Cuántos años crees que ten

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Mueven
pasiones
en la franja
costera en
el norte de
nuestro país.
Muy pocos,
sin embargo,
incluso allí,
conocen el
origen de
estas embarcaciones tan
españolas...,
que nacieron
en Francia.
¡JESÚS, Y ADENTRO!
TRAINERAS
DE COMPETIR PARA SOBREVIVIR
A VIVIR PARA COMPETIR
© MAS· MUSEO DE ARTE MODERNO Y CONTEMPORÁNEO DE SANTANDER Y CANTABRIA
DEPÓSITO DEL CENTRO DE ESTUDIOS MONTAÑESES
4
5
Trece remeros, un patrón
y tres millas náuticas por
delante. Eso son, en esencia,
las regatas de traineras. Un
deporte muy arraigado en el
País Vasco y Cantabria, que
también se practica en Galicia
y cuyo origen hay que situar
hace siglo y medio. Entonces
querían pescar sardinas.
ROBERTO GONZÁLEZ /
M
ás!..., ¡más! –gritaba
a los extenuados remeros, porque había llegado el
momento decisivo. Y los remos
crujían y los hombres jadeaban y
la lancha seguía encaramándose,
pero ganando terreno. Cuando la
popa tocaba la cima de la montaña rugiente y la débil embarcación
iba a recibir de ella el último impulso favorable, Andrés, orzando
brioso, gritó conmovido poniendo en sus palabras cuanto fuego
quedaba en su corazón: –¡Jesús,
y adentro!”.
Así reflejaba José María de Pereda, el escritor por antonomasia
del costumbrismo montañés, los
apuros de una trainera para huir
de la trágica ‘Galerna del Sábado de Gloria’ y ganar, en medio
del súbito temporal, el abrigo de
la bahía santanderina. 322 marineros vascos y cántabros no lo
consiguieron aquel 20 de abril
de 1878. La mayoría de ellos perecieron agarrados al remo que
manejaban en su trainera. Sí, entonces, en los primeros años de
estas bravas embarcaciones, había mucho más en juego que las
banderas, la gloria o el dinero.
Aquel mismo año, 1878, apenas unos meses después de llorar a sus muer tos en todos los
puertos del Cantábrico, se celebró en Santander la primera gran
regata de traineras animada por
un espíritu deportivo. Un año más
tarde, sucedería lo mismo en San
COLORES.
Cada trainera
y, por
antonomasia,
cada pueblo
se identifica
por el color de
su barco. Los
días de regata,
el aficionado
es su color.
Sebastián y en 1881, en la Ría de
Bilbao. Antes de este momento,
sólo se habían producido desafíos puntuales. Los pescadores
de Pasajes de San Juan contra
los de Pasajes de San Pedro, los
del Cabildo de arriba santanderino, contra los de abajo… En torno
a 1880, estaba naciendo un deporte que hoy, 130 años después,
desata pasiones del Bidasoa a la
Se desconoce quién diseñó
la primera trainera, sí se sabe
que fue algún pescador del
País Vasco francés
Ría de Vigo. Pero la historia de las
traineras empezó cuarenta años
antes.
No hay constancia escrita del
momento exacto en que un carpintero de rivera construyó la primera trainera. Tampoco se sabe
su nombre, pero sí que debió ser
un vasco-francés pocos años antes de 1840. Los pescadores del
Golfo de Vizcaya, a un lado y otro
de la frontera, tenían por aquel
entonces necesidad de encontrar una embarcación ágil y rápida
para poder practicar la pesca de
cerco, especialmente de sardina,
pero también de besugo y de chicharro. Ágil, para que la velocidad
a la que se podía cerrar el círculo
de la red impidiera que los peces
se escaparan; y rápida para, una
vez subidas a bordo las redes y
su captura, llegar los primeros a
puerto y conseguir un mejor precio
por el pescado. En las primeras
décadas del XIX, aquellos valientes desafiaban al Cantábrico montados sobre botes más anchos,
más pesados, más estables, con
más capacidad, pero infinitamente más torpes y lentos. Eran, más
o menos, como los grandes botes
que Hollywood ha popularizado bajando de los galeones. Hasta que
alguien, en San Juan de Luz o en
Hendaya, decidió que merecía la
pena arriesgar. Un pequeño paso
para la humanidad, pero un gran
salto en el Cantábrico.
Fueron los pescadores de
Fuenterrabía los primeros en ‘sufrir’ a la nueva embarcación. De
repente, sus colegas al otro lado
del Bidasoa, los de Hendaya, empezaron a dejarles atrás, casi sin
despeinarse, a bordo del nuevo y
afilado bote. Y hasta ahí podíamos
llegar. Los hondarribitarras copiaron a sus vecinos y nacieron así
las primeras traineras españolas.
Inmediatamente después, fueron
MAR ABIERTO.
Las regatas
de traineras
adquieren
dimensiones
épicas cuando
además de
luchar contra
los rivales, se
pelea con el
oleaje.
Son botes rápidos, marineros
e inestables. Nacieron para
practicar la pesca de cerco y
volver rápido a la lonja
los de Pasajes quienes copiaron
a los de Fuenterrabía, y luego los
de San Sebastián, y los de Orio,
y los de Zumaya… Así, de Este a
Oeste, luego a Vizcaya, más tarde
a Cantabria, fueron botándose traineras por todo el litoral.
Las traineras de entonces no
eran, exactamente, como los prototipos de competición de hoy en
día (medidas exactas, 13 remeros, un patrón), pero se parecían
mucho. El impresionante cuadro
de Fernando Pérez del Camino
‘¡Jesús y adentro!’ que acompaña este reportaje habla mejor que
mil palabras. Menos remeros,
más espacio (para redes y pescado) y mástil para aprovechar
con una vela el viento de popa…,
LA CIABOGA.
Momentos
clave: se gira
dejando a
babor la
baliza. La
banda de
babor cía
(rema para
atrás) y la de
estribor boga.
6
pero claramente una trainera. El
pintor, coetáneo y amigo de Pereda, pone con este cuadro imagen
a los capítulos de Sotileza sobre
la famosa galerna. Hoy se puede
contemplar en el Museo de Arte
Contemporáneo de Santander.
Pero estábamos ya en las regatas. En los últimos años del XIX,
eran pocas, muy señaladas, y todavía bogaban los mismos que cada
día salían a la mar a pescar. Se
seguían enfrentando entre puertos
vecinos o entre barrios de las ciudades. En 1919 nace la Copa del
Rey Alfonso XIII, quién por entonces veraneaba en Santander y en
San Sebastián, y, a partir de ese
momento, traineras de una provincia viajan a las vecinas para competir con sus traineras. Se institucionaliza la distancia que aún hoy
tienen las regatas, tres millas náuticas, y poco a poco comienzan a
competir remeros surgidos de fuera de las filas de los pescadores.
