Número de registro: 6238 Novena Época Instancia: Tribunales

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AMPARO DIRECTO 19421/99.
Número de registro: 6238
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XI, Febrero de 2000
Página: 905
AMPARO DIRECTO 19421/99. JOSÉ DAGOBERTO RODRÍGUEZ MONTERROSAS Y
OTROS.
CONSIDERANDO:
TERCERO. El estudio de los conceptos de violación conduce a determinar lo siguiente:
Por cuestión de método, se procede al análisis del segundo de los conceptos de violación que
hacen valer los impetrantes de amparo, consistente en que el laudo reclamado es ilegal,
porque la Junta responsable establece que el ofrecimiento de trabajo hecho por la demandada
es de buena fe, siendo que del contrato de los trabajadores Francisco Javier Benet Iglesias y
Juan Manuel Sánchez Álvarez, en su cláusula sexta tienen como día de descanso el domingo
de cada semana y éste causará salario, por lo que si en el citado ofrecimiento laboral no se
dice qué días descansan y sólo se oferta con cuarenta y ocho horas de trabajo a la semana que
se distribuyen en jornadas diarias de acuerdo a las necesidades del servicio, tal ofrecimiento
es de mala fe, dado que no se precisa si es una jornada diurna, nocturna o mixta.
Es infundada esta inconformidad, ya que el ofrecimiento de trabajo se hizo en los siguientes
términos (foja 159 del expediente laboral):
"... las condiciones de trabajo con las que se le ofrece son las siguientes: Una jornada variable
de acuerdo a la naturaleza de los servicios que presta de 48 horas a la semana que se
distribuye en jornadas diarias como ya se dijo de acuerdo a las necesidades del servicio, con
la categoría de operador o conductor de trailer y con un salario variable a razón de $0.625 por
kilómetro recorrido, el cual se encuentra vigente para las personas como los actores que
prestan sus servicios para la sociedad demandada como operadores y desde luego que el lugar
en donde deben reincorporarse es el domicilio de la empresa demandada que obra en autos y,
que éstos conocen, tan es así que solicitaron a esta autoridad se notificara mediante exhorto a
dicha empresa, por ello es falso todo lo que se afirma sobre el ofrecimiento de trabajo que se
les hace y se insiste a esta autoridad para que los requiera para que manifiesten si aceptan o
no dicho ofrecimiento de trabajo y desde luego en caso de que su respuesta sea afirmativa,
deberá girarse exhorto a la Junta Especial No. 33 de la Federal de Conciliación y Arbitraje
para que en auxilio de las labores de este tribunal se sirva llevar a cabo dicha diligencia ..."
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Transcripción de la que se advierte que no es de mala fe el ofrecimiento de trabajo, pues el
hecho de que la patronal especifique que el servicio prestado será de cuarenta y ocho horas a
la semana distribuidas en jornada diaria de acuerdo a las necesidades del servicio y con un
salario variable a razón de $0.625 por kilómetro recorrido, sin precisar el día domingo como
de descanso y sin precisar el tipo de jornada, es en razón de las particularidades del empleo
que realizaban los actores.
Efectivamente, la demandada ofreció como medio de prueba a su favor, los contratos
individuales de los actores Juan Manuel Sánchez Álvarez y Francisco Benet Iglesias (fojas 75
y 113 del expediente laboral), de los cuales se advierte que tenían como puesto el de operador
o conductor de trailer, estableciéndose como retribución por su empleo la cantidad de $0.625
por kilómetro (sueldo variable), lo cual se corrobora con los recibos de pago exhibidos por la
propia demandada en juicio; por tanto, al ser los actores trabajadores del autotransporte y
reglamentarse por el artículo 257 de la Ley Federal del Trabajo, el que no se pueda
especificar su jornada de labores, no entraña mala fe en el ofrecimiento de trabajo.
