La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad

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La ejecución
de las penas de
cumplimiento en
la comunidad
Núria Torres Rosell
Carolina Villacampa Estiarte
PID_00189767
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
Índice
Introducción...............................................................................................
5
Objetivos.......................................................................................................
7
1.
Sanciones alternativas a la prisión...............................................
9
1.1.
9
La pena de trabajos en beneficio de la comunidad ....................
1.1.1.
Características del trabajo en beneficio de la
comunidad .....................................................................
11
1.1.2.
La determinación del trabajo ........................................
13
1.1.3.
Control de la ejecución y consecuencias del
incumplimiento .............................................................
1.1.4.
La participación del penado en programas
formativos o de reeducación .........................................
1.1.5.
1.2.
19
La protección de los penados en materia de
seguridad social ..............................................................
20
La pena de localización permanente ..........................................
21
1.2.1.
Régimen ordinario de cumplimiento de la pena de
localización permanente ................................................
1.2.2.
2.
14
23
Régimen excepcional de cumplimiento de la
localización permanente ................................................
25
Formas sustitutivas de la prisión..................................................
28
2.1.
28
Suspensión de la ejecución de las penas privativas de libertad ...
2.1.1.
Los distintos regímenes de suspensión regulación
legal ................................................................................
2.1.2.
2.2.
29
La ejecución de las suspensiones con imposición de
reglas de conducta .........................................................
32
Sustitución de la pena de prisión ...............................................
35
2.2.1.
La sustitución de penas de prisión ................................
35
2.2.2.
La sustitución de la pena privativa de libertad por
expulsión del territorio ..................................................
39
Resumen.......................................................................................................
42
Ejercicios de autoevaluación..................................................................
43
Solucionario................................................................................................
45
Glosario........................................................................................................
46
Bibliografía.................................................................................................
47
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5
La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
Introducción
En este módulo se analizarán los aspectos relacionados con la ejecución de
un conjunto de sanciones penales que se han venido designando tradicionalmente como "alternativas a la prisión" o "sustitutivos penales" y más contemporáneamente como "sanciones y medidas aplicables a la comunidad". Se trata
de una categoría definida negativamente, identificada con cualquier mecanismo que evite el ingreso en prisión.
En abstracto, podrían considerarse integradas en este concepto instituciones
muy diferentes, unidas por el común denominador de evitar ingresos en prisión, tan diversas que incluso procesos como la desincriminación de conductas delictivas –empleados como proceso descongestionador del sistema de justicia penal– o el indulto podrían entenderse integradas en la referida denominación
Tal amplitud en la caracterización de estos conceptos se debe probablemente
al hecho de que la búsqueda de alternativas a la prisión, que paradójicamente en sus orígenes fue concebida como la alternativa ilustrada a la pena de
muerte o las penas corporales, el reconocimiento en definitiva del fracaso de
esta institución, no es más que un reflejo de la crisis misma del derecho penal.
De ahí que no solo quepa incluir entre las alternativas aquellas que buscan la
penalización diversa a la inclusión en una institución total como la prisión,
sino también aquellas otras por medio de las que instrumentar directamente
una reducción progresiva del derecho penal que lo haga retornar a los límites
marcados por el derecho penal mínimo.
La referencia a las alternativas a la prisión se refiere a un conjunto dispar de
medidas que tienen en común dos rasgos: su finalidad y su ámbito�de�aplicación.
a) En relación con la finalidad, tales mecanismos se dirigen a evitar o reducir
la aplicación de la pena de prisión.
b) En relación con su ámbito de aplicación, suele venir circunscrito al propio
de las penas cortas de prisión.
Dentro de las medidas penales alternativas, se diferencian las siguientes categorías:
•
Las alternativas político-criminales a la prisión, entre las que se integran
aquellas que corresponden a una política-criminal alternativa hasta el
punto de incluir la desformalización y la despenalización. Se trata de me-
Consulta recomendada
Sobre este concepto podéis
consultar Mulas Sanz, Zaffaroni y Batarrita Asua.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
canismos que juntamente con estrategias sociales, económicas y educacionales tenderían a contraer el campo de aplicación del derecho penal.
•
Las sanciones alternativas a la prisión, que suponen el diseño de consecuencias jurídicas para el delito distintas de la prisión, es decir, la previsión
legal fundamentalmente de penas no privativas de libertad.
•
Las consecuencias jurídico-penales sustitutivas de la prisión o formas sustitutivas de la prisión, que se puede considerar que forman parte de las
sanciones alternativas, incluso reduciendo su ámbito de aplicación a los
casos en los que de la aplicación habitual de la ley se debería derivar la
pena de prisión, que se evita con la aplicación de una de estas alternativas.
En las páginas que siguen se analizarán solamente algunas de las sanciones alternativas a la prisión más relevantes, así como las consecuencias jurídico-penales sustitutivas a la prisión contempladas en el Código penal.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
Objetivos
En el presente módulo se ofrecen los elementos mínimos para alcanzar los
objetivos siguientes:
1. Diferenciar las alternativas político-criminales a la prisión, las sanciones
alternativas a la prisión y las consecuencias jurídico-penales sustitutivas
de la prisión.
2. Conocer los elementos configuradores esenciales y el régimen de ejecución
de la pena de trabajos en beneficio de la comunidad.
3. Conocer los elementos configuradores esenciales y el régimen de ejecución
de la pena de localización permanente.
4. Deslindar los supuestos de suspensión de la ejecución de las penas privativas de libertad y los supuestos de sustitución de la pena de prisión.
5. Enumerar los requisitos y elementos configuradores de la suspensión de la
ejecución de las penas privativas de libertad.
6. Conocer pautas normativamente establecidas para la ejecución de suspensiones.
7. Enumerar los requisitos y elementos configuradores de la sustitución de
las penas de prisión.
8. Conocer las pautas normativamente establecidas para la ejecución de las
sustituciones de la pena de prisión.
9. Singularizar el régimen especial de sustitución de penas privativas de libertad o expulsiones del territorio nacional.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
1. Sanciones alternativas a la prisión
Seguidamente se analizará la aplicabilidad de dos tipos de sanciones que, a
pesar de tener distinta naturaleza jurídica, parecen configurarse como algunas
de las más firmes apuestas en nuestro sistema penal actual de sanciones para erigirse en las fundamentales alternativas a las penas cortas privativas de
libertad. Nos referimos, por un lado, a la pena de trabajos en beneficio de la
comunidad y, por otro, a la pena de localización permanente.
Entre las muchas sanciones que pueden hacer las veces de sanciones alternativas a la prisión, así las penas pecuniarias o incluso las penas privativas de
derechos, las dos a las que se ha hecho referencia constituyen sanciones que,
pese a haberse introducido tímidamente en el sistema penal español contemporáneo, han ido ganando terreno paulatinamente.
1.1. La pena de trabajos en beneficio de la comunidad
La pena de trabajos en beneficio de la comunidad fue introducida en el catálogo de sanciones penales con la aprobación del Código penal de 1995. Si
bien en aquel momento se asignó a esta sanción un ámbito de aplicación poco relevante, las distintas reformas legales que desde entonces se han venido
sucediendo1 han contribuido a perfilar su contenido, a matizar los fines que
se le encomiendan y a ampliar su ámbito de aplicación.
Configurada como pena privativa de derechos –dada su previsión en el art. 39
CP–, la pena de trabajos en beneficio de la comunidad se encuentra regulada
en el art. 49 CP, que la define como la pena que obliga al penado
a prestar su cooperación no retribuida en determinadas actividades de utilidad pública,
que podrán consistir, en relación con delitos de similar naturaleza al cometido por el
penado, en labores de reparación de los daños causados o de apoyo o asistencia a las
víctimas, así como en la participación del penado en talleres o programas formativos o
de reeducación, laborales, culturales, de educación vial, sexual y otros similares.
Una de las novedades en la regulación de la pena de trabajos en beneficio de
la comunidad tras la aprobación de la LO 5/2010 es la relativa a la posibilidad
de que las actividades impuestas al penado consistan en la participación en
talleres o programas formativos o de reeducación –en lugar de, o además de,
la prestación de actividades de utilidad pública–. Sin embargo, centraremos
nuestra atención en esta primera parte de la exposición en los supuestos en los
que se impone al penado la obligación de prestar una actividad o un servicio
no retribuido, reservando el último epígrafe de este apartado a los supuestos
más novedosos que implican la participación del penado en un taller o programa.
(1)
Y en particular, la LO 15/2003,
de 25 de noviembre, LO 1/2004,
de 28 de diciembre, LO 15/2007,
de 30 de noviembre, y LO 5/2010,
de 22 de junio.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
Con carácter previo cabe señalar que la aplicación de la pena de trabajos en
(2)
Art. 53 CP.
beneficio de la comunidad se contempla en nuestra legislación penal en tres
ámbitos distintos. En primer lugar, como pena originaria para determinadas
infracciones de gravedad media o baja. Esta modalidad de aplicación fue introducida por la reforma del 2003 y en la actualidad los trabajos se contemplan como pena originaria, de carácter alternativo, en una pluralidad de infracciones penales, entre las que destacan por su relevancia cuantitativa en la
praxis judicial determinados delitos vinculados a la violencia de género, así
como contra la seguridad vial. Por otro lado, la pena de trabajos puede aplicarse también en el marco de la responsabilidad personal subsidiaria derivada
del impago de la multa originariamente impuesta. En estos casos, la aplicación
de la pena de trabajos evita el ingreso del penado en el centro penitenciario
operando a razón de una jornada de trabajo por cada dos cuotas de multa no
satisfechas2. Finalmente, la pena de trabajos puede ser aplicada como pena
sustitutiva de penas de prisión inferiores a dos años. Como veremos más adelante, la operación de sustitución de la pena de prisión por trabajos presenta
algunas particularidades cuando afecta a una pena de prisión superior a un
año, así como cuando el delito cometido está relacionado con la violencia de
género.
A diferencia de la mayor parte de las sanciones previstas en el Código penal en
(3)
Art. 49 CP.
las que el penado viene obligado a tolerar o asumir la restricción penalmente
impuesta sobre ciertos derechos, la ejecución de los trabajos en beneficio de
la comunidad exige un comportamiento activo del penado. Por ello la pena
de trabajos presenta algunos caracteres genuinos, entre los que destaca, fundamentalmente, la exigencia de contar con el consentimiento del penado para su aplicación3.
Superada la inicial concepción que atribuía la necesidad de requerir el consentimiento del penado a la voluntad de delimitar esta pena de los trabajos forzados4, actualmente existe un amplio acuerdo en considerar que el consentimiento constituye el mejor instrumento para lograr la implicación y el compromiso del penado en el cumplimiento de la pena.
La regulación de la ejecución de la pena de trabajos se halla contenida tanto en
el propio Código penal, donde se establecen cuestiones tan relevantes como
la duración máxima de la pena, su ámbito de aplicación o las circunstancias y
consecuencias de su incumplimiento, como en el RD 840/2011.
La Dirección General de coordinación territorial y medio abierto, dependiente de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, ha aprobado la Instrucción 9/2011 sobre Procedimiento de gestión administrativa de la pena de
trabajos en beneficio de la comunidad, que contiene el Manual de ejecución
de la pena. Nos referiremos en la exposición al régimen de ejecución que deriva de este compendio normativo. Para ello, abordaremos cuestiones como
la determinación del trabajo que corresponda desarrollar al penado, las con-
(4)
Prohibidos en la propia Constitución española, así como en distintos textos internacionales, como
la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los convenios
adoptados por la Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo en 1930 y 1957.
Nota
Con anterioridad a la aprobación del RD 840/2011, la ejecución de la pena de trabajos en beneficio de la comunidad se regulaba en el RD
515/2005, que derogó el inicial RD 690/1996, de 26 de
abril. El Reglamento del 2005
había sido sometido a reforma parcial mediante el RD
1849/2009, de 4 de diciembre.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
diciones de cumplimiento de la pena, las circunstancias y consecuencias del
incumplimiento, y finalmente el régimen de protección de los penados en
materia de seguridad social.
1.1.1. Características del trabajo en beneficio de la comunidad
El trabajo en beneficio de la comunidad se caracteriza, en primer lugar, por su
(5)
Art. 49 CP.
gratuidad, lo que implica negar al penado una contraprestación por el trabajo
realizado5, así como la obligación de la Administración de velar para que la
prestación no se oriente a la consecución de unos ingresos económicos.
En segundo lugar, la actividad tiene una duración limitada legalmente. En tér-
(6)
Art. 49 CP.
minos generales, la duración mínima es de un día de trabajo, a tenor de lo
previsto en los arts. 40 y 33.4 CP. En lo referente a la duración máxima, el
Código penal establece tres límites. Así, la duración máxima por jornada se
fija en ocho horas diarias6, sin perjuicio de establecer jornadas de trabajo de
inferior duración cuando, atendiendo al principio de flexibilidad, el cumplimiento deba compatibilizarse con el normal desarrollo de las actividades laborales o formativas el penado.
Por otro lado, el artículo 33 CP, modificado por la LO 15/2003, clasifica la pena
de trabajos entre las penas menos graves o entre las penas leves en atención
al número de días de trabajo impuestos. Así, son pena� leve los trabajos en
beneficio de la comunidad que se imponen por un mínimo de un día y hasta
treinta días, y se consideran, por el contrario, pena�menos�grave, los trabajos
que fluctúan entre los treinta y uno y los ciento ochenta días. Se excluye de
esta manera la aplicación de la pena de trabajos como pena grave y, en consecuencia, para delitos graves. Finalmente, el artículo 40 CP establece que la
pena de trabajos tendrá una duración de un día a un año.
