UNIVERSIDAD DE ATLACOMULCO

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2014
UNIVERSIDAD DE ATLACOMULCO
MAESTRÍA EN EDUCACIÓN
REALIDAD EDUCATIVA
PROYECTO FINAL:
“Papel de la educación en la
sociedad y las necesidades de
capacitación y formación
docente”
PRESENTA:
Ana Laura Cárdenas Romero
INTRODUCCIÓN
Desde épocas muy antiguas el profesor ha sido el principal impulsor de la educación en el
mundo ya que se dice, él poseía toda aquella información que los niños o jóvenes no tenían,
también es quien con sus actos educaba al alumno dejándole más que conocimientos, un
mundo de vivencias las cuales el alumno debía de aplicar en su vida cotidiana y de ese
modo adquirir aquellos conocimientos que fueran útiles a él. “La docencia es una práctica
social en la que los sujetos que participan se caracterizan por tener autoconciencia y
conciencia recíproca acerca de lo que se trata. Los mismos van afirmando su identidad en
dicha práctica a medida que los otros le otorgan el reconocimiento” (Alvaro, Garrido, &
Torregrosa, 1996). Estas prácticas sociales son históricamente determinadas, pues hay
historias de vida y trayectorias de los sujetos que interactúan y también de las instituciones.
La práctica docente como práctica social genera conflictos y contradicciones. Las que
devienen de condiciones preestablecidas (legales, curriculares, organizativas), a las que los
docentes deben ajustarse, sin dejar de lado las pautas sociales y culturales. Para Elena
Achilli la educación es “Un conjunto de actividades, interacciones, relaciones que
configuran el campo laboral del sujeto, en determinadas condiciones institucionales y
sociohistóricas”. Esto quiere decir que son todas aquellas actividades que el docente realiza
para los distintos agentes que participan en el proceso de enseñanza, dicha práctica está
determinada por el contexto social, histórico e institucional.
Hoy en día esta práctica ha cambiado mucho ya que el maestro o profesor en estos días no
solo debe enseña por enseñar sino también debe contar con elementos psicopedagógicos
para transmitir el conocimiento. En este punto se donde entender que el profesor antes de
enseñar debe de conocer y saber qué es lo que piensan sus alumnos, así como descubrir y
entender quién es cada uno de ellos ya que más que seres humanos ahora los profesores ven
a los alumnos como un simple ente que absorbe todo tipo de información que llega a su
cerebro sin analizarla ni discriminarla.
En la actualidad ya no es suficiente que los docentes centren su acción pedagógica en
facilitar la adquisición de conocimientos, basada en las prácticas tradicionales de enseñanza
en el salón de clases, pues es indispensable que los maestros trasciendan los propósitos
exclusivamente disciplinares y apoyen de manera integral la formación de los alumnos.. El
estudio de la enseñanza desde la perspectiva teórica del pensamiento del profesor supone
que enseñar no se reduce al aspecto didáctico o a lo que se realiza en clase, sino que el
profesor reflexiona, analiza e interpreta aspectos intelectuales y afectivos, propios y de sus
estudiantes, y en función de ello, realiza su práctica docente; esto la convierte en un objeto
de estudio complejo, porque incluye la interacción de diversas dimensiones: política, social,
institucional, didáctica, interpersonal, personal y valoral. Es por ello que en este trabajo se
pretende discutir algunos puntos sobre la práctica, actualización y formación docente en la
actualidad.
1. PAPEL DE LA EDUCACIÓN EN LA SOCIEDAD
La educación ha sido objeto a través del tiempo, de múltiples enfoques críticos formulados
en función de distintos puntos de vista filosóficos y bajo la influencia de condiciones
socioculturales de cada época.
El vocablo "educación" aparece documentado en obras literarias escritas en castellano no
antes del siglo XVII. Su procedencia latina se atribuye al término educere, como “el verbo
latino educere significa "conducir fuera de", "extraer de dentro hacia fuera", desde esta
posición, la educación se entiende como el desarrollo de las potencialidades del sujeto
basado en la capacidad que tiene para desarrollarse (León, 2007)”. Más que la reproducción
social, este enfoque plantea la configuración de un sujeto individual y único, es decir la
educación universaliza, pero también individualiza. Educar es formar sujetos y no objetos,
tiene el propósito de completar la condición humana del hombre, no tal y como la
naturaleza la ha iniciado, sino como la cultura desea que sea, pues varios autores
mencionan que la mente del hombre son hechuras de la cultura.
