Una aproximación al síndrome de Brugada: Concepto y perspectivas. Autor: Pablo Álvarez Ballesteros. Colaboradores: Ana Sofía Álvarez Quintana y Helena Fernández Fernández. er Grado de Medicina (3 curso). Universidad de Oviedo. Introducción Descrito en 1992 por los cardiólogos españoles Pedro y Josep Brugada, el síndrome de Brugada (SBr) constituye una nueva entidad con un electrocardiograma (ECG) característico y asociada con muerte súbita (MS)1. Desde la publicación de los 8 primeros casos descritos en 1992, el ritmo de aparición de nuevos casos ha ido en aumento, obligando a la comunidad internacional a realizar dos reuniones de especialistas para unificar el conocimiento de este síndrome. En la primera, en 2002, se definieron los criterios diagnósticos recomendados a seguir, y en 2005, se publicaron las primeras clasificaciones con los diferentes factores de riesgo y las terapias asociadas2. En esta revisión describiremos las diferentes características clínicas de este síndrome, los factores genéticos asociados de reciente descubrimiento y las diferentes líneas terapéuticas en las que se está trabajando. Definición Este síndrome se caracteriza por un bloqueo de rama derecha, con elevación persistente del segmento ST y MS asociada3. En el ECG se produce una alteración típica consistente en una elevación del segmento ST ≥ 2mm en más de una derivación precordial (V1-V3), seguido por una onda T negativa. A este se le denomina patrón tipo I y es el único considerado patrón diagnóstico de la enfermedad. Con el aumento del número de casos, se han descrito otros dos patrones ECG que pueden aparecer. Así, definimos como patrón tipo II a la elevación del segmento ST ≥ 2mm en las derivaciones precordiales, seguido por una onda T positiva o bifásica, dando al ECG un aspecto “en silla de montar”. El patrón tipo III vendrá determinado como un patrón similar a cualquiera de los anteriores, pero con una elevación del segmento ST ≤1mm. En las reuniones de 2002 y 2005, se consensuó el diagnóstico de SBr por la aparición del ECG tipo I, junto con uno o más de los siguientes criterios clínicos: Fibrilación ventricular (FV) y/o taquicardia ventricular (TV) polimórfica documentada; Capacidad de inducción de arritmias ventriculares durante el estudio electrofisiológico (EEF); Historia familiar de MS en miembros <45 años; Familiares con patrón ECG tipo I; Síncope o respiración agónica nocturna. En nuevos estudios, Brugada et al4 demuestran que se puede realizar un diagnóstico con la sola aparición de un ECG tipo I. Esto obliga a reevaluar como población de riesgo a todos los individuos con dicho patrón ECG. Epidemiología Clasificada como enfermedad rara por el NIH y Orphanet, y con una prevalencia media de 1-5/10000 habitantes, el síndrome de Brugada se considera la causa del 4-12% de todas las MS, y hasta un 20% de las MS acontecidas en corazón normal5. Esta prevalencia es muy variable dependiendo de las diferentes zonas geográficas, siendo mucho más común en el sudeste asiático y Japón, donde la prevalencia llega a 12/10000 personas. En algunos países de ese entorno es endémico, y se le conoce como el “síndrome de la muerte súbita inexplicada”. Estudios en hospitales de Singapur, datan que en pacientes con pre-sincope, síncope y/o palpitaciones, la prevalencia de SBr era de un 3,1%. En Europa la prevalencia es significativamente más baja, y en EEUU es de 12/100000 habitante, 10 veces menor que en Japón. Patogenia Desde 1992, se describe como una canalopatía, un desorden electrofisiológico provocado por la alteración de los canales de conducción de las células que conducen el estímulo eléctrico cardiaco, y sin afectación aparente de la estructura del corazón. 1 Figura 1. Representación esquemática de la teoría de repolarización. (A) PA normal mostrando una fase 1 + prominente en el Epi y M debido a su mayor expresión de Ito.