Las grandes fábricas de la margen
izquierda de la Ría de Bilbao, por
ejemplo, botan traineras en las
que compiten, por depor te, sus
obreros.
Tras el paréntesis obligado por
la Guerra Civil, en los años cuarenta movilizan miles de aficionados
los duelos, muchos mano a mano,
entre las grandes tripulaciones del
momento, Orio, Pedreña y Fuenterrabía, fundamentalmente. Luego,
en los cincuenta, el remo languidece (como casi todo, por otro lado,
en aquella España) y entra en un
agujero negro que casi le lleva a la
desaparición. No fue hasta 1964
cuando se dieron los primeros
síntomas de resurgimiento. Hasta el propio franquismo, a través
de Educación y Descanso, y con
el dictador propiciando la Copa del
Generalísimo en A Coruña y asistiendo regularmente a las regatas
de La Concha donostiarras, se
sube a la ola traineril.
En los últimos cuarenta años
la competición traineril no ha hecho más que crecer. Con ciclos de
dominio guipuzcoano, los más, y
otros vizcaíno o cántabro, con los
gallegos esperando su momento
(Asturias, salvo núcleos aislados
como Castropol, pinta poco en
7
FIBRA. Las
traineras y
los remos
que manejan
los remeros
ya no son
de madera,
y todos se
construyen en
un astillero de
Orio.
traineras), el remo en banco fijo
sigue apasionando cada verano
en el Cantábrico. En el Campeonato de España, por ejemplo, ha
habido 32 victorias guipuzcoanas,
17 cántabras, 12 vizcaínas y 4 gallegas. En la Bandera de La Concha, mucho más importante que
el propio título nacional, el dominio guipuzcoano es apabullante,
con Orio, el Real Madrid del remo,
Las traineras guipuzcoanas
tienen, de lejos, el mejor
historial. Orio es el más
grande, lo ha ganado todo
como mascarón de proa.
Ya con el cambio de siglo, en
el 2000, llegó a las traineras una
suerte de profesionalismo marrón
que es el que, con las apreturas
propias de la crisis, sigue haciendo que remeros y preparadores
cambien sus pueblos por el de
enfrente, o más allá, a cambio de
un sueldo. Tal vez fruto de ello,
Orio está ahora mismo en la segunda división, mientras decenas
de oriotarras están como remeros
o entrenadores en los mejores
clubes de elite. Desde el 2003
existe una Liga, la ACT, seria y organizada (y repleta de intrigas palaciegas constantes, dicho sea de
paso) que lidera, La Concha aparte, este deporte.
Por lo que respecta a los barcos, hoy solo queda en las tres
primeras categorías, una sola trainera de madera, la de Santander.
Y no por romanticismo, sino por
la extrema modestia del club que
no se puede ni plantear comprar
una de fibra, mucho más competitiva. En el 94, en el Campeonato de España en Castropol, aparecieron los gallegos de Meira con
el primer bote de fibra sintética.
Lo que pareció una excentricidad
(ganó San Pedro con un barco de
madera construido en su pueblo
por el astillero Fontán), es hoy la
norma. Icaceta, Cuesta, el propio
Fontán, otros pequeños astilleros del litoral han quedado en el
camino y todos los clubes tienen
que viajar a Orio (¡Como no!) para
comprar las nuevas traineras 2.0
a Amilibia.
Pero que nadie crea que la fibra, los superatletas que ahora
mueven cientos de watios remo
en mano o los cuidados de fisioterapeutas y médicos (también hay
una lacra con el doping, pero eso,
como diría Kipling, es otra historia) han acabado con los peligros
EXTENUANTE.
En, más o
menos, 20
minutos las
traineras
recorren
tres millas
náuticas. El
ácido láctico
fluye sin
control.
La Bandera de la Concha
es mucho más importante
que la Liga y que el propio
Campeonato de España
de retar a un mar bravo como el
Cantábrico. Nada de eso. Hace
apenas cuatro años, en el mismo lugar en que Pereda sitúa a
sus pescadores, en el paraje que
pinta Pérez del Camino, entre La
Magdalena y el faro de la isla de
Mouro, en la barra que separa el
fiero mar del resguardo de la Bahía de Santander, una de las traineras punteras, la San José de
Astillero, era empujada con fiereza contra los acantilados de la península de La Magdalena. El barco
quedó destrozado, pero, afortunadamente, esta vez no murió nadie,
aunque seguro que los astillerenses también gritaron, como sus
antecesores del Sábado de Gloria
de 1878, ¡Jesús, y adentro!
PLÁSTICA. La
imagen de
estos botes es
de una belleza
incomparable
a la que hay
sumar el
escenario. San
Sebastián, por
ejemplo, un
día de regatas.
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21
ENRIQUE
ORIZAOLA
UNA VIDA DEDICADA A LOS
BANQUILLOS
En el verano
e 1971,
AS Color
entrevistaba
a Enrique
Orizaola, que
meses antes
había fichado
como técnico
del Rayo. Estuvo a punto
de conseguir
el ascenso a
Primera con
el conjunto
vallecano.
EN EL
EQUIPO DE
SUS INICIOS.
Enrique
Orizaola
muestra
una foto del
Racing, en
la que él fue
jugador.
22
23
Fue futbolista, pero se le recuerda más por su dilatada trayectoria en los
banquillos. Entrenó en alrededor de 17 ciudades distintas. En Albacete,
recuerda, junto a su mujer, su carrera en la que dirigió al Barça que disputó su
primera final de Copa de Europa y casi logró el primer ascenso del Rayo.
MAITE MARTÍN /
C
uántos años crees que tengo?”, bromea Enrique Orizaola Velázquez (Santander, 2603-1922), y su voz no le delata.
Ahora vive en Albacete, aunque en
verano siempre regresa a su tierra
natal, y recuerda con cariño una
vida ligada al fútbol. Su historia.
Enrique tiene a sus espaldas una
dilatada experiencia como entrenador, pero ha vivido este deporte desde todas sus vertientes, ya
que fue jugador, secretario técnico… “En cuanto veo una pelota
por la calle, me entran ganas de
ir corriendo y cogerla. Ese gusanillo no se pierde nunca, porque yo
empecé a jugar cuando sólo tenía
diez años. Me gustaba mucho pegar al balón, porque tiene algo.
