Cap 1 ESPAS

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Capítulo 1
Neurofisiología
de la espasticidad
Xavier Navarro Acebes
Esther Udina Bonet
La espasticidad es un trastorno motor caracterizado por un aumento dependiente de velocidad
del tono muscular, con reflejos de estiramiento
exagerados, que resulta de un procesamiento anormal de las aferencias espinales.1,2 La espasticidad
es una alteración presente en el síndrome de la
motoneurona superior, como consecuencia de lesiones de las vías corticofugas, y es una manifestación frecuente de ictus, esclerosis múltiple,
traumatismos cerebrales, lesiones de la médula
espinal y otras afectaciones del sistema nervioso
central (SNC).
El síndrome de neurona motora superior cursa
con síntomas negativos, como paresia, pérdida de
destreza y fatiga rápida, y síntomas positivos, que
incluyen espasticidad, espasmos flexores, distonía, hiperactividad de reflejos cutáneos y autonómicos. Desde un punto de vista clínico, es
frecuente que estos diferentes signos positivos se
consideren integrantes de la espasticidad,3 lo que
produce cierta confusión ya que estos síntomas
pueden existir independientemente y no comparten la misma fisiopatología. De hecho, los pacientes con paresia espástica presentan muchas
variaciones sindrómicas, dependiendo de la región
del SNC lesionada y del tipo de lesión.
La espasticidad es un ejemplo relevante de
cambios plásticos que ocurren a nivel espinal
tras lesiones centrales, y el conocimiento de sus
mecanismos fisiopatológicos puede aportar claves importantes hacia su tratamiento efectivo.
Las principales alteraciones subyacentes a la espasticidad son el aumento del tono contráctil
muscular y la hiperactividad de los reflejos miotáticos espinales, debidos bien a la liberación del
control descendente o bien como adaptación de
los reflejos a la falta de control supraespinal.4 La
hiperexcitabilidad refleja se desarrolla a lo largo
de meses tras la lesión central primaria e implica mecanismos de adaptación en la circuitería
neuronal espinal caudal a la lesión. Lo que no está claro es el significado funcional de la espasticidad ni su papel en los movimientos voluntarios.
De hecho, la espasticidad podría ser beneficiosa
en algunas situaciones; por ejemplo, la espasticidad que presenta la extremidad inferior en pacientes hemiplégicos favorece la locomoción. En
contraste, la espasticidad que estos mismos pacientes sufren en la extremidad superior dificulta el uso funcional de la mano afectada. Por otro
lado, los tratamientos antiespásticos actuales,
que principalmente intentan reducir la retroalimentación sensorial que reciben las motoneuronas, también pueden afectar a la función motora
residual de los pacientes. Por lo tanto, el tratamiento de la espasticidad debe plantearse cuidadosamente, sobre todo en pacientes con
espasticidad moderada o leve y cierto grado de
funcionalidad remanente. En este capítulo se revisan las bases generales de la neurofisiología
del control motor y los principales mecanismos
fisiopatológicos relacionados con la espasticidad.
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CLÍNICA Y TRATAMIENTO DE LA ESPASTICIDAD
NEUROFISIOLOGÍA DEL CONTROL MOTOR
Los músculos esqueléticos son los órganos
efectores que permiten el mantenimiento de la
postura y la realización de los movimientos. Los
centros de control del movimiento y la postura están localizados a diferentes niveles del SNC, siguiendo una organización jerárquica. El esquema
global de los sistemas de control motor (Fig. 1-1)
indica una visión cooperativa, además de jerárquica, entre los distintos niveles de control, con bucles de procesamiento de información entre córtex
y centros subcorticales para la regulación conjunta de la actividad de las motoneuronas espinales
que inervan la musculatura esquelética.5,6 Además, la información sensorial y la acción motora
están íntimamente ligadas. Las influencias sensoriales sobre la motricidad tienen lugar por circuitos locales (reflejos espinales) y por circuitos
largos que llegan a nivel cerebral.
Motoneuronas y unidades motoras
Las motoneuronas se agrupan en columnas
longitudinales en la lámina IX medular, a nivel de
las astas anteriores. Cada columna de motoneuronas que inervan un músculo constituye el núcleo
motor de dicho músculo. Los núcleos motores de
los músculos de las extremidades se localizan en
la región lateral e intermedia del asta anterior,
mientras que aquellos que proyectan a músculos
axiales lo hacen en la región medial e intermedia.
Las motoneuronas envían sus axones por las raíces
anteriores y los nervios periféricos para ramificarse dentro del músculo correspondiente.
El conjunto de una motoneurona, su axón y todas las fibras musculares que inerva constituye
una unidad motora, que es la unidad básica de acción motora. Existe una correspondencia entre el
tipo de motoneurona ␣ y el tipo de células musculares que inerva, distinguiéndose:
• Unidades motoras S: con fibras musculares
de tipo I, que efectúan contracción lenta, de
poca fuerza y resistente a la fatiga.
• Unidades motoras FR: con fibras musculares
de tipo IIa, de contracción rápida pero resistente a la fatiga.
• Unidades motoras FF: con fibras musculares
de tipo IIb, rápidas y fácilmente fatigables.
Cada músculo está constituido por unidades
motoras de distintos tipos según su función. El
grado de contracción muscular depende del número y tipo de unidades motoras que se activen por
unidad de tiempo. El incremento de fuerza de con-
Córtex asociativo
Plan motor
Córtex premotor
Información sensorial
Cerebelo
Tálamo
G basales
Programas
motores
Córtex motor
Tronco del encéfalo
Órdenes de
ejecución
Médula espinal
Músculos
Figura 1-1. Organización esquemática de las estructuras neurales de control motor.
Ejecución
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NEUROFISIOLOGÍA
tracción de un músculo viene dado por la activación progresiva de unidades motoras, siguiendo un
orden de tamaño de menor a mayor, y que, a su
vez, van aumentando su frecuencia de excitación.