Cabe mencionar que “la educación como proceso de perfeccionamiento implica acción por
parte del educador (agente educativo) y del educando. El primero, de una forma
premeditada y sistematizada, trata de organizar el contexto en el que se produce la
enseñanza, con la intención de favorecer el proceso perfectivo en los educandos, que se
concretará en el aprendizaje (Luengo Navas, 2004)”.
Otro autor menciona que “la educación es un proceso que permite al individuo obtener un
aprendizaje para un cambio en su persona y en la sociedad, por ello, su importancia resulta
indiscutible, ya que el ser humano se convierte en dependiente de ella todos los días de su
vida (Nerici, 1985)”. Así mismo existen muchas maneras de ver y estudiar a la educación,
cuyo análisis puede encargarse desde las perspectivas sociológica, biológica, psicológica y
filosófica.
Ciertamente se vive una época de grandes transiciones sociales, donde los cambios son
eminentemente necesarios, pues estamos inmersos en una situación de crisis, sin embargo
la educación se replantea como el principal medio para sanar los hechos caóticos y se
apuesta a ella, con firme convicción.
Resulta prioritario “en la actualidad no solo recibir educación, sino que esta sea de calidad,
es decir, que sea accesible y que permita a los individuos desarrollar las habilidades para
continuar aprendiendo, en los entornos venideros y atender las demandas sociales”
(Jerome, 1997). En este sentido el docente juega el rol más importante, porque marca las
pautas para transformar la educación.
Cabe señalar que los resultados en las evaluaciones de PISA, determinan que el docente
Mexicano no cumple con los parámetros de profesionalización y responsabilidad para
transformar la educación. Las reformas políticas generadas a raíz de las necesidades, se han
encaminado especialmente a los decentes, para que puedan mejorar su actualización y
formación. De igual manera se han tomado medidas para que los docentes verdaderamente
se comprometan y de esta forma impactar en la calidad del servicio
Es prioritario, “para el sistema educativo mejorar el perfil y profesionalización del docente,
es decir, si la reforma se enfocando en el desarrollo por competencias, el docente debe
optimizar su desempeño de competencias para dar sustento al enfoque de la reforma, con la
intención de mejorar las prácticas escolares y generar mejores resultados” (Jerome, 1997).
La educación del siglo XXI procura mejoras sustanciales para que la sociedad tenga
posibilidades de desarrollo, competitividad y bienestar, dichos rasgos son el resultado de
una formación que destaca la necesidad de desarrollar competencias para la vida, que
además de conocimientos y habilidades incluyen actitudes y valores para enfrentar con
éxito diversas tareas.
Lograr que la educación contribuya a la formación de ciudadanos con estas características
implica plantear el desarrollo de competencias como propósito educativo central. Una
competencia implica un saber hacer (habilidades) con saber (conocimiento), así como la
valoración de las consecuencias de ese hacer (valores y actitudes). En otras palabras, la
manifestación de una competencia, denota el juego de conocimientos, habilidades, actitudes
y valores para el logro de propósitos en contextos y situaciones diversas.
También hoy en día la educación está basada en la era de las tecnologías de la información
y la comunicación, pero esto no ha contribuido al desarrollo del país, porque la sociedad de
la información ha generado una sociedad de la ignorancia, en donde las tecnologías solo
tiene por función informar, haciendo a los alumnos menos pensantes, menos analíticos,
menos reflexivos. El mal uso de las tecnologías ha generado sujetos pasivos, sujetos
manipulables por los medios masivos de la comunicación, sujetos conformistas. A pesar de
estar inmersos en una crisis social hay mucho por hacer, porque la educación es la base de
la sociedad, por tanto los planes de acción se centrarían en este contexto para generar un
verdadero cambio social.
Con lo ya mencionado, se puede decir que la mente es producto de la educación, por lo
tanto esta tendría que formar sujetos individuales, subjetivos, responsables ante el mundo y
del mundo que se les ha mostrado y enseñado; para dar solución a las problemáticas
sociales. Es aquí donde radica la importancia de la educación en la sociedad, pues esta
permite romper paradigmas, generar ideologías y crear estrategias para mejorar la realidad
en la que está inmerso el ser humano.
