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Artículo
G. Rodríguez Fuentes
A. González Represas
J. M. Pazos Rosales
L. González Dopazo
49
Enfoque fisioterápico
del tratamiento de
las lesiones agudas
del manguito rotador
A. Sorube Méndez1
D. Martínez Pernía2
M. Verdura Cepeda2
C. Carrasco Peinado2
1
Profesor de la Universidad de
Castilla-La Mancha.
2
Fisioterapeutas.
Correspondencia:
A. Sorube Méndez
Clínica Jesús Aprendiz
Jesús Aprendiz, 19
28007 Madrid
RESUMEN
Las lesiones del manguito rotador suponen
en el momento actual uno de los campos más
solicitados por el médico y el especialista para
la actuación del tratamiento del fisioterapeuta.
Las lesiones del complejo articular del hombro
representan en la actualidad un porcenaje
muy importante de la dedicación diaria
de su actividad profesional.
Es importante fijar una serie de objetivos terapéuticos
claros en el tratamiento de las lesiones del manguito
rotador, así como un riguroso control
en la progresión del tratamiento, debiendo
mantenerse una muy escrupulosa dedicación a la
terapia manual, que en estas lesiones nunca será
relegada a ninguna otra técnica.
PALABRAS CLAVE
Manguito rotador; Fisioterapia del hombro.
Fisioterapia 2001;23(monográfico 1):49-63
Physical therapy approach
to acute injuries
of the rotator cuff
ABSTRACT
Rotator cuff injuries are presently one of the fields
requested most by the physician and specialists
for physical therapy treatment. The joint complex
injuries of the shoulder presently represent a very
significant percentage of the daily dedication of
the physical therapist’s activity. It is important
to establish a series of clear therapeutic objectives
in the treatment of the rotator cuff injuries as well
as a strict control in the treatment progress, with special
dedication to the manual therapy, which should never
be relegated to any other technique in these injuries.
KEY WORDS
Rotator cuff; Physical therapy of the shoulder.
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A. Sorube Méndez
D. Martínez Pernía
M. Verdura Cepeda
C. Carrasco Peinado
Enfoque fisioterápico del tratamiento de las lesiones agudas
del manguito rotador
INTRODUCCIÓN
mecánica de este complejo articular y con ello poder
valorar y determinar los objetivos a conseguir de una
manera más eficaz.
El estudio de la anatomía descriptiva del hombro
resulta complicado, puesto que las articulaciones que
lo forman varían dependiendo del autor consultado.
Para autores como Orts Llorca y Latarjet está compuesto por tres articulaciones distintas, aunque actualmente está más aceptada la descripción de Kapanji, que amplía este número a cinco.
Los músculos del complejo articular del hombro
forman el elemento activo encargado de producir
los movimientos; para hacer referencia a estos músculos los hemos diferenciado según se encuentren en
el plano superficial o profundo (tabla 1), además
de nombrarlos junto con las ramas del plexo braquial que los inervan; también se consideran a la
porción larga del bíceps y el tendón del tríceps como músculos del hombro inervados, respectivamente, por el músculo cutáneo y la rama dorsal de
los nervios cervicales C6, C7, C8; ambos actúan
como depresores y estabilizadores de la articulación
glenohumeral.
Nos gustaría finalizar este recordatorio anatómico
matizando la diferencia entre el manguito rotatorio y
los músculos rotadores.
Resulta absolutamente cierto que sólo con una
gran dedicación se consigue empezar a comprender
las respuestas del hombro a la aplicación de las distintas técnicas de la Fisioterapia. El fisioterapeuta se encuentra que en la práctica diaria, al igual que con
otras articulaciones del aparato locomotor, la aplicación de los conocimientos teóricos aprendidos durante sus estudios y el escrupuloso celo profesional a la
hora de aplicar los tratamientos se puede empezar a
navegar rápidamente en la terapia del paciente lesionado; en el caso del hombro hace falta mucho más,
pues un exceso de celo puede representar un marcado
retroceso en la evolución o una deficiente terapia manual puede significar el establecimiento de una serie
de secuelas definitivas o cuando menos el estancamiento en la progresión.
También resulta lamentable ver cómo en otros casos hay profesionales que aparcan su interés y dan
rienda suelta a la aparatología con la única búsqueda
de que el tiempo y la fisiología encuentren las salidas
funcionales, dejando así en entredicho la necesidad
del tratamiento fisioterápico solicitado.
Nuestro interés en este artículo es aportar alguna
línea racionalizada de aplicación terapéutica construida sobre la experiencia en una amplia casuística de
años de trabajo, además de intentar despertar el interés y la curiosidad de todos aquellos que quieran encontrar la satisfacción que produce la solución de un
problema funcional de tanta repercusión orgánica como son las lesiones del hombro.