Cuando le golpeas, se te queda
como un regustillo…”, confiesa quien fuera delantero del Racing durante siete temporadas
y la Gimnástica de Torrelavega,
en tres.
Empezó su carrera como futbolista en el cuadro santanderino,
donde disputó un total de 126 partidos y anotó 15 goles, siendo el
primero frente al Barakaldo, un 16
de noviembre de 1941. Tras cinco
años en Segunda y dos en Tercera con los racinguistas, fichó por
la Gimnástica y a punto estuvo de
conseguir el ascenso a Primera en
1950. Sin embargo, nunca despegó los pies de la tierra y aderezó su
formación futbolística con la acadé-
Empezó su carrera como
futbolista en el Racing (debutó
en 1941), donde disputó 126
partidos y marcó 15 goles
PRESENTE Y PASADO. En la imagen superior, Orizaola,
en su retiro en Albacete, muestra un álbum de fotos de
toda su trayectoria. Abajo, una de las fotografías-cromo
de cuando era jugador del Racing.
mica: “Si volviera a nacer, haría lo
mismo. También estudiaba la carrera de comercio, lo que ahora
sería equivalente a Económicas
y Empresariales. Allí conocí a mi
mujer Emilia. Luego ejercí de profesor en la escuela. En aquel tiempo, en el Racing, con carrera, creo
que sólo estaba yo”.
A finales de la década de los cincuenta, decidió colgar las botas y se
centró en la que, a la postre, sería
su faceta más conocida, la de técnico. Su nueva etapa en los banquillos comenzó en los equipos donde defendió su camiseta, aunque
en su currículum figuran casi una
veintena de conjuntos: Gimnástica
Torrelavega, Racing, Jaén, Murcia,
Barcelona, la Selección española
Juvenil, Osasuna, Oviedo, Levante,
Deportivo, Valladolid, Salamanca,
Rayo, Sabadell, Xerez, Atético Marbella, Gimnástico de Melilla, Albacete, Calvo Sotelo y Badajoz, donde
se retiró en 1982.
Su bautismo de fuego en los
banquillos llegó en el Barça, lugar
donde aterrizó después de que un
periodista, con mucho peso en el
club, le viese en los cursos de entrenador e intermediara para hacerle ayudante de Ljubisa Brocic. Los
malos resultados hicieron dimitir a
éste y su segundo, Enrique, dio un
paso al frente para tomar las riendas del equipo blaugrana (un 12 de
enero de 1961) y comandó al grupo
en su cita con la historia, su primera
final de la Copa de Europa. “El partido empezó muy bien, teníamos
al Benfica a merced. Fue entonces
cuando nos adelantó Kocsis, pero
en dos contras los por tugueses
dieron la vuelta al marcador. Uno
de los goles fue de mala suerte,
porque Ramallets y Gensana no
se entendieron y el sol encima les
deslumbró. Nada más comenzar
la segunda parte, los lusos anotaron el 3-1. Nos recuperamos de
aquel bajón, seguimos dominando
y, a pesar del tanto de Czibor, los
postes repelieron otros tres disparos. Nosotros también fuimos un
‘Dream Team’, mis jugadores eran
siderales. Esa final del 3-2 siempre será recordada como la de los
palos. De hecho, en la cena posterior donde se encontraban el di-
rector de L’Equipe y dirigentes de
la UEFA, comenté que no entendía por qué los travesaños eran
cuadrados, ya que, de haber sido
redondos, muchas de nuestras
ocasiones hubiesen ido dentro.
Además del perjuicio que sufriría
un jugador al chocar contra ellos.
Me dijeron que lo estudiarían y
casi sin querer me convertí en el
propulsor de los postes modernos, dado que al mes y medio las
porterías cambiaron”, rememoró
Enrique Orizaola, en una entrevista ofrecida a AS al celebrarse el 45
aniversario de aquel choque.
Aún hoy recita uno a uno y sin
errar el once de aquel Barça del
61: Ramallets, Foncho, Gensana,
Gracia, Vergés, Garay, Kubala, Kocsis, Evaristo, Suárez y Czibor. Pero
no sólo conserva recuerdos y anécdotas, también guarda su pase de
libre circulación como entrenador
culé: “El número está un poco
borrado ya de tanto enseñarlo...
271. En el Barcelona lo único que
me falta es que me hagan gobernador civil (risas). Lo tengo metido
en el alma, como ahora lo tienen
jugadores como Xavi, que son excepcionales”. Años después, en el
82, cuando dejó sus labores de técnico, volvió a la que había sido su
casa y colaboró con Menotti, Venables, Luis Aragonés y Cruyff.
Pasos previos al Rayo.
En su camino hasta el Rayo, consiguió el sexto ascenso a Primera del
Deportivo y jugó la promoción para
dar el salto a la máxima categoría
con el Valladolid. Respaldado por
este bagaje y avalado por su experiencia, fue contratado por el club
franjirrojo el 18 de febrero de 1971,
relevando en el cargo a Manolo Peñalva. Esa temporada se estrenó
ante el Pontevedra y, con Orizaola
en el banco, el cuadro vallecano a
punto estuvo de subir a Primera, lo
PRUEBA DE
FUEGO. En
la imagen
superior de
la derecha,
Orizaola
vestido con la
indumentaria
blaugrana. A
la izquierda,
en el
banquillo del
equipo culé.
Tras perder la primera final
de Copa de Europa del Barça,
sus quejas impulsaron las
porterías de hoy día
24
25
DOS ICONOS
DEL RAYO.
Felines y
Potele, dos de
los símbolos
del equipo
y la afición
vallecana,
estuvieron a
las órdenes
de Enrique
Orizaola.
DILATADA
CARRERA.
Como técnico,
Orizaola
entrenó casi a
una veintena
de equipos.
En el Rayo,
los viejos
aficionados
no le han
olvidado.
que significaba un hito para los rayistas, quienes jamás habían militado entre los grandes. Entonces,
el Rayo iba líder y se la jugaba ante
el Depor, aunque un empate ya les
valía para certificar su billete a la
élite. “A sólo cinco minutos del final, centraron desde la izquierda
y marcaron el 1-0 que nos dejaba
en Segunda de nuevo. Nos quedamos destrozados, llorando en
el vestuario, porque se había desplazado muchísima gente a A Coruña”, recuerda Felines, a quien entrenó en su etapa franjirroja.
