UNIVE /. ~ ¿ COLO~A VP'~K--- j~6;~ IDAD REPU ( ICANA DE I Cl---&..--~~ /~~ InDEmnIZf1CnOnE~ . ~é pon ACCIDENTES DEL TR.ABAJO TESIS qu~ para optar en la t{nit"cTSiaaa n. ~publi.:ana 01 tihtlo ao Doctor on Dorodl0 ~ criendas polifkas pr~s~nta RAFAEb ABEbbO SAbCEDO Fisca.l del Juzgado 2.0 Superlol' del Dlstl'lto Judicla.l de Bogotá DOGO'l'.\. CASA EDITORIAL ARBOLEDA 1911 &. VALENCIA q los Obreros é Industriales de l1)i Patria tector, Presidente del aonsejo de Examinadores Dr. abímAaO aAbDERÓn F- = = : =::.=::=t CONSEJO DE EXflMINflDORES Dr. FRAnC!I5aO monTAñA Presl den!e de Tesis Dr. !JOSÉ lJlaEm:;E aOna5A Exam inador Dr. DIEGO mEnDOZA PÉREZ Examinador Dr. ab[mAaO IRIARTE Exam inador Dr. EnRIQUE ObAYA BERRERA Examinador Informe del Presidente de Tesis Bogotá, Octubre 20 de 1911 Senor Rec lor de la Unioersidad Republicana .-. Presente. Después de I1aber I1ecl1o, con orden y lucimiento, sus estudios universitarios, el señor Rafael Abello Salcedo ha preparado el trabajo que prescribe el Reglamento del Establecimiento para optar el grado de Doctor en DerecllO y Ciencias Políticas. Su tesis versa sobre INDEMNIZACIONES POR ACCIDENTES DEL TRABAJO, ó sea el estudio de uno de los efectos del contrato de arrendamiento de servicios, efecto que dice relación á tos infortllllios del trabajo y que se dmomina en DereellO "Seguro prevenlivo )1 reparador" El contrato más importante de la vida civil- no I1abrá quien lo ponga en duda - es el conlrato de trabajo: De él deriva su "ubsislencia la gran mayoría del pueblo. Por tal motivo este contrato debería conslituír la preoCllpación del Legislador, pero en lIuestro Código Civil no se encuentran sino pocos arliCl/los que se ocupan de N. El seriar Abello Salcedo demuestra que respecto del contrato de trabajo no puede admitirse que domine de un modo soberano et principio de la libertad, porque en él no se trata de UII I1echo de interés puramente privado, sino de interés social. Entre obrero )1 capitalista hay cambio de servicios, pero no reciprocidad completa. Es un sofisma reclamar absoluta libertad de acción en condiciones que son el resul/ado de la fuerza . El coI/trato de trabajo es muclras veces 11110 verdadera servidumbre personal, porque cuando el obrero, para no morirse ,te hambre, se ve obligado á aceptar las condiciol/es que le impone el empresario, cualesquiera que ellas sean, no es libre; )' persistiendo las mismas condiciones económicas, por la per- sistencia de la necesidad en 1lI1O de las partes y del arbitrio el/ la otra, la servidumbre del obrero deja de ser temporal para pasar tí ser definitiva. El obrero tiene que ofrecer su mercan- cía en las condiciones más desventajosas, porque no puede esperar, como los demás vendedores, ocasión más favorable. El señor A bello Salcedo, advirtiendo el desamparo fl/ que en nueslra legislaciól/ civil positiva se el/c uentran los débiles cuando tienel/ que coI/tratar COII los fue r/es, ha escogido, como tema de su trabajo, uno de los proble mas en que se resumen las aspiraciol/es y reivindicaciones sociales modernas.' El de la regulación juridica del llamado con lralo de Irabajo, Ó, en airas lérminos, del arrendamienlo de servicios; ha descendido á las miserias dellrabajo y esludiado el punlo más escabroso de Derecho moderno, que es aquel en que la cueslión social penelra ell derecho civil y promueve rad icales transformaciones. El sellar Abello Salcedo conlempla en su tesis el eslado de illferioridad del obrero aislado fre nle al patrollo con quien colllrata, el cual eslado hace que el sislema de la liberlad absolula de los conlralos, aplicado al arrendamienlo de servicios, pueda engelldrar abusos, y dem ueslra la necesidad de la inlervención del legislador para ma nlel/er el equilibrio enlre el palrono y el obrero. Es digno de todo ecomio el Proyeclo de Ley sobre Accidel/les del laabajo con que termina la tesis del sel10r Abel/o Salcedo.' Campean en él ideas concre tas sobre la materia y orden y claridad el/ la redacción, tod o lo cual revela que su aulor posee un conjulllo de conocimie ntos juridicos bastan les para hacerlo acreedor al titulo académ ico que solicita. Os propongo, pues, mI/y respeluos amenle, que se declare que ellrabajo juridico del señor Abello Salcedo reúne las condiciones reglamenlarias, y puede, por lanlo, admitirsele á oplar el grado de Doclor que solicila. Soy de IIsled alel/lo servidor, FRANCISCO MONTAÑA : : ~10TIVOS Los derechos individuales y politicos, consideradOS{ como condiciones inherentes á la vida y á la naturaleza de l hombre, resultan un hecho anterior á la ley humana. Asi lo considera co n justici a, el pu bli cista y pedagogo colom biano Antonio J. lregui en su tex to de enseñanza El/- sayos sobre cicl/cia col/stitucional. Nosotros, al acoger este apotegma y al encabezar con él este hu milde trabaj o sob re puntos de legislac ión, hemos qu erido dejar de manera precisa establecido nu estro cri-· terio respecto á lo que debe ser la obra de los leg isladores en un pai s libre. Esto vale decir que la ley, modo natural de l a exteri orización del pensamiento del legislador, debe ser un algo que en un todo corresponda á la necesidad que los asociados tengan del reconocimiento, protección y reglamentación de algún derecho, y esto, porque el hombre, en las diferentes transformaciones de vida que ha ad op- - 10- tado, ya por instinto ó por reflexión, ha ido poco á poco desprendiéndose de los medios personales de defensa \ de sus derechos que en él puso la naturaleza para depositarios en instituciones sociales, abdicando de esta manera á un gran poderío que, si bien en algunos casos podía ser irriso rio, en otros resultaba excelente con el aditamento de procurarle inten sas fruiciones de placer á sus instintos. No sería, pues, equitativo que las in stit uciones sociales, en las cuales el hombre, de manera libre y espontan ea, ha depositado la salvaguardia de sus derechos, vengan á covertirse en fábricas de desigualdades huma) nas y por consiguiente en fuente de iniquidades, cuando su origen les está imponiendo como supremo objetivo los ideales de justicia. De la