para personas especiales

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alimentación
las otras navidades
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para personas especiales
Las personas que sufren diabetes, celiaquía, obesidad,
colesterol alto o alergias alimentarias, deben leer
con detenimiento las etiquetas de los dulces más
tradicionales, como turrones, mazapanes y guirlaches
E
n esta época del año, crece el
número de pacientes que acuden
a las consultas para plantear
sus dudas sobre los menús navideños.
La alimentación típica de estos días
festivos, en la que no faltan comidas
copiosas y energéticas, bebidas alcohólicas y dulces (turrones, mazapanes, polvorones, guirlaches, etc.) obliga
a quienes siguen dietas especiales a
replantearse muchas de las recetas
tradicionales. De hecho, las personas
con diabetes, obesidad, celiaquía, alergias alimentarias o quienes tienen el
colesterol o los triglicéridos altos, por
citar algunas enfermedades que exigen una dieta más controlada, no lo
tienen fácil por estas fechas: demasiadas tentaciones juntas en poco tiempo.
Según la Sociedad Española de Hipertensión y Liga Española para la
Lucha contra la Hipertensión Arterial
(SEH-LELHA), la Navidad y los días
previos a estas festividades en los que
se descuida la dieta pueden pasar una
factura de hasta tres kilos de aumento de grasa corporal. En personas con
problemas de hipertensión, obesidad,
diabetes o hipercolesterolemia supone
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un gran problema por el aumento del
riesgo cardiovascular que estas enfermedades comportan.
Sin embargo, la industria alimentaria
se hace eco de estas dolencias y sus
necesidades nutricionales especiales,
y cada año ofrece nuevos productos
con una selección de ingredientes aptos para estos trastornos. Los dulces y
turrones sin azúcar añadido, bajos en
grasas, sin grasas trans o sin gluten
son una muestra. Al mismo tiempo, en
el momento de cocinar es determinante
saber adaptar las recetas de los menús
navideños y traducirlas en otras más
saludables con el fin de que puedan
saborearlas todos los comensales sin
preocupaciones añadidas.
Diabetes y obesidad: dulces
y turrones sin azúcares. Los
turrones clásicos, los mazapanes y los
guirlaches se elaboran con miel, azúcares y almendras. A esta mezcla se
le pueden añadir otros ingredientes
(clara y yema de huevo, frutos secos,
pastas de frutas, chocolate, cacao, nata, harinas, cereales hinchados, licores,
etc.), además de agua y aditivos auto-
rizados. Estos productos tradicionales
tienen el denominador común de tener
mucho azúcar y abundante grasa, por
eso son tan energéticos. Ante la particular composición de estos dulces, la
respuesta de los fabricantes a la demanda de personas que por problemas
de salud deben cuidar su dieta no se
ha hecho esperar. Surgen productos a
los que se les ha eliminado o reducido
sustancialmente la cantidad de azúcares añadidos, o que han sido sustituidos
por otros componentes que aportan sabor dulce pero no calorías. Nacen con
el objetivo de satisfacer el gusto de
personas que deben, por salud, limitar
la ingesta de azúcar, como es el caso
de quienes sufren diabetes, obesidad y
sobrepeso o hipertrigliceridemia (triglicéridos elevados).
de sus productos a la nueva reglamentación. Así, si los dulces van acompañados del mensaje ‘bajo contenido en
azúcar’, es porque no contienen más de
5 g de azúcar por 100 g. Un vistazo
general a distintas marcas de turrones
concebidos como más saludables por su
menor contenido en azúcares permite
comprobar que muchos de ellos contienen entre 1,5 y 5 g de azúcares por
100 g (entre 7 y 30 veces menos azúcares que las versiones originales), por
lo que podrían entrar dentro de esta
última denominación (bajo contenido en
azúcares). No obstante, no todos ellos
tienen muchas menos calorías ya que
algunas marcas concentran algo más de
grasa. Por eso, resulta conveniente revisar el etiquetado nutricional de estos
productos.
Con el fin de evitar la confusión de los
consumidores, la industria alimentaria
debe adecuar las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables
En cambio, los turrones y demás dulces
navideños ‘sin azúcar’ tienen un máximo de 0,5 g de azúcar por 100 g. Se
distinguen de los productos ‘sin azúcares añadidos’ porque no incluyen
ningún monosacárido (glucosa, jarabe
de glucosa, fructosa, jarabe de fructosa) ni disacárido (sacarosa y lactosa
son los más comunes), ni ningún alimento utilizado por sus propiedades
edulcorantes como pudiera ser la miel.
Para conseguir la reducción de azúcares, los fabricantes recurren al uso
de edulcorantes sin calorías (sacarina,
aspartame, ciclamato, acesulfame) o
edulcorantes del tipo polioles o azúcares alcohol (sorbitol, maltitol, xilitol…).
La precisión en esta definición ha
permitido que en la declaración “sin
azúcares añadidos” no quepa la posibilidad que se daba otros años de que
un turrón “sin azúcar” no llevara azúcar añadido pero sí fructosa, sustancia
cuyo consumo se ha de limitar en caso
de obesidad, diabetes tipo II (en la mayoría de los casos asociada a exceso
de peso) e hipertrigliceridemia. Tener
conocimiento de estos datos le resulta
útil al consumidor para saber qué cantidad de azúcares y de calorías está
comiendo.
