UNA POLÉMICA E N TORNO AL NEOKANTISMO Juan HERNÁNDEZ Comisión LUNA Nacional de los libros de texto gratuitos A L I N I C I A R S E E L A N O A C A D É M I C O de 1937 en l a Facultad de F i losofía y Letras, comenzó a gestarse en las cátedras de Filosofía de la historia y de Epistemología y problemas selectos de lógica formal, que explicaban, respectivamente, el maestro A n t o n i o Caso y el licenciado G u i l l e r m o Héctor Rodríguez, u n a polémica en torno a l a filosofía neokantiana, de l a Escuela de M a r b u r g o . L o s estudiantes que cursaban esas asignaturas fueron l a levadura que sirvió para fomentarla. Por los cuchicheos y rumores f i l o sóficos que los alumnos de ambos maestros producían a l a salida de clase, Caso llegó a enterarse de las críticas que Rodríguez hacía a l a metafísica y a l a intuición, y por ellos mismos Rodríguez tuvo conocimiento de las objeciones que Caso formulaba a l a filosofía de l a escuela de M a r b u r g o . Así se fue barruntando esa polémica que, meses después, habría de expresarse por esc r i t o en la sección editorial del periódico E l Universal. E l maestro A n t o n i o Caso fue quien sacó esa polémica del recinto de l a cátedra y l a llevó a las columnas del periódico mencionado. Dos artículos, redactados con premeditación, le sirv i e r o n para ese f i n . E l p r i m e r o apareció con el título "Por qué n o somos kantianos" (14 a b r i l ) , el cual no tuvo la respuesta esperada. A la semana siguiente publicó el segundo: " K a n t y los panlogistas de M a r b u r g o " (7 m a y o ) , que sí fue contestado p o r Rodríguez en el mismo periódico con el r u b r o de La filosofía científica neokantiana y el valor de ta metafísica y de la intuición (17 m a y o ) . Los tres artículos, los dos de Caso y el de Rodríguez, constituyen el p u n t o de p a r t i d a de esa polémica que ocupó l a atención de los lectores de E l Universal durante 397 398 JUAN HERNÁNDEZ LUNA tres meses. Los artículos del maestro Caso que siguieron a los dos anteriores f u e r o n : "Nuestros antípodas. Falaz respuesta del subjetivismo crítico (21 m a y o ) , " E l caos de las sensaciones y el entendimiento creador (4 j u n i o ) , "Fundamentación científica del realismo en l a intuición" (11 j u n i o ) , " E l realismo m e tafísico y l a ciencia (18 j u n i o ) , "Abecedario de objeciones contra los marburguienses" (2 j u l i o ) , " P e r e n n i d a d de las metafísica" (9 j u l i o ) . " ¡ S o p l a m u c h o v i e n t o ! " (16 j u l i o ) y "Los sofismas de los marburguienses (6 agosto). Los artículos que el licenciado Rodríguez publicó en respuesta a los de Caso, además del ya mencionado, f u e r o n : " L a filosofía científica neokantiana y el maestro Caso" (25 m a y o ) , " L a filosofía científica neokantiana y l a metafísica" (9 j u n i o ) , " L a filosofía científica neok a n t i a n a en busca de réplica" (16 j u n i o ) , "Resumen y conclusiones. I n t a c t a la filosofía crítica" (25 j u n i o ) , "Conclusiones que siguen esperando réplica. I n t a c t a l a filosofía crítica" (7 - j u l i o ) , " R e s u l t a d o : falsas l a metafísica y l a intuición. I n t a c t a l a filosofía crítica" (13 j u n i o ) y " A u n falsas l a metafísica y la intuición. I n t a c t a l a filosofía crítica" (3 agosto). Los diez artículos del maestro Caso y los ocho del licenciado Rodríguez, fueron reunidos y publicados más tarde, en 1945, bajo el título de Ensayos polémicos sobre la escuela filosófica de Marburgo. Los autores dedicaron este l i b r o a l a memoria del licenciado M i g u e l L a n z D u r e t , " q u i e n cortésmente proporcionó la página editorial de E l Universal para la. publicación de los artículos que integran l a presente polémica". D e dicho l i b r o me sirvo, ahora, para resumir, a continuación, los argumentos que cada polemista exhibió en el curso del debate acerca de las cuestiones disputadas. 1 E l sofisma de Marburgo Caso: Los filósofos críticos, neokantianos, de l a escuela de M a r b u r g o , incurren en la falacia, en el engaño, en el sofisma A n t o n i o C A S O y G u i l l e r m o Héctor R O D R Í G U E Z . Ensayos Polémicos sobre la Escuela Filosófica de Marburgo. México, 1945. ( N o menciona casa editora n i tiene colofón.) 167 p p . 1 EN TORNO AL NEOKANTISMO 399 de pretender identificar el ser con las leyes lógicas, el ser con el concepto, el ser con el pensamiento, el ser con el j u i c i o , el ser con l a conciencia en general, lo ontológico con lo gnoseológico, l a metafísica con la lógica. E n cuanto se destruye el ser, todo ser aparece como algo problemático. E n cuanto se niega l a Metafísica, l a i n t e r r o gación clásica: ¿ Q u é son las cosas?, se convierte, para los panlogistas de M a r b u r g o , en esta otra diferente: ¿ C ó m o son posibles las cosas? L a lógica hace el papel de león de la fábula; todo lo reivindica }3ara sí. E n u n panlogismo, l a metafísica es lógica. ¡ Increíble falacia de ignorar l a cuestión! Porque al preguntar por el ser de las cosas, se responde inquiriendo l a significación de las leyes coordinadoras que hacen posible el conocimiento científico y, como estas leyes son conceptos, se substituye u n conceptualismo hipertrofiado, monstruoso, a l a imprescindible ontología. Esta es l a ilusión de los panlogistas de M a r b u r g o . Víctimas de ella, más que otro ninguno, escribe N a t o r p : " N a d a debe ser aceptado como dado, sin reducción, sin u n a r e d u c t i b i l i d a d al menos J3atente, al último fundamento del conocimiento creador". Curioso espejismo panlogista: el conocimiento ya no es l a relación ontológica (que dice, profundamente, Scheler), entre el objeto y el sujeto, sino u n acto de creación del objeto mismo! Esto es l o que decoran sus adeptos con el pomposo título de "concepto inmanente de v e r d a d " , o sea, en suma, falso concepto de v e r d a d " , (p. 20.) Si alguien pregunta por el ser y se le responde con el conocimiento, si alguien inquiere ortológicamente y se le contesta gnoseológicamenté, no quedará, jamás, satisfecho. Este es nuestro caso. E l sofisma de M a r b u r g o está en i g norar l a cuestión a debate; porque el problema epistomológico no atañe a l a resolución de l a ontología, al p r o b l e m a metafísico del ser. ( p . 