EL hombre miró desde el principio a los cielos, porque intuía que

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Gran Telescopio de Canarias por Pablo Bonet
(Instituto Astrofísico de Canarias))
E
L hombre miró desde el principio a los cielos, porque intuía
que allí encontraría una buena respuesta a sus interrogantes. Nació así la disciplina más hermosa de todas las que ha producido la cultura humana: el estudio de lo que sucede en el cielo, que hoy
conocemos como Astronomía. Su importancia es tal que es uno de
los pocos saberes comunes a civilizaciones distintas, en lugares y épocas diferentes.
Aunque ha habido muchas formas y enfoques para escudriñar e
interpretar los cielos, la que ha tenido más éxito, porque contesta bastante satisfactoriamente nuestras preguntas, es la denominada astronomía occidental y su enfoque científico. Comienza con las primeras
civilizaciones del Oriente Medio, pero adquiere un impulso notable
en la Grecia clásica y, sobre todo, alcanza niveles insospechados
con Galileo que, en su empeño por entender el cielo, consigue algo
aún más importante: el método de la ciencia moderna. Newton y Einstein la consagran al establecer leyes universales.
Este método científico y nuestro permanente interés por estudiar el
cielo han revelado a nuestra civilización algunas de sus respuestas
más fascinantes: que no estamos en el centro del universo, ni siquiera en el centro del sistema solar. También sabemos que nuestro universo tiene aproximadamente 14.500 millones de años y que muchos
de los elementos químicos que componen nuestro planeta o, incluso, nuestro organismo, proceden de gigantescas colisiones de estrellas y galaxias. ¿Quiénes somos? Ya lo respondió el astrónomo Carl
Sagan: «Somos, por encima de todo, polvo de estrellas». Sabemos
también que las masas de los planetas y estrellas se atraen entre sí,
pudiendo calcularse esa atracción e, incluso, descubrimos que tanto
el tiempo como el espacio son relativos.
Aunque llegar a estas respuestas, conseguidas a través del método científico, no fue fácil; en el camino se desarrollaron otras ciencias
y tecnologías hoy independientes: desde la física de partículas o la
química farmacéutica a la genética o la biología del desarrollo. Pero
todo empezó con estos «gigantes» que, muchas veces arriesgando
sus vidas, escribieron sus respuestas en libros magníficos como los que
aquí se muestran.
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Curiosamente, las obras que más han influido en el pensamiento
universal no han sido las de literatura, historia, sociología o economía, sino, precisamente, estos libros de astronomía que representan
el inicio de la manera científica de buscar las respuestas para entender el mundo y a nosotros mismos.
Estos manuscritos y primeras ediciones trazan un breve recorrido
por la historia de la astronomía, ilustrando sus hitos o momentos clave a través de las ricas colecciones de la Biblioteca Nacional. Se trata de una muestra de tesoros bibliográficos, pero también de tesoros de la ciencia, que explican cómo esta interacciona con la sociedad
y el pensamiento de su época: los libros enuncian leyes físicas (de Kepler o de Newton) pero también han provocado cismas importantes
en la historia occidental, como los Diálogos de Galileo y el proceso
inquisitorial que este tuvo que sufrir por haberlos escrito, uno de los
episodios históricos más estudiados en los últimos siglos.
En este año de 2009, instituido como Año Internacional de la Astronomía, al cumplirse cuatrocientos años de las primeras observaciones telescópicas de Galileo, se presenta esta disciplina, desde sus
orígenes en el legado griego de Ptolomeo hasta sus últimas apuestas
para el tercer milenio, tales como el recién inaugurado Gran Telescopio de Canarias. Sin olvidar, como grandes aportaciones españolas,
la astronomía árabe o las tablas astronómicas de Alfonso X el Sabio.
Abrimos pues nuestro paseo por estas páginas de momentos «estelares» de la astronomía como un recorrido por las etapas de la
mejor disciplina creada para responder a los grandes interrogantes
de nuestra existencia.
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UNA
NUEVA DISCIPLINA
PTOLOMEO, CLAUDIO
Almagesto [Manuscrito] / Ptolomeo ;
traducción latina de Gerardo de Cremona, S. XIII
Mss/10113
L
civilización de la antigua Grecia no fue la primera en preguntarse cómo podía ser el universo y nuestra posición en él. Pero sí fue
la primera en aplicar a su estudio la lógica científica y el razonamiento matemático. Los pitagóricos habían concluido ya por los siglos VI y
V a. C. que la Tierra podía ser una esfera. Eratóstenes (siglo III a. C.)
midió exitosamente la circunferencia de la Tierra. Y Platón, un siglo
antes que Eratóstenes, ya había imaginado un cosmos compuesto por
esferas contenidas en otras esferas, en cuyo centro se encontraba la
Tierra, también esférica.
A
Aristóteles demostró esta esfericidad cuando, durante un eclipse lunar,
observó que la sombra proyectada por la Tierra sobre la Luna es siempre curva. Aristarco de Samos (310-230 a. C.) intentó medir las
distancias que nos separan de la Luna y el Sol e intuyó que era el Sol,
y no la Tierra, el que estaba en el centro del sistema solar. Hiparco
(siglo II a. C.) descubrió que las posiciones relativas de los equinoccios y las estrellas fijas cambiaban con el tiempo. Los griegos numeraron las estrellas y describieron las constelaciones, sirviéndose de instrumentos inventados para señalar sus posiciones. Bien podría decirse
que los cielos fueron su legado para la humanidad.
Toda esta sabiduría se conservó gracias al último de los grandes astrónomos griegos, Ptolomeo (siglo II a. C.), quien la compiló en un
gran libro junto con sus propias aportaciones, tales como la posición central de la Tierra en el universo. La obra, conocida en Bagdag
desde el siglo VIII, se tradujo al árabe bajo el título de al-Majisti, es
decir, «obra magna». Siglos más tarde se tradujo del árabe al latín en
la Escuela de Traductores de Toledo y se difundió por la Europa Occidental con el título latinizado de Almagesto.
ABU YA’FAR AHMAD BEN YUSUF IBN KAMMAD
Astronomia (h. 1-18v). Geber, Tabule astronomie (h. 18v-23).
