Poder Judicial de la Nación ///nos Aires, 06 de febrero de 2012.AUTOS Y VISTOS: Para resolver en la presente causa n° 50.085/2010, del registro de éste Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción n°9, Secretaría n°108, sobre la solicitud de indagatoria formulada por el Sr. Fiscal en el dictamen obrante a fs. 2327/2375 y respecto de la situación procesal de el Comisario Mayor Ricardo Ferron, Inspector Diego Castillo, Subinspectores Mario Barrionuevo, Hugo Sánchez y Rubén Boonstra; Oficial Mayor Juan Carlos Pili, Sergio Villagra, Christian Rodríguez, Daniel Balor, Rodolfo Magrassi, Omar Chamorro, Daniel Gutiérrez, Ricardo Picart, USO OFICIAL Alejandro González, Daniel Oviedo, Matías Bailate, Hernán Giulidori, Carina Salvo, Raúl Solís, Gabriel Canavide, José Ponce y Javier Masmann; Oficiales Yésica Vázquez, Osvado Viollaz –de la División Operaciones Especiales Metropolitanas (D.O.E.M.) de la Policía Metropolitana del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires-; Oficial Mayor Rubén Rende, Jorge Smith y Oficial Hernán Fantin – integrantes de la dotación del carro hidrante de la Policía Metropolitana-; Subinspectores Claudio Maeso y Víctor Germán Petraitis, Oficial Mayor Eduardo Darío Garralda, Inspector Alejandro Benítez, Oficiales Leonardo Salvador Pozos y José Luis Gómez –de la División Vigilancia Preventiva de la Policía MetropolitanaComisario General Roberto Agustín Palavecino, Compisario Mayor Hugo Ernesto Lompizano, Comisario Inspector Juan Antonio Quintero, Comisario Emilio Ramón Miragaya, Sargentos Carlos Alejandro Caruso y Mario Enrique Schefer, Subinspector Hernán Rubluplak, Agte. Miguel Caci, Cabo Luis Fernández, Sargento 1ro. Marcos Torres Cejas, Cabo 1ro. Daniel Eduardo Fail –numerarios de la Policía Federal Argentina-; y Dra. María Cristina Nazar –Juez titular del Juzgado en lo Penal Contravencional y de Faltas nro. 26 del Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.Y CONSIDERANDO: Que el presente legajo reconoce su génesis en los disturbios acaecidos en el “Parque Indoamericano” de Villa Soldati que tuvo lugar el día 7 de diciembre del año 2010.En ese contexto, tuvo lugar el fallecimiento de 2 personas identificadas como Rosmary Chura Puña y Bernardo Salgueiro.Por el hecho, previnieron, en forma primigenia, las Comisarías 36ª y 52ª de la Policía Federal Argentina, siendo más tarde apartada dicha Fuerza de Seguridad del trámite de la pesquisa por órdenes del Sr. Fiscal a cargo de la Fiscalía de Instrucción nro. 24, Dr. Sandro Abraldes (ver fs. 1vta., últimos cuatro renglones), en ejercicio de las facultades que le acuerdan el art. 196bis del C.P.P.N., pues no se había logrado, de momento, individualizar a los responsables de los nombrados.La extensa nota confeccionada por la Actuaria de la Fiscalía, que da cuenta de la circunstancia expuesta en el párrafo anterior, obrante a fs. 1, también marcó el inicio de estas actuaciones.A fs. 2327 y ssgtes., luego de casi un año de investigación, el Representante del Ministerio Público Fiscal remitió el sumario a esta sede en los términos del art. 196quater del Código Ritual, solicitando, como se ha hecho constar en el encabezado, se le reciba declaración INDAGATORIA –art. 294 del C.P.P.N.- a los siguientes funcionarios: Comisario Mayor Ricardo Ferron, Inspector Diego Castillo, Subinspectores Mario Barrionuevo, Hugo Sánchez y Rubén Boonstra; Oficial Mayor Juan Carlos Pili, Poder Judicial de la Nación Sergio Villagra, Christian Rodríguez, Daniel Balor, Rodolfo Magrassi, Omar Chamorro, Daniel Gutiérrez, Ricardo Picart, Alejandro González, Daniel Oviedo, Matías Bailate, Hernán Giulidori, Carina Salvo, Raúl Solís, Gabriel Canavide, José Ponce y Javier Masmann; Oficiales Yésica Vázquez, Osvado Viollaz –de la División Operaciones Especiales Metropolitanas (D.O.E.M.) de la Policía Metropolitana del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires-; Oficial Mayor Rubén Rende, Jorge Smith y Oficial Hernán Fantin – integrantes de la dotación del carro hidrante de la Policía Metropolitana-; Subinspectores Claudio Maeso y Víctor Germán Petraitis, Oficial Mayor Eduardo Darío Garralda, Inspector Alejandro USO OFICIAL Benítez, Oficiales Leonardo Salvador Pozos y José Luis Gómez –de la División Vigilancia Preventiva de la Policía MetropolitanaComisario General Roberto Agustín Palavecino, Compisario Mayor Hugo Ernesto Lompizano, Comisario Inspector Juan Antonio Quintero, Comisario Emilio Ramón Miragaya, Sargentos Carlos Alejandro Caruso y Mario Enrique Schefer, Subinspector Hernán Rubluplak, Agte. Miguel Caci, Cabo Luis Fernández, Sargento 1ro. Marcos Torres Cejas, Cabo 1ro. Daniel Eduardo Fail –numerarios de la Policía Federal Argentina-; y Dra. María Cristina Nazar –Juez titular del Juzgado en lo Penal Contravencional y de Faltas nro. 26 del Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.Concretamente, existió una denuncia formulada, con fecha 6 de diciembre de 2010 por el abogado Ariel Solar Grillo, en su calidad de Coordinador del Área Legal y Técnica de la Coorporación Buenos Aires Sur S.E. vía correo electrónico (siendo las 17.10 horas) dirigido a la Fiscalía en lo Penal, Contravencional y de Faltas nro. 12.- A la entidad representada por Solar Grillo, se le había conferido la administración del “Parque Indoamericano” por decreto nº 993/GCBA/05.La misiva en cuestión, informaba que algunos sectores del predio referido habían sido usurpados, dando cuenta de dicha circunstancia mediante las diversas fotografías adjuntas.Ese mismo día, 6 de diciembre, a las 17.30 horas, el titular de la Fiscalía Contravencional nro. 12, Dr. Cristian Carlos Longobardi, y el Jefe de la Comisaría 36ª de la P.F.A., Comisario Emilio Ramón Miragaya, procedieron a recorrer en un móvil no identificable el “Parque Indoamericano”, observando, en dicha ocasión, la construcción de unas 300 casillas precarias y la delimitación de parcelas mediante sogas.La situación verificada, tomó estado público durante la mañana del día siguiente, 7 de diciembre de 2010, cuando fue ilustrada por los medios de comunicación -en particular el portal “Infobae” y el diario “Clarín”- a la vez que informaron sobre los comentarios efectuados por el Ministro de Ambiente y Espacio Pùblico del G.C.B.A., Diego Santilli, quién dijo estar en conocimiento de la cuestión, para luego referir la imposibilidad de actuar sin una orden judicial.La Fiscalía de la Ciudad actuante solicitó, a las 12.45 horas del 7 de diciembre a la Sra. Juez a cargo del Juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas nro. 26, Dra. María Cristina Nazar, el libramiento de una orden de allanamiento del “Parque Indoamericano”, para ser cumplimentada aquel mismo día con habilitación de día y hora, a los fines de proceder a la restitución del predio, en los términos del art. 335 del Código Procesal Penal de Poder Judicial de la Nación la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (ley 2303/2007 del Gobierno de la Ciudad).A los fines de fundar su petición, el Sr. Fiscal Contravencional, entendió que se estaba ante una situación de urgencia –“porque cada vez se metía más gente en el predio”- y de cuasiflagrancia -pues el personal policial de la Cria. 36a de la P.F.A. había observado el preciso instante en el cual los intrusos usurpaban el lugar- y que en el caso analizado no se habían podido concretar acciones menos lesivas que la solicitada (allanamiento), ello, de conformidad con lo establecido en el Criterio General de Actuación nro. 121/08 dictado por la Fiscalía General de la Ciudad de Buenos USO OFICIAL Aires el 6 de junio de 2008.También, se pronunció sobre la cuestión el Sr. Defensor Contravencional, Dr. Marcelino Norberto Civitillo, titular de la Defensoría Oficial nro. 7 de ese Fuero, quién solicitó a la Magistrada interviniente que, previo a expedirse sobre la solicitud del Acusador Público, se procediera a la identificación de los ocupantes del predio, a fin de garantizar su derecho de defensa material y técnica, y, eventualmente, se fijara audiencia a los fines de resolver sobre la cuestión planteada.A su turno, la Dra. Nazar entendió que la medida solicitada por el Sr. Defensor (identificación de los ocupantes y fijarles audiencia para recibirles declaración) significaba un atentado tanto para el sistema acusatorio como para la objetividad que debía observar ella, al momento de pronunciarse sobre las cuestiones sometidas a su consideración.Por otro lado, entendió que el Sr. Defensor Oficial resultaba un sujeto innecesario durante aquella etapa del proceso.- Finalmente, falló haciendo lugar a la diligencia peticionada por el Sr. Fiscal y, en consecuencia libró orden judicial a favor del Sr. Comisario a cargo de la Comisaría 36ª de la P.F.A. para que procediese al allanamiento del “Parque Indoamericano” -sito entre las Avdas. Escalada, Castañares, Autopista Cámpora y la vía del Ferrocarril Metropolitano- el día 7 de diciembre de 2010, a primera hora, con habilitación de horario nocturno, a fin de desalojar a sus ocupantes y lograr el inmediato reintegro del lugar al Coordinador de la Corporación Buenos Aires Sur.La ejecución material de la orden librada, fue llevada a cabo en forma simultánea por personal de la Policía Federal Argentina y la Policía Metropolitana del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, dicho extremo no solo fue corroborado a partir del material documental y fílmico aportado por dichas Fuerzas de Seguridad, sino también por aquellas grabaciones aportadas por los diversos medios de Comunicación Audiovisual que cubrieron el evento.La diligencia fue planificada mediante una reunión de trabajo celebrada entre el personal jerárquico de ambas Fuerzas en donde se acordó que de la Policía Metropolitana, únicamente podía tomar intervención el personal que poseía camisa blanca y chaleco negro, no así el personal con uniforme táctico. También se dejó en claro que no se debían utilizar gases ni postas de gomas, como así tampoco munición de guerra.Concretamente, por la Policía Federal Argentina, intervino personal de las siguientes dependencias: División Operaciones Técnicas Especiales, División Exteriores de Video, Comisarías 10ª, 11ª, 12ª, 13ª, 34ª, 36ª, 38ª, 39ª, 40ª, 42ª, 44ª, Poder Judicial de la Nación 45ª, 47ª, 48ª, 50ª y 52ª; Departamento de Cuerpo Guardia de Infantería, Sección Grupo de Operaciones Motorizadas (G.O.M.), División Operaciones Urbanas de Contención y Actividades Deportivas (D.O.U.C.A.D.), Departamento Cuerpo de Policía Montada, Superintendencia Federal de Bomberos, Superintendencia de Transporte, Dirección General de Operaciones y Departamento Cuerpo Federal de Aviación.Y, por la Policía Metropolitana, intervino personal de las siguientes dependencias: Área de Operaciones Especiales Metropolitanas, Dirección de Vigilancia Preventiva, Dirección de Instrucción Policial, Dirección de Seguridad USO OFICIAL y Protección Gubernamental, Área de Contravenciones y Faltas, Área de Delitos y Sumarios, Área Víctima de Violencia de Género, Área Especial de Investigaciones Telemáticas, Área Despacho, Área Criminalística, Brigada Especial Comunitaria (B.E.C.), Dirección de Investigaciones Complejas (D.I.C.).Según lo declarado por el Secretario del Juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas nro. 26, Dr. Carlos Dobenau, a las 18.00 horas aproximadamente del 7 de diciembre de 2010, recibió un llamado del Sr. Comisario de la Cria. 36ª de la P.F.A. en el cual le informaba que se habían parapetado algunos ocupantes del “Parque Indoamericano” frente a la presencia del personal policial y que no había logrado entablar contacto con personal de la Fiscalía.En una segunda comunicación, efectuada a los 10 ó 15 minutos de la primera, el Funcionario Policial, ante la imposibilidad de dar con alguna de las autoridades del Ministerio Público Fiscal interviniente, consultó al Actuario del Juzgado interventor sobre los pasos a seguir ante la situación informada (los disturbios ocasionados por los ocupantes del predio).Según las declaraciones del Actuario del Juzgado Contravencional, las directivas de la Juez -impartidas vía telefónica- fueron que “hiciera lo que pudiera”, que “avanzara hasta donde pudiera y que no avance más de lo que tiene que avanzar de conformidad con lo dispuesto en la orden de allanamiento”. Si la situación se tornaba riesgosa para alguien y hubiera peligro en las personas, debía detener su avance y hacer un acta informando lo sucedido.En una tercera comunicación con el Secretario del Juzgado, el Crio. Miragaya es impuesto sobre las órdenes emanadas de la Magistrada interventora.A los 15 ó 20 minutos, el mencionado Funcionario Policial informó que el 80% del Parque había sido desalojado. Luego de otros 15 minutos, informó que la totalidad del predio (100%) había sido desalojado sin que se hubieran registrado heridos entre el personal policial y los, hasta entonces, ocupantes.Del contenido de ambos llamados, el Dr. Dobenau puso en conocimiento a la Dra. Nazar.En el lugar de los hechos, el inicio del operativo de desalojo estuvo marcado por la presencia de numerosos efectivos policiales apostados a la espera de indicaciones de sus superiores jerárquicos, en la rotonda situada en la intersección de la Avda. Escalada con la calle José Batlle y Ordónez de ésta Ciudad.Según el variado material audiovisual recolectado, se destacaba, por un lado, la presencia de dos carros hidrantes de la Policía Federal Argentina y de gran cantidad de personal uniformado portando armas de fuego largas y de puño, Poder Judicial de la Nación como así también de personal policial, vistiendo ropas de civil; y por el otro, los ocupantes del predio, varios de los cuales ocultaban sus rostros con alguna vestimenta y arrojaban piedras contra los integrantes de las Fuerzas de Seguridad.También se aprecia en las filmaciones obtenidas el papel desempeñado por el Comisario Miragaya, quién, mediante un megáfono anunció a los ocupantes que: “Se va a restablecer el orden público por orden judicial, aquellas personas que no quieran confrontar con la policía, por favor, se los está invitando a retirarse. Por intermedio de la presente se los notifica que aquellos que no quieran confrontar, están invitados a retirarse. USO OFICIAL Se va a proceder a restablecer el orden público”.Luego de analizadas las distintas filmaciones aportadas al sumario tanto por la Policía Federal Argentina, la Policía Metropolitana, como así también los medios de comunicación audiovisual, el Sr. Fiscal concluyó que “...el inicio del desalojo se situó en la franja horaria abarcadora desde las 19:00 hs hasta las 19:20 hs del 7 de diciembre de 2010...” (transcripción textual de fs. 2333).Durante el horario referido, el ingreso del personal policial al “Parque Indoamericano” se produjo mediante un avance estructurado a pie y en forma encolumnada, tras los dos carros hidrantes.La Policía Federal avanzó por la calle Batlle y Ordóñez en dirección a la Autopista Presidente Cámpora y focalizó su actuación hacia la izquierda del predio, es decir, desde Batlle y Ordóñez en dirección, primero al Paseo Islas Malvinas y luego a la Avda. Castañares.- Por su parte, la Policía Metropolitana lo hizo desde Batlle y Ordóñez hacia la derecha, en dirección hacia el puente ferroviario de la Avda. Escalada, es decir, hacia el límite del Parque, impuesto por las vías del F.F.C.C. Gral. Belgrano.La actividad propia que habría desplegado el personal policial, en uso de sus facultades, hacia aquellas personas que huían del “Parque Indoamericano” en dirección a la Villa 20 -a la cual puede accederse mediante el traspaso, a pie, de las vías del ferrocarril situadas bajo el puente ferroviario de la Avda. Escalada- y la tentada incursión de la Policía Metropolitana en aquella Villa, tras el desalojo, habría dado lugar a diversos acontecimientos suscitados entre sus habitantes y las Fuerzas de Seguridad.Mientras tenía lugar el enfrentamiento entre la Policía Federal Argentina y un numeroso grupo de personas de la Villa 20 sobre el puente de la Avda. Escalada, un nuevo frente de protesta se gestó sobre la Autopista 7, en las proximidades a la intersección con la Avda. Castañares. En este nuevo foco de conflicto, tomó parte la Policía Metropolitana.Sostuvo el Dr. Abraldes que “...durante el desalojo del Parque Indoamericano se produjeron, en cuanto derivación de su práctica, diversas afectaciones a los bienes jurídicos “vida e integridad corporal” de distintas personas...” (confr. fs. 2334 vta.).Concretamente, la investigación emprendida por el Representante del Ministerio Público Fiscal, ha llegado a la conclusión de que los incidentes que derivaron del desalojo del “Parque Indoamericano” -cuya responsabilidad, endilgada a las personas mencionadas en los primeros párrafos del Poder Judicial de la Nación presente resolutorio, causa del pedido de indagatoria aquí evaluadotuvieron como damnificados a Wilson Ramón Fernández Pietro, Emanuel Maximiliano Ríos, José Ronald Meruvia Guzmán, Miguel Ángel Monotoya, Jhon Alejandro Duré Mora y Juan Segundo Aráoz quienes resultaron heridos- y los fallecidos Bernardo Salgueiro y Rossemary Chura Puña.Según los diversos testimonios transcriptos por el Sr. Fiscal en su dictamen, ante la intrusión del personal policial en el predio, sus ocupantes se replegaron en dirección a la Villa 20, mientras contrarrestaban el avance de las Fuerzas de Seguridad, arrojando piedras y otros elementos contra los USO OFICIAL efectivos. Dicha conducta, habría sido imitada por los propios ocupantes de la Villa.En tal sentido se expidieron la abogada Vanina Panetta (fs. 2337 del dictamen fiscal, a partir del 3º y 16º renglón), Fernández Prieto (fs. 2337 vta., a partir del 15º , 19º y 26º renglón), quién a su vez destacó que “Todos disparaban a la gente que le tiraban piedras” (fs. 2338, 3º renglón), Nicolás Núñez Cabeza de Vaca (fs. 2338, a partir del 30º renglón), como así también María Lourdes Ocampos -quién incluso admitió, en declaración testimonial, formar parte de los individuos que arrojaron piedras contra el personal policial (ver. fs. 2338 vta., 32º renglón)- y Emanuel Maximiliano Ríos -otros de los que repelió el accionar policial a piedrazos ( ver fs. 2340, a partir del 28º renglón y fs. 2340 vta., a partir del 5º renglón).Los pormenores en que los damnificados mencionados en párrafos anteriores fueron heridos, surgen de las distintas declaraciones transcriptas por el Sr. Fiscal.- Por otro lado, la muerte de Bernardo Salgueiro tuvo lugar el día 7 de diciembre de 2010, a las 19.30 horas (según el informe de Autopsia confeccionado por los galenos de la Morgue Judicial) y fue producto de las lesiones provocadas por proyectil de arma de fuego en abdomen y pelvis, con hemorragia interna y externa.En cuanto al lugar geográfico en que habría sido alcanzado por los proyectiles, puede estimarse, de los diversos testimonios recolectados a lo largo de la investigación, que ello aconteció dentro de la Villa 20, en cercanías a la cancha de fútbol que está sobre la calle Chilavert y el personal policial -tanto de la P.F.A. como de la Metropolitana- se hallaba sobre el puente de la Avda. Escalada.En esa misma zona, resultaron lesionados Fernández Prieto, Meruvia Guzán y Duré Mora.En el extremo opuesto del “Parque Indoamericano”, más precisamente en cercanías a la Autopista Cámpora y Avda. Castañares, tuvo lugar el fallecimiento de Rossemary Chura Puña, producto de un disparo de arma de fuego.Del mismo modo, resultaron lesionados Juan Segundo Aráoz y Miguel Ángel Montoya.Según los diversos testimonios recolectados a lo largo de la investigación, siendo las 20.30 ó 20.45 horas aproximadamente, mientras las personas que huían del Parque continuaban refugiándose en la Villa 20, Rossemary, junto a Lisbett Gutiérrez Martínez y Sandra Gutiérrez Martínez, se hallaban cerca de la autopista, aparentemente con la intención de comprar algún lote que quedara cerca de la autopista 7, pues sabían que algunos estaban en venta.- Poder Judicial de la Nación Concretamente, Rossemary se encontraba observando el avance policial sobre los manifestantes desde las protecciones de cemento ubicadas al borde de la autopista.Cuando el personal policial se acercaba a su ubicación, Sandra y Lisbett decidieron huir, cuando fueron advertidas por otras personas que también se hallaban en el lugar, que Rossemary se había caído al suelo, por lo que regresaron sobre sus pasos notando, al intentar ayudar a la víctima, la presencia de sangre en el piso.