diálogo interno gomo fuente de ambivalencia en mateo alemán

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DIÁLOGO I N T E R N O G O M O F U E N T E
DE A M B I V A L E N C I A E N M A T E O ALEMÁN
O
l*;C:
OCO-U OO '. <; { Ta O '• i > U C U ca11> C: C O za C í O O C C * *„Clr
como ' *- ma nov^'a cerca ota, dicfác??' a o ría n<>iwja eier^iKnr
so
realismo dogmático de d e s e n g a ñ o ' r e g i d a por una * voluntad
vitalista monolineaF' , ha perdido notablemente vigencia, y h a
sido dejada de lado por conducir a una interpretación unívoca y
monovalente tanto de la figura del personaje principal, a quien
F . R i c o describe en su calidad de non simplex natura como de l a
significación global del texto . Desde posiciones m á s diversas, se
señala ahora la ambivalencia y aun la a m b i g ü e d a d del texto del
GdA, bien en relación con el efecto del pluriestilismo o de la pluralidad discursiva h á b i l m e n t e administrados por A l e m á n , bien
como producto de su intencionalidad autorial, relacionada con
su "capacidad de problematizar la realidad cotidiana" . E n
cierta forma se puede decir que esta clase de complejidad conceptual y expresiva, por fin advertida en A l e m á n y descubierta por
las vías m á s heterogéneas, despierta una fascinación por la figura
y la obra alernaniana desconocida para la crítica de a n t a ñ o , cuyo
formidable ejemplo puede ser don Américo Castro, quien, al
reconocer que " l a novela moderna nació como una contienda
entre un yo y otro yo, no entre situaciones, o entre bondades y
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1
C . BLANCO AOUINAGA, " C e r v a n t e s y l a picaresca", NRFH,
11 (1957),
p. 328.
J . C . GHIANO, " A c t i t u d e s humanas y literarias. A l e m á n y C e r v a n t e s " ,
CuA, 8 (1949), p. 192.
E n su edición: Guzmán de Alfarache, Planeta, Barcelona, 1983, p. 19.
" N o tan d o g m á t i c o como se ha dicho, el autor ha implantado l a ambig ü e d a d en el centro de su obra, a b a n d o n á n d o l a en libertad a su propio j u e g o "
(F. MÁRQUEZ VILLANUEVA, " S o b r e el lanzamiento y recepción del GdA",
BHi, 92, 1991, p. 561).
F. R i c o , ed. cit., p. 36.
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X L I I (1994), n ú m . 2, 489-506
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maldades, o entre ansias de amor, bien o mal correspondido,
etc.", concluye que " M a t e o A l e m á n p r o r r u m p i ó en un monumental m o n ó l o g o " . Los trabajos de E . Cros, de F . M á r q u e z
Villanueva y de F . R i c o han abierto una brecha en el imponente
monumento monologístico de la crítica tradicional alemaniana,
que a menudo se reducía a la interpretación de El Picaro en el sentido de una apología post-tridentina del catolicismo , o como
una estructura todavía medieval basada en el exemplum.
Por otra parte, no es menos fascinante advertir el potencial
diaJogizante del GdA libro capaz de producir incluso ahora, a
casi cuatrocientos años de haber salido a la luz, opiniones tan
encontradas, que resultan mutuamente excluventes E n lo uue a
un „-pj^t -ícionr---. u n í a l o - s u m . e . ' w ^ ¿00=- do'ergnmías pueden
agruparse como minóme en dos apartados opuestos. U n o de ellos
estaría representado por algunas investigaciones ya no tan
recientes, pero seminales, de E . C r o s , así como por las de F .
M á r q u e z V i l l a n u e v a , quienes descubren en la intencionalidad
del discurso alemaniano una profunda veta de reformismo social,
inseparable de u n propósito laico moral. Otro apartado aparece
ejemplificado por B . Brancaforte , quien mediante una interpretación psicológico-discursiva explica al personaje de G u z m á n
como-una metáfora de Sísifo, llegando a parangonar su complejidad con la del "hombre del subsuelo" de Dostoievski; esta línea
subraya la inquietante y subversiva entonación en la rencorosa
voz del picaro. A la misma línea, creo, pueden adjudicarse otros
trabajos de E . Cros, en los cuales este autor, al aplicar al discurso
de A l e m á n los criterios semiológicos y sociocríticos, descubre
una profunda y contradictoria asimilación del discurso represivo
de la Inquisición en la misma exposición de los pecados de
G u z m á n al juicio del lector y en la propia autoconciencia del
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Cervantes y los casticismos españoles, Alfaguara, Barcelona, 1 9 6 6 , p. 8 2 .
C f . E . M O R E N O BÁEZ, Lección y sentido del "GdA , Anejo X L de RFE,
Madrid, 1948.
C f . por ejemplo Mateo Alemán. Introducción a su vida y obra, A n a y a , Salam a n c a , 1 9 7 1 . P o r otra parte, a E . CROS se le reconoce l a p r i m a c í a del descubrimiento detallado de l a naturaleza proteica de GdA (Protée et le Gueux, D i d i e r ,
Paris, 1 9 6 7 ) , empresa que lo sitúa entre los pioneros en tratar l a complejidad
guzmaniana.
F . MÁRQUEZ VILLANUEVA, " S o b r e el lanzamiento. . . " , p. 5 6 1 .
Guzmán de Alfarache, ed. B . Brancaforte, C á t e d r a , M a d r i d , 1 9 8 0 , t. 1,
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pp.
13-51.
) }
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personaje . Los calificativos tales como " p s e u d o - c o n f e s i ó n " ,
" v i d a no fidedigna y m a r a ñ a d a " , o de " b u r l a " , aplicados a l
GdA se introducen en otros estudios, que analizan el discurso de
A l e m á n desde el supuesto de la no veridicción.
Así pues, si F . M á r q u e z Villanueva defiende el objetivo
moral del libro, reconociendo en A l e m á n a un reformador social
en ciernes , inspirado en Cristóbal Pérez de Herrera, H e r n a n do de Soto y Alonso de Barros, pensadores morales y políticos
cuyas voces intervienen en el discurso de las digresiones, A . A .
R o d r í g u e z Matos, en cambio, al analizar la n a r r a c i ó n picaresca
del GdA en cuanto discurso, afirma, pasando al nivel de la digresión, que " e n la atalaya se esconde un p i c a r o " .
