1 ÉTICA Y CAPITAL SOCIAL: SUS EFECTOS ECONÓMICOS. VIII Reunión de Economía Mundial María Soledad Castaño Martínez Universidad de Castilla-La Mancha Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Albacete Plaza de la Universidad, 1 02071 Albacete. Email: [email protected] 2 RESUMEN. Recientemente se ha comenzado a considerar capital social como un factor de producción que junto al capital físico y al capital humano, contribuyen a un mayor crecimiento y a mejorar la productividad. Además, se considera que el capital social es importante para el funcionamiento eficiente de las economías y constituye el componente cultural de las sociedades. Por tanto, el capital social es un concepto que hace referencia al conjunto de redes sociales y las normas de reciprocidad asociadas a ellas, que al igual que el capital físico y el capital humano, crean valor, tanto individual como colectivo. Esta concepción, no implica que la propia creación de normas genere por si misma capital social, sino que éstas deben conducir a la cooperación entre grupos y, por tanto, se relacionan con virtudes como la honestidad, el mantenimiento de compromisos, cumplimiento de los deberes y reciprocidad. De aquí se deduce claramente su conexión con la rentabilidad socioeconómica de la ética, además, como determinados comportamientos morales provocan un incremento en el capital social determinado país lo que influye positivamente en su crecimiento económico y en su productividad. Ese mayor crecimiento económico y la mejora en la productividad se deben, entre otras razones, a la reducción de los “costes de transacción” y a que la información y el conocimiento se transmite una manera más fluida entre los individuos, debido al capital social de esa sociedad. La confianza, la reciprocidad, y la honradez facilitan la cooperación y participación que provoca un mayor beneficio para todos los agentes que operan en un mismo espacio socioeconómico. 1. INTRODUCCIÓN. En la economía ortodoxa en su intento de introducir la metodología de las ciencias naturales al comportamiento económico de los agentes económicos, se han eliminado los aspectos éticos, así como, las relaciones que constituyen un nuevo factor de crecimiento económico, el capital social, que esta siendo recientemente considerado por la literatura especializada. 3 Los valores éticos que constituyen el capital social desde los inicios de la ciencia económica, con Aristóteles, hasta los autores clásicos fueron incorporados en el análisis económico. Es a partir de los autores posteriores a los autores clásicos, y en concreto, la escuela marginalista, los utilitaristas cuando se eliminan los valores éticos del análisis económico, los comportamientos éticos de los agentes económicos y, evidentemente, los que forman el capital social. A pesar de esto, el análisis del capital social no desapareció, sino que fue llevado a cabo por sociólogos. Recientemente, por los efectos que el capital social tiene sobre el crecimiento económico y sobre la productividad y ante la insatisfacción de los análisis tradicionales del crecimiento, se ha incorporado en el análisis económico. Por ello, apartado segundo nos centraremos como determinadas virtudes éticas que contribuyen a formar el capital social, para posteriormente, ver cuales son sus efectos económicos sobre el crecimiento económico y sobre la productividad. Finalmente, cerraremos con un apartado de conclusiones. 2. LAS VIRTUDES ÉTICAS DEL CAPITAL SOCIAL. Existen diferentes definiciones del capital social, aunque muchas de ellas se refieren más a sus manifestaciones que a lo que significa en sí mismo. En este papel vamos a seguir la definición amplia del capital social de Putnam y Goss (2003, p. 14), entendemos por capital social aquel conjunto de redes sociales y normas de reciprocidad asociadas a ellas, que al igual que el capital físico y el capital humano, crean valor, tanto individual como colectivo (Putnam y Goss, 2003, p. 14). Esta concepción del capital social, no implica que la propia creación de normas genere por sí misma capital social, sino que éstas deben conducir a la cooperación entre grupos y, por tanto, se relacionan con virtudes éticas como la honestidad, el mantenimiento de compromisos, el cumplimiento de deberes y la reciprocidad. Esta concepción del capital social estaría acorde con lo ya expuesto por Aristóteles (2004) en la Ética Nicomáquea. Según el cuál la forma de obtener la felicidad1 por la 1 Fin último y al que se dirige toda las acciones humanas. 