misma manera como el hombre primi tivo, á medida que las neces idades surgían, trocaba l os puñOS cerrados para la defensa, por tronco de árboles, por el Jlacha de silex, por pedazos de hierro, por la daga de acero y por el arma de fuego, la ley, que en definitiva no es otra cosa que la más importante transformación de l os medios de defensa, empleados por el hombre, debe scr esencialmcnte evolutiva para poder asi responder siempre á su objetivo, que, como ya hemos dicho, no es otro que el de salvaguardiar el derecho de los asociados, ora reconociéndolo, ora protegiéndolo. ora reglamentándolo para hacerlo más eficaz. Dado, pues, este nuestro criterio de considerar la ley como resultante de la evolución y progreso de la humanidad en su secular lucha por la vida, y que quizá pudiera denominarse: criterio materialista de legislación, trataremos de orientarnos dentro de las actuales circunstancias de la vida nacional para ver de contribuír, aunque de manera infima, á que nuestra legislación corresponda á nuestras necesidades presentes, deseosos, como el extraordinario Abate Coignard, que los hombres, en vez de buscar por los cielos leyes de origen divin o, que por tenerlo, no son humanas, se congreguen mirando I á la tierra y, consultando sus propios intereses, se den asimismo las leyes que han de procurarles la felicidad. Indemnizaciones por accidentes del trabajo es el asunto sobre que versará esta tesis. Antes de entrar en materia expondremos, aunque sea someramente, los fundamentos que pudiéramos llama r filosóficos y que nos han servido de base para levantar nuestras pretenciones en la materia legislativa de que nos ocupamos. Dos grandes clasificaciones se han hecho de lo s derechos del sér huma no: aquellos que se desprenden de Su propia naturaleza y que comunmente se denominan innatos, y aquellos que resultan de las múlti ples circustancias de la vida y que conocemos con el nombre de derechos adquiridos; ambos necesariamente indispensables para el amplio desarrollo de la existencia del sér, requieren el el respeto de los demás hombres y exigen en sus múltiples manifestaciones la protección del Estado. Varia es la mancra como estos derechos pueden ser vulne rados ; por lo pronto examinaremos estas dos, que son las más importantes, y que casi compreden á las otras, á saber: la voluntaria y la invol untar ia. La primera, hija de un estado normal del sér ejecutante, nos determina á exigi rle la responsabilidad total de su acto de violación en la cual se comprende la reparación del daiin causado y que se traduce, entre otras consecuencias, cn la damnificación á la victima, como en los casos en qu~ un indiv iduo, sin justo motiv o, deja de cump lir un compromiso, con lo cual se perjudica á terceros: ó cuando se destroza una propiedad ajena por el mero deseo de causar el mal. La segunda, es decir, la invol untar ia, tiene tllt aspecto complejo, y es, por tanto, preciso considerarla en sus difererentes faces. La que podemos llamar completamente invol untar ia y que consiste en la violación de un derecho por un sér de todo punto anormal (que lo sea ya permanentemente Ó apenas de manera momentánea), ó cuando la violación se comete con justo motivo, como en el caso de dar muerte á otro en legitima defensa, ó cuando oc u- rre un accidente en el agua ó en el aire y se arrojan bienes· ajenos con el objeto de disminuir el peso de la embarcación ó de la aeronave. La cuasi involuntaria, que se deriva del acto cometido por un individuo sin el manifiesto deseo de cometer la violación, acto el cual no era de indispensable ejecución, C01110 cuando alguien, sin conocer el mecanismo de un arma, produce con ella, al querer hacerla funcionar, la muerte de otro, ó por las mismas razones produce daño á una máquina de ajeno dueño. Y la relativamente involuntaria, como en los casos que, por razón del oficio, se ordena la ejecución de actos peligrosos, cuya realización accidentalmente produce la muerte 6 el desperfecto del operario. Pero en todo caso, para el efecto de la legal imputación al actor de una violación, debe tenerse como punto de partida la responsabilidad exigible al agente. Varia también, aunque dista mucho de lo perfecto y de lo completo, es la manera como nuestra sociedad ejerce sanción sobre los autores de violaciones á los derechos de los demás, seguramente porque al contemplar esas violaciones á los derechos humanos, dejó de tomar muchos de ellos en cuenta. Mas con el objeto de que nos sirvan como de base legal á nuestra tesis, traeremos .-<Í cuento los casos, á lo menos los más importantes en que nuestra legislación los determina, y en los cuales señala la illdemllización como uno de los medios de ejercer sanción legal sobre esas violaciones al derecho. En efecto, el articulo 2341 del Código Civil Colombia110 declara que "el que ha cometido un delito ó culpa ha inferido daño á otro, es obligado á la indemnización sin perjuicio á la pena principal que la ley imponga por la culpa ó el delito cometido." Como refuerzo al establecimiento del principio de indemnización pecuniaria en las violaciones de los derechos, el articulo 2343 del mismo Código estatuye que es obligado á la indemnización no sólo el que causa el daóo sino sus herederos, y agrega en el inciso segundo que el que recibe provecho del dolo ajeno, aunque no haya tenido parte en él, queda obligado hasta concurrencia del monto del valor de lo que haya repo rtado ; y en seguida, el artículo 23'¡'¡, dispone que "si un delito ó culpa ha sido cometido por dos ó más personas, cada una de ellas será solidariamente responsable de todo perjuicio procedente del mismo delito ó culpa, salvo las excepciones de los articulos 2305 á 2355." "Tod o fraude ó dolo cometido por dos ó más personas produce la acción solidaria del precedente incis o." Hé aquí, pues, cómo de manera solemne y dentro de una gran órbíta de acción la sociedad colombiana, en los derechos reglamentados por el Código Civil , establece la doctrina de la indemnización por la violación de esos derechos. Hace un momento decíamos que la causa princ ipal de las lagunas que