(B) La pérdida de función de los canales de Na aumenta la prominencia de la fase 1, aumentando el gradiente de voltaje trasmural inscribiendo un punto J y un segmento ST elevados en el ECG. (C) La prolongación de la repolarización del Epi resulta en una onda T negativa. (D) + Una mayor pérdida de función en los canales de Na conlleva la repolarización a todo o nada de algunas células del Epi, pero no de otras, resultando en un dispersión de repolarización del Epi. (E) Mecanismo de reentrada en fase 2, que favorece la aparición de extrasístoles y fibrilación ventricular. PA: Potencial de acción Endo: Endocardio M: Miocardio Epi: Epicardio y ECG: Electrocardiograma Este último punto está puesto en discusión ya desde 1996, cuando Corrado et al6 describieron algunos pacientes con SBr que tenían patología estructural subyacente. Posteriores estudios han descrito pacientes con SBr y anomalías en el ventrículo derecho. Pese a la falta de pruebas definitorias, en los últimos años empieza a ganar fuerza la teoría que define este síndrome como un enlentecimiento de la conducción del VD, unido a pequeños defectos estructurales difusos. Para explicar los mecanismos que provocan el patrón ECG tipo I y el aumento en la susceptibilidad a arritmias ventriculares se han propuesto dos modelos: La teoría de repolarización y la teoría de despolarización. Ninguna de ellas ha sido demostrada como más valida que la otra. Teoría de repolarización Se basa en un incremento en el gradiente de repolarización en la fase 1 del potencial de acción (PA) del epicardio con respecto al endocardio. En condiciones normales, las células del epicardio tienen una mayor densidad de canales Ito (transient outward potassium channels) que las células del endocardio, lo cual favorece que el epicardio se repolarice ligeramente antes que el endocardio, formándose un gradiente de repolarización (lo que conocemos como onda T del ECG). En condiciones patológicas, en las que hay mutaciones en los canales de conducción de membrana (como los canales Na+), se puede producir un disbalance entre la repolarización y la despolarización epicárdicas, favoreciendo una repolarización temprana del epicardio (en fase 1, cuando el potencial de acción se dispara hasta -30 mV). En ese momento hay zonas del epicardio que se repolarizan a todo o nada (como ocurriría en la fase 3), provocando la pérdida de la fase 2 (también llamada “dome” del potencial de acción cardiaco). Al ocurrir únicamente en algunos puntos, provoca una dispersión de la repolarización epicárdica y refractariedad. Además, se produce un aumento en el gradiente de repolarización transmural que provoca la característica elevación del segmento ST. Si la repolarización del epicardio ocurre primero que la del endocardio la onda T se mantendrá positiva, proporcionando un patrón en “silla de montar” o tipo II. Por el contrario, si hay zonas del epicardio que 2 debido a la dispersión prolongan su potencial de acción, la repolarización se truncará en esas zonas, pasando del endocardio al epicardio, dando la onda T invertida (de los patrones I y III). La arritmogenicidad que caracteriza al síndrome se explicaría debido al desarrollo de un mecanismo de reentrada en la fase 2 del PA, secundario a la heterogeneidad y dispersión de la repolarización tanto a nivel transmural como epicárdica (habrá zonas despolarizadas y zonas con rápida repolarización). Esto facilitará la formación de extrasístoles y arritmias ventriculares malignas. Teoría de despolarización Más moderna que su predecesora, propone como explicación al patrón ECG y a las arritmias ventriculares, el retraso en la conducción en el tracto de salida del ventrículo derecho (TSVD). Este retraso provocaría un enlentecimiento en el desarrollo del PA en el ventrículo derecho. Meregalli et al7 describen que en el epicardio, al comienzo del ciclo cardiaco, el potencial de membrana del ventrículo derecho es más positivo que el del TSVD, por tanto se produce un gradiente eléctrico entre el VD y el TSVD que genera la elevación del segmento ST. Ahora, como el TSVD tarda más en despolarizarse, su potencial de membrana es más positivo, y provoca un flujo eléctrico hacia el ventrículo derecho, generando la onda T negativa. Las arritmias estarían explicadas por reentradas producidas en las zonas de transición entre zonas con rápida y lenta despolarización. Aunque se ha considerado que el SBr no lleva patología estructural asociada, Coronel et al.8, y recientemente, Postema et al.9 han documentado patrones ECG fraccionados en el VD de pacientes con SBr. Estos patrones se consideran efecto de pequeñas alteraciones estructurales, así como se han documentado, fibrosis focales transmurales, miocarditis, vacuolización e infiltrados fibroadiposos en