina; Organ~n Populor pora la Liberación de OO%QCO; Unión de E;idoI Independiente3 de
Slnaloo; CampesinO& Unid08 de lo Sierra OrlentDl; CNPA Regional de Gtulnajtulto; Frente Cívico IndependIente de Pajapdn, VertJCrUZ; Organ~n Zopatúta
de Hultzilán, Pueblo; Unión de ComunidGdes Indígenas de la Zona Norte del I8tmo de Oaxaca; Frente de
CampeMnO& Independientes de Tuxtepec, OOXQCQ; ademá.t fÚ invitados de la UGOCEM-Roja, la CNTE, rolonias.dela CONAMUPdel DFycolonO&elnquilin08de
Jolopo, Veracruz.
38
II
CCEmiliano Zapata vive.
Corruptos".
(Lema de una manta campesina)
1 10 de abril el centro de la ciudad de Ménco volvi6 a cubrirse de sombreros,
huaraches y rostros morenos. Miles de
campesinos desfilaron del Monumento a la Revolución al Zócalo, coreando consignas de tierra, libertad y justicia por el Paseo de la Reforma, av~
nida Juárez y Madero. Por cuarto año consecutivo, las organizaciones campesinas independientes conmemoraban el asesinato del general Zapata, haciéndose presentes en el corazón político
del país.
La marcha sin embargo, no fue tan espectacular como la de 1984, cuando decenas de caravanas campesinas, encabezadas por la Coordinado-
E
ra Nacional Plan de Ayala (CNPA) tomaron la
ciudad después de días de caminatas desde las regiones más distantes del país. Esta vez DO hubo
una sino tres manifestaciones y fueron menos numerosas que en el 84. Por la mañana marcharon
los contingentes del Consejo Nacional de Pueblos
Indfgenas (CNPI) y los comuneros de la UCEZ de
Michoacán; por la tarde las columnas de la CNPA, la UGOCEM Roja y la CONAMUP, mientras a unos metros de distancia y por la misma ruta desfilaban los campesinos de la Unión General
Obrero Campesina Popular (UGOCEP). A los
mirones que los vieron pasar, les pareció que se
trataba de una sola manifestación. Ante el asombro de los observadores, en el Zócalo los contingentes se dividieron y cada grupo realizó su mitin
por separado.
"Ocho años de contrarreforma agraria y represión, nos .han dividido a los independientes -dice un campesino de la CNPA-. Aunque hoy v~
Dimos menos, estas marchas siempre han
servido... En esta fecha las organizaciones venimos a hacerle planteamientos al gobierno... a hacernos oír. Si no se resuelven los problemas como
quisiéramos, cuando menos les decimos lo que se
merecen a las autoridades."
En ocho años de vida de la CNP
I
miento campesino ha mostrado vitalidad: diversos encuentros regionales, tres congresos resolutivos, múltiples movilizaciones conjuntas y negociaciones colectivas con la Secretaría de la Reforma Agraria; todo esto sugiere intentos de colaboración solidaria, pero la unidad no es fácil. En este proceso, que ya le pisa los talones a la década,
las organizaciones han tenido diferencias y han
llegado incluso a la ruptura. Algunos de los que
esta vez marcharon separados, hace apenas unos
meses formaban parte de la CNPA y hoy han optado por tácticas de lucha y de alianzas distintas,
pero manteniendo su autonomía con respecto a
las centrales campesinas oficialistas.
La política represiva del gobierno y los terratenientes, el desgaste al que han sido sometidos los
grupos campesinos por el burocratismo de las dependencias oficiales e incluso la desconfianza de
muchas organizaciones campesinas hacia los partidos políticos de izquierda, han hecho mella en
el movimiento rural independiente. Y hoy no
puede ocultarse que existen divisiones.
No obstante, con todo y sus diferencias, los
campesinos vinieron a la capital a exigir justicia;
una vez más "a contradecir".
En la Catedral, la OCEZ de Chiapas por un
lado, y la CNPI y la UCEZ de Michoacán por
otro, emprendieron huelgas de hambre por la liberación de sus presos políticos, y en protesta por
los cientos de órdenes de aprehensión contra los
agraristas. Siete días antes de las marchas, la CNPA realizó su tercer congreso en la colonia Cananea de la CONAMUP, con la asistencia de 23
ganizaciones campesinas de varios estados de la
República.
"Todo esto es para que el gobierno se de cuenta, queremos que nos escuche y lleve a cabo un
verdadero reparto agrario, porque a los campesinos nos están explotando; nos están matando por
las tierras" explica un viejo zapatista de Morelos.
Las jornadas campesinas de abril no se limitaron a.la ciudad. En varias regiones del pais los
trabajadores del campo, recordaron el asesinato
del general Zapata: en Veracruz, al pie de la
sierra Zongolica, en el poblado de El Naranjal,
campesinos náhuas de la organización TINAM
(Unión de Todos los Pueblos Pobres) llegaron de
10 municipios y haciendo suya esta fecha desfilaron por las polvorientas calles de la localidad hasta el palacio municipal para terminar en un baile
al filo del anochecer. Frente al palacio de gobierno de Chilpancingo se concentraron 5,000 campesinos guerrerenses de seis regiones del estado.
También en Guadalajara distintas organizaciones rurales hicieron un plantón en la plaza de
armas exigiendo reparto agrario, créditos y precios justos para los productos del campo. En
Tuxtla Gutiérrez, los campesinos de la OCEZ
montaron un campamento permanente demandando la libertad de sus presos políticos y en apoyo a la huelga de hambre de sus compañeros en
México. En Hidalgo, la Organización Independiente de Pueblos Unidos de las Huastecas
(OIPUH) se unió á las jornadas anunciando tomas de tierra.
Los campesinos que hicieron el esfuerzo de venir al DF se toparon frecuentemente con el mutismo y la indiferencia de las autoridades. El grupo maya de la organización Chac-Lol (F1or Roja)
viajó más de 30 horas; "tuvimos que juntar cerca
de 600,000 pesos para traer una comisión de 25
personas, pero a la hora de las negociaciones, la
Reforma Agraria nos dijo que aquí no, que aqui
no, que nuestro problema sólo en Mérida se resolvía, cuando de ahí venimos porque no nos hacen caso."
En Gobernación los campesinos se estrellaron
con la misma actitud. "De nada sirvieron los años
de lucha -dice Pantaleón, veterano zapatistaestamos igual que cuando gobernaba Don Porfirio y nos levantaban a chicotazos."
A unas cuantas cuadras del lugar donde se desarrollaban las marchas campesinas, en el local
de la CNC, se celebraba un acto conmemorando
la misma fecha: "Emiliano Zapata murió por la
caUSK agraria, en un sacrificio que no fue estéril"
declaró el secretario de la Reforma Agraria,
Rodríguez Barrera, ante la concurrencia cenecista, el presidente de la república, varios gobernadores;.diputados y senadores. "Hay que luchar al
lado del gobierno, porque ninguna entrega de
tierras, ninguna acción regularizadora de la tenencia... nada escapa a la decisión permanente y
personal del presidente de la república" afirmó el
titular de la SRA, cuando en el Zócalo, los manifestantes coreaban: "¡Cuidado Presidente, Zapata está presente'"
"Sin demagogias, sin engaños ni manipulación, la regularización del campo avanza consoli-·
dando la paz social" dijo el líder de la CNC; Héctor Hugo Olivares, en el local de la central,
mientras muy cerca gritaban los marchistas:
"¡Los que luchan por la tierra... por eso los encierran'"
En el acto oficial, el presidente De la Madrid
hizo entrega de resoluciones y se firmaron varios
acuerdos entre algunas dependencias gubernamentales y la CNC. "A nosotros no nos queda
más que damos la mano, organizarnos mejor para ver si el gobierno resuelve, y si no, pues que sepa que estamos en pie de lucha, que no es tan fácil machacamos la cabeza" comentó un campesino de la UCI al finalizar la marcha-mitin en el
Zócalo. Al caer la noche algunos manifestantes
subieron a los camiones que los llevarían de
regreso a sus regiones, otros se sumaron al campamento de los huelgistas enla.Catedral. Y una
gran comisión se quedó en la ciudad a negociar
con las autoridades federales los cientos de expe-
dientes agrarios detenidos y la cancelación de injustas órdenes de aprehensión.
Días después un campesino de la comisión romentó: "Puras promesas y evasivas... las autori·
dades se han cerrado, no resuelven nada. Así va a
ser imposible controlar tanto descontento campesino". Para los campesinos que asistieron al Tercer Congreso de la CNPA, que desfilaron por las
calles del centro, para los que estuvÍeron en el
campamento de Catedral, la ciudad no .fue solamente el escenano indiferente y hostil de otros
tiempos. Ahí estaba la otra ciudad. Con la CNPA
desfilaron los colonos de Cananea, de San Miguel
Teotongo, de Felipe Angeles, de Palmitos, de
Santo Domingo, de Lomas de Santa Cruz y otras
colonias de la CONAMUP; marcharOll también
las costureras del 19 de septiembre, los sindicalistas de Tepepan, un combativo contingente de
maestros de la CNTE y los alegres ceceacheros
del CEU.
La presencia de alrededor de veinte mil campesinos ellO de abril en la ciudad de México, pasó inadvertida para la gran mayoría de la población urbana. Salvo La Jomada que le dedicó
amplios espacios, los periódicos le dedicaron pequeñas notas en sus páginas interiores. La televisión ni siquiera mencionó las marchas. Sin embargo los campesinos que llegaron al Zócalo, son
la expresión de una fuerza social mucho mayor.
En ellos, cientos de ejidos, comunidades y
pueblos delegaron la responsabilidad de hacer
presentes sus luchas ancestrales, la responsabilidad de reiterar sus reclamos. EllO de abril, la
ciudad sólo vio la punta de un iceberl!..
39
y otros grupos que solicitan dotación:' "En Venustiano Carranza -explica Sebastián- faltan
de entregar 3,184 hectáreas que ya cuentan con
resolución presidencial, y además la Comisión
Federal de Electricidad se niega a indemnizar a
los campesinos por 2,500 hectáreas que invadió el
vaso de la presa La Angostura. En esta comunidad un grupo de los llamados "coras" de la CNC
asesinó a nueve comuneros e hirió a siete más. Y
cuando se pidió justicia, el gobierno del estado,
en vez de castigarlos, premió a los agresores, pues
les fueron entregadas tierras en el distrito de
riego de San Gregario, en el municipio de Frontera, Comalapa y además les condonaron deudas
con la banca oficial por más de 20 millones de ~
S<>5•.,
III
,
E
130 de marzo, ocho miembros de la Orga-
nización Campesina Emiliano Zapata
(OCEZ), formada por alrededor de 60
grupos de ejidatarios, comuneros y solicitantes de
tierra de Chiapas iniciaron una huelga de hambre en el atrio de la Catedral Metropolitana. Un
día después se instaló un plantón campesino frente a la catedral de San Marcos en Tuxtla Gutiérrez. Estas medidas se tomaron para tratar de
frenar la represión y exigir la solución de los
problemas de tenencia de la tierra en Chiapas.
Las movilizaciones demandan el desistimiento de
300 órdenes de aprehensión dictadas contra
miembros de OCEZ, y fundamentalmente la liberación de Victorico Hernández Martinez,
Agustín de la Torre, Gerardo Barrios, Félix Maldonado Chamé y Pedro Martínez Ruiz, recluidos
desde hace más de seis años en la Penitenciería de
Cerro Hueco.
"Con ésta ya son cuatro huelgas de hambre
que hacemos y todas las veces sólo hemos recibido
promesas" -afirma Sebastián de la Torre, portavoz de la OCEZ. "Se ha seguido todo el proceso
jurídico y las pruebas que se han presentado d~
muestran la inocencia de los compañeros. Las
autoridades los sentenciaron a 12 años de prisión
y se les niegan todos los derechos. Legalmente
nuestros compañeros no deberían estar en la cárcel, pues a pesar de que las autoridades les han
hecho acusaciones falsas por homicidio, daño en
propiedad ajena y privación ilegal de la libertad,
no se les ha podido comprobar nada... Hasta
Amnistía Internacional reconoce que se trata de
presos políticos...•, "La verdad -señala el repr~
sentante campesino- es que están presos por
participar en la solución de los problemas de la
comunidad. Nos han ofrecido a cambio de su libertad que desistamos de la lucha por la tierra."
Recalca Sebastián: "El gobierno del estado los
. mantiene como rehénes para presionar a las romunidades y que no sigan reclamando la tierra."
