PODER JUDICIAL DE LA NACION CAMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO- SALA VII “GOMEZ DANIEL RICARDO C/ ASOCIACION DEL FUTBOL ARGENTINO S/ DESPIDO”- SENTENCIA DEFINITIVA Nº 43611CAUSA Nº 17.678/2009 En la ciudad de Buenos Aires, a los 16 días del mes de mayo de 2011, para dictar sentencia en los autos : “GOMEZ DANIEL RICARDO C/ ASOCIACION DEL FUTBOL ARGENTINO S/ DESPIDO”, se procede a votar en el siguiente orden: LA DOCTORA ESTELA MILAGROS FERREIRÓS DIJO: I.- A fs. 5/16vta. se presenta el actor e inicia demanda contra ASOCIACIÓN DEL FUTBOL ARGENTINO en procura del cobro de unas sumas a las que se considera acreedor.Aduce que se desempeñó en relación de dependencia con la demandada desde el 17 de diciembre de 1986, cumpliendo tareas de árbitro profesional en los partidos que se disputan en dicha asociación, habiendo llegado a ser árbitro de la categoría IVa en calidad de Juez de línea en el campeonato Nacional B.Afirma que en junio de 2003 la empleadora le impuso, para continuar otorgándole trabajo, la firma de un acuerdo celebrado ante el SECLO, por el dependiente, para en definitiva quedar en las mismas condiciones de trabajo, pero vinculado a través de la firma de sucesivos contratos anuales de “locaciones de servicios arbitrales”. Agrega que tal modalidad utilizada por la demandada, surgió a partir de una ilegítima reforma del art. 6 del C.C.T. 126/75 que adicionó una disposición que determina “que la A.F.A. puede celebrar contratos de servicios arbitrales sin relación de dependencia, con los árbitros que integran y/o ingresen a sus planteles oficiales”, y tacha tal sistema de fraudulento.Dice que esa figura contractual se entiende útil y razonable para contrataciones esporádicas, extraordinarias y circunstanciales, que no cuenten con la continuidad y habitualidad de la prestación que la misma demandada les impone a sus trabajadores permanentes. Estos últimos – afirma- están sometidos a un complejo sistema reglamentario interno, dentro de la estructura empresaria que la determina y controla a través del poder de dirección y disciplinario.Tras algunas consideraciones más, sostiene que la locación impuesta al actor simulaba la inexistencia del contrato de trabajo, contraviniendo lo dispuesto en el art. 23 de la L.C.T. y por tanto se encuentra alcanzada por la sanción del art. 14 de dicha normativa, que establece la nulidad de todo contrato por el cual las partes hayan procedido con simulación o fraude a la ley laboral.Relata que requirió su regularización en numerosas oportunidades hasta que decidió hacerlo de modo telegráfico y ante el resultado negativo obtenido, se colocó en situación de despido indirecto.Reclama las indemnizaciones correspondientes al despido incausado, multas e incrementos previstos en el ordenamiento laboral.- 1 A fs. 20/39vta. ARGENTINO.- responde ASOCIACIÓN DEL FUTBOL Desconoce todos los extremos invocados por el actor; relata su versión de los hechos y pide, en definitiva, el rechazo de la demanda.La sentencia de primera instancia obra a fs. 377/388 en la que el “a-quo”, luego de analizar las pruebas producidas, decide en sentido favorable a las pretensiones del actor.Expte. 17.618/09 Los recursos que analizaré llegan interpuestos por la parte demandada (fs. 399/407vta.) y por la parte actora (fs. 392/397vta.).II.- En líneas generales la demandada cuestiona el fallo en tanto el “a-quo” concluyó que la relación habida entre las partes fue de naturaleza laboral pese a la firma de contratos de locación de servicios, expresamente contemplada en el Convenio Colectivo de Trabajo de la actividad (126/75) cuyo art. 6to. lo autoriza. Asimismo estima que por encontrarse cuestionada una cláusula convencional, se debió agotar con carácter previo a la vía judicial, la instancia administrativa.Cabe en primer término señalar que no se cuestiona aquí la validez de normas convencionales sino su subsidiariedad respecto del orden público laboral, dentro del marco del contrato individual de trabajo, análisis de adecuación que ha sido reiteradamente admitido por la jurisprudencia que comparto (ver,entre otros “Mercado, Alberto c/ Obra Social para el Personal del Ministerio de Economía OSME s/ despido”, sent. 39.370 del 29-0606; “Marcello, Gilberto P. C/ Asociación del Futbol Argentino s/ despido”, sent. 39.957 del 15-03-07).Ahora bien, llega firme a esta instancia que las partes mantuvieron inicialmente una relación laboral y a partir de julio de 2003 se vincularon mediante contratos de locación de servicios arbitrales sucesivos.Siendo ello así cabe analizar si se aplica el mencionado convenio (art. 6) o si, por el contrario, el mismo debe desecharse por resultar violatorio del orden público laboral.