Sirve de apoyo la tesis sustentada por este Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo,
consultable a página 222, del Tomo V, abril de 1997, del Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta, bajo el texto:
"AUTOTRANSPORTE, TRABAJADORES DEL. EL OFRECIMIENTO DEL TRABAJO
SIN ESPECIFICAR LOS LÍMITES DE LA JORNADA, NO IMPLICA MALA FE. Aun
cuando el patrón no precise los límites de la jornada con la que ofrece el trabajo a su
contraparte, ello no implica mala fe en tal oferta, ya que por la naturaleza especial de la
actividad de los trabajadores del autotransporte, no existe una determinación específica de la
jornada de labores."
Por otra parte, señalan los accionantes de garantías como primer motivo de queja, que la
Junta responsable al dictar la resolución combatida, indebidamente desestima las
declaraciones de sus testigos Juan Rafael Guadarrama Monterrosa y Domingo Morales
Cortés.
Es infundado este argumento, ya que la Junta responsable estuvo en lo correcto al desestimar
al primero de los testigos porque contrariamente a lo que señalan los quejosos, sí era
obligación del ateste señalar las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que conoció al
codemandado Víctor Manuel Casco Cuéllar, dado que es a esta persona a quien se le imputa
el despido alegado.
Ello es así, porque si al dar la razón de su dicho únicamente manifestó que se percató del
citado despido cuando llegó a vender café a la empresa, se debe justificar su verosimilitud de
que conocía a la persona que estaba despidiendo al trabajador, porque si no de qué manera se
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establece que fue el demandado Víctor Manuel Casco Cuéllar quien realizó tal acción
injustificada.
Además, este testigo Juan Rafael Guadarrama Monterrosa, al dar la dirección de la empresa
demandada (pregunta 3), señaló: "En carretera San Felipe 201, Col. González", sin indicar
que se trataba del Estado de Puebla, no obstante de que su testimonio lo virtió en la Ciudad
de México, Distrito Federal, lo cual hace presumir que no conoce la ubicación de la citada
empresa.
En cuanto al segundo de los testigos Domingo Morales Cortés, la responsable también
apreció correctamente que éste, al responder a la misma pregunta tres, consistente en si sabía
el domicilio de la empresa demandada, manifestó que era en avenida San Felipe 201, colonia
González, sin que para ello proporcionara la entidad federativa correspondiente, no obstante
que la empresa demandada se localiza en la ciudad de Puebla, Puebla, y la testimonial fue
desahogada en la Ciudad de México, Distrito Federal, además de que resulta poco creíble que
señale haber presenciado el despido de los actores a las nueve horas del día diecinueve de
septiembre de mil novecientos noventa y siete, en la empresa demandada que se encuentra en
la ciudad de Puebla, Puebla, siendo que al proporcionar sus datos generales, manifiesta tener
su domicilio en Tepalcates No. 122, edificio H-102, U. Vista Tepalcates, Ixtapalapa, en
México, Distrito Federal, en el cual señala al contestar la repregunta ocho, habita desde hace
aproximadamente dos años.
Asimismo, contrario a lo que sostienen los quejosos, el hecho de que en el acta de desahogo
de la testimonial de Domingo Morales Cortés, se haya puesto como respuesta a la pregunta
ocho, el nombre del codemandado como "Víctor Manuel Castro Cuéllar", no puede
establecerse como un error mecanográfico el cambio del apellido de "Castro" por el de
"Casco", dado que en términos del artículo 815, fracción IX, de la Ley Federal del Trabajo,
se establece que una vez firmada el acta por el testigo, no podrá variarse ni en la sustancia ni
en la redacción; por tanto, al tomarse así su respuesta, hace presumir que el testigo de la parte
actora no conocía al demandado a quien se le imputa el despido injustificado de los
trabajadores, lo cual se reitera porque al formulársele la pregunta inmediata (la nueve), el
apoderado de la parte actora le precisa correctamente al testigo el nombre del demandado, al
señalarle: "9p. Que nos diga el testigo si sabe qué les dijo el señor Víctor Manuel Casco
Cuéllar el día que dice despidió a los actores de su trabajo"; de ahí que posteriormente, el
ateste al responder a la pregunta once prefiera mencionar al mismo demandado pero ahora
por su segundo apellido "Cuéllar".
