Las éticas helenísticas El epicureismo y el estoicismo

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Las éticas helenísticas
El epicureismo y el estoicismo
En los comienzos del siglo III a.C. se produjo un vuelco importante en la Filosofía,
que pasó a tener, desde ese momento, un carácter eminentemente práctico. Este giro se debió fundamentalmente a la conmoción a nivel sociopolítico que se estaba viviendo entonces (ver cuadro pp. 20-23).
Es en este contexto donde debemos ubicar las escuelas que veremos a continuación:
el epicureismo y el estoicismo.
Ambas procuraban brindar al hombre concreto un modelo de vida que le permitiera la "salvación" y esta residía fundamentalmente en la riqueza y la tranquilidad de
espíritu.
Las dos escuelas retomaron aspectos del modelo socrático, en tanto ensalzaban al
hombre sabio y proponían caminos para alcanzar la sabiduría de vida, entendida esta como un "ars vivendi".
Teniendo en cuenta el contexto sociopolítico vigente entonces, ¿por qué crees
que el objetivo principal de aquellas filosofías era la riqueza y la tranquilidad espiritual?
Imagina y describe otra situación donde
se dé un juego similar entre el mundo exterior y el mundo interior, pero que no
tenga que ver ya con el contexto histórico del protagonista sino con su contexto
familiar o bien con otro aspecto de su
contexto social inmediato.
La ética epicúrea
Las enseñanzas de Epicuro (341-270 a . C ) , nacido en Samos, a pesar de no haber
ejercido gran influencia en la filosofía posterior, fueron muy estimadas en su época,
y sus máximas eran sumamente respetadas por sus contemporáneos.
Epicuro fue el creador de una comunidad denominada "los filósofos del jardín",
puesto que era en el jardín de una casa que Epicuro adquirió en Atenas donde un
grupo no solo de hombres sino también de mujeres (cosa novedosa si la comparamos con el Liceo de Aristóteles o la Academia de Platón), se reunía para cultivar la
amistad y la Filosofía. Estas dos eran para Epicuro las claves para conseguir la felicidad y, por consiguiente, a ellas dedicó su vida. Y puesto que la Filosofía permitía
alcanzar la felicidad, toda persona debía dedicarse a ella. Así lo expresaba el autor:
"Ni el j o v e n postergue
el f i l o s o f a r n i el a n c i a n o se a b u r r a de hacerlo,
pues p a r a
n a d i e está f u e r a de l u g a r , n i por muy j o v e n n i por muy a n c i a n o , el buscar
la
t r a n q u i l i d a d del a l m a . Y q u i e n dice: o que n o ha ¡legado el t i e m p o de f i l o s o f a r
o que ya se ha pasado,
es semejante
a q u i e n dice que n o ha llegado
el t i e m p o
de buscar
l a f e l i c i d a d o que ya ha pasado.
Así, deben f i l o s o f a r ancianos
y jóvenes: aquellos
p a r a enseñara los jóvenes y estos p a r a r e u n i r al m i s m o t i e m p o j u ventud y experiencia."
(Epicuro, Carta a Meneceo, en Caro T. L . , De la naturaleza de las cosas,
Madrid, Espasa-Calpe, 1969, pág. 316;
adaptación de M . F. de Gallo)
Pero, ¿qué era la felicidad para Epicuro? L a felicidad estaba dada por la conjunción de dos factores: la ausencia de preocupaciones o, en el término griego, "ataraxia", y por el placer o "hedoné", en griego, razón por la cual se considera a Epicuro uno de los principales representantes del hedonismo.
Analicemos entonces estos dos factores:
En primer lugar, ¿cuáles son las preocupaciones que el filósofo proponía evitar? Son
fundamentalmente tres: el temor a los dioses, el temor a la muerte y el temor al futuro.
Contrariamente a lo que muchos detractores del epicureismo afirmaban, Epicuro no
era ateo. Sin embargo, los dioses eran, para él, seres demasiado alejados de nosotros los humanos, y no se preocupaban por nuestras vicisitudes, por lo que carecía
de sentido temerles.
Para Epicuro toda edad es
propicia para dedicarse a la
Filosofía. (Los fres
filósofos. Cuadro del pintor
renacentista italiano
Giorgione.)
127
En cuanto al temor a la muerte, Epicuro lo consideraba un sin sentido, puesto que
"todo bien y todo mal residen en la sensibilidad, y la muerte no es otra cosa que la
pérdida de la sensibilidad misma."
También lo expresaba el filósofo en otras palabras, las que se transformaron en una
célebre argumentación:
" L a m u e r t e pues,
el más h o r r e n d o de los males,
en nada nos pertenece,
pues
m i e n t r a s nosotros
v i v i m o s n o ha llegado
y c u a n d o llegó y a n o v i v i m o s . Así, l a
m u e r t e n o v a c o n t r a los v i v o s n i c o n t r a los m u e r t o s pues en aquellos
todavía n o
está y en estos y a n o está más."
(Epicuro, op. cit., pág.
317)
Esta concepción de Epicuro trasciende el tema de la muerte en sí. Detrás de ella se
esconde una valoración de la vida fundamental en su filosofía. Lo que nos propone
no es una teoría abstracta sino, como muchos la han considerado, una sabiduría de
vida, caracterizada por el optimismo y la admiración ante la existencia misma del
mundo y del hombre. Esta afirmación de la vida fue encarnada por el mismo Epicuro, aun en los momentos finales de su vida, cuando afrontó con fortaleza y optimismo la enfermedad renal que finalmente lo llevó a la muerte.
Por último, carece también de sentido temerle al futuro, puesto que:
"el f u t u r o n i depende
e n t e r a m e n t e de nosotros
n i tampoco
nos es t o t a l m e n t e
ajeno,
de modo
que n o debemos
esperarlo
como
si h u b i e r a de v e n i r i n f a l i b l e m e n t e n i tampoco
desesperarnos
como
si n o h u b i e r a de v e n i r n u n c a . "
(Epicuro, op. cit., loe.
cit.)
Y ya que el destino no existe, poseemos algunas cosas por el azar, y otras por obra
nuestra, y son estas últimas las que debemos atender.