37.) Rodríguez: E l maestro A n t o n i o Caso, al objetar a l a filosofía crítica, neokantiana, de l a escuela de M a r b u r g o (posición que he sustentado en el trabajo cotidiano de mis cátedras de filosofía y de derecho en l a U n i v e r s i d a d N a c i o n a l ) , le i m p u t a u n a falacia de ignorar la cuestión. "Porque al preguntar por el ser de las cosas, se responde i n q u i r i e n d o la significación de las leyes coordinadoras que hacen posible el conocimiento científico". 400 JUAN HERNÁNDEZ LUNA E l maestro Caso, al objetar nuestra posición neokantiana, t o m a como pauta el problema metafísico, es decir, el problema sobre el ser en sí de las cosas. Pero para nosotros, los filósofos neokantianos, este es u n "falso p r o b l e m a " . Preguntar por el ser en sí de las cosas, es u n a pregunta que " n o nos hacemos". N o "ignoramos l a cuestión", "sabemos que está m a l planteada, l a negamos"; pues "independientemente de las condiciones de v a lidez de toda experiencia posible, de las condiciones de validez de las ciencias, independientemente de las leyes de l a lógica, no tiene sentido ningún ser; tampoco tiene sentido, validez, preguntar p o r él aunque ingenuamente se le llame ser en sí ( p . 28). 33 H a y más, usted, maestro, no fundamenta, científicamente, el problema metafísico que sostiene y con arreglo al cual juzga a l a escuela de M a r b u r g o , atribuyéndole l a falacia de ignorar la cuestión. N o aparece en su artículo demostración alguna acerca del valor de l a metafísica. L a hace aparecer como válida, la supone demostrada, " l o que no es más que cometer u n mero sofisma, u n a petición de p r i n c i p i o " (p. 2 8 ) . Caso: E l señor profesor Rodríguez dice que al objetar l a f i losofía neokantiana de M a r b u r g o tomé como " p a u t a el problema metafísico". N o tomé n i n g u n a p a u t a ; porque, precisamente, el problema metafísico es lo que p i d o que considere el idealismo crítico marburguiense, puesto que escribí: " a l preguntar por el ser de las cosas, se responde (por el subjetivismo de M a r b u r g o ) , i n q u i r i e n d o la significación de las leyes coordinadoras que hacen posible el conocimiento científico; o sea, lo que l a escuela de M a r b u r g o denomina la conciencia en general (p. 3 6 ) . 33 A f i r m a el señor profesor Rodríguez que l a escuela de M a r burgo " n o ignora l a cuestión metafísica", sino que sabe que está m a l planteada. Pero no dice por qué está m a l planteado el p r o blema ontológico; se l i m i t a a declararlo así, sin fundamentación filosófica alguna. Dice que niega el problema metafísico porque "independientemente de las leyes de l a lógica, no tiene sentido ningún ser; tampoco tiene sentido, validez, preguntar por él a u n que ingenuamente se le llame ser en sí". M a s con esto m i i m p u g nador no hace sino comprobar que su filosofía crítica confunde lo ontológico con lo gnoseológico, l a metafísica con la lógica. EN TORNO A L NEOKANTISMO 401 N o hace sino comprobar que " l a esencia del pensamiento de l a escuela de M a r b u r g o estriba en negar el ser, identificándolo, d e n t r o de u n nuevo subjetivismo, con el pensamiento". L o que el señor Rodríguez necesita, para librar a la filosofía de M a r b u r g o de l a falacia de confundir el concepto con el ser, es demostrar que el ser y el pensamiento, el ser y el juicio, el ser y el concepto, l a metafísica y l a lógica, "son lo p r o p i o " , son lo mism o . Pruébelo así, si lograrlo puede. Si no lo hace, "bien m a l t r e c h a " quedará su filosofía marburguiense (p. 3 8 ) . 4 Perennidad de la metafísica Caso: E l defensor de la escuela de M a r b u r g o dice que no he fundamentado, científicamente, el planteamiento del problema ontológico. A u n cuando ya lo hice, voy a repetirlo. L a ciencia que "tiene por objeto elaborar u n a teoría del ser (de l a esencia y la existencia), se l l a m a metafísica". Esta "teoría del ser implica, necesariamente, l a teoría de l a existencia (porque ser existente es s e r ) " (p. 1 4 2 ) . L a "metafísica no inquiere ningún problema técnico. E l l a se eleva desde luego a l a realidad e s e n c i a l . . . (p. 1 2 ) . Inquiere la esencia, se interesa por averiguar l a estructura esencial del m u n do. L a metafísica responde a problemas diversos de los que o r i g i n a n las ciencias, las técnicas y las artes. Saber, filosóficamente hablando, es saber metafísico. Los conceptos son sólo el universal in representando, y no hay presentación sin objeto de l a representación, pero las esencias son el universal in essendo. L a representación y l a conciencia se refieren no sólo a conceptos u n i versales, a existencias ideales: las esencias", (p. 1 2 ) . Los animales saben de l a existencia; pero ignoran e i g norarán siempre l a esencia, el que, l a quididad. L o p r o p i o del hombre es i n t u i r lo universal en lo i n d i v i d u a l , es decir, verlo en él. Saber es u n a relación ontológica con el objeto. . . (p. 1 1 ) . A l preguntar por el qué de las cosas — n o por su por q u é — somos metafísicos. Esta interrogación define l a superioridad de nuestra naturaleza humana. Por ella podemos decir que somos u n microcosmo que refleja el universo. . . ( p . 1 1 ) . 