"El verdadero problema que está detrás de todo esto es la tenencia de la tierra en Chiapas. Hay
muchos ejidos ya dotados que están sin seguridad
40
El vocero de la OCEZ continúa: '''En el ejido
de Flores Magón, en donde un grupo de compañeros tomaron tierras que estaban en manos de
. latifundistas, el gobierno ha seguido la táctica de
aventar a unos campesinos contra otros. En este
caso, como en muchos más, los campesinos de la
OCEZ fueron desalojados por supuestos solicitantes de tierra de la CNC. En la acción violaron
mujeres, se robaron maquinaria y semilla y se llevaron secuestrados como a cincuenta de nosotros.
Cuando recurrimos a la justicia. el gobierno del
estado, en lugar de castigarlos les dio co~
siones."
En la actualidad (señala un boletín de OCEZ):
"El gobierno de Absalón Castellanos promueve la
división entre campesinos pues entrega las mismas tierras a distintas comunidades." ¿No será
éste el reparto del que se vanagloria Víctor Manuel Parra Pérez, titular de Reforma Agraria de
Chiapas, cuando ellO de abril afirma: "En ningún otro periodo de gobierno se han entregado
tantas tierras a los campesinos como en el del p~
sidente Miguel de la Madrid y el gobernador Ahsalón Castellanos?"
.
En el citado boletín de la OCEZ se denuncia
que: ""El gobierno favorece la creación de guardias blancas como la encabezada por los finqueros Andrés Mijangos y Beta PenagOs, qui~
nes en 1976 asesinaron al ~¡ppañero Manuel
Hernández del poblado BuenaviSta y persiguen a
otros dirigentes campesinos con el objeto de matarlos."
A la semana de iniciado el ayuno. los campesinos no habían tenido respuesta !1 sus demandas,
de modo que el 7 de abril dos miembros del Frente Popular de Zacatecas y dos más de la Organización Revolucionaria del Pueblo de Yucatán, integrantes de la CNPA, se solidarizaron con sus
compañeros chiapanecos, uniéndose a la huelga
de hambre. ParM el día 10, y dado que las negociaciones con la Secretaría de Gobernación
seguían empantanadas, cinco miembros más de
la OCEZ y un colono de la CONAMUP se sumaron a sus compañeros.
• .
Tras díez días de ayuno, la salud de los huelguistas comienza a deteriorarse sin que sus d~
man~as tengan respuesta. En la práctica, la actitud del gobierno de Chiapas y de la Secretaría de
Goberpación parece hacerse eco de las declaraciones del Uder de la CNC de Hidalgo, quien, al
ser interrogado sobre el destino de los huelguistas, espetó: "Que se mueran".
Sin embargo, 18 personas en huelga de hambre, apoyadas por la marcha del 10 de abril en el
DF y por las movilizaciones de Chiapas que
incluyen el plantón de Tuxtla Gutiérrez y la toma del palacio municipal de Venustiano Carranza, obligan a la apertura de las negociaciones.
El 14 de abril, después de conseguir la promesa
de preliberación en un lapso de 30 días para Victorico Hernández, el inicio de los trámites para la
preliberación de Agustín de la Torre y el acuerdo
para reaJjzar una reunión el 21 de abril entre
representantes de la OCEZ y el Tribunal Su~
rior de Justicia para estudíar los casos de Gerardo
Barrios, Félix Maldonado y Pedro Martínez; así
como el compromiso del gobierno chiapaneco para tratar los casoS de órdenes de aprehensión y estudíar las diferentes demandas de tierra, la
OCEZ decidíó levantar la huelga de hambre en
el DF Y el plantón que mantenía en Tuxtla, así
como abandonar el palacio municipal de Venustiano Carranza.
Los magros resultados de las negociaciones, en
las que sólo se reconocieron los derechos legales
mínimos de los campesinos presos o acusados,
contrastan dramáticamente con la amplitud de
las movilizaciones y la energía desplegada por la
OCEZ y la CNPA. La lección es clara. Todo parece indicar que, en los tiempos que corren, los
campesinos están siendo obligados a apelar a m~
dídas extremas para reivindicar derechos mínimos. La lección es clara, si, pero también
alarmante.
Reflexiona.
... La mujer juega en la música un papel secundario. Me refiero a la creación musical, a la composición. La mujer juega un papel secundario.
¿O conoce usted una compositora de renombre?
¿Una sola? ¿Lo ve? ¿Había pensado en ello antes?
Debería reflexionar sobre esta cuestión. Sobre la
mujer en relación con la música, tal vez. En
cuanto al contrabajo, es un instrumento femenino. Pese a su género gramatical, es un instrumento femenino... pero inflexible como la muerte.
Del mismo modo que la muerte -ahora asocio
ideas- es femenina en su tremenda crueldad o
-si se quiere- en su ineludible función acogedora; y complementaria también del principio de .
la vida, de la fertilidad, la madre tierra y todo lo
demás( ¿acaso no tengo razón? Y en esta función
-para volver a la música- el contrabajo lucha
como símbolo de la muerte contra la Nada en la
que amenazan con sUmergirse al mismo tiempo
la música y la vida. Así visto, nosotros, los
contrabajos, somos considerados los Cerberos de
la Nada, o también el Sísifo que escala la montaña con la carga sensorial de toda la música sobre
los hombros -¡le ruego que lo vea en su imaginaciónl-, despreciado, escupido, con el hígado
hecho pedazos... no, ése fue Prometeo... A propósito, el verano pasado fuimos con la ópera nacional a Orange, en el sur de Francia, a los festivales. Representación especial de Sígfrido,
imagíneselo: en el anfiteatro de Orange, de casi
dos mil años de antigüedad, una estructura clásica de una de las épocas más civilizadas de la humanidad, bajo los ojos del emperador Augusto,
braman todos los dioses germanos, resopla el dragón, corretea Sigfrido por el escenario, vulgar,
grueso, boche, como dicen los franceses...
Cobramos mil doscientos marcos por cabeza, pero toda la representación me resultó tan penosa,
que toqué como máximo la quinta parte de las
más. Cuando tocaban juntos, ena le superaba en
gran medida. Le humillaba con rotundidad; ésta
es la otra cara de la luna del amor. Sin embargo,
él era como violoncelista mejor virtuoso que ella
como mezzosoprano, mucho mejor, sin comparación. Pero tenía que acompañarla sin falta,
quería tocar siempre con ella. Y para cello y
soprano no hay muchas obras. Muy pocas. Casi
tan pocas como para soprano y contrabajo...
Me siento solo muy a menudo, ¿sabe? Estoy casi siempre solo en casa, cuando no hay representación; pongo un par de discos y ensayo de vez en
cuando, pero sin ilusión, siempre es lo mismo.
Esta noche iníciamos el festival con 'El oro del
Rln,con Carlo Maria Giulini como director invitado y el primer ministro en la primera fila; el
público más elegante, las entradas cuestan hasta
trescientos cincuenta marcos, una locura. Pero a
mí me importa un bledo. No estudio. En El oro
del Rln somos ocho, así que la interpretacién de
uno solo no tiene la menor importancia. El maestro concertador da el tono y el resto le sigue...
Sarah también canta. Wengunde. Ya al principio. Un gran papel para ella, que podría significar su revelación. Sólo es lástima que tenga que
debérsela a Wagner, pero no se puede escoger, ni
en esto ni en nada. Normalmente ensayamos de
diez a una y trabajamos de siete a diez. El resto
del tiempo lo paso en casa, en mi habitación
acústica. Bebo varias cervezas para compensar la
pérdida de líquido. Y muchas veces lo coloco en
el sillón de mimbre que tengo delante, lo apoyo,
dejo el arco a su lado, me siento en la butaca y lo
contemplo. Y entonces pienso: ¡Qué horrible instrumentol ¡Se lo ruego, mirelol Mírelo bien. Pa·
rece una mujer vieja y gorda. Tiene las caderas
demasiado anchas y la cintura desastrosa, excesivamente alta y poco estrecha, y luego la parte de
los hombros, caída y raquitica... es para volverse
loco. Esto se debe a que la historia de su evolu-
Con El Pedume se mantuvo durante meses en las listas de los libros
más vendidos, de hecho aún aparece en ellas intermitentemente. El
Contrabajo, su obra más reciente
aparecerá en unos días en el mercado de libros en español publicada
por la editorial Seix Barral. El siguiente es un adelanto que publicamos gracias a la casa editora.
Un adelanto de la nueva novela de PATRICK SOSKIND:
notas. Y después... ¿sabe qué hicimos después todos los de la orquesta? Nos emborrachamos, nos
comportamos como la más vulgar de las plebes,
gritando hasta las tres de la madrugada, como
boches; tuvo que intervenir la policía y todo porque estábamos desesperados. Por desgracia, los
cantantes fueron a emborracharse a otra parte,
nunca se sientan con nosotros, los de la orquesta.
Sarah -ya sabe, esa joven cantante- también
cenó con ellos. Interpretó el canto de un pajarillo
del bosque. Los cantantes también se alojaron en
otro hotel; de no ser así, quizá nos habríamos encontrado entonces...
Un conocido mio tuvo una vez relaciones con
una cantante durante un año y medio, pero era
violoncelista. El cello no es tan voluminoso como
el bajo. No se interpone de forma tan contundente entre dos personas que se aman. O desean
amarse. Hay además gran cantidad de solos para
el cello -prestigio, ahora-: el Concierto para
Piano de Tchaikovsky, la Cuarta Sinfonía de
Schumann, el Don Carlo&, etcétera. Ya pesar de
ello, debo decirle que este conocido mío quedó
muy desmoralizado tras sus relaciones con la cantante. Tuvo que aprender a tocar el piano para
poder acompaiiarla. Ena se lo exigió y, por
amor... En cualquier caso, el hombre se convirtió al poco tiempo en el acompañante de la mujer
que amaba, y un acompañante mediocre, ade-
ción ha convertido al contrabajo en un híbrido.
La parte inferior parece la de un violín grande y
la superior, la de una viola grande. El contrabajo
es e~ instrumento más monstruoso y rechoncho y
menos elegante que se ha inventado jamás. Un
sátiro de instrumento. Muchas veces siento deseos
de romperlo en mil pedazos. Aserrarlo. Cortarlo
a hachazos. Desmenuzarlo, molerlo, pulverizarlo, meterlo en el carburador de un coche a leña y... ¡listosl No, no puedo decir honradamente
que lo amo. Además, también es odioso para tocar. Para tres semitonos se necesita todo el ancho
de la mano. ¡Para tres semitonos I Esto, por
ejemplo...
Toca tres semltonoa.
...y cuando pulso una cuerda de arriba
abajo...
Lo hocé.
... tengo que cambiar once veces de posición.
Es un puro deporte de atleta. Hay que pulsar cada cuerda como un loco, observe bien mis dedos.
¡Ffjesel Callos en las yemas, mírelos, y estrías
muy duras. En estos dedos ya no tengo tacto. Hace pocos dias me quemé uno y no sentí nada, no
me enteré hasta que percibí el hedor del callo
quemado. Automutilación. Ningún herrero tiene
estas yemas. Y para colmo, mis manos son más
bien delicadas, nada apropiadas para este iostro-
mento. En casa tocaba también el trombón. Al
principio no tenía mucha fuerza en el brazo derecho y se requiere mucha para el arco, pues de
lo contrario no se saca nin~n tono a esta mierda
de caja, o, por lo menos, ninguno que sea beno.
Mejor dicho, un tono bello no se le puede sacar
nunca, sencillamente porque no lo contiene. Esto... esto no son tonos, son... no querría ser ordinario, pero podría decirle qué son... ¡lo más feo
que hay en el ámbito de los ruidosl Nadie puede
tocar algo bello con un contrabajo, en el sentido
estricto de la palabra. Nadie, ni siquiera los grandes solistas; esto depende de la física, no de la habilidad, porque un contrabajo no encierra estas
armonías, carece de ellas, simplemente, y por esto suena siempre tan mal, siempre, y por esto es
un gran disparate tocar un solo con el contrabajo
y aunque desde hace ciento cincuenta años la técnica sea cada vez más refinada y aunque aparezcan conciertos para contrabajo y sonatas y suites
para solos y aunque dentro de poco surja tal vez
un prodigio que toque la Chacona de Bach con el
contrabajo o ~ Capricclo de Paganiní, es y será
espantoso porque el tono es y seguirá siendo espantoso. Bien, y ahora le tocaré lo obra estándar,
lo mejor que existe para contrabajo, en cierto
modo el concierto cumbre para contrabajo, de
Karl Ditters von Dittersdorf; preste mucha atención...
4.
CLEAVER:
Ovidio Gondi
futbol en la preparatoria Belmont. Compró un
par de zapatos que durante muchos años estuvieron en un cajón de la casa de Thelma Cleaver, sin
estrenar. Eldridge seguía vendiendo mariguana e
iba de reformatorio en reformatorio.