3. ¿Qué respondería Epicuro a quien dijera
lo siguiente? (Analiza el párrafo parte por
parte.)
a) " A pesar de que la vida es un breve y
penoso tránsito por este mundo,
c) ¿De qué me sirve frente a esta circunstancia el filosofar?
d) Quizá lo único razonable sea rendir culto a los dioses,
e) y aceptar que mi destino se cumpla".
b) saber que moriré me angustia.
El otro factor para lograr la felicidad, juntamente con la "ataraxia", es la obtención
del placer. ¿Debemos entender esto al modo en que lo hicieron los antecesores del
epicureismo, los cirenaicos, encabezados por Aristipo, que sostenían que debe buscarse el placer del momento, sin atender a la tranquilidad y al reposo espiritual?
128
Definitivamente no. Hay dos elementos que permiten diferenciar claramente la propuesta de Epicuro de aquella que había formulado Aristipo.
En primer lugar, Epicuro ponía especial empeño en diferenciar tres tipos de deseos:
los naturales y necesarios (por ejemplo satisfacer nuestro apetito con el simple y saludable pan de todos los días), los naturales y no necesarios (disfrutar de una comida sabrosa, así como disfrutar de los placeres espirituales), y los no naturales ni necesarios (asistir a un opíparo banquete), a los que también llama vanos o superfluos.
Los placeres naturales no solo son permisibles sino que son buenos; por el contrario, el deseo de placeres superfluos debe ser evitado. Podemos afirmar por esto que
la ética hedonista es una ética naturalista, en tanto identifica lo natural con lo bueno. En las palabras del autor, "todo placer es un bien en la medida en que tiene por
compañera a la naturaleza". Los placeres vanos no son buenos porque, a la larga,
nos acarrearán dolor; no solo son más difíciles de conseguir, sino además más fáciles de perder.
"Tenemos
por u n g r a n b i e n el c o n t e n t a r n o s con l o s u f i c i e n t e , n o p o r q u e
siemp r e debamos
tener poco s i n o p a r a v i v i r con poco c u a n d o n o tenemos
m u c h o , est i m a n d o por m u y c i e r t o que d i s f r u t a n e q u i l i b r a d a m e n t e de l a a b u n d a n c i a y l a
m a g n i f i c e n c i a los que menos
l a necesitan,
y que todo l o n a t u r a l es fácil de c o n s e g u i r m i e n t r a s que l o v a n o es m u y difícil de obtener.
A s i m i s m o , los a l i m e n t o s
fáciles y sencillos
son t a n sabrosos
como
los complicados
y costosos
c u a n d o se
e l i m i n a todo l o que puede
causarnos
el d o l o r de carecer
de estos. E l p a n o r d i n a r i o y el agua p r o d u c e n el m a y o r de los placeres
c u a n d o l l e g a a obtenerlos
un
necesitado.
E l acostumbrarse
pues,
a comidas
simples
y nada magníficas es útil p a r a l a sal u d , l l e v a al hombre
a preocuparse
por las cosas necesarias
p a r o l a v i d a , l o pone en m e j o r disposición p a r a c o n c u r r i r de vez en c u a n d o a los banquetes
suntuosos
y l o p r e p a r a a n t e los vaivenes
de l a f o r t u n a . Así, c u a n d o decimos
que el
p l a c e r es el f i n n o queremos
entender
los placeres
de los l u j u r i o s o s y los que
c o n s i s t e n en el goce m a t e r i a l como
se f i g u r a n a l g u n o s i g n o r a n t e s de n u e s t r a
d o c t r i n a o c o n t r a r i o s a e l l a o que l a e n t i e n d e n erróneamente,
s i n o que u n i r n o s
el n o padecer
d o l o r en el cuerpo
con el tener el a l m a t r a n q u i l a . "
(Epicuro. op. cit., pp. 318 y 319)
Juntamente con esta triple diferenciación de los deseos, Epicuro nos habla de la importancia de poseer una virtud sin la cual es imposible elegir y ordenar los placeres.
Esta virtud es la prudencia, y gracias a ella podemos desechar un placer si este,
nos ocasionará un mal futuro, aceptar un mal cuando su consecuencia sea un placer superior o no caer en la aceptación ciega de un placer si esto nos impide la adquisición posterior de un placer mayor o más elevado.
"Todo placer es un bien (...) pero no se ha de elegir cualquier goce. También todo
dolor es un mal pero no siempre se ha de huir de todos los dolores. Debemos pues,
discernir tales cosas por comparación y juzgarlas con respecto a su conveniencia o
inconveniencia pues en algunos momentos huimos del bien como si fuese un mal y
al contrario buscamos el mal como si fuese un bien."
(Epicuro, op. cit., pág. 318)
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4. Di a qué tipo, según la clasificación de
Epicuro, pertenece cada uno de los siguientes deseos y justifica:
5. Busca en un diccionario filosófico el término "ascetismo" y compara esta postura con la hedonista. -
a) Hacer un crucero por el Pacífico.
b) Tomar una bebida refrescante en verano.
c) Tener un "bungalow" en un "country
club".
ch)Tener una vivienda.
d) Tener amigos.
El discernimiento de los distintos placeres y la recta prudencia nos permiten, en síntesis, acercamos a una vida feliz, lo cual constituye el objeto de la filosofía. Sin embargo, esto debe interpretarse en relación con la noción de "ataraxia" antes vista.
Epicuro valoraba como placer fundamental la tranquilidad del alma y la ausencia de
dolor. Si atendemos a la distinción que con frecuencia se hace entre placeres activos y placeres pasivos, podemos afirmar que el filósofo localizaba su búsqueda en
los segundos, esto es, en el placer en reposo, a diferencia de Aristipo, que ensalzaba los primeros.
