Discurso del rector

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DISCURSO DEL RECTOR, ALFONSO SÁNCHEZ-TABERNERO
Excelentísima Presidenta del Gobierno de Navarra,
Excelentísimo Presidente del Parlamento de Navarra,
Excelentísima Delegada del Gobierno de España en Navarra,
Excelentísimo Alcalde de Pamplona,
Excelentísimo Vicerrector de la UPNA,
Autoridades, colegas del claustro académico de la UN, alumnos, señoras y señores,
Gaur goizean, Nafarroako Unibertsitatearen kurtso irekieran, gurekin batera zaudeten,
gure lagun maiteok
Comienza un nuevo curso académico, que en la Universidad de Navarra afrontamos
con grandes esperanzas. El primer acontecimiento singular será, sin duda, la
beatificación de Álvaro del Portillo, nuestro segundo Gran Canciller, que tendrá lugar
en Madrid el próximo día 27. Confío en que muchos de nosotros coincidamos allí, en
esa jornada de fiesta grande para la Universidad de Navarra.
En la Universidad sentimos hacia don Álvaro una enorme gratitud. Durante sus 19
años como Gran Canciller –de 1975 a 1994-, impulsó proyectos magnánimos -como el
CIMA, la puesta en marcha de la Facultad de Económicas y el inicio de siete nuevos
grados y otros siete másteres. Vino a Pamplona en 24 ocasiones y en esas visitas tan
frecuentes descubrimos que nos daba paz porque tenía paz: ninguna dificultad,
ningún contratiempo le hacía perder su convencimiento de que la confianza en Dios y
el trabajo constante permiten superar obstáculos que a simple vista parecen
insalvables. Su beatificación es una ocasión particularmente apropiada para recordar
estas enseñanzas.
Durante este curso tendrá lugar otro hecho relevante: la Universidad inaugura su
Museo de Arte, a comienzo de 2015. Tras varios años de trabajo y con la ayuda de
muchas personas, el edificio está ya construido (aunque no pagado: falta casi la
mitad). Este otoño acogerá algunas actividades para garantizar que en enero, cuando
se inaugure oficialmente, las instalaciones funcionan de modo adecuado.
Queremos que el Museo sea una puerta abierta que invite a los ciudadanos de
Pamplona y de otros lugares de Navarra a acudir al campus para visitar sus
colecciones de pintura y fotografía o para disfrutar de las representaciones que tengan
lugar en el auditorio; el Museo puede impulsar también el turismo cultural en Navarra;
confiamos, por tanto, en que sea un factor de desarrollo económico y cultural para
nuestra comunidad.
En otras ocasiones he comentado que resulta prioritario que continuemos ideando
proyectos que conviertan a la Universidad de Navarra en un lugar cada vez más
atractivo para estudiantes de todo el mundo. Sin perder de vista que lo esencial es
que la docencia ordinaria sea de la máxima calidad, en cursos pasados hemos
conseguido avances significativos, como la puesta en marcha de dobles titulaciones,
los grados bilingües o las nuevas ofertas de posgrado. También el Museo contribuirá a
conseguir este objetivo, porque los alumnos serán beneficiarios directos como
espectadores o como protagonistas de muchos de los actos que tengan lugar en ese
estupendo edificio de hormigón rosáceo, de 11.000 metros cuadrados, construido por
Rafael Moneo.
En el contexto de la mejora docente se enmarca el Programa Docens, que comenzará
su andadura en los próximos días, y que tiene como finalidad proporcionar a los
profesores que se incorporan a la Universidad los recursos formativos necesarios para
realizar su labor educativa de modo excelente.
El pasado día uno llegaron al campus –junto a otros muchos compañeros suyos- los
alumnos de primer curso de nuestros dos nuevos grados: Psicología y Ciencias
Ambientales. Aprovecho este acto académico para darles una bienvenida especial.
Estamos decididos a conseguir que estas nuevas ofertas docentes tengan, ya desde
el principio, el nivel de calidad y la orientación internacional propias de la Universidad
de Navarra.
También este curso será importante para nuestros centros de investigación: algunos
han alcanzado un evidente grado de madurez, como el CEIT en el campus de San
Sebastián; otros están cambiando su modelo de financiación, como el CIMA tras la
extinción de la UTE que lo impulsó; finalmente otros –como el Instituto Cultura y
Sociedad, el Centro de Investigación en Nutrición o el Instituto de Salud Tropical- son
más recientes y de menor dimensión –ninguno de ellos cuenta con más de 100
investigadores- pero han puesto en marcha líneas de trabajo y proyectos muy
esperanzadores. Confiamos en que este curso se pueda consolidar también el Centro
de Ingeniería Biomédica, recientemente constituido, con la participación de la Clínica,
la Facultad de Medicina y la Escuela de Ingenieros.