L l a m a la atención en las dos líneas interpretativas la relación
directa que se establece entre la condición y la problemática de
los cristianos nuevos y la a m b i g ü e d a d discursiva . M á r q u e z
Villanueva, al sostener el carácter laico de las reflexiones reformadoras de A l e m á n , señala que tanto éste como sus amigos los
"arbitristas" Pérez de Herrera, Soto y Barros separaban nítidamente los problemas ético-sociales y filosóficos de los estrictamente religiosos, tal vez por precaución, puesto que cualquier
pretensión de proponer una reforma moral en el marco de la religión inmediatamente identificaba a su promotor como " j u d í o ' '
y atraía sobre él la atención del Santo Oficio. L a a m b i g ü e d a d ,
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EDMOND CROS, Ideología y genética textual. El caso del "Buscón",
Madrid,
1 2
1 9 8 0 , pp.
Cupsa,
145-156.
J u r a r e A . WHITENACK, The impemtent confession of "GdA",
Hispanic
Seminary of M e d i e v a l Studies, M a d i s o n , 1 9 8 5 , p. 153.
C . A . RODRÍGUEZ M A T O S , El narrador picaro: "GdA",
Hispanic Seminary of M e d i e v a l Studies, M a d i s o n , 1 9 8 5 , p. 1 2 5 .
N I N A C O X D A VIS dice sobre el G u z m á n "escritor-convicto": " T h e
synchronic w r i t i n g of his life is the linguistic burla that aims to achieve a v i r tually impossible vertical mobility by eternalizing his fame" (Autobiography as
"Burla" in the "GdA",
Associeted U n i v e r s i t y Press, L e w i s b u r g h , B u c k n e l l L o n d o n - T o r o n t o , 1 9 9 1 , p. 1 3 0 ) .
Y separando de este modo, i m p l í c i t a m e n t e , al narrador, d e t r á s del
cual ha de estar directamente el mismo escritor, del personaje, el cual problem á t i c a en sí lo que A l e m á n arbitrista quisiera corregir en cuanto m a l social.
C . A . RODRÍGUEZ M A T O S , op.cit., p. 6 .
" E l GdA es el producto de esta dialéctica personal, que lleva a A l e m á n , deseoso de justificarse ante el m u n d o (y ante sí mismo) a rebasar su
peculiar identidad de cristiano nuevo, para poner de manifiesto, en l a persona
de P i c a r o , al hombre universal que cada cual lleva consigo, sea cual fuere el
origen de su c u n a " ( M A U R I C E M O L H O , Introducción al pensamiento picaresco,
A n a y a , Salamanca, 1 9 7 2 , p. 6 3 ) .
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implantada " e n el centro de su o b r a " , sería tal vez el resultado
de una estrategia autorial de A l e m á n . L a intención moral así
aparece inseparable de una estrategia discursiva dialogizante,
pero encubridora.
Desde otro punto de vista, aunque en la misma dirección
señala E . Cros la presencia en el discurso penitente de G u z m á n
de las prácticas discursivas de contrición impuestas como ritos
discursivos por la sociedad como "discurso de autoprofanac i ó n " , en el marco de la relación que el individuo del siglo x v i
establecía con la institución inquisitorial. Cros plantea la presen
cia de l a autoprofanación en el discurso del narrador como reproducción del "discurso ajeno" , esto es, el de la Inquisición, por
m n i o T i d m v n n e t í u ^ * UH mpoovón oe mí mmem que ¿a oíaío^o
ration p aromo a uercríiu por n-ros eroca un u-CGincriüOi ai J U O I Í O
corporal y espiritual del sujeto hablante a modo del carnaval.
O t r a marca ideológica dialogizante, relacionada con la anterior, es aquella que tiene que ver con la posición social de la
b u r g u e s í a en el contexto de las presiones y tensiones morales
individuales e institucionales, que la sociedad dominada por las
axiologías aristocráticas ejercía y provocaba sobre sus integrantes
que se ocupaban de los oficios tradicionalmente asociados con los
cristianos nuevos. M . Cavillac vincula la emergencia del discurso cuestionador dirigido a los "mercaderes" con el fracaso histórico de la b u r g u e s í a castellana en la segunda mitad del x v i . L a
responsabilidad por la crisis económica que E s p a ñ a vive recae
entonces sobre la clase de los comerciantes disfrazados en " c a m biadores", a quienes la " o p i n i ó n " estigmatiza por comportarse
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F . MÁRQUEZ VILLANUEVA, " S o b r e el lanzamiento. . .
p. 561.
EDMOND C R O S . Ideología y genética textual. . . , p. 156. C r o s toma el concepto de "discurso ajeno" de B a j t í n - V o l o s h i n o v , quienes ponen el problema
de " l a palabra ajena", " p a l a b r a del o t r o " , "discurso referido", en el centro de su c o n c e p c i ó n del discurso de l a novela. Así, l a r e p r o d u c c i ó n del discurso del otro se plantea como " d i a l o g i z a c i ó n interna de l a p a l a b r a " , como
" p a l a b r a b i v o c a l " o a dos voces, o bien como el " h í b r i d o s i n t á c t i c o " , porque
pone de manifiesto, en el espacio discursivo de u n sujeto, varias intenciones,
" v o c e s " o discursos encontrados. C f . VALENTÍN N . VOLOSHINOV, El marxismo
y la filosofía del lenguaje, trad. T . B u b n o v a , A l i a n z a E d i t o r i a l , M a d r i d , 1992,
p p . 155-209; MIJAÍL BAJTÍN, " L a palabra en l a n o v e l a " [en ruso], en Problemy literatury i estetiki [Problemas de literatura y estética], Judozhestvennaia
L i t e r a t u r a , M o s c ú , 1975, pp. 72-233.
M I C H E L CAVILLAC, Gueux et marchands dans le ' GdA \ Roman picaresque
et mentalité bourgeoise dans l Espagne du Siècle d'Or, Institut des Etudes I b é r i q u e s
et Ibéro-Américaines de l'Université de Bordeaux, Bordeaux, 1983, pp. 156-158.