2. ROL DEL DOCENTE EN LA EDUCACIÓN
El docente es la pieza clave para lograr un cambio radical en el contexto educativo, ya que
es parte fundamental del proceso de aprendizaje, pues procura la formación integral de los
estudiantes para que ellos adquieran el conocimiento y además están preparados científica y
moralmente para ser modelos de un mundo estudiantil.
Se entiende que el docente es el mediador entre el alumno y el conocimiento, por lo tanto
“su rol no se limita sólo a la transmisión de conocimientos, pues éste debe de apoyar al
alumno a construir su propio conocimiento, a crecer como persona y a ubicarse como actor
crítico de su entorno” (Díaz Barriga, 2002). Es por ello que en el proceso instruccional, el
docente además de contar con habilidades, actitudes y destrezas deberá dotar al alumno de
múltiples saberes para conocer, analizar y comprender la realidad educativa en sus
múltiples determinaciones.
Durante toda la primera parte del siglo XX, los docentes fueron asumiendo el carácter de
profesionales en la medida en que su ejercicio se asoció a la posesión de una base de
conocimientos relativamente definida, producto de estudios que paulatinamente fueron
incorporados a la educación superior. Sin embargo una realidad patente es que, muchos de
los docentes del nivel medio y superior de las instituciones educativas de nuestro país, no
cuentan con una preparación pedagógica acorde con los cambios tecnológicos educativos
para poder realmente trasmitir un proceso de enseñanza-aprendizaje.
Por esta razón uno de los problemas que aquejan a la educación, es que los docentes de
cualquier nivel educativo, no cuentan con el suficiente conocimiento acerca del diseño y
planificación de estrategias de enseñanza o materiales de apoyo que faciliten en el alumno
el proceso de aprendizaje de los contenidos, pues aún muchos educadores siguen anclados a
viejos paradigmas educativos y psicológicos basados en el conductismo, en donde el
alumno funge como un ente pasivo que sólo acumula datos mecánicamente y el profesor
sólo se dedica a moldear dicha conducta a través de refuerzos y castigos, dejando muy poco
espacio para mejorar la calidad del proceso académico; ocasionando que los alumnos estén
rezagados en información y no logren un aprendizaje significativo.
Desde esta perspectiva surge la necesidad de “educar con un enfoque en competencias, lo
cual implica crear experiencias de aprendizaje para que los estudiantes desarrollen
habilidades que les permitan movilizar, de forma integral, recursos que se consideran
indispensables para realizar satisfactoriamente las actividades demandadas” (Peña &
Ochoa, 2012).
Por lo anterior es evidente, que esta necesidad surge porque, el desempeño del docente es
un factor determinante del logro de la calidad de la educación, pues esta responsabilidad
recae en los profesores porque son ellos los que brindan a los alumnos las herramientas
para desarrollarse y evolucionar dentro de la sociedad. Es por ello que resulta necesario que
el docente cuente con la capacitación y la preparación para cubrir las necesidades de los
alumnos.
3. PERFIL DOCENTE
Aunque es difícil llegar a un consenso, acerca de los conocimientos y habilidades que un
“buen profesor” debe poseer, pues ello depende la opción teórica y pedagógica que se tome,
de la visión filosófica, de los valores y fines de la educación con los que se asuma un
compromiso.
Se define Perfil del Educador como “el agrupamiento de aquellos conocimientos, destrezas
y habilidades tanto en lo personal, ocupacional, especialista o prospectivo que un educador
debe tener u obtener para desarrollar su labor” (Izarra, 2003).
De acuerdo con Cerpe (1982), el perfil del educador se define como una visión
humanística, socio-científica y tecnológica que un estudiante debe tener e incorporar al
egresar de un nivel educativo, asimismo se debe integrar los alcances de los ejes
transversales, las intenciones educativas globales de las áreas académicas y las capacidades
cognitivas intelectuales, cognitivas-motrices y cognitivas-afectivas a objeto de alcanzar una
formación integral del educando. También el docente es “facilitador de oportunidades que
propicia experiencias metodológicas que estimulan la actividad de los educandos y
responden a los propósitos y objetivos de la educación” (Tamayo & Peñaloza, 2012).