Una tercera característica relevante de la actividad que se asigna al penado es
que esta debe ser de utilidad pública.
Se señalan como criterios para la acreditación de las prestaciones socialmente
beneficiosas:
a) que se trate de trabajos que no persigan fines lucrativos;
b) que los trabajos eviten entrar en competencia con actividades profesionales
y creen un mercado de trabajo sustitutivo;
c) que las prestaciones vayan orientadas al fin del beneficio común aunque
las actividades se realicen en el ámbito interno de la entidad;
d) que los trabajos se desarrollen en el marco de una organización, y
Principio de flexibilidad
El principio de flexibilidad (art.
6.2 RD 840/2011) posibilita el
cumplimiento fraccionado de
la jornada en dos o más días
naturales.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
e) que las actividades supongan un beneficio para la colectividad y que, en la
medida de lo posible, no se reduzca a un núcleo determinado de personas –
criterio que en todo caso debe ser matizado, como veremos, tras la reforma
operada por la LO 15/2003, que contempla la posibilidad de orientar la prestación a fines de reparación del daño.
En el marco de las prestaciones que puede desarrollar el penado, debe señalarse que la reforma del art. 49 CP operada por la LO 15/2003 pretendió dar
un nuevo impulso al potencial reparador que generalmente se ha reconocido
a la pena de trabajos en beneficio de la comunidad y que resulta coherente
con las modernas orientaciones político-criminales. Con este fin, el art. 49 CP
establece en su actual redacción que las actividades
"... podrán consistir, en relación con delitos de similar naturaleza al cometido por el
penado, en labores de reparación de los daños causados o de apoyo o asistencia a las
víctimas...".
Las tareas de carácter reparador en las que participa el penado pueden pues
consistir tanto en la enmienda de los daños causados como en un efectivo
contacto con las víctimas de delitos. No obstante, de la redacción del precepto
se desprende que la prestación no se configura como una forma de reparación
de los daños causados por la propia acción delictiva, sino más bien como una
fórmula para la reparación de los resultados lesivos generados por delitos de
similar naturaleza cometidos por otros infractores, con lo que se potencia de
este modo el efecto de reparación simbólica de la pena. Asimismo, el infractor
no desarrollaría labores de apoyo o asistencia a la víctima directa, sino a víctimas de infracciones similares.
Ejemplos
Para el desarrollo de esta forma de cumplimiento de la pena de trabajos, la Administración penitenciaria ha venido estableciendo contactos con ciertas instituciones que pueden facilitar esta modalidad de ejecución. Así, por ejemplo, se han firmado acuerdos de
colaboración con algunos centros hospitalarios para que penados puedan desarrollar tareas de acompañamiento y apoyo a víctimas de accidentes de tráfico, así como servicios
de orientación y acompañamiento a los usuarios del hospital. Este tipo de vinculación
entre el delito y el daño generado y las personas que han sido víctimas de infracciones
similares puede generar consecuencias positivas también en otros ámbitos, tales como
los delitos de daños, los delitos contra el medio ambiente, etc. En cambio, en otros contextos, esta modalidad de cumplimiento presenta inconvenientes más notables, como
sucede, por ejemplo, en el supuesto de condenados por delitos de violencia doméstica o
de género (Blay Gil, Torres Rosell).
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
1.1.2. La determinación del trabajo
La cuestión relativa al proceso de determinación de la prestación que deba
Nota
desarrollar el penado ha sido abordada en el RD 840/2011, de 17 de junio, en
La concreción de este procedimiento se halla en el nuevo
Manual de ejecución de la pena de trabajos en beneficio de
la comunidad aprobado mediante Instrucción 9/2011 de
la Dirección General de coordinación territorial y medio
abierto, dependiente de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.
términos distintos a los contenidos en el derogado RD 515/2005.
El primer paso a los efectos de determinar la prestación que deba desarrollar el
penado en cumplimiento de la pena impuesta es la citación del penado para
que acuda al Servicio de gestión de penas. Para ello, una vez recibido el mandamiento judicial, los agentes deberán proceder a citar al penado en la mayor
brevedad, priorizando siempre aquellas sentencias en las que se presente un
plazo de ejecución mas perentorio.
A tenor de lo previsto en el art. 5.2 del texto reglamentario, el penado deberá
ser advertido de las consecuencias de su no comparecencia, de tal suerte que –
y aun cuando ciertamente tales consecuencias no aparecen recogidas en el articulado de texto reglamentario– la no presentación en el servicio, y la falta de
justificación de la ausencia, pudiera llevar a determinar la concurrencia de las
circunstancias de incumplimiento previstas en el art. 49 CP. Cuando el penado
acude a su cita con el Servicio de gestión de penas y medidas alternativas, los
agentes deberán valorar las capacidades del penado (cualificación profesional,
etc.), así como el horario que resulte más adecuado para la ejecución, y con
estos datos, puestos en relación con las plazas de trabajos disponibles, seleccionar aquella que se considere más adecuada para él.
El Reglamento del 2011 mantiene la posibilidad –contenida en las normas de
(7)
Art. 49.2 CP.
ejecución anteriores– de que el propio penado presente una propuesta de trabajo concreto. Tal propuesta deberá ser valorada por la Administración penitenciaria a los efectos de verificar que el trabajo no atenta contra la dignidad
del penado7, que no está retribuido ni supeditado a logros económicos8, que
está relacionado con actividades de utilidad pública, y que se prevé su prestación en el contexto de una organización sin ánimo de lucro. Esta modalidad
de determinación del trabajo a partir de la propuesta formulada por el propio
penado ha sido objeto de algunas críticas por entenderse que implica cierta dejación por parte de la Administración de su deber de facilitar las plazas de trabajo. Asimismo, se ha señalado que supone también dejar en manos del condenado no solamente la decisión sobre la imposición de la pena (vía consentimiento), sino el propio contenido de esta, lo que podría llegar a quebrantar la
credibilidad de la sanción y a poner en cuestión su eficacia preventivo general
y especial (Poza Cisneros, Aranguez Sánchez). Sin embargo, una lectura más
favorable a esta previsión lleva a reconocer que la fórmula puede ser útil como
mecanismo para solventar, aun cuando parcialmente, el frecuente déficit de
plazas con el que debe lidiar la Administración, a la par que puede contribuir
a potenciar los fines de prevención especial y las garantías de cumplimiento
por la vía de lograr una mayor implicación del penado en la prestación que
él mismo ha propuesto. En este ámbito pueden pues plantearse actividades
(8)
Art. 49.5 CP.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
de voluntariado con las que el penado estuviera colaborando, e incluso, con
cautelas, en relación con la propia actividad profesional del penado (Blay Gil,
Olarte Hurtado, Torres Rosell).
Una vez seleccionada la actividad, el Servicio de ejecución procederá a la elaboración del plan de ejecución de la pena, en el que deberán reflejarse, además
del nombre del penado y del procedimiento penal del que se trate, el número
de jornadas que cumplir, la entidad seleccionada, la actividad o tarea que realizar y su horario, y la fecha de inicio de cumplimiento de las jornadas. Es importante que los agentes, al margen de cumplimentar los debidos formularios,
expliquen de manera pormenorizada y pausada al penado las condiciones y
obligaciones que supone la ejecución de la pena, el día de inicio de las jornadas, la tarea que realizar, la obligación de presentarse ante la entidad el día y
hora convenida, el cargo de la persona responsable o encargada, así como las
consecuencias del incumplimiento.
A tenor de lo previsto en el art. 5.3 RD 840/2011, una vez la Administración
elabore el plan de ejecución, este será inmediatamente ejecutable. Con esta
previsión, que constituye la novedad más relevante en el régimen de ejecución
de la pena de trabajos en beneficio de la comunidad introducido con el nuevo
reglamento, se instaura un modelo de ejecución inmediata de la pena. Ello
implica que ya no será necesaria la aprobación previa del juez de vigilancia
para dar inicio a la ejecución de la pena. En el nuevo modelo la aprobación del
plan de ejecución se sustrae de las autoridades judiciales para atribuirse a los
órganos de la Administración penitenciaria, determinándose su ejecutividad
inmediata desde el momento de aprobación del plan o programa, sin perjuicio
de su traslado al juez de vigilancia penitenciaria para su control.
1.1.3. Control de la ejecución y consecuencias del
incumplimiento
En el marco de la ejecución de la pena de trabajos en beneficio de la comunidad, resulta importante el diseño de un mecanismo de control de esta ejecución que permita garantizar tanto el cumplimiento efectivo de la pena9 como
también que las condiciones de cumplimiento de la pena no resultan más severas que las acordadas en la resolución judicial.
De ahí la necesidad de establecer un sistema de supervisión y control que permita a la vez que valorar de manera estricta el proceso de ejecución de la pena,
facilitar la apreciación de las circunstancias personales del penado. En efecto,
la pena no se ve despojada de sus fines preventivo generales y retributivos si se
la dota de ciertos elementos de flexibilidad en la valoración del cumplimiento,
que pueden contribuir en mayor medida que una revocación automática al
aprendizaje de hábitos de conducta indispensables para la vida en sociedad.
(9)
Esto es, que el penado no extingue su responsabilidad penal sin
haber realizado efectivamente una
actividad útil, gratuita y, en la medida de lo posible, reparadora.
Art. 7 RD 840/2011
El art. 7 RD 840/2011 obliga
al penado a seguir durante el
cumplimiento de la pena las
instrucciones que reciba del
juez de vigilancia penitenciaria y de la Administración penitenciarias, así como las directrices de la entidad receptora
del penado. En consecuencia,
la supervisión del cumplimiento de la pena exige la coordinación entre los tres sectores.
15
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
La primera intervención a los efectos de controlar el cumplimiento viene determinada por la gestión de comprobación de la presentación del penado el
primer día de cumplimiento de la pena. En el supuesto de que transcurrida
una semana la entidad no hubiera comunicado la asistencia del penado, la
Administración deberá ponerse en contacto con la entidad y proceder a citar
formalmente al penado para valorar las circunstancias de su no incorporación.
Una vez el penado ha iniciado el cumplimiento de la pena, el seguimiento de la
ejecución es efectuado por la propia entidad de acogida y el Servicio de gestión
de penas y medidas alternativas. A la entidad le corresponde, como establece
el apartado segundo del art. 7 del reglamento, informar periódicamente a los
servicios de gestión de penas de la actividad desarrollada por el penado. En
caso de surgir incidencias relevantes durante el desarrollo de la ejecución, estas
deben ser comunicadas al Servicio de gestión de penas y medidas alternativas.
Asimismo, la entidad debe informar a la Administración de la finalización del
cumplimiento de la pena.
Por otro lado, al Servicio de gestión de penas y medidas alternativas le corresponde resolver las incidencias que las entidades le comuniquen, entre las
cuales se encuentran, por ejemplo, la falta de asistencia o de puntualidad del
penado, el rechazo al seguimiento de las pautas señaladas para el desarrollo
de la actividad o las dificultades de relación con otros participantes o con los
propios beneficiarios de la actividad. Para ello, la Administración debe valorar
las circunstancias y el alcance de cada incidencia, realizando una función de
filtro entre los episodios más graves –que deben ser puestos en conocimiento
del juez de vigilancia y que pueden dar lugar a un procedimiento por incumplimiento de la pena– y aquellos otros que pueden ser resueltos por los propios
agentes tras el contacto establecido con el penado.
Finalmente, el Código penal atribuye al juez de vigilancia penitenciaria una
(10)
Art. 49.6 CP.
función de control de la pena en un nivel superior al de las competencias
asignadas a la entidad receptora y a los servicios de gestión de penas10. En este
sentido, la intervención del órgano judicial abarca no solo la resolución de las
incidencias relevantes durante la ejecución11, sino también la posibilidad de
dirigir instrucciones al penado durante el cumplimiento de la pena12 y recabar
(11)
Art. 8 RD.
(12)
Art. 7.1 RD.
(13)
Art. 9 RD.
13
el informe final de cumplimiento de la pena .
En sintonía con las pretensiones de la doctrina, el legislador del 2003 decidió
no solamente sustraer esta competencia de control de la ejecución al juez sentenciador y atribuirla a un órgano especializado en la ejecución penal, sino
también incorporar al texto penal las incidencias y consecuencias vinculadas
con el incumplimiento de la pena de trabajos. Por consiguiente, el apartado
sexto del art. 49 CP describe el catálogo de incidencias que deben ser consideradas como relevantes por parte de la Administración penitenciaria a los efec-
Nota
Con todo, el legislador del
2003 optó por reproducir, sin
cambios significativos, las circunstancias ya contenidas en
el RD 690/1996, arrastrando
con ello algunas dudas y críticas que ya había suscitado la
anterior regulación.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
tos de ser comunicadas al juez de vigilancia, sin perjuicio de que al margen
de las contempladas en el precepto puedan tenerse en cuenta también otras
situaciones conflictivas que requieran la intervención del órgano judicial.
a) La primera incidencia que contempla el art. 49.6 es la ausencia del trabajo
durante al menos dos jornadas laborales, siempre que ello suponga un rechazo voluntario
por su parte al cumplimiento de la pena.