Es el fenómeno de reclutamiento de unidades motoras.7 El reclutamiento ordenado se debe a diferencias en la excitabilidad de las motoneuronas.
Reflejos motores espinales
Reflejo miotático o de estiramiento
El reflejo miotático, monosináptico, tiene por
función el mantenimiento de la longitud adecuada
de cada músculo. Cuando se estira un músculo,
los receptores sensoriales de los husos musculares, situados en paralelo a las fibras musculares,
se excitan y transmiten impulsos por las fibras aferentes hacia la médula espinal, donde sinaptan
excitatoriamente con las motoneuronas ␣ homónimas, despolarizándolas (Fig. 1-2). Los impulsos
eferentes causan la contracción refleja del músculo estirado, con lo que éste se acorta.
Las terminaciones primarias (fibras Ia) de los
husos musculares presentan una respuesta de tipo
dinámico; son los receptores responsables del reflejo miotático, que excitan de forma rápida e intensa a las motoneuronas ␣. Las terminaciones
secundarias (fibras II) tienen una respuesta estática, importante cuando el músculo es sometido a
estiramientos prolongados o lentos, ya que consiguen un aumento del tono contráctil prolongado.
Las aferencias II hacen conexiones oligosinápticas
sobre las motoneuronas, a través de interneuronas II
excitatorias. Las fibras aferentes, además, hacen
sinapsis colaterales con interneuronas inhibitorias
Ia y II, que van a conectar con motoneuronas antagonistas, de manera que se produce la relajación
del músculo antagonista.
Las motoneuronas ␥ inervan las fibras musculares intrafusales, constituyendo un mecanismo de
servoayuda de la contracción muscular. Al activarse las motoneuronas ␥, se contraen las fibras intrafusales con lo que aumenta la ganancia de los
receptores sensoriales del huso. Existen dos tipos
de motoneuronas ␥: dinámicas y estáticas. Las
motoneuronas ␥ dinámicas inervan las fibras musculares intrafusales en bolsa nuclear, de forma que
cuando producen su contracción se aumenta la
respuesta dinámica de los husos musculares. Por
su parte, las motoneuronas ␥ estáticas, que primariamente causan la contracción de las fibras intra-
DE LA ESPASTICIDAD
3
fusales en cadena nuclear, incrementan la respuesta estática pero tienen poco efecto sobre la
respuesta dinámica del reflejo de estiramiento.
Reflejo tendinoso
El reflejo tendinoso controla la tensión de los
músculos durante el movimiento. Su finalidad es
evitar variaciones bruscas y súbitas de la tensión
que los músculos realizan sobre sus puntos de inserción durante el movimiento. La tensión, generada por contracción o por estiramiento intenso, es
captada por los receptores tendinosos de Golgi.
Los receptores, situados en serie con el músculo,
Ia
Huso
muscular
+
+
–
MN␣
II
Huso
muscular
+
+
+
–
MN␣
Ib
+
+
–
+
MN␣
Órgano de Golgi
MN: motoneurona
Figura 1-2. Representación de los reflejos espinales de
estiramiento fásico (aferentes Ia) y tónico (aferentes
II), y del reflejo tendinoso (aferentes Ib).
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CLÍNICA Y TRATAMIENTO DE LA ESPASTICIDAD
se excitan ante aumentos de tensión, con una doble respuesta: dinámica y estática. Los receptores
excitados envían impulsos por fibras aferentes Ib a
la médula, donde sinaptan con interneuronas Ib
que a su vez inhiben a las motoneuronas ␣ del
músculo homónimo (Fig. 1-2). En consecuencia,
se produce una reducción de la tensión muscular.
En paralelo, para colaborar con esta acción, se induce la contracción del músculo antagonista. La
excesiva tensión inducida en un músculo espástico
conduce, en cierto momento, a la excitación intensa de los receptores tendinosos, que determina
una relajación súbita del músculo; es el denominado reflejo en navaja.
Reflejos de retirada
El reflejo de retirada se puede desencadenar
por una gran variedad de estímulos externos, pero
sobre todo por estímulos dolorosos. Las fibras aferentes nociceptivas (III y IV) sinaptan con interneuronas en el asta posterior medular, ubicadas
principalmente en las láminas II y III de Rexed y,
a través de varias interneuronas, influyen sobre las
motoneuronas ipsi y contralaterales. A nivel segmentario, los estímulos dolorosos provocan excitación de las motoneuronas que inervan músculos
flexores ipsilaterales e inhibición de las que inervan los músculos extensores ipsilaterales, provocando un reflejo flexor. Además, son capaces de
activar circuitos contralaterales, desencadenando
el reflejo extensor cruzado. En animales espinalizados, los impulsos aferentes pueden irradiar a
segmentos medulares diversos, consiguiendo activar a las motoneuronas ␣ correspondientes a extremidades de otro nivel, produciendo respuestas
motoras contrarias (o en espejo) a las del nivel
segmentario de la estimulación. En conjunto, el
reflejo de retirada representa una reacción refleja
de huida, con participación de todas las extremidades. En el sujeto intacto, la influencia de los
centros de control superiores limita la expresión
del reflejo de retirada al reflejo flexor. En casos de
lesiones de vías corticoespinales, la respuesta refleja queda liberada y se puede expresar en forma
completa. El reflejo de retirada supone una rutina
elemental espinal que determina el patrón de locomoción, constituyendo la base del generador de
patrón central medular.
Interneuronas espinales
La integración de órdenes supraespinales por
las diversas vías descendentes, de señales aferentes segmentarias y de señales propioespinales está regulada por un complejo de interneuronas y
redes espinales. Estas interneuronas actúan como
centros de integración premotoneuronal, más que
como simples relevos. La actuación del conjunto
de interneuronas espinales (Tabla 1-1) sirve así
para modular la excitación de las motoneuronas,
Tabla 1-1
Características de distintos tipos de interneuronas espinales que participan en el control motor
Interneurona
Transmisor
Inputs
Outputs
IN Ia
Glicina
Supraespinales,
IN Renshaw, red locomotora
MN antagonistas,
IN Ia antagonistas
IN presináptica Ia
GABA
Reticuloespinales
Aferentes Ia antagonistas
IN II (excitadora)
?