[Tablas astronómicas, sin título] (h. 27-66) [Manuscrito], 1262
MSS/10023
D
ESDE el siglo VIII, en que los árabes tradujeron el Almagesto, hasta los siglos XIII y XIV, el desarrollo de las matemáticas y la astronomía no tuvo lugar en la Europa cristiana, sino en Oriente Medio, el norte de África y la España árabe. Es decir, los estudiosos
que propiciaron el impulso científico eran en su mayor parte islámicos. Matemáticos y astrónomos árabes trabajaron a partir de los métodos griegos descritos en el Almagesto y otras obras. Y construyeron grandes observatorios en Bagdag, El Cairo y Damasco, donde
usaban instrumentos de cierta complejidad para trazar los movimientos planetarios.
Los astrónomos árabes, no obstante, nunca cuestionaron el modelo
ptolemaico según el cual la Tierra estaba en el centro del universo.
Entre ellos destacó al-Fargani (s. IX), quien trató de calibrar de nuevo
el tamaño de las esferas de Ptolomeo y de hallar otro dato más fascinante: la distancia desde la Tierra hasta la esfera que contenía las
estrellas, la más lejana de todas, que era tanto como calcular la distancia desde la Tierra hasta el límite del cielo. Descubrió que esa distancia era inmensa: 120 millones de kilómetros. Según los cálculos
actuales, la distancia a la estrella más cercana es aproximadamente
un millón de veces superior a la estimación de al-Fargani.
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IBN AL-ZURQALLA, IBRAHIM B.
Yahyà Canones ad tabulas tholetanas
Tratados de Astronomía [Manuscrito], S. XIII
MSS/10009
L
astronomía ptolemaica, preservada y mejorada por los astrónomos
árabes, se filtró muy lentamente en la Europa Occidental a partir del
siglo XI. Y fueron muchos los pensadores europeos que los mencionaron
como Copérnico, en su De revolutionibus. En Europa, el conocimiento
de Ptolomeo y la astronomía griega llegó casi simultáneamente con la
traducción al latín de Aristóteles (realizada en el siglo XII). La obra de
Aristóteles produjo tal impacto en los eruditos medievales que comenzaron a considerarle «el filósofo», la máxima autoridad del pensamiento,
también en ciencia y cosmología.
A
Sin embargo, un importante escollo para la ciencia del Medievo fue
la preeminencia de la Iglesia, más preocupada por armonizar las
recién descubiertas obras de Ptolomeo y Aristóteles con la Biblia
que por descubrir el funcionamiento del universo.
DANTE ALIGHIERI (1265-1321)
La Divina Commedia [Manuscrito]. Inc.: Nel meçço del camin di nostra vita (h. 2)... Exp.: La mor che muovel sole e laltre stelle (h. 87v), S. XIV
Vitr/23/3
L
A astronomía aristotélico-ptolemaica fue usada por la Iglesia católica
como una herramienta proselitista que proporcionaba una estructura
geométrica y visual eficiente para explicar a sus fieles conceptos judeocristianos medievales muy abstractos. Situaba todo lo creado por Dios
alrededor de una Tierra estacionaria ubicada en el centro absoluto. Un
lugar desagradable, para Aristóteles; abandonado por la gracia de Dios,
según los judeocristianos; y minúsculo para al-Fargani, tras sus cálculos.
Esta representación visual fue tan potente y sugerente que incluso se utilizó
en la literatura. Dante, en el siglo XIV, describe en su Divina comedia el centro de la Tierra como el punto más perverso y vil del universo al que se
llega atravesando los nueve círculos infernales. El ascenso al trono de Dios
se logra a través de las esferas celestiales (donde se ubican los planetas
de Ptolomeo). El talento poético de Dante, junto con el interés de la Iglesia, elevaron este modelo astronómico a la categoría de nuevo dogma.
ALFONSO X, Rey de Castilla
[Libro de las tablas alfonsíes. Latín] Tabulae astronomicae
[Texto impreso] / cum canonibus Lucilii Santritter
Venezia : Johannes Hamman, 31 octubre, 1492
INC/340
L
corte de Castilla se convirtió en el siglo XII en uno de los mayores focos culturales del mundo, donde el rey Alfonso X (1221-1284)
patrocinó el que puede considerarse como el primer programa europeo de investigación. Los científicos de la corte castellana compilaron todo el conocimiento astronómico conocido en los Libros del saber, una enciclopedia en la que ya se dibujó la órbita de Mercurio en
forma de elipse. Posteriormente, elaboraron las primeras tablas astronómicas que se confeccionaban desde las de Ptolomeo, las denominadas Tablas alfonsinas, en las que se actualizaron los datos de numerosas estrellas o se catalogaron muchas otras por vez primera.
A
Auspiciadas por el rey cristiano, las observaciones originales se deben al árabe cordobés al-Zarkali y su revisión a científicos judíos como Isaac ben Sid o Yehuda ben Moshe. Se publicaron directamente
en la lengua vulgar (castellano) y no en latín, lo que era bastante novedoso en la época. Las Tablas alfonsinas se difundieron rápidamente en toda Europa y muchos las consideran como el punto de
arranque de la ciencia europea no islámica.
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COPERNICUS, NICOLAUS (1473-1543)
Nicolai Copernici Astronomia instaurata [Texto impreso]:
libris sex comprehensa qui De revolutionibus orbium coelestium
inscribuntur ... / opera et studio D. Nicolai Mulerii ...
Amstelrodami : excudebat Wilhelmus Iansonius ..., 1617
R/38605
L
Tablas alfonsinas llegaron, entre otros muchos, a un joven estudiante de veintidós años de la Universidad de Cracovia (Polonia)
llamado Nicolás Copérnico (1473-1543). Tras el exhaustivo estudio que demuestra el ejemplar que le perteneció, profusamente anotado, concluyó que las observaciones no casaban con el modelo cosmológico vigente, el de Ptolomeo/Aristóteles. En su lugar, propuso
una teoría heliocéntrica en la que tanto la Tierra como el resto de
los planetas se movían alrededor del Sol en órbitas circulares. Con
ello, consiguió simplificar los cálculos de teorías anteriores y, sobre todo, que coincidieran con las observaciones de las Tablas alfonsinas. Todo esto se publicó en De revolutionibus orbium coelestium (Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes), un libro esencial para la
historia de la astronomía concluido en 1530 y que, por temor a la reacción eclesiástica, no vería la luz hasta trece años más tarde, meses
antes de la muerte de su autor.