El presidente de entonces, Pe-
dro Roiz, le renovó por una temporada más con la esperanza de que
esta vez el sueño no se les escapara entre los dedos… “Nos dio
mucha rabia, estaban en Madrid
que se tiraban de los pelos. A la
temporada siguiente, volvimos a
intentarlo. Recuerdo cómo decía
a mis jugadores: ‘Mañana empezamos a las 10’. Y a las 08:30,
cuando yo llegaba, ya estaban allí
y me decían: ‘Míster, coño, que le
estábamos esperando. Ya hemos
desayunado y estamos los primeros’ (risas). Ahora los futbolistas
son diferentes, tanto en el juego
como en su forma de ser”, esgrime el exentrenador, quien pronto se
dio cuenta de la extraordinaria calidad de dos de sus futbolistas: Felines y Potele. “Jugaban muy bien al
fútbol. Les recuerdo como dos de
los mejores futbolistas que había
en aquella época en toda España.
Llamaban la atención por su altura, con altura me refiero a su calidad en el campo”.
“Enrique Orizaola fue un innovador en la preparación física.
Nos llevaba a la Casa de Campo y allí hacíamos ejercicios con
cuerdas, con picas… Él venía de
haber dirigido al Barça de Kubala, y algo que me llamaba mucho
la atención del míster era lo bien
que le pegaba al balón. Nos decía
cómo disparar a puer ta sin que
se fuera alto”, rememora con especial cariño Felines, que adereza
con humor sus recuerdos de aquella temporada: “Ese año nos hicieron uniforme y todo para viajar,
parecíamos acomodadores de
cine... Éramos unos gentleman
(risas). Aquel vestuario era una
familia. No seríamos Di Stéfano
o Gento, pero éramos gente que
nos dedicábamos a muer te a lo
que hacíamos”. Varios fueron los
supervivientes de aquella plantilla
que pudieron vivir ese ansiado salto a Primera (entre ellos los míticos
Felines y Potele), que no llegó hasta la temporada 1976-77. Curiosamente, años después, sería ‘Felo’
quien estuviera al frente del Rayito
en su cuarto ascenso, en la campaña 1988-89.
Seis ascensos rayistas.
Desde aquel año 1971, Vallecas ha
celebrado seis ascensos al lado de
su equipo, siendo el último en la
2010-11 (el 22 de mayo de 2011
frente al Xerez), y a pesar de todos
los problemas extradeportivos de la
entidad. Los impagos derivaron en
la marcha de la familia Ruiz-Mateos
como gestora del club, la llegada
de Raúl Martín y la entrada en Ley
Concursal, el 20 de junio de 2011,
de la que aún no se ha salido.
La pasada campaña se salvó la
categoría in extremis, gracias a un
gol de Tamudo ante el Granada, y
el objetivo de este curso es claro:
pasar menos apuros que la temporada anterior y certificar la permanencia cuanto antes. El nuevo técnico, Paco Jémez, sueña con cotas
26
“Nos conocimos y él era
jugador; ya iba yo detrás de
él. He visto fútbol desde los 16
años”, dice su mujer, Emilia
27
más altas y busca la ambición de
un vestuario renovado totalmente.
Aferrarse a Primera para conseguir
la viabilidad del club es la meta.
Como técnico, Enrique Orizaola era consciente de las vicisitudes
del cargo y esas características inherentes a su puesto le obligaban
a tener siempre la maleta a punto,
así su familia conoció prácticamente toda la geografía española y alrededor de 17 ciudades diferentes. “Cuando fichó por el Rayo,
vivíamos en Valladolid, porque la
temporada anterior entrenó allí y,
como estaban los niños a mitad
de curso, se fue solo a Madrid
y nos íbamos turnando. Un sábado venía él y al siguiente iba
yo. Ahora los contratos se hacen
por dos o tres temporadas, pero
entonces lo mismo en un año ya
te echaban, y si no tenías suerte, ni cobrabas. Eran otros tiempos”, cuenta su esposa Emilia, con
quien lleva toda la vida. Su mujer y
compañera fiel en todos sus proyectos: “Nos conocimos y él era jugador. Ya iba yo detrás de él (risas).
He visto fútbol desde los 16 años,
momento en que nos hicimos novios. Cuando no acudían mujeres
al campo, ya iba yo con mi padre,
que era socio del Racing”.
Familia unida.
Acabó su carrera en los
banquillos en el Badajoz, en
1982, y se fue del fútbol como
gerente del Zaragoza
Enrique y Emilia formaron juntos
una familia y tuvieron cuatro hijos, dos médicos y dos abogados.
Uno de ellos, Enrique Orizaola Paz
(Santander 1950-Córdoba 2007)
terminó ligándose al fútbol ya que,
en 1986, comenzó como asesor
jurídico del Córdoba y luego pasó
a ocupar los puestos de vocal, secretario y vicepresidente. Fue clave
en la transformación de la entidad
en Sociedad Anónima Deportiva y
en diciembre de 2003, después de
que Ángel Marín Cano se marchase, se convirtió en el presidente en
funciones del club. Un puesto que
tuvo hasta el 29 de mayo de 2006.
Apenas un año después, falleció
de cáncer.
A pesar de haber respirado fútbol desde su infancia y de ser deportistas, el matrimonio siempre ha
tenido claro que sus hijos debían
estudiar y que sólo les dejarían ju-
gar cuando estuvieran cursando
una carrera, para tener así la certeza de que entonces la terminarían.
“De jóvenes, mis hijos jugaban
con los hijos de Kubala y les gustaba. Dos de ellos lo hacían muy
bien y no sé si nos perdonan que
no les dejáramos seguir la carrera
futbolística. Pero en este mundo,
si no eres para el Barça o el Madrid no merece la pena. Ahora son
‘Don’ y entonces serían cualquier
mote. Se vive mejor trabajando,
que el fútbol es muy corto, enseguida se acaba”, afirma Emilia.
Fin en Badajoz.
Cerrada aquella época en Vallecas, Enrique Orizaola continuó su
labor en los banquillos diez años
más. En la campaña 1981-82,
tras dirigir al Badajoz en Segunda
B, dio por concluida su trayectoria en los banquillos. Después se
recluyó en los despachos y trabajó en la secretaría técnica del Barcelona, dando carpetazo a su vida
futbolística como gerente del Zaragoza. “Ahora soy sólo aficionado,
pero no me importa. Todo tiene su
etapa y las de futbolista y entrenador ya las quemé. Amo el tiquitaca y fui de los primeros que lo
utilizó. Admiro a Guardiola porque
es inteligente, preparado, hábil y
honesto. Tanto como cuando era
jugador”, admitió en un reportaje a
AS en 2010, donde explicó cómo el
deporte le había reportado amigos
y una vida sana: “Ya lo decía mi
padrino: ‘Éste es duro. Será futbolista o torero”.
