JURISPRUDENCIA – RESOLUCION No. En el Juicio No. 310-2012 que sigue: MARGARITA BUESTAN YULAN contra JOSE HOMERO VIÑA HIDALGO, hay lo que sigue: Juicio No. 310 – 2012 Juez Ponente: Dr. Eduardo Bermúdez Coronel CORTE NACIONAL DE JUSTICIA. SALA DE LO CIVIL Y MERCANTIL.Quito, a 02 de octubre de 2013 a, las 11h00. VISTOS: 1. COMPETENCIA: En virtud de que los Jueces Nacionales que suscribimos hemos sido debidamente designados por el Consejo de la Judicatura de Transición mediante Resolución No. 004-2012 de 25 de enero de 2012 y, el Pleno de la Corte Nacional de Justicia, en Resolución No. 04-2013 de 22 de julio de 2013, dispuso reestructurar la conformación de las Salas Especializadas, con sujeción a lo previsto en el artículo 183 del Código Orgánico de la Función Judicial, sustituido por el artículo 8 de la Ley Orgánica Reformatoria del Código Orgánico de la Función Judicial, nos ratificó en la integración de esta Sala Especializada; y, conforme el acta de sorteo que obra del cuaderno de casación, tenemos jurisdicción y somos competentes para conocer esta causa, en armonía con los artículos 184.1 de la Constitución de la República, 190.1 del Código Orgánico de la Función Judicial y 1 de la Ley de Casación. 2. ANTECEDENTES: En lo principal, sube el proceso a esta Sala en virtud del recurso de casación oportunamente interpuesto por Margarita Rosa Buestán Yulán, de la sentencia proferida por la Primera Sala de lo Civil, Mercantil, Inquilinato y Materias Residuales de la Corte Provincial de Justicia de Guayas, misma que confirma la sentencia de primer nivel dictada por el Juez Vigésimo Cuarto de lo Civil de Guayas, por la cual se declara sin lugar la demanda de nulidad de sentencia propuesta por la recurrente. 3. FUNDAMENTOS DEL RECURSO: La recurrente alega como infringidas en la sentencia impugnada las normas de derecho contenidas en los artículos 120 del Código Civil, 274 y 276 del Código de Procedimiento Civil, 31 de la Ley de Modernización del Estado y 76.7.l de la Constitución de la República. Deduce el recurso interpuesto con cargo en la causal quinta del artículo 3 de la Ley de 12 Casación. Concluido el trámite de sustanciación, para resolver, se puntualiza: 4. CONSIDERACIONES RESPECTO DEL RECURSO DE CASACIÓN: La casación es un medio de impugnación extraordinario, público y de derecho estricto; es recurso limitado desde que la ley lo contempla para impugnar, por su intermedio, sólo determinadas sentencias. Consecuencia de dicha limitación “es el carácter eminentemente formalista de este recurso, (…), que impone al recurrente, al estructurar la demanda con la cual lo sustenta, el inexorable deber de observar todas las exigencias de la técnica de la casación, a tal punto que el olvido o desprecio de ellas conduce a la frustración del recurso y aún al rechazo in limine del correspondiente libelo” (Humberto Murcia Ballén, Recurso de Casación Civil, Bogotá, 2005, p. 91). El objetivo fundamental de la casación es atacar la sentencia que se impugna para invalidarla o anularla por los vicios de fondo o forma de los que puede adolecer, hecho que se verifica a través del cotejamiento riguroso y técnico de la sentencia con el ordenamiento jurídico vigente, lo que permite encontrar la procedencia o no de las causales invocadas. Este control de legalidad, está confiado al más alto Tribunal de Justicia Ordinaria, que en su ejercicio, así como el de constitucionalidad, lo que busca es garantizar la defensa del derecho objetivo en procura de la seguridad jurídica, pilar fundamental en el que se sustenta el Estado constitucional de derechos y justicia, la igualdad de los ciudadanos ante la ley, así como la unificación de la jurisprudencia a través del desarrollo de precedentes jurisprudenciales fundamentados en fallos de triple reiteración. La casación es recurso riguroso, restrictivo y formalista, por lo que su interposición debe sujetarse necesaria e invariablemente a los requisitos previstos en la ley. 5. ANÁLISIS DEL CASO CONCRETO EN RELACIÓN A LAS IMPUGNACIONES PRESENTADAS: 5.1. PRIMER CARGO, NORMAS CONSTITUCIONALES: Cuando se acusa violación de las