Para que el ajuste de la ayuda psicopedagógica sea eficaz, el docente debe ser competente
en áreas específicas tales como, “ tener suficiente conocimiento teórico profundo y
pertinente acerca del aprendizaje, el desarrollo y el comportamiento humano, debe
desplegar valores y actitudes que fomenten el aprendizaje y las relaciones humanas, tener
dominio de los contenidos o materias que enseña, y también tener el control de estrategias
de enseñanza que faciliten el aprendizaje del alumno y lo hagan motivante” (Díaz Barriga,
2002).
Las áreas de competencia antes mencionadas, resultan ser elementos básicos de una
trasformación positiva de la actividad docente, pues en muchas ocasiones el profesor es
competente en cuento al dominio del conocimiento teórico y de los contenidos o materias
que enseña, pero como se ha venido señalando el perfil actual que debe tener el docente no
sólo se centra en estos aspectos, porque los profesores realizan grandes esfuerzos para
enseñar por igual a todos los alumnos, pero no siempre los resultados responden sus
expectativas, pues de alguna manera no se conocen los intereses y necesidades de los
alumnos, por eso, sería importante determinar el perfil que debería de cumplir un docente
para transmitir el conocimiento, es decir, un profesor que no sólo se base en el método
tradicionalista, y que esté dispuesto al cambio para que sea capaz de crear, diseñar y
planificar las estrategias de enseñanza necesarias para lograr que los alumnos adquieran una
aprendizaje significativo, a partir de un enfoque de competencias; logrando al mismo
tiempo que su nivel educativo sea de calidad; formando alumnos críticos y reflexivos
capaces de elaborar estrategias para solucionar problemas, es decir, hacer de alumnos
novatos unos profesionistas expertos.
Para mejorar el panorama educativo del siglo XXI el docente debe ser “mediador creativo
y flexible para intercambiar experiencias con sus pares y con sus alumnos. Debe ser un
sujeto que atiende y promueve permanentemente la evaluación, autoevaluación y
coevaluación del proceso educativo, por tanto reflexiona en su práctica educativa.
Comprende su entorno y conoce a sus alumnos. Conoce profundamente los enfoques y
programas de las distintas asignaturas. Ejerce una práctica colaborativa. Es un participante
experto que orienta. Aprovecha el error para el aprendizaje. Fomenta la autonomía del
estudiante. Usa las nuevas tecnologías como un recurso didáctico importante” (Siso, 2011).
Lo descrito hace mención de las características del docente del milenio, sin embargo las
estadísticas informan que el rezago de los docentes en cuanto a ciertos conocimientos o
habilidades ocasionan un nivel bajo en adquisición de conocimientos y por lo tanto un nivel
educativo carente en comparación con otros países.
4. PRÁCTICA DOCENTE
Al parecer se puede entender que la práctica docente es el momento en el que se desarrolla
el programa formativo con la finalidad de facilitar el logro de los objetivos de aprendizaje,
ya especificados, que tratan de responder a las necesidades de capacitación originadas por
el entorno productivo.
“La práctica docente es de carácter social, objetivo e intencional. En ella intervienen los
significados, percepciones y acciones de las personas involucradas en el proceso educativo
(alumnos, docentes, padres, autoridades, etc.). También intervienen los aspectos políticoinstitucionales, administrativos y normativos, que en virtud del proyecto educativo de cada
país, delimitan el rol del maestro” (Fierro & Fortoul, 1999). Es decir, la práctica docente
supone una diversa y compleja trama de relaciones entre personas; la relación educativa
con los alumnos es el vínculo fundamental alrededor del cual se establecen otros vínculos
con otras personas: los padres de familia, los demás maestros, las autoridades escolares, la
comunidad de docentes. Se desarrolla dentro de un contexto social, económico, político y
cultural que influye en su trabajo, determinando demandas y desafíos.
En otras palabras, la práctica docente es como se lleva a la práctica o a la realidad aquellos
conocimientos que se van adquiriendo en la clase y los vínculos o dimensiones que se
gestan al ejercerla.