contiene nuestra legislación es la exclusión que el legislador hizo de algunos de los derechos de los asociados, cuando resumió esos derechos, para contemplarlos bajo el punto de vista eJe las violaciones de que puedan ser objeto. Basta trasegar un tanto con nuestros Códigos para echar de ver, cómo impera en ellos un espiritu preocupado más de mantener por medio de prohibiciones y penas severas, los cánones de una moral inflex ible y rígida, que de armonizar las necesidades de la naturaleza humana con las exigencias de la vida de sociedad . Quienes de este sistema de incomprensión han salido más perdieJosos, son, sin duda, los miembros de la clase obrera, es el pueblo colombiano quien ha tenido que expia r más duramente la falta de estudio y observación que ha caracterizado al legislador en este país. Contribuyamos, pues, aunque sea con el grano de arena, á la reparación de obra que exige la falta que dejamos apun tada; y sirvanos de provechoso ejemplo las palabras de aquellos miembros de la Cámara Francesa, que no vacilaron en declarar en un informe relativo á un proyecto de ley, de idéntico objetivo, al que en este trabajo proponemos al fin, lo siguiente: "La Cámara no ignora que la Francia republicana ha sido de- • 14 - jada atrás por la imperial Alemania y la monárquica Inglaterra en lo concerniente á la legislación obrera, á las leyes de higiene, de previsión y de seguro social." *** El proyecto de ley sobre accidentes del trabajo con que termina nuestra tesis, pertenece al programa de reformas que en los últimos tiempos se han impuesto las democracias como ideal social. Tiende, pues, nuestro trabajo, por Su propia naturaleza, á buscar en parte solución al viejo problema de la cuestión social, que es tan antigua como el antagonismo entre oprimidos y opresores; pero se dirá, con aparente razón, que entre nosotros los problemas sociales no existen, y que, por tanto, es inútil y estéril, si no perjudicial, la labor que al respecto se intente. Entendámonos: la cuestión social, como problema formulado por las masas proletarias en la plaza pública, al són de la carlmañola, claro está que no existe; pero si el problema de la cuestión social lo consideramos envuelto en las lágrimas que la miser a de todo orden arranca al pobre, tenemos que convenir que I el problema existe y que quizá no tardará mucho en ) formularse en la lamentable manera que, por desgracia, es la única en que quieren reconocerlo ciertos espíritus .... Dia por día se acentúa en nuestra sociedad el movimiento obrero, tendencioso á hacerse reconocer como fuerza social y á conquistar para sí las justas reivindicaciones de las necesidades del presente. Aunque no queramos reconocerlo, la sociedad culombiana se halla en época de transición y hoy más que nunca es árdua y peligrosa la misión de aquellos á quienes corresponde vigilar el porvenir. Al tratar del asunto de que nos ocupamos, salta á primera vista un conflicto entre dos situaciones de hecho: la expectativa de !a nueva carga que pesará sobre las empresas de por sí débiles, y la Injusticia social de la no reparación al operario. En puro derecho claro está que la cuestión tiene que resolverse á favor de la segunda de las situaciones apuntadas; pero las conveniencias nacionales, especialmente las de industria y comercio, están exigiendo, á su turno, no sacrificar de manera inmisericorde al patrón, al cual, para ser justos, debemos reconocerle su actuación importante y necesaria en el engranaje del proceso nacional. Un sistema de cooperación en- I tre los patrones entre si, y entre éstos y los operarios, es la base esencial, á nuestro modo de entender, para edificar, con probabilidades de éxito, las leyes de indemnización por accidentes del trabajo. Materia es ésta que requiere estudio especial (el cual ya nos lo hemos propuesto); por lo pronto, nos limitamos á enunciarla, por no alargarnos demasiado en el presente trabajo. Viniendo al punto esencial de derecho relacionado con la indemnización por accidentes del trabajo, tenemos que, como la indemnización pecuniaria ha sido considerada por todas las legislaciones como una de las formas en que se traduce la responsabilidad legal, exigida por sentencia, resulta como uno de los puntos de partida que el legislador debe tener en cuenta para exigirla, la falta ó culpa de quien debe sufrir esta exigencia. A este respecto M. Saleilles nos dice que la idea subjetiva clásica se funda en dos ideas: la primera en el principio de que no hay responsabilidad sin falta, y la segunda, en este otro principio: que allí donde no hay falta, sólo puede haber riesgos Ó casos fortuitos, y que los riesgos incumben al propietario, si se trata de daños patrimoniales, ó á la persona misma, si se trata de accidentes ó de lesiones de la persona. Propuesta, pues, la cuestión sobre este terreno, salta á primera vista la dificultad con que hay que tropezar para la elaboración de una ley de accidentes que se desea no resulte irrisoria. Si la indemnización de que venimos tratande se considera COIllO consecuencia natural de la responsabilidad del patrono, estando, como está, basada la responsabilidad en la idea de falta, tendríamos que estudiar la ley sobre la materia, bajo el punto de vista penal, y caer irre- - 16- misiblemente en el intrincado punto de la teoría de la dehncuencia civil, la que, á pesar de haber nacido en el derecho romano, no ha logrado hasta nuestros días precisarse por completo. La verdadera cuestión está en esto tan bien planteada por M. Saleilles: «Un daño se produce; trátase de saber quién debe sobrellevar el perjuicio pecuniario de este daño. La vida está hecha de riesgos; lo que debe averiguarse es cómo han de repartirse éstos entre los que los sufren. No es ya una cuestión de falta, es una cuestión de equidad social; que los riesgos los sufre el que no está en falta, es cosa que vemos diariamente en materia de contratos; el convenio de las partes es el que regula la participación de los riesgos, y á falta de convenio expreso, la ley hace este reparto, según las cláusulas presuntas, Ó mejor, segllll Su propio concepto