disposiciones constitucionales, este cargo debe ser analizado en primer lugar por el principio de supremacía constitucional establecido en los artículos 424 y 425 de la Constitución de la República, que es norma suprema del Estado y fuente fundamental y fundamentadora del ordenamiento jurídico, a la cual ha de ajustarse todo el ordenamiento infraconstitucional y las actuaciones de jueces, autoridades públicas y ciudadanos. No basta con alegar que se ha 12 violado, in genere, un derecho fundamental, sino que debe expresarse en forma concreta y precisa la manera cómo ha ocurrido. En la especie, la recurrente al formular el cargo, afirma: “El Auto Resolutorio de la Sala (sic), es diminuto, no ha sido motivado, esto es, que no reúne los requisitos previstos en el Art. 76 numeral 7, letra l) de la Constitución, el Art. 31 de la Ley de Modernización del Estado, y los artículos 274 y 276 del Código de Procedimiento Civil. Además la sentencia (el Auto Resolutorio) es contradictoria pues, en el considerando quinto, refuta lo mencionado por el Juez de primer nivel en el considerando sexto de su sentencia, cuando cita lo resuelto en casos análogos por la ex Corte Suprema, esto es, que “…la acción de nulidad de sentencia ejecutoriada corresponde al Juez de primera instancia, de acuerdo con los Arts. 304 y 306 del Código de Procedimiento Civil, esto es, al que pronunció tal decisión…” (30-IV-90-GJXV, No. 8, p. 2218)…”. Y continúa: “Al respecto, el Juez a quo, en el considerando sexto de su sentencia, dice, textualmente, lo siguiente: “No procede declarar la nulidad de sentencia por un mismo juez, debe ser otro juez de la materia o un superior por no ser ético. Dado que declarar la nulidad de una sentencia, es revocarla, lo que está prohibido por así disponerlo el Art. 281 del Código de Procedimiento Civil…”. 5.1.1. La Constitución de la República del Ecuador, entre las garantías de los derechos de protección, prevé: “Las resoluciones de los poderes públicos deberán ser motivadas. No habrá motivación si en la resolución no se enuncian las normas o principios jurídicos en que se funda y no se explica la pertinencia de su aplicación a los antecedentes de hecho. Los actos administrativos, resoluciones o fallos que no se encuentren debidamente motivados se considerarán nulos”, (artículo 76.7.l). Su ubicación, dentro de la parte dogmática e integrada a las garantías procesales como derivación del principio de la inviolabilidad de la defensa en juicio, connota que protege un derecho fundamental de inexcusable observancia en toda resolución, administrativa o judicial, en que se decida derechos y obligaciones. La motivación es una necesidad y una obligación que ha sido puesta en relación con la tutela judicial efectiva y los recursos. Es derecho de carácter público y naturaleza subjetiva desde que son titulares todos quienes acceden a los tribunales y órganos de la administración pública en procura de la tutela judicial 12 de sus intereses, y además es deber porque es vinculante para los administradores de justicia y autoridades de la administración, en cuanto la motivación se concreta como criterio diferenciador entre racionalidad y arbitrariedad a través del proceso intelectual que lleva a resolver en determinado sentido. La articulación de un razonamiento justificativo en la sentencia representa el fundamento de la motivación, en cuanto explicación de lo hecho o resuelto con motivo o suficiente razón. “Desde una perspectiva psicológica la motivación, del latín motus, designa a aquellos factores o determinantes internos, más que externos, al sujeto que desde dentro le incitan a una acción. Así, cuando un órgano jurisdiccional entre en la apreciación de las pruebas debe, no solo establecer adecuadamente la estructura interna de la decisión, sino también el aspecto justificativo de la misma”. (Sergi Guash Fernández. El Hecho y el Derecho en la Casación Civil, J.M. Bosch, Barcelona, 1998, p. 444). Para este autor, satisface lo resuelto en cuanto se haya examinado y concrecionado el hecho y el derecho aplicable al caso, así como a la claridad de su exposición, explicando su conexión con el ordenamiento jurídico. Fernando de la Rúa afirma que la motivación de la sentencia “Constituye un elemento intelectual, de contenido crítico, valorativo y lógico, que consiste en el conjunto de razonamientos de hecho y de derecho en que el juez apoya su decisión”. (Teoría General del Proceso. Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1991, p. 46). La motivación es elemento fundamental en el control de la arbitrariedad, en efecto, ella sirve para justificar y rendir cuentas de los razonamientos y de la lógica formal por los que se ha llegado a la resolución, “sirve para demostrar que el fallo es justo y por qué es justo, y para persuadir a la parte vencida que su condena ha sido el necesario punto de llegada de un meditado razonamiento y no el fruto improvisado de la arbitrariedad y fuerza”. (Piero Calamandrei, citado por Guash Fernández, op cit., p. 450). El Código de Procedimiento Civil, en su artículo 276, manda que, “En las sentencias y en los autos que decidan algún incidente o resuelvan sobre la acción principal, se expresará el asunto que va a decidirse y los fundamentos o motivos de la decisión…”. El precepto procesal se refiere, como se ve, al contenido de la motivación. La doctrina al respecto señala que una adecuada motivación de la sentencia debe ser expresa, clara, completa, legítima y lógica (Fernando de la Rúa, op. cit., p. 150). Expresa, pues que el juez 12 no puede omitir la motivación remitiéndose a otras resoluciones o a constancias del proceso, el juzgador está en la obligación de señalar las razones por las que decide; al respecto, el Art. 276 inciso segundo del Código citado advierte “No se entenderá cumplido este precepto en los fallos de segunda instancia por la mera referencia a un fallo anterior”. Clara, en cuanto el razonamiento del juzgador no esté expresado en forma ambigua ni anfibológica. Ese razonamiento debe ser compresible a fin de que se lo pueda examinar e impugnar. Completa, porque debe abarcar los hechos y el derecho. considerar las pruebas introducidas En cuanto a los hechos se debe en el proceso, mencionándolas expresamente y sometiéndolas a la valoración crítica. El juzgador debe establecer las conclusiones de hecho, lo que a su vez atañe la fundamentación en derecho pues que así vendrá a consistir la base de aplicación de la norma. Cabe tener presente que las normas jurídicas por lo general son hipotéticas, esto es, establecen un presupuesto de hecho, determinan una relación de causa – efecto, y, fijan la obligación o sanción consecuentes. Los hechos son el sustento de la aplicación normativa por el proceso de subsunción, por ello que para motivar la sentencia en aquellos el juzgador debe demostrarlos, para sustentarla en derecho debe describirlos y justificar en el texto legal la conclusión jurídica. Legítima, porque la motivación debe sustentarse en pruebas válidamente actuadas; si la sentencia se apoya en prueba viciada y que no se haya subsanado el vicio invalidante, estará defectuosamente motivada, como igualmente acontece si se sirve de pruebas que no han sido incorporadas al proceso, que no han respetado el principio de contradicción o se sirve el juez de su conocimiento personal u omite la consideración de prueba esencial incorporada de modo legal al expediente. Lógica, en cuanto el juzgador debe seguir un proceso secuencial en su razonamiento observando las reglas fundamentales de la lógica, la psicología y la experiencia (las reglas de la sana crítica). La motivación es operación lógica que se sustenta en la certeza por lo que el juez debe observar los principios o reglas fundamentales del pensamiento que son de la coherencia y la derivación así como los principios lógicos de identidad, contradicción, tercero excluido y razón suficiente. La coherencia de los pensamientos conlleva la concordancia entre sus elementos; en tanto que por la derivación, cada pensamiento proviene de otro con el cual está relacionado, con 12 la excepción de que se trate de un principio, es decir de un juicio que no es derivado sino el punto de partida para otros. De la regla fundamental de la coherencia se establecen los principios formales del pensamiento: 1) De identidad, si en un juicio el concepto – sujeto es idéntico, total o parcial, al concepto – predicado, es necesariamente verdadero. 