Al jardín, ¿sólo a jugar un ratito?1 Comenzar el jardín es sin duda uno de los cambios más intensos y significativos que viven un niño pequeño y su familia. La integración al jardín es una experiencia importante, que guardará siempre un lugar en la memoria de los padres y que dejará sus huellas en la historia que el niño está empezando a construir de sí mismo. En esencia, el jardín suele ser el primer lugar extrafamiliar donde el niño se apropia de un nuevo espacio que pasa a formar parte de su mundo y entabla una relación afectiva intensa con niños y adultos que no pertenecen a su familia (maestras…) pero le brindan afecto y ofrecen condiciones especiales para su desarrollo y crecimiento. Espacio de socialización que se agrega a la vida familiar, pasando a su vez, a formar parte de ella. ¿“Cómo te fue en el jardín?”; ¿”a qué jugaste?”; ¿”pintaste”?; “¿Qué comieron en la merienda?”; ¿”le contaste a la maestra que ayer….”? son preguntas que inauguran diálogos gestuales y verbales (según la edad) que comienzan a ser parte del reencuentro cotidiano del niño y sus padres luego de una jornada de trabajo de estos, y de disfrute, crecimiento y aprendizaje en el jardín del niño. Los motivos que llevan a que una familia decida el ingrese de un chiquito al jardín pueden ser múltiples y variados. Refieren entre otros, a aspectos concretos de la realidad práctica desde el hecho de que se haga necesario compartir con una institución específica la crianza de un niño por salir los padres a trabajar, pasando por la intuición de los padres de que el niño necesita un espacio diferente con otros niños, hasta la sencilla idea de que para gastar su energía positivamente, necesita ir al jardín a jugar. Muchas veces les padres confían a una persona de confianza el cuidado del niño hasta determinado momento en el que deciden el ingreso al jardín, otras no existe alguien que brinde tal confianza y sienten que una Institución puede brindarles garantías más sólidas, o comienzan a sentir necesario un cambio… Pero más allá de los motivos y las características que adquiere este proceso, es claro que el jardín pasa a formar parte significativa en la vida del niño, y eso nos lleva a reflexionar acerca de los criterios que conviene tener en cuenta al elegir un jardín para un hijo. Muchos aspectos son polémicos (la edad aconsejable, la conveniencia o de optar por el jardín no por el cuidado por alguien en la casa…), y mucho se ha escrito sobre ellos, pero algunas perspectivas teóricas, articuladas con nuestra experiencia, nos llevan a considerar que los efectos de la institucionalización del niño con determinadas características (de la institución, el horario que haga el niño…) incluso aún a muy temprana edad2, pueden ser integrados positivamente en la estructuración de la Lic. María Cecilia Rodríguez da Silveira. Psicoanalista. Psicóloga de Maternalito. La edad aconsejable para el inicio al jardín es un tema polémico, pero podemos esbozar, sintetizando varios aspectos involucrados, la idea de que al ingresar al jardín está en juego una separación en tanto el jardín es un espacio diferente a la casa y la familia en el cual entran los papás y el niño. Esta separación requiere un tiempo de adaptación a una nueva realidad, que debe ser respetado y considerado gradualmente. Se trata de separaciones transitorias e ineludibles, ya que el niño va a tener un mundo propio más allá de mamá y papá, y la forma en que se procese signará en gran 1 2 1 personalidad del niño, que es justamente lo que está en juego fuertemente en estos primeros años. Es a su vez, un aspecto que en Maternalito atendemos especialmente mediante el trabajo en equipo para un fino seguimiento del desarrollo del niño. El niño pasa a integrar un grupo y una Institución, modificándose y modificándola, aportando su potencialidad y sus calidades singulares en la interacción con otros pares y adultos, que a su vez aportan lo propio. Hay una retroalimentación que estimula adecuadamente el crecimiento y la forma de desenvolverse del niño en distintas situaciones. Su tendencia natural a desarrollarse se ve enriquecida y favorecida por la participación de una Institución que se constituya en uno de los pilares (siempre siguiendo a la familia) de la formación del niño. El tema de cuáles son estos efectos, y cómo pueden ser evaluados, excede las posibilidades de ser desarrollado en esta ocasión, pero uno de los aspectos claves que al constituirse en una experiencia propia del niño, se constituye en un recurso más para procesar otras situaciones vitales que impliquen dificultades o desafíos. (Suele ser positivo para un niño tener el jardín por ejemplo como un aspecto estable cuando otras partecitas de su mundo cambian – ej. la venida de un hermanito, una mudanza, una separación, muerte de un familiar…-) Los niños tienen otro lugar donde manifestar y procesar estas y otras experiencias, y a su vez los padres pueden sentir alivio y respaldo en el apoyo institucional. Retomamos entonces la idea de que en el niño juego y aprendizaje se entrelazan construyendo la base de la avidez por el conocimiento