“Las reglas de aplicación temporal de los beneficios penitenciarios

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REPORTE
“Las reglas de aplicación temporal de los beneficios penitenciarios”
El 2 de noviembre de 2013, a través del diario El Peruano, se publicó la Ley n°
30101, en cuyo artículo único se señaló lo siguiente: “Las modificaciones
efectuadas por las Leyes N°s 30054, 30068, 30076 y 30077 a los beneficios
penitenciarios son de aplicación a los condenados por los delitos que se cometan a
partir de su vigencia”.
Como consecuencia de dicha redacción, un sector de la opinión pública no dudó en
afirmar que tal norma se habría emitido con la finalidad de beneficiar al señor
ANTAURO HUMALA, quien se encuentra preso por la toma de la comisaría de
Andahuaylas en el año 2005, en donde más de un policía perdió la vida.
Semejante cuestionamiento fue descartado de inmediato por el titular de la
Comisión de Justicia del Congreso de la República, JUAN CARLOS EGUREN, quien indicó
que de no haberse realizado la mencionada modificatoria a la aplicación de los
beneficios penitenciarios, el Estado peruano podría haber sido objeto de acciones
judiciales que podrían, incluso, haber tenido alcance supranacional.
Más allá del motivo político que pudo o no haber servido para la promulgación de
la mencionada norma, lo cierto es que la Ley n° 30101 fija una regla para la
aplicación temporal de los beneficios penitenciarios que no guarda sintonía con
ninguna de las dos posturas que tanto desde el Poder Judicial, como desde el
Tribunal Constitucional —siendo esta la que últimamente había prevalecido—, se
ha propuesto.
En efecto, a través del Acuerdo Plenario n.° 08-2011, la Corte Suprema sostuvo que
la concesión de los beneficios penitenciarios y los regímenes de redención deben
regirse por la ley vigente al momento en que se inicia la ejecución material de la
sanción penal, esto es, cuando queda firme la sentencia que impuso la sanción,
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salvo criterios universales de favorabilidad en la fase de ejecución material de la
pena privativa de libertad1.
Por su lado, el Tribunal Constitucional, vía precedente vinculante2, recaído en la
STC n.° 00012-1010-AI3, estableció que la ley penitenciaria aplicable es la que se
encuentra vigente en la fecha en que se solicita el beneficio, pues ese es el único
momento en que es posible verificar el grado de resocialización del penado.
Se corrobra entonces que la Ley n° 30101 ha dejado de lado el criterio general,
sostenido por la doctrina jurisprudencial del TC, según el cual la ley penitenciaria
aplicable en el tiempo es la que rige al momento de presentar la solicitud de
beneficios penitenciarios, incluso cuando sea menos favorable al reo en
comparación a otra anterior.
En pocas palabras, la mencionada Ley ha modificado la forma de aplicación de los
beneficios penitenciarios, eludiendo el criterio uniforme del TC y del Poder Judicial,
estableciendo, en cambio, que las reglas sobre beneficios penitenciarios
establecidas por las Leyes n° 30054, 30068, 30076 y 30077 serán de aplicación solo
a los condenados por los delitos que se cometan a partir de la vigencia de dichas
leyes.
Por lo tanto, las restricciones y prohibiciones de beneficios penitenciarios que
establecieron las mencionadas leyes en diversos delitos (homicidios calificados,
secuestros, robos agravados, violación sexual de menor, etc.), no serán aplicables a
una gran cantidad de condenados actualmente recluidos en prisión, quienes
podrán invocar las normas penitenciarias anteriores que les sean más favorables a
fin de lograr su libertad.
La postura asumida, sin embargo, no es nueva ni al interior de nuestra legislación ni
de la doctrina nacional. Así pues, en la Ley n° 296044 —de 22 de marzo de 2010—,
1
Acuerdo Plenario n.° 08-2011 (FJ. 15).
STC n.° 00012-1010-AI. Caso: Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por más de 5,000 ciudadanos
contra el artículo 2 y el primer párrafo del artículo 3 de la Ley n.° 28704 (FJ 92).
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Con posterioridad, el Tribunal Constitucional ha expuesto su posición con mayor detalle. Así, a modo de
ejemplo, se puede consultar la STC n° 03648-2011-PHC/TC. Caso: Fiestas Galán (FJ 6), en donde el
mencionado ente sostiene que “(…) en cuanto a los beneficios penitenciarios de la semilibertad y libertad
condicional, beneficios cuya concesión le corresponde al Juez, es claro que el momento de su petición se
encuentra determinada por la fecha registrada en la cual se presentó dicha solicitud ante la autoridad
judicial”. (cursiva y resaltado nuestro)
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Esto se indicó en la Primera Disposición Complementaria y Final de la Ley n° 29604. (cursivas nuestras)
2
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se estableció, con relación a ciertos cambios realizados al art. 46 del Código de
Ejecución Penal, que “Las modificaciones efectuadas a los beneficios penitenciarios
a que se refiere la presente Ley son de aplicación exclusiva a los condenados por
delitos que se cometan a partir de su vigencia”.
Luego, en el párrafo siguiente, la mencionada norma indicó expresamente que “No
se pueden aplicar [las modificaciones efectuadas a los beneficios penitenciarios] en
forma retroactiva a condenados con anterioridad a la vigencia de la presente Ley”.
En la doctrina, a pesar de no conseguir un estatus dominante o mayoritario, dicha
posición fue defendida por autores como CARO CORIA, para quien “(…) conforme al
estado actual del Derecho penal, debe sostenerse que la Constitución, las normas
penitenciarias y los diversos instrumentos de Derechos Humanos, establecen que
la Ley penal penitenciaria aplicable al condenado es la vigente al momento de la
comisión del delito”5.