402 J U A N HERNÁNDEZ LUNA C o n razón ha escrito M a x Scheler que el " h o m b r e distingue entre l o que una cosa es (esencia) y el hecho de que l a cosa sea (existencia). Por tanto, quien niega al hombre l a intuición a priori, hace de él, sin saberlo, u n a n i m a l " . A h o r a bien, el kantismo y el neokantismo de l a escuela de M a r b u r g o , niegan todo valor a la metafísica. E l kantismo "es l a negación de la metafísica de las esencias, l a negación de l a evidencia apodíctica del ser. Para K a n t , el espacio es forma, el tiempo es f o r m a , también, de l a sensibilidad. L a cantidad es form a a priori del entendimiento; l a cualidad, l a relación y l a m o d a l i d a d son de naturaleza f o r m a l . Es porque, para esa filosofía, el concepto constituye el conocimiento y el ser. Por esto dicen los filósofos de M a r b u r g o , t a n sutiles como equivocados: el conocimiento es concepto y juicio de lo que se llama objeto. N o . E l conocimiento es intuición, concepto y juicio de su objeto, del ser. E l conocimiento de los objetos ideales implica l a intuición esencial, como el de los objetos reales l a intuición e m pírica; pero los filósofos de M a r b u r g o niegan toda intuición, a diferencia de su maestro K a n t , que escribió: Por la intuición el objeto es dado; por la razón el objeto es pensado" (p. 1 3 ) . La metafísica, Rodríguez: ciencia de la nada Los neokantianos, maestro Caso, " n o admitimos que u n pretendido ser irracional absoluto, es decir, indeterminado e indeterminable (la n a d a ) , que esgrime l a metafísica i r r a cionalista, juegue papel explicativo alguno en la teoría de l a ciencia, en l a lógica; algo no determinado o no conocido científicamente, sólo es posible como determinable, como X como problema, a resolver, a d e t e r m i n a r ; esto es cardinal principio lógico de toda interrogación, es ley lógica del correcto p l a n teamiento de los problemas de las ciencias. L a tarea de las ciencias (plantear y resolver p r o b l e m a s ) , es i n f i n i t a pero no indeterminable" (p. 2 9 ) . E l ser en sí de las cosas es u n " m e r o imposible", pues " i n dependientemente de l a conciencia en general, que es l a concien- cia lógica, el pensar científicamente válido, nada tiene valor EN TORNO A L NEOKANTISMO 403 científico; independientemente de las leyes de l a lógica que h a cen posibles las ciencias no es posible construir ciencia a l g u n a ; p o r tanto, tampoco es posible la ciencia del ser en sí, l a m e tafísica. N o hay más ser que el que es en y por las leyes de l a lógica" (p. 4 7 ) . Si lo que dicen los dioses, los hombres u otros seres no humanos, ha de ser objetiva, científicamente válido, ello no ha de poder decirse independientemente de o c o n t r a tales leyes; nadie, incluso los dioses, puede pensar correcto, científicamente, ningún ser, sin implicar las leyes de l a lógica por lo que éstas son las leyes de todo verdadero ser posible; u n conocimiento que, como el que pretende la metafísica, se propone conocer objetos desacatando las leyes de l a lógica, a título de condiciones o requisitos de validez de las ciencias, no puede n i podrá ser n u n c a u n a ciencia; hasta ahora en su secular historia aparece l a m e tafísica como teatro de disputas sin término, sin progreso alguno. (pp.. 63 y 64.) E n la esfera de l a metafísica, de l a falsedad, todo es p o sible, lo mismo l a tesis que a f i r m a u n comienzo al cosmos que la antítesis que lo niega, l a m o r t a l i d a d y l a i n m o r t a l i d a d del alma, l a existencia y la inexistencia de Dios y otros cuentos más sobre objetos con que nunca se encuentra n i n g u n a ciencia en l a experiencia por l a simpleza de que como objetos de conocimiento científico, (?) necesitan violar las leyes que hacen que las ciencias sean ciencias, las leyes de l a lógica. Sólo quien demuestra que las ciencias no son válidas como tales, puede pretender hacer metafísica sin sujeción a las leyes de l a lógica y respirar en el vacío; pero tampoco en este caso pruede reclamar el valor de l a ciencia para su teatro de disputas sin término. N o hay más ser que el que es en y por las leyes de l a l ó gica entendidas como condiciones de validez de las ciencias. L a metafísica no es posible como ciencia, pues carece de valor científico querer conocer algo independientemente de sus leyes que lo hacen posible; son por esto falsas todas sus preguntas o ]3roblemas y sus soluciones", ( p . 98.) L a metafísica vale tanto como u n a falsa ciencia de la nada", (p. 99.) Caso: E l señor profesor Rodríguez, partidario de l a escuela de M a r b u r g o , niega l a metafísica, llegando a l a osadía de defi- 404 JUAN HERNÁNDEZ LUNA n i r l a como "falsa ciencia de l a n a d a " . Sin embargo, m i i m p u g nador, igual que los marburguienses, son metafísicos que " e l a b o r a n u n a teoría metafísica sin darse cuenta de que l a elaboran". ¿ N o es ya u n a metafísica declarar que l a filosofía ha de contraerse a l a sola filosofía de l a cultura, a través de unpanlogismo, que sustituya l a metafísica con l a teoría del conocimiento con l a lógica? ¿ N o es éste u n monismo epistemológico? ¿ N o es ya u n a metafísica (la más p e l i grosa de todas, porque juzga de sí misma que no lo es) l a teoría del método trascendental, que hace de cada ser u n concepto? (p. 22.) E l idealismo crítico hace del ser u n concepto. Su tesis de que el entendimiento produce el objeto, no es, claro está, u n a tesis metafísica realista; ¡pero es, genuinamente, u n a teoría metafísica idealista y subjetivista! (pp. 38-39.) E l señor Rodríguez dice que el "concepto inmanente de verd a d , i m p l i c a la negación de toda metafísica. ¡ Sí, de toda m e t a física diversa de l a que sostiene l a filosofía científica neokantian a l E l señor Rodríguez debe demostrar que, en l a idea de inmanencia del ser en l a conciencia en general no se implica ya u n a metafísica sui generis. Si lo prueba, habrá conseguido asegurar que su posición filosófica elimina realmente de sí, toda especulación ontológica" ( p . 