2) De contradicción, dos juicios opuestos entre sí, contradictoriamente, no pueden ser ambos verdaderos. 3) Del tercero excluido, dos juicios opuestos entre sí contradictoriamente no pueden ser ambos falsos, pues uno de ellos es verdadero; y, 4) De la razón suficiente, todo juicio, para ser verdadero, requiere de una razón suficiente que justifique lo que en el juicio se afirma o se niega, con la pretensión de que sea verdad. La motivación para ser lógica debe tener las características de coherencia (las afirmaciones, deducciones y conclusiones deben guardar relación y concordancia entre sí), no contradicción (no cabe emplear en el razonamiento juicios contrastantes entre sí, que al oponerse, se anulan) y, además, debe ser inequívoca (los elementos del raciocinio no deben dar lugar a dudas respecto de su alcance, significado y conclusiones). - 5.1.2. La acusación de que se ha vulnerado el texto constitucional debe ser fundamentada, de tal modo que del análisis del cargo acusado se evidencie la inobservancia del texto fundamental. En el caso sub lite, la recurrente impugna la sentencia venida en grado, en virtud que la misma incumple con el precepto legal establecido en el artículo 76.7. l) de la Constitución de la República, citado supra, en concordancia con lo dispuesto en el artículo 31 de la Ley de Modernización del Estado, que dispone: “Motivación.- Todos los actos emanados de los órganos del Estado, deberán ser motivados. La motivación debe indicar los presupuestos de hecho y las razones jurídicas que han determinado la decisión del órgano, en relación con los resultados del procedimiento previo. La indicación de los presupuestos de hecho no será necesaria para la expedición de actos reglamentarios”; así como en el artículo 274 del Código de Procedimiento Civil, que prescribe lo siguiente: “En las sentencias y en los autos se decidirán con claridad los puntos que fueren materia de la resolución, fundándose en la ley y en los méritos del proceso; a falta de ley, en precedentes jurisprudenciales obligatorios, y en los principios de justicia universal”, y en el artículo 276 ibídem 12 ya citado. 5.1.3. La sentencia que se pide sea anulada fue dictada dentro del juicio de divorcio No. 0932420080058, propuesto por José Homero Viña Hidalgo en contra de Margarita Rosa Buestán Yulán, siendo sustanciado y posteriormente resuelto el 30 de septiembre de 2008, a las 14h14, por el Juez titular Vigésimo Cuarto de lo Civil de Guayaquil, Johnny Coral Ron. A pesar de ello, la sentencia por la cual se declara sin lugar la demanda de nulidad de sentencia, fue proferida también por el Juez Vigésimo Cuarto de lo Civil de Guayas, Johnny Coral Ron, el 09 de noviembre de 2010, a las 16h56, quién efectúa el siguiente razonamiento en el considerando sexto de la sentencia, constante a fojas 122 del cuaderno de segunda instancia: “No procede declarar la nulidad de sentencia dictada por un mismo Juez, debe ser otro Juez de la Materia o un Superior, por no ser ético. Dado que declarar la nulidad de una sentencia, es revocarla, lo que está prohibido y por así disponerlo el Art. 281 del Código de Procedimiento Civil. Ni tampoco puede alterarse por ninguna causa, así lo dispone el Art. 295 ibídem”. En base a dicho antecedente, el Tribunal a quo en el considerando quinto de la sentencia impugnada señala: “Este Tribunal acota con respecto a lo afirmado por el Juez de primer nivel en el considerando sexto de su resolución, que la ex Corte Suprema, en casos análogos, ha resuelto que “…la acción de nulidad de sentencia ejecutoriada corresponde al juez de primera instancia, de acuerdo con los Arts. 304 y 306 del Código de Procedimiento Civil, esto es, al que pronunció tal decisión…” (30-IV-90-GJ XV, No. 8, p. 2218)”. 