634. archivo manuales del ejercito _CCCF I ordenan investigar

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Poder Judicial de la Nación
Causa n° 42.366 “N.N. s/ archivo”
Juzg. Fed. n° 3 - Sec. n° 6
Reg. n° 634
/////////////nos Aires, 1° de julio de 2009.Y VISTOS Y CONSIDERANDO:
Los Dres. Eduardo R. Freiler y Jorge L. Ballestero
dijeron:
Motiva la intervención del Tribunal el recurso de apelación
interpuesto a fs 681/2 por el representante del Ministerio Público Fiscal, Dr.
Gerardo Pollicita, contra el auto de fecha 5 de septiembre de 2008, glosado a
fs 678/80, por el cual el Magistrado de primera instancia dispuso el archivo de
las actuaciones (art. 195, segundo párrafo del Código Penal de la Nación).
La presente investigación se inició en virtud de la denuncia
formulada por el titular de la Fiscalía Federal n° 6, Dr. Federico Delgado, a
raíz de la presentación efectuada por el Dr. Alberto Pedroncini ante la
Procuración General de la Nación, con fecha 16 de septiembre de 2005. En ese
escrito, el letrado denunció que en el marco de la causa que lleva el n°
13.445/99 -caratulada “Videla, Jorge y otros s/ privación ilegal de la libertad”, en la cual reviste el rol de parte querellante, el Dr. Florencio Varela -letrado
defensor de Santiago Riveros, Eugenio Guañabens Pellero y Juan Pablo Saaaportó determinada documentación de origen militar “de contenido ...
explícitamente delictivo”. El denunciante se refirió, concretamente, al
reglamento RC-5-1, denominado “Operaciones sicológicas”, fechado el 8 de
noviembre de 1969. Con posterioridad a ello efectuó una nueva presentación
señalando la existencia de específicos casos de secuestros y tortura de
personas, que se habrían perpetrado de acuerdo a la metodología que surge del
reglamento mencionado.
Durante la instrucción del sumario se incorporaron al
proceso los reglamentos RC 9-1 “Operaciones contra elementos subversivos”,
de fecha 17 de diciembre de 1976; RC 8-3 “Operaciones contra la subversión
urbana”, del 29 de julio de 1969, RV 150-10 “Instrucción de lucha contra las
guerrillas”, de fecha 5 de septiembre de 1969, ROP 30-5 “Prisioneros de
Guerra” y RC 8-2 “Operaciones contra fuerzas irregulares”.
El Sr. Juez de primera instancia orientó la pesquisa a la
determinación de “actos materiales que se hayan desarrollado en estricto
cumplimiento” de la normativa militar aludida. En esa tarea, recolectó
abundante
información vinculada a la presunta desaparición de aquellas
personas que fueron mencionadas por el Dr. Pedroncini, en su segunda
presentación: Néstor Martins, Nildo Centeno, Marcelo Verd, Sara Palacio de
Verd, Juan Pablo Maestre, Mirta Elena Misetich, Luis Enrique Pujals, Nuria
Morillo y Ángel Enrique Brandazza.
Tras casi tres años de trámite, el Magistrado decretó el
archivo de las actuaciones, sosteniendo que no había podido comprobarse la
existencia de conexión alguna entre los manuales en cuestión y algún suceso
que configurara la materialización de las directivas allí contenidas.
Fundamentó su decisión afirmando que la creación de los reglamentos no
constituía, en sí misma, un delito penal, en virtud de la ausencia de resultado
lesivo alguno.
Dicho pronunciamiento fue objeto de recurso de apelación
por parte del representante del Ministerio Público Fiscal, cuyos agravios se
circunscriben a la vinculación que existiría entre los hechos aquí investigados
y aquellos que conforman el objeto procesal de la causa n° 13.445/99, que
tramita ante el Juzgado Federal n° 7, toda vez que los reglamentos fueron
aportados como instrumentos de defensa por quien allí reviste la calidad de
imputado.
A su turno, el Sr. Fiscal General, Dr. Moldes, mantuvo el
remedio procesal introducido y sostuvo que, más allá de que la documentación
militar hallada pueda resultar de utilidad en otras pesquisas penales, tales
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como la causa n° 13.445/99, el objeto procesal de esta investigación esta
conformado por la existencia misma de los manuales -y no su vinculación con
hecho delictivo alguno-, cuya ilegitimidad resultaba, a su criterio, innegable.
Expresó su disenso con el Juez de grado en cuanto a la ausencia de lesividad,
argumentando que los reglamentos fueron dictados por aquellos que tenían el
poder de materializar las conductas allí contenidas, circunstancia que
resultaría suficiente para generar temor en la ciudadanía.
Ahora bien, habiendo analizado detenidamente las
constancias obrantes en autos, los suscriptos concluimos que el auto en crisis
debe ser revocado.
En primer lugar, corresponde aclarar, en relación con el
escrito de apelación elaborado por el representante del Ministerio Público
Fiscal, que la declinatoria de competencia allí postulada presupone el
entendimiento de la relevancia delictiva que podría corresponder a los sucesos
denunciados, criterio que fue profundizado por el Sr. Fiscal General al
momento de expresar sus agravios.
