VIII CONGRESO GALAICO-PORTUGUS DE PSICOPEDAGOGA

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PROGRAMA RUPTURA DE PAREJA, NO DE FAMILIA CON MENORES
PREESCOLARES: ENTRENAMIENTO EN ESTRATEGIAS DIRIGIDAS A
FLEXIBILIZAR EL CONCEPTO DE FAMILIA
María José Vázquez
Francisca Fariña
Departamento de Análisis e Intervención Psicosocioeducativa. Universidad de Vigo.
[email protected]
Ramón Arce
Departamento de Psicología Social y Básica. Universidad de Santiago de Compostela.
La separación conyugal en España, es proceso socio-familiar que va progresivamente en aumento,
que afecta a padres e hijos (Seijo, Novo y Fariña, 2004). El programa “Ruptura de pareja, no de
familia” es una iniciativa pionera en España que trata de dar respuesta a las necesidades
psicoemocionales y educativas derivadas de esta contingencia. Para ello se proporciona a los menores
las destrezas precisas para reestructurar las posibles cogniciones distorsionadas que les impiden
afrontar y superar eficazmente esta experiencia adversa. En este trabajo se aborda como se lleva a
cabo una de las 16 propuestas de intervención que componen el programa, cuyo objetivo es ofrecer al
menor una visión más flexible del concepto de familia. Además de fomentar el pensamiento creativo
y crítico, así como potenciar la tolerancia y el respeto hacia la diferencia. En esta intervención los
técnicos emplean distintos materiales didácticos (i.e., pictogramas, material audiovisual y gráfico) y
combinan actividades cognitivas y motrices para motivar a los menores a que participen activamente.
Se introduce esta propuesta con una tarea que sintetiza las habilidades adquiridas en la sesión anterior,
organizando todas las actividades en torno a un centro de interés que toma como modelo de referencia
los personajes del material psicopedagógico ¡Pobi ten dúas casas!.
Palabras clave: separación o divorcio, intervención con menores preescolares, flexibilización del
concepto de familia, pensamiento divergente y creativo.
INTRODUCCIÓN
La literatura ha constatado que la separación de los padres afecta de forma negativa y
directa a los menores, provocándoles alteraciones emocionales, psicológicas y conductuales
(Ackerman, 1995; Fariña, Seijo, Arce y Novo, 2002). De hecho, los menores que experimentan
esta vivencia pueden presentar sentimientos de culpa, de abandono y rechazo, de impotencia e
indefensión, miedos no resueltos e inseguridad, baja autoestima, ansiedad o depresión (Fariña,
Arce, Real, Seijo y Novo, 2001a; Fariña, Arce, Seijo, Novo, y Jólluskin, 2001). A todo ello
hemos de añadirle las secuelas de otros fenómenos a los que están expuestos como la
Sobrecarga/Opresión, el Síndrome de Alienación Parental o la Ilusión de Reconciliación (Seijo,
Novo y Fariña, 2004). Concretamente, un grupo muy vulnerable a los efectos del divorcio lo
constituyen los menores en edad preescolar (Fariña y otros, 2002; Wallerstein, 1991). En este
sentido, Wallerstein, Corbin y Lewis (1988) afirman que el comportamiento inicial de los
preescolares ante la separación de los padres revela un desequilibrio profundo, una alta
incidencia de conductas regresivas y una intensa ansiedad, que frecuentemente tiene su origen
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en cogniciones distorsionadas sobre la separación (p.e., creer que sus padres le han abandonado
o le dejan de querer o estimar que son culpables de la separación) debido a que no disponen de
capacidades cognitivas. De esta manera, este proceso estresante puede afectar al desarrollo
evolutivo de los menores. Con el objeto de minimizar todas estas reacciones negativas se creó el
programa “Ruptura de pareja, no de familia”, que les proporciona los recursos personales
precisos para afrontar adecuadamente la separación de sus padres.
Seguidamente, describimos el procedimiento que han seguido los técnicos del programa
para implementar la propuesta psicoeducativa que trata de generar en los menores un concepto
de familia acorde con la realidad social actual.
OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN
El objetivo general del programa es enseñar a los menores los principios que les permitan
configurar el concepto de familia desde una perspectiva más flexible, reestructurando las
cogniciones y creencias distorsionadas que les impiden elaborar un esquema de familia ajustado
a la realidad que están viviendo. Además, como ya se ha señalado, pretende reducir los posibles
efectos negativos que tiene la separación de los padres en ellos, proporcionándoles las
habilidades emocionales, cognitivas y conductuales que les permitan superar y aceptar esta
contingencia de forma constructiva, posibilitándoles el pleno desarrollo de la personalidad.
Para ello es preciso alcanzar los objetivos específicos que se plantean seguidamente:
a) Flexibilizar el concepto de familia: pensamiento creativo y crítico
Los menores han de internalizar los principios básicos que permiten formar un concepto de
familia flexible y plural, aceptando el nuevo modelo familiar de forma normalizada. A través de
la consecución de los siguientes objetivos operativos:
¾ Reconocer distintos tipos de familia (i.e., reconstruidas, extensas, uniparentales, nucleares),
potenciando el respeto y la aceptación de todas ellas.
¾ Aprender que la función parental persiste en los distintos modelos de familia, subrayando la
presencia del afecto, del apoyo y de la vinculación familiar en todos ellos.
¾ Entender que todas las estructuras familiares tienen ventajas e inconvenientes, disponen de
los mismos derechos y son igualmente válidas. De este modo, se enseña a reevaluar la
situación considerando otros puntos de vista, así como los aspectos positivos.
¾ Interiorizar la equidad de la función parental en los distintos modelos familiares,
especialmente en la categoría de padres separados. Concretamente, se resalta que tanto la
madre como el padre cumplen una función fundamental en la familia, valorando
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positivamente ambos roles, lo cual contribuye a reducir los efectos derivados de fenómenos
tales como el conflicto de lealtades y la alienación parental. De esta forma, se reestructuran
las cogniciones erróneas, confrontándolas con las ajustadas, reduciendo los sesgos que
generan el deterioro de la imagen de una de las figuras parentales como referente importante
en su familia.
¾ Comprender que la familia de padres separados es un modelo que está presente en muchas
culturas, entendiendo que esta categoría es compartida por muchos niños tanto de su
entorno inmediato como mediato. Así, se reducen los posibles pensamientos distorsionados
asociados al estigma que se genera al asumir que pertenecen a un determinado grupo
minoritario, lo cual puede dar lugar a un sesgo en la configuración de su propia identidad, al
definirse como alguien diferente o raro con relación a su grupo de referencia. Por tanto, esta
intervención ayuda a construir una imagen positiva y ajustada de sí mismo, que repercute
favorablemente en su estado emocional.
¾ Internalizar que la separación implica algunos cambios (p.e., que sus padres dejan de ser
pareja y que sus padres viven en casas distintas), pero también conlleva mantener muchos
aspectos que definían su vida anterior (v.gr., el afecto de sus padres y de su familia extensa,
de sus amigos; el apoyo de sus padres). Así pues, al aceptar la nueva situación familiar les
resulta más fácil a los menores adoptar una disposición más positiva hacia los cambios que
han de afrontar.
¾ Aprender a percibir una misma situación desde distintos puntos de vista, mostrándoles los
efectos negativos vinculados al hecho de mantener una postura rígida e inflexible ante una
situación concreta y facilitándole romper con la rigidez cognitiva que impide solventar
eficazmente los problemas. Por consiguiente, se potencia el incremento del pensamiento
creativo.
¾ Desarrollar una actitud tolerante ante la diferencia, valorando positivamente el
conocimiento de otras culturas y costumbres en relación con la familia. De este modo,
también se minimizan las posibles creencias que fundamentan la discriminación de las
personas por el hecho de ser diferentes.
b) Identificar y regular sentimientos negativos asociados a la separación parental:
inteligencia emocional y estrategias de afrontamiento
Los menores deben adquirir diversas habilidades emocionales que les permitan mejorar el
equilibrio psicoemocional con relación al proceso de separación de los padres. Esta finalidad se
alcanza después de trabajar los objetivos operativos que se señalan seguidamente.
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¾ Ser capaz de expresar sentimientos desagradables relacionados con la separación de sus
padres, verbalizando las cogniciones que sustentan dichas emociones. Concretamente, se
incide en el sentimiento de vergüenza y de sentirse diferente.
