Introducción a la comunicación humana 1

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Índice
Módulo I.- Introducción a la comunicación humana
1-
Temas básicos
2-
Anatomía y fisiología de los órganos que intervienen en el lenguaje
3-
Clasificación de los trastornos del lenguaje habla y voz
Modulo II.- Intervención temprana en lenguaje
1-
Desarrollo ontogenético del lenguaje
2-
Principales afectaciones en edades tempranas
3-
Valoración de las diferentes áreas de lenguaje en intervención temprana
4-
Tratamiento teórico – practico
Modulo III.- Trastornos de primer nivel
1-
Trastornos de lenguaje
2-
Dislalias, clasificación y tratamiento
3-
Disartrias, clasificación y tratamiento
Modulo IV.- Trastornos del habla
1-
Trastornos de la fluencia verbal
2-
Tartamudez, clasificación y tratamiento
3-
Tartaleo, clasificación y tratamiento
Modulo V.- Trastornos del aprendizaje
1-
Disgrafías, clasificación y tratamiento
2-
Dislexias, clasificación y tratamiento
3-
Discalculias, clasificación y tratamiento
4-
Disortografía, clasificación y tratamiento
Modulo VI.- Síndromes desintegrativos
1-
Afasias sensoriales, clasificación y tratamiento
2-
Afasias motrices clasificación y tratamiento
3-
Afasia infantil del desarrollo
Modulo 7. Voz
1- Trastornos de voz, clasificación y tratamiento
Colaboradores: Lic Diana Rubio.
Equipo Imetyd A.C
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Módulo I.- Introducción a la comunicación humana
INTRODUCCIÓN:
Los primeros años de vida del niño están repletos de hitos cruciales y hazañas decisivas,
pero, el acontecimiento más celebrado es la producción de las primeras palabras. El
aprendizaje de la lengua materna junto con un rápido desarrollo psicomotor, son las dos
adquisiciones más importantes que los niños conquistan en los primeros años de vida. A
partir de ellas son posibles las primeras interacciones niño-medio y el establecimiento de
bases sólidas que permiten nuevos y más complejos aprendizajes.
.Los primeros trabajos sistemáticos del análisis ontogenético del lenguaje datan del siglo
XVIII y principios del XIX, consistían en una recopilación de observaciones del lenguaje
espontáneo de los propios hijos de los investigadores, siendo uno de los más conocidos el
famoso Charles Darwin (1877), aunque Dale señala sobre cierta “investigación” llevada a
cabo por el Rey egipcio Psamético, en los años anteriores a 610 (A. C). Todos estos
estudios se han ido intensificando en el presente siglo, extendiéndose gradualmente a
diversos aspectos del lenguaje y otras lenguas, cuyo número ya alcanza a los 40 idiomas,
aunque son 15 los más estudiados.
Han existido numerosas teorías que intentan justificar el desarrollo del lenguaje infantil,
entre ellas se encuentran las que plantean que el lenguaje es una conducta aprendida,
dandole poco énfasis a lo biológico y más al ambiente (conductista), otras señalan que el
lenguaje tiene un origen innato, otras se refieren a que la maduración del SNC es el pilar
básico para el desarrollo del lenguaje (neurológica), algunos autores le dan importancia a
que existe una predisposición genética para el aprendizaje del lenguaje, que es un
instrumento social por excelencia, y otras teorías hacen hincapié en lo biológico y lo social
como causas del desarrollo del lenguaje infantil, a pesar de todos los estudios realizados,
todavía a todos asombra la aparición en el niño de esa maravilla que es el lenguaje.
Desde el punto de vista ontogenético, el lenguaje se desarrolla a través de una serie de
etapas sucesivas cronológicamente, que constituyen un complejo proceso sociofisiológico
de adquisición, que evoluciona paralelamente al desarrollo físico y mental del niño, gracias
entre otros factores a la maduración del Sistema Nervioso Central y a la estimulación del
medio ambiente. Las etapas por las que transcurre comienzan desde el llanto inicial del
recién nacido hasta la producción de un medio de expresión oral fonético-léxico-sintáctico
constituyendo un código de señales.