cardiomiocitos, con pequeña dilatación del VD y del TSVD. Igualmente, Boukens et al.10 encontraron una heterogeneidad significativa en la expresión de conexinas y canales iónicos dependientes de voltaje, que podría contribuir a la reducción de la conducción en el VD. Hoogendijk et al11 han tratado de combinar los diferentes aspectos de ambas teorías, llegando a una hipótesis intermedia en la que los defectos en la conducción favorecidos por las mutaciones, provocarían un current-to-load mismatch (demasiados miocardiocitos reciben insuficiente estímulo despolarizante), en una aproximación que, por seguro, se verá mejorada en los próximos años. Genética Presenta un patrón de herencia autosómica dominante con una penetrancia y expresión variables. Se describen una gran variedad de mutaciones en los canales de sodio, potasio y calcio, relacionadas con este síndrome. En 1998, Chen et al12. describieron en Nature, la primera mutación asociada en el gen SCN5A (locus 3p21), que codifica para la subunidad α de los canales de sodio dependientes de voltaje cardiacos (Nav1.5). Esta subunidad está formada por 4 dominios, cada uno de los cuales presenta 6 segmentos transmembrana unidos a sus respectivos “loops” intracelulares.13 En los últimos estudios, se han catalogado más de 300 mutaciones diferentes en Figura 2. Esquema de la estructura de la subunidad α de Nav1.5.Se pueden observar las principales mutaciones 14 descritas hasta ahora para el síndrome de Brugada. 3 Figura 3. Genes con mutaciones asociadas con el síndrome de Brugada y su prevalencia relativa. este gen, encontrándose en entre un 18 y un 30% de los casos diagnosticados. Su principal efecto es la reducción en el flujo de Na+ transmembrana debida a una disminución en la densidad de canales o a una disfunción de los mismos. Continuando con el estudio de SCN5A, de las 300 mutaciones descritas, el 66% se catalogaron como mutaciones puntuales sin sentido (missense), que ponían fin al patrón de lectura. En el producto de una de estas mutaciones (T1620M) se observó un cambio en su expresión dependiente de la temperatura, lo cual explicaría por qué en algunos pacientes con SBr se desenmascara su ECG al padecer fiebre. Además, se observó que el 80% de las mutaciones encontradas afectaban a un único paciente o familia.15 Las mutaciones en SCN5A han sido asociadas al SBr desde la primera descripción, y también se encontraron en otras anomalías de la conducción cardiacas, como el síndrome del QT largo, el síndrome del nodo enfermo o la cardiomiopatía dilatada. Sin embargo, en los últimos años su importancia como agente causal está puesta en entredicho. En un estudio de 13 familias portadoras de la mutación, solo la mitad de los portadores presentaban o se les podía inducir el patrón ECG típico. Adicionalmente, sí se pudo inducir en ocho pacientes no portadores de la mutación. De hecho, en un caso con dos gemelos idénticos portadores, solo uno de ellos presentó el fenotipo Br. Por tanto, algunos autores consideran que esta mutación no actúa como causa principal, sino como un factor más añadido para el desarrollo del síndrome. Otras mutaciones encontradas se relacionan con los genes que codifican para proteínas asociadas a Nav1.5, GDP1L y MOG1, y provocan una reducción en la corriente intracelular de Na+. Se han encontrado mutaciones relacionadas con genes que codifican para la subunidad β de Nav1.5, los genes SCN1B y SCN3B. que se encuentran bajo estudio, ya que todavía no se han encontrado evidencias de su significado funcional. Otras mutaciones recientes son aquellas producidas en los diferentes componentes de los canales de calcio tipo-L, CACNA1C, que codifica para proteínas del poro del canal, CACNB2B y CACNA2D1 que codifican para proteínas auxiliares. Estas mutaciones son las segundas más prevalentes en pacientes con SBr, presentándolas hasta un 12% de los mismos (aunque estudios posteriores refieren a una prevalencia de únicamente el 2%), y también provocan una pérdida de funcionalidad de estos canales. Otras mutaciones interesantes en las que se están llevando a cabo ambiciosas investigaciones, son aquellas que provocan una mejora en la funcionalidad de los canales Ito (genes KCNE3, KCND3 y KCNJ8)16. Pese a todo, estas mutaciones que no afectan a SCN5A, están limitadas habitualmente a un simple