La exigencia de que la ausencia sea de al menos dos jornadas evita que una sola
ausencia pueda dar lugar a las consecuencias previstas para el incumplimiento. Adicionalmente, la disposición introduce un elemento valorativo, pues el
rechazo debe ser voluntario. Ello obliga al órgano judicial a tomar en consideración otros elementos al margen del mero dato relativo a la duración de la
ausencia, y que permiten valorar las circunstancias personales del penado que
pudieron dificultar una ejecución normalizada de la sanción.
En todo caso, cabe señalar que el art. 49.7 CP contempla la posibilidad de justificación de las ausencias del penado en el centro de trabajo, de modo que
estas no comporten las consecuencias previstas para el abandono de la actividad. A falta de mayor concreción en el Código penal y en el texto reglamentario de los supuestos que pueden incluirse en la consideración de justificados,
el Manual de ejecución de la pena aprobado por Instrucción 9/2011 incluye
aquellos que, coincidiendo temporalmente con la realización de un trabajo
en beneficio de la comunidad, requieran de la presencia del penado: casos de
fallecimiento o enfermedad grave de los padres, cónyuges, hijos, hermanos y
otras personas íntimamente vinculadas con los penados o de alumbramiento
de la esposa o persona con la que el penado se halle ligado por similar relación
de afectividad, así como aquellas circunstancias importantes y comprobadas
de análoga naturaleza a las descritas. Se trata, en definitiva, de las circunstancias ya previstas en el art. 37.3 del Estatuto de los trabajadores, si bien deberían
incluirse también aquellas que en la legislación laboral determinan la incapacidad temporal para realizar el trabajo14.
b) La segunda incidencia demanda que
a pesar de los requisitos del responsable del centro de trabajo, su rendimiento fuera sensiblemente inferior al mínimo exigible.
El precepto peca de una excesiva indeterminación en el contenido de la circunstancia, pues sin disponerse de un baremo que indique cuál debe ser el
rendimiento mínimo exigible difícilmente podrá valorarse el alcance de un
rendimiento sensiblemente inferior a aquel. Probablemente resulte más adecuado reconducir estos supuestos a los de rechazo voluntario de la ejecución
de la sanción.
c) La tercera incidencia atiende a los supuestos en los que el penado
(14)
Art. 128.1 LGSS.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
se opusiera o incumpliera de forma reiterada y manifiesta las instrucciones que se le
dieren por el responsable de la ocupación referidas al desarrollo de la misma.
Se requiere, por lo tanto, una efectiva resistencia intencionada a la ejecución
de la pena. Además, deberá comprobarse que las instrucciones recibidas y no
observadas se referían exclusivamente al desarrollo del trabajo, a la vez que
pertinentes y no contradictorias con la finalidad de la sanción.
d) Finalmente, el cuarto apartado obliga a tomar en consideración aquellos
supuestos en los que
por cualquier otra razón, su conducta fuere tal que el responsable del trabajo se negase
a seguir manteniéndolo en el centro.
Se trata de la circunstancia que mayores críticas ha recibido dada su indeterminación y puesto que, como si de un cajón de sastre se tratara, permite incluir
todos aquellos supuestos que no se consideren abarcados en las circunstancias
anteriormente citadas.
A pesar de las deficiencias en la descripción de las circunstancias, un aspecto
destacable de la regulación relativa al régimen de incumplimiento es que las
incidencias se contemplan como meros indicios de incumplimiento.
En este sentido, cuando se produzca alguna de las incidencias descritas en la
ley o bien otras que a criterio de los servicios de gestión de ejecución puedan
considerarse especialmente relevantes, la Administración deberá remitir informe al juez de vigilancia para que este resuelva atendiendo a las distintas opciones decisorias que posibilita el propio art. 49.6 CP.
Así, el juez de vigilancia puede en primera opción acordar la continuación de
la ejecución de la pena en la misma entidad en la que venían desarrollándose las prestaciones. Prevista para supuestos de poca gravedad, la consecuencia
supone una mínima alteración del plan de cumplimiento, si bien es posible
introducir alguna variación en el tipo de actividad que venía desempeñando el
penado, en el calendario o en el horario de cumplimiento, o incluso en la persona que asume la tarea de asesoramiento y de seguimiento del cumplimiento.
Como segunda opción, se contempla la posibilidad de remitir al penado a otro
centro para que finalice allí la ejecución de la pena. Esta modalidad supone
la desvinculación del penado de la entidad inicialmente elegida, y en la que
el cumplimiento aparece como inviable bien por las dificultades de relación
entre el penado y la entidad de acogida, bien ante cambios en las circunstancias personales o laborales del penado que dificulten el mantenimiento en el
mismo centro.
La tercera de las opciones a disposición del juez de vigilancia penitenciaria es la
de considerar que la conducta del penado es de tal entidad que no tiene sentido
continuar la ejecución y determinar entonces el incumplimiento en sentido
18
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
estricto de la pena de trabajos. En estos supuestos el último inciso del art. 49.6
CP insta a deducir testimonio para proceder de conformidad con el art. 468
CP por un delito de quebrantamiento de condena. Sin embargo, la previsión
del art. 49.6 debe ser puesta en relación con el triple ámbito de aplicación
asignado a la pena de trabajos en beneficio de la comunidad, esto es, como
sustitutivo de penas privativas de libertad, en el ámbito de la responsabilidad
personal subsidiaria y como pena principal.
Así, en aquellos supuestos en los que la pena de trabajos opera como sustitutiva de penas de prisión las consecuencias del incumplimiento vienen determinadas en el art. 88.2 CP, que prescribe la ejecución de la pena de prisión
inicialmente impuesta. La doctrina mayoritaria defiende la exclusión, en este
Consulta recomendada
En este sentido, podéis consultar García Albero, Brandariz García, Torres Rosell.
contexto, de la deducción de testimonio por quebrantamiento de condena,
pues el contenido del art. 88.2 CP constituye una previsión específica que desplaza la aplicación del art. 468 CP.
Cuando la pena ha sido aplicada en el ámbito de la responsabilidad personal
15
subsidiaria por impago de multa , el incumplimiento determinará la aplicación bien de la pena de localización permanente –cuando la multa originaria
hubiese sido impuesta por la comisión de una falta–, o bien, en caso contrario, el retorno a la modalidad tradicional de privación de libertad de ejecución
continuada.
Finalmente, en el contexto de los trabajos que funcionan como pena originaria, cabe acudir al art. 49.6 CP, que insta a
deducir testimonio para proceder de conformidad con el artículo 468 CP.
Por consiguiente, la responsabilidad por quebrantamiento de condena deviene exclusiva de los casos de trabajos impuestos como pena originaria.
Ejemplo
En todo caso, la remisión al delito de quebrantamiento de condena suscita algunos problemas. Así, por ejemplo, si bien se contempla una sanción ante la eventual comisión
de un delito de quebrantamiento de condena, no se prevé, por el contrario, una sanción
subsidiaria por el delito o falta inicialmente cometido y que dio lugar a la aplicación de la
pena de trabajos. Por ello, debería explorarse de lege ferenda la propuesta consistente en
establecer una pena subsidiaria en la propia sentencia condenatoria que podría articularse mediante la previsión de la pena alternativa a los trabajos contemplada en el propio
tipo penal. Esta propuesta garantiza, por un lado, la adecuación y la proporcionalidad de
la pena subsidiaria respecto a la naturaleza y entidad de la infracción cometida y, por otro
lado, puede tener un mayor efecto disuasorio sobre el penado que la mera eventualidad
respecto a la deducción de testimonio por quebrantamiento de condena, puesto que el
penado conocerá con antelación la consecuencia jurídica prevista en caso de infracción
de la ejecución.
(15)
Art. 53 CP.
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19
La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
1.1.4. La participación del penado en programas formativos o de
reeducación
La redacción del art. 49 CP, tras la reforma penal operada mediante la LO
5/2010, ha introducido una importante novedad en relación con la especificación de las tareas de utilidad pública que pueden ser impuestas al penado.
En este sentido, el precepto amplía el contenido estricto de la pena, consistente en actividades de utilidad social, y contempla la posibilidad de que las
actividades consistan
en la participación del penado en talleres o programas formativos o de reeducación, laborales, culturales, de educación vial, sexual y otros similares.
La modificación da carta de naturaleza mediante norma de rango legal a una
medida que ya se incorporó al RD 1498/2009, de 4 de diciembre, si bien en el
texto reglamentario la opción quedaba reducida a los delitos relacionados con
la seguridad vial. Actualmente la previsión se extiende a todas las infracciones
que pueden suponer este tipo de pena y no solamente a las vinculadas a la
seguridad vial.
Sorprendentemente, y a pesar de la novedad que esta modalidad de cumplimiento de la sanción supone, el RD 840/2011, de 17 de junio, le presta escasísima atención, pues remite prácticamente toda la regulación a la realización de
un trabajo. En efecto, la única referencia a las actividades formativas se halla
en el art. 10 RD 840/2011, donde se excluye expresamente a los penados que
realicen esta actividad formativa del régimen de Seguridad Social y en materia
de prevención de riesgos laborales. El ejecutivo ha obviado la interesante recomendación contenida en el Informe del CGPJ al Proyecto de Reglamento, que
instaba a configurar esta modalidad de cumplimiento no únicamente como
mera asistencia a cursos de formación o reeducación, sino complementando
esta con una parte activa, consistente en la posterior colaboración del penado
en actividades de formación o reeducación que guarden relación directa con
la naturaleza del delito. Esta opción, similar a la que se observa en la ejecución
de esta pena en otros estados, facilitaría que el penado pudiera destinar una
parte de las jornadas impuestas a la adquisición de una formación y unas habilidades útiles no solo para la prestación del concreto trabajo objeto de sanción penal, sino también, y de modo especial, como herramienta orientada a
facilitar su inserción laboral una vez finalizado el cumplimiento de la pena.
En todo caso, la regulación actualmente en vigor resulta insuficiente a los efectos de determinar cuestiones tales como la equivalencia entre la duración de
la pena impuesta y la del programa al que se incorpore el penado, los requisitos para valorar el correcto cumplimiento de la pena (¿es suficiente la mera
asistencia al programa formativo, o se requiere también una evaluación positiva?), así como las circunstancias de incumplimiento de la pena, que ya no
son compatibles con las previstas en el art. 49.6CP.
Consulta recomendada
Podéis ver, con más detalle,
Torres Rosell.
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20
La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
1.1.5. La protección de los penados en materia de seguridad
social
La naturaleza de la pena de trabajos en beneficio de la comunidad y, en especial, el hecho de que su objeto se concrete en el desarrollo de una actividad de
utilidad social, puede colocar al penado en situación de riesgo para su salud
física y psíquica. Durante el cumplimiento de la pena, el sujeto puede verse
afectado por alguna contingencia que no solamente le impida continuar con
el cumplimiento de la pena, sino que comporte una incapacidad temporal o
indefinida para dedicarse a sus actividades habituales. El reconocimiento de
cierta protección en materia de seguridad social para las personas condenadas
al cumplimiento de una pena de trabajos en beneficio de la comunidad se
contempla en el propio art. 49.4 CP, que reconoce a los penados a trabajo
la protección dispensada a los penados por la legislación penitenciaria en materia de
seguridad social.
Aun cuando parece desprenderse de la disposición legal una equiparación en
el grado de protección de estos penados a aquel que la legislación social establezca para los internos que desarrollen trabajos en un centro penitenciario, lo
cierto es que la materia no fue abordada hasta la aprobación del RD 782/2001,
de 6 de julio,
por el que se regula la relación laboral de carácter especial de los penados que realicen
actividades laborales en talleres penitenciarios y la protección de Seguridad Social de los
sometidos a penas de trabajo en beneficio de la comunidad,
y la propia estructura del reglamento ponía ya en evidencia que las disposiciones del régimen laboral especial de los penados internos no se extendía a
los penados a trabajos en beneficio de la comunidad.
Actualmente, la materia se regula en el RD 2131/2008, de 26 de diciembre,
por el que se modifica el RD 782/2001. La modificación vino determinada por
la constatación de ciertas dificultades en el cumplimiento de las obligaciones
de la Seguridad Social en cuanto a la comunicación de las altas y bajas por
parte de las entidades receptoras de penados, debido fundamentalmente a la
irregularidad en los días y horarios de ejecución. Por ello, el art. 23.1 del reglamento del 2008 atribuye al Ministerio del Interior las obligaciones para la
cobertura de las contingencias y dispone que se procederá a la afiliación y/o
alta de los penados en el Régimen general de la Seguridad Social, con efectos
desde el día inicial del cumplimiento de la pena, solicitándose la baja una vez
que finalice la ejecución de esta, con efectos desde el día de finalización, y
sin que proceda la comunicación de altas y bajas intermedias por los días de
prestación efectiva de trabajo.
Nota
Finalmente, cabe recordar que
el RD 840/2011 excluye expresamente de este régimen protector a los penados que cumplan la pena de trabajos por la
vía de la participación en talleres formativos o de reeducación.
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21
La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
1.2. La pena de localización permanente
La pena de localización permanente se introdujo en nuestro Código penal
(16)
Art. 35 CP.
mediante la reforma operada por la LO 15/2003. Esta norma, que supuso importantes cambios en la fisionomía de nuestra normativa sustantiva penal,
en lo que al sistema de sanciones se refiere, se caracterizó esencialmente por
abundar en el reforzamiento de la respuesta penal centrada en la concesión de
mayor protagonismo a las penas cortas de prisión. Pese a ello, incorporó entre las penas privativas de libertad una nueva sanción, la pena de localización
permanente, que en el momento de su inclusión en el Código penal constituyó tan solo una pena leve –con duración máxima de doce días– imponible
únicamente a las faltas16.