Tabla 1. Clasificación de la musculatura del hombro
y su inervación
Plano muscular
Fisioterapia 2001;23(monográfico 1):49-63
Inervación
Superficial
Trapecio
Espinal y ramas de C3 y C4
Deltoides
Circunflejo
Dorsal ancho
Ramas de C6, C7 y C8
Redondo mayor
Subescapular
Serrato mayor
Ramas de C5 y C6
Pectoral mayor
Ramas de C6, C7 y C8
Coracobraquial
Musculocutáneo
Profundo
Supraespinoso
Infraespinoso
Redondo menor
Subescapular
Pectoral menor
ANATOMÍA
El complejo articular del hombro ha sido estudiado desde múltiples puntos de vista; se han escrito
muchas líneas sobre su anatomía, biomecánica y lesiones que le afectan.
Las peculiaridades anatómicas y funcionales del
hombro le hacen ser la estructura articular con mayor
movilidad, pero también le exponen a múltiples patologías, por ello resulta necesario que el fisioterapeuta
estudie correctamente tanto la anatomía como la bio-
Músculos
Subescapular
Subescapular
Circunflejo
Subescapular
Ramas de C7 y C8
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M. Verdura Cepeda
C. Carrasco Peinado
Enfoque fisioterápico del tratamiento de las lesiones agudas
del manguito rotador
El manguito rotatorio está compuesto por cuatro
músculos: supraespinoso, infraespinoso, redondo menor
y subescapular, cuya inserción es un tendón común que
se desliza por debajo del acromion hasta el troquíter y
también se les puede encontrar como músculos SIR.
En cambio los músculos rotadores se agrupan por
el tipo de rotación que producen en el húmero, por
tanto se dividen en rotadores internos, dorsal ancho,
subescular, pectoral mayor y porción anterior del deltoides, y como rotadores externos el infraespinoso y
redondo menor.
De 0 a 90°
INTERESA RECORDAR
DE SU BIOMECÁNICA
Tener conocimientos claros de su biomecánica nos
permite reconocer si los gestos que realiza nuestro paciente corresponden a la mecánica natural del hombro o bien es el resultado de compensaciones y/o limitaciones óseas, articulares y musculares.
El complejo articular del hombro está formado por
varias articulaciones que van a dotar a la extremidad
superior de una completa libertad de movimientos en
todos los planos y ejes del espacio:
— Eje coronal o laterolateral.
— Eje anteroposterior o sagital.
— Eje vertical o longitudinal.
La combinación de los movimientos elementales
alrededor de estos tres ejes nos permite realizar el movimiento de circunducción.
ABDUCCIÓN
El movimiento de abducción es uno de los mejores
estudiados en el hombro debido a su implicación en
la mayoría de los gestos de nuestra vida diaria, así como por ser uno de los mecanismos más frecuentes en
la lesión del hombro. El movimiento de separación
del hombro lo podemos descomponer en tres fases,
en función de la articulación que interviene; esta división pretende facilitar el entendimiento de la biomecánica, pero únicamente tiene fines didácticos entendiendo que las fases están íntimamente ligadas.
Fisioterapia 2001;23(monográfico 1):49-63
El movimiento se lleva a cabo en la articulación
glenohumeral y la contracción muscular es tarea del
deltoides y el supraespinoso, que realizan el movimiento
de abducción en los primeros 90°. Ambos músculos
van a contraerse durante todo el recorrido, pero va a
ser el supraespinoso el que va a tener un papel más
importante como iniciador del movimiento. El deltoides es un músculo potente que en su contracción
tira del húmero hacia arriba y hacia afuera, pudiendo
provocar la luxación del húmero, aunque ésta no se
produce gracias a la acción de los rotadores (infraespinoso, redondo menor y subescapular), los cuales se
van a encargar de mantener la congruencia articular
mediante la coaptación glenohumeral.
Aproximadamente en los 90° la articulación glenohumeral queda bloqueada por el choque del troquíter contra el acromión y ligamento coracohumeral
pero mediante una rotación externa desplazamos el
troquíter hacia atrás liberando la articulación y permitiendo que continúe el movimiento; si el movimiento de separación lo llevamos a cabo en un plano
situado entre 30 y 45° anterior al plano frontal conseguimos eliminar el tope óseo; a este plano de movimiento se le denomina plano glenohumeral y son
muchos los autores que le reconocen como el verdadero movimiento de abducción fisiológico.
De 90 a 150°
En este segundo período interviene la cintura escapular orientando la glenoide hacia arriba y hacia delante, junto con una rotación axial de las articulaciones esternocostoclavicular y acromioclavicular. El trapecio y
el serrato mayor son los músculos que continúan la
abducción y la resistencia del dorsal ancho y fascículo
inferior del pectoral mayor son los que provocan el
tope al movimiento.
De 150 a 180°
Llegando a este punto es necesaria la colaboración
de la columna vertebral para completar los últimos
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grados de movimiento, ya que las articulaciones de la
cintura escapular quedan bloqueadas; estos últimos
grados se conseguirán con la contracción de los músculos espinales del lado opuesto si es abducción unilateral
o con hiperlordosis lumbar si es abducción lateral.