4 0 ) . Si no lo logra probar " b i e n m a l t r e c h o " quedará, por este concepto, su neokantismo m a r b u r guiense. » Rodríguez: Sostener, como sostenemos, u n "concepto i n m a nente de l a verdad, que es el único posible, i m p l i c a la exclusión, de raíz, de toda metafísica" (p. 6 2 ) . Pero usted, maestro, a f i r m a que l a "idea de inmanencia del ser en l a conciencia en general i m p l i c a u n a metafísica sui generis". Por tanto le p r e g u n t o : " ¿ C ó m o puede definirse l a metafísica sui generis que hacemos los neokantianos? ¿ Q u é tiene de común l a metafísica del ser en sí y l a metafísica sui generis? ¿ C ó m o y por qué es metafísica l a segunda, a pesar de ser sui generis? ¿Por qué ambas son m e t a física? ( p . 4 9 ) . Caso: E l señor profesor Rodríguez no ha logrado invalidar las objeciones que le hemos hecho acerca de l a metafísica sui generis que f o r m u l a n los filósofos de l a escuela de M a r b u r g o . EN TORNO A L NEOKANTISMO 405 N o s v a a p e r m i t i r que insistamos en esta objeción y que demos respuesta a sus preguntas, valiéndonos de u n sencillo silogismo. Se l l a m a metafísica l a ciencia que tiene por objeto elaborar u n a teoría del ser. L a teoría del ser implica, necesariamente, l a teoría de la existencia (porque ser existente es s e r ) . Los marburguienses sustentan que existir o ser existentes es estar en conexiones de leyes; por tanto, los marburguienses sustentan u n a metafísica, ( p . 142.) E l señor profesor Rodríguez p r e g u n t a : ¿ C ó m o puede definirse l a metafísica sui generis que hacemos los neokantianos? " ¡ M u y fácil; como u n a teoría de l a existencia que a f i r m a que ser existente es estar en conexiones de leyes. ¿Está claro?" (p. 144.) E l señor profesor Rodríguez pregunta también: ¿ Q u é tiene de común l a metafísica del ser en sí y l a metafísica sui generis? " E l serlo. Porque l a metafísica de M a r b u r g o y l a metafísica realista concuerdan en darse como teorías del ser, pero discrepan en que no ofrecen l a misma teoría del ser; porque el realismo piensa que declarar que el ser existente es "estar en conexiones de leyes" constituye u n a falsa hipótesis metafísica. ¿Está claro? ( p . 145.) E l señor profesor Rodríguez pregunta en tercer l u g a r : ¿ C ó m o y por qué es metafísica l a segunda, a pesar de ser sui generis? A este p u n t o responderemos diciendo: " q u e ya juzgamos haber respondido a la cuestión en lo anteriormente escrito; pero, reiterando lo reiterado, responderemos o volveremos a responder que l a metafísica del ser (no l a del ser en sí) y l a de M a r b u r g o , tienen de común ofrecer u n a teoría sobre el ser existente (p. 1 4 5 ) . E l señor profesor Rodríguez pregunta en cuarto l u g a r : ¿ P o r qué ambas son metafísica? A pesar de que en esta cuestión no se hace sino volver a preguntar lo que se preguntó siempre, no tenemos empacho en responder lo que ya enunciamos, a saber: "que tanto l a hipótesis de M a r b u r g o como el realismo son metafísicos, porque p r o ponen u n a teoría del ser existente. L a diferencia estriba en que, declarar que el ser existente se reduce a "estar en conexiones de leyes" es radicalmente falso, (p. 145.) "Nosotros pensamos que esta metafísica es falsa, radicalmente falsa; porque opinar que la existencia se reduce a la p u r a legalidad es definir la existencia p o r u n solo aspecto de la misma, que deja fuera de su afirmación l a causa. E n suma: 406 JUAN HERNÁNDEZ LUNA el ser existente no se reduce a la p u r a legalidad, porque el aspecto esencial, del ser existente ( l a causación) queda excluido de su definición por los marburguienses" (pág. 1 4 2 ) . Rodríguez: E n las respuestas que usted, maestro Caso, d i o a mis preguntas, llamó metafísica a toda teoría o explicación del ser y sostuvo u n a explicación del ser que se distingue r a d i c a l mente de la que sustentamos los neokantianos a l grado de que se excluyen recíprocamente. Los neokantianos sustentamos que " t o d o verdadero ser es en y por, no independiente, de las leyes de la lógica que rigen toda conciencia posible; todo está en conexiones de leyes" (p. 153). Esta, nuestra "neokantiana e x p l i cación del ser, no es metafísica" (p. 153) ; porque " n o toda explicación del ser es metafísica" (p. 153). ¿Hemos de dar el mismo nombre a l a explicación del ser que usted sustenta y a la que sustentamos los neokantianos, usando, equívocamente, la palabra metafísica? Y o " l l a m o lógica, o inmanentista a l a explicación del ser que acepto, por oposición a la suya, que es trascendentista o realista". Pero si usted "tiene personal preferencia de l l a m a r l a metafísica, se lo acepto, y también le acepto que l a llame marburguiense y aun verde, no discuto palabras, lo que no a d m i t o es que pretenda usted identificar, con el mismo n o m b r e " , dos conceptos distintos, opuestos del ser (p. 1 5 3 ) . Usted considera verdadera l a explicación del ser que sustenta y l a l l a m a metafísica verdadera, y juzga falsa a l a explicación del ser que los neokantianos sustentamos, y l a l l a m a metafísica falsa. Pero l a misma ¡palabra metafísica no puede designar dos tesis que se excluyen. Si a su tesis sobre el ser, l a l l a m a metafísica verdadera, nuestra neokantiana tesis queda excluida como falsa, y no puede quedar comprendida en l a misma d e n o m i n a ción: metafísica. Es imposible caracterizar la teoría falsa del ser, con notas de l a teoría verdadera del ser o viceversa ( p . 156) ; las dos teorías del ser se "excluyen como lo falso de l o verdadero" (p. 1 5 5 ) . Aceptar su tesis, sería tanto como "creer que la a l q u i m i a debe llamarse química a pesar de ser falsa l a p r i m e r a y verdadera la segunda" ( p . 1 5 4 ) . L o anterior me permite sostener que es "falsa la primera premisa de u n silogismo en que l l a m a metafísica a toda teoría o explicación del ser" ( p . EN TORNO AL NEOKANTISMO 407 1 5 3 ) . Y , siendo "falsa l a p r i m e r a premisa del " a r g u m e n t o " (?) es falsa su conclusión: los marburguienses (Neokantianos) sust e n t a n u n a metafísica" ( p . 