Ia y II, propioespinales
MN flexoras
IN II (inhibidora)
?
Ia y II, propioespinales
MN extensoras
IN Ib
Glicina
Ib, Ia, cutáneas (excitatorias),
supraespinales (inhibitorias)
MN sinérgicas,
IN Ib
IN Renshaw
Glicina, GABA
MN, supraespinales
MN sinergistas,
IN Ia
IN: interneuronas; MN: motoneuronas; GABA: ácido gamma-aminobutínico
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NEUROFISIOLOGÍA
principalmente con carácter inhibitorio. Las alteraciones en su actividad se encuentran implicadas
en la fisiopatología de la espasticidad. Los principales tipos de interneuronas son:
• Interneuronas inhibitorias Ia: reciben conexiones sinápticas de aferencias Ia de los husos
musculares, de aferencias cutáneas y de vías
corticoespinales. Su excitación provoca la
inhibición de las motoneuronas antagonistas
(inhibición recíproca), de forma que reduce
la posibilidad de que la musculatura antagonista se coactive primariamente o en respuesta al estiramiento cuando la musculatura
agonista se contrae y se acorta.
• Interneuronas II: las aferencias de tipo II de
los husos musculares influyen en las respuestas reflejas a través de vías di- o trisinápticas,
con intervención de interneuronas II espinales. Éstas reciben también entradas de aferencias Ia, así como modulación inhibitoria
de vías reticuloespinales.
• Interneuronas inhibitorias Ib: reciben sinapsis
de aferencias de los órganos de Golgi, cutáneas y articulares. Inhiben las motoneuronas
de músculos sinergistas al movimiento (inhibición no recíproca o autogénica), pudiendo contribuir al freno del movimiento. Su actividad
depende del estado motriz.
• Interneuronas de inhibición presináptica: la
inhibición presináptica axo-axónica es mediada por el ácido gamma-aminobutínico
(GABA) y reduce la cantidad de transmisor liberado por las terminaciones sensoriales a nivel de la médula. Diferentes tipos de
interneuronas median la inhibición presináptica de aferentes Ia, Ib y II, de forma
que permiten el control de los diferentes
circuitos reflejos. Las interneuronas implicadas en la inhibición presináptica Ia presentan una actividad tónica, regulada por
vías descendentes.
• Interneuronas de Renshaw: reciben sinapsis
excitatorias de colaterales axonales de las
motoneuronas y envían sus axones de forma
recurrente a inhibir las mismas motoneuronas y las sinergistas. Además, ejercen una
acción inhibitoria sobre las interneuronas Ia.
La inhibición de Renshaw favorece la actividad de las motoneuronas que intervienen en
el movimiento sobre las relacionadas con la
postura.
DE LA ESPASTICIDAD
5
•
Interneuronas de los reflejos flexores: la excitación de diversas aferentes, de tipo II, III y
IV, musculares, cutáneas y articulares promueve respuestas reflejas de flexión. Éstas
dependen de circuitos polisinápticos, con diferentes subgrupos de interneuronas capaces
de producir los componentes temprano y tardío del reflejo.
Aunque el papel y la nomenclatura de las interneuronas espinales se ha asociado primariamente a su implicación en alguno de los circuitos
reflejos, la mayor parte recibe conexiones de varias vías aferentes y descendentes, y participa en
diversas actividades motoras durante el movimiento voluntario y la locomoción.8
Córtex cerebral motor
El córtex motor tiene como funciones dar las
órdenes para la ejecución de movimientos voluntarios, de precisión y complejidad variable, y el control y modulación de los programas motores de
niveles subcorticales y espinales. Se compone de
4 áreas:
• Área motora primaria (MI), en la circunvolución precentral, presenta una distribución somatotópica contralateral (homúnculo motor
de Penfield), en la que cada columna cortical
envía sus axones descendentes a controlar la
actividad de un núcleo motor espinal determinado. A través de las vías corticoespinales,
envía las órdenes de realización de movimientos voluntarios precisos, mediante la
contracción de uno o pocos músculos. La
intensidad y fuerza del movimiento están en
relación con la frecuencia y el patrón de excitación de las neuronas corticales.
• Área motora posrolándica (SI), en la circunvolución posrolándica, está implicada en la
integración sensoriomotora de la acción motora, interviniendo en guiar espacialmente el
movimiento hacia el objeto.
• Área motora suplementaria (SMA), situada en
la cara interna del hemisferio frontal, por encima y delante del área primaria. Presenta
una representación musculotópica poco diferenciada y bilateral. Tiene un papel importante en la programación de la secuencia
de movimientos complejos, preferentemente de la mano, y en la ejecución de programas
de movimiento.
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CLÍNICA Y TRATAMIENTO DE LA ESPASTICIDAD
•
Área premotora (PMA), por delante del área
MI, presenta una regionalización de zonas
que integran programas motores complejos,
como las áreas responsables de la formación
de palabras (área de Broca), de los movimientos oculares, de movimientos manuales
o de movimientos cefálicos.
El córtex motor recibe conexiones de: áreas somatosensoriales, córtex visual y auditivo, hemisferio contralateral, núcleos talámicos, que aportan
información táctil y propioceptiva, y proyecciones
del tálamo que aportan influencias del cerebelo y
de los ganglios basales.
Por su parte, el córtex motor envía sus eferencias a través del tracto corticoespinal, que a nivel
bulbar se divide en el fascículo corticoespinal lateral, que baja por la médula contralateralmente,
y el fascículo corticoespinal anterior, que desciende ipsilateral para cruzarse a nivel cervical o torácico. Las fibras corticoespinales del fascículo
lateral van a controlar las motoneuronas de músculos de las extremidades, mientras que las del fascículo anterior lo hacen sobre la musculatura
axial. El tracto corticobulbar finaliza en los núcleos motores de los pares craneales situados en
el tronco del encéfalo. De las mismas áreas corticales surgen también fibras descendentes que conectan con núcleos motores subcorticales, de los
cuales se originan los fascículos extrapiramidales
(Fig. 1-3).