ADDUCCIÓN
La adducción es fundamentalmente un movimiento de deslizamiento donde la escápula se desplaza hacia la línea media de nuestro cuerpo. Es imposible realizar el movimiento desde la posición anatómica,
siendo nuestro tronco el que lo impide, por tanto la
adducción siempre debe ir combinada con un movimiento de flexión o de extensión, teniendo éste menor amplitud de movimiento aunque no existan datos fiables de su goniometría. Los músculos que intervienen van a contraerse en dos pares funcionales:
— Romboides y redondo mayor, los cuales actúan de
forma sinérgica para poder realizar la adducción.
— Porción larga del tríceps y dorsal ancho, imprescindible también su contracción simultánea, ya que
el dorsal ancho tiende a luxar el húmero, mientras que el tríceps se opone a dicha luxación.
El movimiento queda limitado por la tensión de la
musculatura extensora del hombro y por el contacto
del brazo contra el tronco.
FLEXIÓN
Movimiento de gran similitud con la abducción en
lo que respecta a su biomecánica. El movimiento se
descompone en tres períodos en función de la articulación que realiza el movimiento:
— De 0 a 50°, 60°: interviene la articulación glenohumeral.
— De 60 a 120°: interviene la cintura escapular.
— De 120 a 180°: interviene la columna vertebral.
De 0 a 50°, 60°
Movimiento que se realiza en la articulación glenohumeral con la participación de:
Fisioterapia 2001;23(monográfico 1):49-63
Enfoque fisioterápico del tratamiento de las lesiones agudas
del manguito rotador
— Fascículo anterior del deltoides.
— Coracobraquial.
— Fascículo clavicular del pectoral mayor.
La flexión queda limitada en esta articulación por la
resistencia del redondo menor, redondo mayor e infraespinoso y por la tensión de la porción troquiteriana del
ligamento coracohumeral.
De 60 a 120°
Se corresponde con la segunda fase de la abducción.
De 120 a 180°
Se corresponde con la tercera fase de la abducción.
Si durante nuestra exploración queremos valorar el
movimiento que se lleva a cabo en la articulación glenohumeral y escapulotorácica evitando las compensaciones que nos puede realizar con la columna vertebral colocaremos al paciente en decúbito supino con
los muslos flexionados activamente sobre el tronco,
logrando así anular la curvatura lumbar y evitando
cualquier compensación del raquis; esta valoración
nos permitirá valorar un movimiento normal si sólo
disminuye el rango articular entre 10 y 30°.
EXTENSIÓN
En la extensión participan dos articulaciones que
realizan movimientos distintos:
1. Articulación escapulohumeral encargada de llevar el brazo hacia atrás. Los músculos que intervienen son:
1. — Redondo mayor.
1. — Redondo menor.
1. — Fascículo espinal del deltoides.
1. — Dorsal ancho.
2. Articulación escapulotorácica, en la que la escápula se dirige hacia la línea media de nuestro
cuerpo. Los músculos que intervienen son:
1. — Romboides.
1. — Fascículo transversal del trapecio.
1. — Dorsal ancho.
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Enfoque fisioterápico del tratamiento de las lesiones agudas
del manguito rotador
La limitación de la extensión la provoca la musculatura flexora del hombro y contacto posterior del
troquíter contra el acromión.
bursa o la cabeza larga del bíceps, cuya exploración
vamos a ver a continuación.
ROTACIÓN
Aunque el movimiento de rotación se realice en su
totalidad en la articulación glenohumeral se necesita
de la colaboración de la escápula para completar el recorrido articular.
Los rotadores internos son:
—
—
—
—
Dorsal ancho.
Redondo mayor.
Subescapular.
Pectoral mayor.
Limitan el movimiento el ligamento capsular y la
musculatura rotadora externa.
Los rotadores externos:
— Infraespinoso.
— Redondo menor.
Limita el movimiento el ligamento capsular y coracohumeral y la musculatura rotadora interna.
En los movimientos de rotación está presente la ley
de inversión de las acciones musculares, en la que
cierta musculatura puede perder su acción rotadora
mientras que otra la adquiere, dependiendo de la posición que ocupe el brazo.
Con el fin de poder hacer una consulta rápida adjuntamos una tabla resumen de toda la biomecánica
que puede resultar de gran valor (tabla 2).
INTERESA RECORDAR DE LA EXPLORACIÓN
A lo largo de una exploración el fisioterapeuta tiene la misión de reconocer las estructuras anatómicas,
su relación normal y advertir la presencia de posibles
formaciones patológicas, como acumulación de líquidos, tejidos, fibrosis o zonas de hipersensibilidad.
Aun habiendo realizado una minuciosa exploración,
siempre que sea posible debemos acompañar nuestro
estudio con pruebas complementarias.