Después de salir de la escuela industrial de
Preston quedó libre, pero por muy poco tiempo,
pues volvieron a arrestarlo por el mismo delito.
El 18 de julio de 1954, ya no "juvenil", inició su
primer periodo carcelario en una prisión de adultos. Aquí terminó los estudios de preparatoria y
empezó a leer ávidamente libros serios. Le gustaba escribir Y -tal como lo describe en Alma encadenada (Siglo XXI, 1969)- comenzó a desarrollar el devastador misticismo del hombre Degro Y la mujer blanca, que fácilmente le hubiera
conducido a la cámara de gas. Be5pués de Preston fue enviado a la prisión de Soledad. También
conoció otras cárceles famosas, como la de San
Quintín y la de Folsom. En realidad su recorrido
de prisiones serias comenzó en San Quintín, donde '10 hizo muy bien"los primeros 18 meses. Su
calificación escolar era de B Minus (alrededor de
9) en la preparatoria, distinguiéndose en los
"grupos de terapia". Los maestros de la prisión lo
describían como "estudiante superior", aunque
los funcionarios lo consideraban mala influencia
para los demás reclusos, mala influencia "ideológica", y por ello fue transferido a Folsom en
1963. Aquí pareció "sentar cabeza". En diciembre del mismo año lo transfirieron a la llamada Colonia de Hombres, cerca de San Luis
Obispo, y un mes después a Soledad.
La sentencia más larga que recibió Cleaver fue
denueve años, y obtuvo la libertadcondicionalen
1966. Los estudios le sirvieron para graduarse en
filosofía, teolofPa, ciencias políticas, economía y
cultura contemporánea. "La prisión -dijo después- le ofrece a uno perversa tranquilidad de
espíritu. Se dispone de horas y horas sabiendo
que nada va a pasar. Durante años no se tienen
preocupaciones sobre bailes, vida social, muchachas. Ni siquiera es necesario preocuparse de la
ropa sucia. Todo esto contribuye a afinar la agudeza. Se estudia y se aprende. Se examina uno a
sí mismo."
I
ldridge Cleaver atrajo la atención pública, la notoriedad, a comienzos de 1968,
cuando los acontecimientos en torno suyo
se sucedieron con inusitada rapidez. Aquel joven
delincuente negro había escrito un libro en prisión, Alma encadenada (S.XXI) que publicó en
febrero de aquel año y que a los pocos días se convirtió en best8eller, alabado por la más exigente
crítica literaria. Ya en libertad condicional, el 6
de abril, en la ciudad de Oakland fue víctima del
ataque brutal de la policía contra un grupo de
Panteras Negras -partido al que pertenecía-,
herido en una pierna y "gaseado". Uno de sus
amigos y camarada, el joven Bobby Hutton, murió en el tiroteo.
Veinte años antes (1948) Thomas Merton, poeta y monje trapense norteamericano, nacido en
Prades, cerca de los Pirineos españoles, y fallecido en Bangkok, Taílandia, precisamente aquel
año de 1968, publicó su obra maestra La montaña de los siete pisos, donde describe el Harlem
negro que Cleaver tardó en conocer, pero que era
la herida por la que. sangraba el joven activista:
"Aquí en este barrio gigantesco, oscuro, vaporoso, cientos de miles de negros se apretujan como
ganado, la mayoría sin nada que comer y nada
que hacer. Todos los sentidos y la imaginación y
la sensibilidad, las emociones, penas y deseos, esperanzas e ideas de una raza con sentimientos vívidos y profundas reacciones emocionales, les son
impuestas por un férreo cerco de frustraciones, el
prejuicio que los rodea, dentro de cuatro inescalables muros. En esta gigantesca caldera se sumergen dotes naturales, sabiduría, amor, música, ciencia, poesía, que se hunden en las heces de
una naturaleza naturalmente corrompida, y miles de almas destrozadas por el vicio y la miseria y
la degradación, destruidas, eliminadas del registro de los seres vivientes, destruidas y deshumanizadas."
E
De Little Rock a San Quintín
La madre y el padre de Eldridge, cuando éste nació, en Wabbseka, Arkansas, cerca de Little
Rock, eran una pareja de la clase media negra del
sur al borde del rompimiento. Leroy Cleaver,
buen pianista, tocaba y servía las mesas de un
club nocturno de Little Rock. Thelma Cleaver
enseñaba en la escuela elemental que Eldridge
recordaba vagamente como "separada pero
igual". El padre pasó a ser camarero del vagóncomedor del Super Chef, tren que iba de Chícago
a Los Angeles, trabajo que se consideraba un peldaño hacia arriba entre la pequeña burguesía
negra. La familia se mudó a Phoenix, uno de los
puntos clave del recorrido del tren, y allí siguieron juntos. Eldridge se hizo limpiabotas.
Los Cleaver vivieron en Phoenix casi dos años
y después se trasladaron a CaliforlÚa, donde por
fin los padres se separaron. Thelma consiguió
trabajo en el Departamento de Educación, como
administradora de la preparatoria Abraham Lincoln. Se trataba de una escuela integrada, de mayoría negra. Los estudiantes provenían principalmente de Rose Hills, cerca de Pasadena Sur, vecindad mixta conocida como "la capital de la
mariguana de California". Para entonces Cleaver ya habia pasado algún tiempo, por robo, en
el reformatorio Fred C. Nelles, donde aprendió,
entre otras cosas, cómo traficar más efectivamente con la yerba. Cuando salió puso en práctica estos conocimientos, al mismo tiempo que, pensando en salir de la pobreza, intentó otra ruta: jugar
f2
Del lado de Malcolm X
Una
-Historia
Norteamericana
(Primera de 3 partes)
Durante los últimos años de cárcel, Cleaver comeDZÓ a analizarse a sí mismo, lo mismo que el
papel de los negros en la sociedad norteamericana. Leía ávidamente. Empezó a practicar la oratoria en "público" y atendía a casi todos los cursos que se daban en prisión. A veces, debido a sus
prédicas, lo enviaban al confinamiento solitario.
Se había convertido en seguidor de los musulmanes negros, ya que idolatraba a Malcolm X. Los
periodos de confinamiento duraban 29 días y él
los llamaba "retiros religiosos", pues sólo le dejaban leer la Biblia.
Cuando Malcolm X rompió con el líder racista
Elijah Mohamed, Cleaver considero que la
política del segundo no conducía a ninguna parte
y sólo ahondaba las diferencias con los blancos.
La comulÚdad negra se dividió tajantemente y
Cleaver se colocó alIado de Malcolm X. Después
del asesinato de Malco1ñl. Cleaver se convenció
que había escogido el bando apropiado. Y pensaba que Huey P. Newton, "con la carabina en la
mano derecha, el cañón apuntando al suelo"
sería el sucesor de Malcolm X.
En el ensayo "Introducción a la biografía de
Huey P. Newton", incluido en una recopilación
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de cuatro páginas de publicidad en colores
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Aunque hay un lapso en la paginación,
no falta ningún texto.
de ensayos y discursos de Cleaver, libro publicado en 1969, dijo que "no se puede evitar sentirse
asombrado y fascinado por su seriedad, por la
avidez y presteza a entregar la vida en defensa de
los derechos de su gente". Y concluyó: "Comparto con Bobby Seale la misma actitud hacia Huey,
la misma idea de poner mi vida en sus manos.....
Al hablar de sus compañeros presos dice en Alma
encadenada: "Creo que en la experiencia de estos
hombres se encuentra el conocimiento y la
sabiduría que deben utilizarse para ayudar a
otros jóvenes que llevan la misma dirección. Creo
que todos nosotros, toda la nación, estariamos
mejor si lo echamos todo por delante. Muchos
sentimientos se sentirán heridos, pero tal es el
precio que debe pagarse. Es posible que yo mismo resulte perjudicado por hablar franca y directamente, peto me importa un comino. Claro que
quiero salir de la prisión, a toda costa, y algún
día saldré. Sé que siguiendo el curso que me he
trazado encontraré mi salvación. Si hubiera seguido el que me indicaban los funcionarios de la
prisión, indudablemente hubiera salido de la cárcel hace tiempo, pero me sentirla menos hombre.
Me sentiría más débil y menos seguro adonde
quiero ir, qué es lo que quiero hacer, y qué hacer
al respecto. El precio de odiar a otros seres humanos es amarse menos a uno mismo."
La mujer blanca y culta
bien valió la pena." Mientras tanto, Beverly iniciaba una campaña de 18 meses para lograr la libertad de Cleaver, que obtuvo en noviembre de
1966. Para entonces ya había escrito la mayoría
de sus ensayos, comentarios sociales, cartas, polémicas, que iban a convertirse en Alma encadenada.
En este libro las reflexiones de su autor sobre la
suerte de la sociedad norteamericana chisporrotean como las del hombre inteligente que describe un árbol sin haber visto ninguno. Leyendo
aquellos ensayos de la prisión, no obstante, se intuía que el autor había leído y digerido todos los
"manuales" sobre el tema. El resultado fue brillante y revelador.
Sin embargo en Alma encadenada se esconden
algunas abstracciones vacías aunque elocuentes,
claramente incorrectas en las asunciones, juicios
y conclusiones. Dramático y tenaz, Cleaver asevera: "Debemos mantener nuestra hombría. Debemos mantenerla o la tierra quedará arrasada
en nuestros intentos por ganarla." "A un negro
que crece en América se le adoctrina con las ideas
de la belleza de la raza blanca... Aumenta mis
;
Cleaver no cesaba de escribir, y tenía buen
cuidado de ocultar sus cuartillas de la vigilancia
de los guardias, disfrazando su esfuerzo literario
entre papeles legales, que por ley quedaban fuera
del alCance carcelario. Tenía una lista de abogados, a los que escribía con frecuencia, entre ellos
Beverly Axelrod, bonita rubia divorciada que ha·
bía ganado sólida reputación con casos de liber·
tades civiles en San Francisco. Eldridge siempre
dejaba de lado este nombre, pero en vista de que
nada concreto obtenía de los demás escribió a
"aquella mujer". Beverly respondió rápidamente
y lo visitó en la prisión de Folsom. Discutieron el
plan para presentar una apelación. Cleaver le
pasó a Beverly lo que parecía ser un voluminoso
documento legal. Pero se trataba de sus ensayos,
reflexiones y críticas literarias. Beverly quedó
sorprendida de la fuerza y belleza de aquellos
escritos, su profundidad y ternura.
Eldridge redactó la primera carta a la señora
Axelrod y dio comienzo, a mediados de 1965, una
de las "historias de amor" más improbable de estos tiempos, que condujo a una correspondencia
lírica que alguien comparó con las cartas de Eli·
zabeth y Robert Browning. Ambos, la mujer
blanca y culta y el prisionero negro, de todos modos trataron de "no fantasear el uno sobre el otro,
inventándose a sí mismos", y cayeror. en ~n extra·
ño amor desesperado e incierto. Escribió CJeaver
a Beverly: "No se trata de un fraude originado
por la desesperación. Vivimos dentro de una estructura social desorientada, sin orden, y nosotros, a nuestro modo, hemos traspasado esa barrera. Hemos salido psicológicamente de su locura y represiones. Aquí hay mucha soledad. Nosotros nos co~ocemos el uno al otro, y habiéndolo
hecho, no es difícil que nuestras almas se tomen
de las manos aunque nuestras mentes se equivoquen, vacilen, se precipiten y tiemblen."
Beverly Axelrod llevó los escritos de Cleaver a
Edward M. Keating, abogado ricp, director y
propietario entonces de la revista izquierdista
Rampam. Keating envió copias del material a
cierto número de escritores y críticos conocidos,
incluyendo á Norman Mailer, Norman Podhoretz, Paul Jacobs, Maxwell Geisman, John Howard Griffin y Leslie Fiedler. Todos respondieron con alabanzas y sorpresa. Se supone que
Keatin~rdió800,000 dólares en la aventura de
Ramparta antes de que un grupo de redactores jóvenes le obligaran a abandonar la administración. No le importó: "Si todo lo que logró Ramparta fue sacar a Cleaver de la cárcel, la aventura
Edward Keating, católico y liberal, fue a Folsom
a conocerlo. "Consideré que era un escritor de
fuerza y sentí curiosidad de saber cómo era
fíSicamente. Mi primera impresión sobre este
negro alto y lleno de dignidad no pudo ser mejor.
Hablamos de cosas intrascendentes. Le había llevado algunos libros y dio muestras de excitación
cuando alabé sus escritos". El primer artículo
que escribió Cleaver. en Rampans fue una
severísima crítica atacando al novelista negro James Baldwin, acusándolo de retorcer en su obra
el difícil tema de la homosexualidad. Se público
en junio de 1966, cuado Cleaver se encontraba
todavía tras las rejas. Siguieron otras piezas, como la titulada "Cartas de la prisión:' Cuando en
diciembre del mismo año se le conct:dió la libertad condicional se convirtió en redactor y colabo·
rador permanente de la revista. Todavía en prisión firmó un contrato con MacGraw-Hill por un
libro titulado Hombre negro, mujer b~ que
apareció después de Alma encadenada.
