Confirman la condena a un servicio de prevención por negligencia

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Confirman la condena a un servicio de
prevención por negligencia en la muerte
de un granjero: 274.000 euros de
indemnización
El empleado murió en 2007 por la falta de vigilancia de una enfermedad pulmonar agravada
con una neumonía por legionela
La Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN) ha confirmado la
condena a un servicio de prevención, en concreto a Prevención Navarra, por la muerte del
empleado de una granja situada en Etxarren (Arakil), que falleció por una enfermedad
pulmonar agravada por un contagio por legionella en la propia empresa y después de que el
tribunal ratifique, al igual que hizo la juez de primera instancia, que se produjo una falta
evidente de vigilancia en la salud del trabajador y de sus problemas respiratorias. El TSJN ha
desestimado los recursos tanto del servicio de prevención como de la propia Granja Dos
Hermanas y ha confirmado que deberán abonar de forma solidaria 274.780 euros a la viuda y
los seis hijos del fallecido. La familia del fallecido era representada por el despacho de
abogados de María José y José Luis Beaumont Aristu.
Ignacio Iriarte Otamendi, vecino de Etxarren-Arakil, comenzó a trabajar en la granja en 1972
como peón y luego fue realizando diversas funciones hasta llegar a ser catalogado en la propia
empresa como trabajador comodín, guarda y encargado, y por eso pactó el uso de la vivienda
que hay en el interior de la granja. En los diversos servicios que tenía encomendados tenía
contacto con piensos, polvo del molino y productos químicos muy agresivos e irritantes para
las vías respiratorias. En la resolución se constata que en numerosas ocasiones el trabajador
sufría accesos de tos cuando realizaba sus tareas que le obligaban a abandonar la actividad y
para evitarlos usaba mascarillas protectoras. Cuando Ignacio empeoró su estado de salud fue
el 15 de mayo de 2007, cuando causó baja por una bronquitis aguda que requirió
hospitalización hasta el 6 de junio del mismo año, fecha en la que se le dio el alta hospitalaria y
continuó tratamiento en su domicilio. El 17 de julio de 2007 volvió a ingresar en Urgencias del
hospital Virgen del Camino, donde falleció el 28 de julio siendo la causa fundamental de la
muerte la neumonía por legionella. Tenía 63 años.
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En todo el periodo, de 35 años, en el que Ignacio Iriarte estuvo trabajando en la granja, solo se
cogió una vez la baja laboral pese a que tenía frecuentes problemas de tos, que bien no se
percibieron o bien pasaron por alto en el servicio de prevención a la hora de realizarle el
examen médico.
Basándose en los hechos probados de la sentencia anterior, el TSJN evidencia lo contrario a lo
que expone en su recurso Prevención navarra y, por tanto, no acepta su pretensión. Primero,
dice, que la sociedad de Prevención practicó un reconocimiento médico anual al trabajador
entre 2002 y 2007 y, sin embargo, no aplicó el protocolo de vigilancia sanitaria específica por
neumonitis por hipersensibilidad, salvo en el reconocimiento médico que se le hizo en 2005. “Y
decimos esto porque de hacerse hecho se hubiera detectado la enfermedad en sus inicios y se
hubiera podido evitar su progresión. Sin embargo, se le detectó cuando ya era crónica y había
desarrollado una fibrosis pulmonar”, expone el fallo de la Sala de lo Social. A mayor
abundamiento, expone que “en la única ocasión en la que al señor Iriarte se le aplicó el citado
protocolo, la actuación tampoco fue la adecuada pues ante los resultados de la espirometría,
que detectaron un valor de capacidad vital forzada menor al 80% no se efectuó el estudio
completo y la valoración por especialista en alergología, no se apartó al trabajador de la fuente
de exposición, ni siquiera se le remitió a su médico de atención primaria”. Por tanto, el
seguimiento de su patología queda seriamente cuestionado a la luz de estos hechos, a lo que
conviene añadir que las espirometrías realizadas al trabajador durante 2002 y 2003 fueron
“defectuosas” y en 2004, 2006 y 2007 “ni siquiera se practicaron”. Por ello, el TSJN entiende
que tal proceder “comporta un claro incumplimiento” de lo dispuesto en la Ley de Prevención
de Riesgos Laborales.