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" c o m o hacían los j u d í o s " . Sostenida en la clave de la "historia de las mentalidades", la excelentemente documentada investigación de Cavillac proporciona una buena a r g u m e n t a c i ó n
histórico-ideológica para explicar el nerviosismo y la polémica
interna permanente del discurso de A l e m á n , burgués e hijo de
burgueses, lo mismo que su personaje.
F. M á r q u e z Villanueva descubre el trasfondo b u r g u é s y
cristiano-nuevo de la ideología de la novela intercalada sobre
Bonifacio y Dorotea . E n otro trabajo confirma la profunda
interacción que existe entre la obra de A l e m á n y la cervantina,
'Cervantes se ha de considerar corno el primer relativo admirador y crítico inteligente d^ aquel coi ovo arte do novela"; por otro
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4
E n los trabajos de M á r q u e z Villanueva, Cros y Cavillac aparecen planteadas, formuladas y comentadas las causas (tensiones
ideológicas y morales, discursos sociales dominantes como
instrumentos de marginación y represión social) que provocan l a
dialogización y polemización del discurso del GdA. E l desmembramiento de este discurso en voces sociales, que lo cruzan como
u n territorio de conflicto y crisis, es la propia imagen de la conciencia escindida del narrador picaro. Estas voces sociales atraviesan dialógica y polémicamente todo el cuerpo discursivo de l a
novela, tanto la digresión moral como la aventura picaresca, de
manera que la unidad textual del GdA consiste en este íntimo desdoblamiento del discurso en las voces sociales, tamizadas por la
del narrador.
Resulta, pues, totalmente obsoleto hoy en día dividir sin
reservas el texto alemaniano en dos discursos supuestamente
incompatibles: el de la narración picaresca, cuyo sujeto es G u z m á n picaro, y el de la digresión moralizante, protagonizada por
un G u z m á n arrepentido y maduro, y en cuya retrospectiva
hemos de interpretar la primera. T a l vez una de las dificultades
fundamentales del GdA no consista en la divergencia de dos tonos,
dos líneas narrativas, dos hipóstasis del personaje, etc., sino que
2 1
Ibid., p. 152.
F . MÁRQUEZ VILLANUEVA, "Bonifacio y Dorotea. M a t e o A l e m á n y la
novela burguesa", CH(8), t. 1, pp. 59-88.
F . MÁRQUEZ VILLANUEVA, " L a interacción A l e m á n - C e r v a n t e s " , Actas
del II Congreso Internacional de la Asociación de Cervantistas, Anthropos, Barcelona,
1991, t. 2, pp. 149-181.
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tiene sus raíces en el carácter igualmente dialogizado *que
no
monológico, de los dos tipos de discurso (aventura-digresión) del
libro. Se trata de un dialogismo interior, de una polémica oculta
que permea el texto. M i propósito es el de mostrar de cerca el
mecanismo discursivo de esta polémica en el material de los primeros capítulos de la novela, confrontando los resultados con
algunos pasajes posteriores en forma m á s sucinta.
Muchos de los críticos que se ocuparon del análisis del GdA
percibieron este íntimo desdoblamiento de voces y de una u otra
manera lo señalaron, a veces en contra de sus conclusiones posteriores. F . R i c o constata que
. , el d e o a t e m r m m a i de- G u r r u m c r i u r m a c o n s í n c r a i a r
-r-íjc* " x - o .
~:v o
' T-J
^
^ ' ¿> •>?•<?"
-r ^-
x\ s-
-"¿=..
U
-r
io.\ -rv> o I
amelen
o fací - m í o
e n s e m e j a n t e l u c h a consiste l o m á s d e f i n i t o r i o de su p e r s o n a .
d e s g a r r o — e n sí m i s m o o e n sus
consecuencias—
es
-r? -»
Tal
indudable-
m e n t e el t e m a p r i n c i p a l del relato. . .
a propósito del conflicto interior del personaje y sus efectos sobre
la narración. Sucede t a m b i é n que esa ruptura íntima del protagonista tiene u n "adecuado reflejo e s t i l í s t i c o " . " E s u n
carácter atormentado y trágico, siempre en lucha consigo mism o " , anota A . A . P a r k e r respecto del personaje. Por cierto,
muchos de los críticos que hablaron de la dualidad del GdA la
encuentran en la no coincidencia caracterológica entre el narrador y el personaje. F . Rico encabeza la lista de los pocos que
apuntan a la proyección de este desdoblamiento sobre el discurso
("estilo").
L a autobiografía del picaro comienza en el nivel del discurso,
posponiendo las acciones del relato con respecto a las urgencias
del " y o " , que se impacienta por manifestarse frente a un " t ú "
supuestamente atento a la presencia impositiva del sujeto de la
enunciación. Es, por una parte, la regla de un juego retórico
previamente acordado: el propósito moralizante justifica la
emergencia de un aprendiz, aunque éste sea tan sólo una figura
virtual:
25
26
2 4
E l análisis que sigue está basado, en parte, en u n viejo artículo m í o
(escrito en 1978): " E l ambiguo discurso de GdA", AP, 2 (1980), 161-184.
FRANCISCO R I C O , La novela picaresca y el punto de vista, Seix B a r r a i , Barcelona, 1973, pp. 74-75.
Los picaros en la literatura, Gredos, M a d r i d , 1971.
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495
E l deseo q u e t e n í a , c u r s i o s o l e c t o r , de c o n t a r t e m i v i d a m e d a b a
t a n t a p r i e s a p o r engolfarte e n e l l a s i n p r e v e n i r a l g u n a s cosas q u e ,
c o m o p r i m e r p r i n c i p i o , es b i e n dejarlas e n t e n d i d a s . . . ( p . 1 0 5 ) .
2 7
Si bien la presencia del tú a q u í es impersonal, algo similar al
"vuestra merced" del Lazarrillo de Tormes, y aun menos concreta:
se trata de u n receptor pasivo cuya identidad evanescente es bastante convencional, el yo denso y cargado de tensiones entonacionales desde el principio le impone una situación casi
contractual que parece querer involucrar al oyente virtual.
Y apenas unas líneas m á s abajo, sin terminar siquiera el
periodo, encontramos otro factor, participante de alguna manera
propofocico
y . p o r l o ra n i o, d n so
mondo:
. . . m e o l v i d a b a de c e r r a r u n p o r t i l l o p o r d o n d e m e p u d i e r a e n t r a r
a c u s a n d o c u a l q u i e r t e r m i n i s t a de m a l l a t í n , r a d a r g u y é n d o m e de
p e c a d o , p o r q u e n o p r o c e d í de l a d e f i n i c i ó n a l o d e f i n i d o . . .