Son suficientemente conocidos los sucesivos estadíos por los que , en general, transcurre
el lenguaje infantil, pero estas adquisiciones en la infancia no se producen de manera lineal
y uniforme, sino que pueden aparecer múltiples variables que dificulten dichos procesos y,
en consecuencia, perjudiquen el desarrollo global de las capacidades del sujeto. Es
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entonces cuando la Estimulación temprana adquiere su máximo interés y se convierte en
una técnica no ya necesaria, sino absolutamente imprescindible.
ANATOMÍAYFISIOLOGÍADELOSMECANISMOSDELHABLA
El sonido (Ganong, 1988) es la sensación producida por las vibraciones longitudinales de
las moléculas en el medio exterior, o sea, cuando fases alternadas de condensación y
rarefacción actúan sobre la membrana timpánica (Jacob, 1976). Los cambios de presión
por unidad de tiempo sobre la membrana timpánica, producen las ondas sonoras.
El sonido (Grolier, 1984) se transmite a través de diferentes medios, puede ser un gas
como el aire, un líquido como el agua, o un sólido como el acero. No se transmite en el
vacío. La velocidad de las ondas (Grolier, 1984) en el aire es de 344 m/seg a 20 grados
centígrados al nivel del mar, y depende del medio en que se desplaza, de igual manera es
afectada por la temperatura y la altitud. Su velocidad aumenta a medida que asciende la
temperatura. Las variaciones en el índice de velocidad, se deben a diferencias de
elasticidad y densidad del medio a través del cual pasa la onda sonora. La velocidad
aumenta a medida que disminuye la densidad y también a medida que aumenta la
elasticidad.
Las ondas sonoras son representadas por ondas
sinuosas por lo que se hace necesario definir:
Frecuencia (Grolier, 1984): se refiere al número de
períodos por segundo de un fenómeno periódico.
Se expresa en hertzios (Hz).
Amplitud de la onda (Grolier, 1984): representa la
diferencia de presión entre la compresión o la
rarefacción y la presión normal no perturbada.
Fase (Grolier, 1984): dos oscilaciones de igual frecuencia se encuentran en fase cuando en
un instante dado, ocupan posiciones idénticas en su respectivo ciclo. Se mide en grados.
Longitud de onda (Grolier, 1984): representa la distancia entre un punto en que la
concentración de moléculas es máxima o mínima, hasta el punto similar contiguo.
Ciclo (Grolier, 1984): es la secuencia completa de eventos de una onda sinuosa a través de
360 grados.
Período (Grolier, 1984): es el tiempo de duración (en segundos) de un ciclo de vibración.
La intensidad del sonido está relacionada con la amplitud de la onda sonora y su tono con
la frecuencia o número de ondas por unidad de tiempo (Grolier, 1984).
Anatomía del oído
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El oído (Ganon, 1988; Dienhart, 1976) se divide en
tres secciones: oído externo, oído medio y oído
interno. En esta ocasión se hará referencia solo al
oído externo, medio y cóclea del oído interno, que
son los que intervienen en la audición.
El oído externo consta del pabellón u oreja y el meato
auditivo externo (Kolthoff 1974). La oreja protege el
oído, recoge y dirige las ondas al orificio auditivo
externo y de aquí hasta la membrana timpánica
(Ganon, 1988; Squires, 1984; Tortora, 2002). El tímpano, según Beck (Perelló, 1977),
posee glomérulos sensitivos terminales que representan corpúsculos de Meissner atípicos
y transmiten sensaciones locales de contacto y presión.
El oído medio (Ganon, 1988; Dienhart, 1976) está ubicado dentro del hueso temporal, (Fig.
