estado libre asociado de puerto rico

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ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO
17ma. Asamblea
Legislativa
5ta. Sesión
Ordinaria
CÁMARA DE REPRESENTANTES
P. de la C. 2372
10 DE MARZO DE 2015
Presentado por los representantes Torres Ramírez y Hernández Alfonzo
Referido a la Comisión de Agricultura, Recursos Naturales y Asuntos Ambientales
LEY
Para enmendar la Sección 2-A de la Ley Núm. 107 de 3 de julio de 1974, según
enmendada, conocida como “Ley de Preservación de Tierras para Uso Agrícola”
a los fines de permitir por excepción, una (1) sola vez, la segregación para venta o
dación en pago de un predio de hasta una cuerda de terreno o un diez por ciento
(10%) de la cabida de una finca familiar, lo que resultare menor, condicionado a
que el producto de dicho negocio jurídico se destine al pago de hipotecas u
obligaciones que graven la misma, excluyendo así la posibilidad de que sea
ejecutada a favor de un tercero, acreedor hipotecario, y preservando para el
remanente las restricciones sobre su uso agrícola e indivisión.
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
Como parte de la política pública vigente del Estado Libre Asociado de Puerto
Rico se han aprobado diversas leyes que buscan garantizar que el vital recurso de la
tierra esté accesible a los pequeños agricultores de país para viabilizar la producción
local y erradicar el monopolio que antes existía de las fincas por sólo unos pocos. Así,
se decretó como ilegal hace más de setenta (70) años la tenencia de tierra por personas
jurídicas de fincas que excedieran las 500 cuerdas, según dispuesto en la Ley Núm. 26
de 12 de abril de 1941, según enmendada, conocida como “Ley de Tierras de Puerto Rico.”
Cónsono a estos altos fines públicos, se aprueba la Ley Núm. 5 de de 7 de
diciembre de 1966, que creó el “Programa de Fincas Familiares” que permitió la venta
condicionada a los usufructuarios de las fincas. Posteriormente, por conducto de la Ley
Núm. 107 de 3 de julio de 1974, según enmendada, también conocida como “Ley de
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Preservación de Tierras para Uso Agrícola”, se reafirmó el propósito de salvaguardar el
destino y uso agrícola de las fincas que se facilitaron a las familias puertorriqueñas,
mayormente de la ruralía, para que las cultivaran, mercadearan sus productos y
generaran ingresos que permitieran la obtención de una mejor calidad a través de este
sector. Marco legal, que prohíbe a la Junta de Planificación el aprobar proyectos
encaminados a segregar o alterar el uso de dichas fincas, evitando la posibilidad de que
puedan ser utilizados para propósitos especulativos. Es decir, el garantizar la unidad
de la finca (indivisión) y que su uso se conserve como agrícola.
Por esto, aunque al Secretario de Agricultura se le autorizó la disposición de
estos terrenos mediante cesión, venta, arrendamiento o usufructo, este traspaso se
realizaba bajo una serie de condiciones y restricciones que se hacen formar parte de la
escritura o de la Certificación de Título que emite la Autoridad de Tierras.
Sin embargo, es menester reconocer que las prohibiciones de la Ley 107, supra,
no son absolutas, ya que la Ley permite por excepción autorizar proyectos para fines
públicos o cuando media autorización expresa de la Asamblea Legislativa. Además,
mediante la Ley 191-1996, se permiten hasta tres (3) segregaciones de solares con un
máximo de ochocientos (800) metros cuadrados que se destinen a la construcción de
viviendas para los hijos de los titulares; así como tan reciente como el pasado año, se
aprobó la Ley 177-2014 , para también permitir una segregación de un predio de terreno
de hasta ochocientos (800) metros cuadrados para la vivienda principal de un titular
mayor de sesenta y dos (62) años o incapacitado y que no tenga deudas del préstamo
por la adquisición de la finca con la Autoridad de Tierras. Excepciones, que permiten
atender la realidad actual de las familias beneficiarias de este programa, que han
cambiado dramáticamente con el pasar de los años ya que los agricultores adquirentes
originales ya no pueden trabajar la misma como antaño, que sus descendientes no se
interesan en esta actividad o se dedican a otros quehaceres, y que en dichos terrenos se
han construido viviendas para miembros de la familia, conforme a la necesidad real y
legítima de éstos.
Más dramático aún, porque muchas de estas familias al presente ya han
adquirido la propiedad de sus fincas y todavía, conforme al programa, se conserva las
restricciones o gravámenes impuestos en su origen, en especial las condiciones de
indivisión. Compatriotas, que han tenido que recurrir al financiamiento hipotecario de
sus proyectos agrícolas, ofreciendo en garantía las mismas fincas en su totalidad y que
hoy ven amenazados esta inversión de toda una vida por una posible ejecución.