Cuando Eldridge añadió el fermento de la psicosexualidad como esencial para comprender fenómenos tan Variados como los "rituales paganos
nacionales y comunales", los deportes, la lucha
del negro por su identidad, el rock'& rol', los
beatni1ca, fue inevitable que él mismo se convirtiera en héroe cultural, listo para tomar el lugar
de Ralph Ellison y James Baldwin. Era "el novelista" que todavía no habia escrito una novela, el
espíritu libre que pasó largos años encerrado liberándose de sí mismo.
La "presa" blanca
Dejado en libertad condicional después de dos
años y medio en la prisión de Soledad adonde
-antes de 1964- fue a parar por diversos deli·
tos, entre ellos negociar con mariguana, Cleaver
no parecía arrepentirse. Había satisfecho las necesidades económicas, pero "el Otro" de su alma
encadenada necesitaba más purgas. Cleaver escribió: "La violación era un acto insurreccional
(...) Me divertía, me agradaba porque trataba de
plantear la ley del hombre blanco, su sistema de
valores y por ello profanaba a sus mujeres... Sentía que me estaba vengando."
frustraciones saber que fui adoctrinado para ver
a la mujer blanca más hermosa y deseable que mi
propia mujer negra, y que la historia había colocado en mi pecho esa ansiedad de la lujuria y el
deseo. "
Un "novelista" sin novela
Alma encadenada fue probablemente la expre·
sión definitiva de la ira negra, implacable relato
de los estupros que cometió el autor, las prisiones
que padeció y los ghettos donde aprendió el abecedario de la violencia. Sin la presencia de las
ideologias y la necesidad de defenderlas, Cleaver
pudo haber sido un magnífico escritor. En el
libro hay viñetas tan intensas y luminosas como
las de los primeros cuentos de Hemingway. Se encuentran particularmente en los recuerdos de la
niñez: el olor y la textura de la arcilla roja de Arkansas; las dificultades familiares y la habilidad
para entender el comportamiento y controlarlo;
el traslado, después de la guerra, a Phoenix, con
su brutal calor y cordial camaradería entre Cleaver y sus amigos, así como la descripción del
atormentado padre cuando golpea a la madre o
ataca a un sacerdote con un martillo.
Trabajaba con ahínco en el negocio de la mariguana y dedicaba los fines de semana a violar
mujeres blancas. A los once meses de estar en libertad fue arrestado de nuevo y se le encontró
culpable de asalto con el propósito de asesinar y
sentenciado de dos a catorce años. "Sé que había
encontrado una llave importante, y que si conquistaba al 'Ogro' y rompía el poder que ejercía
sobre mi sería libre. Pero también sabía que se
trataba de una lucha cerrada contra el tiempo y
que si no triunfaba quedaria quebrado y destruido. Yo, un negro, hizo frente al 'Ogro', la mujer
blanca."
"Me convertí en estuprador. Para refinar mi
técnica y modus operandí comencé practicando
con muchachas negras del ghetto, el ghetto negro
donde los hechos oscuros y viciosos aparecen, no
como aberraciones o desviaciones, sino como
parte de la eficiencia del Demonio de un dia. Y
cuando consideré que podía hacer las cosas con
suavidad, crucé el camino y busqué la presa
blanca. Lo hice conscientemente, deliberadamente, con deseo y método, aunque pensándolo
ahora me doy cuenta que estaba en estado mental salvaje, completamente desesperado. Después
de' regresar a la prisión me estudié con profundidad y por primera vez en mi vida sentí que estaba
equivocado, que me había separado, no tanto de
la ley del hombre blanco como de la del ser humano civilizado, porque no aprobaba el acto del
estupro. Incluso aunque haya tenido razón dentro de mis propias motivaciones, no podía justificarme. Perdi el respeto por mi mismo. Pareció
derrumbarse mi orgullo como hombre y toda mi
frágil estructura moral. Y por eso comencé a
escribir. Para salvarme.... (Continuará)
A.'7
1
rá para conformar una antología poética. con
presentación de Elena Poniatowska, y que posiblemente sea editada por la SEP. Parte de la obra
poética de Alaíde Foppa ha sido recogida por su
madre, Julia Falla de Foppa. en un libro dado a
conocer en Guatemala en diciembre de 1982.
• • •
Hermosa corona navideñ4
adorna numrOl tierras.
Ro;os robados
a los 0CQ80$ del trópico,
a las ardientes laOOl
a la sangre sacrificado.
Hay fiesta de 4ncendiadas estrellas
en los campos;
Aquí no traen 01'0
los Reyes Magos,
n4 4ncienso ni mirra,
pero brilla
más que ninguna
ma auntuosa Ep4fanÚJ.
Hay lu;o de púrpura y grana
en los e3CUÓ1k:ltD viviendas.
La estación se engalana de tu fuego,
flor tk PQM;U(J,
flor de sangre
Jlordekwa
flor de $01,
. herid4 Jlorecida.
• • •
(Extraúlo del libro citado)
• • •
Una fundación
cultural llamada
"Alaíde Foppa
Mauricio Ciechanower
asaron tres, cuatro, cinco
años. Algo más también.
Nunca hubo aclaraciones o modificaciones del hecho original: el
secuestro-desaparición de Alaíde
Foppa junto al de Leocadio Actún
Shiroy.
P
. En Guatemala fue el hecho.
En Guatemala, el silencio.
• • •
olio Solórzano Foppa se halla empeñado en
la tarea de rescatar y reflotar los materiales
creativos de su madre. Por varios senderos
habrá de ir concretando esta labor.
Una ruta: la recopilación de los textos que
Alaíde ofreciera ante los micrófonos de Radio
UNAM por espacio de una docena de años en el
programa titulado "Foro de le. mujer". Probablemente. con la colaboración misma de la máxima
casa de estudios.
,Otra: la recopilación. también, de sus críticas
de arte sobre pintores mexicanos contemporáneos
aparecidas en diversas J'ublicaciones. Entre ellas,
en este mismo suplemento cultural de Siempre!
La última: una exhaustiva selección que servÍ-
J
48
En Tepoztlán, en el estado de Morelos, habrá de
arrancar en septiembre próximo el proyecto que,
al amparo de la Fundación Cultural A. F., servÍrá para constituir el Centro Cultural Alaíde Foppa, destinado a los niños con problemas de
aprendizaje que radican en la citada localidad.
En segundo término, y en ese mismo ámbito
morelense, se pondrá en funcionamiento un centro de formación de artistas de diversas disciplinas, con el propósito de especializados en la aplicación pedagógíca especial dirigida a los niños
con problemática en el aprendizaje.
En época de crisis como la que se atraviesa actualmente, el interrogante principal está concebido en términos relacionados con el financiamiento de estos planes y proyectos. Julio Solórzano ha recurrido a los aldabazos con algunas
reparticiones oficiales, en aquello del requerimiento de solidaridad pero, hasta el momento en
que tomábamos estos apuntes para la nota, no
había resultados prácticos a tales solicitudes.
AU!lque lo normal sería que se los apoye, argumenta que habrá de seguir adelante contra viento y marea. Por ejemplo, abonando el alquiler
del Auditorio Nacional para la función del domingo 3 de mayo; si llega a venir contraorden y
se ahorran ese egreso, bienvenido.
No obstante el vínculo que" une aJolio Solórzano Foppa con su desaparecida madre. apunta
que el de ella no ~ sino uno más entre los casos
que. por miles. se han verificado en Guatemala
en" el marco de su sistema represivo. Margaret
Randall. a propósito de ello, y en un texto fechado en Managua en febrero de 1981, señala que
-desde la intervención norteamericana de
1954:- suman ochenta mil los desaparecidos y
asesinados en tierra guatemalteca.
Pareciera salir sobrando la siguiente acotación: nunca hubo un solo juicio a militares y torturadores implicados en esos crímenes y desapariciones. Y otra del mismo tenor: las cifras proporcionadas por la Randall hace más de seis años se
han abultado enormemente. La gente agrupada
en el GAM -versión guatemalteca de las Madres
de Plaza de Mayo, de Argentina- aún no han logrado resultados convincentes en su ardua labor
denunciatoria y de movilización.
• • •
El arranque oficial del proyecto Fundación
Cultural A1aíde Foppa, tendrá lugar el domingo
3 de mayo en el Auditorio Nacional. en dos funciones (17 y 20 horas) y contará con la intervención desinteresada del cantante estadounidense
Kris Kristofferson, la intérprete mexicana Amparo Ochoa y el propio Jolio Solórzano. A manera
de anticipo de futuras actividades, se anuncian
recitales a cargo de Pablo Milanés, Tania Libertad y Guadalupe Pineda.
• ••
Mujer
... Un ser que aún no acaba de ser
no la remota rosa angelical
que 108 poetas cantaron
no la maldita bruja
que los inquiftdores quemaron
no la temid4 Y deseoda prosfftuta
no la madre bendita
no la marchita y "burlada $Olterona
no la obligad6 a ser bella
no la obligada a ser mala
no la que vive porque la de;an vivir
no la que debe siempre
ckcir que IÍ
un ser que trata de saber quién es
y que empieza a existir
(Poema de AIaíde Foppa quefir,utu en la por1tJdtJ dellJl..
bum "Mujer", de Ampro 0cIwa, DUcot Puebla) "
• • •
"Tenía interés en hacer un trabajo solidario
asociado con el nombre y la obra de mi madre. y
encontré en Tepoztlán -que fue lugar donde
ella vivió y donde yo vivo ahora parte de mi
tiempo- la oportunidad de concretarlo."
• • •
"Creo que si mi madre hubiera muerto de
muerte natural, y no como parte de un fenómeno
represivo generalizado en Guatemala, quizá yo
me hubiera concretado a publicar su obra; pero
al formar una Fundación Cultural -que inicia
con este proyecto pero que tiene otros-, también se quiere significar, en el caso del secuestro y
desaparición de Alaíde Foppa. el vinculo y la responsabilidad que debemos asumir todos los trabajadores del arte y la cultura frente a los problemas de nuestra sociedad."
• • •
Alaide
I
(con el ro;o clavel
en la mano)
te recordamas
(como a la poesía,
la revolución,
Neruda,
abril)
Y te esperamos.
José Luis Avendaño C.
(Tomado de la revista Fem, No. 18,
Abril-Mayo 1981, de cuya dirección
colectiva formó parte Alaíde Foppa)
• • •
Pasaron tres, cuatro, cinco años. Algo más
también .
Con precisión, la cuenta regresiva arranca un
diecinueve de diciembre de 1980, en Guatemala.
No obstante el permanente esfuerzo llevado a
cabo por el Comité Internacional por la Vida de
Alaide Foppa (CIV AF), y de otras instituciones,
sindicatos, organizaciones culturales y artísticas,
religiosas y políticas, el silencio prosigue reinando en el caso de la creadora y de Leocadio Actún
Shiroy. Sin novedad en el frente, diría Remarque, en este episodio de secuestro y desaparición.
La formal iniciAtiva de arranque de la Fundación Cultural Alaíde Foppa sirve al menos para
mantener viva la figura de esta personalidad, al
conjuro de una obra solidaria que llevará su "
nombre y. a través de su simbología, la de todos
los detenidos -desaparecidos de la nación guatemalteca_
Libros
CRlSTOBAL
Jorge
Castañeda
México: el
futuro en
juego.
México, Joaquín
MortiziPlaneta,
1987
lVONATO
CARLOS FUENTES
El regreso a la región
más transparente
ara los que aprendimos a leer la sociedad mexicana, antes de vivirla en
el 68, en los libros de Carlos Fuentes (La región más transparente, La
muerte de Artemio .Cnaz),abrir una nueva novela del más reconocido
narrador mexicano es un acto que tiene que ganar a pulso la barrera del
miedo: ¿Volveremos a la región más transparente o nos intoxicaremos en el
mar de palabras de n08t1'a ttm'a?
Las primeras páginas de Cristóbal Nonato (FCE, 1987), por tanto, se leen
con miedo. Fuentes no es culpable esta vez. Son historias que se cruzan entre
el autor y el lector. El libro no tiene la culpa de que se avance sobre él con
una enorme carga de prejuicios (esta vez positivos y negativos, entrecruzados, racionales e irracionales, amores y odios de un solo golpe). Y bien, se
empieza con miedo, pero el miedo va dejando su lugar a la sorpresa.. ¿Qué está sucediendo? ¿Estamos frente a una región que alguna vez fue transparente
y a la que se ha añadido 20 años de artificio literario? ¿Quién es este Carlos
Fuentes que resulta tan sorprendentemente juvenil, desenfadado, abusivo en
el juego de palabras, irreverente y genial de nuevo?