4 mayoría de los hombres es a través de la vida política2, ya que tiene características de la vida feliz3. Asimismo, algunas de la virtudes éticas que señala Aristóteles para alcanzar la felicidad son las necesarias para que surja el capital social, la amabilidad, la sinceridad y la reciprocidad y la amistad. Al hablar de este último concepto, la amistad, sin usar el término, Aristóteles ya expone gran parte de los efectos positivos de capital social. Según Aristóteles, “la amistad4 es una virtud o algo acompañado de virtud y, además, es lo más necesario para la vida. En efecto, sin ella nadie querría vivir, aunque tuviera otros bienes; incluso los que poseen riquezas, autoridad o poder parece necesitar sobre todo de amigos (…). En la pobreza y en las demás desgracias, consideramos a los amigos como único refugio. (…). La amistad también parece mantener unidas las ciudades, y los legisladores se afanan más por ella que por la justicia. En efecto, la concordia parece ser algo semejante a la amistad y a ella aspira sobre todo y, en cambio, procuran principalmente expulsar la discordia, que es enemistad. Y cuando los hombre son amigos, ninguna necesidad hay de justicia, pero aun siendo justos, si necesitan de la amistad, y parece que son los justos los que son más capaces de amistad” (Aristóteles, 2004, pp. 215-216). Por tanto, son los vínculos sociales que surgen los distintos tipos de amistad y las virtudes éticas asociados a estos los que favorecen un funcionamiento eficiente de las sociedades y de la actividad económica. 2 Según Aristóteles (2004, p. 12) los géneros de la vida son principalmente tres: la vida voluptuosa (bíos apolaustikos), la vida política (bíos politikós) y la vida contemplativa (bíos theoretikos). La primera persigue desenfrenadamente los placeres sexuales y es propia de los animales antes que de los hombres. Por su parte, la vida política busca la obtención de honores, pero su verdadera naturaleza consiste en el ejercicio de las virtudes en el contexto de de convivencia ciudadana. Finalmente, la vida contemplativa está dedicada a la contemplación desinteresada de la verdad mediante el cultivo de la filosofía y de la ciencia. 3 Según Aristóteles (2004) el concepto mismo de felicidad tiene dos características fundamentales: la “fin último” (pues siempre se busca por sí misma y nunca por el provecho que puede reportar) y por su carácter autárquico o autosuficiente (pues quien es feliz le basta con lo que tiene y no echa nada en falta). 4 En el concepto de amistad, Aristóteles incluye todo tipo de relaciones, familiares, por interés, de trabajo, las relaciones en sentido estricto… 5 Además, hemos de tener en cuanta que los vínculos sociales son también importantes gracias a las normas de conducta que los sustentan. Las redes5 implican (casi por definición) obligaciones mutuas; no son interesantes como meros “contactos”. Las redes de compromiso comunitario fomentan normas sólidas de reciprocidad. Esto lleva a que cuando los miembros del grupo o una red tienen el convencimiento de que los demás se van a comportar con formalidad y honestidad, nace la confianza entre ellos. La confianza es como un lubricante que hace que cualquier grupo u organización funcione con mayor eficiencia (Fukuyama, 2001, p. 43). Para comprender la importancia de las normas sociales vamos a partir de pensamiento hobbessiano. Según Hobbes (2002) el fin supremo de todo hombre es la felicidad (al igual que Aristóteles). Y con el objeto de obtenerla, cada individuo tiene forzosamente que procurarse los medios que le conduzcan a ella. Pero a diferencia de Aristóteles (2004), para Hobbes (2002), el proceso de alcanzar la felicidad nunca termina, ya que para este autor “la felicidad es un continuo proceso en el deseo; un continuo pasar de un objeto a otro. Conseguir una cosa es sólo un medio para lograr la siguiente (…)” Además, “las acciones voluntarias y las inclinaciones de todos los hombres, no sólo tienden a procurar la vida feliz, sino a asegurarla” Hobbes (2002, p. 109). Este prosigue que es ese deseo de pasar de objeto a otro, lo que lleva a la competencia entre hombres por la adquisición de riquezas, honores, dignidades, o cualquier signo de poder, este hecho lleva al antagonismo, a la enemistad y a la guerra. Esa competencia entre los individuos y la posibilidad de destrucción es lo que lleva a los individuos a establecer normas de convivencia y leyes que por un acuerdo entre individuos delegan esta función al estado. De aquí vemos que el establecimiento de normas en este caso formales por medio de estado, pero que el mismo proceso descrito por Hobbes (2002), es el que en ocasiones, se da para surjan normas informales y redes de confianza que dan lugar al capital social, para así alcanzar objetivos comunes y particulares por medio de la cooperación entre individuos y no por medio de la competencia. 