¿Estamos realmente cada vez más enfermos o consumimos más medicamentos de lo que debiéramos? Llamamos medicalización al proceso por el que problemas no médicos pasan a tratarse como problemas médicos, normalmente bajo términos de enfermedad o trastorno. Esto supone aplicar una etiqueta diagnóstica a sentimientos o comportamientos desagradables y no deseables que no son claramente anormales pero que se sitúan en un área difícil de distinguir de toda una gama de fenómenos que a menudo van ineludiblemente unidas al hecho de ser persona. Se confunden síntomas leves y factores de riesgo con enfermedad y se asocian al tratamiento correspondiente. Existen distintas variantes de medicalización: -Percibir problemas naturales de la vida como problemas médicos: calvicie, embarazo, duelo… -Percibir problemas personales y sociales como problemas médicos: timidez/fobia social… -Sobredimensionar la frecuencia de síntomas: disfunción eréctil, disfunción sexual femenina, andropausia… -Sobredimensionar la gravedad de síntomas leves: colon irritable… -Traducir el riesgo en enfermedad: hipercolesterolemia, osteoporosis… -Traducir la presencia de factores genéticos en enfermedad: genes BRCA y cáncer de mama y ovario, hemocromatosis… La idea de que “prevenir es mejor que curar” está bien arraigada en la sociedad actual. Vivimos en la cultura del riesgo, el riesgo epidemiológico, que por la simple asociación estadística entre un factor de riesgo y una enfermedad se convierte en cuasi enfermedad o en causa necesaria y suficiente de la misma. Es más, podría decirse que el riesgo ha pasado a ser considerado una enfermedad prevalente. Sin embargo, deberíamos ser conscientes de que la prevención nos puede llevar a iatrogenia, ya sea por las actividades diagnósticas o por la instauración de tratamientos. Las pruebas genéticas también en alza, etiquetan a las personas con un determinado riesgo de tener un problema de salud sin que, con frecuencia, exista una evaluación adecuada de los beneficios de las intervenciones que las siguen. ALGUNAS NO-ENFERMEDADES 1. La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de calificar la OSTEOPOROSIS como la epidemia del siglo XXI, basándose en el siguiente dato: cada 30 segundos se produce en Europa una fractura a causa de esta enfermedad. Como consecuencia, en España se ha convertido automáticamente en pacientes a 2 millones de mujeres y 750.000 hombre. Sin quitar valor al problema que supone la osteoporosis, quizá deberíamos plantearnos si el ampliar la prevalencia de la “enfermedad”, es tan buena estrategia sanitaria, como lo es en términos de marketing farmacéutico. -Según la National Osteoporosis foundation: “La osteoporosis es la mayor amenaza pública para 44 millones de americanos; es decir, el 55% de la población mayor de 50 años.” -En la Semana Nacional de la Salud de los Huesos 2003, ya se dijo que “La tasa de fracturas de cadera en mujeres es mayor que todos los canceres femeninos.” -Revista FarmaEx que se reparte gratuitamente en todas las farmacias, afirma que: “mas de 2 millones de españolas padecen de osteoporosis.” (Agencia EFE). -La Sociedad Española de Reumatología (SER) por su parte, dice que “8 de cada 10 enfermos de osteoporosis desconocen los riesgos que corren antes de ser diagnosticados, y tan solo el 10% de ellos recibe el tratamiento adecuado.” 2. Parches intradérmicos, píldoras, geles, inyecciones intramusculares e incluso implantes subcutáneos, son algunos de los compuestos hormonales recetados para mujeres con MENOPAUSIA. “Enfermedad” que afecta a las 7.5 millones de españolas que este año cumplirán los 50, edad media de su llegada. 3. El COLESTEROL, también se ha convertido junto al resto de “noenfermedades” en el pan de cada día de la población adulta. Dejando de lado la discusión de si realmente el colesterol es factor de riesgo o no de las enfermedades cardiovasculares, lo que deberiamos plantearnos es el hecho de vivir obsesionados por el control por norma general. Promover la ansiedad de los futuros enfermos-sanos o redefinir continuamente las enfermedades en términos de variables intermedias o de un insignificante resultado de salud, parecen ser las estrategias que maneja la industria farmacéutica para crear alarma social. Las guias europeas de prevención de patología cardiovascular recomiendan tratamiento cuando la presión arterial es mayor de 140/90 mm Hg y la colesterolemia es mayor a 193 mg/dl. Si aplicamos estos datos por ejemplo sobre la población noruega, necesitarían tratamiento: -El 90% de los mayores de 49 años -El 76% de toda la población noruega. (Westin and Health BMJ 2005;330:1461-2) Se ha declarado recientemente, por un grupo de profesores de medicina privada, un nuevo valor aceptado para el nivel de colesterol. Lo que ha hecho que millones de habitantes de occidente se conviertan en pacientes de la noche a la mañana. “El 68% de los hombres y el 56% de las mujeres de entre 30 y 39 años, desde entonces tienen el nivel de colesterol demasiado alto” dice Jörg Blech*, quien también afirma que “La gente de entre 50 y 59 años están aun más afectados: el 84% de los hombres y el 93% de las mujeres.” ( *Jörg Blech, científico y periodista, autor de "Los inventores de enfermedades”.) 