Cristóbal Nonato, es el libro de un personaje fetálico en un México donde la alucinación y la catástrofe tomó el país, es el libro de un Carlos Fuentes
crítico, violentamente crítico ante el poder; burlón, jugador de palabras. Un
extraño Fuentes que parece pariente de José Agustín y los juegos verbales de
la generación de la onda al que se sumaría un corrector de estilo gringo (por
eso de que sólo haya signos de interrogación cerrando las preguntas). Un
Fuentes brillante y ácido cuando cuenta cómo son los pies de los niños, con
una suela natural producto de la contaminación, o las historias de coyotes
arrojados por los funcionarios a los supervivientes de las colonias marginales
de Acapulco. Un Fuentes juguetón cuando rebautiza las calles en spanglish
(Mel.O'Field por Melchor Ocampo o Frank Wood por Francisco l. Madero)
hablando de una sociedad en la que no sólo el idioma ha sido invadido, sino
enormes pedazos del territorio han sido rentados a compañías turísticas trasnacionales o tomados por el rifle de los marines.
y del desconcierto se pasa al placer de descubrir la vitalidad de Carlos
Fuentes, su solidez narradora, su apocalíptica visión del México de los 90. Y
uno soporta los abusos de la palabra que de vez en cuando invaden el libro,
la vocación enciclopédica del autor que introduce 20 referencias culturales
en una página, su volutad de meter en una novela todo: magia y locura en
abundancia.
¿Qué está uno leyendo?, se pregunta el prejuiciado lector cada SO páginas. ¿Qué es este libro brillante que tanto tiene que ver con la literatura de
ciencia ficción anglo-norteamericana de los 70, con los textos apocalípticos
de Phillip K. Dick, Norman Spinrad, BaUard, John Brunner, Frederick
Pohl, Harlan Ellison?
y los prejuicios se van a la basura para quedarnos con el libro de un
autor autorrenovado, juvenil (viejo-joven, joven-viejo) que nos propone el
regreso a la región más transparente transmutada en el hoyo del fin del mundo.
Hay que leer1<'. El único defecto, el precio. (PIT II)
P
Roger Simon
El pato de •
Pekín.
México, Planeta,
1987.
Biblioteca policiaca.
Roger Simon, escritor policiaco que
estuvo recientemente en México, logra conjuntar en El Pato de Pekín algunas de sus obsesiones: la generación sesentaiochera norteamericana,
su situación al paso de los años y la
reflexión sobre las condiciones de vi-
da en los países socialistas.
En este caso el detective Moses
Wine viaja a China junto con una serie de ex activistas estadunidenses
que en su afán por descubrir los misterios del país oriental se autodescubren en sus incongruencias, sus
pasiones y su alejamiento de las luchas estudiantiles.
Si bien es cierto que El pato de
Pekín no es la mejor novela de Simon, es verdad que es una buena
muestra de lo que están haciendo los
jóvenes escritores policiacos en el
país que fue cuna del género. (CP)
La actual situación y el futuro de
México interpretados vía el ensayo
periodístico. Nuestras relaciones con
los Estados Unidos de Norteamérica;
Centroamérica y Contadora; las posibilidades de una democracia mexicana.
Jorge G. Castañeda utiliza distintos recursos para lograr su análisis: la
entrevista informal para obtener información de primera mano; el rigor
en el manejo de los elementos de investigación y la flexibilidad en los
juícios. La aproximación que con todo ello se obtiene es sumamente honeSta y útil para los tiempos que corren. (VR)
José Revueltas
Las evocaciones
requeridas.
México, ERA,
1987
Inicio de unas memorias inconclusas, notas de cuadernos, cartas personales, escritos de prisión, notas de
viaje, escritos políticosL ordenados
cronológicamente, excelentemente
anotados por Andrea Revueltas y
Philippe Cherón y estupendamente
prologados por José Emilio Pacheco.
Material de fondo en la biografía del
escritor, clo8et de intimidades, contexto a las novelas y a las biografías
políticas aún por escribir.
Un libro notable porque abre la
posibilidad de una lectura paralela
de la obra dI' ltevueltas, tan interesante como la- ¡jOra misma.
Lástima del precio que condena su
lectura a ser de minoría chica, 10 mü
pesos los dos volúmenes. (CC)
María
Izquierdo.
Introducción de
Carlos Monsiváis.
México, Casa
de Bolsa
Cremi, 1986.
La obra pictórica de María izquierdo fue en su tiempo admirada y reconocida por gente como Antonin Artaud, Carlos Pellicer, Luis Cardoza
y Aragón, Pablo Neruda. Hoy, sin
embargo, su obra abundante y misteriosa, en al~os casos perdida,
prácticamente se desconoce. Este libro, sin duda el mejor estudio que
sobre María Izquierdo se ha realizado, ofrece reproducciones de su obra
y testimonios de sus contemporáneos. La nota introductoria de Carlos Monsiváis es excelente. No se
halla a la venta, es edición privada.
(GT)
Libro: ¡Qué cosas pasan!
HISTORIA DE UNA
EXTRAÑA
INJUSTICIA
.
n~
.Ia"df"n
terling Hayden era un rrsonaje
personaje en e Hollyw~ de postguerra: héroe durante la segunda guerra mundial
(fue enlace de los partisanos yugoeslavos), actor duro, futuro compañero de Bogart y Garfield, protagonista de una gran película policiaca
realizada por Kubrick (Tbe Killing).
En 1946 se había afiliado al Partido
Comunista y seis meses después lo
abaIÍdonó. Cuando se inició la
cacería de brujas en Hollywood,
Hayden se desplomó y denunció a
varios compañeros, entre ellos Abraham Polonsky. No le sirvió de nada.
Su carrera se fue haciendo humo.
Repudiado por los liberales del cine,
sus viejos compañeros, fue quedándose sólo. La promesa del gran actor
duró para los años SO, desapareció.
Treinta años después Sterling
Hayden reapareció en los titulares de
las revistas culturales norteamericanas, pero no por sus dotes actormes,
sino por la publicación (1976) de una
sorprendente novelar Voyage, que
curiosamente no era el libro de un
amargado reaccionario, sino un libro lleno de vida, fuerza y calidad
narrativa.
Voyage, que permaneció justificadísimamente meses en la lista de los
10 más vendidos del New York Times
y Publishiers Weekly, narra la historia de dos barcos, un carguero y un
yate de lujo, y el mundo de los marineros a fines de siglo en los Estados
Unidos. Hayden debió haber dedicado años a la investigación, porque el
libro está lleno de detalles que le dan
carne y hueso a las anécdotas, que
rodean unos secos e insuperables diálogos. Un libro áspero, del que brotan los conflictos sociales como de
una fuente envenenada, sólido, bellamente escrito.
En 1979, la editorial mexicana
Láser Press publicó La travesía, título en español de Voyage, con una
enorme edición de 10,200 ejemplares. El libro pasó sin pena ni gloria.
Sus ventas no deben haber alcanzado
los 200 ejemplares. Los lectores de
bestseller lo rechazaron y los lectores
de buenas DOvelas a secas no se enteraron de la existencia del libro. No
aparecieron reseñas en la prensa.
Sin embargo aún puede repararse
esta extraña injusticia. Hay pilas del
libro en las librerías Hamburgo del
DF (y relativamente baratos).
S
er'
PIT 11.
49
científicos, los demógrafos y los turistas
(escasísimos y
almente desorientados
y traídos a la
por el ayuntamiento
desde algún pueblo de ancianos adinerados y
somnolientos de Texas o Kansas) no han logrado
ponerse de acuerdo al intentar responder a unas
cuantas preguntas con respecto a la ciudad de Jalapa:
a) ¿Se escribe con Ux" o con Uf? Y en uno u
otro caso, ¿qué consecuencias acarrea tal determinación sobre el carácter y costumbres de los (x)
jalapeños (si es que en realidad existen)?
b) ¿Por qué (X) Jalapa se oculta habitualmente
entre brumas londinenses desde su pudibundo tobUlo que puede ser Perote hasta su alto cuello que
viene a ser Las Trancas? ¿Pudor, vergüenza, pecados ocultos, esnobismo? ¿Quízás temor a ser
asaltada por bárbaros incultos provenientes de
las tierras bajas (Veracruz, Alvarado, TIaootalpan, Coatzacoalcos) o de las altas mesetas y las
desérticas llanuras del norte y el centro (DF,
Puebla, Monterrey)?
c) ¿Cuál es en realidad la distancia que media
entre el DF y Jalapa, si el tiempo del recorrido
puede variar desde las tres horas en Mustang de
junior hasta las ocho en Autobuses Unidos?
d) ¿Por qué se le llama la Atenas veracruzana
de forma tan impúdica e insistente?
e) ¿Por qué no hay ni un solo prostfbulo decente y el único modo de incurrir en los deleites carnales es recurrir a un elusivo profesor Adán, al
que sólo se llega ,gracias a exclusivísimas recomendaciones? . :.' , .
.
f) ¿Por qué el ~~?t~por ciento de los chilangos y demás co~os que emigran. a J(X)alapa -atriÚ~ por e! olor de la montaña, el aire
del armarlo añosó' de la prima Agueda, y huyendo del tránsito o la bota militar o el esmog o los
sismos- terminan por convertirse en novelistas
agraciados con uno o más premios nacionales que
otorga el INBA?
.;. ..., ..
Las respuestas a las anteriores preguntas han
sido diversas, distantes y contradictOriU~' La verdad es que cuando J(X)a1apa aparece en los noticieros, una de dos, o se celebró una caminata internacional con Ernesto Canto dándole en toditita a los extranjeros en torno a los paradisiacos Lagos del Dique, o hubo un magno congreso de
escritores que se pusieron la ciudad (¿pueblo culto pero sin un solo Sanboms?) de sombrilla, gorro
y sombrero.
En Jalapa sólo hay un sitio donde se pueden
comer hamburguesas; el número de salas de cine
no llega ni haciendo mucho esfuerzo a diez (tres
de ¿primera? en Plaza Cristal, dos en las Salas
Gemelas, los dos Variedades que tiran a segunda
y casi tercera, el Pepe y el lCubrick, de segunda
popular, y finalmente el Radio que es algo asi camo el palacio negro de la cortadisima pornograHa); hay pocas taquerias y no muy' buenas (la mejOt: Y más afamada es la de doña Pina, que atiende a partir de las doce de la noche a unos borrachos que insisten asnalmente en llamarse ubohemios", tal vez porque en medio de la niebla perdieron el sentido del tiempo); la mentada taqueria está (o estaba, porque según parece ya le pasó
un eje vial por encima) en plena calle, cerca de la
salida a la poética y llena de pájaros Coatepec de
Maria Enriqueta, bajo' un árbol y es prestigiada
no sólo por la calidad y virulencia chilosa de sus
tacos, sino por el aderezo lingüístico que la poco
pudibunda señora le pone a los productos de sus
cochinos.
Lo de la "Atenas veracruzana" ha sido objeto
de enjundiosas disquisiciones entre los ociosos del
café La Parroquia . Gracias a la tergiversación
idiomática, algunos calumniadores han convertido el manido y transitado epiteto en otro: la
••Apenas veracruzan"'. Y dan razones para su insolvente irrespeto: que el ambiente intelectual de
L
50
OS
r::.
](X)ALAPA
De mis posibles
recuerdos
(Ensayo de un
suicidio social)
MaJ;CO- Tullo Aguilera
Garramuño
Prada Oropeza (que aquí perdió su afición pOI
los guerrilleros); César Rodríguez Chicharro y
muchos, muchos otros valiosos varones del que• hacer intelectual han adoptado, aunque sea fugazmente, la ciudadanía jalapeiia.
Se van unos y vienen otros. Díaz Mirón paseó
su arrogancia por el Parque de Los Berros -una
de cuyas avenidas lleva hoy su nombre-. Vinieron los estridentistas con Maples Arce a la cabeza
y, estimulados por la locuacidad del general Heriberto Jara, hicieron sus extravagancias, cambiaron de nombre a la ciudad (que se llamó, provisionalmente y quizás sólo para ellos, uEstridentópolis") y quisieron convertir a esta neblinosa
Londres veracruzana en el centro de la vanguardia artística americana.