Los dulces con ‘bajo contenido en azúcar’ no deben
contener más de 5 g de azúcar por 100 g de producto
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las otras navidades
Celiaquía y alergias alimentarias: dulces singulares. Las
personas que padecen celiaquía o intolerancia al gluten deben estar muy
atentas a los ingredientes de turrones,
mazapanes, guirlaches y polvorones.
Aunque los ingredientes de los turrones
más tradicionales (duro y blando) son
la miel, las almendras y el azúcar, todos
ellos aptos para las personas celiacas,
la oblea que cubre la masa de algunos
de ellos se elabora por lo general con
harina de trigo, contraindicada para estos casos. Los polvorones tampoco son
aptos dado que se usa harina de trigo
en su elaboración. De igual modo, es
prudente leer con detenimiento la lista
de ingredientes de los turrones de diversos sabores (chocolate, praliné, coco,
nata y nueces, etc.).
En el caso de los dulces especiales para
celiacos, el nuevo reglamento sobre la
composición y etiquetado de productos
con gluten obliga a los productores a fijar el contenido de esta sustancia, desde
“muy bajo contenido” a “sin gluten”. Para
facilitar el trabajo al consumidor, en el
mercado se encuentran distintos productos según el grado de sensibilidad a
la proteína. El mensaje “muy bajo contenido en gluten” solo puede aparecer
en los alimentos cuyo nivel de gluten no
sobrepase los 100 mg/Kg en el producto
final. “Sin gluten” es una indicación para
alimentos destinados a dietas específicas y para otros productos dietéticos o
estándar, siempre y cuando la cantidad
final de gluten en el alimento no sobrepase los 20 mg/Kg.
Calorías de
dulces navideños
Alimento
Calorías
Ración mediana de turrón (40 g) 190
Un polvorón (35 g) 160
Un mazapán (25-40 g) 120 - 190
Dos bombones pequeños (12 g) 55
Dos bombones grandes (30 g) 137
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Colesterol y triglicéridos:
prima la calidad de la grasa.
A las personas que se muestran preocupadas por el nivel de colesterol o
los triglicéridos les interesa conocer la
composición nutritiva de los distintos
dulces navideños.
Calorías de
otros alimentos
Ración pequeña de turrón
120
(duro, blando, guirlache...) (25 g)
Tres higos secos (50 g) o 6 ciruelas secas (60 g)
Para quienes sufren alguna alergia
alimentaria (a la albúmina -proteína
del huevo-, a la caseína -proteína de
la leche-, a los frutos secos…) probar
los dulces navideños tampoco es fácil. Muchos de ellos llevan añadidos
estos ingredientes, pero también para
estos productos la normativa es muy
específica. Desde 2003, los fabricantes
tienen la obligación de identificar de
forma clara y concisa el contenido de
alérgenos en sus productos con el fin
de evitarle al consumidor una reacción
adversa y hacer más segura y sencilla la elección del producto. Entre los
alérgenos identificados por ley que deben expresarse en la etiqueta de los
turrones y demás dulces navideños se
encuentran cereales con gluten (trigo,
centeno, cebada, avena, espelta, kamut),
huevos, cacahuetes, soja, leche, frutos de cáscara (almendras, avellanas,
nueces de nogal, anacardos, pacanas,
pistachos y nueces de macadamia) y
granos de sésamo. Asimismo, la empresa responsable también debe advertir
acerca de la presencia de trazas, es
decir, pequeñas cantidades del componente alergénico, y añadir el mensaje
“puede contener”, seguido de los nombres de los alérgenos.
100
Alimento
Calorías
Una lata de refresco (330 ml)
130
Un croissant (unidad normal, 65 g)
234
Un donut (unidad comercial, 45-50 g)
228
Una magdalena (unidad comercial, 30-40 g)
164
Bocadillo de embutido (40 g pan y 25 g embutido)
190
Una o dos onzas de chocolate (20 g)
104
Palomitas de maíz (ración pequeña de cine)
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Los turrones clásicos y los mazapanes de
almendras son los dulces más apropiados
si se padece colesterol alto
Los turrones y mazapanes -los más
sencillos, los de almendras-, resultan
más adecuados que los polvorones y
mantecados. Los primeros, aunque muy
energéticos y con un alto contenido en
grasa, destacan por la buena calidad
de su grasa debido a que su ingrediente principal son las almendras, ricas
en ácidos grasos insaturados (grasa
buena).
En los polvorones y mantecados, sin embargo, uno de sus ingredientes básicos
es la manteca de cerdo o la mantequilla
(ambas ricas en grasa saturada) que se
mezcla con harina y saborizantes (canela, vino, limón, etc.). No obstante, en
los últimos años algunas marcas han
apostado por la mejora de la calidad
nutricional de sus productos y usan
aceite de oliva en lugar de manteca, tal
y como el consumidor puede comprobar
al leer los ingredientes.
La capacidad de los ácidos grasos
insaturados para regular los niveles
plasmáticos de colesterol es reconocida, mientras que el exceso de grasa
saturada (más aún de grasas trans), se
relaciona con un mayor riesgo coronario al aumentar los niveles de colesterol
y triglicéridos. Esta es la razón dietética por la que los turrones clásicos (el
duro y el blando) y los mazapanes de
almendras son los dulces más apropiados si se padece de colesterol alto, en
lugar de polvorones y mantecados. Sin
embargo, no se deben consumir sin medida: la mayoría de personas con hipercolesterolemia sufren también exceso
de peso, y el elevado aporte energético
de todos los dulces navideños obliga a
ser comedidos.
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