3), está formado por una cavidad llena de aire que se comunica con la nasofinge por la
trompa de Eustaquio y con el exterior por la nasofaringe. La trompa sirve para mantener
igual presión a ambos lados del tímpano (Kolthoff, 1974). El oído medio contiene la cadena
de huesecillos: martillo, cuyo manubrio está adherido a la cara interna del tímpano; yunque
y estribo, cuya base se une por un ligamento anular a las paredes de la ventana oval
(Squires, 1984). Los músculos: tensor del tímpano y estapedio o músculo del estribo,
también se encuentran en el oído medio
(Tortora, 2002; Jacob, 1976).
El oído interno o laberinto (Ganon, 1988; Kolthoff, 1974) se compone del laberinto óseo y el
laberinto membranoso (Jacob, 1976; Berne, 1992). El laberinto óseo es una serie de
conductos dentro de los cuales, y rodeado de un líquido llamado perilinfa, se encuentra el
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laberinto membranoso, que a su vez, está
lleno de un líquido llamado endolinfa
(Jacob, 1976).
La cóclea del laberinto (Ganon, 1988) es un
tubo de 35 mm enrollado dos vueltas y tres
cuartos. En toda su extensión la dividen las
membranas basilar y de Reissneren, tres
cámaras o escalas: la escala vestibular,
superior y la timpánica inferior (Guyton,
1997) que se comunican en el vértice del
caracol y contiene perilinfa. La escala
vestibular termina en la ventana oval y la timpánica en la ventana redonda. La escala
media forma la cámara coclear media, continúa con el laberinto membranoso y contiene
endolinfa (Jacob, 1976; Dienhart, 1976).
En la membrana basilar (Ganon, 1988; Squires, 1984) se ubica el órgano de Corti (Fig. 8)
que contiene las células receptoras auditivas (Jacob 1976, Bene 1992). Este órgano tiene
forma de espiral, pues se extiende desde la base hasta el vértice de la cóclea. Las células
ciliadas son los receptores auditivos cuyas prolongaciones perforan la lámina reticular
sostenida por los pilares de Corti (Guyton, 1997).
Los movimientos de las cilias (Perelló, 1977) son la última acción mecánica de la audición,
pues de aquí en adelante se producen los fenómenos eléctricos.
Las cilias se deforman según Davis (Perelló, 1977) produciendo cambios en la resistencia
eléctrica entre la célula ciliada cargada negativamente y la endolinfa cargada
positivamente, así despolariza la célula lo cual libera sustancias químico-transmisoras que
activan las terminaciones del nervio coclear. Según Pavlow (Perelló, 1977) que la energía
vibratoria se trasforme en energía eléctrica es función del órgano de Corti. Para que la
vibración sonora (Perelló, 1977) se transforme en energía eléctrica, se necesita:
1) La separación de la cilia de la membrana tectoria y su introducción en la endolinfa.
2) Su vibración.
La membrana tectoria protege las cilias de los electrolitos de la endolinfa.
Los cuerpos celulares (Ganon, 1988) de las neuronas aferentes que se ramifican alrededor
de las ciliares, se encuentran en el ganglio espiral dentro del modiolo, que es el eje óseo en
que se enrolla la cóclea.
Las fibras eferentes del nervio auditivo (Ganon, 1988) en gran parte, terminan en las
células ciliares exteriores. Los axones de las neuronas que inervan las células ciliadas,
forman la división auditiva del nervio acústico vestibulococlear y termina en los núcleos
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dorsales y ventrales del bulbo raquídeo. Cada nervio auditivo consta de un total de 28000
fibras aferentes y eferentes.
De los núcleos cocleares (Ganon, 1988), los cilindroejes que transmiten los impulsos
auditivos (Fig. 9) pasan a través de vías a los tubérculos cuadrigéminos inferiores, en los
que se encuentran los centros para los reflejos auditivos; a través del cuerpo geniculado
medial del tálamo llegan a la corteza auditiva. Otros cilindroejes llegan hasta la formación
reticular.