5 La red es una forma de orden espontáneo que surge como consecuencia de las interacciones entre los distintos actores (Fukuyama, 2001, p. 380) 6 Así pues, en función de lo expuesto anteriormente, hemos de destacar que un elemento esencial para la existencia de capital social son los valores morales y las normas sociales, que no son meras limitaciones arbitrarias de la libertad individual, sino la condición previa para cualquier tipo de cooperación. Por medio de éstas, los individuos amplían su poder y capacidades, al seguir normas cooperativas que limitan su libertad de elección y les permiten comunicarse con los demás y coordinar sus acciones. Las virtudes sociales, como la honestidad, la reciprocidad y el cumplimiento de los compromisos no son valiosos sólo como valores éticos sino que además poseen un valor monetario tangible y facilitan la consecución de objetivos comunes a los grupos que las practican, de aquí la necesidad de introducirlo en análisis económico. Para que exista una comunidad no sólo es necesario que la gente del grupo interaccione, sino que las verdaderas comunidades estén cohesionadas por los valores, las normas y las experiencias que comparten sus miembros. Cuanto más profundos y sólidos sean esos valores comunes, más fuerte será el sentido de comunidad (Fukuyama, 2001, pp. 37-42). Como previamente, hemos indicado para alcanzar felicidad, el fin último de toda actividad humana, son necesarias tanto las normas tanto formales como informales para el correcto funcionamiento de una sociedad, que garantice el marco en el que los individuos puedan alcanzar tantos sus objetivos individuales como colectivos. Este funcionamiento más eficiente de las sociedades tiene repercusiones evidentes sobre la actividad económica, ya que los agentes económicos (individuos, familias, empresas, estado) podrán alcanzar mejor sus objetivos económicos como veremos seguidamente. En la figura 1, vemos como las normas sociales y las virtudes éticas que dan lugar al capital social, tienen efectos importantes, como veremos seguidamente, en el funcionamiento del sistema económico, y fundamentalmente, tiene efectos positivos sobre el crecimiento económico y la productividad, al reducir los costes de transacción y facilitar la transmisión de capital humano. Ahora bien, de lo anterior y con independencia de lo que desarrollamos en presente epígrafe, no cabe deducirse que este tipo de relaciones genere siempre efectos beneficios para la colectividad, sino que de hecho compartir normas puede conducir, por el contrario, 7 a un cierto grado de conflictividad que sea negativo para la actividad económica, como es el caso de la mafia en sur de Italia y o el de Ku Klux Klan en el Norte de EEUU. Así pues, dentro de los valores y normas sociales, hay que destacar que aquellas que permiten generar capital social son las que facilitan la cooperación e incluyen virtudes como la verdad, la honestidad, el cumplimiento de obligaciones y la reciprocidad. De todas ellas, la que nos interesa en particular es ésta última, ya que supone una ayuda mutua entre individuos, que llevará que surja la confianza entre ellos y puedan unirse para obtener objetivos comunes, es decir, formará capital social6. COMPONENTES CONCEPTUALES DEL CAPITAL SOCIAL Redes Sociales Crea valor Normas y valores compartidos Reciprocidad CAPITAL SOCIAL Mayor eficacia del funcionamiento económico y social Reduce los costes económicos y sociales Confianza Figura 1. Fuente: elaboración propia. En este orden de cosas, un elemento fundamental del capital social es el principio de la reciprocidad generalizada. Así pues, la interacción frecuente entre distintas personas tiende a generar una norma de reciprocidad generalizada (Portes, 1998; Putnam 1993 y 6 La forma en que la reciprocidad afectaba al comercio y como era necesaria para que una sociedad y las instituciones económicas funcionaran adecudamente, ya fueron analizadas por Aristóteles en la Ética Nicomáqua. 8 2002; Uzzi, 1997). Estas normas de reciprocidad generalizada resuelven problemas de acción colectiva. Así, se transforma el interés propio de los individuos y el egoísmo de los agentes en un pequeño sentido de obligación hacia otros, lo que conduce a los miembros de una comunidad a intentar conseguir objetivos compartidos. Ello a su vez conduce a que una sociedad caracterizada por la reciprocidad generalizada es más eficiente que otra desconfiada (Putnam, 2002), ya que el compromiso cívico y el capital social suponen obligación mutua y responsabilidad para actuar. Según reconocieron Hanifan (1916) y sus sucesores, las redes sociales y las normas de reciprocidad pueden facilitar la cooperación en beneficio mutuo. Cuando los tratos económicos y políticos se realizan dentro de unas redes tupidas de interacción social, el oportunismo y la corrupción ven reducidos sus incentivos. Así pues, en la medida que estos valores y normas van apareciendo surge la confianza, que como hemos indicado, es como el lubricante que hace que cualquier grupo u organización funcione con mayor eficiencia (Fukuyama, 2001, p. 43 y Alesina y La Ferrara 2000). 