5.1.4. La Ley de Casación entró en vigencia mediante publicación en el Registro Oficial No. 192 de 18 de mayo de 1993, en armonía con el régimen constitucional instaurado a partir de las reformas a la Constitución insertas en la Ley No. 20, publicadas en el suplemento del Registro Oficial No. 93, de 23 de diciembre de 1992, por las que se instituyó el sistema casacional, y estableció como competencia de la Corte Suprema de Justicia, actual Corte Nacional de Justicia, el actuar como tribunal de casación en todas las materias, a través de sus salas especializadas, y derogó todas las disposiciones legales que establecían el recurso de tercera instancia. La reflexión efectuada por el Tribunal a quo, en el considerando quinto transcrito, se relaciona con un fallo de 30 de abril de 1990, fecha en la cual se encontraba en vigencia la tercera instancia, por 12 lo tanto, dicha consideración legal no se inserta en el marco jurídico vigente en la República del Ecuador a la fecha de la decisión y no puede ser referida como criterio vinculante; más aún si los artículos 304 y 306 del Código de Procedimiento Civil vigente, no tienen relación alguna con el petitium; consecuentemente, resulta inaplicable al caso in examine, al violentar abruptamente los límites establecidos para el juzgamiento y su ejecución, los cuales deben enmarcarse con arreglo a la Constitución, los instrumentos internacionales de derechos humanos y la ley sustantiva o material y con basamento en los principios generales del derecho procesal, la doctrina constitucional y la jurisprudencia, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 28 y 29 del Código Orgánico de la Función Judicial. Los fallos dictados en el marco de la fenecida tercera instancia en el país, no poseían más criterio vinculante que el silogismo resultante del ejercicio de las facultades de tutela de los derechos aplicado al ámbito particular de la decisión jurisdiccional, por lo que difieren de los regulados por los artículos 185 de la Constitución de la República y 182 del Código Orgánico de la Función Judicial, y no pueden establecerse como fuente formal de derecho. “La jurisprudencia se nos presenta como fuente formal, ya que constituye un conjunto de normas emanadas de los jueces y que van a regir un número indefinido de casos semejantes. (…) El Juez, como órgano de la actividad jurisdiccional del Estado, desempeña su función de administrar justicia principalmente en tres formas: a) aplicando la norma jurídica al caso concreto; b) interpretando el sentido, alcance y finalidad de la norma que aplica; y c) integrando el orden jurídico cuando encuentre una laguna o vacío de la ley, para lo cual deberá tener en cuenta los procedimientos de integración…”. (Marco G. Monroy Cabra, Introducción al Derecho, Editorial Temis, Bogotá, 1990, p.p. 156, 158), en dicho sentido la Constitución de la República en su artículo 11.8, dispone que: “El contenido de los derechos se desarrollará de manera progresiva a través de las normas, la jurisprudencia y las políticas públicas. El Estado generará y garantizará las condiciones necesarias para su pleno reconocimiento y ejercicio”. En resumen, “la jurisprudencia implica que exista una serie de principios y doctrinas o normas generales, que se han deducido de la repetición uniforme de fallos judiciales y que sirven para orientar la decisión de casos similares…”. (op.cit. p.p. 155, 156). 5.1.5. Ahora bien, la 12 demanda de nulidad de sentencia, conforme lo establece el artículo 300 del Código de Procedimiento Civil, “puede proponerse como acción por el vencido ante el juez de primera instancia, mientras no se hubiere ejecutado la sentencia”; sin embargo el artículo 120 del Código Civil, permite que la acción de nulidad de la sentencia de divorcio puede ser activada “dentro del año inmediato posterior, contado desde la media noche del día en que la sentencia quedó ejecutoriada, tiempo dentro del cual, ninguno de los cónyuges podrá contraer segundas o ulteriores nupcias”. Esta demanda de nulidad incoada en contra de la sentencia de divorcio, no puede ser conocida por el mismo Juez que admitió a trámite la demanda primigenia, y pronunció el fallo pertinente, por así prohibirlo expresamente el artículo 856.9 del Código