¾ Aprender a controlar y regular los sentimientos desagradables que se poseen con relación a
situaciones que están fuera del control de los menores, reevaluando la situación desde una
perspectiva positiva; al subrayar las ventajas asociadas a esa contingencia (p.e., que ahora
todos son más felices, que sus padres no discuten tanto y que ahora disponen de dos casas).
Por tanto, se promueve la capacidad de afrontar activamente tanto los estados emocionales
positivos como negativos, al tiempo que se facilita la comprensión y el análisis de las
relaciones existentes entre las emociones y las diferentes situaciones a las que han de
responder.
¾ Utilizar estrategias de afrontamiento que les ayuden a superar posibles situaciones adversas.
En este caso, se potencia la reevaluación positiva y la búsqueda de apoyo dirigido a
demandar información y consejo sobre cómo afrontar las emociones desagradables que
sienten, animándolos a que intercambien aquellas reacciones emocionales que les provocan
la separación de los padres, con otros niños que están viviendo la misma situación.
¾ Adoptar una actitud de escucha activa cuando los demás expresen sus emociones y
cogniciones con relación a la separación de los padres.
c) Adquirir pautas comportamentales incompatibles con las conductas violentas: refuerzo
diferencial
Internalizar un repertorio conductual adaptado que les permita actuar de forma racional,
reduciendo así el riesgo de emitir conductas antisociales. Este objetivo se logra tras el
entrenamiento continuado de los siguientes aspectos.
¾ Dar y recibir para conseguir el objetivo común, que está planteado en torno al centro de
interés de esta intervención.
¾ Modificar las conductas impulsivas, violentas o caprichosas, reforzando positivamente los
comportamientos adecuados y negativamente los inadecuados, utilizando un sistema de
economía de fichas.
¾ Presentar un modelo socialmente competente adquirido a través de los técnicos del grupo y
los personajes de referencia del programa “Ruptura pareja, no de familia”.
d) Crear un ambiente inmediato que favorezca la superación y la aceptación de la
separación: refuerzo y generalización
¾ Para alcanzar este objetivo específico se asesora a la familia para que informe en el colegio
de su situación familiar. En este punto, hemos de reseñar que resulta fundamental promover
la formación de los profesores para que aborden está problemática de manera eficaz,
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generando un ambiente educativo que ayude a los menores a amortiguar tanto las
consecuencias primarias como secundarias (Novo, Vázquez y Rodríguez, 2004). A este
respecto se ha de señalar que el programa “Ruptura de pareja, no de familia” incluye un
módulo de formación para todos aquellos profesionales que van a intervenir con hijos de
padres separados. En este sentido, se proporciona al equipo educativo una guía con los
contenidos específicos que han de reforzar en el aula ordinaria. Además, se interviene de
forma paralela con los padres, dotándolos de pautas educativas que les permitan desempeñar
su función parental de manera altamente competente (Rodríguez, Varandela y Carballal,
2004). En esta línea, se proponen tareas educativas para casa que estimulan y mejoran la
comunicación paterno-filial, al implicar la cooperación de padres e hijos. Asimismo, se les
proporciona una descripción detallada de los contenidos abordados con sus hijos en cada
sesión, y un guión con las pautas de actuación que han de seguir para consolidar y
generalizar los conocimientos adquiridos en la intervención grupal.
Tras la exposición de los propósitos que orientan esta sesión presentamos los contenidos
que se abordan para lograr los fines propuestos.
CONTENIDOS Y ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN
a) Flexibilización el concepto de familia: desarrollo del pensamiento creativo y
reestructuración cognitiva.
Los menores que han de afrontar la separación conyugal, con frecuencia, han de superar
cogniciones que pueden dificultar el procesamiento, la aceptación y la asimilación de conceptos
orientados a configurar un modelo de familia ajustado a la nueva estructura familiar (Fariña y
otros, 2002). Lo cual les exige aplicar procesos autorregulatorios, atributivos y de
afrontamiento, que debido a las carencias propias de los preescolares, demandan un
entrenamiento en habilidades cognitivas básicas como percepción, atención, comprensión,
pensamiento, razonamiento, o interpretación ajustada a la realidad. A su vez, estos procesos
cognitivos suscitan la necesidad de activar la agilidad mental de los niños, estimulando el
pensamiento creativo y divergente. A este respecto, Prado (1998) señala que la creatividad
enriquece la capacidad cognitiva del menor, ya que implica un análisis preciso de la situación,
así como la organización de los datos con cierto orden y sentido. De facto, la creatividad
proporciona una mayor flexibilidad mental, haciendo posible que los menores acepten nuevas
experiencias, afrontando activamente los retos, los cambios y los obstáculos (Menchén, 1989).