No faltó quien criticara a Maples Arce por el
hecho de venir a trastornar la bucólica vida de los
jalapeños (que quízás en ese entonces sí existian;
un científico frenáptero preocupado por la
ausencia de jalapeñas del sexo más divertido ha
descubierto una forma infalible de reconocerlas:
las jalapeñas -dice- se caracterizan por ,tener
las pienras excesivamente peludas, el carácter esquivo y la pelvis baja con respecto al centro de
equilibrio natural), trayendo aires de fronda a un
sitio en el que las bugambilias, los manantiales y
los burritos cargados todavía adornaban la santa
paz de las iglesias. En El Universal nustrado del
10 de septiembre de 1925, un tal Ortega, bajo el
título de uLos escritores que no viven de la literatura" escribe:
El apóstol, el demoniaca (de) Manuel
Maples Arce, es juez de no eQtiendo qué instancia, y sobre el papel de oficio deja madrigales a los jóvenes de Jalapa, renegando de
Rag y Andamim InterWrea, dedicado a levantar en firme los andamios de la fortuna
futura. Escribe a uno de sus discfpulos que
en provincia es pesada la tarea de renovación espiritual, pero que en regresando a su
ciudad de hierro comprará un automóvil y
un edificio de cincuenta pisos, para instalar
en él las oficinas del movimiento estridentis-
tao
Jalapa poco tiene que ver con las pompas ligeras
y coquetas de los carnavales costeños; que Jalapa
está más cerca (ffsicamente, por lo menos) de los
empfreos olimpicos que del pródigo y contaminado (por Pemex) mar sabroso con todo y sus palmeras borrachas de sol.
Los defensores de la alcurnia intelectual jalapeña abundan en justificaciones para comparar
sin pudor a esta ciudad con la Atenas de Sócrates,
Platón, Aristóteles, Praxíteles (¿ese no? Bueno):
aquí no vivieron y medraron un Fidias o un findaro, pero sí Juan Vicente Melo, Sergio Galindo,
Emilio Carballido, Alva de la Canal, Charlot,
Díaz Mirón, Rubén Darlo, los estridentistas, Luis
Arturo Ramos, e infinidad de poetas, criticos, novelistas de todas las nacionalidades. Jorge RuffineUi (que en paz descanse en su cátedra -tenure, la llaman -en la Universidad de Stanford);
(otra característica: de Jalapa se sale directamente a la gloria: cátedra en universidad norteamericana, puesto ejecutivo en ellNBA, o cuando menos beca vitalicia como investigador); Demetrio
Aguilera Malta -que no es tío ni pariente cercano de quien esto escribe y que a partir de ahora
debe ser llamado UAguílera el malo"-; Renato
Se refiere el articulista al hecho de que, gracias
a una recomendación epistolar del poeta y diplomático Alfonso Cravioto, a Maples Arce se le hubiera asignado un puesto judicial (es, de paso, incomprensible que se critique a los intelectuales
por aceptar a veces chambas oficiales: ¿qué? ¿No
tienen derecho a una cuentita en el banco?).
Hasta la actualidad, los artistas, escritores,
poetas, en su mayoria viven a costillas de la Universidad Veracruzana, que generalmente los poDe a laborar en puestitos intrascendentes, en oficinas kafkianas (las más propicias para suscitar
iluminaciones) .
No creo que haya en México. Quízás en Latinoamérica. Bueno: en el mundo, una ciudad en
la que exista mayor concentración de artistas por
kilómetro urbanizado. En el edificio de la Editorial de la Universidad Veracruzana (la palabra
uedificio" debe aceptarse como alegre eufemismo; en realidad lo que llamamos La Editorial es
una casa ruinosa, carcomida por la lepra de la
humedad -alli labora habitualmente Garramuño, nuestro escritor colombiano preferido, bajo
una lluvia de cal que le ha servido de inspiración
para escribir Cuento& para de8puh de hlIcer el
amor, Paraisos hostiles, ÚI8 seducciones y Mu;eres «mad4& (inéditas las dos últimas)- cuyo teléfono (de la editorial, claro) está o congestionado
o mudo por falta de pago) he llegado a contar
(atención a las estadisticas: no llega a medir cincuenta metros cuadrados, la Editorial, obvio) a
cuatro novelistas Guan Vicente Melo -tozudamente sonriente a pesar de seis o siete operaciones
/
y la amenaza altamente literaria tle cortarle su
mejor pierna-, Luis Arturo Ramos, Raúl Hernández Viveros, el autor de esta nota}, un poeta
que en lo que se refiere a productividad y volumen corporal excede a cuatro narradores normales, tres críticos literarios y seis o siete aspirantes
a novelistas, poetas o críticos esenciales al estilo
Alfonso Reyes.
En esta editorial, con todo y el desastre material, se producen más libros, señores, que árboles
sanos existan en el vapuleado Cofre de Perote. No
todos merecen el Nobel, pero los del Premio
Villaurrutia quién sabe por qué oculta perversión
insisten en agraciar a la Veracruzana con sus
suaves pesitos.
Es innegable: a J (~}alapa ninguna ciudad la
supera en cuanto a narradores por kilómetro urbanizado. Ni mencionar a los poetas, piñtores y
músicos: son plaga y amenazan con insultar a la
eternidad.
Consideremos el aspecto/MUSICA. Aquí tenemos al mejor guítarrista del mundo. Alfonso Moreno (quíén lo ve tan calvito él, humildoso y con
sus trajes pasados de moda). Sobran compositores. Está Armando Lavalle, que fue discípulo en
más de una actividad de Silvestre Revueltas, y está Raúl Ladrón de Guevara (ahora dueño absoluto de las artes t!n la Universidad Veracruzana).
Por aquí anda, con su rostro de Boris Karloff, un
tal René Baruch, musicalizador de cuanta obra
de teatro se produzca en Jalapa, muchacho de un
talento que ojalá no se vaya a desperdiciar uno de
estos días yéndose a perder al DF.
Tenemos el orgullo de poseer una orquesta sinfónica que suena durísimo en la sinfonía 1812 y
que le entra a cualquier composición con un director o con otro (cambian frecuentemente, pero
invariablemente salen de la sinfónica de Jalapa
fletados ya sea a la sinfónica nacional o a alguna
institución similar de Estados Unidos).
y nuestro coro no se achicopala ni con la Noveno !infonía.
Los conjuntos de música afroantillana, andina, los tanguistas, los compositores de baladas,
los grupos tropicales, pululan como los hongos
sobre la boñiga tierna.
Así como no hay (casi) mujeres jalapeñas, ~am­
poco hay ricos. Aquí todos somos intelectuales de
la clase media pequeñoburguesa tirando a proletaria a causa de la crisis.
O quizás sí haya ricos, pero no se dejan ver,
pues viven refundidos en casas señoriales, con lagos y prados y cisnes y caballos de pura sangre,
en una colonia edénica llamada Jardines de las
Animas, no muy lejos de una enorme planta de
gas que los pobres de mala leche han llamado
Nuevo San Juanico.
Lugares históricos sobran, personajes típicos
haya granel. Tenemos, por ejemplo, a Juanote,
un fortachón, un macizo jalapeño, cuyas virtudes son varias y muy apreciadas. Es fama que
puede cargar él solito, un piano de cola y subirlo
sin descansar hasta la cima de la cuesta de Bravo,
sin lastimarlo, sin ocasionarle un rasguño, sin
más ayuda que sus cuerdas milagrosas y su conocimiento intuitivo de las leyes de la física.
Juanote, haga frío o calor, discurre por Jalapa
con el pecho velludo descubierto, los pies enfundados en recios huaraches y su ropa de batalla a
más de las sogas (sus instrumentos de trabajo). Es
común verlo subiendo o bajando las cuestas (o las
bajadas, en su caso) con enormes armarios al
hombro.
Muchos de los viejos habitantes de Jalapa (potque ésta es ciudad de extremos: masas incontables de jóvenes estudiantes y gran cantidad de
ancianos; aparte, naturalmente, de los burócratas del gobierno, que aquí abundan y medran cofrenolitos en torno a la inmarcesible ubre) no
se atreven a confiar sus muebles a los modernos y
escandalosos vehículos, sino que prefieren pagar
unos cuantos pesos a Juanote, quien portará sus
enseres con cariño y dedicación.
Juanote, a pesar de su aspecto rústico, con todo y la natural bondad que permea su rostro y su
humilde actitud, es un melómano connotado que
tiene acceso gratis a todos los conciertos de la Orquesta sinfónica de Jalapa.
Tenemos aquí también (como en toda ciudad
que se precie de cosmopolita) un cine en el que se
llevan a cabo toda clase de componendas, arreglos, acercamientos, arrumacos, deleites de orden sexual. Es un magno edificio digno del realismo mágico, testimonio de épocas si no mejores
más pacientes en el minucioso arte de la arquitectura. Una edificación laberíntica, con abundancia de escaleras, recovecos y meandros, baños
ocultos y oscuros, dignos paraísos de los osados y
pervertidos que aún medran entre la neblina (el
padre Lima sostiene que los auténticos jalapeños
son de virtudes cristianas acrisoladas y que todo
mal proviene de regiones allende las comarcas
poblanas).
Al final de las escaleras sórdidas y llenas de tes.-
timonios gráficos en el mencionado cine, se desemboca en un gallinero muy cerca del techo: allí
no hay asientos sino viles escalinatas de cemento
sobre las que campea en la oscuridad una multitud de felices malvivientes (o a la inversa, todo
depende...) que se dedican a los goces de sus preferencias. El gallinero del tal cine ha sido declarado Territorio Libre de Jalapa y allí no hay
piedad ni censura: cada cual va a lo suyo y la felicidad está con todos.
.
Mencionar el nombre del cine sería riesgoso.
Habría una poco deseable estampida desde el DF
hacia Jalapa. (Ypara qué encarretarlos: aquí estamos completos.)
Tenemos además muertos que siguen dando lata. Caso de un multimíllonario embalsamado
que recibe más atenciones que una princesa egipcia. En el cementerio municipal, todos los lunes a
altas horas de la noche se reúne una pequeña
cofradía de sirvientes, manicuristas, peluqueros,
maquillistas, que se dedican a perfumar, bañar,
cortar pelo y uñas y cambiarle la ropa (siempre
nueva y echa sobre medidas en Londres) al señor
Severo Jiménez (digo, a su cadáver). Una vez
conwletada su toilette (disposición testamentaria
'ltima voluntad del hombre que quiso pavintar con oro la carretera a Coatepec), se le
vuelve a sentar en un magnifico Luis XV, tras
una vitrina. Allí lo visitan los pobres que, como
es natural, lo consideran milagroso.
En Jalapa todos los que se consideran intelectuales (pero no lo son; los que en verdad son artistas e intelectuales no salen de sus casas pues
siempre están a punto de concluir una obra de arte, un ensayo o cuando menos la lectura de un
libro gordísimo) y no tienen mujer ni oficio ni
fiestas pendientes, van al café "La Parroquía" y
allí recopilan las mujeres, los oficios y recogen información sobre las fiestas (que en esta ciudad
siempre se fraguan a escondidas, para evitar las
visitas de los gorrones y los porros). En general,
n~die encuentra nada en La Parroquia;- excepto el aburrimiento, la angustia existencial (tan
pasada de moda y sin embargo tan vigente) y la
certeza que desde hace siglos no llega ni un buen
cuero nuevo a la ciudad.
Las parroquianas afirman lo mismo. Sólo que
hablan cambiando el sexo de sus anhelados protagonistas.
En La Parroquia hay meseros extremadamente
solícitos, a quienes se les ha hecho más de un reportaje en uno de los tres periódicos importantes
(Diario de Jalapa, El Sol Veracruzano, El Gráfico). Uno de los meseros, Othón, es tan popular
que podría llegar a alcalde. Maratonista, guasón,
correoso, algo culto (como corresponde), enterado de todo, Othón tiene todos los datos sobre las
movidas interesantes.
A una cuadra está el único café de chinos (éstos
auténticos: ni siquíera se han ocupado de aprender el castellano), en el que encallan los noctambulos: centro de reunión de los que salen del
íncluto cine mencionado anteriormente, puerto
de los expulsados de La Parroquia -que cierra
a las once-, sanedrín de chicas y chicos d obedientes, el café de chinos hace honor a la tradición y goza de las cucarachas más robustas e insolentes de la ciudad.
También en Jalapa (el inventario se antoja interminable: tantos son sus secretos atractivos) esiden los teatreros más intrépidos de la república.
Antes se llamaban La Infantería Teatral y bajo
tal rubro se enfrentaron (creo que en el teatro
Milán del DFj a las hordas de las guerrillas
guadalupanas, que porque los muchachos habían
ofendido a la virgencita madre de México. Hoy,
organizados en el ORTEUV, están estrenando
una obra en la que participan mujeres trapecistas, magos que echan fuego por las manos, saltimbanquis y otros funámbulos. La obra se llama
Madre Juana de los Angeles (y dale con las
madres; algo buscan) y lleva a escena orgías fellinescas, folladoras y felladoras, gráficamente, sin
apagar las luces y hasta en cámara lenta, para
que la gocen los canallas.