Enrique se divierte ahora con
otra de sus pasiones, la pintura,
con la que ha hecho exposiciones.
Disfruta recordando su recorrido y
se emociona al hablar de su familia. En su casa de Albacete colecciona libros de fútbol, fotos antiguas, cromos en los que aparecía
como interior izquierda… retazos
de tiempos para esbozar su historia. “Tengo una pila de años”,
bromea con vitalidad y simpatía,
consciente de que las arrugas
son simplemente las cicatrices
de la vida. “Me gustaría que me
recordaran como alguien honrado
y amigo de sus amigos”. Y ellos
lo certifican.
EN VALLECAS.
Orizaola,
que llamó
al atención
por su forma
de preparar
físicamente al
equipo, estuvo
a punto de
conseguir
el ascenso a
Primera en
ese año de
1971.
50
51
AS Color hizo en 1971 referencia a la cultura vasca y sus
deportes más arraigados en
dos capítulos, con imágenes de
aizkolaris y puntistas
Pelota,
levantamiento
de piedras, corte
de troncos y
barrenadores
cuentan con una
legión de adeptos
en Euskadi.
DEPORTE VASCO
E
EL ORGULLO DE
TODO UN PUEBLO
PAULINO ORIBE
ALFONSO HERRÁN /
LOS REYES.
Aimar
Olaizola
se dispone
a golpear
con la
derecha ante
Martínez
de Irujo, el
otro gran
dominador
de la pelota
en la era
moderna.
uskadi, históricamente, ha
tratado de resaltar sus rasgos propios que encuentran en el
deporte como uno de los puntos
vertebradores. Quitando el fútbol,
rey intocable, la pelota es el depor te nacional, aunque la crisis
y la saturación de festivales ha
provocado el descenso de modalidades antes multitudinarias
como la pala, la cesta punta y el
remonte.
La pala, el depor te del leño,
tiene su mayor arraigo en Bizkaia.
Tras años de promoción, Asfedebi
dejó en manos de Innpala la gestión profesional de los eventos.
El adiós a un recinto legendario,
como el frontón del Deportivo de
Bilbao, provocó enorme incer tidumbre. El Bizkaia, enclavado en
Miribilla (Bilbao), ha surgido como
el templo de la pelota vasca, un
recinto majestuoso, el más grande de todos, con más de tres mil
asientos. En un principio, surgieron muchas dudas sobre cómo sería el acoplamiento a un frontón
52
53
EL MEJOR.
Nazabal,
durante una
competición
de aizkolaris.
En la imagen
grande, un
detalle de un
torneo en el
que se parten
troncos con
un hacha.
MAJESTUOSO.
Aspecto
del frontón
Bizkaia,
recién
inaugurado,
en el que
caben más
de tres mil
personas y
acoge todas
las grandes
finales de la
mano.
de 38 metros, denominado corto,
por eso hubo que adecuar el material al recinto. El argentino Pablo
Fusto es el gran dominador de la
era moderna.
“La idea fue de un grupo de
personas que aman la pala y
que están ligados a este deporte. Nuestra intención es rescatar
la pala, porque vimos que estuvo
a punto de desaparecer. De ahí
surgió la idea de tratar de resurgir un depor te tan nuestro, tan
bilbaíno”, sostiene Andrés Llosa,
director comercial de Innpala. En
su afán por refrescar la pala, convocó hace unas semanas un flamante Torneo Internacional con
duetos argentinos, franceses,
cubanos y españoles (dos vizcaínos, uno ibérico, otro navarro y
otro guipuzcoano).
La cesta punta también está
pasando su particular ‘vía crucis’.
Deporte con mucho arraigo en Florida y Filipinas, es un espectáculo
ver a los pelotaris atrapar la pelota con tan poca superficie. Iñaki Goikoetxea es el gran dominador de la especialidad, que estos
La modalidad estrella de la
pelota es la mano; Aimar
e Irujo son los grandes
dominadores en la actualidad
días, y hasta la final del día 31,
celebra en Hondarribia el Campeonato Individual del Consejo
Mundial. Por primera vez se jugará el torneo, que corona al mejor
puntista mundial, en formato de
liguilla y los dos primeros disputarán la final. Ya estaban clasificados para la liguilla Goikoetxea y
Egiguren, campeón y subcampeón
vigentes, y las otras dos plazas
saldrán entre Hernández, López,
Olharan y Enbil. En este caso, es
Jai Alive el que lleva el peso del
deporte.
El remonte estuvo a punto
de desaparecer hace bien poco.
Es un juego de origen navarro y
la diferencia fundamental con la
cesta punta estriba en la forma
de la herramienta y en la manera en que ésta se utiliza, ya que
en este juego no se retiene la pelota, sino que, al recibirla, se le
golpea con la parte de la cesta lo
más próxima posible a la mano,
haciendo, al mismo tiempo, que
remonte por toda su longitud para
que gane impulso. Koteto Ezkurra,
con once txapelas en catorce finales, es probablemente el mejor de
la historia.
Sin duda alguna, la modalidad
estrella de la pelota es la mano.
Pelotaris como Aimar e Irujo son
rebautizados como el Messi y
Cristiano, respectivamente, del
frontón. Xala se ha adentrado en
ese mundo bipolar en los últimos
tiempos, pero solo tímidamente.
Su influencia es tan grande que
muchos pueblos se dividen entre
irujistas o aimaristas. Por una butaca en una final grande se pueden pagar más de 140 euros y
las apuestas bullen a pie de cancha. Cada temporada alberga tres
grandes torneos, como ocurre en
tenis: el Cuatro y Medio, Parejas y
el Manomanista, el más valorado
por todos. Durante el verano, la
actividad de los campeonatos oficiales para y se desarrollan torneos estivales (San Fermín, La
Blanca, Donostia, Zarautz, Lekeitio, San Mateo…), con gran atractivo entre la afición pelotazale.
VARIEDAD.
Parte del
cuadro de
Innpala, que
recientemente
disputó
un torneo
internacional
con pelotaris
argentinos,
cubanos,
franceses y
del norte de
España.
Aizkolaris.