Con la inclusión de la pena de localización permanente, nuestro sistema penal
se inició con reconocimiento normativo en el empleo del control monitorizado como herramienta punitiva. De los dos sistemas que se reconocen generalizadamente como aquellos a través de los que se imbrica el empleo de estas
Nota
Ya en el momento de inclusión
se vertió generalizadamente
la opinión de que no era una
sanción tan novedosa. Se ha
sostenido que se trata de una
sanción que, junto a la multa
y las penas cortas de prisión,
vino a llenar el vacío dejado
por la supresión mediante la
referida reforma penal del malogrado arresto de fin de semana, y que además recordaba al tradicional arresto domiciliario como forma de cumplir la extinta pena de arresto
menor (Mota Bello, Manzanares Samaniego, García Albero,
Abel Souto, Roca Agapito).
tecnologías, los denominados sistemas de front door y de back door, el empleo
del control monitorizado como forma de aseguramiento en la ejecución de
esta sanción supone la asunción del sistema de front door. Dado que la variante
front door implica el empleo del arresto domiciliario con vigilancia electrónica, evita desde el inicio el ingreso del penado en el centro penitenciario, esto
es, evita directamente la imposición de una pena de prisión, mientras que el
sistema back door supone un acortamiento de la estancia del condenado en
prisión y la suspensión de la pena a cambio del control electrónico.
La configuración legal de la pena de localización permanente inicial era, sin
embargo, muy sintética, de ahí que se venía exigiendo por parte de la doctrina un mayor desarrollo normativo de la ejecución de la pena de localización
permanente, que apenas tenía reflejo ni en la previsión contenida en el art.
37 CP ni en los arts. 12 a 15 RD 515/2005.
La reforma operada por la LO 5/2010, de 22 de junio, implica una apuesta
decidida del legislador por este tipo de sanción, que pasa de ser una pena que
tenía duración máxima de 12 días –sin que se estableciera el mínimo– y que
era siempre leve, a pena que puede llegar a tener duración de 6 meses y que,
por tanto, en función de su duración podrá ser pena leve –la de duración de
un día a tres meses, art. 33.4.g) CP– o menos grave –la que tiene una duración
de tres meses y un día a seis meses, art. 33.3.l) CP–. Ha pasado, pues, de ser una
pena imponible únicamente a las faltas, a ser una pena que puede imponerse
también a los delitos menos graves.
Consultas recomendadas
Sobre tales sistemas podéis
ver Gudín Rodríguez-Magariños, Iglesias Ríos/Pérez Parente.
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22
La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
No obstante, como pena principal únicamente continúa contemplándose entre las faltas, y casi siempre como alternativa a la pena de multa o la de trabajos
en beneficio de la comunidad, con la única excepción de la falta contemplada
en el art. 623.1 CP, para el supuesto de la falta reiterada de hurto, en la que se
prevé en todo caso la imposición de la pena de localización permanente sin
Consultas recomendadas
Sobre faltas contempladas,
podéis consultar los arts.
617.1, 617.2, 618, 620, 623,
625, 626, 629, 630, 633, 635,
y 637 CP.
alternativa posible.
Hasta el momento, se trata de una pena privativa de libertad que obliga al pe-
(17)
Art. 37 CP.
nado a permanecer en su domicilio o en lugar determinado fijado por el juez
en sentencia o en auto motivado posterior, que generalmente se cumplirá de
manera ininterrumpida, pero puede cumplirse de manera discontinua, en sábados y domingos, aun siendo posible el cumplimento en otros días, en aquellos casos en los que el reo lo solicite y las circunstancias lo aconsejen, siempre
que sea oído el Ministerio Fiscal y que así lo acuerde el juez o tribunal17.
Junto al que podríamos denominar régimen de cumplimiento ordinario de la
pena de localización permanente, la reforma del 2010 introduce la posibilidad
de que se acuerde que la pena se cumpla los sábados, domingos y días festivos
en el centro penitenciario más próximo al domicilio del penado. Nos hallamos en este caso frente al que podríamos denominar régimen excepcional de
cumplimiento de la pena de localización permanente. Se trata de una forma
de cumplimiento que por el momento solo puede aplicarse a la falta reiterada
de hurto del art. 623.1 CP, porque este es el único caso en el que la pena de
localización permanente se contempla como pena principal y se prevé dicha
posibilidad, y ello para dar respuesta a la preocupación ciudadana que se dice
ha generado este tipo de conductas en los núcleos urbanos más grandes.
Nota
La doctrina se ha afanado a criticar la introducción de esta nueva modalidad de cumplimiento, que se ha tildado ya de introducción encubierta de la pena de arresto de fin de
semana, que se compadece escasamente con la filosofía que parecía haber informado la
introducción de la pena de localización permanente, la propia de las community penalties
anglosajonas, que persiguen la consecución de la prevención especial a fuerza de no separar al penado de su entorno (Torres Rosell, Mapelli Caffarena, Magro Servet).
La introducción de esta forma de cumplimiento específico se justificó por la necesidad
de endurecer la respuesta punitiva dada a las faltas cometidas reiteradamente.
La reforma del Código penal del 2010 ha introducido la posibilidad de que la
localización permanente pueda hacer las veces de pena sustitutiva de las penas
de prisión que no excedan de seis meses18.
El que la localización permanente pueda también ser impuesta como pena
sustitutiva provoca que en la actualidad corresponda a esta pena un triple
régimen de imposición:
•
En primer lugar, la pena de localización permanente puede imponerse como pena principal, citación que ahora se halla únicamente prevista para
(18)
Art. 88.1 CP.
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23
La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
las faltas, pese a que el Código penal declare que puede tener una duración
máxima de seis meses.
•
En segundo lugar, puede ser impuesta como sustitutiva de las penas de prisión que no excedan de los seis meses, sustituyéndose cada día de prisión
por un día de localización permanente, por lo que nos encontramos en este
supuesto frente a aquel en el que la duración de esta pena puede alcanzar
mayores cotas, acercándose o llegando al máximo legalmente permitido,
lo que puede traducirse en ejecuciones muy dilatadas en los supuestos en
los que se acuerde el cumplimiento no continuado de la pena.
•
Finalmente, la pena de localización permanente, tal como ya se hallaba
(19)
Art. 53.1 CP.
prevista antes de la reforma del 2010, puede imponerse como forma de
cumplimiento de la responsabilidad personal subsidiaria en caso de impago de la pena de multa, aunque siempre que se trate de faltas19.
1.2.1. Régimen ordinario de cumplimiento de la pena de
localización permanente
El referido es el único régimen que podría aplicarse a la imposición de esta
sanción en cualquiera de los tres supuestos antes referidos y, por tanto, el único
que cabe cuando esta supera los tres meses.
La pena de localización permanente continúa siendo una sanción que apenas
se encuentra caracterizada en nuestro texto punitivo y que continúa planteando multiplicidad de interrogantes en relación con su ejecución. El legislador
del 2010 se ha limitado a añadir, a la referencia a que se trata de una pena cuyo
cumplimiento obliga al penado a permanecer en su domicilio o en lugar determinado fijado por el juez en sentencia o posteriormente en auto motivado,
un nuevo núm. 4 al art. 37 en el que se dispone que:
"para garantizar el cumplimiento efectivo, el Juez o Tribunal podrá acordar la utilización
de medios mecánicos o electrónicos que permitan la localización del reo".
En la actualidad, los sistemas empleados para el control de penados son básicamente de tres tipos:
•
Los sistemas de control estático, que permiten registrar la presencia o la
ausencia de un individuo respecto a un lugar determinado y que funcionan o bien mediante sistemas de verificación de voz o bien empleando
dispositivos de control por radiofrecuencia.
Nota
Con ello, el legislador ha pretendido dar cobertura legal,
como había reclamado la doctrina de manera unánime, a la
posibilidad de emplear el control monitorizado en la ejecución de esta sanción.
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24
La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
Los sistemas de verificación de voz requieren la grabación de la voz del penado y permiten determinar a posteriori por verificación biométrica si quien responde a las llamadas
telefónicas efectuadas a un teléfono fijo es o no el penado. Por otro lado, los sistemas de
control por radiofrecuencia exigen contar con tres elementos fundamentales: un dispositivo emisor anexo al tobillo del penado, un receptor ubicado en el lugar determinado
judicialmente y en el que se reciben por radiofrecuencia las señales emitidas por el portador del dispositivo, y finalmente un centro de control donde se supervisa la información
generada por la interacción de los otros dos dispositivos y que refleja la presencia o la
ausencia del penado del lugar designado.
•
Los sistemas de control móvil o tracking, que permiten el seguimiento de
manera continuada de los movimientos del sujeto sometido a monitorización. Mediante el empleo de tecnología GPS y GSM, se posibilita la localización del portador del equipo con una gran precisión y escaso margen
de error.
Estos sistemas de monitorización móvil permiten definir y controlar varios parámetros
en el plan de ejecución del sujeto, introduciendo en el programa, por ejemplo, horarios y
zonas de inclusión (lugares en los que el sujeto deba hallarse a determinada hora) y zonas
de exclusión (en las que el penado tenga vedada su entrada). Ambas modalidades de
control, estático y móvil, permiten la transmisión de datos al centro de control en modo
activo, esto es, a tiempo real, pero también en modo pasivo o retrospectivo mediante
llamadas predefinidas e incluso una única vez al día.
•
Una tercera posibilidad la ofrecen las modalidades de transmisión semiactivas o híbridas, que combinan las dos opciones expuestas, de tal modo
que si bien funcionan habitualmente según el modo pasivo permiten la
transmisión a tiempo real al centro de control de una alerta de violación
de las obligaciones impuestas, de los horarios y de las zonas de inclusión
o exclusión, con el fin de posibilitar una rápida intervención policial o de
los agentes de control.
Cualquiera de estos tres sistemas podría ser empleado en la ejecución de la
pena de localización permanente, si bien los que se han venido empleando,
puesto que el penado no puede salir de su domicilio bajo ningún concepto,
han sido preferentemente sistemas pasivos.
Conforme al régimen ordinario de cumplimiento, la pena de localización permanente requiere que el penado permanezca en su domicilio o en lugar distinto fijado por el juez en sentencia o posteriormente en auto motivado, con
lo que se permite que una vez dictada sentencia se determine el lugar de cumplimiento, a efectos de que el juez pueda valorar ya en ejecución qué lugar
sea el más adecuado.
La regulación de la ejecución de la pena de localización permanente, hasta
el pasado mes de julio del 2011, se establecía en el RD 515/2005, de 6 de mayo. Ciertamente, la referida norma era parca, pues se agotaba en indicar que
el centro penitenciario más próximo al lugar de residencia del penado era el
encargado de realizar las actuaciones para garantizar el cumplimiento de la
sanción, para lo que debía elaborar un plan de ejecución que debía contener
una serie de extremos y que debía ser aprobado judicialmente –así los datos
de identificación del penado, los datos personales, el lugar de cumplimiento,
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25
La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
la indicación expresa de si el cumplimento iba a ser o no continuado, o los
medios de control aplicables–, los consentimientos que había que recabar en
caso de instalación de dispositivos de seguimiento telemático y la referencia
al informe final que debía emitir la Administración penitenciaria.
Muchas cuestiones en relación con el modo como debía cumplirse esta pena
quedaban abiertas. Así, aspectos como qué debe entenderse por otro lugar distinto al domicilio –que parece pacífico que debe tener el sentido de morada
material, que no formal del penado– en el que poder cumplir la pena, esto
es, si deben ser lugares cerrados o también pueden ser abiertos, o si pueden
entenderse integrados en esta referencia a los centros penitenciarios, los centros policiales, o los centros de inserción social, eran y son de interpretación
dudosa. Lo mismo cabe decir de si cabría la refundición de condenas de la
localización permanente con la pena de prisión en el caso de cumplimento
de penas de prisión y penas del tipo de la que nos ocupa, que parece que no
debe poder producirse, tratándose de penas homogéneas, en tanto no exista
específica habilitación legal (Abel Souto).
Esta situación de ausencia de regulación se ha agravado en la actualidad, cuando un nuevo reglamento, el RD 840/2011, de 17 de junio, ha venido a sustituir
al anterior RD 515/2005, derogándolo. Sin embargo, incomprensiblemente,
esta norma disciplina las condiciones de ejecución de la pena de localización
permanente en centro penitenciario, esto es, se centra en la regulación del
régimen excepcional de cumplimiento de esta sanción, previsto en un único
precepto del Código penal, sin regular con carácter general el cumplimento de
la sanción. En tales circunstancias, la ausencia de regulación de la ejecución
de tal pena es más sangrante, si cabe, por lo que el desarrollo reglamentario,
e incluso legislativo, de la ejecución de esta pena se hacen absolutamente necesarios (Mapelli Caffarena, Torres Rosell).
1.2.2. Régimen excepcional de cumplimiento de la localización
permanente
En la reforma del 2010 se ha introducido el cumplimiento de la pena de localización permanente en centro penitenciario. Se trata de la única forma que
goza de desarrollo reglamentario, puesto que el Real Decreto 840/2011, de 17
de junio, desarrolla en su capítulo III el modo como debe procederse al cumplimiento de la pena de localización permanente únicamente en centro penitenciario.