Específicamente, esto se hace patente con la industria avícola de Puerto Rico que
constituyó un renglón de desarrollo socioeconómico de importancia para el país y de
manera especial a la Región Centro-Sur de la Isla, que se convirtió en el centro de
producción de la misma. Actividad, que lamentablemente ha sufrido un grave deterioro
en los últimos años y que al presente se estima su producción, por parte de la única
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planta en funciones (To-Ricos), en apenas el quince por ciento (15%) del consumo total
en Puerto Rico de casi 390 millones de libras de pollos al año. Una actividad, que en el
pasado se acercó a suplir casi un cincuenta por ciento (50%) de dicho mercado.
Resultando así mismo, en una merma de los trescientos (300) avicultores
reportados hace algunos años, y de los cuales hoy sólo quedan alrededor de sesenta (60)
como parte activa de la industria. Avicultores, que como hemos señalado han subsistido
a base de extraordinarios sacrificios y que al presente están preocupados por la posible
pérdida de sus activos, que se estiman en unos sesenta (60) millones de dólares. Fincas,
equipos, estructuras, sus residencias y todo el trabajo aportado. Particularmente,
porque la actividad agrícola de la avicultura les proveía un proceso de pago
consecuente para los préstamos hipotecarios que asumieron mediante una retención en
los ingresos que debían recibir y que se enviaban a los acreedores. Flujo recurrente de
capital para pago, que al presente no existe y que provoca el incumplimiento.
Así, que esta Asamblea Legislativa entiende necesario enmendar la Ley Núm.
107, supra, para autorizar por vía de excepción, una (1) sola vez, la segregación para
venta o dación en pago de hasta una cuerda de terreno o diez por ciento (10%) de la
cabida total de una finca familiar, lo que resulte menor, a los fines exclusivos del pago
de hipotecas u obligaciones que graven la misma, conservando las restricciones sobre su
uso agrícola e indivisión para el remanente. Una legislación de carácter extraordinario y
de justicia para estas familias que están en riesgo de perder su esfuerzo e inversión de
muchos años y que podrían con esta alternativa salvar y mantener este valioso recurso
agrícola para ellos y para beneficio de todo Puerto Rico.
DECRÉTASE POR LA ASAMBLEA LEGISLATIVA DE PUERTO RICO:
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Artículo 1.-Se enmienda la Sección 2-A a la Ley Núm. 107 de 3 de julio de 1974,
según enmendada, para que lea como sigue:
“Sección 2.-Indivisión de Terrenos Concedidos – Preservación
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Se preserva la indivisión…
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Sección 2-A-Se exceptúa de la aplicación de la Sección 2 de esta Ley
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al actual titular de una finca adquirida por virtud del Programa de Fincas
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de Tipo Familiar, Título VI de la Ley de Tierras, según enmendada, que a
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la fecha de solicitar la segregación haya cumplido 62 años o más o esté
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incapacitado, no tenga deudas con la Autoridad de Tierras, por concepto
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de préstamo por la adquisición de la finca; la residencia que ha
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constituido su hogar familiar sea la única residencia de su propiedad y
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ubique en el predio a segregarse. El predio a segregarse nunca será mayor
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de ochocientos (800) metros de terreno. Se dispone que el remanente de la
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finca continuará con las restricciones dispuestas en la Sección 2 de esta
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Ley;
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independientemente de que el nuevo adquiriente del remanente de la
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finca construya su residencia en el mismo. La Oficina de Gerencia de
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Permisos queda facultada para endosar y aprobar la segregación que
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mediante esta disposición se autoriza una vez se cumplan con los
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requisitos dispuestos por dicha Agencia para el endoso y aprobación de
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segregaciones.
disponiéndose
que
no
se
permitirán
más
segregaciones
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Así mismo, se permitirá por excepción, una (1) sola vez, la segregación
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para venta o dación en pago de un predio de hasta una cuerda de terreno o un diez
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por ciento (10%) de la cabida de una finca familiar, lo que resultare menor,
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condicionado a que el producto de dicho negocio jurídico se destine al pago de
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hipotecas u obligaciones que graven la misma. Se dispone además, que en la
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escritura de compraventa o dación en pago aquí autorizada por excepción,
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comparezca el Banco como acreedor hipotecario a los fines de liberar dicho predio a
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segregarse y a su vez, certifique que acepta como pago en finiquito el producto de
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dicho negocio jurídico a los fines de cancelar la hipoteca u obligación que grava el
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remanente de la finca agrícola. Esta excepción para segregar para venta o dación
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en pago de dicho predio, no incluirá el remanente de la finca que conservará las
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restricciones dispuestas en la Sección 2 de esta Ley, así como que sobre el
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remanente de la finca no se permitirán segregaciones adicionales a estos mismos
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fines.”
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Artículo 3.-El Secretario(a) del Departamento de Agricultura tomará todas las
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medidas necesarias para la implantación de esta Ley, incluyendo el promulgar todas las
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normas y reglamentos que entienda pertinente a estos fines, no más tarde de noventa
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(90) días de la aprobación de la misma.
10
Artículo 4.-Esta Ley entrará en vigor inmediatamente después de su aprobación
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