-En tal sentido he tenido oportunidad de señalar que, a la luz de lo dispuesto por el art. 8 de la L.C.T. y 7 de la ley 14.250, el convenio viola palmariamente el orden público laboral, toda vez que el agregado introducido en su art. 6to. en cuanto refiere “… La posibilidad que la A.F.A. pueda celebrar contratos de servicios arbitrales, sin relación de dependencia; con los árbitros que integren y/o ingresen a sus planteles oficiales (sic)” contraviene la normativa señalada, en cuanto requiere –para la aplicación de las convenciones colectivas de trabajo o laudos con fuerza de tales- que estos contengan normas más favorables al trabajador que las expresamente previstas en la Ley de Contrato de Trabajo (ver “Palma, Juan Carlos c/ Asociación del Fútbol Argentino s/despido”, sent. 39.692 del 3110-06, entre otros).- Al haber reconocido la prestación de servicios la demandada (aunque invocando una vinculación diferente) ello torna operativa la presunción del art. 23 de la L.C.T. acerca de la existencia de un contrato de trabajo, salvo prueba en contrario.- Y bien, comparto la 2 valoración que de las declaraciones testimoniales ha realizado el “a-quo”. Tanto Papa (fs. 233/234); Romano (fs. 235/236); Cicarella (fs. 237/238) y Sugliani (fs. 261), han aportado datos que palmariamente demuestran la existencia de una vinculación dependiente. Todos sujetos a un estricto regimen de instrucción, entrenamiento y disciplina, debían concurrir cada fin de semana para entrenamientos y clases de perfeccionamiento, con control de asistencia, con poder disciplinario y de dirección.Los agravios expresados acerca de la prueba testifical rendida en autos, no son más que una afirmación subjetiva que no permite advertir que se haya violado el proceso formativo de la prueba de testigos. No trae la agraviada a la consideración de la alzada la prueba de que se haya violado el mencionado proceso de percepción de los declarantes ni que se haya interrumpido la necesaria concatenación del proceso lógico de inducción, de deducción, de comparación, de examen, a un análisis de comparaciones lógicas, para que su narración resulte fiel. De ese análisis depende la verosimilitud del relato y no observo que en autos se haya mencionado siquiera tal inconducencia.- De cualquier manera de la lectura de las declaraciones producidas, debe inferirse que la sentencia ha tenido bien en cuenta los aspectos esenciales del contenido de la prueba testifical ya que lo expuesto no excede los límites del objeto de la prueba y resulta verosímil el hecho y la forma en que los testigos dijeron que llegó a su conocimiento.Pero hay más: tal como lo indica el “a-quo” del propio contrato de “locación de servicios” surgen derechos y obligaciones que son incompatibles con una relación autónoma, como la imposibilidad de rehusar las designaciones de la AFA para prestar servicios; el pago de un 16% mensual para contar con un sistema de salud; obligación de someterse a exigencias de carácter físico y técnico que determine la AFA, poderes disciplinarios, etc. A mi modo de ver, la suscripción de esos contratos constituye un verdadero acto de fraude en el sentido técnico-jurídico de la figura y por tanto son firmados tratando de burlar el orden público laboral. Resultan por lo menos, inoponibles al trabajador debiendo ser desplazada la legislación que se pretende aplicar, por la legislación laboral que es la que verdaderamente corresponde. (ver Ferreirós, Estela Milagros, “El contrato de trabajo y la locación de servicios”, publicado en Doctrina Laboral y Previsional- Errepar; nº 270, febrero de 2008).Y bien, no me cabe entonces la menor duda de la existencia en el caso de un verdadero contrato de trabajo, pese al nombre que pudieron haberle dado las partes. Ello habida cuenta de que el contrato de trabajo es un contrato realidad y su existencia o no como tal, depende de la naturaleza del vínculo que les unió, resultando indiferente la denominación que –de buena o mala fe- le asignen a la relación establecida entre ellas.