AS
BRAHE, TYCHO (1546-1601)
Tychonis Brahe Astronomiae instauratæ
progymnasmata [Texto impreso]
Typis inchoata Vraniburgi Danæ ;
absoluta Pragæ Bohemiæ :
[Absolvebatur Typis Schumaniani], 1602-1603
R/38621 - R/38622
T
años después de la muerte de Copérnico y de la publicación
de su libro, nacía en Dinamarca Tycho Brahe (1546-1601), un
noble que pasó su vida recopilando datos referentes al movimiento
de los planetas en el mayor laboratorio astronómico de aquel tiempo,
el construido por Federico II, rey de Dinamarca. Sus medidas, realizadas por observación directa, eran de una precisión extraordinaria.
Brahe construyó un modelo cosmológico en el que el Sol y la Luna giraban alrededor de la Tierra, en tanto que los demás planetas lo hacían alrededor del Sol. En 1572 observó una nova (estrella en explosión) en Casiopea. Ya había sido detectada en el año 134 a. C.,
pero él constató que se trataba de una estrella fija exterior al sistema solar, hoy conocida como la Estrella de Tycho. La observó durante año y medio, y publicó los resultados en el tratado De nova
stella (1573), provocando una verdadera conmoción, ya que hasta
entonces, desde la época de Aristóteles, se había aceptado la naturaleza eterna e inmutable de las estrellas. Y esta nueva estrella aparecía y desaparecía.
RES
En 1600 se le une un ayudante que llegaría a ser uno de los grandes
astrónomos de todos los tiempos, Johannes Kepler (1571-1630), a
quien Brahe dejó la responsabilidad de publicar su preciado catálogo de estrellas, las tablas llamadas rodolfinas (1627), en honor de su
protector Rodolfo II, y que sustituirían a las alfonsinas.
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KEPLER, JOHANNES (1571-1630)
Astronomía nova ... sev Physica coelestis
[Texto impreso] / Tradita commentarijs
de motibvs stellae Martis ex observationibus.
G.V. Tychonis Brahe ; plurium annorum
pertinaci studio elaborata Pragae ... Joanne Keplero
Pragae. : [s.n.], Anno Aerae Dionysianae MDCIX (1609)
GMG/1461
L
medidas de Brahe eran mucho más precisas que las alfonsinas.
Gracias a ellas, su joven ayudante Kepler pudo descubrir que la
diferencia de alrededor de ocho minutos de arco existente entre los
datos recogidos sobre el movimiento de Marte y las previsiones de la
teoría copernicana se puede resolver si se supone que los planetas
recorren su propia órbita a una velocidad no constante. La consecuencia es la segunda ley de Kepler, llamada ley de las áreas: «Las áreas
recorridas por el radio vector son proporcionales a los tiempos empleados en recorrerlas». Como una velocidad no constante solo puede
admitirse si las órbitas no son circulares, es necesario entonces asumir la primera ley: «Los planetas recorren órbitas elípticas en las que
el Sol ocupa uno de los focos». Todo ello lo publicó en 1609 en su
Astronomía nova, libro fundamental en la historia de la ciencia. En el
prólogo de esta obra, el movimiento de los planetas se establece
como un mero equilibrio de fuerzas entre los empujes central y tangencial del Sol.
AS
KEPLER, JOHANNES (1571-1630)
[Harmonices mundi] Ioannis Keppleri
Harmonices mundi libri V ... [Texto impreso]
Lincii Austriae : Sumptibus Godofredi Tampachii Bibl.
Francof. : Excudebat Ioannes Plancvs, 1619
R/7694
P
ESE a una vida marcada por el infortunio —el fallecimiento de
su familia, las persecuciones religiosas y la pobreza—, Kepler no
desistió de sus estudios. En 1619 publica su Harmonices mundi, obra
en la que enuncia la llamada tercera ley de Kepler, según la cual «los
cuadrados de los tiempos de revolución son proporcionales a los cubos de los semiejes mayores de las órbitas». Para deducirla elaboró
todo tipo de relaciones entre las medidas heredadas de Brahe. Escrita en una época de su vida muy difícil, en esta obra menudean
las consideraciones teológicas, místicas y poéticas.
A continuación, se volcó en la elaboración de las Tablas rodolfinas. Gracias a Kepler y sus leyes los datos de Brahe fueron algo más
que una farragosa enunciación de cifras, convirtiéndose en una herramienta esencial para la astronomía. Hasta mediados del siglo XVIII
se consideraron las más exactas para deducir la posición de los planetas, e incluso, mediante el tratamiento en serie de sus datos, fueron el material más valioso que usó Newton para deducir la ley de
la graved
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CIENTÍFICOS
O HEREJES
GALILEI, GALILEO (1564-1642)
Siderevs nvncivs magna, longeque admirabilia
Spectacula pandeus, sus piciendaque
prononous vincuique ... [Texto impreso]
Venetiis : Apud Thoman Baglionum, 1610
2/40418
E
el mismo año de 1609 en que Kepler publicó su Astronomía nova,
Galileo (1564-1642) construyó su telescopio, basándose tan
solo en las noticias que poseía sobre su invención. Con la mayor resolución óptica que permitía su artesanal telescopio observó como
nunca se había hecho hasta entonces la Luna o el Sol. Una noche de
invierno de 1610, escudriñando a Júpiter, detectó tres pequeños puntos de luz (finalmente encontró cuatro) alineados con ese planeta. Como el magnífico científico que era concluyó que solo podía tratarse
de lunas que giraban alrededor de Júpiter, al igual que nuestra luna
orbita la Tierra. «Objetos nunca vistos desde el principio del mundo
hasta nuestro tiempo», escribió.
N
Lo que parecía un simple descubrimiento cambió el pensamiento occidental, pues la existencia de satélites que giraban alrededor de Júpiter ponía en entredicho el dogma de la Iglesia según el cual un
solo cuerpo (la Tierra) constituía el centro absoluto de todo el movimiento del universo.
Inmediatamente (1610) publicó este hallazgo en otra obra fundamental de la astronomía: Sidereus nuncius (El mensajero sideral).
KEPLER, JOHANNES (1571-1630)
Ioannis Kepleri ... Dissertatio cum nuncio sidereo ...