Así pues, si la Junta responsable apreció la testimonial de la parte actora sin alterar los hechos
ni incurrir en defecto de lógica en el raciocinio, es inexacto que su proceder sea violatorio de
garantías.
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Sirve de apoyo la tesis de jurisprudencia marcada con el número 413, consultable a página
274, del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995, Tomo V, anterior
Cuarta Sala, bajo el texto:
"PRUEBAS, APRECIACIÓN DE LAS, POR LAS JUNTAS DE CONCILIACIÓN Y
ARBITRAJE. La estimación de las pruebas, por parte de las Juntas sólo es violatoria de
garantías individuales si en ella se alteraron los hechos o se incurre en defectos de lógica en
el raciocinio."
Señala la parte solicitante de garantías en su tercer concepto de queja, que la Junta
responsable al emitir la resolución reclamada indebidamente considera que la copia
fotostática de la tarjeta de control de asistencia que exhibió el actor José Dagoberto
Rodríguez Monterrosas, aun cuando se haya ofrecido su perfeccionamiento mediante el
cotejo con su original que se dijo obra en poder de la empresa demandada, es un documento
que no puede llevarse para operadores, ya que se trata de un asunto en materia de
autotransporte y, de acuerdo a la categoría del actor, cuyo desempeño se realizaba a bordo de
un vehículo que tiene que conducir en las carreteras del país, resulta imposible el hecho de
que el obrero pueda registrar su asistencia y puntualidad a través de una tarjeta; consideración
que es incorrecta, porque si la demandada precisó que estaban sujetos a un horario de
cuarenta y ocho horas semanales, entonces no están sujetos al régimen especial de
autotransportistas, además de que tuvo que hacérsele efectivo a la demandada el
apercibimiento consistente en que si no exhibía el original se tendría por auténtica la copia
del documento de que se trata.
Resulta injustificado este argumento, ya que si bien es cierto que la demandada expresó al
contestar la reclamación que el actor José Dagoberto Rodríguez Monterrosas, tenía un horario
de cuarenta y ocho horas semanales, también resulta verídico, que manifestó que estas
cuarenta y ocho horas se distribuían en jornadas diarias de acuerdo a la naturaleza de los
servicios prestados; por tanto, si con el contrato individual de trabajo del actor (foja 52 del
expediente laboral) y los recibos de pago que exhibió (fojas 54 a 71), demostró plenamente
que José Dagoberto Rodríguez Monterrosas, tenía la categoría de operador de trailer, es
incuestionable que sí está reglamentado por el régimen especial de autotransportistas que
prevé el artículo 257 de la Ley Federal del Trabajo y, como consecuencia, el análisis que
hace la responsable respecto a que la tarjeta de control de asistencia exhibida por el actor, no
es un documento que pueda llevar la empresa, atendiendo a que el accionante desempeñaba
sus actividades a bordo de un camión que transita por las carreteras del país, por lo que no
puede registrar su asistencia y puntualidad, no es violatorio de garantías, sino por el contrario,
con la facultad que le otorga el artículo 841 de la ley laboral, apreció correctamente que José
Dagoberto Rodríguez Monterrosas, no pudo tener tarjeta de control de puntualidad y
asistencia, dada la naturaleza del trabajo. Máxime, que contrario a lo que afirma el amparista,
la Junta no apercibió a la demandada en el sentido de que si no exhibía el original de la citada
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tarjeta de control de asistencia, se tendría por perfeccionada, habida cuenta que respecto de
esta prueba que el actor señaló como número VI, en la etapa de ofrecimiento y admisión de
pruebas (foja 162 vta. del juicio natural), la Junta acordó (foja 166 del mismo juicio):
"De la parte actora ... se aceptan también las pruebas ofrecidas en el acta de referencia y el
medio de perfeccionamiento de la documental marcada bajo los numerales VI y VIII,
descritas y ofrecidas en la audiencia en la etapa de ofrecimiento y admisión de pruebas, lo
que se hace constar para los efectos legales a que haya lugar."