1 5 4 ) . Son igualmente falsas todas las respuestas que, apoyándose en su falsa conclusión, da usted a mis cuatro preguntas. Caso: A pesar de todas las "alegaciones" del señor profesor Rodríguez, el sencillo silogismo de que me valí para demostrarle q u e los marburguienses sustentan u n a metafísica, permanece todavía intacto. Dice m i i m p u g n a d o r que m i silogismo "llega a u n a conclusión falsa por ser falsa l a p r i m e r a premisa". ¿ Q u é razones proporciona m i controversista para declarar que sea falso afirmar que l a metafísica es l a ciencia que tiene por objeto elaborar u n a teoría del ser? Ésta: " ¡ u s t e d sostiene una metafísica realista cuya explicación del ser se distingue radicalmente de l a explicación del ser que sostenemos los neokantianos, a l grado de que se excluyen recíprocamente!". C o n este argumento acab a usted de declararnos que los neokantianos sostienen una metafísica que se opone radicalmente a l a metafísica que nosotros sostenemos. ¡Esto comprueba, con l a propia expresión de usted, que " n o es falso, sino m u y verdadero, afirmar que los neokantianos sostienen u n a teoría del ser, es decir, u n a metafísica!". Y con este argumento, pretende usted significar que ha i n v a l i d a d o la premisa mayor de nuestro silogismo. "¡Maravilloso! L o anterior equivaldría a decir: l a astronomía de Ptolomeo es astronomía porque estudia las leyes del m o v i m i e n t o de los astros. L a astronomía copernicana proporciona, también, u n a teoría d e l m o v i m i e n t o de los astros; ¡ pero como son radicalmente distintas u n a y otra teoría, l a de Ptolomeo sí es en verdad astronomía, en tanto que l a de Copérnico no lo es, porque no reproduce los caracteres de l a Ptolomeo!" ( p p . 162 y 163.) E l licenciado Rodríguez pretende también invalidar nuestro silogismo, diciendo: " Y o l l a m o lógica a l a explicación del ser que acepto, "pero si usted tiene personal preferencia de l l a m a r l a metafísica, se lo acepto y también le acepto que la llame m a r burguiense, y a u n verde, no discuto palabras; lo que no a d m i t o es que pretenda usted identificar con el mismo nombre cosas distintas, opuestas, como lo hace en sus textos". Este curioso párrafo, nos instruye que usted " l l a m a lógica a la explicación 408 JUAN HERNÁNDEZ LUNA del ser que acepto, en lo que de veras hace m a l , porque u n a teoría panlogista llámesela como quiera nombrársela, es m e t a física". Según la opinión de l a filosofía contemporánea, todo panlogismo, todo idealismo lógico, toda hipótesis como la de los marburguienses, es metafísica. " Y si nosotros llamamos a los de l a escuela de M a r b u r g o , marburguienses, no es porque así nos viene en gana, sino por obvias razones; y si no nombramos al panlogismo de M a r b u r g o " V e r d e " , es porque l a esencia de lo verde no concuerda con l a esencia del pensamiento panlogista marburguiense, que constituye, en cambio, u n a clara posición metafísica" (p. 165). "Nosotros no aceptamos que se nombren equivocadamente las cosas ni que se confundan las esencias de lo marburguiense, lo verde y lo metafísico. L o que sí hemos logrado comprobar es que don G u i l l e r m o Héctor Rodríguez confunde l a esencia de la metafísica marburguiense, con l a lógica pura, en tanto que nosotros ponemos verde, o si se quiere vestimos de oro y azul, a l fetiche de la capilla de M a r b u r g o " . (p. 164.) Los filósofos de M a r b u r g o declaran que "ser existente es estar en conexiones de leyes, lo cual es simplemente lógico, pero n o metafísico. N o señor: todo panlogismo es metafísico, lo mism o el elaborado por Hegel que el elaborado por los m a r b u r guienses. Q u i e n hace de l a lógica l a sustancia misma de l a realidad, construye u n a teoría metafísica; quien dice que l a existencia posee u n a estructura lógica, edifica u n a ontología y no una lógica", ( p . 163.) Imposibilidad de la intuición Rodríguez: E l maestro Caso pretende construir la metafísica que defiende partiendo de l a intuición. Pero l a intuición carece por completo de valor explicativo en todas las ciencias filosóficas. Demostraré esta afirmación t o m a n d o como ejemplo a E d m u n d o Husserl, el f u n d a d o r del método fenomenológico. L a intuición no es posible porque "niega el carácter irreversible de l a relación entre sujeto y objeto de conocimiento científico" ( p . 8 0 ) . " E l sujeto o sus modalidades no pueden, como tales, desempeñar el papel de objeto, c o n t r a lo que, contradic- EN TORNO A L NEOKANTISMO 409 toriamente, creen Husserl y los escolásticos" (p. 3 0 ) . Paul N a t o r p , a l discutir con Husserl sobre este p u n t o dice: " E l yo. . . n o es consciente de (para) sus contenidos, como el contenido l o es para él". " E l (el yo) mismo no puede tornarse contenido y no es semejante a nada de lo que puede ser contenido de la conciencia" (p. 3 0 ) . "Pero suponiendo, sin conceder, posible la intuición, suponiendo que pudiésemos saltar sobre nuestra propia sombra, que fuera posible percibir nuestra percepción u otro acto nuestro que a l a vez fuese consciente de nosotros, iremos a las siguientes conclusiones absurdas: Caeríamos en u n regresus in infinitum, pues como el principio de todos los principios es la intuición, resulta que, como garantía de l a intuición, Husserl sostiene a la i n t u i ción misma, por lo que, como nueva necesaria garantía de validez de l a nueva intuición se necesitaría otra, l a intuición de l a intuición, etc. Además, convertir a l a intuición en objeto y fundamento de la intuición misma es encerrarse en u n círculo, en u n dialelo, porque l a intuición que garantiza la validez de otra supone a esta otra p a r a valer ella y poder garantizar l a otra. " L a intuición dotada de evidencia apodíctica o percepción de algo como necesario, con ausencia de d u d a y con la imposibilidad de ésta, es