de la equidad contractual. En materia de contratos no es la idea de falta la que predomina cuando se trata de distribuír los riesgos; es el convenio, ó en último término , el punto de vista de la equidad ... » ¿Quién debe sobrellevar la carga pecuniaria y sobre qué patrimonio habrá de recaer la pérdida definitiva? Esta es la fórmula exacta del problema. La cuestión de la falta nada tiene que ver con la cuestión principal. Entonces es cuando surge como solución del problema el segundo principio expuesto por la teoría clásica; en lo tocante á la distribución de riesgos, y desde el punto de vista del concepto jurídico, lo mismo que desde el punto de vista de la equidad social alli, donde no hay falta los riesgos incumben al propietario; el propietario es quien sobrelleva el caso fortuito; no siendo el hecho ajeno, allí {(onde no hay falta, sino sólo un caso fortuito, el propietario es quien debe sobrellevarlo. Tal es la condición misma de la propiedad, el reverso de las ventajas que proporciona. Verdad es que allí donde no hay pérdida patrimonial, sin daños á las personas, es pre iso asimilar la personalidad á la propiedad, y si me fuera permitido diría que la ,propiedad del cuerpo á la propiedad de los bienes, cada t - 17 - cual debe guardarse á sí propio, lo mismo que el propietario custodia lo que le pertenece; el hecho de existir lleva consigo riesgos, y la existencia, lo mismo que la propiedad, experimenta casos fortuitos. Pero precisamente esta asimilación basta para revelar el punto débil de todo este sistema: no es el hecho de existir lo que trae riesgos consigo, sino el hecho de obrar. La existencia, considerada en \ el estado pasivo, sufre los golpes, pero considerada en el ) estado activo, los da. ¿ Quién se atreverá á sostener que entre quien los da y quien los recibe la responsabilidad de la pérdida y el peso definitivo del daño haya de sobrellevarlos el segundo y no el primero? Se ve, pues, que por el sólo hecho del mecanismo privado del derecho privado, apenas se alcanzan resultados incompletos. La verdadera solución jurídica, la única que corresponde á la equidad social y á la realidad de las cosas, sería hacer de la distribución de los riesgos una carga colectiva de la organización industrial, lo que no puede conseguirse más que por el mecanismo del seguro. No pretendemos nosotros dar á la ley finalidades que tiendan á hacer de ella capítulos de un catecismo de moral; queremos tan sólo que contribuya, por medio de la con- \ sagración de la justicia, á exaltar entre los asociados el sentimiento de la dignidad personal. Entre las muchas dolencias que aquejan el alma naci onal, tenemos como una de las que más perjuicios nos causa, la completa ausencia de previsión para el mañana; meridionales en toda la extensión del significado de la palabra, marchamos entusiastas y decididos hacia el progreso, mas sin derrotero definido, confiados más en la casualidad ó en el milagro que en el estudio y la previsión. En materias legislativas, más que en ninguna otra, es donde nuestro carácter ardiente é imprevisor ha sentado sus reales: leyes que han realizado los más exigentes ideales de los partidos políticos y orden y método nulos para su aplicación, esa es toda nuestra historia. En la materia especial de que se trata en esta tesis, es, como ya lo hemos insinuado, necesario é indispensable 2 I - 18- aditamentar la ley con disposiciones que la permitan prosperar con eficacia· Dos consideraciones pueden conducirnos á esta garantia, y son : la primera, la suposición lógica de que, una vez que la Ley reconozca el derecho del obrero de una indemnización por los accidentes del trabajo que sufra, á cargo del patrono ó de la industria, esa misma ley garantizará, tan efectivamente como sea posible, el pago de dicha indemnización; y la otra consideración especial, por cuanto se refiere á la situación actual de casi todos los patrones é industrias, referente á los recursos pecuniarios, que les hace casi imposible atender á la carga de los ries\ gas de accidentes, hace resaltar la necesidad de buscar un medio por el cual la misma ley venga en su auxilio, para facilitarles en alguna manera el cumplimiento de sus nuevos deberes legales. En buscar esta solución, tan interesado como el patrono están el obrero y la sociedad en general, pues para el primero, sin ella, el derecho que le reconoce la ley sería irrito, y para la sociedad, seria desastroso, pues el no ayudar al patrón en sus nuevas cargas equivaldria á decretar la quiebra de todas las empresas comerciales. El seguro parece ser la fórmula que corrija los peligros anotados y que facilita, mejor que ninguna otra, el cumplimiento de sus disposiciones. Pero para que el seguro preste el apoyo real y efectivo á la ley de accidentes, es necesario que se establezca de modo obligatorio, reglamentado por medio de una ley y basado en el sistema de Jondo de garantia. Explicado este sistema, dice el Sr. Meluguer: "En Bélgica y Francia funciona con éxito un fondo de garantía, de la insolvencia de los patrones y de las entidades aseguradoras que lo subrogan en sus obligaciones legales de indemnizar los accidentes del trabajo que hayan producido la muerte del obrero ... " El Estado dice á los patronos: "Lo que pido y exijo es que me garanticen vuestra solvencia, Ó de las entidades que elijáis para sustitnir en vuestras obligaciones . .. " Cualquier otro resorte (fianza, publicidad, inspección), con ser útil en su finalidad determinada y con contar con un fondo de garantía excesivo, no hace más que alejar Ó - 19- disminuir el riesgo de insolvencia, mientras que el seguro es el medio adecuado para eliminar riesgos económicos. Esto, en suma, sólo puede lograrse por la solidaridad de los industriales y comerciantes, á quienes afecta la ley de accidentes del trabajo, para asumir el riesgo de insolvencia de indemnizaciones reguladas por dicha ley, asi respecto á la responsabilidad directa como á la sustituida, interviniendo únicamente el Estado para hacer obligatoria dicha mutualidad y administrando debidamente." Algunas de las aspiraciones de la ley de seguro obligatorio pudieran ser (á la ligera) : 1.