En aquellos casos en los que esté específicamente establecido en la correspondiente infracción penal y así lo acuerde el juez, la pena de localización permanente puede cumplirse los sábados, domingos y días festivos en el establecimiento penitenciario más próximo al domicilio de penado, y únicamente
para tales supuestos contamos con desarrollo normativo reglamentador del
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26
La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
modo de ejecución. En todo lo no específicamente establecido por el referido
desarrollo reglamentario, se aplica supletoriamente lo dispuesto en la LOGP y
en el Reglamento que la desarrolla.
a)�Competencia�para�la�ejecución
La competencia para la ejecución de la pena de localización permanente se
atribuye a la Administración penitenciaria. Con el actual Real Decreto, aunque
de momento solo se haya hecho en relación con esta forma excepcional de
cumplimiento de la localización permanente, se ha querido clarificar la atribución competencial a la Administración penitenciaria. Es el establecimiento penitenciario quien directamente aprueba el plan de ejecución, pese a que tenga
Art.12 RD 840/2011
Se opta por un sistema de control judicial de la legalidad de
lo ejecutado pero articulado a
posteriori, mediante la comunicación del plan a la autoridad judicial.
obligación de notificarlo al órgano jurisdiccional competente de la ejecución.
b)�Singularidades�del�cumplimiento
En relación con aspectos como el lugar, horario y modo de cumplimiento, se
(20)
Art. 13 RD 840/2011.
establece que el lugar de cumplimiento será el centro penitenciario más próximo al domicilio del penado. Cuando existan varios establecimientos penitenciarios en la misma localidad, el lugar de cumplimiento será determinado por
la Administración penitenciaria. En la actualidad no en todos los establecimientos penitenciarios puede cumplirse la pena de localización permanente20.
Una vez se recibe la resolución o el mandamiento judicial que determina el
cumplimiento de la pena de localización permanente en establecimiento penitenciario, es el establecimiento quien define el plan de ejecución, que debe
notificarse al órgano jurisdiccional competente para la ejecución, pero que resulta inmediatamente ejecutable. En el caso en el que el penado acredite de
manera fehaciente que se opone al plan de ejecución, se informará al órgano
jurisdiccional competente para la ejecución, a los efectos que se consideren
oportunos.
El contenido del plan de ejecución se establece en la Instrucción 11/2011 de
la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. En él se determinará el
calendario de la pena, con fecha de inicio y determinación de las fechas concretas en las que se debe ejecutar, así como el centro de cumplimiento. Dicho
plan se elaborará en la Oficina de Gestión, con apertura de expediente personal, en el que deben constar los datos referidos en los arts. 15 y sigs. del Reglamento penitenciario. Deberá ser notificado al penado, quien firmará notificación y será emplazado en el mismo acto para cumplir la pena. En caso de
incomparecencia del penado, se comunicará el extremo al órgano jurisdiccional competente.
La pena debe comenzar a ejecutarse lo antes posible, una vez recibida la correspondiente ejecutoria, estableciéndose como límite máximo para el inicio
un año tras la firmeza de la sentencia, con el objeto de evitar prescripciones,
si bien entre la confección del plan de ejecución y el momento de inicio de
Nota
Aquellos centros penitenciarios
en los que dicho cumplimiento
es posible son los contenidos
en el anexo I de la Instrucción
11/2011 de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.
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27
La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
la ejecución –una vez notificado y emplazado el penado– se indica que los
funcionarios deben dejar un margen de unos 30 días. En caso de que el penado deba cumplir varias penas de localización permanente, se realizarán en el
mismo acto los planes de ejecución correspondientes a cada sanción, que se
cumplirán sucesivamente, comenzando por la que tenga plazo más perentorio
de prescripción.
El penado deberá ingresar en el centro penitenciario el sábado o día festivo inmediatamente anterior entre las 9 y las 10 horas. La permanencia será ininterrumpida hasta las
21 h del domingo o, en su caso, del día festivo inmediatamente posterior. Este horario
también se observará en el caso de días festivos no enlazados. No se admitirá que el penado se presente una vez transcurrido el horario de ingreso, cuando lo haga dentro de
ese horario, pero evidenciando un estado psicofísico incompatible con el normal cumplimiento de la pena, o concurriendo circunstancias que notoriamente lo obstaculicen.
En tales casos, se levantará acta en la que se indicará expresamente la hora en la que
se ha presentado y las razones alegadas por el penado para justificar el retraso, y las circunstancias concurrentes. Dicha acta será remitida al órgano jurisdiccional competente
para la ejecución. El penado cumplirá la sanción en la celda que se le asigne. En caso de
ser compartida, lo será con otros penados a localización permanente, preferiblemente en
el departamento de ingresos. Se procurará que disfrute de un período mínimo de cuatro
horas fuera de ella. Aunque si renunciara a dicha posibilidad deberá hacerlo por escrito,
dejándose constancia de tal renuncia en el libro de incidencias. Asimismo, el penado
tendrá derecho a disponer, a su costa, de un pequeño reproductor de música o radio en
su celda, así como de libros, prensa y revistas impresas de pública circulación, y no podrá
recibir comunicaciones, ni visitas ni paquetes. Los penados a localización permanente
están sometidos al régimen general del establecimiento en cuanto sea de aplicación a
la naturaleza de esta pena y a su forma de ejecución. Los internos que cumplan penas
de localización permanente deben respetar asimismo las normas de régimen interior del
centro, mantener el buen estado de su celda, efectuando labores de limpieza y aseo de
esta antes de desalojarla, adoptar las medidas de higiene personal que se les indiquen,
mantener un buen comportamiento y acatar las instrucciones y órdenes recibidas. Serán
las normas de régimen interior aquellas en las que se determine la ropa y los efectos personales que puede tener el penado; sin embargo, la tenencia de estos en el interior de la
celda quedará limitada a la que sea normal para su uso durante el tiempo de permanencia
en el centro.
Una vez cumplida la pena, el establecimiento penitenciario remitirá un informe final al órgano jurisdiccional competente para la ejecución. Es el director
del establecimiento quien, una vez finalizado el cumplimiento de la pena, remite al órgano jurisdiccional comunicación participando la extinción de la
pena, de la que entregará copia al penado.
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28
La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
2. Formas sustitutivas de la prisión
Continuando con el análisis de las formas sustitutivas de la prisión y, esencialmente con las cuestiones relativas a su ejecución, nos referiremos tanto a
aquellas relacionadas con la suspensión de la ejecución de la pena de prisión
como a las referidas a la sustitución de las penas privativas de libertad.
Ambos mecanismos integran lo que el Código penal denomina las formas sustitutivas de la ejecución de la pena privativa de libertad, porque la evitan. El
recurso a estas, especialmente a la suspensión, se ha considerado la principal
causa de disminución de la población penitenciaria en España. En ellas, una
vez aseguradas las finalidades preventivo-generales, esencialmente de carácter
intimidatorio, mediante el establecimiento de límites cualitativos y cuantitativos a la pena suspendible y sustituible, se renuncia a la ejecución de la pena
de prisión, especialmente en el caso de la suspensión cuando consideraciones
de carácter preventivo-especial así lo aconsejen. Ambos mecanismos tienen,
pues, la finalidad de evitar el ingreso en prisión (Cid, Larrauri).
Junto a los elementos que tienen en común, ambas instituciones mantienen
su singularidad y divergen en bastantes aspectos. Son diferentes en el plano
aplicativo, cuando menos teórico, ya que mientras la sustitución constituye
una respuesta sancionadora formal a la delincuencia de escasa gravedad, una
especie de peldaño intermedio entre la despenalización y el traspaso de la pena retentiva a una posición de última ratio, la suspensión debería ser de aplicación menos frecuente, al hallarse más claramente fundamentada en la valoración de la personalidad del delincuente. Es decir, la sustitución interviene
sobre un plano objetivo, centrado en la gravedad del delito, mientras que la
suspensión lo hace en un plano subjetivo. Además, la suspensión incide sobre
la aplicabilidad de la sanción, sobre sus efectos, mientras que la sustitución
incide sobre la propia existencia de la pena sustituida, lo que determina que
en la suspensión la pena sin ejecutar siempre puede volver a la vida en caso
de incumplirse determinadas condiciones.
2.1. Suspensión de la ejecución de las penas privativas de
libertad
Nuestra suspensión se configura como un modelo mixto entre el sistema con-
(21)
Arts. 80 y sigs. CP.
tinental –el basado en el sursis belga– y la probation anglosajona, compartiendo gran parte de las características del sursis avec mise à l'épreuve francés. Conforme a este sistema mixto, partiendo del sursis simple –la mera suspensión
condicional de la pena–, por influencia de la probation –en la que no se establece veredicto de culpabilidad en la sentencia, sometiéndose al acusado a una
serie de condiciones que debe cumplir durante un determinado período de
Consulta recomendada
Sobre la regulación de la suspensión en derecho comparado, podéis consultar Villacampa, Torres, Luque.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
prueba con ayuda del probation officer, dejando el juez sin efecto la condena
al final de cumplirse satisfactoriamente–, se introduce un contenido positivo
en el período de prueba21.
En este sentido, el sistema implica no solamente una suspensión de la ejecución de la pena con la condición de no delinquir, introduciendo la posibilidad
de que el juez pueda imponer algún tipo de deber o control que el beneficiario también debe cumplir para ver finalmente remitida la pena, aunque con
ayuda y control del personal especializado.
Nuestro sistema de suspensión introduce pues algunos elementos de carácter
híbrido al admitir la posibilidad de imponer reglas de conducta u obligaciones
durante el período de prueba, siempre que la pena suspendida sea de prisión.
No obstante, se aleja de este sistema al no prever que el sometido a prueba tenga apoyo o control administrativo de cumplimiento de estas reglas o deberes.
2.1.1. Los distintos regímenes de suspensión regulación legal
El Código penal dedica los arts. 80 a 87 a la regulación de la suspensión. En
lo tocante a los elementos esenciales de la institución, en concreto al procedimiento para concederla, la decisión sobre su acuerdo es potestativa por parte
Nota
No obstante, como veremos,
ya desde la aprobación del RD
515/2005, de la misma forma
como lo continúa haciendo el
RD 840/2011, la ausencia de
apoyo en el cumplimiento de
condiciones de conducta no es
tal cuando se impongan algunas de las reglas específicas a
las que se refieren los arts. 83
y 87 CP.
(22)
Art. 82 CP.
del juez o tribunal. El órgano que ha conocido de la causa debe decidir en relación con la concesión de esta, constatando el cumplimiento de los requisitos,
una vez declarada la firmeza de la sentencia22.
La decisión sobre su acuerdo se debe tomar mediante resolución motivada, es
decir, auto, donde es necesario tener en cuenta fundamentalmente la peligrosidad criminal del sujeto así como la existencia de otros procedimientos penales contra él. Más allá de la concreta existencia de antecedentes penales, cuya
falta es requisito necesario para poder acordar la aplicación de este sustitutivo,
se indica al juez la necesidad de valorar la previsibilidad de futuras condenas
en la fundamentación jurídica de la resolución a través de la cual acuerde la
adopción de la medida. Además de ello, también se incorpora como elemento
que valorar para acordar su concesión la peligrosidad criminal del sujeto.
Para poder llegar a tomar esa decisión, es necesario que el condenado cumpla
una serie de requisitos, que determina el art. 81 CP. Las condiciones necesarias
para poder suspender la pena, en el que podríamos denominar "régimen ordinario o general" de suspensión, se refieren tanto a la naturaleza y duración de
la pena que se pretende suspender, como a la persona del condenado, así como
finalmente a la satisfacción de las responsabilidades civiles. Pueden dejarse en
suspenso las penas privativas de libertad no superiores a dos años. Según doctrina mayoritaria, penas privativas de libertad son todas aquellas que incorpora el art. 35 CP, es decir, la pena de prisión, la localización permanente y la
(23)
Podéis consultar Mapelli, García
Aran, González Zorrilla; Consulta
FGE 4/1999 entre los que la consideran suspendible.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
responsabilidad personal subsidiaria en caso de impago de la pena de multa,
aunque la posibilidad de incorporar esta última pena entre las suspendibles
no ha estado falta de discusión23.
No serán así suspendibles las penas de cualquier otra naturaleza, como las
privativas de derechos o la pecuniaria, sin que los efectos de la suspensión
alcancen a la responsabilidad civil derivada del delito.
En lo referente a las condiciones, en concreto, las personales del sujeto que
(24)
Art. 81 CP.
24
se requiere :
a) Que se trate de un delincuente primario.
El propio precepto aclara que no se pueden tener en cuenta los antecedentes penales que
hayan sido cancelados o que debieran serlo. Aparte de no existir a estos efectos los antecedentes que ya no lo son en sentido técnico-jurídico, tampoco se toman en consideración las anteriores condenas por delitos imprudentes, ya que así lo establece explícitamente el art. 81 CP, ni tampoco, según opinión mayoritaria de la doctrina, las condenas
por falta, al interpretar la palabra delito que utiliza el precepto en sentido técnico, sin
identificarlo, por tanto, con ilícito penal
b) En relación con la condena, se exige que la pena o penas impuestas o la
suma de estas no supere los dos años, aunque sin incluir en el cómputo la
derivada del impago de la pena de multa.