individuo o familia, aunque son muy importantes en el mecanismo patogénico de sus portadores. Clínica Los pacientes con SBr permanecen en su mayoría asintomáticos. No obstante, se ha descrito que entre un 17-42% de ellos presentan síncope o MS como consecuencia de complicaciones en algún cuadro 4 arrítmico, como la taquicardia ventricular polimorfa o fibrilación ventricular. Las manifestaciones clínicas son muy variadas. La sintomatología suele aparecer hacia la cuarta década de vida, inicialmente en forma de palpitaciones, síncope, convulsiones y respiración agónica nocturna. También se observan taquicardias supraventriculares en el 20% de los pacientes y fibrilación auricular espontánea en un 39% de los casos. Morita el al. denotaron un mayor vulnerabilidad a sufrir fibrilación auricular en pacientes sometidos a estimulación eléctrica. Se ha descrito antecedentes sincopales en el 23% de los pacientes que han sufrido parada cardiaca. Factores moduladores1,17. demás de la genética hay dos factores moduladores de gran peso que tendrán gran repercusión sobre la clínica presentada por el individuo: la actividad del sistema nervioso autónomo y el género. Sistema nervioso autónomo Las manifestaciones clínicas ya descritas del SBr tienden a aparecer en momentos de un mayor tono vagal, como durante el sueño. Esto explicaría la gran cantidad de muertes súbitas nocturnas asociadas a este síndrome. Estudios en pacientes con desfibriladores automáticos implantables (DAI), han sacado a la luz un patrón circadiano y estacional de aparición de estos síntomas, observándose una mayor incidencia de desfibrilación durante la noche y principios de verano. Se han realizado multitud de estudios sobre este factor en los últimos años. Algunos de los más relevantes, han revelado que más de la mitad de los pacientes con ECG tipo I presentan algún tipo de disfunción cardiaca autonómica. Estudios más complicados, usando radioisótopos análogos de noradrenalina e imagen PET (positron emission tomography), subrayan una reducción en la inervación simpática del corazón y un aumento en la recaptación de noradrenalina en las células presinapticas. Las investigaciones más recientes apuntan a la descripción de las primeras evidencias histológicas de concentraciones reducidas de noradrenalina en biopsias cardiacas. Pese a todos los esfuerzos, cómo se produce esta disfunción simpática sigue siendo desconocido y es uno de los primeros retos que se abren en el horizonte. Género El SBr es más prevalente en hombres que en mujeres siguiendo un ratio estimado de 8-10/1. Además, suelen sufrir un fenotipo mucho más severo. La explicación a estos sucesos en aún incierta, si bien se cree que puede estar causado por una mayor densidad de canales Ito en hombres frente a mujeres (basado en diferentes estudios en caninos). Otra hipótesis afirma que estas variaciones pueden estar producidas por las diferencias hormonales entre géneros. Diversos estudios sugieren la testosterona como causante de esta diferencia. Es bien sabido desde hace una década la influencia de las hormonas sexuales sobre el grado de elevación del segmento ST, disminuyendo significativamente en pacientes sometidos a bloqueo androgénico como tratamiento del cáncer de próstata. Llegando más lejos, recientemente se han descrito dos pacientes que han Figura 4. Condiciones que pueden cursar con ECG similar al síndrome de Brugada 5 sufrido una desaparición del patrón ECG característico tras castración quirúrgica por prostatectomía debida a un carcinoma. Finalmente añadir que también se han encontrado otros factores moduladores menos importantes, como la temperatura corporal y la fiebre (ya mencionado), las comidas copiosas y abundantes (aumentan el estímulo parasimpático) y la hipopotasemia. Criterios diagnósticos Como ya hemos descrito al principio de esta revisión, es fundamental la aparición de un patrón ECG tipo I para realizar el diagnóstico de SBr. Este patrón aparece de manera natural en gran cantidad de pacientes. Sin embargo, existe un porcentaje muy significativo de pacientes con SBr que pueden no presentar espontáneamente este patrón. Para desenmascararlo se realizan pruebas administrando bloqueantes de los canales de calcio, también denominados agentes antiarritmicos tipo I, como la procainamida o la flecainida. Diversos