de Procedimiento Civil, que dispone: “Un juez, sea de tribunal o de juzgado, puede ser recusado por cualquiera de las partes, y debe separarse del conocimiento de la causa, por alguno de los motivos siguientes: (…) Haber dado opinión o consejo sobre el juicio que conste por escrito;…”. Es importante puntualizar que la imparcialidad de los jueces es uno de los requisitos esenciales en la garantía de la correcta administración de justicia, prevista de modo expreso en el artículo 76.7.k de la Constitución de la República, esto es “…ser juzgado por una jueza o juez independiente, imparcial y competente”, por lo que las causas de excusa y recusación previstas por la ley procuran asegurar a los justiciables que el juez llamado a decidir el asunto puesto a su conocimiento, no esté afectado por situaciones personales, familiares, profesionales o de cualquier otra índole que le lleven a dictar un fallo que, de alguna manera, pudiera ser sospechoso de parcialidad. La ley también prevé, como causa de excusa y recusación, la posibilidad de que el juez o jueces estén intelectualmente condicionados a mantener una determinada posición hecha pública previamente sobre las cuestiones fácticas o jurídicas del caso que están conociendo, lo que podría ocurrir si el juzgador hizo ya pronunciamiento en ese caso en sus elementos fácticos y/o de derecho, adoptando determinada posición. En el caso sublite, es evidente que consta opinión del Juez de primera instancia sobre el caso, lo que pondría en duda su imparcialidad. Como se observa, existió motivo legal y fundamentado para separarse del conocimiento de la causa, pues que es incuestionable la concurrencia de la previsión del 12 artículo 856.9 del Código de Procedimiento Civil, es decir, consta su opinión por escrito sobre la validez de la causa y que contrasta con la nulidad de sentencia reclamada. Es el mismo Juez quién dictó sentencia en las dos causas afines, la primera que acepta la demanda y declara disuelto el vínculo conyugal y la segunda, que declara sin lugar la demanda de nulidad de la sentencia que él mismo expidió, vulnerando esa expresa disposición legal y la del artículo 76.7.k de la Constitución de la República, cuestión que no es observada por el Tribunal a quo al momento de su decisión, y fundándose erráticamente en un fallo de tercera instancia expedido por la Ex - Corte Suprema de Justicia, conforme queda expuesto. 5.1.6. La recurrente expresa además que: “en el considerando cuarto del auto resolutorio de la Sala (sic) se dice que: “…las pruebas aportadas…”… “no evidencian que efectivamente el hoy demandado al momento de presentar la demanda de divorcio litigioso contra la hoy actora tenía conocimiento de su domicilio” y añade: “Existe dentro de los autos la abundante prueba documental con la que demuestro que mi cónyuge si conocía el domicilio, en donde nos había dejado abandonados tanto a la recurrente como a los cinco hijos comunes del matrimonio; domicilio ubicado en un bien inmueble que pertenece a la sociedad conyugal, por lo que jamás, me iba a cambiar, además él, cada fin de semana visitaba a sus hijos…”. En este sentido a fojas 21 y vta. obra del expediente de primera instancia la demanda de divorcio incoada por José Homero Viña Hidalgo en contra de Margarita Rosa Buestán Yulán, en la cual el demandante expresa: “Bajo juramento declaro no conocer el domicilio, residencia o paradero de mi cónyuge Margarita Rosa Buestán Yulán, por lo cual deberá ser citada por la prensa mediante 3 publicaciones..”