y la posibilidad de aprendizaje a lo largo de la vida, y agregamos la perspectiva de que los efectos de la pertenencia a ciertas instituciones pueden ser un aporte positivo al desarrollo de la personalidad del niño. Qué características debe tener la institución que elegimos para nuestros hijos, cuáles deberían ser los criterios para la elección? - El tipo de formación y actualización de los docentes. (Es importantísimo que quienes están a cargo de los grupos sean docentes con formación específica en educación inicial) - Una institución que sea específicamente de educación inicial, pensada y diseñada para atender esta etapa de la vida en la que construyen los recursos con los que contará el niño en su desarrollo posterior. - El proyecto educativo y la estructura institucional, que se pueden captar en la forma en que se presenta la institución a quienes se acercan a conocerla. Por tanto al frente de la misma debe haber personas capaces de brindar un gran caudal de solidez y conocimiento de la temprana infancia y sus necesidades. A su vez el clima que los padres perciben, es esencial que sea de afecto, libertad y sólido conocimiento de la niñez, que permita a los padres auténtica confianza que puedan entonces transmitirla a sus hijos - Una infraestructura adecuada, espacios físicos pensados y acomodados a las necesidades y precauciones que es imprescindible tener con niños pequeños. medida lo constructivo para el niño de incorporar la experiencia de jardín, y crecer y separarse un poquito para seguir creciendo con fortaleza. 2 - - - - - Consideramos importante que el jardín tenga un funcionamiento por el cual los grupos se organicen de acuerdo a edades. Si bien el jardín siempre ofrece espacios a la heterogeneidad del intercambio entre niños de distintas edades, y eso es beneficioso, debe primar una organización por la cual la pertenencia del niño a un grupo, y la actividad que desarrolla en él, sea con niños que están transitando la misma etapa. El desarrollo es vertiginoso, y en estas edades tempranas el cambio que opera en los niños de un año a otro es asombroso y los deja en condiciones diferentes para la interacción. La presencia de un equipo técnico que sustente la posibilidad de hacer un fino seguimiento caso a caso, singular, del desarrollo del niño, capaz de estimular el desarrollo normal, y a su vez, que permita la detección precoz de ciertas dificultades cuando las hay. En Maternalito el equipo está integrado por docentes, directora, psicóloga, psicomotricista y coordinadora pedagógica, y realiza una tarea constante de intercambio a partir de las diferentes perspectivas profesionales para el seguimiento y la atención integral al desarrollo del niño así como de apoyo y orientación a los padres. El respeto por los tiempos y necesidades acordes a ellos, que permita una estimulación adecuada y no una hiperestimulación que despliegue la precocidad en el niño. Por eso no debería ser valorado positivamente que una institución se presente a sí misma como valiosa en función de las variadas actividades específicas que ofrece, sino que debe dar lugar a la expresión equilibrada mediante el cuerpo, el juego y la palabra. Brindar clases de: música, computación, inglés huerta… indiscriminadamente, nos parece que responde a la idea de impactar en los padres con múltiples actividades, cuando es necesario en cambio seleccionar aquellas que se consideren pertinentes y beneficiosas según la etapa en la cual el niño esté. Un exceso de actividades desde temprana edad quita al niño su tiempo de jugar libremente y descansar. La organización de turnos con horarios específicos (más allá de que haya cierta flexibilidad en extensiones horarias necesarias por aspectos prácticos) que permitan estructurar una jornada en la cual el niño va adquiriendo rutinas y hábitos (esenciales en este período). Es importante que la jornada tenga un ritmo que respete los procesos grupales, con alternancia de distintas propuestas: más libres, más dirigidas, que se centren en la expresión corporal y el despliegue motriz, alternadas con actividades más sedentarias, cognitivas y/o de tranquilidad y sosiego. El niño sabe que hay un tiempo de llegar al jardín, tiempos de estar en el salón, de ir al patio, de prepararse para la merienda, de aprontarse para volver a casa, y eso lo ayuda a organizarse. La cercanía del jardín respecto a la casa, si bien forma parte de un aspecto práctico, no pensamos debería primar en tal elección de igual modo que no 3 - elegimos el médico que atenderá a nuestro hijo o cualquier otro profesional en función de que nos quede cerca. Sí en cambio es importante que los padres hagan su proceso de elección y sientan auténtica confianza y expectativas respecto a dicha elección. Proponemos pensar entonces que el jardín no sería un lugar donde llevar a los niños a jugar un ratito, sino un mundo diferente pensado y diseñado para acompañar y aportar al crecimiento y aprendizaje, donde aprenderá cosas distintas y complementarias a las que aprende en casa y que ayudará a forjar la personita que es, la persona que será luego. . 4