Por todo ello, el programa “Ruptura de pareja, no de familia” desarrolla las habilidades
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cognitivas, haciendo plausible la reestructuración de los esquemas o modelos de conocimiento
previos por otros adaptados al nuevo modelo familiar, generando así creencias, conceptos y
esquemas que favorecen el equilibrio emocional y la aceptación de la separación (Novo,
Vázquez y Rodríguez, 2004). Concretamente, se les instruye para que construyan un concepto
de familia flexible y dinámico, tomando como referencia las diferentes estructuras familiares
que existen en la sociedad actual, presentando el modelo de padres separados como una de las
posibles categorías.
Aunque esta intervención contribuye a generar una actitud positiva hacia las familias con
padres separados, no podemos obviar la influencia que va a ejercer la escuela en la
configuración de este concepto, ya que los docentes de esta etapa, tal y como apunta el
currículum de la educación infantil (R.D. 829/2003, 27 de junio), han de instruir a los menores
para que construyan un concepto de familia atendiendo a sus miembros, relaciones de
parentesco, funciones y ocupaciones. Por ello, recomendamos que cuando se aborde esta
temática en el aula ordinaria se presente la pluralidad de modelos existentes, resaltando la
adecuación e importancia de todos ellos. De este modo, la programación escolar contribuye a
percibir la categoría familia con padres separados como una variable más dentro de la amplia
amalgama de modelos existentes. Este inciso en el currículum va a favorecer la normalización y
la prevención de posibles problemas escolares en aquellos que viven esta experiencia. Esta
intervención en el ámbito escolar no exime que estos profesionales deriven a las personas que
sufren esta problemática hacia aquellas iniciativas preventivas que estén a disposición del
usuario.
b) Identificar y regular sentimientos negativos asociados a la separación parental:
inteligencia emocional y estrategias de afrontamiento
La separación parental constituye un suceso estresante que repercute en todos los miembros
de la familia y, muy especialmente, en los más pequeños provocándoles, como ya se ha
indicado, diversas alteraciones emocionales (Fariña y otros, 2002); debido a que los niños de
corta edad se culpabilizan frecuentemente de la separación de sus padres, y atribuyen la marcha
de sus padres a una conducta de rechazo o abandono (Ackerman, 1995). A respecto, se ha de
señalar que cuando los menores no tienen la oportunidad de entender y expresar estas reacciones
emocionales negativas no pueden controlar y modificar su estado de ánimo, causándoles
indefensión, miedo e inseguridad; lo cual obstaculiza su equilibrio emocional y desarrollo
personal.
El programa “Ruptura de pareja, no de familia” explica a los menores que la separación es
un hecho ajeno a ellos, por ser una decisión de adultos motivada en causas que no les implican.
Por otra parte, la intervención incrementa sus destrezas emocionales y cognitivas de manera que
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sean capaces de manejar los sentimientos negativos que les impiden superar la separación de los
padres. Así, con el fin de contribuir a una educación emocional que facilite la salud psicológica
de los niños se potencia la adquisición de habilidades tales como, percibir de forma correcta,
evaluar y expresar las emociones; acceder o generar los sentimientos cuando puedan facilitar el
pensamiento; comprender las emociones y la conciencia emocional y regular las emociones con
el objetivo de crecer emocional e intelectualmente (Bisquerra, 2000). También, se potencia la
capacidad de autocontrol, ya que permite pensar con claridad y actuar equilibradamente en los
momentos más críticos, manejando los impulsos y las emociones conflictivas (Goleman, 2003).
Igualmente, se enseña a reevaluar los eventos relacionados con la separación de forma racional,
contrastando las creencias erróneas con los hechos reales y confrontando los efectos
emocionales que producen tanto las cogniciones distorsionadas como las ajustadas.