| Frente a ese panorama, junto con otros jóvenes alzaron a Rossemary, trasladándola hacia un vehículo que USO OFICIAL salía de la Villa Esperanza, que abordaron en dirección hacia el Hospital Piñeyro, sitio en el que finalmente, falleció.Así las cosas, narrados sucintamente los hechos materia de análisis y llamado el suscripto a resolver sobre la pretensión Fiscal, corresponde comenzar con una serie de consideraciones preliminares que permitirán, ya desde el inicio, formarse una idea de la dirección de este decisorio.No pretendo que mi posición guarde en exceso las formas o que sea percibida como un acto de sutil discordancia con la opinión del titular de la acción, dentro del marco de respeto, debo ser claro y coherente con mi íntima convicción; se ha desperdiciado una oportunidad de gran valor para dar respuesta a quienes han resultado damnificados en este suceso, a los familiares de las víctimas fatales y a la sociedad en general.Un año ha tenido el Ministerio Público Fiscal para llevar adelante la investigación, procurar prueba, descartar o confirmar hipótesis y dar con los autores de los disparos que terminaron con la vida de Bernardo Salgueiro y Rossemary Chura Puña y lesionaron a Wilson Ramón Fernández Pietro, Emanuel Maximiliano Ríos, José Ronald Meruvia Guzmán, Miguel Ángel Monotoya, Jhon Alejandro Duré Mora y Juan Segundo Aráoz.Sin embargo, luego de un extenso proceso signado por la acumulación sistemática de prueba, la insistencia a como dé lugar con una única línea investigativa y las particulares omisiones en las que se ha incurrido para intentar dar sustento a las conclusiones a las que arribó, terminan conformando, a modo de justificación por la propia incapacidad de dar con los autores materiales, una imputación cuasi genérica dirigida hacia todos quienes se hallaran comprendidos en sectores distintos de quienes intentaron ocupar el predio denominado “parque indoamericano”.En síntesis, la ecuación ha sido tan simple como efectista, los proyectiles debieron provenir del grupo de funcionarios que pretendían cumplimentar la orden judicial de desalojo sobre el predio y la responsabilidad debiera extenderse a todos quienes participaron en la gestación de aquella orden, a excepción, inexplicablemente, de uno de los pilares fundamentales en todo sistema acusatorio como lo es aquel que rige el proceso en la justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, me refiero al titular de la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas Nº 12.Como puede advertirse, la solución a la que arribó el Dr. Abraldes ha tenido un claro objetivo; transcurrido un año de investigación sin que se hubiera logrado siquiera un mínimo avance en torno a individualizar a los autores materiales del hecho, ha pretendido cumplir con la manda de justicia, echando mano a una responsabilidad compartida, cuasi genérica, violatoria del Poder Judicial de la Nación principio de culpabilidad que, como se verá avanzada la resolución, resulta de imposible adecuación al tipo penal escogido.Por estas y otras circunstancia que serán analizadas a lo largo de este decisorio, es que no caben aquí las sutilezas o cortesías, debe quedar en claro que la investigación revela un desconocimiento no solo en aspectos jurídicos esenciales sino además en la metodología investigativa, inaceptable en un órgano que tiene a su cargo la titularidad de la acción penal.En esa dirección no puedo menos que hacer notoria y expresa mi decepción al conocer, luego de un año, el contenido del dictamen fiscal, carente de una estructura lógica que USO OFICIAL conecte los argumentos ensayados con los resultados obtenidos, sus conclusiones son, sin mas, arbitrarias.Son varios los aspectos a considerar a lo largo de este resolutorio, entre ellos la hipótesis criminal desarrollada, las pruebas en las que se sustenta, el tipo penal escogido por el acusador público, su estructura, los elementos del tipo, la construcción de la sospecha sobre la base de la prueba arrimada y la participación de los distintos imputados en el evento por el cual se requiere su interpelación en los términos del art. 294 del C.P.P.N.Para ayudar a una mejor comprensión del análisis, intentará respetarse, en lo posible, el desarrollo y estructura de los argumentos ensayados por el Sr. Fiscal.- - De la hipótesis criminal: No es cierto, como pretende hacerse ver, que la investigación haya sufrido un giro revelador en relación a la hipótesis criminal sostenida al comienzo, ninguna otra hipótesis se ha barajado desde el inicio de esta investigación, y es allí, a mi modo de ver, en donde se ha sellado la suerte procesal del sumario.Los argumentos utilizados para justificar el inicio de la sospecha hacia el personal policial, concretamente en cuanto presume el Sr. Fiscal que aquellos1, mediante un procedimiento al que ya se hará referencia, insertaron en los cartuchos destinados a postas de goma, perdigones de plomo, aparece como una justificación ficta que pretende dar sustento al norte que se ha fijado desde el comienzo.Prueba de ello es que la información de la que se ha nutrido para conformar aquella “nueva” hipótesis, nunca ha podido constatarse, sin perjuicio de lo que no ha sido un obstáculo para tamaña afirmación.Veamos, sostiene que a partir de lo expuesto por Orlando Damián Scribano (fs. 1118/1120) se encaró una nueva línea de investigación.El nombrado indicó que “al caminar por dicho sitio, escuchó que unas personas hablaban guaraní (idioma que el dicente conoce por su lugar de nacimiento), ocasión en la que se puso a conversar con ellos a propósito de una broma dicha al pasar por esas personas. Refiere que, a medida que conversaban en guaraní, uno de ellos, un hombre de alrededor de 55 años (cuya identidad no pudo recabar), le preguntó al dicente si la presencia de Gendarmería en el lugar se debía a los hechos ocurridos el 7 de diciembre de 2010, ante lo cual le contestó que sí. En virtud de ello comenzaron a hablar del tema. En concreto, el sujeto le refirió que había observado como los policías de la Policía 1 No se refiere a ningún sujeto en particular, todos y cada uno de los integrantes de las fuerzas de seguridad habrían participado de la adulteración de los cartuchos antitumulto, insertando en ellos perdigones de plomo.- Poder Judicial de la Nación Federal Argentina arrojaban gases y municiones de goma, pero que también `tiraban del puro´. En consecuencia, el dicente le preguntó a que se refería con esa expresión, por lo que le contestó que hacía alusión a munición de plomo. Sobre este punto, quien declara también le preguntó cómo sabía si eran de plomo, ante lo cual le contestó el sujeto que su hijo había podido encontrar en el suelo cartuchos que no habían sido detonados y que, al abrirlos, contenían municiones de goma y en el medio, de plomo, es decir, que estaban compuestos por las dos clases de proyectiles. Añade que en ese marco, el hijo del sujeto, que se encontraba presente, dijo que sabían que eran de plomo y que las otras municiones eran ´pelotitas USO OFICIAL negras`(estas de goma). También, que en ese mismo contexto, el hijo del hombre que estaba presente se dirigió al pasillo para buscar dichos proyectiles, de donde regresó solo con los de goma, dado que los otros no los pudo encontrar en ese momento. Asimismo, comenta que le preguntó a esa persona si la habían citado a declarar por ello en alguna oportunidad, ante lo cual respondió ´que no me meto por la Policía, vos sabes como son´(en guaraní)”.Para no discurrir en exceso sobre esta cuestión, hay que aclarar que este sujeto con el que Scribano habría mantenido la conversación descripta fue identificado y convocado a prestar declaración testimonial, ocasión en la que, sencillamente, negó haberle expresado a Scribano lo que éste indicó.Lisa y llanamente contó otra versión de lo acontecido, hizo referencia a un error de interpretación y a una confusión entre los términos “cartucho” y “cartuchera”, que dieron lugar al equívoco, mas dejó en claro que en ningún momento conversó con el personal de Gendarmería de municiones de plomo, que de hecho todas las que había hallado su hijo eran de goma y que las utilizaba para tirar con su gomera.Pues bien, aún luego de ello, inexplicablemente, se sostuvo que los términos de aquella conversación, descartada por cierto, motivaron la realización del peritaje tendiente a determinar la posible utilización de cartuchos anti tumulto (AT), modificados con la inclusión de postas de plomo.Antes de introducirme en el análisis de los resultados obtenidos en aquel peritaje, debo hacer referencia a las circunstancias que permanecen inexplicadas en torno a aquel cambio de hipótesis criminal. Ningún elemento probatorio se incorporó en aquella ocasión, mas allá de una versión, inmediatamente desmentida por el propio protagonista, que fue utilizada por el titular de la acción como pretexto de una línea investigativa decidida de antemano.No dejo de preguntarme, cómo, frente a tal novedad, el personal de la Gendarmería Nacional no realizó una inmediata búsqueda del material al que se refería su interlocutor, cómo no efectuó inmediata consulta desde el lugar con el Fiscal actuante y cómo es que no se ordenó una búsqueda exhaustiva en aquel sitio, por caso, a través de un allanamiento en la vivienda del sujeto al que Scribano le adjudicó los dichos, a la postre desmentidos.Son estas inconsistencias, seguidas por la convocatoria a prestar declaración testimonial por simple citación, dejando librada a la voluntad del testigo el aporte del material referido, las que me llevan, una vez mas, a desechar el argumento Fiscal. El modo de proceder resulta inconciliable con la magnitud de la prueba a la que hiciera referencia Scribano.- Poder Judicial de la Nación Pues bien, sobre la base de esta idea, el Sr. Fiscal, sin embargo, entendió reunidos los elementos que ameritaban la realización de un peritaje que pretendía obtener información sobre la “nueva hipótesis” obtenida.El salto en la estructura lógica del análisis es asombroso, la información desmentida sobre la tenencia en manos de un particular de postas de plomo, se erige como el “dato” que lleva a fundar la sospecha sobre la inclusión, por parte del personal policial, de postas de plomo en los cartuchos anti tumulto (AT).Sobre la base de esa idea, se dispuso la USO OFICIAL realización del peritaje obrante a fs. 2225/2264, en el básicamente pudo demostrarse que es posible introducir postas de plomo en un cartucho del tipo anti tumulto (AT) y que efectivamente el mismo puede dispararse.Por lo demás, pudo determinarse la distancia que logran alcanzar los tacos plásticos hallados en el lugar de los hechos, trátense de cartuchos de propósito general como anti tumulto y finalmente logró determinarse la dispersión de las postas, de goma, de plomo y aquellas de goma modificadas con la inclusión de una y dos postas de plomo, disparadas a cincuenta metros de distancia del blanco.El dictamen fiscal concluye así que “la adulteración del contenido de postas de un cartucho anti-tumulto (AT), mediante el reemplazo de una posta de goma por una de plomo, no solo es de muy sencilla y básica manufactura (véase video adjunto al informe pericial Nº 59.632), sino que permitiría a su autor ocultar su posesión, encubrir su utilización y garantizar la impunidad pretendida con su uso” A esta consideración le siguen los argumentos por los que el Sr. Fiscal comienza a deslizar la idea de una utilización de cartuchos anti-tumulto adulterados con postas de plomo, concretamente por manufactura de los integrantes del Departamento de Operaciones Especiales Metropolitanas (D.O.E.M.), integrado mayormente por personal de la División de Intervenciones Complejas (D.I.C.). Es éste quizás el segmento del dictamen en donde se observa con mayor nitidez que nada obstaculizaría la hipótesis que, desde el inicio ha perseguido el Fiscal, siquiera, como se verá, importará la ausencia de prueba o nexo causal, pues le basta para sostener la utilización de cartuchos anti-tumultos adulterados con postas de plomo por parte del personal policial mencionado, la circunstancia de tratarse de personal sumamente calificado, que fácilmente hubiera podido realizar aquella maniobra. En palabras suyas “….sólo basta leer los antecedentes y el currículum del personal del personal que conformaba el G.M.I….”Destaca la conformación del grupo con personal de especiales conocimientos –muchos de ellos desempeñaron labor de instructores- en combate urbano, combate policial, combate cercano y a cuarto cerrado, paracaidismo militar, francotiradores, buceo táctico, explosivos y empleo táctico de armas cortas y largas, entre muchas otras.Sencillamente resulta de difícil comprensión que la preparación y profesionalismo de una fuerza, cualidades a las que debe aspirarse, los coloque posición de responder por aquellas actividades ilícitas que, en virtud de sus conocimientos específicos, se encontrarían en condiciones de realizar.- Poder Judicial de la Nación Por si fuera poco, el Dr. Abraldes concluye en que “La adulteración de un cartucho de escopeta antitumulto no resultaría obstáculo alguno para alguien con mínimas nociones técnicas en armamento y munición, pero mucho menos para quienes tuvieran especial y concretos conocimientos en la materia”, vale decir, por mucho o por poco, la sospecha recaerá siempre sobre aquellos sujetos a los que ha decidido imputar.Vuelve a argumentar que “no menoscaba la hipótesis sostenida la alegación de que el personal de la Policía Metropolitana concurrió al parque indoamericano sólo provisto de munición anti-tumulto (AT) (según el informe de fs. 1780/ USO OFICIAL vta), ya que los hechos acreditados –muerte y lesiones- demuestran que en la ocasión se utilizaron cartuchos con proyectiles de plomo”. Sigue sin importar la información incorporada al sumario, partiendo de la base del resultado y de la imputación, en la única hipótesis investigada, el resultado es obvio y necesario, mediante alguna artimaña argumental se concluirá en que los disparos con perdigones de plomo debieron provenir del personal de la Policía Metropolitana.Sobre la base de aquella fundamentación, el titular de la acción construye su hipótesis final, algunos integrantes de la Policía Metropolitana efectuaron disparos de armas largas tipo escopetas, contra las víctimas, utilizando cartuchos de escopeta del tipo anti-tumulto (AT), adulterados mediante la sustitución previa con una posta de plomo, ese es, a su criterio, el único modo en que puede explicarse la cantidad de heridas con un solo perdigón, en diferentes personas.Pues bien, esta última afirmación no resulta desacertada si se tiene en cuenta, como se ha dicho, que la única línea investigativa es aquella que comprende de un modo excluyente al personal policial como el sector desde el que debieron provenir los disparos con postas de plomo, es justamente la visión acotada sobre la realidad la que conduce inexorablemente a conclusiones de ésta índole, que no logran explicar lo sucedido.Si bien la investigación se ha nutrido de numerosos informes y testimonios, la idea perseguida desde el inicio, es decir la responsabilidad policial sobre las muertes han terminado construyendo una investigación mezquina en aquel sentido, se ha obviado información que captada en el momento justo, hubiera podido resultar de interés y de utilidad para individualizar a los autores de los disparos que causaron las muertes y lesiones.Nada se ha investigado sobre la idea de una arma “tumbera” o de fabricación casera, no se han solicitado allanamientos ni registros a las fincas ubicadas dentro de la villa 20, en las que, eventualmente pudieran haberse hallado elementos de interés, municiones o armas de fuego compatibles con aquellas que dispararan las postas de plomo extraídas a los cuerpos de las víctimas.La existencia de estas armas también hubiera podido desentrañar aquel encierro argumental en el que se ve atrapado el Sr. Fiscal y del que sólo puede salir echando mano a la teoría sobre la adulteración de los cartuchos anti tumulto por parte del personal policial especializado.Sobre la base de sus propias conclusiones, resultando el mecanismo de adulteración de los cartuchos de tan sencilla realización, es que resulta extraña la idea de descartar, sencillamente porque sí, la utilización de escopetas, pistolones o armas de fabricación casera “tumberas” por parte de civiles.- Poder Judicial de la Nación Se ha afirmado como dato cuasi empírico la inexistencia de armas de fuego en manos de particulares sobre la base de que “ni de los videos ni de las modulaciones referidos a este primer escenario, se advierte la presencia de algún civil, que no sea policía, con arma de fuego y menos aún, disparando”2.Aquella afirmación, lisa y llanamente es falsa, su existencia surge de los mismos testimonios que el Sr. Fiscal ha valorado para reconstruir la base fáctica de los sucesos investigados. Claro que al momento de su transcripción olvidó u omitió aquellos segmentos que hacían referencia a su existencia, USO OFICIAL quizás con su inclusión se hubiera permitido conformar una hipótesis de mayor amplitud o, porqué no, se hubiera visto forzado a desechar, por estricta aplicación de la lógica, aquella que obstinadamente siguiera desde el inicio con base en una afirmación dogmática que no puede explicarse a sí misma: “éste es el único modo en que puede explicarse la cantidad de heridas con un solo perdigón, en diferentes personas” (ver fs. 2358 vta).Por lo demás, es el propio informe que realiza la División Balística de la Gendarmería Nacional (fs. 290) que explica que éste tipo de proyectil, se refiere a las postas de plomo recuperadas del cuerpo de las víctimas fatales, puede ser disparado por armas de fuego tipo escopeta o armas de fabricación casera con cañones de ánima lisa.Resulta inexplicable, que la credibilidad de algunos de los testimonios recabados, sólo sea asignada a determinados pasajes del relato, particularmente a aquellos que 2 Referencia textual del dictamen fiscal, pag. 51, punto 11.- avientan cualquier responsabilidad que no pueda ser achacada al personal policial actuante.Tal afirmación deriva del modo en el que se ha segmentado el análisis sobre el relato de los testigos presenciales del suceso, se ha incurrido en una arbitrariedad manifiesta citando textualmente lo expresado por estos, omitiendo exclusivamente aquellos pasajes en los que se sostenían posiciones abiertamente contradictorias con la idea que comulga el Sr. Fiscal., particularmente en lo que respecta a la hipótesis de la autoría policial sobre la base de la inexistencia de armas en poder de particulares.Así, surge del relato de la testigo María Luordes Ocampos surge que: “Después, al día siguiente, que volvimos a tomar tierras, sí pude ver gente armada, los chorritos de ahí de la villa, que también estaban en la toma queriendo ocupar un lugarcito con nosotros, pero nosotros no los dejábamos… A ellos si los ví armados, con armas en la cintura. Nosotros, para que no nos identifiquen con ellos, y nos ensucien, hicimos una asamblea el día siguiente, el día 8 de diciembre para poder sacar a esta gente y a otra gente mas, y los pudimos sacar, sin violencia sino tratando de hablar bien con ellos” (ver fs. 1120).Claro está, podrá decirse que aquellas armas pudieron adquirirlas ese mismo día 8 de diciembre en que María Lourdes Ocampos advirtió sobre su existencia, mas parece una conclusión infantil, cuando no absurda.En esa misma dirección se ha expresado Jorgelina Salgueiro (fs. 169/170): “Mi suegra me señaló que en el momento que hirieron a mi hermano ella estaba mirando pero no sabe de donde salió el tiro porque había gente corriendo por todos lados a los gritos. Solo escuchó sonidos de tiros mas intensos que Poder Judicial de la Nación antes, como si estuvieran mas cercanos. Mi suegra vio a un muchacho que estaba con un arma corriendo y escuchó que la gente le gritaba que apuntara para arriba y no para abajo”.Se oyó por su parte a Emilia Vázquez Espínola (1425/1426), que preguntada concretamente por el titular de la acción sobre la existencia de armas de fuego en manos de particulares, adujo que “no, solo pude escuchar que algunas personas le decían ´tirá arriba, tirá arriba, no tires abajo´, supongo que por la cantidad de gente que había y porque había muchos chicos, yo armas no vi, no vi que tiraran ni nada”.Pues bien, se descubre aquí que la USO OFICIAL testigo no observó armas de fuego, mas oía cuando se le pedía a algún sujeto que tirase hacia arriba y no hacia abajo, por lo que, sumado al resto de los testimonios parece venir a confirmar sobre la existencia de armas.Asimismo, se cuenta con la versión de Miguel Patiño (fs. 1495/1496)3, herido por una piedra que impactó en su cabeza cuando conducía a una pasajera en su taxi, llegando a la rotonda que comunica a las avenidas Cruz y Escalada.Cuando Patiño se hallaba ya en la sala de atención médica del barrio de lugano, tomó contacto con otro joven, del que recordó se hallaba herido en el hombro 4, con quien comenzó una breve conversación, manifestándole “que mal que la policía te tiró un tiro”, a lo que el muchacho le contesto “para mi que no fue la policía, fue algún otro tipo”, interpretando Patiño que 3 Su versión resulta de gran credibilidad, es quizás el único sujeto que no responde a intereses particulares, su presencia en el lugar fue absolutamente circunstancial.4 Se refiere a Wilson Ramón Fernández, quien fue herido en uno de sus hombros y en la oreja y según relató, debió aguardar en la salita hasta que finalmente fue trasladado en ambulancia al Hospital Santojanni.