Con todo, el corte de troncos entre
los aizkolaris siempre ha ido al corazón de los vascos, por conjugar
fuerza, destreza y resistencia. Cada
uno emplea su tiempo como quiere: puede tomarse descansos o lanzarse a tumba abierta. Todo cuenta. En noviembre de 2011, contra
todo pronóstico, Iñaki Azurmendi
consiguió su primer título de cam-
El corte de troncos siempre
ha ido muy directo al corazón
de los vascos, por conjugar
fuerza, destreza y resistencia
peón de Euskal Herria de aizkolaris, en un abarrotado frontón Municipal de Baztan, en Elizondo. En
una de las finales más emocionantes de los últimos años, el aizkolari
de Arriaran le sacó seis segundos
al navarro Floren Nazabal, el gran
favorito. En la final, se midieron
seis aizkolaris: Josemari Olasagasti (Igeldo, 52 años), Floren Nazabal
(Etxarri Aranaz, 42), Juanjo López
Azpilikueta (Lezaun, 42), Luis Txapartegi (Aizarna, 41), Iñaki Azurmendi (Arriaran, 39) y Aitzol Atutxa
(Dima, 23).
El trabajo de cada aizkolari consistía en cor tar cuatro kanaerdikos, cuatro de 60 pulgadas
y otros cuatro de 72. El material
no fue bueno y complicó el trabajo
a los aizkolaris: algunos troncos
presentaron nudos importantes,
por eso los tiempos fueron altos.
Azurmendi pudo saborear su primer gran triunfo, con una marca
de 46 minutos y 50 segundos,
seis segundos menos que Floren
Nazabal.
Un forzudo de 15 años.
También hay deportes individuales
vascos en los que la lucha se produce sólo contra las marcas de uno
mismo. Es el caso de los harrijasotzailes (voz compuesta del euskera
harri, piedra, y jaso, levantar), en el
deporte de records personales en
el levantamiento de piedras, que
también engloba a dos deportis-
54
Iñaki Perurena ha sido el
levantador de piedras más
famoso, y Urdax ya levanta
170 kilos con tan sólo 15 años
tas para competir por levantar un
número superior de diferentes formas, dimensiones y pesos determinados.
El más famoso de la historia es
Iñaki Perurena, que en 1999 alcanzó la marca de 1.000 levantamientos continuos de una piedra
de 100 kilos, en cinco horas, cuatro minutos y 46 segundos. Fue
el primer levantador que alzó piedras de 300 o más kilos, llegando
en 1994 a 320. A principios del
siglo XX, se realizó la reglamentación de los pesos de las piedras,
normalmente fabricadas en granito denso, para levantar, distinguiéndose cuatro formas geométricas: cilíndrica, esférica, cúbica
y rectangular.
En los últimos tiempos, ha saltado a la fama Urdax Magunazelaia, que acaba de cumplir los 15
años y ya levanta 170 kilos. Es
el nuevo niño prodigio del herri
kirolak, los depor tes tradicionales vascos. Mientras la mayoría
de jóvenes de su edad se dedica
al fútbol o los videojuegos, él alza
moles. Es su hobby, además del
deporte que practica desde hace
55
años. Todo hace pensar que este
portento superará pronto la marca
de 177,5 kilos que estableció otro
superdotado como Aimar Irigoien,
con 14 años y 357 días.
Nacido en Mendiola (Abadiño,
Bizkaia), a los 11 años Urdax sólo
necesitó nueve segundos para levantar una piedra de 106 kilos y,
con 12, pudo con una de 133. Un
cor te en el gemelo, subsanado
con 16 puntos de sutura, le obligó a estar un tiempo parado. Pero
eso no fue impedimento para que,
con 13 primaveras, llegara a los
150 kilos, realizando una tanda
de tres alzadas en solo cinco minutos.
Su entrenador desde hace
cuatro años es Joxe Antonio Gisasola, Zelai, leyenda viva del
herri kirolak, que ganó 16 títulos
de campeón de Euskadi. “Un día
fui con mi hijo y mi sobrino a hacer una actuación en la que estaba Urdax, que entonces tenía 9
años, y me dijo: ‘Yo también levanto piedras, de 50 kilos”, explica. Ahí empezó su carrera. Urdax
pesa más 100 kilos y mide más
de 1,70 metros.
El levantamiento de piedras
está enraizado en la época prehistórica. Antiguamente, los seres
humanos solían tener que transpor tar moles a rastras para la
construcción. Más tarde, al igual
que los aizkolaris que trabajaban
en el bosque competían entre
ellos cortando troncos a modo de
Los barrenadores perforan
la roca con gran esfuerzo
mediante unas barras de acero
de dos metros de longitud
pasatiempo, los canteros medían
sus fuerzas levantando piedras.
A pesar de que el levantamiento
esté muy arraigado en Euskadi,
las primeras noticias históricas de
dicha actividad de las que disponemos son de finales del siglo anterior. Eso sí, los desafíos y competiciones con piedras eran muy
normales durante el siglo XVI, y, al
parecer, incluso mucho antes.
Bajo tierra.
Por último, la margen izquierda de
la ría bilbaína del Nervión, con mucha riqueza y tradición minera, recuperó hace años como modalidad
deportiva el esfuerzo de los barrenadores. Desde finales del siglo
XIX y durante el primer tercio del
XX, ese oficio era muy común en
las explotaciones mineras, donde
era necesario perforar la roca mediante barrenas (barras de acero
de unos dos metros de longitud y
varios kilos de peso) para introducir los explosivos que después hacían estallar en voladuras controladas y así poder extraer la rocas que
contenían el mineral de hierro. En
aquellos tiempos, esa labor se reali-
zaba a puro músculo, sin el empleo
de ninguna máquina, por lo que era
un oficio de especial dureza y, por
lo tanto, muy apreciado, percibiendo los especialistas mayores salarios que el resto.
Esta dura actividad motivó que
estos profesionales quisieran demostrar a los demás su fuerza y
destreza en el oficio, causando
gran admiración entre el público asistente. La ley de descanso
dominical de 1904 favoreció las
reuniones de ociosos en las plazas de los pueblos mineros, que
pronto comenzaron a congregarse alrededor del espectáculo que
protagonizaban los barrenadores.
Desde un primer momento, surgieron apuestas sobre quién podría
hacer el agujero más profundo o
en menos tiempo, y pronto se organizaron campeonatos de barrenadores a los que acudía multitud
de espectadores. El dinero de las
apuestas era, además, un importante sobresueldo para unos pocos barrenadores que destacaban
sobre el resto.
A principios de los 30, antes
de la Guerra Civil, los campeonatos de barrenadores desaparecieron. Con la llegada de maquinaria
(martillos hidráulicos y compresores), la per foración manual dejó
de ser necesaria en las canteras
y minas. Con el fin del oficio, se
acabó este deporte popular, hasta su reciente recuperación como
modalidad deportiva.
CUATRO
OPCIONES.
Inaxio
Perurena, hijo
del mítico
Iñaki, en una
prueba con
una piedra de
200 kilos. A la
izquierda, el
pelotari Xala,
las estrellas de
la cesta y un
barrenador.