A mayor abundamiento, del análisis de la copia de la tarjeta de control de asistencia que
exhibe el actor a foja cuarenta y siete del expediente laboral, se advierte que se trata de la
semana 38, que comprende del 11 al 17 del mes de septiembre de mil novecientos noventa y
siete, teniendo como hora de entrada la siguiente: "VI. 7:05" y como hora de salida "VI.
18:02", por lo que como lo adujo la demandada en la etapa de ofrecimiento y admisión de
pruebas (foja 162), el periodo que comprende es de jueves a miércoles del mes de septiembre
y el día en que se encuentra checada la tarjeta es viernes por la palabra "VI"; por tanto, no
puede tener valor alguno el original que pudiera existir, más aún si se considera que al
formular la demanda (hecho 1), el actor adujo tener un horario de entrada a partir de las
nueve de la mañana a las trece horas, y de quince a veintitrés horas de jueves a martes de
cada semana, con dos horas para comer y descansar de las trece a las quince horas; sin
embargo en la copia de la tarjeta exhibida, tiene como hora de entrada las "7:05" y como hora
de salida "18:02", además que de llegarse a tomar este horario, el actor bien pudo checar el
diecinueve de septiembre de mil novecientos noventa y siete, fecha en la que se dijo
despedido por la demandada a las nueve horas, lo cual desvirtuaría el hecho que aduce el
trabajador (foja 161 vta.), que fue hasta el día diecisiete (un día anterior al despido que alega)
que registró su asistencia a la fuente de trabajo.
Ante estas consideraciones resulta infundado el cuarto concepto de violación que hace valer
el impetrante de garantías, consistente en que la autoridad laboral ilegalmente considera que
la inspección ocular no le beneficia al actor José Dagoberto Rodríguez Monterrosas, para
demostrar que siguió laborando para la demandada posteriormente a la fecha de renuncia,
aduciendo que no se establece que la empresa llevara control de asistencia para su categoría,
además de que se trata de una documental en autotransportes que no tiene la obligación de
conservar, lo cual es incorrecto, porque la Junta se extralimita en sus facultades, dado que la
demandada no se excepciona de esta forma, además, el actuario de la responsable al
desahogar la prueba de inspección, hace constar que no le fue exhibida la documentación
requerida, por lo que la Junta debió hacer efectivo el apercibimiento de tener por ciertos los
hechos materia de la prueba.
Se afirma que es infundado, porque no obstante de que mediante acuerdo de dos de abril de
mil novecientos noventa y ocho, la responsable apercibió a la empresa demandada en el
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sentido de que de no exhibir las constancias materia de la prueba, se tendrían por ciertos los
hechos relativos, es decir los incisos a) y b), consistentes en que José Dagoberto continuó
laborando para la demandada con fecha posterior al dieciséis de agosto de mil novecientos
noventa y siete, y que el actor solamente checó hasta el día dieciocho de septiembre de ese
mismo año, la Junta estuvo en lo correcto al determinar que la inspección realizada por el
actuario de su adscripción, no le beneficia al trabajador José Dagoberto Rodríguez
Monterrosas, ya que como ha quedado establecido, al tener el actor la categoría de operador
de trailer y quedar reglamentado por el artículo 257 de la Ley Federal del Trabajo, no puede
darse a su favor la presunción de la existencia de los documentos a que se refieren sus incisos
a) y b), toda vez que esta presunción se desvirtúa plenamente con el contrato individual del
accionante y los recibos de pago; además, como ya se ha señalado, no puede existir la
presunción de las tarjetas de asistencia para operadores de trailer, cuenta habida que la copia
de la tarjeta de asistencia exhibida por el actor, contiene una serie de irregularidades en sus
datos.
Asimismo, contrariamente a lo que señala el quejoso José Dagoberto Rodríguez Monterrosas,
la demandada sí se defiende en el sentido de que, en caso de ser aceptada la prueba de
inspección, sea sin prejuzgar sobre la existencia de tarjetas de control de asistencia, ya que
dichos documentos no acostumbra llevar la empresa demandada, con respecto a los
operadores que le prestan sus servicios.