° Obligación del patrono ó jefe de explotación industrial, comercial 6 agrícola, de asegurar, contra los riesgos de accidentes del trabajo, á todo su personal; 2.' Fundar asociaciones municipales, para realizar el seguro directamente, 6 para reasegurar, con un minimum de treinta socios; y 3.' Fomento de la vida cooperativa . ••• El proyecto de ley de accidentes del trabajo que viene en seguida, no es, ni con mucho, un trabajo original; pues siendo éste un asunto en el cual priva el criterio experimental, hemos buscado, en las diferentes legislaciones sobre la materia, las aspiraciones que más cuadren á nuestras necesidades, aclarándolas, modificándolas y algunas veces adicionándolas, según el caso. De manera especial hemos seguido el trabajo y proyecto de ley elaborados por la Comisión de reformas sociales de Espa ña: - 20- LEY NUMERO .... Indemnizaciones por accidentes d.:1 trab3jo El Congreso de Colombia DECRETA CAPITULO I Art. 1.0 Para los efectos de la presente ley, entiéndese por accidente toda lesión corporal ó enfermedad debida al ejercicio habitual de un oficio que el operario sufra con ocasión ó por consecuencia del trabajo que ejecuta por cuenta ajena, cuando ha sido contratado directa ó indirectamente por el patrono. Se entenderá como patrono, la compañía ó propietario de la obra, explotación ó industria donde el trabajo se preste. Por operario se entenderá el que ejecuta habitualmente un trabajo manual por cuenta ajena, remunerado á jornal ó de cualquiera otra manera. Para los efectos de este artículo, consídéranse como operarios á los aprendices y á los vigilantes del trabajo, cuando su salario no pase de $ 2. Art. 2.° El patrono es responsable de los accidentes ocurridos á sus operarios con motivo y en ejercicio de la profesión ó trabajo que realicen, á menos que el accidente sea debido á' fuerza mayor, extraña al trabajo en que se produzca el accidente, ó que éste haya sido provocado intencionalmente por la víctima. La imprudencia profesional, ó sea la que es consecuencia del ejercicio habitual de un trabajo, no exime al patrono de responsabilidad. Art. 3.° Las industrias ó trabajos que dan lugar á la responsabilidad del patrono, son: 1.0 Las fábricas y talleres ó los establecimienlos industriales donde se hace uso de una fuerza cualquiera, distinta de la del hombre; 2.° Las minas, salinas y canteras, y los talleres metal~r­ Ki~vs; 3.° Las fábricas y tall¿res de construcciones terrestres ó navales. La construcción, reparación y conservación de edificios, comprendiendo los trabajos de albañilería, carpintería, cerrajería, corte de piedras, pinturas y todos sus anexos; 4.° Las fábricas de vidrios; 5.° Las fábricas de productos químicos, de tabacos y aguas gaseosas; 6.° Los establecimientos donde se produzcan ó empleen industrialmente materias explosivas ó inflamables, insalubres ó tóxicas; 7.° La construcción, reparación y conservación de vías férreas, puertos, caminos, canales, diques, arsenales, acueductos, alcantarillas, los trabajos de explanación y pavimentación de vías urbanas y otras similares; 8.0 Las explotaciones agricolas, forestales y pecuarias que empleen constantemente más de tres obreros. Para los efectos de este ordinal se considerarán comprendidos los pequeños arrendatarios que trabajan en las explotaciones agrícolas ó forestales. Las faenas agrícolas ó forestales donde se hace uso de algllll motor inanimado. En estos trabajos la responsabilidad del patrono existirá sólo con respecto al personal expuesto al peligro de las máquinas; 9.° El acarreo y transporte de personas ó de mercancias por via terrestre, maritima ó de navegación interior, y la pesca. En el transporte marítimo se entenderán comprendidas las personas que formen la dotación de los buques ó embarcaciones y cuyo sueldo ó salario no pase de '$ 1-50 diarios; 10. Los teatros respecto del personal cuyo sueldo no exceda de S 1-50 diarios; 11. Los Cuerpos de Bomberos; 12. Los trabajadores de colocación, reparacIOn y desmonte de conductores eléctricos y de pararrayos, y la colocación y conservación de redes telegráficas y telefónicas; 13. Todo el personal encargado de las faenas de carga y descarga; 14. Los hospitales, m&nicomios , hospicios y establecimientos análogos con respecto á su personal asalariado, por los accidentes que sufran en el desempeño de sus funciones. Ar l. 4.° Los obreros tendrán derecho á indemnización por los accidentes indicado s en el articulo 2.°, que produzcan una incapacidad pa ra el trabajo absolulo ó parcial, temporal ó permanente, en la forma y cuantía que establecen las disposic iones siguientes: 1.0 Si el accidente hubiese produ cido una incapacidad temporal, el patrono a')onará á la víctima una índemnización igual á la mitad de su jornal diario desde el día que tuvo lugar el accidente ha sta el día en que se halle en condiciones de volver al trabajo. Entiéndese que la indemnización será abonad a en los mismos días que lo fuere el jornal, sin descuento alguno por los días festivos. Si transcurrido un año no hu biese cesado aún la incapacidad , la indemnización seg uírá por las disposicione s relativas á la incapacidad permanente. 2.° Si el accidente hubiese pro ducido una incapacidad permanente y absoluta pa ra todo trabajo, el patrono deberá abonar á la víctima una ind emnización igual al sal ario de dos años. 3.° Si el accidente hubiere produ cido una incapacidad permanente y total para la pro fesión habitual, pero que no impida al obrero dedicarse á otro género de trabajo, la indemnización será igual al salario de un año. 4.° Si el accidente hubiere pro ducido una incapacidad parcial y permanente para la profesión ó clase de trabajo á que se hallaba dedicada la víctima, el patrono deberá satisfacer á ésta llll a indemniz ación equívalente á ocho meses de salario. El reglamento determinará: 1.° Las lesiones que deben considerarse como incapac idades absolutas; 2.° Las lesiones que deben considerarse como incapacidades parcia les ; 3.