Las lesiones más frecuentes que se ven en el hombro se producen en el manguito de los rotadores, la
Fisioterapia 2001;23(monográfico 1):49-63
Manguito de los rotadores
La palpación de este grupo de músculos, aunque
sencilla, necesita modificar la posición del brazo del
paciente colocándolo en una extensión pasiva; una
vez realizado con una de nuestras manos la otra la situaremos en el acromión y la desplazaremos hacia
abajo hasta notar una tuberosidad (troquíter), lugar
de inserción del manguito de los rotadores; cualquier
tipo de la alteración de la sensibilidad corresponderá
a una lesión de la cofia de los rotadores, pero el problema radica en reconocer qué músculo es el lesionado, ya que la palpación no nos lo permite; una posibilidad puede ser realizar una valoración muscular independiente de cada uno de los músculos que
conforman el manguito rotatorio.
— Subescapular. La rotación externa pasiva está
aumentada respecto al lado contralateral producido por la rotura del músculo o una insuficiencia muscular. El paciente no puede realizar la
rotación interna activa por detrás de la espalda.
— Infraespinoso. Debilidad a la rotación externa
resistida por dolor o por debilidad.
— Supraespinoso. Pediremos al paciente que coloque el brazo en abducción total y le pedimos
que lo vaya bajando lentamente; si tiene desgarro del supraespinoso el brazo caerá desde una
posición de 90° aproximadamente; a esta prueba se la conoce como caída del brazo, y aunque
intervienen otros músculos es principalmente
para valorar el supraespinoso.
La prueba del pinzamiento nos permite conocer si
la cofia de los rotadores se empotra contra el acromión, para lo cual se lleva a cabo una flexión forzada
del húmero, despertando mucho dolor.
Bursitis subdeltoidea
La exploración parte de una extensión pasiva del
brazo al igual que la exploración del manguito de los
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Tabla 2. Cuadro resumen de biomecánica
Cinesia
Grados
Artro
Músculos
Limitación
0 a 50°-60°
Glenohumeral
Haz espinal deltoides
Coracobraquial
Porción clavicular del pectoral mayor
Tensión ligamento coracohumeral
Resistencia redondo mayor,
redondo menor e infraespinoso
60 a 120°
Escapulotorácica
Trapecio
Serrato mayor
Resistencia del dorsal ancho y
fascículo inferior pectoral mayor
120 a 180°
Columna vertebral
Músculos espinales
Glenohumeral
Redondo mayor
Redondo menor
Porción espinal deltoides
Dorsal ancho
Flexión
Extensión
Abducción
45 a 50°
Tendones flexores hombro
Contacto posterior troquíter con
acromión
Escapulotorácica
Romboides
Fibras transversales
Trapecio
Dorsal ancho
0 a 90°
Glenohumeral
Deltoides
Supraespinoso
Choque troquíter contra acromión
90 a 150°
Escapulotorácica
Trapecio
Serrato mayor
150 a 180°
Columna vertebral
Espinales
Resistencia dorsal ancho
Resistencia fascículo inferior
pectora mayor
Tensión extensores del hombro
Contacto del brazo con el tronco
ADD + E
ADD + F
?
30 a 45°
Glenohumeral
Romboides
Redondo mayor
Porción larga tríceps
Dorsal ancho
RE
80°
Glenohumeral
Infraespinoso
Redondo menor
Tensión ligamento capsular
y coracohumeral
Tensión rotadores internos
Glenohumeral
Dorsal ancho
Redondo mayor
Subescapular
Pectoral mayor
Tensión ligamento capsular
Tensión rotadores externos
RI
100 a 110°
rotadores. La palpación se realizará debajo del acromión, donde encontraremos engrosamiento de la bolsa y un aumento de la sensibilidad, lo cual podrá provocar restricción en los movimientos del hombro; durante la palpación tenemos que tener en cuenta que
podemos estar palpando distintas porciones de la bolFisioterapia 2001;23(monográfico 1):49-63
sa. La bursitis puede venir acompañada de crepitación en los movimientos.
Cabeza larga del bíceps
La cabeza larga del bíceps discurre por la corredera
bicipital situada entre el troquíter y el troquín; su ex-
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del manguito rotador
ploración, por tanto, irá dirigida a localizar esta corredera, resultando más fácil su palpación si colocamos
el hombro en rotación externa. Es común que en este
músculo se produzcan tendinitis, o mejor llamadas
tenosinovitis, debido a que el bíceps queda mantenido en su canal mediante un retináculo, cuya misión
es mantener estable el tendón dentro de la corredera;
hay lesiones en el que el retináculo está dañado, provocando la inestabilidad del tendón. Ésta la podremos valorar mediante la prueba de Yergason, donde
colocaremos al paciente con el codo en flexión; con
nuestras manos realizaremos una rotación externa del
hombro que pediremos al paciente que resista y al
mismo tiempo tiraremos del codo hacia abajo; si el
tendón es inestable, el paciente sentirá dolor al salírsele de la corredera, y si es estable no sentirá dolor.
Otra prueba que podemos realizar es la prueba de
Lippman, donde se desplaza el tendón de un lado a
otro provocando dolor intenso.