estudios han demostrado la mayor efectividad con el uso de ajmalina, alcanzándose una sensibilidad del 80% y una especificidad del 94,5% en el diagnóstico de SBr. Además, recientes estudios en 600 pacientes avalan los resultados anteriores, añadiendo la escasa arritmogeneicidad (solo un 0,15%) provocada por el empleo de este fármaco siguiendo los protocolos establecidos. Por lo tanto, se considera el principal fármaco de elección para la realización de esta prueba. El mayor problema radica en su limitada disponibilidad en algunos países, en los que se sigue utilizando la flecainida. Otro problema todavía por resolver es la todavía ineficiente sensibilidad de este método (80%). Para mejorarlo, se están desarrollando nuevas estrategias, como la colocación de los electrodos precordiales derechas (V1-V3) en los segundos o terceros espacios intercostales (habitualmente se colocan en el cuarto espacio intercostal). En un estudio se observó que el 43% de los casos positivos tras provocación con ajmalina, solo lo eran cuando los electrodos se Figura 5. Fármacos bloqueantes de los canales de sodio que pueden inducir síndrome de Brugada. colocaban en los espacios superiores. Consecuentemente, esta nueva técnica parece mejorar sustancialmente la sensibilidad con y sin provocación. Podemos referir diversos estudios que sugieren una elevación del segmento ST en una única derivación precordial derecha como suficiente para realizar el diagnóstico (el criterio estándar es que la elevación se presente como mínimo en dos), como observó un estudio en el que el 38% de los pacientes presentaban una única elevación y mantenían la misma clínica y riesgo de arritmias que los pacientes estándar. Llegando más lejos, se está empezando a cuestionar la utilidad diagnóstica de la derivación V3. Volviendo al terreno de la genética, se está planteando la posibilidad de incluir los test genéticos como elementos de utilidad en el SBr. En 2011, la Heart Rhythm Society y la European Heart Rhythm Association publicaron un documento18 sobre el uso de test genéticos en canalopatias que sugiere su utilidad en caso de que el cardiólogo tenga una fuerte sospecha clínica de SBr. Igualmente se aconseja la realización de un test de screening en cascada en familiares, para tratar de localizar la mutación causal del síndrome y para permitir que aquellos familiares con resultados negativos para el test puedan evitar un seguimiento periódico.19 Contrariamente, el documento se opone radicalmente al empleo de los test en uso diagnóstico siempre que no haya una sospecha clínica clara. Además, actualmente carecemos de herramientas y conocimiento suficientes para la valoración del pronóstico de pacientes a partir de test genético. Este es uno de los campos abiertos para la investigación en pocos años. 6 Valoración de riesgos Lo que más ha preocupado siempre al cardiólogo es la actitud a seguir ante un paciente en el que sospechamos un SBr. Para ello, en las diferentes reuniones de consenso se han publicado documentos, con diagramas que resumen la actitud a seguir en función de los hallazgos tanto en la historia clínica como en los resultados de las pruebas complementarias dirigidas al desenmascaramiento del mismo. El objetivo de estos diagramas es identificar a aquellos pacientes que tengan mayor propensión a sufrir una MS, para que puedan recibir tanto el seguimiento clínico como el tratamiento adecuado. Los principales factores de riesgo defendidos desde hace años son: la presencia de síntomas (como palpitaciones o convulsiones), presentar un patrón ECG tipo 1 espontáneo y la inductividad de parada cardiaca con EEF. Además, haber sufrido algún episodio de MS es un factor de riesgo independiente e indiscutible (Odds Ratio [OR]: 12.4). Se consideran factores de riesgo de menor importancia la presencia de FA y determinados datos del ECG, como: Prolongación del intervalo QT en V2; El signo aVR, definido como la presencia de una onda R ≥ 3 mm o un cociente R/Q ≥ 0,75 en la derivación aVR; La presencia de alternancia de la onda T, observada tras inducción con fármacos; Un patrón de repolarización precoz en derivaciones inferiores o laterales; La prolongación del complejo QRS en las precordiales derechas. Curiosamente, en los estudios epidemiológicos realizados hasta ahora, ni los antecedentes