Las fibras nerviosas corticoespinales actúan
sobre las motoneuronas espinales, tanto ␣ como ␥,
principalmente a través de interneuronas, aunque
en primates una proporción sinapta directamente
sobre las motoneuronas, particularmente para el
control de movimientos finos de las extremidades.
Así, las vías descendentes influyen en la función
motora espinal de dos maneras: pueden comandar
la actividad de las motoneuronas para la realización
de movimientos voluntarios y pueden facilitar o
inhibir los circuitos reflejos espinales. La acción sobre las eferentes ␥ ayuda en el mantenimiento de la
actividad excitatoria de los receptores de los husos
musculares y, de esta forma, contribuye por vía del
bucle ␥-motor a la excitación de las motoneuronas
␣ en la producción del tono muscular.
Núcleos motores del tronco encefálico
Existen 3 estructuras en el tronco encefálico
que dan origen a tractos motores que actúan sobre
las motoneuronas espinales: núcleo rojo, núcleos
vestibulares y formación reticular (Fig. 1-3).
Núcleo rojo
Por su parte rostral parvocelular se interconecta con la oliva inferior y el cerebelo, mientras que
por su parte caudal magnocelular recibe vías de
entrada del córtex motor y de núcleos cerebelosos.
Envía el fascículo rubroespinal que desciende por
la médula espinal relacionado con el fascículo corticoespinal lateral, y va a influir sobre las motoneuronas de músculos de las extremidades.
Constituye una conexión entre córtex motor y motoneuronas espinales con escala sináptica en el
núcleo rojo.
Los grupos de neuronas del núcleo rojo y de la
formación reticular pontina y bulbar presentan una
actividad bioeléctrica rítmica durante la locomoción. Constituyen un generador de patrón central
de la marcha. Las secuencias locomotoras que generan son automáticas y están reguladas por conexiones descendentes del córtex motor.
Núcleos vestibulares
Los núcleos vestibulares reciben señales procedentes de receptores vestibulares, cerebelo, formación reticular y núcleo cuadrigémino superior.
El principal tracto descendente es el fascículo vestibuloespinal (lateral, procedente del núcleo de
Deiters), cuyas fibras tienen un efecto excitador
sobre las motoneuronas de la musculatura axial
extensora e inhibidor sobre las de la musculatura
flexora, por lo que contribuyen a la contracción
postural antigravitatoria.
Formación reticular
Las neuronas reticulares proyectan, tanto por
vías ascendentes como descendentes, a casi la totalidad de estructuras del SNC realizando numerosas escalas sinápticas. Las aferencias a la
formación reticular proceden de: córtex sensoriomotor, ganglios basales, cerebelo (núcleo fastigio),
hipotálamo, complejo vestibular, vías sensoriales
de receptores musculares y cutáneos.
Las neuronas de la porción pontina envían sus
axones por el fascículo reticuloespinal anterior,
que tiene un efecto activador de las motoneuronas
extensoras, mientras que las neuronas de la porción bulbar inhibir las motoneuronas extensoraspor el fascículo lateral. En conjunto, terminan en
las astas anteriores, más densamente en las par-
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NEUROFISIOLOGÍA
DE LA ESPASTICIDAD
7
Córtex motor
(+)
F. CE
lat
(–)
(–)
F. CE
ant
FR pontina
Núcleo Rojo
FR bulbar
N. vestibulares
F. RubroE
F. RetE
lat (–)
Distales
Distales
F. RetE
ant (+)
Axiales
F. VE lat
(+)
Axiales
Motoneuronas espinales ␣ y ␥
Músculos
Figura 1-3. Principales vías descendentes supraespinales que controlan la actividad de las motoneuronas espinales.
tes mediales (núcleos de músculos axiales y proximales). La formación reticular interviene en el
mantenimiento de la postura erecta y del equilibrio en movimientos que afectan a múltiples músculos.
Las fibras descendentes de los núcleos motores troncoencefálicos terminan a nivel espinal sinaptando sobre neuronas internunciales de las
láminas VI a VIII de Rexed.
Los comandos provinientes de los centros superiores no sólo se encargan de dar ordenes específicas a las motoneuronas, sino que también
pueden modular la excitabilidad intrínseca de éstas. Los tractos aminérgicos descendentes provinientes del núcleo del rafe (serotoninérgico) o del
ceruleus (noradrenérgico) controlan el grado de excitabilidad de las motoneuronas espinales mediante la apertura de receptores metabotrópicos
que activan canales de calcio y sodio dependendientes de voltaje que provocan corrientes internas
y persistentes (PIC, persistant inward currents) capaces de amplificar la respuesta de las motoneuronas a los impulsos sinápticos excitadores. Como
los tractos monoaminérgicos del tronco del encéfalo son muy dependientes del comportamiento y
el arousal, se sugiere que, en situaciones donde se
activen estos tractos (por ejemplo, en situaciones
de estrés), sólo serán necesarios impulsos sinápti-
cos moderados en las motoneuronas espinales para
que se desarrollen grandes fuerzas musculares.9
FISIOPATOLOGÍA DE LA ESPASTICIDAD
Alteraciones supraespinales
Las neuronas motoras superiores envían fibras, tanto excitadoras como inhibidoras, que
descienden por la médula espinal para controlar
la actividad de las motoneuronas espinales, de
las neuronas premotoneuronales y de los reflejos
espinales. Las vías supraespinales incluyen las
vías corticoespinales (o piramidales) y las vías
cortico-troncoespinales. Estudios en animales
han demostrado que las lesiones puras de la vía
corticoespinal producen déficit motores leves (síndrome piramidal puro), pero no desencadenan
espasticidad o hiperactividad muscular. El síndrome de la motoneurona superior, con sus fenómenos negativos y positivos, está debido en gran
medida a la disfunción de las vías corticotroncoespinales, con contribución de las vías corticoespinales de forma más importante en primates y
humanos.10,11
Experimentos históricos realizados por Magoun
et al. y Sprague et al.12,13 demostraron que la rigidez de descerebración y la espasticidad dependían
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CLÍNICA Y TRATAMIENTO DE LA ESPASTICIDAD
no sólo de la abolición de influencias supraespinales inhibitorias, sino también de otras vías descendentes facilitadoras de las respuestas reflejas
espinales. El principal tracto que inhibe la actividad refleja espinal es el fascículo reticuloespinal
lateral, que se origina en la formación reticular
bulbar (Fig. 1-3) y desciende por el funículo lateral, próximo al fascículo corticoespinal lateral. Por
tanto, las lesiones que afecten a esta zona causarán con frecuencia disfunción mixta piramidal y
reticuloespinal. La región bulboreticular inhibitoria recibe influencias de córtex cerebral motor, del
lóbulo anterior del cerebelo y de los ganglios basales. Las vías excitadoras también se originan en el
tronco del encéfalo. La principal es el fascículo reticuloespinal medial, procedente de la región pontina de la formación reticular, mientras que el
fascículo vestibuloespinal no parece tan importante en la producción de espasticidad.