· Los casos en que un a lesión definidora de incapacidad parcial con otras ha de estimarse que consti- co ntuye una incap acida d abso luta; y aque llas en que curre ncia de lesion es, simp leme nte avalo radas , por desconc eptua rse como incap acida d parci al, tenie ndo en cuenta, al efecto de amba s comp utaci ones, la edad y el sexo del lesio nado . La deter mina ción de las lesio nes defin idora s de incapacid ad parci al que el regla ment o formu la, según lo dispuest o en el párra fo anter ior, no obsta rá, sin emba rgo, para la aprec iació n de las mism as con relac ión á la incapac idad profe siona l del lesio nado , á que se refiere la dispo sició n terce ra de este artícu lo. Art. 5.' El patró n estar á tamb ién oblig ado á facilitar la asiste ncia médi ca y farm acéut ica al obrer o hasta que se halle en cond icion es de volve r al traba jo, ó por dicta men facul tativo se le decla re comp rendi do en los casos defin idos en los núme ros 2, 3, Y 4 del artícu lo anterior y no requi era la referi da asiste ncia, lo cual se hará bajo la direc ción de facul tativo s desig nado s por el patrono. El obrer o lesion ado, ó su familia ó cualq uiera entidad obrer a, tiene derec ho á nomb rar, desde luégo , por su parte y á su cargo , uno ó más facul tativo s que intervenga n en la asiste ncia que le prest e el médi co desig nado por el patro no. Tant o el patro no como el obrer o podrá n recla mar la asiste ncia de los médi cos oficia les ó de benef icenc ia municipal, los cuale s deber án prest arla, de acuer do COll arreg lo á una tarifa que se fijará por orden anzas departa ment ales ó acuer dos muni cipal es, previ o infor me de la Junta de Higiene y Salub ridad Públi ca y de la Academi a de Medi cina. En los Muni cipio s se abrir á un libro de regis tro, en el cual podrá n inscr ibirse ,los médi cos que se comp rome tan á prest ar su asiste ncia á las víctimas de accid entes de traba jo, acom odán dose á dicha tarifa. El obrer o 6 su familia, 6 la socie dad de obrer os á que perte nezca , tendr á derec ho á prove erse de medi cament os en la farma cia que estim e conv enien te, si hubie se más de una en la localidad, siempre que las recetas estén firmadas ó visadas por el médico del patrono. En ese caso el patrono no estará obligado á pagar sino con arreg lo á la tarifa de la beneficencia oficial ó municipal, y si en la localidad no la hubiere, con arreglo á la vigente en la capital del Departamento. Se abrirá en las Municipalidades otro libro de registro de farmacias, en el cual se inscribirán las que se comprometan á suministrar los medicamentos necesarios en caso de accidente, con arreglo á las tarifas indicadas. El reglamento dictará las disposiciones oportunas para llevar á cumplido efecto el servicio médico farmacéutico, á que se refieren los párrafos anteriores. El dictamen pericial deberá ser extendido por el médico designado por el patrono en el mismo dia en que califique la incapacidad del obrero y dé por suministrada su asistencia, ó en el siguiente. La falta de dicho certificado establecerá, á favor del obrero, la presunción de que ha necesitado asistencia facultativa, hasta el momento en que cualquier otro médico certifique su incapacidad. El certificado del médico del patrono podrá ser objetado por el obrero, por medio de otros certificados médicos, ante los Jueces de derecho, haya ó nó controversi a judicial, sobre los derechos que le reconoce la presente ley. Las indemnizaciones por incapacidad permanente, definidas en los nllmeros 2, 3 Y 4 del artículo 4.°, serán independientes de las determinadas en el número 1.0 del mismo artícu lo, para el caso de incapacidad temporal. Art. 6.° Si el accidente produjese la muerte del obrero, el patrono queda obligado á sufragar los gastos del sepelio, no excediendo éstos de '$ 15, y además á indemnizar á la viuda, descendientes legítimos ó naturales reconocidos, menores de diez y ocho años ó inútiles para el trabajo y ascendientes, en la forma y cuantía que establecen las disposiciones siguientes: - 0- 1.0 Con una suma igual al salario de dos años que disfrutaba la victima, cuando ésta deje viuda é hijos ó nietos huérfanos que se hallasen á su cuidado. 2.0 Con una suma igual á la anterior, si sólo dejase hijos ó nietos. 3.° Con diez meses de salario á los padres ó abuelos de la víctima, si no dejase viuda ni descendientes, siempre que sean dos ó más los ascendientes. En el caso de quedar uno solo, la indemnización será equivalente á siete meses del salario que percibia la víctima. Las disposiciones de los números 1, 2 Y 4 serán aplícables al caso en que la víctima del accidente sea mujer; pero los del número 1 y 3 sólo beneficiarán al viudo cuando su subsístencia dependiera de la mujer víctima del accidente. Los contenidos en el párrafo 1.0 y mImeros 1 y 2 de este artículo, serán aplicables á los hijos adoptivos y á los jóvenes prohijados ó acogidos por la víctima, con tal que éstos últimos estén sostenidos por ella al tiempo del accidente. Las indemnizaciones por causa de fallecimiento no excluyen las que correspondieren á la victima en el periodo que medie desde el accidente hasta su muerte. 5.° Las indemnizaciones determinadas por esta ley se aumentarán en un cuarto más de su cuan tia cuando el accidente se produzca en un establecimiento ú obra cuyas máquinas ó artefactos carezcan de los aparatos de precisión á que se refiere el artículo 17. El riesgo de la indemnización especial á que se refiere esta disposición 5.' no pueJe ser materia de seguro. Si se probare que alguna entidad aseguradora lo asumía, deberá ser apercibida, y caso de persistir en pactar dicha condición, se le retirará la autorización oficial que se hubi~re concedido ó los efectos de la presente ley. Art. 7.° El patrono que no diere á las autoridades ó á los funcionarios de la Inspección del trabajo los pártes ó informaciones que los reglamentos determinen con relación á los accidentes ocurridos en sus obras, explotaciones ó industrias ó los dieren fuéra de los plazos que aquellos señalen, será castigado con la multa que en dichos reglamentos se fije. Las autoridades gubernativas y empleados judic iales que reciban un párte de accidente de trabajo, lo transmitirán, bajo su personal responsabilidad, á quien corresponda, en el plazo y forma que se determine en los reglamentos y disposiciones complementarias. Art. 8.