Paralelamente, se destacan los aspectos positivos de la nueva realidad familiar con el objeto de
transformar las situaciones relacionadas con la separación parental que son percibidas como
desagradables o difíciles de superar en acontecimientos menos traumáticos y más fáciles de
aceptar y superar. De esta forma, se logra que los menores perciban la separación conyugal
como un cambio imprescindible para disminuir los conflictos interparentales y mejorar su
bienestar, lo cual modifica la percepción negativa de la situación, reduciendo así el estado
emocional negativo. En definitiva, este proceso cognitivo posibilita la regulación emocional y la
reestructuración de las cogniciones distorsionadas y, en consecuencia, la emisión de conductas
que denotan la aceptación de la separación de los padres.
El mantenimiento y la consolidación de estas habilidades emocionales se han de efectuar,
fundamentalmente, en el ámbito familiar. Por ello, el programa de adultos entrena a los padres
para que atiendan y comprendan las emociones de los menores. En este sentido, Goleman
(2003) sostiene que cuando los padres reconocen las emociones negativas de sus hijos y les
ayudan a afrontarlas, éstos acaban desarrollando una mayor capacidad de regulación emocional
y exhiben una conducta más positiva.
Esta labor se debería complementar desde el ámbito educativo tal y como propone el
currículum de educación infantil, cuando se afirma que los niños en la escuela se les deberían
enseñar a expresar y percibir los sentimientos, es decir, estimular la inteligencia emocional. Por
ello, es recomendable que los docentes conozcan los efectos de la separación en los menores
para que puedan tratar esta temática adecuadamente y de forma normalizada, respondiendo
eficazmente a las necesidades específicas de los alumnos.
c) Adquirir pautas comportamentales incompatibles con las conductas violentas o
antisociales: refuerzo diferencial, habilidades sociales y resolución de problemas
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Los menores que sufren la separación de los padres tienen más riesgo de exhibir
conductas antisociales y delictivas, en comparación con los que viven en familias intactas (Ellis,
2001). Por ello, se les ha de enseñar a actuar de forma socialmente competente,
proporcionándoles las habilidades que les permitan adquirir un repertorio conductual que inhiba
las conductas desadaptadas, disminuyendo así la probabilidad de que adopten un estilo de vida
antisocial (Becedoniz y Rodríguez, 2005). En este caso, el programa “Ruptura de pareja, no de
familia” aplica diversos procedimientos cognoscitivos (p.e., parada de pensamiento,
mecanismos distractores, asertividad, resolución de problemas y negociación) y distintas
técnicas de reforzamiento externo (i.e., el refuerzo contingente a las conductas realizadas) para
mejorar la competencia social de los niños (Arce, Novo y Vázquez, 2004).
Así, con el objeto de consolidar, afianzar y generalizar este modus operandi, los
técnicos de adultos trabajan con los padres para sean capaces de crear un ambiente familiar que
propicie la socialización e impida la ejecución de comportamientos desviados. En este sentido,
Musitu, Buelga, Lila y Cava (2001) sostienen que el progreso del bienestar y ajuste psicosocial
de la familia se ve reflejado en el comportamiento de sus hijos; manifestando éstos menos
conductas problemáticas, relaciones más positivas y cálidas con sus profesores y amigos, mayor
autocontrol y menor riesgo de involucrarse en actividades ilícitas. Igualmente, Garrido y López
(1995) postulan que no se pueden esperar cambios positivos y demasiado duraderos en los
menores si éstos están inmersos en un entorno familiar problemático en el que no se interviene.
La puesta en marcha de estos contenidos está condicionada por los principios
metodológicos que relatamos a continuación:
PRINCIPIOS METODOLÓGICOS
a) Intervención grupal. El trabajar con un grupo de niños que han vivido la misma experiencia
permite que la intervención les ayude a reducir el sentimiento de ser diferente o singular,
transmitiéndoles una sensación de confianza. El grupo se convierte en un foro donde se
expresan sentimientos, contraponiendo conductas adecuadas e inadecuadas. Tal y como apuntan
Fariña y otros (2002) la intervención grupal permite al menor enfrentar los posibles problemas
con la ayuda de sus compañeros, al tiempo que robustece la autoeficacia de aquellos que le
asesoran. Este procedimiento aumenta la autoestima de los menores y, además, genera unas
expectativas favorables sobre la disposición de los otros para ayudarles, lo que provoca un
mayor arrojo para solicitar y prestar ayuda a los demás. En suman, la intervención grupal va a
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contribuir a amortiguar y resolver los diferentes problemas que aparecen asociados a la
separación de los padres.