Es decir, tanto si una pena privativa de libertad se impone por la comisión de un solo
delito, como si se trata de la resultante de aplicar las reglas de determinación de la pena
propias del concurso ideal, medial o del delito continuado –que obedezcan al principio
de absorción o exasperación–, como si, finalmente, se trata de varias penas privativas
de libertad consecuencia de la comisión de varios delitos que se han visto en un mismo
procedimiento –concurso real de delitos con independencia de que estos sean o no conexos–, esta o estas penas no pueden ser superiores a dos años.
c) Como tercera condición, se exige la satisfacción de las responsabilidades
civiles originadas, salvo que el tribunal sentenciador, una vez escuchados tanto los interesados como el Ministerio Fiscal, declare la imposibilidad total o
parcial de que el condenado haga frente a estas.
Constatada la concurrencia de los referidos requisitos, si el juez o tribunal estima adecuada la concesión de la suspensión, según el ejercicio de esta facultad discrecional jurídicamente vinculada que le otorga el Código penal, debe
(25)
Art. 85 CP.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
determinar un período de prueba que el beneficiario de la medida ha de superar con éxito con tal de que le pueda ser remitida la pena. La duración del período de prueba se determina abstractamente en el texto punitivo en función
de la gravedad de la pena suspendida, atendiendo, por tanto, a un criterio de
proporcionalidad25.
El condenado al que le ha sido suspendida la ejecución de la pena debe observar una serie de obligaciones. La general, y que es necesario observar cualquiera que sea la pena suspendida, es no delinquir en el período de prueba
determinado por el juez. En cuanto a lo que cabe entender por delinquir, la
opinión mayoritaria en la doctrina considera que la condición solo se incumple cuando aquel a quien ha sido suspendida la ejecución de la pena delinque y es condenado mediante sentencia firme por la comisión del delito en
el período de suspensión, considerándose generalmente el concepto delito en
Art. 80.2 CP
En tal sentido, según preceptúa el art. 80.2 CP, el plazo de
prescripción será de tres meses a un año para las penas leves, y de dos a cinco años para las penas privativas de libertad inferiores a dos años. Cabe interpretar que con las penas privativas de libertad inferiores a dos años la ley se refiere, en realidad, solo a las penas menos graves que pueden
ser suspendidas. La redacción
del precepto en este extremo
es desafortunada, puesto que
se habla de penas privativas de
libertad inferiores a dos años
cuando la pena suspendible
puede tener una duración de
dos años.
sentido técnico, aunque hay quien también incluye las faltas.
Consultas recomendadas
Se prevé además la posibilidad de que el juez o tribunal acuerde la adopción de
una serie de obligaciones o reglas de conducta que es necesario que el penado
observe en el supuesto en el que sean impuestas, aunque esa posibilidad solo
se contempla en el caso de que la pena suspendida sea de prisión. La naturaleza
de las mencionadas reglas de comportamiento es variada, ya que mientras
Podéis consultar García Arán,
Mapelli Caffarena, Gracia
Martín, Alastuey Dobón, Tamarit Sumalla, Roca Agapito.
Las condiciones se contemplan en el art. 83 CP.
que algunas de ellas tienen un carácter meramente interdictivo o prohibitivo,
las otras suponen obligaciones preceptivas, de comportamiento positivo. La
adopción de algunas de estas es, sin embargo, interdictiva, en los supuestos
de violencia de género.
Reglas de comportamiento
Entre las interdictivas se pueden incluir las tres primeras reglas de comportamiento. Entre
las reglas con contenido positivo podemos contar las tres últimas. Esto es, la obligación
de comparecer personalmente ante el juzgado o tribunal, o servicio de la Administración
que estos señalen para informar de sus actividades y justificarlas; participar en programas
formativos, laborales, culturales, de educación vial, sexual, de defensa del medio ambiente, de protección de los animales y otros similares; finamente, cumplir los demás deberes
que el juez o tribunal estime convenientes para la rehabilitación social del penado, previa
conformidad de este, siempre que no atenten contra su dignidad como persona.
Es justamente la ejecución de suspensiones con reglas positivas de conducta,
en concreto las dos mencionadas en último lugar, aquella que se desarrolla en
el capítulo IV del RD 840/2011, que después se analizará.
El incumplimiento de las obligaciones durante el período de prueba también
tiene efectos diferentes en función de que se trate del atinente a la condición
de no delinquir o del resto de las reglas de comportamiento contempladas. Si
el sujeto delinque en el período de prueba, debe revocarse la suspensión de
la ejecución de la pena, lo que supondrá el cumplimiento de la pena en su
integridad, en defecto de ausencia de indicación legal en sentido distinto. Si
de lo que se trata es del incumplimiento de reglas de conducta de aplicación
potestativa para la suspensión de la ejecución de la pena de prisión, las con-
(26)
Art. 84 CP.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
secuencias son más leves, no así cuando se trata del incumplimiento de reglas
de conducta impuestas en supuestos de violencia de género, lo que también
conduce a la revocación de la suspensión26.
Cuando lo que se produce es el incumplimiento de las reglas de conducta que
pueden acompañar a la suspensión de la pena de prisión, se prevé la posibilidad de que el juez o tribunal adopte, previa audiencia de las partes, cualquiera
de estas tres posibles decisiones:
a) sustituir la regla de conducta impuesta por otra regla diferente;
b) prorrogar el plazo de suspensión, sin que en ningún caso pueda exceder de
cinco años, y
c) revocar la suspensión de la ejecución de la pena, si el incumplimiento fuera
reiterado.
En relación con los regímenes especiales de suspensión, esto es, los que no
se sujetan a la totalidad de las condiciones propias del régimen general, los
contemplados en el Código penal son de dos tipos:
•
por un lado, la suspensión de la ejecución de la pena impuesta a quien
esté aquejado de una enfermedad muy grave con sufrimientos incurables,
que contempla el art. 80.4 CP y,
•
por otro, la suspensión de la ejecución de la pena a quien haya cometido
el hecho delictivo a causa de su dependencia a las sustancias señaladas en
el art. 20.2.° CP, contemplado en el art. 87 CP.
En el primero de los casos, condiciones de carácter humanitario posibilitan la suspensión
de cualquier pena privativa de libertad con independencia de su duración sin sujeción
a los requisitos contemplados para el régimen general en el art. 81 CP, siempre que el
delincuente no tuviese ya una pena suspendida por el mismo motivo. En caso de que el
condenado haya cometido el hecho delictivo por causa de su dependencia a bebidas alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que produzcan
efectos análogos, siempre que esta dependencia no haya dado lugar a la aplicación de la
correspondiente causa eximente de la responsabilidad criminal, el art. 87 CP arbitra un
sistema específico de suspensión, cuya ejecución también se encuentra contemplada en
el RD 840/2011, que en algunos aspectos es más generoso que el régimen general, mientras que en otros, sobre todo en aquellos relativos a la comprobación del cumplimiento
del compromiso de deshabituación por parte del penado, es más gravoso.
2.1.2. La ejecución de las suspensiones con imposición de reglas
de conducta
Cuando se impongan los deberes y las obligaciones contempladas en las reglas
5.ª y 6.ª del art. 83.1, así como la condición de tratamiento u otros requisitos
contemplados en el supuesto especial de suspensión del art. 87 CP, las cuestiones relacionadas con estos supuestos de suspensión con contenido positivo
están desarrolladas en el capítulo IV –de la suspensión de la ejecución de penas privativas de libertad y de la sustitución de penas– del RD 840/2011, de
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
17 de junio del 2011, de manera semejante a como antes lo fueron en el RD
515/2005, de 6 de mayo. Esto es, cuando la suspensión de la ejecución se condicione a la participación en programas formativos, laborales, culturales, de
educación vial, sexual y otros similares, o se deban cumplir los demás deberes
que el juez o tribunal estime convenientes para la rehabilitación social del penado, previa conformidad de este, siempre que no atenten contra su dignidad
como persona, o cuando se trate de la suspensión de la ejecución de penas
de prisión a personas que han cometido el delito a causa de su dependencia a
bebidas alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas
u otras que produzcan efectos análogos, el RD 840/2011 determina las condiciones de ejecución de dicha suspensión.
La competencia para ejecutar la pena de prisión corresponde a la Administración penitenciaria, en concreto a los creados por este decreto, servicios que
gestionan las penas y medidas alternativas, que sustituyen a los anteriores servicios sociales penitenciarios, del lugar donde el penado tenga fijada su residencia.
Una vez recibida resolución o mandamiento judicial que determine las condiciones del cumplimiento de la suspensión de la ejecución, son estos servicios
los que realizan las actuaciones necesarias para hacer efectivo su cumplimiento. Para ello, tales servicios de gestión de penas y medias alternativas elaborarán un plan individual de intervención y seguimiento que será comunicado
al órgano jurisdiccional competente para la ejecución, pero que será inmediatamente ejecutivo. Es la Administración penitencia la competente para aprobar el plan individual; únicamente se prevé la comunicación de este al juez,
disponiéndose que en el caso de que el penado acredite fehacientemente que
se opone al cumplimiento del plan de intervención, se informará al órgano
jurisdiccional competente para la ejecución de tal hecho, a los efectos que se
consideren oportunos. A dicha intervención del órgano jurisdiccional que ha
dictado la resolución se añade únicamente la necesaria intervención de este
en los supuestos en los que las circunstancias del condenado hagan necesaria
la modificación de las obligaciones inicialmente impuestas que contempla el
art. 15.2 del RD 840/2011, en cuyo caso se realizará la propuesta en el plan de
intervención y se estará a la espera de lo que resuelva el órgano jurisdiccional
competente para la ejecución. Esto es, normativamente solo se obliga a los
servicios de gestión de penas y medidas alternativas a esperar la autorización
del tribunal sentenciador en caso de que el plan individualizado de intervención y seguimiento propuesto implique una modificación de las obligaciones
impuestas inicialmente por el órgano jurisdiccional.
Los servicios de gestión de penas y medidas alternativas son los encargados
de elaborar el plan una vez se haya procedido al estudio y la valoración de
la situación del condenado, en atención a esta. Una vez elaborado el referido
plan individual de intervención y seguimiento, si procede, los servicios de
(27)
Arts. 15 y 16 RD 840/2011.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
gestión de penas y medidas alternativas remitirán el caso al servicio o centro
correspondiente para que el condenado inicie o continúe el tratamiento o
programa judicialmente establecidos27.
También son los servicios de gestión de penas y medidas alternativas los encargados de efectuar el seguimiento y control del plan individualizado por
parte del penado. Con dicha finalidad efectuarán el control de las condiciones
fijadas en el plan de intervención y seguimiento, e informarán al órgano jurisdiccional competente para la ejecución sobre las reglas de conducta impuestas
cuando así lo solicite o con la frecuencia que este determine y, en todo caso,
cada tres meses. No obstante, la información de estos servicios penitenciarios
al órgano jurisdiccional puede producirse asimismo porque las circunstancias
personales del penado se modifiquen o se produzca cualquier incumplimiento
de las reglas de conducta impuestas, o cuando se haya finalizado el cumplimiento de las obligaciones impuestas28.
Las condiciones de ejecución de los referidos supuestos de suspensión se encuentran más pormenorizadamente detallados en la Instrucción 10/2011 de
la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, en vigor desde el 8 de
junio del 2011. A esta se anexa el Manual de procedimiento de gestión administrativa conforme al nuevo Real Decreto de ejecución de las suspensiones y
sustituciones de condena, que supone la adaptación a todos los supuestos de
suspensión y sustitución del contenido del homólogo manual emitido únicamente para los supuestos de suspensiones y sustituciones de penas impuestas
por delitos relacionados con la violencia de género que se anexaba a la Instrucción 4/2010, dejada sin efecto por esta nueva Instrucción 10/2011.
En el nuevo manual se regula pormenorizadamente la gestión administrativa
de los procedimientos tanto de suspensión cuanto de sustitución en supuestos
en los que se impongan reglas de conducta. Junto a la regulación de los modelos comunes de actuación, se regula pormenorizadamente el programa de
intervención para maltratadores, en el que las especialidades vienen determinadas fundamentalmente tanto por tratarse de penados obligados a intervenir
en el programa, con la consiguiente ausencia de motivación que ello supone,
como por constituir un conjunto de penados en el que la preocupación de la
Administración se centra mucho en la constatación del eventual riesgo para
la víctima de sufrir nuevos ataques por parte del maltratador.
En relación con los modelos comunes de actuación, la articulación de dicha intervención
se produce, según el referido manual, en tres fases:
a)�Fase�inicial, que abarca desde que se recibe el testimonio de la sentencia, ejecutoria
o auto hasta que el penado es citado en el servicio.
b)�Fase�de�ejecución propiamente dicha, que se dilata desde que se entrevista al penado
hasta que se realiza el plan de intervención y seguimiento y se traslada al órgano ejecutor.
c)�Fase�de�seguimiento�y�control, que abarca desde que se desarrolla la primera sesión
terapéutica o intervención, su continuidad, así como su terminación, dando cuenta del
cumplimiento al órgano ejecutor.
(28)
Arts. 17 y 18 RD 840/2011.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
2.2. Sustitución de la pena de prisión
La sustitución de la pena de prisión por otras penas constituye una de las vías
por las que se trata de favorecer que la respuesta penal se desarrolle en la medida de lo posible por medio de penas no privativas de libertad. La sustitución
opera como alternativa a la suspensión de la ejecución de penas privativas de
libertad, fundamentalmente en aquellos supuestos en los que el penado no
puede acceder a la suspensión por no cumplir con el requisito de la primariedad delictiva (Tamarit).