" L a ausencia
de turbación ( a t a r a x i a ) y de d o l o r (oponía) son placeres
estables;
en cambio,
el goce y l a alegría r e s u l t a n (placeres)
en m o v i m i e n t o por su v i v a c i dad. C u a n d o decimos,
entonces,
que el placer
es el f i n , n o queremos
referirnos
a los placeres
de los i n t e m p e r a n t e s o a los p r o d u c i d o s por l a sensualidad
(...) sin o en h a l l a r n o s s l i b r e s d°. s u f r i m i e n t o s del cuerpo
y de t u r b a c i o n e s del a l m a . "
(Citado por Mondolfo, R., E l pensamiento antiguo,
Buenos Aires, Losada, 1983, tomo 2, pág. 103)
En suma, una vida en privacía, rodeada de amistades y de placeres moderados, con
el mínimo de dolores posibles y tranquilidad en el alma, es lo que nos brindará la felicidad, y hacia eso debe encaminarse el hombre.
"Ni l a posesión de ¡as r i q u e z a s , n i ¡a a b u n d a n c i a de las cosas, n i ¡a obtención
de cargos
o e¡ poder
p r o d u c e n ¡a f e l i c i d a d y ¡a b i e n a v e n t u r a n z a , s i n o ¡a
ausenc i a de dolores,
l a moderación
en los afectos
y l a disposición de espíritu que se
m a n t e n g a en los límites i m p u e s t o s por ¡a n a t u r a l e z a . "
(Citado por Mondolfo, op. cit., pág. 103)
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6. Considera el ideal de vida que propone
Epicuro, y señala si, en tu opinión, este
es posible de realizar en el mundo actual
y en qué medida lo es.
La ética estoica
La escuela que propone esta ética fue fundada en Atenas alrededor del año 500
a.C. y, si bien podemos encontrar ciertas coincidencias entre ella y el epicureismo,
se la creó en oposición al planteo de Epicuro.
Luego de realizar la lectura y las actividades propuestas en cada caso, podrás reseñar las semejanzas y diferencias entre ambas escuelas.
Para los integrantes del estoicismo, quienes originariamente acostumbraban reunirse alrededor de un conocido pórtico de la ciudad de Atenas ("stoa" en griego; significa "pórtico", de ahí el término "estoico"), la parte central de la Filosofía es la Etica, y el objetivo de esta es mostrar al hombre el camino para lograr la felicidad. Esto es posible aun encontrándose en las circunstancias más adversas. Requiere, eso
sí, un esfuerzo. Los filósofos del pórtico enseñaban que para lograrlo, el hombre debe aceptar su destino con imperturbabilidad y resignación.
Cada hombre tiene, para el estoicismo, un destino inexorable, y solo será feliz
cuando desista de todo intento de modificarlo y finalmente lo acepte.
¿Cuál es la razón por la cual los integrantes de esta escuela afirmaban que el hombre tiene un destino? Este fundamento debemos buscarlo en la concepción que ellos
tenían del Universo.
El cosmos era para ellos un todo ordenado y armonioso ("cosmos" en griego significa "orden"), en el cual los sucesos se producen cumpliendo la ley natural, que es
racional e incoercible, y a la cual ellos identificaban con Dios. De este modo proponían un sistema panteísta, donde Dios no es un ser que, desde afuera, rige el curso
de los acontecimientos marcándoles su ley, sino que Dios es esa ley natural, racional y perfecta. De este modo, ley natural, Dios y Razón son tres nombres de una
misma realidad.
¿Qué puesto ocupa el hombre en este cosmos? Pues el hombre es un momento en
el desenvolvimiento de la naturaleza, y por lo tanto su vida y su destino estarán regidos por
El destino de cada hombre puede ser muy diferente; puede ser este un esclavo o un
hombre libre, puede ser pobre o acaudalado, pero siempre podrá ser feliz, en la medida en que acepte ese destino que se le impuso.
El estoicismo, que surgió en Atenas encabezado por Crisipo, se extendió luego al
Imperio romano y tuvo allí importantes representantes, entre quienes se destacaron
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Séneca (3-65 d . C ) , consejero de Nerón, que debió acabar con su vida abriéndose
venas por imposición de este emperador; Epicteto (50-138 d . C ) , esclavo romano
luego liberto; y también Marco Aurelio (121-180 d . C ) , el emperador filósofo.
Veamos cómo expresa Epicteto la idea que expusimos en el párrafo anterior:
" N o o l v i d e s , s i m p l e actor,
que representas
u n a pieza
como
el a u t o r de l a comedia
q u i e r e que sea representada.
Si t u papel
es c o r t o , l o representarás
corto;
si es l a r g o , l o representarás
l a r g o . Si el a u t o r q u i e r e que tú representes
el personaje
de u n pobre,
i n t e r p r e t a ese papel
con n a t u r a l i d a d ; y si es necesario
que
seas en l a pieza
u n r e n g o , u n príncipe, u n hombre
v u l g a r , n o te preocupes;
interprétalo l o m e j o r posible,
pues t u deber es el de representar
bien t u
personaj e ; en c u a n t o al papel
que debes desempeñar,
n o está en ti el
escogerlo."
(Epicteto, Manual, citado por Obiols. G . , Problemas filosóficos.
Antología básica de Filosofía,
Buenos Aires, Hachette 1984. pág. 79)
7. Interpreta la alegoría previa mostrando
a quienes representan el actor y el au-
tor de la obra, y cuál es el mensaje que
intenta dar.
Este filósofo diferencia dos órdenes de cosas: aquellas que no dependen de nosotros y las que sí dependen. Unas están regidas por el destino, y las otras no.
" N o s o t r o s somos
los dueños de n u e s t r a s o p i n i o n e s , de n u e s t r o s deseos,
de
nuest r a s aversiones,
en u n a p a l a b r a , de todas
n u e s t r a s obras;
mas n o dependen
de
nosotros
n u e s t r o c u e r p o , n i las r i q u e z a s , n i l a reputación, n i las d i g n i d a d e s , en
u n a p a l a b r a , nada de l o que n o sea u n a de n u e s t r a s obras
personales.