- se refería a la gente que se encontraba “haciendo quilombo” en el parque, contratados o enviados por alguien.Las circunstancias bajo las que mantuvieron esta breve conversación, en los albores del suceso, ambos heridos, a la espera de un traslado y conmovidos por los sucesos vividos, revelan la absoluta espontaneidad del relato, aspecto que difícilmente pueda decirse de los testimonios que le han seguido en esta pesquisa5.Se agrega a lo referido un elemento más que termina de convencerme sobre la elección arbitraria de la prueba que ha realizado el Sr. Fiscal, en base a lo que, ignorando aquellas que no le eran funcionales, construyó la secuencia histórica de los hechos.Se trata de la novedad que se incorpora a la causa a partir del testimonio obrante a fs. 41 y del acta de secuestro de fs. 42, que dan cuenta de la presentación del agente Roberto Vitale, numerario de la D.O.U.C.A.D., en la sede de la Comisaría 52ª de la Policía Federal Argentina, haciendo entrega de un escudo transparente con inscripción DOUCAD con orificio a la altura media del lado derecho de dicho escudo, un guante de color negro con orificio en dedo anular y un chaleco antibalas de color negro, serie 247, marca ABPC S.A., Nro. 064/03 con orificio a la altura del pecho, lado derecho, el que fuera utilizado por el Agente Gabriel Alberto Kier en el marco del conflicto suscitado en la desocupación del Parque Indoamericano.- 5 El lapso de tiempo durante el que Wilson Ramón Fernández y Miguel Patiño coincidieron en el CESAC Nº3 de lugano se desprende de las anotaciones insertas en la copia del libro de novedades de la guardia obrante a fs. 1274, que da cuenta del ingreso de ambos pacientes con diferencia de dos minutos.- Poder Judicial de la Nación Se cuenta además con el memorando incorporado a fs. 90, de la Dirección General de Sanidad Policía de la Policía Federal Argentina, del que surge que “ … y al Agente Kier: TRAUMATISMO Y HERIDA CORTANTE POR DISPARO DE ARMA DE FUEGO Y/O ESQUIRLA EN DEDO ANULAR DE LA MANO IZQUIERDA, quedando internado en el piso 4to, cama 48 del servicio de traumatología y ortopedia, siendo su estado estable”.Asimismo el referido Kier prestó declaración testimonial en el marco de estas actuaciones (fs. 1857/1858) e indicó que se desempeña como Agente en la División de Operaciones Urbanas de Contención de Actividades Deportivas, USO OFICIAL específicamente como miembro de contención en el marco de la desocupación del Parque Indoamericano, el pasado día 07 de diciembre del año 2010.En la fecha señalada, juntamente con el grupo que conforma en la referida División, se trasladó el testigo hacia la sede de la Comisaría 52ª de la Policía Federal Argentina, sitio en el que tomaron contacto con la Policía Metropolitana, llamada también a intervenir en el desalojo.Siendo las 17.00 hs. aproximadamente, se trasladaron hacia una de las entradas del predio, en donde aguardaban la orden concreta de desalojo por parte de la superioridad.En ocasión en que la Unidad que conformaba se desplazaba hacia el sector en donde se encuentra la playa policial de vehículos, ubicado el testigo sobre el puente allí existente, frente a la Villa 20, sobre la estructura de cemento que delimita la autovía, sintió un impacto en el escudo que esgrimía que ocasionó que éste retrocediera, notando luego que salía sangre de su dedo, por lo que fue retirado de la formación y trasladado hacia una ambulancia del SAME en donde se le realizaron las primeras curaciones, para luego trasladarlo en dirección hacia el Hospital Piñeiro.Agregó el testigo que al arribar al nosocomio al que fue derivado, advirtió que había sido impactado por un proyectil de arma de fuego, por el modo en el que había perforado el escudo y la marca que dejó en el chaleco antibalas.Explicó también que deducía que el proyectil, luego de atravesar el escudo, rozó el dedo anular de su mano izquierda para luego impactar en el chaleco que llevaba colocado, no quedando incrustado en el mismo, por lo que no podía brindar información de su calibre o procedencia.La importancia que parece desprenderse de la información brindada por Kier al sumario, sin embargo, no fue así apreciada por el titular de la acción, nada dijo, nada dispuso, ninguna conclusión extrajo de los hechos narrados por aquel.Pero la cosa no acaba aquí, lo que sigue, a mi modo de ver, conforma una situación de absoluta gravedad que termina por comprometer la objetividad de la actuación del Dr. Abraldes -sobre este punto se volverá hacia el final de la resolución-, echando por tierra la teoría sostenida, pues lisa y llanamente desecha la premisa básica –(la inexistencia de armas de fuego en manos de particulares)- que le ha permitido sostener que los disparos debieron, necesariamente y sin mayor argumento, provenir del grupo de oficiales de la Policía Metropolitana apostados en el lugar.Me refiero al testimonio de Alejandro David Salvatierra (fs. 440/442), sindicado insistentemente por el Poder Judicial de la Nación titular de la acción, en las distintas investigaciones vinculadas a la ocupación y desalojo del Parque indoamericano, como un testigo determinante para la construcción histórica de los sucesos que nos ocupan, sin embargo, ninguna referencia a sus dichos se ha hecho en el dictamen obrante a fs. 2327/2375.La explicación es sencilla, la información suministrada por Salvatierra, esta vez, no sólo no comulga con las conclusiones a las que el dictamen Fiscal pretendía arribar, sino que las contradice.No pretendo espontáneamente asignarle a los dichos del testigo un valor que no le he dado en sumarios USO OFICIAL conexos al presente, mas la idea de evadir referencias concretas a la existencia de escopetas, incluso algunas de caño recortado –armas compatibles con aquellas que pudieron disparar las postas que terminaron con la vida de Salgueiro y Chura Puña-6, es sencillamente inaceptable.Veamos, el testigo se refiere a los distintos enfrentamientos ocurridos durante la jornada del 7 de diciembre de 2010 y los días siguientes, particularmente aquellos que protagonizaran el grupo de “vecinos” y aquellos que pretendían ocupar el predio, en relación a lo que indicó que el día viernes 10 de diciembre “mas o menos a las 19.30 o 20.00, aunque no tengo bien en claro la hora, empezó a llegar mucha gente, con bombos, jóvenes que bajaban de micros, y que ingresaron por la entrada de la calle Asturias y Castañares… Entraron por esa calle que continúa 6 Nótese que el tipo de armas descriptas por David Salvatierra podría explicar la presencia de los elementos hallado en el rastrillaje realizado en el pedio en cuestión, particularmente en lo que respecta a las vainas servidas y los “tacos”, éstos últimos componentes de cartuchos para arma de fuego de anima lisa (escopetas, pistolones y las llamadas “tumberas” o de armado casero) Esto surge de las consideraciones efectuadas por los peritos ( fs. 622) de la División Huellas y Rastros, de la Dirección de Policía Científica de la Gendarmería Nacional.- Asturias y al llegar a la intersección con la calle que viene de la entrada principal de escalada, avanzan hacia el lado de Escalada y las vías del ferrocarril. Ahí veo que empiezan a disparar con armas de fuego. Yo veía cuando sacaban y tiraban. Yo estaría a unos cien metros a campo abierto, cerca del predio de la fundación”.Luego, preguntado concretamente por el Sr. Fiscal para que diga qué tipo de armas vio y quién las tenía, indicó que “sí que vio el día martes 7, mientras se encontraba dentro del predio del parque una persona con un arma tipo pistolón en la mano que discutía con una persona propietaria de un caballo por algún problema con dicho animal. Por otra parte el día viernes 10 de diciembre, pudo ver que algunas de las personas que se encontraban entre los vecinos del lugar portaban armas de puño, sin poder determinar tipo y calibre, mientras que algunos de los ocupantes del predio también tenían armas, pero mayormente armas tipo pistolón o escopetas recortadas. Aclara que hubo mayor cantidad de disparos desde afuera hacia adentro, y que los disparos de adentro sonaban mayormente como disparos de armas largas, pero que de ambos lados había de los dos tipos de armas”.No salgo de mi asombro, ha podido pasar inadvertida la información rendida por los distintos testigos? Puede sostenerse a ultranza una hipótesis criminal sobre la base de premisas rebatidas de un modo tan evidente por quienes han protagonizado el hecho que nos ocupa? Son válidas aquellas afirmaciones que omiten información de relevancia? Es válido el procedimiento por el cual se selecciona aquella prueba que conduce a un resultado y se desecha o silencia, sin causa, aquella que lo contradice? Armoniza este procedimiento sobre el que se ha construido la sospecha con el interés último del estado de dar Poder Judicial de la Nación respuesta a las víctimas de un suceso que ha pretendido perseguir y sancionar?, la respuesta es única para todos estos interrogantes, NO.- - De la imputación sobre la muerte de Bernardo Salgueiro y las lesiones de Fernández Prieto, Meruvia Guzmán y Duré Mora: Sobre éste tópico corresponde hacer una breve referencia a las circunstancias que han llevado al titular de la acción a determinar la responsabilidad, en cabeza de los miembros de la División Operaciones Especiales Metropolitanas de la Policía USO OFICIAL Metropolitana del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (D.O.E.M.)7, de la dotación del carro hidrante de esa misma fuerza8 y de la División Vigilancia Preventiva de la Policía Metropolitana9, por el delito de homicidio y lesiones en agresión (Art. 95 del C.P.), producida en las proximidades del puente de la avenida Escalada y que tuviera por víctimas a Bernardo Salgueiro, Fernández Prieto, Meruvia Guzmán y Duré Mora, el primero de ellos herido mortalmente.En esa dirección, comienza el dictamen destacando las declaraciones testimoniales de Vanina Panetta (fs. 349/352), a la que le asigna especial valor para la reconstrucción 7 Comisario Mayor Ricardo Ferron, Inspector Diego Castillo, Subinspector Mario Barrionuevo, subinspector Hugo Sánchez, Subinspector Rubén Boonstra, Oficial Mayor Juan Carlos Pili, Oficial Mayor Sergio Villagra, Oficial Mayor Christian Rodríguez, Oficial Mayor Daniel Balor, Oficial Mayor Rodolfo Magrassi, Oficial Mayor Omar Chamorro, Oficial Mayor Daniel Gutiérrez, Oficial Mayor Ricardo Picart, Oficial Mayor Alejandro González, Oficial Mayor Daniel Oviedo, Oficial Mayor Matías Bailate, Oficial Mayor Hernán Giulidori, Oficial Mayor Carina Salvo, Oficial Mayor Raúl Solís, Oficial Mayor Gabriel Canavide, oficial Mayor José Ponce, Oficial Javier Masmann, Oficial Yesica Vázquez y Oficial Osvaldo Viollaz 8 Oficial Mayor Rubén Rendre, Oficial Mayor Jorge Smith y Oficial Hernán Fantin 9 Subinspector Claudio Maeso, Oficial Mayor Eduardo Darío Garralda, Inspector Alejandro Benítez, Subinspector Víctor Germán Petraitis, Oficial Leonardo Salvador Pozos y Oficial José Luis Gómez histórica de lo sucedido10, para luego hacer lo propio con el relato de Wilson Ramón Fernández Prieto (fs. 1762/1765), Nicolás Núñez Cabeza de Vaca (fs. 430/431), María Lourdes Ocampos (fs. 1118/1120), José Ronald Meruvia Guzmán (fs. 1422/1424), Jhon Alejandro Duré Mora (fs. 1940/1941) y Emanuel Maximiliano Ríos (fs. 2073), testimonios éstos sobre los que el Fiscal basa la plataforma fáctica de lo ocurrido.Se advierte ya desde el inicio del análisis que si bien algunos de estos testimonios efectivamente han servido para establecer criterios fácticos de interés, su análisis y la construcción posterior de la sospecha que sobre la base de algunos pasajes de los relatos, evitando otros, ha intentado el Fiscal, distan de responder a un método deductivo natural capaz de explicar la responsabilidad que pretende adjudicar al personal policial involucrado.No caben dudas, como bien lo apunta el Fiscal, que en base a estos testimonios “se da una conclusión preliminar simple pero de gran importancia para esta investigación criminal: la causa físico natural que condujo a la muerte de Bernardo Salgueiro fue puesta en un lapso bien acotado: desde el inicio del desalojo del parque (19:00-19:20 hs) hasta el momento en que son iniciadas las maniobras de resucitación cardiopulmonar (19:35 hs), a cuya práctica no respondió, con la consecuente declaración de fallecimiento”.Vale decir, la muerte de Bernardo Salgueiro se produce, como era previsible suponer, en un tiempo acotado y en el marco del conflicto suscitado por el desalojo del 10 No se descubre que aspecto permite destacarla del resto de las declaraciones testimoniales, su mayor valor probatorio no ha sido explicado Poder Judicial de la Nación parque Indoamericano. De allí en adelante, las circunstancia de hecho no parecen ser tan claras.Se destaca la información esencial aportada por Duré Mora al expediente y en aquel sentido se resalta parte de su relato, concretamente el segmento que parece explicar las circunstancias bajo las que Salgueiro habría sido alcanzado por un perdigón de plomo.Dice: “El declarante comienza a correr por dentro del parque bordeando la Av. Escalada, en dirección a las vías del ferrocarril. En el camino se encuentra con Bernardo Salgueiro que venía también corriendo en dirección al mismo lugar. USO OFICIAL Su intención era ingresar a la villa 20 por debajo del puente de la Av. Escalada y las vías del tren (…) él corría por delante de Bernardo Salgueiro. En un momento Bernardo se detiene para ayudar a una nena de diez o doce años que había caído. Cuando Bernardo va a ayudarla o estaba ayudándola, no lo sabe, aquel le dijo en guaraní `me pegaron un tiro´ (sic)”.Luego se destaca, en nota al pie, la fiabilidad que cabe asignar a ese testimonio no solo en virtud de haberse verificado su presencia en el lugar a partir de sus propias heridas, sino además por el relato de otros testigos y la coincidencia en relación al lugar en donde buscaran refugio todos ellos, el pasillo que daba a la calle Chilavert.Así, parece comprenderse que en la hipótesis del Fiscal, aquellas versiones le han aportado al expediente, cuanto menos, las circunstancias de tiempo y lugar en las que Salgueiro perdiera la vida a consecuencia de un proyectil de plomo que ingresar por la zona del abdomen y pelvis.- Sin embargo, a poco que se revisan las distintas declaraciones testimoniales, puede darse con una de ellas que no es precisamente un relato para desmerecer, se trata de la versión de María Lourdes Ocampos11, quien indicó que ese día, estaba “tomando terrenos 12 … cerca de las vía del FFCC Sarmiento, a cincuenta o cien metros de Av. Escalada. En horas del medio día lo vi a Bernardo a quien yo conocía como `Gallo´… le pedí a Bernardo que me fuera a comprar cigarrillos y hielo. Serían mas o menos las seis menos cuarto de la tarde cuando Bernardo fue para el barrio. Después de aproximadamente veinte minutos desde que se fue Bernardo, la policía empezó a entrar al parque y reprimir, y ahí nosotros corrimos para el barrio, por abajo del puente. Ahí cuando llego a la casa de Roberto Bernal, que está justo frente de la cancha de futbol, sobre Chilavert, lo veo a `Gallo´, que estaba parado solo. Ahí ya veníamos todos corriendo desde el parque, y le dije que se corriera porque venía la policía. Él se cruzó al frente de la calle y se puso en el costado de la canchita, protegiéndose con una chapa que hay en el tejido, cerca de un árbol que hay ahí. Yo le dije medio en broma `salí de ahí boludo, ahora que te bañaste por primera vez en tu historia, estos te van a ensuciar toda la ropa´ (aclara que ella se refería a que lo iban a ensuciar con el agua que tiraban los carros, que era de color). Yo me quedé ahí cerca de donde estaba él. Yo le tiraba piedras a la Policía que estaba arriba del puente, y en un momento Bernardo se agarró con las dos manos, apretándose a la altura de la cintura. Yo le pregunté que le había pasado y me decía que le quemaba. Entonces lo agarré del brazo y lo 11 Al ser preguntada por las generales de la ley, adujo haber mantenido una amistad con el fallecido Bernardo Salgueiro, de modo que resulta lejana la idea de alguna confusión en la identidad de quien dijo haber ayudado inmediatamente después de haber sido herido fatalmente 12 Sobre las expresiones de este tenor se volverá avanzada l resolución Poder Judicial de la Nación crucé hacia el otro lado de la calle. Hacia un lugar que hay un kiosco y una lavandería. Ahí lo solté porque había un bidón de agua que use para derramarme en la cara porque no podía respirar por el gas lacrimógeno que tiraba la policía. Bernardo se fue caminando hacia la casa de la suegra de su hermana, que vive ahí al lado. Entró a la casa y yo me volví de vuelta a tirarle piedras a la policía… a Bernardo lo vuelvo a ver cuando lo sacan de la casa de la suegra de su hermana entre dos hombres a quienes conozco de vista pero no se sus nombres, que lo cargaron uno tomándolo de las piernas y el otro por debajo de los brazos, y lo llevaron hasta encontrar un remís. Lo llevaron mas o menos dos cuadras y media… hasta frente a otra USO OFICIAL canchita que hay, y ahí lo subieron en un auto color blanco… de ahí lo llevaron a Bernardo a la salita…” A su tiempo se le recibió declaración testimonial a Alejandra Gonzalez (fs. 37), amiga de Salgueiro quien manifestó que: “En un momento dado, la policía comenzó a avanzar para retirarlos mediante un carro que tiraba agua, comenzando a correr la deponente junto a Bernardo por la Av. Escalada, cruzando por las vías del ferrocarril Belgrano Sur en dirección a la Villa 20, llegando hasta ese asentamiento a un sector en el que se encuentra una cancha, perimetrado por la Av. Escalada, las vías del ferrocarril y el lugar donde guarda la policía los coches secuestrados. En esos instantes la policía comenzó a disparar con escopetas desde la parte superior de la Av. Escalada, distante unos 150 metros de donde la deponente y su amigo se encontraban, notando que Bernardo se toma el abdomen, cayendo al piso, trasladándolo hasta la casa de una conocida de la declarante, de la cual no recuerda el nombre, pero sabe que tiene coche, pudiendo llegar solo hasta la casa de esta mujer personalmente, desde donde trasladaron a Bernardo hasta el Centro de Salud Nro. 3 de Villa Lugano. Lugar éste donde luego de revisarlo, le avisaron que había fallecido” Asimismo, se oyó en declaración testimonial a Leandro Luis Ríos (fs. 263), quien arguyó que observó cuando el personal policial que se encontraba sobre el puente de Escalada extraía sus armas reglamentarias y disparaban contra quienes resistían el desalojo, agregando que al momento en el que hieren a Bernardo Salgueiro, éste se hallaba sobre el puente, observándolo el testigo cuando quedó shockeado por el impacto, desplomándose luego en el suelo. Allí explicó que él junto con otras personas que rodeaban a la víctima, lo condujeron hasta el pie de la escalera que conduce a la Villa 20, apoyándolo en una parte de cemento mientras pedían auxilio y agua para reanimarlo.Por su parte, Librada Esther Fernández González (fs. 317/318), en relación a la ubicación de Bernardo Salgueiro al momento de ser impactado por el proyectil, aseguró haberlo visto tomándose su estómago e incorporándose al segundo, adujo que se hallaba a unos cincuenta metros del puente.Resulta evidente, el cotejo entre las distintas versiones nos permite conocer realidades diametralmente opuestas, o bien Salgueiro corría junto con otras tantas personas y fue alcanzado por un perdigón en momentos en que detuvo su carrera para ayudar a una pequeña, o bien fue alcanzado por aquel elemento mientras se encontraba agazapado, cubriéndose con una chapa que formaba parte del enrejado de la cancha de futbol ubicada allí o bien mientras se hallaba sobre el puente de Escalada, desplomándose en aquel momento, o bien a ciento cincuenta metros del referido puente (del testimonio de Alejandra González) mientras corría junto a ésta o Poder Judicial de la Nación bien a cincuenta metros de allí (del testimonio Librada Esther Fernández González).Luego de recibir el impacto, o bien caminó sólo hasta la casa de la suegra de su hermana o bien fue acompañado por María Lourdes Ocampo hasta dicha vivienda, regresando la testigo cuando la víctima ingresó a la finca, o bien fue acompañado ya no por Ocampo sino por Alejandra González hasta la vivienda de una conocida, de la que no recordó siquiera su nombre de pila, mas sí que era propietaria de un vehículo en el que habría sido trasladado al centro de salud, o bien fue llevado por varias personas, entre ellas Leandro Luis Ríos, hacia el pie de la escalera ubicada en el USO OFICIAL ingreso de la villa 20.Nada parece quedar en claro o dicho de otro modo, solo queda en claro que estas versiones no pueden compatibilizarse para conformar un mismo hecho fáctico, pues sencillamente cuentan distintas realidades que no se condicen entre sí.Si bien los testimonios referenciados coinciden en aspectos temporales y espaciales generales, no han podido dar mínimas certezas sobre un aspecto de extrema relevancia, sino medular, en lo que atañe a esta investigación. No es otra cosa que las circunstancias en las que Bernardo Salgueiro perdiera la vida.Aquello no solo constituye un obstáculo para la construcción de la verdad histórica, sino que compromete seriamente las afirmaciones que le siguen en torno a la ubicación de los autores de los disparos.Para determinar la ubicación desde donde pudieron provenir los disparos, no da igual una víctima estática, agazapada tras una chapa, de frente al sector en donde se ubicaban las fuerzas de seguridad, que una víctima corriendo, alejándose de allí o agachado, ayudando a una pequeña que acababa de caer.Pretender que cualquier posición en la que se encontrara la Bernardo Salgueiro indique que el lugar desde el que se efectuaron los disparos es aquel que ocupaban las fuerzas de seguridad, equivale a construir históricamente el suceso desde el resultado o desde la imputación hacia la prueba, vale decir, a la inversa, burlando la estructura del razonamiento deductivo lógico y desechando, sencillamente porque sí, las versiones que colocan a la víctima en un cono de trayectoria distinto de aquel que permita incluir al personal policial como ejecutor de la maniobra.Esta modalidad sobre la que se construye la sospecha choca, como se ha hecho constar, con la estructura deductiva lógica que debe primar en el razonamiento de cualquier decisión, máxime de índole judicial.Desde esta perspectiva se habla de una justificación interna y una externa en las decisiones, en esta última lo que importa será cómo se probó el hecho, conforme qué pruebas, conforme qué medios y procedimientos probatorios, luego de ello la atención deberá centrarse en justificar las razones por las cuales se considera válida y aplicable la premisa normativa y cómo es que fue probado, interpretado y reconstruido el hecho que forma la premisa fáctica. Esta metodología aplicable a cualquier decisión describe cómo es que se justifican las premisas que conforman el silogismo.Sin embargo, soy de la idea que las particularidades evidenciadas, lejos de responder al desconocimiento sobre las premisas fundamentales del razonamiento, conforman el Poder Judicial de la Nación único modo de arribar a un resultado que, en la teoría, pretende justificar el tiempo transcurrido, los recursos técnicos y los recursos humanos empleados a lo largo del proceso, sobre la base de una única hipótesis criminal barajada desde el inicio e insuficiente para dar explicación a un suceso de suma complejidad.Volviendo al nudo de la cuestión, la imputación sobre el personal policial que se hallaba en el puente de la avenida Escalada, encuentra sustento, desde la óptica del Fiscal, además en el peritaje incorporado a fs. 2092 que tuvo por objeto determinar la trayectoria posible de los distintos disparos que impactaron sobre las víctimas.