à Galilaeo Galilaeo ... [Texto impreso]
Francofurti : apud D. Zachariam Palthenium, 1611
2/34923(4)
U
copia del Sidereus nuncius llegó a manos de Kepler en Praga. Maravillado, escribió una extensa carta a Galileo que posteriormente fue publicada bajo el título de Conversación con el mensajero sideral. En ella, Kepler elogia encendidamente los descubrimientos
y las teorías de Galileo, insinuándole que le regalara o prestara
uno de los telescopios con los que aquel solía obsequiar a los nobles
italianos.
NA
Galileo le agradeció la carta y le contestó: «Ha sido usted el primero, y prácticamente el único, que ha demostrado tener fe en mis aseveraciones». Pero no le envió ninguno de los ya famosos telescopios
que construía para mejorar sus ingresos. Finalmente, fue un conocido
común quien se lo prestó a Kepler.
Galileo nunca llegó a ver los telescopios originales holandeses, pero
los perfeccionó notablemente sustituyendo una de sus dos lentes cóncavas por una convexa, con lo que se obtenía una imagen correcta,
frente a la invertida de los holandeses.
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HEYDEN, JACOB VAN DER (1573-1645)
[Retrato de Galileo Galilei]
[Material gráfico] / Jac. Ab Heyden [sculpsit]
[S.l. : s.n., entre 1590 y 1645?]
Aguafuerte
II/616
G
ALILEO Galilei nació en Pisa en 1564. La familia tenía una buena posición social, con antepasados prestigiosos, y el padre,
Vincenzo Galilei, fue un virtuoso intérprete y músico teórico. Los ingresos familiares eran, sin embargo, escasos; más aún tras la muerte
de Vincenzo, cuando —a sus veintisiete años— Galileo tuvo que
hacerse cargo de sus tres hermanos menores y de la deuda contraída para costear la generosa dote prometida a una de sus hermanas,
motivo de denuncias y litigios con el cuñado. Por su parte, Galileo
nunca se casó, pero tuvo tres hijos. A su complicada situación familiar se añadían las dificultades económicas propias de los docentes
de la época, cuyas plazas dependían, además, del apoyo de benefactores y mecenas.
Fue el primer científico en el sentido moderno, al sostener que la mejor aproximación a la verdad solo se obtiene con la experimentación
y se revela en el lenguaje matemático. Por demostrarlo, la Inquisición
lo encarceló de por vida en su domicilio de Florencia, donde murió
en 1642 con casi 78 años.
GALILEI, GALILEO (1564-1642)
Istoria e dimostrazioni in torno alle macchie
solari e loro accidenti [Texto impreso]
In Roma : Appresso Giacomo Mascardi, 1613
2/16482
G
estaba fascinado con su telescopio. El mismo año en que
descubrió las lunas de Júpiter (1610), apuntándolo hacia el
Sol, comprobó que este presentaba unas manchas oscuras. Esto suponía una verdadera herejía, pues el Sol era un símbolo de Dios y, por
tanto, debía ser perfecto e inmutable; jamás podría estar «manchado».
ALILEO
Galileo, conocedor de lo controvertido de su hallazgo, quiso asegurarse de que las manchas no eran simplemente debidas al transito de
algún planeta. De tanto observar el Sol quedó prácticamente ciego,
pero demostró que era «imperfecto», porque tenía manchas y que,
además, no era inmutable, pues las manchas cambiaban de forma y
posición.
El sabio italiano publicó sus hallazgos y sus maravillosos dibujos sobre las manchas solares en su libro Historia y demostraciones sobre
las manchas solares y sus propiedades (1613). Su castigo por sostener esta evidencia fue tal que, prácticamente, ningún científico se
atrevió a mirar al Sol hasta 1843, cuando Samuel Heinrich Schawabe anunció, tras estudiarlo detenidamente, que el número de manchas parecía crecer y menguar en un ciclo de diez años. Este último
descubrimiento fue el comienzo del moderno estudio de la física solar, pero Galileo fue el brillante pionero.
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GALILEI, GALILEO (1564-1642)
Tractatus de proportionvm instrumento quvd merito Compendium universae Geometrice dixevis ... [Texto impreso]
Ed. Secunda
Argentorati : typis Davidis Hautti, 1635
2/37013
U
de los grandes problemas de la ciencia de la época de
Galileo eran los bajos salarios con los que científicos y profesores apenas podían sobrevivir. Por lo que muchos de ellos aplicaron
sus conocimientos a la invención de artilugios que comercializaban
como fuente de ingresos adicionales.
NO
El sabio italiano demostró para ello notable habilidad. Antes del telescopio, desarrolló un artilugio conocido como compás, un instrumento de metal graduado que podía emplearse como calculadora.
Al principio fue muy usado por los artilleros para calcular las elevaciones requeridas para disparar sus cañones a distintas distancias. La fama y utilidades del instrumento fue en aumento, utilizándose tanto para calcular el cambio de divisas como el interés
compuesto. Galileo vendía los compases y, además, impartía clases sobre cómo utilizarlos. Este Tratado es un manual de geometría práctica donde se abordan este y otros asuntos. Cosechó bastante éxito. De hecho, esta es la segunda edición de su traducción
al latín desde el italiano.
GALILEI, GALILEO (1564-1642)
Il Saggiatore [Texto impreso]
Roma : Giacomo Mascardi, 1623
3/69246 (1)
G
ALILEO continúa realizando observación empírica pero, a la vez,
desarrolla un método y lo hace en uno de sus libros más sugestivos, El ensayador, donde proclama una idea que ha influido muchísimo en el pensamiento occidental posterior: «La naturaleza está escrita en lenguaje matemático». Es decir, comprensible por los humanos
y susceptible de ser descodificado. Rechaza, por tanto, los argumentos de autoridad. El siguiente párrafo ha sido clave en el desarrollo
científico de Occidente; Galileo respondía de esta manera tan mordaz a una interpretación totalmente fantasiosa que habían hecho los
jesuitas sobre los cometas:
«Me parece, por lo demás, que Sarsi tiene la firme convicción de que
para filosofar es necesario apoyarse en la opinión de cualquier célebre autor, de manera que si nuestra mente no se esposara con el razonamiento de otra, debería quedar estéril e infecunda; tal vez piensa que la filosofía es como las novelas, producto de la fantasía de un
hombre, como por ejemplo la Ilíada o el Orlando furioso, donde lo
menos importante es que aquello que en ellas se narra sea cierto.