concomitante tanto del j u i c i o verdadero como del falso, así p. ej., percibe con evidencia que es verdad que el todo es mayor que sus partes, pero es evidente también que es falso que el todo es menor que sus partes; el j u i c i o falso y el verdadero tienen de común l a evidencia de l a intuición, ¿ c ó m o distinguirlos por lo que tienen de común? C o n l a intuición no se pueden explicar, (p. 31.) E l maestro Caso, j u n t a m e n t e con los predicadores de la i n tuición, creen que l a "salvación de l a filosofía" reside en el " i n t u i c i o n i s m o concordante con el pensamiento r a c i o n a l " . Es decir, por u n a parte, con el intuicionismo (concepto trascendente de v e r d a d ) , sostienen que algo es verdad porque les aparece sin supuesto, en carne y hueso, en persona, y, por otra parte, con el "pensamiento r a c i o n a l " (concepto inmanente de v e r d a d ) , 410 J U A N HERNÁNDEZ L U N A a d m i t e n y sostienen que u n j u i c i o es racionalmente verdadero porque implica supuestos, supuestos que son las leyes lógicas del j u i c i o verdadero. L o anterior es " a f i r m a r al mismo tiempo dos proposiciones contradictorias como verdaderas", pues se excluyen recíprocamente intuicionismo y pensamiento racional. Esto es lo que el maestro Caso y los demás fenomenólogos l l a m a n "intuicionismo concordante con el pensamiento racional" ( p p . 31 y 3 2 ) . " ¿ C o n t a l irracionalismo y t a l "concordancia" se ¡pretende construir u n a lógica, una metafísica, u n a filosofía en general?" ( p . 32.) La intuición: Caso: principio de todos los principios L a filosofía de l a escuela de M a r b u r g o , que profesa el señor profesor Rodríguez, apoyada en e l método trascendent a l , niega l a intuición como parte esencial y fundamental del método filosófico. E l método trascendental constituye el objetivo de l a escuela de M a r b u r g o . N a t o r p , el "talentoso discípulo" d e K a n t , señala a este método dos requisitos: el primero es su "constante relación" con el factum c u l t u r a l , "con los hechos históri- cos, con l a fecunda v i d a de l a ciencia, con las manifestaciones del arte, con los aspectos de l a religión, en suma, con l a C u l t u r a " ; el segundo es indicar para el factum m e n t o de derecho", la deductio juris, cultural, "el funda- que postula como tarea i n f i n i t a del conocer u n eterno no conocer, u n a incógnita por despejar, que es el noúmeno. Pero en este postulado del método trascendental está la limitación e incongruencia de dicho método, porque, por u n a parte, niega lo irracional absoluto; y por la otra, a f i r m a lo irracional como incógnita. " E l noúmeno k a n tiano reaparece siempre marcando el límite de la explicación y cíe l a reductio juris. A l g o irracional absoluto se niega de p l a n o ; pero no se niega lo irracional como u n a incógnita, u n a X que n o es p r o p u e s t a para conocerla, puesto que ninguna racionalización l a agota. D e modo que se niega de plano lo irracional absoluto, pero se a f i r m a lo irracional como incógnita; y, como mientras más se conozca, más sabrá lo inmesurable de lo que EN TORNO AL NEOKANTISMO 411 se ignora, absoluto o no, el irracionalismo se levanta como otra " a l t a t o r r e " frente al panlogismo de M a r b u r g o ; porque, ¿con q u é derecho, se a f i r m a que el Universo es cognoscible en sí?" ÍPP. 22 y 23.) Este es el método en nombre del cual la filosofía de M a r b u r g o rechaza toda intuición. Más por encima de él, lo m e j o r de l a tradición filosófica reivindica su valor. " L a filosofía escolástica recurre a l a intuición cuando sostiene l a simple aprehensión como momento i n i c i a l del conocimiento". E l positivismo, aunque falso, admitió " l a intuición sensible del fenómeno". K a n t mismo, " a u n cuando no conoce más f o r m a de intuición que l a sensible, constantemente a f i r m a que sólo partiendo de l a i n t u i ción es posible el conocimiento: E l elemento que puede ser dado antes del pensamiento se llama intuición. Y , en otra part e : Ningún conocimiento es posible sin una intuición". L a f i l o sofía del presente "asiste al desarrollo de la fenomenología y a l método fenomenológico basado en la intuición. La intuición nos da el ser. Husserl dice: E l principio de todos los principios es la intuición. Para Bergson, el núcleo de lo real se da también en la intuición. Scheler, anota Hessen, admite, además, u n a intuición emocional, y ve en ella el órgano del conocimiento de los valores. Éstos se hallan completamente vedados al i n telecto. E l intelecto es t a n ciego para los valores como el oído p a r a los colores". ¡ Sólo los discípulos de Cohen j u r a n guerra a muerte, ruda repulsión, al conocimiento inicial, al conocimiento intuitivo! ¿ C ó m o extrañar que nieguen el ser n i que pretendan reducirlo a u n a p u r a síntesis conceptual? " N o son, en v e r d a d , kantianos; sino corruptores del k a n tismo; lo seleccionan arbitrariamente. Su a c t i t u d de negar, lá intuición los lleva a considerar que los primeros p r i n cipios son meros "supuestos", hipótesis, no verdades supremas. N i e g a n l a d i g n i d a d de los más altos conocimientos; y, de acuerdo con l a añeja a c t i t u d de los escépticos (Sexto Empírico también juzgó que los primeros principios son meras "hipótesis"), d a n a todo el saber u n carácter problemático; porque lo que en u n a hipótesis se f u n d a m e n t a sólo puede ser hipotético. . . ¡ A tales extremos conduce el espíritu sistemático! Estos son los frutos necesarios de 412 JUAN HERNÁNDEZ LUNA negar a l a mente que conoce, el principio cipios', l a intuición, (p. 71.) de todos los prin- "Esta r u d a repulsión, esta innegable animosidad de Cohén y N a t o r p contra l a intuición como parte esencial y fundamental del método filosófico, es lo que hace del neokantismo u n a f i losofía claudicante para l a conciencia intelectual