- USO OFICIAL Claro está, a los efectos de determinar la posición del cuerpo de Bernardo Salgueiro al momento de ser impactado por el proyectil que le diera muerte, se encomendó al personal de la Gendarmería Nacional que especialmente debería tenerse en cuenta la versión de los testigos María Lourdes Ocampos y Nicolás Núñez Cabeza de Vaca. Parece implícitamente reconocer el Sr. Fiscal lo inconciliable de las distintas versiones existentes en relación a la ubicación y actividad concreta de Salgueiro al momento del impacto.La elección sobre cuál de la versiones existentes es aquella que refleja con mayor certeza lo ocurrido, insisto, responde a la idea de sostener la hipótesis defendida desde el inicio mismo de las actuaciones, pues ningún otro elemento habilita a inclinarse por un de ellas en detrimento de las restantes.Pues bien, el peritaje, respondiendo a las premisas establecidas, finalmente se llevó a cabo, arrojando como conclusión los distintos conos posibles de trayectoria proyectiles que impactaran en las víctimas.- de los Para todos los casos de análisis, los expertos explicaron que “Teniendo presente que el cuerpo posee una estructura dinámica multi-articulable que puede adoptar diferentes posturas, las cuales pueden hacer variar notablemente las trayectorias, para el presente informe únicamente se tendrán en cuenta las posiciones dadas por los testigos, víctimas e informes de autopsias según el caso”13.Asimismo, se hizo saber que “para graficar las trayectorias conforme la posición del cuerpo, la herida, las características del proyectil y del arma, se trazará un cono de posibles trayectorias donde podría haberse encontrado el tirador, la cual podría ser mas acotada si se contara con mayores datos al respecto.-”14 Ambas referencias, citadas textualmente, permiten conocer los límites de la experticia con la información disponible en el sumario, la determinación del cono de trayectoria será, la ubicación desde la que resultaría factible que hubieran provenido los disparos, mas no excluyente.En lo que respecta a Bernardo Salgueiro, logró establecerse sobre la base de dos versiones que concordaban en muchos aspectos entre sí, dos conos de trayectoria que comprenden espacios geográficos distintos como así también distancias diversas en relación a la boca de disparo. También debe decirse que comparten una pequeña porción del cono que se corresponde con el sitio en el que se hallaban, en la versión de los dos testigos escogidos, el personal policial.13 Textual del peritaje de la Dirección de Policía Científica de la Gendarmería Nacional, punto III, Desarrollo Fundamentado, 1er párrafo.14 Textual del peritaje de la Dirección de Policía Científica de la Gendarmería Nacional, punto III, Desarrollo Fundamentado, 2do párrafo.- Poder Judicial de la Nación Aquella conclusión permite entonces sostener, en la versión de los testigos escogidos para establecer el sitio en el que fuera herido mortalmente Salgueiro, que el cono de trayectoria trazado, en un vértice del mismo, incluye el sector en el que se hallaba el personal policial como un lugar factible desde el que pudo provenir el proyectil que lo impactara.Necesario es aclarar, como ocurrirá en los restantes casos, que las limitaciones técnicas esgrimidas por los expertos, permiten arribar a una probabilidad que no excluye otros sectores desde los que pudieron efectuarse los disparos. Esto determina que la experticia no sea determinante sino ilustrativa. Su USO OFICIAL fiabilidad se hubiera visto incrementada de haberse contado con mayores elementos o certezas en el expediente.En relación a las heridas que sufriera Wilson Ramón Fernández Prieto, éste ha dicho que el día 7 de diciembre de 2010, regresó a su domicilio, siendo aproximadamente las 16.50 hs., luego de realizar unos trabajos de albañilería cuando se presentó en su domicilio Bernardo Salgueiro quien le preguntó por “Nelson”, indicándole el declarante que se hallaba en el piso superior de la finca. Allí Salgueiro permaneció por tiempo aproximado de cinco minutos, luego de lo que se fue, acotando Fernández Prieto que aquella fue la última vez que vio a Salgueiro.En primera instancia dijo haberse negado a concurrir al sector en el que se realizaba la toma de los terrenos, sin embargo luego de ser invitado por “chichi” y “Cintia”, accedió y los acompañó, siendo las 17.40 hs., hasta el sector del conflicto, sitio en el que también se encontraban “líder” y Nelson “chata”.- Una vez en el lugar fue invitado concretamente a tomar uno de los lotes por parte de los dos mencionados en primera instancia, negándose Fernández Prieto, pues para quedarse allí debía perder su trabajo.Luego, se dirigió hacia el sector en el que se encontraban “líder” y Nelson “chata”, acudiendo hacia la entrada del parque en respuesta a los llamados de los distintos sujetos que solicitaban, al grito de “vengan miedosos, si quieren su terreno vengan”, apoyo en la resistencia a la orden de desalojo.Finalmente, el damnificado regresó a la canchita de futbol ubicada frente a la avenida Escalada, observando que mucha gente corría por arriba y por debajo del puente siendo perseguidos por personal de la Policía Metropolitana y de la Policía Federal que efectuaban disparos de escopeta, replegándose Fernández Prieto hasta una cancha de vóley, desde donde comenzó a observar la situación.Luego de ello comenzó a caminar por la calle Chilavert en dirección hacia el puente de la avenida Escalada, deteniendo su marcha en el punto identificado como (14) del mapa de referencia adjunto a su declaración de fs. 1762/176515.Allí “El había comenzado a darse vuelta hacia la derecha para volver por sus pasos y dirigirse a la segunda canchita de futbol. En ese momento, mientras su hombro izquierdo estaba en dirección al puente, sintió un golpe en su hombro. Con el golpe detuvo su giro. Se miró el hombro y sintió que 15 Es de hacer notar que la ubicación descripta por el testigo del momento en el que recibe el impacto, difiere de aquella brindada en su otra declaración de fs. 257/259. Allí se reconoce en la cancha de voley, indicada en el plano de referencia adjunto al acta de fs. 1762/1765 como punto 12, mientras que en esta ocasión lo hace con el punto 14, de mayor proximidad al sector en donde se hallaba el personal policial.- Poder Judicial de la Nación le quemaba la oreja derecha y escuchó un ruido en un paredón que está allí en forma transversal al puente. Primero siente el impacto del hombro y en forma inmediata que le quemaba la oreja. Fue distinto tiempo pero en forma inmediata uno de otro. Calcula que ahí serían las 19:15 o 19:20 horas. Se vio un moretón con un agujero en el hombro y la oreja le empezaba a sangrar. Terminó de hacer su giro y se dirigió a la segunda canchita…” Sobre la base de su relato se realizó la proyección sobre el cono de trayectoria posible del disparo que impactara en su hombro y oreja, graficándose dicha circunstancia mediante la incorporación del plano de fs. 2144 y sstes.- USO OFICIAL Pues bien, amén de las limitaciones a las que se ha hecho referencia en los párrafos que anteceden sobre las precisiones del informe que pretende trazar la trayectoria del disparo, deben destacarse además algunas otras circunstancias de interés para la pesquisa.Se muestra en el grafico referenciado que Wilson Fernández Prieto se hallaba a unos treinta y cinco metro del puente de la avenida Escalada, concretamente del sitio en el que ubicó al personal policial, mas aquello tampoco guarda relación con lo manifestado por él mismo, quien afirmó que se hallaba a unos ciento cincuenta metros el puente cuando recibió el impacto. Concretamente dijo “que de los policías que se encontraban arriba del puente estaría a unos 150 metros aproximadamente, y de los que estaban debajo del puente, a unos 200 metros aproximadamente”.Por lo demás, como ha sucedido con casi la totalidad de los testimonios de relevancia y mas allá de lo referido en cuanto a la distancia que existía entre el personal policial y la víctima, su ubicación tampoco puede deducirse con claridad de otros testimonios incorporados a la causa, su propio relato a variado de un modo llamativo.En su primer intervención ha hecho referencia a que se hallaba corriendo al momento de los impactos (fs. 44), insistiendo con aquella versión al momento de ser preguntado para que diga si pudo identificar a la persona que efectuara los disparos, manifestando que “no pudo ver de quien provenía ya que se encontraba corriendo de espaldas”, sin perjuicio de lo que luego ha dicho que aquellas referencias no eran del todo precisas o exactas (fs. 258), sin que se adviertan o haya sido indagado sobre los motivos de aquellas imprecisiones.Por otro lado, estas imprecisiones se alimentan de otros testimonios, por caso el de Miguel Patiño que se ha referido a la conversación que mantuviera con Fernández Prieto mientas ambos eran asistidos, en la que éste le manifestó que creía que los disparos no habían provenido del personal policial y, por tanto, tampoco del lugar que ahora señala.Resta decir lo que parece obvio pero que sin embargo no ha sido explicado a lo largo del extenso dictamen fiscal, si la víctima oyó un solo disparo, y es aquello lo que le permite sostener la hipótesis de la autoría policial, cómo se explica el segundo impacto. La respuesta parece inclinarse hacia idea de un segundo disparo, quizás, desde un sitio mas alejado, desde el cual pudo confundirse con cualquier otro ruido producido por distintos elementos, por caso, aquellos petardos a los que aludiera, entre otros, Sandra Gutiérrez (ver fs. 18).Sin embargo, aquella explicación refutaría nuevamente la hipótesis Fiscal, de modo que ha resultado de Poder Judicial de la Nación mayor comodidad argumental, dejarlo inexplicado. El segundo disparo, sencillamente, no habría emitido sonido.En lo que respecta a José Ronald Merivia Guzman, ha podido constatarse que recibió un impacto en la pierna en momentos en que regresaba a su domicilio en el interior de la villa 20.Dijo al respecto que “Desde ahí me dirigí caminando hacia la villa 20 por Av. Escalada y antes de llegar, donde esta la entrada principal de escalada del cementerio de autos de la Policía Federal veo gente que viene corriendo por arriba de Av. Escalada y se lanzaban por la barranca para bajar a la villa; USO OFICIAL algunos tiraban piedras. También veo policías que venían por Av. Escalada pero del otro lado, detrás de la gente. Yo sigo caminando rápido hacia la villa y al llegar a la bajada de pasto que está ahí, baje bien pegado al límite del cementerio de autos. Antes de llegar al final de la barranca hay como un descanso, y ahí giré un poco a la derecha, en dirección al puente, justo cuando giro hacia la derecha, y me encuentro en el descanso de la barranca, mirando de frente al puente que pasa por encima de las vías del ferrocarril siento un impacto en la pierna derecha. Sin darme cuenta demasiado, porque sentí sólo como un calos, empecé a correr para adentro de la villa…” Se cuenta además con el informe realizado por el Cuerpo Médico Forense de la Justicia Nacional (fs. 2165/2166) que concluye que las lesiones que presentara José Ronald Meruvia Guzmán lo han imposibilitado para el trabajo por un lapso menor al mes a partir de la fecha de comisión del hecho.En lo que atañe al mecanismo de producción de las heridas, pudo establecerse que las mismas reconocen la penetración y trayectoria de proyectil de arma de fuego, vale decir, no existen dudas en cuanto a que el damnificado fue alcanzado por un proyectil disparado por arma de fuego, mas aquello en modo alguno permite afirmar o sospechar sobre la autoría del mismo, pues siquiera la propia víctima ha hecho referencias concretas en aquel sentido, limitándose a describir su ubicación al momento de ser herido.Aquella imposibilidad de determinar con un grado de precisión atendible la dirección de los disparos, particularmente en lo que atañe a establecer el orifico de entrada y el de salida del proyectil guarda íntima vinculación con el tiempo transcurrido desde el momento del hecho hasta que fuera examinado por los galenos del Cuerpo de Peritos Médicos, ocho meses después.A su tiempo, también expuso sobre las heridas recibidas Jhon Alejandro Duré Mora y sostuvo que comenzó a correr por dentro del parque bordeando la Av. Escalada, en dirección a las vías del ferrocarril, siendo su intención la de ingresar a la villa 20 por debajo del puente de la Av. Escalada y las vías del tren. Allí detuvo su marcha (véase el punto 1 de la fotografía incorporada a fs. 1942), desde donde comenzó a arrojarles piedras a unos cinco o seis policía que intentaban bajar por el puente Escalada. Es en ese preciso instante en el que dijo haber sentido un fuerte impacto en la pierna izquierda que le hizo sentir que su pierna se había quedado pegada al asfalto.Es así que la víctima comenzó a gritar, levantando los brazos hacia el sector en el que se hallaba el personal policial, como queriendo indicarles a éstos que no podía moverse. En ese instante dijo haber advertido un impacto en el suelo, a su lado, que habría originado chispas.- Poder Judicial de la Nación Identificó al personal policial que se encontraba en aquel momento sobre el puente Escalada, por el tipo de vestimenta, como perteneciente a la Policía Federal Argentina.El peritaje relacionado con el cono de trayectoria posible para establecer la boca de disparo, lo ubica en una posición que difiere de la indicada por Duré Mora al momento de prestar declaración testimonial, no se ubica ya sobre la calle paralela al puente Escalada tal como surge del punto 1 de la fotografía de fs. 1942, sino sobre el terraplén del referido puente (véanse gráficos 48 y 49 de fs. 2131 y 2132 respectivamente).Sin perjuicio de ello se trazó el cono USO OFICIAL posible de trayectoria conforme se aprecia en el informe de fs. 2146 y sstes, determinándose que el sector en el que se hallaba el personal policial comprende aquel desde el que resulta factible que hubiera provenido el disparo que impactara en su pierna.Amén de ello, no parece responder a una posición natural la adoptada por Duré Mora, de perfil al puente Escalada con su vista hacia el extremo opuesto del incluido como aquel en el que pudo encontrarse la boca de disparo, pues además se contradice con su propia versión, en la que indicó que al momento de ser impactado se encontraba arrojando piedras al personal policial. Vale decir, a partir de esta afirmación debiera presumirse que se encontraba de frente al puente, no de costado, y menos aún, con su centro de visión hacia el otro extremo (véase la posición adoptada en el gráfico 50 de fs. 2132 y el giro de su cabeza para visualizar el sector en donde se habría ubicado la boca del cañón, representada por la boca de la cámara fotográfica).Desde esta perspectiva resulta sencillamente ilógico sostener que se encontraba arrojando piedras hacia el sector desde el que se presume se efectuaron los disparos, a tal punto, que el gráfico 51 de fs. 2133 lo muestra prácticamente dando la espalda a aquel sector.Quizás, de haberse incluido la hipótesis que se desprende de la probada existencia de armas (pistolones y escopetas) en manos de particulares, no hubiera tenido que forzarse la razón de tal forma. La posición de Duré Mora para la determinación del cono posible de trayectoria se reconoce como un intento por parte de éste en demostrar, a ultranza, que el disparo debió provenir de aquel sector, aún a costa de burlar la lógica.No pretendo discutir la posibilidad fáctica de que los hechos se hubieran producido como lo sostiene la hipótesis Fiscal, sino sólo dejar en claro que no puede quedar librado a la voluntad individual de ningún funcionario judicial la elección entre distintas hipótesis que reconocen la misma probabilidad técnica, máxime, cuando la prueba mediante la que se pretende sostener una de ellas, en detrimento de las demás, se ha construido sobre la base de testimonios contradictorios que, siquiera, han servido de fundamento para desechar las restantes hipótesis criminales.Posibilidad técnica no equivale a sospecha.