Sr. Sarsi, las cosas no son así. La filosofía está escrita en ese grandísimo libro que tenemos abierto ante los ojos, quiero decir, el universo, pero no se puede entender si antes no se aprende a entender la
lengua, a conocer los caracteres en los que está escrito. Está escrito
en lengua matemática».
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GALILEI, GALILEO (1564-1642)
Dialogo Doue nei congressi di quattro
giornate si discorre sopra i due massimi
sistemi del mondo Tolemaico e Copernicano [Texto impreso]
Fiorenza : Per Gio. Batista Landini, 1632
2/25572
P
que El ensayador, donde Galileo exponía tímidamente el
modelo heliocéntrico copernicano, había pasado la revisión de la
Iglesia, Galileo escribió otro libro donde defendía su tesis de manera más clara: Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo
(1632). Conocido como Diálogo, es una de las obras más importantes del pensamiento universal. En él defiende (y demuestra) el modelo copernicano según el cual es la Tierra la que gira alrededor del
Sol, y no al contrario. También afirma que el Sol tiene manchas oscuras que cambian con el tiempo, con lo cual no es ni perfecto ni inmutable como creían los teólogos. Sabedor de que iba a desatar las iras
de la Iglesia, escribió la obra en forma de diálogo, un recurso griego que permitía enseñar teorías no convencionales sin que pareciera
que el autor las aprobaba.
UESTO
El libro no solo es una joya del pensamiento científico sino también
de la literatura. Los personajes no eran inventados, sino que podían
deducirse fácilmente sus identidades. Por un lado está Salviati, que
representa al propio Galileo exponiendo su teoría. En el otro extremo
encontramos a Simplicio, con el que es fácil relacionar al papa
Urbano VIII. En medio de ambos, incorpora un moderador, en teoría,
neutral: Sagredo, a quien la hábil pluma de Galileo va decantando
por los postulados de Salviati.
GALILEI, GALILEO (1564-1642)
Systema cosmicum, in quo dialogis IV.
de duobus Mundi systematibus, Ptolemaico et Copernico
[Texto impreso]
Lugduni : Sumptibus Ioan. Antonii Huguetan ..., 1641
2/21192
E
L Diálogo de Galileo tuvo un éxito arrollador. Se tradujo rápidamente al latín desde el original italiano, e incluso al chino, antes de los cinco años. Leído por todos los estamentos culturales, acabó para siempre con el modelo cosmológico ptolemaico que había
imperado durante 1.600 años. Su influencia fue tal que un año después de publicado, en 1633, la Iglesia católica amenazó a Galileo, que ya tenía 70 años, con torturarlo si no se retractaba. Galileo, gravemente enfermo de artritis, se aterrorizó ante la posibilidad
de ser sometido a los potros de tortura del Santo Oficio y prefirió
la retractación.
Un extracto del texto de condena señala: «Por cuanto tú, Galileo […]
fuiste denunciado, en 1615, a este Santo Oficio por sostener como
verdadera una falsa doctrina enseñada por muchos, a saber: 1. La
proposición de ser el Sol el centro del mundo e inmóvil en su sitio es
absurda, filosóficamente falsa y formalmente herética, porque es
precisamente contraria a las Sagradas Escrituras. 2. La proposición
de no ser la Tierra el centro del mundo, ni inmóvil, sino que se mueve, y también con un movimiento diurno, es también absurda, filosóficamente falsa y, teológicamente considerada, por lo menos, errónea
en la fe».
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Cielo. Hemisferio Norte. Cosntelaciones. 1793
Hemisferio Septentriol [Material cartográfico]
/ Vicente López Enguidanos incidit. — [S.l.: s.n], 1793
Mr/21
¿C
UÁNTO mide el cielo? Copérnico había hallado que la distancia entre la Tierra y el Sol era de 3,2 millones de kilómetros. Tycho Brahe la amplió a 8 millones y Kepler a 22,4 millones
de kilómetros. En el siglo XVII el desarrollo de los instrumentos de medida y el trabajo de Kepler o Galileo permitieron a otros astrónomos,
como Cassini o Flamsteed, medir de forma más exacta el cielo. En
1673 se calculó que el Sol estaba a 140 millones de kilómetros de
la Tierra (la medida actual establece 149,5 millones de kilómetros).
A finales de la década de 1670 se empezó a sospechar el gran tamaño del sistema solar: el universo más allá del Sol, donde estaban
todas las estrellas, debía ser extraordinariamente inmenso.
GALILEI, GALILEO (1564-1642)
Discorsi e dimostrazioni matematiche intorno á due nuove
scienze attenenti alla Mecanica & i Movimenti locali ...
[Texto impreso] Leida : Appresso gli Elsevirii, 1638
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S
la leyenda, tras su retractación, Galileo pronunció las célebres palabras eppur, si muove (y sin embargo, se mueve).Sus
enemigos los jesuitas derrotaron y humillaron públicamente al mayor
científico de todos los tiempos, condenándolo a prisión perpetua,
quemando ejemplares de su obra y leyendo su sentencia en todas
las universidades.
EGÚN
Así y todo, anciano, enfermo, ciego, humillado y recluido, Galileo
fue capaz de terminar el más importante de todos sus libros Discursos
y demostración matemática en torno a dos nuevas ciencias relacionadas con la mecánica (1638). Alejado de la astronomía por imperativo inquisitorial, recopiló en Dos nuevas ciencias todos sus trabajos
sobre mecánica, inercia y péndulos, y sobre la fuerza de los cuerpos,
aplicando el análisis matemático a asuntos cuyo estudio hasta entonces había sido prerrogativa de filósofos o teólogos. Considerado
el primer texto científico en el sentido moderno, fue sacado clandestinamente de Italia por discípulos de Galileo e impreso en Leiden,
en 1638. El texto influyó enormemente en el desarrollo científico y tecnológico de todos los países europeos del ámbito no católico.