La información que viene de ambos oídos
(Ganon, 1988) converge sobre cada oliva
superior, y en los niveles superiores la
mayor parte de las neuronas responden a
impulsos de ambos lados. La corteza
auditiva primaria o área de recepción 41 de
Brodmanse, se ubica en la porción superior
del lóbulo temporal contiguo al área de
Hertsch. Las áreas auditivas de asociación,
adyacentes al área receptora auditiva
primaria, llegan hasta la ínsula. El haz
olivococlear es un haz de fibras eferentes
en cada nervio auditivo, se origina en los complejos olivares superiores y termina,
principalmente, alrededor de las bases filiares exteriores del órgano de Corti.
Fisiología del oído
El oído convierte las ondas sonoras del medio en potenciales de acción de los nervios
auditivos (Ganon, 1988). La vibración sonora del aire hace entrar en vibración la membrana
timpánica, según Savart (Perelló, 1977; Dihart, 1976). La vibración de la membrana no es
simétrica, es mayor en la periferia que en el centro; según Ueno y col. (Perelló, 1977) la
zona intermedia vibra más que la zona central y periférica.
Las ondas (Ganon, 1988; Dihart, 1976) son transformadas por el tímpano y por la cadena
de huesecillos en movimientos de la base del estribo, originando ondas en el líquido del
oído interno (Tortora, 2002). Al actuar las ondas sobre el órgano de Corti produce los
potenciales de acción en las fibras nerviosas (Jacob, 1976). Los movimientos de la base del
estribo originan las ondas que viajan en la perilinfa de la escala vestibular, al desplazarse
la onda en la cóclea, su altura crece hasta un máximo para luego descender rápidamente.
Los sonidos agudos producen ondas en la base de la cóclea y los graves las generan cerca
del vértice o apex. En este caso en particular, el sonido de 1000 KHz (Chavarría, 1980)
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producirá el mayor desplazamiento de onda sinusoidal en la membrana basilar,
aproximadamente a 17 mm de la base.
La frecuencia (Ganon, 1988) de los potenciales de acción en las fibras del nervio auditivo,
es proporcional a la intensidad de los estímulos sonoros.
Según Perelló, la percepción de los estímulos sonoros dependen de:
-El mecanismo de transmisión desde la oreja hasta el órgano de Corti de la onda sonora.
-La transformación de la onda en impulso nervioso.
-El paso de la información al sistema nervioso central (SNC).
-La identificación de los signos en la conciencia.
-Poder expresar la respuesta.
Impedancia acústica
Según Perelló, es la resistencia que ofrecen las estructuras del oído medio al paso del
sonido. No toda la energía sonora penetra al oído, parte es reflejada y sale por el conducto
auditivo externo. La parte que entra es la que pone en movimiento al tímpano. La
impedancia está en relación inversa con la capacidad vibratoria del oído medio. La cavidad
timpánica (Perelló, 1977) y las células mastoideas tienen influencia también, en la
impedancia del oído medio.
Eventos a lo largo de la corteza
La neurona (Perelló, 1977) es la unidad
básica del sistema nervioso (Jacob, 1976),
(Fig. 12), con diferente tamaño y forma según
su ubicación. Se compone de cuerpo o soma
neuronal y arborización dendrítica localizadas
en la sustancia gris, y el cilindro eje o axón
ubicado generalmente, en la sustancia
blanca. El axón puede tener una longitud
desde 1mm a 1m, y termina en una serie de
filamentos que, a su vez, terminan en un
botón que hace sinapsis con una arborización
dendrítica o con el cuerpo de otra neurona o
un músculo, un vaso o sobre una glándula
secretora. La relación con centenares de
neuronas se efectúa por las dendritas o por el
axón.
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La neurona motora (Perelló, 1977) del músculo de la fonación y articulación de la palabra,
tiene el cuerpo en los núcleos ambiguo y del hipogloso, ambos en la calota del bulbo. La
movilidad lingual se da por el nervio hipogloso, con su cuerpo neuronal que reside en la
porción media y posterior de la calota del bulbo. El habla recibe inervación doble cortical de
los haces geniculados piramidales y por impulsos de los haces reticulares del tronco
cerebral.
Las sinapsis son órganos indispensables en la fisiología nerviosa, pues ratifican, amplían,
modifican, filtran o inhiben las señales nerviosas que llegan a las neuronas.