- Agrego, en cuanto a las restantes consideraciones vertidas en el escrito sobre esta cuestión, que -tal como la Corte Suprema de justicia de la Nación ha sentado criterio- el juzgador no está obligado a ponderar una por una y exhaustivamente todas las argumentaciones y pruebas agregadas a la causa, sino sólo aquellas que estimare conducentes para fundar sus conclusiones, ni a analizar todas las cuestiones y argumentos utilizados que -a su juicio- no sean decisivos (conf.CSJN, 29.4.70, La ley 139-617; 27.8.71, La Ley 144-611 y citas jurisprudenciales en "Código Procesal..." Morello, Tº II-C, Pág.68 punto 2, Editorial Abeledo - Perrot; art. 386, última parte,del Código Procesal; y de esta Sala, ver autos: "Bazaras, Noemí c/ 3 Kolynos"; S.D. 32.313 del 29.6.99).- En tales condiciones, y dado que la apelante no señala ningún otro elemento de juicio que resulte hábil para revertir el fallo en este item, propongo su confirmación.III.- Lo propuesto precedentemente impone también confirmar el fallo en cuanto dispone el pago de las multas de los arts. 8 y 15 de la Ley 24.013.Por lo demás, y contrariamente a lo que sostiene la apelante, soy de opinión que la prescripción del crédito relativo a la multa contemplada por el art. 8 del citado cuerpo legal, comienza a correr sólo cuando tal indemnización se tornó exigible, es decir una vez realizada la intimación por el trabajador, en las condiciones y plazos de impone el art. 11 de la L.E. Además no puede sostenerse que el crédito se encontrara prescripto porque el hecho inicial que le dio motivo (la clandestinidad del vínculo) hubiera acontecido más allá del lapso bianual respecto de la interposición de la demanda.Finalmente, entiendo que la remisión a las remuneraciones devengadas durante el período de irregularidad es un mero parámetro de cálculo.En tales condiciones cabe desestimar este agravio.IV.- Tampoco le veo razón a la recurrente cuando afirma que no debería ser condenada al pago del incremento del art. 2 de la Ley 25.323, teniendo en cuenta la cuestión debatida y la circunstancia de haber abonado una suma en el SECLO por la ruptura previa de la relación laboral.El art. 2º de la ley 25.323 deviene aplicable a las consecuencias jurídicas o efectos contractuales que no hayan sido cumplidos por el empleador debidamente intimado. Ergo, son requisitos para su procedencia: la intimación fehaciente y el inicio de acciones judiciales o cualquier instancia previa de carácter obligatorio para percibirlas.- La norma parece apuntar a morigerar el daño que se produce al trabajador cuando no se cumple lo debido y a poner un marco diferencial entre el empleador que cumple con las indemnizaciones previstas en la ley y aquél que se toma los tiempos judiciales, aún sabiendo que debe pagar (ver trabajo publicado en ERREPAR, Nº 185, enero/01, T. XV, "Nuevo Regimen de Indemnizaciones Laborales Establecido por la Ley 25.323", Dra. Estela M. Ferreirós). El actor intimó fehacientemente y debió iniciar el presente juicio para poder obtener el cobro.- Propongo entonces se confirme el fallo en este punto también.V.- En relación a las certificaciones previstas en el art. 80 de la L.C.T. caben las siguientes consideraciones: La accionada no se encuentra obligada a acompañar certificado de aportes jubilatorios pues, atento lo previsto por el art. 2 de la ley 24.622, los técnicos de futbol deben aportar a la caja de autónomos.Sí deberá hacer entrega a Gomez del certificado de trabajo donde deberá consignar los salarios percibidos durante el período 01-07-03 al 02-02-09, categoría, etc. todo bajo apercibimiento de astreintes, con la aclaración de que no es aun oportunidad de determinar su monto.Ello, por cuanto la obligación de entregar los certificados de trabajo no 4 puede ejecutarse hasta tanto las actuaciones retornen al juzgado de origen, por lo que el momento a partir del cual corren las astreintes –para el caso de incumplimiento- es cuando se cursa la respectiva intimación al demandado. Luego, el determinar su monto incumbe sólo al juez en el momento en que se pudiera configurar el incumplimiento de esa obligación (en igual sentido esta Sala en “Rivero Jorge c/ Monzo, Claudia”, sent. Del 12-08-99, entre muchos otros).Cabe por tanto dejar sin efecto las astreintes allí dispuestas.VI.- La parte actora se agravia en tanto en el fallo el Sr. ordenó descontar el monto percibido al desvincularse en junio intereses de acuerdo a la tasa prevista en el Acta 2357 desde de 2003 hasta el distracto el 4 de febrero Juez “a-quo” de 2003, con el 1º de julio de 2009.- Estimo que sobre la suma ya percibida por Gomez ($ 17.922,94.