familiares de MS ni la presencia de mutaciones en el gen SCN5A se han relacionado con mayor riesgo de MS. Actualmente, la mayor controversia radica sobre el empleo del EEF para valorar el riesgo de MS. Así, diversos estudios mostraron porcentajes de riesgo de desarrollar una TV/FV en pacientes con prueba EEF positiva muy diferentes entre sí, alcanzando algunos un riesgo 4 veces mayor que otros (12% vs 3%), sin Figura 6. Diagrama publicado por la reunión de consenso del 2005 para el manejo del SBr. que los pacientes presentasen algún otro tipo de factor de riesgo conocido hasta ahora. Por el contrario, en algunos de los últimos estudios realizados, la prueba EEF sí ha demostrado obtener un excelente resultado en la identificación de falsos negativos (98-99%), con lo cual se empieza a recomendar su uso para descartar a pacientes de verdadero bajo riesgo, en los cuales solo habría que aplicar un seguimiento controlado. Otros estudios muy recientes, como el estudio PRELUDE,20 cuestionan a su vez estos últimos resultados. En definitiva, a día de hoy solo se puede concluir que pese a no estar muy definida la utilidad de la EEF en la valoración de los riesgos, su papel parece secundario. Actualmente, los mayores problemas radican en la valoración de los pacientes asintomáticos. Sabemos que presentan un riesgo bajo de MS, de aproximadamente 0,5% al año. La cuestión es que la mayoría de los pacientes con SBr son asintomáticos, por tanto, un 0,5% de los mismos puede convertirse en una cifra neta muy razonable. Esto pone tanto a médicos como a pacientes en una encrucijada, ya que por un lado, las herramientas diagnósticas de las que poseemos no son suficientemente buenas para permitirnos una decisión terapéutica en estos pacientes (los beneficios no parecen superar a los riesgos). Por otro lado, adoptar una postura de observación hasta que aparezcan los primeros síntomas, puede conllevar que en muchos pacientes (no por porcentaje, pero sí por cantidad neta) los 7 Para concluir, la utilidad de los test de esfuerzo para la valoración de riesgos está empezando a plantearse. Algunos estudios describen un aumento en la elevación del segmento ST en pacientes con SBr tras la realización del esfuerzo. Esto se asocia con eventos cardiacos como la MS. Así, se calculó que el 37% de los pacientes de este estudio, presentaron dicha elevación, siendo muy reseñable el factor de que el 20% de los pacientes asintomáticos en los que se realizó también la presentaron.23 Tratamiento Figura 7. Posibles cambios para futuras guías incorporando nuevos marcadores de riesgo y tratamientos emergentes. primeros síntomas que aparezcan sean la FV y con ello, la MS. Un reto en los años venideros es mejorar sustancialmente nuestras armas diagnósticas para valorar a estos pacientes. Los últimos estudios proponen la creación de sistema unificado de puntuaciones, aplicando tu sintomatología, tus resultados en diferentes pruebas y test genéticos. Este proyecto está aún planificándose, y necesitaría la realización de varios estudios prospectivos. Un pequeño estudio prospectivo describe la aparición de potenciales tardíos en SAECG (signal-average electrocardigram) como un factor de riesgo que multiplica por 10 la aparición de arritmias. Si bien, todavía está por demostrar la utilidad de esta técnica.21 También se plantea la aparición de complejo QRS fragmentado, la disminución del periodo refractario ventricular por debajo de 200 ms y la aparición de repolarización temprana como futuribles en una lista de factores de riesgo. Las arritmias auriculares, como la fibrilación auricular, se consideran factores de riesgo. Sin embargo, debido a estas arritmias, el tratamiento estándar con DAI puede inducir un mayor número de descargas de las que realmente son necesarias. Como la mayoría de fármacos antiarrítmicos están contraindicados en este síndrome, se están buscando estrategias para reprogramar los desfibriladores y evitar que lancen estas descargas innecesarias.22 Los pacientes con SBr tienen que ser tratados por un cardiólogo especialista en trastornos de la conducción. Hoy en día, las principales opciones terapéuticas se basan en la implantación de un DAI, terapias farmacológicas y la ablación. También es muy importante reeducar al paciente en sus hábitos de vida y aconsejarle que tenga mucho