de nuestro tiempo. Por u n lado los tres grandes ingenios: Bergson, Husserl y Scheler, los "predicadores de l a intuición"; por el otro, Cohén, N a t o r p y los demás panlogistas, los predicadores de la "deductio j u r i s " . (p. 24.) " ¡ C o n la intuición como parte del método filosófico, se abandona el panlogismo y se confiesa el ser! N a t o r p ha escrito: "Nosotros no queremos ser salvados: Navigare necesse est; ¡pero l a filosofía se salva" del idealismo crítico! Su salvación reside en el intuicionismo concordante con el pensamiento r a c i o n a l " , (p. 24.) " P l o m a n d o a K a n t como a uno de los máximos exponentes del genio filosófico, juzgamos contar ya con elementos bastantes a situar nuestro saber, más allá de los límites que marcó l a Crítica de la Razón Pura", (p. 15.) Fisonomía de los polemistas E n el curso del debate, el maestro Caso hizo al neokantismo de la escuela de M a r b u r g o cinco objeciones: a) que i d e n t i f i caba el problema ontológico con el problema gnoseológico; b ) que negaba l a metafísica y l a intuición; c) que, sin darse cuenta, constituía u n a metafísica sui generis; ch) que i d e n t i f i caba las esencias con l a conciencia en general, sin advertir que la conciencia en general es en el fondo sólo u n a esencia i d e a l ; y d ) que incurría en u n nuevo y suspicaz subjetivismo. Las tres primeras objeciones fueron discutidas, desde el p r i n c i p i o hasta el f i n a l de la polémica, por el maestro Caso y por su discípulo Rodríguez. Las otras dos, únicamente fueron presentadas por el maestro, pero no discutidas p o r el discípulo. E l maestro Caso, a l discutir las tres objeciones mencionadas, argumentó invocando l a a u t o r i d a d de veintinueve autores d i - EN TORNO A L NEOKANTISMO 413 ferentes: Scheler, K a n t , Husserl, Aristóteles, Santo Tomás, B r e n tano, N a t o r p , Rickert, Hegel, Fichte, Platón, Meyerson, Einst e i n , Cohén, Bergson, Hessen, Condillac, Stuart M i l i , D ' A n n u n zio, Sexto Empírico, Külpe, Gründler, Comte, N a r c h , C a r n o t , M a i n e de Birán, Schopenhauer, Leibnitz, Descartes y G u r v i t c h . D e estos autores, los citados mayor número de veces f u e r o n : Scheler, H u s s e r l / K a n t , N a t o r p y Meyerson. E l licenciado Rodríguez, al discutir esas mismas cuestiones, argumentó con l a autoridad únicamente de cinco autores: Cohén, N a t o r p , Külpe, K a n t y Platón. Los más citados fueron Cohén y N a t o r p . A l discurrir en derredor de las cuestiones debatidas, el maest r o Caso empleó términos y vocablos enérgicos en contra de su adversario y de l a filosofía que combatía. Caso pensaba que este era el tono que debería usar el verdadero polemista, no sólo porque enaltecería a las personas que polemizaban con él, sino porque es l a " a c t i t u d p u l c r a del dialéctico empeñado e n la desinteresada prosecución de l a v e r d a d " (p. 3 5 ) . Esto explica el acento, en ocasiones violento, de las siguientes frases: " e l neokantismo es u n conceptualismo hipertrofiado" ( p . 53) ; " l a reacia filosofía de M a r b u r g o " (p. 72) ; "los recalcitrantes p a n logistas de M a r b u r g o " (p. 73) ; "complicado y estéril logicism o " . (p. 74) ; "pobre y esquemática ontología pseudocientífica" ( p . 92) ; " m a l t r e c h a filosofía de M a r b u r g o " (p. 9 3 ) ; "infieles discípulos de K a n t " ( p . 1 2 6 ) ; etc. E l licenciado Rodríguez, por el contrario, se mostró en l a polémica mesurado y respetuoso con el maestro Caso. L o llamó: " m i querido y egregio maestro de l a idea y de l a vida e j e m p l a r " ( p . 27) ; le " p i d o perdón si lo he molestado, pues ello no se debe más que a m i torpe expresión, pero no a mis intenciones que consisten en pedirle que, como lo h a hecho desde que nos conocimos, me dé sus siempre nuevas enseñanzas" (p. 32) ; " m i dilecto maestro" (p. 49) ; "suplico perdón a l maestro" (p. 50) ; " c o n el mayor gusto y con el mayor respeto reitero al maestro l a demostración de m i posición" ( p . 63) ; "respetable maestro" ( p . 65) ; "inigualable maestro" (p. 79) ; " m i siempre excepcional maestro" (p. 83) ; "le suplico a m i querido maestro" ( p . 84) ; "verdadero maestro e intergérrimo caballero" (p. 97) ; " m i 414 JUAN HERNÁNDEZ LUNA querido y muy respetable maestro" (p. 115) ; "maestro de la idea y de la vida ejemplar" (p. 113); etc. La polémica, no obstante la importancia de las tres cuestiones disputadas, resultó desigual. Desde los primeros artículos fue notoria la superioridad del maestro Caso frente a su discípulo. Los artículos de Caso aparecían redactados de manera espontánea y fácil. Se notaba en ellos un gran dominio de las cuestiones discutidas y una argumentación maciza. Eran artículos claros y amenos. Puede decirse que su adversario no dio a Caso muchos dolores de cabeza, no le exigió pesadas faenas mentales; antes bien, jugó, se divirtió con él, llegando hasta decir que los argumentos del licenciado Rodríguez ardían "no ya en un candil, sino en el mortecino fuego de una cerilla" (p. 163). Los escritos del licenciado Rodríguez, en cambio, parecían redactados con dificultad. Los temas discutidos eran tratados de manera embrollada y con una argumentación débil y monótona. Repetía hasta el cansancio las mismas preguntas y argumentos, lo cual restó a la polémica lucidez y provocó el tedio en el lector. Tal monotonía se halla patente hasta en los títulos de sus ocho artículos. Los cuatro primeros empiezan siempre con la frase: "La filosofía científica neokantiana y . . . " . Los otros cuatro terminan siempre con esta frase: "Intacta la filosofía crítica. . .". Títulos, todos, que por su tautología, fatigaban al lector. Tan notoria fue la superioridad del maestro Caso en esta polémica, que en varias ocasiones reprochó al licenciado Rodríguez su débil argumentación y su falta de respuesta a las objeciones formuladas por él a la escuela neokantiana