° La as istencia médica y farmacéutica, y las indemnizaciones á que hacen referencia los artículos 4.° y 6.°, serán obligatorias aun en el caso de que la s consecuencias del accidente resulten modificadas en su naturaza, duración, gravedad ó terminación por enfermedades intercurrentes, siempre que éstas constituyan complicaciones derivadas del proceso patol ógico determinado por el accidente mismo, ó tengan su origen en afecciones adquiridas en el nuevo medio en que el patrono coloque al paciente para su curación. Art. 9.° El patrono podrá, en vez de las indemnizac iones establecidas en el artícu l o 6.°, otorgar pensiones vitalicias, siempre que las garantice á satisfacción de los derechos habientes de la víctima, en la forma y cuantía sigu ¡ente: 1.0 De una suma igual al 40 por 100 del salario de la víctima, pagadera á la viuda, hijos ó nietos menores de dieciocho años. 2.° De 20 por 100 á la viuda sin hijos ni descendientes legítimos ó naturales reconocidos por la víctima. 3.° De 10 por 100 para cada uno de los ascendientes, cuando la víctima no dejare viuda ni descendientes, siempre que el total de la pensión no exceda del 30 por 100 del salari o. Estas pensiones cesarán cuando la viuda contrajere nuevas nupc ias; y respecto de los hijos ó nietos, cuando éstos llegaren á la edad señalada en el artícu lo 6.° Art. 10. Para el cómp uto de las obligaciones establecidas en la presente ley, se entenderá por salario la remuneración Ó remuneraciones que efectivamente gane el obrero en dinero ó en cualquiera otra forma, por el trabajo que ejecuta por cuenta del patrono á cuyo servicio esté cuando el accidente ocurra, ya sea en aquellos en concepto de salario fijo ó á destajo, ya por horas extraordinarias, ó bien, como primas, gratificaciones, propinas 6 de cualquiera otro modo. Las remuneraciones que aparte del salario fijo ó á destajo gane el obrero, en cada caso, sólo se computarán como salario cuando tengan carácter normal. El salario diario no se considerará nunca menor á 0.25 centavos, aun tratándose de aprendices que no perciban remuneración alguna, 6 de operarios que perciben menos de dicha cantidad. Art. 11. Los preceptos de esta ley obligarán á la na6n en sus arsenales, fábricas de armas, de pólvora, y en los establecimientos ó industrias que sostenga. Igual obligación tendrán los Departamentos, Intendencias, Provincias Ó Municipios, en los respectivos casos, asi como en las obras públicas que ejecuten por administración. Art. 12. Prescribirán al año las acciones para reclamar el cumplimiento de esta ley. El término de prescripción estará en suspenso mientras se siga sumario ó pleito contra el presunto culpable, criminal 6 civilmente, y volverá á correr desde la fecha en que se dicte (cuandO fuere el caso) auto de sobreseimiento. Art. 13. Todas las reclamaciones de daños y perjuicios por hechos no comprendidos en las disposiciones d~ la presente ley, 6 sea aquellos en que mediare culpa ó negligencia exigibles civilmente, quedan sujetas á las disposiciones del derecho común. Art. 14. Si los daños y perjuicios fueren ocasionados con dolo, imprudencia 6 negligencia, que constituyan delito 6 falta, con arreglo al Código Penal, conocerán, en juicio correspondiente, los Jueces y Tribunales de lo criminal. Art. 15. Si los Jueces y Tribunales de lo criminal acordasen el sobreseimiento 6 la absolución del pro Cc- 28 - - sado, quedará expedito el derecho que al interesado corresponda para reclamar la indemnización de daños y perjuicios, según las disposiciones de esta ley. Este artículo y los dos anteriores se aplican tanto at patrono como al obrero. Art. 16. Serán nulas y sin valor toda renuncia á los beneficios de la presente ley, y en general todo pacto contrario á sus disposiciones, cualquiera que sea la época en que se realice. CAPITULO II DE LA PREVISION DE LOS ACCIDENTES Art. 17. La Comisión legislativa, ó en su defecto er Cuerpo de abogados consultores de los Ministerios, estudiarán y propondrán al Gobierno los reglamentos y disposiciones que se estimaren convenientes para hacer efectiva la aplicación de los mecanismos y demás medios preventivos de los accidentes del trabajo y las medidas de seguridad é higiene que se consideren necesarias. Las infracciones de dichos reglamentos y disposiciones, y de cuantas se dicten para la ejecución de la presente ley, se castigarán con una multa de cinco á cincuenta pesos, independientemente de la responsabilidad legal á que en cada caso haya lugar. Art. 18. Habrá una junta técnica encargada de informar á la Comisión legislativa, ó á quien haga sus veces, en todo lo relativo á la prevención de accidentes der trabajo y demás asuntos de carácter técnico referente af mismo. Esta junta se compondrá de tres ingenieros, dos médicos y dos arquitectos; dos de los primeros serán designados por el Cuerpo de profesores de la Escuela de Ingenieria y uno por el Gobierno; y los dos segundos serán r.ombrados, uno por la Escuela de Medicina y el (,tro por la AcaJelllia de Medicina, y los dos terceroS' por la Municipalidad de Bogotá. El cargo de Vocal de de esta junta será gratuito. -29Art. 19. En todo lo que se refiere á las medidas de higiene del trabajo, la Comisión legislativa, ó quien haga sus veces, podrá exigir informe á la Junta de Higiene y Salubridad públicas. . Art. 20. La inspección de cuanto se refiere á la aplicación de la presente ley, asi como la de los reglamentos y disposiciones de que trata el articulo 7.0, yen general á la seguridad é higiene del obrero, en los trabajos é industrias enumerados en el articulo 3.