Cabe señalar que la práctica docente está muy vinculada a la gestión, pues ella implica la
construcción social de las prácticas en la institución escolar. La gestión corresponde al
“conjunto de procesos de decisión, negociación y acción comprometidos en apuesta en
práctica del proceso educativo, en el espacio de la escuela, por parte de los agentes que en
él participan” (Fierro & Fortoul, 1999). La gestión escolar supone a la gestión pedagógica,
que corresponde a “el conjunto de prácticas dirigidas explícitamente a conducir los
procesos de enseñanza” (Fierro & Fortoul, 1999).
Mucho se ha comentado acerca de cuál es el verdadero trabajo de un profesor,
consideramos que “el trabajo de un profesor más que enseñar es el de guiar al alumno para
que el mismo y con las herramientas que posee logre captar un conocimiento realmente
sano y real que lo lleve a la búsqueda de nuevos horizontes y logros que se proponga”
(Libia, 1986), lamentablemente en el país es todo lo contrario pues es el profesor quien le
proporciona al alumno todas la herramientas para su aprendizaje, prácticamente le regala la
información y le hace fácil la tarea, por lo tanto la práctica docente resulta ser una falacia,
pues el logro de los objetivos de aprendizaje se olvidan. En este sentido no se debe perder
de vista que “el maestro debe llevar al alumno guiarlo y manejarlo de la mejor manera
posible para que sea realmente el alumno el que desarrolle esas actividades, sea el que
realmente busque encontrar y adquirir su propio conocimiento” (Libia, 1986).
Si bien la nueva concepción profesional propone el trabajo interdisciplinario, el trabajo en
equipo, la responsabilidad compartida, la gestión educativa y el dominio de la
especialización para enfrentar el volumen de conocimientos propios de fin de siglo, la
competencia y la actualización docente, basada en la práctica deberían ser los elementos
claves para mejorar la calidad educativa sin dejar de lado los demás agentes que intervienen
en el contexto educativo.
5. NECESIDADES DE CAPACITACIÓN Y FORMACIÓN DOCENTE
La falta de capacitación y actualización docente, en relación con la práctica profesional
cotidiana, es un factor que incide en el rezago educativo en el país.
La docencia es por esencia una profesión exigente por lo tanto en el mundo actual se
necesitan educadores que entiendan la enseñanza como una actividad práctica y ética, cuyo
fin sea la formación de ciudadanos responsables como seres biológicos y culturales
constructores del futuro.
Indudablemente, uno de los compromisos del sistema educativo nacional es generar
condiciones para que todos los niños de México asistan a la escuela y reciban una
educación de calidad que favorezca el pleno desarrollo de sus competencias y para que esta
educación sea de calidad es necesario, que los docentes cuenten con los conocimientos,
habilidades sociales, psicológicas, comunicativas, psicopedagógicas y actitudinales para la
formación de ciudadanos con capacidades competentes.
La evaluación docente permite detectar las flaquezas de su formación, es por ello que las
reformas actuales apuntan a brindar capacitación a los maestros para mejorar el proceso de
enseñanza y de esta forma puedan responder a las necesidades de formación y a los retos de
la educación en la sociedad actual.
En este sentido “El docente como un agente activo, participativo e innovador, ha dado
respuesta a los diferentes modelos educativos que ofrecen de manera diversa la visión y
prácticas educativas a partir del ambiente laboral y académico desarrollado en su espacio
educativo” (Tamayo & Peñaloza, 2012) . Partiendo de la consideración socializadora de la
educación escolar, el docente necesita recurrir a determinados referentes que le guíen,
fundamenten y justifiquen su actuación a fin de que pueda plantear o enfrentar los retos
enmarcados en las condiciones de calidad, equidad y eficiencia, en una vida académica
integral.
En la actualidad, la modernización de la sociedad y paralelamente de la educación,
comparten un sin número de relaciones entre el hombre y su trabajo, requiriendo dominar
un proceso productivo y un mecanismo de aprendizaje más complejo, derivando en él, la
experiencia, atención a las necesidades de la sociedad a través de los diferentes segmentos
laborales y la posibilidad de un mejoramiento en el ambiente económico, laboral y social
del profesionista.
Dichas relaciones manifiestan las formas en que el docente diversifica su actuación, para
atender la estructura de clases, ramas y niveles de empleo dentro de las instituciones
educativas pero a su vez establece como mecanismo de producción social la labor de
enseñanza–aprendizaje relacionada con la acumulación y transmisión de conocimientos y
habilidades en su labor académica y profesional.