( p . 105).
28
L a referencia a ese "cualquier t e r m i n i s t a " es menos asible
todavía a nivel del discurso que la m e n c i ó n del "curioso lector":
formalmente el "terminista" no participa n i en la narración (como lo hace el destinatario interno, codificado en un procedimiento retórioo) n i en la frase en particular, y, sin embargo, su
presencia es m á s activa que la de este último, porque podemos
percibir el eco del discurso del "terminista" en la reacción del
narrador, quien justo al entrar en la historia por eontar se enfrasca en una especie de discusión indirecta con este ente inasible pero
omnipresente, como lo veremos m á s adelante (reitero que su papel gramatical es pasivo, es objeto al que se refiere el narrador).
L a historia que se contará en los primeros dos capítulos de la
obra es de por sí bastante sencilla: el protagonista nace de unos
padres deshonestos —un caso análogo encaja en sólo dos páginas
del Lazarillo—, pero no es fácilmente discernible del variado y
nervioso discurso del narrador en el que está aprisionada. Quiere
el narrador referir que su padre fue usurero, y la sencilla noticia
2 7
C i t a r é de l a ed. de Francisco R i c o (cit. supra n . 3); a partir de a q u í
c o n s i g n a r é el n ú m e r o de p á g i n a entre p a r é n t e s i s .
Recordemos que " t e r m i n i s t a " p o d r í a ser u n adepto a " l a lógica «mod e r n a » de G u i l l e r m o de O c k a m , introducida en E s p a ñ a con l a f u n d a c i ó n de
l a universidad de A l c a l á " ( F . R i c o , ed. cit., p. 105, n . 2).
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crece y se infla con defensas, concesiones y réplicas que se pretende contestar de antemano:
Era su trato el ordinario de aquella tierra [Genova] y lo es ya por
nuestros pecados en la nuestra: cambios y recambios por todo el
mundo. Hasta en esto lo persiguieron, infamándolo de logrero.
Muchas veces lo oyó a sus oídos [sic] y, con su buena condición,
pasaba por ello. No tenían razón, que los cambios han sido y son
permitidos. No quiero yo loar, ni Dios lo quiera, que defienda ser
l í c i t o lo que algunos dicen, prestar dinero por dinero, sobre prendas de oro y plata, por tiempo limitado o que se q u e d e n rematadas,
n i otros tratillos paliados, ni los que llaman cambio seco, ni que
f;f}r ; a d riT"%^rir'.
r*p
í^T'o
<~: t **-T)'<*
r}C\i\(~\^
> precio p / v y f ¿ r > Y^,jr-\*r-^
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c&cop^ca o c ^ c o í t / c í * c i
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O ' - JLO<Í«,I
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Oíicr^ a o n u ^ c *.»«-. ia--
T L¿ O O-.-u' o a » . T . *
ron, yo no las v i n i dellas daré senas.
M a s , lo q u e a b s o l u t a m e n t e se e n t i e n d e cambio es obra i n d i f e r e n t e , de que se puede usar bien y m a l ; y, como tal, aunque injustamente, no me maravillo que, no debiéndola tener por mala, se
repruebe (pp.
29
111-112) .
E n el citado pasaje hay en realidad una gradación de sentidos
apreciativos que se van alternando e indican principalmente
reprobación o concesión, a saber:
1) ' E r a su trato el ordinario de aquella tierra y lo es ya por
nuestros pecados en la nuestra", apreciación negativa (las cursivas
son mías);
2) " K u o a cxo esto lo persiguieron, infamándolo de logrero",
concesión;
3) N c tenían razón: que los cambios han sido y son permitidos", concesión que casi llega a ser afirmación;
4) el inventario bastante completo de clases de cambio y su
apreciación moral: ' ' . . . a tiro de escopeta descubren el engañ o . . . " , negación total;
5) una concesión abrupta:
. . .lo que absolutamente se
entiende cambio es cosa indiferente", etcétera.
Cuando el narrador tiene que decir que su padre fue un hipócrita religioso, hace otra concesión:
c
í £
u
2 9
H e a q u í la situación de u n "mercader c a m b i s t a " , evocada por C a v i llac, que trata de justificar sus actividades, perseguido por u n a o p i n i ó n pública adversa. S i n embargo, inmediatamente veremos el doble fondo de tal
autodefensa.
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AMBIVALENCIA EN MATEO ALEMÁN
497
Que un hombre rece, frecuente virtuosos ejercicios, oiga misa,
confiese y comulgue a menudo y por ello le llamen hipócrita, no
lo puedo sufrir ni hay maldad semejante a ésta (p. 113).
N o obstante, la descripción del rosario del padre, "las cuentas
más gruesas que avellanas" (p. 113), y de toda su figura rezando
ponen en duda la sinceridad de la indignación anterior.
Describe con una especie de humorismo acre al que poco le
falta para llegar a sátira, las costumbres religiosas de su progenitor, no cabe duda que con doble intención de desafío al m u n d o
y de ironía respecto a su propia persona, y termina el párrafo con
un llamado a los imopamudeu " f u z m o n deste calcio !c° oue se
ion seguida, medio paso hacia adelante: *' i ambien es verdaa
que esta m u r m u r a c i ó n tuvo causa. . . " (loe. cit.), y cuenta la historia de la apostasía de su padre, y del matrimonio con una m o r a
rica, historia que no deja lugar a dudas respecto de la calidad
moral de aquél, mas: " L a proposición es verdadera; pero no hay
alguna sin e x c e p c i ó n " (p. 114).
Por otra parte, la apostasía era uno de los pecados m á x i m o s
en la escala moral de la época, pero encontramos una defensa
casi violenta:
¿Qué sabe nadie de la manera que toca Dios a cada uno y si, conforme d i c e una Auténtica, tenía ya reintegradas sus c o s t u m b r e s ?
(p. 114).