Por otra parte, señala la parte quejosa en sus quinto y octavo conceptos de violación, que el
laudo reclamado es contrario a derecho, porque la Junta responsable considera indebidamente
que de la documental consistente en el contrato individual de trabajo de José Dagoberto
Rodríguez Monterrosas, Juan Manuel Sánchez Álvarez y Francisco Javier Benet Iglesias, se
acredita la categoría, el horario y el salario que tenían los actores, lo cual es incorrecto, dado
que estos documentos no son los idóneos para acreditar tales condiciones.
Es infundado en parte este concepto de violación y fundado pero inoperante en lo restante.
Es infundado porque la categoría de los trabajadores válidamente se puede acreditar con los
contratos individuales de trabajo, en virtud de que es en éstos donde consta esa circunstancia,
a menos de que el trabajador demostrara que venía desempeñando una categoría diversa a la
contratada, lo cual en la especie no aconteció.
Es fundado pero inoperante, porque aun cuando la Junta responsable indebidamente
considera que con el solo contrato individual de trabajo de los actores José Dagoberto
Rodríguez Monterrosas, Juan Manuel Sánchez Álvarez y Francisco Javier Benet Iglesias, se
probó el horario y el salario que tenían, lo cierto es que al tener la categoría de operadores o
conductores de trailer, dadas las particularidades del empleo, en términos del artículo 257 de
la ley laboral, no puede existir una determinación específica de su jornada de labores y, en
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cuanto a su salario, la empresa demandada ofreció en juicio los comprobantes de pago de los
actores, en los que se advierte que tenían un salario variable, atendiendo a la multiplicación
de los kilómetros recorridos por la cantidad de $0.625; por tanto, la demandada sí acredita las
condiciones en las que laboraban los obreros ahora quejosos.
Como sexto concepto de violación, esgrime la parte solicitante de garantías que la resolución
reclamada es antijurídica, porque la Junta responsable indebidamente considera que con los
recibos exhibidos por la demandada se acredita el pago del salario del actor José Dagoberto
Rodríguez Monterrosas, del tres de junio al dieciséis de agosto de mil novecientos noventa y
siete, por lo que no procede la condena de salarios devengados que reclama, lo cual es
incorrecto porque de estos recibos no aparecen las cantidades que dijo la demandada
devengaba ($8651.89).
También es injustificado este argumento, toda vez que contrario a lo que sostiene la parte
quejosa, de los recibos exhibidos por la demandada a fojas 54 a 71 del expediente laboral, se
advierte que al actor José Dagoberto Rodríguez Monterrosas, le fueron pagados los viajes
realizados del tres de junio al dieciséis de agosto de mil novecientos noventa y siete,
atendiendo al número de kilómetros recorridos por la cantidad de $0.625.
Ello es así, porque en cada uno de los recibos firmados por el actor José Dagoberto
Rodríguez Monterrosas, aun cuando existan algunas deducciones por diversos conceptos,
también aparece el rubro de "total", en el que constan diversas cantidades que le fueron
proporcionadas a este trabajador como salario; así tenemos que de los viajes realizados en el
mes de junio de mil novecientos noventa y siete, son:
Ver tabla 1
Por lo que en el mes de junio el actor José Dagoberto Rodríguez Monterrosas percibió como
salario la cantidad de $9,150.00 (nueve mil ciento cincuenta pesos 00/100 M.N.).
En el mes de julio del año en cita, este mismo actor por concepto de viajes, percibió:
Ver tabla 2
En el mes de julio de mil novecientos noventa y siete, el actor José Dagoberto Rodríguez
Monterrosas, percibió como salario la cantidad de $14,200.00 (catorce mil doscientos pesos
00/100 M.N.).
Por último en el mes de agosto de ese mismo año, el accionante percibió:
Ver tabla 3
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En el mes de agosto el actor José Dagoberto Rodríguez Monterrosas percibió como salario la
cantidad de $12,700.00 (doce mil setecientos pesos 00/100 M.N.).