3. CAPITAL SOCIAL Y CRECIMIENTO ECONÓMICO. El objetivo económico tradicionalmente se ha equiparado en sentido económico con la felicidad ha sido el crecimiento económico, así pues, creemos necesario incorporar al análisis económico los efectos del capital social y las virtudes éticas que lo constituyen que tienen sobre el crecimiento económico. De acuerdo con la definición de capital social dada, las fuentes que dan o pueden dar lugar a la formación de capital social son: (1) la familia; (2) las asociaciones; (3) los vínculos informales; (4) los vínculos en el lugar de trabajo; y (5) el estado. Vamos analizar las cuatro primera fuentes, en primer lugar, para ver cual es su papel en el crecimiento. Estas fuentes proporcionan redes de confianza a sus miembros de modo que da lugar que aparezca entre sus miembros los sentimientos de confianza, reciprocidad que da lugar a que surja el capital social. Este capital social facilita la transmisión del capital humano entre sus miembros, por ejemplo, los padres transmiten a sus hijos su capital humano, asimismo, los vínculos en el trabajo cuando existe entre sus 9 miembros confianza lleva a una transmisión más fluida del capital humano, y facilitan la transmisión y asimilación de la tecnología, todo ello supondría un mayor crecimiento. Además hemos de indicar otro efecto positivo de capital social, en ocasiones, la familia y algunas asociaciones facilitan recursos financieros a sus miembros para la creación de empresas (Fukuyama, 2001; Woolcock, 2001 y Woolcock y Narayan, 2000) o para su funcionamiento, de este modo se estaría potenciado un mayor crecimiento económico. Por tanto, un adecuado capital social, a través del cual, los individuos están respaldados por sus familias y su entorno, junto aun marco institucional formal adecuado, se considera como un elemento más que fomenta el crecimiento económico (Galindo, 2003, p.149) y sobre la productividad. Con relación a su efecto sobre la productividad, ya en 1916, Hanifan considera que “los vínculos sociales hacen más productivas nuestras vidas” y ese incremento de la productividad se logra ya que el capital social reduce en gran medida los costes de transacción. La reciprocidad, la honradez, la fiabilidad facilitan la cooperación y la participación, lo que redunda en beneficio de todos los agentes que operan en un espacio socio-económico (Conill, 2004). Por su parte, el estado, el estado puede influir en la generación de capital social, entre otras vías7, estableciendo reglas formales, como ya hemos analizado, que junto a las reglas informales constituyen el marco institucional de un país. El hecho que los países que aparte de tener unas relaciones informales adecuadas, tienen un marco legal que funciona bien, puede, en algunas circunstancias, explicar una parte significativa de las razones de por qué algunas sociedades progresan más rápido que otras. Según Chhibber (2000, pp. 7 El estado puede influir en la generación de capital social fundamentalmente, por medio de: 1. Regular el marco legal que junto a las reglas informales constituyen la estructura institucional de un país. 2. Potenciar o desincentivar las actividades asociativas. 3. La provisión de la educación pública, ya que por medio de ésta se promueve la aparición del capital social. 10 299- 306) las países que tienen una aplicación buena de sus políticas, junto a adecuada estructura institucional, presentan tasas de crecimiento económico mayores, que los que no tienen estos factores o carecen alguno de ellos. 3. CONCLUSIONES A lo largo de nuestro trabajo hemos expuesto los valores éticos del capital social influyen en el funcionamiento de la economía. Así pues, aunque después de Adam Smith y ante el intento de las algunas teorías tradicionales de suprimir del análisis económico los valores éticos del capital social, como hemos podido comprobar a lo largo de este trabajo, estos son esenciales para comprender funcionamiento de las economías y por tanto, han de ser incorporados en el análisis económico. Además, en este documento se comprueba que los vínculos sociales, y las normas de reciprocidad, la confianza, la fiabilidad y la honestidad, que llevan asociados estos vínculos o redes sociales tienen un importante valor económico, no solamente social y, por tanto, el capital social puede ser considerado como un nuevo factor que influye sobre el actividad económica 5. BIBLIOGRAFÍA. ALESINA, A. Y LA FERRARA, E. 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