El programa “Ruptura de pareja, no de familia” acopia diversas dinámicas con el objeto
de promover la cooperación, la cohesión, y muy especialmente, el apoyo. Entre las técnicas más
significativas destaca el planteamiento de un objetivo común: “alcanzar el cofre del tesoro”
(véase para una revisión, Arce, Novo y Vázquez, 2004). Igualmente importante resulta la
comunicación, ya que a través del debate y la confrontación con otros puntos de vista se
posibilita la reestructuración de los sesgos que impiden aceptar la separación de los padres.
b) Diseño multidimensional adaptado a las características específicas del grupo. En consonancia
con los postulados de la Psicología Comunitaria y de acuerdo con los planteamientos de Seijo,
Novo y Fariña (2004) las actividades han de ser elaboradas ad hoc en función de las demandas y
necesidades concretas de los usuarios. Éstas combinan distintas modalidades de relación dentro
del grupo (todos los niños, pequeños equipos y parejas) con la finalidad de promover la
interacción multidimensional, donde se pone en práctica la ayuda, la cooperación y la
comunicación. También, se mezclan ejercicios psicomotrices con otros más relajados o de
mayor implicación cognitiva, creando un ritmo de excitación-relajación que potencia la
motivación y la participación de los preescolares. Asimismo, todas las propuestas son
multidimensionales, ya que implican aspectos cognitivos, emotivos y comportamentales
aplicados a diversas situaciones neutrales y relacionadas con la separación, con objeto de
generalizar las destrezas adquiridas a los distintos ámbitos en los que intervienen los niños.
c) Materiales para aprender y reforzar. El material empleado en la intervención grupal ha de
instruir para asimilar los conceptos básicos, ha de evaluar la comprensión de los contenidos y
los procedimientos para aplicarlos adecuadamente y, por último, ha de reforzar los aprendizajes
para consolidarlos y generalizarlos a otros contextos. Por tanto, todos los materiales responden a
un objetivo preciso, esto es, instruir, evaluar o reforzar los contenidos específicos del programa.
El diseño del material está condicionado por su función, así como por las demandas y
necesidades concretas de los niños. En el programa “Ruptura pareja, no de familia” se
combinan, frecuentemente, distintos materiales para representar historias con marionetas,
recrear cuentos gráficos, proporcionar instrucciones utilizando medios audiovisuales,
ejemplificar situaciones mediante pictogramas, elaborar mapas conceptuales a través de
secuencias gráficas. Además, todas las intervenciones disponen de materiales de seguimiento y
refuerzo del programa, que exigen a padres e hijos un ejercicio retrospectivo que afianza los
conceptos aprendidos en la intervención grupal (v.gr., libro psicopedagógico ¡Pobi ten dúas
casas! (Fariña y otros, 2001b); CD del material audiovisual “Yo como Pobi quiero seguir
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aprendiendo a ser feliz I-II”(véase para una revisión, Vázquez, Fariña y Seijo, 2005); la
propuesta didáctica para casa que sintetiza la sesión aplicada).
d) Organización y acondicionamiento del espacio para motivar. La intervención se realiza en el
mismo espacio físico, preferiblemente ha de ser un lugar amplio y libre de obstáculos que
disponga de una pizarra, colchonetas y mesas. La organización del espacio está regulada por tres
talleres especializados, que enfatizan la práctica, la exploración y el trabajo en equipo: “el taller
del recuerdo”, “el taller del descubrimiento” y “el taller de la construcción”. Cada taller utiliza
unas técnicas de intervención específicas, que se programan en función del centro de interés de
la sesión que se aplica. La fisonomía de los talleres cambia en cada intervención con el objeto
de sorprender, motivar y centrar la atención de los niños en los contenidos que se van a trabajar,
utilizando para la ambientación los personajes simbólicos del programa “Ruptura de pareja, no
de familia”.
Inmediatamente, se concreta la estructura y la organización que sigue la segunda sesión
del programa “Ruptura de pareja, no de familia” con preescolares.