Las vías sensitivas son las que llevan los impulsos desde los órganos a través de cadenas
de tres o cuatro neuronas a la corteza cerebral. Los impulsos son los responsables de la
percepción y localización de las sensaciones individuales. Los impulsos al viajar, hacen
sinapsis a través de colaterales en el sistema reticular activante (SRA) de la formación
reticular del tallo cerebral. La formación reticular ocupa la porción anterior y media del bulbo
del puente y del mesencéfalo que está compuesto de pequeñas neuronas dispuestas en
redes complejas entrelazadas y contiene componentes ascendentes y descendentes que
juegan papel importante en la regulación de la llegada de impulsos sensoriales, de
aprendizaje y de la conciencia. El SRA está íntimamente relacionado con la actividad
eléctrica de la corteza. Perelló (1977) describe el tálamo como una formación gris
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diencefálica, en la que confluyen todas las vías sensitivas y sensoriales destinadas a la
corteza cerebral con excepción de las olfatorias.
El tálamo se divide en:
- Epitálamo.
- Tálamo.
- Tálamo dorsal.
El tálamo dorsal se divide en núcleos, que se proyectan hacia áreas específicas y se
dividen en tres grupos:
1- Núcleos específicos de relevo sensorial que incluyen los cuerpos geniculados medial
y lateral donde relevan impulsos auditivos y visuales para las cortezas auditiva y
visual (Tortora, 2002).
2- Núcleos encargados de control eferente, se relacionan con la función motora,
reciben aportación de los ganglios basales y del cerebelo y se proyectan a la corteza
motora, incluyen los núcleos anteriores, el cual recibe aferentes de los cuerpos
mamilares y se proyectan hacia la corteza límbica, que es parte del sistema límbico,
el cual, a su vez, es el encargado de la memoria reciente y de la emoción.
3- Núcleos encargados de las funciones integrativas complejas, son los núcleos
dorsolaterales que se proyectan hacia las áreas corticales de asociación y tienen a
su cargo el lenguaje.
Los cuerpos geniculado interno, externo y el pulvinar (P) forman el territorio posterior del
tálamo. El tercer eslabón y último de los impulsos auditivos, es en el cuerpo geniculado
interno. De la cinta de Reil los impulsos llegan al núcleo geniculado, hacen sinapsis para
seguir a la radiación auditiva de Pfeiffer que se proyecta en el área 41 en la cisura de Silvio,
para luego ser interpretada en el área 42. Los impulsos provenientes del cuerpo geniculado
(Perell, 1977), llegan a las cuatro zonas auditivas, que reciben fibras o por lo menos,
colaterales provenientes de la última neurona que trae los impulsos de la cóclea. La gnosia
auditiva se da por la unión de fibras que relacionan los diferentes centros auditivos con
otros de función y localización diferentes. Se supone la existencia de una zona de
percepción y otra de reconocimiento de los sonidos, unidas por las fibras de asociación
interregional, lo cual permite pasar de la percepción de un sonido, a la identificación de la
palabra “uno”, y en este caso, a su reconocimiento.
Memoria
Es la capacidad (Perelló, 1977) de traer a la conciencia ideas, experiencias o impresiones
pasadas, las cuales están en el cerebro, al que llegaron en forma de impulsos o señales
nerviosas formando la base de la memoria.
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La memoria se clasifica en tres clases:
1. Memoria inmediata o de fijación, con la cual se recuerda algo si la atención queda
fija en ello, es función de las áreas sensitivas y sensoriales primarias.
2. Memoria de corto plazo o reciente.
3. Memoria a largo plazo o remota (Tortora, 2002; Berne, 1992).
La memoria involucra diferentes procesos:
1. Captar la impresión.
2. Retener el recuerdo.
3. Poder evocarlo y reproducirlo.
La memoria (Ganong, 1988) puede ser almacenada como un cambio bioquímico en las
neuronas, en el cual se sabe que interviene la síntesis de proteínas, pero sin comprender la
relación del RNA y la síntesis proteínica con la memoria.