-) deben regirse las pautas de imputación impuestas por la ley y atribuir a la suma carácter de pago parcial, por lo cual, debe imputársela en primer término a intereses y el remanente a capital (art. 777 del Código Civil, en igual sentido, esta Sala, en autos: “Ventrice De Wenzel, Catalina y otros C/ Gobierno de la Ciudad De Buenos Aires S/ Accidente Acción Civil”; aclaratoria de sentencia definitiva 37.957 dictada e1 08.11.04). VIII.- No encuentro razones para apartarme de lo resuelto en materia de costas, las que han sido declaradas a cargo de la demandada, en aplicación del principio objetivo de la derrota contenido en el art. 68 del Código Procesal.IX.- Los honorarios regulados en primera instancia a favor de los profesionales, me parecen equitativos, sobre la base del mérito de los trabajos cumplidos, por lo que propongo sean confirmados (arts. 38 de la ley 18.345 y demás normas arancelarias).X.- De tener adhesión mi voto, propicio que las costas de alzada se declaren también a cargo de la demandada (art.68, cit.) y se regulen honorarios a la representación letrada de cada una de las partes en el 25%, de los determinados para la primera instancia (art. 14 del arancel de abogados y procuradores).EL DOCTOR NESTOR MIGUEL RODRIGUEZ BRUNENGO DIJO: Por compartir sus fundamentos adhiero al voto que antecede y añado: Bernardino Herrero Nieto, en su clásica obra “La simulación y el fraude a la Ley en el derecho del trabajo"(Editorial Bosch, Barcelona, 1958), dice que: “Toda la habilidad desplegada por el legislador para proteger la Ley puede ceder ante las artimañas que la vida emplea para violarla, minarla y hacerla sucumbir". Con estas impresionantes palabras, describe Ihering el fenómeno social que había observado en el estudio del Derecho Romano, consistente en la resistencia disimulada e hipócrita que, contra el imperativo de la Ley, oponen los intereses particulares a los que aquélla hiere con frecuencia. 5 "No basta -añade el mencionado autor- para alcanzar el fin deseado, ordenar una cosa, ni que la Ley tenga una hoja bien afilada para que el golpe vaya directamente al corazón; el golpe más tremendo, si el adversario lo evita, no es más que un sablazo en el agua." Y quién puede dudar que de las formas mas peculiares y sutiles de evadir los propósitos del legislador no sea esta de hacer parecer lo que no es?”. Sabido es que la misión del Juez, y de manera más intensa en el Juez del Trabajo, consiste en la búsqueda de la verdad sustancial, más allá de las formas que las partes dieran a "contratos" destinados a cubrir el fraude y contrariar el Principio de Primacía de la Realidad, tan imperativo en nuestra disciplina. El Juez del Trabajo es parte activa en el proceso, no mero espectador pasivo frente a los hechos y actos jurídicos enderezados por las partes. Más allá de las apariencias debe avanzar, como enseñaron los maestros italianos, en “l`indagine giuridica" (Conf.: Carnelutti, Calamandrei y otros insignes procesalistas), escrutando las entrañas del caso, en la búsqueda de los signos necesarios para la aprehensión de la verdad y su encuadramiento jurídico en la normativa vigente para arribar a la solución acertada.-Así se cumple una de las reglas que Rudolf Stammler señala corresponder al Juez en la actividad creadora del Derecho (vide: “Die Lehre von dem Richtingen Recht”). Luis Recasens Siches, siguiendo a Georges Ripert marca el camino: el Juez debe vivificar la Ley haciendo intervenir la Moral en sus fallos, ya que el Derecho queda bajo el dominio de las concepciones morales.Lo contrario sería –en el caso- apañar el fraude y la simulación en detrimento de la verdad objetiva y del carácter protectorio del Derecho Laboral.LA DOCTORA BEATRIZ INES FONTANA No vota (art. 125 de la Ley 18.345).A mérito de lo que resulta del precedente acuerdo el Tribunal RESUELVE: 1) Modificar parcialmente el fallo apelado y disponer que sobre la suma ya percibida por el actor debe imputársela en primer término a intereses y el remanente a capital, como se indica en el considerando VI del compartido primer voto. 2) Revocarlo también en cuanto dispone la entrega de certificados de aportes previsionales, quedando la obligación de la demandada limitada a lo que se indica en el considerando respectivo. 3) Dejar sin efecto las astreintes fijadas en primera instancia. 4) Confirmar el fallo en todo lo demás que decide. 5) Confirmar los honorarios regulados. 6) Declarar las costas de alzada a cargo de la demandada. 7) Regular honorarios a la representación letrada de la actora y de la demandada en el 25% (veinticinco por ciento), para cada una de ellas, de los determinados para la primera instancia.-Regístrese, notifíquese y devuélvase.- 6