Las cosas que dependen
e x c l u s i v a m e n t e de
za; n o hay t r a b a n i obstáculo a l g u n o que se
que n o depende
de nosotros
es débil, está
t a d , muchas
veces expuesto
a los caprichos
nosotros
son l i b r e s por su n a t u r a l e l o i m p i d a ; por l o c o n t r a r i o ,
aquello
s u j e t o a ¡a e s c l a v i t u d y a l a d i f i c u l de o t r o . "
(Epicteto, op. cit., en Obiols,
op. cit., pág. 74)
Frente a aquellas cosas que no dependen de nosotros, debemos mantenernos imperturbables. Nada debe alterar nuestra tranquilidad de ánimo. Leamos ahora a Séneca:
" T a l como
t a n t o s ríos, t a n t a l l u v i a que se p r e c i p i t a (...) n o c a m b i a n n i atenúan
l a salsedumbre
del m a r , de l a m i s m a m a n e r a el ímpetu de las adversidades
no
p l i e g a el ánimo del f u e r t e (...) N o d i g o que sea i n s e n s i b l e a ellas,
s i n o que
vence.
N o es i n v u l n e r a b l e aquel
que n o es h e r i d o , s i n o aquel
que n o puede
o f e n d i d o ; por este s i g n o reconoceré
al
sabio."
las
ser
(Séneca, De la providencia; citado por
Mondolfo, R., E l pensamiento antiguo,
Buenos Aires, Losada, 1985, tomo 2, pp. 188 y 189)
Para no sufrir por no obtener aquellas cosas que no dependen de nosotros, debemos abstenernos de desearlas, debemos evitar aferramos, con nuestros afectos, a
las cosas materiales de este mundo, debemos saber que ellas están sujetas al destino, y este puede arrebatárnoslas en cualquier momento.
Veamos algunos ejemplos concretos:
¿Cómo nos propone Epicteto obrar frente a nuestros seres queridos?
" E n todos
las cosas, b i e n se t r a t e de l o agradable
o de l o útil, o de u n objeto
de
afección,
n o dejes de p r e g u n t a r t e qué es en sí, empezando
por las
cualidades
menos
i m p o r t a n t e s . Si tienes
u n vaso de a r c i l l a , d i t e : 'Es u n vaso frágil l o que
aprecio',
y si se r o m p e n o por eso te enfadarás.
Si abrazas
con cariño a t u h i j o
o a tu m u j e r , piensa
que es u n a c r i a t u r a h u m a n a l o que tienes
en t u s brazos;
y
si l a m u e r t e te l o a r r e b a t a , n o experimentarás
por eso t r a s t o r n o a l g u n o . "
(Epicteto, op. cit., en Obiols, op. cit., pág. 75)
¿Y frente a los honores y la gloria política?
"Puedes
ser i n v e n c i b l e , con l a condición de n o aceptar
ningún combate
en el
c u a l n o dependa
de ti el obtener
l a v i c t o r i a . C u a n d o ves u n hombre
l l e n o de honores,
elevado
a l o más a l t o del poder
o gozando
de g r a n p o p u l a r i d a d , n o le
creas por eso c o m p l e t a m e n t e dichoso,
n i te dejes c o n q u i s t a r por tales a p a r i e n cias. Si es verdad
que l a d i c h a perfecta
está u n i d a a las cosas que dependen
únicamente
de n o s o t r o s , los bienes
extraños n u n c a deben
causarnos
e n v i d i a n i celos. P o r t u p a r t e n o tendrás l a ambición de l l e g a r a p r e t o r , senador
o cónsul, sin o que preferirás ser l i b r e . L u e g o , n o hay s i n o u n a m a n e r a de serlo,
que es l a
de despreciar
todo aquello
que n o depende
de n o s o t r o s . "
(Epicteto, op. cit., en Obiols, op. cit., pág. 79)
¿Y cómo actuar frente a las ofensas de quienes nos rodean?
" C u a n d o estés a p u n t o de emprender
a l g u n a cosa, recuerda
con e x a c t i t u d l o
que es l a cosa de l a c u a l se t r a t a . Supongamos
que sales a t o m a r u n baño; r e preséntate
l o que pasa de o r d i n a r i o en los baños públicos: hay personas
que salp i c a n el a g u a , que e m p u j a n , que i n s u l t a n , que r o b a n . Así tú sabrás g u a r d a r t e
m e j o r c o n t r a todo aquello
que te pueda
acontecer
que te sea desagradable,
y
más aún si p a r a ti m i s m o dices por ejemplo:
'Voy a i r a bañarme, y allí he de
c o n d u c i r m e con a r r e g l o a m i s p r i n c i p i o s y s i n a p a r t a r m e de m i carácter'. A l co-
133
menzar
c u a l q u i e r a s u n t o , p r o c u r a hacerte
el m i s m o r a z o n a m i e n t o . Si te
sucede
en el baño algún i n c i d e n t e , te harás esta reflexión al m o m e n t o : 'Yo n o v o y sol a m e n t e con l a intención de t o m a r u n baño, s i n o también con l a de c o n d u c i r me c o n f o r m e a m i s p r i n c i p i o s y conservar
m i carácter: l u e g o , n o l o conservaré
si me i n d i g n o de l o que pasa
allí'."
(Epicteto, op. cit., en Obiols,
op. cit., pág. 75)
8. Imagina que un estoico recibe una
cuantiosa herencia. Di qué podría hacer
y qué no haría si fuera coherente con
su postura.
Los ejemplos previos preanuncian cómo se ha de aplicar la doctrina estoica a un tema central en esta filosofía: el tema de la muerte. ¿Cómo debe obrar el hombre
frente a su propio fin? La respuesta se infiere a partir de la siguiente alegoría que
propone Epicteto:
" E n u n v i a j e por m a r , c u a n d o el barco se detiene
en u n p u e r t o , si tú saltas a t i e r r a p a r a hacer provisión de a g u a , podrías recoger
de paso, ya sea u n a c o n c h i l l a ,
o b i e n u n a cebolla,
pero siempre
deberás m i r a r hacia el barco,
y tener
cuidado
c u a n d o el p i l o t o te l l a m e , y si te l l a m a abandónalo
t o d o , n o sea que te t r a b e y
te a r r o j e al n a v i o como v i l cordero.