Cielo. Hemisferio Sur. Constelaciones. 1700. (Ca. 1725)
Planisphaerii Coelestis Hemisphaerium Meridional
[Material cartográfico] : Calculatum ad finem Anni MDCC
pro Aevo XVIII praesente / multis Stellis autum et editum
a Carolo Allard. — Escala indeterminada. — Amstelo-Batavo
[Amsterdam] : Ex officina I. Covens et C. Mortier, [Ca. 1725]
Mr/21
E
el año 1700 ya casi todos los astrónomos coincidían en que la Tierra rota sobre su propio eje y orbita alrededor del Sol. Sin embargo,
nadie pudo detectar un cambio anual en la posición de las estrellas. El paralaje estelar se define como el cambio aparente en la posición de una estrella causado por el desplazamiento del globo de un extremo a otro de la
órbita terrestre. Cuando regresamos a la posición inicial en la órbita desde donde observamos la estrella, esta recupera su posición original.
¿Las estrellas y el Sol se moverían como la Tierra o estaban fijas? En
1700 los astrónomos intuían que debían moverse; es decir, que debía de haber cambios en el paralaje estelar, pero los telescopios no
eran lo suficientemente sofisticados para detectarlo. Hubo que esperar a la mejora en la precisión de medida de los instrumentos de la
Revolución Industrial para detectar que, efectivamente, el Sol no es inmóvil, sino que se desplaza por la Vía Láctea y que el resto de las estrellas también lo hacen dentro de la galaxia.
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Grandes páginas para una pequeña historia de la Astronomía
LA CONQUISTA DEL COSMOS
NEWTON, ISAAC, SIR (1642-1727)
Philosophiae Naturalis Principia mathematica
[Texto impreso] / auctore Isaaco Newtono ...
Editio secunda auctior et enmendatior
Cantabrigiae : [s.n.], 1713
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E
año en que murió Galileo nació el que ha sido considerado como
el mayor científico de todos los tiempos, Isaac Newton (1642-1727).
Galileo había intuido que el universo se rige por leyes que el ser humano podía llegar a comprender, pero no las pudo establecer. Fue en
1687 cuando Newton, a partir de los datos de Brahe, las leyes de Kepler y las Dos nuevas ciencias de Galileo, ordenó todo ese disperso conocimiento. Con una brillantez matemática impecable estableció las leyes universales que rigen el mundo y las publicó en su Philosophiae
naturalis principia mathematica, libro épico en la historia de la ciencia.
Y, en palabras del escritor Alexander Pope, «se hizo la luz».
L
Aparecen las famosísimas tres leyes de Newton, conocidas de todos los escolares desde entonces: la ley de la inercia, la ley fundamental de la dinámica, y la ley de acción y reacción.
Después dedujo la ley de la gravitación universal, cuyo enunciado
afirma: «Dos cuerpos cualesquiera se atraen recíprocamente con una
fuerza directamente proporcional a sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa».
HALLEY, EDMOND (1656-1742)
Catalogus Stellarum Australium [Texto impreso]
/ Authore Edmundo Halleio
Londini : Typys Thomae James Typographi
Mathematici Regii, 1679
GMm/280
E
impacto social de la obra de Newton no tenía precedentes históricos: demostraba que el universo, y todo lo que hay en él, desde los planetas hasta una manzana que cae del árbol, funciona según unos principios esencialmente mecánicos. El mundo no estaba ya
regido por la magia o por los dioses, sino por ecuaciones matemáticas inteligibles que describían leyes generales.
L
Newton, no obstante, no era partidario de publicar sus hallazgos. Fue su
amigo Edmond Halley (1656-1742) quien le animó y financió su libro.
Halley, astrónomo real, pertenecía, junto a Newton, a la Royal Society. A los veinte años emprendió un largo viaje a la isla de Santa
Elena donde, siguiendo los pasos de John Flamsteed, determinó la posición de 341 estrellas que le llevaron a recopilar el catálogo de las
estrellas australes, editado en Londres en 1679.
Cielo. Hemisferio Sur.Constelaciones. 1793
Hemisferio Meridional [Material cartográfico]
/ Vicente López Enguidanos incidit
[S.l. : s.n], 1793
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La conquista del cosmos
Grandes páginas para una pequeña historia de la Astronomía
HALLEY, EDMOND (1656-1742)
Tabulae astronomicae [Texto impreso]
Londini : James, 1720
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A
los métodos de cálculo analítico inventados por Newton, Halley reconstruyó las órbitas de veinticuatro cometas
conocidos por entonces, comprobando que las de tres de ellos (vistos en 1531, 1607 y 1682), eran similares. Propuso entonces la
idea de que se trataba de un único cuerpo celeste, observado en
tres retornos sucesivos, y pronosticó su regreso para el año 1758.
«Muchas cosas me hacen creer que el cometa observado por Apiano en el año 1531 es el mismo que Kepler y Regiomontano describieron más adecuadamente en 1607, y el que yo he visto volver
y he observado en el año 1682.
PLICANDO
En confianza, podría predecir su vuelta para 1758. Si esta previsión
es respetada, no hay razón para dudar que también los otros cometas volverán». En 1758, dieciséis años después de la muerte de Halley, el cometa apareció y fue nombrado como su descubridor.
HERSCHEL, JOHN F. W., SIR (1792-1871)
Grandes descubrimientos astronómicos
hechos recientemente por Sir John Herschel
en el Cabo de Buena Esperanza [Texto impreso]
/ Traducido del inglés por Francisco de Carrión
Barcelona : Ignacio Estivill, 1836
R/33998
D
del telescopio de Galileo, se necesitaron telescopios mayores para observar más allá del sistema solar. En 1773 William Herschel construyó uno de 18 cm de apertura y descubrió, junto a su hermana Caroline, el planeta Urano. Con un telescopio aún
mayor (1,22 m de espejo y una distancia focal de 12,2 m), acometió su mayor proyecto: determinar la estructura de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Concluyó que tenía forma de disco y que este
era más grueso en el centro. Situó al Sol como una de las estrellas
que están en ese centro. (Hoy se sabe que nuestra galaxia tiene forma de espiral y que el Sol no está en el centro, sino en uno de los
brazos). Uno de sus hallazgos más notables fue comprobar que el
Sol no era inmóvil, sino que se mueve y en su trayectoria arrastra
a todos los planetas que orbitan a su alrededor. (En la actualidad
se sabe que gira alrededor del centro de la Vía Láctea —donde
se ha detectado un agujero negro— a 220 km/s y que tarda 250
millones de años en completar la órbita).