°, correrá á cargo de la Comisión legislativa, ó de quien haga sus veces. Art. 21. Las infracciones cometidas contra los reglamentos oficiales de seguridad y observadas por el servicio de inspección, serán corregidas, administrativamente, según lo dispuesto en el articulo 17. Art. 22. Los reglamentos determinarán los recursos legales contra las correcciones á que se refiere el articulo anterior, asi como el destino que haya de darse á las multas que se hagan efectivas. Art. 23. Se organizará, como dependencia de la Junta Técnica, un gabinete de experimentos en que se conserven los modelos ideados para prevenir los accidentes del trabajo y en que se ensayen los mecanismos nuevos. El Congreso consignará en los presupuestos generales la cantidad que se estime necesaria para organizar y conservar el gabinete de experimentos. CAPITULO III DEL SEGURO CONTRA LOS ACCIDENTES DEL TRABAJO Art. 24. Los patronos podrán sustituir las obligaciones definidas en los articulas 4, 6 Y 8, ó cualquiera de ellas, por el aseguro hecho á su costa en cabeza del obrero de que se trate, de los riesgos á que se refiere cada uno de esos artículos respectivamente, 6 todos ellos, en una sociedad de seguros bien constituida, que sea de las aceptadas para este efecto por el Ministerio de Gobierno. - 30- Art. 25. Los patronos podrán constituir asociaciones de seguros mutuos contra los accidentes, siempre que se ajusten á las condiciones y ofrezcan las garantías que el reglamento determine. Estas asociaciones estarán libres de impuestos. Art. 26. La suma que el obrero haya de recibir de las sociedades de seguros, á que se refieren los artículos anteriores, en ningün caso podrá ser inferior á la que le corresponderia con arreglo á la ley. Art. 27. El seguro que el patrono haya hecho del obrero de que se trate, mientras no haya sido cubierto totalmente, no lo releva de las obligaciones de !a presente ley. DISPOSICIONES FINALES Art. 28. De los conflictos que surjan en la aplicación de esta ley, conocerán los jueces de primera instancia por los trámites del juicio sumario en general, de que trata el Capítulo único, Título VII, Libro 11 del Código judicial, pero con las siguientes modificaciones: Art. 29. En toda contienda judicial sobre accidentes del trabajo será juez competente el del lugar en donde aquel haya ocurrido, siempre que resida en él la víctima ó sus herederos, ó en otro caso, el de la residencia de éstos, cualesquiera que sean las estipulaciones de los contratos de seguros que los patrones celebren para subrogar en otras entidades las obligaciones que nacen de esta ley. Art. 30. En el caso de que la victima del accidente ó sus herederos no hubieren dejado quien los represente en juicio, llevará esta representación el Personero Municipal, previa la conformidad de aquéllos. Art. 31. Se sustanciarán en papel comün todos los litigios que se pro1l1uevan con el objeto de exigir las indemnizaciones reconocidas en la presente ley. Sólo en el caso de que el litigante procediese con notoria mala fe, se le impondrán las costas. - 31 - Art. 32. Contra las sentencias condenatorias al pago de indemnizaciones por accidentes del trabajo, no podrán los patronos interponer recurso alguno sin el previo depósito en metálico del total del importe de la condena, á satisfacción del Juez. Art. 33. En el reglamento se fijarán los términos que deberán durar las distintas instancias judiciales en materia de accidentes, de suerte que en ningun caso medie entre la demanda y la sentencia definitiva más de tres meses. Art. 34. Habrá recurso de casación por infracción ele la ley contra las resoluciones que dicten los Tribunales en materia de accidentes, cualquiera que sea la cuantia de la indemnización y siempre que dichas resoluciones reúnan las demás condiciones que para ello exige la ley adjetiva. Art. 35. Las indemnizaciones por razón de accidentes del trabajo se considerarán exceptuadas de embargas; no podrá hacerse efectiva en ellas ninguna responsabilidad. Art. 36. Ejemplares impresos de esta ley y reglamentos se colocarán en sitio visible de los establecimientos, talleres ó empresas industriaies á que se refieran. RESOLUCION NUMERO 13 (~\AYO 30) Los Rectores de la Universidad Republicana, visto el memorial del Sr. Rafael Abello Salcedo en que solicita se le conceda examen preparatorio de grado en la Facultad de Derecho, y CONSIDERANDO: l.' Que á la solicitud acompaña el peticionario certificados en que consta que cursó y ganó en la UniversiJau, ~II exámenes ordinarios, los cursos de Derecho In- ternacional con 14, notable; Derecho Romano con 15; Medicina Legal con 15 en 1909; Derecho Civil 2.' y 3.' con 14; Procedimientos Judiciales con 15; Práctica Forensz con 15, y Derecho Mercantil con 14 en 1910, y en - 32- • examen de habilitación el. curso de· Derecho Civil l.' 15 en 1911; 2.· Que según la Resolución número 5 (página 7 del libro respectivo) el Sr. Abello ha hecho todos los cursos previos y, según el Acta de examen de 27 de Marzo . .página 51 del Libro de G ados, fue aprobado en el examen preparatorio de Ciencias Políticas con 16; 3.· Que el peticionario tiene derecho á que se le conceda el examen que solicita toda vez que ha llenado las formalidades reglamentarias, RESUELVEN ; Concédase al Sr. Rafael Abello Salcedo el examen preparatorio de grado en la Facultad de Derecho; hágase el sorteo reglamentario en presencia del peticionario; verificado éste, citense los profesores de las materias del examen para el día en que éste deba verificarse de acuerdo con el Reglamento. Comuniquese al Sr. Abello, hágase saber á la Comunidad y legájense los certificados del Sr. Abello junto con los otros de su expediente de grado. Dada en Bogotá, á treinta de Mayo de mil novecientos once. El Rector, Firmado, CLiMACO CALDERÓN El Rector, Firmado, E. J. GÓMEZ El Secretario, Daría Oómez En Bogotá, á 30 de Mayo de 1911 , notifiqué la Resolución anteri or al Sr. Abe ll o Salcedo, quien, en constancia fi rma. Firmado, RAFAEL ASELLO SALCEDO Daría Oámcz En Bogotá, á treinta de Mayo de mil novecie ntos once, se hizo el sorteo que previene al artículo 137 del Reglam e ~to.' y resultaron de sign~das .Ias siguientes malcrias: Prachca Forense, Leglslaclún Fiscal, Derecho Mercantil y Derecho Romano y Español. El Secretario, Testigo, Vatio Gómez Fi rmado, RAFAEL ASELLO SALE DO fir mado, NÉSTOR ARCE I lil\[¡nnm¡ m(\ W I\~n~\ ' I ~ \ 1 2 9004 01211487 1 •