L o m i s m o sucede
en l a v i d a ; que en vez de
u n a cebolla
o u n a c o n c h i l l a tengas
u n a esposa
o u n h i j o , n a d i e te impedirá
que
les rodees
de cuidados;
mas si el p i l o t o soberano
te l l a m a , c o r r e p r o n t o al barco y abandona
todo c u a n t o poseas
s i n v o l v e r l a v i s t a hacia atrás; y si eres v i e j o
n o te separes
m u c h o del n a v i o , por miedo
a que te tome desprevenido
cuando
venga
tullamamiento."
(Epicteto, op. cit., en Obiols, op. cit., pág. 76)
9. Interpreta la alegoría previa mostrando
qué simbolizan:
a) el piloto
b) el pasajero del barco
c) el barco
ch) el llamado del piloto
Leamos también cómo plantea Séneca el tema de la muerte:
" P a r a n o temer
n u n c a a l a m u e r t e , piensa
siempre
en e l l a (...) E n este m a r t a n
proceloso
y expuesto
a todos las tempestades,
n o hay ningún p u e r t o p a r a los n a vegantes,
s i n o l a m u e r t e (...) P o r c o n s i g u i e n t e ¿qué l l o r a s ? ¿qué deseas?
Pierdes
el t i e m p o . . . H a s n a c i d o sometido
a esa ley... ¿No creías que a l g u n a vez habías de
l l e g a r a l a meta hacia l a c u a l marchabas
constantemente?
(...) Es menester
tener
siempre
p r o n t a el a l m a : i n s i d i a s , o enfermedades,
o espada
enemiga,
o f r a g o r de
casas d e r r u m b a d a s , o destrucción de ¡a t i e r r a ( . . . ) . L a última h o r a , en l a c u a l ce134
f W t m k BS, AS.
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de ser, n o r e a l i z a por sí m i s m a l a m u e r t e , s i n o que l a c u m p l e :
llegamos
entonces
a e l l a , pero desde m u c h o t i e m p o atrás nos encaminábamos
a ella."
(Séneca, op. cit., en Mondolfo, o p . cit., pág. 193)
10. ¿Qué opinión le hubiera merecido a
Epicteto o a Séneca un hombre que
dedicara su tiempo a intentar salvar la
vida de enfermos terminales?
A modo de conclusión, lee y completa el siguiente párrafo con los términos que se
dan más abajo mezclados:
De este modo, la felicidad es posible y está al alcance de nuestra mano si nos atenemos a los consejos de estos filósofos.
Ella está asegurada para el hombre
deseos con
es decir, aquel que enfrenta sus propios
, y acepta lo que
le impone con
bre virtuoso no deseará ni temerá
El hom-
, y así no padecerá ningún
manteniendo así
La tranquilidad de su espíritu - El destino - Sufrimiento - Virtuoso - Imperturbabilidad - L o que no depende de él - Templanza.
11. Completa el siguiente cuadro comparativo entre ambas escuelas estudiadas:
Criterio de comparación
Epicureismo
Estoicismo
Deseos
Muerte
Poder, fama y lujos
Importancia de la tranquilidad
del espíritu
12. La frase que figura en el reloj dice en
castellano: " L a muerte es segura pero
la hora es incierta". ¿Cuál de las dos
posturas —la de Epicuro o la de Epicteto—, coincide con esta aseveración?
Justifica.
135
La ética kantiana
Los filósofos vistos en esta sección revisten todos importancia. Sin embargo, dos de
ellos, Aristóteles y Santo Tomás, desarrollaron sistemas tan amplios y profundos,
que ejercieron una enorme influencia en quienes los sucedieron y en los siglos posteriores.
El pensador que veremos ahora es comparable a esos dos grandes en la historia de
la filosofía, por lo visto, coherente y profundo del sistema que propuso, y por haber marcado un hito, un punto de inflexión crucial en el pensamiento moderno.
Immanuel Kant nació en el año 1724 en la ciudad de Kónigsberg, ubicada al oriente de la antigua Prusia. Allí vivió y murió a la avanzada edad de 80 años.
Nacido de familia humilde (su padre era un talabartero), recibió desde niño una estricta formación pietista. Era un hombre de amplísimos conocimientos: además de dedicarse de lleno a la reflexión filosófica era versado en Matemática, Geografía, Física,
Teología y Antropología entre otras disciplinas. Era asimismo pacifista y antimilitarista.
Su vida fue prolongada a pesar de la dolencia pulmonar que sufría, y esto seguramente a causa del estricto régimen de vida que llevaba. Era tenaz y perseverante en
lo que emprendía y de costumbres muy regulares. Pero la característica principal de
Kant fue sin duda, su integridad moral, y fue, precisamente, según algunos estudiosos, el tema ético el central en el pensamiento de este filósofo.
Su obra principal, Crítica de la Razón Pura, apareció cuando Kant contaba ya
60 años. Escribió también la Crítica de la Razón Práctica y la Fundamentación de la Metafísica de las costumbres, en las que expone su doctrina ética.
Veamos cómo iniciaba Kant su Fundamentación de la Metafísica de las cos-
tumbres:
" N i en el m u n d o , n i , en general,
tampoco
f u e r a del m u n d o , es posible
pensar
nada que pueda
considerarse
como bueno
s i n restricción, a n o ser t a n solo u n a
b u e n a v o l u n t a d . E l e n t e n d i m i e n t o , el gracejo,
el J u i c i o , o como q u i e r a n l l a marse
los t a l e n t o s del espíritu; el v a l o r , l a decisión, l a perseverancia
en los p r o pósitos como cualidades
del t e m p e r a m e n t o son, s i n d u d a , en muchos
aspectos, buenos
y deseables;
pero también pueden
l l e g a r a ser e x t r a o r d i n a r i a m e n t e
malos
y dañinos si l a v o l u n t a d que ha de hacer uso de estos dones de l a n a t u r a l e z a , y c u y a p e c u l i a r constitución se l l a m o por eso carácter,
n o es buena.
L o
m i s m o sucede
con los dones de l a f o r t u n a . E l poder,
l a r i q u e z a , l a h o n r a , l a sal u d m i s m a y l a completa
satisfacción
y el c o n t e n t o del p r o p i o estado,
bajo el
n o m b r e de f e l i c i d a d , d a n v a l o r y t r a s él a veces a r r o g a n c i a , si n o existe
u n a buen a v o l u n t a d que r e c t i f i q u e y acomode
a u n f i n u n i v e r s a l el i n f l u j o de esa f e l i c i dad y con él el p r i n c i p i o todo de l a acción."