El hecho de que exista un sistema equilibrado de inhibición y excitación, y de que las vías
descendentes se sitúen en diferentes áreas de la
médula espinal ofrece explicaciones a las variaciones en el patrón clínico y en la fisiopatología
de la espasticidad de origen medular o cerebral
en función del nivel de lesión de la motoneurona
superior.14 La formación reticular bulbar está bajo
un continuo control facilitador del córtex motor,
que, por tanto, aumenta las órdenes de inhibición
del tono muscular hacia la médula espinal en paralelo a las órdenes de actividad motora voluntaria. Una lesión de las fibras corticobulbares, a
nivel del córtex o de la cápsula interna, elimina esta facilitación cortical, conduciendo a una leve reducción de las influencias inhibitorias y una
supremacía de las excitatorias a nivel espinal. Por
otro lado, la lesión espinal que afecta al funículo
lateral, pero no al medial, dejará la actividad medular distal completamente desinhibida, originando importante espasticidad e hiperreflexia. En
lesiones completas de la médula espinal, los circuitos reflejos espinales pierden todo el control superior, tanto inhibidor como excitador, y devienen
hiperactivos a la estimulación.
En cuanto a la contribución del córtex cerebral
motor, parecen existir influencias diversas según las
áreas motoras.10 Así, las lesiones experimentales delimitadas al córtex precentral resultan en parálisis
flácida contralateral, acompañada de hipotonía e hiporreflexia. Por su parte, las lesiones confinadas al
área 6 determinan espasticidad sin notable parálisis.
Cambios de las motoneuronas espinales
Existen evidencias experimentales y clínicas de
que la excitabilidad de las motoneuronas espinales
se ve modificada tras lesiones supraespinales y espinales. Tras lesiones espinales experimentales, la
ganancia del reclutamiento de unidades motoras
aumenta, de forma que todas las motoneuronas
exhiben un patrón de descarga propio de las motoneuronas de bajo umbral.15 En consecuencia, aumenta el número de unidades motoras activadas
para una reducida señal descendente.
Por otro lado, las motoneuronas pueden modular su grado de excitabilidad mediante la mayor o
menor activación de canales de sodio y calcio persistentes, que a su vez están modulados por los
tractos monoaminérgicos descendentes (Fig. 1-4).
La activación de estos canales explica los fenómenos de potenciales en meseta observados en las
motoneuronas (plateau potentials), que pueden representar un mecanismo eficiente para activar la
musculatura utilizada en el mantenimiento postural. Se ha observado que, en lesiones medulares
crónicas, estos canales de calcio y sodio persistentes son capaces de activarse sin necesidad de las
vías monoaminérgicas, hecho que podría explicar
la aparición de espasmos en los lesionados medulares. Ante un estímulo cutáneo leve, la motoneurona empezaría a disparar de forma incontrolada
debido a la falta de las vías descendentes que modulan estas corrientes iónicas persistentes.16-18 En
pacientes lesionados medulares, las unidades motoras requieren una menor activación sináptica para ser desreclutadas al final de un espasmo
muscular que la requerida para reclutarlas al inicio de éste.19 Estos hallazgos son parecidos a los observados en modelos animales, que demuestran que
la excitabilidad aberrante de las motoneuronas en lesiones medulares crónicas desempeñan un papel
fundamental en el desarrollo de los espasmos.20
Investigaciones en otros modelos experimentales de espasticidad apuntan a un importante papel
de los receptores glutamatérgicos de tipo AMPA a
nivel espinal, dado que la administración de antagonistas selectivos de AMPA reduce la resistencia
muscular y los reflejos tónicos y fásicos de estiramiento.21 Las motoneuronas e interneuronas espinales muestran una reducción de la expresión de
la subunidad GluR2 tras la lesión, lo que implicaría un aumento de entrada de calcio y la consiguiente hiperexcitabilidad.22 Además, los astrocitos
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NEUROFISIOLOGÍA
Movimiento voluntario
rítmico, postura, reflejos
9
Arousal, estrés,
ejercicio, motivación
Vías descendentes
supraespinales
Vías aminérgicas
Canales
ionotrópicos
Glu
Circuitos
espinales
DE LA ESPASTICIDAD
Propiedades
intrínsecas de las
motoneuronas
Flujo iónico
GABA
Gly
Canales
metabotrópicos
Canales de calcio y
sodio persistentes
Potenciales
de acción
Figura 1-4. Mecanismos de modulación de las propiedades intrínsecas de excitabilidad de las motoneuronas
espinales que pueden verse alteradas en la espasticidad.
reactivos aumentan su expresión de receptores
AMPA, que incrementan la liberación de glutamato, contribuyendo a facilitar la exagerada actividad
de las motoneuronas.