Oculta entre los castos dedos de la neblina, Jalapa guarda para el visitante (y aún para el viejo
e ingenuo residente) más sorpresas de las imaginables.
Aquí, amigos, en menos de cinco años un lego
puede resultar novelista premiado, plástico con
exposiciones a granel, licenciado en derecho y
fondista (si es que no se deja chupar por la burocracia o la desidia).
¿Será porque con las noches tan densamente
blancas a nadie le da por salir a la calle, o porque
el aire de montaña estimula al pequeño, insoportable artista que todos soportamos dentro, o porque secretos efluvios dejados por ancestros célebres obligan a inventar argucias para matar el
tedio o porque la invasión de cueros no llega a estas tierras u obedecerá a la rastrera ley de la inercia que sostiene que los cuerpos puestos en movimiento (intelectual) persisten en su actitud
mientras no vengan fuerzas mayores a modificar
sus regulares existencias?
Como dice la conciencia crítica de Jalapa: Chi
sao
Jalapa, 8 de abril de 1987.
51
un cuento
ESE ARGUMENTO
Miguel Bonasso
He imaginado el argumento de una n~
vela que por razones de ceguera y ocio
no publicaré y que sería el reverso de la
admirable Guerra del cerdo, de Bioy
Casares. El tema de ese libro es una
conjuración de los jóvenes contra los
viejos; el tema del mio, cuya redacción
queda a cargo de cualquiera de mis lectores, es una conjuración de los viejos
contra los jóvenes...
Jorge Luis Borges
el día del exterminio se presentó sin excesi·
vos sobresaltos. Apenas un gusto a ceniza.
Un remolino de papeles en la calle.
Se había obligado a levantarse temprano. Con
ojos arenosos ingresó a la penumbra húmeda del
~aAo y tardó un buen rato en recuperar su cara
en el espejo. Después, en la cocina percudida y
ajena, se estremeció con la sigilosa carrera de un
piojo que hufa pegado al zócalo.
La ausencia se fue corporeizando lentamente,
mientras trasegaba a desgano el café recalentado. Recordó entonces el hueco de su cabeza en la
almohada, algo más hondo que de costumbre. Y
algunos cabellos dispersos, abandonados en la
marejada de las pesadillas inconfesadas.
Era impreciso decir que se había ido. No estaba. Su desaparición era la coronación de un largo
proceso que la había convertido en su compañera. Estiró la alarma lo más que pudo, como la
mecha de una bomba, postergando la explosión
de los síntomas y presentimientos acumulados en
los días anteriores.
Nadie había concurrido a las citas. Nadie
había dejado caer su palabra de continuidad en
los teléfonos. La ciudad entera aparecía vaciada
de sus contenidos habituales.· La carencia de
mensajes empobrecía los contornos, relegaba a
los otros al papel. de meras sombras que se
escurrían bajo un sol macilento.
De fuga en fuga, de desaparición en desaparición, había llegad-:- basta ese hueco en la almoha·
da, hasta esas pantuflas precipitadamente
abandonadas sobre la alfombra raída, hasta ese
recalentado café sin retomo.
Los había unido tanto la costumbre de la pa·
sión como las certidumbres de una metáfora dura
y fUosa que los dos abrazaron con premeditación
y espanto.
Sabía que resultaría penoso vivir sin ella lo que
restaba, pero un cansancio antiguo y polvoriento
le adormecía las angustias y las enjaulaba.
En cierto modo estaba previsto. Con paso de
humo habían recorrido las sucesivas estaciones de
la noche. Primero éste, luego aquél. Los años felices de la Gran Conspiración iban ya hacia el ~
no invertido del Tiempo. Arena sobre arena.
Agua sobre agua.
Se sentó a esperar la llamada en el destartalado
sofá del living extraño, que lo recibió con resortes
hostUes, haciéndole notar que lo consideraba un
dudoso agregado.
El teléfono también aguardaba silencioso.
Había pasado días y noches recelando el llamado, mientras ella recorría las calles del miedo.
lnmóvU, regustando la incomodidad del asiento
52
desvencijado, la sordidez inverosímU de la sala.
Atisbando las distintas horas por los ruidos y los
olores del edificio. Las mañanas, un tintineo de
tazas y voces agrias de sueños quebrantados; los
mediodías, un vapor de pucheros sobresaltados
por caballerías infantUes de regreso; las tardes,
un mismo romance celeste y televisivo ascendien·
do como una enema de miel por las cañerías; las
noches un crepitar de mUanesas rebozadas por
las quejas simétricas y solitarias de la casa y la
oficina, hasta disolverse en noticieros y toses cada
vez más apagadas.
Esa tarde, mientras la heroína multiplicaba
sus sollozos en cien televisores, se levantó del sofá
con el ánimo subvertido. La ciudad se colgaba
sombría y verde, presurosa de vientos y tormen·
tas, por todas las ventanas.
Se abalanzó hacia el escondite y estuvo a punto
de sacarla. Ya la alcanzaba con la yema de los dedos, cuando lo paralizó el timbre del teléfono.
Lo dejó sonar tres veces más. Tal vez para asegurarse. Luego volvió sobre sus pasos al liclng
absurdo de los paisajes pastorUes, se plantó frente
a la repisa y lenvantó el auricular de un manotazo.
Un silencio carnoso y oscuro se le coló en la
oreja. No preguntó nada. Esperó jadeante durante varios minutos hasta que el silencio se convirtió
en un inofensivo sonido mecánico.
"La próxima llamada será por la noche", se di·
jo mientras su cara lo espiaba desde los espejos.
Colmó la espera fraguando planes y esperanzas. Ella volvería rompiendo la prohibición de
las puertas. Con ella los otros. Y detrás los días de
la Gran Conspiración.
Cada tanto controlaba a la distancia el totem
negro de la sala. Para frenar la llamada. O acelerarla. Para contestarla con un aluvión de insultos
como guijarros. Y correr luego, escaleras abajo,
entre novelas y milanesas, hacia el viento húmedo de la calle.
Hasta llegó a disfrazarse. Sonreía en el espejo a
medida que la barba se convertía en bigote y el
lápiz de maquillaje (que ella había abandonado
en su desaparición) le añadía comisuras despectivas, agrias patas de gallo, horas apuradas antes
de tiempo.
Contemplaba la cara imposible de veinte años
después cuando el teléfono lo alcanzó como un
escopetazo.
Era inútU no responder. Esa llamada venía
fabricándose ~n los remotos torrentes de su
sangre mucho antes de nacer.
La voz no preguntó ni ordenó. Sin embargo él
supo a qué atenerse. Sonaba densa de malvones,
acicateada por remotos juguetes favoritos; olía a
cuadernos de escuela pródigos en borrones y raspaduras. Iba y venía, como un péndulo grave,
dejando en el vaivén perdones y amenazas.
Parecía disponer de toda la eternidad y sin eme
bargo se la adivinaba urgida por un inalcanzable
compromiso. No necesitó argumentar su conv~
catoria, ni aportar datos precisos. Le bastó una
vaga evocación del negro portón de hierro y del
sendero de eucaliptus.
Sacó la pistola del embute y la sopesó en la palma, mientras la cabeza se le llenaba de pájaros
nocturnos y la opaca certeza de la Quinta lo vaciaba de sus otros recuerdos.
Bien entrada la noche abandonó la casa ajena.
Al llegar a la estación adivinó que el tren lo estaba esperando. Eligió un vagón vacío y una negra
butaca junto a la ventana. Arrebujado en el abrigo no quiso mirar la cata que se transparentaba
sobre un universo de casas chatas y suburbios desalmados.
No prestó atención a los clubes y cuarteles que
volaban hacia atrás, hacia la ciudad perdida. A
los andenes desiertos. A las casetas podridas de
los guadabarreras.
La Quinta se alzaba con sombras cada vez más
definidas. Una jungla empobrecida por las heladas. Un matorral perverso dominando los parterrea, brotando infatigable en los muros descascarados.
La vieja estación quería parecer indiferente y
solitaria.
No temblaba cuando se enfrentó con el pasado
al ingresar al territorio. La negra calle de tierra
se abría dura y malévola como las cachas de la
pistola que iba sobando.
Caminó bajo los paraísos pelados que sonaban
quebradizos con el viento. Y aunque sólo se oían
sus pasos presurosos y un único hombre caminaba en aquel yermo, a cada metro, a cada recon~
cimiento, iba creciendo la presencia alterna, la
oscura respiración del enemigo.
Ya no había perros que ladraran tras el portón
negro. Ni hacían falta. El portón estaba entomado y lo terminó de abrir reconociendo de inmediato el ruido crispado de sus pies sobre la grava.
Esa única luz del frente le dijo lo que le restaba
saber y se preguntó si no debía volver corriendo a
la estación o quedarse ahí, a mitad de camino, esperando a pie firme hasta que todo se COnsuma...ra.
Como única respuesta siguió caminando. Temeroso de pecar. Dudando si ese avance no
constitufa una deserción, un abandono cobarde
provocado por el infinito cansancio.
...
(
La casa crecta y crecta y él comenzó a sospechar que podfa haber una conjuración previa.
Que la Gran Conspiración podfa estar prevista
como una etapa necesaria. La sospecha lo anegó
de un odio espeso; sus pasos se hicieron cada vez
mú enérgicos y ruidosos.
No lo esperaba en el porche, ni detrú de la
puerta otra vez entreabierta. Aguardaba en su
sillón de cuero, frente a su escritorio. Fingiendo
indiferenci... como la estación y la calle. Sin molestarse en volver hacia él su rostro encallecido
cuando preguntó:
-¿Viniste?
Recordó la escena. Ya la había vivido. El detenido en el marco de la puerta, entre la noche y el
tiempo; el anciano calentando su copa en la mano pecosa, preguntándole: ..¿Viniste?,' como
quien abre una cisterna.
Le resultaba imposible evocar las caras sucesivas que encerraba el rostro apergaminado y ceniciento. Otro pelo que no fuera ese cepillo blanco
o su bigote de estatua. Otros ojos que esos botones duros y grisáceos, entrecerrados en la interrogación.
-Sabía que ibas a venir -dijo el otro Y apuró
el resto del cognoc.
Las palabras quedaron flotando como turbia
neblina sobre la alfombra.
El se sacó el abrigo Y lo arrojó sobre un sillón,
con deliberada grosería.
-¿Dónde están? -preguntó sin poder evitar
un temblor, pero no se atrevió a mirarlo. El
viejo, en cambio, lo estudiaba fríamente. El
cuerpo alto y recio que ahora se derrumbaba en
un sofá sin muelles a la vista; la piel fresca, levemente sonrosada, recorrida por sangre caliente;
la energfa de los pómulos; la generosidad de las
manos grandes y delgadas, sin pecas.
Se decidió a enfrentar los botones grises.
-Quiero saber qué hicieron con ellos.
La mano pecosa se levantó en el aire, en una
vaga señal que pretendía decir: "IY yo qué sél",
pero certificaba la disolución de los ausentes.
Los dos los vieron al unísono. Vivos, risueños y
encolerizados. Atravesando a paso de carga las
calles de la ciudad.
-El mundo ya está hecho...
La mano del viejo temblaba sobre la carpeta
de cuero.
- ... y hay que entenderlo. Uno llega a ocupar
su lugar y decir su parte del libreto. Los viernes
santos...
El golpeó el piso con desesperación.
-¿Y ella? '¿Qué hicieron con ella?
El viejo bajó los ojos hacia sus papeles. Reco-
ma línea a línea cópulas frutales y estruendosas.
Gemidos insoportables que se multiplicaban a toda hora. Coitos que se encendían abruptamente
en camas y portales, en baños y cocinas, en árboles y matorrales, en todas las oquedades propicias
del mundo. El pergamino de la frente se había
fruncido.
-Ella nunca me gustó. Era muy... No sé cómo
decirlo.
Temblaba de odio Y estuvo a punto de sacar la
pistola.
-¿Qué vas a hacer?
Ahora preguntaba el viejo. Los botontes grises
se habían convertido en dos gotas titilantes. Los
colgajos del cuello flameaban en la tensión. Ni
rastros de la dura corteza. Era un montón de
huesos y pellejos suplicantes.
El se volvió a sentar derrotado por el agobio.
No alzó la vista al cielorraso cuando se escucharon pasos en el piso de arriba.
El viejo hurgó en los bolsillos y sacó el reloj que
había heredado-de su padre. Lo consultó y lo volvió aguardar. Ansioso, imistió con su pregunta.
Ya ni lo escuchaba, absorto en los tristes arabescos de la alfombra, en los fetiches sombríos de
la chimenea. Las palabras mohosas del anciano
no lo arrancaron del trance.
-Hemos pensado que hagas un viaje.