Los centros de investigación nos permiten estudiar cuestiones relevantes en diversos
ámbitos –humanísticos, biomédicos, tecnológicos, jurídicos, empresariales- con masa
crítica suficiente para realizar aportaciones relevantes de repercusión internacional.
Cada vez con más frecuencia algunos de los medios de comunicación más
prestigiosos se hacen eco de esos descubrimientos y contribuyen a difundir el buen
nombre de la Universidad y de Navarra en todo el mundo. Pero es más importante el
hecho de que los avances en el conocimiento están orientados a servir a las
personas, a mejorar sus condiciones de vida, a descubrir terapias innovadoras, a
favorecer una cultura de solidaridad y de respeto.
En los próximos meses esperamos recibir la aprobación oficial del Instituto de
investigación sanitaria de Navarra por parte del Ministerio de Sanidad del Gobierno
español. Este proyecto, promovido por el Gobierno de Navarra, permitirá situar la
investigación biomédica de nuestra Comunidad Foral en un lugar destacado. En el
Instituto participan más de 750 investigadores, de los cuales aproximadamente la
mitad pertenecen al Complejo Hospitalario y a otros centros públicos, y la otra mitad a
la Clínica y a otros centros de la Universidad de Navarra. Nos hace particular ilusión la
oportunidad de unir nuestras fuerzas a los colegas del Sistema Navarro de Salud, en
beneficio de la comunidad foral.
La investigación de alta calidad requiere disponer de recursos económicos
abundantes para financiar sueldos, laboratorios, recursos bibliográficos y gastos
diversos. Con ese fin, el pasado mes de junio se puso en marcha la Oficina de
desarrollo de la Universidad. Su misión consiste en buscar fondos que se destinan a la
investigación, a becar estudiantes de grado y posgrado, y a construir nuevos edificios.
También permite acometer algunas reformas, como las que ahora tienen lugar en la
Biblioteca de Humanidades o en el ajardinamiento del campus de Ciencias.
Existe ya una larga tradición de pedir ayuda económica en la Universidad, porque
desde el principio supimos que siempre seríamos una institución necesitada del apoyo
de la sociedad. Fueron pioneros en este campo quienes impulsaron la Asociación de
Amigos, que desde su fundación en 1960 ha conseguido que miles de personas e
instituciones contribuyan cada año al sostenimiento económico de la Universidad de
Navarra. Una vez más, agradezco la tarea de quienes forman parte de la Asociación
de Amigos: su colaboración es y será imprescindible para sacar adelante los
proyectos que estamos emprendiendo.
Hace meses, una familia que nos ha ayudado con particular generosidad estos últimos
años sufrió un revés importante en sus negocios. Su situación económica era un tanto
incierta. Me los encontré en una de sus visitas al campus –varios de los hijos estudian
en la Universidad- y, como conozco esos problemas, esperaba que lamentaran su
mala suerte o incluso, que se arrepintieran de su generosidad, lo que por otra parte,
me habría parecido muy razonable.
Mi sorpresa fue grande cuando me dijeron: “mira, al final, sólo tenemos lo que hemos
dado. Eso es lo único que no podemos perder, es lo único que no nos pueden quitar.
Estamos muy contentos de haber podido ayudar a la Universidad”. Cuento esta
historia porque puede servirnos para recordar que detrás de los indicadores de
producción científica, de los reconocimientos públicos, de los avances y progresos se
esconde la ayuda desinteresada de personas admirables que hacen posible que
emprendamos nuevos proyectos y soñemos con metas grandes.
El incremento de los fondos para becas nos permite estar un poco más cerca de hacer
realidad uno de esos sueños que hace tantos años nos propuso san Josemaría: que
nadie deje de estudiar en la Universidad de Navarra por carecer de los recursos
necesarios. Este curso hemos inaugurado la calculadora del coste de los estudios,
que se puede consultar en la web, y facilita que los futuros alumnos conozcan el
precio real de su matrícula, en función de sus datos académicos y de la situación
económica familiar.
Por otra parte, tenemos el propósito de fortalecer los programas de posgrado. Crece,
desde hace años, nuestra oferta de másteres y doctorados, así como el número de
alumnos matriculados en esos estudios. Durante el curso que acaba de comenzar,
contaremos con unos dos mil alumnos de máster y cerca de mil alumnos de
doctorado. La mayor parte de los programas tienen lugar en los campus de Pamplona
y San Sebastián –y, en el caso del IESE, en Barcelona- pero también ha aumentado
nuestra presencia en Madrid, donde a partir de este mes se impartirán ocho
programas máster.
El plan de internacionalización de la Universidad se ha desarrollado con particular
rapidez en el ámbito del posgrado. Algunos programas se imparten conjuntamente
con instituciones académicas de otros países, incluyen estancias internacionales o
cuentan con un alto porcentaje de profesores y alumnos no españoles. El 43% de los
estudiantes de máster y el 33% de los estudiantes de doctorado son alumnos
internacionales.