E l padre del narrador sí fue, sin lugar a dudas, usurero, hipócrita y renegado: respecto de ese punto el discurso no permite
ninguna vacilación. Pero al dar un paso adelante: "cambios y
recambios por todo el m u n d o " , da en seguida dos pasos para
atrás: " l o que absolutamente se entiende cambio es cosa indiferente, de que se pueda usar bien y m a l " . E n realidad, l a argumentación no va de la "definición a lo definido", sino al revés:
del caso particular bien sabido a una generalización abstracta
que borra la responsabilidad inherente a un acto singular realizado por un autor concreto, sustituyéndolo por una "verdad universal", pero a n ó n i m a .
E l esquema general de razonamiento se presenta de la
siguiente manera:
NRFH,
TATIANA BUBNOVA
498
XLII
1) el padre sí fue logrero, hipócrita y renegado (premisa
mayor);
2) hay indicios según los cuales, a d e m á s de estos hechos
biográficos en sí, h a b í a sido una persona desalmada —historia de
la apostasía— (premisa menor);
3) " H e r m a n o m í o , los indicios no son capaces de castigo por
sí solos" (p. 116) (concesión en vez de conclusión).
H a y quienes ven, y no sin razón, una estructura retóricosilogística del discurso en el GdA ( E . Cros, F . R i c o , C . Blanco);
este hecho se afirma inclusive a nivel de la enunciación total:
" L a autobiografía de G u z m á n , en efecto, es u n silogismo perfectamente cerrado, de cuyas premisas se infiere sin sombra de
duda la consecuencia, genérica y personal*' . N o obstante, eJ
razonamiento que se acaba de poner de relieve, ¿no sugiere m á s
bien algo parecido a un paradójico antisilogismo, una burla
sobre la lógica c o m ú n ? Claro que tal estructura antisilogística, si
la hay, sólo puede ser revelada a nivel de los sentidos que afloran
con la comparación de las apreciaciones éticas y morales en el
discurso del narrador.
Por otra parte, estas respuestas sin preguntas y preguntas que
parecen ser retóricas, concesiones y anticipaciones, dan la impresión de formar parte de un diálogo implícito, donde no hay interlocutor expreso permanente, pero sí moral: una especie de
presión desde fuera que constantemente provoca la reacción del
narrador manifestada por medio de la tensión interior a que ya
me he referido.
Creo que no podemos tomar en cuenta, en un intento por
reconstruir este supuesto diálogo, al destinatario convencional
del relato que es el "curioso lector"; la intención discursiva va
dirigida a un cierto personaje, igualmente oculto, que a veces se
esconde bajo el indefinido " a l g u i e n " ("alguno del arte mercante
me d i r á " ) , a veces bajo un pronombre colectivo que está implícito en el verbo ( " d i r á n " ) , a veces se aproxima al lector virtual,
disimula estar detrás de una m á s c a r a ("hermano m í o " ) ; este
ente huidizo a veces pasa a la ofensiva y, sin dejarse identificar,
ataca: " ¿ Q u i é n mete al idiota, galeote, picaro, en establecer
leyes n i calificar los tratos que no entiende?" (p. 115), obligando
al narrador a defenderse: " L o s hombres no son de acero n i están
30
3 0
F . R i c o , "Estructuras y reflejos de estructuras en el GdA",
(1967), p . 174.
MLN,
82
NRFH,
XLII
AMBIVALENCIA EN MATEO ALEMÁN
499
obligados a tener como clavos, que aun a ellos les falta la fuerza
y suelen soltar y aflojar" (pp. 114-115).
L a manera de actuar discursivamente que caracteriza a l
narrador recuerda la anacusis, procedimiento evocado por Bajtín
en su libro sobre Dostoievski, que quiere decir " p r o v o c a c i ó n de
la palabra (discurso) por la palabra", y fue recurso utilizado
intensamente por el diálogo socrático y la sátira menipea, g é n e ros de la A n t i g ü e d a d clásica que según el filósofo ruso están e n
el origen de la novela. " L a síncrisis [confrontación de diversos
puntos de vista sobre u n tema determinado] y la anácrisis dialogizan el pensamiento, lo exteriorizan convirtiéndolo en réplica" , dice Bajtín al comentar el efecto de este procedimiento
sobre el discurso literario. E n el proceso de la dialogización interna, el cuestionamiento latente en la percepción de mi discurso
por el otro tiene el impacto especular por reflejo, anticipando l a
respuesta del interlocutor dentro de m i propia elocución.
E n el GdA, los personajes verdaderos (explícitos) participan
poco en el diálogo, sobre todo en u n intercambio de posiciones ideológicas. Se puede hablar, sin embargo, de los personajes
(destinatarios o interlocutores) implícitos (uno o varios), que
hablan con el narrador a través de su autoconciencia, siendo
codificada de este modo su presencia en el discurso del narrador.
A h o r a bien, la diferencia cardinal entre el destinatario interno y
el interlocutor implícito está en el hecho de que el papel del primero es puramente formal o retórico, siempre y cuando detrás
31
32
3 1
Desde a q u í , introduzco la idea de acto ético (en ruso, postipok) a l a conc e p c i ó n de la c o m u n i c a c i ó n discursiva, que procede de l a filosofía bajtiniana
(cf. M I J A Í L BAJTÍN, K filosofii postupja [ H a c i a u n a filosofía del acto ético, h .
1 9 2 4 ] , ed. e introd. S. Bocharov, en Filosofiia i sotsiologiia nauki i tejniki [anuario 1 9 8 4 - 8 5 ] , N a u k a , M o s c ú , 1 9 8 6 , pp. 8 0 - 1 6 1 ) . E l m u n d o en que a c t ú a el
i n d i v i d u o es, s e g ú n Bajtín, el espacio de aplicación de los actos éticos, es
decir, de todos los actos ejecutados ante la presencia y para el otro, bajo l a permanente m i r a d a del otro que e v a l ú a y da sentido a cuanto hago yo. A s í , todos
los actos humanos tienen el rango ético y representan el acontecimiento que
deviene entre dos, en presencia del " t e r c e r o " , cuya v a l o r a c i ó n rebasa aquella
que proporciona el otro. A s í , hay actos cotidianos y cognoscitivos, actos pensamiento y actos enunciado, y todos ellos forman parte de u n a d i m e n s i ó n ética, gracias a l a responsabilidad/responsividad personal que les es inherente:
en el ser no hay coartada, sino u n permanente involucramiento y responsabil i d a d para con el otro. E l acto siempre se produce como respuesta a l a presencia valorativa del otro de l a que dependemos, por lo tanto siempre es réplica
y respuesta.