Ahora estaba hipnotizado con el amarillento
mapamundi, buscando entre paralelos y meridianos la certeza de un lugar propio en el mundo.
El cavernoso aliento de la cisterna.
-Un viajecito... -insinuó obscenamente.
Crujieron los peldaños de la escalera.
-¿Cómo empezó todo? -se Ofó preguntar
desde el sueño.
El viejo había recuperado la pose espectral del
comienzo.
-Es una larga historia. Y tal vez no tiene demasiada importancia.
-¿Cómo lo lograron? -repitió con la terquedad de los sonámbulos.
El viejo no pudo evitar una sonrisa satisfecha.
-Ya te dije. Cada año hay una representación
de la Pasión. Y todos los Viernes Santos Cristo es
Cristo. Judas es Judas, Maria es Maria y Pilatos se
lava las manos. .
Quiso contestar que no era cierto, que cada
Pasión es distinta y que Judas puede hacer de
Cristo al cambiar los años, los pueblos y los actores, pero se quedó rumiando antiguas impotencias.
Se cerró una puerta.
-Yo te digo lo que sé. A mi edad no es fácil inventar.
Fue el final de la calma. Se alzó como una ola
negra y alta dispuesta a devorar toda la Quinta.
-Rompieron todo. Ensuciaron todo. Aturdían con sus gritos y sus tambores. Con sus amenazas pintadas en las paredes. Soliviantando aios
buenos. Alterando el diseño inmutable. Pateando
la resignación. Abriendo las compuertas de la
cloaca mayor. Nos querían arrojar por la ventana
para encender con nuestros huesos sus hogueras y
sus delirios. No sabíamos de dónde habían salido.
Y no creas... y no creas que reaccionamos enseguida. Nos costó trabajo entender, porque ustedes acufiaban moneda falsa: obligaciones ajenas
y penas ajenas. Cuando entendimos volvimos a
odiar...
Ahogado en la propia cascada se sentó con un
ruido de papeles sin reposo. A través del velador
y la carpeta su voz, repentinamente mortecina,
serpenteaba hacia la silueta joven diluida en la
penumbra.
-No sólo alteraron las palabras. Lo que no estamos dispuestos a perdonarles es que esgrimieran la esperanza.
Lo escuchaba atentamente. Ya no parecía
adormilado.
-La esperanza -es sabido- enloquece los
relojes. Enciende a destiempo las sirenas de las
fábricas. Cambia el clima. Termina con las excusas de la humedad. Abre las puertas al tuteo. La
espéranza es una provocación, un malentendido,
un robo.
El cepillo blanco se había hundido entre las
manos pecosas. Tosía y se sacudía en un siseo
quejumbroso.
El se había puesto de pie y avanzaba hacia el
escritorio.
-Quiero saber...
El viejo segía escondido entre sus pecas.
- . .. si la Gran Conspiración estaba en el.
libreto.
El saco de papeles quebradizos se encogió de
hombros.
-Qué más da...
-¿Estaba?
Los ojos se velaron.
-Al comienzo, no. Después la incorporamos.
Lo escrutó con desconfianza.
-Me preguntas, te contesto.
Recordó las revistas, los posters, las camisetas
impresas. Estuvo a un tris de escupirlo o darle
una bofetada. Se volvió al diván y se aplastó
contra los almohadones de plumas. El viejo extendió una'" mano torpe hacia la Imitación de
Cristo.
-Acé dice...
-No me Jeas.
Se oyeron ruidos en el cuarto de alIado. Ninguno de los dos quiso mirar hacia la puerta. El
viejo, imprevistamente, ensayó una sonrisa verdosa.
- También podrias quedarte acá...
Cloqueó
- ... trabajar conmigo.
Una densa humareda revivía las horas del jardín. Se sintió mú viejo que el viejo. La memoria
de los dos era un cementerio. No se dignó a contestarle. El reloj de la sala anunció la hora. Los
ojos antiguos centellearon en la penumbra.
-Queda poco tie¡npo -su voz se iba resecando con los minutos hasta convertirse en una pasta
sin destino.
La habitación vecina exhalaba suspiros de impaciencia.
-Está bien -exclamó por fin uno de los dos.
El viejo volvi6 a levantarse con un nuevo sobresalto de papeles cascados.
El echó una mirada al abrigo sin recordar la
pistola dormida en la cálida pelusa del bolsillo.
Cuando -se ~rpor6 su cabeza tr!lDSitaba hacia
la nada. Una voz que ya no era la suya preguntó
sin curiosidad:
-¿Por dónde es?
-ror acá -respondió el padre amablemente,
mientras le indicaba la puerta de la habitación
contigua.
S3
telefonistas conocen de requisas. Entre
1979 y 1987 la han sufrido en seis ocasiones.
El telefonista es un sindicato nacional que desde 1976 emprendió una ardua lucha por el mejoramiento en las condiciones de trabajo de sus
agremiados -33,000 actualmente-, enfrentándose a una de las empresas más agresivas y astutas en el trato con sus trabajadores. Telmex ha
logrado desviar, ante la opinión pública, su responsabilidad en el deteriorado servicio telefónico. achacándose1a a los trabajadores; ha mantenido una terca voluntad de expanderse y modernizarse sin la participación de los trabajadores, a
pesar de la expresa decisión de los mismos de colaborar en este proyecto; y ha orillado a los telefonistas a estallar movimientos de huelga que no
traen consigo la interrupción del servicio telefónico. ya Que la empresa es requisada.
La requisa está prevista en la Ley de VíáS Cenerales de Comunicación, en el artículo 112, como recurso del Ejecutivo para intervenir cualquier via o medio de comunicación, en circunstancias que pongan en riesgo la seguridad o la
economía nacionales.
Este recurso, que atenta contra los derechos estipulados tanto en la Constitución, como en la
Ley Federal del Trabajo, ha sido utilizado contra
los telefonistas, no solamente en situaciones de
conflicto obrero-patronales, sino en situaciones
de conflicto intersindical, como en 1982, atentando contra la autonomía de la organización
sindical.
.
¿Qué es la requisa para los telefonistas? ¿Cómo
los afecta?
Eduardo es un trabajador del departamento de
Larga Distancia en mantenimiento, de la ciudad
de Guadalajara. que nos narra su experiencia.
-Tengo 5 años de trabajar en Teléfonos, y·me
han tocado dos requisas, la de 1984 Yla de ahora.
En el 84, cuando entró la requisa lucb~bamos
por un aumento salarial de emergencia y decidimos seguir realizando nuestro trabajo apegándonos a lo establecido en los convenios departamentales. La Secretaría de Comunicaciones y Transportes, se comprometió a respetar este acuerdo.
No lo hizo.
A! día siguiente uno de los jefes me pidió que
fuera a reparar un equipo de nueva tecnología.
no pactado dentro de nuestro convenio, por lo
que me negué a realizar ese trabajo. Después de
presionarme para que lo obedeciera, el jefe se fue
y volvió con más jefes, tres requisadores y un
policía federal de caminos.
Ese día yo estaba trabajando el turno vespertino, en el que hay pocos trabajadores. y uno siempre medio se asusta y se pone nervioso. Pero me
hice fuerte, y me negué a realizar ese trabajo, a
pesar de las amenazas: ""te estas metiendo en problemas" me decían. Me pidieron que los acompañara para levantarme un acta; también me Degué.
A! día siguiente llegaron tempranito, y luego
luego volvieron a pedirme otra labor no pactada,
y pues también me negué. Se produjo la misma
situación del día anterior, y me levantaron otra
acta. El colmo fue que inmediatamente me pidieron otro trabajo igual, así que en menos de dos
horas me levantaron otra acta.
Uno se queda nervioso y enojado y siente que
todo el día lo están vigilando. En esa requisa, los
jefes se volvieron más arbitrarios y no perdían
ocasión de amolarlo a uno. Tratan de desprestigiar a nuestros representantes sindioales minimizando la importancia de la participación de todos los telefonistas y asegurando que Hemández
54
L
OS
TELEFONOS:
La realidad requisada
Pilar Vásquez
Juárez nos utiliza, y burlándose de nosotros.
En el 84, me mandaron un citatorio para presentarme a investigación y me dieron una semana
con goce de sueldo para preparar mi defensa. No
me presenté y recibí una amonestación.
La requisa de ahora h-ª sido diferente. No nos
han presionado para que incumplamos los acuerdos sindicales; al contrario, los reportes de daños
en la comunicación telefónica se han ido acumulando, porque como trabajamos a pie, es difícil
llegar hasta donde se produjo la interrupción. ~
lamente cuando se trata de un daño grave, el sindicato autorizó qué nos traslademos en carro de
sitio.
Aquí. en Guadalajara, ha sido una requisa
tranquila. pero los compañeros de Tepic nos han
estado llamando, dicen que allá sí los están presion8ndo para que usen las camionetas y rompan
el acuerdo tomado por la mayoría de los telefonistas.
NO HAY DOS REQUISAS IGUALES
"No hay dos requisas parecidas entre sr', aseguran los telefonistas. Rocío, operadora de Larga
Distancia Nacional -02- dice cómo ha sido:
-llevo ya 7 años de operadora. y me han tocado cuatro requisas: 1980, 1982, 1984 y la ~
tual. En 1980 estabamos en revisIón,contractual,
y la empresa no ofreció nada sobre una demanda
muy sentida: la jubilación. Decidimos estallar la
huelga el 25 de abril. Ya esperábamos la requisa,
pero no que entraría antes del estallamiento, como sucedió. Además, ese día del estallamiento,
en San Juan, estaban trabajando operadoras que
no les correspondía ese tumo y que eran muy cercanas a la empresa. Teníamos también más vigt..
lancia de ). acostumbrada.
En el momento del estallamiento. las operadoras cercanas a la empresa no dejaron de trabajar, las jefas nos presionaban a las demás, y las
delegadas departamentales aseguraban que había granaderos en la calle, asustando a las que
d~bamQS salir. La confusión siguió hasta que
Hemández J uárez entró en las instalaciones y
aclaró que debíamos dejar de trabajar y salir a la
calle. La requisa se quedó con las incondicionales
de la empresa y con nuestras delegadas sindicales, y en el transcurso de esos días logró que unas
300 compañeras esquirolearan.
En 1982, la requisa actuó de otra manera.
En esa ocasión no habíamos emplazado a huelga.
Simplemente requisaron argumentancJo que los
conflictos internos del sindicato impedían que se
garantizara el. servicio. Estos conflictos se
referían principalmente al desconocimiento del
Comité Ejecutivo Nacional por parte de un grupo de trabajadores; a la toma del local sindical
realizada por ellos mismos; y a la propuesta de
esos compañeros de realizar un paro nacional en
apoyo a unos compañeros despedidos.
La requisa entró el 8 de marzo y se retiró el
30 de abril de 1982. En ese tiempo la empresa
trató de echar abajo dos conquistas de las operador'6: l~ checada y los permisos cortos, logrados
en 1981.
A! entrar la requisa invariablemente nos
quedamos sin representación sindical, porque la
obligan a salir de las instalaciones. Esta situación
facilitaba un ambiente represivo. Entonces romenzaron los despidos y el hostigamiento por
parte de los representantes de la requisa. que llegaron a amenazar, pistola en mano, a las compañeras. Ni así dimos marcha atrú.
Cuando la requisa se fue quedamos 500 despedidos en todo el país: Nos tuvo fuera por un
tiempo.
En 1984 nos requisaron cuando emplazamos a
huelga en demanda de un aumento salarial de
emergencia, junto con otras organizaciones del
Congreso del Trabajo.
La requisa y la empresa habían aprendido
que si nos golpeaban en conjunto, no nos hacían
retroceder, por lo que decidieron golPNJ' solamente a determinados. Mientras las ~'I'adoras
de Sinaloa, Sonora y Baja California sufrían despidos Y hostigamientos, la sección de Trifico
Matriz tenía tiempo extra y no era molestada por
los requisadores. F.sta situación disminuyó la intensidad de la respueSta de los telefonistas.
En el 84 también tuvimos despedidos, pero
encubiertos, porque a los compañeros que asistían a la Convención y a la Asamblea Nacional,
les retiraron los permisos y, por lo tanto, los salarios.
Por último, cuando se retiró la requisa, la
empresa continuó con las mismas prácticas: exigiéndonos turno, horario y número de operadora
para permitimos entrar a trabajar y manteniendo fuera a \as representantes sindicales.
Esta situación se alargó hasta el " de enero
de 1985, cuando agentes de la empresa golpearon
a las operadoras que exigfan la presencia de sus
representantes sindicales.
A diferencia de las anteriores, esta requisa
del 87, ha sido una requisa blanda. No se ha metido con los trabajadores. Pero anuló nuestro derecho de huelga.
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