Lenguaje
La actividad cerebral más objetiva es el lenguaje (Perelló, 1977), el cual comprende una
serie de funciones como son el poder comprender lo dicho o escrito, además de poder
expresar las ideas con palabras. Para poder hablar se requiere del centro de los
movimientos fonatorios y de los de coordinación y articulación.
La función del lenguaje está asociada con tres centros:
1- de las áreas auditivas,
2- de las imágenes visuales,
3- de las imágenes motrices de la
articulación (Guyton, 1997).
Estos centros se ubican en el
hemisferio izquierdo, íntimamente
relacionado por fibras de asociación,
cada uno está próximo al centro
motor o sensorial al que está
asociado. El centro de las imágenes
auditivas o de Wernicke está situado
detrás del centro sensorial de la
audición, en el tercio posterior de la
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primera circunvolución temporal; el de las imágenes visuales está delante del centro
sensorial de la visión; y el del lenguaje articulado, o centro de Broca está al pie de la tercera
frontal, delante del centro motor de la cara. La llamada zona del lenguaje se extiende desde
la zona de Broca, hasta el pliegue curvo. Las funciones centrales del lenguaje están
ubicadas en el hemisferio cerebral izquierdo en las personas diestras, y en el derecho en
los zurdos (Totora, 2002).
En la producción de las palabras, las funciones
de: fonación, respiración, resonancia y la
articulación trabajan con mucha coordinación
(Mysak, 1980).
Fonación
Al hablar en un tono determinado, hay
estimulación cortical ligada con la actividad de las
células del área electromotriz. El nivel cortical de la fonación es el de las representaciones
voluntarias y de las intenciones expresivas. El sistema parapiramidal o área 6 de Brodman,
en relación con el sistema talamoestriado, permite utilizar la motilidad automática
voluntariamente. Los movimientos de la boca se obtienen de las áreas 6a alfa y 6b alfa. El
área 6b beta al ser excitada, inhibe los movimientos respiratorios. La corteza inhibe los
centros más inferiores. La zona cortical motora y auditiva tiene estrecha relación.
En el proceso de fonación (Chavarría, 1992) hay diferentes teorías para explicar la
vibración necesaria de las cuerdas vocales, una de ellas es el efecto de Bernoulli, en el cual
se explica que las cuerdas vocales se aproximan unos 3 mm, dejando un pequeño vacío
(en su acción vibratoria) duce la columna de aire y, al pasar causa una explosión que es un
tono fundamental laríngeo, el cual luego se modifica en las paredes laríngeas (resonancia )
al ponerlas en movimiento y las convierte en un sonido agradable: la voz.
Respiración
La respiración (Perelló, 1977) que sirve para oxigenar los tejidos corporales, se clasifica en
interna y externa o pulmonar, que es la que interviene en la fonación.
La respiración consiste en llenar los pulmones de aire por medio de la movilidad de la caja
torácica al inspirar y espirar. Los músculos respiratorios espiradores son: intercostal interno,
triangular del esternón, recto del abdomen, oblicuo mayor y menor, transverso del
abdomen. Los inspiradores son: intercostal externo, supracostales, diafragma, escalenos,
esternocleidomastoideo, serrato mayor, y pectorales (Perelló, 1972).
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La espiración (Perelló, 1977) es producida por la elasticidad pulmonar, por la retracción de
los cartílagos costales y por la de las vísceras abdominales hacia arriba. La inspiración se
da por la contracción muscular, y la espiración pasiva por fenómenos de elasticidad. La
respiración puede ser normal o tranquila y forzada (Guyton, 1997). La cantidad de aire
respirado al hablar aumenta unas tres veces. Al estar de pie la emisión de la voz es mejor
pues se proporciona mayor ventilación pulmonar y mejor juego diafragmático.
Los movimientos respiratorios (Perelló, 1977) son producidos por las contracciones de
diferentes músculos. La respiración fónica es la utilizada para la expresión y la
comunicación.