62
AS Color
recogía en
sus páginas,
en el verano
de 1971, palabras de la
lanzadora viguesa María
José Fernández, después
de que una
lesión le hubiera privado
de ir a los
Campeonatos
de Helsinki.
63
Esta gallega, que hoy
tiene 64 años, fue la
gran dominadora de la
especialidad durante
casi una década. Fue
campeona de España
entre 1968 y 1976 (salvo
1973) y la primera mujer
que superó la barrera de
los 50 metros.
La jerezana, de 32 años,
ha sido campeona de
España desde 1997 y
fue la primera mujer en
conseguir una medalla
en la modalidad a nivel
internacional. No ha
podido estar en Londres
por una lesión en el
tendón de Aquiles.
FERNÁNDEZ
CHILLA
LAS DOS MEJORES LANZADORAS DE JABALINA DE ESPAÑA
64
65
MARÍA JOSÉ
FERNÁNDEZ. En
la imagen, la
lanzadora gallega
paseando por su
tierra natal, Vigo.
Hoy tiene 64 años
y hace poco que se
ha jubilado de las
oficinas de SEAT.
MARTA RODRÍGUEZ /
D
icen que el destino es caprichoso y, unos 40 años después, la mejor lanzadora de jabalina de España se ha vuelto a quedar
fuera de una competición internacional por lesión. Hace cuatro décadas, la campeona de España de
jabalina María José Fernández explicaba a AS que no estaría en los
Campeonatos de Europa de Helsinki de 1971 debido a que no había
logrado la mínima para clasificarse
por culpa de una lesión. Este verano ha sido Mercedes Chilla quien
no ha podido estar en los Juegos
Olímpicos de Londres por un problema en el tendón de Aquiles.
El lanzamiento de jabalina es
uno de los deportes más añejos
de la historia y se cree incluso que
fue practicado por Hércules. Esta
herramienta se utilizaba por las civilizaciones griega y romana para
la cacería y la lucha, facetas muy
apreciadas en entre esas poblaciones, por lo que su inclusión en los
Juegos Antiguos se hizo a modo de
reconocimiento a esta preciada habilidad. No obstante, no sería incluida en el calendario de la Era Moderna hasta Londres 1908 para los
hombres y hasta Los Ángeles 1932
para la categoría femenina.
En aquella entrevista concedida
a AS, la viguesa manifestaba, también a sus 23 años, que no veía claro que ninguna otra atleta pudiese
hacerle sombra, aunque daba alguna opción a su hermana Luzdivina.
Sus predicciones no fueron acertadas, pero se ha visto una gran
evolución desde Fernández hasta
Chilla y, especialmente, a nivel internacional.
Como a lo largo de la historia las
marcas eran cada vez más altas y
llegaban a suponer un peligro para
lanzadores y espectadores, se decidió acortar en aproximadamente
un 20 por ciento su vuelo, desplazando el centro de gravedad de las
En los años 60, Pilar Pardo superó los
40 metros, mientras que María José
Fernández, su gran sucesora, estableció
el récord de España, en 1970, en 52,36
jabalinas hacia la punta para que
cayesen antes, por lo que habría
que hacer una distinción entre las
lanzadoras de antes del año 1999
y posteriores, así que la diferencia
entre Fernández y Chilla sería todavía mayor a favor de la jerezana.
Existen ya registros de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés)
que remontan esta disciplina hasta el año 1909, cuando la lanzadora finlandesa Anna Kuparinen
logró una marca de 17,99 metros
en la ciudad de Sakkola, superada
por su compatriota Sandra Kipaila
en 1914, en Padasjoki, con 28.84,
ambas con un arpón de 800 gramos, que es el peso que actualmente llevan los hombres, por 600
gramos de las mujeres.
Ya oficializada la disciplina para
las mujeres con el peso de 600 gramos, la alemana Ellen Braumüller
estableció en 1932, en Berlín, el
récord de 44,64 metros. En España, uno de los primeros registros
se quedó casi en la mitad de distancia de la marca germana, con los
22,07 de Aurora Villa, en el Campeonato de España de 1931. Y, debido a los conflictos bélicos, no sería hasta a partir de la década de
los 60 cuando comenzó a desarrollarse este deporte en nuestro país.
Primero apareció el nombre de Pilar
Pardo, superando los 40 metros en
1966 y, posteriormente, le llegó el
momento a María José Fernández
Vázquez, quien destacó en 1970.
MERCEDES CHILLA.
En la imagen, la
atleta jerezana
bajando de un
autocar. A sus
32 años, se está
recuperando de una
operación de lesión
en el tendón de
Aquiles.
jabalina de España, María José Fernández, Chilla se ha quedado fuera
de la cita internacional disputada
en Londres este verano, debido a
una grave lesión en el tendón de
Aquiles. La jerezana sí había logrado la mínima para participar en los
recientes Juegos Olímpicos, pero,
tras ser operada en Madrid a finales de mayo, continúa con la rehabilitación.
No obstante, como dice la propia atleta, de 32 años, la jabalina
es una disciplina “bastante longeva” y todavía espera tener más
oportunidades para mejorar su
marca, tanto a nivel nacional como
internacional.
La gallega fue campeona de España de lanzamiento de jabalina
desde 1968 a 1976, con la excepción de 1973, y plusmarquista nacional también. María José Fernández estableció el récord nacional
de nuestro país en 52,36 metros
en Barcelona, en 1970. Pertenecía
al Real Club Celta y fue la primera
española en pasar de los 50 metros. Defendió en 14 ocasiones al
equipo español absoluto a nivel internacional. Hoy tiene 64 años y se
jubiló hace uno de las oficinas de
SEAT en Vigo.
Natividad Vizcaíno fue la otra
gran protagonista española de esta
primera etapa al lanzar 60,64 metros en 1986, en Francia.
Registros internacionales.
La estrella actual.
Desde que comenzase el nuevo ciclo en 1999, la gran dominadora
española es la plusmarquista Mercedes Chilla, quien llegó a alzarse
en 2006 con la medalla de bronce
en los Europeos de Göteborg, lanzando la jabalina a 61,98 metros,
por debajo de su actual mejor registro que está en los 64,07, logrados
en Valencia en 2010.
La jerezana, que probó también con el baloncesto y el
balonmano, ha sido campeona de
España desde 1997 y fue la primera atleta española que ganó una
medalla internacional en la categoría de lanzamientos.