Para el citado autor, solo dicha conclusión es consecuente con el fin preventivogeneral de la pena y la función de motivación de la norma penal, así como con la
orientación preventivo especial que la Constitución y el Código de Ejecución Penal
otorgan a la ejecución penitenciaria que, en sentido amplio, se rige por los
principios de la individualización judicial de la pena y específicamente a la
aplicación de los beneficios penitenciarios que cautelan el derecho fundamental
del condenado a recuperar una vida en sociedad y libertad6.
Por nuestro lado, consideramos que el carácter imperativo de los derechos
fundamentales como valores superiores al interior de una democracia
constitucional, se ha de tomar especialmente en cuenta tanto en el momento de la
emisión como en la interpretación de las leyes, por lo que se ha de buscar el
respeto de la legalidad material7.
En ese sentido, como indica la profesora LAURA ZUÑIGA, entra en juego “el principio
de legalidad como uno de los principios generales del Estado de Derecho,
sometimiento de los poderes públicos a la ley y al Derecho, pero no en su
5
CARO CORIA, Carlos. Sobre el principio de irretroactividad de la ley penal penitenciaria perjudicial al
condenado. Disponible en internet: http://www.ccfirma.com/publicaciones/pdf/caro/Benef-Penit.pdf
[ultima vista 06.11.13]
6
CARO CORIA, Carlos. Sobre el principio de irretroactividad de la ley penal penitenciaria perjudicial al
condenado.
7
ZUÑIGA RODRÍGUEZ, Laura. Política Criminal, Madrid (Colex), p. 56.
3
consideración formal de sometimiento a un sistema de promulgación reglado, sino
en su carácter sustancial de respeto a los principios y derechos fundamentales
contenidos en la Constitución”8.
Siendo esto así, consideramos acertado que la mayor severidad con la que se ha
revestido a las Leyes n° 30054, 30068, 30076 y 30077 no alcance a los hechos
realizados con anterioridad a su vigencia, es decir, que rija una prohibición de que a
los hechos pasados se apliquen disposiciones futuras más desfavorables para el
imputado, lo que se resume en la vigencia del principio de irretroactividad de la ley
penal.
Nosotros consideramos que no hay mayor inconveniente en aceptar la
retroactividad de las normas penales siempre y cuando aquello signifique un
beneficio al reo, ya sea porque la conducta pierde su carácter delictuoso, se
atenúa la responsabilidad o se establezcan criterios más amplios para la concesión
de beneficios penitenciarios.
Ello, debido a que uno de los principios inspiradores que debe tomarse en cuenta
de cara a la solución de los conflictos de aplicación de la ley penal en el tiempo en
cualquiera de sus vertientes: «sustantiva», «procesal» o «penitenciaria», es el
precepto constitucional contenido en el art. 103: “Ninguna ley tiene fuerza ni
efecto retroactivo, salvo en materia penal, cuando favorece al reo”.
Frente a ello, podría objetarse que el sentido a asignarse a la expresión materia
penal se encontraría restringida a ley penal sustantiva; sin embargo, a nuestro
criterio, lo más acertado es entender que dicha referencia no solo alcanza a la ley
penal sustantiva, sino que también abarca a la ley penal procesal y la penitenciaria.
Por materia penal, entonces, se comprenderá a todo el complejo normativo del
sistema penal que tenga rango de ley, independientemente de si se trata de una
ley procesal o penitenciaria. “La llamada “materia penal”, tendría un alcance
amplio y muy sugestivo en la medida que comprendería sin mayor inconveniente
al sistema penal en su dinámica normativa”9.
8
ZUÑIGA RODRÍGUEZ, Laura. Política Criminal, Madrid (Colex), p. 56. (cursivas nuestras)
CASTILLO ALVA, José Luis. “La aplicación favorable de la ley en materia penal. El problema de la Ley N°
27770”. En: Actualidad Jurídica (123), Lima (Gaceta jurídica), 2004, p.27.
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En virtud de todo lo expuesto, nos mostramos de acuerdo en que la ley penal
penitenciaria vigente al momento de la comisión del delito —tempus comissi
delicti— sea la ley aplicable para la concesión de beneficios penitenciarios, a
excepción, claro está, de los casos de retroactividad benigna.
Finalmente, cabe indicar que, como lo señalamos al inicio del presente reporte, un
sector de la opinión pública afirmó que la Ley n° 30101 se habría emitido con la
finalidad de beneficiar al señor ANTAURO HUMALA, pues, ahora, sí podría acceder a
los beneficios penitenciarios.
Pues bien, como se sabe dicha persona fue condenada, entre otros, por el delito de
secuestro, el cual, a partir de la vigencia de la Ley n° 30077 —que es una de las
mencionadas en la Ley que fija reglas de aplicación temporal relacionadas a
beneficios penitenciarios—, se encuentra dentro los delitos a los cuales el acceso a
los beneficios penitenciarios (redención de pena por el trabajo y la educación,
semilibertad y liberación condicional) no es posible.
No obstante, debemos precisar que, si bien la emisión de la mencionada norma
“favorece” a un personaje público como lo es el señor ANTAURO HUMALA, lo cierto es
que corrige una intervención intolerable en los derechos de muchos otros reos a
quienes igualmente se les negó el acceso a los beneficios penitenciarios.
A ello, podemos agregar que la posición asumida en la mencionada Ley no se
encuentra alejada de toda coherencia teórica ni significa una afrenta al sistema de
valores que la Constitución consagra; por el contrario, todo apuntaría a que sería la
interpretación más justa que cabría dársele a una norma de carácter sustancial en
aras a conservar el respeto a los principios y derechos fundamentales contenidos
en la norma suprema.
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