cuidado con: La reposición correcta de electrolitos en trastornos intestinales. Recordamos que, por ejemplo, la hipopotasemia era un factor modulador a tener en cuenta; El uso rápido de antipiréticos para tratar la fiebre, ya que ésta es otro factor predisponente; Evitar fármacos que favorezcan la aparición de síntomas, como los antidepresivos tricíclicos o los antiarrítmicos clase I. DAI (Desfibrilador automático implantable) Hasta ahora, es el único tratamiento efectivo demostrado para el SBr. Sin embargo, su implantación provoca gran cantidad de efectos secundarios. Así, el aparato puede fallar tras un tiempo y aumenta la susceptibilidad a infecciones. Además, a gran cantidad de pacientes se les implanta desde muy jóvenes, teniendo que someterse a varias intervenciones a lo largo de su vida. En el estudio DEBUT24 (un ensayo clínico: Defibrillator versus β-blocker in Unexplained Death in Thailand) se encontró que el DAI ofrece protección total contra la MS. Sin embargo, también reveló que aproximadamente un tercio de los pacientes habían sufrido alguna complicación significativa. Otro estudio observacional reveló que entre el 15-36% de los pacientes con DAI han recibido descargas innecesarias por otros estímulos. Además, 8 se describe que el 18% de los pacientes sufren complicaciones severas, como derrame pericárdico, rotura de alguno de los cables del desfibrilador, infecciones y trombosis de la vena subclavia.25 Por todo esto, hay que ser extremadamente cauto a la hora de implantarlo en un paciente asintomático. Como el porcentaje de eventos es tan bajo en pacientes asintomáticos, algunos autores consideran que los riesgos pueden exceder a los beneficios. La reciente aprobación de un DAI completamente subcutáneo, sin electrodos ni componente vascular, que también se ha mostrado efectivo en el tratamiento de arritmias ventriculares supone un paso más para minimizar los efectos secundarios.26 Terapias farmacológicas El fármaco más prometedor hasta la fecha es la quinidina, con la que se ha podido suprimir la inducción de fibrilación ventricular tras EEF. También se ha descrito que puede reducir el número de descargas anuales realizadas por el DAI. Además en algunos casos, se ha utilizado para el tratamiento agudo de arritmias ventriculares. Además, puede ser una muy buena opción terapéutica en niños, en los cuales la implantación de un DAI puede no estar del todo indicada. Sin embargo, tiene unos efectos secundarios muy fuertes. A dosis estándar (1-1.5 g) un tercio de los pacientes han tenido que suspender el tratamiento continuado por una trombocitopenia, diarrea muy profusa o incluso algún caso de hepatitis.27 Recientemente, se ha publicado una serie de casos en los que utilizan quinidina a dosis menores de 600mg diarios, teniendo efectos similares y mucha mejor tolerancia.28 Otro problema asociado es la escasa disponibilidad que tienen muchos países para la quinidina. Así, en Tailandia y Japón han probado a utilizar amiodarona y bepridil, sin grandes resultados. También se han utilizado β-bloqueantes como la isoprenalina y la oxiprenalina, logrando buenos resultados en el tratamiento agudo de la FV. Otro fármaco utilizado es el inhibidor de la fosfodiesterasa, cilostazol, sin resultados concluyentes. Kanters et al. describen la ranolazina como una nueva alternativa farmacológica, debido a su capacidad para inhibir corrientes tardías de Na+ sin afectar al flujo principal electrolítico.29 Finalmente, en un futuro cercano se está planteando el uso de iPSCs (células madre pluripotentes inducidas) como modelo de estudio en la búsqueda del entendimiento fisiopatológico y terapéutico de la enfemedad.30 Ablación con catéter La ablación se utiliza cuando el resto de terapias no consiguen controlar la FV. Se han descrito diversos casos en los que se han conseguido eliminar la FV mediante ablación de focos ectópicos presentes en el endocardio. Este método presenta la limitación de que se necesita mapear donde están los focos ectópicos, y para eso se necesita una gran frecuencia de despolarización descontrolada de los mismos. También se ha probado la ablación del epicardio del TSVD, con excelentes resultados en los 9 pacientes realizados hasta la fecha. Todos llevan aproximadamente 2 años sin episodios de arritmias, y ocho han perdido el patrón ECG tipo