Alteraciones de los reflejos espinales
La mayor parte de los fenómenos positivos del
síndrome de motoneurona superior se deben a alteraciones en la regulación de los reflejos motores
espinales. En primer lugar, la lesión central aguda
se asocia con una pérdida de los reflejos miotáticos, atribuible a una reducida excitabilidad de las
motoneuronas ␣ y ␥ debida a la súbita pérdida de
influencias supraespinales. Al cabo de unas semanas, se establece una situación de hiperreflexia
por desinhibición de los reflejos espinales normales, implicados en el mantenimiento de la postura
y la regulación del movimiento. Así, la exageración
de los reflejos miotáticos causa hipertonía y clonus,
y la de los reflejos nociceptivos de retirada produce
espasmos flexores, mientras que la liberación de reflejos primitivos, suprimidos durante el desarrollo,
determina la aparición del signo de Babinski y una
reacción de soporte positiva.14
La hipertonía en la espasticidad se atribuye a
un procesamiento anormal en la médula espinal
de la información propioceptiva que integra el reflejo miotático tónico. En contraste con los sujetos normales, en los pacientes con espasticidad
se desarrolla una notable actividad electromiográfica en el músculo sometido a estiramiento,
incluso a velocidades bajas como las usualmente
empleadas en la exploración clínica. La cantidad
de actividad muscular aumenta con la velocidad
del estiramiento siguiendo una relación lineal,
ofreciendo una progresiva resistencia al estiramiento.
El estiramiento muscular excita los receptores
primarios (Ia) y secundarios (II) de los husos musculares, que conducen impulsos a la médula espinal donde, a través de circuitos reflejos mono- y
oligosinápticos, producen la excitación de las motoneuronas homónimas y la inhibición de las antagonistas para conseguir la respuesta de contracción del
músculo estirado. La espasticidad resulta de una hiperexcitabilidad del reflejo de estiramiento, que puede deberse a diversas alteraciones (Tabla 1-2).
Múltiples vías espinales contribuyen a modular el
reflejo excitatorio: excitación e inhibición de las
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Tabla 1-2
Posibles mecanismos fisiopatológicos
de la circuitería espinal en la espasticidad
•
•
•
•
•
•
•
•
Hiperactividad de las motoneuronas ␣.
Hiperactividad de las motoneuronas ␥.
Hiperexcitabilidad de las interneuronas excitadoras Ia.
Hiperactividad de los efectos facilitadores de
aferentes II.
Reducción de la inhibición presináptica de
aferentes Ia.
Reducción de la inhibición recíproca Ia.
Reducción de la inhibición autogénica Ib.
Reducción de la inhibición recurrente (neuronas de Renshaw).
aferentes Ia y II del huso muscular; inhibición autogénica de los receptores tendinosos de Golgi (vía
aferentes Ib); inhibición recurrente vía colaterales
de los axones motores e interneuronas de Renshaw;
inhibición presináptica de las terminaciones de las
aferentes Ia e inhibición recíproca de las aferentes
fusales de músculos antagonistas.4,23 Los cambios
en la transmisión de estas vías reflejas pueden depender tanto de la alteración de influencias supraespinales como de cambios secundarios a
nivel neuronal en la médula espinal por debajo de
la lesión.
En respuesta a desplazamientos, los músculos
normales presentan un característico patrón de
respuesta refleja compensatoria, registrable electromiográficamente. La primera fase corresponde
al reflejo de estiramiento de corta latencia, monosináptico, mediado por fibras aferentes Ia, al que
sigue una respuesta refleja de más larga latencia
durante el movimiento, pero no en reposo. Los reflejos oligosinápticos de larga latencia serían mediados por las fibras II a nivel espinal.24 Se ha
sugerido que la espasticidad podría depender de
una exageración del reflejo monosináptico de estiramiento combinada con una reducida facilitación
de los reflejos polisinápticos.25
La aplicación de vibración en el tendón muscular excita las aferencias primarias de los husos
musculares, pero no las secundarias.26 Cuando se
aplica vibración en el tendón y se estira el músculo, disminuye el reflejo de estiramiento, ya que la
vibración bloquea la excitación de las aferentes
Ia y promueve la inhibición presináptica Ia. En pacientes hemipléjicos con espasticidad se ha demostrado una ausencia del efecto inhibitorio de la
vibración sobre el reflejo de estiramiento de corta
latencia (mediado por las aferentes Ia), confirmando una reducida capacidad de inhibición del reflejo monosináptico, pero, por el contrario, aumenta
la amplitud del reflejo de larga latencia (mediado
por las aferentes II), indicando una desinhibición
de estas aferentes en los pacientes.27 El circuito
reflejo de las aferentes II está normalmente bajo el
control inhibitorio de influencias descendentes
monoaminérgicas, procedentes principalmente del
locus ceruleus.28 Por tanto, la disminución de las
influencias cerulo-espinales producirá una desinhibición de la vía interneuronal II.
Los estudios electrofisiológicos indican que la
hiperreflexia y la hipertonía dependen, al menos
en parte, de distintos mecanismos fisiopatológicos.29 La hipertonía espástica parece depender
más de la liberación de las vías reflejas II que de
las Ia, mientras que la hiperreflexia se correlaciona más con afectación de la inhibición espinal de
aferentes Ia.
Aumento de actividad de los receptores de los husos
musculares
Inicialmente se creyó que en situaciones de
espasticidad, los receptores de los husos musculares aumentaban su sensibilidad, dando lugar a
descargas de impulsos a mayor frecuencia en el
arco reflejo.30 Sin embargo, mediante estudios
electrofisiológicos y de microneurografía no ha sido posible demostrar cambios en el patrón de descarga de las aferentes fusales en pacientes
espásticos,31,32 por lo que esta hipótesis se ha descartado.