- - De la imputación sobre la muerte de Rossemary Chura Puña y las lesiones de Juan Segundo Araoz y Miguel Ángel Montoya: Como se ha hecho constar al inicio de esta resolución, en el extremo opuesto del Parque Indoamericano, sobre el autopista Cámpora, en cercanía con la intersección de la Poder Judicial de la Nación avenida Castañares, se hallaban Rossemary Chura Puña, herida mortalmente por un proyectil de arma de fuego, Juan Segundo Aráoz y Miguel Ángel Montoya, ambos heridos por impacto de bala de plomo.En relación a las circunstancias que rodearon el episodio del fallecimiento de Chura Puña, el Sr. Fiscal destaca fundamentalmente dos testimonios que le permiten reconstruir los momentos previos a que la víctima fuera impactada por un proyectil de plomo.En esa dirección, transcribe parte de la declaración de Lisbett Gutiérrez Martínez, quien manifestó “el día 07 USO OFICIAL de diciembre de 2010, nosotras -Rossmary, mi hermana Sandra y yohabíamos ido al lugar donde estaban ocupando los terrenos a mirar… ellas estaban sobre el autopista, a unos 300 o 400 metros de Av. Castañares, a la altura del barrio Carrillo, y lo único que alcanzaban a ver era un camión que tiraba agua a la gente que venía corriendo dentro del parque por al costado de Av. Castañares… siendo aproximadamente las 20:30 o 20:45, la gente seguía viniendo para ese lado y decía que venía la policía. Parte de la gente que venía corriendo, paraba y peleaba con la policía y tiraba piedras, botellas palos, y después seguía corriendo… Rosmary estaba parada sobre una de las protecciones de cemento que hay al borde de la autopista, y decía que quería mirar bien quien era que perseguía a la gente. Nosotras le decíamos que se bajara pero ella insistía que quería ver y nos decía que esperáramos, que la policía nos estaba tan cerca, y que cuando estuvieran cerca, iban a poder salir corriendo…Rosmary dijo en un momento que se aproximaba más la policía, le insistimos que bajara, yo di la vuelta para salir corriendo. Corro tres pasos, y como la gente ya estaba casi encima corriendo, y me avisan que se había caído Rosmary, me di vuelta para verla, y ahí la veo que esta caída, aunque no pude ver cuando cayó, y pensé que se había caído de la protección de cemento. Cuando la alzo, pido a gritos que llamen a Sandra, la alzamos, y vimos que había sangre en el piso, pero no podíamos ver de donde salía. Pedimos ayuda a unos jóvenes de los que venían corriendo, la alzamos y nos ayudaron a trasladarla unos cien metros. Había un coche que salía de la Villa Esperanza y le pedimos si nos acercaba a un hospital, y yo la acompañé en ese coche hasta el Hospital Piñeyro, y en el viaje sólo me agarraba la mano y me miraba pero no podía hablar. Cerraba un poco los ojos, los abría de nuevo, y al llegar al hospital la pusieron en una camilla… cuando estábamos conversando con el marido, salió el médico y nos dijo que había fallecido… Rosmary que es más alta, y estaba sobre la contención de material, dijo en algún momento que venía la policía por detrás del camión que arrojaba agua, y además mucha gente venía también de mas atrás de donde se encontraban ellas, hacia Av. Castañares… La posición de Rosmary era siempre mirando hacia el lugar donde estaba el camión que arrojaba agua, y cayó después, boca abajo hacia la autopista”.Por su parte, también se ha destacado el testimonio de Sandra Gutiérrez Martinez (fs. 184/186) quien se hallaba en compañía de la testigo Lisbett Gutiérrez Martínes y de la víctima mortal Chura Puña.Expuso que “el martes 7 de diciembre, a las 19.30 horas aproximadamente, tanto la dicente como su hermana, Lisbett Gutiérrez Martínez, y Rosamarie Chura se habían dirigido a las cercanías del lugar donde se estaban produciendo desalojos en el Parque Indoamericano, con la finalidad de poder comprar algún lote que quedara cerca de la autopista 7, pues sabían Poder Judicial de la Nación que algunos estaban en venta. Precisa que se ubicaron sobre dicha autopista a unos 600 o 700 mts. (seiscientos o setecientos metros) de la avenida Castañares, y que, al momento de llegar, vieron que desde esta última avenida habían empezado a producirse corridas –había empezado el desalojo- en sentido a Ricchieri, que era de donde venían ellas… En ese contexto, indica que Rosamarie se subió a los guardarrail de cemento que bordeaba la autopista 7, para poder ver mejor lo que sucedía. Aclara que, más allá de las corridas, el carro policial permanecía en el mismo lugar; que la gente corría, pero algunos (a los que se refiere como “chorritos”) , que tenían cubierto el rostro y llevaban machetes, le arrojaba al móvil hidrante piedras y USO OFICIAL petardos. En ese marco decidieron comenzar a correr en el mismo sentido en que corría la gente (hacia Ricchieri), pero Rosamarie – que veía mejor desde su posición-, les decía a la dicente y a su hermana que no corrieran, que les convenía quedarse, porque la policía no avanzaba. No obstante, como las corridas y los disturbios fueron incrementándose, finalmente la dicente comenzó a corre con su hermana; y, al cabo de aproximadamente diez metros, escuchó una explsión fuerte, distinta a la que había escuchado antes en el lugar, momento en el que se dio vuelta y no encontró a Rosamarie, sino después de quedarse en el lugar y buscar bien, dado el bullicio que había, a la cual halló desplomada en el suelo. Agrega que por ese entonces pensó que estaba lastimada por haberse caído, o incluso fracturada, pero advirtió que estaba inconsciente y con algunas gotas de sangre en la cabeza; “cinco gotitas nomás”, en frase de la dicente. En ese marco intentaron levantarla, tarea que se las hacía muy dificultosa, a lo que se sumaban el caos producido por las corridas e, incluso, las pisadas sobre Rosamarie; empero uno de los “chorritos” las ayudó a trasladarla hasta llegar al comienzo de Villa Esperanza (a cien metros de allí estimativamente), donde había una autopista donde ocasionalmente encontraron un coche particular, cuyo conductor las llevó al Hospital Piñero. Por último sostiene que en ese nosocomio fue anoticiada de la muerte de su amiga y, recién allí, que había sido herida por arma de fuego… estuvieron siempre mirando derecho –en línea recta- hacia donde estaba el carro hidrante…” En relación a este episodio, el Fiscal insiste con la teoría de la autoría policial de los disparos, circunstancia ésta que como se ha hecho constar aparece inexplicada frente a la ausencia de datos objetivos que permitan sostenerla con mínima seriedad.Amén de ello, se advierten ciertas contradicciones e inconsistencias que le son propias al caso de Chura Puña en concreto, por lo que corresponde sean abordadas en este punto, aunque en definitiva, vienen a consolidar la idea de un criterio arbitrario en la construcción de la hipótesis con la que se pretende dar respuesta a un año de desaciertos.Veamos, en primer lugar corresponde dejar en claro algo que surge con absoluta nitidez de los testimonios referenciados, esto es, que no existen testigos que puedan dar fe de la posición en la que se encontraba Chura Puña al momento de ser impactada por el proyectil que le causara la muerte.Vale decir, sin perjuicio que se ha intentado hacer ver como un hecho de la realidad que la víctima se encontraba subida a la contención de cemento del autopista, de frente, casi estática, al personal policial, lo cierto es que la conclusión que se extrae de los testimonio citados, es justamente la contraria y se caracteriza la falta de certeza sobre su posición.- Poder Judicial de la Nación Se desconoce por completo si en el momento en el que las testigos comenzaron a correr, la víctima sostuvo la posición en la que se había ubicado durante los instantes previos y es allí cuando recibió el impacto o, si por el contrario, al igual que el resto de la gente decidió bajar de la contención para comenzar a correr o, si por caso, había dado ya algún paso y recibió el impacto no ya desde el sector policial sino desde aquel en el que se encontraban los particulares.Nada de esto, por mayor esfuerzo que se ponga a la explicación, puede ser acreditado o desechado, sencillamente porque no existen testigos que nos permitan inclinarnos USO OFICIAL en alguna dirección.Al respecto véase que tanto Lisbett Gutiérrez Martínez como Sandra Gutiérrez Martínez explicaron que luego de comenzar a correr por el autopista y habiendo recorrido diez metros aproximadamente, advirtieron, la primera de ellas según dijo por comentarios de otras personas del lugar, que Chura Puña se hallaba caída, agregando Sandra Gutiérrez Martínez que se dio vuelta y no encontró a Rossemary, sino después de quedarse en el lugar y buscar bien.Sin perjuicio de esto, debo decir que los argumentos que me llevan a desechar nuevamente la hipótesis Fiscal, no se agotan en la elección arbitraria por parte de éste de la posición de la víctima, aspecto que por otro lado no ha sido acreditado y sobre el que, sin embargo, avanzó disponiendo prueba que daba por cierto aquel dato; existen muchas otras circunstancias que me obligan desde mi mas íntima convicción a apartarme de sus hipótesis y conclusiones, quizás, aquella que choca de un modo grosero con mis principios y el respeto por los derechos fundamentales de todo ser humano, sea la idea de avalar un dictamen construido sobre la base de apreciaciones personales que en muchos de los casos no logran explicar los eventos en su totalidad y en otros, sencillamente los contradicen.Volviendo a lo concreto sobre las circunstancias que rodearon la muerte de Chura Puña, uno de los aspectos sobre los que entiendo debe ahondarse es en aquellas manifestaciones a las que no se ha hecho referencia en el dictamen Fiscal pero que sirven para ubicar, fundamentalmente a quien no se encuentre impregnado de estas actuaciones, sobre la ubicación de la víctima en relación al personal policial al que se adjudican los disparos que le causaran la muerte.Sandra Gutiérrez (fs. 18) ha dicho al respecto que ella, tanto como su hermana y Chura Puña, se ubicaron “sobre la autopista mencionada, mas precisamente en la mano que va hacia el Riachuelo, a aproximadamente unos quinientos metros del puente de la avenida Castañares, a la altura del barrio Ramón Carrillo…Rosmary se encontraba parada sobre un bloque de cemento de unos 50 cm de altura, el cual es parte de muro de contención de automóviles de la autopista, con su cuerpo en dirección hacia el puente de Castañares, en razón de que ésta como quien depone y su hermana, miraban como a unos 400 o 500 metros –dentro del predio del Parque Indoamericano, entre lo que sería la avenida Castañares y el denominado Piletón- tiraba agua un camión de esta policía…” Luego, ya en sede de la Fiscalía de Instrucción Nº 24, la testigo Sandra Gutiérrez Martínez, volvió a referirse a las distancias que las separaban de la avenida Castañares, sitio en el que se hallaba el personal policial, indicando en esta Poder Judicial de la Nación oportunidad “que se ubicaron sobre dicha autopista a unos 600 o 700 mts. (seiscientos o setecientos metros) de la avenida Castañares”, sin perjuicio de lo cual, luego de ser interrogada en relación a algunas imprecisiones con las distancias, se rectificó, indicando que “ahora se da cuenta que la policía estaba como a diez cuadras aproximadamente” Por su parte, Lisbett Gutiérrez Martínez (fs. 181) con pequeña diferencia ratificó aquella distancia aproximada “Explica que ellas estaban sobre la autopista, a unos 300 o 400 metros de Av. Castañares, a la altura del barrio Carrillo… dijo en algún momento que venía la Policía por detrás del camión. Según la USO OFICIAL declarante, el personal policial debía estar lejos, porque el camión al que hizo referencia estaba lejos…” Pues bien, a partir de las distancias a las que hicieran referencia Sandra y Lisbett Gutiérrez Martínez, surgen inevitables los siguientes interrogantes; cómo puede explicarse la hipótesis de la autoría policial, sobre peritajes que han probado los disparos de cartuchos modificados a cincuenta metros del blanco? Es posible trasladar los ensayos sobre una distancia de cincuenta metros a una distancia de mil metros sin que surjan diferencias, cuanto menos a explicar? Por lo demás, tampoco se ha puesto énfasis en las declaraciones de las testigos en cuanto afirman haber oído una explosión distinta de aquellas que se escuchaban por aquel entonces y luego de la cual advirtieron que Chura Puña se había desplomado en el piso, menos aún se ha considerado que conforme sus dichos, esta explosión no provino del sector en el que se hallaba el personal policial ni el carro hidrante, sino del barrio Carrillo, sitio del que salían numerosas personas con la finalidad de enfrentar al personal policial.Sería aquella la prueba sobre la utilización de armas de fabricación casera en manos de particulares?, lamentablemente para la investigación no podrá saberse, nada se hizo al respecto, permanecieron inexplicadas aquellas circunstancias que no guardaban relación con la hipótesis de la autoría policial.Luego, y quizás esto guarde alguna vinculación con los interrogantes planteados, se advierte que el informe del Cuerpo Médico Forense realizado al cuerpo de quien fuera en vida Rossemary Chura Puña reconoce como trayectoria del proyectil el sentido de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo16, a todas luces inconciliable con la ubicación que ha pretendido darse a su cuerpo al momento del impacto.No se requiere de un mayor esfuerzo intelectual para advertir que no es posible que quien se encuentre en un plano superior al de la boca del cañón (sobre el guardarrail de contención del autopista) sea atravesado por el proyectil en el sentido de arriba hacia abajo, a excepción, claro está, que aquella explicación provenga de un estudio de las distintas parábolas posibles a distintas distancias de disparo.Lo que no parece, sin ánimo de abrir juicio de valor sobre aspectos técnicos específicos, es que pueda 16 En cara lateral del hemitorax derecho, línea axilar anterior, a 5 cm por debajo del pliegue axilar hay una herida contusa redondeada de 7mm, rodeada de un halo equimótico excoriativo de 2 mm, con características de orificio de entrada de proyectil de arma de fuego. Explorado en profundidad, el proyectil ingresa al tórax por el 4º espacio intercostal derecho, perfora pleura y pulmón derecho en su lóbulo medio, perfora el pericardio, atraviesa el corazón a nivel de los ventrículos derecho e izquierdo, sale del corazón y perfora el lóbulo inferior del pulmón izquierdo. En su recorrido genera una hemopleura derecha de 900 ml de sangre, 200 ml de sangre en pericardio y 700 ml de sangre y coágulos en espacio pleural izquierdo. El proyectil sale del tórax por el 6º espacio intercostal izquierdo, línea axilar media y queda alojado sobre la mama izquierda, cuadrante superointerno, desde donde se extrae un proyectil de plomo desnudo deformado tipo posta de munición múltiple (textual de la autopsia 2900/10, examen traumatológico, punto 2 de fs. 140) Poder Judicial de la Nación hablarse de una parábola tan pronunciada en base a las distancias sobre las que se han realizado los peritajes (cincuenta metros).Quizás la respuesta no conlleve una complejidad extrema, o bien la víctima ya no se encontraba estática mirando hacia la avenida escalada, sino bajando de aquel montículo, en alguna posición que permita la trayectoria descripta, inclinando su cuerpo, o bien el disparo en esas mismas condiciones, provino desde un sitio de mayor cercanía, por caso, desde el sector en el que se produjo aquella explosión que llamó tanto la atención de las testigos.Aquella información sin embargo, y a pesar de lo expresado por los propios expertos en balística, en cuanto USO OFICIAL a que el proyectil extraído del cuerpo de Rossemary Chura Puña, pudo ser disparado por armas de fuego tipo escopetas o armas de fabricación casera con cañones de ánima lisa (ver último párrafo del peritaje balístico de fs. 280/290), nada representó para la hipótesis Fiscal.En aquel mismo contexto, como se ha señalado, fueron heridos Miguel Ángel Montoya y Juan Segundo Aráoz.El primero de los nombrados expuso que “el día 7 de diciembre de 2010, yo estaba en la casa de un amigo que vive en Los Piletones o Villa Esperanza… Estábamos ahí y cuando se escucha todo el quilombo, alguien vino y le dijo algo y él se fue y me dijo a mi que no salga. Se escuchaban los escopetazos. Salgo y miro de lejos y veo que había policías y un camión parado y toda la gente tirándole piedras. El camión estaba en la autopista 7 y Castañares, pero había policías mas adelante del camión que venían caminando por arriba y por el costado de la autopista 7, reprimiendo a la gente. Yo seguía en la autopista, a la altura de Los Piletones, mirando, y veo que viene Fede corriendo y me dice que le habían dado al hermano, y que fuera a ayudarlo. Fuimos corriendo, siempre por la autopista, hacia el lado de Castañares. La policía seguía avanzando hacia donde estábamos nosotros. Llegamos hasta donde estaba el hermano de mi amigo y lo levantamos porque estaba tirado en el piso. Pasó un auto y lo subimos al auto. Arranca el auto, y yo quedo ahí solo con Fede. Toda la gente iba corriendo para el lado de Los Piletones. En ese momento, la policía estaba a unos diez o quince metros de donde estábamos nosotros; eran tres o cuatro que estaban del lado de adentro del parque; había mas policías sobre la autopista pero mas lejos. Ahí veo a uno de los policías que estaba mas cerca de nosotros, que prendió lo que creo que era una bomba de gas y la tiró hacia donde estábamos nosotros. Cuando veo que la prende, hace mucha luz y veo a un policía que estaba con una escopeta. Después escucho un disparo y siendo algo en la pierna, como que me pegó algo, pero no me dolía, y al darme vuelta, inmediatamente siento algo en la espalda. Apoyé la pierna y no podía caminar, y como pude me fui rengueando para atrás y me subí al mismo auto al que habíamos subido al otro pibe y nos llevaron a los dos al Hospital Piñeiro. Ahí me revisaron y me curaron. Vino una doctora que anotó todo, y después me dieron el alta. Volví a la casa de Fede en Los Piletones, pero me dijeron que no me quedara ahí porque era menor, y entonces me fui a mi casa…” Preguntada la víctima para que diga concretamente si podía identificar el lugar desde el que le habrían disparado, indicó que “si bien no pude ver, seguramente me dispararon los policías que estaban adentro del Parque, porque vi que tenían escopeta y escuché un disparo. Creo que me dispararon con un cartucho de escopeta con bala de plomo, porque escuché un Poder Judicial de la Nación solo disparo, y fueron tres balas, dos que me pegaron en el cuerpo y otra que pasó por la camiseta y la agujereó. Debe haber sido con un cartucho de escopeta tumbera, porque yo estaba parado de frente y según donde fueron las heridas y la rotura de la remera que yo tenía, tiene que haber sido un solo cartucho de esos, que son de fabricación casera. Además, yo estaba parado de frente a esos policías y sentí el impacto de bala en la pierna, e inmediatamente, al darme vuelta, el de la espalda”… “que él se encontraba sobre la Autopista mirando de frente hacia el lugar en que se encontraba la policía en el interior del Parque Indoamericano, y ahí recibí el primer impacto en la pierna izquierda; con ese primer disparo, giré hacia la izquierda e USO OFICIAL instantáneamente sentí el segundo impacto en la espalda. Del impacto en la parte delantera de la remera no me di cuenta en ese momento sino después en la casa de la madre de mi hija, de nombre Vanesa Domínguez, que vive también en Los Piletones; fue ella quien se dio cuenta de que tenía un agujero en la parte delantera de la camiseta”.Finalmente, preguntado para que diga si pudo ver armas de fuego en manos de particulares adujo que “no, yo no vi armas en poder de la gente que estaba tirando piedras; si había mucha gente colgada de un muro que separa Soldati del Autopista, pero no se si tendrían armas”.Al igual que ocurre con todas las víctimas mencionadas hasta aquí, no existen dudas en cuanto a que Miguel Ángel Montoya fue herido por proyectil de arma de fuego, así lo ha hecho constar el informe Médico Forense de fs. 1984, que da cuenta de la existencia de dos heridas producidas por arma de fuego, la primera en el muslo izquierdo con orificio de entrada en región anterior y salida en cara interna sin compromiso óseo y la segunda en región lumbar izquierda con entrada y salida de tipo dedal.Luego, las circunstancias que permitirían determinar el sector desde el que recibiera ambos disparos reconocen ya algunas contradicciones que impide certeza en la determinación.Veamos, dice la víctima haber oído un solo disparo, luego del cual sintió un impacto en su pierna izquierda. Al instante giró sobre si mismo sintiendo un segundo impacto, esta vez en su espalda.Si solo se efectúa un disparo pero presenta dos lesiones que se producen en dos momentos distintos la lógica indica que, como poco, la boca de salida del proyectil que impacta en segundo término deberá buscarse en un sitio distinto al señalado por Montoya, prueba de ello resulta del peritaje realizado para determinar el cono de trayectoria posible, particularmente el cono trazado en el informe de fs. 2142 y sstes, da cuenta de las contradicciones aludidas, para cuya resolución debieron perfilarse dos conos de trayectoria posible, uno para cada impacto recibido.Lo llamativo es que no existe punto de conexión entre ambas, no se trata de una zona genérica, dentro de la cual se incluye a otra de mayor precisión, sino de trayectorias que ubican la boca del cañón en direcciones opuestas, por lo que resultaría imposible, cuando no antojadizo, establecer sobre esa base el sector desde el que debieron provenir los proyectiles.Menos aún, en cuanto se descubre que Montoya manifestó que al momento de recibir el primero de los impactos se hallaba sobre el autopista, de frente hacia el sector en el que se hallaba el personal policial y a los efectos de determinar la Poder Judicial de la Nación trayectoria inversa del disparo se ubica en el playón lindante a Los Piletones, cambiando luego su posición unos 13.60 metros al sureste de la anterior.Por si fuera poco, la víctima discurre luego sobre aspectos vinculados al tipo de arma que habría sido utilizada conforme su posición, las heridas presentadas y el tipo de marca que habría dejado sobre su remera, aludiendo a aquellas de fabricación casera, afirmando la existencia de un único cartucho de ese tipo, lo que no hace mas que contradecir sus propias afirmaciones vinculadas a aquellos policías a los que parece sindicar como autores de los disparos y que portaban escopetas, lo mismo ocurre con su USO OFICIAL propia experiencia de haber sentido dos impactos en tiempos muy acotados pero distintos entre sí.Sus explicaciones y elucubraciones diversas sobre el mismo asunto, va de suyo, carecen de la fuerza probatoria necesaria como para sostener una acusación de tamaña gravedad.A su tiempo expuso Juan Segundo Aráoz (fs. 1966) “Que el día 7 de diciembre de 2010 se encontraba en el domicilio de su padre en el calle “F”, casa 308, del barrio Ramón Carrillo de esta Ciudad, mirando televisión y pudo ver que había una toma en el Parque Indoamericano, por curiosidad, siendo aproximadamente las 19:00 o 19:30 horas, se dirigió al lugar acercándose por el lado de la Villa Esperanza, porque en la autopista 7 había gente que había hecho un piquete y la Policía Federal desde arriba del puente de la Av. Castañares estaba reprimiendo. Entonces ingresó al predio del Indoamericano por el lado de la Villa Esperanza. Había personal