Para continuar caminando en esta dirección, también en los estudios de grado,
debemos mantener el espíritu innovador, alejado de cualquier rutina empobrecedora,
sin temor ni pereza para afrontar los cambios que sean necesarios con el fin de atraer
buenos alumnos, procedentes de muy diversos países. El hecho de que en el campus
convivan personas de diferentes culturas, lenguas, razas y procedencias geográficas
es una realidad formativa en sí misma, porque resulta más fácil que quienes estudian
en la Universidad de Navarra sean personas de mente abierta, que se interesen por
las ideas de los demás y respetan a quienes no comparten sus opiniones.
Estos valores forman parte del ideario de la Universidad de Navarra, que se
fundamenta en las grandes propuestas del pensamiento cristiano, es decir, en el amor
a la verdad, en la honradez personal, en la solidaridad con los más desfavorecidos, y
en una visión esperanzada del hombre y de su tarea en el mundo.
En este contexto, me gustaría mencionar dos proyectos que entran de lleno en la
tarea formativa que realiza la universidad y que esperamos consolidar este año: el
programa de voluntariado y el de integración de personas con discapacidad. Son
proyectos que responden a las necesidades de nuestro entorno social y que
contribuyen a la formación de los alumnos y de todos los que trabajamos en la
universidad. Internet constituye una gran oportunidad para incrementar la capacidad
de servicio y el impacto internacional de la Universidad. Aunque se trate de un
territorio con más incertidumbres que certezas, hemos puesto en marcha algunos
nuevos proyectos en la red, que nos están sirviendo para aprender de nuestros
aciertos y de nuestros fracasos. Por ejemplo, algunos programas de posgrado se
imparten parcial o casi completamente online; y el curso pasado lanzamos cinco
MOOC´s –acrónimo de massive online open courses- que se dirigen a un número
ilimitado de alumnos, se imparten online y son gratuitos.
Los cursos pioneros fueron los siguientes: “Pandemias: nuevas infecciones virales”
(impartido por el profesor López-Goñi), “Logic and Paradoxes” (prof. Cobreros),
“Redacción en internet” (prof. Salaverría), “The life of the Law” (prof. Wishart) y
“Enseñanza en consulta y en medio hospitalario” (Dra. Ferrer). Aunque quizás
defraude a los curiosos, no diré qué profesores tuvieron más y menos aceptación en
la globosfera. En cambio, si anunciaré que seguiremos ampliando nuestra presencia
en la red, con nuevos cursos y programas.
También deseamos impulsar una mayor orientación al emprendimiento de nuestros
alumnos, profesores e investigadores. En este campo hemos recorrido ya un cierto
terreno. Por ejemplo, el curso pasado más de 2.900 estudiantes participaron en
alguna de las 93 actividades del Club de Emprendedores de la Universidad. Pero ha
llegado el momento de dar nuevos pasos. Tenemos intención de constituir una
incubadora de empresas que configure un ámbito apropiado para el lanzamiento de
iniciativas empresariales innovadoras. Además de favorecer un itinerario profesional
muy atractivo para personas con coraje, determinación y espíritu de aventura, el
proyecto puede contribuir a paliar uno de los problemas sociales más acuciantes de
nuestro tiempo: el elevado número de hombres y mujeres que no encuentran un
trabajo digno.
Antes de concluir, me gustaría recordar que tras el cincuentenario de ISSA que ha
tenido lugar a lo largo de los últimos doce meses, y que ha coincidido con el traslado
del Instituto al campus de Pamplona, este curso celebraremos el 50 aniversario de la
Facultad de Farmacia y el de la Escuela Superior de Arquitectura. La Facultad de
Farmacia inicia una fase de madurez, con sus grados de Nutrición y Farmacia, sus
cuatro másteres, sus dos programas de doctorado y el Centro de investigación en
nutrición. En estas cinco décadas, en la Facultad -que cuenta con 80 convenios con
instituciones académicas y sanitarias internacionales- se han defendido 440 tesis
doctorales; sus profesores desarrollan una intensa tarea investigadora y han formado
a 7.000 alumnos.
La Escuela de Arquitectura ha formado durante los últimos 50 años a más de 5000
arquitectos, muchos de los cuales trabajan en prestigiosos estudios internacionales.
Esos estudios perciben la solidez de la formación de los arquitectos de Navarra, que
destacan en los entornos profesionales más exigentes. La Escuela está respondiendo
con creatividad e espíritu innovador a la profunda transformación que ha
experimentado el sector de la construcción estos últimos años, con la puesta en
marcha de nuevos diplomas y programas de posgrado.
No nos faltan, por tanto, proyectos y desafíos. Tenemos la esperanza de saber
afrontarlos porque conocemos el talento y el compromiso de los casi cinco mil
hombres y mujeres que trabajan en la Universidad, y porque sabemos que hay
muchas más personas que nos ayudan y que van a seguir apoyándonos en el futuro.
Muchas gracias. Eskerrik asko.
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