El régimen de sustitución de la pena se halla regulado en los arts. 71.2, 88 y
89 CP, refiriéndose el primer y segundo precepto a la sustitución de penas de
prisión por otras penas, y el art. 89 a la sustitución por expulsión del territorio
español del extranjero no residente legalmente.
2.2.1. La sustitución de penas de prisión
La sustitución de penas de prisión se configura como una fórmula a disposición de jueces y magistrados para que, tras la imposición de la pena originaria
y después de valorar la concurrencia de determinados requisitos y circunstancias legalmente previstos, decidan aplicar o no la pena sustitutiva en su lugar.
Opera en el ámbito de la sustitución la discrecionalidad judicial, debiendo el
órgano judicial valorar no solo la concurrencia de los requisitos legalmente
previstos en el art. 88 CP, sino también la adecuación de adoptar tal medida
atendiendo eminentemente a criterios de prevención especial –ello sin perjuicio de la previsión de sustitución obligatoria prevista en el art. 71.2 CP para
las penas de prisión inferior a tres meses que resulten de la aplicación de las
reglas de determinación de la pena.
En todo caso, la sustitución de la pena debe ser acordada en la propia sentencia o en auto motivado posterior a ella, pero siempre antes de dar inicio a la
ejecución de la pena, y previa audiencia de las partes.
El denominado régimen general de sustitución de penas viene regulado en
el primer párrafo del artículo 88.1 CP, donde se establecen los requisitos para proceder a la sustitución de penas de prisión inferiores a un año de duración. El régimen excepcional de sustitución se refiere a las penas de prisión
que superen un año y hasta los dos años. Si bien los requisitos y criterios de
valoración no difieren sustancialmente, en el denominado régimen excepcional el juez viene obligado a tomar en consideración adicionalmente si de las
circunstancias del hecho y del culpable puede inferirse que el cumplimiento
de la pena privativa de libertad "habría de frustrar sus fines de prevención y
reinserción social".
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
En cuanto a los requisitos y criterios legalmente previstos para proceder a la
sustitución penal, se contempla en primer lugar la necesidad de que el penado
no tenga la condición de habitual.
Aparte del requisito de la no habitualidad del penado, la decisión judicial debe
valorar también otras circunstancias concurrentes en el caso, entre las que se
encuentran las circunstancias personales del reo, la naturaleza del hecho, su
conducta y, en particular, el esfuerzo para reparar el daño causado. La referencia al esfuerzo para reparar el daño debe interpretarse en el sentido de reparación integral, que, a diferencia de la reparación civil vinculada a la compensación económica del daño, incorpora la reparación moral, lo que incluye el
reconocimiento del hecho, la responsabilidad por él e incluso la petición de
disculpa a la víctima.
Penas sustitutivas y módulos de conversión
Como penas sustitutivas a la prisión, el art. 88 CP contempla la multa, la localización permanente y los trabajos en beneficio de la comunidad. Los módulos de conversión previstos en el mismo precepto permiten establecer la equivalencia entre la pena de prisión y cada una de las penas sustitutivas, de tal
modo que cada día de prisión equivale a un día de localización permanente, a
una jornada de trabajos en beneficio de la comunidad o a dos cuotas de multa.
La regulación del régimen de sustitución penal no introduce ningún criterio
que sirva de guía al órgano judicial en su elección de la pena que imponer. No
obstante, la propia duración de la pena originariamente impuesta introduce
un límite a su capacidad decisoria. Así, cuando la duración de la pena de prisión es inferior a seis meses –lo que incluye el régimen de sustitución obligatoria previsto en el art. 71.2 CP– se contemplan como penas sustitutivas la de
multa, los trabajos en beneficio de la comunidad y, a raíz de la reforma operada
por la LO 5/2010, de 22 de junio, también la pena de localización permanente.
Precisamente, la introducción de la pena de localización como pena sustitutiva ha venido a ampliar el catálogo de sanciones sustitutivas en esta franja de
hasta seis meses de prisión, lo que debería permitir dar mejor respuesta a la
diversidad de situaciones personales de los condenados a penas de prisión y en
concreto, en lo que a la pena de localización respecta, a la eventual necesidad
de imponer cierto aseguramiento sobre el penado (Tamarit).
En segundo lugar, cuando la sustitución se establece respecto a una pena de
prisión que exceda de los seis meses pero no del año de duración, pueden
aplicarse como penas sustitutivas la multa y los trabajos en beneficio de la
comunidad.
Finalmente, cuando la sustitución se plantea respecto a penas de prisión que
no excedan de dos años, se contemplan como penas sustitutivas la multa y
la aplicación conjunta de multa y trabajos en beneficio de la comunidad, sin
que en este último caso la ley determine la proporción en la que deben admi-
Art. 94 CP
A tenor de lo dispuesto en el
art. 94 CP, son reos habituales los que hubieran cometido
tres o más delitos de los comprendidos en un mismo capítulo, en un plazo no superior
a cinco años y hayan sido condenados por ello, tomando en
consideración para el cómputo
de este plazo las fechas de comisión de los delitos –y no las
fechas de condena– y el momento de posible sustitución
de la pena.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
nistrarse estas dos penas en caso de optar el juez por su aplicación cumulativa. El órgano judicial dispone de cierta discrecionalidad en estos casos para
determinar la cantidad de jornadas o días-multa que vayan a ser impuestos en
calidad de pena sustitutiva, lo que permite, por ejemplo, aplicar menos cuotas de multa y más jornadas de trabajo cuando la probabilidad de satisfacción
de la multa sea remota. Sin embargo, esta opción puede plantear también un
problema de extralimitación del máximo de jornadas legalmente previstas –
y que el art. CP fija en 180 jornadas–, lo que supone, más allá del problema
técnico-jurídico, un verdadero problema práctico a efectos de garantizar tanto
la disponibilidad de trabajos a tan largo alcance temporal como la viabilidad
de la ejecución en los casos en los que el penado tenga una ocupación laboral.
En otro orden de cosas, el inciso final del art. 88.1 faculta al juez para imponer
en el marco de la sustitución la observancia de una o varias de las obligaciones o reglas de conducta reguladas en el art. 83 CP en sede de suspensión de
penas. El art. 88.1 requiere una interpretación de conjunto que extienda la
aplicación de las reglas y obligaciones también a los supuestos de sustitución
de penas de entre uno y dos años de duración, pues poco sentido tiene prever
una mayor intervención en los supuestos de menor gravedad regulados en el
primer párrafo del art. 88.1 y no hacerlo en los casos más graves, en los que la
pena de prisión impuesta es superior a un año de duración.
Mención específica merece la previsión contenida en el apartado tercero del
art. 88.1 CP en relación con los supuestos de penas de prisión impuestas en
el contexto de la violencia de género. La propia regulación legal excluye, para
estos casos, la pena de multa del catálogo de opciones sancionadoras, quedando reducida la operación de sustitución a la pena de localización permanente
–siempre que la pena de prisión originariamente impuesta fuera de duración
inferior a seis meses– y a la pena de trabajos –cuando el penado exprese su
conformidad a su aplicación–. En caso de optarse por la pena de localización
permanente, esta deberá cumplirse, según la redacción dada al precepto tras
la aprobación de la LO 5/2010, y por motivos bien obvios, en lugar distinto y
separado del domicilio de la víctima.
Adicionalmente, en los supuestos de violencia de género, el juez deberá imponer junto a la pena sustitutiva la sujeción del penado a programas específicos
de reeducación y tratamiento psicológico y la observancia de las obligaciones
o deberes previstos en las reglas 1.ª y 2.ª del art. 83.1 CP, esto es, la prohibición de aproximación y comunicación con la víctima. Con el fin del que el
penado pueda cumplir el programa de reeducación y tratamiento psicológico,
el art. 19 del RD 840/2011 insta a los servicios de gestión de penas y medidas
alternativas a remitir al penado al centro, institución o servicio específico para
la realización del programa y a realizar el pertinente seguimiento informando oportunamente al órgano jurisdiccional competente para su ejecución. La
Instrucción 10/2011 de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
contiene en su Manual de gestión la previsión de la metodología de intervención para la aplicación del Programa de violencia de género en el ámbito de
las penas y medidas alternativas.
Programa de violencia de género
El programa se estructura en dos fases, una de intervención y otra de seguimiento. La
fase de intervención contiene una primera evaluación de las variables psicológicas más
relevantes que presenta el penado y la participación del penado en las 25 sesiones del
programa con una duración aproximada de nueve meses. Obviamente, el programa se
desarrolla en el contexto comunitario y la propia instrucción insta a tomar en consideración tanto el hecho de que el grado de motivación de los participantes no suele ser elevado, como que la intervención comunitaria presenta, aparte de claras ventajas, también
el inconveniente del riesgo de seguridad para la víctima, que debe ser adecuadamente
valorado y gestionado por el terapeuta. La segunda fase tiene una duración de aproximadamente tres meses y tiene por objetivo el seguimiento del sujeto, para lo que se programan dos sesiones destinadas a la prevención de recaídas.
Finalmente, una vez el penado ha ejecutado correctamente la pena sustitutiva
y, en su caso, las obligaciones o reglas de conducta adicionalmente impuestas, queda extinguida su responsabilidad penal. No obstante, ante el incumplimiento total o parcial de la pena sustitutiva, el art. 88.2 CP prescribe la ejecución de la pena de prisión inicialmente impuesta, descontando "la parte de
tiempo a que equivalgan las cuotas satisfechas de acuerdo con las reglas de
conversión establecidas en el apartado precedente". De la dicción literal del
texto penal parece desprenderse la referencia exclusiva al sistema de cumplimiento de la multa, si bien debe necesariamente entenderse que la previsión
de descuento de la parte efectivamente ejecutada es aplicable indistintamente
a cada una de las penas sustitutivas, incluyendo también junto a la multa los
trabajos en beneficio de la comunidad y la localización permanente.
Destaca en este contexto la falta de previsión legal respecto a las consecuencias
derivadas de la inobservancia de las obligaciones y reglas de conducta del art.
83 CP. Por regla general, la doctrina científica se ha mostrado reticente a entender que el incumplimiento de alguna de las obligaciones adicionalmente
impuestas deba suponer la revocación de la pena sustitutiva en atención a lo
previsto en el art. 88.3 CP, si bien no existe tampoco acuerdo en entender que
las consecuencias del art. 84 CP en sede de suspensión puedan trasladarse de
manera automática al ámbito de la sustitución, dada la prohibición de aplicación analógica de las leyes penales. Para ello, cabe esperar que el legislador
aborde en breve este vacío legal mediante la incorporación de un régimen ad
hoc de consecuencias que contribuya a reforzar el cumplimiento de estas pero
que no actúe con la automaticidad de quienes pretenden la revocación directa
de la sustitución.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
2.2.2. La sustitución de la pena privativa de libertad por
expulsión del territorio
La modalidad de sustitución de penas privativas de libertad por la expulsión
del extranjero no residente legalmente y la prohibición de regreso a España
viene regulada en el art. 89 CP, introducido mediante la LO 11/2003, de 29 de
septiembre, de Medidas Concretas en Materia de Seguridad Ciudadana, Violencia Doméstica e Integración Social de los Extranjeros, y reformado mediante la LO 5/2010, de 22 de junio. Esta vía presenta notables particularidades en
relación con el régimen de sustitución penal que acabamos de exponer en el
apartado precedente.
La nueva redacción del art. 89 resultante de la reforma operada por la LO
La expulsión
Así, la expulsión no constituye una pena sustitutiva, puesto
que no se halla contemplada
en el catálogo de sanciones del
art. 33 CP, sino contenida en
el art. 96 CP entre las medidas
de seguridad no privativas de
libertad, a pesar de que también en este contexto la expulsión no constituye una medida
de aplicación directa, sino más
bien una medida sustitutiva de
otra medida de seguridad (art.
108 CP).
5/2010 mantiene inalterada la apuesta por la automaticidad de la decisión que
afecta a la expulsión, reflejando de este modo el interés del Estado en evitar
que la pena y su cumplimiento se conviertan en formas de permanencia en
España, así como evitar la saturación de los centros penitenciarios. Por ello,
únicamente en casos excepcionales podrá exceptuarse la aplicación generalizada de la medida de expulsión mediante decisión motivada del órgano jurisdiccional.
La ley distingue dos supuestos distintos de aplicación de la expulsión. Así, a
(29)
Art. 89.1 CP.
tenor de lo previsto en el apartado primero del precepto, las penas privativas
de libertad inferiores a seis años impuestas a extranjeros sin residencia legal
(30)
Art. 89.5 CP.
deberán ser sustituidas, en sentencia o en auto motivado posterior, por su expulsión del territorio español29. Por su parte, cuando la pena privativa de libertad supere los seis años, los jueces o tribunales deberán acordar en sentencia o durante su ejecución la expulsión del extranjero no residente legalmente
en España para el caso de que hubiera accedido al tercer grado penitenciario
o hubiera cumplido las tres cuartas partes de la pena impuesta30.