policial que venía desde la Av. Castañares bordeando la autopista 7 y también algunos venían desde adentro del parque por el bajo de Los Piletones. El se fue caminando, bordeando la autopista 7, para el lado de la av. Castañares, por un playón de asfalto que hay en el lugar. Cuando estaba a la mitad del playón, entre las casillas que se habían montado en el lugar, un policía, de los que venían bordeando la autopista en el sentido contrario que el declarante, se asomó de entre una casilla y le disparó con lo que podría ser una escopeta. Como estaba oscuro no pudo ver bien con que arma le disparó. El sintió un dolor en la rodilla izquierda del lado de afuera. La gente que estaba en el lugar lo ayudó y lo llevaron al Hospital Piñero. En ese mismo auto había otro pibe que estaba herido. No conoce a ese otro pibe, pero puede ser que él lo conociera al declarante del barrio” Éste es, sin dudas, el testimonio que mejor se adecua a pautas mínimas de seriedad y certeza, la imputación que lanza Juan Segundo Aráoz es concreta y vinculada a un oficial, presuntamente de la Policía Federal Argentina, que aún no ha sido identificado.Sin perjuicio de ello, la víctima ha brindado una descripción precisa, -se trataría de un sujeto de 1.80 metros de altura, tez trigueña, no muy oscura, sin barba ni bigote, delgado, vestido de ropas oscuras, con chaleco y casco- como para ahondar en aquella dirección y dar, no a modo genérico sino particular por el hecho denunciado, con quien, en la versión del damnificado le habría efectuado un disparo con un arma de fuego.Por lo demás, la víctima también hizo alusión a que creía ver a su agresor habitualmente, junto con otros policías indicando la zona precisa a la que se refiere.Luego, las características del proyectil con el que fuera herido Araoz y eventualmente su comparativa con Poder Judicial de la Nación aquellos de los que se provee el personal de la Policía Federal Argentina, en virtud de haber quedado alojado en la zona posterior de la víctima, aparece cuanto menos hoy, como un dato de dificultosa obtención.A modo de conclusión, puede decirse ya a esta altura del análisis que la hipótesis criminal sostenida por el Sr. Fiscal no reconoce mayor argumento que su propia obstinación, por momentos desafiando a la razón, la lógica, la experiencia y la psicología.Algunos pasajes en particular han venido a ejemplificar de un modo evidente, las fallas en la estructura USO OFICIAL lógica sobre la que se ha pretendido conformar la imputación penal, ello, amén de las omisiones a las que me he referido en los primeros párrafos.Sólo a modo de ejemplo: En el contexto de los hechos que damnificaran a Juan Segundo Araoz destaca el titular de la acción el recalcado valor probatorio de lo manifestado por la víctima al serle exhibidas las imágenes del video Nº 6, oportunidad en que aquel declaró “A tiempo de 1:21:36 puede observarse personal policial con ropa oscura caminando por la zona del parque en dirección al declarante igual que lo ocurrido en esa oportunidad. También puede observarse personal policial al tiempo 1:36:30. Agrega que al tiempo 1:37:07 puede ver el Peugueot 504 color negro, en el que habría sido trasladado al Hospital Piñero, justo cuando pasa por detrás del carro hidrante…”.El dictamen continúa destacando que el reconocimiento espontáneo, por parte de Aráoz, del vehículo en el que había sido trasladado al Hospital ofrece a la investigación un parámetro temporal de utilidad, afirmación que en efecto comparto, mas la apuesta se redobla afirmando que aquel reconocimiento constituye además, otro elemento que valida la imputación al personal policial actuante en la zona.Por mayor esfuerzo intelectual que realice, no logro descubrir el vinculo entre el reconocimiento del vehículo que trasladara a Aráoz hacia el hospital, que en todo caso pareciera validaría su propia versión, con la imputación policial que se ha pretendido. Afirmaciones de este tenor se repiten a lo largo de todo el dictamen.- -Del encuadre legal A los efectos del encuadre legal el titular de la acción destaca un dato, a su criterio concluyente, que se proyecta sobre la categoría de la autoría: “los proyectiles disparados por estos tipos de armas no son pasibles de ser cotejados con la finalidad de identificar el arma con el que fueron disparados por no presentar los complejos microestriales necesarios para la identificación ARMA-PROYECTIL” (fs. 289).Ello, sostiene el Fiscal, sumado a que del resto de la prueba rendida tampoco puede extraerse, al menos de momento, la determinación del autor o coautores de la muerte y las lesiones en cada uno de los dos escenarios delineados, provoca que se abra paso la aplicación de los tipos legales del homicidio y lesiones en agresión (Art. 95 del C.P.).Explica que la acción castigada es la de ejercer violencia sobre la persona del ofendido, en el marco de una agresión o riña, en la que tomasen parte al menos tres personas y discurre luego por los distintos elementos objetivos del tipo, Poder Judicial de la Nación destacando en ese sentido la existencia de una agresión, la que describe como el acometimiento de varios contra uno u otros que se limitan a defenderse pasivamente.Desde el punto de vista subjetivo, luego de un salto inexplicable en el nexo de causalidad al afirmar que “se ha corroborado que los disparos efectuados con las armas y municiones descriptas, desde la formación policial hacia el lugar en el que se encontraban las víctimas, a pocos metros de distancia, causaron la muerte de Salgueiro y Chura Puña y las heridas de Fernández Prieto, Merivia Guzmán, Duré Mora, Montoya y Araoz, que pusieron en peligro sus vidas”, se destaca el conocimiento y USO OFICIAL aceptación de la concreción de aquellas consecuencias por parte de los imputados.Para ello, refiere a la utilización de armas y municiones de efectos letales, a escasos metros de distancia, con las que apuntando a la zona en la que estaban los perjudicados, dispararon con un ángulo que necesariamente impactaría en sus cuerpos.Pues bien, son varias las consideraciones a realizar. En primera instancia diré que la elección de un tipo penal reconoce necesariamente una conducta previa de relevancia jurídica atribuible a determinado o determinados sujetos, premisa ésta que no ha sido demostrada en absoluto como se ha visto a lo largo de la resolución.Las afirmaciones dogmáticas realizadas en aquel sentido no suplen la falta de prueba, pues sencillamente no responden a los criterios de razonabilidad exigidos para la demostración de cualquier hecho fáctico. Por el contrario, las razones esgrimidas a lo largo de esta resolución han logrado desvirtuar aquellas afirmaciones, demostrando sobradamente la inexistencia de criterios objetivos que habiliten a tener por cierta la conducta que se le pretende achacar al personal policial actuante.Esta circunstancia determina la ausencia, ya desde el inicio del análisis, de unos de los elementos objetivos del tipo penal en estudio, esto es, la concurrencia o participación de dos o mas personas que tomen parte directa en la agresión sobre la víctima.De extrema sencillez resulta la tarea de distinguir al grupo que en aquel momento protegía intereses distintos a los de las víctimas y con ello justificar, sobre la base de una incursión por la fuerza, su participación en hechos singulares que terminaran las muertes y lesiones aquí investigadas.Claro está, la cuestión presenta alguna complejidad mayor, no solo deberá demostrarse la participación concreta del imputado en la agresión sobre la persona del ofendido, sino además, que aquella agresión guarde relación causal general con el resultado.Dicho de otro modo, la norma contempla aquellos casos en que se conoce a los intervinientes en la agresión, se los ha identificado, pero se desconoce, por resultar incierto, cual de ellos ocasionó tal o cual herida que en definitiva produjo el deceso.La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha tenido oportunidad de expedirse al respecto en el fallo Antiñir17 (citado incluso por el propio Fiscal). Allí estableció que las exigencias propias del tipo penal contenido en el Art. 95 del C.P. son 17 “Antiñir Omar Manuel, Antiñir Néstor Isidro, Parra Sanchez, Miguel Alex S/ Homicidio en riña y lesiones leves en riña en concurso real” (CSJN, A. 2450. XXXXVIII, resuelta el 04 de julio del año 2006) Poder Judicial de la Nación las siguientes: a) que intervengan directamente en la riña o agresión, b) que ejerzan violencia sobre la persona del ofendido y c) que esas vías de hecho, en alguna medida, hayan tenido cierta idoneidad causal general en relación con el resultado.Estos elementos estructurales del tipo penal, pretenden justamente, evitar que la norma se constituya en una suerte de autorización para solucionar las dificultades probatorias echando mano a acusaciones genéricas que consagrarían una “pena de sospecha”, vedada por el Art. 18 de nuestra Carta Magna.Dice Ferrajoli “…ningún daño, por grave que sea, puede estimarse penalmente relevante sino como USO OFICIAL efecto de una acción…”18. Con ello, se excluye del nexo causal toda responsabilidad objetiva por hechos de otro. La conducta del autor, para que sea reprochable penalmente debe guardar una relación causal general con el resultado muerte, lo que se traduce en una probabilidad verificada. Solo así, se estará respetando el principio de culpabilidad.El principio de culpabilidad, representa para Zaffaroni “…el mas importante de los que se derivan en forma directa del estado de derecho, porque su violación importa el desconocimiento de la esencia del concepto de persona. Imputar un daño o un peligro para un bien jurídico, sin la previa constatación del vínculo intersubjetivo con el autor (o imponer una pena solo fundada en la causación) equivale a degradar al autor a una cosa causante.”19En el mencionado Fallo Antiñir, el Dr. Eugenio Zaffaroni sostuvo que “…la conducta peligrosa es la 18 Ferrajoli, Luigi, Derecho y razón. Teoría del galantismo penal, Ed. Trotta, Madrid, 1995, Pag. 480. Zaffaroni Eugenio, Alagia Alejandro, Slokar Alejandro, Derecho Penal. Parte General, 2° edición, Ed. Ediar, Buenos Aires, 2002, Pag. 139 19 participación en una riña o agresión ejerciendo violencia sobre una persona, y el peligro se concreta en la muerte o lesión de la persona…”.Por lo demás, el tipo penal escogido tampoco parece armonizar con la idea rectora que cuanto menos, hasta el momento de abordar la calificación jurídica, parecía perseguir el titular de la acción.La construcción de la hipótesis criminal parece responder, en la mente del acusador público, a una conducta coordinada, mediante la cual, el personal policial imputado, aprovechando sus conocimientos específicos adulteró los cartuchos anti-tumulto con la inclusión de postas de plomo, para luego acudido al desalojo ordenado por la Justicia Penal Contravencional y de Falta de esta Ciudad, con un claro objeto, cometer homicidios y lesionar indiscriminadamente.No se trata de llevar las posiciones al extremo, simplemente no cabe otra concepción respecto de quien acude a un sitio de alta conflictividad, conociendo que seguramente deberá utilizar el armamento del que fue provisto, y lo hace con proyectiles letales.Desde esa perspectiva, el tipo penal escogido tampoco resulta de aplicación, pues tanto la riña como la agresión han de ser espontáneas, circunstancia que necesariamente obsta a la posibilidad de un acuerdo previo.“…si alguna presunción juris existiese, sería la de que en el tumulto no se puede establecer participación conforme a las reglas generales, lo que tampoco es una verdadera Poder Judicial de la Nación presunción, sino el resultado de la experiencia común de los hechos…”20 .La propia semántica del articulado excluye la posibilidad de complicidad, en los términos de los artículos 45 y 46 del C.P., la figura requiere de una espontaneidad que proviene del término “resultare”, incompatible con la idea de convergencia de intención en la producción del resultado. Del mismo modo, cabe desechar la idea de instigación o tentativa.Es una figura que responde a la idea del autor incierto 21 y reconoce una responsabilidad común en todos los participantes de la riña o agresión, existe la presunción de que todos USO OFICIAL ellos han contribuido en mayor o menor medida con el resultado. Sin que pueda determinarse quien ha producido tal o cual herida, o incluso la muerte del ofendido, deberán responder todos quienes de un modo activo han contribuido de propia mano con el resultado.- -De la imputación sobre el uso excesivo de la fuerza implementada por el personal policial de campo y de la responsabilidad de los directores policiales del desalojo: Roberto Agustín Palavecino, Hugo Ernesto Lompizano, Juan Antonio Quintero y Emilio Ramón Miragaya En lo que se refiere a la actividad desplegada por el personal policial en el campo de terreno, el dictamen Fiscal destaca que su ingreso se produjo mediante un avance estructurado a pie del personal policial encolumnado tras dos 20 21 Apartado 15° de su voto. La idea de autor incierto no equivale a la de autor indeterminado carros hidrantes, por la calle Batlle y Ordóñez en dirección hacia el autopista Presidente Cámpora, focalizando su actuación hacia la izquierda del predio, es decir, desde la calle Batlle y Ordóñez en dirección primero al Paseo Islas Malvinas y luego a la avenida Castañares.Por su parte, la Policía Metropolitana desplegó su actuación desde Batlle y Ordóñez hacia la derecha, en dirección hacia el puente ferroviario de la avenida Escalada, es decir, hacia el extremo del predio que da hacia las vías del ferrocarril Belgrano.Del video identificado con el Nro. 6, se reconocen las correspondientes al inicio del desalojo del predio. Allí se aprecia a personal policial uniformado de fajina color negro que ingresa al parque y se desplaza, en dos grupos, hacia el acceso de la Villa 20. Luego se suma al grupo personal de Vigilancias Preventivas de la Policía Metropolitana.Se observa además el carro hidrante de la Policía Metropolitana, sobre el puente de la avenida Escalada, secundado por unos seis oficiales de esa misma fuerza, que portaban y disparaban sus escopetas en dirección hacia sector en el que se emplaza la Villa 20.El video N° 50, aportado por la auditoría externa Metropolitana (Archivos MOV257, MOV258, MOV259 y MOV25A) , permite apreciar al personal de Infantería de la Policía Metropolitana (D.O.E.M.), secundado por la División Vigilancias Preventivas de esa misma fuerza, dirigiéndose hacia el paso peatonal ubicado debajo del puente de la avenida Escalada, ocasión en la se aprecian distintos disparos efectuados con las escopetas que portaban en la ocasión.- Poder Judicial de la Nación Finalmente, sostiene el Sr. Fiscal que se advierte el modo en el que traspasan, varios metros, el ingreso de la Villa 20 por el paso peatonal ubicado debajo del puente Escalada, ocasión en la que lanzan gases lacrimógenos, concluyendo que ninguno de los disparos efectuados reúne la condición de defensivos, sino precisamente el extremo opuesto.Destaca en nota al pie (46) que resulta un dato llamativo el traspaso del personal policial sobre el límite del ingreso a la villa 20, habida cuenta que el desalojo había sido ordenado sobre el predio indoamericano, mientras que el asentamiento conocido como la Villa 20, se encuentra claramente USO OFICIAL fuera de sus límites.En primer lugar, debo remarcar mi discrepancia en relación al modo en el que se ha explicado la actuación policial, aparentando una intrusión descontroladamente violenta frente a la pasividad absoluta de los ocupantes, quienes pacíficamente soportaban el acometimiento policial. Aquello, no se corresponde con la realidad observada por todos. El grupo que ocupaba el predio, juntamente con algunos habitantes de la Villa 20 enfrentaron y resistieron por la fuerza y mediante agresiones de todo tipo, con la utilización de armas de fuego, pirotecnia, machetes, piedras y palos, la orden judicial de desalojo. Este es un dato objetivo conocido por todos y reafirmado, incluso, por las diversas declaraciones testimoniales recepcionadas durante el trámite de la investigación.Desde esta perspectiva, resulta una obviedad lo sostenido por el Sr. Fiscal en cuanto a que “ninguno de los disparos efectuados reúne la condición de defensivos”, aquellos han sido evidentemente disuasivos de la actitud agresiva y desafiante asumida por muchos de quienes se hallaban en el lugar.Tal afirmación, surge como se ha dicho, de los distintos testimonios recepcionados en la sede de la Fiscalía actuante.A modo de ejemplo cabe destacar solo alguno de ellos: “Pudo ver 20 o 25 personas que desde la canchita de futbol tiraba piedras a la policía que estaba sobre el puente. Otro grupo de 20 personas estaba sobre la calle Chilavert tirando piedras a los policías que entraron por debajo del puente. Desde donde él estaba podía ver a los policías que estaban sobre el puente, pero no los que aparecieron por debajo. Ese evento, de la gente tirándole piedras a la policía duró como 20 minutos. La policía que estaba arriba el puente retrocedía y avanzaba todo el tiempo” (del testimonio de Wilson Ramón Fernández Prieto, fs. 1762/1765).Se reconocen así pasajes de esta declaración que permiten advertir que lejos se hallaban las personas que ocupaban el parque de adoptar una posición pacífica, meramente defensiva en relación al personal policial que pretendía llevar a adelante la orden de lanzamiento emanada de autoridad judicial.En esa dirección también se ha referido el testigo a que “ya se veía que había mucha policía en la entrada del parque. La gente que estaba en el frente de parque llamaba a todos para que concurrieran a cerrarle el paso a la policía. Les gritaban `vengan miedosos, si quieren su terreno vengan´ … Estuvo con Lider y Pablo como una hora y media, cuando comenzaron a llamarlos para ir a la entrada. Lider, Pablo y el declarante se fueron para la entrada, respondiendo a los llamados. Lider le entrega un machete que tenía y le dice que se lo lleve a la Sra. Delia, que era la dueña Poder Judicial de la Nación del machete… encontró a Delia en la segunda canchita y le entregó el machete…” Surge además de lo declarado por Guadalupe Tagliaferri (fs. 1773/1774), miembro del programa Buenos Aires Presente (BAP) que “…con el correr de la tarde fue llegando mayor cantidad de personal policial de ambas fuerzas. Cuando estaban en la rotonda muchas personas que estaban en el interior del parque comenzaron a acercarse a la entrada, algunos con palos y rostros tapados… cuando el camión hidrante comienza a avanzar la gente que estaba en la entrada se fue sola… entre 30 y 40 minutos después de iniciado el procedimiento, advirtió que había un USO OFICIAL cruce entre la gente de la villa 20 y la Policía Federal. Los primeros les arrojaban piedras desde abajo. No recuerda que el personal de la Policía Federal les disparara a aquellos… no cree que hubiera habido disparos con arma de fuego. La policía Federal estaba sobre el puente antes de llegar a la vía… En este tipo de tomas los ocupantes no están dispuestos a retirarse del lugar si no reciben algún tipo de beneficio y es algo casi habitual para esta época del año…”.Finalmente, se cuenta con las distintas declaraciones testimoniales que han dado cuenta de la existencia de armas de fuego en manos de particulares, y que han sido mencionadas en reiteradas oportunidades a lo largo de esta resolución, como así también se han hallado “facas” o cuchillos con agregados caseros en su agarre, lo que pone en evidencia que la actitud de quienes resistían el desalojo, lejos de ser pacífica resultaba sumamente agresiva hacia el personal policial (véase fotografía de fs. 393 y 394).- Por lo demás, el propio Fiscal ha brindado el fundamento normativo para el empleo de la fuerza por parte del personal policial, cuando transcribe lo dispuesto en el Art. 28 de la ley de seguridad pública de la ciudad Autónoma de Buenos Aires.Aquella normativa destaca que “Durante el desempeño de sus funciones, el personal policial debe adecuar su conducta a los siguientes preceptos generales: … Ejercer la fuerza física o la coacción directa en función del resguardo de la seguridad pública, solamente para hacer cesar una situación en que, pese a la advertencia de otros medios de persuasión empleados por el/la funcionario/a del servicio, se persista en el incumplimiento de la ley o en la inconducta grave y utilizar la fuerza en la medida estrictamente necesaria, adecuada a la resistencia del/la infractor/a y siempre que no le infringiere un daño excesivamente superior al que se quiere hacer cesar… Recurrir al uso de armas de fuego solamente en caso de legítima defensa, propia o de terceros y/o situaciones de estado de necesidad en las que exista peligro grave, inminente y actual para la vida de las personas protegidas o para evitar la comisión de un delito que entrañe ese mismo peligro, debiendo obrar de modo de reducir al mínimo los posibles daños y lesiones a terceros ajenos a la situación”.Esta disposición se completa con las advertencias efectuadas, por el personal policial, en los instantes previos a ejecutar la orden de desalojo que le había sido impartida por la titular del Juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas Nº 26 de esta Ciudad, en el propio campo de tareas y de las que dan cuenta Poder Judicial de la Nación el archivo de video 22 en el que se reconoce al Comisario Miragaya informando a las personas que se hallaban en el lugar, por medio de un megáfono “se va a restablecer el orden público por orden judicial, aquellas personas que no quieran confrontar con la policía, por favor, se los está invitando a retirarse. Por intermedio de la presente se los notifica que aquellos que no quieran confrontar, están invitados a retirarse. Se va a proceder a restablecer el orden público”.La advertencia resulta mas que elocuente, no solo por su claridad sino además por haber sido reiterada en mas de una oportunidad.