Sentimos que el término omalgia no esté teniendo
la utilización que sería de desear y que su manejo siga
resultando difícil, pues si bien es un término general
que no aporta otra información que la de «dolor en el
hombro», sí es cierto que supone una homogeneidad
con los tan utilizados de gonalgia, coxalgia, etc.
Sin lugar a dudas estamos viviendo en estos momentos una de las mayores demandas de tratamiento
en pacientes con lesiones de hombro; el aumento de
la actividad deportiva, la utilización no ergonómica
de las nuevas tecnologías, desde la informática a la
moderna telefonía, están generando actitudes posturales de trabajo repetitivo y microtraumatizante que,
unido a la tremenda tensión en la dinámica de los
empleos actuales, genera gran cantidad de patologías
derivadas de malas actitudes posturales que dificultan
extraordinariamente su curación.
También es evidente que, en el caso del hombro, la
mejora en el diagnóstico médico, gracias a los nuevos
métodos, está siendo determinante para la solicitación de los tratamientos fisioterápicos y esta demanda
nos obliga a poner al día nuestras técnicas de tratamiento, así como nuestros criterios de valoración funcional.
ACERCA DE LAS PRUEBAS FUNCIONALES
Las características funcionales de la articulación del
hombro le confieren una personalidad propia que hace que su comportamiento ante la lesión admita muchas variables. Estamos convencidos cada día más de
que no hay hombros lesionados, sino que hay pacientes
con lesiones de hombro.
Sería conveniente que a partir de ahora en este trabajo hablemos del complejo articular del hombro y no
de la articulación del hombro, pues de esta forma podremos siempre ir educándonos a buscar de una manera más precisa la causa de la disfunción que en cada
caso se nos presente.
La experiencia nos demuestra que el paciente con
un problema en el complejo articular del hombro, y
dependiendo del nivel de su gravedad, sufre su lesión
con unas características propias muy particulares,
siendo pacientes con una gran angustia y un gran temor a los resultados funcionales, que no se conforman fácilmente con una limitación que dificulte su
actividad diaria, así como la afectación psicológica
que produce el dolor nocturno del hombro, tan característico de las lesiones agudas en fase inicial.
Fisioterapia 2001;23(monográfico 1):49-63
LESIONES EN LA PRÁCTICA
DEL MANGUITO ROTADOR
De modo genérico podrán ser lesiones de origen degenerativo, que presentan una marcada tendencia a
cronificarse, y lesiones de origen traumático, en cuyo
caso nos serán remitidas o bien para tratamiento funcional o después de cirugía, ya sea de descompresión
subacromial o de sutura quirúrgica del manguito roto.
La lesión en el manguito podrá extenderse desde
una simple inflamación localizada en uno de sus tendones, cuyo origen puede ser por un compromiso subacromial, siendo ésta la causa que con mayor incidencia encontramos en el tendón del supraespinoso, pasando por las roturas parciales y degenerativas, hasta
los casos de una rotura masiva de todo el tendón conjunto con grave afectación funcional.
La sutura tendinosa sólo resulta viable en personas
jóvenes y con lesión de origen traumático y con una
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del manguito rotador
ejecución quirúrgica inmediata, siendo preferible la
sutura transósea por sus excelentes resultados.
El tratamiento funcional se aplica en lesiones degenerativas de pacientes de más de 50 años y generalmente de origen no traumático.
Debemos tener presente que la descompresión subacromial sólo mejora la fase dolorosa, que es la primera tras una rotura en el manguito rotador, pero no soluciona la rotura del tendón.
En nuestra experiencia personal obtenemos mejores
resultados funcionales en pacientes a los que se les realizan abordajes quirúrgicos abiertos de hombro que a los
que se les ha realizado cirugía artroscopia y que en su
mayoría presentan un alto riesgo de resultados insuficientes en las liberaciones realizadas o poco estables los
intentos de sutura también nos ha supuesto una complicación cualquier resto de osteosíntesis articular que se
haya dejado en la articulación gleno-humeral, siendo éstos muy mal tolerados durante el tratamiento funcional.
Sobre una casuística de 211 casos de lesiones del
manguito rotador en cualquiera de sus niveles, sus
tiempos de evolución han sido:
— Sin cirugía de descompresión y más de 50 años,
entre seis y diez meses.
— Con cirugía previa de descompresión y menos
de 50 años, entre tres y seis meses.
— Con sutura tendinosa transósea, de dos meses y
medio a tres meses.
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES
DE UN PROTOCOLO DE HOMBRO
PROTOCOLO FISIOTERÁPICO
Las complicaciones asociadas a la lesión principal
del manguito son las que resultan más determinantes
a la hora de fijar el protocolo de tratamiento. Las alteraciones asociadas a la cápsula articular, así como el
derrame y el dolor, que en el caso del hombro es tan
característico, junto con las diferencias en la movilidad pasiva de unos pacientes a otros, son los principales parámetros a valorar.