Para hablar la inspiración debe ser más rápida. Al hablar, el cerebro (Perelló, 1977) facilita
material para el lenguaje. La voluntad de hablar produce:
1- modificación de la respiración, alargándola;
2- al terminar de hablar se produce una inspiración;
3- mientras se inspira se organiza lo que se va a decir a continuación.
Lo que confirma la interacción entre la organización del lenguaje y el mecanismo del habla
y de la voz. Según Mitrinovitch (Perelló, 1977) la respiración fónica debe cumplir:
1- que el diafragma y el abdomen actúen juntos;
2- que el diafragma comience la espiración cuando el tórax está terminando la inspiración;
3- debe ser igual en el hemitórax derecho e izquierdo;
4- la respiración dependerá de la exigencia de la frase;
5- la inspiración será corta y la espiración larga;
6- la regularidad dependerá de la frase por decir;
7- debe ser constante sin interrupciones;
8- que se pueda regular a voluntad;
9- la espiración deberá ser bucal, excepto en los fonemas nasales.
Mientras se habla se utiliza menos aire por unidad de tiempo que al estar en silencio.
Durante la fonación, la inspiración y la espiración (Perelló, 1977) deben guardar equilibrio y
los intercostales y el diafragma deben actuar sinérgicamente.
La laringe (Perelló, 1972) es la parte del árbol respiratorio que protege la entrada a las vías
aéreas inferiores, y constituye el órgano primordial para la fonación. La laringe está situada
en el cuello, en la línea media, se apoya sobre la tráquea y se une al hueso hioides y la
base del cráneo por medio de uniones musculares y ligamentos. Posee amplios
movimientos en todas direcciones.
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La laringe (Perelló, 1972) tiene
forma de tubo cónico fibroelástico
que, en ciertas áreas se
transforma
en
cartílagos:
aritenoides, vocal, cricoides y
epiglotis; en otras se engruesa
formando ligamentos. Se adelgaza
en la zona en que se extiende de
la epiglotis a los cartílagos
aritenoideos, se engruesa en los
repliegues vocales
Durante la respiración (Perelló, 1977) se
producen movimientos laríngeos sincrónicos a
ella, debido a la contracción de los músculos
aritenoideos y de los músculos cervicales
metaméricos. Durante la inspiración, los
repliegues vocales se mueven separándose de
la línea media, la laringe desciende ligeramente
y en la espiración asciende. En la estrechez de
la laringe y faringe (Perelló, 1977) se produce
cambio de dirección de la corriente, deja de ser
de forma laminar y origina turbulencias.
Jackson (Perelló, 1977) dice haber encontrado un aumento de anchura y longitud de la
tráquea durante la fonación de vocales.
Podvinec (Perelló, 1977) afirma que, al articular las vocales se produce una tensión en las
paredes elásticas de la tráquea, bronquios y laringe. La adecuada tensión de las paredes
de la tráquea y los bronquios es necesaria para la correcta fonación.
En la fonación la tráquea se distiende por el aumento de la presión aérea subglótica.
Una de las seis funciones de la laringe es la fonatoria y para que ésta se dé en forma
adecuada, según estudios de Toyosumi y Takase (1969) (Perelló, 1977), los músculos
vocales deben desarrollarse fuertemente, los cartílagos aritenoideos tienen que hacerse
pequeños, es necesario que los repliegues vocales se inclinen hacia abajo y atrás, sean
blandos y flexibles.
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Los músculos de la laringe que intervienen son: músculos de la estrella aritenoides que
mueven el aritenoides, los metaméricos anteriores suben, bajan y fijan el cartílago tiroides.
Durante la fonación según Hussen (Perelló, 1977) se efectúa una contracción general de
toda la musculatura laríngea, que se extiende de 1 cm. por encima de las bandas a 1.5 cm.
Por debajo del borde de los repliegues vocales.
Según Hiroto y col. (1967), (Perelló, 1977), estudios electromiográficos deducen que,
durante la fonación se da una actividad eléctrica en los músculos de la estrella aritenoides,
excepto en el cricoaritenoideo posterior; esto se efectúa antes de iniciarse la fonación.