de Marburgo. El "señor profesor Guillermo Héctor Rodríguez no ha acertado a desvanecer los argumentos sostenidos por nosotros, en pro del realismo metafísico. . ." (p. 53). "Con prontitud que quizá expresa festinación por la clausura de nuestro debate, don Guillermo Héctor Rodríguez sintetiza sus puntos de vista, sin discutir siquiera algunas de nuestras objeciones" (p. 105). "Con el objeto de ordenar las numerosas objeciones que la f i losofía del presente concibe en contra del idealismo de los marburguienses, redactamos un abecedario cabal, que don Guillermo E N T O R N O A L N E O K A N T I S M O 415 Héctor Rodríguez no se ha servido impugnar, oponiendo cada tesis contraria a las sostenidas p o r nosotros", (p. 123.) " E l señor Rodríguez no h a logrado objetar, victoriosamente, los puntos que le hemos propuesto. C o m o u n a polémica no se clausura sin razón n i se provoca sin motivo, nos va a perdonar nuestro excelente amigo si insistimos en que los marburguienses f o r m u l a n u n a metafísica sui generis", (p. 1.41.) Así, pues, Rodríguez no sólo se defendió débilmente, sino que trató en uno de sus artículos de "cerrar l a polémica", (p. 120.) L a consecuencia de esta desigualdad en el debate fue que los lectores de E l Universal perdieran el interés por l a polémica y que el director del periódico mencionado se negara a seguir publicando los artículos de los polemistas. E l anacronismo de la escuela de Marburgo en 1937 filosófica L o que el maestro A n t o n i o Caso quería al discutir con su discípulo Héctor G u i l l e r m o Rodríguez, era probarle que l a posición filosófica neokantiana, marburguiense, que sustentaba en sus cátedras de filosofía y de derecho, resultaba, en 1937, anacrónica. E l neokantismo marburguiense fue — c o m o dice el maest r o Caso a l comentar l a disertación que N a t o r p pronunció en 1912 en l a Sociedad de Estudios Kantianos— " l a filosofía de l a A l e m a n i a anterior a l a g u e r r a " , ( p p . 19 y 20.) E l " e r r o r del sistema de M a r b u r g o estriba en la antigua d i f i c u l t a d a que se refiere N a t o r p : l a contraposición de la intuición y el pensar, y el rechazamiento de l a intuición". Pero l a filosofía actual, l a filosofía contemporánea ( l a de 1937, no l a del año doce del siglo, fecha de l a conferencia célebre de N a t o r p ) asiste al "desarrollo de l a fenomenología y al método fenomenològico basado en l a intuición. L a intuición nos da el ser", (p. 23.) " E l agnosticismo kantiano h a sido superado por los resultados de la fenomenología contemporánea", (p. 15.) Este j u i c i o del maestro Caso acerca del neokantismo de M a r b u r g o , como u n a filosofía anacrónica, coincidía con el que tenían los hombres cultos de Alemania, Francia y España de aquellos días. U n autor alemán, Ernest V o n Aster, escribía este 416 J U A N HERNÁNDEZ LUNA j u i c i o sobre el neokantismo: " L a s obras de Cohen, en realidad de difícil comprensión, pero vivificadas por u n fuerte sentimiento filosofico y robustecidas por el i n f l u j o de su personalidad entera, tuvieron la eficacia de f o r m a r escuela, a l a que pertenecen Pablo N a t o r p (1854-1924), Ernesto Cassirer, Gualterio K i n k e l , Alberto G o r l a n d . Sin embargo, desde la muerte de su f u n d a d o r l a cohesión de l a 'escuela de M a r b u r g o ' era m u y f l o j a a pesar de l a importante personalidad de Ernesto Cassirer.. . " 2 U n autor francés, Georges G u r v i t c h , expone el siguiente j u i cio acerca del neokantismo: " D u r a n t e los treinta y hasta cuarenta años que precedieron a l a conflagración m u n d i a l , fue la filosofía neokantiana l a que predominó absolutamente, tanto en las universidades como en l a producción filosófica alemana en general. . . Todavía en 1912, cuando se festejó el sexagésimo segundo aniversario de H e r m a n n Cohen, el comentarista más calificado de las tres Críticas de K a n t y el jefe de l a escuela de M a r b u r g o , todas las revistas filosóficas alemanas hablaban del neokantismo como del m o v i m i e n t o más visible y de más p r o f u n d a influencia sobre l a filosofía alemana contemporánea. "Y, sin embargo, en diez años o menos h a cambiado comple- tamente l a perspectiva. E l neokantismo retrocede y sólo se defiende débilmente". 3 U n autor español, José Ferrater Mora, decía : " . . . el neokantismo y sus principales direcciones, las escuelas de Badén y de M a r b u r g o , h a n ido perdiendo el predominio que tuvieron especialmente en Alemania hasta 1914 aproximadamente; l a irrupción de l a fenomenología, los t r a - bajos para l a constitución de u n a ontologia y los intentos m e t a físicos más recientes, así como, en general, cuanto f o r m a parte de l a crisis filosófica abierta desde comienzos del siglo, h a n arrinconado al neokantismo. . . " 4 Cf. Ernest V O N A S T E R . Historia de la filosofía. Empresa E d i tora Zig-Zag-Santiago de C h i l e , p. 360. Cf. Georges G U R V I T C H . Las tendencias actuales de la filosofía alemana. E d i t o r i a l Losada, S. A . Buenos Aires, p. 17. José F E R R A T E R M O R A . Diccionario de Filosofía. E d i t o r i a l A t l a n te, S. A . México, D . F . , 1 9 4 1 , p . 384. 2 3 4 E N T O R N O A L N E O K A N T I S M O 417 Así, pues, el maestro A n t o n i o Caso, en su polémica con el licenciado Rodríguez, no sólo combatía a u n a filosofía que negaba la metafísica y la intuición, sino a u n a filosofía que había m a n t e n i d o su hegemonía en las universidades de A l e m a n i a desde fines del siglo pasado hasta 1914, pero cuya influencia había sido eclipsada por l a fenomenología. ¡Tínicamente en nuestra Universidad Nacional Autónoma de México, se daba el caso, raro en el m u n d o , del licenciado G u i l l e r m o Héctor R o dríguez y de sus discípulos, que se obstinaban en presentar como vigente, en 1937, el neokantismo de l a Escuela de M a r b u r g o !