3 2
M I J A Í L BAJTÍN, Problemas de la poética de Dostoievski ( 1 9 6 3 ) , trad.
B u b n o v a , F . C . E . , M é x i c o , 1 9 8 6 , p. 1 5 7 .
T.
500
TATIANA BUBNOVA
NRFH,
XLII
de él no esté el segundo; a su vez, la presencia del interlocutor
implícito, identificado o no con el destinatario interno, se verifica
por la resonancia que deja en el discurso del narrador. Por otra
parte, l a autoconciencia del narrador puede identificarse con el
interlocutor implícito (nunca con el destinatario interno como
tal); por ejemplo, el enunciado " ¿ Q u i é n mete al idiota, galeote,
picaro, en establecer leyes, etc.?" puede interpretarse como un
reflejo de la autoconciencia, puesto que la condición de galeote
del narrador es asumida por él mismo (aunque por primera vez
la revela el autor «m la "Declaración para el entendimiento deste
l i b r o " , por cierto). Pero tal tipo de autoconciencia sólo puede ser
impulsada desde el exterior, por la condición social del narrador
. , jjiU lo tan u l a . ...m
os uc-mso. a o u u i u m í m a n i a con '.u inte*.
^ L+
hecho, este cuse ui so reliejo i emite ai discurso de ta represión
evocado por E . Cros (cf. supra).
E l discurso del narrador a menudo tiene esta intención pluriorientada hasta en sus elementos menores: " . . . el m í o [padre]
y sus deudos fueron levantiscos" (p. 111). " L e v a n t i s c o " en
lugar de "levantino" sugiere una ascendencia de conversos ; es
una provocación latente en vista del desarrollo posterior del relato que describe la devoción del padre de G u z m á n . G i l i y G a y a
comenta que en A l e m á n el vocablo evoca otro significado: " e l
que se levanta o se alza con a l g o " , en relación con el episodio
ulterior de la mora. E l doble significado de ia palabra nos remite
a lo que sucede en la historia de! padre do« veres levantisco, por
su ascendencia y por su a \ *mm.„. m m " C m
-o —dio
la manera que toca Dios a cada uno? Así que en este caso teñe
mos una autoprovocación, una autocafifieacion como siguiente
paso ( G u z m á n se sabe hijo de un levantisco), y una autoconcesión o absolución como paso concluyente: otra vez un antisilogismo o una paradoja. L a triple orientación es obvia: una toma de
conciencia de sí mismo por parte del personaje, un desafío al
interlocutor, y el propio desarrollo del relato, al que a su vez es
imposible desligar de una doble orientación ética: hacia el sujeto
y hacia el exterior. Es por algo que B . Brancaforte, al hablar de
la confesión guzmaniana, se acuerda del "hombre del subsuel o " , quien escribe " p a r a sí m i s m o " , pero desafía al posible inter33
34
3 3
B . BRANCAFORTE, ed. cit., t. 1, p. 105, n . 37.
Guzmán de Alfarache, ed. S. G i l i y G a y a , Espasa-Calpe, M a d r i d , 1926,
t. 1, p. 49.
3 4
NRFH,
XLII
A M B I V A L E N C I A EN M A T E O ALEMÁN
501
locutor que, supuestamente, j a m á s lo escuchará; se denigra a sí
mismo, pero cifra su rescate en el otro, por medio de esta "escapatoria" (ruso lazeika; ingl. loopholé) ingeniosa .
De esta manera, bastante complicada, se teje este discurso e n
el que lo esencial consiste en bajo q u é aspecto, en q u é luz, se presenta lo narrado.
Si siguiéramos la tradición de los dos Guzmanes divergentes
estilísticamente, aunque unidos bajo u n punto de vista único (el
del moralismo cristiano), cabría suponer que la historia picaresca
debería caracterizarse por una sintaxis m á s enérgica, menos
complicada y arreglada, menos estructurada formalmente, m á s ,
oor así deoHr» enrrecor^ada oo. comparación con las digresiones
35
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f
r: C o o i , o "'.can eoiparecoaooo con «v Í Í O O I O / : e*'Ie íásueu cíe 1;
época, r u e d e n hallarse ejemplos que confirmen tai suposición,
tomemos uno correspondiente ai pleno desarrollo de la historia,
parte I , libro II, capítulo 1: " V e s m e a q u í en Cazalla, doce
leguas de Sevilla, lunes de m a ñ a n a , la bolsa apurada y con ella
la paciencia, sin remedio y acusado ladrón en profecía" (p. 247).
Los deícticos y locativos, el tiempo verbal, l a similicadencia, l a
misma sintaxis enérgica remiten a la orientación hacia u n relato
hablado.
E n seguida, una digresión:
a
Con esto he visto lo poco que se contenta nuestra madre naturaleza, y por mucho que a todos dé, ninguno está contento; todos
viven pobres publicando necesidad. ¡Oh, epicúreo, desbaratado,
pródigo, que locamente dices comer tantos millares de ducados de
renta! D i que los tienes y no que los comes. Y si los comes, ¿de qué
te quejas, pues no eres más hombre que yo, a quien podridas lentejas, cocosas habas, duro garbanzo y arratonado bizcocho tienen
gordo? ¿No me dirás o darás la razón que lo cause? Y o no la sé
(p. 248).
Esta invectiva supuestamente la profiere u n G u z m á n instalado en las galeras, desde su posición de convicto, en contraste con
el primer ejemplo, en que G u z m á n aparece inmerso en su circunstancia pasada. E n efecto, se nota m á s el tono coloquial de
la historia picaresca, en tanto que la digresión discursiva que
3 5
C f . el análisis de las Memorias del subsuelo de Dostoievski por BAJTÍN
(Problemas de la. . ., pp. 320-333). ¿ Q u é mejor " s u b s u e l o " que las "galeras de
l a v i d a " de A l e m á n , desde donde habla su h é r o e ?
-
502
TATIANA BUBNOVA
NRFH,
XLII
encarna el "presente" de la escritura es un periodo retórico de
mayor elaboración sintáctica que incluye paralelismos, preguntas retóricas, cláusulas concesivas, etc. N o obstante, la tensión
coloquial en el sentido de cierta materialización de un interlocutor retórico, está presente a q u í t a m b i é n .