El TSJN desestima los recursos que presenta la empresa ya que entiende que los informes
periciales que obran en la causa ya fueron convenientemente valorados por la magistrada de
instancia y ya se declaró en sentencia de 2008, emitida por el Juzgado de lo Social número 3,
que el fallecimiento de Ignacio Iriarte derivaba de enfermedad profesional, de lo que concluyó
que la causa principal y relevante del fallecimiento fue la alveolitis alérgica extrínseca de
origen ocupacional, que le provocó una situación de inmunodepresión que le impidió superar
la neumonía por legionela contraída por la bacteria encontrada en la empresa demandada.
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Un informe del Instituto de Salud Pública fechado en agosto de 2007, poco después del
fallecimiento de Iriarte, indicaba que en la granja existían “instalaciones potencialmente
transmisoras de legionelosis, concretamente redes internas frías, lanzas de agua a presión y
enfriadores evaporativos. La granja, de hecho, incurrió en varios incumplimientos,
concretamente al realizar el abastecimiento de agua fría de consumo desde un manantial sin
autorización alguna y detectarse desperfectos en el relleno y suciedad generalizada por falta
de mantenimiento de los enfriadores evaporativos.
La empresa alegó que “el trabajador no pudo contagiarse del brote de legionela existente en
una ducha fuera de servicio, anexa a las oficinas de la empresa, pues estuvo en situación de
baja por enfermedad desde 74 días antes de su detección y esa bacteria se incuba al ser
humano en un periodo de entre 2 a 10 días, el TSJN confirma lo que dijo la sentencia de la juez
de primera instancia, que declaró probado que Iriarte “se duchaba con asiduidad en las duchas
de las oficinas de la empresa, anexas a la vivienda que ocupaba. Todos los circuitos de agua de
las instalaciones dieron positivo a la bacteria”. En aquel fallo, ya se decía que la empresa tenía
que haber adoptado medidas preventivas suficientes y el servicio de prevención tenía que
haber incluido el riesgo de contagio por legionela en su evaluación de riesgos.
Por su parte, el recurso de Prevención Navarra, también desestimado, constaba de tres
motivos. Entendía que un trabajador o su familia no está legitimado para demandar
directamente al servicio de prevención en reclamación de una indemnización por daños,
puesto que a su entender solo debía reclamar por ello a la empresa empleadora. El TSJN
corrige lo anterior y expone que el artículo 31 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales
obliga, precisamente, “a los servicios de prevención a estar en condiciones de proporcionar a
la empresa el asesoramiento y apoyo que precise en función de los tipos de riesgo que en ella
existan”. Se trata, por tanto, de una responsabilidad directa.
Igualmente, Prevención Navarra entendía que la acción de los demandantes estaría prescrita y
argumentó que no tenía por qué “asumir el peregrinaje judicial al que optaron los
demandantes voluntariamente pudiendo haber ejercitado la acción que determinó este
proceso desde la firmeza de la sentencia de 6 de octubre de 2008 del Juzgado de lo Social 3 en
lugar de haber optado por una acción penal que nunca se dirigió frente a Prevención Navarra
hasta el final del proceso”. Esas diligencias penales se archivaron en diciembre de 2012. La Sala
de lo Social considera que “el plazo de prescripción para la correspondiente acción por
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indemnizaciones derivadas de accidentes de trabajo es el de un año y los procesos penales
deducidos a consecuencia de un accidente de trabajo, impiden que pueda comenzar a correr el
plazo prescriptivo de la acción sobre reclamación de daños y perjuicios derivada de ese
accidente”. De hecho, recuerda la Sala que las diligencias previas también versaron “sobre la
posible responsabilidad por parte de los servicios de prevención y de sus médicos en el
fallecimiento del trabajador”.
En el complejo periplo de procedimientos que se abrieron tras la muerte de Ignacio Iriarte, la
empresa fue ya sancionada con 9.000 euros por el incumplimiento en materia de riesgos
laborales y de medidas preventivas tras el acta de infracción de la Inspección de Trabajo.
Corría el año 2008 y la sanción la firmó la Dirección General de Trabajo y Prevención de
Riesgos por infracción grave. No deja de resultar sorprendente que dicha sanción fuera
corregida por la que era por entonces consejera de Economía en el Gobierno de UPN, Lourdes
Goicoechea, que anuló la sanción por orden foral de 2013 al estimar un recurso de la empresa.
Dicha orden foral también fue merecedora de la apertura de un procedimiento judicial y, de
hecho, una sentencia del Juzgado de lo Contencioso 3 de Pamplona anuló precisamente esa
orden foral y confirmó la sanción al estimar un recurso interpuesto por la familia de Ignacio
Iriarte
Fuente: Noticias de Navarra
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