Todo esto hace que estemos más que convencidos
de que los protocolos estándar de tratamiento en las
patologías de hombro están hechos para saltárselos, resultando imposible protocolizar a priori, sin una valoración en cada caso particular.
Fisioterapia 2001;23(monográfico 1):49-63
La terapia manual será la base de todo tratamiento
en las lesiones del complejo articular del hombro; deberá aplicarse siguiendo rigurosamente los pasos que
se exponen más adelante y debemos cuidar escrupulosamente su ejecución.
Es imprescindible la observancia y cumplimiento de
la regla del dolor controlado, que veremos más adelante.
El inicio del tratamiento fisioterápico deberá ser,
en los casos de tratamiento funcional (por tanto sin
cirugía), entre el séptimo y décimo día; en casos de
cirugía, tanto sea de descompresión subacromial como de sutura del tendón, a partir del tercero, sin que
ésto suponga ningún riesgo siempre y cuando se aplique el tratamiento correcto.
REGLA DEL DOLOR CONTROLADO
La Fisioterapia manual sólo podrá generar dolor
durante su ejecución, debiendo desaparecer en pocos
instantes después de terminada su aplicación. Al finalizar deberá desaparecer el dolor y todo dolor generado por la aplicación del tratamiento fisioterápico en
el hombro deberá considerarse como perjudicial.
FASES DE UN PROTOCOLO FISIOTERÁPICO
PARA LAS LESIONES DEL HOMBRO
Fase primera
1. Control del dolor. Resulta especialmente útil la
utilización de las corrientes TNS con criterios
claros en su aplicación y previa exploración de
su origen.
2. Terapia manual:
1. — Movilización de partes blandas. Este concepto deberá ser interpretado como una
técnica de masoterapia superficial y profunda con el criterio de movilización de los
tejidos periarticulares. Debemos considerarla como el primer gesto en la terapia
manual del complejo articular del hombro.
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1. — Cinesiterapia pasiva. Que debe ser absolutamente pasiva, realizada sobre el plano
glenohumeral y con especial atención a las
contracciones de deceleración excéntricas
en el movimiento de vuelta.
3. Utilización de frío. En esta primera fase representa el mejor analgésico que podemos utilizar, debiendo prestar especial atención a que se
produzca una aplicación difusa por el hombro
y no se produzcan zonas o puntos de sobre
concentración.
Fase segunda
1.
Terapia manual:
1.
— Cinesiterapia pasiva. Con igual criterio que
el anteriormente expuesto.
1. — Cinesiterapia activa en isometría. Pasaremos
de la cinesiterapia pasiva a la activa, solicitando al paciente la realización de movimientos estáticos con contracción isométrica en distintos puntos que iremos eligiendo del arco articular que realizamos.
1. — Cinesiterapia activa. Progresaremos desde
ejercicios de entrenamiento en concéntrico, después a distintas velocidades (baile
de hombro), trabajo en excéntrico y para
finalizar con ejercicios delante del espejo
para buscar la simetría con el lado sano.
1. — Ganar balance articular según el siguiente
criterio de progresión. La progresión deberá
ser, desde la posición de decúbito supino,
primero flexión de hombro según plano
glenohumeral, después flexión en plano
sagital, después abducción de 90º pasando
a iniciar rotación, más tarde abducción en
el máximo arco y luego extensión con rotación y para terminar trabajo de ambas
rotaciones.
2. Electroestimulación muscular: El complejo articular del hombro debemos considerarlo con
unas características musculares tendentes a la
amiotrofia por desuso tan similares a cualquier
Fisioterapia 2001;23(monográfico 1):49-63
Enfoque fisioterápico del tratamiento de las lesiones agudas
del manguito rotador
otra articulación, siendo el comportamiento
del deltoides en su deterioro para el hombro
tan similar como el del cuadríceps para la rodilla, debiendo empezar a utilizarse criterios similares en su trabajo con electroterapia desde
los primeros momentos de la recuperación.
Fase tercera
1. Cinesiterapia resistida en cadena abierta y semicerrada. En el caso del hombro resulta necesario el entrenamiento en estos dos extremos,
con la realización de ejercicios que diseñemos
según esos objetivos.
2. Propiocepción de hombro. Fundamentales estos
ejercicios para la estabilidad del complejo articular, así como para la prevención de sobrecargas tendinosas durante la fase de potenciación.
3. Buscar función. Diseñaremos ejercicios en los
que se incluyan cadenas de movimiento y realización de gestos relacionados con la actividad
diaria: peinarse, vestirse, lavarse, etc.
4. Iniciación al gesto deportivo. Según la actividad
que se realice en cada caso y en relación con el
deporte que se practique.
5. Control del dolor. El dolor en esta fase deberá
ser siempre resultado del trabajo de potenciación y mejora del balance articular y no originado por la lesión inicial.
6. Ejercicios de potenciación. Diseñados según las
características de cada paciente y de su actividad diaria y deportiva.