4. En España, los CUIDADOS OBSTÉTRICOS incluyen el enema, el afeitado y la monitorización fetal rutinaria, procedimeintos que no están basados en la evidencia científica e ignoran las recomendaciones de la OMS sobre atención al parto. El nivel de medicalización en España se ve reflejado en una de las tasas de cesárea más altas de Europa (el 26,4% en Cataluña, con un incremento del 40% en los últimos cinco años). Este sería el TOP 20 DE NO-ENFERMEDADES en orden descendente de “noenfermedad”: (British Medical Journal de 27 de enero de 2005) 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. Envejecimiento Trabajo Aburrimiento Bolsas en los ojos Ignorancia Calvicie Pecas Orejas grandes Canas, pelo gris Fealdad Parto Alergia del siglo XXI Jet lag Infelicidad Celulitis Resaca Ansiedad por el tamaño del pene Embarazo Cabreo al volante Soledad No se trata de poner en duda la problemática consecuente a estas situaciones, no se trata de convencer que la soledad, la fealdad o la misma infelicidad, no sean un problema para quien las sufra; lo que deberíamos preguntarnos es si hacemos lo correcto promoviendo medicamentos agresivos para el tratamiento de síntomas benignos de enfermedades, introduciendo nuevos diagnósticos cuestionables, promoviendo medicamentos de primera linea como solución a problemas que no son médicos… en definitiva, buscando una solución fácil y en forma de pastilla para situaciones que quizá escondan problemas de base aun más profundos que una cifra de colesterolemia alta. PROTAGONISTAS DE LA MEDICALIZACIÓN La industria farmacéutica pone en manos del 10% de la población el 90% de su producción total, invierte cantidades inmensas de dinero en la investigación y desarrollo de medicamentos para estas nuevas dolencias. Lo que nos deberíamos preguntar es si realmente estos recursos invertidos en I+D responden a las necesidades de la población general, o por el contrario, tienen como objetivo crear una necesidad de atención y consumo de medicamentos. En Reino Unido por ejemplo, el 70% de la población se medica para tratar o prevenir enfermedades o para mejorar su bienestar. Para cumplir con su objetivo, la industria farmacéutica aporta de forma “desinteresada” información y financiación tanto a líderes de opinión del sector correspondiente como a sociedades científicas, grupos organizadores de pacientes o medios de comunicación. También lo hará facilitando medios diagnósticos a los centros sanitarios a un supuesto coste cero o mínimo. Los medios de comunicación por su parte, conscientes de que hoy en día la salud “vende”, convierten en noticia (novedoso, inusual, improbable o deseado) cualquier acontecimiento del ámbito sanitario, ofreciéndonos una imagen totalmente distorsionada de la realidad médico-sanitaria. Presentan la medicina como una ciencia exacta y omnipotente, se exagera la relevancia social de síntomas y enfermedades y se favorece la utilización de medicamentos y técnicas intervencionistas, en tanto que se trivaliza la importancia de mantener un estilo de vida saludable. La población es quien asume, a través de los medios de comunicación, profesionales sanitarios e industria farmacéutica, que la medicina tiene solución para la mayor parte de sus procesos y problemas vitales. Como consecuencia de la medicalización, estos individuos se conviertan en pacientes, ya sean considerados enfermos o enfermos potenciales, y corren el riesgo de obsesionarse por la salud. En la medida en que se aumenta la oferta sanitaria, se puede llegar a incrementar la percepción de necesidades y enfermedades. Los profesionales sanitarios son el pilar que sustenta la medicalización, pues son ellos quienes tienen el poder para que este proceso prospere, a la vez que viven bajo la presión de una sociedad que busca en la medicina la solución a todos sus problemas. “Las verdades se descubren, las mentiras se construyen” Anónimo Puede que haya llegado la hora de que nosotros mismos le demos vida a este personaje que no tiene más remedio que dejar de ser un títere sin cabeza, para ponerse manos a la obra y hacer que la última pieza de este montaje no cuadre. BIBLIOGRAFIA -http://www.osanet.euskadi.net/r8520319/es/contenidos/informacion/infac/es_1223/adjuntos/infac_v13n7.pdf -Márquez S, Meneu R. La medicalización de la vida y sus protagonistas. Gestión clínica y sanitaria. 2003; 5 (2):47-53 -Mintzes B. 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