Neurotransmisión de las aferentes fusales
La aplicación de estímulos de vibración en el
tendón de Aquiles produce una inmediata depresión de la amplitud del reflejo H registrado en el
músculo sóleo por un mecanismo inicialmente
atribuido a inhibición presináptica de las terminales espinales de las aferentes Ia.33 La inhibición
por vibración se halló reducida en pacientes con
espasticidad por ictus y lesiones medulares,30,34
por lo que se aceptó que la inhibición presináptica
de aferentes Ia se encontraba reducida en la espasticidad. Sin embargo, estudios más recientes
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han comprobado que el mecanismo más probable
de este efecto sería la modulación a la baja de la
transmisión sináptica central de las aferencias fusales. Así, la activación de las aferentes Ia de la
musculatura flexora plantar evoca una potente y
duradera reducción de la liberación de neurotransmisor, circunscrita a las aferentes activadas.35 Esta reducción presináptica determina la consiguiente
depresión de los potenciales postsinápticos excitatorios en las motoneuronas. La depresión posactivación se encuentra reducida en pacientes
espásticos36,37 y sigue un curso temporal similar al
de los cambios de la inhibición vibratoria tras lesiones medulares.38
DE LA ESPASTICIDAD
11
nismos de inhibición presináptica, inhibición recíproca, inhibición recurrente e inhibición autogénica desempeñan un papel en la fisiopatología de la
espasticidad.
Cambios en interneuronas espinales
Inhibición presináptica
Estudios, tanto experimentales como clínicos,
han confirmado la existencia de una reducción en
la inhibición presináptica de aferentes Ia en reposo en situaciones de paresia espástica de origen
espinal y cerebral.37,39 Una disminuida inhibición
presináptica de aferentes Ia puede incrementar los
impulsos excitadores de los receptores fusales a
las motoneuronas, aumentando así la contracción
en respuesta a un estiramiento tónico (distonía espástica) o fásico (espasticidad).
Varias vías inhibitorias contribuyen en el control de la actividad de las motoneuronas espinales
en relación con el mantenimiento postural y la realización de movimientos voluntarios (Fig. 1-5).
Entre ellas, existen evidencias de que las interneuronas inhibitorias responsables de los meca-
Inhibición recíproca
La inhibición recíproca disináptica Ia tiene como
finalidad mantener relajados los músculos antagonistas a aquellos que son activados voluntariamente.
Se ha descrito una reducción de inhibición recíproca en la musculatura flexora plantar del pie en
Vías
supraespinales
Ia
II
Ib
Ia
antag
PrIa
InIb
InII
␣
MN␣
InIa
nR
Sinapsis
Excitatoria
Inhibitoria
␣: motoneuronas ␣.
InIa, InIb, InII: Interneuronas; PrIa: presináptica Ia; nR: de Renshaw; MN␣
Figura 1-5. Esquema de las principales vías aferentes e interneuronas espinales que participan en la regulación de la excitación de las motoneuronas ␣ y cuyas disfunciones pueden contribuir al aumento del tono muscular y la exageración de los reflejos de estiramiento en la espasticidad.
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pacientes con espasticidad secundaria a diversas
patologías.40,41 La reducción de la inhibición recíproca puede, por tanto, contribuir al desarrollo de hiperreflexia, espasticidad y cocontracción de músculos
antagonistas. El hecho de que no exista correlación
entre el grado de espasticidad medido clínicamente
y el grado de reducción de la inhibición recíproca
puede deberse a la falta de sensibilidad de las escalas de valoración clínica habituales.40
Durante el movimiento voluntario, la inhibición
recíproca de las motoneuronas activadas está reducida, al igual que la inhibición presináptica de
las aferentes Ia.42 Estos cambios son responsables
de la facilitación de los reflejos de estiramiento
que ocurre con la contracción voluntaria de los
músculos implicados. En pacientes espásticos, estos mecanismos se encuentran reducidos ya en reposo y no se ven modulados durante el movimiento
voluntario.43 En consecuencia, el incremento de
los reflejos de estiramiento observado en la contracción voluntaria es menos pronunciado en sujetos espásticos que en los sanos. Así, los reflejos de
estiramiento de corta latencia, mediados por aferencias Ia, se encuentran aumentados en reposo
pero no muestran la facilitación normal durante la
contracción en los pacientes espásticos. La falta
de modulación de estos reflejos puede desempeñar una función importante en el cuadro espástico, ya que el incremento en la inhibición del
reflejo de estiramiento del músculo antagonista y
la facilitación en el músculo agonista, son necesarias para un buen movimiento, sobre todo si es
rápido.4
Inhibición recurrente
La inhibición recurrente, mediada por las neuronas de Renshaw, actúa limitando la excitación
de las motoneuronas, así como de las interneuronas inhibitorias Ia. Estudios electrofisiológicos
han demostrado que la inhibición recurrente resulta normal en reposo, aunque parece aumentada
durante movimientos voluntarios en pacientes espásticos con lesiones supraespinales y espinales,44
alteración que no contribuiría al desarrollo de la
espasticidad.
Inhibición autogénica
La inhibición autogénica o no recíproca es
causada por excitación de las aferentes Ib de los
órganos tendinosos y es mediada a nivel espinal
por interneuronas inhibitorias Ib, que proyectan a
las motoneuronas del mismo músculo. En pacientes hemipléjicos se ha observado que esta acción
inhibitoria está suprimida o incluso facilitada en
casos con hiperreflexia e hipertonía, pero no aparece alterada en casos con hiperreflexia sin distonía espástica.29 Una posible explicación de este
fenómeno radicaría en una incrementada excitabilidad de las aferencias Ib excitatorias.45 Las alteraciones en el equilibrio entre las vías Ib inhibitorias
y excitatorias pueden, pues, ejercer una función importante en la espasticidad.