- USO OFICIAL Por lo demás la actuación policial pretendió también hacer cesar una situación, no ya de incumplimiento a la ley como se ha hecho constar, sino además de peligro inminente hacia la integridad física de las personas que se hallaban en aquel sitio.No debe olvidarse que este episodio no se limitó al enfrentamiento de las fuerzas policiales con quienes ocupaban el predio sobre el que se había ordenado el desalojo, además, éstos últimos mantuvieron cruces violentos con grupos de vecinos que impedían, por la fuerza, la ocupación de las zonas aledañas al parque, situación que motivó la iniciación de un proceso en el que el propio Fiscal ha hecho manifiesta su opinión en relación a la existencia de armas de fuego en manos de particulares, así se ha referido al objeto que ostentaba uno de los sujetos allí imputados, Julio Cappella.- 22 23 23 video nº 35, Policía Metropolitana parte IV, archivo MOV255 “cappella… y otros s/ disparo de arma de fuego etc, causa N° 48.328/10. Sobre la base de estas mismas consideraciones es que cabe descartar el abuso de armas al que se refiere el titular de la acción, su utilización, no se ha percibido como desmedida ni abusiva en razón de la resistencia y violencia que desplegaran quienes pretendían sostener la ocupación del predio, el empleo de las municiones anti-tumulto, -solo la utilización de éstas ha sido probada-, guardó proporcionalidad con el tipo de conflicto en el que tomaran parte las distintas Divisiones de la Policía Federal Argentina y la Policía Metropolitana.Los hechos así ocurridos en el escenario del conflicto, encuentran su correlato, a criterio del Fiscal, en las deficientes directivas impartidas a sus subordinados por parte de los directores del procedimiento policial.De tal suerte, entiende que aquellos (Palavecino, Lompizano, Quintero y Migraya) violando normas básicas de cuidado y deberes a su cargo, favorecieron la producción del los resultados lesivos constatados.Como se verá, la responsabilidad que pretende adjudicar el titular de la acción a quienes se hallaban a cargo del procedimiento descripto, representa una extensión desmesurada de la responsabilidad por el hecho propio.En esa línea argumental, puede decirse que mas allá de afirmaciones dogmáticas, no ha sido probada ninguna intervención de agentes de la Policía Federal o Metropolitana en las muertes y heridas investigadas, de lo que se colige que la responsabilidad, que a la postre se pretende adjudicar a quienes se hallaban a cargo del operativo, no reconoce como causa generadora ninguna conducta “principal”. A partir de esa premisa, la construcción teórica que se pretende carece de todo sentido práctico.- Poder Judicial de la Nación La ausencia de prueba sobre el hecho principal, impide, por cualquier vía, la adjudicación de responsabilidad a terceros, sin que resulte necesario, y en esto coincido con la su postura, acudir a la idea de la prohibición de regreso.Por lo demás, el despliegue de la fuerza, en virtud del tipo penal sobre el que se ha pretendido adecuar la conducta (Art. 95 del C.P.) y que se caracteriza por la espontaneidad de la agresión, no acordada sino surgida de la propia confusión y el tumulto del suceso, desvanece cualquier posibilidad de responsabilizar por vía de la autoría mediata a quien no ha puesto USO OFICIAL mano sobre el ofendido.Finalmente, insistiré con las afirmaciones dogmáticas en las que incurre reiteradamente el Fiscal, pretendiendo con ello formar una idea sobre premisas que no debieran ser controvertidas.En ese sentido, luego de citar la normativa vinculada a los deberes de la fuerza policial que actúa en procedimientos donde deba reestablecerse el orden público con motivo o en ocasión de concentraciones de personas, sostiene haber probado la violación a dicha normativa, sin que se advierta que norma específica ha sido violentada en la ocasión.No pretendo defender la idea de un procedimiento policial exitoso, ese es un calificativo que resulta aberrante frente a las lesiones y las muertes constatadas, pero no por ello puedo validar la atribución de responsabilidad objetiva por la mera constatación del resultado, habrá de requerirse, por mas evidente que resulte, que aquel extremo encuentre fundamento en la violación objetiva al deber de cuidado, consagrado por una norma específica.Amén de lo señalado en éstos últimos párrafos, soy de la idea que no surgiendo de la prueba incorporada la participación directa de algún agente de las fuerzas de seguridad sobre las muertes y las lesiones producidas en el marco de este evento, la responsabilidad que sobre la base de aquel hecho pretende extenderse, por imprudencia, a los jefes del operativo, no reconoce fundamento jurídico capaz de sostenerlo.- De la imputación a la Dra. María Cristina Nazar, titular del Juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas N° 26 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.- El Fiscal imputa a la Dra. María Cristina Nazar, titular del Juzgado Penal Contravencional y de Faltas N° 26 y autora de la orden de desalojo del Parque Indoamericano una actitud desaprensiva y prevaricadora24, mediante la cual permitió, o cuanto menos, no impidió que se concretaran las distintas afectaciones a bienes jurídicos, concretamente la integridad física y la vida.Para ello sostuvo que con la concesión del allanamiento para el desalojo del predio, Nazar enfrentó la posibilidad de afectación de dichos valores jurídicos, lo que a su criterio surgía evidente del escueto y lacónico dictamen del fiscal de 24 Sobre la base de estos dos conceptos “desaprensiva y prevaricadora” pretende hacerse alusión a dos imputaciones, la primera vinculada a su responsabilidad a titulo de imprudencia por las lesiones y las muertes ocurridas. La segunda, vinculada a la decisión adoptada en el marco del expediente iniciado por la usurpación del predio y con motivo de una presunta contradicción en relación a aquellos fundamentos que la habilitaran para llevar adelante la medida de desalojo con que se iniciara aquel expediente.- Poder Judicial de la Nación la Ciudad de Buenos Aires, que daba cuenta de la existencia de 300 casillas, considerando que “es una cuestión de urgencia ya que el número de familias que ingresa se incrementa con el correr de las horas y se ha tomado conocimiento de que en horas de la noche de han producido focos de incendio conforme surge de autos, los cuales pese a directivas del suscripto de constituir en el lugar equipos de bomberos, lo cierto es que esta situación podría llegar a agravarse con el transcurso del tiempo” .La actuación de la Magistrada, concluye el Fiscal, se exhibe sumamente desaprensiva frente a las consecuencias posibles de la orden impartida, haciendo lugar al USO OFICIAL pedido Fiscal y facultando en términos amplios para el uso de la fuerza pública a la Policía Federal Argentina, sin establecer medidas de regulación ni de control específicas.Se destaca además que la Magistrada Contravencional no mantuvo contacto con la policía a los fines de dar indicaciones específicas o para expresar la impronta de trabajo, tampoco ejerció supervisión personalizada sobre el operativo, no se apersonó para tomar real dimensión de la situación, ni siquiera tuvo una comunicación telefónica directa con la persona a quien puso a cargo de la ejecución de la orden.Aduna a ello, que la funcionaria no solo no adoptó recaudos materiales, sino que además habilitó horario nocturno para la práctica de la medida, lo que implicó una concesión aún más amplia a la Policía.Luego se hace referencia a la declaración testimonial prestada por el Dr. Carlos Dobenau, secretario del Juzgado que tuviera a su cargo la medida de desalojo, quien manifestó “ellos como Juzgado de Garantías no pueden pedir nada si no lo pide el Fiscal (…) Eso se puso así porque así lo había pedido el Fiscal. Se copió textualmente el pedido del Fiscal (…) el sistema acusatorio impide hacer algo si no fue solicitado por el Fiscal”. (fs. 1731/1732).De allí que el Dr. Abraldes se pregunte citando a Edgardo Donna y con motivo del auge del sistema acusatorio, ¿Quién controla al Fiscal? Resulta paradójico que sea el propio Dr. Abraldes quien introduzca un interrogante de ineludible referencia a la investigación que él mismo que ha llevado adelante por imperio del Art. 196 bis del C.P.P.N.Luego, sobre la base de la actuación de la Magistrada Conravencional en el desalojo del Parque Indoamericano, se desarrolla la idea de prevaricato que también pretende le sea imputada a la funcionaria judicial a tenor de lo dispuesto por el Art. 269, primer párrafo del Código Penal de la Nación.Sostiene en aquel sentido que la resolución dictada por la Juez Nazar con fecha 07 de diciembre de 2010, en el trámite de la causa N° 59.884 caratulada “NN S/ Infracción al Artículo 181, inc. 1° del C.P.” del registro del Juzgado Penal Contravencional y de Faltas N° 26 a su cargo, “resultó sin lugar a duda contraria al derecho por ella misma invocado” (textual del dictamen fiscal, fs. 2370 vta., punto C) Agrega que “la discordancia entre el derecho penal que se estimó vigente, - y que habría paso por la via de la verosimilitud del derecho, a la procedencia de una medida cautelar con injerencia en garantías constitucionales- y aquel en cuya vigencia realmente se creía se advierte con facilidad con los fundamentos brindados por la citada magistrada en la resolución Poder Judicial de la Nación dictada, en el mismo legajo, en fecha 1° de mazo del corriente año, sin que se haya aludido a un cambio de opinión”.Finalmente, en el dictamen fiscal se transcriben algunos pasajes de la resolución por la que se dispuso el allanamiento y desalojo del Parque Indoametricano, para luego hacer lo propio con la resolución por la que, la misma magistrada, resolvió la desestimación de la causa iniciada con motivo de aquella intervención, por inexistencia de delito.La conclusión a la que se arriba, errada desde mi punto de vista, es que el derecho de fondo invocado para reconocer implícitamente su competencia en el desalojo y para luego USO OFICIAL hacer lugar al allanamiento, afirmando que un bien del dominio público es susceptible de ser objeto de delito de usurpación, fue contrariado al tiempo de resolver, con fecha 1° de marzo de 2011, el pedido Fiscal que pretendía el allanamiento del domicilio de los imputados, en la que aludió a que la cuestión analizada excedía el marco del derecho penal, sobre la base de que “no se puede sostener que se trate de un delito de usurpación, porque para su configuración, previamente el estado debería desafectar del dominio público al Parque Indoamericano, situación ajena al presente caso”.Finalmente se destaca que tan intensa fue su real concepción antagónica a lo resuelto en aquel entonces, que días atrás -en relación a la fecha que lleva el dictamen de su autoría (01/12/2011)- se excusó de intervenir con sostén en el argumento de la tipicidad de la conducta: “…actualmente tengo una opinión formada sobre el caso, al considerar que los imputados deben ser desvinculados del delito que se les atribuye, al afirmar la inexistencia del mismo. Mal podría continuar interviniendo en las presentes actuaciones adoptando decisiones contrarias al juicio que ya emití y opuestas a mi conciencia que como Jueza debo respetar”.Para comenzar diré que la cuestión atinente a las resoluciones contradictorias en cabeza de la imputada Nazar, no colman a mi criterio los requisitos subjetivos y objetivos que requiere la figura en análisis.Al respecto es de hacer notar que el dolo requerido por la figura de prevaricato (Art. 269 del C.P.) es un dolo directo, que requiere mala fe, un actuar inmoral, extremos éstos que no se verifican en autos.Tiene dicho el superior que “Para que se configure el delito de prevaricato el autor tiene que poseer conocimiento y voluntad de resolver contra lo que dispone la ley como fundamento de su fallo o que los hechos o las resoluciones en las que se basó no existieron o no tuvieron la significación que él les otorgó, independientemente de los resultados perjudiciales o beneficiosos que, para una parte, pueda tener. Es necesario el dolo directo y la existencia de culpa o error excluyen el prevaricato. No es suficiente la mera incorrección jurídica de la decisión impugnada, sino que se requiere la incorrección moral del judicante. Por tanto, si no existen indicios que autoricen, siquiera mínimamente, a suponer que existió, de parte del magistrado, una conducta de tipo dolosa, corresponde confirmar el auto que dispuso la desestimación de la denuncia por inexistencia de delito (art. 180, último párrafo del C.P.P.N.)” (C. Nac. Crim. Y Correcc., Sala VI, BERGES, Mariano., c. 22.807, rta: 11/06/04).“… El tipo penal de prevaricato no consiste en que la resolución impugnada sea objetivamente Poder Judicial de la Nación contraria a la ley o se funde en una errónea interpretación del Derecho, casos en los cuales toda sentencia (o resolución) revocada constituiría un delito de prevaricato, sino en la malicia o mala fe del juzgador…” (C. Nac. Crim. Y Correcc., Sala VI, GOGGI, Carlos Hugo., c. 25.677, rta: 23/03/05).Por lo demás, la cuestión lejos de resultar novedosa constituye una reiteración de los fundamentos esgrimidos por el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires, atendidos oportunamente por la Cámara de Apelaciones de ese fuero, que resolvió no hacer lugar al apartamiento de la Magistrada arguyendo que “no existen motivos para suponer, de momento, USO OFICIAL comprometida la imparcialidad de la Magistrada, pese a las razones invocadas en la presente para revocar lo resuelto debiendo aquella ajustarse a lo resuelto en la presente resolución”.- (ver copias glosadas a fs. 2185/2193).Las resoluciones encontradas a las que se ha hecho referencia, lejos de responder a una voluntad prevaricadora, reconocen un fundamento explicado, que compártase o no, constituye el argumento de su decisión.Los motivos que llevaron a la Juez Nazar a hacer lugar al desalojo del Parque Indoamericano, respondieron, evidentemente, a criterios de urgencia, verosimilitud del derecho y peligro en la demora, circunstancias éstas que imponen desde el punto de vista práctico mayor laxitud probatoria, pues de otro modo, resultaría sencillamente imposible disponer medidas de coerción en los albores de cualquier investigación penal.Una vez controlado el peligro que la demora en la adopción de una medida de esta naturaleza pudiera acarrear, el análisis posterior que se impone, resulta de mayor complejidad y no debe, necesariamente, coincidir con los argumento que motivaron la medida de carácter urgente. De otro modo, el resultado de cualquier investigación estaría condicionado por los fundamentos que le dieron inicio.Véase que la propia Magistrada al momento de resolver sobre el pedido de allanamiento y desalojo del Parque indoamericano, advierte sobre el carácter precautorio de la medida solicitada, aclarando expresamente, que la procedencia requerirá de un estado mental de probabilidad acerca del acontecimiento delictivo.Explica además sobre aquellos presupuestos requeridos para que resulte viable el reintegro del inmueble en las causas por infracción al Art. 181 del C.P., destacándose la existencia de una imputación sobre en relación a aquel tipo penal, el pedido del damnificado, la verosimilitud del derecho y el peligro en la demora, todos elementos que han confluido en el caso concreto, habilitando desde el punto de vista jurídico la decisión adoptada.Las razones que a la postre llevan a la Dra. Nazar a decidir sobre el archivo de las actuaciones por inexistencia de delito, como se ha dicho, han sido objeto del remedio impugnativo correspondiente, en la órbita natural de aquel proceso.Por otra parte, la imputación que se lanza sobre la Magistrada en relación a una actitud desaprensiva sin establecer medidas de regulación ni de control específicas sobre el procedimiento de allanamiento y desalojo, amén de no condecirse con la realidad, encierra en si, un desconocimiento sobre la actuación de los magistrados en los sistemas acusatorios, como aquel que rige en el ámbito de la justicia de la Ciudad de Buenos Aires.- Poder Judicial de la Nación Veamos, María Cristina Nazar, en su calidad de titular del Juzgado Penal, Contravencional y de Faltas N° 26 de esta Ciudad, dispuso la orden de allanamiento y desalojo del predio en cuestión encomendando la intervención de la Dirección de Minorías y sus Garantías, Consejo de los Niños, Niñas y Adolescentes, Ente de Higiene Urbana, Defensa Civil, S.A.M.E., y de la Dirección General de Atención Inmediata del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por intermedio del programa “Buenos Aires Presente” todo ello, con un claro objeto, asegurar el procedimiento solicitado por el Ministerio Público Fiscal y velar por la seguridad e integridad física de los distintos individuos afectados por la decisión.- USO OFICIAL Luego, también se observa, a diferencia de lo sostenido por el acusador público, límites precisos impuestos a la fuerza de seguridad a la que encomendó la diligencia. En aquel sentido dispuso el uso de la fuerza pública en caso de ser estrictamente necesario y que las circunstancias de hecho así lo impusiesen. Claro está, resultaría absurdo pretender que hubiera emitido restricciones vinculadas a conductas ilícitas, va de suyo que la fuerza policía conoce exactamente los límites de su actuación mas allá de los que le sean impuestos por orden judicial específica.También se destaca, del relato de Carlos Enrique Dobenau, la finalidad que tuviera la Magistrada al tiempo de emitir la orden de desalojo; habiendo intervenido en un antecedente de similares características en la Villa Fátima, poco tiempo antes, intentó mediante el lanzamiento, evitar un conflicto entre los vecinos y quienes ocupaban el predio.Ya iniciado el desalojo, indicó Dobenau que siendo las 18.00hs. aproximadamente recibió un llamado del Jefe de la Comisaría 36ª de la Policía Federal Argentina, comentándole que se habían parapetado algunos ocupantes frente al personal policial y que no había nadie de la Fiscalía. Textualmente le refirió “la Fiscalía se abrió de patas”. El comisario aludido le refirió también en aquella ocasión que lo llamaba debido a que la Juez no lo atendía.Es así que el actuario realizó consulta con la Magistrada, quien dispuso que avanzara lo que pudiese, pero no mas allá de lo que se había dispuesto en la orden de allanamiento.De lo expuesto no se colige cual ha de ser la actitud desaprensiva que se le achaca a la Magistrada actuante, no solo ordenó la intervención de los distintos organismos mencionados con el evidente propósito de resguardar la integridad física de los involucrados, sino que además, por fuera de su función específica y ante la ausencia en el lugar de los hechos del personal de la Fiscalía actuante, tomó decisiones de procedimiento, propias de la función, en aquel ámbito, del Ministerio Público Fiscal.El sistema acusatorio que rige el proceso de enjuiciamiento en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, instituye al Fiscal como el director de la investigación penal.Sus funciones se encuentran específicamente reguladas en el C.P.P.C.A.B.A. Así, el Art. 4 establece que “El Ministerio Público Fiscal ejercerá la acción pública y practicará las diligencias pertinentes y útiles para determinar la existencia del hecho. Tendrá a su cargo la investigación preparatoria, bajo control jurisdiccional en los actos que lo requieran. La promoverá de oficio siempre que no dependa de instancia privada”.La normativa precedente se completa con aquella consagrada en el Art. 91 del mismo cuerpo legal “El Poder Judicial de la Nación Ministerio Público Fiscal practicará la investigación preparatoria con la finalidad de arribar a la solución del conflicto por cualquiera de las vías legalmente previstas o promover o desechar la realización del juicio. A tal fin el fiscal deberá disponer la investigación para: 1Comprobar si existe un hecho típico, mediante las diligencias y averiguaciones conducentes al descubrimiento de la verdad, 2Establecer las circunstancias que califiquen el hecho, lo agraven, atenúen o justifiquen o influyan en la punibilidad, 3- Individualizar a los autores, partícipes y/o encubridores 4- Propiciar la utilización de los medios alternativos de resolución e conflictos legalmente previstos…” USO OFICIAL Aquella normativa viene a dar la idea de las directrices generales sobre las que se sustenta la función del Ministerio Público Fiscal, mas en lo que importa al caso concreto que nos ocupa, el Art. 95 de citado código de forma, referido al uso de la fuerza pública, permitirá concluir, sin mayor esfuerzo, que la función específica de controlar la actividad de las fuerzas policiales no comprometía a la Magistrada Nazar, sino al representante del Ministerio Público Fiscal, el Dr. Longobardi.Dice la norma “En el ejercicio de sus funciones, el Ministerio Público Fiscal podrá requerir la intervención de la fuerza pública y disponer todas las medidas que considere necesarias para el seguro y regular cumplimiento de los actos que ordene. El Ministerio Público Fiscal dirigirá a la policía y a las fuerzas de seguridad en función judicial.”