La función que cubre el docente para favorecer la formación adecuada del alumno debe
“integrar no solo el conocimiento disciplinario o menos aún temático de su programa, por
el contrario, le implica una preparación adecuada para el ejercicio de la profesión docente,
ya que para que la institución educativa cubra su función social requiere efectuar un
diagnóstico para entender la relación entre su comportamiento situacional con el
conocimiento de las competencias profesionales desarrolladas o identificadas en los
curricula y las relaciones compartidas en sus grupos de trabajo” (Peña & Ochoa, 2012).
En cuanto a la capacitación docente por parte de la SEP se dice que los profesores de
México han completado en menor porcentaje un programa de formación o capacitación
docente que el promedio del porcentaje de la OCDE. Mientras que 9 de cada 10 profesores
lo han acreditado en el promedio de la OCDE, sólo 6 de cada 10 lo han hecho en México.
Existe una gran necesidad de formación y capacitación de maestros. Profesores bien
preparados tienen un impacto positivo en el proceso educativo. Los profesores de México
destinan más horas a enseñar que el promedio de la OCDE. Mientras que los profesores en
los países de la OCDE destinan 19 horas a la semana en promedio a enseñar, los profesores
de nuestro país destinan alrededor de 22 horas a la semana.
Los profesores mexicanos reportan destinar menos tiempo a la enseñanza y al aprendizaje
dentro del aula. Los maestros destinan un mayor número de horas a la semana (casi 50%) a
tareas administrativas, como pasar la lista de asistencia, que el promedio de la OCDE. Por
lo tanto, tienen jornadas laborales más largas, destinan más tiempo a actividades
administrativas y menos tiempo a tareas importantes para el aprendizaje como la
planificación, la instrucción o la capacitación. Entonces, ¿de qué sirve que los profesores
tengan jornadas laborales más largas?. En esta situación planteada se puede visualizar la
problemática de la educación, ya que no se estructuran de manera adecuada las actividades
de los maestros y no se les da un enfoque solido a las capacitaciones que reciben los
docentes por parte de las instituciones competentes. También otra cuestión es que las
capacitaciones no proporcionan las herramientas que requieren los educadores para mejorar
el proceso de enseñanza.
Como se había mencionado anteriormente, el docente juega en un papel muy importante en
el ámbito educativo y para la sociedad de hoy se requiere de un educador altamente
capacitado en distintas áreas, que constantemente este actualizándose e investigando para
realmente influir en las nuevas generaciones y así generar el cambio que necesita el país,
pero considero que no se han realizado las reformas políticas educativas pertinentes para
que la cuestión de capacitación, formación y actualización docente sea benéfica para todos
los agentes que participan en la educación, pues las prioridades siguen siendo otras y no se
ha planteado un fin común, que es la calidad educativa; dicha calidad implica
fundamentalmente enseñar a aprender, ayudar a aprender, desarrollar la inteligencia
creadora de modo que el educando vaya adquiriendo la capacidad de acceder a un
pensamiento cada vez más personal e independiente que le permita aprender por siempre.
CONCLUSIONES
En educación, el educador conforma la columna vertebral de cualquier institución para
ejercer las funciones que le corresponden como miembro activo dentro del sistema en el
que está inmerso.
El docente debe mirar más allá del aquí y del ahora, para demostrar continuamente con
hechos su capacidad de ser y de hacer, trascender en el tiempo y en el espacio. Un educador
audaz concentra su mirada y su acción en el futuro. Por esta razón la formación del docente
debería de estar orientada a un desarrollo de profesores autónomos, críticos, reflexivos e
investigadores que cumplan con las exigencias actuales del escenario escolar, ya que surge
la necesidad de un docente competente, capaz de potencializar el pensamiento del alumno y
cumplir con el perfil del egresado.
El ejercicio de la función docente ha adquirido una nueva dimensión y requiere de un
educador competente, tanto personal como profesional, obligado a ganar mayores niveles
de democracia, autonomía, responsabilidad y control dentro de la sociedad donde
desarrolla la práctica escolar. El educador debe contribuir con el desarrollo cognoscitivo de
sus estudiantes, ampliando cada día el campo del saber, diseñando estrategias apropiadas,
estimulando la lectura y desarrollando el pensamiento lógico y creativo.