Se establecen de esta manera dos modalidades de aplicación de la sustitución
por expulsión según si la pena originaria sea inferior a seis años o bien iguale o
supere esta duración, en cuyo caso el ingreso del penado en el centro penitenciario deviene, en principio, inexorable hasta que el sujeto logre el acceso al
tercer grado o haya extinguido las tres cuartas partes de la condena, momento
en el que deberá procederse a la expulsión.
Sentado este principio pro expulsione que informa la regulación legal, cabe señalar que la propia norma reconoce la posibilidad de no proceder a la expulsión y permitir el cumplimiento de la pena en España cuando concurran razones que justifiquen esta medida. El precepto no explicita cuáles deben ser
estas razones, y la actual regulación sustituye la referencia a la "naturaleza del
delito" como único criterio que informaba la anterior regulación por una cláusula más abierta relativa a las "razones que justifiquen el cumplimiento de la
condena en un Centro penitenciario en España". La doctrina ha instado a to-
(31)
Arraigo, situación familiar, o el
que se trate de nacionales de países donde no es posible la expulsión por correr riesgo su vida si esta se efectúa.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
mar en consideración en la valoración sobre la no expulsión del extranjero no
solamente la naturaleza del delito, sino también la gravedad de este, así como
las concretas circunstancias del extranjero31 (Villacampa, Guisasola).
La resolución en la que se decide la expulsión del extranjero puede acordarse
en sentencia o posteriormente en auto motivado. Para ello, el juez deberá dar
audiencia previa al Ministerio Fiscal y, en el caso de condenas inferiores a seis
años, también al penado y a las demás partes personadas. En todo caso, el
precepto exige la motivación de la resolución cuando se excluya la expulsión,
reforzando de esta manera el principio favorable a la expulsión.
A los efectos de ejecución de la expulsión, la omisión por parte del legislador
de una regulación del procedimiento para materializar la expulsión acordada
en sentencia ha sido parcialmente solucionada mediante la LO 19/2003, de
23 de diciembre, de modificación de la LO 6/1985, de 1 de julio, del Poder
Judicial. En este sentido, la disposición adicional 17.ª, sobre comunicaciones
de los órganos judiciales a la autoridad gubernativa en relación con extranjeros, establece en su párrafo segundo la obligación de los órganos judiciales de
comunicar a la autoridad gubernativa
"las sentencias en las que acuerden la sustitución de las penas privativas de libertad impuestas o de las medidas de seguridad que sean aplicables a los extranjeros no residentes
legalmente en España por la expulsión de los mismos del territorio nacional. En estos
casos, la sentencia que acuerde la sustitución deberá establecer la ejecución de la pena
privativa de libertad o medida de seguridad originariamente impuesta hasta tanto la autoridad gubernativa proceda a materializar la expulsión. A estos efectos, la autoridad gubernativa deberá hacer efectiva la expulsión en el plazo más breve posible y, en todo caso,
dentro de los treinta días siguientes, salvo causa justificada que lo impida, que deberá ser
comunicada a la autoridad judicial".
Cabe señalar que esta previsión contenida en la LO 19/2003 no resulta coherente con el contenido del nuevo apartado sexto del art. 89 CP, que faculta
al juez para acordar el ingreso del penado en un centro de internamiento de
extranjeros con carácter previo a la expulsión y con el fin de asegurarla.
En otro orden de cosas, el apartado segundo del art. 89.6 CP insta a proceder
a la ejecución de la pena originariamente impuesta o del período de condena
pendiente en aquellos supuestos en los que finalmente no pudiera llevarse a
cabo la expulsión, lo que puede suceder, por ejemplo, de no constar la nacionalidad del extranjero. Asimismo, el art. 89.6 CP reconoce al extranjero que
no ha podido ser expulsado la posibilidad de acceder al resto de las alternativas
Nota
Para ello, el precepto penal remite a los términos, límites y
garantías previstos en la ley
para la expulsión gubernativa,
lo que supone la posibilidad de
mantener al extranjero en régimen de internamiento por un
período de hasta 60 días (art.
62.2 de la LO 2/2009), con lo
que no solamente se amplía
notablemente el plazo de internamiento, sino que existen
discrepancias respecto al lugar
en el que el penado deba ingresar.
a la privación de libertad, esto es, la suspensión o la sustitución del art. 88 CP,
en caso de cumplir con los requisitos legalmente previstos. En todo caso, cabe
recalcar que la supresión de la prohibición de disfrute de las alternativas a la
prisión para el extranjero sin residencia legal queda reducida a los supuestos
en los que se descarte la expulsión por imposibilidad de aplicación.
Finalmente, como ya hemos señalado, la expulsión del extranjero comporta
también la prohibición de regresar a España en un período de cinco a diez
años, contados desde la fecha de su expulsión32 (art. 89.2 CP). La regulación
(32)
Art. 89.2 CP.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
resultante de la reforma operada por la LO 5/2010 ha introducido la posibilidad del juez de modular el período de prohibición de regreso, atendiendo a la
duración de la pena sustituida y las circunstancias personales del penado.
Plazo de prohibición de regreso
Sin embargo, distintos sectores doctrinales han apuntado ya a la necesidad de revisar este
plazo de prohibición de regreso con el fin de ajustarlo de manera más coherente a las
previsiones de la LO 4/2000, sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros en España y
su Integración Social, reformada por la LO 2/2009, que prevé que la determinación de la
prohibición de regreso debe efectuarse en consideración a las circunstancias que concurran en cada caso sin que pueda exceder su duración de los cinco años, a excepción de
los supuestos en los que el extranjero suponga una amenaza grave para el orden público,
la seguridad pública, la seguridad nacional o para la salud pública, caso en el que puede
imponerse un período de prohibición de entrada de hasta diez años.
Por otro lado, en términos similares a lo previsto en el régimen de sustitución
penal del art. 88 CP, también aquí el incumplimiento de la pena sustitutiva supone la ejecución de la pena sustituida. Así, si el extranjero expulsado regresara
a España antes de transcurrir el período de tiempo establecido judicialmente,
cumplirá las penas que fueron sustituidas. Aun cuando parece coherente que
en este ámbito se establecieran reglas de conversión para el abono proporcional de la parte cumplida, atendiendo al tiempo transcurrido o en función de
las circunstancias concretas en las que se ha producido el quebrantamiento
de la condena, lo cierto es que no se incluye tal previsión en el texto penal.
En caso de que el sujeto fuera sorprendido en la frontera, será expulsado directamente por la autoridad gubernativa, empezando a computarse de nuevo
el plazo de prohibición de entrada en su integridad.
El párrafo séptimo del art. 89 CP excluye del ámbito de la expulsión sustitutiva
a los extranjeros que hubieran sido condenados por la comisión de los delitos
a los que se refieren los arts. 312, 313 y 318 bis CP. El motivo de esta previsión
radica en la voluntad de endurecer la persecución de estos delitos y evitar que
el autor regrese al país en el que se presupone que ha planificado u organizado
al menos en parte el delito (Tamarit). La regulación ha omitido no obstante
extender esta excepción a los condenados por delito de tráfico de personas del
art. 177 bis introducido por la LO 5/2010.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
Resumen
En este módulo didáctico hemos analizado varios aspectos relacionados con
la ejecución de un conjunto de sanciones penales que se caracterizan por su
cumplimiento en la propia comunidad, evitando el ingreso del penado en un
centro penitenciario.
A tal efecto, hemos estudiado las principales características de la pena de trabajos en beneficio de la comunidad, así como aquellos aspectos más novedosos y relevantes vinculados a su régimen de ejecución: determinación de la
concreta prestación que deba desarrollar el penado, posibilidad de que el penado proponga una prestación, supervisión del cumplimiento de la pena, régimen y consecuencias del incumplimiento de la pena, y finalmente también
la protección dispensada a estos penados en el régimen de la Seguridad Social.
También hemos analizado los caracteres más relevantes de la pena de localización permanente, así como su régimen de ejecución, ya sea en el propio domicilio del penado, en otro lugar determinado judicialmente o bien, finalmente,
en los supuestos en los que, atendiendo a la nueva regulación legal derivada
de la LO 5/2010, corresponda el ingreso del penado en centro penitenciario.
En segundo lugar, nos hemos referido al régimen de suspensión y sustitución
de penas. En relación con la suspensión, hemos focalizado nuestra atención
en los requisitos indispensables para beneficiarse el penado de esta institución,
así como en las distintas modalidades de aplicación, especialmente en la aplicación de obligaciones y reglas de conducta. En lo que a la sustitución penal
respecta, nos hemos referido tanto a la sustitución de penas de prisión por
multa, trabajos o localización permanente, como a la modalidad consistente
en la sustitución de la pena por la expulsión del penado extranjero no residente legalmente en España.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
Ejercicios de autoevaluación
1. La pena de localización permanente...
a)�constituye una pena privativa de libertad que puede tener una duración máxima de 12
días.
b)� constituye una pena privativa de libertad que puede tener una duración máxima de 2
meses.
c)� constituye una pena privativa de libertad que puede tener una duración máxima de 6
meses.
2. El régimen excepcional de cumplimiento de la pena de localización permanente...
a)�puede acordarse en cualquier supuesto.
b)�puede acordarse únicamente cuando se halle específicamente prevista esta posibilidad en
la correspondiente infracción.
c)�puede acordarse únicamente para los delitos, pero no para las faltas.
3. La competencia para la ejecución de la pena de localización permanente la detenta...
a)�el juez de vigilancia penitenciaria.
b)�la Administración penitenciaria.
c)�el tribunal sentenciador.
4. Conforme al régimen general de la suspensión de penas privativas de libertad...
a)�únicamente pueden suspenderse penas que no excedan de dos años.
b)�únicamente pueden suspenderse penas que no excedan de un año, y excepcionalmente
de dos.
c)�pueden suspenderse únicamente penas a los delincuentes no habituales.
5. En los supuestos de suspensión de penas, los servicios de gestión de penas y medidas
alternativas deben informar al juez competente para la ejecución del cumplimiento del plan
individual de intervención y seguimiento...
a)�en todo caso, mensualmente.
b)�en todo caso, anualmente.
c)�en todo caso, trimestralmente.
6. La pena de trabajos en beneficio de la comunidad puede ser aplicada...
a)�como pena principal y como pena sustitutiva de penas de localización permanente.
b)�como pena principal, como pena sustitutiva y en el ámbito de la responsabilidad personal
subsidiaria por impago de multa.
c)�como pena principal y como modalidad de reparación a la víctima.
7. Una vez los agentes Administración han elaborado el plan de ejecución de la pena de
trabajos en beneficio de la comunidad, el penado...
a)�debe esperar la conformidad del juez de vigilancia penitenciaria para dar inicio a la ejecución de la pena.
b)�debe esperar la conformidad del juez sentenciador para dar inicio a la ejecución de la pena.
c)�debe dar inicio inmediatamente al cumplimiento de la pena.
8. La pena de trabajos en beneficio de la comunidad puede consistir en...
a)�únicamente actividades de utilidad pública.
b)� actividades de utilidad pública, labores de reparación de daños causados o asistencia a
víctimas, y participación en talleres o programas formativos.
c)�actividades de reparación de daños causados y participación en talleres o programas formativos.
9. Es posible plantear la sustitución de una pena de dieciocho meses de prisión por...
a)�una pena de multa y trabajos en beneficio de la comunidad conjuntamente.
b)�una pena de localización permanente y multa conjuntamente.
c)�exclusivamente una pena de localización permanente.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
10. El penado extranjero sin residencia legal en España a quien se sustituye la pena de prisión
por expulsión del territorio español no puede regresar a España...
a)�nunca.
b)�en un período de 2 a 5 años.
c)�en un período de 5 a 10 años.
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Solucionario
Ejercicios de autoevaluación
1.�c
2.�b
3.�b
4.�a
5.�c
6.�b
7.�c
8.�b
9.�a
10.�c
45
La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
Glosario
consecuencias jurídico-penales sustitutivas de la prisión f pl Suponen la evitación
de la ejecución de una pena de prisión en el caso concreto.
localización permanente f Pena privativa de libertad de duración máxima de seis meses,
que obliga al penado a permanecer en su domicilio o en lugar determinado por el juez o
tribunal en sentencia o posteriormente en auto motivado.
medidas penales alternativas f pl Alternativas político-criminales a la prisión, sanciones
alternativas a la prisión y consecuencias jurídico-penales sustitutivas de la prisión.
sanciones alternativas a la prisión f pl Suponen el diseño de consecuencias jurídicas
para el delito distintas de la prisión, que consisten en la previsión de penas no privativas
de libertad.
servicios de gestión de penas y medidas alternativas m pl Unidades administrativas que tienen encomendada la ejecución de las penas y medidas alternativas y de la que
forman parte diferentes profesionales penitenciarios: psicólogos, pedagogos, otros técnicos,
administrativos y trabajadores sociales.
suspensión de la ejecución de penas privativas de libertad f Consecuencia jurídico-penal sustitutiva de la prisión que permite suspender su ejecución mediante el sometimiento del penado a un período de prueba con sumisión a reglas de conducta.
sustitución penal f Consecuencia jurídico penal que permite sustituir una pena privativa
de libertad por otra pena (de localización permanente, de multa o de trabajos en beneficio
de la comunidad) o, en caso de ser el penado extranjero sin residencia legal, por su expulsión
del territorio español.
trabajos en beneficio de la comunidad m pl Pena privativa de derechos que obliga
al penado a prestar su cooperación no retribuida en determinadas actividades de utilidad
pública.
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La ejecución de las penas de cumplimiento en la comunidad
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