Los suscriptos coincidimos con el temperamento esgrimido
por el Fiscal General en cuanto a que el resolutorio atacado deviene
prematuro, a la luz de las diligencias probatorias que aún resta realizar, y que
podrían resultar idóneas para el descubrimiento de la verdad material, más allá
de la significación jurídica que, en la oportunidad adecuada, corresponda
asignar a los hechos pesquisados.
En esa tarea, se torna necesaria la dilucidación de las
circunstancias en que los reglamentos de origen militar en cuestión fueran
oportunamente dictados, tales como el procedimiento seguido para su
creación, las personas que participaron de ese proceso y los documentos que
sirvieron de
base para ello. El contexto socio-político imperante -no sólo en nuestro país,
sino también en el resto de América- durante la época de la creación de los
manuales en cuestión permite inferir la posibilidad de que integrantes de
fuerzas de seguridad de países extranjeros hayan, de algún modo, colaborado
con su elaboración, extremo que deberá ser abordado por la pesquisa.
De igual modo, resulta menester conocer el destino que los
mismos han tenido, es decir, las Unidades o dependencias del Ejército
Argentino que efectivamente los adquirieron -más allá del imperativo que
surge del decreto de aprobación de cada uno de ellos en ese sentido-, y el
modo en que los mismos fueron utilizados. Dicha información podría ser
requerida al Ministerio de Defensa de la Nación.
En el mismo sentido, sería de utilidad determinar, a través
del mismo organismo, si los reglamentos RC 9-1 “Operaciones contra
elementos subversivos”, de fecha 17 de diciembre de 1976; RV 150-10
“Instrucción de lucha contra las guerrillas”, de fecha 5 de septiembre de 1969
y ROP 30-5 “Prisioneros de Guerra” , se encuentran vigentes a la fecha, o si
fueron derogados y, en su caso, solicitar la remisión del texto de aquellos
documentos con los que fueran reemplazados.
Por otro lado, parece conducente incorporar al legajo
copias debidamente certificadas de todos aquellos reglamentos, instructivos o
manuales emanados del Ejército Argentino vinculados a los documentos antes
aludidos, o concernientes a temáticas relacionadas con las abarcadas por
aquellos. La existencia de tales documentos podría establecerse a través del
“Registro de Publicaciones Militares”, donde fueron inscriptos los instructivos
pesquisados.
Así
las cosas, los
suscriptos
concluimos
que
el
temperamento adoptado por el Magistrado de grado resulta apresurado, por lo
consideramos que debe revocarse el archivo de las actuaciones.
Tal es nuestro voto.
El Dr. Eduardo G. Farah dijo:
Que me apartaré del criterio seguido por mis colegas por
cuanto entiendo que el agravio del fiscal no alcanza a conmover el archivo
decretado por el instructor. La postura del apelante sólo busca que los hechos
que aquí se ventilaron –el dictado de los reglamentos y su posible aplicación–
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sean investigados en el marco de la causa seguida en el juzgado federal n° 7
del fuero por cuanto entiende que “la documentación de origen militar que
fuera denunciada...tiene estricta vinculación con el objeto de investigación de
aquellos actuados.”
Ahora bien, en primer lugar debe tenerse en cuenta que en
esta causa no hubo persona alguna imputada y que las que podrían serlo por el
dictado de los decretos aprobatorios de los manuales del caso, en orden a la
presunta infracción al art. 248 del Código Penal –como una de las hipótesis
posibles–, es público y notorio que han fallecido a la fecha. A partir de ello no
se advierte cuál es el agravio que se invoca si el recurrente puede presentarse
en aquellas actuaciones y ofrecer como prueba todo lo actuado en éstas.
Por los mismos motivos, nada obsta a que dentro de la
órbita del Ministerio Público Fiscal se avance en todas aquellas cuestiones e
hipótesis sugeridas por el Fiscal de Cámara a fs. 693/694, pues cuentan con las
amplias facultades de investigación autónoma de los arts. 26, segundo párrafo,
y 40, inc. “a”, de la Ley Orgánica del Ministerio Público n° 24.946, y, en caso
de ser necesario, pueden presentarse en las causas en que se investiguen
hechos que podrían guardar relación con la implementación de los manuales a
efectuar los requerimientos pertinentes.
En virtud de ello, y sumado a que de la simple lectura del
sumario se advierte que el instructor ha realizado todas las medidas que creyó
conducentes y que la parte recurrente no ha señalado prueba alguna que
considere necesaria producir, considero que el decisorio debe ser confirmado.
En virtud del Acuerdo que antecede, el Tribunal
RESUELVE:
REVOCAR el auto de fojas 678/80 en todo cuanto
resuelve y fuera materia de apelación, debiendo el Sr. Juez de grado proceder
de acuerdo a lo expresado en los considerandos de la presente.
Regístrese, hágase saber y, oportunamente, devuélvase a la
anterior instancia.
Sirva la presente de atenta nota de envío.FDO. EDUARDO R. FREILER - JORGE L. BALLESTERO - EDUARDO G.
FARAH (en disidencia)
Ante Mí: Sebastián CASANELLO.
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