E n realidad, las digresiones siempre aparecen contaminadas
de tono coloquial. H e a q u í el desarrollo retórico de una:
A l amancebado le consumieron el tiempo y la mala mujer; al jugador desengañó el tablajero que, como sanguisuela de unos y otros,
poco a poco les va chupando la sangre: hoy ganas, mañana pierdes, rueda e l dinero, v á s e l e quedando y los que juegan, sin él: al
íamoso }adren reformaron eí miedo y la vergüenza; ai temerario
murmurador, la perlesía, de que pocos escapan; al soberbio su
misma miseria lo desengaña, conociéndose que es lodo; al mentiroso puso freno la mala voz y afrentas que de ordinario recibe en sus
mismas barbas; al desatinado blasfemo corrigieron continuas
reprehensiones de sus amigos y deudos. . . (pp. 116-117).
Y su conclusión: " . . . al entrar en la gloria, d i r á n los ángeles
unos a otros llenos de alegría: «Laetamini in Domino. ¿Escribano
en el cielo? Fruta nueva, fruta nueva». C o n esto acabó su serm ó n . Q u e hayan vuelto al escribano, pase" (pp. 117-118). E l
periodo acaba por contaminarse de dialogismo coloquial.
L a historia picaresca contiene elementos de una confesión
desgarradora y de una polémica interior de doble orientación
(moralidad y desafío); las digresiones adquieren características
coloquiales y t a m b i é n se dialogizan internamente. A d e m á s , la
concatenación de los diferentes "estilos" en un mismo periodo
establece un nuevo tipo de relación dialógica interna: un diálogo
intratextual. L a particularidad fundamental de este discurso en
dos planos es un bivocalismo implícito, un concierto de voces con
múltiple orientación por medio de la cual se obtiene el efecto de
esa tensión y nerviosismo internos del estilo del GdA advertidos
por la crítica. A l mismo tiempo, ya en el primer capítulo se puede percibir c ó m o encauza el autor las aparentes desavenencias de
tono para conseguir el efecto de una conclusión unívoca (moralej a cristiana), y t a m b i é n se ve que en el monologismo exterior de
la moraleja se abre una considerable brecha: el capítulo termina
con la historia del monstruo de Ravena, símbolo de la depravación del género humano que, sin embargo, lleva en sí signos de
la futura salvación divina. A q u í tampoco falta esta polémica
NRFH,
AMBIVALENCIA EN MATEO ALEMÁN
XLII
503
ambigua; el narrador no deja de orientarse hacia afuera y de l a n zar réplicas a su(s) interlocutor(es) implícito(s), n i de hacer concesiones a su propia persona al descargar una parte de culpa a
su padre:
Ves aquí, en caso negado, que, cuando todo corra turbio, iba m i
padre con el hilo de la gente y no fue solo el que pecó. Harto m á s
digno de culpa serías tú, si pecases, por la mejor escuela que has
tenido. Ténganos Dios en su mano para no caer en otras semejantes miserias que todos somos hombres (p. 124).
E n el segundo capítulo la actitud del narrador hacia lo narrano es un ñoco dmimta, 5c está con lando Ja historia del uacirmen
o de G u z m á n de la cuaí resuka quu* es un bastardee antes de
que se le haga notar por otros, el narrador se adelanta y se lanza
al ataque; la actitud general que se aprecia en este capítulo en
c o m p a r a c i ó n con el anterior, es u n grado mucho mayor de exhibicionismo cínico:
f
/
Sea como fuere y el levantisco, mi padre; que pues ellos lo dijeron
y cada uno por sí lo averaba, no es bien que yo apele las partes conformes. Por suyo me llamo, por tal me tengo, pues de aquella
melonada quedé legitimado con el santo matrimonio, y estáme
muy mejor, antes que diga un cualquiera que soy malnacido y hijo
de ninguno (pp. 140-141).
Es decir, en medio del alarde por su confusa ascendencia, el
narrador expone de antemano todas las críticas que p o d r í a n
hacérsele.
Es cierto que G u z m á n constantemente se distrae de la narración del suceso puro de la historia para pasar a una moralización
generalizadora; pero a menudo se sorprende en la intención de
sermonear de la cual no se considera digno:
¡Oh qué gentil disparate! ¡Qué fundado en Teología! ¿No veis el
salto que he dado del banco a la popa? ¡Qué vida de San Juan de
Dios la mía para dar esta dotrina! Calentóse el horno y salieron las
llamaradas. Podrásme perdonar por haber sido corto (p. 139).
Y en seguida sale con otro sermón: " N o mires a quien lo
dice, sino a lo que se te d i c e " (loe. cit.). Y por cierto, tanto en
el pasaje acabado de citar, el hecho de remitir al momento de l a
504
T A T I A N A BUBNOVA
NRFH,
XLII
escritura en las galeras, como u n poco m á s adelante: " V u e l v o a
m i puesto, que me espera m i madre, ya viuda del primero poseedor, querida y tiernamente regalada del segundo" (loe. cit.),
muestran u n sabor precervantino (como en el episodio del vizcaíno, Quijote, I, 9) en la conciencia de la convencionalidad de la distancia entre el momento de la acción y el de la escritura .