A continuación presentamos un caso clínico que
consideramos interesante por representar el primer
caso a nivel mundial del que se tiene referencia bibliográfica de una lesión grave de manguito rotador
en el hombro derecho de un piloto de rallyes.
En el momento del accidente se desconocía cuáles serían las repercusiones futuras que este tipo de lesión podría representar en la práctica de esta especialidad deportiva, así como cuánto tiempo sería necesario para el
entrenamiento del gesto deportivo y, sobre todo, cuándo sería la reincorporación a la competición, teniendo
en cuenta que éste era el brazo que debería manejar el
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del manguito rotador
cambio de marchas y que, por tanto, realiza una mayor
actividad en el desarrollo de la competición.
Consideramos también importante el momento
para hacer alusión a este caso, pues se ha realizado un
seguimiento de cinco años que consideramos el tiempo necesario para poder dar por finalizada la valoración de sus resultados.
hombro derecho y rotura traumática masiva del manguito rotador.
CASO CLÍNICO
Tratamiento fisioterápico de la lesión traumática
del manguito rotador del hombro derecho
de un piloto de rallyes
Paciente
Don Carlos Sainz Cenamor (Fig. 1), deportista de
élite con el siguiente palmarés: dos veces campeón de
España de squash, dos veces campeón del mundo y
tres veces subcampeón del mundo de rallyes, practica
a nivel de competición tenis, fútbol, paddel, esquí,
tanto de nieve como acuático, y todos los deportes relacionados con el motor.
Diagnóstico y tratamiento quirúrgico
El diagnóstico se establece con dos resonancias
magnéticas realizadas el mismo día y en dos lugares
diferentes y coincide completamente con el informe
de quirófano, que se redacta tras la cirugía, y en él se
establece que ha sido necesaria la sutura transósea del
tendón del supraespinoso, así como del infraespinoso,
además de la reparación del tendón del subescapular
y la sutura del ligamento acromio humeral; se practica también acromioplastia de Neer y resección del ligamento acromio coracoideo. Según el gráfico que
nos remite el propio cirujano (Fig. 2) puede verse el
alcance de la lesión y las características de la reconstrucción practicada el día 8 de junio, es decir, a los
dos días del accidente. La serie de diapositivas que
presentamos recoge paso por paso los tiempos quirúrgicos del caso (Figs. 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 y 11). Se
La lesión
El día 5 de junio de 1995 se produce caída desde
un vehículo de dos ruedas, con proyección sobre el
Figura 1.
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Figura 2.
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del manguito rotador
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Figura 5.
mantiene el hombro en reposo tres días y se comienza
la Fisioterapia al sexto día de la lesión y cuarto de la
cirugía.
Tratamiento fisioterápico
Primera fase
Figura 3.
Figura 4.
Fisioterapia 2001;23(monográfico 1):49-63
Primera fase de tratamiento según el protocolo que
establecimos anteriormente. Esta fase se prolonga durante una semana, retirándose a los seis días de la cirugía la sutura intradérmica; como comentario de este período diremos que presenta una muy buena evo-
Figura 6.
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del manguito rotador
Figura 7.
Figura 9.
0
lución, cicatriz caliente y sensible, con una perfecta
reacción analgésica al frío y no existe dolor nocturno.
Segunda fase
Segunda fase de tratamiento según protocolo ya expuesto, al que añadimos en esta ocasión ultrasonido
pulsátil sobre la sutura intraósea y el abordaje quirúrgico, con dosis nunca superiores a 0,5 W por cm2; en
el resto de hombro lo aplicamos según criterio después de la exploración que realizamos en cada sesión.
Unimos también tratamiento con hidroterapia utilizando hidromasaje de hombro y ejercicios simples de
Figura 8.
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Figura 10.
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Figura 11.
hidrocinesiterapia realizados en bipedestación y con
la flotación como referencia.
Como comentario a esta segunda fase encontramos
que el hombro empieza a recobrar la sensibilidad sobre la zona de abordaje quirúrgico y deltoides y como
consecuencia de esta modificación de la sensibilidad
comienzan a aparecer dolores y molestias en el hombro, así como se evidencia la amiotrofia a medida que
se reduce la inflamación y aparece un dolor fijo y
muy localizado sobre punto axilar posterior. Todos
los dolores responden con técnica de masoterapia de
roce y fricción profunda y posterior estiramiento.
Hacemos especial hincapié en la terapia manual,
que tiene como principal objetivo restablecer el balance articular y evitar las complicaciones capsulares,
así como el deterioro por desuso del miembro superior operado. Realizamos su aplicación siguiendo de
forma rigurosa el método expuesto anteriormente y
haciendo especial hincapié en las tomas manuales, el
movimiento según el plano gleno humeral y la leve
pero uniforme tracción diafisaria.
Enfoque fisioterápico del tratamiento de las lesiones agudas
del manguito rotador
siendo necesarias tan sólo ocho horas para recuperarse
de cualquier esfuerzo programado. En este momento el
paciente por primera vez está convencido de su completa curación y recogemos su frase como principal exponente de esta situación: «Cuando se me quite este dolor
y esta contractura el hombro sale disparado» (Fig. 12).
