1 177-2007 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de

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177-2007
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Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las doce
horas con veintitrés minutos del día treinta de julio de dos mil nueve.
El presente proceso constitucional de hábeas corpus fue iniciado a solicitud del
licenciado Luís Arquímedes Servellón Rodríguez, a favor del señor Julio Alberto Salazar,
quien fue condenado en el Tribunal Segundo de Sentencia de San Salvador, a una pena de
ocho años de prisión, por el delito extorsión agravada en grado de tentativa.
Leído el proceso y considerando:
I.- EL peticionario sostiene que el Tribunal Segundo de Sentencia de esta ciudad ha
vulnerado los derechos de libertad física, seguridad jurídica, defensa y presunción de
inocencia del señor Salazar, por los motivos que a continuación se señalan.
La sentencia definitiva condenatoria impuesta por la autoridad judicial demandada,
aún no ha adquirido estado de firmeza, pues se encuentra pendiente un recurso de casación;
sin embargo, dicho pronunciamiento no contiene justificación alguna respecto de la
detención provisional en que se encuentra el favorecido pues no se hizo mención sobre la
medida cautelar restrictiva de libertad, de modo que la autoridad judicial demandada asumió
indebidamente la ejecución inmediata de la pena de prisión.
Finalmente, el impetrante sostiene: “En respeto al principio de igualdad en la
aplicación de la ley (Art. 3 Cn.) corresponde nítidamente al caso del señor Salazar el
precedente jurisprudencial en el que esta Sala determinó lo siguiente:” y al efecto cita un
párrafo de la sentencia de fecha 15- V- 2002, emitida en el hábeas corpus 123-2001R.
II.- En la forma prescrita por la Ley de Procedimientos Constitucionales, se nombró
Juez Ejecutor quien manifestó en su informe que, en vista de haberse interpuesto recurso de
casación para ante la Sala de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia, lo procedente es que
se resuelva dicho recurso resolviendo no a lugar el presente hábeas corpus.
III.- Vistos los extremos de la queja propuesta, así como lo informado por el Juez
Ejecutor, esta Sala infiere que el acto reclamado se traduce en la violación al derecho de
libertad física del favorecido por transgresión a sus derechos de seguridad jurídica, defensa
y presunción de inocencia, en virtud de no haberse pronunciado respecto de la situación
jurídica del señor Salazar referida a su restricción de libertad, ya que en el fallo
condenatorio emitido por el Tribunal Segundo de Sentencia de esta ciudad, no se hizo
referencia a la medida cautelar de detención provisional, aún y cuando el referido
pronunciamiento no había sido ejecutoriado por haberse interpuesto recurso de Casación.
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No obstante lo anterior, debe aclararse que el impetrante –con la finalidad que este
Tribunal resuelva en el mismo sentido– citó la sentencia de fecha 15- V- 2002, emitida en el
hábeas corpus 123-2001R, a fin de reforzar su pretensión de hábeas corpus; sin embargo,
resulta indispensable advertir que dicho pronunciamiento no reviste una naturaleza similar a
los hechos ahora incoados, por tanto, esta Sala omitirá hacer alusión al proceso aludido y en
vez de ello, a fin de dar fundamento a la presente decisión, retomará algunos extractos de la
sentencia de fecha 28-X-2008, dictada en el proceso de hábeas corpus número 69-2008
específicamente a lo proveído en el considerando “IV” numeral “1.3”, los cuales guardan
relación con los hechos ahora alegados.
La jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional exige que la detención provisional
se disponga mediante resolución judicial motivada –en tanto implica una afectación al
derecho fundamental de libertad–; ello porque constituyendo la libertad la regla general,
cualquier privación de la misma debe justificarse jurídicamente, en caso contrario, tal
privación se entiende arbitraria. Y es que si no se explicitan las razones para decretar la
detención provisional, no existe forma de apreciar si la misma ha sido dictada conforme a
ley; en consecuencia, si una resolución que dispone la detención provisional del imputado
no está debidamente motivada, la misma transgrede además el principio de legalidad
(sentencia del proceso de inconstitucionalidad 15-96 de fecha 14/II/1997).
Al respecto, este Tribunal ha sostenido que dicha exigencia [motivación] se deriva
de los derechos a la seguridad jurídica y de defensa, contenidos respectivamente en los
artículos 2 y 12 de la Constitución; e implica por parte de la autoridad judicial respeto a los
derechos fundamentales de los enjuiciados, pues tiene por finalidad garantizar a las personas
que pueden verse afectadas con una resolución judicial, conocer los motivos por los cuales
el juez resuelve en determinado sentido y permite impugnar tal decisión por medio de los
mecanismos que la ley prevé para tal efecto.
Así pues la utilización de medidas cautelares, que configura la denominada coerción
procesal personal, resultará constitucionalmente legítima cuando el juez las decrete
mediante orden escrita y cumpliendo con el deber de motivación.