Por lo anterior, la Junta responsable estuvo en lo correcto al determinar que de los recibos
exhibidos por la demandada, se acredita que al referido actor le fue pagado su salario del tres
de junio al dieciséis de agosto de mil novecientos noventa y siete, por lo que no procede la
condena de salarios devengados, no obstante de que, entre dichas cantidades y la señalada por
la empresa demandada al contestar la reclamación no coincidan, toda vez que el actor José
Dagoberto Rodríguez Monterrosas no tenía un salario fijo.
Por otro lado, tampoco es atendible lo que se alega en el séptimo motivo de inconformidad,
en el sentido que el escrito de renuncia de dieciséis de agosto de mil novecientos noventa y
siete, carece de valor probatorio porque quedó debidamente acreditado que el actor José
Dagoberto Rodríguez Monterrosas, continuó laborando para la demandada posteriormente a
la fecha de renuncia, por lo que resulta intrascendente para el resultado del juicio que se haya
exhibido.
Se afirma lo anterior, porque con independencia de que el actor no demostró que hubiera
continuado trabajando para la demandada posteriormente a su renuncia, por las
irregularidades en la copia de la tarjeta de asistencia, al no haber demostrado su objeción de
falsedad del citado escrito de renuncia, éste adquiere plena eficacia probatoria y, por ende, sí
tiene trascendencia para el resultado del juicio, dado que pone de manifiesto que el trabajador
José Dagoberto Rodríguez Monterrosas renunció voluntariamente a su trabajo el dieciséis de
agosto de mil novecientos noventa y siete, y como consecuencia, desvirtúa que este obrero
haya sido despedido el diecinueve de septiembre de mil novecientos noventa y siete.
Señala la parte quejosa en este mismo concepto de violación, como en el diverso décimo
primero, que el laudo reclamado es ilegal porque la Junta responsable indebidamente
absuelve a la demandada del tiempo extraordinario al referirse al actor José Dagoberto
Rodríguez Monterrosas, y omite pronunciarse en cuanto a esta misma prestación respecto de
los diversos accionantes Juan Manuel Sánchez Álvarez y Francisco Javier Benet Iglesias,
siendo que corresponde a la patronal demostrar la duración del horario de trabajo.
Es infundado este concepto de violación, porque aun cuando la Junta responsable omite
pronunciarse sobre el tiempo extraordinario que reclaman los dos últimos actores, al quedar
demostrado que todos los accionantes tuvieron como actividad laboral la de
autotransportistas, la cual al ser una clase especial de trabajo que se reglamenta en el artículo
257 de la Ley Federal del Trabajo, lleva a establecer que para esta actividad no rige el tiempo
extraordinario, entendido como aquel que excede a la jornada máxima legal, en virtud de que,
de acuerdo al dispositivo en cita, el servicio no se contrata con sujeción a una jornada, sino
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por día, por viaje, por boletos vendidos, por circuito o kilómetros recorridos y, sólo en el caso
de que el viaje se prolongue por causas no imputables al trabajador, tendrá derecho a un
aumento proporcional en su salario.
Señalan los quejosos en su noveno motivo de queja, que la Junta responsable al emitir el
laudo reclamado considera que la demandada acredita el salario que ganaban los actores Juan
Manuel Sánchez Álvarez y Francisco Javier Benet Iglesias, lo cual es incorrecto, porque de
los recibos exhibidos no aparece ninguna cantidad que corresponda a la mencionada por la
demandada, por lo que las prestaciones se les deben pagar con la base salarial que indican en
su reclamación.
No asiste razón a los quejosos en esta inconformidad, ya que contrario a lo que afirman, de
los recibos de pago exhibidos por la empresa demanda se acredita el salario variable que
obtenían los actores Juan Manuel Sánchez Álvarez y Francisco Javier Benet Iglesias, a razón
de $0.625 por kilómetro recorrido.