I.31 La limitación de esta técnica es el difícil acceso al epicardio, causándose hemorragia pericárdica y retroperitoneal en el 6,6% de los pacientes. Recientemente se ha probado a realizar la ablación del endocardio del TSVD, con similares resultados.32 Conclusión y perspectivas futuras Tras dos décadas desde la primera descripción del SBr, hemos sido testigos de una gran evolución en el conocimiento de esta enfermedad. Se ha descubierto que el síndrome de Brugada es una patología extremadamente compleja, en la que todavía quedan multitud de incógnitas por explicar. Existe aún mucha controversia en temas que en un futuro van a adquirir, si no la tienen ya, una importancia capital en la enfermedad, como pueden ser los test genéticos o las nuevas estrategias de valoración de riesgos. Además, hemos visto como el conocimiento de la fisiopatología de la enfermedad sigue siendo limitado, habiendo diferentes teorías parcialmente incompletas, aunque con intentos de unificación en el horizonte. También se han realizado grandes avances en los últimos años, que abrirán el campo hacia avances mucho mayores en el futuro cercano, como son los test de desenmascaramiento con bloqueantes de Na+, poner las derivaciones en los espacios 9 Nombre Ajmaline Utilization in the Diagnosis and Treatment of Cardiac Arrhythmias (AJUAR) AnalyST & SBr Feasibility Study Hydroquinidine versus placebo in patients with SBr Empiric quinidine for asymptomatic SBr Modifier Genes in Sudden Cardiac Death DAPERB 3,4DiAminoPyridine and Electrophysiological Response in Brugada Syndrome (DAPREB) Registry of Unexplained Cardiac Arrest Status Fecha de inicio/ finalización Lugar/ Organización Número de pacientes Completado Jun 2008/ Ene 2010 H.Clinic de Barcelona (España) 123 Completado Feb 2011/ May 2011 St. Jude Medical 16 Feb 2009/ suspedido Universidad de Nantes (Francia) 200 pacientes (60 con historia de MS abortada, 70 con historia de síncope y 70 asintomáticos) Reclutando Dic 2009/ Dic 2019 Internacional Registry of asymptomatic Brugada syndrome - Ni en fase de reclutamiento Mar 2014/ Mar 2024 Maastricht University Medical Center Estimado 400 Julio 2013/- Hospitales públicos de Paris Suspendido Desconocido Desconocido May 2004/ Jun 2013 Lawson Health Research Institute Objetivos Estudio comparativo entre la eficacia de ajmalina y los antiarrítmicos habituales previniendo FA (vs flecainida) y TV (vs procainamida) Evaluar la correlacion entre la elevación de ST en el ECG y los cambios de ST en los electrogramas intracardiacos registrados con AnalySTDAI, para evaluar su capacidad de detectar patrones ECG tipo I Determinar si la hidroquinidina puede prevenir la aparición de VF detectada por el DAI Determinar si el uso de quinidine puede recudir el riesgo a largo plazo de padecer una arritmia en pacientes asintomáticos Identificar factores genéticos modificadores mediante la secuenciación del exoma y el establecimiento de correlaciones entre genotipo y fenotipo, en pacientes con mutaciones en SCN5A y arritmias ventriculares 42 Evaluar el efecto 3,4-DAP (bloqueante de Ito) en prevenir la formación de arritmias ventriculares en pacientes con SBr 400 Evaluar un protocolo estandarizado para detectar la causa de fallo cardiaco y muerte súbita familiar en pacientes con MS no explicada Figura 8. Tabla con los diferentes ensayos clínicos acontecidos en los últimos años o en proceso de realización. intercostales superiores y el screening en cascada. El futuro deja abiertas preguntas como, ¿por qué la arritmogénesis ocurre en la pared anterior del TSVD? 33 ¿Tendrá la quinidina el poder terapéutico que necesitamos? ¿Qué papel pueden desempeñar nuevos fármacos como la ranolazina? ¿Qué papel 10 tienen realmente las hormonas sexuales y los ritmos circadianos en la patología? En las próximas décadas esperamos poder avanzar en el entendimiento de las bases moleculares y fisiopatológicas de esta enfermedad, con el objetivo final de poder mejorar la calidad de vida de estos pacientes. Bibliografía 10. Boukens BJ, Christoffels VM, Coronel R, Moorman AF. Developmental basis for electrophysiological heterogeneity in the ventricular and outflow tract myocardium as a substrate for life-threatening ventricular arrhythmias. Circ Res. 2009; 104: 19-31. 11. 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