Interneuronas II
A diferencia del gato, donde las aferencias II
excitarían la musculatura flexora e inhibirían la extensora, parece que en humanos serían excitadoras para los diferentes músculos.8 No obstante,
clásicamente se ha sugerido que las aferencias del
grupo II mediarían predominantemente inhibición
de musculatura extensora y facilitación de la flexora en pacientes espásticos, contribuyendo así a los
cambios tónicos con el estiramiento.46 Estudios
más recientes han demostrado que existe una facilitación de la transmisión en vías interneuronales excitatorias coactivadas por aferencias II y Ia
en pacientes con hemiplejia espástica. Por otra
parte, el tratamiento con agonistas adrenérgicos
produce una reducción del tono muscular concomitante a la reducción de los efectos facilitadores
de las aferencias II.47,48 Estos hallazgos soportan la
hipótesis de que las alteraciones en las vías II, incluyendo sus interneuronas, están implicadas en
el desarrollo de la distonía espástica en músculos
antigravitatorios.
Alteraciones de las propiedades intrínsecas del
músculo
La hipertonía muscular se define clínicamente como un incremento dependiente de velocidad
en la resistencia al estiramiento, que resulta particularmente evidente en los músculos antigravitatorios. La hipertonía muscular resulta de una
combinación de la tensión intrínseca del músculo
y la causada por vía refleja.
Diversos estudios han mostrado que sujetos
espásticos clínicamente no presentan signos de
hiperreflexia, y que la anormal hiperactividad de los
reflejos de estiramiento por sí sola no explica la hipertonía muscular en pacientes afectadass de accidentes cerebrovasculares o esclerosis múltiple.49,50
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Por ello se ha argumentado que la espasticidad
puede explicarse también por cambios en las propiedades del músculo y no sólo por las alteraciones de procesamiento en la médula espinal.51 La
paresia deja los músculos afectados en situación
de inmovilidad, algunos en una posición de acortamiento. La inmovilización en posición acortada
causa una reducción de la tensión longitudinal,
que supone el primer mecanismo inductor de contractura. La contractura muscular produce la reducción de la masa muscular, pérdida de
sarcómeros (acortamiento) y acumulación de tejido conectivo y grasa en el músculo, con alteraciones detectables en pocos días.52-54 El desarrollo de
sobreactividad muscular en fases más tardías de
paresia espástica representa un mecanismo adicional de contractura, que agrava la inicialmente
debida a inmovilización.
Las adaptaciones de las características contráctiles de los músculos afectados reproducen las que
ocurren durante la inmovilidad. Así, se reduce la
fuerza y la cantidad de actividad electromiográfica,
DE LA ESPASTICIDAD
13
y aparece un nuevo tipo de unidad motora, lenta y
fatigable.55,56 Análisis morfométricos e histoquímicos han demostrado una gradual transformación a
lo largo de meses hacia una predominancia de fibras musculares de tipo II, con expresión de isoformas tipo II de las cadenas pesadas de la miosina.57
Sin embargo, estudios tanto en animales como en
pacientes han sugerido que la dirección del cambio
de tipo muscular puede depender del tipo de fibra
inicial. Por ejemplo, en músculos rápidos como el
gastrocnemio aparece una atrofia preferente de fibras de tipo II y predominan las de tipo I.55
En conjunto, en el músculo espástico las principales alteraciones descritas implican: 1) cambios en el tamaño y la distribución de tipos de
fibras musculares; 2) proliferación de material de
la matriz extracelular; 3) aumento de la rigidez de
las fibras musculares y el tejido muscular, y 4) reducción de las propiedades mecánicas del material extracelular.58 Estos cambios en las propiedades
biomecánicas musculares pueden contribuir al tono muscular espástico de forma directa, y también
Lesión del SNC
Pérdida de control supraespinal
Pérdida/alteración de
interneuronas
Facilitación de
aferentes II
Hipertonía
Menor inhibición de
aferentes Ia
Hiperreflexia
Excitabilidad de
motoneuronas
Alteración de las
propiedades
mecánicas del
músculo
Clonus
Síndrome espástico
Figura 1-6. Principales mecanismos implicados en el desarrollo del síndrome espástico tras una lesión del sistema nervioso central (SNC).
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ejercer un efecto sobre respuestas reflejas mediadas
a través de aferentes musculares de tipo III/IV.59
No obstante, hay autores que prefieren limitar la definición de espasticidad a los fenómenos de hipertonía relacionados con alteraciones del procesamiento
central del control motor y excluir aquellos relacionados con cambios estructurales del músculo.23 Esta diferenciación sería importante para mejorar el
tratamiento, ya que los medicamentos que reducen
la hiperexcitabilidad del sistema nervioso serían inefectivos y hasta perjudiciales en pacientes con hipertonía debida a cambios musculares.
Es interesante remarcar que, en modelos animales, la atrofia y los cambios que sufren las fibras
musculares después de lesiones espinales revierten
parcialmente gracias a la actividad neural, en forma
de espasmos, que caracteriza el síndrome espástico.60 Es decir, el músculo no espástico se atrofia,
mientras que el músculo espástico no se atrofia, hecho que de nuevo cuestionaría hasta qué punto debería tratarse la espasticidad de forma general.61
CONCLUSIÓN
La localización de la lesión, la etiología y la duración tras la lesión primaria son factores cruciales para determinar qué mecanismos de control
segmentario son deficientes en cada caso individual de paciente espástico. El concepto actual de
la fisiopatología de la espasticidad es que es un
síndrome multifactorial que puede deberse a casi
cualquier combinación de lesiones de vías motoras
supraespinales y deficiente función de diversos
mecanismos de control espinal, incluyendo principalmente reflejos tónicos por vías II, inhibición recíproca, inhibición presináptica, inhibición
autogénica y depresión posactivación (Fig. 1-6).
Una mejor comprensión de la fisiopatología de
la espasticidad requiere la evaluación objetiva de
varios mecanismos y de su interacción en la red
espinal alterada en pacientes con distintas lesiones supraespinales. El conocimiento de los mecanismos desencadenantes de la espasticidad ha de
mejorar las posibilidades de desarrollar métodos
de neurorrehabilitación más óptimos y diferenciados para su tratamiento.
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