PROPUESTA DE INTERVENCIÓN PSICOEDUCATIVA
Los contenidos están organizados en torno a cuatro bloques temáticos que determinan la
secuencia de las actividades. Se inicia la sesión recordando los conocimientos previos y
presentando de forma motivada la nueva propuesta. Se continúa con una fase de preparación
donde los niños recogen y asimilan la información necesaria para elaborar después su proyecto
personal. Posteriormente, se abre un período productivo donde los menores han de analizar,
clasificar y relacionar los conocimientos adquiridos anteriormente para construir su propio
concepto de familia. Se cierra la intervención con la presentación de la actividad para casa que
sirve para retroalimentar todo el proceso.
Bloque I.- Introducción: motivar a los menores hacia el centro de interés, partiendo de sus
conocimientos previos.
OBJETIVO. Motivar a los niños para que participen en el programa, retomando los contenidos
de la sesión anterior que sirven de base para presentar la siguiente propuesta.
a) PRIMERA ACTIVIDAD.- Comienza la sesión, en el “taller del recuerdo”, con la
exposición de los trabajos que se han realizado en casa. Seguidamente, los técnicos abren el
debate formulando la siguiente cuestión: ¿Qué es lo que más o ha sorprendido de la gran
noticia de Pobi? Tras intercambiar sus opiniones una marioneta se encarga de introducir la
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segunda sesión con las palabras que siguen: “¿Creéis que en todas las familias el padre y la
madre viven en la misma casa? ¿Qué sabéis de la familia? Si tuvieseis que describirme a
una familia ¿que características destacaríais? ¿Qué os parece si hoy hablamos de la
familia?
Bloque II.- Instrucción: aprendizaje de conceptos básicos que les permiten comprender e
internalizar que existen distintos tipos de familia.
OBJETIVO. Asimilar algunos principios generales que definen el concepto de familia desde
una perspectiva plural, y que les va a ayudar a aceptar, de forma normalizada, su modelo de
familiar como una categoría más dentro de los distintos tipos de familia que pueden existir.
a) PRIMERA ACTIVIDAD.- En el “taller del descubrimiento” se construye, de forma
interactiva, un mapa conceptual que recoge la composición de las familias de los
personajes del material psicopedagógico ¡Pobi ten dúas casa! En este caso, los técnicos
utilizan diversas preguntas que sirven para reforzar principios tales como: “existen
distintos tipos de familia y en todos ellos los niños son felices”.
b) SEGUNDA ACTIVIDAD.- En el mismo taller se escenifican mediante marionetas las
historias de las familias descritas anteriormente. El relato recalca los conceptos que
favorecen el desarrollo de una actitud tolerante hacia la diferencia a través de los
siguientes enunciados: “cada familia es distinta y en todas ellas sus miembros son
igualmente importantes y cumplen una función”.
c) TERCERA ACTIVIDAD.- Se retratan grafica y oralmente algunos modelos de vida
familiar presentes en otras culturas, evidenciando preceptos que resaltan la equidad de la
función parental y la validez de todos los modelos familiares. Para ello se emplean
afirmaciones como las que siguen: “los niños viven en familias distintas, y en todas ellas
sus padres les quieren mucho. Además, todos los modelos de familia son igualmente
válidos. En todas ellas tanto la madre como el padre deben ser igualmente importantes,
porque ambos se tienen que esforzar para lograr que la familia sea feliz”.
Bloque III.- Aplicación de los conocimientos adquiridos: construcción de un concepto de
familia, utilizando los principios que respetan y validan los diferentes modelos de familia
existentes.
OBJETIVO. Construir un concepto de familia que muestre respeto hacia la diferencia, aplicando
los conceptos aprendidos en el bloque anterior.
PRIMERA ACTIVIDAD.- El grupo se dirige al “taller de construcción” para desarrollar los
contenidos de este bloque temático. Se les pide que discriminen las definiciones que son
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apropiadas de las que no lo son, de manera que seleccionen la que contempla los diversos
modelos de familia existentes en nuestra sociedad. Para ello se exponen tres conceptos de
familia utilizando distintas series gráficas: la primera serie está conformada por imágenes
que representan distintas familias tradicionales, la segunda muestra sólo dos modelos de
familia y la tercera evidencia diferentes modelos de familia. Tras la elección de la serie
adecuada, el grupo debe argumentar las razones que han determinado su decisión, señalando
las limitaciones de los conceptos desestimados. De esta forma, se verifica si los niños han
comprendido e internalizado adecuadamente los principios necesarios para configurar un
concepto de familia flexible.