Debe ser racional, crítico y creativo para enfrentar objetiva y científicamente, su propio
desarrollo y el del país, resolver situaciones derivadas de los constantes cambios sociales,
científicos y tecnológicos relacionados con su función docente y generar cambios de
actitudes individuales y sociales para el desarrollo socioeconómico del país.
Asimismo la formación del docente estaría centrada en la habilidad para el manejo de
estrategias, que permitan que el alumno cumpla con el perfil idóneo que se busca, es decir,
la formación de un alumno generador de su propio conocimiento, ya que el ser competente
permite realizar una actividad con un nivel de dominio considerable correspondiente a un
criterio establecido, pues el nivel de dominio que un alumno puede alcanzar en una
actividad depende de los recursos con los que cuenta y la institución y el contexto en el que
se desempeña; involucra sus conocimientos, habilidades en diversos campos, destrezas,
actitudes y valores.
Para llegar a esto las reformas políticas tendrían que enfocarse en el diseño de programas
para la formación, capacitación y actualización docente, dándole importancia a mejorar la
calidad educativa. Actualmente el gobierno y las instituciones del ámbito educativo han
desarrollado programas para la capacitación docente, pero no han tenido muchos alcances,
ya que la aplicación de los mismos manejan propósitos que no van acorde a las
problemáticas que se presentan en el proceso de enseñanza. En este sentido la tarea seria la
implementación de talleres, cursos, capacitaciones o congresos, en donde los docentes
puedan adquirir herramientas para no solo trasmitir el conocimiento sino para formar
sujetos competentes desarrollando sus potencialidades en todas sus dimensiones. El
desarrollo de dichos talleres estarían basados en un diagnostico en donde se puedan
identificar las debilidades y estructurar dichos talleres para mejorar o desarrollar
competencias de los educadores. Resulta importante que las capacitaciones fomente una
educación basada en competencias, pues las competencias pedagógico - didácticas son
facilitadoras de procesos de aprendizaje cada más autónomos; así que los profesores deben
saber conocer, seleccionar, utilizar, evaluar, perfeccionar y recrear o crear estrategias de
intervención didáctica efectivas. Respecto a las competencias Institucionales, los docentes
deben tener la capacidad de articular lo macro con lo micro, lo que se dispone en el sistema
educativo con lo que se desarrolla a nivel institución, aula, patio, taller, etc. y los espacios
externos a la escuela. También las competencias tienen que ver con la capacidad de estar
abierto e inmerso en los cambios que se suceden a gran velocidad para orientar y estimular
los aprendizajes de niños y jóvenes; las interactivas están destinadas a estimular la
capacidad de comunicarse y entenderse con el otro; ejercer la tolerancia, la convivencia, la
cooperación entre diferentes.
Todas las actividades antes mencionadas tendrían que estar inmersas en los talleres o
capacitaciones que se les da a los educadores, porque hoy en día los docentes han perdido
el interés y el compromiso por educar, ya que estar frente a un grupo no solo es facilitar el
conocimiento sino emplear las estrategias necesarias para que los alumnos generen su
propio conocimiento, la tarea de los docentes en la actualidad es una actividad totalizadora
porque educa a sujetos influyendo de manera significativa en todas su dimensiones que lo
componen, es por ello que resulta importante que los maestros sean capacitados
constantemente porque estamos inmersos en una sociedad cambiante, por lo tanto las
exigencias son otras y el país necesita ciudadanos mayor preparados para salir del letargo
educativo y generar un desarrollo significativo a nivel nacional o mundial.
Es poco lo que se ha hecho en cuanto a capacitación docente, pus se da por hecho que este
cuenta con el perfil idóneo para estar frente a un grupo, pero un curriculum amplio no basta
para educar a los nuevos ciudadanos, sino que se necesitan otras bases y estas herramientas
se adquieren a través de la actualización, la investigación y la capacitación. Con respecto a
esto se puede iniciar un trabajo interdisciplinario y transdisciplinarios para la estructuración
de talleres que permitan capacitar a los docentes con base a sus necesidades en el aula, en el
aspecto profesional o personal y así aportar a la mejora del nivel académico y calidad
educativa del país.
REFERENCIAS
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educación. España: Mc Graw Hill.
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