Los cartílagos que entran en movimiento son: tiroides, cricoides, aritenoides y ventrículo.
Cavidades de resonancia y de articulación
La función de la resonancia y de la articulación (Perelló, 1972) tienen lugar en la boca,
faringe y fosas nasales, en las cuales se origina el timbre y el habla. En la boca las
estructuras que participan son: labios, mejillas, paladar duro y blando y, sobre todo, la
lengua.
Los músculos extrínsecos de la lengua (Perelló, 1972) son: estilogloso, palatogloso,
hipogloso, geniogloso, hiogloso, faringogloso, amigdalogloso, lingual superior e inferior. El
único intrínseco es el transverso (Tortora, 2002).
Los músculos de los labios (Perelló, 1972) son: orbicular de los labios, buccinador, elevador
del labio superior, cigomático mayor y menor, risorio, triangular y cuadrado de la bara.
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Músculos de la mandíbula (Perelló, 1972) son los masticadores, que se dividen en
elevadores y depresores. Los elevadores son: el temporal, masetero, pterigoideo interno y
externo (Tortora, 2002; Mysak, 1980). Los depresores son: digástrico y una serie de
músculos llamados músculos metaméricos cervicales anteriores. El músculo digástrico está
inervado por el nervio facial y glosofaríngeo.
Al producirse el tono a partir de las cuerdas vocales, éste debe ser articulado y
transformado por la caja de resonancia y los elementos que participan al producir cada
fonema para determinada palabra. En éste caso, se pretende describir el proceso
que se desarrolla al llegar a la boca. La palabra “UNO” tiene tres fonemas:
El fonema “U” (Corredera) es vocal, posterior, cerrado y redondeado. Se inicia arqueando
los labios, de forma ovalada, bastante pequeña, luego avanzan separándose de la cara
vestibular de los dientes, los cuales quedan cubiertos; los labios llegan casi al máximo de
prolongación anteroposteriormente; en cuanto a la lengua, la punta se coloca detrás de los
incisivos inferiores, se separa de la cara lingual de estos y se retira hacia el fondo de la
cavidad bucal, haciendo más estrecho el canal del pasaje del aire sin llegar a tocar el velo
del paladar; este último se levanta impidiendo el pasaje del aire a las fosas nasales.
El fonema “N” (Corredera 1949) es nasal, alveolar y sonoro. Los labios están entreabiertos
y permite ver los incisivos y la cara
ventral de la lengua, pues se encuentra
en contacto con el paladar. Los dientes
están algo separados. La punta de la
lengua se levanta apoyándose en los
cíngulos de los incisivos superiores, su
borde toca en todo su contorno la cara
palatina de los molares y las encías,
impidiendo, dada la posición de la
punta de la lengua, la salida del aire de
la boca, el dorso toca una pequeña
porción del paladar junto a las encías.
El velo del paladar baja poniendo en
comunicación la faringe bucal con las
fosas nasales. El aire se acumula en la
cavidad bucal, en el espacio formado
entre el dorso de la lengua y el
paladar, y tiene como única salida las
fosas nasales.
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El último fonema “O” (Corredera, 1949) es vocal, posterior, medio abierto y redondeado. Es
posterior por la posición de la lengua en la cavidad bucal al articular el fonema; redondeado
porque los labios se ponen en forma ovalada al contraerse el músculo orbicular,
ligeramente protuberantes y un poco separado de los dientes. Los maxilares se aproximan
un poco más que con el fonema “A”. La lengua se recoge hacia el fondo de la boca, su
punta toca la cara lingual de los incisivos inferiores, su parte anterior está ligeramente
deprimida mientras que el dorso se eleva hacia el velo del paladar, de manera que reduce
el canal de pasaje del aire aunque sin tocar el paladar ni las piezas dentales superiores. El
velo del paladar se eleva a su altura máxima, y la corriente aérea sonora sale por la boca.
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