Ahora bien, respecto a la situación jurídica de una persona que ha sido condenada
pero cuya sentencia no es susceptible de ejecución, este Tribunal se ha pronunciado en las
sentencias de hábeas corpus números 41-2002, 243-2002, y 89-2005R, respectivamente de
fechas 31/X/2002, 21/III/2003 y 28/III/2006, y expresó que: “la existencia de una sentencia
condenatoria no implica per se el cumplimiento automático de la pena, pues mientras la
misma no se encuentre ejecutoriada el procesado se haya en cumplimiento de medidas
cautelares; por tanto, la privación de libertad de la que puede ser objeto un condenado
será la de detención provisional mientras la sentencia no devenga en firme, dado que es a
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partir de su firmeza cuando inicia el cumplimiento de la pena y cesa toda medida de
naturaleza cautelar”
En la sentencia de fecha 05/02/2002 proveída en el proceso de hábeas corpus número
265-2000, se estableció: “el fallo de una sentencia definitiva condenatoria no constituye la
finalización del proceso y tampoco el término de la eficacia de las medidas cautelares, sino
por el contrario, implica la apertura de un camino de instancias superiores en el cual, el
condenado puede hacer uso de todos los recursos y mecanismos que la ley prevé para su
defensa”.
En ese orden de ideas, contra una sentencia condenatoria cabe la posibilidad de
interponer un recurso de casación en el término de diez días contados a partir de la
notificación de la misma, así lo estatuye el artículo 423 del Código Procesal Penal
En dicho término, es claro que una vez pronunciada la sentencia condenatoria
procede por ley un plazo en el cual la sentencia no se puede ejecutar, por tal motivo, la
situación jurídica del condenado cuya sentencia aún no está ejecutoriada, –ya sea porque se
encuentra en el período en el cual se puede recurrir de la sentencia o porque una vez
recurrida se está sustanciando el recurso utilizado–, continúa rigiéndose por las decisiones
emitidas por las autoridades judiciales que han intervenido con anterioridad en el juicio,
verbigracia el juez de paz, el juez de instrucción o las Cámaras; lo aludido implica, que si
desde un inicio o durante la tramitación del proceso penal, el imputado ha enfrentado la
justicia limitado de su derecho de libertad física por medio de la detención provisional, el
hecho de emitirse una sentencia condenatoria que aún no ha adquirido firmeza, no implica
modificación alguna a su situación jurídica y por tanto la autoridad judicial emisora de esta
último acto jurisdiccional, no está obligada a pronunciarse al respecto.
Lo acotado no es óbice para que la autoridad judicial respectiva, al momento de
emitir una sentencia condenatoria destinada a privar el derecho de libertad física de una
persona, se pronuncie sobre la situación jurídica del procesado que ha estado gozando de
medidas cautelares distintas a la detención provisional, ello en atención de garantizar la
plenitud de los derechos fundamentales a la seguridad jurídica y defensa de los justiciables.
Exteriorizada la jurisprudencia que antecede y teniendo a la vista la certificación del
expediente penal instruido en contra del favorecido, esta Sala determina que al haberse
decretado la detención provisional en contra del favorecido por parte de la Jueza Octavo de
Paz de San Salvador, según se aprecia del folio 74 al folio 77, y ratificada por la Jueza
Octavo de Instrucción de este mismo distrito judicial –folios 84 a 87–, la situación jurídica
del imputado al momento de dictarse la sentencia definitiva condenatoria por el Tribunal
Segundo de Sentencia de San Salvador –folio 236 al 247–, era de detenido
provisionalmente; en consecuencia, al no haber adquirido dicho pronunciamiento el estado
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de firmeza, el Tribunal de Sentencia en mención no estaba en la obligación de pronunciarse
sobre la medida cautelar de detención provisional, pues ésta aún gozaba de vigencia.
Por lo evidenciado, es dable señalar que el Tribunal Segundo de Sentencia de esta
ciudad no ha transgredido los derechos fundamentales a la seguridad jurídica, defensa y
presunción de inocencia del beneficiado en relación con su derecho de libertad física; por
tanto, no es posible acceder a la presente pretensión.
Por las razones antes expuestas, esta Sala RESUELVE: a) no ha lugar el presente
hábeas corpus solicitado a favor del señor Julio Alberto Salazar, en consecuencia continúe
el favorecido en la situación jurídica que se encuentra b) certifíquese esta resolución y
remítase junto a la certificación del proceso penal, a la Sala de lo Penal de la Corte Suprema
de Justicia; c) notifíquese; y d) archívese este hábeas corpus.
---J. B. JAIME---F. MELÉNDEZ---J. N. CASTANEDA S.---E. S. BLANCO R.---R. E.
GONZÁLEZ B.---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO
SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.---RUBRICADAS.
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