A nivel muscular encontramos severa amiotrofia de
deltoides, fibras anteriores y medias, moderada pérdida en aproximadores de escápula y resto de musculatura en progresión constante; la electroestimulación
resulta absolutamente necesaria.
Comenzamos a entrenar el gesto deportivo. Queda,
pues, contestada la primera de las preguntas iniciales
al mes y medio de la lesión (23 de julio de 1995).
El 4 de agosto se realiza el primer test de conducción
en un coche de serie y un recorrido urbano con excelente resultado.
El viernes 25 de agosto, justo a los dos meses y medio, reaparece en el circuito del Jarama ante la prensa
Fase tercera
Esta fase se prolonga hasta el mes y medio. En
este momento encontramos que objetiva y subjetivamente el hombro empieza a cambiar, su capacidad de
progresión y recuperación con el ejercicio ha mejorado,
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Figura 12.
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del manguito rotador
2
Figura 15.
Figura 13.
con un coche de competición y se anuncia su participación en el campeonato mundial, quedando contestada la segunda de las preguntas.
Con fecha 6 de octubre de 1995 solicito la realización
de un estudio dinamométrico comparativo con el lado
sano, que se realiza en la Universidad de Alcalá de Henares, y en el que se obtienen los siguientes resultados:
— Rotación externa/interna. Déficit angular de
18°, déficit de torque para el grupo externo del
55 y del 32% para el interno.
— Flexión/extensión. Déficit angular de tan sólo
5°, déficit de torque para el grupo flexor del
34% y del extensor del 16% con tiempo de reacción tres veces superior a velocidades bajas.
Figura 14.
Fisioterapia 2001;23(monográfico 1):49-63
— Abducción/adducción. Déficit angular de 13°,
déficit de torque del grupo abductor del 47% u
del 38% para el grupo adductor, con una muy
buena tolerancia a la fatiga muscular y con imposibilidad de alcanzar velocidades superiores o
iguales a 180°/s.
Al finalizar la temporada, y como complemento de
la revisión, le pido que me conteste al siguiente cuestionario:
P.—¿Hubiera sido igual de importante para la realización de tu deporte esta lesión en tu hombro izquierdo?
R.—Sí, hubiera sido igual (Fig. 13).
P.—¿Hubieras podido continuar tu carrera deportiva
con secuelas en tu hombro derecho?
Figura 16.
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Figura 17.
Figura 18.
R.—No, de ninguna manera (Fig. 14).
P.—En el trascurso de tu evolución durante el tratamiento de tu lesión se aprecian algunos momentos importantes, ¿cuál es para ti el más significativo?
R.—El día 25 de octubre de 1995, cuatro meses y
medio, victoria del Rally de Cataluña (Fig. 15).
P.—¿Cómo te encuentras ahora, a los 15 meses?
R.—OK (Fig. 16).
El 29 de enero de 1997, a los 18 meses del accidente, le solicito un nuevo examen dinamométrico de
control con las mismas características que el anterior
y realizado por el mismo equipo que el primero, obteniéndose los siguientes resultados:
— Rotación externa/interna. Explosividad con mejor tiempo de inervación recíproca en el lado
lesionado que en el sano; excelente control propioceptivo.
— Flexión/extensión. Déficit medio inverso, mejor
rendimiento en el lado afecto, tiempo de inervación recíproca inferior al del lado sano y no
se aprecian diferencias en las distintas porciones del deltoides.
— Abducción/adducción. Déficit medio inverso,
absoluta normalidad del torque con tiempo de
inervación recíproca normal.
— Conclusión. Excelente equilibrio muscular entre
los grupos, variación del troque máximo inferior al 10%; no hay significación clínica. se
aprecian inversiones del torque, lo cual indica
que vuelve a ser diestro.
A los 36 meses le pedimos nos conteste a las siguientes preguntas:
P.—¿Cómo te encuentras a los tres años de la lesión?
R.—En este momento estoy perfectamente y no
tengo ningún problema en el hombro (Fig. 17).
P.—¿Hay algún otro deporte que en estos momentos no
puedas practicar al mismo nivel que antes del accidente?
R.—Prácticamente puedo hacer los mismos deportes que antes (Fig. 18).
BIBLIOGRAFÍA
apandji IA. Cuadernos de fisiología articular, miembro superior.
Ed Masson; 1982.
Kendall FP, Kendall Mc Creary E. Músculos: pruebas y funciones.
Ed Jims; 1985.
Donatelli R. Fisioterapia del hombro. Ed Jims;1993.
Hoppenfeld S. Exploración física de la columna vertebral y las extremidades. Ed Manual Moderno; 1979.
Daniels-Worthingham’s. Pruebas funcionales musculares. Ed Interamericana.
Fisioterapia 2001;23(monográfico 1):49-63
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