(Kant I., F u n d a m e n t a c i ó n de la Metafísica de las costumbres,
Buenos Aires, Espasa Calpe, 1963, pág. 27)
141
Así, una cualidad cualquiera puede ser buena o mala, conforme a la intención con
que se la use. Vale para ejemplificar esto el caso de Benito Mussolini, cuya inteligencia era por todos conocida, y, sin embargo, también es sabido el uso que hizo de ella.
1. Toma en consideración el ser perseverante y muestra con ejemplos cómo
esta cualidad no es por sí misma buena ni mala.
Más adelante continuaba Kant:
" L a buena
v o l u n t a d n o es buena
por l o que efectúe o r e a l i c e , n o es bueno
por
su adecuación p a r a a l c a n z a r algún f i n que nos hayamos
p r o p u e s t o ; es bueno
sol o por el querer,
es decir, es buena
en sí m i s m a . C o n s i d e r a d a por sí m i s m o , es,
s i n comparación,
muchísimo más v a l i o s a que todo l o que por medio
de e l l a p u diéramos v e r i f i c a r en provecho
o g r a c i a de a l g u n a inclinación y , si se q u i e r e , de
l a s u m a de todas
las i n c l i n a c i o n e s . A u n c u a n d o , por p a r t i c u l a r e s enconos
del
azar o por l a m e z q u i n d a d de u n a n a t u r a l e z a m a d r a s t r a , le faltase
por
complet o a esa v o l u n t a d l a f a c u l t a d de sacar adelante
su propósito;
si, a pesar de sus
mayores
esfuerzos,
n o p u d i e r a l l e v a r a cabo nada y solo quedase
l a buena v o l u n t a d — n o desde luego como u n mero deseo, s i n o como el acopio
de todos
los
medios
que están en n u e s t r o poder—
sería esa buena
v o l u n t a d como
una joya
b r i l l a n t e por sí m i s m a como
algo que en sí m i s m o posee pleno
valor. L a utilidad o l a e s t e r i l i d a d n o pueden
n i añadir n i q u i t a r nada a ese v a l o r . Serían, por
d e c i r l o así, como
l a m o n t u r a , p a r a p o d e r l a tener más a l a m a n o en el
comercio
v u l g a r o l l a m a r l a atención de los pocos
versados;
que los p e r i t o s n o
necesitan
de tales reclamos
p a r a d e t e r m i n a r su v a l o r . "
(Kant, I., op. cit., pp. 28 y 29)
De este modo, no puede decirse que una persona no obró bien, si tuvo la intención
de realizar una buena acción, pero por motivos que le eran ajenos no logró llevarla
a cabo. Tampoco puede decirse que si obró bien alguien que, por casualidad, realizó una buena acción.
2.
" E l Dr. Benítez recibió en el hospital un
paciente que precisaba con suma urgencia una dosis de SANANSTIL FORTE, caso contrario moriría. Buscó en
enfermería y vio que ya no había. Recorrió todas las farmacias del barrio e hizo un llamado a la solidaridad pero no
lo consiguió. Mientras tanto, y sin que
él lo supiera, una enfermera le suministró por error la última dosis que ella tenía reservada para otro paciente y así lo
salvó." ¿Cómo calificaría Kant la acción
de la enfermera? ¿Y la del Dr. Benítez?
Responde y justifica tu respuesta.
Sin embargo, no siempre obramos bien. Muchas veces "sabemos" que deberíamos
hacer tal o cual cosa, y sin embargo nos dejamos llevar por nuestras apetencias personales, nuestros afectos, nuestras preferencias o nuestras conveniencias. Y es que,
según Kant, nosotros, los seres humanos, no estamos constituidos solo por la razón
(que es la que tiene conciencia de lo que está bien y lo que está mal), sino también
por lo que él llama inclinaciones. Cuando sabemos lo que está bien pero nuestras
inclinaciones quieren arrastramos en sentido contrario, la buena voluntad de la que
antes hablábamos se convierte en deber, noción central de la ética kantiana. Así,
solemos escuchar a ciertas personas decir frases como: "Me quedaría descansando
en la cama en lugar de ir al trabajo, pero el deber me llama".
El deber, entonces, siempre tiene un carácter coercitivo, en tanto surge para oponerse y reprimir la inclinación.
Esto no significa que solo obramos bien si lo hacemos oponiéndonos a nuestras inclinaciones. Si yo salvo a mi hermano que acaba de sufrir un accidente automovilístico y quedó encerrado en su auto, debo analizar mi acción y pensar: "¿Lo habría
hecho de todos modos si el accidentado hubiese sido un desconocido?". Si la respuesta es afirmativa, entonces mi acción fue buena, pero si la respuesta es: "Solo
lo hice porque sabía que era mi hermano el que pedía socorro", entonces mi acción, si bien no habrá sido mala, tampoco habrá sido buena, pues no lo hice por
deber sino por inclinación.
Precisemos mejor esto analizando la clasificación que propone Kant de los actos en
relación al deber:
<
contrario al deber (1)
de acuerdo con el deber
por deber (4)
por inclinación mediata (2)
por inclinación inmediata (3)
1) Suponte que un compañero te pide que lo ayudes a estudiar para una evaluación
de Física ya que no entiende algunos puntos. Dispones de tiempo para hacerlo
y tienes muy claros los temas a ser evaluados; sin embargo prefieres quedarte mirando tu programa favorito de televisión. Allí habrás obrado en forma contraria
al deber y tu acto, entonces, habrá sido malo.
2) Imagina, en cambio, que ese compañero que solicita tu ayuda conoce al dedillo
los contenidos de la próxima evaluación de Literatura, de modo que tú le dices:
"Acepto ayudarte, pero a cambio de que me ayudes luego con Literatura". En
este caso habrás obrado en función de una conveniencia tuya. Tu acto coincidió
con lo que el deber te indicaba, pero lo hiciste por inclinación, puesto que no lo
habrías ayudado si él no hubiese sabido Literatura. Tu acto habrá sido de acuer-
143
do con el deber y por inclinación mediata, puesto que tu compañero es solo un
medio para lograr lo que tú deseas.