E l narrador del GcLA siempre tiene la conciencia de ser personaje tal como aparece en la historia, hecho que garantiza la compatibilidad entre estas dos categorías narrativas. L a autoconciencia,
el saberse mirado por otros, constituye una de las características
m á s importantes de la imagen de G u z m á n , la que contribuye en
profundidad y verosimilitud a su capcioso discurso Este desgamo ííimmor f- _ anumam-' c u .ornen orno po.- f\ meo mceis.m
36
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*A Í m*0- ' r ,
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'
capítulos iniciales de la novela. G u z m á n sabe, por ejemplo, que
a c t ú a mai en el episodio con el agnusdei del capitán que lo llevaría
a Genova, está consciente de que íes quita el pan a los verdaderos
pobres e indigentes haciendo de mendigo en R o m a , sabe exactamente quién es al prostituir a Gracia su mujer, etc. Es evidente
que G u z m á n no es una figura concebida unidimensionalmente,
bajo el signo pecado-arrepentimiento: hay demasiada malicia en
lo uno y en lo otro; sin este constante desdoblamiento entre el
bien y el mal, entre la agresividad y la autodefensa, entre el desafío y el sermón, sin esta continua tensión entre la particularidad
del hecho aislado y su inscripción en el significado de una moral
absoluta G u z m á n no existiría como imagen artística. M á s a ú n :
la escisión entre un acto concreto y su inscripción permanente en
la ética consuetudinaria o formal diluye la responsabilidad concreta por su proceder en el embriagamiento discursivo del cual
el narrador se da cuenta. E n él, junto con su maldad, está presente la conciencia de la misma, y no sólo como u n arrepentimiento devoto, sino t a m b i é n como una constante " m i r a d a hacia
el o t r o " , hacia el exterior: agresividad, resentimiento, autodefensa, el miedo y la exposición deliberada al ridículo. Todo ello
encuentra una adecuada expresión a nivel del discurso, en la permanente discusión consigo mismo y con el mundo: G u z m á n se
3 6
P o r otra parte, y ya que de l a confrontación con Cervantes se trata,
n ó t e s e que tanto l a m u r m u r a c i ó n como la c o n t r a r r é p l i c a mencionadas arriba
anticipan los papeles de Berganza y C i p i ó n en el Coloquio de los perros, obra,
como bien se h a demostrado, que es en sí u n a réplica al concepto de l a picaresca alemaniana.
NRFH,
XIAl
AMBIVALENCIA EN MATEO
ALEMÁN
5 0 5
está condenando, G u z m á n se está justificando, G u z m á n quiere
permanecer como es: "Pues n i quiero mandos n i dignidades, n o
quiero tener honra n i verla; estáte como te estás, G u z m á n a m i g o . . . " ( P - 275).
Las digresiones sobre la honra pueden considerarse como
una de las m á s claras manifestaciones de la autoconciencia a n i vel del discurso:
Que diz que ha de estar sujeta m i honra de la boca del descomedido
y
de la mano
del
atrevido
hizo lo que fuerzas m poder
frenesí
el
uno
porque
humano
dijo
y el
otro porque
pudieran resistirlo. ¿Qué
de Satanás casó este mal abuso con el hombre, que tan
Faca los irnos osti í C í a i í i O i i t e formales de este
rio pasar al nivel ideológico para
estudio
demostrar
de-
no es necesa-
la presencia de l a
dialogización interna del discurso y de la autoconciencia.
A h o r a bien, tanto el narrador como el personaje poseen u n a
autoconciencia con funciones bastante complejas; adefnás, el
discurso del yo narrativo en el GdA absorbe y pone de relieve
el del interlocutor implícito; de una manera general, el discurso
del narrador refleja el del otro, que puede funcionar ora como autoconciencia, ora como discurso de interlocutor implícito, a veces
identificado con el destinatario interno, formal, del relate. A nivel del texto, la autoconciencia aparece como una orientación del
discurso hacia el sujeto, como ya he señalado. T a l orientación
presupone varias instancias éticas y actitudes emocionales que he
intentado aclarar arriba. E n el caso del GdA, el sujeto de la enunciación (el autor) se identifica a veces con el narrador; hablando
en t é r m i n o s del diálogo entre el sujeto que habla y su autoconciencia, dentro de la realidad construida, podemos introducir el
concepto del doble, a veces p a r ó d i c o . Recordando a J u l i a Kristeva, se p o d r í a decir que " e l diálogo no es la «libertad» de decirlo
todo: es una «burla» ( L a u t r é a m o n t ) pero trágica, un imperativo
distinto del U n o " . R e c u é r d e s e al respecto el " a n t i s i l o g i s m o "
que se ha mencionado en el curso del análisis del discurso alemaniano.
E l criterio dialogístico p o d r í a transferirse a otros niveles, por
ejemplo al y a mencionado nivel intratextual, sin referencia a los
3 7
3 7
JULIA KRISTEVA, El texto de la novela, trad. J . L l o v e t , L u m e n , B a r c e l o n a ,
1974, p. 127.
TATIANA BUBNOVA
506
NRFH,
XLII
contextos, fuentes n i relaciones entre los géneros, confrontando
los diferentes "estilos" en la n a r r a c i ó n o relacionando el discurso
con los textos de las novelas intercaladas. P o r ejemplo, B . Brancaforte apunta hacia la dialogización de la parodia que hace Alem á n del " c a r á c t e r novelístico del G u z m á n a p ó c r i f o " , el de
Mateo Lujan. E n este caso, el diálogo interno tiene por objetivo
a u n destinatario externo de segundo grado: otro libro.
Así, pues, en el GdA se perciben varias voces, varias voluntades que he tratado de definir en t é r m i n o s de u n análisis narrativo, sin excluir el nivel axiológico, que producen u n efecto de
diálogo interior, de una polémica constante en distintos niveles (el
del discurso, el de la ideología, el de la estructuración total), y ,
MO£
I.J
'o,o ' : , o o o o B í o n hacia '.í:< o o í c s u o í i d o d e ia o o v a sav'
ó a c i ¿ o r o 'Oo seo* \ ooa p i u r v ' o
-o c o'^o ^^ructuru
uuo TICY*
simplex natura. GdA sigue dejando una sensación de inconformidad, de desorden, de provocación, al no querer caber del todo
en el estrecho molde de una moraleja, por sublime que sea.
L a unidad del GdA no remite a u n enfoque único de varios
desarrollos narrativos exteriormente disparejos, sino que se funda en u n dialogismo interno propio de todos ellos en igual medida. L a autoconciencia, la escapatoria discursiva basada en la
valoración del yo por el otro, y el doble paródico son los recursos
discursivos de la ambivalencia dialogizante. C o n base en un
análisis formal de este tipo, que acaba por plantear posiciones de
responsabilidad, estamos en el umbral de u n examen de los actos
discursivos en cuanto actos é t i c o s .
38
:
: i
r
f
39
TATIANA BUBNOVA
U n i v e r s i d a d N a c i o n a l A u t ó n o m a de M é x i c o
3 8
E d . cit., t. 1, p. 59.
T o m a n d o en cuenta que " l a ética no es fuente de los valores, sino el
modo de relacionarse con los valores" (cf. M I J A Í L B A J T Í N , Problemas de la. . .,
p. 81).
3 9
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