ESPUÉS
En 1833 su hijo John, otro de los grandes astrónomos de la época, realizó observaciones en el hemisferio sur. Posteriormente juntó
sus observaciones con la base de datos de su padre, elaborando el
mayor y mejor catálogo de cómo era el universo a mediados del
siglo XIX. John Herschel fue el primero en usar otra de las grandes herramientas que revolucionó la astronomía: la fotografía. Ya no hacía
falta recordar o dibujar dónde estaban y cómo variaban los objetos
estelares con el tiempo.
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La conquista del cosmos
Grandes páginas para una pequeña historia de la Astronomía
EINSTEIN, ALBERT (1879-1955)
Teoría de la relatividad especial y general [Texto impreso]
Madrid : [S.n.], 1921 ([Toledo] : [Imp. de Suc. de S. Peláez])
VC/15774/12
A
comienzos del siglo XX, Albert Einstein (1879-1955) revolucionó
la astronomía al introducir en la ciencia el concepto de relatividad: la noción de que no hay movimientos absolutos en el universo,
como establece la mecánica clásica de Newton, sino relativos. La
teoría de la relatividad demuestra, por ejemplo, que no residimos en
un espacio plano o euclidiano uniforme o que no existe un tiempo absoluto para cada acontecimiento, sino un entorno diferente en el espacio-tiempo curvado.
Si decisiva es la relatividad para la era nuclear, donde realmente se
ha notado su influencia ha sido en la astronomía: cambió para siempre nuestra concepción del universo: el big-bang, las estrellas de neutrones, el universo en expansión o los agujeros negros son conceptos que no pueden entenderse sin la relatividad.
La teoría consta de dos partes independientes. De ellas, la relatividad
general, publicada en 1916, explica muchos fenómenos de la astrofísica moderna, como la relación entre el espacio-tiempo y la materia: considera que la gravedad es la interacción que las vincula. Existe un aforismo que lo resume: «La materia le dice al espacio-tiempo
cómo ha de curvarse; el espacio-tiempo le dice a la materia cómo ha
de moverse».
HALE, GEORGE ELLERY (1868-1938)
Ten years’ work of a mountain observatory
[Texto impreso] Washington : Carnegie Institution, 1915
7/36391
L
A teoría general de la relatividad no fue muy bien recibida en un
principio porque las condiciones para comprobar sus postulados
estaban muy alejadas de lo que podía experimentarse en la Tierra.
Se necesitaban telescopios e instrumentos gigantescos y, sobre todo, extraordinariamente caros. George Ellery Hale (1868-1938),
cuando aún era investigador predoctoral, inventó el espectroheliógrafo, un instrumento que se reveló fundamental para el examen de
la atmósfera y de la superficie del Sol a longitudes muy precisas,
llegando a fotografiar las protuberancias solares. Pero Hale se caracterizó sobre todo por una extraordinaria habilidad para buscar
benefactores y determinar las mejores aplicaciones para usar el
dinero destinado a la construcción de grandes telescopios. Gracias
a su gestión, se construyó un gran telescopio en la Universidad de
Chicago, después en Mount Wilson y, finalmente, en Monte Palomar. En 1918 instaló en Mount Wilson un instrumento con un reflector de 2,54 m, conocido como telescopio Hooker. Durante 30 años
fue el telescopio más grande de la Tierra y transformó nuestro conocimiento del universo. En él trabajaron brillantes astrónomos como
Edwin Hubble (1865-1972) y Milton Humason (1891-1972). Con
este telescopio observaron que lo que predecía la teoría general de
la relatividad era cierto.
En 1929 realizaron uno de los descubrimientos más polémicos desde Copérnico: demostraron que el universo está en expansión constante. Ello desafió lo que se pensaba hasta entonces: más allá de la
Luna todo debía ser perfecto e inalterable. Y ahora resultaba que se
expandía.
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La conquista del cosmos / ¿Horóscopo o calendario?
Grandes páginas para una pequeña historia de la Astronomía
Gran Telescopio Canarias [Texto impreso] : conceptual
design / [project director, Pedro Álvarez Martín]
[Tenerife : Grantecan], D.L. 1997
DL/798715
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L viaje por la comprensión del cosmos continúa, solo hemos empezado a vislumbrar algo: que el universo es plano, que se expande indefinidamente y que tuvo un principio con una fuerte explosión, el big bang, hace 14.500 millones de años.
La teoría inflacionaria señala que al comienzo de todo hubo una singularidad en el espacio tiempo, que aún la ciencia actual no puede resolver, en la que toda la materia del universo se condensaba en un punto
infinitamente pequeño. Esta explotó y comenzó un proceso en el que
primero se formaron las partículas subatómicas, luego los átomos y, finalmente, las estrellas, los planetas, las galaxias y hasta la propia vida.
La Iglesia católica ha defendido, desde 1951, esta teoría inflacionaria. Sin embargo, recientes estudios teóricos hablan de multiversos; es
decir, que puede que existan universos paralelos a este o que este mismo proceda de otro anterior que colapsó.
Una nueva generación de telescopios, como el Gran Telescopio de Canarias (GTC), pretende averiguarlo. Ubicado en la isla de La Palma, es
la apuesta española por la astronomía en este tercer milenio, al igual que
las Tablas alfonsinas lo fueron en el segundo. Inaugurado en 2009, hace pocos meses, es hasta la fecha el mayor telescopio óptico del mundo.
¿HORÓSCOPO
O CALENDARIO?
GIL DE BURGOS, JUAN (fl. S. XIV)
Tablas astronómicas [Manuscrito], S. XIV
MSS/23078
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AS tablas astronómicas establecen las posiciones de los astros observadas desde un lugar determinado y unas fechas concretas. Tras
las Tablas alfonsíes, que otorgaron fama mundial al rey de Castilla,
otros reyes o nobles intentaron patrocinar sus propias tablas como forma de obtener un hueco en la historia más allá de acontecimientos
mundanos como bodas, guerras o anexiones territoriales. Se sabe,
por ejemplo, que el rey de Aragón Pedro IV mandó también elaborar
unas tablas sobre la posición de los astros desde Barcelona.
GIUNTINI, FRANCESCO (1523-1590)
Sepeculum Astrologiae
Lugduni : In Officina Q. Phil. Tinghi, Florentini, 1581
GMG/307V.2
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N un principio, la astronomía y la astrología eran un único conocimiento. Sin embargo, la ciencia moderna las ha separado totalmente. La astronomía, al contrario que la astrología –creencia supersticiosa,
según la cual el movimiento de los astros y su posición relativa influyen en
el destino de las personas y en el curso de la historia– es una ciencia exacta que utiliza leyes físicas y matemáticas para estudiar el universo, predeciendo con exactitud el comportamiento físico de los cuerpos celestes.