3) Imagina ahora que quien te pide ayuda es tu mejor amigo, y'solo lo ayudas porque se trata de él y lo aprecias mucho, Tu acto será también de acuerdo con el
deber, como en el caso anterior, pero por inclinación inmediata, puesto que es
tu amigo mismo el objeto de tu inclinación.
Estos dos últimos casos merecen ser calificados como moralmente neutros.
Obviamente, solo en el cuarto caso tu acción podrá ser calificada de buena. ¿Cómo habrá de completar el ejemplo en esta cuarta variante?
4)
Kant, a su vez, propone los siguientes ejemplos:
"Es desde l u e g o , de acuerdo
con el deber que el mercader
n o cobre
más caro a
u n c o m p r a d o r i n e x p e r t o ; y en los s i t i o s donde
hay m u c h o comercio,
el
comerc i a n t e avisado
y p r u d e n t e n o l o hace, en efecto,
s i n o que m a n t i e n e u n precio
fij o p a r a todos en general,
de s u e r t e que u n niño puede
c o m p r a r en su casa t a n
b i e n como
o t r o c u a l q u i e r a . Así, pues,
u n o es s e r v i d o h o n r a d a m e n t e . M a s est o n o es n i m u c h o menos
s u f i c i e n t e p a r a creer que el mercader
haya obrado
por
deber por p r i n c i p i o s de honradez;
su provecho
l o exigía, mas n o es posible
adm i t i r además que el c o m e r c i a n t e t e n g a u n a inclinación i n m e d i a t a hacia los compradores,
de s u e r t e que haya actuado
por amor a ellos; por d e c i r l o así, l a acción
n o ha sucedido
n i por deber n i por inclinación i n m e d i a t a , s i n o s i m p l e m e n t e por
u n a intención
egoísta.
E n cambio,
conservar
cada c u a l su v i d a es u n deber, y además todos
tenemos
u n a i n m e d i a t a inclinación a hacerlo
así. M a s , por eso m i s m o , el c u i d a d o a n g u s t i o s o que l a m a y o r p a r t e de los hombres
pone en e l l o n o t i e n e u n v a l o r i n t e r i o r ,
y l a máxima que r i g e ese c u i d a d o carece
de u n c o n t e n i d o m o r a l . C o n s e r v a n su
v i d a c o n f o r m e m e n t e a l deber,
sí, pero n o p o r deber.
E n cambio
c u a n d o las
adversidades
y u n a pena s i n consuelo
h a n arrebatado
a u n hombre
todo el g u s t o por l a v i d a , si este i n f e l i z , con ánimo entero
y s i n t i e n d o más indignación que
apocamiento
o desaliento,
y a u n deseando
l a m u e r t e conserva
su v i d a , s i n amarl a , solo por deber y n o por inclinación o m i e d o , entonces
su máxima sí t i e n e u n
contenido moral.
Ser benéfico en c u a n t o se puede
es u n deber pero, además, hay muchas
almas
t a n llenas
de conmiseración,
que e n c u e n t r a n u n placer
íntimo en d i s t r i b u i r l a
alegría en t o r n o s u y o , s i n que a e l l o les i m p u l s e ningún m o v i m i e n t o de v a n i d a d
o de provecho
p r o p i o y que pueden
regocijarse
del c o n t e n t o de los demás, en
c u a n t o que es su obra.
Pero y o sostengo
que, en t a l caso, semejantes
actos,
por muy conformes
que
sean al deber, por m u y d i g n o s de amor que sean, n o t i e n e n , s i n embargo,
u n val o r m o r a l verdadero
y c o r r e n parejas
con o t r a s i n c l i n a c i o n e s , por ejemplo,
con
el afán de h o n r a s , el c u a l , c u a n d o , por f o r t u n a , se r e f i e r e a cosas que son en
r e a l i d a d de general
provecho,
conformes
al deber y , por t a n t o , honrosas,
merece alabanzas
y estímulos, pero n o estimación; pues le f a l t a a l a máxima
conten i d o m o r a l , esto es, que tales acciones
sean hechas,
n o por inclinación, s i n o p o r
deber."
(Kant, I., op. cit., pp. 33-35)
"El Dr. González es cardiólogo y jamás
atendió a un paciente, por urgente que
fuera, si este se presentaba durante su
hora de almuerzo. Sin embargo, este domingo sufrió un infarto su padre. Esta
vez el Dr. González sí cumplió con su deber, y atendió a su padre durante el mediodía."
¿Cómo calificaría Kant la acción de este
cardiólogo? ¿Obró moralmente bien
frente a su padre?
4.
¿Cómo calificaría Kant la conducta de la
primera ciclista que aparece en la ilustración? Justifica.
De manera de Kant nos dice que debemos cumplir con lo que el deber nos manda,
más allá de ello nos proporcione o no un beneficio personal.
Sabemos que debemos obrar bien, pero no siempre es sencillo determinar qué acción es buena y cuál no lo es. ¿Existe alguna forma que nos permita discernir entre
ambas? Pues sí. Existe una regla objetiva, aplicada la cual, sabremos si llevar a cabo una acción o no. Esta regla objetiva está formulada en los imperativos categóricos que expondremos enseguida. Antes es necesario realizar algunas precisiones.
• ¿Qué es un imperativo? Es el lenguaje en el que se expresan los mandatos éticos.
Así, por ejemplo, los diez preceptos o mandamientos que legó Moisés al pueblo
judío están expresados de modo imperativo.
• ¿Y por qué son categóricos? Porque, como dijimos más arriba, mandan en forma
absoluta, siempre más allá de las circunstancias particulares en las que se encuentre la persona o de los beneficios que esa acción le pueda brindar. Distintos son
los imperativos hipotéticos, que mandan en forma condicional, como por ejemplo: "Si deseas ser ayudado por tus compañeros, debes ayudarlos cuando ellos lo
necesiten".
Este precepto manda que ayudemos a los demás, pero solo para ser ayudados por
ellos a cambio.