Al igual que sucedió hace cuatro
décadas con la mejor lanzadora de
Desde que comenzase el nuevo ciclo en
1999, la gran dominadora en España es
la plusmarquista Mercedes Chilla: su
mejor registro es 64,07, en 2010
A nivel internacional, en la primera
época del lanzamiento de jabalina
sobresalieron los nombres de la atleta inglesa Fátima Whitbread, con
77,44 metros, logrados en 1986;
la finlandesa Tiina Lillak, con 74,76
(1983); y la noruega Trine Hallestad, con 72,12 (1993). Aunque
ninguna de ellas logró superar el
registro de 80 metros que lanzó la
alemana Petra Felke en 1967, en
Postdam.
Dentro de la nueva etapa, hay
una atleta dominadora por encima de todas: se trata de la vigente
campeona olímpica, la checa Barbora Špotáková, quien llegó a lanzar en Stuttgart, en 2008, hasta los
72,28 metros y es la actual plusmarquista mundial. Junto a ella, las
otras grandes atletas de la disciplina son la rusa María Abakumova,
con 71,99 metros (décima en Londres 2012), y la cubana Osleidys
Menéndez, con 71,70.
Para todas ellas, como dijo el
exjugador de fútbol americano Earl
Campbell, “siempre habrá alguien
que rompa tus records. Es cómo
vives tu vida lo que al final cuenta”. María José Fernández y Mercedes Chilla, dos vidas ligadas a
la jabalina.
66
67
MERCEDES CHILLA
“SI TUVIERA QUE VOLVER A PLANTEÁRMELO, NO
ELEGIRÍA LA JABALINA, NO DA DINERO”
La lanzadora, en pleno
proceso de rehabilitación,
habla de su carrera, que
espera que siga en Río 2016.
—¿Cómo se siente al ver las imágenes de estos Juegos Olímpicos
de los que la ha apartado una lesión?
—La verdad es que más que envidia, siento pena. Tienes ese sentimiento porque son unos Juegos y
son cada cuatro años, además ya
tenía la mínima hecha, pero estaba
tocada del tendón de Aquiles y al final no he podido participar.
—¿Cree que podremos verla en
Río 2016?
—No lo sé. Ojalá, pero depende de
que el tendón se recupere bien y
no vuelva a darme problemas. Pero
eso no se sabe, todo pasa porque
esto salga bien y no vuelva a tener
problemas. Ha sido una rotura y
eso te impide seguir lanzando porque no te funciona el pie. Pero sí
pretendo seguir hasta esos Juegos.
Tengo compañeras que han seguido tirando hasta por encima de los
40 años, pero es el cuerpo el que
tiene que decir si sigues o no. Yo
cada vez me siento mejor técnicamente, más estable y con más fuerza, sólo hay que mejorar pequeñas
cosas, así que el trabajo ya está hecho para poder estar en esa cita.
—¿Cómo va con la rehabilitación?
—Bien. Los fisioterapeutas están
encantados porque en poco tiempo estoy ganando bastante fuerza
en el tendón. Todavía no puedo correr, pero ya trabajo con la elíptica,
hago bici y empiezo a caminar de
puntillas. Lo bueno es que no competimos hasta el verano del año
que viene, así que tengo tiempo
para recuperarme bien.
—¿Se ha puesto alguna fecha en
concreto?
—No nos hemos puesto fecha
porque no hay prisa. Se trata de
una rotura longitudinal parcial,
que suelen tener mejor pronóstico, pero hasta que no esté corriendo no se va a saber.
—Usted también ha lanzado previamente al cambio del centro
de gravedad de la jabalina que
se realizó en 1999, ¿se siente la
diferencia?
—Sí, antes se lanzaba más porque,
al adelantar el centro, ahora cae
antes, pero te vas adaptando, lanzas según una jabalina u otra.
—¿Cómo se logra el lanzamiento
perfecto?
—(Risas) Técnicamente lo más
importante es estar lo más tranquila posible. Cuanto más tranquila estás, más lejos llega. También
es clave tener unas buenas condiciones externas, especialmente el
viento afecta mucho.
—El récord del mundo lo tiene la
checa Barbora Špotáková con un
lanzamiento de 72,28. ¿Qué hace
falta para llegar a esos ocho metros más en los que se encuentra
su registro?
—Es complicado. En su caso, ella
mide cerca de 1,90 y sus condiciones físicas son excepcionales.
Apar te de que técnicamente es
muy buena, físicamente es muy
alta, y lo que tiene de altura lo tiene de envergadura. Lo que pesas
de más, si lo aplicas a la jabalina,
es una ventaja. Yo, por desgracia,
soy canija, me baso en la rapidez y
ella en técnica.
—Antes de dedicarse al lanzamiento, optó por el balonmano y
el baloncesto...
—Eso fue en el colegio y con los
equipos de Jerez. Se me daba bien
porque, aunque soy pequeña, soy
hábil. Pero finalmente me enganché al atletismo.
—¿Y cómo ve su futuro?
—Pues me gustaría hacer el curso
de entrenadora nacional, pero ahora por la lesión no puedo. Aunque sí
quiero sacarme el título e ir viendo
adónde me lleva la vida. Lo cierto
es que se trata de una disciplina
de la que es difícil vivir. Pertenecemos a un país de mediofonderos
y fonderos y la jabalina tiene poca
tradición; sin embargo, en países
europeos es un boom y se nota en
el número de licencias y en el nivel
en los campeonatos. De hecho, si
compites en Alemania u otros países nórdicos, todos te conocen o
saben quién eres, incluso mejor
que aquí. Yo hasta ahora vivo de lo
que he ahorrado, porque he estado con mis padres, y también de la
medalla de Göteborg. Además, tengo la suerte de vivir en un sitio pequeño y tanto la Diputación como el
Ayuntamiento se han portado bien
conmigo, así que voy tirando de los
ahorros, pero no es de los deportes
que más dinero da. Si tuviera que
volver a planteármelo, no elegiría la
jabalina… O a lo mejor sí, porque es
mi deporte.
—¿Cuál es el plan de entrenamiento de una lanzadora de jabalina?
—Hacemos dieta como la de
cualquier lanzador, comiendo
arroz, atún y pollo todos los días
y a todas horas. Yo tengo la ventaja de ser flaquita y apenas necesito guardar una dieta estricta.
Y nuestro entrenamiento es bastante completo, hacemos desde
velocidad hasta lanzamiento, pasando por el balón medicinal y las
pesas.
—¿Se marca algún objetivo?
—Me encantaría volver a batir el récord de España en lo que me queda de vida deportiva. La verdad es
que ahora podríamos haberlo hecho, pero no se ha dado el momento por las lesiones. Técnicamente,
me siento mejor que nunca y físicamente igual, salvo ese problema
en el tendón.
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