Efectivamente, la demandada al contestar la reclamación adujo que a partir del diez de
diciembre de mil novecientos noventa y seis, los actores recibieron como salario la cantidad
de $0.625 por kilómetro recorrido (foja 41 del expediente laboral), agregando: "... ya que en
el último de los casos estos reclamantes también tuvieron como salario promedio
aproximadamente la misma suma que el actor señalado en el inciso anterior (José Dagoberto
Rodríguez Monterrosas), es decir, $8,651.89 mensuales, ello tomando en consideración que
mi representada realiza cotidianamente los mismos viajes, ya que se dedica a transportar
automóviles de las plantas armadoras de Nissan, Volkswagen y General Motors.".
Exhibiendo para tal efecto los contratos individuales de trabajado de cada uno de los actores,
de los que se advierte su categoría de operadores de trailer de la empresa demandada, así
como los recibos de pago respectivos, de los que se advierte que por cada kilómetro recorrido
en cada uno de los viajes, se multiplicaba por la cantidad de $0.625; por lo que contrario a lo
argumentado por los inconformes, de estos recibos sí se advierte el salario aproximado a que
se refiere la empresa demandada, ya que no puede soslayarse que dada la naturaleza del
servicio, el salario siempre era variable porque atendía al kilometraje que pudieran recorrer
los actores.
Señalan los solicitantes de garantías como décimo concepto de violación, que la responsable
indebidamente considera que de los controles de ingresos y egresos por servicios de fletes
exhibidos por la demandada, se acreditan los ingresos que devengó el accionante Francisco
Javier Benet Iglesias en los últimos viajes realizados, lo cual es inexacto, porque no existe
ninguna relación que acredite que éstos sean los últimos, es decir, la demandada pudo
haberse abstenido de ofrecer los documentos de 20, 30, 40 o más viajes y exhibir los que a
ella conviniera, por lo que no hay forma de ver si realmente fueron los únicos o los últimos,
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por lo que no son los medios idóneos para acreditar tal extremo.
Igualmente procede desestimar este concepto de violación, porque con independencia de que
los actores objetaron en la audiencia de ley (foja 162 vta. y 163 del expediente laboral), los
recibos de pago exhibidos por la patronal en cuanto a su autenticidad de contenido y firma,
ofreciendo para ello la prueba pericial correspondiente, de la cual desistieron en su perjuicio
mediante diligencia de veintiuno de octubre de mil novecientos noventa y ocho (foja 208), no
les causa perjuicio el hecho de que la responsable haya considerado que los citados controles
acreditan los ingresos que devengó el trabajador Francisco Javier Benet Iglesias en los
últimos viajes, habida cuenta que este obrero no tenía un salario fijo, sino por el contrario,
como se ha señalado, tenía un sueldo variable atendiendo a los kilómetros recorridos, y ante
esta situación resulta intrascendente que la responsable hubiera considerado esta documental
para establecer el ingreso de los últimos viajes del accionante Francisco Javier Benet Iglesias.
Ante lo infundado de los conceptos de violación que se hicieron valer, y al no existir causa
alguna por la que este tribunal actúe en términos del artículo 76 bis, fracción IV, de la Ley
Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 Constitucionales, procede negar el amparo
solicitado.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
ÚNICO.-La Justicia de la Unión no ampara ni protege a los quejosos Rodríguez Monterrosas
José Dagoberto, Juan Manuel Sánchez Álvarez y Francisco Javier Benet Iglesias, contra actos
de la Junta Especial Número Tres de la Federal de Conciliación y Arbitraje y que hace
consistir en el laudo de fecha veintinueve de abril de mil novecientos noventa y nueve,
dictado en el expediente número 576/97, relativo al juicio laboral seguido por los quejosos en
contra de Auto Convoy Mexicano, S.A. de C.V., José Antonio López Cruz, Víctor Manuel
Casco Cuéllar y Gelasio Gerónimo.
Notifíquese, con testimonio de esta resolución, devuélvanse los autos a la autoridad
responsable, y en su oportunidad, archívese el expediente.
Así, por unanimidad de votos de los señores Magistrados, presidente Ricardo Rivas Pérez,
Horacio Cardoso Ugarte y Sergio Pallares y Lara, lo resolvió el Primer Tribunal Colegiado en
Materia de Trabajo del Primer Circuito, siendo ponente el segundo de los nombrados.
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