Este libro, El espejo astrológico (1581), está escrito por Francesco
Giuntini (1523-1590), más conocido como Junctinus, uno de los mayores astrólogos de la época. Tardó 20 años en escribirlo y en él se describen desde las esferas de Sacrobosco hasta ideas absurdas como,
por ejemplo, que los inicios de las enfermedades están relacionados
con conjunciones astrales.
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¿Horóscopo o calendario? / La música, lazo familiar de los Galilei
Grandes páginas para una pequeña historia de la Astronomía
RÍO, PEDRO DEL (fl. ca. 1790)
Compendio metódico y claro del Cómputo eclesiástico
antiguo y moderno [Texto impreso] [S.l. : s.n., 1790] (Madrid)
1/10887
L
astronomía rige más que ninguna otra disciplina nuestra vida diaria. El calendario por el que organizamos nuestros asuntos cotidianos se divide en años, es decir, el tiempo que tarda la Tierra en completar su movimiento de traslación alrededor del Sol; y en días, es decir,
el tiempo que la Tierra tarda en realizar un movimiento completo de
rotación o giro sobre sí misma. El actual calendario usado en Occidente proviene del papa Gregorio XIII, que en 1582 lo impuso en la Cristiandad sustituyendo al vigente hasta ese entonces, el calendario juliano, instaurado por Julio César en el año 46 a. C.
A
Los romanos calcularon que la Tierra tarda 365,25 días en orbitar el Sol.
Por tanto, cada cuatro años habría un bisiesto. Pero la realidad es que
tarda algo menos: exactamente 365,242189, o lo que es lo mismo,
365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,16 segundos. La Iglesia quería que
coincidiera la celebración de la Pascua de Resurrección con el equinoccio de primavera (en el hemisferio norte), pues es el momento astronómico en el que el invierno desaparece y los días comienzan a ser más
largos (el Sol resucita). Por ese motivo la Iglesia eligió la primera semana de la primera luna llena para la Semana Santa en el año 325.
Como la fecha de la Semana Santa establece el resto de las fiestas
móviles del año litúrgico, era necesario que el año litúrgico coincidiera con el año civil y este con el astronómico. El calendario gregoriano propone un complejo sistema para elegir los años bisiestos que
permite ajustar hasta 365,242.
LA
MÚSICA, LAZO FAMILIAR DE LOS
GALILEI
MERSENNE, MARIN (1588-1648)
Harmonie universelle [Texto impreso] À Paris :
Pierre Ballard, Imprimeur de la musique du Roy, 1636
M/3063
L
teoría de la armonía de las esferas parece tener su origen alrededor del siglo V a. C., asociada al supuesto descubrimiento,
por parte de los pitagóricos, de las relaciones matemáticas simples
de las consonancias musicales. Esta teoría de la concordancia musical fue expresada por Platón en uno de sus diálogos, el Timeo.
A
El desarrollo de las matemáticas en el siglo XVI está asociado a
un estudio más profundo de las proporciones matemáticas de los
intervalos musicales, aspecto este especialmente presente en el texto de Marin Mersenne Harmonie universelle. Contemporáneos suyos que trabajaron esta relación matemático-musical fueron René
Descartes —del que Mersennne es considerado mentor—, que la
estudió desde un punto de vista estrictamente matemático aunque
añadiéndole, novedosamente, un valor emocional al intervalo. Desde el punto de vista de la magia natural analizaron esta relación
Athanasius Kircher y Robert Fludd. Con este último autor polemizó
Kepler quien, en su Harmonices mundi (1619), trabajó con la hipótesis de asociar distintas frecuencias musicales a las distintas velocidades angulares de los planetas, lo que le llevó al establecimiento de su tercera ley.
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La música, lazo familiar de los Galilei
Grandes páginas para una pequeña historia de la Astronomía
GALILEI, VINCENZO (1533-1591)
Dialogo della musica antica et della moderna [Texto impreso]:
a facsimile of the 1581 Florence edition New York: Broude
Brothers, [1967]
M/19500
E
L padre de Galileo, Vincenzo Galilei, fue un músico notable, no
sólo como compositor sino también como teórico musical. Según
uno de los más importantes biógrafos de Galileo, Stillman Drake, el
método de trabajo de Galileo en la ciencia fue equivalente al que su
padre utilizó en la música.
El Dialogo della musica antica et della moderna se inserta en la polémica que Vincenzo sostuvo con su maestro Zarlino sobre la determinación de consonancias y disonancias, la especificación de los distintos modos y sobre la práctica del contrapunto.
GALILEI, VINCENZO (1533-1591)
[Fronimo Inglés]
Fronimo [Texto impreso] : 1584 / translated and edited by
Carol MacClintock
[S.l.] : American Institute of Musicology, 1985
M/16682
I
L Fronimo es fundamentalmente un tratado de intabulación, es decir,
escritura en tablatura: sistema idiomático para cada instrumento que
representa, en el caso del laúd, cuerdas y trastes.
Il Fronimo contiene abundante música de los más importantes compositores de la época, puesta en tablatura para laúd, además de la
explicación de cómo componer en los distintos modos, ejemplificándolos con piezas musicales que denomina ricercares.
GALILEI, MICHELAGNOLO (1575-1631)
Il primo libro d’intavolatura di liuto [Música notada] /
introduction de Claude Chauvel
Genève : Minkoff, 1988
MP/1529
M
ICHELAGNOLO Galilei, hermano menor de Galileo, fue destinado
a la música desde muy temprana edad por su padre. Trabajó
durante unos años en Polonia y, tras el fallido intento de situarse en la
corte de los Medici, se estableció en la bávara.
La publicación de Il primo libro d’intavolatura di liuto, dedicado a Maximiliano I de Baviera, provocó un duro enfrentamiento epistolar entre los hermanos. Galileo reprochó a Michelagnolo el excesivo gasto de la impresión de la obra y las posibles consecuencias para el
nombre de la familia. Michelagnolo le replicó que daba por bueno
tal dispendio si con ello daba a conocer los frutos de su corto talento. Solo publicó esta obra que es una colección de piezas organizadas según los modos en forma de suite.
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