Es importante acotar aquí la objeción que formula Kant a todos los sistemas éticos
que señalan al hombre cómo debe obrar si quiere lograr un fin o un bien, como, por
ejemplo, la felicidad. Quien afirma: "Debo ser prudente si quiero ser feliz", "Debo
aceptar mi destino si quiero lograr la tranquilidad espiritual", etc. no apunta a la noción central que debe atender un correcto sistema ético: el deber como única norma para obrar.
¿Vimos algunos sistemas éticos que formularan de ese modo sus preceptos? En
caso afirmativo, redacta en primera per-
sona, como si fueras Kant, la crítica que
le harías a cada uno, con su debida fundamentación.
• Es necesario también explicar el significado de la palabra máxima. Esta designa
el principio por el cual yo obro, aquello por lo cual realizo una acción. Es, por lo
tanto, un principio subjetivo, a diferencia del imperativo categórico que es objetivo.
Ahora sí estamos en condiciones de presentar la primera formulación del impera-
tivo categórico:
" O b r a según u n a máxima
ley u n i v e r s a l . "
t a l que puedas
querer
al m i s m o t i e m p o que se t o r n e
(Kant, I., op. cit., pág. 72)
En otros términos: "Nunca hagas algo que no aceptarías que pudiera ser hecho por
todos".
Tomemos a modo de ejemplo un caso que el mismo Kant propone. Yo necesito dinero prestado pero sé que no podré devolverlo. Sin embargo, me consta que solo
obtendré ese préstamo si prometo devolverlo. De modo que hago la promesa sabiendo que no la cumpliré.
¿Cómo debo analizar esto?
En primer lugar, debo ver cuál es la máxima que guía mi acción y formularla así:
"Faltaré a mis promesas cada vez que me convenga". En segundo lugar, debo analizar qué ocurriría si mi máxima fuera ley para todos. Y enseguida advierto que si
nadie cumpliera sus promesas, entonces las promesas mismas dejarían de existir,
porque nadie creería en ellas y yo no puedo querer esa consecuencia.
6. Analiza los siguientes ejemplos:
6.1. " N o s encontramos en Carolina del
Sur en 1850. Allí el Sr. Robertson
posee una valiosa finca y es dueño
de una gran cantidad de ganado
que es cuidado por varios esclavos que ha comprado, los cuales
viven humildemente en los alrededores de la finca. Estos trabajan,
además, atendiendo a la familia
Robertson en la limpieza de la casa y en la comida."
6.2.
"Esteban viaja a Rosario por razones de negocios. Durante el viaje
advierte que hay un auto desbarrancado al costado de la ruta, y
oye gritos que provienen de él.
Decide, aunque está apurado, detener la marcha, bajar y auxiliar a
los heridos. Se acerca a los viajeros que tienen aparente solo golpes y cortaduras y los ayuda a ir
hasta su auto, llevándolos luego a
un hospital."
En relación al imperativo categórico: ¿Cómo podemos calificar la
conducta que hemos subrayado
del Sr. Robertson y la acción de
Esteban? Responde y justifica
mostrando paso por paso cómo
aplicas el imperativo categórico.
Por otra parte, si analizamos las acciones que todos realizamos, advertimos que
siempre están hechas por un fin. Como vimos antes, esos fines suelen basarse en
nuestras inclinaciones, y son, por lo tanto, subjetivos. Sin embargo, si existe un imperativo categórico, eso significa que deben existir fines absolutos y objetivos, y estos fines absolutos deben ser los seres humanos mismos.
De aquí entonces la segunda formulación del imperativo categórico:
" O b r a de t a l modo
que n o consideres
a l a h u m a n i d a d (en ti m i s m o y en
o t r o s ) solamente
como
u n medio
s i n o siempre
como u n f i n en sí m i s m o . "
los
(Kant, I., op. cit., pág. 84)
147
Es decir que, si consideramos a otra persona, o aun a nosotros mismos, como medios o instrumentos al servicio de una inclinación nuestra, entonces habremos obrado mal.
7. Juzga el valor moral de la esclavitud y
de la prostitución a la luz de la según-
da formulación del imperativo categórico.
Todo lo visto hasta ahora, la presencia en el hombre de una conciencia moral y la
existencia del deber y la ley moral, supone que en el ser humano hay libertad.
No tiene sentido, por ejemplo, juzgar la moralidad de una piedra que cae, puesto
que la piedra no es un ser libre: no puede elegir no caer, por ejemplo. El hombre,
en cambio, puede elegir ayudar o no a los otros, suicidarse o no hacerlo, etc.
Hay, es cierto, muchos aspectos en el hombre donde no reina la libertad. Todos sus
procesos físicos y aun los psíquicos —sus inclinaciones, por ejemplo— están regidos por leyes de causalidad, es decir, que cada uno de ellos tiene una causa que lo
determina en el orden natural. Sin embargo, hay otro aspecto en el hombre, el racional, que corresponde a un orden que Kant llama nouménico en el cual no rige
el determinismo de la ley natural, sino la ley moral y la libertad. Kant denomina a
ese aspecto racional del hombre, razón práctica (praxis = acción) que no es sino
la voluntad regida por el deber y aplicada al actuar moral. Por lo anterior, solo cuando el hombre puede sustraerse a sus inclinaciones y actuar por deber, es decir, cuando no depende de causas biopsíquicas que lo determinan sino que actúa en función
de la ley moral, solo en ese caso, es libre. Así, sintetizando, existen dos tipos de leyes que corresponden a los órdenes de realidades y a dos aspectos en el hombre:
Legalidad
Orden
Aspecto(s) humano(s)
Ley natural
Orden de la
naturaleza (mundo
fenoménico)
Aspecto físico y psíquico
(inclinaciones)
Ley moral
Orden nouménico
(mundo nouménico)
Aspecto racional
(razón práctica)
8. Compara las nociones de:
a) ley
b) libertad
de los estoicos con las de los kantianos.
9. Responde si esta afirmación es verdadera o falsa en esta ética y justifica:
"Macbeth ambicionaba el trono; por
eso, usando su libertad, mató a Duncan." (Se refiere al drama shakespeariano Macbeth.)
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