.El concepto legal se completa con la interpretación de la jurisprudencia sobre el particular “En un sistema acusatorio, la acción penal se encuentra en cabeza del Ministerio Público Fiscal, y atento la independencia funcional de éste, se torna inconstitucional cualquier ley o acto que pretenda sujetar al titular de esa acción a otra autoridad, invalidando cualquier instrucción o directiva vinculada a su competencia procesal. Esta independencia, que tiene rango inconstitucional por ser una directa derivación del Art. 13 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, debe entenderse en el caso, prescindiendo de indicaciones y mucho menos de órdenes del Juez sobre cómo llevar adelante la acción penal. A partir de tal postulado, están claramente delimitadas las funciones entre el titular de la acción y el Juez del proceso, que debe actuar como Juez de Garantías. Y precisamente, la garantía de imparcialidad es la que sustenta tal separación funcional” (Cámara de Apelaciones Penal, Contravencional y de Faltas, Sala III, c. 916900-CC-2006, Bermudez Francisco Javier S/ infracción Art. 85 ley 1472, rta: 01/06/2006).Se reconoce así que la actuación de la Magistrada en la dirección del procedimiento policial no solo no pertenece ya a su órbita funcional, sino que le está vedado como modo de salvaguardar la garantía de imparcialidad.A partir de allí, la afirmación del Sr. Fiscal en relación a que “Tanto si se piensa en una acción cuidadosa de su parte como si se contempla el fin de protección de las reglas de cuidado infringidas, cabe concluir que los resultados muertes y lesiones ocurridos en el marco del lanzamiento, se encuentran ligados normativamente a la violación del deber de cuidado por parte de Nazar mediante un nexo de determinación” ha perdido virtualidad.- De las nulidades.- Poder Judicial de la Nación El análisis global efectuado en este decisorio ha debido superar algunos obstáculos de índole formal que por momentos desviaron la atención sobre el fondo del asunto.Algunos escollos no han pasado representar dificultades menores, por caso, aquellas declaraciones testimoniales que mutan permanentemente entre un discurso en primera persona hacia un discurso en tercera persona, circunstancia que en ocasiones particulares tornaba dificultosa la tarea de distinguir el relato fiel del testigo de aquellas apreciaciones que, sobre el mismo, realizaba el Sr. Fiscal.Sin embargo, no son éstas las falencias USO OFICIAL a la que corresponde referirse en una decisión de esta magnitud, sino a aquellas que pudieran comprometer garantías de índole constitucional.En esa dirección, el análisis me conduce indefectiblemente a analizar el contenido de las distintas declaraciones testimoniales, muchas de las cuales, anticipo, han transitado por carriles próximos a la nulidad.Me refiero concretamente a aquellos testimonios que reconocen, en declaración juramentada, actividades que pudieran reputarse ilícitas.Sólo por mencionar algunos ejemplos, véanse la declaración de Emanuel Maximiliano Ríos (fs. 261) “nosotros el día lunes 6 de diciembre fuimos al parque indoameriocano para agarrar un terreno…”, la declaración de Alejandra Elizabeth González (fs. 307) “…sólo nos estaba acompañando a nosotros, que estábamos tomando terrenos”, la declaración de Jhon Alejandro Duré Mora (fs. 1940) “él día 7 de diciembre de 2010 él estaba tomando lotes en el Parque Indoamericano. Había ingresado al lugar para tomar un lote a las 6:30 o 7:00 horas…”.Expresiones de este tenor se repiten a lo largo de la investigación, mas constituyen, a mi modo de ver, una expresión coloquial que pretende hacer ver que aquellos se encontraban inmersos en episodio de la toma de los terrenos, vale decir, que conformaban el grupo que ocupaba el predio sin que surja necesariamente de allí una actividad concreta de éstos en aquel sentido.En esa senda, la interpretación restrictiva con la que deben evaluarse las reglas que rigen las nulidades, aconseja la convalidación de los actos si no se advierte una afectación sustancial a las garantías constitucionales en danza.“… En materia de nulidades procesales prima un criterio de interpretación restrictiva y sólo cabe anular las actuaciones cuando el vicio afecte un derecho o interés legítimo y cause un perjuicio irreparable, siendo inadmisibles cuando no existe una finalidad práctica, que es razón ineludible de su procedencia…” (C. Nac. Crim. Y Correcc., Sala V, RAPPAZZINI, Horacio, c. 29.000, rta: 16/05/06).Distinta habrá de ser la solución que corresponde adoptar respecto del acta documentada a fs. 1128/1129. Allí, depuso testimonialmente Lider Fernández Prieto sobre los sucesos ocurridos el pasado día 07 de diciembre de 2010.En esa ocasión indicó que “El lunes 6 de diciembre de 2010 por la noche fue a ver la toma del Parque Indoamericano. Allí se encontró con unos amigos y decidió quedarse ocupando un lote que encontró vacío, a unos 200 metros de la villa 20, cercano a las vías y a unos 200 metros de la Av. Escalada. Puso Poder Judicial de la Nación una carpa en el lugar y se quedó toda la noche.”. Asimismo, expresó que “… después la policía intentó bajar por el otro lado del puente, del lado del cementerio de autos, entonces el declarante y los demás comenzaron a incendiar los autos de allí…”.El relato de Lider no es susceptible de ser interpretado en un sentido coloquial ni restrictivo, no solo hace referencia a la ubicación exacta y al modo en que habría ocupado el terreno, permaneciendo allí durante la noche luego de haber instalado una carpa en aquel sitio, sino que avanza aún mas en relación a otro de los sucesos investigados, adjudicándose la autoría, junto a otros sujetos, sobre el incendio de los vehículos estacionados en la playa USO OFICIAL policial.Su declaración en esos términos, debió ser detenida al comienzo inmediatamente, pues hoy, tal omisión, sólo puede ser resuelta por la vía de la sanción de nulidad absoluta del acta, al haberse compelido al testigo, mediante juramento de decir verdad, a incurrir en una autoincriminación (Art. 167 inc. 2° del C.P.P.N.).“… los actos de tal naturaleza adolecen de “una nulidad absoluta”, dado que la prohibición de obligar a una persona a declarar contra si misma se ve violada si se interroga como testigo, bajo juramento de decir verdad, a la persona que según el interrogatorio aparece sospechada de ser autor o cómplice de los supuestos hechos que se rata de esclarecer…” (C. Nac. Crim. Y Correcc., Sala VII, Miro Armando, c. 24508 bis, rta: 19/10/04).Amén de lo expresado, es de hacer notar que la sanción de nulidad a imponerse no afectará actos anteriores o posteriores, pues no se reconoce una relación de dependencia con alguno de ellos en el sentido expresado por el Art. 172 del código de rito.- Consideraciones finales.- La ocupación del predio conocido como “Parque Indoamericano” y su posterior desalojo por orden judicial, se dio en el marco de un conflicto sumamente violento que reconoce distintas aristas, protagonistas, causas, fundamentos y consecuencias.Se reconoce además como un conflicto de extrema complejidad social que difícilmente pueda ser explicado desde la perspectiva de dos grupos antagónicos, uno atacando y el otro defendiéndose. La cuestión aparece vinculada además a intereses superpuestos de distintos sectores políticos que pugnan por ocupar los espacios de poder a través de los “punteros” políticos arraigados profundamente en las zonas marginales.Sin embargo, la manifiesta complejidad que reviste el asunto, así como el de cualquier otro que sea sometido a la justicia, no puede servir de fundamento para justificar la incapacidad del Estado en reconstruir de un modo confiable los hechos investigados y sancionar a sus responsables.El Estado tiene la obligación de dar respuestas por vía de sus funcionarios, alcanzando a los responsables y sancionándoles, extremo que no ha de cumplirse a cualquier costo ni de cualquier manera, una actuación objetiva y responsable también es obligada en ese sentido.No caben dudas en cuanto a que la actuación de las partes en el proceso no responde a parámetros de Poder Judicial de la Nación imparcialidad, si la imparcialidad es un atributo inherente, necesario y esencial del juzgamiento, mal puede actuar imparcialmente quien no va a juzgar.Sin embargo, cabe exigir una actuación despojada de intereses personales y apreciaciones subjetivas, pues con ello se satisfacen las propias aspiraciones, no así las de la sociedad en su conjunto.De allí que se destaque que el Ministerio Público Fiscal reviste una importante función como guardián de la legalidad y de los intereses generales de la sociedad (art. 1° y 25, inc. a, de la ley 24.946 –que rige la actuación del USO OFICIAL Ministerio Público– y art. 120 de la Constitución Nacional) representando y defendiendo el interés público en todas las causas y asuntos que se requiera (art. 25, inc. b de la ley 24.946). A más de lo expuesto, existe un deber de objetividad para los funcionarios del Ministerio Público Fiscal que encuentra fundamento en el estricto apego y cumplimiento de la ley, aquella objetividad –legalmente obligatoria– no impide, sin embargo, mantener una óptica persecutoria y coherente a lo largo de todo el proceso.Las consideraciones que anteceden vienen a colación, como debe presumirse, de las críticas dirigidas hacia la actuación concreta del Fiscal en esta investigación. Mi postura en relación a ello entiendo ha quedado suficientemente clara, por lo que no discurriré mas sobre aquellas cuestiones que, eventualmente, podrán ser revisado por su superior jerárquico. Si, en cambio, corresponde abordar las consecuencias que a mi entender ha acarreado la investigación desarrollada en esos términos.- Las principales, son aquellas relacionadas con la prueba que por el transcurso del tiempo ha perdido virtualidad. Resulta hoy imposible retrotraer las actuaciones al inicio para ampliar el espectro de la pesquisa en búsqueda de respuesta a aquellos interrogantes que han quedado sin desentrañar.Las consecuencias de todo ello, necesariamente deberán ser soportadas por el propio Estado que no ha podido o no ha sabido avanzar, siquiera mínimamente, hacia la identificación y sanción de los autores materiales de las muertes y las lesiones.La solución jurídica que en base a estas consideraciones se impone y que satisface criterios de razonabilidad y objetividad, será aquella que desvincule definitivamente a los imputados de este proceso.Como se ha dicho, los acusados no han de soportar al avance de estas actuaciones sobre la base de una imputación creada a partir de afirmaciones dogmáticas y elucubraciones subjetivas.Tienen derecho, agotada la prueba en ese sentido y sin que se hubiera arribado a la sospecha suficiente que requiere la norma del Art. 294 del C.P.P.N. -pues además no se ha dado a conocer una conducta concreta sobre la que interrogar en aquellos términos mas allá de haber intervenido por disposición legal en el procedimiento de desalojo-, a que su situación procesal sea resuelta cuanto antes, poniendo fin al estado de incertidumbre en el que se encuentran tras un año de investigación.El agotamiento de las medidas probatorias direccionadas a acreditar la participación criminal del personal policial llamado a intervenir en el operativo de desalojo y el Poder Judicial de la Nación pronóstico negativo que se deduce de la situación probatoria actual, impone una solución que cuanto menos, de aquí en adelante, evite un desgaste jurisdiccional estéril.En esa senda, el sobreseimiento de los acusados aparece como la única herramienta capaz de enderezar la cuestión en el sentido de una decisión objetiva, razonable y respetuosa de las mas elementales garantías constitucionales, sin que pueda soportarse profesional, ética y moralmente, la idea de proseguir con una pesquisa, so pretexto de hallar a “algún responsable” y con ello justificar, tiempos y recursos valiosos invertidos.- USO OFICIAL Este es un punto al que la propia querella ha aludido, mediante la presentación que luce agregada a fs. 1969 del expediente.Allí, el Dr. Nicolás Gabriel Tauber Sanz, abogado apoderado de la querella, solicitó una audiencia con el Sr. Fiscal, haciendo expresa su preocupación por el avance de la pesquisa, denotando que “luego de 6 meses de investigación, y luego de que esta querella haya acercado decenas de testigos y haya participado activamente en el progreso de la investigación, no hay ningún imputado, ni siquiera ninguna persona indicada como posible responsable del asesinato de Bernardo Salgueiro”.Las consideraciones del acusador particular merecieron la respuesta inmediata del Sr. Fiscal en decreto seguido a su presentación, mediante la que se le concedió la entrevista solicitada, previa aclaración de algunas cuestiones vinculadas al número de testigos que la querella aseguraba haber acercado al expediente y de aquellas medidas probatorias que propiciaba la parte.- Se aseguró además que “En primer lugar, debe señalarse que el sólo transcurso del tiempo no conforma un elemento de cargo que aporte a una imputación penal” (textual de lo dispuesto por el Fiscal a fs. 1970).A aquella afirmación, sin embargo, le siguió un repentino direccionamiento de la investigación hacia una imputación genérica de todos quienes habían participado, desde el sector público, en el desalojo del Parque Inodamericano.Lo inexplicable de aquella mutación en la dirección de la causa, resulta de la circunstancia de que no se incorporó luego de ella, prueba objetiva que pudiera hacer variar de tal modo el pronóstico negativo que por aquel entonces y frente a la acertada incursión de la querella, reconocía el propio Fiscal25.Me permito interpretar que lo que la querella pretendía mediante el cuestionamiento de la investigación y sus avances, o dicho de otro modo sobre la ausencia de éstos, era un cambio sobre aspectos profundos vinculados a la estructura o metodología investigativa, mas no, la individualización de “algún responsable” sobre la base de lo actuado hasta aquel entonces.25 Entre la prueba incorporada al expediente luego de las manifestaciones de la querella en relación a su preocupación por el avance de la pesquisa, se cuenta, entre aquella de mayor importancia con: - Peritaje de fs. 2076 tendiente a determinar los restos deflagración en el armamento secuestrado a las fuerzas de seguridad, cuyos resultados, previsible era de suponer, han variado entre aquellas armas que si presentaban signos de haber sido disparadas y aquellas que no. Ni una realidad ni la otra aporta mayores datos de interés para la causa. Es de hacer notar que la preocupación debiera surgir en presencia de armas que no presenten signos de haber sido disparadas, pues ello indicaría la ausencia total de entrenamiento de nuestras fuerzas de seguridad.- Peritaje de fs. 2091, tendiente a establecer los conos posibles de trayectoria inversa de aquellos disparos que impactaran en las víctimas. En relación a esta diligencia ya se han hecho las observaciones en cada uno de los casos en concreto, resultando de sus conclusiones que las trayectorias descriptas se erigen como una mera posibilidad técnica.- Peritaje de fs. 2225 tendiente a determinar la distancia que pueden alcanzar los tacos plásticos encontrados en el lugar de los hechos y la viabilidad del procedimiento por el cual se podría adulterarse un cartucho anti-tumulco, con la inclusión de uno o dos postas de plomo. - Finalmente, Peritaje de fs. 2280, mediante el que se pretendió establecer los horarios en las que fueran captadas las distintas imágenes almacenadas en los discos compactos incorporados como prueba a estas actuaciones.- Ninguno de ellos permite objetivamente, achacar la producción de los disparos que ocasionaran las heridas y los decesos a autores determinados.- Poder Judicial de la Nación Colofón de lo expuesto, la intervención que el Representante del Ministerio Público Fiscal ha tenido en estas actuaciones, traducida en la pretensión punitiva que motivara esta resolución, habrá de acarrear, por esa parte, casi con certeza, la interposición de diverso remedio procesal . Siendo así, atento a los lineamientos y críticas que sobre su intervención se ha realizado, será el Fiscal General el encargado de ponderar, en definitiva, los carriles por los que se ha conducido la investigación en cabeza de ese ministerio público, representado en la ocasión por el Dr. Abraldes.Por lo expuesto, las constancias del expediente, las razones esgrimidas y las normas citadas, es que USO OFICIAL corresponde y así: RESUELVO: I) Decretar la nulidad absoluta de la declaración testimonial de Lider Fernández Prieto, protocolizada mediante el acta de fs. 1128/1129, nulidad que se ciñe exclusivamente al acta referenciada (Art. 167 inc 3° y 172 a contrario sensu del C.P.P.N.).II) Sobreseer al Comisario Mayor Ricardo Ferron, Inspector Diego Castillo, Subinspectores Mario Barrionuevo, Hugo Sánchez y Rubén Boonstra; Oficial Mayor Juan Carlos Pili, Sergio Villagra, Christian Rodríguez, Daniel Balor, Rodolfo Magrassi, Omar Chamorro, Daniel Gutiérrez, Ricardo Picart, Alejandro González, Daniel Oviedo, Matías Bailate, Hernán Giulidori, Carina Salvo, Raúl Solís, Gabriel Canavide, José Ponce y Javier Masmann; Oficiales Yésica Vázquez, Osvado Viollaz –de la División Operaciones Especiales Metropolitanas (D.O.E.M.) de la Policía Metropolitana del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires-; Oficial Mayor Rubén Rende, Jorge Smith y Oficial Hernán Fantin – integrantes de la dotación del carro hidrante de la Policía Metropolitana-; Subinspectores Claudio Maeso y Víctor Germán Petraitis, Oficial Mayor Eduardo Darío Garralda, Inspector Alejandro Benítez, Oficiales Leonardo Salvador Pozos y José Luis Gómez –de la División Vigilancia Preventiva de la Policía Metropolitana-, Sargentos Carlos Alejandro Caruso y Mario Enrique Schefer, Subinspector Hernán Rubluplak, Agte. Miguel Caci, Cabo Luis Fernández, Sargento 1ro. Marcos Torres Cejas y Cabo 1ro. Daniel Eduardo Fail –Agentes de la Policía Federal Argentina- con motivote de que el hecho que se les reprocha no fue cometido por éstos, dejándose expresa mención que la formación de la presente causa no afecta el buen nombre y honor del que gozaran (Art. 334, 336 inc. 4° del C.P.P.N).III) Sobreseer al Comisario General Roberto Agustín Palavecino, Compisario Mayor Hugo Ernesto Lompizano, Comisario Inspector Juan Antonio Quintero, Comisario Emilio Ramón Miragaya, con motivo de que el hecho que se les reprocha no encuadra en una figura penal, dejándose expresa mención que la formación de la presente causa no afecta el buen nombre y honor del que gozaran (Arts. 334 y 336 inc. 3° del C.P.P.N.).IV) Sobreseer a María Cristina Nazar – Juez titular del Juzgado en lo Penal Contravencional y de Faltas nro. 26 del Poder Judicial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con motivo de que el hecho que se le reprocha no encuadra en una figura penal, dejándose expresa mención que la formación de la presente causa no afecta el buen nombre y honor del que gozara (Arts. 334 y 336 inc. 3° del C.P.P.N.).- Poder Judicial de la Nación IV) Encomendar al personal de la Prefectura Naval Argentina, la individualización de los autores del hecho aquí investigado, a cuyos fines, se convocará personal especializado a los efectos de impartirle las directivas específicas que el caso amerita.Notifíquese urgente a las partes, incluidos a los imputados que no han nombrado defensa sobre el contenido del Art. 104 del C.P.P.N, para que ejerzan su derecho a nombrar un abogado de la matrícula, bajo expreso apercibimiento de asignarle intervención a la Sra. Defensora Oficial que por turno corresponda.- USO OFICIAL Cumplido que sean las notificaciones de estilo, archívese la presente causa, hasta tanto arroje resultados la medida dispuesta en el punto IV).- Ante mi: En En fe.- del mismo notifiqué al Sr. Agente Fiscal y firmó. Doy fe.- del mismo notifiqué a la Sra. Defensora Oficial y firmó. Doy En la misma fecha se libró cédula a la querella. Doy fe.- En la misma fecha se libraron despachos para la notificación de los imputados a tenor de lo dispuesto en el Art. 104 del C.P.P.N.- En la misma fecha se cumplió. Conste.-