. En relación con lo expuesto: “El Código de Procedimiento Civil ha previsto la citación por la prensa como un medio extremo cuando es imposible determinar la residencia del demandado. Es indudable que en un conglomerado social en donde habitan tantas personas en muchos casos es difícil conocer el lugar donde reside o mora la persona contra quien se va a dirigir una demanda; pero ese simple desconocimiento no le exonera al actor de la carga de acudir a fuentes de información factibles, tales como guías telefónicas, Registro Civil, Cedulación e Identificación, para obtener los datos necesarios para ubicar la residencia del que va a ser demandado. Por eso el artículo 86 del Código de Procedimiento 12 Civil establece categóricamente: “La afirmación de que es imposible determinar la individualidad o residencia de quién deba ser citado, lo hará el solicitante bajo juramento sin el cumplimiento de cuyo requisito el juez no admitirá la solicitud”. Adviértase que la exigencia de la ley no es la afirmación que el actor desconoce el domicilio del demandado, sino específicamente que es imposible determinar su residencia, y lo uno y lo otro son conceptos jurídicos distintos…”. (Gaceta Judicial. Año CIII. Serie XVII. No. 9., p. 2646, 22 de junio de 2001). En tal sentido resulta insuficiente el juramento que efectuó el actor en su momento, puesto que no abarcó la totalidad de elementos que configura la ley para su eficacia, y que debieron ser considerados por el Juez de primera instancia previo a aceptar la demanda; más aún si de fojas 62 a 65 consta la escritura pública de adjudicación de un inmueble efectuada por el Municipio de Guayaquil el 8 de enero de 1999, a favor del actor y de la ahora recurrente, ubicado en el sector 86, manzana 0598, solar 13, de la parroquia urbana Ximena, Cooperativa Nuevo Ecuador, del Cantón Guayaquil, Provincia del Guayas. 5.1.7. Acorde a lo manifestado, en la sentencia impugnada confluyen varios aspectos que inciden negativamente en la estructura formal de la misma y su alcance, lo que torna que no sea “suficientemente comprensiva como para bastarse a sí misma, es decir, para que se pueda inferir de ella, de modo claro y completo, la voluntad jurisdiccional, con aptitud para aplicar a la realidad sin necesidad de integrarla o completarla con otras constancias del proceso (…)” (La Sentencia, Requisitos, Estructura, Motivación, Argumentación, Consejo Nacional de la Judicatura, Escuela Judicial, Módulo 1 Civil. Dirección de la Gaceta Judicial de la Corte Suprema de Justicia, Quito, 1998, p.p. 92, 93); el hecho de no haberse considerado la vulneración del artículo 120 del Código Civil en la sentencia que se pide sea nulitada, resulta suficiente para aceptar el cargo, con sujeción a lo establecido en el artículo 299.3 del Código de Procedimiento Civil. Es menester observar que la sentencia impugnada pasa por ser exigua y su análisis resulta laxo y en mayor medida incompatible con la normativa aplicable al caso. Tal desacierto amerita un llamado de atención a los jueces integrantes del Tribunal a quo, y al Juez de primera instancia al no haberse excusado del conocimiento de la demanda de nulidad de sentencia, conforme su obligación y por inobservar lo dispuesto en el 12 artículo 169 de la Constitución de la República, respecto a las garantías del debido proceso. 6. DECISIÓN EN SENTENCIA: Por la motivación que antecede, este Tribunal de Casación de la Sala de lo Civil y Mercantil, ADMINISTRANDO JUSTICIA, EN NOMBRE DEL PUEBLO SOBERANO DEL ECUADOR, Y POR AUTORIDAD DE LA CONSTITUCIÓN Y LAS LEYES DE LA REPÚBLICA, acepta el recurso interpuesto y casa la sentencia proferida por la Primera Sala de lo Civil, Mercantil, Inquilinato y Materias Residuales de la Corte Provincial de Justicia de Guayas el 27 de octubre de 2011, a las 10h58 y en su lugar declara nula la sentencia dictada por el Juez Vigésimo Cuarto de lo Civil de Guayaquil, el 30 de septiembre de 2008, a las 14:14 dentro del juicio verbal sumario No. 0932420080058. Se marginará esta sentencia en la partida matrimonial constante en el tomo 18, página 115, acta 6927, de 14 de noviembre de 1985, a cuyo efecto se oficiará a la Jefatura del Registro Civil del Cantón Guayaquil. Sin costas ni multas. Notifíquese y devuélvase.-DR. EDUARDO BERMUDEZ CORONEL (P), DR. PAÚL IÑIGUEZ RÍOS, DRA. PAULINA AGUIRRE SUÁREZ JUECES NACIONALES DE LA SALA CIVIL Y MERCANTIL DE LA CORTE NACIONAL DE JUSTICIA, DRA. LUCIA TOLEDO PUEBLA, SECRETARIA RELATORA, que certifica.Lo que comunico a usted, para los fines legales. RAZON:- Siento por tal que la copia que antecede es igual a su original. Certifico. Quito, a 02 de octubre de 2013. Certifico.Dra. Lucia Toledo Puebla. SECRETARIA RELATORA. 12