Inmediatamente, los menores van al “taller del recuerdo” para colocar el mural de
familia representativo de los distintos modelos. Seguidamente los técnicos, a modo de
retroalimentación, sintetizan los principios comunes a todas las familias.
b) SEGUNDA ACTIVIDAD.- Los menores describen a su familia actual, utilizando los
distintos materiales que están a su disposición en el “taller de construcción”. Antes de iniciar
la tarea los técnicos les indican que su propuesta debe transmitir lo que piensan y sienten con
relación a su familia y, además ha de integrar los principios trabajados en las actividades
precedentes. Es recomendable que los técnicos supervisen la elaboración de los proyectos,
recordándoles los elementos que han de reflejar.
c) TERCERA ACTIVIDAD.- Se cierra la sesión en el “taller del recuerdo” confrontando las
ideas previas a la intervención con los planteamientos que se han apuntado a lo largo de este
bloque temático. Seguidamente, los técnicos explican la tarea para casa que han de realizar
los menores con la ayuda de sus padres.
Bloque IV.- Refuerzo y consolidación: propuesta psicoeducativa para casa.
OBJETIVOS. Reforzar los contenidos aprendidos en la intervención grupal, involucrando a los
padres en las actividades que han de ejecutar los menores para automatizar y transferir las
habilidades adquiridas a los distintos contextos en los que interactúan.
a) ACTIVIDADES PARA CASA. Las tareas didácticas que se han de desarrollar en casa
son dos, a saber: por una parte, los padres y los hijos han de observar el material audiovisual
“Yo como Pobi quiero seguir aprendiendo a ser feliz”. A su vez, han de elaborar una
exposición que refleje los aspectos que les resultan agradables de su familia actual, esta
labor creativa ha de reflejar aquello que más le gusta o le hace sentirse orgulloso de su
familia actual. En este caso, los técnicos de menores informan al grupo que pueden utilizar
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distintos formatos (p.e., un dibujo, un mural, un collage, un objeto, una redacción, una
fotografía) para representar un sentimiento agradable con relación a su familia.
CONCLUSIÓN
Esta intervención ayuda a que los menores sean más tolerantes ante la diversidad,
llegando a aceptar cualquier tipo de familia y, por supuesto, asumir de forma positiva la propia,
posibilitando el incremento en la autoestima familiar. También, facilita el desarrollo de la
capacidad para reestructurar las concepciones erróneas que poseen acerca de la separación,
disminuyendo los sentimientos nocivos. Por ende, mejora la comprensión del proceso de
separación, percibiendo los cambios y las dificultades derivadas de esta situación de la manera
más favorable. En suma, creemos que tanto los menores como los progenitores afrontarán más
eficazmente los posibles eventos vitales estresantes vinculados al divorcio o a cualquier otra
situación que se les presente.
Al finalizar la implementación de este subprograma los técnicos del grupo cubren de
manera independiente un cuestionario, de manera que ambos evalúan el funcionamiento del
grupo y las necesidades de cada menor con relación a los conceptos y procedimientos abordados
en la presente intervención. Por tanto, esta evaluación sirve de feedback para orientar el diseño
de la siguiente sesión.
COMENTARIOS FINALES
La complejidad de esta problemática requiere una actuación coordinada de todos los
adultos significativos en la vida de los menores, especialmente la de los padres y de los
profesores (Fariña, Arce, Novo, Seijo y Jólluskin, 2001). Por ello estimamos que la escuela no
puede permanecer ajena a esta demanda social, por lo que ha de incorporar a su dinámica
curricular el desarrollo de habilidades cognitivas, emocionales y conductuales que permitan a
los menores superar adecuadamente cualquier evento traumático como puede ser la separación
de los padres. Ahora bien, hemos de señalar que para que esto sea efectivo la Administración ha
de proporcionar asesoramiento, formación y apoyo a dichos profesionales.
Por último, consideramos que la responsabilidad de la intervención preventiva, tal y
como apostillan Seijo, Novo y Fariña (2004), ha de recaer en profesionales especializados en la
implementación de programas que enseñen a la pareja a separarse y a los hijos a vivir en una
familia de padres separados.
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFÍCAS
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